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1
QWL reimpreso en J. L. Crenshaw, Studies in Ancient Israelite Wisdom, 1976, 220-244.
QOL reimpreso en R. Gordis, Poets Prophets and Sages, 1971, 104-159
puede ser abusada y puede llevar a la imposición de presuposiciones del
comentador sobre el texto.
Antes de buscar criterios para identificar las citaciones, es necesario
definir claramente qué es lo que estamos buscando. R. Gordis define citas
como…
He oído que se dijo: “La sabiduría aventaja a la necedad, como la luz a las
tinieblas; El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas.
Pero también yo sé que lo mismo ha de acontecerle al uno como al otro.
(Qo 2,13-14)4
3
R. Gordis, Koheleth –the Man and his World, 19552
4
Ibid 140
5
Ibid. 174
6
Las frases citadas en QWL 135-136 SON “Yo he visto que” en 2,13 y “aunque yo sé la vista
que” en 8,12b. “yo he visto que” (una traducción correcta de )וראית אני ש־es claramente
insuficiente para marcar una citación. En 9, 17-18 R. Gordis tiene “Se ha dicho…pero yo
digo” donde el autor no tiene nada.
propia actitud de Qohelet a cerca de este sentimiento herético. Si Qohelet
fuera coherente e inequívoco en rechazar la ley de recompensa y castigo y el
valor de la sabiduría, uno podría estar más justificado en insistir que la
alabanza de la sabiduría en 2, 13-14ª y la afirmación de la ley de retribución
en 8, 12b-13 no pueden ser comprendidas como están dichas por Qohelet.
Pero Qohelet afirma en otros textos el valor de la sabiduría -7,19; 8,1; etc. –y
el sostiene o supone la acción de la retribución en 3,17: 5,5; 7,17; 10,8 (cf.
10,9) 11,9b y especialmente en 8,5: “El que guarda un mandamiento no
sufrirá nada malo.” Es arbitrario elegir 2,14-14ª para excluirlo como algo
imposible en el contexto del pensamiento de Qohelet.
Según R. Gordis, las frases de citación que el comentador puede
proveer incluyen: “Tu dices…yo digo” (Job 12,12-13-QOL 209); “Porque yo
pensé” (Qo 31,2.14 –QOL 189-190; 27,7 –QOL 193); “Él nunca pide” (Qo 4,8 –
QOL 194; Aquí R. Gordis le hace citar a Qohelet lo que alguien no dice ni
siquiera piensa en decir. ¿Se le puede llamar a esto una citación?); “tu
admites” (Job 12,6 – QOL 216; aquí hace que Job cite a sus amigos que
parafrasean las ideas de Job)7. Con tal flexibilidad hay pocas dificultades que
el comentador no pueda resolver con facilidad. Pero sería dudoso que el
autor supusiera tanta agilidad por parte del lector. El problema es que la
hipótesis de citaciones sin controles le permite al intérprete eliminar lo que
él decida que no encaja en el contexto, tanto como anteriores comentadores
eliminaron dificultades mediante el recorte de “glosas”8.
No puedo ofrecer aquí un análisis comprensivo o una descripción de
los modos en los que un autor puede señalar al lector que la voz que está
hablando está cambiando, pero quisiera indicar lo que parece ser el criterio
principal para discernir citaciones. Lo que sigue no es un intento de
presentar una fórmula para identificar mecánica e inequívocamente
citaciones, sino un intento de descubrir algunos lineamientos más definitivos
y verificables que el sentido del comentador según el cual el contenido de un
texto sería más apropiado ponerlo en la boca de otro orador. Por supuesto
que hay casos donde el contenido del texto muestra claramente y sin dudas
que la voz que habla ha cambiado, como cuando un profeta (o Dios) cita las
palabras penitenciales del pueblo9. Pero ya que hay casos donde ciertas
palabras que no son una citación aparecen a ciertos intérpretes como si lo
fueran, y debido a que hay casos donde el contenido no es decisivo, aunque
una citación sería probable, lo mejor es encontrar indicadores formales de
citación.
7
En realidad ellos no han admitido tal cosa como está afirmado en 12,6.
8
El problema de discernir las citaciones no es, de todos modos, muy semejante al de
discernir glosas. Un glosador puede querer que su adición sea entendida como escrita por
el autor y por lo tanto éste trataría de no diferenciar tal adición de la voz del narrador,
aunque estas adiciones no sean realmente del autor y pueden distorsionar lo su significado.
