Sei sulla pagina 1di 14

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL P. P. PARA LA EDUCACIÓN


SUPERIOR
MISIÓN SUCRE
ALDEA: “JOSÉ ANTONIO MAITÍN”
PUERTO CABELLO – CARABOBO
UNIDAD CURRICULAR: COMPLEJIDAD JURIDICA,
JUSTICIA Y DIVERSIDAD

PLURALISMO JURÍDICO

FACILITADORA: PARTICIPANTES:
Abog. Yokalarys Pitre
Deisy Carrero

Manuel Reyes

Nelson Colina

ENERO - 2011
ÍNDICE
PAGINA

PORTADA

INTRODUCCIÓN 3
………………………………………………………………………
.

CONTENIDO

Derecho Consuetudinario 4
…………………………………………………….

Pluralismo Jurídico ………………………………………. 6


………………………

Referencias Constitucionales 8
……………………………………….……….

CONCLUSIÓN 12

BIBLIOGRAFIAS Y REFERENCIAS ELECTRONICAS 13

Página
2
INTRODUCCIÓN

El pluralismo jurídico implica la aceptación de que varios órdenes


jurídicos pueden convivir en un mismo espacio y tiempo, negando
la exclusividad estatal en la producción de normas jurídicas. En
estos últimos años, muchos analistas de la realidad jurídica
latinoamericana están utilizando en sus investigaciones empíricas y
en sus teorizaciones, este argumento del pluralismo jurídico.

Antes de abordar el tema se considera conveniente referirnos a la


teoría de Kelsen, el “monismo Jurídico” y al derecho
consuetudinario, a los fines de poder explicar con más claridad todo
lo concerniente al pluralismo jurídico.

Hacemos una definición de esta categoría sociológica y de los tipos


que existen. Por último, analizamos brevemente el caso de
pluralismo jurídico en Venezuela.

Este trabajo pretende esbozar algunos criterios que ayuden a hacer


más comprensible la nueva realidad jurídica de muchos países, en
los cuales coexisten varios sistemas jurídicos, en el caso estudiado,
el derecho consuetudinario indígena y el derecho estatal. En la
parte final de este escrito, encontrarán un breve análisis de algunos
artículos de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, en donde tutela el derecho de los pueblos y
comunidades indígenas.

Página
3
DERECHO CONSUETUDINARIO

Antes de entrar de lleno al tema del pluralismo jurídico, es


necesario repasar el término de Derecho Consuetudinario, que no
es más que el conjunto de normas de tipo tradicional, con valor
cultural, no escritas ni codificadas, que están perpetradas en el
tiempo y que son transmitidas oralmente por los miembros de una
comunidad para luego ser reconocidas y compartidas por el grupo
social, como es el caso de los pueblos indígenas.

Se ha sugerido que su base de eficacia y validez, reside en el


visto bueno del Estado, así como en la ideología jurídica dominante.
El derecho consuetudinario es tomado en cuenta, sólo cuando el
derecho oficial deja un espacio abierto, por ejemplo, para ser
aplicado de manera supletoria a las normas jurídicas estatales. De
esa manera no es sustitutivo del orden legal dominante y no es
reconocido como sistema de regulación y control con plena vigencia
y autonomía para ejercerse dentro del territorio.

Inicialmente sólo al individuo se le reconoció como sujeto de


derecho, desconociendo a otros actores, este derecho. Claro está,
se trataba de una igualdad meramente formal, que a la postre llevó
a la desigualdad material, pues no existían las mismas
oportunidades para todos los individuos de un mismo grupo social.
A su vez, existen grupos colectivos con especificidades culturales
propias, como lo son los pueblos indígenas, que tienen una
dimensión distinta de la vida (cosmovisión) y formas de resolver los
conflictos entre sus miembros.

Página
4
Los orígenes del Derecho Consuetudinario se entierran en los
mismos orígenes de lo que entendemos por sociedad. Sin embargo,
la doctrina actual ha logrado identificar dos elementos
imprescindibles para que una conducta califique como costumbre y
tenga efectos jurídicos:

• Uso repetitivo y generalizado.- Sólo puede considerarse


costumbre un comportamiento realizado por todos los miembros de
una comunidad. Se debe tener en cuenta que cuando hablamos de
comunidad, lo hacemos en el sentido más estricto posible,
aceptando la posibilidad de la existencia de comunidades
pequeñas. Así mismo esta conducta debe ser una que se repite a
través del tiempo, es decir, que sea parte integrante del común
actuar de una comunidad. Difícilmente se puede considerar
costumbre una conducta que no tiene antigüedad, una comunidad
puede ponerse de acuerdo en repetir una conducta del día de hoy
en adelante pero eso no la convierte en costumbre, la convierte en
ley.

