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LOS
ABISMOS DOR
DEL CON

EL MUNDO PRE-INKA:
Los abismos del cóndor

Tomo II
3ª edic., corregida y aumentada / Agosto, 2000 / Lima • Perú

Alfonso Klauer

www.nuevahistoria.com
klauer@nuevahistoria.com

© El mundo pre-inka: Los abismos del cóndor


Alfonso Klauer, Lima, 2000
ISBN (Obra completa): 9972-817-02-4
ISBN (Tomo II): 9972-817-04-0
Depósito Legal: 2000-2712
© www.nuevahistoria.com
Alfonso Klauer, Lima, 2000
Reservados todos los derechos
ÍNDICE

TOMO II

• El Imperio Wari . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189


El comercio: vehículo pacífico de expansión cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193
El comercio: puente entre Chavín - Tiahuanaco y Wari . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195
Estratificación e invasión: correlación de fuerzas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199

• Consolidación de las naciones andinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 211


La importancia de la riqueza agrícola . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213
El pueblo tallán: condicionamientos histórico-geográficos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216
La nación chimú . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 220
De Sechín a Chimú: la historia vs. la Historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 224
El Imperio Chimú . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227
La nación lima . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232
Los pueblos Cañete y Yauyos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 234
La nación ica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 240
El hombre tras la huella del agua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241
Mercaderes, conquistadores nativos y toponimia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247
La toponimia andina y los conquistadores españoles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 250
Chinchas, los primeros aliados de los inkas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 253
Chincha y sus mercaderes: la historia vs. la Historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 254
Chincha: el subjetivismo en la Historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257
Chincha: el pueblo y la élite hegemónica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 258
Chincha: la aparición de la “propiedad privada” en los Andes . . . . . . . . . . . . . 259
Chincha y su población: enjuiciamiento a la crítica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 262
El Estado y el dilema consumo - inversión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 265
El extremo sur: una historia sin Historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273
La nación kolla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 284
Las colonias kollas fuera del Altiplano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 287
Las chullpas: sepulcros de inversión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 291
La nación chanka . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293

• Colofón: reeditemos la historia andina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295

Notas bibliográficas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 308


Índice de cuadros, gráficos, ilustraciones, mapas y anexos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 316
Bibliografía citada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 318

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El Imperio Wari

Los hombres de Pacaicasa, según las evi- Todos esos testimonios prueban el prolífi-
dencias conocidas hasta hoy, habrían sido los co y exitoso poblamiento de esa parte de la
iniciadores de la Cultura Andina –como afir- cordillera. Población que, como pocas en el
ma Del Busto 1–. extenso territorio andino, fue acumulando de
esa manera una larga y riquísima tradición.
Los vestigios de estos primitivos y peque-
ños grupos de recolectores–cazadores que Tradición a la que sin duda pertenecen
habitaron la cueva de Pikimachay, en Huan- también, aunque de datación más reciente,
ta, 20 Kms. al norte de la ciudad de Ayacu- los vestigios de la Cultura Chupas (600 aC),
cho, serían los más antiguos del territorio cuya población probablemente alcanzó a caer
andino. Datarían del año 20 000 aC 2. bajo la hegemonía de chavín. Y a la que des-
pués corresponden las evidencias de la de-
El área cordillerana de Ayacucho resultó nominada Cultura Rancha (500 – 100 aC),
lo suficientemente benigna a los pocos encontradas en el área de la actual ciudad de
recolectores–cazadores que empezaron a po- Ayacucho. Y tradición histórica a la que co-
blarla, como para asegurar su subsistencia, rresponden, además, los testimonios de la
multiplicación y pervivencia a partir de en- Cultura Huarpa (0 – 400 dC), cuyos creado-
tonces. El hombre dispuso allí de protección, res fueron pues contemporáneos de moches y
agua dulce y alimentación. mochicas, nazcas y kollas.

Sólo así puede explicarse que la cueva de Y tradición a la que finalmente pertene-
Pikimachay fuera reiteradamente ocupada cen además los protagonistas del segundo
por más de cien siglos. imperio de los Andes: Wari, cuyo despegue
probablemente se concretó en torno al 800
Además del hombre de Pacaicasa, en la dC.
cueva de Pikimachay, en efecto, han dejado
testimonio sucesivo y superpuesto otros gru- Como vinos antes para el caso del Im-
pos a los que la arqueología reconoce con o- perio Chavín, también en este caso gran parte
tros tantos nombres: Hombre de Ayacucho de la historiografía tradicional ha optado por
(16 000 – 12 000 aC); Hombre de Huanta (11 la mimetización del Imperio Wari bajo el
000 – 8 000 aC); Hombres de Puente y Jaywa neutro e impoluto nombre de “Cultura
(8 000 – 6 000 aC); Hombre de Piki (6 000 – Huari” 4. A lo sumo como hace Del Busto, se
4 000 aC); Hombres de Chihua y Cachi (4 habla de un “posible” y de un “presunto” im-
000 – 2 000 aC) 3. perio 5 (aun cuando en su texto proporciona

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Mapa Nº 16
Territorios ancestrales de la nación chanka

Ene

Urubamba
Huancas
(f)
Ma
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Ap
Limas ro

ur

Inkas
ím
Hua
Pacaicasa 6

ac
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(e)
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Laguna
Cañetes Choclococha Yu
Wari ca
(g) y
Cachi Hua Pa
ch (i) 4
Pisco tata ac
ha
ca
(a) (h)
Paracas Pampas (b) 2
Mantaro
Icas (c)
(d)
(j)
Inkas
Nazcas Paracas Wari

evidencias incontrastables de conquistas mi- fue a la “nación chanca” 8 a la que vencieron


litares y sojuzgamiento imperialista). y conquistaron los inkas. ¿De dónde pues
había surgido esa nación? ¿Y cuándo y cómo
Pues bien, hablando sucesivamente de las se apoderó ella precisamente y nada menos
culturas Chupas, Rancha, Huarpa y Huari, y que del territorio desde donde se había ex-
tratándolas en general como compartimentos pandido y adquirido forma el Imperio Wari?
estancos –casi sin vinculación entre sí y me-
nos con los remotos habitantes de la cueva de Pues será el propio Del Busto –paradóji-
Pikimachay–, la historiografía tradicional ha camente, diremos–, quien nos dé el derrotero.
logrado soslayar la responsabilidad de definir Dice en efecto, hablando de los chankas, que
qué pueblo –o pueblos– habrían sido los pro- “su país [fue] la hoya del río Pampas” 9, esto
tagonistas de aquéllas. es precisamos, el centro de gravedad del te-
rritorio ayacuchano (como bien puede apre-
Así –en lo que nos parece una penosísima ciarse en el Mapa N° 16). Y dice también que
consecuencia– se ha logrado, por añadidura, los susodichos chankas, a través de sus le-
desvincular en los textos de historia a los yendas, se reputaban originarios de la laguna
ayacuchanos de hoy con la más remota y de Choclococha, allí donde justamente nace
prolongada historia de los Andes que, sin el caudaloso río Pampas.
duda, les es propia e inalienable.
¿Y qué tan antiguo habría sido ese asen-
Del Busto, hablando de la Cultura Huar- tamiento de los chankas en torno a las már-
pa, la predecesora inmediata de Wari, nomi- genes del Pampas? Según Julio C. Tello –el
na a sus protagonistas como “huarpas” 6. Pe- llamado padre de la arqueología peruana–, y
ro luego, hablando de la Cultura Huari, atri- según Rafael Larco Hoyle –citados ambos
buye su autoría a unos genéricos e impreci- por Del Busto–, se “encuentra en los chancas
sos “guerreros de Huari” 7. ¿Por que, enton- una vinculación con Paracas...” 10.
ces, no llama “waris” o “huaris” a éstos? Mas
nominarlos “waris” no es la única ni parece Siendo que esta cultura fue contempo-
ser la mejor alternativa. Veamos. ránea de Chavín, los chankas, entonces, te-
nían un milenario asentamiento en los valles
El propio Inca Garcilaso de la Vega, en el ayacuchanos. Hay pues razones absoluta-
siglo XVI, reconoció que en área ayacuchana mente suficientes para considerar que la na-

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ción chanka que conquistaron los inkas fue la territorial sobre el área que incluye la ca-
misma que siglos antes, por intermedio de los becera del río Pisco y gran parte de los depar-
distintos grupos humanos que contribuyeron tamentos de Huancavelica y Ayacucho y la
a formarla, fue la protagonista de las culturas provincia de Andahuaylas, es decir, sobre un
Chupas, Rancha y Huarpa, y luego la que total 14 de algo más de 50 000 Km2.
formó y hegemonizó en el Imperio Wari (tal
como presentamos más adelante en el Mapa Más tarde, entre los siglos IX y X, en cla-
N° 17). ra hegemonía imperialista, la nación chanka
desde su sede central en la ciudad de Wari,
La historiografía tradicional, sin embar- conquistó una vastísima extensión del territo-
go, no razona en los mismos términos. Así, rio andino.
Del Busto, el mismo que nos ha permitido
conocer cuán antiguo fue el asentamiento Como muestra el gráfico del Mapa N° 16,
chanka en el territorio ayacuchano, como por la mayor parte del territorio ayacuchano está
encanto los hace desaparecer durante el entre los 2 700 y 3 500 metros sobre el nivel
imperio Wari para colocar en su lugar a esos del mar. Así, es obvio que el chanka era y es
imprecisos y desconocidos “guerreros Hua- un pueblo eminentemente cordillerano. Co-
ri”. Para luego –en lamentable absurdo y mo también lo fueron los protagonistas cen-
confusión, que ha confundido a muchos– trales del Imperio Chavín, asentados sobre
hacerlos aparecer otra vez, pero como “inva- los 3 000 m.s.n.m. Y como también lo serían
sores bárbaros” y nada menos que propinan- los gestores del posterior Imperio Inka, cuya
do el “golpe de gracia” 11 al Imperio Wari. capital, el Cusco, está a 3 400 m.s.n.m.

Sin dudas, reconozcamos pues como ¿Puede considerarse una simple casualidad que
los tres únicos imperios de amplitud panandina de la
chanka a la más remota y longeva nación de
historia peruana, hayan tenido su sede en la cordillera,
los Andes. Por lo demás, un solvente lin- y no en la costa? Quizá sea en efecto una simple coin-
güista como Torero, reconoce también gené- cidencia.
ricamente con ese nombre a los pobladores
del área ayacuchana 12. ¿Qué impide, sin embargo, postular una o más hi-
pótesis alternativas, cuyas respuestas podrían ayudar a
comprender mejor nuestra historia, y a proyectarnos a
Como muestra el mapa, los distintos ay-
partir de ella con más probabilidades de éxito en el
llus de la nación chanka ocupaban el área futuro?
cordillerana formada por la pronunciada
curva del Mantaro y las caudalosas aguas de Una primera, que la ciencia médica bien puede
sus tributarios los ríos Pampas, Pachachaca y contribuir a deslindar definitivamente, es que, genéri-
Apurímac. Esto es, una diversidad de valles camente, parece más fácil al hombre cordillerano des-
envolverse en la costa, que al costeño desenvolverse
interandinos entre los que sobresale el del
en las alturas. Así, pero ya específicamente, el gue-
Huarpa. Precisamente en éste los chankas rrero cordillerano en la costa sería más eficiente que el
forjarían las culturas Rancha y Huarpa. Más soldado costeño en las alturas o laderas cordilleranas.
tarde fue en sus inmediaciones que se eri- ¿No contribuiría ello a explicar, en principio, el coin-
gieron primero Ñawinpuquio y luego la gran cidente mayor éxito histórico–militar de los pueblos
ciudad de Wari (y hoy está asentada allí la cordilleranos?
ciudad de Ayacucho o Huamanga).
Complementariamente, y aunque asome también
como de perogrullo, todo parece indicar que los ata-
Desde ese territorio 13 central, de casi 20 ques militares –aunque también las defensas– son más
000 Km2, alcanzaron a afianzar su dominio exitosos cuando se acometen “de arriba hacia abajo”

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que a la inversa. Ello también coadyuvaría a entender de la margen derecha del Pampas y vecinos
el coincidente éxito histórico–militar de chavines, de los nazcas (ver sus correspondientes ubi-
chankas e inkas.
caciones en el Mapa N° 16).
¿Será acaso que porque estas hipótesis asoman
como tan simples y obvias, es que la historiografía Disponiendo desde antiguo de agua y tie-
tradicional no las ha planteado nunca? ¿Asume en- rras, se dieron entonces condiciones suficien-
tonces ésta, que por obvias y simples, aquéllas están tes para el trabajo agrícola. Sin embargo, el
sólida y firmemente instaladas en la mente de los pe- perfil topográfico en la zona es tan agreste
ruanos? ¿Y que por simples y obvias son lecciones
que reduce drásticamente los valles a estre-
que la historiografía no explicita para no ofender la
inteligencia de los peruanos? chas y en algunos casos insignificantes fran-
jas de tierra. Así, al cabo de miles de años de
Pues bien, si todo ello es claro y nítido, ¿cómo lento proceso de poblamiento, esos reducidos
explica entonces la historiografía tradicional que en espacios fértiles quedaron plenamente ocu-
los casi doscientos años de nuestra historia republi- pados.
cana, estructural y sistemáticamente se venga come-
tiendo el monumental error de tener y mantener la
inmensa mayoría de nuestras costosísimas infraestruc- En adelante fue pues inevitable incorpo-
turas militares y no menos costosas fuerzas armadas rar a la agricultura laderas y pendientes, cada
en la costa y no en la cordillera? ¿Acaso porque lo que vez más pronunciadas, cada vez menos fér-
parecía obvio en realidad no lo era? ¿O acaso porque tiles. La tarea agrícola constituyó, pues, un
los que más y mejor debieron aprenderlas son los úni- titánico desafío. En respuesta, varios siglos
cos que no han aprendido las lecciones implícitas de la
antes del inicio de nuestra era, ya los gestores
historia –ni los aprensivos silencios de la historio-
grafía–? de la cultura Rancha, como también hicieron
sus similares de otros rincones de los Andes,
¿No es monumentalmente suficiente este ejemplo resolvieron parte de la demanda alimenticia
para concluir que hasta lo que parece más simple y mediante la esforzada construcción de toscos
obvio de la historia hay que explicitarlo? Porque siem- andenes 16. Ello constituyó una trascendental
pre serán menos costosas las cuatro líneas de su pre-
modalidad de ampliación de la frontera agrí-
sunto exceso de palabras, que los miles de millones de
dólares de mal gasto militar acumulado en doscientos cola andina.
años.
Los andenes significaron, además, y par-
Pues bien, herederos de esa rica tradición ticularmente en las zonas de pendiente más
fueron también, aunque posteriormente, en el pronunciada, una adecuada solución contra el
siglo XVI –según refiere Garcilaso 15, los ay- carácter erosivo de las lluvias; permitieron el
llus de los hancohuallus (a), los utunsullas máximo aprovechamiento agrícola del agua,
(b), y los urumarcas (c), que compartían el y atenuaron los huaicos –la acción aluvional
valle del río Pampas; los vilcas (d), de la y destructiva de las lluvias torrenciales–.
meseta que está sobre la orilla izquierda del
mismo río Pampas; los pocras (e), de los va- También aquí debe observarse que son
lles que circundan la actual ciudad de Aya- sólidas las evidencias de una muy vieja
cucho; los iquichanos (f), de las montañas de andenería chanka, muchos siglos anterior al
Huanta, al norte de Ayacucho; los morochu- Imperio Inka.
cos (g), de Cangallo, sobre las nacientes del
Pampas; los chankas (h) de Andahuaylas; y No obstante, deformándose una vez más
los tacmanes y quiñuallas (i) asentados entre la historia, y usurpando indebidamente ahora
Abancay y la cordillera nevada. Y cierta- a otro pueblo una de sus conquistas más
mente y entre otros muchos, los lucanas (j), notables, la historiografía tradicional ha sem-

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primeros canales, como el de Racay Pampa.
Ilustración Nº 22 Y reservorios, depósitos y graneros como los
Corte transversal de un andén de Quicapata. Mas había también un templo
piramidal, mansiones, recintos públicos, así
como plazas y patios 17.

El tesonero esfuerzo, la habilidad agríco-


la y la abundancia de agua, permitieron cose-
chas que, sin duda, facilitaron y propiciaron
el crecimiento poblacional.

Entre los años 200 y 400 dC, cuando el


pueblo chanka seguía todavía forjando pues
la cultura Huarpa, la población debió alcan-
zar una cifra relativamente alta, a juzgar por
la presencia de casi trescientas pequeñas al-
Ilustración Nº 23 deas 18 desperdigadas en el territorio.
Andenería
Habida cuenta de una presumible gran
densidad poblacional, la existencia de de-
pósitos y graneros advierte sin duda entonces
de la existencia de una gran producción agrí-
cola, capaz de generar incluso pues una pro-
ducción transitoriamente almacenable. Pero
la existencia de depósitos y graneros permite
saber también que los chankas tuvieron con-
ducta previsora.

Los chankas, hace casi dos mil años, te-


nían cabal conocimiento de la irregularidad
de los ciclos pluviales: lluvia – sequía, y sus
consecuencias.

Con una permanencia tan prolongada co-


mo la que tenían en ese territorio, habían ex-
perimentado, además, las desastrosas y ham-
Fuente: breadoras consecuencias de las episódicas –pe-
– En Del Busto, Perú Incaico, p. 140. ro también reiterativas– situaciones extre-
mas: sobreabundancia de agua – sequía grave.
brado empecinadamente en la mente de los
peruanos el falso dato de que fue mérito del La previsión de almacenar era, pues, el
Imperio Inka la difusión de la andenería. resultado de un adecuado conocimiento de
los ciclos de la naturaleza. Previsoramente se
Algunos siglos después, durante la fase almacenaba los excedentes cosechados du-
cultural Huarpa, se prosiguió en la titánica rante la temporada de abundancia para con-
construcción de andenes, y se construyó los sumirlos así en los de escasez.

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El comercio: cambio propiciaba un lento pero riquísimo
proceso de diversificación dentro de cada
vehículo pacífico pueblo e, inadvertida y simultáneamente, de
de expansión cultural homogenización cultural entre los pueblos.

La difusión cultural se amplió con el


Pero generar excedente agrícola suponía, intercambio de productos elaborados. Los
además, contar con producción intercambi- alfareros de un pueblo, por ejemplo, obtenían
able. Ello permite explicar por qué los valiosísima información cada vez que llegaba
chankas mantuvieron, desde muy antiguo, a sus manos un ceramio extranjero. Resca-
estrecha relación con sus vecinos, de los que taban de cada nueva pieza todo aquel dato
recibieron aquello que a éstos, a su vez, re- que les permitía mejorar su propia produc-
sultaba excedentario. ción. Ensayando, observando, estudiando e
innovando habían dado los pasos iniciales de
Quizá en su origen ese intercambio co- su trabajo productivo, mas el trueque facilitó
mercial haya sido sólo de comestibles. Siglos que, alternativa o complementariamente, los
más tarde el trueque se amplió haciéndose especialistas recurrieran también a imitar o
extensivo a muchos otros bienes, incluyendo copiar.
por cierto alimentos preparados y bebidas. Y
junto con estos últimos pasaron de un pueblo Siendo fronterizos, los pueblos chanka e
a otro, quizá involuntaria pero irremediable- ica establecieron, desde períodos muy remo-
mente, los recipientes de cerámica que las tos, un fructífero intercambio. Ese trueque
contenían. Después, sin duda, la propia vaji- comercial permite entender la similitud entre
lla de cerámica fue objeto de ese comercio. las cerámicas de las culturas Chupas y Pa-
racas Cavernas 19, elaboradas entre los años
En los primeros y viejos tiempos de agri- 700 y 600 aC. Explica también que más tar-
cultura inicial, el intercambio de alimentos de, entre los años 500 y 100 aC, se siguiera
no supuso sino la diversificación del consu- dando semejanza entre las alfarerías de esos
mo alimenticio de los pueblos involucrados. pueblos en sus versiones Rancha y Paracas
Pero el trueque permitió a los pueblos rom- Necrópolis 20. Y, por último, da cuenta de las
per la monotonía de la producción local y pa- similitudes que, entre los años 100 y 400 dC,
sar a consumir lo que la naturaleza ofrecía en se dieron entre las cerámicas de las versiones
distintos pisos ecológicos y en variadas lati- culturales Huarpa y Nazca 21.
tudes.
Esa manifestación nazquense en Ayacu-
Imperceptiblemente, sin embargo, el pro- cho corresponde al período en que se dio
ceso era más complejo. De ello vinieron a gran beligerancia entre las naciones andinas.
darse cuenta, muchos siglos después, cuando Sin embargo contra lo que podría imaginar-
repararon en que con los productos alimenti- se–, esa presencia de la cultura Nazca en va-
cios que intercambiaban llegaba también una lles de la cordillera presuntamente no signi-
rica y variaba información: clima y tipo de ficó que la nación ica (nazca) hubiera invadi-
suelo en que ese alimento podía ser cosecha- do el territorio ayacuchano. No hay indi-
do, cantidad de agua que requería para pro- cadores de ocupación nazquense allí –afirma
ducirse, etc. Inclusive muchos productos categóricamente Lumbreras 22. Pero, pacífi-
eran, o portaban dentro de sí, la semilla nece- camente, a través del comercio que llegaba
saria para su reproducción. Es decir, el inter- principalmente de la costa pero también des-

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de el Altiplano en ese período, la influencia y da al territorio de donde provenían, sus ri-
los consecuentes beneficios que iba obte- quezas disponibles, organización, ejército,
niendo el pueblo chanka eran ostensibles e defensas, etc. Y también, involuntaria o deli-
incuestionables. beradamente, viendo y oyendo, recogían otro
tanto del pueblo anfitrión.
Desde muy antiguo, los artesanos se las
ingenieron para decorar vasijas y tejidos. El Así, más allá de su voluntad –e, incluso
conjunto de imágenes con las que se ador- en muchos ocasiones, a pesar de ella–, los
naron los objetos, es decir, su iconografía, comerciantes se constituyeron pues quizá en
era también un retrato del mundo, un eficaz los más importantes protagonistas de la di-
vehículo de información y de difusión entre fusión cultural, y, claro está, del espionaje. Ya
los pueblos. A través de esa parte del trabajo sea relacionando directamente, de manera
de los artesanos, los pueblos ofrecían el testi- intensa y permanente, a pueblos aledaños; o,
monio de su flora, fauna y riqueza natural. a manera de puente, vinculando indirecta,
Pero también de sus usos y costumbres. Y de tenue y esporádicamente a pueblos no fron-
sus héroes, mitos y sus dioses. terizos.

Variada y rica información fluía con y en Así, el intercambio habría permitido al


los objetos, aun cuando el intercambio se pueblo ica, durante la cultura Paracas, con-
concretara sólo en la frontera. No obstante, vertirse en el puente que vinculó los pueblos
no siempre era así. En múltiples ocasiones, y ubicados al norte de su territorio con los que
en muchos casos, en efecto, los propios co- estaban al sur y sureste del mismo. Así, por
merciantes cruzabas las líneas divisorias y ejemplo, por mediación de los paracas, ha-
llegaban al pueblo anfitrión portando su mer- brían llegado a construirse templos de lejano
cancía. parentesco chavinoide en Ayacucho 23.

En el peor de los casos, con señas y otros


ingeniosos modos se superaban las barreras
idiomáticas. En otros, los comerciantes de- El comercio:
mostraban sus eficaz bilingüismo. Y en el
mejor de los casos, los dos pueblos hablaban puente entre Chavín,
el mismo idioma, o variantes idiomáticas Tiahuanaco y Wari
que, con la frecuente interacción que promo-
vía el comercio, se hacían, precisamente, ca-
da vez más inteligibles. Simultáneamente al comercio con la
costa, los chankas tenían establecida una
Todo ello permitía reforzar, incluso como fuerte y también antigua relación de inter-
argumento que incentivaba aún más el inter- cambio con sus vecinos del sureste: los habi-
cambio, toda aquella información de la que tantes del área del Cusco e, incluso más allá,
implícitamente era portador el objeto: usos, con los pobladores de Tiahuanaco en la zona
técnicas de confección, representación ico- altiplánica lacustre.
nográfica, etc. Los tratantes, en el resto de
sus conversaciones, dejaban otro cúmulo de A través del comercio, icas, chankas e
información: costumbres, tradiciones, reli- inkas fueron intermediarios, en el espacio y
gión, idioma. Y quizá, a instancias de algu- en el tiempo, entre los pueblos chavín y ko-
nos de sus interlocutores, aquella otra referi- lla, o, si se prefiere, entre las culturas Chavín

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Gráfico Nº 38
Puentes territorial y temporal entre
Chavín – Nazca – Tiahuanaco – Wari
El pueblo inka Imperio Wari Wari
y sus culturas 800
involucradas
Chavín en el proceso:
de Huántar Tiahuanaco
(a) Marcavalle 400
(b) Chanapata Nazca Huarpa

0
Pachacámac
Paracas
Wari Necrópolis Rancha Pukara
Ñawinpuquio Cusco ( 400)
Chincha
Paracas Paracas Chupas (b)
Cavernas
Ica Pukara ( 800) Imperio Chavín

Cahuachi
(1 200) (a)
Sedes nacionales en distintos tiempos Tiahuanaco
Poblados importantes Nación Nación Nación Nación Nación Nación Nación
Chimú Chavín Lima Ica Ckanka Inka Kolla

y Tiahuanaco. A la postre, no sólo influyeron que habla Toynbee. Sin duda, el descubri-
en ellos, sino hasta los catapultaron. miento del bronce 25 les resultó trascendental.
Se le utilizó incluso como grapas que, unien-
Es así que la iconografía chavín, ilustran- do entre sí grandes piedras, elevaron notable-
do los famosos mantos paracas, pasando por mente la consistencia de los muros –como
manos de los chankas e inkas, debió llegar a acaba de mostrarlo Bill Collins 26. Se habría
las orillas del Titicaca. Allí fueron acogidos repetido así, como puede suponerse, el fenó-
calurosamente los dioses y/o los mitológicos meno que ya se había dado antes con chavín.
personajes chavín. Primero bajo la cultura
Pukara, en estatuillas y adornando su cerámi- De allí que en este período la nación kolla
ca. Y luego, con la cultura Tiahuanaco, per- se comportó como colonizadora 27. Y el co-
petuando el principal personaje mitológico mercio, sin duda, facilitó la penetración cul-
chavín en el elemento iconográfico central de tural kolla con la que fueron impactados tan-
la denominada Puerta del Sol 24. De todo ello to los ayllus inkas asentados en el área del
dan perfecta cuenta las Ilustraciones N°24, Cusco como, más hacia el norte, los ayllus
25 y 26 (en la página siguiente). del pueblo chanka.

Siglos después, en camino de regreso, ese Durante el esplendor de Tiahuanaco, la


mismo motivo iconográfico adornaría la ce- influencia kolla se hizo presente con gran
rámica Wari, y la de los pueblos a los que a suceso en todas las manifestaciones de la vi-
su vez ésta influyó posteriormente (nazcas da del pueblo chanka. El estilo cerámico
incluidos). Conchopata, materializado en Ayacucho en
esta etapa, resultaría así el más viejo y direc-
Con Tiahuanaco, la culminante y porten- to vínculo de Wari con Tiahuanaco 28.
sosa creación de la nación kolla, ésta habría
adquirido, frente a sus asombrados vecinos, Estando el pueblo inka a mitad de camino
las características de “minoría creadora” de entre Tiahuanaco y la tierra de los chankas, si

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 196


Ilustraciones Nº 24 - 25 - 26
Influencia Chavín en Tiahuanaco, Wari y Nazca

Divinidad Chavín Divinidad Tiahuanaco Divinidad Wari


en la Estela de Chavín en la Portada del Sol en un ceramio Nazca

Fuente:

aquél impactó poderosa y sistemáticamente pues, sistemática e intensamente, la influen-


en éstos, otro tanto o incluso más debió ocu- cia tanto del pueblo ica, como del kolla. Es
rrir entonces con aquéllos. Y así como se ha decir, tanto de la cultura Nazca como de Tia-
encontrado evidencias de lo uno, bien debe- huanaco.
ría haber testimonios de esto otro.
Ese influjo cultural Nazca y Tiahuanaco
Mal se puede desconocer sin embargo tuvo gran significación en la historia del pue-
que, siglos después, el desarrollo material del blo chanka. Representó, sin duda alguna,
Cusco imperial fue extraordinario. Y en el trascendentales aportes.
proceso debió destruirse innumerables evi-
dencias. Mas –como aún ocurre en las gran- Con influencias de uno y otro lado, el
des ciudades del mundo–, es probable que bajo mestizaje en la cerámica fue sólo una de las
los grandes muros del Cusco estén todavía modalidades en que ello se puso de mani-
guardadas muchas pruebas de la enorme in- fiesto. Los chankas quizá también asimilaron
fluencia kolla sobre los inkas preimperiales. de la costa avanzados conocimientos astro-
nómicos y técnicas que contribuyeron a repo-
En el ámbito religioso, siglos después de tenciar su ya bien desarrollada productividad
haber pasado hacia el Altiplano como dios agrícola. Del Altiplano incorporaron además
chavín, en camino de regreso, la macrocéfala prácticas ganaderas que les permitiron mejo-
divinidad Tiahuanaco se convirtió en onmi- rar la dieta alimenticia. Pero de allí mismo
presente elemento decorativo en la cerámica asimilaron la metalurgia del bronce, de e-
y en la textilería chanka. norme significación en la actividad bélica.

Durante la vigencia de la cultura Huarpa, La obtención de considerables excedentes


esto es, a lo largo de los primeros cinco si- agrícolas y ganaderos permitió también que
glos de nuestra era, el pueblo chanka recibió la población chanka dispusiera de mayor

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 197


Gráfico Nº 39
Influencia sobre los chankas:
perspectiva geográfica y perspectiva cronológica
Imperio Wari
Siglos II a VII dC 800
Wari Cultura Cultura
Nazca Tiahuanaco
Cusco
400
Ñawinpuquio
0
Nación Nación Nación Nación Nación Nación Nación
Chimú Chavín Lima Ica Ckanka Inka Kolla
( 400)

( 800)
Cahuachi Imperio Chavín
(1 200)
Influencia de la Cultura Nazca Tiahuanaco
Influencia de la Cultura Tiahuanaco

tiempo libre susceptible de ser dedicado a Dirigentes, especialistas y militares se


actividades no agropecuarias, de carácter fueron congregando cada vez en mayor
intrínsecamente urbano. Así, la textilería, la número en Wari. Con ella el pueblo chanka
alfarería y la joyería tuvieron auge precisa- experimentó quizá el primer fenómeno de
mente en este período. A ello contribuyó la explosión urbana de los Andes: su capital es-
propia tierra ayacuchana, que era generosa en taba en camino de constituirse en el primer
las materias primas que esas actividades gran centro urbano en la historia andina.
demandaban.
Así, con el aporte de las singulares inno-
Tejedores, ceramistas y joyeros hicieron vaciones que captó de sus vecinos, impregna-
crecer los centros poblados chankas y, en do de matices nazquenses y tiahuanaquen-
particular, Wari, que terminó así desplazando ses 29, y en trance de urbanización, el pueblo
en importancia a Ñawinpuquio. chanka emprendió su máxima expansión y
desarrollo.
Ya casi no deberíamos dudar de que el
relevo de ésta por aquélla fue el resultado de Ello se consiguió, sin embargo, cuando
una disputa por la hegemonía del pueblo probablemente entre los kollas se producía
chanka. –como había ocurrido antes con chavín– la
transformación de la “minoría creadora” en
Wari albergó al nuevo grupo dirigente y a “minoría dominante”. Y cuando al oeste, en
la cada vez más nutrida población de espe- la nación ica hegemonizada por los nazcas,
cialistas productivos de que se rodeó. En ella se daba un cuadro de profunda división so-
residieron además los especialistas militares, cial.
cuyo surgimiento fue también una conse-
cuencia de la acumulación de excedentes. Es decir, el pueblo chanka alcanzó su
Habiendo excedentes quedaba en evidencia momento de máximo poder autónomo, pre-
el sobrante de fuerza de trabajo en esas áreas cisamente cuando las dos grandes naciones
productivas. Y, por cierto, se hizo necesario que lo flanqueaban –y lo habían catapultado–
adoptar medidas de protección para garanti- habían ingresado en proceso de franco dete-
zar la posesión de esas riquezas. rioro y decadencia. ¿Tuvo algo que ver la na-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 198


garon por el sur hasta el valle del río Sihuas;
Mapa Nº 17
y en su nueva acometida al norte el ejército
El Imperio Wari conquistador “aniquila a los hombres de la
Cultura Mochica” 31.
Sede imperial
Principales centros
“Aniquilar” es “reducir a la nada”, “destruir por
administrativos entero” 32. ¿Por aniquilación de los hombres debemos
entender de los varones o de toda la población? ¿Sig-
nifica esa ambigua expresión que el naciente Imperio
Wari exterminó a la población moche de los valles de
Otuzco La Libertad? ¿Debemos tomar en sentido textual la
Pacatnamú
Wiracochapampa expresión del historiador?
Honcopampa
Wilkawaín No, el contexto circunstancial en el que aparece la
discutible expresión no necesariamente lo permite. Pe-
San Nicolás ro el contexto general de su libro sí, como en efecto
Cajamarquilla
Warivilca
habremos de ver más adelante, cuando liquidado el
Imperio Wari, sobre el mismo territorio de los moche,
Pikillacta
y virtualmente sin ninguna explicación, el historiador
Wari “hace aparecer” otro pueblo.

Es difícil sostener que las sucesivas y


Cerro Baúl
arrolladoras conquistas chankas estuvieron
sólo sustentadas en argumentos de estrategia,
turaleza en la declinación de la fuerza de u- táctica y fuerza militar. Proponemos, pues,
nos y otros? que sus éxitos militares se vieron significati-
vamente facilitados por la marcada estratifi-
En ese contexto, entre los años 700–800 cación y profunda división interna en que los
dC, el pueblo chanka, premunido de un ca- grupos dominantes habían fracturado sus co-
rácter aguerrido muy notable, estaba ya lan- rrespondientes naciones.
zado en vertiginosa carrera de conquistas
militares. Entre kollas, a un lado, que man-
tenían aún dominio sobre la meseta altipláni-
ca e influencia sobre el área cusqueña; e icas, Estratificación e invasión:
del otro lado, todavía hegemonizados desde
Nazca, los estrategas chankas decidieron en- correlación de fuerzas
frentar primero al que apreciaron más débil.

Así, “el ejército, poderoso a más no po- En efecto, para los sectores esclavizados
der” –como textualmente asegura Del Busto por los moches, que no podían estar identifi-
30
– descendió hacia el mar y sojuzgó a la na- cados con sus dominadores, la conquista por
ción ica (Nazca, Ica, Paracas y Chincha). los chankas quizá no significaba deterioro
alguno: ya no podían estar peor. Hasta cabía
Inmediatamente después arremetieron la posibilidad de algún tipo de mejora. Es-
contra Cañete, y luego con Pachacámac y peranzados en ello –como ocurrió después
Lima, y no detuvieron su marcha sino en ante la invasión española–, muy probable-
Chavín de Huántar. En una segunda arremeti- mente, no sólo no actuaron en defensa de sus
da –como sigue diciendo Del Busto–, lle- dominadores, sino que quizá hasta se com-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 199


Gráfico Nº 40
Fuerzas sociales y evolución de la correlación de fuerzas
Fuerzas “ + ”

M1 M2 M3 M4 M5

F1

F1 F1

F2
FR

F2 F2
FR F1
F3

F3 F3
FR F2
F4
Tiempo
F4 F4

F3
FR F1

F5 F4
F2

F5 F3
FR

Fenómeno del “péndulo” político


F4

tiempo

F5
Fuerzas “ – ”

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 200


portaron como aliados implícitos de los inva- exterminio de sus élites ante el naciente y
sores. arrollador imperio.

Con los grupos regionales dominados por Tanto en la nación ica como en la nación
los nazcas, esto es, con el resto de la nación moche–mochica (chimú) habían estado ac-
ica, se dio, quizá, una conducta parecida. Así, tuando por lo menos cuatro grupos sociales,
en revancha contra sus dominadores, los cuatro grandes estratos, cuatro fuerzas so-
campesinos icas y chinchas pudieron haberse ciales significativas (como las que se ilustra
conducido, deliberadamente, de modo pasivo en el Gráfico N° 40, en la página anterior).
frente a la invasión chanka. Así, se habrían
comportado, aunque de modo seguramente La mayor (F1) –como pretendemos sólo
implícito, como aliados tácitos de los con- sugerir en el gráfico, porque sería absurdo
quistadores. pretender insinuar algún tipo de cuantifica-
ción– correspondía al grupo hegemónico, al
Objetivamente, por lo menos en aparien- grupo social privilegiado. Y porque sus inte-
cia, chankas e icas poseían recursos equi- reses estaban estrechamente ligados a los de
parables: territorio, población, recursos natu- éstos, incluía además a los especialistas.
rales, desarrollo técnico, etc. Fue, entonces,
un factor distinto a los mencionados el que Una segunda fuerza (F2) agrupaba a otros
inclinó de manera irreversible la correlación pobladores urbanos y a los pobladores rura-
de fuerzas en favor de los primeros. les que pertenecían a la misma región que los
grupos hegemónicos: nazcas y moches, res-
¿Acaso un ejército significativamente pectivamente.
más poderoso? ¿Quizá una estrategia militar
mejor elaborada? La tercera fuerza (F3) nucleaba a los gru-
pos regionales sojuzgados: chinchas, icas y
¿El hecho de que los chankas “caían” piscos, dominados por los nazcas; pescado-
arrollando desde la cordillera? ¿O la ya men- res de Casma y Huarmey, y probablemente
cionada división social de la nación ica? incluso mochicas lambayecanos, dominados
por los moches; y a otros pequeños pueblos
Con recursos equiparables a los de ésta, que esas naciones mantenían dominados.
¿cómo habrían podido montar los chankas un
ejército bastante más poderoso? Por otro la- Y la cuarta fuerza (F4) estaba compuesta
do, estrategias mejor diseñadas y la privile- por el conjunto esclavizado de mitimaes y
giada posición geográfica explicarían, sí, vic- yanaconas que los grupos hegemónicos ha-
torias pasajeras. Pero difícilmente dan cuen- bían colocado a su servicio.
ta de un proceso de dominación que a la pos-
tre duraría varios siglos. Cada una de esas fuerzas aportaba una
fracción de la fuerza social resultante (FR) de
Así, el fraccionamiento social interno, cada una de esas naciones. Fuerza resultante
con las consecuencias de sensible debilita- que, por lo demás, estaba orientada a alcan-
miento que genera, es el factor que explica, zar, principalmente, los objetivos del corres-
con más consistencia, la derrota militar de la pondiente grupo hegemónico. Es decir, esa
nación ica y la caída y virtual exterminio del resultante era la fuerza social que –en la prác-
grupo dominante nazca; así como la derrota tica– estaba materializando el proyecto del
de moches y mochicas y el también probable grupo dominante.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 201


Catalizado por la invasión chanka, dentro cambiar completamente el valor y la direc-
de cada una de las grandes naciones invadi- ción de la fuerza resultante. Mas, como se
das se operó un cambio muy importante. Por vio en las primeras páginas, muy probable-
lo menos una de las fuerzas cambió, em- mente la naturaleza, a través del fenómeno
pezando a actuar en sentido contrario, en a- océano–atmosférico del Pacífico Sur, dio
lianza tácita con los invasores. Ninguna más también su cuota en el proceso expansivo
probable que la de los más descontentos: los chanka al debilitar las fuerzas y economía de
trabajadores esclavizados. Eso fue suficiente moche (chimú), pero quizá también de los
para que, sin aparecer ni desaparecer fuerza nazcas.
alguna, es decir, manteniéndose el mismo es-
pectro inicial de fuerzas, la resultante –la co- Con la nueva correlación de fuerzas nece-
rrelación final– cambiara. sariamente entraba en vigor un nuevo pro-
yecto. Así, en los territorios conquistados, los
En efecto, durante un determinado perío- proyectos de las élites dominantes en las na-
do (M1) el sector esclavizado (F4) –mitimaes ciones ica y moche (chimú) –o en su defecto
y yanaconas–, había estado contribuyendo a los proyectos nacionales, como en el caso del
hacer efectivo el esplendor material de los pueblo cañete, por ejemplo–, quedaron susti-
poblados de Nazca y Moche. Construían y, tuidos por el proyecto imperial Wari.
por consiguiente, actuaban en el mismo sen-
tido de los objetivos que perseguían sus opre- La expansión inicial del Imperio Wari
sores. fortaleció la economía y reforzó el poderío
militar de los chankas. Los botines de guerra
Es presumible, sin embargo, que, incenti- capturados permitieron gratificar a los com-
vados por la inminente invasión chanka, a batientes y solventar la actuación de huestes
partir de allí (M2) pasaran de constructores a cada vez más numerosas. A tal efecto, los
saboteadores. Su fuerza siguió siendo la mis- pueblos sometidos engrosaron los ejércitos
ma, pero empezó a actuar en sentido con- con reclutamiento forzoso.
trario. Así, el simple cambio de dirección de
una de las fuerzas alteró la magnitud de la Puestos luego en dirección sureste, los
fuerza resultante: FR(M1) > FR(M2). ejércitos chankas atravesaron los valles de
Apurímac y Cusco, llegaron al Titicaca e in-
Los estrategas políticos y los estrategas cursionaron en Tiahuanaco. Todo parece
militares de todos los pueblos entendieron la indicar, no obstante, que los invasores final-
enorme importancia de este hecho. De allí mente decidieron no ocupar militarmente ni
que siempre dedicaron tiempo y recursos a conquistar el Altiplano. ¿Qué los neutralizó o
incentivar y desarrollar, desde el exterior, ac- qué los disuadió? No se sabe.
tividades que minaran la fuerza resultante de
las naciones enemigas. Se alentaba el sabota- Mas, en coherencia con la hipótesis de
je, la subversión, el terrorismo, el magnici- Kolata –que hemos presentado en el Tomo
dio, el descontento, la deserción, el desa- I–, puede presumirse que la gravísima sequía
catamiento a la leva, etc. ¿No lo hemos visto por la que atravesaba entonces el Altiplano
acaso en toda la historia de Occidente? ahuyentó forzosamente a los conquistadores.

Actuando en simultaneidad con sus “alia- En todo caso, después de destruir el cen-
dos” en el territorio invadido, la presencia tro urbano se retiraron –según refiere Lum-
chanka (F5) terminó a la postre (M5) por breras 33–. Pero previamente capturaron ar-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 202


quitectos, constructores y labradores de
piedra que fueron llevados a Wari para erigir Mapa Nº 18
edificios 34. Red vial andina (siglo IX)

El Imperio Wari alcanzó a extender sus


Tumbes
dominios luego hasta Cajamarca 35 y Lamba- Vías principales / comerciales
yeque 36, por el norte, y hasta Arequipa, Cus- Vías de expansión
co y Sicuani 37, por el sur. Piura

Cajamarca
Es decir, además de la nación ica hege- Sipán

monizada desde Nazca; de los cañete y li- Moche

mas; en la costa central; sucumbieron los mo-


Casma
ches y mochicas, en la costa norte; los re- Ch. Huántar

cuay, conchucos y cajamarcas, en la cordi- Supe


Tarma
Huancayo
llera norte; así como los huancas, tarmas y Lima
Pachacámac Huancavelica
yauyos en los Andes centrales; el pueblo
Cañete Cusco
inka, en los valles de Apurímac y Cusco; y Chincha
Wari
las colonias kollas de Arequipa, Moquegua y Ica
Nazca
Tacna. Juliaca
Arequipa
Camaná Tiahuanaco
Como está dicho, presumiblemente las
élites más poderosas, nazcas, moches y mo-
chicas, habrían perdido ya gran parte de su La nación chanka difícilmente superaba
poder, inmediatamente antes del aluvión el 10% de esta cifra. Es decir, hacia el año
chanka, en el contexto de un grave y enorme 1000 dC, su población habría sido del orden
evento climático. de 550 000 personas.

La rápida expansión militar se vio tam-


En ese vasto territorio 38, de aproximada-
bién facilitada por la extensa red de caminos
mente 600 000 Km2, quizá llegaron a ser
que los pueblos y naciones habían construido
sometidas cuatro millones de personas, sobre
en los Andes, para su propio uso y para faci-
algo más de cinco millones y medio que po-
litar el tránsito comercial.
blaron los Andes durante el apogeo del se-
gundo imperio andino.
Los dirigentes del Imperio Wari, sin em-
bargo, prestaron singular importancia a me-
jorar la calidad de tales vías. Así, en el apo-
Cuadro Nº 4
geo del imperio de los chankas, la populosa
Población andina 600 - 1 000 ciudad Wari estaba enlazada por anchos y
bien trazados caminos 39 con todas las áreas
Año Población Tasa de crec. pobladas importantes de los Andes: Cusco,
aC (miles) por siglo Puno, Nazca, Huancayo, Arequipa, Lunahua-
600 3 611 10,99 ná, Pachacámac, Huamachuco, Cajamarca,
700 3 990 10,50 Trujillo, Lambayeque, etc.
800 4 422 11,00
900 4 483 12,51
1 000 5 537 11,12 En el esplendor del Imperio Wari, Cha-
kipampa y Ñawinpuquio, los dos centros po-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 203


blados ayacuchanos que en los siglos ante- ¿Debe de este último cálculo colegirse que nues-
riores habían tenido importancia, fueron a- tra hipótesis demográfica está probada? Ni con
mucho. Asoma cada vez más verosímil, pero no está
bandonados 40 y desplazados por Wari. Quizá
probada. Siempre serán los especialistas los que ten-
ello refleje que, en la disputa inter élites, la gan la última palabra (pero con razones y demostra-
de Wari alcanzó finalmente a hegemonizar. ciones, no apriorísticamente).