Es más difícil descubrir criterios claros para reconocer glosas porque el creador de una
glosa frecuentemente no quiso que el lector la reconozca como tal. El discernimiento de
glosas es entonces por lo general un asunto muy incierto. Las citaciones, por otro lado, son
incorporadas en el texto por el mismo autor y sirven a su intención. Si él no nos hace saber
que las palabras no son del narrador, probablemente quiere decir que ellas representan el
pensamiento del narrador.
9
Ver más adelante, n. 17
Antes que nada debemos establecer una distinción clara entre dos
usos literarios, ambos llamados citaciones, pero que en realidad tienen poco
en común: entre citaciones de otra fuente dichas en la voz del narrador
como sus propios pensamientos, y citaciones que tienen que ser reconocidas
como dichas por otra voz para que éstas sean comprendidas (llamemos a
estas últimas citaciones atribuidas). (Ver mi definición más arriba)10. Para
estas últimas debemos encontrar criterios formales. Para el primer tipo no
hacen falta criterios formales, ya que mientras el reconocimiento de este
tipo de citación puede enriquecer nuestra comprensión del texto, no lo
cambiará en su esencia11. Si uno usa el proverbio “Más vale tarde que
nunca” en una conversación, importa muy poco que el oyente sepa que está
escuchando una citación proverbial. (Ver mi definición más arriba). Para
estos últimos debemos separar el primer tipo de citación llamándolas quizás
“proverbio acuñado” o “préstamo literario”. Para la interpretación, este tipo
de citación representa las propias palabras del narrador. Satán muy
probablemente está usando un proverbio acuñado en Job 2,4 (QOL 196-197),
pero el versículo puede ser interpretado como si todas fueran las mismas
palabras de Satán. Otra citación de este tipo es la de Qo 4,12, “El cordel de
tres hilos no se rompe fácilmente.” Sabemos que esta es una citación
proverbial12, pero ya que Qohelet no atribuye las palabras a otra voz,
entendemos el proverbio como si lo hubiera compuesto él mismo. En otras
palabras, lo más importante para el significado de un texto es que para que
10
La citación debe distinguirse de la ironía, lo que R. Gordis no hace en su definición. En la
ironía se expresa un sentimiento que en la superficie no es del autor implicado (aunque
podría ser del orador, si este último se distingue del autor y se lo toma como un objeto del
ridículo). Pero en la ironía el orador no esta citando. Si transferimos una afirmación irónica
a otro orador, esta cesa de ser una ironía. Por ejemplo, si en 1 Re 18,27 ponemos un
verbum dicendi antes de “ כי אלהים הואporque él es Dios” –un sentimiento que
ciertamente no es de Elías –y traducimos “…porque tú dices, ‘él es Dios, etc.’”, -hemos
eliminado la ironía. Pero en algunos casos es difícil saber si las palabras deben ser
tomadas como una citación o como una ironía. El mejor estudio del proceso de comunicar
e interpretar la ironía es el de W. Booth, A Retehoric of Irony, 1974.
11
Puede ser instructiva una comparación con la literatura moderna. T. S. Eliot hizo un uso
extensivo de citaciones y de ecos de literatura anterior. C. A. Bodelsen, (Four Quarters de
T. S. Eliot, 19662, 16, indica que mientras el uso de citaciones (no marcadas) acentúa la
ironía y la economía verbal de T. S. Eliot, generalmente no es necesario saber cuál es la
fuente. Esto es, una citación no marcada puede ser entendida como palabras del
orador/narrador. Cuando T. S. Eliot cita a San Juan de la Cruz en “East Coker”, el
reconocimiento de la fuente puede ayudar en la comprensión del fondo del misticismo de
T. S. Eliot, pero no es esencial para la comprensión del significado de T. S. Eliot. Él se ha
apropiado de estas palabras. Más frecuentemente él cita una frase de tal manera que le
da un nuevo sentido, muchas veces irónico. El conocimiento de la fuente nos hace
sensibles al tono de la ironía, pero el significado básico de la citación depende de su
nuevo contexto, no de su significado en su fuente. Si esto no fuera así, no podría haber
una disparidad en la producción de ironía entre los sentidos primarios y secundarios. En
todos los casos de este tipo de citación en T. S. Eliot, no es claro que hubiera algún valor
en reconocer que él está citando si uno no conociera el contexto original –y esta es la
situación de la mayoría de las citaciones en la literatura bíblica.