• Conciencia de Obligatoriedad.- Todos los miembros de una


comunidad, deben considerar que la conducta común a todos ellos
tiene una autoridad, de tal manera que no puede obviarse dicha
conducta sin que todos consideren que se ha violado un principio
que regulaba la vida de la comunidad. En ese sentido, es claro que
existen conductas cuyo uso es generalizado y muy repetitivo pero
que no constituyen costumbre en tanto no tienen emparejado el
concepto de obligatoriedad. Eso diferencia al derecho de la moral y
la religión. Solo con la confluencia de estos dos elementos es que
podemos considerar que nos encontramos frente a una costumbre
como fuente de derecho, es decir, fuente de derechos y deberes.

En todas las sociedades humanas que han generado un


Derecho. La formación de este Derecho consuetudinario se enraíza
en la naturaleza racional y social del hombre. La formación de la
regla consuetudinaria en la sociedad internacional está en relación
directa con los rasgos básicos de esta sociedad. Si la hemos
caracterizado como una integrada por sujetos independientes e
insolidarios, aunque forzados a una convivencia, la costumbre en

Página
5
sus peculiaridades y origen, refleja bien esos caracteres. Es decir,
para sus redactores, la costumbre no era tanto fuente, esto es,
agente creador de la regla, sino más bien expresión del necesario
consentimiento. Las mismas características de esta sociedad hacen
que la costumbre, sea fuente autónoma, sin sujeción a las fuentes
escritas. Coincide, la norma interna consuetudinaria con la
internacional, en el carácter relativamente pacífico en su proceso
de formación. Por supuesto se da que la regla consuetudinaria
internacional no deja de ser, al igual que la interna, expresión de un
compromiso entre intereses contrarios, pero en una y otra la
articulación de los consensos y disensos, de los que surgen las
reglas consuetudinarias, se realiza de modo menos perceptible,
más discreto a como se opera la confrontación de esos mismos
intereses en la elaboración de la regla convencional o de la norma
legal. Su carácter flexible y evolutivo la hace especialmente apta
para acomodarse a las mutaciones estructurales que la sociedad
internacional realiza. La norma consuetudinaria en este sistema
tiene sobre la regla escrita un valor que perdió en el Derecho
interno. El conjunto de las normas consuetudinarias constituyen el
substrato más profundo de la normatividad internacional: Las
normas que regulan el proceso de creación normativa en el sistema
jurídico internacional son en buena parte reglas consuetudinarias. El
trato privilegiado que en la incorporación a su sistema jurídico
confieren determinados Derechos estatales a normas
internacionales lo es a normas consuetudinarias, con exclusión de
las reglas convencionales.

PLURALISMO JURIDICO
Hay que distinguir el pluralismo jurídico social y el formal. El
pluralismo Jurídico Social, es cuando el derecho oficial, no reconoce
la coexistencia de dos o más sistemas de derecho, es decir, es la
posibilidad que los jueces, en algunos casos, tomen en cuenta, en
sus providencias, los sentimientos, las opiniones y las obligaciones
sociales derivadas de normas (folk law), sin ser esto un mandato
formal del derecho estatal.

Página
6
Se define al Pluralismo Jurídico Formal, cuando hay el
reconocimiento por el Estado, de la coexistencia de varios sistemas
jurídicos.

Podríamos sintetizar, que el llamado pluralismo jurídico, no es


más que una categoría sociológica que nace en tanto que coexistan
dos o más sistemas normativos dentro de un mismo espacio social
o geopolítico, todo lo cual implica que deberá dársele cabida a las
instituciones y sistemas jurídicos propios de los pueblos indígenas,
para solventar los conflictos.