Wari –también llamada Viñaque, la ciu- Esos prisioneros de guerra asumieron dis-
dad chanka más importante 41–, asentada en tintas funciones. Unos, como los alarifes y
las inmediaciones de la pampa de La Quinua, picapedreros llevados desde Tiahuanaco,
22 Kms. al noreste de la ciudad de Ayacucho, quedaron convertidos en mitimaes urbanos,
llegó a albergar, en sus 2 000 hectáreas de especialistas en obras de ingeniería. Otra mo-
extensión, hasta 50 000 personas 42, entre je- dalidad de mitimaes urbanos la constituyeron
rarcas, funcionarios, militares, sacerdotes y los maestros de orfebrería, llevados desde el
multitud de especialistas. Y ciertamente al- Callejón de Huaylas y Cajamarca, que bien
bergó también a prisioneros de guerra pues- pudieron haber conformado también uni-
tos al servicio de la élite chanka. dades militares especiales –como sostiene
Kauffmann 45–.
¿Cómo se ha calculado que la ciudad de Wari
habría llegado a tener 50 000 habitantes como indica
Del Busto? ¿Y cómo se ha estimado el tan distinto Es posible además que, entre los chankas,
dato de “casi 100 000 habitantes” del que habla el ca- imitando lo que vieron de nazcas y moches-
tedrático ayacuchano Mario Benavides 43? ¿Cómo se mochicas (chimú), algunos prisioneros de
explica que la historiografía dé cifras tan significativa- guerra quedaran destinados, en condición de
mente disímiles? No lo sabemos, pero parece más sen- yanaconas urbanos, al servicio personal de la
sata la cifra que acoge el doctor Del Busto.
élite dirigente en Wari.
Obsérvese que en el Cuadro N° 4 –uno de los
apriorísticamente descalificados por la crítica–, postu- Esa suerte pudo corresponder, entre otros,
lamos que en torno al año 1000 dC, el territorio andi- a aquellos que fueron obligados a cargar las
no habría tenido 5,5 millones de habitantes. andas o literas 46 en que empezaron a movi-
lizarse los miembros de la cúspide jerárquica
¿Parece razonable que la población de la capital chanka (copiando una tradición que –como
del Imperio Wari –incluidos los extranjeros allí lleva-
se vio en el Tomo I– ya habían instaurado
dos compulsivamente– hubiera concentrado el equi-
valente a casi el 1% (uno por ciento) de la población siglos atrás los moches).
total del territorio peruano de entonces? Sí, parece
absolutamente razonable. Baste tener como referencia La administración y control del territorio
que, siete siglos más tarde, esto es, cuando la tenden- obligó a que parte de la población chanka
cia de urbanización necesariamente había arreciado, la dejara sus tradicionales ocupaciones agríco-
capital del Virreinato (a 165 años de su fundación
las y ganaderas. Así, muchos campesinos
española) apenas concentraba el 3% de la población
del territorio peruano 44. chankas fueron llevados a la ciudad de Wari
o a algunos de los lejanos territorios conquis-
Así, pues, si la relación porcentual –casi 1 %– tados para asumir obligaciones administrati-
resulta sensatamente verosímil, y la presunta po- vas, organizativas y militares.
blación de la ciudad Wari inobjetable –50 000 habi-
tantes–, aritméticamente no existe otra alternativa que En su reemplazo, las tierras de las inme-
reconocer que la también presunta población total de
los Andes que se ha postulado 5 550 000 personas es
diaciones de la sede imperial empezaron a
igualmente sensata y verosímil. ¿Por qué, pues, pre- ser trabajadas por extranjeros, trabajadores
juiciosa y gratuitamente fue descalificada? de los pueblos conquistados. Inicialmente,

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 204


quizá por prisioneros de guerra. Más tarde, en Moquegua 50 (ver las ubicaciones corres-
por los típicos mitimaes rurales, grupos com- pondientes en el Mapa N° 17).
pletos de familias que, desarraigados de su
tierra, fueron compulsivamente llevados a Wiracochapampa, Pikillacta y Cerro
cultivar las tierras ayacuchanas. Baúl, en los extremos del imperio, se eri-
gieron “calcando” a Wari 51. En casi todas las
Abandonar sus propios campos para re- ciudades, el diseño amurallado –indica Kauff-
poblarlos con campesinos extranjeros, sig- mann 52–, dotado de un cauteloso sistema de
nificaba para los chankas un riesgo enorme. protección militar, que a veces incluía una
sola puerta de acceso y otra de salida –ase-
El estratégico abastecimiento alimenticio, gura Lumbreras 53–, es una buena prueba del
puesto en manos de mitimaes extranjeros, ambiente belicista y violento que reinó du-
significaba, de hecho, pasar a depender, ni rante la expansión y consolidación del Im-
más ni menos, que de los propios enemigos perio Wari.
del Imperio Wari. Ya antes, el Imperio Cha-
vín –como el Imperio Romano en el Viejo Y así como surgieron prósperos nuevos
Mundo– habían incurrido en el mismo gra- centros urbanos, vinieron a menos, en cam-
vísimo error. bio –y no por simple casualidad–, Moche y
Cahuachi, las sedes de residencia de las vir-
Estos mitimaes, por lo demás, fueron tualmente liquidades élites moche (chimú) y
obligados a rendir elevada productividad. nazca.
Mas es presumible que en los reiterativos pe-
ríodos secos de menor producción, debieron La estrategia de los chankas fue, proba-
sacrificar buena parte de su propia ali- blemente –y según puede sospecharse de las
mentación para asegurar los grandes volú- evidencias observadas–, debilitar al máximo
menes de alimento que demandaba la nu- a nazcas, limas, moches–mochicas, las tres
merosa población urbana de Wari. más importantes entre las sociedades con-
quistadas. Para ello desarrollaron ciudades,
Los chankas, para la administración y centros alternativos de poder, en las que con-
control de los territorios conquistados, desti- juntamente con los militares chankas desta-
naron ingentes recursos para la construcción cados a someter, administrar y colonizar, re-
y mantenimiento de múltiples centros urba- sidían grupos locales distintos –y eventual-
nos y sus correspondientes destacamentos mente hasta opuestos– a los que habían esta-
militares de ocupación. Pachacámac, al sur do hegemonizando en dichas sociedades an-
de Lima, mantuvo y hasta acrecentó su im- tes de la conquista chanka.
portancia 47.
Los hallazgos arqueológicos permiten
Se erigió nuevas ciudades: Pikillacta, a 27 concluir que el proyecto imperial implícito
Kms. al sureste de la ciudad del Cusco; de la élite chanka privilegió pues el desarro-
Cajamarquilla (o Jicamarca), en las proximi- llo urbano. Y, a fin de dar coherencia al pro-
dades de Lima; San Nicolás, en Supe, al nor- yecto, se puso énfasis en el mejoramiento y
te de Lima; Pacatnamú, en el valle de Jeque- ampliación de la red vial, que resultaba indis-
tepeque; Honcopampa y Wilkawaín, cerca de pensable para el control del territorio, el a-
Huaraz; Warivilca, en Huancayo; Wiracocha- bastecimiento de los centros urbanos admi-
pampa, en Huamachuco; Otuzco, en Caja- nistrativos y militares, y la comunicación con
marca 48; Sonay, en Camaná 49; y Cerro Baúl, la sede central.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 205


Ese desarrollo infraestructural, vial y ur- No lograron sin embargo arrebatar a los
bano, así como el abastecimiento de una paracas ni a los nazcas los secretos de la
enorme población militar y administrativa, y incipiente escritura que éstos tomaron de a-
la satisfacción de sinnúmero de privilegios, quéllos y que posiblemente en uno y otro
sólo fue posible porque el grupo hegemónico pueblos se había seguido desarrollando. ¿No
pudo disponer sistemáticamente de grandes alcanzaron a entender el significado y poten-
volúmenes de excedentes generados por los cialidad de esa conquista, que además ha-
trabajadores de los pueblos sojuzgados. brían estado desarrollando también los mo-
ches? ¿Se habrían percatado de su gravísimo
Una parte, pues, permitió solventar el es- error cuando ya era tarde, cuando ya habían
fuerzo de trabajadores esclavizados y de mi- exterminado a los miembros de las élites que
tayos que levantaron ciudades fortificadas y dominaban ese crucial conocimiento? Quizá
ampliaron y mejoraron la red vial. Otra frac- nunca lo sabremos. Pero sí debe endosarse al
ción del excedente permitió alimentar, vestir imperialismo Wari la total frustración de ese
y renovar el armamento de las huestes de importantísimo avance cultural que había es-
ocupación. Y otra parte de ese excedente fue tado incubándose en la costa peruana.
a parar, en las ciudades, y en particular en
Wari, durante siglos, para financiar los privi- El proyecto imperial chanka estuvo en
legios de la élite imperial. vigencia entre finales del siglo VI y los al-
bores del siglo XI –según Lumbreras 56–. Del
Tributos llevados desde lejanas comarcas Busto en cambio postula que desde alrededor
estaban destinados –afirma Lumbreras 54– a del siglo IX y los siglos XII o XIII 57. De
satisfacer las apetencias de lujo de la élite cualquier forma, aunque no deja de sorpren-
chanka. De allí que, entre otras evidencias –y der la significativa diferencia entre una y otra
como avala Del Busto– “nace una industria versión, fue –como asegura Lumbreras 58–,
suntuaria que gira en torno a las joyas” 55. tiempo suficiente para lograr una cierta ho-
mogenización de los patrones de vida en gran
Privilegiando el desarrollo urbano y el parte del territorio andino.
consumo suntuario, también citadido, el Im-
perio Wari concretó la transferencia de gran-
des cantidades de riqueza, desde la periferia Gráfico Nº 41
hacia el centro: Wari. O, si se prefiere, gran Imperio Wari:
parte del excedente generado fluyó desde los Flujo de excedentes
pueblos sometidos a las manos del grupo he- a la sede imperial
gemónico del pueblo chanka.

Los pueblos y naciones conquistadoras


siempre tuvieron muchísimo cuidado en
apropiarse, para luego potenciar en su propio
beneficio, las mejores conquistas tecnológi-
cas de los pueblos a los que sometieron. Co-
mo se ha visto, también lo hicieron los chan-
kas llevando a la sede imperial los mejores Wari
(o Viñaque)
arquitectos y picapedreros de Tiahuanaco, y
los más calificados metalurgistas y orfebres
moches y mochicas.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 206


La declinación y caída del Imperio Wari • implementar un modelo económico
fue el resultado de sus propias contradiccio- que, privilegiando el gasto, terminó
nes –afirma Lumbreras 59–. degenerando en consumo ostentoso y
ocio, en detrimento de la capacidad de
Algunas de ellas, quizá las más impor- inversión reproductiva, así como de la
tantes –según creemos– fueron: capacidad de creación, administración
y control.
• entregar el abastecimiento alimenticio
de Wari a sus enemigos; Una a una, en un proceso largo y pausa-
do, que quizá durante mucho tiempo fue
• alentar el gasto en desarrollo urbano imperceptible para la élite chanka, las con-
en desmedro de la inversión que ase- tradicciones fueron debilitando cada vez más
gurara e incrementara la producción al imperio. Quizá sólo a la postre, cuando el
alimenticia básica; proceso era ya irreversible, fueron absoluta-
mente evidentes. Mas ya era muy tarde.
• alentar la formación de centros de
poder que progresivamente habrían La sobreexplotación de los pueblos do-
ido adquiriendo mayor autonomía re- minados exacerbó la animadversión contra
lativa; los chankas en el vasto territorio del imperio.
Ello podría haber sido aún más acusado, de
• sustentar la expansión física y materi- confirmarse la hipótesis de una gravísima se-
al del imperio en la sobreexplotación quía planetaria en torno al siglo X –como ya
de yanaconas, mitimaes y, en general, se mencionó–.
de los pueblos dominados;
La sobreexplotación habría facilitado y
• trasladar y concentrar en la capital, a alentado que, al interior de las naciones ica y
expensas del empobrecimiento de moche–mochica (chimú), y del resto de los
inmensas áreas rurales, casi el íntegro pueblos sojuzgados, lograran reconstituirse
de la riqueza producida en el territo- grupos dirigentes independentistas, A éstos
rio, e; tocaría la responsabilidad de liderar el proce-

Gráfico Nº 42 Gráfico Nº 43
Cerco final Detalle cronológico: (1 500) - 1 300
Moyobamba
Chachapoyas contra Wari 1 200
y huida Imperio Wari
800

400

Nación Nación Nación Nación Nación Nación Nación


Chimú Chavín Lima Ica Ckanka Inka Kolla
0

( 400)

Wari ( 800)
Imperio Chavín
(1 200)

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 207


so de liberación del yugo chanka 60. En los circunstancia que desencadenó una gravísi-
centros urbanos periféricos, a su vez, arrecia- ma crisis de producción alimentaria en los
ron, probablemente también, los afanes au- Andes.
tonomistas.
En ese contexto, cualquier acción de sa-
De otro lado, sólo era cuestión de tiempo botaje de los yanaconas esclavizados que re-
para que la naturaleza contribuyera con lo sidían en Wari, y de los mitimaes de los pue-
suyo para que quedara en evidencia que ha- blos sojuzgados que en torno a la ciudad es-
ber dejado el abastecimiento alimenticio de taban encargados del abastecimiento alimen-
la capital Wari a sus enemigos era un peli- ticio de la misma, tuvo, necesariamente, con-
grosísimo bumerán. secuencias catastróficas para el poder impe-
rial. Máxime cuando, como debió ocurrir ya
La desertificación 61 del territorio central en ese momento, los recompuestos ejércitos
de los chankas –que según Lumbreras siguió de las naciones ica y moche–mochica (chi-
a la caída del Imperio Wari–, da pie para esti- mú), además de los ejércitos huancas, inkas y
mar que, efectivamente, una nueva, grave y de otros pueblos, tenían virtualmente cerca-
prolongada sequía ocurrió en la zona. Sin dos y desabastecidos a los chankas.
embargo, la imprecisión de las fechas sobre
la vigencia del Imperio Wari, hacen muy difí- La desertificación de las tierras ayacu-
cil concluir rotundamente si la grave y pro- chanas probaría, también, que los mitimaes
longada sequía se inició antes o después de la las abandonaron presurosos durante el cerco
caída de Wari. que los pueblos seguramente tendieron a
Wari. Con ello pusieron de manifiesto que
Aquí, ateniéndonos a la propuesta de había estado allí descontentos, contra su vo-
Linares Málaga, que define la caída del Im- luntad. Desertaron reincorporándose en masa
perio Wari en torno a 1200 dC, estamos pues al seno de sus pueblos.
considerando esta fecha como el centro más
probable del lapso dentro del cual habría o- Los ejércitos del Imperio Wari, que aglu-
currido el suceso. tinaban a muchos soldados de los pueblos
dominados, se hicieron también, muy proba-
Pues bien, hoy se sabe –como se ha ade- blemente, eco de la rebelión que se genera-
lantado hablando del Fenómeno océano–at- lizó contra el dominador. Tal como lo hi-
mosférico del Pacífico Sur– que una “pe- cieron los yanaconas y mitimaes, también los
queña edad glacial” habría afectado todo el soldados desertaron, debilitando al ejército
globo con sequías y procesos de desertifi- imperial y, en cambio, fortaleciendo propor-
cación. El proceso, científicamente compro- cionalmente a las huestes rebeldes.
bado, se inició en 1240 dC con anomalías
climáticas notorias y llegó a su clímax hacia Minimizado el ejército imperial, el ejérci-
1270 dC. to Wari, compuesto ahora sólo por chankas,
fue incapaz de soportar la arremetida conjun-
Con evidencias de desertificación en Aya- ta de todos sus enemigos. El Imperio Wari
cucho, y “simultáneas” evidencias de sequías fue liquidado y los chankas cayeron final-
y desertificación en Europa, es pues muy mente derrotados.
probable que la “pequeña edad glacial” afec-
tara íntegramente a todo el globo. Y muy De los pobladores urbanos de la capital
probable también entonces que fuera ésta la Wari, es posible que la mayoría fuera exter-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 208


minada y que sólo unos pocos sobrevivientes la redujeron a estado ruinoso”? ¿Y en base a qué, cua-
alcanzaran a huir apresuradamente refugián- tro páginas después, resulta que cien o doscientos años
más tarde “una nación serrana, acaso la de los
dose en lejanos parajes.
Chancas (...) le da el golpe de gracia”? ¿Insinúa el
período entre el primer golpe y el de gracia, efectiva-
Quizá ese fue el contexto en el que un nu- mente un tránsito largo y penoso como el que
meroso grupo de la élite chanka, por la única seguimos suponiendo? Claro que lo insinúa, mas no
vía que les quedaba libre (la cara este de la ofrece seguridad porque no sabemos si la diferencia de
cordillera oriental de los Andes), emprendió fechas no es más que un error historiográfico.
la fuga hacia el norte.
Por otro lado, ¿qué le permite a Del Busto, sin
haber ofrecido el más mínimo antecedente, afirmar
Esa sería la causa y origen del suceso que “pueblos invasores” fueron los que redujeron la
que, rodeado de gran imprecisión cronológi- ciudad Wari?
ca y de matices mitológicos, la historiografía
clásica –desde los cronistas–, conoce como la ¿Qué pueblos anónimos habrían sido aquellos?
¿Dónde habían estado durante el apogeo imperial?
“retirada a Moyobamba”, que explicaría la
¿Cómo adquirieron tanta fuerza como para atravesar
ocupación y posterior desarrollo de ésta y de buena parte del territorio imperial sin ser detenidos y
su vecina Chachapoyas (ver ubicación en el llegar hasta la capital y saquearla?
Gráfico N° 42, pág. 207), donde habrían sido
los constructores, entre otras, de la gran y ¿Por qué luego abandoraron el territorio saquea-
todavía semioculta fortaleza de Kuélap. do, cuando bien pudieron quedarse en esas tierras que
durante siglos habían alimentado a cientos de miles de
habitantes?
La metrópoli Wari, saqueada, se convirtió
en un fantasma: caídas sus estatuas de piedra, ¿Y qué fue de esos poderosos pero anónimos
sus muros enterrados, sin agua, sin vida –a- invasores después de su destructiva acción? ¿Cómo se
firma Lumbreras– 62. podría explicar que al cabo de tan protagónica tarea
volvieran sin más al más absoluto anonimato?
Necesariamente el deterioro, el colapso y
Por su parte, y si los primeros invasores no fueron
la caída final del Imperio Wari fue un proce- los de esa “nación serrana de los chancas” –de la que
so. Todos los antecedentes históricos –pero habla Del Busto–, ¿dónde habría estado entonces ésta
también el sentido común– permiten plantear durante el apogeo Wari? ¿Y no deberíamos hacernos
esa hipótesis. Y permiten plantear también también para ésta las restantes preguntas precedentes?
que fue un proceso en sí mismo coherente y
Como en el caso de Chavín, aquí también, pues, la
explicable. Sin embargo, por ahora casi no
casi unánimemente sacralizada hipótesis de los “pue-
hay forma de probar cuán largo y penoso fue. blos invasores” no resiste el más mínimo análisis. Pero
no obstante gratuita, insustancial y artificiosa, se ha
¿Acaso de siglos, como podrían dejar en- recurrido a ella para llenar ni más ni menos que uno de
trever las imprecisiones en las que incurre el los acontecimientos más importantes de la historia
historiador Del Busto, que en un lado afirma andina, esto es, en palabras del propio Del Busto: la
que la ciudad Wari “conoció su fin hacia el “muerte del Horizonte Medio”.
año 1000 dC”, para luego (cuatro páginas Mas, ¿cómo llegó ésta, además de llegar, según la
después) afirmar que la capital “languidece y historiografía tradicional, de la mano de “invasores”?
muchos de sus habitantes la abandonan (...) Pues dice textualmente Del Busto: “...era de espe-
en el siglo XII o XIII dC” 63. rarl[a] –no en vano han transcurrido muchos años–
surge la decadencia, empieza la desintegración”.
¿En base a qué indicios o a qué evidencias, pues
no las explicita, Del Busto sostiene que Wari conoció Es decir, la historiografía tradicional no tiene
su fin hacia el año 1000 dC, “en que pueblos invasores ningún reparo en afirmar –en la pluma de unos– y de

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 209


aceptar –con el silencio de los más– que se habría nueva etapa. En el nuevo contexto, cada
tratado de un asunto pura y simplemente mecanicista: pueblo ensayaría, una vez más, la aplicación
decadencia y desintegración inexorables a cargo del
de su propio proyecto nacional.
tiempo, y sólo de él.

Resulta obvio que con ese prosaico mecanicismo,


con la gratuita invención de los “invasores anónimos”,
y recurriendo además a términos tan anodinos como
“Horizonte Medio”, se logra disimular y encubrir dos
aspectos históricamente sustantivos e íntimamente
relacionados:

a) la suma de desaciertos y crímenes de la élite


y de buena parte de la nación imperial, y;

b) las luchas, acciones independentistas y gue-


rras de liberación de los pueblos sojuzgados.

No deja de resultar curioso que, contradiciéndose


con su implícita hipótesis mecanicista, Del Busto ad-
mita que, aunque sólo tras el golpe de gracia, “el pre-
sunto Imperio se desploma. Entonces las naciones
sojuzgadas se emancipan... –afirma 64–.

Pues bien, admitiendo él sin ambages que hubo


naciones sojuzgadas, qué otras condiciones –que no
explicita– se habría requerido para hubiese dejado de
hablar de un “presunto imperio” y lo admitiera ca-
tegóricamente?

¿Por qué no se explicita esas razones? ¿Es que


acaso la diferencia entre “imperio” y “presunto impe-
rio” es anecdótica e irrelevante?

¿En qué sustenta la historiografía tradicional


tamaña laxitud en sus premisas y vacíos? ¿Y tamaña
orfandad e incongruencia en sus conclusiones? Cada
vez es más evidente, pues, que hay varios y muy
importantes capítulos de la historia andina que mere-
cen ser íntegra y seriamente reformulados.

Pues bien, la caída del segundo imperio


de los Andes, como había ocurrido después
de la debacle del Imperio Chavín, significó el
resurgimiento autónomo de pueblos y na-
ciones en el espacio andino.

El grueso del propio pueblo ckanka, es


decir, la numerosa y pobre población rural
que no conoció los beneficios del imperio,
inició también, dispersa y estigmatizada, una

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 210


Consolidación de las naciones andinas

Algunos pueblos como los tallanes de Se daba, además, una estrecha relación
Piura y Tumbes, protegidos por el vasto, hos- entre el desarrollo de las técnicas necesarias
til y tórrido desierto de Sechura; y pequeñas para disponer de un recurso y la posesión del
poblaciones norcordilleranas que luego se- mismo. Los pueblos asentados a orillas de
rían denominadas como bracamoros, en mares y lagos desarrollaron habilidad pes-
Jaén, y chachapoyas, en Chachapoyas; así quera, que no ponían tener los que se halla-
como los desperdigados antis en la amazo- ban en la cordillera. Quienes poseían can-
nía, los huancavilcas, cañaris, y cayambis de teras de piedra devinieron en flamantes cons-
Ecuador, no llegaron a ser incorporados al tructores, fortuna a la que no podían aspirar
proyecto imperial Wari. Durante esos siglos aquellos que habitaban zonas arenosas. Los
fueron llevando a cabo su proyecto nacional. que poseían vetas y minas desarrollaron la
minería y metalurgia, que estaban condena-
No obstante esa privilegiada situación, dos a desconocer los pescadores.
aun cuando no vieron mermados sus recursos
humanos, ni se vieron en la obligación de Por otro lado, como no hubo posibilidad
trasladar excedente a conquistador alguno, ni oportunidad de avistar primero todo el es-
ninguno de ellos alcanzó a registrar gran des- pacio andino para luego escoger una ubica-
arrollo material ni cultural. Es pues también ción, la localización final de los pueblos fue
importante tratar de entender las razones de un hecho fortuito, completamente azaroso.
tan singular historia.
En virtud de ello, no todos los habitantes
El desarrollo material es, sin duda, sólo de la costa, por ejemplo, tuvieron igual fortu-
una parte de la creación cultural de los pue- na. Para algunos, como los de las áreas cen-
blos. Intuitivamente todos aspiran a él y los tral y sur de la costa, el mar resultó pródigo
dirigentes siempre han sido concientes de en peces y mariscos, mientras que a otros, los
ello. En ese contexto, lenta y progresiva- de la costa norte, les fue más aparente para la
mente, los pueblos han ido resolviento sus navegación. La fría temperatura del mar en el
problemas de alimentación, vestido y vivien- caso de aquellos, les proveyó de gran riqueza
da. Poco a poco, para resolver esas necesi- pesquera; y, por el contrario, la cálida tem-
dades, se fueron explotando más recursos: peratura de las aguas en el caso de éstos, se la
fauna terrestre, aves, bancos de peces, bos- negó.
ques, tierra agrícola, canteras, minas, etc., así
como desarrollando las técnicas más adecua- En la cordillera, a flor de tierra, a unos se
das para su explotación. les ofreció grandes canteras de piedra apa-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 211


rente para la construcción mientras que a o-
tros les fue negada esa fortuna. Disponer de Mapa Nº 19
amplios territorios y de grandes volúmenes Los valles del territorio peruano
de agua no significó necesariamente un gran
resultado agrícola, como ocurrió a los antis Tumbes
Chira
de la Amazonía.
Piura Jaén
Huancabamba
1 Bagua
Y por el contrario, con sólo una fracción La Leche Chotano Mayo
Reque Valles de antigua
infinitesimal del territorio y del agua de la Zaña
Jequetepeque
Huayabamba
Cajamarca
ocupación
Amazonía, los valles de la costa resultaban, Chicama 4 Condebamba
Huayaga
Valles de reciente
explotación
Moche
en proporción, agrícolamente mucho más ri- Virú
Central

cos. Santa
Nepeña
C. de
Huaylas
Alto
Casma Huayaga
Culebras Oxapampa
A su turno, un pequeño y homogéneo Huarmey Pativilca
Supe Chanchamayo
bosque maderero, como el de algarrobos en Huaura
Chancay
Satipo
Chillón Mantaro Ene
la costa norte, resultaba también mejor fortu- Rímac
Lurín Cieneguilla
5 Cosñipata

na que un gigantesco, variadísino y tropical Mala Omas


Cañete 6
La 3 Lares
Convención
Huarpa Tambopata
bosque de aguajales en la Amazonía. Chincha
Pisco
Marcapata
Pachachaca Urubamba
Ica

Sin embargo, superada la fase de recolec- Nazca


Acarí Colca
ción y caza, la inmensa mayoría de pueblos Yauca
Chaparra Majes
Atico Chili
ponderó, por sobre todos los demás recursos, Ocoña
Camaná Tambo
el de la tierra, o, mejor, el de la tierra agríco- Sihuas
Locumba
Moquegua 2
la. Los espacios generosos en frutos recolec- Sama Caplina

tables no eran siempre los mejores en térmi-


nos agronómicos. Se abandonaron entonces
aquéllos para establecerse definitivamente en Unos –como puede apreciarse en el mapa–
éstos. habían resultado asentados en valles pequeños,
estrechos y poco fértiles como el del río
Ese limitadísimo derecho a escoger, entre Chotano (1) en la cordillera norte, o el del río
pocas y físicamente cercanas opciones, lo pu- Osmore o Ilo (2) en la costa sur, por ejemplo.
dieron ejercer quizá sólo algunos entre me-
nos de los 100 000 habitantes de los remotos Otros, con mejor fortuna, estaban pose-
5 000 aC. Difícilmente ello pudo ocurrir al sionados de valles más grandes y produc-
cabo de varios milenios. Y menos aún, por tivos, como es del Urubamba (3) en la cor-
ejemplo, cuando en el siglo X dC hegemo- dillera y el del Chicama (4) en la costa.
nizaba el segundo imperio de los Andes.
Por último, con gran suerte, algunos pue-
Para esa fecha todos los valles naturales blos resultaron trabajando ubérrimos y más
del territorio andino estaban centenariamente extensos valles como el del Mantaro (5) en la
ocupados y la posesión de cada uno de ellos cordillera y el de Cañete (6) en la costa, por
estaba claramente definida entre los pueblos. ejemplo.

En ese sentido puede afirmarse que vir- No todos los pueblos, pues, estaban en
tualmente para todos y cada uno de los pue- igualdad de condiciones respecto de la pose-
blos y naciones, la suerte estaba ya echada. sión del fundamental recurso agrícola.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 212


La importancia bio, contar con mayor área aparente para uso
agrícola y con mayor disponibilidad de agua
de la riqueza agrícola para fertilizarla.

Sin duda, pues –y más allá de su volun-


Antes de empezar a ser trabajados, al- tad–, unos pueblos resultaron significativa-
gunos valles eran, potencialmente, muchos mente más afortunados que otros.
más ricos que otros –los gráficos del Anexo 3
(en el Tomo I) y del Anexo 10 (en éste) resul- Esa diferencia de base –quizá hasta de-
tan a este respecto muy elocuentes–. beríamos hablar de distintas posiciones de la
“línea de partida”–, objetiva y cuantificable,
En extensión, gradiente, calidad del necesariamente habría de ponerse de mani-
suelo, disponibilidad de agua, etc., la natu- fiesto en la diferencia de objetivos que ha-
raleza había dotado a unos del doble, quíntu- brían de alcanzar los pueblos en la historia.
ple o muchísima más riqueza explotable en
comparación con otros. Quienes disponían de la mejor combi-
nación de riqueza agrícola e hidrológica
A efectos de alimentar a la población, tenían más posibilidades de llegar tanto más
poco importaba de cuánto espacio total se lejos en sus objetivos de desarrollo económi-
disponía. Mucho más importante era, en cam- co y social y, en definitiva, cultural.

Anexo Nº 8
Chavín - Perú / Egipto

Perú Egipto

Imperio Egipto, en un solo valle,


Chavín tiene más tierras agrícolas
que el Perú en todos sus valles.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 213


En los casos de pueblos que, como los
Egipto Perú Relac.
moches y los limas, controlaron varios valles, (a) (b) (a / b)
por obvio que resulte decirlo, fue la suma de
la riqueza potencial, agronómica e hidrológi- Territorio (Km2) 1 001 449 1 285 216 0,78
ca la que en definitiva contó. La significativa Área cultivada (Km2) 55 000 19 000 2,89
mayor riqueza agrícola de que dispusieron y % área cult. / territorio 5,5 1,5 3,70
explotaron aquéllos, explica suficientemente
porqué pudieron concretar obras mucho más Egipto, con menor territorio (78 % del Perú), dis-
grandes y espectaculares que éstos. pone de casi tres veces más (2,89) tierras cultivadas. Y,
si se acepta el ratio o relación matemática final, puede
Quizá debe reclamarse a la historiografía tradi- afirmarse que, “agrícolamente”, Egipto es casi cuatro
cional que poco o casi ningún énfasis haya puesto en veces más (3,70) rico. Si además se considera la cali-
ese sustantivo aspecto de la historia de los pueblos. dad del suelo, la ventaja aumenta. Debe reconocerse
Virtualmente nunca se ha explicitado qué condiciones también que gran parte de las tierras agrícolas perua-
objetivas permitieron a un pueblo alcanzar ésto y a nas, para disponer de agua de riego, han demandado
otro sólo aquéllo. ¿Acaso para los períodos de la his- construir infinidad de kilómetros de canales y ace-
toria que venimos revisando no hay explicaciones ob- quias, mientras que en Egipto eso lo hace el Nilo que,
jetivas, o hipótesis verosímiles que expliquen los dis- casi sin intervención del hombre, inunda y fertiliza los
tintos niveles de desarrollo que se alcanzaron en un campos. Es posible afirmar, pues, que la ventaja “a-
mismo período en las diversas porciones del territorio gronómica” de Egipto es aun mucho mayor.
–andino y mundial–?
Tómese en cuenta además que, en el caso de
¿No es razonable suponer que si un pueblo dispu- Egipto, el área agrícola está reunida en uno solo y
so del doble de tierra agrícolas que otro, tenía mayores enorme valle, íntegramente vertebrado por el Nilo,
posibilidades de desarrollo que éste, no sólo porque que permite una amplísima comunicación; y, en el ca-
podía alimentar al doble de población, sino porque so del Perú, está atomizada, constituida por infinidad
podía también duplicar el excedente con el cual finan- de pequeñas y pequeñísimas fracciones, separadas por
ciar la construcción de infraestructura? obstáculos naturales difíciles de superar (desiertos,
altas montañas, profundas quebradas, ríos no navega-
bles pero muy torrentosos, etc.). En síntesis, la poten-
Quizá – aunque parezca tardío presentarlo aquí–
cialidad agrícola es abrumadoramente mayor en E-
la comparación entre Chavín y Egipto sea una magní-
gipto que en el Peru.
fica base para la formulación de la hipótesis que ve-
nimos planteando.
Si la comparación se hace entre los imperios
Chavín y Egipto, las cifras (tentativa e hipotética-
Los jóvenes y adultos de hoy estudian su propia
mente ajustadas) proporcionan diferencias aún más
historia y la de otros pueblos. Así, los peruanos estu-
saltantes.
diamos las historias de Chavín y Egipto. ¿Pero se nos
ha dicho alguna vez en algún texto cómo se explica
que, siendo ambas culturas largamente coetáneas, Egipto Perú Relac.
mientras Egipto ha dejado innumerables y gigantescas (a) (b) (a / b)
obras materiales regadas en un amplísimo territorio,
Chavín sólo dejó un castillo cuyas dimensiones em- Territorio (Km2) 1 000 000 300 000 3,33
palidecen frente a aquéllas? Sin duda podrá formular- Área cultivada (Km2) 30 000 2 000 15,00
se un cúmulo de razones. Pero una de ellas, y quizá la % área cult. / territorio 3,00 0,66 4,5
primera y más importante, es la enorme diferencia de
riquezas agrícolas de que dispuso Egipto en compara-
ción con Chavín. Para la época en que coexistieron ambos imperios,
la agricultura era prácticamente el único sector pro-
A efectos de ilustrar cabalmente esta afirmación ductivo capaz de generar los grandes excedentes que
–y como claramente se insinúa en los gráficos de la permitían dinamizar al resto de las actividades pro-
página anterior– considérese los siguientes datos: ductivas, pero, en particular, a la construcción.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 214


Con las cifras mostradas, sin contar la mayor pro- daban las poblaciones. Sin embargo, no to-
ductividad del suelo, ni las otras condiciones favo- dos esos excedentes generables podían ser de
rables mencionadas, el Imperio Egipcio disponía de
gran magnitud. Las limitaciones técnicas, por
quince veces más producto agrícola que Chavín. Y
asumiendo que los egipcios hubieran sido tres veces ejemplo, impedían almacenar grandes volú-
más numerosos (hoy Egipto tiene el doble de po- menes de pescado o de carnes rojas. Rápi-
blación que el Perú), el producto agrícola seguía sien- damente se descomponían. Era inútil, pues,
do cinco veces mayor. que, aun cuando pudieran hacerlo, porque
había los recursos suficientes, los pescadores
En esas condiciones, no es difícil imaginar que el se esmeraran en generar grandes excedentes
Imperio Egipcio dispusiese de un excedente abru-
de captura.
madoramente mayor del que dispuso Chavín. En todo
caso –repetimos– el norte de África alberga los mo-
numentos suficientes como para dar testimonio de la Por otra parte, era difícil acarrear grandes
gigantesca diferencia de riqueza de que dispusieron volúmenes de excedentes forestales o mine-
uno y otro imperio. ros y, más aún, la producción excedente de
las canteras de piedra o arcilla. Y, aunque hu-
El tiempo de ocupación de un territorio biera sido posible movilizar esos sobrantes,
agrícolamente trabajado era, no obstante, un era muy poco práctico durante las mitas re-
factor compensatorio, por lo menos parcial. tribuir el trabajo de las cuadrillas de trabaja-
Así, un valle pequeño y poco fértil, trabajado dores con excedentes de madera, metal o pie-
por espacio de miles de años, rendía quizá dra. Sí, en cambio, con excedentes agrícolas.
tantos frutos como uno más amplio y fértil
pero en manos de un pueblo con menor tiem- El excedente agrícola, por el peso y ta-
po de experiencia agrícola. maño de los productos, representaba gran
simplificación para el almacenamiento. Por
Es decir, independientemente de la volun- su composición química, ofrecía mayor to-
tad de los grupos humanos, la naturaleza se lerancia y mejor resistencia para su conser-
constituyó pues en importantísimo factor li- vación. Y por su uso, tenía demanda perma-
mitante para el desarrollo de unos pueblos, y nente. Por todas esas razones, el excedente
una fantástica catapulta para el despegue de agrícola se convirtió en el más importante
otros. agente de dinaminación de las sociedades.

Para los pueblos, la riqueza agrícola era el Disponiendo de grandes excedentes agrí-
más preciado de todos los intereses ajenos al colas los pueblos tenían cómo solventar mi-
hombre mismo. No sólo porque tenía que ver tas, no sólo masivas sino también prolon-
directamente con la alimentación y, por con- gadas. Con ellas se emprendió, precisamente,
siguiente, con la supervivencia; o, si se pre- la construcción de centros cívico–religiosos,
fiere, no sólo porque permitía garantizar el palacios, plazas y jardines, pistas y veredas;
primero y más importante de todos los intere- en fin, ciudades. Con las mitas de hizo tam-
ses propios del hombre: la vida. Sino, funda- bién caminos, puentes, canales, bocatomas,
mentalmente, porque fue el primer sector derivaciones, andenes, reservorios, etc.
productivo capaz de generar grandes vo-
lúmenes de excedente socialmente utilizable. Disponiendo de grandes excedentes, la
agricultura liberaba, además, fuerza de traba-
Desde muy antiguo, casi todos los sec- jo que, con el sustento alimenticio asegurado,
tores productivos fueron capaces de generar quedaba disponible para otras actividades:
un abastecimiento mayor que el que deman- artesanía, textilería, alfarería, arquitectura,

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 215


ingeniería, astronomía, hidráulica, medicina. tal restricción, esos pueblos asomaron al
Solo disponiendo de estos especialistas, emi- siglo XI con un desarrollo material muy li-
nentemente urbanos, pudieron los grupos al- mitado.
canzar el desarrollo material y cultural.

En síntesis, a partir del desarrollo de la


agricultura, la materialización del proyecto El pueblo tallán:
nacional de los pueblos estaba muy estre-
chamente relacionado con la disponibilidad condicionamientos
–o no– de excedentes agrícolas y con la mag- histórico–geográficos
nitud que de éstos se obtenía.

Por cierto, las guerras de conquista, o el El sur del extenso y tórrido desierto de
uso improductivo de los recursos, hicieron Sechura (de casi 200 Kms. de largo), había
variar el resultado. Pero en condiciones de marcado el límite norte del territorio que
autonomía y paz la concretización de mayo- alcanzó a tener el Imperio Wari.
res objetivos como parte del proyecto na-
cional estaba supeditada a la existencia de los Quizá para las poco numerosas huestes de
excedentes agrícolas. Y objetivamente ello vanguardia de los ejércitos chankas que lle-
dependía de la disponibilidad real de riqueza garon hasta esos confines era demasiado ries-
agronómica: valles con adecuada disponibi- goso –y muy poco rentable– internarse en
lidad de agua y climas templados. territorio tan hostil.

Pues bien, tanto los tallanes en Piura y Al norte del desierto, los tallanes estaban
Tumbes; como los bracamoros en Jaén; los posesionados de los valles de Tumbes, Chira
chachapoyas en Chachapoyas; los antis en la y Piura, cuyos ríos suman probablemente
Amazonía; los huancavilcas, cañaris, ca- más descarga que todo el restante conjunto
yambis y otros más en la zona ecuatorial, aun de los ríos de la costa peruana.
cuando no sufrieron la conquista chanka, y
pudieron por consiguiente avanzar durante El primero es de una exhuberancia tropi-
esos siglos en su proyecto nacional, carecie- cal poco apropiada para la agricultura, peor
ron, sin embargo, de la insustituible riqueza aún entonces. Pero la enorme potencialidad
agronómica que les hubiera permitido la ma- de los dos últimos podría haber sustentado un
terialización de grandes culturas 65. desarrollo enorme. ¿Qué lo impidió?

No hay en todo caso evidencias de un Que se sepa, no hay investigación empíri-


gran desarrollo agrícola entre esos pueblos. ca que proporcione datos para una respuesta
Lo que además, excepción hecha de los talla- concluyente. Sólo cabe suponer que los ta-
nes, en los demás se explicaría también por la llanes, en el “ojo de la tormenta” periódica
tardía ocupación y explotación de sus respec- del fenómeno océano–atmosférico del Pací-
tivos territorios. fico Sur, no habrían podido superar sus rei-
terativos embates, tanto en sus versiones de
Con dicha enorme limitación, ésos y o- inundaciones como de sequías.
tros pueblos, debieron aceptar que los obje-
tivos susceptibles de ser alcanzados sólo eran Ningún otro pueblo sufrió como él inten-
más bien discretos. En efecto, y en razón de samente todos y cada uno de los eventos

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 216


climáticos de los que se ha hablado en el qué pueblo conquistaron en Piura los chimú,
Tomo I de este libro. después 69. Ni, por último, a qué pueblo so-
juzgaron los inkas en “Ayabaca y la comarca
No obstante, los tallanes alcanzaron su piurana” –en palabras de Del Busto 70–. Ob-
mayor desarrollo durante la Cultura Vicús, en sérvese sin embargo que, mil años después
Ayabaca (Frías) y Morropón (Vicús). Es de- de Vicus, Ayabaca aún seguía ocupada.
cir, aparentemente no por una simple casua-
lidad, algo menos expuestos a las inunda- En la historiografía tradicional, recién
ciones, sólo en una parte alta del valle del nos son formalmente presentados los tallanes
Piura, entre 2 000 – 3 000 msnm. El precio de para el siglo XVI, durante la conquista es-
la protección fue sin embargo ocupar una de pañola. Y entonces, de sopetón, haciéndose
las partes más estrechas y de grandes pendien- referencia al primer viaje de Pizarro en 1528,
tes del largo valle, de proporcionalmente baja se nos habla de “una gran población con mu-
productividad agronómica. rallas almenadas y torreones cuadrados. Era
Tumbes, la ciudad buscada. Coronaba a toda
Según parece más probable, esa cultura la urbe una imponente fortaleza”. Era –como
se habría extendido entre el 1000 aC y el 600 precisará Del Busto líneas después– “la gran
dC. Habría sido entonces –como hemos afir- población de los tallanes tumbesinos” 71,
mado antes–, contemporáneamente influida “compatriotas” de los “tallanes piuranos” 72.
y luego víctima de Chavín. Libre de éste, ha-
bría alcanzado su apogeo siglos más tarde, ¿Cómo y cuándo apareció de improviso
entre el 500 aC y el 300 dC 66. esa gran población, tan bien equipada y gua-
recida? ¿Por qué recién resultan compatriotas
Sorprendentemente, tanto el fin del apo- los tallanes tumbesinos y piuranos? ¿No re-
geo de la cultura como el fin de la cultura sulta entonces razonable que, en salvaguarda
misma, coinciden en el tiempo con las fechas del principio de continuidad histórico–geo-
dadas por Kaulicke 67 para dos grandes y muy gráfica subyacente, reconozcamos como ta-
destructivos períodos de eventos océano- llanes a los viejos creadores de la Cultura
atmosféricos. Vicús, y de allí en adelante a todos los po-
bladores de los territorios de Piura y Tumbes?
Quizá fue pues a raíz de las catástrofes
del 250–300 dC que la cultura Vicús sufrío Pues bien, fue en ese primer viaje de Pizarro que
un gravísimo debilitamiento que facilitó su se capturó en el mar a los “tres indiezuelos tallanes” 73
conquista por los moches–mochicas –del que que habrían de ser llevados hasta España, y rápida-
mente castellanizados para que, a la vuelta, desde
surge el estilo cerámico tallán–mochica–. Y
1531, sirvieran de intérpretes. Del Busto, refiriéndose
que luego, conquistadores y conquistados su- al más conocido de ellos, hasta en tres ocasiones repe-
frieran los embates de la naturaleza del perío- tirá “Felipillo, el tallán perverso” 74 ¿Cuál fue la per-
do 550–600 dC., que los colocó a expensas versidad de Felipe, el joven intérprete tallán que, por
del Imperio Wari (véase Gráfico N° 46). el oficio para el que se le raptó y entrenó, asistió al
juicio en el que se condenó a Atahualpa?
Con el pueblo tallán estamos ante un
nuevo caso de imprecisión historiográfica. Las deformaciones de la historiografía han sido
tales, que buen tiempo se descargó a Pizarro y al impe-
En efecto nunca se ha dicho claramente qué rialismo español, de la responsabilidad de la muerte
pueblo fue el protagonista de la Cultura Vi- del Inka, endosándosela a “Felipillo”, que supuesta-
cús 68. Ni se nos dice a qué pueblo dominaron mente habría tergiversado frases de aquél –como bien
más tarde los moches–mochicas, primero, y a recuerda John Hemming 75–.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 217


A partir de allí, sibilinamente, la historiografía ha gida por los conquistadores chimú, y/o por
sembrado –con eficiencia digna de mejores causas– la los ulteriores conquistadores inkas?
infeliz asociación:
Felipillo = tallán perverso = traidor Nada hay que permita una ofrecer una
(tan equívoca como la que en la Historia de México respuesta empíricamente convalidada. No
identifica “Malinche” con “traidora”). Repetida la pon- obstante, ni la gran ciudad que “buscaban”
zoñosa frase por décadas y décadas, sin tregua, ¿quién los conquistadores españoles, ni el magnífico
podría hoy en el Perú sensatamente identificarse como desarrollo náutico–comercial que encon-
tallán? ¿Se excluirá también la historiografía tradi- traron los inkas y aquéllos, eran el fruto de
cional de este atentado innoble contra la identidad le-
pocas décadas, sino de siglos de desarrollo.
gítima de un pueblo al que hoy pertenecen cientos de
miles de peruanos?
En todo caso, puede pensarse que la for-
En el apogeo de Vicús, los tallanes alcan- tificación de Tumbes se habría iniciado ya
zaron un gran desarrollo en la metalurgia del durante el período de autonomía que vivieron
oro, logrando esculturas antropomorfas con los tallanes durante el Imperio Wari, y para
láminas de oro soldadas. Quizá su mejor tes- defenderse no tanto quizá de éste, del que los
timonio lo constituye la famosa estatuilla a la separaba el largo y tórrido desierto, sino de
que se ha denominado la “Venus de Frías”. sus vecinos del norte: los isleños punás (Isla
Pero se postula que incluso conocieron una Puná), los costeños hualcavilcas (en torno a
aleación dura de cobre, oro y plata 76. Guayaquil) y hasta los cordilleranos cañaris
de Cuenca (véase los Mapas N° 20 y 25).
Vicús muestra además una hermosa ce-
rámica en la que sorprendentemente están Estaban pues asentados en un especialísi-
una y otra vez presentes distintos tipos de mo vértice de la geografía americana. Ocu-
instrumentos musicales: antaras, tambores y
trompetas. Por cierto se ha encontrado tam- Mapa Nº 20
bién tejidos, agujas, depiladores y cascabe-
les. Pero además cinceles y cetros, así como
Ubicación estratégica de Tumbes
armas: porras, hachas y petos protectores. Costa Lago de
Rica Panamá Maracaibo

Como está dicho, mientras su sede princi-


pal fuera el valle alto de Piura, sus posibili-
dades de desarrollo agrícola era muy escasas.
Así, no es de extrañar que, muchos siglos Buenaventura
más tarde, el núcleo poblacional más impor-
tante de los tallanes se hubiera desplazado a Pasto
la costa, y a otra actividad para la que, por Esmeraldas

azar, estaban magníficamente bien ubicados, Línea


ecuatorial Quito
y a la que si podían en cambio dedicar los do- Guayaquil Bosque
ce meses del año: el comercio internacional. I. Puná
Cuenca amazónico

Tumbes
¿Fue una conquista propia? ¿Fue precipi- Paita
Piura
tada después por la conquista moche–mochi-
ca? ¿La desarrollaron luego y mientras todo
el sur de los Andes estuvo bajo hegemonía
Chan Chan
chanka? O, finalmente, ¿fue inducida o exi-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 218


paban, en efecto, parte de aquel singular te-
rritorio que divide las calurosas áreas septen- Mapa Nº 21
trionales del trópico sudamericano, Centroa- Tumbes - Galápagos - Chan Chan
mérica y el Caribe, de las templadas y frías
Costa
áreas meridionales. Hacia el este, el denso Rica Panamá

bosque amazónico era una barrera muy difí-


cil de flanquear. Así, el punto de paso obli-
gado, entre el norte tropical y el sur andino,
era la tierra tallán. Buena-
ventura

Todos los pueblos, sin embargo, limitan


Pasto
con otros por el norte y por el sur. Y comer- Islas
cian con cada uno de ellos. E, incluso, sirven Galápagos Esmeraldas
Quito
de puente entre sus vecinos. Hasta allí no se
Guayaquil
daba ninguna diferencia entre la situación de
I. Puná Cuenca
los tallanes en las costas de Piura y Tumbes,
Tumbes
y, por ejemplo, la de las colonias lupacas en Paita
las costas de Moquegua y Tacna. Piura
Desierto
de Sechura

La importancia de la ubicación geográfi-


Chan Chan
ca de los tallanes –a diferencia de la de los
lupacas, por ejemplo– residía en que la pro-
pia naturaleza determinó que, en el tropical y tividades productivas. Así, mantuvieron in-
enorme espacio al norte de su territorio, la tenso intercambio con los pobladores de la
producción pesquera, pecuaria, agrícola y isla Puná, en el Golfo de Guayaquil, con
minera fuese completamente distinta de la quienes además se vieron envueltos en cons-
que se daba en el templado y frío territorio tantes conflictos (como constataron los con-
andino del sur. Y, a partir de ello, la produc- quistadores españoles al conocerlos). ¿Even-
ción artesanal o manufacturera era, también, tualmente y por encima de todo por rivalidad
muy distinta. comercial? Quizá.

Esas grandes disimilitudes alentaban el Pero hay además múltiples y sólidas evi-
intercambio. Y los tallanes ocupaban, preci- dencias de comercio con la costa de Colom-
samente, el territorio puente. bia, el istmo de Panamá y, en América Cen-
tral, con Costa Rica y Oaxaca (México) –co-
Los tallanes, pues, estaban asentados en mo específicamente asume Hernán Buse 77–.
un territorio–bisagra de gran importancia. Su Y acaso –como como también podría des-
ventaja comparativa natural, era, sin duda, prenderse de lo que recientemente ha de-
comercial. Máxime –como está dicho– ante mostrado Del Busto 78–, navegaron hasta las
las graves y reiterativas agresiones de la na- lejanas islas Galápagos e, incluso, hasta la
turaleza contra la producción agrícola. remota Oceanía (Melanesia y Polinesia), re-
tornando por la Isla de Pascua.
En razón de ello, los tallanes, libres de la
hegemonía chanka, habrían adquirido duran- Mal podría sorprendernos este último iti-
te ese prolongado período una mayor espe- nerario, si como bien se conoce hoy, los vien-
cialización en el comercio que en otras ac- tos alisios que vienen del sur toman precisa-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 219


mente la dirección hacia el oeste frente a las más adelante–, cambiaría radicalmente su
costas de Piura y Tumbes (como se vio en el historia. Fueron primero conquistados por
Gráfico N° 4 –Tomo I–) los chimú y, sin solución de continuidad, por
los inkas y luego por los conquistadores es-
Más que canjear con sus propios produc- pañoles (y hoy forman parte del Perú domi-
tos –que poco podían ofrecer a este respec- nado desde Lima).
to–, navegando en infinidad de balsas de ve-
la, y cuando correspondía por vía terrestre
acarreando “caravanas de auquénidos” 79 se
constituyeron entonces en intermediarios La nación chimú
entre los pueblos tropicales situados al norte
y noreste de Tumbes y los pueblos y naciones
subtropicales y andinas que ocupaban el sur Un caso muy especial habría de con-
y sureste del desierto de Sechura. sumarse al sur del desierto de Sechura donde,
tras la hegemonía Wari, surgiría definitiva-
Hacia Centroamérica eran llevadas múlti- mente consolidada la nación chimú, con el
ples y voluminosas variedades de tejidos de aporte directo de mochicas de Lambayeque y
uso masivo y espejos de obsidiana, así como moches de La Libertad.
cacabeles y sartales de chaquira. Pero tam-
bién armaduras, petos y tenazas de metal. Así Asentados en territorios equidistantes y
como productos de mayor valor como perlas próximos a Paiján (que hemos destacado en
negras de Sechura y nacarinas de La Li-
bertad. Pero sus productos más preciados,
que atravesando el istmo de Panamá habrían Mapa Nº 22
llegado incluso hasta las playas e islas del
Territorios Mochica y Moche / Chimú
Caribe, serían las coronas y diademas de oro
y plata, y costosas y muy apreciadas vasijas Río Túcume
de oro. Desierto (o Salas)
de Sechura

Batan Grande
Desde el norte, a cambio, traían hacia el Río Lambayeque
Íllimo
mundo andino central, perlas desde Panamá; Túcume MOCHICAS Chongoyape
esmeraldas, de las costas de Ecuador y Co- Río Reque
Sipán
lombia; y, desde Oaxaca y Panamá, spondy- Lamba- Río Zaña
lus victorum y strombus galeatus, las céle- yeque
bres conchas míticas que, desde Chavín, tu- Río Jequetepeque
Cor

vieron un enorme valor místico–religioso Pacatnamú MOCHES


dill

Paiján
(pero también de predicción meteorológica
era

Río Chicama
Occ

–como ya se ha postulado–). Lo cierto es El Brujo


ide

Río Moche
que, para muchas de las élites de los Andes, Stgo. de Cao
nta

La Chan Chan
l

aquéllas valían “más que el oro y la plata” Libertad Moche

–como textualmente asegura Buse 80–. Huancaco


Río Virú

Río Santa
Así, desenvolviéndose fundamentalmen-
Río Nepeña
te como comerciantes, pero por sobre todo Nepeña
como grandes navegantes, los tallanes arri- Murallas defensivas
de Chan Chan Sechín
Río Sechín

baron al siglo XIII, en que –como veremos

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 220


círculo blanco casi en el centro del mapa), empezado a darse, la milenaria hegemo-
resulta bastante razonable considerar a unos nía chavín contribuyó decididamente al
y otros como descendientes de aquéllos vie- proceso de homogenización entremochi-
jos recolectores–cazadores. cas de Lambayeque y moches de La Li-
bertad, hasta hacer virtualmente indistin-
El tiempo, la posesión de distintos territo- guibles sus diferencias.
rios y la disputa de los territorios fronterizos,
daría sin embargo curso a dos historias dife- Debe destacarse sin embargo que, aunque
rentes, a dos identidades distintas, en suma, a larguísima y geográficamente muy próxima,
dos pueblos: mochicas y moches, que, no obs- la dominación chavín no logró imponer su
tante –y para lo que habremos de encontrar propio idioma (el proto–quechua) entre mo-
una explicación–, terminaron comunicándo- ches y mochicas, ni erradicar el idioma que
se en dialectos del mismo idioma: el que la finalmente éstos terminaron creando con el
historia a la postre reconocería como muchik. aporte de los sechín: elmuchik., aunque sin
duda el idioma de la nación hegemónica lo
Miles de años después de la ocupación impactó fuertemente. La lingüística, en todo
inicial de Paiján, tras derrotar y liquidar el caso, tiene allí grandes secretos que desen-
poder militar de los sechín, y tras sojuzgar trañar.
por siglos a moches y mochicas, la hegemo-
nía chavín dio origen a dos sucesos con los Pero debe destacarse además que –como
que las historias de dichos pueblos empe- seguiremos viendo más adelante–, la domi-
zarían a converger nuevamente: nación chavín tampoco logró borrar de la
conciencia de mochicas y moches los viejos
a) los derrotados –pero asombrosos– perso- mitos y leyendas fundacionales –que lograría
najes sechín (desde su ubicación inicial, rescatar la Historia para la posteridad–, que
que ha sido destacada en círculo azul en asumieron en el mestizaje con los sechín.
la parte inferior del mapa), muy presumi-
blemente habrían huido en gran número Mas –como se ha visto en el Tomo I–, tras
hacia el norte, incorporándose y –con el la caída de Chavín, y sin poder disimular sus
tiempo– confundiéndose étnica y cultural- grandes similitudes, mochicas y moches em-
mente tanto con moches como con mochi- prendieron otra vez, y durante casi un mile-
cas. nio, desarrollos autónomos.