12
Gilgamesh II. 103-104. Ver A. Shaffer, הרקע המיסופוסמי של פוהלת ד, טיב
־ Sefer Sukenik,
Eretz Israel 8 (1967), 246-250; idem, ידיעות חדשות על מפור יהחוט המשולש. Sefer Albright,
Eretz Israel 9 (1969), 159-160.
el lector entienda que ciertas palabras son citadas, el escritor debe mostrarle
lo más claramente posible que lo son. Ben Sirá también cita extensivamente
utilizando la fraseología bíblica en la formulación de su propia sabiduría 13. El
tipo de citación que se encuentra en Pirqê Avot (QOL 201) es de este tipo –
los maestros usaron versos bíblicos o fraseología como sus propios lemas.
Muchos piyytuim medievales son compuestos casi totalmente de citaciones
bíblicas ensambladas de una manera tal que se les da un sentido nuevo. En
muchos casos de proverbios acuñados o préstamos, el conocimiento de la
fuente enriquece nuestra consciencia de las alusiones que la citación
contiene, pero estas alusiones son controladas y restringidas por su nuevo
contexto. En todos los casos, el autor es responsable de las frases y
oraciones que usa como si fueran sus propias palabras.
Vayamos ahora a las citaciones atribuidas, donde el significado del
texto depende de que el lector reconozca un cambio a otra voz. La pregunta
que se nos presenta es: ¿En qué condiciones está el lector para considerar
que ciertas palabras pertenecen a otra voz distinta de la del orador
principal? Sugiero que los siguientes son los principales medios utilizados
para marcar citaciones.
ֹ ֑ לא
מר ֵ ֖ ָ שר
ֵ אל ַ ֥ ד
ְ מת י ְ לא
ע ־ ֶ ֔ ָ של הַז ֶ ֙ה ל
ַ כם ָ ֤ מ
ָ ַמה־ה
ָֽ
“¿Qué queréis decir al usar este proverbio en la tierra de Israel” (12,22);
“ האמריםquienes dicen” (refiriéndose a los falsos profetas, 13,6), etc.
El salmista introduce palabras que él había dicho antes en su
angustia con la frase “ אמדתי בחפזי אניdije en mi angustia”. Hay
muchas maneras de establecer una clara distancia entre la voz
hablante y las palabras citadas14.
Aquí tenemos dos citaciones dichas por los enemigos del salmista.
Están marcadas “disparan el labio”15, ya que estas acciones implican
por פהָ ֗ ש
ָ ְטירו ֜ב ֥ ְי ַפ
ִ claramente
formas de hablar. Las citaciones de aquí en más están marcadas
por el cambio de persona y por el número (singular o plural): La
2da sing. en v. 9ª ( ֣)ֹגלy la 3ra sing. en 9b tienen sus antecedentes
en la 1ra sing. del v. 8, de tal manera que el cambio de
perspectiva está indicado claramente.
Hay también un sujeto presente (además del orador) a quién la
citación puede ser atribuida: “ כל ראיtodos los que me ven”.
Aquí las citaciones son marcadas por los sustantivos “ פיוsu boca” y
“ דבריוsus palabras”. El sujeto citado es el enemigo, mencionado en el v. 4
cuyas actividades están descriptas en los versos precedentes. Estamos
entonces preparados para escuchar sus palabras, y el cambio de perspectiva
está, además, marcado por el cambio de la 2da singular en el v. 23. De
manera semejante en Sal 2,2-3, “ נֺוסדוconspiran juntos” es un verbo virtual
de locución y el cambio a la primera persona del plural deja no duda de que
los sujetos del plural del v. 2, los reyes, están siendo citados aquí16.
Estos ejemplos de ciertas citaciones proveen tres criterios para
discernir citaciones atribuidas: (a) hay otro sujeto además del
orador/narrador principal presente en la vecindad inmediata de la citación,
de tal manera que el lector no tiene problema en saber quién es el orador
citado. (b) Hay un verbum dicendi virtual –un verbo o sustantivo que implica
locución. (c) El cambio a la perspectiva de la voz citada es señalado por un
cambio gramatical en el número y en la persona. La presencia de esta última
señal depende en gran medida de contexto de la citación y podría estar
inevitablemente ausente, pero cuando está presente, frecuentemente es la
más clara de las tres señales. El cambio de perspectiva puede ser decisivo
15
Mejor: “disparan con el labio”, i. e., “escupen” palabras.