Debemos referirnos, con la intención de hacer más


compresible el tema objeto de este trabajo, a la teoría jurídico
positivista de Kelsen, que impuso el llamado “monismo jurídico”,
que concibe al estado como la única entidad capaz de crear
normas, procedimientos y estructuras administrativas y judiciales
para regular conflictos que se plantean entre los miembros de una
sociedad, a través de los órganos del poder público, es decir, que
ello implica el monopolio de la violencia legítima y la producción
jurídica, sin dar espacio a otros sistemas jurídicos. El pluralismo
jurídico o legal como uno de los nuevos paradigmas o ejemplos
surgidos en los últimos años, ha cuestionado la concepción del
derecho estatal, su exclusividad en la elaboración de normas
jurídicas.

Es a partir de las dos últimas décadas del siglo XX, cuando


algunos países latinoamericanos reconocieron de manera expresa
en sus cartas políticas el carácter multiétnico y pluricultural del
estado, admitiendo, además, la coexistencia paralela o alternativa
de los sistemas normativos de los pueblos indígenas con el derecho
estatal, es decir, el pluralismo jurídico dentro del ámbito de la
administración de justicia. En todas estas constituciones se
reconocen el derecho consuetudinario y la jurisdicción especial
indígena.

Partiendo de que los pueblos indígenas tienen una


identificación cultural preexistente al estado venezolano, y que,
además, poseen una identidad cultural, distinta de los demás

Página
7
habitantes de la República y, por ende, tienen derechos distintos al
resto de los ciudadanos, fue lo que condujo a los legisladores
venezolano a reconocer el derecho consuetudinario indígena,
llamado, también, derecho tradicional o costumbre jurídica.

Con el reconocimiento de diversidad étnica y cultural en la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se dio paso
a un nuevo sujeto de derecho, los pueblos o nacionalidades
indígenas, dejando de ser una realidad cierta y legal, para
constituirse en sujetos de carácter colectivo de derechos
fundamentales.

Con este derecho colectivo se les reconoce a los pueblos


indígenas su derecho a la autodisposición o capacidad
autoregulativa. Lo cual implica la admisión de las actuales normas
consuetudinarias, como aquellas que supongan una modificación de
las existentes, dado su carácter dinámico; es decir, se les reconoce
a los pueblos indígenas su potestad legislativa específica para
producir normas.

El establecimiento de este importante derecho colectivo,


posibilita a su vez un doble reconocimiento. En primer lugar,
reconoce la jurisdicción indígena especial, es decir, la potestad
pública ejercida por las autoridades indígenas legítimas de los
distintos pueblos y comunidades indias, para ejercer funciones de
justicia, de acuerdo con sus tradiciones, usos y costumbres, con
capacidad incluso de crear y modificar normas. La competencia que
se les asigna a estas autoridades se extiende no sólo a la resolución
de conflictos de orden criminal, sino también que puede ser
aplicable a los asuntos laborables, mercantiles y civiles existentes
entre los indígenas., en segundo lugar, reconoce además el uso del
derecho consuetudinario indígena y sus propios procedimientos
para resolver conflictos. En principio, debemos entender que la
potestad de administrar justicia de las autoridades indígenas
tendría cabida plena dentro de las unidades político-territoriales, es
decir, en los hábitat y/o municipios indígenas, sobre todo si el
conflicto se plantea entre dos indígenas (integrados o no

Página
8
integrados) del mismo grupo étnico; no obstante, desde una
perspectiva intercultural, se podrían ampliar estos límites.

REFERENCIAS CONSTITUCIONALES
En el caso venezolano, la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (CRBV), declara, en el Preámbulo, al
estado venezolano, como una nación pluricultural, multiétnica y
multilingüe, reconociendo de manera expresa y formal, un capítulo
que consagra los derechos propios y vitales, de los distintos pueblos
y comunidades indígenas, que garantizan su organización social y
económica, sus culturas, usos y costumbres, así como, sus
religiones e idiomas, vale decir, su identidad cultural como pueblos.

Para garantizar el respeto de los derechos específicos y


vitales de los pueblos indígenas, todas las demás disposiciones
legales, deben ser interpretadas bajo el nuevo contexto
intercultural, todo en atención al artículo 7 de la constitución.