Innumerables indicios permiten concluir Muy probablemente porque la guerra de


que los sechín –inadvertida, pero inexo- independencia contra Chavín la concretaron,
rablemente– no sólo difundieron entre mo- bajo su propio liderazgo, primero los mochi-
ches y mochicas sus leyendas, idioma y cas lambayecanos, más alejados del centro
otros elementos culturales, sino que ter- hegemónico; y, con otros líderes, poco más
minaron imponiendo muchos de ellos, tarde los moches. Así, aquéllos, sobre los
que –como se vio en la Ilustración N° 6 valles de Túcume, La Leche, Reque y Zaña,
–Tomo I–)–, habrían de mantenerse y ma- plasmaron la Cultura Lambayeque. Y éstos,
nifestarse durante muchísimos siglos. posesionados de los valles de Jequetepeque,
Chicama, Moche y Virú, la Cultura Moche.
b) por su parte, reforzando de hecho aunque
involuntariamente la integración étnico- Unos y otros sin embargo –como se ha
cultural sechín-moche-mochica que había visto en el primer capítulo de este Tomo–

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 221


sufrieron luego la conquista y hegemonía de tayos y mitimaes mochica–moches con dis-
Wari. Fueron largos y nuevos quinientos años tintos propósitos: trabajar las tierras de los
de muy violento sojuzgamiento que tuvieron conquistadores, construir viviendas y pobla-
un desenlace especialísimo. ciones, ampliar caminos, erigir fortificacio-
nes. Habrían sido también comunes (o mixtas
Un indicio importante permite presumir y fusionadas) las levas destinadas a reforzar y
que los conquistadores chankas (y quechua renovar las huestes de los ejércitos impe-
hablantes) habrían sido incapaces de recono- riales, etc.
cer diferencias entre mochicas y moches que
hablaban el mismo idioma, se vestían y ata- Así, en quinientos años, miles de miles
viaban de manera casi idéntica, sus comidas habrían sido los casos de mestizos de padre
y bebidas eran prácticamente las mismas, chanka, madre mochica y abuela moche (y/o
pues sus territorios eran climática y ecológi- a la inversa).
camente idénticos, dominaban casi las mis-
mas técnicas, etc. Es decir, el Imperio Wari, también inad-
vertidamente, habría terminado por convertir
Así, los habrían tratado como si fueran entonces en una sola nación, chimú, a mochi-
grupos de una sola nación. cas y moches.

Asumir que los chankas habrían incurrido en un


error como ése –que a la larga habría de tener signi- Gráfico Nº 44
ficativas consecuencias– no es forzado y menos gra- Mochicas + Moches ––> Chimús
tuito. Hay en efecto en la historia andina clarísimos
antecedentes que permiten postular dicha hipótesis.
1 200 Cultura e Imperio Chimú
Se sabe, por ejemplo, que los conquistadores es- –chimús–
pañoles tardaron bastante en reconocer las diferencias
que había entre inkas y chankas, entre kollas y lu- Imperio Wari
pacas, y, entre otras, entre chimú y chinchas, o, mejor, homogenización étnico-cultural y unificación de
mochicas y moches sometidos
entre todos y cada uno de ellos. 800
Cultura Cultura
Y, a la inversa, los pueblos andinos tardaron mu- Lambayeque Moche
–mochicas– –moches–
chísimo en reconocer las diferencias entre castellanos,
andaluces, catalanes, gallegos, vascos, moros e inclu- Territorios Valles de Lambayeque Valles de La Libertad
so los griegos y judíos que llegaron a la conquista de
los Andes.
Tras la liquidación del Imperio Wari, se
Es muy probable entonces que, a partir de consolidó en el valle de Moche, y específica-
su inadvertido error, los chankas decidieran mente en Chan Chan, un solo gran centro
controlar militarmente y administrar desde administrativo, militar y religioso. Ello per-
un mismo y equidistante punto, Pacatnamú mite afianzar aún más nuestra hipótesis sobre
(destacado en círculo amarillo en el Mapa N° la filiación etnohistórico–cultural de mochi-
22, pág. 220), el conjunto de los valles sobre cas, moches y chimú.
los que se asentaban mochicas y moches.
Mas no puede concluirse que esa conso-
Desde allí, y a la postre mezclándolos lidación habría sido política y socialmente
–uniformizándolos étnico–culturalmente–, se simple, ni necesariamente pacífica y consen-
habrían constituido brigadas comunes de mi- sual. Porque ciertamente hay hasta dos im-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 222


portantes indicios que permiten asumir que, que ni chankas ni chimú dejaron testimonios
tras la derrota de Wari, la nación chimú ha- escritos. Pero la importancia de plantearla
bría asistido a una cruenta lucha por la he- estriba en mostrar cuán verosímilmente pare-
gemonía interna. Y Chan Chan habría sido el cidos a sucesos que sí se conoce bien, pu-
exitoso resultado final de la misma. dieron haber sido muchos de los de la antigua
historia andina. Con lo que ésta tendría bas-
En efecto, un primer indicio lo provee la tante menos de la inútil y artificiosa origina-
legendaria tradición chimú. De ella puede lidad que gratuita e innecesariamente le ha
presumirse que no necesariamente los héroes concedido la historiografía tradicional. Y
de la epopeya independentista contra el Im- bastante más coherencia lógica y explicabili-
perio Wari hubieran sido nativos de exclusivo dad que las casi insondables y enigmáticas
origen étnico chimú. Bien pudo ocurrir que el versiones a que nos tiene mal acostumbrados
liderazgo antiimperialista estuvo en manos aquélla.
de mestizos (y/o “criollos” de origen
chanka), por cuyas venas corría tanta sangre No es difícil imaginar que estando Pacat-
cordillerana como chimú. Y eventualmente namú harto distante de Wari, sus guarnicio-
hasta pudieron ser los últimos jefes políti- nes se relevaran con mucha menos frecuencia
cos–militares del destacamento de Pacatna- que otras más próximas a la sede imperial. Ni
mú quienes impulsaron y lideraron la auto- que –como ocurrió entre los romanos, y co-
nomía e independencia del territorio que con- mo también se vería después entre los inkas–
trolaban. fueran destacados –y exiliados– allí los ge-
nerales menos afines con el entorno imperial
Esta conjetura, no por sorprendente, deja Wari.
de ser verosímil. Porque –según registra Del
Busto–, el primer gran líder chimú del que se Y, por último, que habiendo entrado en
tiene noticias se llamó nada menos que Ta- crisis el imperio se hubiera dejado de hacer
caynamo 81. ¿No hay acaso una enorme fi- relevos, con lo que se habrían sucedido va-
liación fonética entre “Pacatnamu” y “Tacay- rias generaciones de familias de oficiales
namo”? ¿No parece este nombre una defor- chankas sin moverse de Pacatnamú. Así, va-
mación de aquél? ¿Y no resulta claramente rias generaciones de “criollos chankas” se
insinuante del muy probable origen mestizo habrían casado con mujeres del territorio do-
chanka de Tacaynamo, el hecho de que su minado e, inadvertidamente, habrían ido
hijo tuviera un nombre de inocultable apa- identificándose cada vez más con la po-
riencia quechua: Guacri–Caur 82? blación chimú, y cada vez menos con la élite
imperial chanka de la lejana Wari, que muy
¿No hemos visto siglos más tarde, cómo probablemente al final los abandonó a su
de similar manera oficiales realistas cumplie- suerte.
ron destacadísimo papel como patriotas en
las guerras de la Independencia contra Es- Pues bien, el segundo indicio nos lo o-
paña, incluido el propio don José de San frece un “detalle” mostrado en el Mapa N°
Martín? ¿Fue quizá Tacaynamo un símil de 22. Allí, en efecto, hemos destacado (con
éste, así como de Pumacahua y del mariscal leyenda en la parte inferior izquierda), la ubi-
Gamarra? cación de las únicas dos grandes murallas
defensivas que están en las inmediaciones de
Es quizá imposible que algún día se logre Chan Chan 83: extraña y coincidentemente
probar esta última hipótesis específica. Por- ambas de cara al norte de la ciudad.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 223


Del Busto, que habla con bastante detalle Mas no podemos negar que la hipótesis
de las interioridades de Chan Chan, apenas de una cruenta lucha por el poder entre los
precisa que las dos murallas daban frente al chimú después de su independencia de Wari,
noreste 84. ¿Es que un despliegue defensivo, ha sido fácilmente imaginable a partir de la
económico y material de tanta envergadura conciencia de las igualmente cruentas y pro-
no amerita siquiera un mínimo análisis? ¿Por longadísimas guerras intestinas que se dieron
qué al norte y no en otra ubicación geográfi- en el Perú tras la Independencia de España. Y
ca, al sur por ejemplo? ¿Los pueblos deciden las murallas de Chan Chan han sido un buen
la ubicación de sus sistemas defensivos de asidero.
manera arbitraria y azarosa?

¿Cómo entender pues que la élite que tu-


vo a Chan Chan como su centro urbano, ad- De Sechín a Chimú:
ministrativo, militar y religioso más impor- la historia vs. la Historia
tante, identificara que las mayores acechan-
zas llegaban desde el norte? ¿Quién o quié- La historiografía tradicional reconoce unánime-
nes podían amenazar a Chan Chan desde esa mente que en gran parte de la costa norte, en el perío-
dirección? Había muy pocas posibilidades. do 1000 – 1400 dC, floreció la “Cultura Chimú”, que
habría alcanzado su apogeo muy probablemente a par-
¿Acaso de Pacatnamú y/o desde Lamba- tir del 1200 dC. Por lo demás, le atribuye ciertamente
yeque, los únicos centros amenazantes en los la autoría a los “chimú” o “chimúes”.
que cabría pensar para aquella época? Sí, la
Este es, sin embargo, uno de los capítulos en los
hipótesis es también verosímil. que –a nuestro juicio– más gravemente se confunde y
yerra la historiografía tradicional. Veámoslo revisando
En efecto, la posición norte del gran sis- una vez más la paradigmática versión tradicional que
tema defensivo externo de Chan Chan, y el proporciona el historiador Del Busto.
hecho de que efectivamente ésta fuera a la
postre el centro de poder de la nación chimú, “Los chimús –inicia diciendo en el capítulo corres-
sugieren la posibilidad de que con posterio- pondiente 85– (...) florecieron (...) al agonizar ese
Horizonte Medio” que acabó con la cultura de los
ridad a la independencia de Wari, se hubiera habitantes de los valles de Virú, Moche, Chicama y
dado una cruenta lucha por el poder al inte- Jequetepeque. Ese horizonte –decimos– no fue otro
rior de la nación chimú, entre las fuerzas en que el Imperio Wari. Mas, como destacamos en pági-
torno a Pacatnamú y/o los herederos de los nas anteriores, queda todavía pendiente de saber si
mochicas lambayecanos, contra los here- para nuestro historiador el Imperio Wari, además de
deros de los moches, de la que éstos últimos acabar con la cultura de esos pueblos, los “aniquiló” o
exterminó.
habrían resultado en definitiva victoriosos.
Dice Del Busto líneas más adelante: “...Tacay-
Si la triunfante élite moche–chimú estaba namo (...) fue el verdadero fundador de la nación de
ya emplazada en la misma ubicación actual los chimús”. ¿Fue? ¿Así de categórico? Quizá no deba
de Chan Chan durante esos enfrentamientos, dudarse que Tacaynamo arbitrariamente se autoatri-
o se optó por su construcción y la de las mu- buyó también ese portento (al fin y al cabo ¡la “His-
rallas defensivas posteriormente, es un asun- toria” la escriben los vencedores!). ¿Pero significa eso
que la ciencia debe también tragarse tamaña piedra de
to de menor importancia que, en todo caso, molino, en la que un hombre, por sí y ante sí, se pre-
debe cronológicamente definir la arqueolo- tende resumen y síntesis de una historia milenaria?
gía. Al fin y al cabo muchas murallas se cons- ¿Puede seria y científicamente hablarse de “funda-
truyen en el interín de diferentes guerras. dores de naciones”? No.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 224


Las leyendas y las tradiciones de los pueblos parecida a la de Naylamp? ¿Acaso una simple coinci-
tienen todo el derecho de sostener y mantener esos y dencia irrelevante? No, creemos que sí hay expli-
otros mitos. La ciencia no. Ésta debe reconocer y pon- cación.
derar cabalmente los hechos objetivos. Si Tacaynamo
fue un héroe, no debe recortársele ese reconocimiento, Nada hay en la cultura chimú que permita rela-
pero tampoco adicionársele gratuitamente frutos ve- cionarla directamente con algún remoto origen geo-
leidosos de la imaginación. ¿O debemos también re- gráfico desde el que se hubiera llegado en balsas.
conocer a San Martín y Bolívar el mérito de haber fun- Tampoco en las culturas mochica ni moche. Aquélla,
dado la nación peruana? sin embargo, tuvo y mantuvo la leyenda de Naylamp.
Y ésta tuvo un notable desarrollo naval (que como di-
Pero tan o más importante es destacar que, siendo jimos antes quizá tuvo su punto de partida en el mismo
que Tacaynamo no aparece en lo más mínimo en la hecho que dio lugar a la citada y famosa leyenda).
versión que Del Busto da de la historia de los moche,
debe colegirse, necesariamente, que para él, en efecto, Sería pues mucho más remoto –como se vio bas-
moches y chimú habrían sido, pues, dos naciones o tante atrás– el origen de la leyenda náutica que reivin-
pueblos distintos, con historias distintas y, sobre todo, dicaban los chimú. Y se remontaría tan atrás como el
sin vínculos que las unan. episodio que explica el extraordinario parecido entre
los monolitos olmeca y sechín, que hemos atribuido
En abundamiento agrega que a Tacaynamo: “Se le hipotéticamente al probable origen centroamericano
hacía llegado en una flota de balsas...”. ¿Llegado de de estos últimos, que llegando en balsas dieron origen
dónde y cuándo? –nos preguntamos–, dado que Del a la leyenda náutica.
Busto no lo hace. ¿Cómo si se ha podido guardar el
nombre del personaje no ha quedado el nombre del Podemos pues volver a plantear nuestra hipótesis
lugar de procedencia, ni el momento del suceso, que sobre el viejísimo vínculo de filiación que uniría a los
para la Historia habrían sido datos tan o más rele- olmecas y sechín con mochicas y moches y, en defi-
vantes? Tampoco él se hace estas interrogantes. nitiva, con los chimú (véase a este efecto el Anexo N°
9 en la página siguiente).
¿Los llegados en balsas encontraron el territorio
baldío y desocupado? ¿O conquistaron a sus ocu- Volvamos sin embargo sobre el texto de Del
pantes? ¿Y quiénes entonces habrían sido éstos? Busto, que sin haber explicitado en lo más mínimo
alguna probable relación histórica entre moches y
Nada. Sin preguntas ni respuestas Del Busto dis- chimú, de repente, otra vez de sopetón, tras un largo
curre hablando del “fundador” y de su hijo Gua- desarrollo sobre detalles de la Cultura Chimú, nos sor-
cri–Caur, y de su nieto Ñancen–Pinco... y así ocho pá- prende afirmando: “Los chimús se expresaron en la
ginas sin mostrarnos el más mínimo antecedente his- lengua de sus antecesores los [moches–mochicas]”.
tórico de los chimú. Nos los muestra así, a todas luces, “Antecesor” significa “anterior en el tiempo” y no
como un pueblo sin ninguna relación histórica con necesariamente denota antecedente filial o ancestro.
quienes habían ocupado antes, y por milenios, los mis- Pero en este caso sí significa esto último. De lo con-
mos valles. trario no se podría explicar que los nuevos ocupantes,
los chimú, tuvieran el mismo idioma que sus predece-
Del Busto, pues, se hace bastante eco de la tradi- sores, los moches–mochicas. Éstos, pues, necesaria-
ción chimú. Muy extrañamente, sin embargo, y aun- mente fueron sus padres y quienes les enseñaron el
que sin asomo de sorpresa ni explicación, observa idioma.
nuestro historiador que a Tacaynamo “la tradición
chimú identifica” con Naylamp (esto es, el personaje Así, los moches, que según Del Busto habían sido
de leyenda que habría también llegado en balsas pero “aniquilados” por los ejércitos de Wari (Perú Pre-
a fundar el pueblo mochica lambayecano). incaico, p. 278) ahora nos son presentados como “an-
tecesores” de los chimú (idem, p. 293), y sus maestros
¿No podría tratarse –como creemos– eventual- del idioma. No habrían sido entonces aniquilados.
mente de la misma leyenda, recreada en distintas cir-
cunstancias, y en distintos espacios, por distintas éli- Mas queda una posibilidad lógica para salvar la
tes? O, en su defecto, ¿cómo explicar entonces que los aparente inconsistencia: que, en represalia por su re-
chimú tuvieran una leyenda tan extraordinariamente sistencia a la conquista, el Imperio Wari hubiera ani-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 225


Anexo N° 9
Hipótesis: Presencia Sechín en Moche-Mochica y Chimú

Chimús
(La Libertad y Lambayeque) / (1000 - 1400 dC)
sede central: Chan Chan (La Libertad)
Leyenda náutica de Tacaynamo

(similitud fonética de los gentilicios, similitud étnica y cultural, y mismo idioma)

Moches vecindad geográfica Mochicas


(La Libertad) mismo idioma, (Lambayeque)
Gran desarrollo similitud cultural Leyenda náutica
náutico (0 - 800 dC) de Naylamp
¿sin leyenda?
(incorporación y mestizaje étnico y cultural)

Inicio de la hegemonía Chavín


(derrota y diáspora de los sechín)
(¿1200 aC?)

Sechín
en la costa norte-centro del Perú (Casma)
(¿2000–2500 aC?)

Verosímil viaje en balsas desde Centroamérica


(origen previsible de leyenda náutica)

¿Olmecas?

quilado sólo a la población masculina de los moche o ¿Podemos explicarnos cómo y por qué en este
a la población masculina adulta. No es tampoco forza- caso –aunque también en muchos otros– la historio-
do plantear esa posibilidad porque bien se sabe que, grafía tradicional llega a tan lamentables enredos, in-
siglos más tarde, los ejércitos imperiales inkas come- congruencias e inconsistencias?
tieron ese tipo de genocidio en más de una ocasión.
A nuestro juicio es bastante más simple de lo que
Si así hubiera ocurrido, los enigmáticos balseros parece. Todo parte del hecho de que arbitraria y anti-
chimú, con Tacaynamo en proa, habrían llegado pues históricamente las versiones clásicas de Historia se
a un territorio mestizo chanka–moche y lo habrían niegan a admitir explícita y claramente que los mo-
conquistado. Pero ahora cómo explicar entonces el ches, conjuntamente con otros pueblos, en guerra de
hecho absolutamente insólito de que los conquista- liberación, liquidaron al Imperio Wari. Pero como éste
dores terminaran hablando el idioma del pueblo con- había liquidado a la élite moche a la que derrotó, fue
quistado? Y más aún, en un período tan breve. una nueva, a su turno, la que llevó a cabo la guerra

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 226


antiimperialista y, obviamente también, la reconstruc- Gigantescos palacios, anchas y largas a-
ción de su propia historia. venidas, plazas, jardines, templos, edificios
públicos, viviendas, reservorios y acueduc-
Así la historia tiene la continuidad, coherencia y
tos, almacenes y depósitos, talleres, cemente-
verosimilitud que le ha quitado la historiografía tradi-
cional (al presentándonosla en compartimentos estan- rios, todo, Chan Chan exhibía todo lo mejor
cos –”culturas” y “horizontes”– sin relación filial e del desarrollo urbano alcanzado en los An-
histórica entre antecesores y herederos). Así no es des. Los palacios, en particular, lucían vis-
necesario apelar al “languidecimiento” de las culturas tosos estucados en altorrelieve, así como pin-
(Del Busto, p. 222). Ni a la “muerte” de los horizontes turas murales y hornacinas. Chan Chan lució
(idem, p. 118, p. 279). Y menos a sacar de la manga,
esplendorosa en su época, y fue vista con
aquí y allá, “invasiones bárbaras”.
gran deleite –como, por cierto es vista tam-
Y para terminar esta larga digresión, ¿cómo ex- bién en nuestra época, como acertadamente
plicar que los gentilicios “moche” y “mochica” fueran anota Porras Barrenechea 90–.
finalmente sustituidos por “chimú”? Tal parece que
los “chimú” –que conocieron primero los inkas y lue- Pero las ostentosas construcciones de
go los españoles– llamaban “Chimor” a su valle más Chan Chan, y la recargada y sofisticada indu-
importante, o, más probablemente, a todo el territorio
mentaria de la élite chimú, pusieron de relie-
que dominaban. Posiblemente, pues, en el quechua de
los inkas que los conquistaron en el siglo XV, el so- ve otro aspecto importante a considerar.
nido fue convertido en “chimós”, vocablo que a su
turno los conquistadores y cronistas españoles enten- En efecto, quedó de manifiesto que tanto
dieron como “chimús”. el uso directo como el indirecto del exceden-
te podía tener forma sencilla, discreta –como
Desde la caída del Imperio Wari hasta su en Tumbes y Piura o en Lima y Cañete–; o,
conquista por el Imperio Inkas, la nación chi- en su defecto, como había ocurrido entre
mú tuvo un desarrollo extraordinario. Más mochicas y moches, y como ocurrió en Chan
aún, alcanzó a constituirse en la protagonista Chan, hacer alarde de ostentación y derroche.
del único imperio exclusivamente costeño
que se conoció en los Andes. Coincidentemente, en la zona surcordillerana, en
el valle del Cusco, al interior del pueblo inka, se venía
poniendo en práctica una parecida política económica
–de derroche–.

El Imperio Chimú La ponderación y discreción observada en unos


pueblos, ¿era necesariamente el resultado de una ge-
neración de excedentes de menor cuantía? El caso de
El Imperio Chimú –como veremos– fue Cañete –como veremos–, mostraría que no: su valle
sin duda el caso paradigmático de un modelo era riquísimo; tanto o más que el conjunto de los cua-
tro valles que explotaron los mochicas en Lambaye-
de desarrollo eminentemente oligárquico, de- que, por ejemplo. ¿Era ésta quizá la excepción que
spótico, centralista y urbano. confirma la regla? Y el derroche de otros, ¿necesaria-
mente el resultado de haber dispuesto objetivamente
Chan Chan fue convertida en “ciudad de de una gran riqueza, como en el caso de Chavín, Wari,
ciudadelas” –a decir de Kauffmann 86–. La Tiahuanaco y Chimú, y como luego harían los inkas?
mayor ciudad del mundo andino –como re- ¿Era esta la regla?
fiere Del Busto 87–, fue dotada de belleza in-
¿La mayor riqueza disponible daba necesaria-
creíble –según afirma Lumbreras 88–. En sus mente lugar al desarrollo de modelos oligárquicos,
dieciocho kilómetros cuadrados pudo dar consumistas, centralistas y urbanos, a la postre intrín-
cabida a 75 000 o 100 000 habitantes 89. secamente débiles y de vida cada vez más efímera? Es

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 227


difícil dar respuesta a esas preguntas. Menos aún Las élites dirigentes, en la disyuntiva de
respuestas concluyentes, por lo menos por ahora. atentar contra sus propios intereses inme-
Quizá con el concurso de estas hipótesis una investi-
diatos o atentar contra los intereses del resto
gación multidisciplinaria logre encontrar indicios y
eventualmente pruebas suficientes. de la población, optaron, lógicamente, por
esto último. Lanzaron así a sus pueblos o
El proceso político–social que se había naciones a las guerras de agresión y de con-
estado dando en los Andes era, sin duda, quista.
complejo y dinámico. En ese contexto, en
algún momento la situación empezó nueva- La élite de la nación chimú emprendió y
mente a violentarse. El desarrollo material se concretó la conquista de los pueblos vecinos.
vio reflejado en incremento poblacional. Su- Por el norte sometió a los a los tallanes de
puso entonces mayor demanda de alimentos. Piura y Tumbes. Por el sur expandió sus te-
Mas este crecimiento del consumo debió rritorios conquistando primero a los pueblos
generar una disminución equivalente en el pescadores del Santa y luego a los cam-
excedente. Con ello disminuyó la posibilidad pesinos de la costa de Ancash y llegando
de consumo suntuario de las élites dirigentes. luego hasta el valle del Chillón 92, arrebatan-
do así parte de su territorio al pueblo lima.
Las demandas alimenticias de la pobla- Con ello, a partir del siglo XIII, la élite chimú
ción y de consumo suntuario de las élites acabó encaramada en la cima de un novísimo
fueron quizá los factores que más empujaron imperio andino: el Imperio Chimú.
a los pueblos, nuevamente, a la guerra. No
obstante, no era ésa, por supuesto, la única Durante gran parte de los siglos XIV y
alternativa. XV, esos territorios y pueblos conquistados
estuvieron sometidos por completo a la do-
Pudo emprenderse el camino pacífico de
incrementar la producción, aumentando la
productividad. Ello, sin embargo, significaba Mapa Nº 23
invertir en infraestructura agrícola. Es decir, El Imperio Chimú (siglo XIII)
desplazar excedente que se destinaba al con-
4 Pueblos conquistados
sumo suntuario de la élite y aplicarlo a inver- 5 por los chimú
Tumibamba
sión en más andenería, canales, bocatomas, (Cuenca)
Tallanes
Casmas
1
2
caminos, etc. Esta solución aseguraba los in- Tumbes Limas (norte y centro) 3
Pueblos independientes
tereses de toda la población en el largo plazo. 1 6
Punás y Huancavilcas 4
Cañaris 5
Pero, en lo inmediato, atentaba contra los in- Bracamoros 6
7 8 Cajamarcas 7
tereses suntuarios de las élites. Chachapoyas 8
Chavines 9
Chan Tarmas 10
Chan Limas (sur) 11
La guerra de agresión, por el contrario, Cañetes y Lunahuaná 12
Yauyos 13
9
atentaba contra los intereses inmediatos de la 2
Huancas
Icas
14
15
mayoría de la población que, así como podía Chankas 16
3 Inkas (en expansión) 17
Kollas 18
perder la vida en las batallas, o caer prisio- Paramonga 3 10
nera, podía perder la guerra y, con ella, gran Pachacámac 11 14 17
13
parte de sus intereses. Por eso los campesinos 12 Cusco
Chincha
no iban de buen grado a la guerra. El rechazo 16

de los trabajadores del campo se expresaba 15

en huidas masivas de la leva –como se ates- 18


tiguaría durante el Imperio Inka 91–.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 228


minación chimú. Además, en los siglos pre- No obstante, no deja de parecer extraño que el
cedentes, el intercambio comercial había si- muchik desapareciera, aparentemente al menos, antes
incluso que el sec. Podría sin embargo explicarse la
do intenso entre esos mismos pueblos cos-
pervivencia de éste a la muy especialísima devoción
teños. Ambos hechos permiten pues entender de un grupo, luego una familia y al final un individuo.
que la lengua muchik de los dominadores No obstante, la desaparición de un idioma tan masiva-
chimú –que los cronistas españoles rebauti- mente hablado en la costa, como el muchik, demanda
zaron como yunga–, se hablara, aparente- un análisis exhaustivo. Nuestras hipótesis a ese res-
mente en varias versiones dialectales, en el pecto aparecen en En las garras del imperio, porque la
responsabilidad de la final desaparición de ese idioma
vasto territorio comprendido entre Guayaquil
se concretó en el contexto del dominio imperial es-
y Lima 93. pañol.

En el extremo norte se hablaba el dialec- De entre los pueblos que estuvieron


to tallán. El sec en algunas partes de Piura, sometidos a la dominación chimú, puede pre-
pero, según parece, también en Lambayeque. sumirse que ninguno sufrió cambio tan drás-
Los chimú lambayecanos hablaban tanto en tico como el pueblo tallán de Tumbes.
muchik como en quignam –según refiere
Porras Barrenechea 94–. En efecto –como se adelantó en la Nota
45 del Tomo I–, a la llegada de los primeros
Eventualmente, sec y quignam no serían conquistadores europeos a Tumbes, esto es,
sino diferentes nombres de un mismo dialec- pocas décadas después de la caída del Im-
to, que bien pudo ser, incluso el idioma ori- perio Chimú (y en consecuencia también del
ginal de los sechín. Cierto y definitivo es, en Imperio Inkas que había conquistado a éste y
cambio, que la última persona que habló sec todos sus dominios), el valle de Tumbes tenía
murió en Lambayeque en la década del 70 de ya tanto como 114 000 hectáreas cultivadas.
este siglo.
Es decir, durante la prolongada domi-
Del muchik se conserva la “Gramática de nación Chimú (porque la dominación inkas
la lengua mochica”, trabajada en 1644 por sobre Tumbes fue comparativamente muy
fray Fernando de la Carrera 95, cuando ese corta), el pueblo tallán habría experimentado
idioma era todavía hablado por 40 000 per- un extraordinario e inusitado crecimiento de
sonas –afirma a su turno Del Busto 96–. la actividad agrícola: el territorio cultivado se
había multiplicado varias veces. ¿Acaso por
Esta última cifra es absolutamente discutible y una repentina gran vocación agrícola de los
probablemente constituye un error muy serio (un “ce- tallanes tumbesinos?
ro” de menos en estos menesteres es bastante signi-
ficativo). En efecto, con una población en todo el te-
No, más verosímil es que los conquista-
rritorio de algo más de nueve millones hacia 1400 dC,
puede asumirse que tanto como tres millones habita- dores chimú hubieran alejado a miles de a-
ban en el territorio dominado por los chimú. quéllos de su actividad ancestral, el comer-
cio, y en particular el marítimo internacional,
Hacia 1644, esto es, a un siglo de iniciada la con- orientándolos compulsivamente hacia la a-
quista española, la población andina efectivamente se gricultura. ¿Por qué? Porque el comercio ma-
había reducido casi a la décima parte de la que encon- rítimo internacional que realizaban los ta-
traron los conquistadores europeos. Pero no fue pre-
llanes no sólo era una actividad muy lucrati-
cisamente la costa norte sino el área surcordillerana la
que llevó la peor parte del monstruoso genocidio. Pue- va y estratégica, sino que rivalizaba con la de
de entonces asumirse que tanto como 400 a 500 mil los propios y al fin y al cabo buenos nave-
personas hablaban todavía muchik para esa época. gantes chimú. Casi con seguridad, fue la con-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 229


quista de los inkas mediterráneos y cordille- acciones de manipulación diplomática, y a-
ranos, la que devolvió a gran parte de los ta- medrentamiento y zapa), los chimú pactaron
llanes a su ancestral oficio mercantil. alianza con los cajamarcas, con quienes lu-
charon juntos contra el ejército imperial
La conquista de todos esos pueblos y te- inkas –como reconoce Del Busto 98–.
rritorios, de casi 150 000 Km2 97, que a fines
del siglo XIII habría albergado a tanto como Para los chimú, pues, ya no eran sufi-
tres millones de personas, permitió a la élite, cientes las dos grandes murallas que prote-
pero también a la nación chimú, incrementar gían a Chan Chan de cualquier amenaza que
significativamente sus intereses: más fuerza pudiera llegar desde el norte. Conforme fue-
de trabajo disponible, mayor variedad de re- ron avanzando hacia el sur fueron destinando
cursos, y eventualmente incluso nuevas tec- grandes sumas y esfuerzos (de los pueblos
nologías, etc.–. conquistados) para consolidar militarmente
la ampliación de sus territorios.
Las guerras de este período, tanto desde
las perspectiva de los agresores como de los Así se explica la construcción de la gi-
pueblos que se veían amenazados, pusieron gantesca muralla del Santa o “Mayao”, de 66
de manifiesto la necesidad de modificar sig- kilómetros de largo y con una altura prome-
nificativamente la importancia de algunos de
los rubros a que se destinaba el excedente.
Así, habrían crecido los presupuestos de las Ilustración Nº 27
fuerzas armadas (instalaciones, armas, avi- Fortaleza de Paramonga
tuallamiento, etc.), inteligencia y relaciones
internacionales.

Si cada élite, en función de sus intereses


y para alcanzar sus objetivos, era capaz de
lanzar a su nación a la guerra, era entonces
tambien conciente –o intuía– que de otro tan-
to eran capaces las élites vecinas. Había pues
que cuidarse estudiando los intereses y obje-
tivos de los vecinos, así como sus fortalezas
y debilidades, tanto políticas y militares co-
mo económicas y sociales.

La inteligencia estratégica –que no otra


cosa era aquello– y el espionaje, permitían
advertir las probables acciones futuras de los
vecinos. Y permitía también diseñar acciones
de manipulación y zapa, en unas circunstan-
cias, y alentar alianzas tácticas y estratégicas
en otras.

Clara y nítidamente apareció esto último,


por ejemplo, cuando más tarde, ante la ame- Fuente:
– Kauffmann, Manual..., p. 478.
naza inkas (que ostensiblemente recurría a

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 230


dio de 3 mts. y las catorce fortificaciones de El existencia de Chan Chan como el
que está acompañada 99; así como la cons- único centro urbano altamente desarrollado e
trucción de la gran la fortaleza de Paramon- implementado en el vasto territorio imperial,
ga, al norte de Lima (que habría de servirles, pone de manifiesto cuán castrante y frus-
décadas más tarde, para detener por algún trante resulta el modelo imperialista para los
tiempo a los ejércitos imperiales inkas 100). pueblos sojuzgados. Ninguno de éstos alcan-
za a lucir sino el más pobre subdesarrollo
El novísimo Imperio Chimú hizo pues material e infraestructural de su época.
crecer significativamente su territorio. Cap-
turó nuevas tierras, cursos de agua, bancos de
peces y canteras, acrecentando la producción Tumbes Gráfico Nº 45
agrícola, ganadera, pesquera y minera de que Tumibamba
(Cuenca)
Imperio Chimú:
dispuso. Y asimismo capturó gran número de Flujo de
prisioneros de guerra –el más antiguo tipo de excedentes
mitimaes–, que quedaron convertidos en
1
6 a la sede imperial
yanaconas 101, al servicio personal de la élite 7
2
dominante. En Chan Chan, por ejemplo, una Chan
amplia zona de casas modestas –“la barria- Chan
da” 102–, albergó a miles de esos yanaconas.
3

En resumen, todo muestra que el proyec- 4


to nacional que emprendieron los chimú tras Paramonga
5
librarse del yugo Wari, había quedado susti- Pachacámac
tuido, en los albores del siglo XV, por un
proyecto de grupo: el de la élite. Élite que, en Por el contrario, y para demostrarlo una
esas circunstancias, dejó de ser dirigente para vez más, resulta suficiente el hecho de que
convertirse en dominante e imperialista. allí donde los pueblos pudieron seguir te-
niendo un desarrollo autónomo, dieron
El proyecto de grupo de la élite domi- muestras de una mayor y propia capitaliza-
nante chimú fue equivalente a aquel otro que ción “descentralizada”.
había imperado siglos atrás entre los moche.
Fue el caso, en las áreas cordilleranas
Fue, efectivamente, consumista, porque norte y central, de los pueblos que dejaron
privilegió el consumo; centralista, porque los testimonios arqueológicos de Collur y las
hizo confluir una cantidad extraordinaria de Ventanitas de Otuzco, en Cajamarca (1);
riqueza desde todo el territorio imperial hasta Marcahuamachuco, en Huamachuco (2);
el valle de Moche; urbano, con Chan Chan Tantamayo, en Huánuco (3); Hatunmarca, en
como el mejor testimonio; ostentoso, porque Jauja (4); Vinchos y Korivinchos, en el valle
dio énfasis al consumo suntuario; oligár- del Mantaro (5); Kuelap”, en Chachapoyas
quico, porque la élite dirigente acaparando el (6), y; Pajatén (7) 103 y la recientemente des-
poder acaparó los beneficios y privilegios; cubierta “ciudad perdida” de Conturmarca 104,
despótico, porque prescindió de considerar en provincia de Mariscal Cáceres en el de-
los intereses y objetivos del resto de la po- partamento de San Martín.
blación; e imperial, porque se impuso por la
fuerza sojuzgando a otros pueblos y naciones Es decir, estamos hablando pues de los
andinas. cajamarcas, huamachucos, huánucos, tar-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 231


mutuamente opuestos y contradictorios. Ello
Gráfico Nº 46 sería particularmente obvio en el caso de la
Detalle cronológico: (1 500) - 1 400 confrontación entre la élite y los yanaconas y
mitimaes esclavizados por aquélla.
Imp. Chimú
1 200
A la postre, como había ocurrido ya en
Imperio Wari múltiples ocasiones anteriores, ese profundo
800 agrietamiento y división de los grupos so-
ciales del imperio, tendría gravísimas conse-
“El Niño” (550-600 dC)
400
cuencias: era su más ostensible fuente de
“El Niño” (250-300 dC)
debilidad. En particular y dramáticamente,
cuando, amenazándolos por igual a todos,
0 cayeron sobre la costa los ejércitos impe-
Nación Nación Nación Nación Nación Nación Nación
Chimú Chavín Lima Ica Ckanka Inka Kolla riales inkas, Éstos, sin pena ni gloria, casi de
( 400)
un plumazo, terminaron conquistando al
Imperio Chimú y a los pueblos que éste había
mantenido sojuzgados.
( 800)
Imperio Chavín

(1 200)

La nación lima

mas, huancas ychachapoyas, que pugnaban Inmediatamente al sur, pero ya en la costa


–cada uno, e independientemente del resto–, central del territorio andino, ocupando una
por materializar su propio proyecto. franja desértica de 250 Kms. de largo, inte-
rrumpida por los estrechos valles de Huaura,
Pues bien, hacia el año 1400 dC, la so- Chancay, Chillón, Rímac y Lurín, los distin-
ciedad que albergaba el Imperio Chimú lucía tos grupos del pueblo lima materializaron en
marcadamente estratificada. Al poderoso este período las que se ha dado en llamar
grupo dominante sucedían el conjunto de es- “Cultura Chancay” 105 y “Cultura Ichma”.
pecialistas que habitaban Chan Chan y, ro-
deados de algunos privilegios, los dirigentes Su actividad principal, como en el caso de
sumisos de los pueblos conquistados. A éstos los chimú, fue la agrícola. No obstante, el
seguían la población campesina chimú y lue- carácter marcadamente estacional en la va-
go las poblaciones campesinas de los pueblos riación del volumen de todos esos cursos de
sometidos. Y, finalmente, los esclavizados agua, pero sobre todo la pobreza de las des-
mitimaes y yanaconas de esos pueblos sojuz- cargas anuales de los ríos de los valles de
gados. Lima, fue siempre una gran limitación. El
excedente producido nunca fue por eso de
Cada estrato, ya fuera explícita o quizá gran magnitud.
sólo implícitamente, reivindicaba para sí sus
propios intereses y objetivos. Éstos no sola- La pluralidad de valles y su equivalencia
mente eran distintos entre cada estrato, sino agronómica fue el signo distintivo de esta
que incluso, y aunque por lo general de ma- parte de la costa andina. De allí quizá que, en
nera encubierta, muy propablemente eran el área, ninguna de las respectivas fracciones

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 232


de población alcanzara a predominar, prolon- Pachacámac era en verdad un pueblo cons-
gada y significativamente, sobre las otras. Es truido de adobe –como la mayor parte de las
probable que ese condicionamiento de la na- edificaciones costeñas–.
turaleza explique la ausencia de una gran ciu-
dad en la costa central de los Andes y, en Era, pues, altamente vulnerable a los rei-
cambio, sí la presencia de varios pequeños terativos aunque episódicos temblores y te-
poblados. rremotos que asolan con frecuencia al área
sur de la costa. Al fin y al cabo, el territorio
Cajamarquilla, el más grande de todos los de Lima, después del de Ica –y más específi-
centros urbanos del área, a orillas del Rímac, camente del de Nazca–, es el más próximo a
floreció bajo el Imperio Wari. Albergó a los la “placa tectónica de Nazca”, y próximo
representantes del poder central, a las huestes también a la zona más densamente volcánica
militares y mitimaes chankas que llegaron del territorio andino.
destinados a sojuzgar y administrar esa parte
del territorio y, seguramente, a sectores del Así, los derrumbes producidos por los
pueblo lima más sumisos a los conquista- movimientos sísmicos obligaban a un trabajo
dores. de refacción constante y oneroso.

Es de suponer que, por esa razón, fueron En irrepetible coincidencia, durante su primera y
fugaz “visita” a Pachacámac, en 1533, el conquistador
drásticas en Cajamarquilla las consecuencias
español Hernando de Soto y sus acompañantes fueron
de la guerra de liberación contra los chankas, testigos de excepción de un temblor de tierra y sus
al cabo de la cual fue abandonada 106 como destructivas consecuencias 108.
testimonio y símbolo de la debacle del Im-
perio Wari. El gran templo, no obstante, fue durante
muchísimos siglos el edificio más importante
Abandonada Cajamarquilla, y quizá hasta del pueblo lima –y de toda la zona central de
saqueada, en este período de autonomía com- la costa peruana–.
partieron importancia diversos pequeños
centros poblados entre los lima: Chancay, Esta mezquita [está] entre tierras muy
Zapallal, Mangomarca, Lurigancho, Huay- pobladas y ricas...,
cán, Limatambo, Maranga, Carabayllo, Ma- dijo al conocerla el veedor y cronista español
teo Salado, Pucllana y Armatambo, princi- Miguel Estete, precisamente uno de los pri-
palmente. vilegiados acompañantes de De Soto.

Dentro de los dominios del pueblo lima, Y no se equivocó Estete en cuanto a la densidad
aunque quizá como tierra santa neutral, Pa- demográfica. Pero tampoco en cuanto a la riqueza del
del territorio “visitado”: no por simple casualidad ésa
chacámac logró mantener su condición de
y la que fue con destino al Cusco, fueron las únicas
gran centro religioso. expediciones que envió Pizarro para apresurar la
cobranza del “rescate” de Atahualpa.
Siguió concitando la atención de muchos
pueblos de la costa norte y sur y de diversos ¿Se desilucionaría De Soto de recoger en Pa-
pueblos de la cordillera. Incluso –como está chacámac sólo el 7 % de lo que fue el total del
“rescate”? El hecho es que reunió tanto como 90 000
dicho– de gentes que llegaban desde la lejana
pesos de la época 109. ¿Mucho? ¿Poco? Pues depende
zona ecuatorial 107. Mas, como todo el resto de cuánto se considere que son 407 kilos de oro, que
del territorio andino, cayó en el siglo XV –según calculamos–, es su equivalente actual más
bajo la férula de los inkas. probable 110.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 233


Al cabo de siglos de acumulación de gran kuraka mercader de Chincha, dejaremos el
“ofrendas”, el templo–oráculo de Pachacá- común análisis para más adelante, cuando hablemos
de la nación ica y su élite chinchana.
mac –como había ocurrido con el de Delfos
en la Grecia antigua–, había logrado reunir
una gran riqueza.
Los pueblos Cañete y Yauyos
Los postes que soportaban los techos es-
taban “guarnecidos de hoja de oro y plata”
–afirmó Estete 111–, que también vio por lo En la vecindad, al sur de Lima, estuvo
menos una puerta tejida “de corales y turque- asentado el pueblo cañete que dio intensa
sas y cristales y otras cosas”, y, en torno al explotación agrícola al valle regado por el río
“ídolo” de madera mal tallada que tanto los del mismo nombre.
desilucionó, vio “cosillas de oro y de plata” .
Su historia –como veremos– es quizá una
Dicho sea de paso, De Soto y sus compañeros no
dejaron ni el santo ni la limosna. Resultó una buena de las más sugerentes y diríase que hasta pa-
cosecha para venticinco días de “trabajo”. radigmáticas del mundo andino. Extraña y
sorprendentemente, debe no obstante contar-
En otro orden de cosas, vale la pena recordar que se sin embargo entre las menos conocidas y
el “sacerdote mayor del santuario costeño” –como lo difundidas.
llama Del Busto 112–, estando con Atahualpa en Ca-
jamarca a la llegada de Pizarro, fue precisamente co-
¿Quiénes y cuándo se establecieron allí,
misionado por el Inka para guiar y asegurar la rápida
llegada de De Soto y su pelotón hasta Pachacámac (y que ciertamente no era un valle común de la
el pronto acopio del “rescate”. costa peruana?