16
El significado radical de )נֺוסדו )יסדsugeriría la traducción “se plantaron firmemente” o
“se sentaron juntos” o algo en este sentido. Pero la palabra se confundió con consejo. En el
Sal 31,14, בהוסדם יחד עלי, “cuando conspiran juntos en contra mía”, es una ocasión de los
enemigos del salmista para calumniarlo.
cuando se combina con la mención del nombre del orador principal dentro de
las palabras citadas17.
Donde no estuviere ninguna de estas señales las palabras podrían
todavía ser una citación, pero la probabilidad sería más baja18. Ciertamente
no esperaríamos encontrar ideas citadas que contradigan las intenciones
básicas del narrador a no ser que haya señalización suficiente. Pero por
supuesto que hay casos límite y debatibles. Un ejemplo donde la
probabilidad de citación es menos pero todavía discutible es la del Sal 109,
5-20 (QOL 168-169). Se podría alegar que el sujeto, los enemigos, está
claramente presente (el רשעen el v.2), que los verbos de la citación están
presentes, aunque a la distancia (v. 2-3), y que hay cambios gramaticales de
perspectiva en el v.6. Pero otro lector podría sostener que la continuidad de
los verbos virtuales de locución está interrumpida por los v. 4-5, que v. 6-9
es un pasaje demasiado largo para que sea sólo una citación de los malos
deseos de los enemigos, que la 3ra masculino, singular de v. 6refleja la 3ra
masculino, singular del v. 2, y que de hecho el pasaje es la oración del
salmista, introducida por el verbum dicendi virtual, ואני תפלה19. Podría darse
que un caso no tenga solución, pero al menos es posible presentar
probabilidades sobre la base de criterios aceptados y no sólo
presuposiciones sobre la intención del autor20.
17
E. g., Is 1,9; Jer 3,22b-25; 14,7-9. No obstante, no está claro si deberíamos leer estos y
textos similares como citaciones de gente o como las palabras del profeta hablando por la
gente, posiblemente en un ámbito litúrgico (ver H. W. Wolff, Zitat, 47). En el último caso,
estos textos no son en realidad citaciones sino más bien una reversión a la voz del orador
principal, el profeta, que está citando a Dios en el pasaje precedente. Las señales para el
cambio de voz son similares en ambos casos.
18
La posibilidad de menos señales en una citación atribuida es mayor cuando hay una
escritura canónica con la cual la audiencia es muy familiar y que es comúnmente citada
como texto de prueba. No hay evidencia de este tipo de canonización en los tiempos bíblicos
o del tipo de textos de prueba tan común en la literatura rabínica. En b. Sabb 30 a (QOL
185) Dios cita un versículo de un salmo (Sal 84,11), o sea que cita a David, en una discusión
con David. No hay ninguna frase de citación pero el lector deba notar que “tu corte” es la de
Dios, no la de David. El lector es ayudado a reconocer la citación antes que nada por la
naturaleza del pasaje, que es en gran parte una serie de citas de la escritura canónica, de
tal manera que él espera que sigan más (citaciones). Cada vez que Dios habla en este
pasaje, él comienza con una citación. El lector es además asistido por la presencia de כיal
comienzo de las palabras de Dios, lo que básicamente es una dicción bíblica. Ciertamente
en el Midrash, conde el texto es por su misma naturaleza un comentario y exposición de
texto bíblico, no es necesario marcar cada citación, aunque la mayoría están explícitamente
marcados. Pero si quisiéramos transferir esta licencia a textos de cualquier clase sería un
caos. Además en el Midrash la relación del orador con las citas de la escritura no marcadas
no es antagónico o contradictorio, de tal manera que distorsiones fundamentales en el
significado no ocurrirían si la citación no es reconocida.
19
Y entonces no sería una citación, ya que el salmista, el orador principal, no refiere las
palabras a sí mismo anteriormente. Si uno presenta sus propias palabras como dichas
ahora, entonces no se puede decir que está citando, por más que comience con un verbum
dicendi como “yo digo” o “mi oración es”.
