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Epistemologías de la
antropología
Nicholas Thomas
Las posiciones
Al reflexionar sobre las consecuencias del trabajo de campo, el
ensayo de Geertz establece un precedente. Como es bien
sabido, Geertz no se centró en una definición formal de la
disciplina o de sus teorías, sino en lo que sus practicantes
hacían, a saber, etnografía. Para él, ésto significaba
descripciones densas ('thick descriptions') como la inscripción
interpretativa del discurso social, fundamentalmente en sus
expresiones interpersonales y locales, más que en su vertiente
institucional y global. Se trataba de un sugestivo retrato de
estilo analítico, con un sesgo hacia el conocimiento localizado,
que aún conserva su atractivo para muchos antropólogos,
incluyendo a quienes no se cuentan entre los partidarios de
Geertz (aunque hoy en día hay una preocupación cada vez
mayor con el "conocimiento local" de fenómenos más amplios,
como las naciones y las formas transnacionales). Sin embargo,
como caracterización de la etnografía, parece que se queda un
poco corta. La etnografía no es sólo descripción densa (lo cual,
como Geertz reconoció, también caracteriza a la novela); se
refiere al trabajo de campo y a la redacción, a una práctica y a
un género, y ambos tienen una ramificación en la epistemología
antropológica.
La construcción de la cultura
Hasta ahora, he sugerido en términos bastante generales que lo
que he llamado público ampliado de los textos antropológicos
ha creado un nuevo problema para la voz de la antropología.
Quizá este problema está singularmente ejemplificado por una
línea de investigación que conoció su auge durante el decenio
de los '80 y comienzos de los '90, hoy tal vez casi agotada. Me
refiero a la literatura sobre el tema de la invención de la
tradición y la identidad.
Las regiones
En este ensayo, he cuestionado lo que señalo como una noción
que tienen los profesionales con sentido común de la disciplina
como un campo intelectual constituido, por un lado por teorías
generales y, por otro, por estudios localizados. Ya he sugerido
que las implicaciones intelectuales del trabajo de campo
conducen a un público sumamente diferenciado del trabajo
antropológico, es decir, a una voz escindida, cuando no
confundida, y a expectativas contradictorias manifiestas en las
polémicas citadas, entre otros contextos.
La reflexión
La discusión emergente sobre el carácter distintivo de las
antropologías regionales y tradiciones nacionales se puede ver
como parte de una tendencia hacia una mayor conciencia de sí
mismo entre los antropólogos, aunque la tendencia ha sido
generalmente mirada con suspicacia en lugar de positivamente.
En este contexto se debe abordar un debate muy destacado de
los años '80. En la obra de Clifford y Marcus, Writing Culture
(1986) se observa la repentina introducción de la cuestión de las
cualidades literarias de la antropología y su relevancia para la
autoridad etnográfica. Este libro, al igual que la colección de de
Talal Asad, extensamente citada, Anthropology and the
Colonial Encounter (1973) era, de hecho una obra versátil y, no
obstante, fue mencionada insistentemente como si representara
un manifiesto de una posición particular. En este caso, la
posición fue tratada como una nueva afirmación del
subjetivismo. El conocimiento etnográfico no era una
representación acabada de otra cultura sino, antes que nada, un
artefacto de diálogo en el que la voz del etnógrafo era tan
importante como la del nativo y, en segundo lugar, un artificio
de textualidad, de autentificación de los recursos que otorgaban
un sentido de especificidad a un lugar, a la vez que volvía sobre
las convenciones de los viajes y de los relatos de viaje.
Las totalidades
A lo largo de los últimos veinte años se ha producido una
reorientación básica del pensamiento antropológico. De los
muchas tendencias que podemos citar, pienso que dos tienen
ramificaciones epistemológicas específicas. La primera tiene
que ver con el holismo, que durante mucho tiempo fue
fundamental en las ciencias sociales, y la segunda es la
importancia del lenguaje como metáfora dominante.
Los significados
Creo que es útil volver a las ideas clave de Geertz en su
influyente ensayo de 1973, sobre las descripciones densas.
Puede ser una medida para ver hasta dónde se han desplazado
los antropólogos desde entonces. En los años en que él escribió,
parecía evidente que los antropólogos, o al menos los
antropólogos interpretativos, buscaban "significados". El
análisis revelaba la trascendencia, la comunicación, la
codificación y el simbolismo. A pesar de las profundas
diferencias entre la antropología de Geertz y la de Lévi-Strauss
(que Geertz consideraba como la singular búsqueda de una
razón inmemorial), ambos suponían que el lenguaje y un
modelo lingüístico eran esenciales en la vida social y en su
análisis. La "descripción densa" era una descripción del
discurso, aunque el famoso ejemplo de Geertz no se refería a
palabras sino a gestos, parpadeos y guiños.
El lugar de la teoría
Finalmente, opino que la antropología debe ser entendida en un
modelo diferente a la jerarquía de descripción y análisis, datos y
teoría que tan a menudo se da por sentado en las discusiones
sobre el análisis cultural y social. Mientras que el compromiso
con lo particular suele ser entendido como una actividad
limitada circunscrita al empirismo filosófico, y sólo
legitimizada como base para un esfuerzo superior de
teorización abstracta, la práctica antropológica de hecho alza a
la teoría desde el nivel de lo abstracto a lo concreto. Como han
postulado, en diferentes términos y contextos, Marylin
Strathern (1988, 10), Michael Herzfeld (1987, 202-5) y otros, la
etnografía descriptiva puede ser concebida como un discurso de
orden superior o de segundo orden, que sólo es inteligible en
virtud de sus fundamentos teóricos y analíticos. Más que
cualquier otra disciplina, la antropología recuerda
constantemente a sus profesionales las pretensiones de nuestros
análisis, que pueden ser diferentes de los de nuestros sujetos de
observación, pero que evidentemente no tienen privilegios ni se
muestran autoritarios con ellos. Reconocer el carácter formador
del "trabajo de campo" con respecto al conocimiento
antropológico, no significa sólo preferir la teoría práctica a la
práctica teórica. También significa asumir el hecho de que no
trabajamos con informantes sino con cointérpretes.
References