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El carácter se trata del conjunto de rasgos psíquicos que se manifiestan en los modos típicos de actuación de
cada persona. Es una expresión de la personalidad afectiva total, es el resultado de la mezcla de los aspectos
emocionales, intelectual y volitivo de la personalidad, aspectos que son rasgos del carácter.
El carácter debe tener unidad y estabilidad. La unidad integra distintos dementos (tendencias, deseos,
instintos, necesidades) y les da un sentido. La estabilidad es la permanencia de la unidad. Sin las dos
condiciones no existe carácter pues las personas son inestables, caprichosas, cambian inesperadamente. El
verdadero carácter aparece desde la niñez y dura toda la vida.
Los distintos aspectos y cualidades psíquicas del carácter están ligados entre sí, forman una organización
relativamente integral, la cual es la estructura del carácter. Las cualidades del carácter no solo están
interrelacionadas sino que tiene coherencia forman sistemas (complejos sintomáticos) que permiten, si se
conocen algunas cualidades, deducir con certeza otras de ellas, por ejemplo, a la jactancia y agresividad le
son afines cualidades como la ostentación, la insensibilidad y la falta de sinceridad.
Para Carl G. Jung (1875 - 1951) los caracteres se reducen a dos tipos principales: introvertidos y
extrovertidos.
Los introvertidos se orientan hacia lo que ocurre en su interior, meditan mucho antes de actuar, son
vacilantes, desconfiados, miedosos. El extrovertido es atraído por las cosas externas, actúa rápido y después
piensa, tiene iniciativa y es práctico, se compromete con lo nuevo y lo desconocido
Theodule Ribot (1839 - 1916) remite a tres caracteres básicos: sensitivos, activos y apáticos.
Los sensitivos: son dominados por la naturaleza afectiva, por el sentir; son muy impresionables, inquietos,
pesimistas, contemplativos.
Los activos: viven para la acción, están llenos de energía, son optimistas y emprendedores.
El carácter de una persona influye mucho en el estudio, en el trabajo y en la vida diaria, o lo facilita o lo
dificulta. Es importante que las personas conozcan su carácter. Que conozcan sus puntos fuertes y débiles,
para que puedan saber qué pueden esperar de ellos. Y también, cómo deben ayudarse y estimularse en la
vida.
El nervioso:
2. El nervioso le falta orden, disciplina y perseverancia en las cosas. Tiene una voluntad débil, es inestable,
sociable, cariñoso y extrovertido.
3. En cuanto a su inteligencia, le cuesta la comprensión, la memorización y el razonamiento lógico de las
cosas.
4. Es perezoso, distraído. Trabaja solamente cuando la tarea coincide con sus intereses momentáneos.
El sentimental:
El Colérico:
El Apasionado:
1. Posee una gran memoria e imaginación. Tiene una gran capacidad de trabajo.
2. Vive siempre ocupado. Tiene afición al estudio y le gusta todo tipo de tareas.
3. Prefiere trabajar sólo. Estudia de forma ordenada y metódica.
4. Se destaca en lectura, historia, redacción y matemáticas.
5. Le interesa lo social, lo religioso y político.
El sanguíneo:
El Flemático:
El amorfo:
El Apático:
Todos estos rasgos caracterológicos son puntos de referencia. No podemos etiquetar la personalidad de las
personas, como si cada uno de ellos no evolucionaran con el tiempo o no tuviera nada propio.
No podemos confundir lo psicológico con lo moral clasificando a las personas en “buenos” y “malos”. Con
sabiduría podemos ayudarlos a crecer positivamente en sus características personales.