2020
La mayoría de los textos que trata R. Gordis se explican por los criterios de arriba: en el
caso del Sal 59,8 (QOL 182) el orador citado es mencionado explícitamente: כל בגדי/הגוים
Una categoría de citación que a veces omite el verbum dicendi es la
fórmula de nominación (QOL 183-184); por ejemplo en 1 Sam 1,20, נה ָ ֖ ח ַ ַו ַ ֥ת
ַ הר
תיו ְ מְיה ָ֖וה
ִֽ ְשאִל ִ ֥ אל
ֵ כי ֵ ֔ שמו
ְ שמ ֙ו ָ ֤ ק
ְ רא אֶת־ ֵ ֑ “Ana
ְ ִבן ו ַת ֶ ֵו ַ ֣תconcibió y dio a luz a un hijo y lo
לד
llamó Samuel, porque (ella dijo), ‘le pedí al Señor por él’”. Ver también Gen
41,51-52 y Ex 18,4 (donde, no obstante, אמרdebe ser tomado del v. 3. En
este caso hay suficientes señales para marcar la citación inequívocamente.
El pasaje es formular, y la fórmula incluye la etimología explicativa de la
madre. Más aún, el cambio a la primera persona y la marca introductoria כי
marcan la transición. La presencia de la madre en el tiempo del nacimiento
(¡obvio! aunque aquí usa la palabra “parent” que en inglés representa tanto
al padre como a la madre) provee un claro sujeto a quien las palabras
pueden ser atribuidas: no hay ninguna duda que el “yo” pertenece al orador
principal, o sea al narrador. Pero sobre todo la fórmula misma conlleva claras
expectativas, que incluyen la citación de la madre/padre etimología del
nombre que da al niño. Sería un error tomar la omisión de un verbo de
locución en este género para suponer que siempre es permitido omitirlo21.
Otro ejemplo donde no todos los criterios están presentes es Gen 26,7:
“las naciones”/”todos los malvados traidores” (v. 6) hay un claro verbo de locución aunque
dividido por el paralelismo: בשפתותיהם...“ יביעוןellos pronuncian…con sus labios”, y las
palabras citadas en el v.8b son introducidas por כי, que puede presentar un discurso
directo (GKC 157b). En el caso de Sal 10,4, las últimas dos palabras del v. 3, נאץ יי, que
pertenecen al v. 4, proveen el verbum dicendi. “El hombre malvado en su altivez desprecia (
) נאץ ייal Señor: ‘Él no inquirirá…’”. נאץimplica el uso de palabras de desprecio, ver v. 13b,
lo que explica el significado de נאץ יי. De esta manera dos criterios, la presencia de un
sujeto hablante y un verbum dicendi implícito marcan esta citación. En el v. 4b כל מזמותיו
(todos sus pensamientos) sirve como un virtual verbum dicendi. Job 15,21b (QOL 182) no es
para nada una citación, pero “erlebte Rede”, donde ver M. Weiss, Einiges über die
Baumformen des Erzaehlens inder Bibel, VT 13 (1963), 456-475. Job 22,12 (QOL 183) no es
una citación sino las palabras y opinión de Elifaz. Job 7,4b (QOL 182) no deberían ser
entendidas como una citación sino como una afirmación de hecho.