¿Cómo entender que el “obispo” de Pachacámac ¿Qué explica que la historiografía le haya
–como lo titularon los primeros cronistas–, estuviera prestado tan poca atención a este singular
en plena guerra fratricida imperial al lado de Atahual- pueblo, que estando tan cerca de los lima, no
pa? Aparentemente al menos, él no podía haber estado
se le puede incluir como parte de ellos; y tan
allí, como su par de Chincha, por razones comerciales.
¿O sí? cerca de la nación ica, tampoco formó parte
de la misma? ¿Y que ni siquiera el tiempo
Si se revisa otra vez el Mapa N° 15 (Tomo I), se permitiera que se fundieran con los luna-
observará claramente la ubicación de Cajamarca (6), huaná, sus inmediatos vecinos del este, sien-
Chincha (15), Pachacámac muy cerca al norte de ésta, do que entre sus centros poblados más im-
y Cusco (17).
portantes hay apenas 40 kilómetros de dis-
tancia?
Es decir, como Chincha, también el célebre san-
tuario estaba más cerca del Cusco que de Cajamarca.
¿No parecería así más razonable que tanto el altísimo Más hacia el este, posesionados de las
funcionario religioso panandino como el gran kuraka cabeceras de los ríos Mala y Cañete, se ubi-
de Chincha fueran aliados de Huáscar, y no de Ata- caban los yauyos, cuyo mayor centro pobla-
hualpa? do está a 140 kilómetros de la costa siguien-
do el curso del río Cañete. Al norte, con-
Por lo demás, mientras a la élite tradicional inka trolando la faja costera de los valles del Mala
del Cusco la conocían bien ambos altos dignatarios, la
que desde Quito quebrantaba gravemente el orden im-
y Asia, se ubicaban los malas. Tampoco éstos
perial debía resultarles completamente desconocida. entre sí, ni con aquéllos, habían logrado inte-
Aún más extraño el asunto entonces. Sin embargo, grarse en un solo gran pueblo. ¿Cómo expli-
como el análisis atañe también al comportamiento del car su terco, vehemente y centenario aisla-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 234


Mapa Nº 24
Huancaya
Cañete y Yauyos Huancayo
Yauyos
Pachacámac Tupe / Viñac
Huarochirís
Limas Catahuasi
Cañete
Lunahuaná

Huañec Huancaya
Chilca 1 200
(E)
Calango R. Mala
Ayaviri
(D) Imperio Wari
800
Mala Omas R. Asia Yauyos
Huantán 400 Nación Nación Nación Nación Nación Nación Nación
Coayllo Chimú Chavín Lima Ica Ckanka Inka Kolla
Tupe
(C)
0
Catahuasi Cañete
Lincha Yauyos
Pacarán
C. Chiome ( 400)
Chocos Viñac
Quilmaná
Lunahuaná ( 800) (B)
R. Cañete Imperio
Cañete
Chavín
Fortalezas del
sistema defensivo Icas (1 200) (A)
Sunampe
de Cañete
Chincha

cionismo, aún cuando en conjunto ocupaban La terminación “ec”, también en Huañec


menos del 1 % del territorio andino, en el que –y acaso además en el original de los em-
estaban pues tan cerca unos de otros? blemáticos y geográficamente cercanos Pa-
chacámac y Rímac–. La terminación “pe”, en
La interrogante es aún más acuciante si se Tupe y Sunampe. La terminación “an”, una
pone atención a los nombres de las distintas vez más en Huantán, pero también en Pacarán.
localidades incluidas en el mapa. Recuérdese
a este efecto el análisis que se hizo anterior- En relación con la terminación “que”, es
mente de la toponimia que seguimos presu- imposible dejar de asociar, tanto en sus gra-
miendo es de origen sechín y a la postre cen- fías como sonidos, Viñac con Viñaque, de-
troamericana. nominación ésta con la que –como está di-
cho– se nombraba también a la célebre capi-
En este caso, la “ch” está presente con in- tal del Imperio Wari.
sistencia en Pachacámac, Huarochirí, Chilca,
Chiome, Lincha, Chocos y Chincha. Y, por último, Quilmaná –como Camaná,
que veremos más adelante– tiene presumible-
La partícula “hua”, en Huarochirí nueva- mente también las mismas raíces ancestrales
mente, pero además en Huañec, Huantán, centroamericanas. Pero como ellos, muchos
Catahuasi, Lunahuaná y Huancaya –que no otros nombres que no hemos registrado en el
debe sorprendernos tiene como vecina pre- mapa, como Ayauca, Huampara, Huangáscar,
cisamente a Huancayo, pero al otro lado de la Quinches y Quinocay, por ejemplo.
cordillera, como se ve en la ilustración de
perfil–. Todo pues sugiere que el área involucrada
habría sido también un importante y mile-
A su turno, la sílaba “ya”, estando en nario refugio final de parte de los derrotados
Huancaya, está también en Ayaviri y Yauyos. campesinos y guerreros sechín.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 235


Mas –para el período que venimos ana- apenas dejan de aquél un 1 % de área cul-
lizando, “E” en la representación cronológica tivable, esto es, no más de 10 000 hectáreas.
de la página anterior–, habían ya transcu-
rrido tanto como 2 500 años desde la trau- Asumiendo una población total de 72 000
mática derrota de los sechín de manos de Cha- habitantes para el siglo XIII 113, cada familia,
vín. Cien generaciones habían pasado pues en promedio, vivía entonces de la producción
bautizando, en su propio idioma, los distintos de 0,7 hectáreas, aunque con hasta dos cam-
espacios que ocupaban. pañas agrícolas por año, pero en tierras que,
en promedio, eran de escasa productividad.
Entre tanto –recordamos–, siglos después Era, pues, a duras penas, una economía de
de haber sido inicialmente derrotados y di- subsistencia mínima, virtualmente sin posi-
seminados (en torno al 1200 aC, “A” en la bilidades de capitalización de excedentes.
cronología), el Imperio Chavín, en su fase
militarista, volvió a caer sobre ellos (quizá La situación sin embargo –como de algu-
alrededor del 700 aC, “B”), pues se proyectó na manera insinúa el Mapa N° 24–, no era
hasta más de doscientos kilómetros al sur de similar para todos los pueblos citados. Lar-
Cañete –como se mostró en el Mapa N° 12, gamente muy por encima del promedio esta-
Tomo I–. ban los cañete, asentados en la parte más
baja, de menor pendiente, más ancha y de
Así, la que quizá fue persivida como una suelos más fértiles de, por añadidura, uno de
persecusión implacable, habría exacerbado la los mejores valles de toda la costa peruana.
diáspora sechín en el territorio que estamos
analizando, de allí topónimos de ancentro Con casi 250 kilómetros de curso y varios
centroamericano en recónditos espacios del pequeños tributarios, el Cañete es uno de los
territorio cordillerano al este de Cañete. pocos ríos costeros que cuenta con abundante
agua todo el año, a diferencia de los prolon-
Siglos más tarde llegarían dominándolos gados períodos secos que tienen los ríos Ma-
desde el sureste los ejércitos del Imperio la y Asia, con descargas anuales por lo demás
Wari (“D”). muy pobres. El de Cañete, pues, era un em-
porio agrícola, si se le compara con los mí-
Muy probablemente para atenuar las con- seros valles que explotaban los malas, luna-
secuencias de esta nueva traumática expe- huanás y yauyos. Éstos, pues, tenían razones
riencia, los descendientes de los inmigrantes objetivas y suficientes para envidiar y ambi-
originales se desperdigaron aún más profusa- cionar la suerte de los cañete.
mente en el territorio, en porciones cada vez
más altas, estrechas y pobres de los valles. Según refiere María Rostworowski, en
torno al siglo XIII –y muy probablemente
Quizá todo ello contribuya a explicar, a su desde antiguo– las ubérrimas tierras de Ca-
vez, el enraizado y empecinado aislamiento ñete y su abundancia de agua atraían a sus
mutuo, y la sensible ausencia de integración vecinos 114, entre los que ciertamente debe
entre los distintos pequeños pueblos del área. incluirse a los ricos y poderosos chinchas de
entonces.
El área total del territorio dominado por
malas, cañetes, lunahuanás y yauyos es sólo Puede suponerse pues que, para entonces,
de 10 000 Km2. Sin embargo, las estribacio- el único vínculo entre todos esos pueblos era
nes de la cordillera que llegan hasta la costa, el idioma, habiéndose perdido a través de los

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 236


siglos, del aislamiento defensivo y las dis- Ningún otro pueblo en el territorio andino
putas territoriales, todos los sentimientos de realizó pues, proporcionalmente, tanto es-
relación filial que podían derivarse de su fuerzo y gasto en defender sus intereses. Y no
eventual común origen mestizo. sólo en términos proporcionales. También,
respecto de otros, en términos absolutos. En
Los enormes excedentes generados en el la nación ica, por ejemplo, asentada no en
valle del Cañete, permitieron a sus habitantes uno sino en cinco valles, y con una población
solventar un modelo de desarrollo muy espe- significativamente mayor, la suma de todas
cial de inversión y defensa. Concretaron en sus realizaciones materiales es quizá de me-
efecto valiosas inversiones agrícolas, entre nor cuantía que la de los cañete.
las que destacan los canales de riego Chiome
y Chumbe 115. Pero simultáneamente se Ciertamente tenían mucho que defender.
vieron obligados a destinar una proporción Y lo hicieron con éxito durante siglos. Fue-
muy alta del excedente a la construcción de ron ciertamente combativos 122. Mas nada su-
un costoso, descentralizado y eficaz sistema giere que se les pueda caracterizar como a-
defensivo, que sin duda alcanzó su máximo gresores. Por el contrario, los cañete de-
desarrollo en este período de autonomía que mostraron hasta la saciedad, con el vasto
siguió a la caída del Imperio Wari. conjunto de sus construcciones militares, una
actitud y una conducta eminentemente defen-
Todo parece indicar que en los siglos de sivas.
autonomía, en que Cañete no formó parte ni
del Imperio Chavín ni del Wari, ese pueblo No obstante, ni su presunto remoto origen
no pudo ser conquistado nunca por ninguno guerrero, ni la necesidad de defender sus
de sus vecinos, aun cuando los intentos de- grandes intereses, son suficientes para ex-
bieron ser sistemáticos. Los cañete –como plicar su carácter tan aguerrido y el sostenido
afirma la etnohistoriadora María Rostwo- y consistente gran esfuerzo defensivo que
rowski 116–, estaban acostumbrados a defen- mantuvieron durante su historia. En efecto,
der sus tierras de las pretensiones vecinas, otros pueblos, con similar ancestro y con
habiendo sostenido diversas guerras 117, pu- equiparables intereses, no los defendieron, ni
diendo presumirse que específicamente con tanto ni con tanto éxito.
los chinchas del sur y los yauyos del este.
Las cuantiosas y titánicas construcciones
Para hacerles frente erigieron en Cerro permiten reconocer que los cañete tuvieron
Azul una fortaleza costera destinada a repe- una eficaz estructura jerarquizada que faci-
ler los ataques de las flotillas de balsas envi- litó la administración, la toma de decisiones
adas desde Chincha 118. Hacia el este levan- productivas y las acciones militares de defen-
taron la fortaleza de Canchari, para controlar sa. Sin embargo, no es ostensible la presencia
los intentos de invasión de los yauyos y para de un gran centro urbano, ni de palacios y
defender sus inversiones en canales de riego grandes centros ceremoniales que, por lo
119
. La tercera, y más impresionante de las general, reflejan la existencia de una élite
fortalezas, fue la de Ungará, para la defensa privilegiada. Ello sugiere, pues, la existencia
del inicio del sistema hidráulico de todo el de una sociedad poco estratificada, y de ca-
valle 120. El sistema defensivo incluía una mu- rácter más bien democrático.
ralla de grandes proporciones, que envolvía
con sus enormes paredes los campos y pobla- Frente a estos importantes indicios, es
dos del valle 121. posible, entonces, registrar que el modelo de

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 237


desarrollo nacional que puso en práctica el militar, fuera también una sociedad homo-
pueblo cañete era descentralista, rural, no génea y democrática. Eso explicaría también
ostentoso y democrático. la no menos heroica resistencia de por lo
menos algunos de sus poblados a la acometi-
En el “Diagrama desarrollado de alterna- da imperialista inka. Porque –como también
tivas y opciones de consumo e inversión” veremos–, hay indicios que advierten que
(Gráfico Nº 52 que se muestra más adelante) igualmente sufrieron durísimas represalias.
ésa bien podría corresponder a una solución
final como la “32” –que destacamos en él–. No se conoce el topónimo original de
Cañete. Parece haber sido bautizada como tal
Ese proyecto nacional consolidó una poco después de 1556, a raíz de la llegada del
sociedad internamente homogénea. Sin fisu- tercer virrey del Perú, Andrés Hurtado de
ras. Compacta, y, por ende, sólida. De pe- Mendoza 124. Quizá –como veremos– ese te-
queñas dimensiones territoriales y reducida rritorio de la cercanía de Chincha pudo lla-
población –quizá no más de 60 000 habi- marse “Asto”.
tantes–, pero con la convicción, en cambio,
de que la gran riqueza era de toda la po- En algunos textos, desde los cronistas
blación. Y, en consecuencia, fue defendida españoles, a los cañetes se les denomina
por toda la población. Allí habría residido su “guarcos” o “huarcos” 125. Éste, sin embargo
fuerza extraordinaria. Ninguno de sus pares, y aunque sin duda de manera inadvertida, es
los pueblos o naciones vecinas, pudo por eso un tratamiento historiográfico inadecuado,
doblegar a los cañete. por despectivo y ofensivo. Como lo registra
la etnohistoriadora María Rostworowski 126,
Sólo pudieron ser conquistados –como de acuerdo al Lexicón de Domingo de Santo
ocurrió con muchísimos otros pueblos–, por Tomás, “guarco” en quechua equivaldría a
los tres más grandes imperios andinos: Cha- “ahorcado”.
vín, Wari e Inka.
Así, podemos presumir que Guarco, o
A este último sin embargo, según se ha “pueblo de ahorcados”, fue la agraviante y
podido conocer, la conquista de los cañete le amedrentadora denominación dada por los
supuso una guerra de casi tres años –como inkas tras la terrible represalia de que fue
precisa María Rostworowski 123–. Es decir, un objeto Cañete por su heroica resistencia mi-
asedio y esfuerzo muchísimo más dilatado y litar. El castigo habría consistido pues en el
oneroso que la conquista del enorme pero ahorcamiento masivo de la población mas-
socialmente fraccionado Imperio Chimú. culina adulta. Como veremos después, hay
Nada como esa dilatada y tenaz resistencia indicios suficientes para creer que el presun-
explica que la represalia inka –como vere- to y cruel genocidio efectivamente se habría
mos– fuera tan violenta. Y a su turno –insis- llevado a cabo, afectando también a algunas
timos–, nada explica mejor esa inusitada ges- poblaciones de yauyos.
ta heroica, que la composición homogénea y
democrática de la población cañete. Los cronistas Diego Ortega y Morejón y
fray Cristóval de Castro 127 hacen referencia...
Arqueológicamente ha sido poco estudia-
do el territorio de los yauyos. No obstante, a un asiento llamado Asto, ocho leguas
puede presumirse que, aunque en un contex- de [Chincha], que era cárcel del inca, y
to de abrumadora precariedad económica y mandó encarcelar allí a todos los cura-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 238


cas y hijos de curacas, de diez años arri- Tal parece pues que el ahorcamiento
ba, y sin dejar ninguno los mandó des- masivo de los hombres adultos de Cañete no
peñar desde una peña de donde todos se forma parte de la leyenda sino de la historia.
hicieron pedazos.
María Rostworowski refiere que los pobladores
Tal parece, pues, que Asto habría sido de Huarochirí y Yauyos se declararon desde el princi-
pio como aliados de los conquistadores inkas 130. Mal
efectivamente la que hoy conocemos como
podrían haber podido sufrir entonces cualquier tipo de
Cañete. represalia.

María Rostworowski, en Guarco y Luna- Sin embargo, un valioso y muy reciente reportaje
huaná, dos señoríos prehispánicos de la periodístico deja entrever una conclusión diametral-
costa sur central del Perú 128, afirma que en el mente distinta, por lo menos y específicamente para el
censo español de 1577 esto es, poco antes de caso de los yauyos del pueblo de Tupe que, aparente-
mente al menos, habrían sufrido también el genocidio
cumplirse medio siglo de la conquista
de su población masculina adulta.
española–, la población de ese pueblo se
componía de: En El último bastión jacaru, la periodista Doris
Bayly 131 hace en efecto un hermoso y encomiable re-
Homb. Muj. Muj. portaje a Tupe, un recóndito y pequeñísimo poblado
Censo Censo Hipót. de yauyos de apenas 600 habitantes. Tupe –como se ha
destacado en amarillo en el Mapa N° 24–. se haya en
Tributarios / Mujeres adultas 740 – 1 067
la cabecera de uno de los tributarios del río Cañete.
Viejos / Viejas 89 – 178 Está pues a no más de 125 kilómetros de la costa –y a
Niños / Niñas 601 – 601 sólo 270 kilómetros de Lima–.
Mujeres de toda edad – 1 846 –
No obstante, objetivamente Tupe ha quedado in-
Total 1 430 1 846 1 846
movilizado en el siglo XV. Mas, en términos relativos,
ha regresionado quizá hasta el siglo I de nuestra era:
Resulta impensable que todo el valle de no cuenta con energía eléctrica, ni con agua potable ni
Cañete tuviera en aquella fecha sólo 3 266 sistemas de alcantarillado; no tiene posta médica y su
habitantes. Ésta era quizá la población del escuela no merece siquiera ese nombre. Sin camino
centro poblado más importante del valle. No carrozable que lo una siquiera al deplorable afirmado
que desde Lunahuaná llega a Yauyos, los yauyos tupi-
obstante, se desprende del cuadro que, poco nos tardan hoy en día 6 horas en llegar a pie a Cata-
más de un siglo después del presunto geno- huasi, distante apenas a 25 kilómetros.
cidio inka, la población femenina cañete era
todavía 29 % más numerosa que la masculina. Los yauyos tupinos no saben que el nombre de su
pueblo –como también ocurre con Motupe, Mocupe,
Sin embargo, un análisis más exhaustivo Úcupe, Chacupe, Supe, el Sunampe de su cercanía, y
el lejano Chacacupe cusqueño–, tiene un origen carac-
da resultados todavía más convincentes. En
terísticamente sechín–moche–mochica de ancestro
efecto, asumiendo conservadoramente que la centroamericano. Como también presumiblemente lo
población infantil femenina fuera la misma tiene jacaru, la voz con la que hoy identifican a su
que la masculina (601 niñas) 129, y que el por- lengua los yauyos tupinos, y que –según refiere Doris
centaje de mujeres ancianas fuera el doble Bayly–, sólo significa “idioma de la gente” o, simple-
que el de ancianos, dado que la matanza mente, “idioma”.
habría sido de hombres, la población femeni-
Éstos, pues, probablemente sean entonces los úni-
na adulta sería entonces 43 % mayor que la cos habitantes del Perú que todavía hablan –aunque
de varones adultos: prueba irrecusable de una quizá enormemente deformado–, el que habría sido el
catástrofe demográfica exprofesamente se- viejo idioma de los sechín y que, pasando por Chimú,
lectiva. se habría mantenido masivamente usado hasta bien

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 239


entrado el período republicano. Así, la importancia zante claudicación de sus esposos frente a los ejércitos
extraordinaria de rescatar y estudiar el jacaru no es inkas. Porque son las mismas que orgullosas reivindican
sólo lingüística o paleolingüística, sino eminentemen- que “tampoco fueron sometidas a la hacienda feudal de
te histórica. los españoles” –como refiere Martha Hardmann–.

Pues bien, Tupe –nos dice Doris Bayly– es “un Por lo demás, nunca será muy difícil demostrar, a
pueblo sostenido por la fuerza de sus mujeres extraor- la luz de la historia, que los caracteres indómitos y
dinarias...”. “Son la fuerza productiva de la comu- aguerridos que con legítimo orgullo exhiben algunos
nidad” –nos refiere más adelante–. “Son tan fuertes pueblos del planeta, son el resultado de siglos y siglos
que levantan un saco de papas a la espalda y lo car- de forja continua e indesmayable, y siempre en con-
gan” con la misma resistencia que los hombres. textos muy específicos de lucha, en sucesivas pero
honorables derrotas, y en continuas pero honrosas vic-
Durante siglos las mujeres de Tupe asumieron las torias.
tareas del “riego, cultivo, deshierbe, cosecha y trilla,
además de las labores propias del hogar”. Para más Pero siempre además en el seno de poblaciones
señas, “los tupinos son independientes y agresivos” socialmente homogéneas y políticamente democráti-
–como señala la lingüista Martha Hardmann 132–. Más cas. De allí que esos espíritus singulares y admirables
que los hombres, las tupinas “son las que conservan la no aparecen de la noche a la mañana, ni simplemente
tradición” –precisa a su turno Rosina Ávalos en el por azar. Se crean y cultivan. Terca y tenazmente,
mismo reportaje–. aunque quizá muchas veces los propios protagonistas
no sean concientes de ello.
¿Cuál podría ser el sustento objetivo y relevante
de tan acusadas e insólitas características de las mu- Todo parece indicar pues que, tanto la población
jeres de Tupe, que Doris Bayly no ha dudado en cali- de Cañete como la de su vecina y ancestralmente fi-
ficar además como “indomables”? Ella no plantea nin- lial Tupe, fueron portadoras de ese espíritu indómito y
guna hipótesis. Mas proporciona un nuevo valioso aguerrido. No obstante, hoy son dos pueblos sustan-
dato. Porque refiere en efecto que durante el fenó- cialmente distintos.
meno terrorista que sacudió el Perú durante el período
1980–95, abandonado durante muchos años el pueblo, A partir de la conquista española, la posición
“fueron las mujeres las que volvieron. Muchas de ellas costeña, proximidad a Lima y riqueza agronómica de
se habían casado con hombres de otros pueblos”. Cañete exacerbaron allí un intensísimo proceso de
mestizaje, urbanización y aculturación en el que, al
¿Puede colegirse de ello que había originalmente cabo de siglos, virtualmente ha desaparecido todo ras-
más mujeres que varones? Sí, aunque no necesaria- tro de su enaltecedora cultura original. Y, sin que la
mente. Pero si además se relaciona esa hipótesis con mayoría de su población actual lo sepa, sólo queda de
todas y cada una de las características anotadas, se ella, como mudo y pobremente estudiado testimonio,
está entonces sin duda frente a un cuadro sico–socio- el amplio abanico de sus ancestrales topónimos.
lógico muy especial.
Tupe, en cambio, sin ninguna riqueza que ofrecer a
¿No asoma pues la posibilidad de un espíritu Occidente, lleva cinco siglos física y culturalmente casi
aguerrido curtido por el sufrimiento, la constante aislado, y casi congelado en el tiempo. Así, hoy, a las
adversidad y el heroísmo? ¿Es acaso inverosímil que puertas de Lima, es una reliquia viviente del siglo XV.
las mujeres de Tupe –como ocurrió con las de Cañete–
desde su ancestro sechín hayan sufrido reiterativa-
mente el drama heroico del sacrificio masivo de sus
esposos, por ejemplo durante los imperialismos Cha- La nación ica
vín, Wari e Inka –y recientemente durante el terroris-
mo de nuestras últimas décadas–?
En la vecindad sur de los cañete, la de-
Hay pues aún muchísimo por desentrañar en las
excepcionales historias de Cañete y Tupe. Mas de todo rrota chanka y consiguiente liquidación del
lo antedicho, resulta virtualmente inaudito conjeturar Imperio Wari, representó un cambio muy
que las mujeres de Tupe habrían aceptado una vergon- importante en la historia de la nación ica.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 240


Gráfico Nº 47 Mapa N° 25
Detalle cronológico: Nación Ica Territorios de la nación ica
Imperio Inka Lunahuaná Wari
Huancavelica
Hegemonía chincha Cañete
1 200 Chincha Castrovirreyna

Imperio Wari Sunampe Andahuaylas


Huaytará
800
Hegemonía nazca Pisco Huancano
Humay
Paracas Abancay
400 Ocoyo
Guadalupe Ica
Aquije Huac-Huas
0 Tate
Chavincha Lucanas
Ocucaje
Predominancia cultural paracas Palpa Hualhua
( 400)
Cahuachi Puquio
Nazca
Changuillo
( 800)
Imperio Chavín Huanca
6
(1 200)
4
Acarí Jaqui
2
Wari
Chinchas Paracas Icas Nazcas Yauca

Ésta venía ocupando, secularmente, una Perú, están desusadamente ubicadas a 50


franja costera de 250 Kms. de largo, de ca- kilómetros del mar. No son pues ciudades
racterísticas típicamente desérticas. En ella, costeras sino típicamente mediterráneas.
comportándose como oasis, los valles de
Chincha, Pisco, Ica, Palpa, El Ingenio, Aja, ¿Cómo explicar una ubicación como ésa,
Nazca y Grande interrumpen a duras penas la que asoma antojadiza y errática, e incluso ab-
drástica sequedad del suelo. surda, siendo que, aparentemente al menos,
bien habrían podido estar asentadas a in-
Pero no obstante que históricamente su mediaciones del océano?
actividad más importante había sido siempre
la agricultura, en ninguno de esos valles se dio No son sin embargo las únicas excep-
nunca un desarrollo agro–económico extraor- ciones en la costa peruana. Otro tanto ocurre
dinario. Lo impidió siempre la pobre descarga en efecto con Piura y Lambayeque, en el nor-
anual de sus ríos y, en definitiva, la relativa- te; y con Moquegua y Tacna, en el sur. Son
mente pequeña dimensión de los valles. también entonces mediterráneas. A diferen-
cia de ellas, el restante 80 % de las ciudades
Durante la mayor parte del año, los cinco grandes de la costa están virtualmente a ori-
últimos de los ríos nombrados, recortando las llas del Pacífico. Son, pues, típicamente cos-
dimensiones naturales del abanicado gran va- teras.
lle de Nazca, tras reunirse, se secan en el de-
sierto antes de llegar al océano. Y otro tanto El asunto, como podría parecer a primera
ocurre en el caso del río Ica. vista, no es una simple trivialidad. Por el con-
trario, reviste singular importancia y tras-
cendencia. Porque –como veremos–, una y
El hombre tras la huella del agua otra solución revelan cuán coherentemente
racional es la conducta colectiva de los pue-
Hoy las ciudades de Ica y Nazca –y si- blos –sobre todo cuando son conjuntos so-
glos atrás Cahuachi–, en la costa central del ciales homogéneos y democráticos–. En nin-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 241


gún caso la ubicación definitiva de una ciu- en dicho valle una sequía tal, que el cauce del
dad ha sido el resultado de un capricho ab- río se secó antes de que sus aguas alcanzaran
surdo de un supuesto “fundador”. Y cuando a llegar a la ubicación en la que actualmente
ello ha ocurrido, los pueblos se han dado se encuentra la ciudad.
siempre maña para enmendar el entuerto.
Mal podemos suponer que aquél fue el
¿Qué tienen pues en común las viejísimas único fenómeno de esa naturaleza en miles
ciudades de Piura y Lambayeque, Ica y Naz- de años de historia. Por el contrario, debió
ca, y Moquegua y Tacna, que explique su ocurrir tantas veces como para explicar que
común condición de mediterráneas? Pues los pobladores que inicialmente se habrían
simple y llanamente la escasez relativa de asentado en el costero poblado de Sechura,
agua dulce. Ello es absolutamente claro en el terminaran en la mediterránea Piura, también
caso de las cinco últimas. Los correspon- 50 kilómetros río arriba.
dientes ríos que las proveen del indispensa-
ble e insustituible agua dulce, durante la ma- El asunto, pues, resulta simple de explicar y de
yor parte del año son cursos secos en los entender. Sin embargo no aparece en absolutamente
ningún Atlas ni texto de Geografía e Historia del Perú.
tramos finales de sus respectivos valles.
Así, en ausencia de información, no hay conocimien-
to; y en ausencia de éste no hay conciencia.
En todos ellos, sin duda, la primera loca-
lización naturalmente elegida por el hombre El Perú actual –conjunto social absolutamente he-
fue próxima a la costa, allí donde general- terogéneo y básicamente no democrático– debe con-
mente el río desemboca en el mar. Pero tan tarse entre los países del mundo con menor conciencia
pronto como apareció la primera sequía, y los sobre la importancia del agua dulce para la vida –hu-
mana, animal y vegetal–; sobre la ignominia que re-
pobladores descubrieron que el río se secaba, presenta desperdiciarla en las ciudades o dejarla dis-
debieron liar sus bártulos y remontarlo hasta currir al mar en los valles; y sobre la gravedad del
encontrar agua dulce nuevamente. Allí vol- asunto cuando la escasez relativa es extrema, o, peor,
vieron a asentarse, “refundando” su centro cuando la escasez llega a ser absoluta.
poblado.
Entre gobernantes y gobernados, nuestra incon-
ciencia histórica sobre la importancia del agua dulce
En los casos que estamos revisando, rei-
para la vida es tal que, en el extremo del absurdo, ve-
terativas y más graves sequías, habrían obli- nimos dándonos el lujo de crear artificial e irrespon-
gado a los pueblos a remontar cada vez más sablemente una cada vez mayor escasez relativa de
sus ríos, hasta finalmente afincarse en un dicho elemento. Porque no otra cosa representa el
punto en el que el abastecimiento de agua hasta suicida crecimiento macromegálico de Lima. En
dulce estuviera asegurado, sin excepción, pa- ese contexto, cada vez es más escasa el agua potable.
Y cada vez son muchísimo más costosas las deriva-
ra todos y cada uno de los días del año. De
ciones de aguas cordilleranas al Rímac, para satisfa-
ese modo Ica y Nazca –y antes Cahuachi–, cer la sed de los millones de habitantes que se con-
terminaron a 50 kilómetros de la que sin du- centran en la ciudad, y que representan ya el 32 % de
da fue su posición costeña inicial. la población peruana.

El río Piura tiene en cambio un curso muy Todo ello fomentado en los últimos doscientos
regular casi todo el año, y enormes picos de años por un deliberado centralismo, seudo–paterna-
lista, autocrático y demagógico. Y, por lo demás, sería
aforo en los meses de avenida. Teóricamente,
ingenuo desconocer los mezquinos y corruptos intere-
pues, no habría sido aquélla la causa de su ses que merodean siempre en torno a las grandes y
mediterraneidad. No obstante, también lo es. millonarias construcciones públicas, en este caso de
Porque recordemos que en 1883 se registró derivación de aguas cordilleranas, ampliación de tron-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 242


cales, ampliación de redes de agua potable, y sus equi- Huac-Huas, Hualhua y Huanca; Ocoyo y
valentes de alcantarillado. Yauca; Ocucaje, Aquije y Jaqui. Y eventual-
mente quizá además lo sean Ica, Nazca, A-
Entre tanto, campea en los valles agrícolas el más
absoluto desorden y displicencia en torno al uso del
carí, Palpa y Tate.
agua de riego. Nadie paga además un centavo por su
uso. Nunca se ha castigado el dispendio. Nunca se ha No se sabe de ninguna leyenda inmigra-
premiado el ahorro. Nunca se ha estimulado el uso de cionista referida al remoto período en el que
sistemas tecnificados de riego, con el agravante de dominaron los paracas. Ni de ninguna que
contarse con millones de hectáreas costeras que, si corresponda a aquel en el que hegemoni-
bien desérticas, harto han probado su bondad agrícola
en presencia de agua. Cómo soslayar, pues, la enorme
zaron los nazcas.
responsabilidad que en todo esto tienen la Geografía y
la Historia. Sin embargo, durante la hegemonía de los
chinchas, éstos orgullosamente se proclama-
Si siquiera mostraran cuán pernicioso es a todos ban hijos de una remota migración. Dice a
estos respectos el centralismo. Si siquiera mostraran este respecto Garcilaso 133, cuya versión en
cuántas ventajas en esto y en todo ofrece la descen-
este caso resulta inobjetable:
tralización. Pero cómo van a mostrárnoslas si ni si-
quiera han “descubierto” todavía las maldades de a-
quél y las bondades de ésta. los naturales de Chincha se preciaban de
haber venido sus antepasados de lejanas
Los pueblos que ocuparon el territorio del tierras, aunque no dicen de dónde.
actual departamente de Ica vieron alternarse
a lo largo de su historia –como muestra el del Como ya se dijo, fue el antropólogo
Gráfico N° 47–, a distintos grupos domi- alemán Friedrich Max Uhle quien postuló la
nantes y/o culturalmente más destacados . hipótesis de una migración centroamericana
que habría llegado precisamente a algún pun-
Primero, contemporáneos e incluso so- to de la costa de la nación ica. A la luz de los
metidos por los chavín, destacaron amplia- extraordinarios efectos que habría tenido esa
mente los paracas, asentados en el valle de migración centroamericana en los Andes
Pisco. Después, en el período de desarrollo –que consistente y reiteradamente venimos
autónomo que siguió al Imperio Chavín, mostrando–, resulta irrelevante discutir si
dominaron los nazcas, que fueron los que hubo un único ingreso por Ica, Casma, Mo-
precisamente cayeron derrotados por los che o Lambayeque; o por dos, tres o todos
chankas. Y en los siglos que sucedieron a la esos puntos de la costa, y en uno, dos o más
caída del Imperio Wari, y hasta caer bajo la momentos distintos.
hegemonía inkas, la nación ica fue dominada
por los chinchas. La hipótesis de una migración múltiple,
tanto en el espacio como en el tiempo, con-
El Mapa N° 25 –por otro lado– nos en- tribuiría a explicar, por ejemplo, ese vasto y
frenta una vez más a una realidad insoslaya- masivo impacto en la toponimia andina que
ble: está también atiborrado de nombres de hemos mostrado en diversos mapas y sec-
muy probable y remoto ancestro centroame- ciones del texto. Mas obligaría a admitir que
ricano. la presencia física de migrantes centroameri-
canos fue numerosísima.
He ahí Chincha, Cahuachi, Chavincha y
Changuillo, en primer lugar. Pero también Pero ello a su turno, paradójicamente,
Sunampe y Guadalupe; Huaytará, Huancano, dificultaría seriamente explicar cómo enton-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 243


ces no se consolidó un vasto y sólido “hori- que el éxito de los extranjeros en el seno de sus pue-
zonte cultural centroamericano” en los An- blos anfitriones fue un fenómeno privativo de la Eu-
ropa antigua y de la América moderna?
des; o, como también podríamos denominarla,
una gran “civilización sechín”; o, por último,
Por las mismas razones habrían logrado
un gran y eventual “Imperio Sechín”, en el
también imponer la práctica del atavío per-
entendido de que los migrantes eran aguerri-
sonal con cabezas–trofeo, de la que profusa-
dos y bien equipados soldados–agricultores.
mente hacen gala los afamados mantos para-
cas, icas y nazcas. Y habrían concretado la
Más aún, sería casi imposible explicar
inclusión de su fenotipo facial tanto en man-
cómo entonces “desapareció” esa cultura
tos como en cerámica y orfebrería.
que, hacia el 1500 aC, era sensiblemente más
avanzada que cualquiera de sus contempo-
Por lo demás, a lo largo de siglos habrían
ráneas de los Andes.
sembrado y mezclado su sangre con la de sus
viejos anfitriones, con lo que habrían dejado
Por los múltiples aspectos que hemos
de ser extranjeros. Y hasta habrían obtenido
venido analizando hasta aquí, nos resulta más
entonces que aquél que ahora era “su” propio
verosímil la hipótesis de una remota y origi-
pueblo, asuma como genuinamente origina-
naria migración sechín que finalmente recaló
y se afincó en Casma, allí donde han queda- les y comunes a todos sus miembros las le-
do los célebres monolitos de ese pueblo. Y yendas y tradiciones de los migrantes ini-
desde donde, al cabo del triunfo definitivo de ciales –como aquella a la que hace referencia
Chavín, se habría iniciado la gigantesca diás- Garcilaso–.
pora de refugio por los Andes.
Así, al cabo de siglos de asentamiento y
Así, para el caso de la costa sur, los remo- mestizaje, los herederos de los primeros refu-
tos y casi primitivos pobladores agrícolas chin- giados sechín eran ya chinchas y paracas
aquí, icas allá y nazcas acullá. Pero la
chas, paracas, icas y nazcas, habrían por igual
impronta común había quedado marcada en
recibido también a los pequeños grupos de a-
todo el territorio de la nación.
sombrosos y adelantados refugiados sechín.

Éstos, aun cuando numéricamente mino- A la caída del Imperio Wari, desde
ritarios, en mérito a los notables avances tec- Chincha se alcanzó a administrar y dominar
nológicos con los que llegaron, presumible- un territorio de casi 45 000 Km2, comprendi-
do entre Chincha y Yauca 134, incluyendo en
mente habrían alcanzado un rápido y sólido
las alturas del sureste –según parece domina-
ascendiente dentro del seno de las pobla-
dos desde la hegemonía nazca– a los pobla-
ciones que los recibieron.
dores de Puquio y Lucanas, con una pobla-
ción total del orden de 500 000 habitantes.
Así, al cabo de siglos, y antes de que los
chinchas, paracas e icas cayeran bajo la
Pero hay razones para suponer que, en
hegemonía de la fase militarista de Chavín,
algún momento de su máximo apogeo, la
habrían impuesto su acreditado idioma, por
élite chincha haya alcanzado a dominar tam-
ejemplo, en la definición de la toponimia del
bién una parte del pueblo lima, imponiendo
territorio que los albergaba.
normas que se hicieron efectivas incluso en
¿Acaso no lograron lo mismo los también poco Huaura 135 (150 Kms. al norte de Lima), en
numerosos fenicios en casi toda la cuenca del gigan- cuyo caso sus predios aumentaron otros 15
tesco Mediterráneo? ¿Debemos por lo demás creer 000 Km2.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 244


Todo parece indicar, sin embargo, que el chankas. A partir de entonces, la élite chin-
vecino valle de Cañete, larga e intensamente cha ejerció dominio sobre el resto de la
ambicionado, no llegó a ser conquistado. nación ica.
Habría quedado así, como un bolsón, ence-
rrado dentro de los dominios que controlaba Se requiere sin embargo entender más y
el grupo dirigente en Chincha. Las flotas mejor cómo habría alcanzado esa élite a tener
navieras de ésta permitían sortear eficaz- poder suficiente para llegar a enfrentar al
mente el escollo terrestre de los cañete. poder hegemónico Wari, físicamente tan pró-
ximo. Veamos.
La hegemonía del Imperio Wari había
representado la liquidación del poder de la La ruta Wari–Castrovirreyna–Pisco era la
élite dominante nazca, con lo que quedó mi- vía más corta entre el enorme mercado de la
nada la importancia de su centro urbano más ciudad Wari y la costa adyacente. Los pobla-
importante: Cahuachi. dos costeños de Pisco y Chincha tenían que
ser pues los proveedores naturales de produc-
Pero, muy probablemente, fueron razones tos del mar que constante e insistentemente
de índole estrictamente económicas –aunque demandó ese mercado. Ello permitiría
derivadas de decisiones políticas imperiales– explicar la presencia entre los chinchas de
las que terminaron por restar toda importan- una población desproporcionadamente nu-
cia a la ciudad de los nazcas. merosa de pescadores 136.

En efecto, durante la vigencia del Imperio Mas Wari demandaba también muchísi-
Wari, la tecnología, así como la riqueza agrí- mos productos que sólo se ofrecían en le-
cola, textil y minero–metalúrgica de los pue- janos territorios. De allí entonces también la
blos dominados, estaba concentrada en ma- presencia en Chincha de grandes flotas de
nos de cañetes, limas, moches y mochicas. Es balsas, sobre las que se concretaba el tráfico
decir, en el amplio territorio al norte del valle marítimo internacional. Los marinos mer-
de Chincha. cantes chinchas, también desde el lejano
norte ecuatorial, traían el preciado mullu 137, y
De allí que seguramente el mayor tráfico se estima que por el sur llegaron comercian-
económico y poblacional desde el área norte do hasta las australes costas de Valdivia, en
del imperio hacia Wari, y viceversa, se fue Chile 138.
dando por la ruta Cañete–Lunahuaná–Huan-
cavelica–Wari (destacada en el Mapa N° 25, Así, a instancias de la hegemonía Wari,
pág. 241). los chinchas habrían experimentado un cam-
bio significativo en su estructura ocupacional
Bajo esas circunstancias, la urbe nazca, a y productiva: habían sido probablemente im-
250 Kms. al sur de dicha ruta, fuera del cir- pelidos a dejar casi íntegramente la agricul-
cuito comercial, fue languideciendo paulati- tura para reorientarse preferentemente a la
namente. pesca, el comercio marítimo y el acarreo te-
rrestre de mercancías.
A la caída del Imperio Wari, el surgimien-
to de un nuevo núcleo urbano de poder, esta Así, miles de hombres dejaron la agricul-
vez en el valle de Chincha, hace suponer que tura para constituirse en el numeroso contin-
el grupo allí residente fue el que encabezó y gente de la actividad mercantil y de trans-
triunfó en su guerra de liberación contra los porte. Navegando en numerosas y grandes

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 245


balsas movilizaban significativos volúmenes desarrollar el poderoso núcleo organiza-
de mercadería. Y tanto la que llegaba a la cional, político y eminentemente comercial
costa para ser exportada, como la que venía de Chincha que, paradójicamente, fue el que
del exterior, eran transportadas en miles de lideró la guerra de independencia de la na-
auquénidos por cientos de arrieros. ción ica contra él.

Si bien corresponde al período inmediata- Pero no puede soslayarse que, a la som-


mente siguiente (esto es, directamente incen- bra de la dominación Wari, la economía de la
tivado por el Imperio Inka), una pauta de la nación ica se había convertido en altamente
enorme actividad comercial que Wari había dependiente: tres de sus más importantes ac-
gestado en Chincha es la cifra de 6 000 mer- tividades productivas y, por consiguiente la
caderes que reporta María Rostworowski pa- mayoría de su población trabajadora, fun-
ra el siglo XVI 139. cionaban a exigencia de los requerimientos
de un mercado extranjero: Wari.
El cronista Pedro Pizarro, por su parte,
afirmó que oyó decir al Inka Atahualpa (en Si Wari aumentaba en población y/o en
1532, por consiguiente) que en Chincha capacidad de consumo, los pescadores de-
había 100 000 balsas 140. La cifra como re- bían incrementar la captura, y por su parte los
conoce Torero, siendo sumamente exagerada comerciantes y transportistas asegurar mayor
e inverosímil, insinúa un orden de magnitud abastecimiento. Así, Chincha floreció mien-
que no deja de llamar la atención. tras floreció Wari. La relación de dependen-
cia era muy evidente. Pero tan obviamente
Considérese además lo siguiente: asu- evidente como intrínsecamente peligrosa.
miendo que las llamas pueden transportar, en
promedio, 35 kg., y que la capacidad de las La liberación del Imperio Wari represen-
balsas era de 20 ton., cada una de éstas podía tó que el excedente que antes fluía a Wari
acarrear lo que transportaba una tropilla de quedaba en la nación costera. Pero, a dife-
600 a 700 llamas 141. Así, cientos de hombres rencia de otras naciones, la nación ica no
y miles y miles de animales cumplían organi- podía beneficiarse mucho con retener en su
zadamente la tarea del acarreo terrestre de suelo todos los excedentes que había estado
grandes volúmenes desde Chincha a Wari. generando. Ello sólo era posible con el ge-
nerado en el sector agrícola: podía ser alma-
Es por último también indiciario el hecho cenado y destinado luego al consumo; o, a
de que en el siglo XVI todavía uno de cada través de la mita, permitía solventar algunas
tres adultos tributarios era pescador en inversiones.
Chincha –según se puede colegir de las cifras
que ofreció el cronista Lizárraga 142–. No pudo sin embargo ocurrir lo mismo
con la producción pesquera, ni con el comer-
Bajo la hegemonía Wari la economía de cio. La captura pesquera que se había estado
la nación ica sufrió pues grandes transforma- llevando a la capital ayacuchana tuvo que
ciones. Ya sea desde la perspectiva de los eliminarse drásticamente. Y durante el pro-
nazcas, que virtualmente lo perdieron todo, o longado período de guerra de liberación, y
de los chinchas, que resultaron inopinada y quizá durante muchos años después también,
extraordinariamente fortalecidos. El Imperio se vio interrumpida la ruta comercial que
Wari pues, inadvertidamente, tras liquidar el pasando por Wari llegaba a Abancay, Cusco y
poder de los nazcas, había terminado por al Altiplano. La pesca y el comercio de

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 246


Chincha sufrieron pues una gravísima merma a los kollas a “pagar” el doble: “dos” llamas,
como consecuencia de la caída de Wari. por las mismas “tres” fanegas de maíz –re-
fiere el cronista Diez de San Miguel– 143.
Es decir, para gran parte de la nación ica,
la independencia tuvo un paradójico per- Si bien esta información está referida a
juicio inmediato. Era consecuencia inevi- hechos registrados por los cronistas a partir
table de la situación de dependencia eco- del siglo XVI, presumimos –como hemos he-
nómica que se había establecido en relación cho en múltiples casos anteriores–, que esas
con el liquidado imperio. reglas de intercambio eran muy antiguas.
¿Hay alguna razón para presumir que esas
En el nuevo contexto, la nación ica, hege- prácticas se estrenaron sólo con la presencia
monizada por los chinchas, debió lanzarse de los conquistadores europeos? Ninguna.
entonces a resolver sus grandes baches eco-
nómicos, y a recomponer su estructura pro- Este ventajismo, que quizá ejercitaron los
ductivo–poblacional. Por un lado, buscar e yungas en muchas ocasiones, les reportó fa-
integrar muchísimos nuevos pequeños y ma de comerciantes inescrupulosos.
medianos mercados que pudieran absorber el
volumen de pesca que permitía su enorme Según refiere Torero 144, el estereotipo de
capacidad de captura. Y colocar en ellos la los comerciantes yungas queda de manifiesto
restante y variadísima demanda de otros pro- en las palabras con que Manco Inca increpó
ductos que había estado consumiendo Wari. a los conquistadores españoles:
...peores sois que los yungas, los cuales
A la postre lo lograron, y con extraordi-
por un poquillo de plata matarán a su
nario éxito. No obstante, tuvieron que pagar
padre y negarán todo lo del mundo.
un precio altísimo por ello –si así puede con-
siderársele–. En efecto, su fama, o la imagen Es presumible sin embargo que, cuando
que de ellos se tuvo en los Andes, fue muy las circunstancias se invertían, los yungas
especial –para llamarlo de alguna manera–. (chinchas) costeños, en situación de escasez,
tuvieran que dar el doble de guano de islas o
Los términos del intercambio, o, si se pre- de maíz o pescado por las misma cantidad de
fiere, los precios, estaban estrechamente rela- auquénidos, por ejemplo.
cionados con la mayor o menor disponibili-
dad circunstancial de bienes, esto es, con la Pues bien, los mercaderes chinchas sur-
oferta y la demanda. caron incesantemente muchísimas vías. Y al
cabo de varios siglos de recorrer caminos y
Así, en el trueque de carne de auquénico pueblos, debieron alcanzar la privilegiada si-
por maíz, los kollas altiplánicos daban “una” tuación de conocer en profundidad gran parte
llama a cambio de “tres” fanegas de maíz que de la sinuosa y complicada red vial de los
entregaban los yungas (nombre que genérica- Andes.
mente daban los pueblos cordilleranos a los
costeños, en este caso a los chinchas). Mas,
cuando las sequías y heladas afectaban la Mercaderes,
producción agrícola del Altiplano, es decir, conquistadores nativos y toponimia
cuando en torno al Titicaca la demanda de
alimentos superaba a la oferta, los yungas Todo parece indicar que, luego de la caída
aprovechaban las circunstancias y obligaban del Imperio Wari, el chincha se convirtió en

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 247


el más grande e importante de los pueblos que los chinchas hubieran tenido hegemonía
enimentemente comerciales de los Andes. En absoluta en ese medio.
rigor, el más grande de los pueblos comer-
cial–itinerantes. En cambio, en el comercio terrestre inter-
nacional dentro de los Andes peruanos, lo-
Porque, como se vio, los tallanes también graron hegemonía absoluta e indiscutida.
eran grandes comerciantes. Mas casi no hay Alcanzaron entonces aquí, durante los siglos
indicios de que transitaran por todo el territo- XIII y XIV, lo que en la antigüedad de Á-
rio andino comerciando con lo que traían del frica, Medio Oriente y Europa lograron los
extranjero, por ejemplo. Todo parece indicar fenicios, en la ribera sur del mar Mediterrá-
que ese intercambio se hacía fundamental- neo, y lo que luego consiguieron los griegos
mente en su propio territorio. No eran pues, en la costa norte del mismo.
dentro del territorio andino, comerciantes
viajeros. Quizá podría tipificárseles como Es decir, y entre otros resultados, termi-
comerciantes–importadores. naron fonéticamente transformando y en
definitiva bautizando y rebautizando los
A su turno, el rol comercial–itinerante de nombres de los territorios extranjeros por
los moches y mochicas, primero, y de los chi- donde sistemáticamente transitaban. De ese
mú, después, fue importante, pero casi exclu- modo regaron en su idioma –de raíces cen-
sivamente en el norte costeño y cordillerano. troamericanas–, un amplio espectro de to-
Por lo demás, parece que nunca fue por- pónimos en el territorio andino.
centualmente grande la cantidad de moches,
mochicas y chimú que se dedicaron al co- Como los moches, mochicas y chimú,
mercio itinerante. En el conjunto de la eco- pero también los lima, hicieron otro tanto en
nomía de cada uno de esos pueblos, el co- el norte –en el mismo idioma de raíces cen-
mercio fue una actividad secundaria. troamericanas–, se explica, por ejemplo, que
nombres tan extraordinariamente parecidos
Habrían sido los chinchas, pues, el único como Chacupe y Checacupe estén, aquél en
pueblo en el que casi toda la estructura eco- el norte, en las inmediaciones de Lamba-
nómico–productiva giraba en torno al comer- yeque, y éste en el sureste, en las inmedia-
cio, que, incluso dentro de los Andes, era ciones del Cusco –como puede verse en el
pues comercio internacional itinerante. Unos, gráfico del Anexo N° 4–. O Cajamarca, en la
como comerciantes marítimos en las rutas cordillera norte, y Cajamarquilla, cerca a Li-
del norte y del sur. Otros, como comerciantes ma, a 500 Kms. de distancia una de la otra.
terrestres, seguidos de multitud de arrieros y
sus tropillas de auquénidos cargados, reco- O Chuquitanta, en Lima, y Chuquibamba,
rriendo de cabo a rabo todo el territorio andi- en el valle de Majes, también a 500 Kms. de
no. Y otros, por último, mayormente los pes- distancia entre sí. O, Chucuito, en Lima (Ca-
cadores, proveyendo a los comerciantes ma- llao), y Chucuito, en el Altiplano, con más de
rítimos y terrestres. 1 500 Kms. de separación. Chilcal, en Paita,
y, a 1 200 kilómetros, Chilca, en Lima, .
En el comercio marítimo internacional
compitieron con los chimú y tallanes, y segu- Y, para terminar con nuestros ejemplos, el
ramente también con los comerciantes huan- muy emblemático Chan Chan, en el valle de
cavilcas y punás, así como con colombianos Moche, y Chen Chen, en el del río Tambo
y centroamericanos. Nada permite deducir (Arequipa), a 1 200 Kms. de separación.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 248


Probablemente muchas de esas reitera- Pero muy presumiblemente fueron los
ciones tengan mucho que ver con los tras- comerciantes viajeros nazcas, cuando hege-
plantes poblacionales –mitimaes– que reali- monizaban en el sur del Perú, quienes rebau-
zaron tanto el Imperio Wari como el Inka. No tizaron a todos esos pobladores como chan-
obstante, difícilmente lo explica en todos los gos (denominación que todavía se da hoy a
casos. Mas una y otra posibilidad merecen los solitarios y trashumantes recolectores de
ser seriamente más estudiadas. conchas de las playas de Ocoña, Camaná y
Quilca).
En el siglo siguiente los conquistadores
inkas, pronunciando a su manera los nombres Y respecto de ésa –cuando menos extra-
originales de esos y muchos otros lugares, ña, pero harto sugerente denominación–, có-
volvieron a transformarlos fonéticamente. mo no recordar aquí que chango es un sus-
tantivo de inocultable procedencia mexicana:
Así, en el siglo XVI los conquistadores y tanto “chango” como “chavo”, equivalen a
cronistas españoles se encontraron con soni- “muchacho” –hoy mismo en México–.
dos y pronunciaciones distintas para cada
nombre y a las que, necesariamente, les die- Los hegemónicos comerciantes viajeros
ron entonces grafías distintas, quedando co- nazcas habrían cumplido pues, exitosa e in-
mo dos, tres y hasta más voces, la que en advertidamente, una gran tarea toponímica
principio teóricamente era sólo una. en todo el sur del Perú: hacia el norte hasta
Chincha; hacia el sur hasta Moquegua, pa-
Garcilaso, por ejemplo, refiriéndose a sando por Camaná; hacia el noreste hasta
Nazca, la llamaba Nanasca 146; y Anello Oliva Ayacucho, la tierra de los chankas –gentilicio
parece referirse a ella como Hascala 147. que a su vez es difícil dejar de asociar con
changos–; y hacia el sureste hasta Tiahua-
A ese respecto, aunque para un ámbito naco –que luego difundiría muchos de esos
tan reducido como el entorno del valle de nombres en dirección al Cusco–.
Camaná, el cuadro siguiente resulta muy
ilustrativo 145. A su turno, los viejos topónimos nazcas
fueron recreados por los chinchas. Porque,
Nombre Otras versiones aún cuando hablaban el mismo idioma, entre
actual (¿Nazca, Inka, Kolla?) la hegemonía de unos y otros no habían pasa-
Camaná Camata *, Camaña, Cabanas, Ccmera, Camanay 5 do en balde tanto como 800 años. Necesaria-
Ocoña Ucuña *, Ucunna, Ocuña, Acoña 4 mente, pues, impusieron variantes.
Quilca Quellca *, Quelca, Qquellco 3
Atiquipa Atiquipa *, Atiqquepay, Aliquipa 3
De la misma manera que puede demostrarse nota-
Pucchún Pujchuna, Pajchana 2
bles diferencias entre el castellano de Cervantes y el
Acarí Hacarí * 1
de nuestros días. Así y todo nos resulta fácil entender
Atico Aticu * 1
que éste, diciendo “fermosa”, estaba diciendo “her-
mosa”.
Quizá nunca sepamos los nombres origi-
nales que a cada uno de esos pequeños territo- Y es que, casi invariablemente, las raíces o los
rios les pusieron sus más remotos ocupantes, radicales sustantivos originales por lo general se con-
servan o resultan nítidamente identificables, ya por sí
que quizá fueron sencillos y primitivos pes- mismas o por su contexto. Así, por ejemplo, fuera de
cadores y recolectores–cazadores que remota- él, nos sería difícil desentrañar qué representaba o sig-
mente llegaron probablemente desde la lejana nifica para los primeros cronistas, “cháraca”. Mas
Oceanía. cuando Diego de Ortega Morejón y Fray Cristóval de

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 249


Castro dicen “las chácaras que se labraban y rega- dejar de reconocer que el valle de Camaná es
ban...” 148, toda incógnita queda ya despejada. más grande e importante que el de Ocoña, y
ambos muchísimo más grandes que el puerto
El contexto pues, más allá de la recreación o
de Quilca. A su turno, las lomas de Atiquipa
deformación del vocablo, ha ayudado entonces a “des-
cubrir” su contenido. Pero en ausencia de fuentes sólo florecen cuatro meses del año. Acarí es
escritas de su época, nada nos permite conocer cómo un valle insignificante. Y Atico una humilde
y cuáles habrían sido las recreaciones o deforma- caleta, hoy casi sin abastecimiento de agua
ciones que, dentro del mismo idioma, introdujeron los dulce.
chinchas a los topónimos creados o impuestos por sus
predecesores nazcas. Pero de que los deformaron no
En tal virtud, las dimensiones pobla-
debe cabernos la más mínima duda.
cionales, debieron ser pues también directa-
Con nazcas y chinchas, durante siglos, y mente proporcionales. Así, Camaná habría
en gran parte del territorio surandino, se sido por siglos un mercado y/o proveedor
cruzaron en el camino los comerciantes y mucho más importante que Atico. Y, en con-
arrieros kollas. Así, con el concurso del secuencia, Camaná mucho más visitada,
aymara, empezaron a aparecer versiones nombrada y fonéticamente deformada que
fonéticas distintas para un mismo nombre. Y Atico, por nazcas, chinchas, kollas e inkas.
Con ello, resultaron más variantes fonéticas
en el siglo XV, la conquista inka, por inter-
medio del quechua, hizo aún más complejo para aquél que para éste.
el panorama toponímico. Poco fue sin embar-
De la misma manera que hoy, Miami, sólo con
go lo que lograron. Su hegemonía de sólo un “Maiami” y “Mayami”, tiene seguramente más va-
siglo no fue suficiente para imponer todo lo riantes que Sebastopol. O que “peruano”, que con por
que seguramente quisieron. No obstante, con lo menos el anglófono “perruano”, el nipófono “per-
su intervención se concretaron, en muchos guano” y el francófono “peguano”, seguramente tiene
casos, varias versiones para un mismo nom- más variantes que “piurano”, por ejemplo.
bre –como se ha visto en el cuadro–.