En atención a lo dicho en el párrafo anterior, el principio de


igualdad y no discriminación de todos los ciudadanos ante la ley,
plasmado en el artículo 21 de la carta magna, debe ser
interpretado a luz de esa visión antropológica. Es decir, los
miembros de los grupos indígenas, por ser personas humanas, tiene
derecho a disfrutar de manera indiscutible de todos los derechos
(individuales y colectivos) existentes en los textos internacionales
de derechos humanos, por aplicación de los principio de igualdad y
no discriminación. Sin embargo, los indígenas poseen, además, una
identidad étnica y cultural distinta de los demás habitantes de la
república y, por lo tanto, tiene derechos distintos al resto de los
ciudadanos. Esto último no atenta contra el principio de igualdad,
sino que, por el contrario, intenta rescatar la identidad cultural de
estos pueblos, que fue sepultada durante siglos por el proceso de
aculturación de grupos dominantes. Esta discriminación positiva fue
materializada en el numeral 2 del artículo 21 de nuestra carta
política.

Página
9
En cuanto a la garantía del debido proceso, consagrado en el
artículo 49 del texto fundamental, podríamos decir que debe
exigirse una atención especial a los miembros de estos grupos,
pues en la mayoría de los casos, se trata de personas con
condiciones socio-económicas precarias.

Por otra parte, la garantía al debido proceso, abarca a su vez


el derecho a un intérprete para aquellas personas que no hablen o
no puedan comunicarse en el idioma castellano. A su vez, el
artículo 9, reconoce las lenguas de los distintos pueblos indígenas,
como idiomas oficiales en las respectivas entidades federales y/o
municipios indígenas donde se encuentren asentados estas
culturas.

El derecho a un intérprete, fue expresamente reservado en el


ordinal 4º, artículo 125 del Código Orgánico Procesal Penal
(COPP) a favor del imputado. A pesar de ello, si un indígena acciona
en juicio en el idioma castellano, no podrá pretender que el tribunal
esté en la obligación de colocarle un traductor para la traducción de
las actas al idioma indígena, tal como lo dejó sentado la Sala
Constitucional, en sentencia del 20 de diciembre de 2000 (caso
pueblo Pemón contra EDELCA), sin violar por ello el derecho a la
defensa, pues en ese caso sostuvo que existía la presunción del
dominio de la lengua castellana.

En lo que se refiere al derecho a ser juzgado por sus jueces


naturales, estipulado en el ordinal 4º, artículo 49 del texto
constitucional, también tiene sus tropiezos cuando los enfrentamos
a la potestad jurisdiccional que tiene las autoridades naturales de
los pueblos indígenas. En atención a las tres suposiciones
establecidas en el artículo 260 de la constitución, es decir, un
hecho cometido entre miembros de una mismo pueblo o
comunidad, dentro del mismo hábitat y bajo las normas
tradicionales de ese mismo pueblo, podríamos aceptar que
correspondería a las autoridades naturales indígenas la
competencia para conocer y resolver ese conflicto, como
jurisdicción especial reconocida constitucionalmente y no a la
jurisdicción penal ordinaria.

Página
10
El artículo 49, numeral 1 de la Constitución Bolivariana,
también garantiza el derecho a la defensa y la sucesiva asistencia
jurídica del procesado, lo cual implica la asistencia de un abogado
público o privado que asuma la defensa técnica del caso, durante el
proceso. Por su parte, el artículo 12 COPP, garantiza la
inviolabilidad del derecho a la defensa y a la igualdad en todo
estado y grado del proceso. Es por ello, que los indígenas tienen el
derecho irrenunciable de contar con una defensa profesional
idónea.

Debemos significar que aparte del capítulo de los derechos


indígenas, existen otras disposiciones constitucionales que se
vinculan estrechamente con tales derechos colectivos, como es el
caso del artículo 260 de la Constitución Nacional, en el cual se
reconoce por primera vez la jurisdicción indígena como mecanismo
alterno de justicia. Esta norma constitucional permite propiamente
de un Estado pluricultural, es decir, se reconoce de manera oficial a
una sociedad que no es homogénea y que permite la coexistencia
de dos o más sistemas normativos. Todo ello va a permitir que las
normas estatales y las no formales convivan en armonía.

Por otro lado, el reconocimiento del derecho y la jurisdicción


indígena, amplía y enriquece la noción de Estado democrático y
social de Derecho y de Justicia, establecido en el artículo 2 de la
Carta Suprema Venezolana.