H. W. Wolff, Das Zitat im Prophetenspruch, 45-47, menciona ciertas citaciones que carecen
de un verbum dicendi introductorio. (La gran mayoría de las citaciones en los profetas están
explícitamente marcadas.) La siguientes están marcadas por la presencia de un sujeto
hablante y un cambio de perspectiva gramatical sin un verbum dicendi: (1) Is 14,16 (aunque
aquí los verbos ישגיחו...“ = יתבוננוmira…observa”, que si bien no implican locución, arman la
escena de gente mirando maravillada al rey caído, de manera que estamos preparados para
escuchar lo que ven). (2) Is 33,14 (Aquí tenemos la ayuda de “temieron”/ “un temblor se
apoderó” de 14a, así que podríamos esperar que se diga lo que temen. Pero podría haber
una ambigüedad intencional con respecto a la identidad del orador del v. 14, reforzada con
el juego de “ = יגורtemer” y “habitar/permanecer”; podríamos pensar primero que el
profeta está preguntando quién de nosotros teme, después podemos detenernos y darnos
cuenta que los pecadores son los que hablan, preguntando quién de ellos puede
vivir/permanecer con el fuego que consume. Entonces viene la sorprendente respuesta del
profeta). (3) Is 56,11 (Aquí los que hablan, los perros insaciables, son identificados en el
verso precedente, donde se arma la escena para la invitación citada (“Venid, traeré vino”)
haciendo que los que hablan dejen su rebaño y se vuelvan a su propio “negocio”). En todos
estos casos los oradores citados están presentes en el contexto inmediato y la escena está
cuidadosamente preparada. Una investigación posterior podría mostrar que el armado de la
escena sea un tipo adicional de marcador de citación. El armado de escena significa no sólo
que hay otro orador presente sino que él está descripto como haciendo algo o teniendo una
emoción que puede llevar a un discurso (e. g. “observa”, “teme”). (4) Is 22,13 es un caso
interesante porque aquí el verbo virtual de locución es reemplazado por un verbo de
audición ( (de esta manera indica) ני ָ ֖ ְ באז ָ ֥ “ ְנ ִג ְוY fue revelado en los oídos de Yahweh
ְ לה
Sebaot”, v.14) y colocado después de las palabras citadas. Esta frase muestra que ciertas
palabras han sido dichas, y que han provocado la ira de Dios.
היא׃
ְ מר ֶ ֖
ַ ֥ יטו
ִֽ אה
ַ בת ָ ֔ ְעל־ר ִב
קה כ ִֽ ־ ַ מקו ֙ם ֵ ֤ ְ ני אנ
ָ ַשי ה ִ ֻ תי פֶןי־ ַֽהַר ְ ֜ג
ִ ֔ ש ֹ ֣ לא
ְ ִמר א ֵ כי י ָר ֵ ֙א
ִ ֤
Temía decir: “Ella es mi esposa”, pensando “no sea que los hombres
del lugar me maten por Rebeca, porque ella es bella a la vista”.
(Traducción de R. Gordis, QOL 181).
22
E. g., G. Fohrer, Das Buch Hiob, DAT XVI, 1963, 532; G. B. Gray en S.R. Driver-G.B. Gray,
The Book of Job, ICC, 1921, 371-372; N. H. Tur Sinaí, The Book of Job, 1957, 577.
23
Notar que ראהintroduce lo que R. Gordis considera la idea rechazada en 2,13 aunque la
idea afirmada en 8,10, mientras que ידעintroduce la idea afirmada en 2,14b pero la idea
rechazada en 8,12b. Efectivamente, ראה שy ידע שpueden ser formas de mostrar que las
palabras no son una citación o un parafrasear.
existencia de oraciones que violan las reglas gramaticales no significa que
las normas gramaticales son irrelevantes para la comunicación.
No obstante todas las diferencias que existen entre la escritura antigua
y moderna, algunos principios permanecen constantes, de otra manera sería
imposible entender textos antiguos24. Una de estas constantes es el requisito
de que una pronunciación no sea ambigua a no ser que la ambigüedad sea
funcional en el contexto (como es frecuentemente en la poesía 25). (La
ambigüedad no funcional es suficientemente común en literatura pero debe
ser juzgada como un defecto26.) El reverso de la necesidad del autor de
evitar la ambigüedad no funcional es la obligación del intérprete de buscar
formas en las que tal ambigüedad es evitada más que multiplicar las formas
con las cuales la ambigüedad puede ser creada. No es suficiente ofrecer una
hipótesis que puede ser aplicada para la interpretación. Es igualmente
importante mostrar dónde ésta no puede ser aplicada o cuándo tal
aplicación no es conveniente. En otras palabras, son las restricciones que
uno puede fijar en un principio hermenéutico lo que le da su valor.
El reconocimiento de citaciones es esencial en exégesis, pero si la
hipótesis es usada demasiado ampliamente, puede tornarse una
herramienta apta para todo propósito para la eliminación artificial de
dificultades. Sugiero como un presupuesto de trabajo que todas las palabras
que un orador/narrador no atribuya (virtual o explícitamente) a otra persona
sean tomadas como suyas o como una expresión de su propio punto de
vista.
Apéndice
24
Para un incisivo argumento en contra del historicismo radical, la teoría que el significado
de un texto de una era pasada es inevitablemente inaccesible, ver E. D. Hirsch, Jr., Validity
in Iterpretation 1976, 40-44. 254-258.