Ese cuadro precedente ofrece los casos de


las variantes idiomáticas conocidas de sólo La toponimia andina
siete poblaciones. Entre las primeras, aque- y los conquistadores españoles
llas que aparecen con un asterisco (*) corres-
ponden a Garcilaso 149. Si bien numérica-
mente la muestra no parece pues muy repre- En algunos casos, apelando a su idioma y/o a su
sentativa, cualitativamente, en cambio, sí historia, los comerciantes o los conquistadores termi-
nan imponiéndoles a otros un nombre absolutamente
sugiere serlo. Y permite ensayar una hipóte-
nuevo. Fue el caso de los conquistadores españoles
sis. ¿Por qué en algunos casos, como en el de cuando, por ejemplo, impusieron Cañete y cañetes en
Camaná, hay hasta cinco versiones, en otros sustitución de un topónimo que no conocemos a cien-
cuatro o tres y en otros sólo una? El número cia cierta. O cuando impusieron Trujillo por Moche o
de variantes parece estar en razón directa de Chan Chan, en homenaje a la tierra natal del jefe de la
la importancia objetiva que, a lo largo del conquista.
tiempo, han tenido los distintos grupos
O cuando bautizaron como Perú –aunque se pre-
humanos y/o los territorios que ocupaban.
sume derivaría de Birú, Pirú y eventualmente hasta de
Chimú– a esta parte de los Andes, que sólo un siglo y
En medio del pobre desarrollo económi- transitoriamente tuvo un nombre: Tahuantinsuyo; y
co–cultural que en los siglos anteriores han como peruanos a sus habitantes que, como conjunto,
tenido dichos siete espacios, es imposible nunca habían tenido gentilicio.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 250


Es decir, cambios radicales equivalentes a los que, ñoles las que finalmente se impusieron y venimos uti-
miles de años antes, habían hecho los cretenses bauti- lizando. Pocos pero significativos ejemplos hemos
zando a los comerciantes del extremo este del Medi- dado de cómo ni siquiera han sido siempre las ver-
terráneo como fenicios. O como hicieron los romanos siones de Garcilaso las que terminaron imponiéndose.
rebautizando como griegos a los helenos. O, por últi- No obstante todas las deformaciones, en la inmensa
mo, como presumiblemente hicieron los fenicios bau- mayoría de los casos puede reconocerse raíces
tizando como conejos –“keltoi”– a los primeros habi- comunes. Y eso es, finalmente, lo que importa y facili-
tantes que encontraron en la península ibérica. ta el rastreo en busca de su remoto origen geográfico
y cultural más probable.
Allí donde no hubo radical cambio de nombre, ha
sido la deformación fonética del nombre original, atri- Desde 1492 –oficialmente al menos–, esto es,
buible por lo general a los comerciantes hegemónicos desde cuarenta años antes de la conquista del Perú,
o los conquistadores, la que termina imponiéndose. cronistas y conquistadores españoles se estuvieron
De la misma manera que el fonema fenicio “keltoi”, familiarizando con los nombres de los territorios y
por deformación fonética, derivó en “celtas”; y de la gentilicios de los pueblos que fueron conquistando en
misma manera que el “span” de los celtas, por defor- América.
mación fonética de los romanos, derivó en “hispania”;
que a su vez, por deformación de los visigodos, derivó En 1502 Colón, y en 1505 Yáñez Pinzón, inicia-
finalmente en “España” y “españoles” 150. ron el reconocimiento de las costas de Guatemala,
Nicaragua, Honduras y México hasta Tampico, casi en
Nombres tan emblemáticos como el del Inka Ata- el centro del Golfo de México. En 1502 se había ini-
hualpa, y el del lugar de su captura y ejecución han ciado también el descubrimiento y poblamiento de la
tenido varias versiones en manos de los cronistas es- costa caribeña de Panamá, a la que Francisco Pizarro
pañoles: Atagualpa (J. de Betanzos), Atahuallpa y Ata- llegó el año siguiente. En 1508 se funda la gober-
hualpa (P. Cieza de León), Atabalipa (D. de Ortega y nación de Castilla del Oro o Veraguas, para adminis-
C. de Castro), Atabaliba (B. de las Casas). Y Caja- trar Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
marca: Caxamarca y Caitamarca (Cieza de León) 151.
Mas, en cada caso, es relativamente fácil asociar todas Así, en 1511 ya estaban confeccionados los pri-
sus variantes fonéticas. meros mapas de las costas de México 153 (seguramente
con innumerables nombres nativos, como algunos de
Estos últimos casos de deformación de nombres y los mencionados). En 1513, con el descubrimiento del
topónimos nos prueban, fehacientemente, que incluso Pacífico –al que Pizarro asistió como lugarteniente de
usando el mismo idioma diferentes personas pueden Núñez de Balboa–, se inicia la explotación de sus
oír, entender y escribir un mismo nombre de varias costas. En 1519 Hernán Cortés, por su parte, inició la
distintas maneras. Y, más todavía, una misma persona conquista de México desde la desembocadura del río
–como en el caso de Cieza de León– puede dar dos y Pánuco, desde donde nuevos mapas fueron elaborados
eventualmente hasta más versiones, dependiendo de con la ayuda de los nativos del lugar 154.
cuántas distintas fuentes orales haya escuchado.
Después de residir nueve años entre Nicaragua y
Puede también constatarse que otro tipo de defor- Panamá, Pascual de Andagoya realizó en 1523 el pri-
mación o alteración de un topónimo, y el gentilicio mer viaje exploratorio que llegó al extremo norte del
correspondiente, se genera por transposición de sí- Perú. En muy extraña coincidencia, al año siguiente
labas. Es el caso del topónimo que hoy se conoce Pizarro y Almagro se asocian para la conquista del
como Poechos, pero que Cieza de León escribía Perú. Mas sólo en 1528, pero cuando ya tenía ven-
Pocheos 152. ¿Cuál de las dos versiones habrá repro- ticinco años en el istmo, acopiando invariablemente
ducido más fielmente el nombre original? Es muy difí- una gran experiencia e información, Pizarro llegaría
cil saberlo. Pero sin duda ambas tienen mucho de él. Y en su primer viaje exploratorio hasta la desembocadu-
en tanto en este caso específico no hay homonimia, es ra del río Santa (500 kilómetros al norte de Chincha).
fácil concluir que una y otra variante, por el contexto Pasó pues de ida y vuelta reconociendo detenidamente
en que aparecen, se refieren al mismo lugar. toda la costa norte del Perú y muchos de sus centros
poblados, entre ellos por cierto Tumbes y Chan Chan,
En nuestro caso y hasta la fecha, como es obvio, confirmando los gentilicios ya conocidos de algunas
son la fonética y grafía de los conquistadores espa- de sus gentes: tallanes y chimú.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 251


Y es que, uno y otro, residiendo en Panamá, ha- y Guamote, en Ecuador; e innumerables topónimos
bían tenido allí la experiencia de toparse, centenares del Perú, como Huaraz, Huántar, Huánuco y Mo-
de veces, con los mercaderes tallanes, chimú y chin- quegua; hasta Pisagua, Rancagua y Guaitecas, en el
chas que llegaban hasta allí –y por los que se enteró de norte, centro y sur de Chile, respectivamente.
la existencia e importancia de Chincha sin conocerla–.
Aquéllos, concientemente o no, dejaban una valiosa ¿Equivaldría acaso el nativo “gua” o “hua” al
información geográfica, política, social, económica y “land” del inglés?
militar sobre el mundo andino, y harto reiteradamente
repetían los nombres de muchos pueblos andinos. Por lo demás, y como últimos ejemplos, Huánuco,
el nombre de una de las más importantes ciudades
Por lo demás, todos de los cronistas españoles que cordilleranas del Perú, además de “Hua” tiene la
coadyuvaron a definir la versión final de los topóni- misma terminación que Pánuco, el nombre del célebre
mos andinos, antes de llegar al Perú, habían estado en puerto donde inició Cortés la conquista de México; y
familiarizándose con las voces nativas en Panamá. Y las islas Guaitecas, al sur de Chile, comparten “Gua”
más de uno, además, en otros rincones de América. con “tecas”, reiterada raíz de innumerables genticilios
Pedro Sarmiento de Gamboa, por ejemplo, había esta- centroamericanos: olmecas, zapotecas, toltecas, azte-
do antes en México. Y Pedro Cieza de León en Ecua- cas, etc. ¿Puede considerarse que todo ello son sim-
dor y Colombia. ples coincidencias?

En definitiva, nuestra hipótesis en esta parte es Eventualmente, la o las partículas originales de


que los conquistadores y cronistas españoles estu- las que derivaron “gua” y “hua”, que nunca sabremos
vieron harto familiarizados, aunque unos más que cuál o cuáles fueron exactamente, fueron confundidas
otros, a muchos topónimos y gentilicios nativos de e identificadas, sobre todo por el españoles del sur y
México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, y centro de la península, con aquella –de probable ori-
las costas caribeñas de Colombia y Venezuela, antes gen árabe– a la cual estaban tan acostumbrados, y que
de llegar al Perú. Ello, por un simple azar de la histo- está presente en: Gua–dalquivir, Gua–dajoz, Gua-
ria, habría permitido pues que las deformaciones, que diana y Gua–daira; como en Gua–dalajara, Gua-
a pesar de todo introdujeron a los nombres andinos, no dalupe, Gua–darrama y Gua–diz, por ejemplo.
fueran tan grandes como para que dejaran de tener
relación fonética alguna con los vocablos nativos. En España, sin embargo, casi no hay ninguna
escrita con “h”. En fin, los lingüistas tienen la palabra
Y ello, a su vez, permite reconocer entonces que sobre qué espacio y cultura influyó sobre cuál o cuáles
muchas raíces idiomáticas centroamericanas –nece- otras?
sariamente más antiguas que las andinas– estén archi-
presentes en muchísimos topónimos del Perú. No obstante, transitoriamente al menos, y con
cargo a las precisiones que haga la lingüística, asoma
Como acabamos de ver una vez más, es el caso de más verosímil y consistente la hipótesis de una vieja,
la partícula “gua” –o “hua”–, quizá la más socorrida sólida y remota influencia centroamericana en la his-
de cuantas existían en la antigua América del Norte toria antigua del Perú y de gran parte de la América
próxima al golfo de México, y existían y existen en Meridional.
Centroamérica, el Caribe y los Andes.
La historiografía tradicional ha rastreado con gran
Estaba ya en Guanahaní (hoy Watling), el célebre detalle las influencias culturales que habrían dado ori-
primer punto que tocó Colón. Está en Guáimaro de gen a la expansión de la agricultura, la cerámica, la
Cuba. En Guajataca de Puerto Rico. Estaba en Guas- textilería, el comercio y, entre otras, la metalurgia.
co, Coligua y Guasili, inmediatamente en torno a la Mas ha obviado el hecho de que el ser humano, mu-
península de la Florida 155. chísimo antes de todas y cada una de esas conquistas
culturales materiales, era poseedor de un lenguaje que
En el territorio continental puede además ser ras- fue, a fin de cuentas, lo primero que podía expandirse
treada desde Chihuahua, al norte de México; pasando y así debió ocurrir.
por Guatemala y Nicaragua; el antiguo Veraguas y el
actual Gualaca de Panamá; Guapá y Guáitara en el Habiendo desaparecido virtualmente todos los
oeste de Colombia; Guayaquil, Gualaceo, Gualaquiza idiomas primitivos, allí están los topónimos para ras-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 252


trear su origen, y las direcciones y formas de expan- La primera hipótesis avalaría el extraordinario
sión como se regaron por el mapa americano. desarrollo comercial al que habían llegado los chin-
chas. Y la segunda confirmaría el enorme poder efec-
Pues bien, durante los siglos XIII y XIV tivo que reportaba el comercio terrestre internacional
que monopolizaba Chincha en los Andes, y el no
la presencia de los mercaderes y transportis-
menos poderoso rol del santuario de Pachacámac. En
tas chinchas debió resultar familiar a todos todo caso, es presumible que tanto el desarrollo mer-
los pueblos andinos con los cuales comercia- cantil de Chincha, como el poder de ésta y Pacha-
ban. En ese sentido habían quedado, de he- cámac, se hubiesen reafirmado durante los siglos de
cho, convertidos en buenos mediadores y autonomía que estamos revisando, y no tanto durante
mejores guías 156 e intérpretes. el breve siglo de hegemonía imperial inka –que sin
duda también los catapultó–.

Una tercera hipótesis tiene en todo caso repercu-


siones históricas más trascendentes. Porque en efecto,
Chinchas, permitiría presumir que, mucho antes de que pueblos
los primeros aliados de los inkas andinos supieran de la llegada de los conquistadores
españoles, ya importantes élites de importantes pue-
blos y naciones andinas habrían tomado partido en la
Ello podría contribuir a explicar que, aunque cier- suicida guerra civil imperial. Así, las de las naciones
tamente más tarde, fuese precisamente el kuraka de ica y lima, por mediación del kuraka de Chincha y el
Chincha uno de los grandes acompañantes del Inkas “obispo” de Pachacámac, deliberada y voluntaria-
Atahualpa en Cajamarca, cuando se produjo el mente, se habrían colocado del lado de Atahualpa, aún
trascendental encuentro de éste con los conquistadores cuando les era casi absolutamente un desconocido.
españoles. Otro de los testigos de excepción fue el Quizá habrían razonado que resultaba preferible “ma-
sumo sacerdote de Pachacámac. lo por conocer que pésimo conocido”.

El kuraka de Chincha, según todo lo indica, ya no Y si efectivamente ésa fue una decisión previa y
estuvo en Cajamarca cuando, meses después de la conciente, cuánto más sencillo –podemos imaginar–
captura, se enjuició y sentenció al Inka. Qué duda les habría resultado poco más tarde redefinirse y ali-
puede caber de que, como buen y pragmático comer- nearse del lado de quienes habían inutilizado su
ciante, de manera expeditiva y resuelta hizo saber a los primera opción. La debacle del Imperio Inka –como la
españoles que estaba de su lado. De haberse quedado, del Azteca– no resulta pues tan enigmática e inexpli-
pudo eventualmente haberle sido de alguna utilidad al cable como siguen diciendo cientos de textos. Pizarro
Inka. Porque mientras Felipe, el traductor e intérprete y Cortés, cada uno desde el primer día, contaron con
tallán, daba cuenta a Pizarro de las expresiones de enormes e importantísimos aliados en sus conquistas.
Atahualpa, el kuraka de Chincha habría podido con-
firmarlas y hasta corregirlas con su prolijo bilingüis- Recordemos no obstante, antes de continuar, al
mo. Poco probable era, en cambio, que el “obispo” de propio Garcilaso de la Vega cuando relata la conquista
Pachacámac fuera bilingüe. inka de Chincha, que habiendo tenido algo de violen-
cia, fue casi tan fácil y sencilla como hemos adelanta-
Por la cercanía geográfica de sus sedes centrales, do: pudiendo haberles hecho la guerra a fuego y san-
parecería más razonable que el kuraka de Chincha gre, la había hecho con mucha mansedumbre.
fuera aliado de Huáscar y no, sorprendentemente, de
Atahualpa. Asoman pues dos primeras posibilidades: A sólo algunas semanas de estar rodeados por el
a) el gran kuraka de Chincha fue capturado y man- ejército imperial fue el curaca, acompañado de sus
tenido como rehén mientras comerciaba en el lejano deudos y otros nobles, a besar las manos del Inca y a
norte norcordillerano; y b) efectivamente su poder era darle la obediencia personalmente 157.
tal que, como en el caso del “obispo” de Pachacámac,
Atahualpa había hecho lo indecible por atraerlos como ¿Por que no entraron a sangre y fuego a Chincha
aliados o como informantes: nadie como ellos podía los ejércitos inkas? Porque no les convenía aniquilar a
ponerlo al tanto de cuanto ocurría al sur, en el territo- los dueños de los secretos del comercio ultramarino.
rio dominado por Huáscar. ¿Por qué éstos manifestaron tamaña obsecuencia?

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 253


Porque tenían mucho que perder: se les estropearían tos enfrentamientos militares entre pizarristas y alma-
sus privilegiados y exclusivos viajes marítimos al tró- gristas, de los que salieron sin vida ambos socios y
pico centroamericano y sur de Chile, y sus intercam- jefes expedicionarios.
bios con el Altiplano –como afirma acertadamente
María Rostworowski 158–. ¿Cómo entender que en 1529, tras un siglo de
total y absoluta hegemonía inka, se conociera en
En el mar los chinchas llegaron a dominar las co- Panamá y con altísima reputación la existencia de
rrientes marinas de las costas sudamericanas, y a co- Chincha y no la del Cusco, ni la del Imperio Inka de
nocer sus islas, penínsulas y bahías. De hecho, han la que aquélla formaba parte?
quedado evidencias del enorme prestigio de que go-
zaba Chincha en rincones tan distantes como el istmo Nuestra primera conjetura es que, en los siglos de
de Panamá y buena parte de la costa oriental cen- actividad comercial autónoma del período que esta-
troamericana. Prestigio bien ganado que, como se ha mos analizando (entre la caída de Wari y el surgimien-
visto, se habría labrado desde la época de la domi- to del Imperio Inka), los chinchas habrían autoestimu-
nación Wari, o quizá incluso desde antes. lado, reforzado y vendido legítimamente su propia
imagen, la única que por lo demás podían vender. Y
luego, conquistados por los inkas, aunque sin ninguna
violencia –en mérito a una sagaz negociación típica-
mente comercial–, soslayando su dependencia respec-
Chincha y sus mercaderes: to de aquéllos, siguieron presentándose en Centroa-
la historia vs. la Historia mérica sólo como chinchas, y sin informar a nadie de
la existencia de un poder mayor que el de ellos. Se-
guramente intuían que, de hacerlo, sus interlocutores
El renombre internacional ultramarino que ter- habrían querido conocer a los nuevos poderosos per-
minó alcanzando el emporio comercial–naviero de sonajes, con el riesgo para los chinchas de ser dejados
Chincha fue enorme. Tanto que, en 1529, es decir, dos de lado.
años antes de iniciar la conquista del Perú, Pizarro, sin
conocerla –como nos lo recuerda el cronista Cieza de Esta hipótesis, sin embargo, valdría también pues
León 159–, solicitó al rey Carlos V, que incluyera a esa para el caso de los comerciantes tallanes y para quie-
ciudad como parte de los territorios que anhelaba con- nes posteriormente los conquistaron y sustituyeron:
quistar, explotar y gobernar. La denominada “Capitu- los chimú. Éstos y aquéllos, pues, también habrían
lación de Toledo”, esto es, el plan de conquista que el callado en todos los idiomas, en las costas del norte
rey aprobó a su representante expedicionario, aprobó sudamericano y de Centroamérica, la existencia del
en efecto ese pedido. Imperio Inka del que eran súbditos. Cuán consistentes
con sus propios intereses, y cuán homogéneas parecen
Por lo demás, y ratificando su nombradía, el haber sido pues las actitudes y conductas de los co-
primer mapa que incluía a una buena parte del Perú, merciantes andinos, pero, en particular, la de esos
elaborado en el mismo 1529 por el cosmógrafo Diego mercaderes marítimos internacionales.
de Ribero, mostraba a Chincha, pero no incluía el
Cusco 160. Chincha, pues, en los tiempos en que sólo Hablándose de tallanes, chimú y chinchas, se está
podía hablarse del “proyecto imperial español para los hablando de tres de los grandes pueblos conquistados
Andes”, esto es, cuando recién se estaba en los prepa- que formaron parte del “gran imperio inka” –como
rativos de la conquista, ya formaba parte de la imagi- con fruición gusta seguir diciendo la historiografía
nada Nueva Castilla. No así el Cusco. tradicional 161; o, si se prefiere, se está hablando, de
tres de los grandes pueblos que asistieron como testi-
La existencia del Cusco, la esplendorosa sede de gos de excepción de la “gran expansión incaica”
la hegemonía inka, era pues aún desconocida por –como elíptica y encubridoramente se dice en otros
quienes se preparaban a conquistar los Andes. La no textos recientes 162–.
inclusión del Cusco en la “Capitulación de Toledo”, y
su inexistencia en el mapa de Diego de Ribero, no re- Así, la muestra –como se diría hoy en estadísti-
presentaron ciertamente poca cosa. Porque cuando los ca–, resulta altamente representativa. Porque, llegado
conquistadores peninsulares la conocieron, la defini- el momento de la verdad, unos y otros tallanes, chimú
ción de su pertenencia acarreó –como se sabe–, cruen- y chinchas –por igual–, se pusieron del lado de los

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 254


españoles. Como también lo hicieron, con pocas merciantes terrestres–, en la difusión del quechua en
excepciones, casi todos los restantes pueblos del el vasto territorio andino –conforme lo consigna Tore-
mundo andino. Aquí damos cuenta del hecho incon- ro 164–. Pero cuidado –decimos–, no porque fuera su
trovertible. En Tahuantinsuyo, el cóndor herido de idioma materno, que no lo era, sino porque lo
muerte analizaremos sin embargo en detalle las causas conocían de antiguo: desde la época del esplendor
más probables de esa conducta que, por lo demás, Nazca. Lo cultivaron aún más durante la dominación
tiene tantos antecedentes y equivalentes en toda la his- Wari. Y creció su conocimiento de esa lengua durante
toria de Occidente. la hegemonía imperial inka, período en el que, ade-
más, era nada menos que el idioma hegemónico.
Basta recordar cuántos pueblos de los Alpes y de
las Galias se pusieron del lado de los conquistadores Como es lógico entender, en el contexto de la his-
romanos en su tiempo. O, siglos más tarde, cuántos toria de la humanidad los comerciantes no aprenden
pueblos de España se aliaron con los árabes cuando idiomas extranjeros por deleite cultural. Sino porque
ingresaron a conquistar la península. Y, en nuestra lo necesitan para acrecentar la rentabilidad de sus
América, cuántos pueblos de México facilitaron la actividades de intermediación. El bilingüismo, y más
tarea de Hernán Cortés contra los aztecas. todavia el multilingüismo, les permite acceder más
eficientemente a más mercados de proveedores y a
Entre tanto, interesa aquí constatar que, antes de más mercados de consumidores.
devenir aliados de los conquistadores españoles, ta-
llanes, chimú y chinchas, por igual, tres y más veces O, si se prefiere, les facilita conseguir productos
negaron en el Caribe, con su pragmático silencio, de mejor calidad, a más bajo precio; y les permite
pertenecer a un “gran imperio”. ¿Sería acaso –como vender productos de menor calidad al más alto precio.
postula Del Busto– porque ésas y otras muchas na- Los comerciantes, políglotas por antonomasia, son,
ciones del imperio “carecieron de conciencia impe- con todo derecho, la quintaesencia del pragmatismo.
rial...” 163. No, no hay que dejar llegar tan lejos la de- He ahí a los muy pragmáticos comerciantes fenicios y
formación historicista. griegos en el Mediterráneo hablando tres, cuatro y
hasta siete idiomas.
No es necesario llegar a conjeturas tan bárbaras
como ésa. ¿Algún pueblo conquistado y sojuzgado ha Así, los comerciantes políglotas generalmente se
tenido en la historia de la humanidad “conciencia cuentan entre los primeros en aprender, asimilar y
imperial”? ¿Uno, siquiera uno? ¿Acaso la tuvieron los difundir las “lenguas” de las “naciones” hegemónicas.
franceses, españoles, suizos, judíos o egipcios durante Porque, en todos los tiempos y en todos los espacios
el Imperio Romano? ¿La tuvieron los distintos pue- del orbe, son aquéllas las portadoras de los nuevos y
blos españoles mientras estuvieron conquistados por mejores conocimientos; y éstas las proveedoras de los
los moros? ¿Los belgas y holandeses, o los peruanos nuevos y mejores productos, de las nuevas y mejores
y mexicanos durante el imperio de Carlos V? No, técnicas, y de las nuevas y más sofisticadas tecno-
“conciencia imperial” sólo han tenido y tienen las logías.
élites de las naciones imperialistas –y sus correspon-
dientes socios en las naciones dominadas–. Por lo Son las naciones hegemónicas las que imponen
demás, casi no ha habido pueblo que no se arrepin- las modas e innovaciones, y, en consecuencia, las que
tiera, más temprano o más tarde, de su alianza táctica incentivan la demanda en los territorios que dominan
inicial con algún conquistador. y en aquellos donde más influyen. Y, entonces, son las
que acrecientan el trabajo –y los beneficios que éste
Así, la conducta de tallanes, chimú y chinchas en reporta– a los comerciantes. Éstos, intuitivamente
el Caribe fue, simplemente, pragmática y ventajista. –pero también por estímulo y refuerzo–, lo han apren-
En el más puro y legítimo estilo del hombre que de- dido bien: mientras más difunden el idioma hege-
fiende sus intereses, sin sentirse obligado a defender mónico más venden... y más ganan. Cómo entonces no
los de otros, y, menos aún, los de aquel que le ha aprenderlo y difundirlo. Hoy, por ejemplo, son los
recortado su libertad, conquistándolo, humillándolo y comerciantes, y esta vez a través de los medios de
sojuzgándolo. comunicación masiva, quienes más y mejor difunden
el inglés. Ello pues, en su tiempo, y en los Andes,
En otro orden de cosas, fue decisivo, sin duda, el hicieron también los chinchas –como seguramente
papel que cupo a Chincha –y en particular, a sus co- también los tallanes y chimú– con el quechua.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 255


Pues bien, conjuntamente con la agricul-
tura, la pesca y el comercio, aunque en una Ilustración Nº 28
escala económica de menor significación, los Ceramio chincha con motivo textil
pobladores de la nación ica, hegemonizada
desde Chincha, realizaron otras actividades
productivas como la minería, y metalurgia, y
la textilería y cerámica.

La minería quizá se desarrolló en las zo-


nas altas, en las proximidades del territorio
ayacuchano, en Acarí y otras áreas donde las
minas y canteras son abundantes. Quizá du-
rante el Imperio Wari los mineros y metalur-
gistas icas aprendieron mucho de sus domi-
nadores chankas. Trabajaron el oro, la plata,
el cobre y el bronce. Con este último confec-
cionaron adornos, herramientas y armas 165.

Durante la dominación Chincha, los hi-


landeros y tejedores icas, herederos de quie-
nes habían confeccionado los afamados man-
tos paracas e icas, no eran, por cierto, menos
diestros. Fuente:
– Del Busto, Perú Preincaico, p. 315.

Auténticas muestras las ofrecen los teji-


dos en que emplearon hasta 398 hilos por
pulgada lineal 166. Obra sin par que –como su vez, muchos remos de pesca, fueron talla-
afirma Rafael Larco Hoyle– pone de mani- dos con trazos textiles 168.
fiesto una destreza extraordinaria 167. La pre-
sencia remota del algodón en el área; su vieja ¿Cómo entender esa obsesiva mezcla e
escuela hilandero–textil; y la singular calidad identificación de la textilería con la alfarería
de confección que se mantuvo por siglos; su- y la pesca? ¿Por qué esa mutua devoción?
gieren pues que la población ica tuvo en ese
rubro una amplia ventaja comparativa sobre La hipótesis implícita –harto discutible
otros pueblos andinos. como veremos–, y a la que ha dado curso la
historiografía tradicional, es que entre los
En cerámica no mostraron el virtuosismo chinchas, a pesar de cuanto se ha dicho hasta
de que hicieron gala en los tejidos. Sin em- aquí, no se habría dado en el fondo un fenó-
bargo, en los vasos, jarras, platos, vasijas y meno de división del trabajo tan pronunciado
cántaros confeccionados para el uso cotidi- como en otras naciones del área andina.
ano en comidas y bebidas, estuvieron signi-
ficativa y preponderantemente presentes imá- Así, muchos de ellos, o eventualmente
genes textiles y de la actividad pesquera. todos, alternaban sus actividades agrícolas
estacionales con la pesca y el comercio marí-
Con dichos motivos, en efecto, están de- timo, complementándolas con trabajo textil y
corados muchos utensilios se tales géneros. A alfarería. Todos, pues, habrían hecho de todo.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 256


Multifacéticos, no habrían sido entonces es- de lo que sus mentores imaginaban (y subje-
pecialistas en nada. tiva y sesgadamente esperaban): mientras
más “simple” socialmente es un pueblo –o, si
se prefiere, mientras más homogéneo–, más
intrínsecamente poderoso.
Chincha:
el subjetivismo en la Historia ¿No lo demuestran hoy, por ejemplo, casi todos
los pueblos de Europa pero también Japón, por igual
“poco” jerarquizados socialmente; por igual homogé-
Los resultados de esa presunta menor
neos étnicamente; y en los que a los extremos so-
especialización –que Del Busto supone que cio–económicos sólo pertenecen núcleos poblacio-
queda en evidencia en muchos testimonios nales numéricamente marginales, perteneciendo las
arqueológicos de Chincha–, dan pie para que inmensas mayorías a una sólida “clase media”?
esa sociedad, comparada con la chimú, sea
calificada por él y otros historiadores tradi- Pero aún cuando ello es abrumadoramente evi-
cionales como “organización inferior” 169. denciable hoy –y a lo largo de la historia–, igual se ha
rendido –y sigue rindiendo– la historiografía tradi-
cional ante la “magnificencia de los imperios” que, sin
A la luz de ese epidérmico, insustancial y embargo, siempre muestran precisamente todo lo con-
estrecho criterio, aún “más inferior” que la trario: múltiples escalones en la jerarquía social; com-
chincha habrían sido entonces las sociedades plejísimos archipiélagos étnicos; y extremos de ri-
de Cañete y Tupe, pobladas casi exclusiva- queza inverosímiles, donde el 1 % de la población
mente por rústicos soldados–agricultores. concentra el 90 % de la riqueza, y el 90 % de aquella
el 1 % de ésta. De allí que todos, sin excepción, hayan
siempre terminado derrumbándose con estrépito.
La historia sin embargo atestigua, sin á-
pice de duda, que la relativamente “inferior” A despecho de las deleznables hipótesis implíci-
sociedad chincha no pudo conquistar nunca a tas de la historiografía tradicional, ningún pueblo ha
la relativamente “más inferior” sociedad ca- admirado jamás a los “grandes imperios” que lo sojuz-
ñete. Y atestigua también que mientras la garon. Admiración y pleitesía ha habido, sí, pero de
“ultra superior” sociedad inka conquistó manos de las élites de las naciones sojuzgadas. Lo han
hecho, siguen y seguirán haciéndolo, con alboroso,
Chincha casi sólo con el aliento, y al “supe-
desbordante simpatía e inocultable identificación,
rior” y enorme Imperio Chimú en sólo unos pero no siempre por devoción, pero sí siempre por
meses, tardó en cambio largos tres años en interés.
conquistar al “más inferior” pueblo cañete.
Ello convalida la hipótesis más general de este
Así, la conceptualmente pobre hipótesis libro: cada individuo, cada grupo y cada nación de-
termina dando contraproducentes resultados fiende y tiene legítimo derecho a defender sus intere-
ses: económicos, materiales, familiares, étnicos, sim-
como estos:
patías, aficiones, valores ideológicos y estéticos, etc.
Resistencia Nadie pues podrá negar nunca a las élites hegemóni-
Sociedad “Calificativo” cas y a las élites dominadas el derecho a defender lo
ante el agresor
suyo, en este caso, sus intereses económicos, políti-
Cañete “más inferior” 1 000 días cos, sociales y su espíritu imperial e imperialista, ex-
Chincha “inferior” 150 días cluyente y segregacionista. A lo que no tienen ningún
Chimú “superior” 90 días derecho es a mentir y a divulgar groseramente que el
imperialismo es bueno para todos, cuando en verdad
Inka “ultra superior” 2 días sólo lo es para ellos.

Es decir, la teóricamente pobre conjetura Bajo el mismo principio, nadie puede negar en-
termina “probando” exactamente lo contrario tonces tampoco a los pueblos el derecho a luchar por

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 257


su libertad y autonomía, y a aborrecer a todos los ¿Por qué decimos “paradójicamente”?
nefastos imperialismos que los sojuzgan y les ex- Pues porque apriorísticamente hay derecho a
propian la riqueza. Y, por añadidura, nadie puede tam-
suponer que el pueblo ica –durante la “Cul-
poco negar a los pueblos el derecho a apreciar y esti-
mar los más genuinos espíritus democráticos y liber- tura Chincha”– debió expresar y exteriorizar,
tarios. de todas las formas a su alcance, un legítimo
orgullo por el enorme desarrollo comercial
Y, finalmente, a lo que tampoco tiene derecho la internacional, marítimo y terrestre. ¿Por qué
historiografía tradicional, escudándose en un presunto no lo hicieron?, cabe entonces preguntarse.
y hasta hoy nunca probado carácter científico y obje-
tivo–, es a pretender y seguir machacando tozuda-
En respuesta, nuestra hipótesis es que la
mente que “su versión de la historia” –elitista y en
consecuencia subjetiva e interesada– “es la verda- sociedad ica durante la hegemonía chincha sí
dera”, la única, la que los pueblos deben aceptar a habría tenido una profunda división y espe-
rajatabla y como válida 170. cialización del trabajo, pero muy sui géneris.
Así, sólo dos grandes grupos sociales y eco-
nómico–productivos asomaban dentro de
ella.
Chincha:
el pueblo y la élite hegemónica Uno era el de los altamente especializa-
dos y grandes comerciantes internacionales,
que además de dominar el mar y sus corrien-
Pues bien, muy extraña y sospechosa- tes, sus flotas, tripulaciones y puertos; y el
mente, la cerámica ica durante el período de amplio territorio andino y sus vericuetos geo-
hegemonía chincha no refleja que ese pueblo gráficos, y sus grandes tropas de auquénidos;
fuera uno de los grandes adalides del comer- dominaban grandes mercados; así como pro-
cio internacional. ductos y precios mil, y prestigiosos e impor-
tantes contactos comerciales internacionales
¿Por qué ese sesgo? ¿Qué lectura pode- e idiomas.
mos hacer de esa omisión? ¿Es de verdad re-
levante la pregunta? Sí: parece develar inti- Pero también –como refiere Del Busto–,
midades y debilidades que no muestran ex- dominaban “la balanza y un completo sis-
plícita ni directamente la forma, ni el color, tema de pesas y medidas” 171.
ni la técnica de producción de la cerámica, en
cuya auscultación tanto énfasis ha puesto la Y el otro sector, por cierto, era pues el de
historiografía tradicional, y a pesar de lo cual los multifacéticos agricultores–ceramistas-
ha llegado a conclusiones tan insustanciales pescadores–textiles.
y erróneas.
Uno era pues el grupo de la élite y el otro
Veamos entonces nuestra hipótesis, ate- entonces el de la gran masa de trabajadores
niéndonos a dos hechos concluyentes e in- de la sociedad ica. Casi podría hablarse hasta
controvertibles: a) Chincha fue durante si- de castas. Porque difícilmente los integrantes
glos la mayor sociedad marítimo–comercial de la masa tenían cómo acceder socialmente
de la costa surandina –aún más renombrada y a las posiciones de la élite.
prestigiada internacionalmente que la norte-
ña Chimú–, y; b) sus “textos” –es decir, su Con un lenguaje y enfoque distinto, Del
cerámica, textilería y otras artesanías–, para- Busto llega a este respecto sin embargo a
dójicamente no reflejan aquello. idéntica e importantísima conclusión. Dice

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 258


en efecto que la élite chincha, creó “un En el resto de las sociedades e imperios
poderoso sistema monárquico – burocrático andinos, tanto el conjunto social como las
– teológico [...que...], impedía el ascenso so- élites fueron eminentemente agrícolas. O ga-
cial a la masa” 172. naderas, como en el caso de las sociedades
altiplánicas; salvo Tiahuanaco, donde la agri-
cultura alcanzó un desarrollo extraordinario,
aunque históricamente efímero.
Chincha:
aparición de la “propiedad privada” No obstante, ya desde Chavín las élites de
en los Andes las grandes naciones e imperios habían deja-
do de tener directamente en sus manos
cualquiera de las grandes actividades produc-
Mas la especificidad de esta originalísima tivas asociativas de sus sociedades. Se habían
división económico social del trabajo no era reservado actividades de servicios no produc-
sólo su dicotomía extrema. Sino que ponía en tivos, aunque siempre las más prestigiadas y,
evidencia, además, que la sociedad ica fue la a la postre, las más remunerativas. En defini-
primera y única gran nación en los Andes en tiva, las que aseguraban la mayor cuota del
la que su élite, la élite chincha, fue eminente- poder.
mente comercial. La diferencia con la
sociedad de los tallanes fue que en ésta casi La de Chavín lo hizo controlando en su
todo el conjunto de la sociedad habría estado primera fase el aparato buro–teocrático; y en
fundamentalmente orientado al comercio, y la segunda el aparato burocrático político-
no sólo entonces la élite. militar. Las de Wari e Inka, monopolizando
el control de los aparatos burocrático–admi-
Pues bien, el monopolio comercial de la nistrativo y político–militar. Y otro tanto ha-
élite chincha representó pues que ella domi- bría ocurrido en Chimú. Las élites de los
naba: limas, cajamarcas, huancas, cañetes, etc.
monopolizando sus correspondientes peque-
a) una actividad económica de servicios y ños aparatos burocrático–administrativos.
productiva;
Es decir, salvo en el caso de Chincha, en
b) una actividad económica no agrícola y/o
todas las demás sociedades andinas, las éli-
ganadera;
tes, fueran nacionales o imperiales, dirigien-
c) una actividad económica no asociativa; do, organizando y administrando la agricul-
tura y/o la ganadería, controlaban sectores
d) la actividad económica técnica y tecno-
productivos intrínsecamente asociativos,
lógicamente de vanguardia, y;
porque, dadas las limitaciones técnicas y tec-
e) la tuvo y controló directamente en sus nológicas de su tiempo, eran actividades pro-
manos. ductivas todavía intrínsecamente estacio-
nales: sólo se podía sembrar en una estación,
Pero, no por simple casualidad, era pre- y sólo en ella; y sólo se debía cosechar en
cisamente el sector económico–productivo otra, y sólo en ella.
más rentable y prestigiado y, lo que es más
importante, era, para entonces, el sector pro- Y otro tanto ocurría en el caso de la ga-
ductivo más moderno, el tecnológicamente nadería: tanto la saca –sacrificio y/o venta
de vanguardia. masiva de animales–, como la esquila, sólo

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 259


podían hacerse en temporadas específicas, y comprando, y cuando éstos vendían aquéllos
casi exclusivamente sólo en ellas. Así, masi- compraban; si en un espacio el fenómeno
vamente pues, o si se prefiere, asociativa- océano–atmosférico del Pacífico Sur desataba
mente, tenían que realizarse ésta y aquélla. graves crísis económico–productivas, en otros
desataba auges comerciales; así, lo que dejaba
Las implicancias del carácter estacional y de venderse a aquéllos lo compraban éstos.
económicamente asociativo de la agricultura
y ganadería de entonces –y en gran medida Pero, a su vez, el comercio tampoco ha
todavía de hoy en los países subdesarrolla- sido nunca una actividad necesaria e intrínse-
dos– resultaban –y resultan– enormes. Ello camente colectiva o asociativa. Ha sido y es,
representaba, en definitiva, que también era por lo general, una actividad productiva gru-
asociativa, social o colectiva la generación pal y hasta individual. Así, el excedente ge-
del excedente económico que se producía. nerado fue también grupal o individual, se-
Por lo demás, de una u otra manera, antes o gún los casos. Y, entonces, el derecho implí-
después, todo el conjunto social era testigo cito a la apropiación y usufructo del mismo
de cuánto excedente había sido finalmente era también grupal o individual. Nadie más
generado. tenía derecho, ni explícito ni implícito sobre
él. Había aparecido, pues, la legítima apro-
La generación colectiva del excedente piación grupal y privada del excedente.
obtenido implicaba, pues, que la apropiación
y usufructo de la riqueza producida “debían y Por lo demás, en el comercio, siendo una
podían” también ser colectivos o asociativos. actividad productiva pero no necesariamente
De hecho, toda la sociedad, implícicamente colectiva, nadie más que el protagonista era
al menos, tenía el legítimo derecho a velar testigo de sus éxitos, o de sus fracasos. Ya sea
porque así fuera. que fueran individuales o grupales. En ausen-
cia de testigos, muy rápidamente, la expe-
Pero –como veremos más adelante–, riencia le mostró al comerciante que siempre
salvo el idealismo y la fantasía, nada impli- era más ventajoso dejar de reconocer sus éxi-
caba que la apropiación y usufructo del exce- tos, porque despertaban envidia; y dejar de
dente “tenían”, necesaria e invariablemente, reconocer sus fracasos, porque acarreaban
que ser colectivos. De hecho, también en los mofa y descrédito. Así, en función de sus
Andes se dio la apropiación y usufructo eli- legítimos intereses, el comerciante hizo de la
tista y excluyente de la riqueza colectiva- “mentira” una práctica indispensable y una
mente generada. Mas, a su turno, esa ex- política consuetudinaria.
propiación no implicaba que los demás per-
dieran el derecho implícito de enjuiciar, pro- Así –como los fenicios y griegos en el
testar y hasta de rebelarse contra aquélla mar Mediterráneo–, los comerciantes chin-
práctica marginatoria y lesiva. chas se ganaron también aquí –como muy
ilustrativamente se ha visto–, mala fama y
Por otro lado, a diferencia de la agricul- desprecio generalizados. Mas, para su fortu-
tura y la ganadería, el comercio no ha sido na –como también aquéllos–, habían alcan-
nunca una actividad productiva intrínseca- zado la excepcional condición de “indispen-
mente estacional. Y menos aún cuando, co- sables”.
mo en el tiempo de la élite chincha, se con-
trolaba y actuaba en infinidad de mercados: Resta sin embargo aclarar que, ya desde
cuando unos estaban vendiendo otros estaban los siglos IX o X, el comercio internacional,

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 260


pero por sobremanera el ultramarino, se ha- fuera del tipo “gasto” (G) y/o del tipo “inver-
bía convertido en la actividad productiva más sión” (I).
moderna, aquélla que dominaba las técnicas
y tecnologías de vanguardia de su tiempo. Así, los siguientes cuadros parecen ser
una buen extracto de lo que en este acápite
Tal como tres o cuatro mil años antes había ocu- hemos venido expresando:
rrido en el Viejo Mundo, primero con los fenicios,
luego con los cretenses y más tarde con los griegos.
Actividades productivas en Proyectos Nacionales
Agricult. Ganad. Com.
Es decir, la principal actividad económi-
Producción Social Social Social
co–productiva de los chinchas era pues pre- Generación de excedentes Social Social Social
cisamente aquella que había pasado a ser la Derecho sobre los excedentes Social Social Social
Usufructo de los excedentes Social Social Social
relativamente más eficiente y rentable. Y, en Uso de los excedentes I>G I>G I>G
consecuencia, la que generaba a sus protago- Ejemplo en los Andes Cañete Pukará Tallán
nistas los mayores excedentes privada –y le-
gítimamente– apropiables. Actividades productivas en Proyectos Imperiales
Agricult. Ganad. Com.

Culturalmente formados en un mundo a- Producción Social Social Priv.