Otra cuestión que consideramos muy importante señalar, es


que se trata de una jurisdicción autónoma en sentido estricto, al
igual que la jurisdicción militar y la justicia de paz, en el cual deben
existir relaciones de coordinación y subordinación con el sistema de
justicia nacional, tal como lo indica el mismo artículo 260 y por el
principio de supremacía constitucional pautado en el artículo 7 del
Texto Constitucional, debiendo respetar el principio de la
interdependencia y colaboración con los demás poderes públicos a
los fines del Estado, conforme lo ordena el artículo 136 de la
constitución. Ello por razones de seguridad y soberanía nacional.

Página
11
Por otra parte, la constitución también estableció en el
artículo 253, que el origen de la potestad de administrar justicia
dentro de la República de Venezuela, emana de los ciudadanos o
ciudadanas, es decir, de todos los miembros del pueblo venezolano,
incluyendo por supuesto, a los indígenas. El artículo 62
constitucional, que establece la participación de los ciudadanos en
los asuntos políticos. De tal forma que el reconocimiento de la
justicia indígena en el contexto constitucional, está en perfecta
armonía con el Proyecto de Declaración de las Naciones Unidas,
sobre los Derechos de las Poblaciones Indígenas, que en su
artículo 33, expresa: “Los pueblos indígenas tienen derecho a
promover, desarrollar y mantener sus estructuras institucionales y
sus costumbres, tradiciones, procedimientos y prácticas jurídicas
característicos, de conformidad con las normas de derechos
humanos internacionalmente reconocidas”.

El artículo 272 del CRBV, cuando prevé los mecanismos


alternos de cumplimiento de penas, está en completa armonía con
el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la
Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.), conocido hoy en
Venezuela como la Ley No. 41.

De tal manera que este convenio, al ser ratificado por el


gobierno venezolano, adquiere el rango de norma constitucional de
obligatorio cumplimiento por parte de todos los órganos públicos
del Estado, conforme lo ordena el artículo 23 de la vigente
Constitución, por lo que su contenido debe ser tomado en cuenta en
todos los casos de interpretación intercultural que se hagan de las
normas existentes, incluso en materia penal. Por último, la única
limitación que impone el Convenio 169 al derecho indígena en
cuanto que el ejercicio de esa potestad, es la no vulneración de los
derechos humanos fundamentales reconocidos en los tratados
internacionales de derechos humanos y ratificados por Venezuela.

Página
12
CONCLUSIÓN

La Asamblea Nacional Constituyente, que se instaló el 25 de julio de


1999, con una participación activa de dirigentes indígenas, se hizo
eco de los reclamos y exigencias del movimiento indígena mundial
y de los cambios profundos experimentados en las constituciones
de los países del hemisferio, con población indígena.

De manera pues, que formalmente la constitución venezolana de


1999, saldó la deuda histórica y social que teníamos con nuestros
pueblos originarios, y se coloca a nivel internacional en un peldaño,
bien alto, en materia de derechos humanos indígenas.

A pesar de la plataforma constitucional y legal, el Código Orgánico


Procesal Penal, no ha tomado en cuenta la nueva realidad jurídica

Página
13
intercultural en ninguna de las etapas del proceso, ni se ha
considerado a la justicia indígena como mecanismo alterno a la
producción del proceso, menos aún se ha establecido
procedimiento alguno de tratamiento especial para indígenas
involucrados en hechos punibles; tampoco previó los posibles
conflictos de competencia que pudieran presentarse entre
jurisdicción penal ordinaria y el nuevo indígena, ni la solución de
ellos.

Podemos finiquitar, que es posible la coexistencia de varios


sistemas de justicia en un mismo espacio geopolítico. En caso
venezolano se da en el caso de los pueblos indígenas, en
correspondencia a lo establecido en la constitución, como norma
suprema.

BIBLIOGRAFÍA

- Código Orgánico Procesal Penal. Gaceta Oficial de la


República Bolivariana de Venezuela, Nº 5930 Extraordinario
del 4 de septiembre de 2009.

- Garay, Juan. La Constitución Bolivariana (1999). Editorial


Corporación AGR, SC. Reedición actualizada, marzo 2009.

Página
14

Potrebbero piacerti anche