25
Yo creo que hay una ambigüedad funcional en el libro de Qohelet, pero ésta no tiene nada
que ver con la cuestión sobre a quién pertenecen las palabras o de quién son las opiniones
que son expresadas. Qohelet es bastante claro en este punto. La ambigüedad está dentro
de las observaciones y enseñanzas de Qohelet; su comprensión de la vida es
constantemente bivalente.
26
“Una ambigüedad, entonces, no es satisfactoria en sí misma ni es considerada como un
artificio en sí misma, algo que deba intentarse; en cada caso debe surgir de y ser justificada
por los requerimientos peculiares de la situación” (W. Empson, Seven Types of Ambiguity,
1947, repr. 1966, 235). El libro de W. Empson es un intento de mostrar como la ambigüedad
se hace funcional en la poesía, pero fue criticado por no mostrar las formas en que la
ambigüedad es evitada en el contexto.
Qo 4,8 b (“...¿Para quién trabajo yo y privo a mi vida del placer?”) no
es una citación de lo que alguien no dice (“ni dice él” –QWL 129), sino más
bien se trata de una pregunta retórica de Qohelet a cerca del valor de su
propia labor. Otro texto donde Qohelet de repente aplica una observación
general a su propia situación particular en la primera persona es 2, 14-15.
Qo 5,9 (“El que ama la plata no se saciará con la plata, y el que ama la
abundancia no se saciará de ganancias.”) podría ser una citación de la
literatura sapiencial (QWL 133), pero ya que Qohelet no rechaza la idea
expresada en ella sino que sólo se explaya sobre la misma en los versículos
siguientes, su significado no depende de que ésta sea reconocida como una
citación.
Job 12,12 (“En los ancianos está la sabiduría, y en largura de días el
entendimiento”) no son las palabras de sus amigos (al contrario de QWL
139), aunque ellos están de acuerdo con ese sentimiento (hay mucho en lo
que los amigos y Job están de acuerdo). 12,12 Es una continuación del v.11,
“¿no puede el oído discernir palabras, tanto como el paladar gustar
comida?”. Job está hablando de su propio poder de discernimiento, como en
6,30: “¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿No puede mi paladar discriminar las
palabras?”27 En 12,12 Job presenta sus credenciales como sabio, como hace
en el v. 3 y otra vez en 13,1-2. Como un hombre de edad Job tiene la
sabiduría de conocer la realidad del poder absoluto de Dios (Meșudat David).
Job 12,7-8
“Y ahora pregunta a los animales, y que ellos te muestren, y a las aves de
los cielos, y que ellas te informen, o habla a la tierra y que ella te
muestre, y que los peces del mar te lo declaren.”
34
Apunta a סר
ֵ הי
ִ . Comparar también Sal 94,12 (que es una variación de la idea en v. 10),
donde ומתורתךes paralelo de תירנו.
35
Sobre תנכרוver S.R. Driver-G.B. Gray, Job, 150; aquí el paralelismo y el sentido general
requieren que éste sea tomado como “reconocer” o “mirar” (sinónimo de ) הכירcomo en
34,19.
36
Ibid. 150-151
37
חשן ל־no ocurre en otro lugar –Job 38,23 – pero en un sentido que no puede ser aplicado
aquí: guardar algo para usarlo en cierto tiempo.
El reconocimiento de las citaciones en el texto bíblico, como R. Gordis
ha mostrado, es importante en exégesis, especialmente en la literatura
sapiencial. Pero si la hipótesis de las citaciones es aplicada sin controles,
puede llevar a la imposición de las presuposiciones del exégeta sobre el
texto, permitiéndole así eliminar lo que no le parezca ajustarse al contexto
atribuyéndolo a otro orador, real o hipotético. –Debemos distinguir entre dos
tipos de citación: palabras tomadas de otra fuente pero usados como las del
orador, y palabras que deben ser entendidas como perteneciendo a una
persona distinta del principal orador o narrador. Este estudio busca criterios
formales para la identificación de éste último tipo de citación. Los principales
criterios sugeridos son (1) Marcas por verbo explícito de hablar o pensar y
(2) marcas virtuales, que incluyen (a) la presencia de otro sujeto a quién las
palabras pueden ser atribuidas, (b) un verbum dicendi virtual –un verbo o
sustantivo que implica locución y (c) cambio en el número y persona
gramaticales.