Generación de excedentes Social Social Priv.
grícola y mediterráneo, los conquistadores Derecho sobre los excedentes Social Social Priv.
cordilleranos chankas, primero, y sus parien- Usufructo de los excedentes Social Social Priv.
Uso de los excedentes G>I G>I G>I
tes y vecinos inkas, más tarde, fueron inca- Ejemplo en los Andes Chavín Tiahuanaco Chincha
paces de percibir el carácter técnica y tecno-
lógicamente vanguardista y altamente renta-
ble del comercio marítimo internacional. Así, Entre tanto, pues, la élite chincha había
con inadvertida ceguera, los primeros casi dejado el resto de las “bagatelas productivas”
expresamente fomentaron el despegue y con- en manos del “populacho”. Es probable en-
solidación comercial de la élite chincha; y los tonces que fuera esa discriminación la que
últimos sólo atinaron a seguir dejando esa diera origen a que los versátiles artesanos
actividad en aquellas manos extrañas. icas, en réplica, como reacción de rechazo a
ese injusto modelo societal, se negaran a de-
Ninguna de ambas élites imperiales, ni en jar a la posteridad el “retrato cerámico y/o
siglos la chanka ni en décadas la inka, al- textil” de los exitosos negocios de quienes
canzó a tener conciencia lúcida de su gravísi- los dominaban y excluían.
mo error. Quizá sólo cuando agonizaban se
habrían percatado de que habían criado los Era entonces precisamente ese injusto or-
cuervos que contribuyeron a sacarles los den social la razón de la debilidad intrínseca
ojos. Ya era muy tarde cuando repararon en de la sociedad chincha. La élite comercial
que, en grave error, habían incubado el ger- intuía que, llegada una prueba de fuego, la
men de la “traición” final de los chinchas. gran masa de la población la abandonaría a
su suerte, para que defendiera, por sí misma,
Para terminar, mencionemos pues –por- los privilegios exclusivos que había acapara-
que habremos de desarrollarla más adelante– do en esta etapa de su historia. De allí que,
la que creemos era la última implicancia de cuando efectivamente más tarde se presentó
la apropiación privada de la riqueza generada en toda su crudeza la amenaza inka, “en-
por la actividad comercial: virtualmente cre- viaron sus embajadores suplicando al Inca
aba la imposibilidad de financiar grandes mi- los perdonase y recibiese por súbditos...”
tas masivas para grandes obras públicas, ya –como nos ha dicho ya Garcilaso– 173.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 261


La patética escena se repetiría, casi idén- colectivo sino privado. De allí que Chincha
tica, un siglo más tarde ante los conquista- no pudo exhibir las grandes realizaciones ma-
dores españoles en Pachacámac. teriales colectivas con que, por ejemplo, des-
lumbraron los chimú en igual espacio de tiem-
En efecto, cuando De Soto llegó a ésta y po –desde su común liberación de Wari–.
ordenó que se apersonaran con oro y plata los
kurakas de los pueblos del entorno, llegando No obstante, la comercial élite de merca-
uno en representación de Mala, otro por Yau- deres de este período concentró en su sede
yos, un tercero por Cañete, etc., destacó el central en Chincha (Tambo de Mora) la ma-
hecho de que el gran kuraka de Chincha –que yor proporción del discreto excedente total
nadie atina a decir cómo y cuándo dejó a su que logró materializarse en la nación.
suerte al Inka rehén–, se presentó nada me-
nos que “acompañado por diez principales” Resulta sin embargo lógico presumir que
–como precisa Del Busto recogiendo al cro- buena parte de los excedentes no materializa-
nista Estete 174–. dos en el territorio, eran atesorados por la
élite bajo la forma de joyas, perlas y utensi-
Como para que ni De Soto, Estete, y lue- lios de oro y plata.
go Pizarro, ni nadie, dudara de nada. Y como
para que la señal se esparciera como reguero Así, mucho de lo acumulado hasta el si-
de pólvora por todos los Andes. “¡He ahí el glo XV, habría formado parte del botín de
aliado!”, resultó siendo entonces la señal guerra que tomaron los sorpresivos conquis-
implícita, aunque categórica. tadores inkas. Y mucho de lo que –sin duda a
espaldas de éstos– atesoró la élite chincha
Pues bien, nuestra hipótesis sobre la ori- durante la vigencia del Tahuantinsuyo, vía la
ginal división social del trabajo en Chincha, colecta de Pachacámac, y en manos de De
conduce a un nuevo y probablemente tam- Soto, terminó en la fundición de los 5 993
bién sui géneris fenómeno en los Andes. En kilos de oro que logró reunir Pizarro en Ca-
efecto, hasta entonces el grueso de los exce- jamarca –y mucho más que eso, en los saque-
dentes en las sociedades andinas era de ori- os posteriores–.
gen agropecuario. Con él se solventaba en el
resto del territorio las jornadas de trabajo
masivo –mitas– con las que se ejecutaron
Chincha y su población:
grandes construcciones.
enjuiciamiento a la crítica
El excedente del comercio marítimo in-
ternacional de Chincha era, en cambio, abso- Hacia el siglo XV, en el valle de Chincha
lutamente distinto: productos raros y cos- habría residido una población de algo más de
tosos para los que en esta etapa prácticamen- 100 000 habitantes, cuya distribución hipo-
te no había mercados tras la caída de Wari. tética mostramos en el Cuadro N° 6 (en la
página siguiente).
Larga y muy lenta debió ser pues la recu-
peración de los mercados que habrían de sus- En su época el cronista Lizárraga reportó
tituir a Wari. Entre tanto, y durante buen 100 mil personas 175; y Torero habla de 100 a
tiempo, los excedentes obtenidos no eran 150 mil habitantes 176. Las cifras son pues
sino proporcionalmente magros. Y, como se razonablemente consistentes, pero hemos
ha visto, no eran susceptibles de usufructo preferido optar por las más discretas.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 262


nuestra única hipótesis fue que la distribución por gru-
Cuadro Nº 5 pos de edad de Chincha fue la misma del Perú subde-
Población chincha sarrollado de la mitad de este siglo. Las demás cifras
no son, pues, sino simples deducciones aritméticas,
cuya mayor sofisticación fue aplicar simples reglas de
Composición Urbana Rural Total tres.

Niños y jóvenes 16 000 26 200 43 200 La absurda, injustificada y desproporcionada


Hombres 29 000 crítica contra nuestras cifras debió ser, entonces, una
Pescadores 10 000 a/ aireada y justificada autocrítica profesional: “¡¿por
Agricultores 12 000 b/ qué no hicimos esos mismos cálculos antes, si era tan
Mercaderes 6 000 b/, c/ sencillo?!”. Todavía hay tiempo de hacerlo. No sólo
Otros 1 000 para revisar, afinar y eventualmente corregir esas
Mujeres 11 000 18 000 29 000 cifras, sino porque miles de datos cuantitativos están
Ancianos 2 000 3 300 5 300 aún escondidos entre los más viejos textos de Historia,
en espera de ser rescatados (cuando los historiadores
Total 40 000 65 500 105 500 tradicionales le pierdan el “temor” a los números y/o
cuando descarten del todo su anticientífica fobia con-
Elaboración propia. tra ellos, y/o cuando se tenga conciencia de que lo
Fuentes: cuantitativo ayuda profundamente a la comprensión
a/ Kauffmann, Manual..., p. 519.
b/ Rostworowski, Mercaderes... (separata citada). de lo cualitativo).
c/ Si se incluyeran –con sus esposas e hijos– como
parte de la población urbana, ésta se habría elevado
hasta 61 800 habitantes, cifra difícilmente aceptable. Mas, como en los restantes valles domi-
nados por los chinchas la población era casi
exclusivamente rural, la de sus centros pobla-
La anotada población urbana del valle de dos era pues virtualmente toda la población
Chincha, concentrada mayoritariamente en urbana de la nación ica de entonces. Asu-
Tambo de Mora, pero también en pequeños miendo que en el resto de la nación se daban
poblados como Pozuelo, Sunampe y Taca- las mismas proporciones por grupos de edad
raca, habría representado aproximadamente y sexo, la población total de la nación ica,
un 38 % del total. Del Busto menciona 30 que asumimos en no más de 500 mil per-
000 habitantes en Tambo de Mora 177. Hay sonas, habría estado compuesta entonces
pues también una razonable consistencia. como se indica en el cuadro siguiente.

La historiadora peruana Liliana Regalado –como


se vio en páginas anteriores–, se sorprendió ingrata- Cuadro Nº 6
mente de nuestras cifras demográficas, expresando no Población total de la nación ica
tener “idea de dónde se ha obtenido cálculos tan pre-
cisos...” –según dijo–.
Composición Urbana Rural Total
No era difícil tener una idea de cuál había sido
nuestro recorrido para llegar a ellas: a) los totales fi- Niños y jóvenes 16 000 184 000 200 000
guraban desde décadas y hasta siglos en los libros; b) Hombres 11 000 126 500 137 500
varios importantes datos parciales, también –en el Mujeres 11 000 126 500 137 500
cuadro se anota escrupulosamente las fuentes–; c) el
dato de la población urbana de Tambo de Mora lo Ancianos 2 000 23 000 25 000
había proporcionado Del Busto desde tiempo atrás, y
en este caso, dadas las características especialísimas Total 40 000 460 000 500 000
de la actividad urbano–comercial de Chincha, era ra-
zonablemente consistente con el total general que si- Elaboración propia. El valor de las cifras debe considerarse
en orden de magnitud.
glos atrás había registrado el cronista Lizárraga, y; d)

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 263


Así, siempre en el siglo XV, la población centración de esfuerzo y riqueza de magnitud
urbana total de la nación ica habría sido del 8 inmensamente mayor, dada la mayor capaci-
% de la misma (cifra que es consistente con dad de generación excedente y la mucho ma-
la que resulta de comparar la población esti- yor cantidad de brazos de que pudo disponer
mada de Chan Chan –100 mil habitantes– la élite chimú.
con la población total estimada de la nación
chimú –1 500 000 personas–). Tambo de Mora, como Chan Chan, son,
sin embargo, las únicas grandes realizaciones
El cuadro sin embargo muestra también urbanas en sus respectivas naciones. Es decir,
que el contingente máximo de posibles mi- a cada una de estas naciones correspondió un
tayos –hombres adultos– de que podía dis- sólo centro al que convergía la riqueza que se
poner la élite chincha era del orden de 137 creaba en el resto del territorio. Centro que
500 personas (27,5 % del total de la po- en ambos casos corresponde, no por simple
blación de la nación). Ese conjunto sí era sig- casualidad, al lugar de residencia del grupo
nificativamente menor que el que –aplicando de poder.
el mismo porcentaje–, podia disponer la élite
chimú al interior de su propia nación, esto es, En Tambo de Mora destaca la presencia
antes de emprender sus conquistas: algo más de palacios, fortalezas y templos 178. Ello
de 400 000 varones adultos. muestra que el comparativamente magro ex-
cedente generado en la nación ica fue admi-
Es decir, la élite dirigente de la nación ica nistrado por la élite de Chincha, preferente-
sólo podía disponer de un tercio de la capaci- mente, también con criterio consumista, cen-
dad de trabajo físico de que disponía su ho- tralista, urbano, ostentoso y oligárquico.
móloga chimú. Más aún: el limitado volumen
de excedente de que era capaz la economía Ha quedado sin embargo, aunque apa-
ica impedía movilizar esos brazos tanto co- rentemente como el único ejemplo de inver-
mo seguramente hubiera querido hacerlo la sión en el área, un gran sistema de irrigación
élite dirigente. en la parte alta del valle de Pisco 179, a más de
40 kilómetros de Chincha y separado de ésta
Todo ello permite entender por qué en esa por una franja desértica.
área de la costa sur no se dio el fenómeno de
concentración materializada de excedente, en ¿Por qué en el valle de Pisco y no en el de
una magnitud tan grande como la que se dio Chincha? ¿Quién y cuándo ejecutó esa valio-
en el valle de Moche, y cuya mejor evidencia sísima inversión? ¿Acaso el propio pueblo
es Chan Chan. pisqueño, antes de que cayera bajo la hege-
monía de Chincha? ¿No resulta coherente
Los “números”, pues, aunque sólo fuera a título esta conjetura? Porque nada sugiere que la
de simple conjetura o hipótesis, permiten llenar vacíos
élite urbana y marítimo–comercial de Chin-
muy grandes. Y, tanto o más importante, ayudan a la
postre a enriquecer el análisis y a llegar a conclusiones cha hubiera volteado algún día a atender las
más solventes. expectativas e intereses de los agricultores de
Pisco, Ica, Palpa, ni de Nazca, y acaso ni del
El complejo arquitectónico de Tambo de propio valle de Chincha. No obstante, la obra
Mora, que incluye el “Centinela”, la “Cum- ha quedado como evidencia rotunda de la
be” y las “Huacas”, no resiste comparación conciencia en los pueblos de alternativas más
con Chan Chan. En dimensiones y en acaba- productivas que la del despilfarro en la uti-
dos, Chan Chan es el resultado de una con- lización del excedente.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 264


Así, puede sostenerse que de una u otra en cuyo más alto sitial se ubicaba un gran
manera, con mayores o menores niveles de kuraka.
conciencia, virtualmente todos los años al fi-
nal de cada cosecha, todos los pueblos advir- De la historia de la élite dirigente de
tieron de la necesidad de decidir sobre el des- Chincha se dice que el kuraka gobernante al
tino del excedente: consumo y/o inversión. momento de la conquista inka habría sido
Guavia Rucana –según refiere Del Busto 180–.
Ese nombre, como se sabe, provino de ver-
siones orales recopiladas por los cronistas
El Estado
españoles.
y el dilema consumo – inversión
Mas entre éstas y el momento en que se
Los grupos y naciones tenían población había producido la conquista inka de los
numerosa. Dispersa en territorios más o me- chinchas habían pasado tanto como 120 años.
nos grandes, en muchas de cuyas distintas Se interponían, pues, no sólo el tiempo, sino
porciones existían serios problemas de acce- la influencia de los usos y costumbres inkas
so. Esos factores atentaban contra la adop- y su idioma, y las distorsiones fonéticas en
ción de formas deliberantes y plebiscitarias las que seguramente incurrieron los propios
para decidir el uso del excedente. No todos cronistas y los intérpretes nativos a los que
los habitantes, pues, tenían posibilidad efec- recurrieron.
tiva de participar en las decisiones.
“Rucana” no es sino una deformación de
Los pueblos, sin embargo, desde muchos “lucanas”, gentilicio del pueblo –hoy ayacu-
siglos atrás, conocían mecanismos de dele- chano– de las alturas al este de Nazca (véase
gación del poder: estaban organizados jerár- el Mapa N° 25, pág. 241). Es pues muy poco
quicamente. Era a los dirigentes, entonces, a probable que un lucanas, cordillerano medi-
quienes correspondía decidir sobre el uso del terráneo, haya llegado a ser el gran kuraka
excedente, en representación del conjunto de de los chinchas durante el apogeo marítimo-
su sociedad. comercial de éstos. Parece entonces un dato
poco confiable. Más probable es, en cambio,
La relación “kuraka – resto del pueblo” que Guavia Rucana hubiera sido kuraka de
no era igual en todo el espacio andino. En los nazcas, por ejemplo.
algunos pueblos, en efecto, el kuraka era
“uno más” de los habitantes. Es decir, había En las grandes naciones los máximos
una relación igualitaria, simétrica, entre él y gobernantes de este período muy probable-
aquellos a quienes lideraba y representaba. mente ya no tenían carácter rotativo. Es más
En estos casos se daba una típica configu- verosímil que fueran vitalicios y hereditarios.
ración social homogénea en la que, por lo
general, el kurakazgo era rotativo. Un ejemp- Desde muy antiguo se había establecido
lo paradigmático y especialísimo de este ti- una relación asimétrica, inequitativa, entre
po fue quizá el del pueblo cañete. las élites y el resto de los pobladores de cada
nación. Era el caso de las sociedades confi-
En los pueblos y naciones más numerosas guradas en estratos. En ellas se marcaba y
la situación era casi siempre distinta a la des- reconocía con claridad las diferencias de de-
crita. La cúspide del poder la ocupaba ya no rechos y obligaciones de los miembros de los
una persona, sino un grupo: la élite dirigente, diversos estratos.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 265


Eran sociedades jerarquizadas en las que menos dos disyuntivas sucesivas: a) consu-
la inequidad se reflejaba, precisamente, a la mo vs. inversión –con infinidad de solu-
hora de administrar el excedente generado ciones alternativas–, dependiendo de cuánto
por toda la sociedad. El caso de la sociedad se destinaba a ésta y/o a aquél, y; b) alcanzar
chimú fue quizá el más representativo de este los objetivos del grupo dirigente, o, en su
género. defecto –y también con todas sus variantes
posibles– los objetivos de todos o algunos de
La división social en estratos implicaba, los otros grupos sociales.
entre otras cosas, insistimos, que cada uno de
los grupos o estratos tenía, objetiva y nece- La decisión final aparecía después de
sariamente, un conjunto de intereses distinto enfrentar hasta dos series de respuestas alter-
de otro: IK ≠ IE ≠ IC. Además, el conjunto de nativas –en típicos árboles de decisión–. Por
intereses del grupo dirigente era, siempre, lo general eran procesos casi mecánicos. No
mayor que los conjuntos de intereses de los siempre los protagonistas eran concientes de
grupos dirigidos: IK > IE > IC. la racionalidad con que actuaban cada vez
que tomaban una decisión.
Con intereses distintos cada grupo tenía,
entonces, conjuntos distintos de objetivos: A la postre, concientemente o no, los diri-
OK ≠ OE ≠ OC. Sus respectivas aspiraciones gentes resolvían sus disyuntivas siguiendo un
no eran pues las mismas y menos idénticas. esquema lógico como el que se presenta en el
Gráfico N° 49.
Así, cada vez que había que decidir el uso
de la producción excedente, se estaba, invo- • Dado que el excedente sólo puede tener
luntaria pero ineludiblemente, frente a por lo dos usos –y nada más que dos–: consumo

Gráfico Nº 48
Intereses y objetivos en la estratificación social

Sociedad poco estratificada Sociedad muy estratificada


Int. Obj. Int. Obj.

Ik Ok Kuraka / Grupo dominante de la nación hegemónica IK OK


Especialistas de la nación hegemónica y
grupos dominantes de los pueblos conquistados IE OE

Especialistas de los pueblos conquistados Ie Oe

Ip Op Población / Campesinos de la nación hegemónica IC OC

Campesinos de los
pueblos conquistados Ic Oc

Mitimaes y yanaconas
prisioneros de guerra Im Om

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 266


Una de ellas, por ejemplo, era la solución
Gráfico Nº 49
final “3”: destinar la mayor proporción del
Diagrama básico de alternativas
excedente a consumo (C > I). Piénsese en los
y opciones de consumo e inversión
casos en que, al finalizar la temporada agrí-
cola, se tomaba la decisión de destinar el 70
Exc. Uso Proporc. Benef. Soluc.
% del excedente a solventar la construcción
e 1 de un nuevo palacio para el kuraka (consumo
C y/o I C = 100% indirecto ostentoso), y el restante 30 % dedi-
T 2
carlo, por ejemplo, a concretar la construc-
ción de andenes o canales de riego.
e 3
C y/o I C>I
T 4 En esas circunstancias, y a menos que se
reconsiderara la decisión adoptada, habían
quedado efectivamente desechadas nueve
e 5
$ C y/o I C=I posibles soluciones, entre ellas, por ejemplo,
T 6 la solución “8”: aquella en que, para benefi-
cio democrático de toda la población (T), el
e 7 excedente se destinaba más a inversión re-
C y/o I I>C productiva (andenes, canales de irrigación,
T 8
etc.) que a consumo improductivo (I > C).

e 9 Es decir, considerando sólo tres variables


C y/o I I = 100%
T 10 –uso, proporcionalidad de la distribución y
beneficiarios–, la utilización del excedente
tenía un amplio espectro de soluciones posi-
(C) o inversión (I), la primera disyuntiva bles, y no sólo las diez que esquemática-
era definir en qué proporción se usaba el mente hemos presentado. De hecho, muchas
excedente disponible para cada uno de e- de las “soluciones básicas” encierran un con-
sos propósitos: ¿todo a consumo?, o, junto de matices.
¿cuánto a éste y cuánto a inversión?
Así, en la solución “8”, si bien se da énfa-
• Y luego –a través del destino específico sis a la inversión sobre el consumo en be-
del excedente–, quedaba definido qué gru- neficio de toda la población, no se obtendrían
po (o grupos) resultaban finalmente bene- los mismos resultados destinando al consu-
ficiarios: la élite dirigente (“e”), ella y mo el 40 % del excedente que, por ejemplo,
otro grupo, o toda la sociedad (“T”). destinando sólo el 5 %.

Es decir, implícita pero indefectible- De allí que, en ese sentido, cualquier


mente, se tenía que optar entre alcanzar los solución que se adoptara no fue nunca la
objetivos de unos, otros o todos los miem- única disponible. Y, menos aún, la “decisión
bros de la sociedad. Muy difícilmente –quizá natural” –como implícitamente dejan entre-
sólo por excepción– se daban soluciones ver generalmente los textos de Historia,
transaccionales, de concertación. Así, aunque cuando presentan las realizaciones ostentosas
inadvertidamente, cada vez que se tomó una de muchas civilizaciones, como si hubieran
decisión se adoptó por una de entre no menos sido las únicas posibilidades de destino de
de diez soluciones posibles. los excedentes generados por sus pueblos.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 267


Gráfico Nº 50
Alternativas tradicionales de consumo e inversión en los Andes

Excedente Uso Beneficiarios Casos típicos

Pueblo festividades
Uso directo Consumo
Élite alimentos, vestidos, joyas

Excedente
Pueblo templos, plazas públicas,
Consumo sistemas defensivos
Élite palacios, ciudadelas
Uso indirecto

Inversión Pueblo y/o élite andenes, canales, caminos

En los Andes –como muestra el Gráfico material. Y la población andina creció hasta
N° 50–, los distintos usos que se dio a los llegar posiblemente a más de siete millones
excedentes tuvieron muy diversos destinos, de habitantes en los albores del siglo XIII
ya fuera como consumo o como inversión. –según presentamos en el Cuadro N° 7–.
Éste es el primer cuadro en el que, para efectos
Mas a diferencia de lo que había ocurrido comparativos, hemos podido incorporar la población
en los períodos de dominación imperial de Europa (que presumiblemente era sólo la de Euro-
–Chavín y Wari–, en los períodos de auto- pa Occidental) 181.
nomía, cualesquiera fueran las combinacio-
No debe extrañarnos la gran similitud en la forma
nes consumo–inversión que se adoptase, to-
de las curvas que grafican la evolución de las tasas
das tenían un importante común denomi- promedio de crecimiento y decrecimiento por siglo de
nador: el excedente, al fin y al cabo, se uti- las poblaciones. Al fin y al cabo –como se ha dicho
lizaba dentro del propio territorio del pueblo bastante atrás–, la curva de evolución de la población
o de la nación en cuestión. andina ha sido construida a partir de la correspondien-
te de la población mundial.
Haciendo uso interno del excedente, los La brecha entre las curvas, o si se prefiere las
pueblos fueron alcanzando mayor desarrollo mayores tasas de crecimiento en Europa, reflejan el

Cuadro Nº 7
Población 1 000 - 1 400 : Perú - Europa

Año Población Tasa prom. 30 Tasa promedio de crecim. / siglo


aC (millones) crec. / siglo
25
Perú Europa Perú Europa
20 Europa
1 000 5,5 42,0
1 100 6,2 48,0 12,7 14,3
17,7 27,1 15
1 200 7,3 61,0 Perú
1 300 8,2 73,0 12,3 19,7
10
1 400 9,2 1100 1200 1300

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 268


significativo mayor avance en alimentación, higiene y devino en “nación–kuraka–nación”, para ter-
medicina que hacia esos siglos había alcanzado Euro- minar en una relación “nación–Estado-
pa en comparación con el mundo andino.
nación”.
Como también se ha visto antes –cuando ha-
blábamos del Fenómeno océano–atmosférico del Pa- Mas el tránsito “jefe de familia –> kuraka
cífico Sur, y cuando hablábamos de la caída del Im- –> grupo dirigente –> Estado” no fue un pro-
perio Wari–, la caída de la población europea en el ceso de simple y caótica agregación de gen-
siglo XIII –entre 1200–1300 dC–, habría estado rela- tes y de responsabilidades. Mucho tiempo
cionada con graves alteraciones climáticas que, en atrás, el kuraka había organizado, a partir de
aquella área del planeta, habrían empezado a manifes-
él y en torno a él, al grupo dirigente. Y, de la
tarse desde 1240.
misma manera, a lo largo de siglos, el grupo
Si el fenómeno –como bien puede presumirse–, dirigente organizó en torno a sí el aparato
fue de alcances planetarios, también entonces la po- estatal.
blación andina habría comprensiblemente decrecido.
Así, tendría pues asidero objetivo asumir que efectiva- En éste el kuraka ocupaba la posición
mente ese descenso poblacional se produjo también en más alta. Sus allegados, relacionados fami-
los Andes, como lo señalan las cifras y la curva.
liarmente, desempeñaban los puestos de
mayor jeraquía. Y conforme decrecían las
El avance técnico que se acumuló en agri-
responsabilidades, decrecía el estrato social
cultura, ganadería, pesca y minería durante
al que pertenecían los componentes del apa-
los siglos XI y XII permitió que, cada vez en
rato estatal. Es decir, y como no podía ser de
menos tiempo, o con la participación de me-
otra manera, el Estado reproducía la estratifi-
nos trabajadores, pudiese extraerse o pro-
cación que se daba en el conjunto de toda la
ducirse todo lo que la población y los merca-
sociedad.
dos de trueque demandaban. Cada vez fue
mayor el tiempo de ocio y creciente el nú-
Resultaban remotos los tiempos en que el
mero de trabajadores, días y horas de que po-
sustento y los pequeños privilegios del kura-
dían disponer los kurakas y las élites para la ka del ayllu representaba sólo una fracción
ejecución de obras. pequeñísima del excedente que creaba un
pueblo. El Estado, en cambio, para el susten-
El trabajador desruralizado se hizo citadi-
to de sus numerosos componentes, absorbía
no, ya sea como artesano o como constructor.
ahora porcentajes cada vez mayores de recur-
Y sin participar más en el proceso de pro-
sos económicos. Y con eso quedaba asegura-
ducción de alimentos, tenía garantizado el
do que, por lo menos en la fracción corres-
sustento con el excedente agrícola o ganade-
ro que generaban los productores rurales.
Gráfico Nº 51
Los constructores, como los soldados, o-
ficiales, sacerdotes y otros especialistas, for- Sociedad y Estado
maban ahora parte del aparato estatal que de
hecho había quedado formado.
Estado
De manera imperceptible se había estado
Sociedad
concretando pues otro cambio en la sociedad:
la vieja y primigenia relación “familia–jefe-
familia” había pasado por “pueblo–kura-
ka–pueblo”, y, al cabo de muchos siglos,

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 269


pondiente al sustento de los gastos del Esta- público o privado, como los templos, pala-
do, gran parte del excedente tendría como fin cios o fortalezas. O decidiendo la materia-
el consumo, en detrimento cada vez mayor lización de inversiones, es decir de obras que
de las disponibilidades para inversión. potencialmente eran capaces de generar otra
vez excedente: andenes, canales de riego o
En las nuevas circunstancias, era pues el caminos por ejemplo.
aparato estatal el que decidía, en nombre del
conjunto de la sociedad, el uso del excedente. Definiendo los diversos usos y las pro-
Y en ese naciente Estado, la responsabilidad porciones de excedente que se destinaba a
decisoria más importante recaía a su vez en el cada uno de ellos, el kuraka y el grupo diri-
grupo dirigente, con el kuraka a la cabeza. gente estaban también decidiendo de hecho
–y aunque no necesariamente de modo ex-
Así, la responsabilidad y los derechos co- plícito–, quiénes iban a ser los beneficiarios.
lectivos habían quedado finalmente indivi- O –reiteramos–, cuál o cuáles iban a ser los
dualizados: el Estado decidía en nombre de grupos cuyos objetivos habían sido implícita-
toda la Sociedad; la élite en nombre del Esta- mente privilegiados.
do; y, en definitiva, el kuraka en nombre de la
élite. La ubicación geográfica de las obras tenía
gran implicancia en los pueblos y naciones:
A la postre, pues, el kuraka –con a lo beneficiaba directamente a los pobladores
sumo su entorno inmediato (no siempre ho- del área circundante a donde se materializa-
nesto, no siempre sensato, no siempre objeti- ban, y, de manera indirecta –o, simple y lla-
vo)– decidía en nombre de toda la Sociedad. namente, no los beneficiaba–, a los de las
Cómo negar que en dicha presunta “repre- áreas alejadas.
sentación” o “delegación de funciones” esta-
ba la esencia misma de cuantas sesgadas, Esa localización de las obras podía ha-
arbitrarias y privilegiantes decisiones se to- cerse dando énfasis a la dispersión en el te-
maban –y toman–. rritorio o a la concentración en un área deter-
minada. Mas no era suficiente hacer la dis-
Era esa élite la que decidía las distintas criminación geográfica. Escogida la locali-
modalidades de uso directo (o consumo pro- zación era necesario decidir si la obra se ubi-
piamente dicho), al cual destinar una parte caría en el ámbito rural o en el urbano del te-
del excedente: consumiendo alimentos y rritorio seleccionado. Sólo después quedaba
bebidas en festividades públicas; proporcio- definido –de hecho– qué grupo de la pobla-
nando vestidos y otras prendas finas traba- ción sería, directa y finalmente, beneficiario
jadas por artesanos estatales; y produciendo de la obra.
joyas por mediación de mineros, metalurgis-
tas y orfebres estatales, o adquiriéndolas de La incorporación de estas dos nuevas
fuera. En todos los casos, para el uso de la variables –localización (dispersa o concen-
élite y el kuraka. trada) y el ámbito (rural o urbano)– aproxima
cada vez más el “Diagrama de alternativas y
En nombre del Estado, el mismo grupo opciones de consumo e inversión” a su ver-
dirigente decidía, además, las formas de uso sión más verosímil.
indirecto del excedente. Ya sea disponiendo
la construcción de obras que a la postre sig- Así, las que en la versión original (Grá-
nificaban formas indirectas de consumo, fico Nº 49, pág. 267) eran diez soluciones

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 270


Gráfico Nº 52
Diagrama desarrollado de alternativas y opciones de consumo e inversión

Excedente Uso Proporc. Localizac. Ámbito Benef. Soluc.

e 1
u
T 2
c
e 3
R
T 4
C y/o I C = 100% e 5
u
T 6
D
e 7
R
T 8

e 9
u
T 10
c
e 11
R
T 12
C y/o I C>I
e 13
u
T 14
D
e 15
R
T 16

e 17
u
T 18
c
e 19
R
T 20
$ C y/o I C=I
e 21
u
T 22
D
e 23
R
T 24

e 25
u
T 26
c
e 27
R
T 28
C y/o I I>C e 29
u
T 30
D
e 31
R
T 32

e 33
u
T 34
c
e 35
R
T 36
C y/o I I = 100%
e 37
u
T 38
D
e 39
R
T 40

posibles, resultan entonces en no menos de Si se optaba por ejemplo por construir un


cuarenta posibilidades, por cada una de las reservorio de agua en el centro geográfico de
cuales realmente podía optarse. la nación, en esa ubicación, la obra no cum-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 271


plía el mismo objetivo si se erigía en el ám- tinta? ¿O, por el contrario, fueron consis-
bito rural, con fines agrícolas, o si se cons- tentes y recurrentemente adoptaron siempre
truía en el ámbito urbano. Y si se optaba por la misma solución o el mismo conjunto bási-
esto último, los beneficiarios no serían los co de soluciones?
mismos si el reservorio se destinaba para
abastecer de agua a la élite o, en vez de ello, ¿Actuaban de manera arbitraria, de modo
al resto de la población citadina. tal que los beneficios que se alcanzaban en
unas ocasiones quedaban neutralizados con
Para la construcción de una vía o de un los perjuicios o postergaciones en otras? ¿O,
edificio se seguían, aunque no deliberada- por el contrario, fueron coherentes y adop-
mente –insistimos–, los mismos pasos. Al taron soluciones de las que al menos un gru-
final, la vía podía servir a toda la sociedad o po obtenía siempre beneficio?
sólo a un grupo de ella. Si se emprendía la
construcción de un palacio, era evidente que De hecho, fueron consistentes y cohe-
éste iba a servir sólo y directamente al kura- rentes. Mas, ¿a la luz de qué criterio las deci-
ka y al grupo que lo rodeaba. El resto de la siones que cotidianamente se tomaron a lo
población sólo podía resignarse a “usufruc- largo de esos siglos fueron consistentes y
tuar” del prestigio que la magnitud de la obra coherentes?
eventualmente reportaba en comparación con
las de los pueblos vecinos. En condiciones de libertad o autonomía
nacional, las élites dirigentes, como cual-
Cuando el Estado, a través de la élite que quier otro grupo humano, decidían y actua-
lo controlaba, decidía qué construir, estaba ban en función de sus intereses y objetivos.
pues decidiendo acercar o no a los distintos Cada vez que estaban frente a una disyuntiva,
grupos de su sociedad, a la materialización o optaban pues de manera tal que quedaran
postergación de sus objetivos. Y así, de ma- protegidos “sus” intereses y pudieran alcan-
nera generalmente sutil, muchas veces rodea- zar “sus” objetivos.
do de discursos engorrosos y encubridores,
estaba decidiendo qué grupo o grupos obten- Así, coherentes y consistentes consigo
drían mayores beneficios, y cuáles quedaban mismas –aunque siempre en la miope pers-
postergados. pectiva del corto plazo–, las élites se benefi-
ciaron, larga y sistemáticamente, por encima
Cada vez que el naciente Estado optó por del resto de sus sociedades.
una obra, estuvo beneficiendo más a un
grupo que a otro. O beneficiendo a un grupo De ese modo, hacia el siglo XII dC mu-
y perjudicando a otro u otros. Ello era objeti- chos dirigentes pertenecían a minorías que
vamente así, independientemente de si los cada vez se diferenciaban más del resto de
kurakas y el resto del grupo dirigente eran o sus respectivas naciones, acentuando su ca-
no conscientes de ello. rácter urbano. Sus intereses eran discrimina-
toria y eminentemente citadinos. Y, por con-
Frente a un espectro tan amplio de dis- siguiente, sus objetivos eran tambièn segre-
yuntivas como las que muestra el último gacionistamente urbanos.
“Diagrama desarrollado de alternativas y
opciones de consumo e inversión” (Gráfico En la disyuntiva consumo / inversión, los
Nº 52), ¿optaron de manera azarosa, unas ve- grupos dirigentes –ahora entendemos bien por-
ces por una solución y otras por una muy dis- qué–, por lo general optaron, reiterativamen-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 272


te, por una fórmula que dio énfasis al con- ruano occidental, costeño y cordillerano. Co-
sumo, geográficamente concentrado, de ca- rrespondía, nada menos, que al área de lo que
rácter urbano, y dirigido, fundamentalmente, hoy son los departamentos de Arequipa, Mo-
en beneficio de sí mismos. Esto es, por la quegua y Tacna, que, en conjunto, consti-
opción “9” que se ha destacado en el Gráfico tuyen –hoy– la segunda área económico-
N° 52. social más importante del Perú, después de
Lima. Pero que, en el pasado, no fueron cuna
Las viejas experiencias de Chavín, Mo- de ninguna de las más grandes civilizaciones
che, Nazca, Tiahuanaco y Wari; y las de Chi- andinas.
mú y Chincha en la etapa de la historia que
venimos analizando, son concluyentes. Mas Nuestros propósitos, aquí, serán: a)
los emperadores inkas harían también lo pro- mostrar cuán rica ha sido por el contrario la
pio –como a su turno lo harían los virreyes y historia de esa gran porción del territorio pe-
la Corona de España, y la aristocracia, la oli- ruano, aun cuando en efecto no logró incubar
garquía y, hoy, la presunta “tecnocracia” re- y desarrollar ninguna gran civilización, y; b)
publicana. tratar de desentrañar las causas objetivas de
ese fenómeno histórico–social tan especial.
Esto último en particular porque, descuidada
Gráfico Nº 53 completamente su atención por la historio-
Excedente, Nación, Estado grafía tradicional, sigue siendo un enorme
vacío en la conciencia histórico-social de los
Generación Decisión peruanos.
Estado del Exc. de Uso Ejecución Usufructo

Democrático Todos Dirigentes Constructores Todos Ateniéndonos a las fuentes más conoci-
Oligárquico Nación Estado Estado Élite das y divulgadas de la historiografía tradi-
cional, poco o nada podía decirse de ese
amplio espacio. Su historia antigua casi no
Así, en el período de consolidación de las
aparece en esos textos. En muchos de los
naciones andinas, los pueblos asistieron a la
cuales ni siquiera se cita una sola vez ese
profusión de Estados oligárquicos. Sólo ex-
espacio. Y en otros no merece siquiera un
cepcionalmente, confirmando la regla, se
subtítulo para referirse a los pueblos que allí
dieron Estados democráticos: el de Cañete
habitaron 182.
habría sido el mejor ejemplo. Y todo parece
indicar que otro tanto habría ocurrido en los
¿Fueron verdaderamente Arequipa, Mo-
valles de Lima, pero también en el extremo
quegua y Tacna tierras sin historia? ¿O es
norte, entre los tallanes.
más bien una historia sin Historia? Ni lo uno
ni lo otro. Ahí están, entre otras, las extensas
y meticulosas versiones de Eloy Linares Má-
laga y de José María Morante, a las que ya
El extremo sur: hemos citados varias veces.
una historia sin Historia
El territorio del extremo suroccidental
peruano –entre los valles de Yauca y Caplina
En la primera edición de Los abismos del (véase el Mapa N° 19, pág. 212)–, es sin du-
cóndor, buena parte de nuestros mapas deja- da muy especial. Es quizá, el área de más fre-
ban un extraño vacío en el territorio surpe- cuentes y violentos movimientos terráqueos

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 273


de los Andes. Sean de origen tectónico, por tigüedad, puede presumirse que esa sis-
su cercanía a la placa de Nazca; o de origen temática, impredecible y destructiva violen-
volcánico. Sus temblores de tierra resultan cia de la naturaleza ahuyentó al hombre du-
absolutamente incontables. Ocurren, sobre rante muchísimo tiempo en ese espacio de
todo en Arequipa, casi diariamente –para los Andes. No obstante –como se ha visto en
decirlo con buena dosis de patetismo, aunque el Mapa N° 7–, hay evidencias de ocupación
rigurosamente no exento de verdad–. muy remota en el área.

Sus destructivos terremotos, aunque no Quizá haya sido la violencia de la forma-


tan frecuentes, lo son lo suficiente para que ción geológica del área, la que le ha dado a la
se le considere el área sísmica más activa del costa del extremo sur una configuración to-
Perú y quizá de toda América. Desde que hay pográfica sumamente distinta a las del centro
testimonios escritos –o modernas investiga- y norte peruano, por ejemplo.
ciones–, y hasta la primera década del siglo
XX se han registrado, cuando menos, en los Cualquiera de nuestras representaciones
años 1300, 1582, 1599, 1600, 1604, 1687, gráficas completas del Perú –como el citado
1725, 1784, 1802, 1821 y 1903 183. Mapa N° 7–, muestra que es en el extremo
sur donde más retirada de la ribera oceánica
Algunos de ellos, como los de 1599, 1604 se encuentra la línea de las cumbres de la
y 1868, originados quizá en las profundi- cordillera Occidental. Ello podría hacer pen-
dades del océano, dieron origen además a sar que esa costa es entonces amplísima.
muy destructivos maremotos que asolaron
sus costas. Paradójicamente no sólo no es así. Sino
que casi podría decirse que el sur peruano no
Y otros han sido un subproducto de vio- tiene costa. Las estribaciones cordilleranas
lentísimas erupciones volcánicas. Como la de llegan, en la mayor parte de ella, hasta el
1300, que asoló totalmente una enorme por- borde mismo del océano.
ción del territorio sur peruano. O los de 1600
y 1802, a consecuencia de las erupciones del Así, sin excepción, desde que nacen hasta
Tutupaca, en la zona cordillerana de Tacna, y su desembocadura en el mar, sus muy diver-
el Huaynaputina, en Omate, el área cordiller- sos valles son estrechísimos. Algunos de e-
ana de Moquegua. llos, flanqueados por montañas hasta su
misma desembocadura en el océano, como el
La más antigua referencia a una catástrofe Yauca, Sihuas y Ocoña –que, como parte de
de origen volcánico está contenida en Otoya y su recorrido de 270 kilómetros, forma en su
los gigantes, una poco conocida leyenda re- parte alta el famoso y más profundo cañón
cogida por el jesuita y cronista español Anello del mundo, el de Cotahuasi–, se ensanchan
Oliva 184. Allí se refiere que sobre Ocoña –a la apenas uno a dos kilómetros cuando sólo
que identifica como Otoya–... restan cuatro o cinco para llegar al mar. Re-
sultan, pues, valles minúsculos, incapaces de
llovió copos de fuego, de manera que asentar grandes poblaciones y, menos, de sol-
consumió y abrasó a todos sus habi- ventar el desarrollo de grandes culturas.
tantes.
Dicho territorio, sin embargo, alberga a
Como todos esos desastres naturales de- otro de los ríos más largos de la costa perua-
bieron ocurrir también en la más remota an- na, y de mayor descarga anual: el Colca-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 274


Anexo N° 10
Los ríos del surperuano: grandes limitaciones para la agricultura
Characta
600 msnm (3) (2) (1)
Valle de R. Colca
Colca R. Camaná

Chivay Huacapuy (1)


3 630 msnm Pucchún (2)
R. Majes Estribaciones (4)
Valle de de la cordillera 5 - 6 Kms.
Aplao Majes
620 Chule (3)
msnm Lagunas Camaná (4)
Valle de
R. Camaná Arequipa
R. Sihuas 2 330 msnm Dehesa
Valle antiguo
Valle de R. Chili
Camaná Totorales y zona pantanosa La Punta
Quilca R. Vítor
Valle de Moderna expansión agrícola
Quilca Cerrillos
R. Tambo Playas
Mollendo Mejía
Gráficos no están a escala Estribaciones de la cordillera

Colca Majes Quilca Camaná Arequipa


cultivos
de secano

Canco
3 630
msnm cultivos
de secano Quilca cultivos cultivos cultivos
cultivos 80 cultivos totorales de secano bajo riego de secano
bajo riego msnm cultivos bajo riego pantanos
Aplao
bajo riego Huaca-
620msnm puy
Arequipa
1 Km. 2 Kms. 4-5 Kms. 2 330 msnm

Majes–Camaná, de 210 kilómetros de reco- siendo el más grande de la costa sur, no al-
rrido. Y es, además, uno de los pocos de la canzó nunca a ser un gran centro agrícola.
cuenca del Pacífico con agua todo el año. En
los meses de sequía arroja al mar 30–40 Y es que dos fueron todavía sus adicio-
m3/seg. Y en los meses de avenida tanto o nales agravantes restricciones. De un lado, el
más que 1 000 m3/seg. Podría entonces pen- hecho absolutamente inusual de que el río
sarse que, cuando menos en torno a él, habría llega a la costa paralelo a ella y, tras estre-
podido formarse y sustentarse una civili- llarse en la montaña norte del valle final,
zación importante. desemboca en la planicie de Camaná.

Mas ello tampoco fue posible. Como to- Así, en los períodos de avenida, nunca
dos los del extremo sur, corre encajonado fue precisamente una bendición: sus aguas
durante el 95 % de su recorrido. rompientes salían despedidas en todas direc-
ciones, inundando íntegramente el pequeño
En las alturas cordilleranas, forma el gran valle, y formando un complejo delta con
célebre Cañón del Colca. En su penúltimo lagunas y zonas húmedas y pantanosas casi
tramo, forma un pequeño valle de llanura permanentes –de allí el carácter palúdico y
alta, en Majes, y vuelve a circular encerrado. insalubre que insistentemente le atribuyeron
Finalmente, alcanza a abrirse nuevamente, a los conquistadores españoles; tradición y
escasos kilómetros del océano, dando forma concepto que ha estado presente hasta bien
al amplio abanico del valle de Camaná que, entrado el siglo XX–.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 275


Y, de otro lado, cuando no era el río, era que en el norte pasando por moches y mochi-
entonces el mar el que inundaba con cierta cas, habría derivado finalmente en la forma-
frecuencia el valle, además de los terribles ción de la Cultura Chimú, y en el sur pasan-
maremotos a los que ya hemos aludido. Muy do por paracas y nazcas, en la de Chincha 188.
probablemente esas fueron las razones por
las que, salvo Chule, remoto pueblo de pes- Una vez más, entonces, estamos ante la
cadores, las otras dos ocupaciones más an- sombra de sechín:
tiguas de Camaná, Huacapuy y Pucchún, se
a) la reiterada versión historiográfica de
ubicaron en partes altas –como se aprecia
una nunca bien precisada “enigmática
con claridad en el detalle del gráfico–.
migración”;
Tras la prolongada ocupación de los más b) “changos”, gentilicio de irrecusable o-
remotos y escasos pobladores originales, se rigen mexicano;
cree que aparecieron los changos, cohabitan- c) “gigantes”, como los de la tradición de
do con aquéllos en playas, lomas y valles Cajamarca;
–excepción hecha probablemente del de Ca- d) “crueles”, como se mostraron los se-
maná, por su insalubridad–. chín en sus monolitos;
e) “caballitos de totora” y “petroglifos an-
Dice Morante que habrían sido también tropomorfos”, como los de los moche.
recolectores–cazadores. Y que la tradición
los reputa descendientes de “gigantes” 185. Por añadidura, Ca–maná, el nombre más
Quizá ha dado pie a esa versión, la ya citada importante de esa larga costa, parece tener
leyenda recogida por Anello Oliva 186, que ha- también inocultables raíces centroamerica-
bla precisamente de seres excepcionales. Así, nas. Él –y el ya visto Quil–maná de Cañete–,
refiere de la llegada a Ocoña –57 kilómetros tienen la misma terminación que Cu–maná,
al norte de Camaná–, de... un célebre poblado antiguo de Guatemala 189.
unos gigantes tan disformes y temerarios
Y asimismo, las mismas poco frecuentes
en el aspecto, cuanto crueles en las o-
sílabas iniciales de Cama–guey y Cama-
bras; éstos tiranizaron la tierra y se hi-
juaní, en Cuba; y Cama–guán, en Venezuela.
cieron señores de todos...
Por transposición de sílabas, tiene una tam-
Esos presuntos gigantes changos, como bién inocultable filiación fonética nada me-
los moches y mochicas del norte, construían nos que con Pa–namá. Y eventualmente hasta
ligeras embarcaciones de pesca “caballitos tiene filiación con el Ata–cama de Chile.
de totora”, con los arbustos de las lagunas y
demás zonas húmedas próximas a las desem- A su vez, los otros tres más antiguos
bocaduras de los ríos. No resulta extraño por topónimos del valle de Camaná: Hua–capuy,
ello que, en el área de la llanura de Majes, por la partícula “hua”, y Puc–chún y Chu–le,
hayan sido encontrados además petroglifos por la “ch”, sugieren otro tanto. Mas, como
antropomorfos de gran parecido con los de también se ha advertido en páginas prece-
Alto de las Guitarras, en el principal valle de dentes, Chule parece ser una deformación del
los moches: Chicama 187. Chu–lec original, cuya terminación “ec” es
irrecusablemente de origen centroamericano.
Por lo demás, Morante sugiere que, en su
origen, los changos podrían tener alguna Por último, del entorno cercano a Cama-
relación con la misma enigmática migración ná, Yauca, Otoya –hoy Ocoña–, Chira, Quil-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 276


ca, Sihuas, Majes, Cahuacho, Chala, Chá- repetida imagen de gigantismo. Nuestras hi-
parra, Huanuhuanu, Jaqui, Quicacha, y mu- pótesis específicas son:
chos otros en las zonas altas de los valles,
podrían tener esa misma procedencia. 1) proviniendo de territorios mucho menos
accidentado que el andino, como son las
De lo dicho hasta aquí, hasta tres asuntos costas centroamericana y norperuana,
ameritan investigaciones futuras más exhaus- tendrían columna erguida, lo que daría
tivas. En primer lugar, si como presumimos, cuenta de una probable mayor estatura;
muchos changos habrían sido la oleada más
2) habrían llegado tras haber acumulado
austral de la diáspora sechín, ¿cómo entender
centurias de desarrollo agrícola, con
que se los defina como recolectores-
grandes cosechas de maíz, esto es, más y
cazadores, siendo que al iniciar su búsqueda
mejor alimentados que sus involuntarios
de refugio estaban ya en un avanzado estadio
anfitriones andinos, y;
de agricultura?
3) no puede considerarse una simple casua-
Asoma como hipótesis provisional que lidad que hallan hablado de “gigantes”
quienes, dejando atrás Nazca, escogieron precisamente pobladores andinos del área
refundirse en el poco habitado extremo sur cordillerana –como Cajamarca, por ejem-
del Perú, habrían sufrido una sensible involu- plo–, y de los valles costeros más pobres
ción en su desarrollo cultural. Y es que, como –como Ocoña–: unos y otros necesaria-
se ha visto, el territorio no sólo era muy po- mente de baja estatura.
bre en términos agronómicos, y por añadidu-
ra enfermizo, sino que las estribaciones cor- Porque además del encorvamiento de la
dilleranas, dificultando enormemente las columna, los primeros, muy probable-
comunicaciones, conducían al aislamiento y mente en los tiempos de la dispersión
estancamiento. sechín –1200 aC aprox.–, todos esos cir-
cunstanciales anfitriones, predominante-
En segundo lugar, con el concurso de la mente pre–agrícolas, aún no empezaban
arqueología, la antropología y la medicina, pues a superar la precaria calidad de su
amerita ser estudiado el probable trasfondo dieta alimenticia.
objetivo de la recurrente versión sobre gi-
¿Habrá todavía forma de medir y com-
gantes en la remota historia peruana. Debe
probar estadísticamente que (1) los anti-
tenerse presente que hasta los propios cro-
guos pobladores de México, (2) los sec-
nistas se vieron tentados a ver gigantes, por
hín y (3) las primeras generaciones de
ejemplo, y muy significativamente, en Tia-
descendientes de éstos, eran en promedio
huanaco. Así, Cieza de León 190, comentando
unas figuras humanas en piedras de esa cul- por ejemplo 10–15 cms. más altos que los
tura, dice: viejos cajamarcas y/o los que por aquella
época eran todavía recolectores–cazado-
son tan grandes, que parecen pequeños res en el surperuano?
gigantes...
Y en tercer lugar, merece un mayor estu-
Si, como seguimos presumiendo, esos dio aquella insólita referencia que hemos
“gigantes” habrían sido los derrotados se- subrayado sobre la disformidad o deforma-
chín, y/o las primeras generaciones de sus ción de los gigantes que habrían tiranizado
descendientes, más de un elemento de juicio Ocoña –y seguramente también Yauca, A-
permite dar entonces verosimilitud a esa tico, Quilca, etc.–.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 277


José María Morante, en su Monografía de Jaway, en la provincia de Camaná. Y Ca-
Camaná, refiere que, hasta hace pocos años, tarindo, Mollendito, Punta Islay, Matarani,
era frecuente ver en Camaná individuos con Pascana y Corio, en la de Islay.
notorias deformaciones físicas, como secuela
–afirma–, de la picadura de una pequeña es- Y en las provincias cordilleranas, en:
pecie de arácnidos del valle. Gentilar, Charcana y Huaucarama, en La
Unión; Arcata–Cayrarani y Pintasayoc, en
¿Ha sido efectivamente confirmada esa Condesuyos; Querullpa Chico, Punta Colo-
hipótesis médica? ¿Habrá forma de probar rada, Qollpa Viraco y Yana Orco, en Castilla;
que los changos sufrieron en los valles del Viscachani, Pillones, Mollepunco, Q’ellcata-
extremo sur graves deformaciones físicas? ni, Aquelata y Huambo, en Cailloma; y, por
¿De probar que la causa fue precisamente último, en Qollpa–Sumbay, Quebrada Hon-
aquella que reporta Morante? ¿Y de probar da, Wanaqueros y Siguas, en Arequipa.
que al inicio de su asentamiento en dicho te-
rritorio los changos eran bastante vulnerables En su vasto y minucioso trabajo, Pre-
a los agentes patógenos que encontraron? Historia de Arequipa, Linares Málaga ha
reunido información de 189 sitios arqueo-
Sin duda alguna, la dilucidación final de lógicos distintos, sólo en ese territorio.
estas dos últimas cuestiones puede contribuir Siendo que algunos de ellos han sido ocupa-
a sumar o, eventualmente por el contrario, a dos más de una vez, aunque no siempre suce-
restar validez a las hipótesis sobre el proba- siva, dan cuenta de un total de 223 ocupa-
ble origen centroamericano de los sechín, y ciones humanas en distintos momentos de la
su presunta diáspora y gran influencia ulte- historia.
rior en el mundo cultural andino.
Asumimos que esa exhaustiva recopi-
A despecho de aquello de lo que dan lación resulta absolutamente representativa
cuenta las versiones historiográficas más de la historia antigua de Arequipa. Así, es
difundidas (recogidas en el Mapa N° 7), el improbable que en ese territorio estén to-
historiador arequipeño Eloy Linares Málaga davía ocultas las evidencias de alguna gran
muestra que son 33 los sitios en el departa- civilización que haga alterar sustancialmente
mento de Arequipa en los que hay vestigios la imagen que se tiene de la historia de ese
de ocupación humana remota, de tanto como especialísimo espacio de los Andes.
8000 a 10 000 años de antigüedad.
Pues bien, consistente con la precaria
Él afirma que, en las provincias costeras, hospitalidad que habría tenido la costa are-
han sido encontrados en: Yauca, en el valle quipeña en la antigüedad, fue el valle medio
del mismo nombre, que, como está dicho, po- del río Sihuas, a 1 300 msnm, el único sitio
dría ser además el sitio de ocupación humana con ocupación continua desde el 8000 aC
más antigua del Perú. hasta y durante el Imperio Inka 191. Y, a pesar
de su presunta insalubridad, consistente con
Asimismo en Puyenca o Pollenka, en el las mayores dimensiones del valle, fue Hua-
valle de Atico; en Quebrada de la Huaca, co- capuy, en el valle de Camaná, el único con
nocida hoy como Puerto Inka, cerca a Chala; cuatro ocupaciones físicas continuas. Mas no
y Chaviña, en el valle de Acarí; todos ellos en por simples casualidades, sólo a partir del
la provincia de Caravelí. Asimismo, en Pam- 200 dC, y a buenos metros por encima del
pa Colorada, Playa Chira, Quilca y Quebrada nivel del valle.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 278


Es decir, como parece evidente, Camaná Hasta aquí pues, sin ser definitivas –y con
sólo habría sido ocupada cuando la satura- cargo a estudiar si hay diferencia, y cuánta,
ción poblacional del resto de los valles y en la relación entre área cultivable vs. área
lomas del área no dejaron otra alternativa de total, tanto en los territorios de costa como en
expansión. los de cordillera–, adquieren provisionalmen-
te cierta validez: a) las conjeturas y versiones
Pero, con sensatez, advertidos quizá al sobre la hostil insalubridad de la faja costera
cabo de múltiples y nefastas experiencias, arequipeña en el pasado, y en particular de su
sus primeros pobladores permanentes se asen- valle más grande y potencialmente más rico:
taron fuera del alcance destructivo de las a- Camaná; y b) la presunción de la escasa po-
venidas del río y de los maretazos. tencialidad agrícola de ése y los otros valles
del área.
Del total de sitios arqueológicos de Are-
quipa a los que hace referencia Linares Má- Habida cuenta de las características geo-
laga, que estimamos una muestra absoluta- morfológicas casi insalvables de la gran ma-
mente representativa de esa realidad históri- yoría de los valles cordilleranos del sur pe-
co–social pre–inka, 137 se ubican en las pro- ruano –muy estrechos y sinuosos, de erosivas
vincias cordilleranas y 52 en las costeras. altas pendientes, de delgada capa de tierra
agronómicamente útil, y escaso e irregular
En ausencia de grandes ciudades antiguas volumen efectivo de agua aprovechable (vé-
en el área, podemos presumir además que era ase los Anexos N° 3 y 5, y el Gráfico N° 19,
entonces característica una ocupación predo- en el Tomo I)–, no resulta nada comprometi-
minantemente rural, con muchos y pequeños do asumir entonces que era bajísima la pro-
centros poblados demográficamente equiva- ductividad agrícola–ganadera de esos densa-
lentes. mente poblados valles altos de Arequipa.

De allí que puede asumirse que cada una Así, la producción era casi exclusiva-
de esas cantidades de centros poblados es u- mente para autoconsumo. Y los excedentes
na buena referencia de sus correspondientes de producción, entonces, casi insignificantes.
totales de población. Puede entonces consis- En ningún caso suficientes para solventar
tentemente relacionarse una cifra con la otra. mitas masivas, que las reducidas magnitudes
Así, la resultante aritmética (137÷52 = 2,6) demográficas tampoco permitían.
muestra que el área cordillerana era casi tres
veces más poblada que la costera. Por lo demás, la fuerza de trabajo poten-
cial, dividida en minúsculos pueblos con ri-
A su turno, la relación aritmética entre el validades entre sí –como también se pretende
área geográfica de las provincias cordillera- insinuar en el Gráfico N° 19 (extremo infe-
nas (41 760 Km2) y su correspondiente de las rior derecho)–, minimizaba las posibilidades
costeras (21 580 Km2) es 1,9. de emprender obras conjuntas de envergadu-
ra. Con esas saltantes y objetivas restriccio-
Finalmente, la relación entre ambos ratios nes, los resultados no podían ser otros que:
(2,6÷1,9 = 1,36) evidencia una significativa
mayor densidad poblacional de casi 40 % en a) Sólo podía realizarse elementales y rudi-
dicha área cordillerana, respecto de su corre- mentarias obras hidráulicas para am-
spondiente costera, e –insistimos–, en el pe- pliación de la frontera agrícola bajo riego,
ríodo pre–inka. que, por lo demás, era factible en pocas y

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 279


pequeñas áreas. En todos los casos, desde reiteradamente se estaba siempre “partiendo
antiguo y durante siglos, la expansión del de cero”. En tanto otros pueblos acumulaban
área agrícola se concretó con la titánica, sin cesar.
lenta y costosísima construcción de an-
denes. Resulta, pues, harto comprensible que la
abrupta área cordillerana suroccidental de los
Mas, por lo general, eran sólo tierras de Andes, y su agrícolamente pobre e insalubre
secano. Esto es, de cultivos que iban a ser costa adyacente, no pudieran engendrar una
fertilizados sólo con las aguas de las llu- gran civilización en la antigüedad. Y ni si-
vias. Cada vez a mayor altura respecto del quiera una cultura que merezca la atención
valle, y a mayor altitud sobre el nivel del de los textos más difundidos.
mar. O, si se prefiere, con productividad
cada vez más decreciente, pero, pa- No obstante, para abundar en la búsqueda
radójicamente, con costos cada vez más de explicaciones objetivas que nos ayuden a
altos. entender más y mejor ese especialísimo fenó-
b) No podía emprenderse la construcción de meno histórico–social, habremos de apelar a
buenas vías de comunicación. Así, el ais- información que, siendo más fresca, puede
lamiento era muy severo, y sin duda agra- ayudarnos a entender el pasado e incluso
vantemente restrictivo. “acercarnos” a él.

c) En razón de la casi ausencia de exce- De los diez departamentos peruanos ba-


dentes intercambiables y del aislamiento, ñados por el Pacífico, sólo Tumbes es exclu-
el trueque comercial resultaba limitadísi- sivamente costeño. Todos los demás tienen
mo, limitándose a su turno las posibili- buena parte de su territorio en área cordille-
dades de aprender de otros pueblos. rana. Pero en sólo tres de ellos – Ancash, La
Libertad y Arequipa–, el área cordillerana es
d) Con reducida población, deficiente ali- significativamente más grande que la coste-
mentación y ausencia de estímulos, eran ña. En Ancash es el 71 %, en tanto que en La
casi nulas las posibilidades de surgimien- Libertad y Arequipa son 66 y 55 por ciento,
to de la inventiva. Y sin excedentes no respectivamente. Es decir, a este respecto, La
había tampoco posibilidad de solventar el Libertad y Arequipa resultan topográfica-
trabajo de especialistas. mente muy homogéneos–.
Agréguese a todo ello las siempre impre-
decibles e implacables agresiones de la natu- No obstante, para los análisis que siguen,
raleza –terremotos episódicos, temblores fre- debe tenerse siempre presente el hecho de
cuentes y, sobre todo, huaicos e inundaciones que La Libertad fue precisamente la cuna de
casi todos los años–. Ellas, de manera inde- la cultura Moche, y luego el centro de la cul-
fectible, impusieron innumerables reposi- tura e Imperio Chimú.
ciones del escaso capital invertido.
En números redondos, las extensiones geo-
Así, de modo sistemático se difería la gráficas de ambos departamentos son muy
realización de nuevos proyectos. Siempre disímiles: 25 600 Km2, La Libertad; y 63 400
resultaba más apremiante rehacer las vivien- Km2, Arequipa. Es decir, Arequipa es 2,5
das, centros comunales, obras hidráulicas y veces más extensa que La Libertad. Pero su
andenes destruidos, y desbloquear los ca- población (940 000 hab.), es sólo 0,7 veces la
minos y reconstruir los puentes. Así, cíclica y de aquélla (1 290 000 hab.). De ello resulta

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 280


que La Libertad es tres veces más densa- cia demográfica de las capitales parece dis-
mente poblada que Arequipa. torsionar seriamente la realidad.

Si así hubiera sido la realidad demográfica De allí pues que en la mitad inferior del
del pasado, sólo la mayor población y la ma- cuadro hemos prescindido de ambas pobla-
yor densidad poblacional serían razones abso- ciones metropolitanas. Ello con el objeto de
lutamente suficientes para explicar sus sendas que, en ausencia de “grandes ciudades”, cua-
diferencias de historia. ¿Pero fue así en el pa- litativamente nos “acercamos” al pasado
sado? ¿Tenemos alguna otra forma de “acer- remoto, en las –como Wari o Chan Chan– las
carnos” aún más a él? Como veremos, parece grandes concentraciones poblacionales se
que sí. concretaron sólo en contados espacios del
territorio andino. El mundo antiguo, sín ápice
Como se aprecia en la parte superior del de duda, era eminentemente rural y descen-
cuadro –en la que se incluye íntegra la po- tralizado.
blación del censo de 1993 en ambos departa-
Los impactos de la sustracción no pueden
Anexo N° 11 ser más sorprendentes. La densidad de la
Arequipa - La Libertad: población cordillerana del departamento de
Arequipa baja de 19,1 a sólo 4,4 hab./Km2. Y
poblaciones actuales la de la población costeña de La Libertad de
Incluyendo la población de la capital departamental
69,7 a 30,7 hab./ Km2.
% de poblac. Dens. demogr.
Costa Cordill. Costa Cordill. Ello demuestra, de manera patética y ostensible,
cuán desahitado se encuentra –hoy–, en el departa-
Arequipa 13 87 5,6 19,1
La Libertad 70 30 69,7 24,3
mento de Arequipa, el conjunto de sus espacios cor-
dilleranos; y cuán deshabitados en La Libertad sus co-
Excluyendo la población de la capital departamental rrespondientes espacios costeños.
% de poblac. Dens. demogr.
Costa Cordill. Costa Cordill. Mas para aquello que nos interesa especí-
Arequipa 39 61 5,6 4,4 ficamente aquí, obsérvese que, prescindiendo
La Libertad 50 50 30,7 24,3
de la población de la ciudad de Arequipa, pa-
sa a ser, aunque por poco, más densamente
Elaboración propia. Fuente: Censo Nacional 1993.
poblado que el cordillerano el territorio cos-
teño del departamente: 5,6 > 4,4.
mentos–, mientras en Arequipa el 87 % de su
población está en el área cordillerana, en La Si así hubiese dado en el pasado –como
Libertad el 70 % está en el área costeña 192. Es presumimos que efectivamente ocurrió–, las
decir, mientras aquélla es fundamentalmente cifras demostrarían que, a pesar de su extra-
cordillerana, ésta es fundamentalmente cos- ordinaria precariedad económica, incapaz de
teña. solventar el desarrollo de una gran cultura, la
costa arequipeña, por unidad de superficie,
No obstante, dentro del acusado centralis- tenía incluso mayor capacidad de albergar
mo peruano –severamente agudizado en la población que el área cordillerana.
segunda mitad del siglo que acaba de termi-
nar–, y que se reproduce internamente en Es decir, habida cuenta de las extraordi-
cada uno de los departamentos, la importan- narias limitaciones agro–económicas a las

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 281


que hemos hecho referencia, la costa arequi- No obstante, con la riquísima informa-
peña era, a pesar de todo, intrínsecamente ción de base de la que venimos contando pa-
más “rica” que la cordillerana. Ello, pues, ra este capítulo, pueden emprenderse más
abunda en la sospecha de cuán ostensible- análisis y extraerse más e igualmente impor-
mente “pobres” eran los valles interandinos tantes conclusiones. Véase a este efecto el
de Arequipa. Y cuán deficitarios e insolven- gráfico y el cuadro siguientes, en el que para
tes para generar los excedentes necesarios la cronología utilizamos los conceptos y fe-
para la gestación de una gran civilización. chas proporcionados por Linares Málaga.

Pero tanto o más destacable en el cuadro


de la página precedente –siempre prescin- Anexo N° 12
diendo de las poblaciones metropolitanas–, Arequipa: sitios arqueológicos
es el hecho de que tanto la densidad pobla-
cional del espacio costeño de La Libertad,
como de su espacio cordillerano, “habrían A B C D
80
sido”, y muy significativamente, más densa- 60
Evolución del número
de ocupaciones
mente poblados que los de sus correspon-
40
dientes de Arequipa: 30,7 > 5,6 y 24,3 > 4,4.
20 Sitios ocupados
una sola vez
Si la hipótesis es válida, quizá algún día
logre demostrarse, de manera fehaciente, Lítica Arcaica Formativa Des. Reg. Wari Gob. Loc
8 000 aC 3 000 aC 1 200 aC 200 dC 800 dC 1 200 dC
que, efectivamente, en la antigüedad, el terri- 33 11 13 20 33 68 45
torio de La Libertad fue inmensamente más 26 3 3 11 24 60 42
rico que el de Arequipa (porque de otro modo
no podría explicarse tan notoria mayor densi- Elaboración propia. Fuente: Linares Málaga, Pre-Historia...
dad poblacional).

Y habría sido tanto más rico que los exce- Pues bien, del total de 223 ocupaciones
dentes agrícolas generados en él le permi- físicas referidas por Linares Málaga –línea
tieron, en efecto, ser sede de dos de las gran- verde en el gráfico–, un insospechado y
des culturas de las que se precia el Perú: Mo- altísimo 76 % corresponde a sitios ocupados
che y Chimú. una sola vez –línea roja–, y luego abandona-
dos, en algún período dentro de los 10 000
Y el territorio de Arequipa, tan agrícola- años comprendidos.
mente pobre, que a duras penas permitió la
subsistencia de sus numéricamente escasos Ese porcentaje, visto como conjunto, su-
pobladores. De allí, en definitiva, que el te- giere ser –como primera impresión–, una os-
rritorio suroccidental del Perú no dio a luz tensible muestra de cuán sistemáticamente
ninguna gran civilización en el pasado. hostil resultaba el territorio. Muchos sitios,
sin duda, fueron abandonados porque habían
Así –nos atrevemos a decir–, para los sido drásticamente afectados por algún even-
pueblos de la antigüedad, el valle de Chi- to telúrico. O por una inundación provocada
cama, en La Libertad, fue al de Camaná, en por la inopinada crecida del río, o por el re-
Arequipa, por ejemplo, como el del Nilo al pentino surgimiento de un nuevo curso de
conjunto del territorio agrícola que alcanzó a agua –de cuya evidencia está atiborrada esa
dominar Chavín. parte de los Andes–. O, por el contrario, por

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 282


una grave y prolongada sequía que anuló las “C”–. ¿Acaso necesariamente porque se
posibilidades de recolección vegetal y ahu- habría alcanzado un mayor y gran dominio
yentó a los animales objetos de caza. sobre la naturaleza? Tal parece que no. Por-
que también es igualmente brusco el salto, de
Esa explicación resulta particularmente 24 a 60, en el número de sitios ocupados una
válida para el largo período que va del 8000 sola vez, y luego abandonados tras el colap-
al 3000 aC –tramo “A” en las curvas–. De los so imperial.
33 sitios más remotamente ocupados, 26
fueron abandonados para siempre y nunca Así, a título de hipótesis, conjeturamos
vueltos a ocupar. Y de los siete restantes, que uno y otro sustanciales incrementos re-
Yauca; Chaviña, de Caravelí; Querullpa Chi- flejarían que los conquistadores chankas ha-
co; y Gentilar, de La Unión, fueron los brían puesto en práctica una compulsiva po-
menos acogedores: fueron ocupados sólo una lítica de traslados poblacionales –mitimaes–,
vez más; y de ellos, sólo Yauca en el período hacia espacios cada más hostiles y menos
inmediatamente siguiente. Charcana y la productivos. Pero, no obstante, con el pro-
Quebrada de la Huaca, otras dos veces. Y, pósito de explorar y explotar nuevos espa-
como está dicho, el valle medio de la llanura cios con miras a incrementar el área agrícola,
de Sihuas estuvo más bien permanentemente acrecentar la producción, y, en definitiva,
ocupado: era el más hospitalario de todos. asegurar un mayor volumen de excedentes
con destino a Wari.
El hecho de que, de los 33 sitios ocupa-
dos en el 8000 aC, sólo Yauca y Sihuas si- Así, tras la caída del imperio, esas for-
guieran estando ocupados en el 3000 aC, ra- zadas, precarias e improductivas ocupacio-
tifica cuán azarosa, desprotegida y precaria nes territoriales, fueron precipitadamente a-
era la vida humana en ese espacio de los An- bandonadas.
des en aquellos tiempos remotos. No puede
afirmarse sin embargo que los habitantes de Ello a su vez explica que, sólo al cabo de
los 31 sitios abandonados fueran invariable- los 200 años del período siguiente –tramo
mente exterminados por la naturaleza. Mu- “D”–, de “Gobiernos locales” –como lo tipi-
chos quizá lograron escapar de sus rigores y fica Linares Málaga–, se alcanzara el mismo
afincarse en otros espacios, dentro del terri- número de ocupaciones territoriales que el
torio de Arequipa o fuera de él, en Nazca, que se hubiese logrado de haberse seguido la
Moquegua o Ayacucho, por ejemplo. tendencia histórica acumulada hasta el inicio
del segundo imperio de los Andes –y cuya
Pero no puede menos que sorprender que proyección representan las líneas punteadas
en ese vasto territorio 193, el hombre tardara 3 del gráfico–.
800 años –tramo “B” en las curvas– para
alcanzar tantas ocupaciones como las 33 ini- Tres de esas nuevas ocupaciones fueron
ciales. Parece una prueba suficiente de cuán las de Tres Cruces, Gloria y Cerro Juli, en el
lento y difícil resultó al hombre conocer, a- valle del río Chili, a las faldas del Misti. Es
daptarse y “dominar” a ese complejo y agre- decir, en el valle interior más grande del te-
sivo medio geográfico. rritorio de Arequipa –donde a la postre que-
daría asentada la gran ciudad colonial y re-
De otro lado, es notorio el brusco salto publicana de ese nombre–. Sorprendente-
experimentado en el número de ocupaciones mente, a sólo unos pocos kilómetros al sur
durante el Imperio Wari: de 33 a 68 –tramo había estado, miles de años atrás, el asen-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 283


tamiento de recolectores–cazadores de Wa- La nación kolla
naqueros, en Yarabamba.

El valle del Chili ha resultado con el En el Altiplano, las extensas tierras que
tiempo, además, el “más grande y económi- parten desde las orillas del lago Titicaca
camente más importante del Perú” 194. Es de- albergaban desde tiempos remotos a los di-
cir, desde tiempos remotos sus posibilidades versos grupos étnicos de la nación kolla. Su
agronómicas, y de generación de excedentes, más remoto antecesor conocido, el “Hombre
por consiguiente, eran pues enormes. de Viscachani”, residió en las proximidades
del lago 10 000 años aC 196.
Así, a menos que investigaciones ulte-
riores lo rectifiquen –porque bajo los cimien- Hacia el siglo XII dC, aunque libres de la
tos de la ciudad podría haber más de una sor- dominación Wari, eran tres los grupos étnicos
presa, de origen Wari, por ejemplo–, puede más numerosos: los kollas propiamente
pensarse entre tanto que la actividad telúrica dichos, asentados en la porción al norte del
del volcán Misti, como quizá también la del lago (1); los lupaca, en la parte occidental
Chachani y el Pichupichu que lo flanquean, (2); y los pacaje, en la área sureste (3).
habría ahuyentado al hombre durante miles
de años. Colindantes, compartían bonanzas y ca-
rencias. Las periódicas sequías, tan dañinas
¿Qué otra explicación podría encontrarse en esta zona agrícolamente tan pobre, exa-
a tan gigantesco desperdicio histórico, por lo cerbaban las disputas y conflictos por aguas,
menos mientras no se descubran evidencias pastos y rebaños, enfrentando a las distintas
importantes de ocupación intermedia? etnias en sucesivas guerras 197.

El Imperio Wari –como se vio en el Mapa Nunca lograron unificarse. Pero tampoco
N° 17–, sojuzgó íntegramente el territorio de ninguna alcanzó a imponer su hegemonía
Arequipa. Bajo sus dominios estuvo en- sobre las otras. Si eventualmente ello ocurrió
tonces el potencialmente rico valle del Chili. alguna vez, durante el esplendor de Tiahua-
Así, es muy poco probable que dejaran de naco por ejemplo, no se tiene idea exacta de
trasladar allí fuerza de trabajo dominada, con si fueron los lupaqa o los pacajes quienes
el propósito de explotar ese prometedor terri- predominaron.
torio. Las evidencias, sin embargo, eventual-
mente están por encontrarse. La altiplanicie del Titicaca, a 3 800 me-
tros sobre el nivel del mar, fue siempre un
Lo cierto es que en el período interimpe- gran reto para el hombre. Allí, como en otras
rial 1200–1400 aC –o de “Gobiernos Lo- áreas de los Andes con similar altitud, el aire
cales”, como lo llama Linares Málaga–, el contiene menor proporción de oxígeno, por
valle del Chili fue sede del más importante lo que la respiración se hace más costosa que
desarrollo cultural que se dio en la historia a nivel del mar.
antigua del departamento de Arequipa: Chu-
rajón o Juli 195. Mas ésta, no obstante, fue Por su altitud y latitud la meseta del Co-
muy poca significativa. Pero además como llao sería un páramo helado y deshabitado 198.
veremos más adelante, la cultura Churajón o No obstante, en azarosa compensación, la
Juli pertenece en verdad más a la historia del gran masa de agua salobre del lago 199, de 8
pueblo kolla. 300 Km2 de superficie, impide que las tem-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 284


Mapa Nº 26
Territorios y expansión (horizontal y vertical) de la nación kolla
Inkas

Lago
Chankas Rogagua
Sicuani
6
i
u as
Icas tah Juliaca Lago
Co 4
R. R. Colca Titicaca
1 3 809 msnm
Chuquibamba L. Titicaca
Majes R. Chili Juli
Ocoña Sihuas Arequipa 2 2
3
Camaná
R. Tambo Desa
Quilca gu
Mollendo Moquegua
ad

Tarata Oruro 1 2 3 4 5 6 7
ero

Locumba
Tacna
Lago Poopo Poblaciones m.s.n.m. Poblaciones m.s.n.m.
3 686 msnm
Collaguas 1 Ilo 25 5 Huancané 3 842
2 Moquegua 1 412 6 Ananea (Bolivia) 5 000
Potosí 3 Omate 2 182 7 Matagua (Bolivia) 1 000
4 Puno 3 830
Quillagua Los nombres de las poblaciones no necesariamente corresponden (co-
mo en el caso de Ilo, y probablemente también Ananea, por ejemplo)
Loa a las poblaciones kollas de entonces, pero sí pertenecieron a ellas los
territorios en las que están asentadas.
Desierto Salar de
de Atacama Atacama Elaboración propia.

peraturas lleguen a ser extremadamente frías. col de auquénido e, incluso con guano de is-
Ese providencial elemento termorregulador las traído desde las distantes costas del Pací-
brinda, pues, por lo menos, mínimas condi- fico 204. Pese a todo ello, la agricultura al-
ciones climáticas de habitabilidad 200. canzó muy limitado desarrollo, tanto en ex-
tensión como en productividad. Agrícola-
Por la baja productividad del terreno 201 y mente las posibilidades de generación de
la escasez de agua de uso agrícola, el territo- excedente en el Altiplano eran pues casi
rio altiplánico ha sido siempre agronómica- nulas.
mente pobre. Sin embargo, a pesar de todas
esas precarias y desafiantes condiciones, se Pero el suelo altiplánico, en cambio,
dio actividad agrícola, extrayéndose del sue- ofrece generosamente extensos pastizales de
lo, principalmente, tubérculos: papa, olluco, ichu. Esa gramínea silvestre, aun cuando de
oca, etc. escaso valor nutritivo, es, sin embargo, la
base alimenticia de los camélidos sudameri-
Para los primeros europeos que llegaron canos: llama, guanaco, alpaca y vicuña. Es-
al Altiplano, esos tubérculos “apenas si pecies éstas, oriundas precisamente de los
[fueron] considerados como comida” 202. No Andes, que encuentran su hábitat más favo-
obstante, sin ellos la ocupación humana de la rable en esas rigurosas condiciones.
zona sería imposible sostiene John Murra 203.
Es harto explicable, pues, que para los
Para superar sus muy posibles estreche- distintos grupos de la nación kolla la activi-
cez alimentarias, los pueblos altiplánicos se dad productiva más importante fuera, ances-
propusieron el objetivo de mejorar la calidad tralmente, la ganadería. Ella los proveía de
agrícola del suelo de que disponían. Así, deli- charqui –carne seca y salada– y de carne
beradamente abonaron las tierras con estiér- fresca. Ésta, a diferencia de los tubérculos –y

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 285


a decir de Cieza de León 205–, fue bien pon- su excremento, fueron siempre una fuente
derada por los primeros europeos: inagotable de abono y combustible.

...los corderos son mejores y de más Por último, y especialmente las llamas,
sabor que los de España. fueron utilizadas también como animales de
carga, aunque con muy poca capacidad pues,
Constituyó pues una importantísima con un máximo de 35 kg. de carga por ejem-
fuente de alimento cotidiano, e invalorable plar, nunca fueron aptas para transportar pie-
reserva en las temporadas de heladas, sequías dras ni troncos y tampoco a un hombre adul-
u otras calamidades 206. Les suministraba ade- to. Ni pudieron tampoco cumplir funciones
más lana y era también fuente para la con- de tracción, jalando, por ejemplo, arados (o
fección de cuerdas y abrigo, propósitos por más tarde carretas). No obstante, tropillas de
los que anualmente se hacía (y hace) la es- cientos y hasta de miles de llamas 207 facilita-
quila del ganado adulto. ban el tráfico de tubérculos, chuño, charqui,
maíz, coca, guano, lana y otros productos.
Precisamente –por añadidura–, el mani-
puleo de los animales durante la esquila per- Los andinos –pero hasta donde se sabe también
mitía actualizar los registros censales del ga- los centroamericanos– deben contarse entre los pocos
pueblos del planeta que tuvieron esa grave limitación
nado, así como discriminar entre los ani-
técnica, tanto motriz como de transporte. Esta sí fue,
males del rebaño propio y aquellos que ina- objetivamente, una de las grandes diferencias entre
dvertidamente se habían filtrado. El censo nuestras culturas y, en particular, las del norte de
anual permitía llevar estadísticas muy exac- África, Mesopotamia, Asia y Europa. Pero fue una
tas, tanto de incrementos –sea por reproduc- limitación que impuso la naturaleza (técnicamente
ción, mezcla involuntaria o captura–, o de irresoluble por entonces), ante la no disponibilidad de
equinos y vacunos.
bajas –sea por muerte, sacrificio, intercam-
bio, filtración o abigeato (robo)–.
Por lo demás, en sus condiciones climáti-
cas normales, esto es, en el contexto de pre-
En ausencia de cercos, los desplazamien-
cariedad agrícola, las grandes poblaciones de
tos de los animales en busca de alimento y
auquénidos resultaban la única fuente de in-
agua, y sus correrías durante el celo de las
tercambio que siempre pudieron ofrecer los
hembras, dieron origen, secularmente, a múl-
kollas lacustres a otros pueblos, incluidos por
tiples disputas entre pastores y, en el extremo,
cierto los lejanos chinchas que –como se ha
entre etnias y pueblos. De hecho, inadvertida-
dicho– los proveían de maíz, casi fundamen-
mente los animales violaban las fronteras en-
talmente.
tre los hatos, alterando la magnitud que im-
ponían los pastores al tamaño de los mismos.
Pero además de tubérculos y chuño (hari-
na de papa seca), de carne fresca de auqué-
Sin embargo, desde muy antiguo los
nidos, y del charqui, los pobladores de la alti-
pobladores del Altiplano resolvieron el pro-
planicie se alimentaron de una gran variedad
blema, por lo menos en parte, distinguiendo
de “truchas” y otros peces del Titicaca, y de
sus rebaños con particulares combinaciones
la costa.
de vistosas cintas de color que ataban a las
orejas de los animales. He aquí, pues, que corresponde traer la crítica al
segundo de nuestros supuestos “monumentales” erro-
Pero además de proveer de alimento, res, acusiosamente advertido y develado por el histo-
cuerdas y abrigo, los auquénidos, mediante riador Manuel Burga. Dice así, al cabo de destacarlo

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 286


bajo el subtítulo “La trucha de los lupaqa”: “Es para En El control vertical de un máximo de
sonreír y recordar a Gabriel García Márquez (...) pisos ecológicos en la economía de las socie-
Klauer, llevado por la lógica y fantasía general que
dades andinas 209, John Murra desarrolla
invade su libro, hace comer truchas a los lupaqa antes
de que éstos peces hayan llegado a las regiones andi- extensamente esta tesis, tanto para el caso de
nas...” 208. los kollas como de otros pueblos andinos.
Debemos, sin embargo, observar lo siguien-
A ver si nos entendemos. Habría sido monumen- te. La historiografía tradicional, que incurre
tal, sin duda, afirmar que los kollas, lupacas y pacajes en tantos y tan graves defectos por omisión,
se alimentaban, por ejemplo, de las mitológicas har- incurre también en defectos por exceso: por
pías, ¿verdad? ¿Pero utilizar el nombre más conocido
ejemplo cuando se atribuye “gratuitamente”
y socorrido de los distintos tipos de peces que existen
hoy en el Titicaca? No, ese tampoco es un error monu- méritos extraordinarios.
mental. Lo habría sido en el contexto de un libro de
Historia de la pesquería lacustre en el Perú, o en uno Y este es precisamente el caso de lo que
de taxonomía ictiológica. Pero bien se sabe que este ha ocurrido a partir de la tesis de Murra sobre
texto no es ni lo uno ni lo otro (como también se sabe la expansión y control kolla, y de otros pue-
–digámoslo de paso–, que las truchas no “llegaron” al
blos andinos, sobre variados pisos ecológicos.
Titicaca, sino que fueron deliberadamente “llevadas”
allí y “sembradas” para enriquecer la población icti-
ológica del lago). ¿Corresponde acaso a ese tipo de expan-
sión un mérito extraordinario –como el que
explícitamente se concede en muchos tex-
tos–? ¿De qué otro modo sino verticalmente
Las colonias kollas fuera del Altiplano –hacia pisos ecológicos más altos y/o más
bajos– podían expandirse los pueblos que
La dieta altiplánica típica de los kollas re- habitaban la cordillera de los Andes?
sultaba monótona y desbalanceada. La ma-
yoría de los pueblos andinos podía usufruc- Era, pues, su única alternativa de expan-
tuar, dentro de su propio territorio, con áreas sión agrícola–geográfica. Como la horizontal
en pisos ecológicos muy variados. De 0 a 5 resultaba la natural para los pueblos de las
000 metros sobre el nivel del mar, en el caso planicies. Una y otra no eran más que con-
de los costeños icas, por ejemplo. O de 1 000 ductas sensatas (y punto). El Gráfico N° 19,
a 5 000 metros sobre el nivel del mar, en el en el Tomo I, y el Mapa N° 26, que acabamos
caso de los cordilleranos chankas. El Alti- de mostrar, son muy elocuentes a estos res-
plano habitable de la nación kolla, en cam- pectos.
bio, sólo fluctúa básicamente entre casi 4 000
y 5 000 metros sobre el nivel del mar –como Frente a tan natural exigencia de diversi-
se vio en el Mapa N° 26–. ficación alimenticia, los kollas se encon-
traron con que, al occidente de su territorio,
Aquéllos pudieron disponer entonces de había uno de características muy especiales:
una amplia gama de alimentos vegetales y el territorio cordillerano y costeño de Are-
animales. Frente a la misma necesidad, en quipa, que acaba de ser ampliamente des-
ausencia de un abanico equivalente de pisos crito.
ecológicos, los kollas se vieron impelidos
entonces, desde muy antiguo, a buscar y ocu- Sin embargo, desde la perspectiva e
par territorios que se lo proporcionaran, a fin interés de los kollas, aquél tenía una carac-
de poder contar con una variedad más amplia terística única y especialísima. Y que, para
de nutrientes e insumos. ese estadio de la historia andina, era excep-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 287


cional: era un territorio prácticamente des- necesidades de proveerse desde espacios dis-
ocupado, sin un gran dueño que lo reivin- tintos debieron entonces incrementarse. Mas
dique como propio y lo defienda de incur- sobrevino inmediatamente el expansionismo
siones extranjeras. Era, pues, virtualmente, Wari, que, precisamente, pasó a dominar, en-
de libre disponibilidad. tre otros, los territorios de las viejas colonias
kollas de Arequipa. No hay evidencias de si
En el amplio territorio al oeste de los fueron sojuzgados en ellas o expulsados. Es
grandes volcanes de Arequipa, sus ocupantes obvio, sin embargo, que difícilmente pu-
nativos no pasaban de ser grupos pequeñísi- dieron seguir abasteciendo de nada al Alti-
mos y completamente aislados en sus minús- plano.
culos valles, separados entre sí por los desier-
tos y las estribaciones de la cordillera que lle- Es muy probable entonces que, en ese
gan hasta el mar. contexto, los kollas volcaran su atención
sobre la Amazonía, y aquellos otros espacios
Así, según se cree, incluso desde antes del sur de los Andes –Arica y Antofagasta, en
del 200 dC, habían ya empezado a ocupar las el norte de Chile; el sur de Bolivia; y el
partes altas de los valles de la vertiente del noroeste de Argentina 210, a donde por cierto
Pacífico. Durante tanto como cinco siglos no llegaba ni llegó la dominación Wari.
fueron explotando y abandonando uno tras
otro pequeños valles muy poco productivos, Hacia 1200 dC, tras la caída de Wari, vol-
pero que cumplían cuando menos un mínimo vieron pues a darse las condiciones para
de exigencias de diversificación alimenticia. reocupar libremente sus viejas colonias occi-
dentales. Mas esta vez las necesidades habían
Puede suponerse –como hemos dicho an- quedado exacerbadas por la gravísima sequía
teriormente– que durante el esplendor de Tia- que se dio en el Altiplano a partir de esa mis-
huanaco podría haberse producido un gran ma fecha, eventualmente en el contexto de la
repliegue hacia el Altiplano, en mérito a los “pequeña era glacial” que reiteradamente se
grandes excedentes que allí se obtuvieron. ha mencionado.
Aunque muy rápidamente, quizá, se dio mar-
cha atrás, y volvieron a ser ocupados los Así, kollas y lupacas 211, pero también
espacios que precipitadamente habían sido pacajes 212, volvieron a establecer en los va-
abandonados. lles costeños y cordilleranos de Arequipa,
Moquegua y Tacna, verdaderos enclaves po-
Porque el esplendor agrícola tiahuana- blacionales, trasladando grupos de colonos
quense sólo les garantizaba abundancia den- mitimaes de las propias etnias a muy diver-
tro de la monotonía alimenticia. La diversifi- sos espacios.
cación sólo podía asegurarse tras la cordillera
Occidental. Así, de veinte sitios arqueológi- La exploración del territorio fue vehe-
cos que en el territorio de Arequipa corres- mente. Diríase que hasta desesperada. Una
ponden en el tiempo al esplendor de Tiahua- idea de ello la da el hecho de que, de 68 sitios
naco, en la inmensa mayoría de ellos hay evi- arqueológicamente estudiados, correspon-
dencias de la presencia de pobladores de esa dientes al período 1200–1400 dC, 60 de ellos
cultura. tuvieron, aparentemente, ocupación efímera.
A menos que el abandono se explique porque
El colapso de Tiahuanaco debió dar ori- la dominación inka que sobrevino inmediata-
gen a grandes hambrunas en el Altiplano. Las mente después, dispusiera un uso completa-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 288


mente distinto del espacio. Mas sobre ello no Sino además como resultado del forzado
hay información específica. traslado de mitimaes que durante siglos prac-
ticaron los cuatro grandes imperios de los
John Murra 213 presume que las distintas Andes: Chavín, Wari, Chimú e Inka.
etnias kollas lograron disponer sus respecti-
vas colonias, simultánea y paralelamente in- Muchas de esas poblaciones compulsiva-
tercaladas, unas al lado de otras, constituyen- mente transplantadas, sobre todo probable-
do verdaderos archipiélagos étnicos. mente aquellas de más larga data de asen-
tamiento, jamás regresaron a sus tierras de
Murra supone que estos sugerentes “ar- origen. La toponimia de muchísimos de los
chipiélagos étnicos” que formaron las distin- pequeños centros poblados de los Andes hoy
tas etnias aymaras (o kollas) en torno al es una prueba irrefutable de ello.
Altiplano, podrían haberse dado también en
los demás pueblos del resto de los Andes. Si A través de esas colonias pudieron en-
eso fuera así –dice Murra– “el mapa étnico tonces abastecer al Altiplano de diversos pro-
de la región andina debe dibujarse con múlti- ductos marinos, así como de maíz, algodón,
ples pinceles y con criterios distintos a los guano de las islas del Pacífico, y madera y
que se usan en otros continentes, donde et- coca de la Amazonía 215.
nias y territorios suelen coincidir...” 214.
Según refiere Linares Málaga, de las in-
Sin embargo, y a menos que las investi- numerables colonias kollas en el vasto terri-
gaciones posteriores den finalmente la razón torio de Arequipa, alcanzó ligeramente a des-
a Murra, todo parece indicar que tales archi- tacar Chuquibamba, en la vertiente izquierda
piélagos étnicos deliberados y pacíficos só- y alta del río Majes. Mas no sería una simple
lo se dieron entre los kollas, que compar- coincidencia que ese pequeño valle, así como
tieron sus territorios periféricos de la misma el de Chaupimiq’o, en las pobrísimas alturas
manera que compartieron, aunque con ten- del Colca; y Huacapuy, en el insalubre valle
siones y pugnas, las tierras del Altiplano. Y, de Camaná, fueran los únicos que venían
más aún, las aguas y riqueza del lago. siendo cultivados desde la dominación Wari.

En el resto de los Andes, en cambio –co- Chuquibamba tenía pues, como aquéllos,
mo en otros espacios del planeta–, las cor- siglos de explotación. Pero, sin duda, mayor
dilleras, los ríos, los desiertos, etc., marcaron productividad. Quizá esas fueron pues la ra-
por lo general, y nítidamente, las fronteras zones por las que destacó. Pero si la anti-
(naturales y/o artificiales) de los pueblos, güedad en producción y la productividad fue-
haciendo así coincidir etnias con territorios ran las únicas razones, quedaría por desen-
–como lo vienen mostrando hasta la saciedad trañar el enigma de por qué Sihuas, que era
nuestros gráficos–. aún muchísimo más antigua, no destacó en-
tonces aún más. ¿Acaso porque la domina-
No puede desconocerse, sin embargo, que ción Wari la desbarató? Es posible.
durante muchísimos siglos el territorio andi-
no fue, efectivamente, un “archipiélago étni- Complementariamente, la ocupación ko-
co” como el que describe Murra (como rei- lla del valle del Chili merece un análisis muy
teradamente se ha mostrado en este texto en especial. Entre otras razones, porque fue la
múltiples mapas). Mas ello se dio no sólo por sede la cultura Churajón o Juli, la única que
la existencia de múltiples pueblos y naciones. en verdad se dio en el vasto territorio com-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 289


prendido por los actuales departamentos de Definitivo es, en cambio, que el mayor
Arequipa, Moquegua y Tacna. Pero que, no porcentaje de migrantes hacia la costa estuvo
puede desconocerse, fue en realidad una sub- aportado por las etnias de la margen occiden-
cultura kolla. tal del lago: los kollas propiamente dichos, y
los lupacas. Aquéllos salieron desde el área
El valle del Chili, está dicho, era poten- norte del Titicaca, en torno a donde hoy se
cialmente muy rico. Sin embargo, para con- asienta la ciudad de Juliaca; y éstos de la
cretar un gran desarrollo cultural, debia reu- zona suroccidental, y en particular desde el
nirse en él, necesariamente, un conjunto po- entorno de Juli (véase el Mapa N° 26).
blacional muy grande. Mas, en un plazo tan
breve como ése, de 200 años hasta la caída De allí que Linares Málaga sostenga que
bajo dominación inka, era imposible que un el nombre correcto de la cultura que se desa-
grupo humano numeroso se concretara sólo rrolló en el valle del Chili sea precisamente
con el crecimiento demográfico de los pri- “Juli” –que no por simple casualidad está en
meros migrantes que se asentaron allí tras la ambos topónimos–.
caída de Wari, y ni siquiera con el aporte
demográfico de los que –seguimos presu- El hecho de que los kollas, una vez más
miendo– habrían sido trasladados a él por los desaprovecharan la ocasión de un numeroso
dominadores chankas. afincamiento en el riquísimo valle de Are-
quipa, y su consiguiente explotación agríco-
Libre de la dominación Wari, el valle de la, resulta una clara demostración de cuán
Arequipa o del Chili podía haber sido pues temido era todavía el asentamiento en él. Allí
escenario del asentamiento de oleadas nu- se estaba, pero sólo en tránsito. O, bajo féru-
merosísimas de kollas. Oleadas hubo, pero la imperial, a fuerza de sojuzgamiento y vio-
sólo en tránsito. Su destino eran las tierras lencia. No voluntariamente. Los temblores
más alejadas: las llanuras bajas de La Joya, de la tierra seguían ahuyentando a la inmen-
Majes y Sihuas, y los valles costeños de Yau- sa mayoría de la gente.
ca, Atico, Atiquipa, Quebrada de la Huaca,
Ocoña, Camaná y Quilca. Sus antepasados Así, la población estable en el asenta-
–como está dicho– habían estado en esos te- miento de Cerro Juli o Arequipa debió ser
rritorios desde antes del esplendor de Tia- escasa. En su mayoría debió ser población
huanaco. flotante: arrieros en tránsito, desde y hacia
los extremos del territorio kolla. Mal podía
La a todas luces repentina y explosiva ser entonces una gran ciudad. Nadie tenía
reinmigración kolla, y su paso por el valle de interés en que lo fuera. Cerro Juli debió ser
Arequipa sobre el Chili, resulta una buena apenas una posta de intercambio. Pero de
evidencia de que algo lo había estado impi- intercambio físico, no comercial.
diendo en el período anterior. Sólo habría
podido ser la dominación Wari. Y, además, Como está dicho, las colonias agrícolas
sólo porque ésta, por medio de mitimaes de kollas en territorios “ajenos”, tenían básica-
pueblos dominados, lo habría estado ex- mente como propósito abastecer a las pobla-
plotando. Hay, pues, buenas razones para ciones altiplánicas de aquella producción que
seguir presumiendo que bajo los cimientos no podía obtenerse en el entorno agrícola-
de Arequipa colonial, y/o bajo los escombros mente pobre del lago. De haberse podido
de la precedente dominación inka, estarían alcanzar buenos o grandes excedentes en las
aún enterradas las pruebas de ello. colonias, habrían sido sólo éstos los que se

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 290


habría movilizado en dirección al centro de la poco había por ese lado posibilidades de ge-
nación kolla. Sin embargo, como se ha neración de excedentes y, en consecuencia,
mostrado, dadas las enormes limitaciones de acumulación e inversión, desarrollo mate-
agrícolas de los pequeñísimos valles coste- rial y progreso.
ros, las colonias en ellos establecidas no
podían garantizar sino el autoconsumo. De allí que la subcultura kolla Churajón o
Juli, la única en el Perú que podría tipificarse
En ausencia de excedentes –tanto en el como administrativo–logística, dejara tan
Altiplano como en las colonias costeñas–, discretas evidencias materiales de su existen-
teóricamente no había posibilidades de inter- cia.
cambio. No obstante, se dio dentro de la
propia producción de autoconsumo. Y nece- Los norteños vecinos chinchas, habiendo
sariamente fue incesante. De éstas subían al alcanzado un extraordinario desarrollo co-
Titicaca productos costeros, y del Altiplano mercial, poco pudieron comerciar con las
bajaban a la costa tubérculos propios a los colonias kollas. Éstas no tenían excedentes
que estaban acostumbrados los kollas que, con qué adquirir los sofisticados productos
por encargo de sus pueblos, explotaban las extranjeros que ofrecían aquéllos. De allí que
colonias occidentales. haya sido excepcional la presencia terrestre
chincha en el extremo suroccidental del Perú.
El valle de Arequipa era precisamente el
punto de intercambio. Los arrieros que llega- Y, sin que deje de ser una gran sorpresa,
ban allí con sus productos desde el Altiplano, nada se sabe del intercambio que, por míni-
emprendían el retorno con lo que sus pares mo que fuera, eventualmente hubo entre las
de la costa habían a su turno llevado allí mis- colonias kollas de Arequipa y sus vecinos del
mo; y viceversa. Quizá sólo en ocasiones este: los inkas. El vacío es tanto más asom-
excepcionales se hacía viajes directos de uno broso desde que, precisamente en estos siglos
a otro extremo. XIII y XIV, fermentaba ya la eclosión inkas
sobre los Andes.
Mucho se ha discutido sobre el posible
significado del nombre “Arequipa”. Sin em-
bargo, en el contexto que se acaba de desa-
Las chullpas: sepulcros de inversión
rrollar, ninguna apreciación parece tan válida
como la de Alberto Cuentas Zavala. Él afirma
que “Arequipa” proviene del vocablo ay- La ganadería de la época –de tipo exten-
mara “Alquipa”, que significa “lugar de cam- sivo se diría hoy– a diferencia de la agricul-
bio, de permuta, entre los productos que tura, no tiene carácter estacional: los hatos
vienen del Altiplano y los que llegaban de requieren cuidado permanente. Pero además,
Camaná” 216. la habitual escasa densidad de pasto obliga a
la máxima dispersión del ganado en el terri-
Pues bien, queda claro entonces que no torio. Esto explica el carácter eminentemente
había trueque comercial. Sino sólo intercam- rural de la población altiplánica.
bio físico entre grupos de un mismo pueblo
que, por necesidad, explotaban territorios Una y otra razón abundan para reconocer
distintos para hacer más variada su produc- que, en condiciones climáticas normales, la
ción de autoconsumo, y más rica su dieta ali- disponibilidad de fuerza de trabajo en el Al-
menticia. Así, en ausencia de comercio, tam- tiplano para mitas masivas era restringida.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 291


Con población dispersa, de vida eminen-
Ilustración Nº 29 temente rural, sólo un reducido porcentaje de
Chullpas kollas la población vivía en pequeños centros ur-
banos. En ellos residían los poco numerosos
grupos de poder, sus yanaconas y algunos
especialistas 217.

A diferencia de la mayor parte de sus


coetáneos en este período de la historia andi-
na, los pueblos del Altiplano no materiali-
zaron bajo la forma de centros poblados los
volúmenes de excedente que fueron capaces
de crear. Éstos tuvieron fundamentalmente
otros dos destinos, aunque impregnados am-
bos de un gran espíritu religioso, y siempre
Fuente: como modalidad de gasto, pues mal puede
– En Del Busto, Perú Preincaico, p. 268.
considerárseles como inversión.

Peor aún en los períodos de extrema sequía En efecto, costosos hatos de quinientos
que cada cierto número de años asolaba la animales o más se sacrificaban anualmente
región. en fiestas y celebraciones de carácter reli-
gioso 218. Y el resto, es decir, buena parte del
Como había estado sucediendo por espa- pobre excedente acumulado, fue gastado, bá-
cio de milenios, entre 1200–1400 dC, cíclica, sicamente, a través de una singular modali-
aunque irregularmente, se dieron también al- dad de consumo indirecto: la construcción de
gunas condiciones climáticas favorables –y sus famosas torres funerarias chullpas, en las
aprovechables–. Unas más benéficas que que se presume eran enterrados los jefes ko-
otras, pero sin que volviera a repetirse el llas 219.
boom de Tiahuanaco.
Gran número de chullpas ha quedado en
Así, episódicas pero discretamente ge- pie en Sillustani (en la laguna Umayo, área
nerosas lluvias cargaron los cinco ríos que límite entre las etnias kolla y lupaca), a 20
aportan sus aguas al lago y, por supuesto kilómetros al noroeste del lago Titicaca. U-
también, al curso del Desaguadero que eva- nas, de piedras toscas, poco trabajadas; y
cúa las aguas del Titicaca. otras, de piezas magníficamente pulidas y
ensambladas; han permitido suponer que se
En esos períodos la agricultura adquirió trató de entierros correspondientes a indivi-
cierto auge, y los pastos se incrementaron duos de distinto rango. Es posible.
permitiendo mayor densidad de animales.
Alternativamente, sin embargo, parece
Sólo en esas fortuitas y pasajeras circuns- más verosímil –en este caso específico del
tancias fue posible generar ciertos volúme- Altiplano– presumir que sean la evidencia de
nes de excedente –agrícola y pecuario–, y or- que la erección de aquéllas ocurrió en perío-
ganizar mitas con las cuales se emprendieron dos de sequía y la de éstas en períodos de
algunas construcciones, muchas de las cuales abundancia. Durante las sequías, máxime si
todavía quedan en pie. se prolongaban más de un año, era, en efec-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 292


to, virtualmente imposible disponer de mu- varias lenguas fue acaso una de las impor-
chos hombres durante mucho tiempo para la tantes condiciones de la división interna del
realización de esas obras. De allí chullpas pueblo kolla, o una de las mayores limita-
toscas, poco trabajadas, precipitadamente a- ciones para su unificación?
cabadas. Sobraban brazos, en cambio, en los
períodos de abundancia. De allí las otras.

En ambos casos, sin embargo, la cons- La nación chanka


trucción de las chullpas prueba que los pue-
blos kollas y/o sus grupos dirigentes, privile-
giaron, sobre otras posibilidades, destinar sus Por su parte, durante este período de los
precarios excedentes a financiar miles de años 1200 a 1400 dC, el pueblo chanka, lenta
horas–hombre de trabajo para construcciones y costosamente, fue recomponiéndose. La
no productivas. destrucción del Imperio Wari había significa-
do, casi con seguridad, el exterminio de la
En resumen, la nación kolla enfrentó élite imperial chanka y quizá también la li-
grave limitación en la disponibilidad de quidación de muchos de los funcionarios y
recursos materiales dando, como agravante, especialistas que habitaron la saqueada ciu-
un uso improductivo al escaso excedente que dad Wari.
fue capaz de generar. Es decir, y desde el
punto de vista de la disponibilidad de recur- Habrían caído también exterminados los
sos materiales, un exitoso proyecto nacional administradores, destacamentos militares y
kolla resultaba poco factible. mitimaes chankas que desperdigó el poder
imperial en los territorios conquistados. Y
Pero la nación kolla –insistimos–, no fue miles de campesinos chankas debieron morir
capaz de lograr su unificación, con la que ocupando diversas responsabilidades en el
habría reunido fuerza suficiente para alcan- aparato estatal imperial.
zar mayores objetivos. Es decir, y en este
caso desde el punto de vista de la acumu- Pero la cruenta guerra de liberación que
lación de fuerzas sociales, la nación kolla habían librado los pueblos contra el Imperio
nunca pudo además reunir fuerzas suficientes Wari no supuso sin embargo el exterminio
para concretar un proyecto nacional viable. del pueblo chanka, como sibilinamente dejan
Así, siendo numerosísimos, poco después entrever muchos textos.
serían presa fácil del expansionismo inka.
Tratemos de entender y explicar el grave
Hacia el siglo XV, en el Altiplano se ha- error en el que han caído muchos historia-
blaba mayoritariamente aymara. No eran nu- dores: si inadvertidamente se identifica –y
méricamente despreciables, sin embargo, los por consiguiente se confunde– la “ciudad”
sectores de la población que hablaban pu- con el “pueblo” –en este caso la “ciudad”
quina. Es probable, incluso, que hubiera gru- Wari con la “nación” chanka–, es lógico que
pos quechua parlantes –probablemente rema- frente a la destrucción total de la “ciudad” se
nentes de grupos inkas que no retornaron al haya concluido que también el “pueblo” fue
Cusco después de su experiencia en Tiahua- liquidado.
naco–. Y, por cierto, no puede descartarse la
posibilidad de distintas combinaciones de bi- Sin embargo, los habitantes de la “ciu-
lingüismo 220. ¿La existencia simultánea de dad” (Wari), más aún en aquellos momentos

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 293


de la historia andina, eran sólo una porción, y sumirse pues que sobrevivieron miles de
la más pequeña, de los habitantes del “pue- familias.
blo” o de la “nación” (chanka). El resto, es
decir, la mayoría, eran habitantes rurales. A Es decir, quedaron para mantener la posta
estos chankas rurales, cuya inmensa mayoría de la larguísima y milenaria tradición del
sobrevivió a la hecatombe del Imperio Wari, pueblo chanka aquellos que habían ocupado
al vérseles siglos más tarde actuar nueva- el último peldaño en la pirámide de estratifi-
mente de manera protagónica en escena, se cación social del derruido imperio. Aquellos
les ha calificado, errónea e injustamente co- que, residiento en recónditos y fríos parajes
mo “bárbaros”. de la cordillera, a varias jornadas de Wari, no
conocieron, ni remotamente, el esplendor
Si casi 6 millones de habitantes ocupaban imperial.
los Andes en momentos de la caída del Im-
perio Wari, razonablemente hemos supuesto Aquellos para quienes el proyecto impe-
ya que habrían pertenecido a la nación chan- rial no significó sino permanecer en condi-
ka imperial un conjunto de aproximadamente ciones de mala alimentación, pobre vestua-
550 000 personas o más. rio, y precarias viviendas con equipamiento
doméstico primitivo. Debe no obstante
Es posible que ante la inminencia de las reconocerse que es muy poco, casi nada, lo
invasiones de represalia contra la ciudad, mu- que se sabe del mundo inmediato que rodea-
chos habitantes de Wari alcanzaron a huir, re- ba a la inmensa mayoría de la población rural
fugiándose en aislados, deshabitados, altos y de aquellos momentos (ni la historiografía ni
frígidos rincones cordilleranos del propio te- la etnografía proporcionan mayor informa-
rritorio chanka. O en las bajas tierras selváti- ción).
cas inmediatamente adyacentes del mismo. Y
–como se presume y se ha dicho antes–, que Mayoritariamente, pues, habrían sobre-
huyeran además a lejanas tierras de refugio, en vivido quienes tenían la típica cultura rural
el área norcordillerana, que habrían conocido andina, tan distante de la cultura urbana de la
en los tiempos de apogeo del imperio 221. que se enorgulleció la élite chanka. Así, a la
caída del Imperio Wari, la región ayacuchana
Es pues verosímil que muchos habitantes “volvió a formas de organización económica
de la ciudad terminaran refugiados y cobija- pre–urbanas” –según acertadamente refiere
dos en el seno de remotos y dispersos ayllus Alfredo Torero 222–.
chankas rurales de donde, al fin y al cabo,
eran originarios. De una u otra forma, ésa Esos miles de sobrevivientes debieron su-
habría sido la suerte final de muchos de los perar muchos obstáculos. Primero, la expli-
50 000 habitantes de la capital imperial al cable estigmatización con que los rechazaron
cabo de su destrucción. y agredieron los pueblos que habían estado
sometidos por el imperio. Para minimizarlas,
Difícilmente la hecatombe del Imperio los chankas quizá debieron recurrir, en se-
Wari representó entonces también el exter- gundo lugar, a recluirse durante décadas sin
minio del resto de aproximadamente 400 000 concretar intercambio con ningún otro pue-
campesinos chankas que siempre estuvieron blo. Con ello las carencias materiales –ali-
desperdigados en cientos de ayllus de remo- mento variado y abrigo, en particular– quizá
tas y poco accesibles laderas y pequeñas pla- llegaron a extremos gravísimos. Más aún, en
nicies de la cordillera ayacuchana. Debe pre- tercer término, si se recuerda que uno de los

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 294


factores que eventualmente facilitó la caída –si no el esplendor–, que generaciones atrás
del imperio habría sido, precisamente, la había tenido el Imperio Wari.
ocurrencia de una severa sequía.
Rodeados de huancas, icas e inkas,
Es decir, por todo ello, y en terrible pa- debieron aquilatar entonces el orden a seguir
radoja, la gran mayoría de los campesinos para las conquistas militares que aparente-
chankas sobrevivientes soportó muchas de mente se habían propuesto.
las represalias y de las penosas consecuen-
cias de la liquidación del imperio, sin haber En la muy semejante circunstancia ante-
gozado de ninguno de sus beneficios. rior (en el siglo IX dC), entre sus vecinos, los
huancas quedaban suficientemente protegi-
Desestructurada la nación, eliminados los dos con estar en la margen opuesta del cau-
niveles jerárquicos, rotos los vínculos de or- daloso río Mantaro. En otra dirección apare-
ganización, casi en completa autonomía, ció como más fuerte la nación kolla de Tia-
cada ayllu continuó así el trabajo directo de huanaco (que hegemonizaba incluso sobre el
la tierra. Cultivaron pendientes cada vez más territorio de los inkas). Y, hacia el oeste, eva-
altas y empinadas, emprendiendo quizá la luaron como más débil la nación ica domina-
construción de estrechos y cortos canales de da por los nazcas.
riego y todavía más costosos andenes.
Así, el Imperio Wari, en efecto –y como
Al cabo de décadas, ese aislamiento fue está dicho–, empezó a formarse con la con-
paulatinamente rompiéndose. Los propios quista de los nazcas y del resto de la nación
ayllus chankas fueron vinculándose unos con ica, en la costa.
otros. Y, conjuntamente, enlazaron sus aldeas
para facilitar el intercambio. Y cuando el re- En cambio, en la nueva coyuntura que se
sentimiento de los vecinos hubo amainado, presentó en el siglo XV, a ojos de los nuevos
quedaron nuevamente entablecidos vínculos estrategas chankas apareció más fuerte la na-
comerciales con huancas, al noroeste; chin- ción ica, hegemonizada desde Chincha. El
chas (icas), al oeste; e inkas, al sureste (véase territorio huanca, por su parte, seguía prote-
el Mapa N° 16, pág. 190). gido tras el caudaloso y torrentoso curso del
Mantaro. Así, enemigo aparentemente más dé-
A su turno, la naturaleza, completando el bil fue quizá considerado el pueblo inka. Arre-
ciclo que recurrente ofrece desde siempre, metieron entonces primero contra él.
habría trocado finalmente la feroz sequía con
generosas temporadas de lluvias y bonanza. La historia de los Andes transcurría, du-
Ello habría permitido al pueblo chanka ad- rante ese episodio, por el año 1438 dC 223.
quirir mayor desarrollo material. La pobla- Contraproducente y paradójicamente, a partir
ción creció. Se establecieron otra vez formas de esa incursión guerrera quedó sellado para
de organización nacional y se tejieron nuevas los chankas, los inkas y para todos los pue-
redes jerárquicas. blos y naciones del territorio andino el co-
mienzo de una nueva era: el Imperio Inka.
En ese contexto de recuperación, y en ra-
zón a los hechos que sobrevinieron, puede
presumirse que alcanzaron a dirigir en el
pueblo chanka quienes tenían como objetivo
reverdecer, por lo menos en parte, el poder

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 295


Colofón:
reeditemos la historia andina

Son muchísimos e inmensos los vacíos adores, arqueólogos y etnohistoriadores no


que aún quedan por llenar en la historia an- ha sido suficiente para suplir el insustituible
dina preinkas. Sólo en este texto hemos plan- concurso de muchas otras disciplinas: eco-
teado innumerables interrogantes que a nues- nomía, ingeniería, arquitectura, agronomía,
tro juicio ameritan respuesta. ingeniería agrícola e hidráulica, zootecnia,
genética, edafología, topografía y geodesia,
Tiempo no ha faltado para que ésas y sociología, sicología social y, de enorme des-
muchísimas otras preguntas estuvieran ya arrollo hoy, informática y tecnología sate-
resueltas. La historiografía andina, a fin de lital.
cuentas, se remonta hasta las primeras
décadas del siglo XVI, cuando los primeros No obstante, la participación de unas,
cronistas hispanos iniciaron sus escritos; algunas o todas ellas no será por sí misma
cuando hicieron lo propio los dos primeros y garantía de éxito. Por lo menos mientras se
grandes cronistas andinos: Garcilaso de la sigue enfrentando el o los problemas que
Vega y Huamán Poma de Ayala, mestizo plantea la historia andina:
inkas él y mestizo chanka éste.
a) con el concurso de los mismos factores
Tiempo ha habido también desde que, en distorsionantes de que hablamos en la In-
las primeras décadas del siglo XIX científi- troducción en este libro, y;
cos europeos como Raimondi y Humboldt
empezaran a hacerse preguntas trascenden- b) con las mismas graves deficiencias me-
tales, en la mira de encontrar mayor consis- todológicas en las que generalmente se
tencia a la Historia peruana. Y desde que, a viene incurriendo aún, donde –como
principios de este siglo, comenzaran a cons- seguiremos viendo más adelante– pre-
truirse, en términos modernos y científicos, dominan largamente los prejuicios y de-
las versiones historiográficas que aún hoy formaciones (que podemos denominar
predominan en la inmensa mayoría de los ideológicas) sobre las hipótesis y demos-
textos, sean o no especializados. traciones científicas.

Tiempo pues no ha hecho falta. Sí en Todos debemos internalizar, en primer


cambio una perspectiva multidisciplinaria, de lugar, que ningún objetivo específico es hoy
la que sólo se ha venido a tomar conciencia tan importante para la Historia como entregar
en las últimas décadas. La mayor dedicación a un pueblo una visión de su pasado que le
y la mayor buena voluntad de los histori- permita:

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 296


1) comprender cabalmente cómo es que ha Entre uno y otro extremos han quedado
llegado a la situación en que se encuentra, vacíos abrumadores, que, por lo general, vie-
y; nen siendo llenados con mitos y falacias a
cual más grande. A ese respecto, además de
2) le muestre qué derroteros tomar para –co- los enjuiciamientos que ya hemos realizado,
mo en el caso del Perú de hoy–, empren- obsérvese también los siguientes.
der por fin y definitivamente el camino
del desarrollo, con cabal y genuina inde- a) Habiéndose medido escrupulosamente
pendencia, en el insoslayable contexto de las dimensiones de grandes construccio-
globalización actual. nes y de muchas ciudades en los Andes, y
contado el número de edificios con-
No puede seguir imponiéndose por más tenidos en ellas, y habiéndose registrado
tiempo el prurito de la erudición por sí mis- con gran meticulosidad la cuantía de los
ma. Y menos todavía cuando los conocimien- ejércitos, por ejemplo; no se ha presenta-
tos reunidos con ella –como dice con bastante do casi nunca en cambio las dimensiones
conocimiento de causa Pablo Macera– “son del área agrícola explotada, su probable
vaciedades, pequeñeces, distracciones o producción total, y la probable magnitud
vulgaridades” 224. La Historia debe pasar a de los excedentes generados.
ser, por sobre todo, explicativa y proyectiva.
La combinación de unos datos y otros
Y, en segundo lugar, en perspectiva me- puede aproximarnos a saber cuánto de ese
todológica, todas las investigaciones históric- excedente se destinó a gasto y cuánto a
as deben acometerse con hipótesis generales inversión. Para luego definir cuán pro-
y/o específicas en el punto de partida; o con clives a uno y otro uso fueron nuestros
preguntas relevantes cada vez que nos encon- antepasados, y, en función de ello, es-
tremos frente a un hallazgo. De lo contrario, clarecer cuán intrínsecamente sólidas o
como hemos mostrado para el caso de los re- frágiles, y duraderas o efímeras fueron
cientes descubrimientos en el centro arqueo- esas sociedades.
lógico El Brujo (Ilustración N° 14), seguire-
mos acopiando presunciones y respuestas in- Porque –insistimos– resulta imperiosa la
sustanciales, cuando no francamente fanta- necesidad de llegar a saber lo más clara-
siosas e inútiles. mente posible por qué sucumbieron cul-
turas, civilizaciones e imperios. Cuáles
La historiografía tradicional andina, fueron sus errores y cuáles sus mayores
debemos admitirlo con objetividad e hidal- debilidades. Para finalmente saber cuáles,
guía, ha concentrado virtualmente el íntegro por desconocimiento de aquéllos y éstas,
de sus esfuerzos en torno a dos extremos: la seguimos absurdamente cometiendo y
apariencia más obvia de los restos arqueo- manteniendo.
lógicos (arquitectura y urbanismo, y expre-
siones artísticas en piedras, huacos y tejidos), Porque es muy probable que la relación
y los aspectos místico–religiosos, casi in- proporcional “consumo / inversión” ten-
sondables de la ideología de los pueblos an- ga muchísimo que decir al respecto. ¿No
dinos. Eran, sin duda, una base fundamental. es acaso una verdad meridiana hoy que la
Hoy sin embargo resultan notoriamente insu- inversión y no el consumo es el secreto
ficientes. económico del desarrollo?

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 297


b) Pero, independientemente de ello, debe- No, no necesariamente. Puede y debe ha-
mos reconocer que la visión del mundo cerse sin documentos escritos si éstos no
andino antiguo que tenemos es recortada, existen, asegura Lucien Febvre, uno de
parcial. Bástenos el siguiente ejemplo. La los grandes historiadores franceses de
historia inka, que desde Garcilaso, Hua- este siglo 225.
mán Poma de Ayala y los cronistas espa-
ñoles es la que más y “mejor” se conoce, Más de una muestra se ha dado aquí, por
muestra que en el Imperio Inkas se ejemplo, de que la misma arquitectura,
dieron, entre muchos otros, además de los los mismos murales, las mismas piedras
que están más divulgados, los siguientes grabadas, los mismos tejidos y la misma
tipos de hechos: cerámica, que tan escrupulosamente han
sido auscultadas por la historiografía
1) Traiciones, 2) corruptelas, 3) magni- tradicional, pueden dar lugar a otra u
cidios, 4) atroces genocidios, 5) ambi- otras razonables lecturas que llenen va-
ciones y pugnas por el poder, 6) golpes de cíos, aclaren perspectivas y alcancen a
estado, 7) guerras civiles, 8) poligamia y dar mayor consistencia y verosimilitud a
sodomia, 9) parricidios, 10) robo, 11) la historia andina.
castración y uso de eunucos, 12) cuasi es-
clavitud de jóvenes mujeres, 13) poli- Para ello, sin embargo, como bien se
gamia extrema, 14) espionaje, 15) cárce- sabe, no será suficiente volver a observar
les y prisioneros. Y, en otro sentido, hubo: los testimonios arqueológicos. Es funda-
16) maestros, 17) escuelas, 18) médicos, mental hacerlo de la mano de conjeturas e
19) festividades, 20) teatro y poesía, 21) hipótesis previas, destinadas a su apro-
música y bailes, 22) deportes, 23) pre- bación o rechazo, porque tanto en uno
mios y estímulos, etc. Y, por cierto, tam- como en otro caso crece y/o se hace más
bién, 24) odios, pasiones y amores; penas sólido el conocimiento.
y alegrías.
c) Con empecinamiento digno de mejores
Pues bien, sobre esos no menos impor- causas, y haciéndole un flaco favor a nues-
tantes aspectos de la vida de los pueblos tros pueblos, la historiografía tradicional
no puede decirse sino muy poco en la his- ha logrado que cale hondo la idea de la
toria del larguísimo y complejo período “originalidad” de la historia andina. Nada
preinka. Y todo ello, qué duda cabe, debió más falso. Esa presunta y prejuiciosa “o-
darse sin embargo también en la anti- riginalidad” es absurdamente encubridora
güedad. Porque nada, absolutamente y anticientífica.
nada hay que nos sugiera que las pobla-
ciones conquistadas por el Imperio Inka Falso porque, entre lo efectivamente rele-
sufrieron una transformación extraordi- vante en la vida de los pueblos, muy poco
naria que los habría conducido a compor- o casi nada hay en la historia andina que
tarse en éste de modo sustantivamente la distinga realmente de la del resto de los
distinto a como se comportaban antes de pueblos del mundo. Hoy el cine y la tele-
su sometimiento al imperio. visión –cumpliendo un rol que debió
cumplir la Historia (en lo que a la difu-
¿La ausencia de fuentes escritas es un sión y conciencia de la historia compara-
obstáculo que cierra definitivamente las da se refiere)–, muestran claramente por
puertas para acceder a ese conocimiento? ejemplo que, como en la nuestra, en la

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 298


historia de muchos pueblos de la Tierra se de ellas: cubrir el cuerpo y abrigar. Pues
encuentran: otro tanto ha ocurrido siempre con las
distintas soluciones dadas a los múltiples
1) hermosas piedras grabadas y gigan- aunque comunes problemas de todos los
tescos monolitos; 2) magníficas construc- seres humanos.
ciones de piedras perfectamente ensam-
bladas; 3) pirámides de piedra o adobe; 4) Vistas las cosas de esta manera, el con-
terrazas o andenes; 5) complejas obras hi- junto de todas las soluciones, esto es, la
dráulicas; 6) complejos sistemas viales y “cultura”, es sustancialmente una sola: la
puentes; 7) enormes figuras en el suelo “cultura humana”. Pero como la historio-
–geoglifos–, y; 8) magníficas ciudades y grafía tradicional ha puesto todo el énfa-
ciudadelas. Pero también: 9) sistemas de sis en la diversidad de las apariencias, en
cuentas; 10) correo de postas; 11) siste- la variedad de las manifestaciones exter-
mas de señales a distancia; 12) sistemas nas y visibles, resultan entonces múltiples
de pesas y medidas; y 13) calendarios. “culturas”, todas distintas, todas “origi-
nales”. Pero la historiografía andina ha
Y se practicó: 14) medicina y cirugía; 15) ido incluso más allá: la sembrado la idea
sofisticados enterramientos; y, 16) elabo- de que nuestra “originalidad” era aún más
radas prácticas religiosas. Pero asimismo: “original” que las del resto de los pueblos
17) traslados forzosos y masivos de po- del planeta.
blación (mitimaes); 18) prácticas comuni-
tarias de trabajo (ayni); 19) organización Y es además absurdamente encubridora y
de trabajo masivo para el Estado (mita); anticientífica porque mientras se siga cre-
20) conquistas por medios diplomáticos; yendo y diciendo que cada cultura es “o-
y, para concluir con esta incompleta re- riginal” –y que la nuestra lo es más–, se
lación, 21) capturas de rehenes para ga- seguirá postergando indefinidamente la
rantizar sumisión, etc. búsqueda de los patrones, reglas o leyes
comunes de la “cultura humana”, o pos-
Ciertamente, en cada cultura, fuera en los tergando la confirmación de su existen-
Andes, Mesopotamia, Egipto, Creta, Gre- cia.
cia o Roma, cada uno de esos asuntos
tenía un nombre y una apariencia externa ¿Acaso no nos insinúa la existencia de
distinta que en las otras. Y cada solución patrones comunes el hecho de que, por
tenía aspectos o matices distintos aquí ejemplo, sin contacto entre sí, ni en el
que allá. tiempo ni en el espacio, el Imperio Ro-
mano y el Imperio Inka tuvieran tantas y
Pero, en esencia, cada solución en todos tan notables similitudes –como en exten-
los casos era la misma, cumplía el mismo sión podrá verse en la edición corregida y
objetivo: ya fuera vestir, guarecer, ali- aumentada de Tahuantinsuyo: el cóndor
mentar, almacenar, transportar, cocinar, herido de muerte–?
distraer, adornar, conocer la naturaleza,
enterrar a los muertos, etc. Sí, las increí- Entre tanto, mientras se siga dilatando la
bles variedades de vestuario que entre sí confrontación de ésa y otras muchas hi-
han hecho gala los múltiples pueblos del pótesis, la Historia seguirá difiriendo
planeta, por ejemplo, no cambiaban un también sus posibilidades de convertirse
ápice el objetivo final de todas y cada una en una ciencia, analítica y proyectiva.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 299


d) Entre la artificiosa originalidad que la do nunca sus investigaciones de cara a
historiografía tradicional ha otorgado a probar o rechazar una hipótesis como ésa
culturas, civilizaciones e imperios en los u otra equivalente y alternativa.
Andes, y su mitificación e idealización,
no habia sino un pequeñísimo salto. Y El Perú, qué duda cabe, es uno de los
claro, ese paso ya se dio hace bastante países del mundo con los más ricos, bellos y
tiempo. Ésa y no otra es la razón por la variados testimonios arqueológicos. Fueron
que en el Perú, por ejemplo, se admira al el resultado irrefutable del milenario esfuer-
Imperio Inka, y se admira el conjunto de zo de múltiples naciones. Y no sólo de una.
la historia de Chavín, siendo que la se-
gunda etapa de ésta fue también imperia- Chan Chan, de los chimú, Chavín de
lista. Ello no es sino una secuela de la Huántar, de los chavín, las Líneas de Nazca,
nefasta y científicamente insustentable e de los nazcas, Tiahuanaco de los kollas, y
ideológica admiración por el Imperio Ro- Machu Picchu, de los inkas, para citar sólo a
mano ha sembrado en Occidente la histo- los más afamados, fueron labradas a pulso
riografía clásica. por cinco distintas naciones (tan distintas en-
tre sí en idioma, territorio, costumbres, etc.,
La historiografía tradicional más divulga- como lo son hoy España, Francia, Inglaterra,
da, aquella que más ha calado en las men- Italia, Suiza y Alemania; ni más ni menos).
tes de los pueblos, no ha logrado discri- Todas, sin embargo, igualmente respetables y
minar y distinguir adecuadamente cuán- dignas. Y no sólo una.
do, cómo y por qué prácticamente todas
las grandes y admirables civilizaciones Digamos –esta vez a manera de parénte-
–como la egipcia, la greco–romana, la sis– que la existencia actual (aunque en rui-
chavín o la inka–, en un paso adicional, nosa condición en su inmensa mayoría) de
quedaron convertidas en nefastos y repu- infinidad de restos arqueológicos en el Perú,
diables imperios, brutales y avasalladores no es sólo la prueba de una larga ocupación
como todos, intrínsecamente débiles co- en el territorio y de la presencia de una po-
mo todos, y de vida cada vez más efímera blación cada vez más numerosa. No. Es tam-
(conforme nos acercanos al presente en bién –y muy lamentablemente– una buena
su revisión). prueba de nuestro subdesarrollo económico y
material.
Sospechamos que más temprano que tar-
de habrá de probarse concluyentemente ¿Puede alguien creer que el Viejo Mundo
la hipotesis de que, a fin de cuentas, los europeo no tuvo también –y en muchísima
imperios sólo agitan, enervan y envene- mayor densidad, siendo que fue el doble de
nan, de manera absurda y contraprodu- poblado–, miles y miles de construcciones
cente –en suicida vorágine que termina equivalentes? Ciertamente. Si subsisten po-
siempre en decadencia y oscurantismo–, cas, no es sino porque la inmensa mayoría ha
las relaciones de vecindad, intercambio y sido barrida en el larguísimo proceso de ex-
de comunicación, que son las que, aunque pansión urbana, industrial y vial de los últi-
de forma lenta pero sólida y segura, im- mos cinco siglos. Algunas sin embargo, ya-
pulsan el desarrollo de los pueblos y sus cen aún por descubrirse, como lo demuestran
creaciones culturales. La arqueología y la los constantes hallazgos en la construcción
historiografía andina, por ejemplo, dan de metros subterráneos, por ejemplo. No
muestras irrecusables de no haber asumi- puede obviarse sin embargo el rol destructivo

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 300


que han jugado en Europa cientos de prolon- Ello, en efecto, cruda y patéticamente
gadas y devastadoras conflagraciones. mostró una encuesta cuyos resultados se di-
fundieron por televisión, muy significativa-
Así, el pobrísimo desarrollo urbano, in- mente, un día de aniversario de la Indepen-
dustrial y vial del Perú en los últimos siglos dencia Nacional 228. ¿Cómo ha podido la his-
(pero también la ausencia de grandes gue- toriografía tradicional contribuir a inocular
rras), ha dejado a salvo –paradójicamente– tamaña alienación? ¿O se cree que ella no
innumerables vestigios arqueológicos. Algún tiene ninguna responsabilidad al respecto?
día tomaremos conciencia de que, también Claro que la tiene. Y muy grande.
paradójicamente, esa enorme riqueza arqueo-
lógica (en algún momento técnica y adecua- Y es que los hechos de la historia, tan
damente remozada) debe constituirse en uno abrumadoramente cargados de racionalidad
de los puntales de nuestro desarrollo. Porque, en su inmensa mayoría, han sido volcados en
en efecto, a diferencia de otras, ésa sí es una el discurso de la Historia tradicional en ver-
ventaja comparativa absoluta (por lo menos siones más bien repletas de arbitrariedad,
mientras los gigantescos negocios transna- inconsistencia e incoherencia, plagadas de
cionales no hagan una réplica de Machu Pic- subjetivismo y de distorsiones. A la postre,
chu, Chan Chan, etc., al lado de Epcot, por resultan lecturas aburridas, sin sentido e inin-
ejemplo. Mas siempre les será difícil repro- teligibles –como todavía seguiremos vien-
ducir el contexto). do–.

Pues bien, a pesar de esa indiscutible ri- Nuestros estudiantes, pues, no tienen otra
queza histórica, y del legítimo orgullo que alternativa que memorizarla de paporreta
logramos sentir por ella, esa historia es quizá hoy, para de ella no recordar nada mañana.
lo que menos y peor conocemos. Por asom- Así, la Historia tradicional, cómplice de facto
broso y extraño que parezca. Si no fuera real de la desconcertante alienación, ha servido
y patéticamente así, nunca alcanzaríamos a de muy poco a la población adulta y sirve
comprender la angustia –profundamente crí- otro tanto a la población estudiantil. En todo
tica y autocrítica, sincera y objetiva, y en- caso, no precisamente para explicarles cómo,
trañablemente cargada de amor por el Perú– de esos tan admirados y trabajadores abuelos
del historiador y catedrático universitario prehispánicos, hemos llegado al mundo sus
Fernando Silva Santisteban, cuando hace po- “zánganos” tataranietos de hoy. Y, menos
co expresó: ...me preocupa el enorme entonces, para sugerirles cómo remontar y
desconocimiento de nuestro pasado... 226. Y deshacernos de ese presunto y penoso lastre.
otro tanto admite el propio historiador Pablo
Macera. Ha dicho él, en efecto, que es ¿Dudaría alguien que de lo poco que los
paradójico que la cultura andina donde es estudiantes peruanos conocen de nuestro pa-
menos conocida es en el propio Perú y por sado, entre la preinka y la del Tahuantinsuyo
aquellos que antes la hicieron 227. es precisamente ésta la historia que “más co-
nocen”? No, no debe haber duda de ello. Ésta
¿Cómo, si no fuera así, entender entonces es una, la otra muy diversa. Ésta se presenta
que, con esos monumentales testimonios de como una unidad, la otra en un sinnúmero de
creatividad y esfuerzo, la mayoría de los compartimentos estancos. Ésta, sustentada en
estudiantes peruanos cree que somos un país mil y una fuentes escritas, asoma certera e
subdesarrollado y pobre porque “somos ocio- irrecusable; aquélla, a partir de mudos testi-
sos”? monios arqueológicos, es apenas presunta.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 301


Hay pues, aparentemente al menos, sólidas lo sustantivo?
razones para que la Historia del Imperio Inka
aparezca más inteligible y, así, más asimi- ¿O se pretende que las contemporáneas
lable y mejor comprendida. de otras latitudes eran intrínseca y nece-
sariamente mejores, y que por ello –cuan-
Mas todo ello, desgraciadamente y como do entraran en contacto– habrían tenido
pasaremos rápidamente a revisar, no es más un “mejor” impacto en el pueblo y en el
que un débil castillo de naipes. ¿Cómo se Imperio Inka? Pero, curiosamente, ¿no
puede alcanzar a comprender una Historia fue acaso que, paradójica y patéticamen-
inka plagada de los gravísimos errores que la te, al primer contacto con una “cultura de
historiografía tradicional tercamente sigue otra latitud” el Imperio Inka sucumbió
sosteniendo a pie firme? Veamos. como un castillo de arena?

1) Las más de las veces, las mistificaciones Mas véase esta otra perla (del mismo pá-
e idealizaciones de los imperios, se sus- rrafo): “Por eso es mucho más admirable
tentan en grotescas falsedades y distor- que (...) haya logrado dominar la natu-
siones. Obsérvese esta joya de recientísi- raleza...”. ¿Acaso no lo habían hecho
mo tallado: “A diferencia de otros pue- también, y antes, Chavín y el Imperio
blos de la antigüedad, el incario no tuvo Wari, los moches y los nazcas, los chan-
contactos con las culturas de otras lati- kas y los kollas? ¿Acaso –como ocurrió
tudes” 229. con algunos de aquéllos– no dominaron
también su propia geografía y hasta la
Dos gravísimos errores en apenas dos ajena los egipcios, asirios y babilonios,
líneas de texto. En efecto, en primer tér- griegos, cartagineses y romanos, mayas y
mino: ¿el contacto con qué gran civili- aztecas, chinos y kmer?
zación catapultó al Imperio Antiguo de
Egipto? ¿Y cuál a los pueblos antiguos de ¿Cuál, entonces, el sustento de la ad-
Mesopotamia? ¿Y cual a los Mayas? ¿Y miración, si cada pueblo, sin excepción,
cuál a China o a Japón? hizo lo propio? A menos que no repare-
mos en que si admiramos todo, en reali-
Todas ellas, pues, desde esa miope y dad ya no estamos admirando nada.
errónea presunción de “aislamiento”,
igualmente habrían surgido sin contacto Cierto es que los dos frescos párrafos que
con “nadie”. La inka, entonces, no habría hemos transcrito son de un periodista (e-
sido la única. logiando la producción televisiva e “his-
tórica” de un colega suyo). Ni éste ni a-
Pero, en segundo término: ¿Acaso el pue- quél son pues historiadores. ¿Exime ello
blo inka no tuvo real y efectivamente de responsabilidad a quienes lo son? Ni
“contactos” directos y estrechísimos con en lo más mínimo. Uno y otro periodista
Tiahuanaco y el Imperio Wari, que lo do- (genuina y típicamente irreflexivos y pa-
minaron e influenciaron política, econó- porreteros, como el promedio de los estu-
mica, militar, cultural e incluso en reli- diantes, trabajadores y profesionales pe-
gión y leyendas; e indirectos con Chavín ruanos), no han hecho sino recoger y re-
que culturalmente alimentó a aquéllos? producir los más socorridos lugares co-
Por cierto éstas no fueron culturas de munes construidos por la historiografía
“otras latitudes”. ¿Pero acaso ello cambia tradicional.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 302


2) Es absolutamente falso, arbitrario y ex- largamente más objetiva, lúcida y consis-
propiatoriamente injusto que la historio- tente que la peruana.
grafía tradicional siga atribuyendo al
pueblo y al Imperio Inka, méritos que, sin 4) Harto reveladora de la pobre eficacia pe-
dejar de corresponderle en parte, le co- dagógica de la historiografía tradicional
rresponden también, aunque con más de- andina, es la comprobación cotidiana de
recho, al conjunto de todos y cada uno de que no ha logrado hasta ahora difundir
los pueblos y naciones que, antes que los bien ni siquiera los parámetros más ele-
inkas, paso a paso, en miles de años, cons- mentales del Tahuantinsuyo. Apreciemos
truyeron la enorme escalera de la cultura en primer lugar, aunque una vez más, el
andina: todas y cada una de las conquis- ejemplo del recientemente difundido do-
tas técnicas, organizativas, políticas o so- cumental de la televisión peruana “Cus-
ciales que se ha enumerado en el acápite co: ombligo del mundo” 231.
(c) precedente, habían sido dominadas
por prácticamente todas las grandes na- En él, a pesar de una acreditada asesoría
ciones preinkas. historiográfica, se ha reiterado garrafales
errores como: los orígenes del Tahuantin-
En su apogeo en el Cusco, antes de su suyo se pierden en la leyenda. Bien de-
expansión imperial del siglo XV, el pue- beríamos saber hace tiempo todos que esa
blo inka contribuyó colocando el último letanía es falsa en extremo. Se pierden en
peldaño autóctono de la cultura andina. el tiempo los orígenes mitológicos del
¿Qué razón, qué derecho y con qué crite- pueblo inka, mas no sus orígenes históri-
rio se ha endosado virtualmente todas e- cos. Y mucho menos los orígenes del
sas conquistas culturales al Imperio Inka, Tahuantinsuyo o Imperio Inka.
menoscabándose así sibilinamente un a-
porte múltiple y milenario? ¿Puede algún Éste, al concretarse las primeras conquis-
historiador serio y responsable mostrar tas militares de Pachacútec sobre otras
uno, aunque fuera sólo un trascendental naciones andinas, surgió en las primeras
aporte original inka a la cultura andina? décadas del siglo XV dC. El acreditado
historiador peruano Federico Kauffmann
3) En todo caso, resulta de veraz patético –ya hace más de quince años– ha precisa-
que, al cabo de montar ese mitológico do incluso que ese suceso puede fecharse
gigante, la historiografía tradicional no en 1438 dC 232.
tenga hasta ahora una respuesta solvente
que explique cómo, cuándo y por qué le Ese dato –muchísimo más trascendente
aparecieron los pies de barro que lo des- que las fechas de cientos de irrelevantes
plomaron. Y así, sin pena ni gloria, per- episodios–, es, no obstante, casi descono-
mitió que todos los tesoros de los Andes cido. De allí que, habiendo tenido el
cayeran precipitada y fácilmente en las Imperio Inka a lo sumo entonces 87 años
garras del imperialismo español. de existencia, no debe extrañar que los
menos letrados de los peruanos le atri-
No deja de ser paradójico que, a estos buyan miles de años de historia. Pero sí
respectos, la moderna historiografía espa- extraña, y sobremanera, que en Mi Tierra,
ñola 230 –más allá de los gravísimos erro- Perú se haya afirmado en estos días que el
res que también encierra (como podrá Imperio Inka “tuvo en realidad sólo 250
verse en En las garras del imperio)– sea años de vida” 233.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 303


Y conste que el editor general del libro, nuevos conquistadores. Pero también ten-
Alejandro Miro Quesada, se precia de o- drá que usarse “eficiente” para definir la
frecer “los más rigurosos datos”, y de que asombrosa capacidad de desatar tan
la obra es el “fruto de la labor colectiva de prontamente las desproporcionadas ambi-
diversos especialistas” 234. Entre éstos, ciones que lo llevaron a la guerra civil.
como podemos presumir, hubo cuando
menos un historiador. Por todo ello, y en ¿No fueron una y otra acaso sus endebles
otro buen indicio de cuán poco sabemos piernas de barro? ¿Cuándo estarán esas
los peruanos del Imperio Inka, no debe verdades meridianas en todos los textos
extrañarnos que el laureado escritor pe- de Historia –tanto en la erudita como en
ruano Alfredo Bryce Echenique, afirme la de divulgación–, con la misma natura-
que ese texto, “sin duda alguna (...) es, lidad y reiteración con que se habla de
hasta el día de hoy, el más importante en- “axiomas” en la Matemática, de “gra-
tre aquéllos que han querido darnos una vedad” en la Física, o de “huacos” en la
visión total del Perú” 235 . Historia tradicional?

5) Esencialmente es sin embargo muchísimo 6) Ya no debe extrañarnos entonces que, en


más grave que, acto seguido, en el mismo el mismo sentido, uno de los más difun-
“riguroso” y elogiado texto, se diga que el didos textos de secundaria (nada menos
Imperio Inka “se consolidó como una de que un Atlas universal y del Perú), afirme
las organizaciones estatales más efi- –en su escuetísima versión del Tahuan-
cientes y sorprendentes de América” 236. tinsuyo– que éste “extendió su poder a
Ello, como extensamente veremos en amplios espacios del continente sudame-
Tahuantinsuyo: el cóndor herido de ricano” 237.
muerte, no sólo es también falso en todos
sus extremos. Sino que, una vez más ¿Su poder? ¿Poder patriarcal? ¿Poder e-
sibilinamente, con el atributo de “eficien- clesiástico? ¿Poder político? ¿Qué poder?
cia”, se soslaya y encubre a uno de los ¿Es lo mismo hablar del ascendiente y
más despiadados, nefastos y efímeros im- poder que otorga la hegemonía tecnoló-
perialismos del mundo. gica –como las que en algún momento
habrían tenido Chavín y Nazca–, por e-
Convengamos en todo caso que, con un jemplo; que hablar con total y negligente
mínimo de rigor, es bastante endeble sos- imprecisión de “su poder”, a secas, ob-
tener que fue “eficiente” aquello que ape- viando que ese poder se sustentó en un
nas alcanzó a ser “efímero”. Si debemos avasallamiento militar, típicamente impe-
utilizar el calificativo de “eficiente”, ten- rialista?
drá que ser para definir la enorme capaci-
dad que mostró el Imperio Inka para 7) Dejemos de lado los textos escolares y las
ganarse el odio y la animadversión de la ligeras versiones periodísticas que pro-
inmensa mayoría de los pueblos a los que palan los medios masivos de comunica-
sojuzgó. ción. Hablemos pues de las “sólidas ver-
dades” que sostienen los mejores espe-
Éstos, bien se sabe, a la hora de la verdad, cialistas. En efecto, cuarenticinco recono-
sin el más mínimo reparo, lo abando- cidos historiadores peruanos, bajo la di-
naron a su suerte, colocándose incluso la rección del quizá más reputado historia-
mayor parte de ellos como aliados de los dor del Inkario, Franklin Pease, elabo-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 304


raron recientemente la más novísima ver- no? ¿Cómo pudieron lograr ese por-
sión de la Gran Historia del Perú. tento que nunca ha ocurrido en ningún
otro espacio en la historia de la hu-
Se sostiene allí –¡como en los textos es- manidad?
colares!– que “el Tahuantinsuyo (...) cons-
tituyó el más importante y poderoso ¿Acaso no consta a todos que, con la
Estado que existió en los Andes...” 238. ayuda de más modernos métodos de
divulgación, e incluso masivos hoy,
¿Importante? Quizá, pero a condición de esa inaudita hazaña aún no la logra el
que nos refiramos a la gran extensión castellano en cinco siglos, ni el inglés
geográfica que controló y a la numerosa en su “patio trasero” en estos dos últi-
población que mantuvo sojuzgada. ¿Po- mos siglos? Sí, pues, la penosa y “eru-
deroso? Sí, pero sólo en relación con los dita” afirmación no resiste el más mí-
pueblos y naciones que sojuzgó. Pero no nimo análisis.
en relación con el primero de sus “pares”
9) Por lo demás, ¿de dónde llegaron? ¿Pue-
que, desde “otras latitudes”, asomó las
de reputarse como científicamente seria
narices en los Andes. ¿Estado? Sí, pero
la imprecisa afirmación que dan más ade-
Estado imperial, que no es lo mismo. ¿No
lante nuestros “eruditos”, cuando afirman
reconocen tampoco los especialistas la
que los inkas llegaron al Cusco al cabo de
diferencia entre nación y nación imperia-
“su recorrido por el sur andino” 240.
lista, ni entre Estado nacional y Estado
imperial?
No, no es una tomadura de pelo (eso no está
en el talante de nuestros historiadores).
8) Dicen también nuestros eruditos en la
Gran Historia del Perú: “los incas lle-
¿Por el sur andino? ¿Acaso desde el norte
garon al Cuzco alrededor del siglo XIII
del Cusco, por ejemplo desde Ayacucho,
dC” 239. ¿Del siglo XIII dC? Viniendo de
que también es parte del sur andino?
quienes viene, aceptemos entonces por un
¿Desde el este, allende el territorio que
instante tan insólito dato –aunque no pase
hoy ocupa Machu Picchu? ¿Desde el oes-
de ser un monumental disparate–. Razo-
nemos entonces: te, acaso desde las faldas de Misti arequi-
peño? ¿Desde el sur, acaso desde el lago
a) Si fueron pocos cuando llegaron, ¿có- Poopo, en el sur de Bolivia?
mo pudieron crecer poblacionalmente
No, en alarde de exactitud y escrupulosi-
tanto (hasta probablemente más de
dad, en líneas anteriores, ya habían expre-
500 000 personas) en sólo dos siglos,
sado sus asombrosas precisiones: “Ha-
batiendo todos los récords de tasas de
brían pasado por distintos lugares como
crecimiento de la época?
Pacaritambo, Guaiacancha y Guanacaure,
b) Si eran muchos cuando llegaron, ¿có- y dominado, a su paso, territorios y po-
mo atravesaron el territorio andino sin blaciones” 241. ¡Pero si esos puntos no es-
dejar rastro ni huella? tán sino a 30 kilómetros de la ciudad del
Cusco!
c) ¿En sólo doscientos años impusieron
su lengua en su entorno inmediato y ¿Y no habría podido ser, alternativa y más
luego en menos de cien años la im- coherentemente entonces, desde el alti-
pusieron a casi todo el territorio andi- plano kolla –como hemos postulado–?

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 305


¿Qué impide a los “investigadores” plan- ¿No resulta más comprensible ahora, có-
tearse, discutir y debatir esa hipótesis? mo en ausencia de una versión clara y
¿No hay acaso conciencia de que la ver- verosímil, hasta los “eruditos” han tenido
sión historiográfica clásica del trascen- que optar por esa fantasía que a la postre
dental episodio de la “aparición” del pue- ha conducido a la mitificación del
blo inka en el Cusco, no sólo no aclara Imperio Inka?
con solvencia nada sino que con impreci-
siones y ambigüedades lo confunde todo? Sí, en ausencia de racionalidad, ha termi-
nado por imponerse la idealización. Así
¿Es ése el “lenguaje claro y comprensi- se explica que en 1985 –como puso en
ble” del que se precia el filósofo peruano evidencia Gonzalo Portocarrero–, el 67%
Francisco Miro Quesada Cantuarias en el de los estudiantes expresara una imagen
prólogo de la Gran Historia del Perú 242? “positiva” del Imperio Inka: lo recono-
¿Qué pueden aprender realmente los es- cían “justo, feliz, armónico” 243.
tudiantes peruanos de ese atroz desagui-
sado, en el que están ausentes la refle- ¿Cuánto han cambiado a la fecha las co-
xión, la lógica y hasta el sentido común? sas? Nada 244. Por todos lados se nos bom-
Sólo les corresponde aprenderlo de me- bardea con la misma monserga. ¿Acaso
moria, aunque no sirva de nada. un erudito enciclopedista de la historia
mundial como Geoffrey Barraclough
10)Una vez más tenemos entonces derecho a harto reproducido en el Perú, no habla
preguntar: ¿qué constriñe a los historia- también del “gran imperio del Tahuan-
dores, impidiéndoles formular hipótesis tinsuyo” 245?
como esa última que hemos formulado?
Es absolutamente incongruente con nues-
¿Acaso el temor a equivocarse? Pero si tro dramático presente, esa interminable su-
por eso es sólo hipótesis: está sujeta a la cesión de idealizaciones sobre la “grandeza
refutación o a la convalidación científi- de nuestro pasado” 246: la “grandeza del
cas. Por lo demás, ¿puede negarse que la Imperio Inka”, la “magnífica herencia que, a
refutación de innumerables y hasta céle- pesar de todo, nos dejaron la Conquista y el
bres hipótesis erróneas –como la de la Virreinato”, y las “inacabables grandezas de
Tierra plana, o aquella otra que planteaba nuestros gobernantes republicanos”. Si todo
que todo el universo giraba en torno a nuestro decurso histórico fue ininterrumpida-
nuestro planeta, o más recientemente la mente feliz, justo y armónico, tenemos pues
del Big Bang– ha contribuido a construir derecho a hacernos también la célebre pre-
paulatinamente las teorías en casi todas gunta que puso Mario Vargas Llosa en boca
las ciencias? de uno de sus personajes: ¿cuándo entonces
se jodió el Perú?
¿Hay acaso hoy una Inquisición que ame-
drente a los émulos de Galileo o que cal- Bien ha dicho el notable historiador fran-
cine a los de Giordano Bruno? En el mun- cés Marc Bloch, “la incomprensión del pre-
do académico de la historiografía andina, sente nace fatalmente de la ignorancia del
¿es intocable e irrevisable la versión de pasado...” 247.
los “clásicos”? ¿Es la palabra de las “va-
cas sagradas” un suedáneo moderno de la Ciertamente, que nos consideremos “o-
Inquisición? ciosos” es una clamorosa demostración de

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 306


que no comprendemos y distorsionamos nues- gramente y reeditarla por completo. Recién a
tro angustiante presente. Y ello, a su turno, partir de allí el pueblo peruano tendrá posi-
porque ignoramos nuestro pasado, nuestra bilidades de observar, autocrítica y desapa-
historia. cionadamente, cuán graves errores comete,
por ejemplo, al endosar ciega y reiterativa-
Mas no porque no la abordemos, que har- mente toda su fe en falsos mesías (antide-
tísimas horas se dedica en la escuela a ella. mocráticos, legicidas, corruptos, hipercen-
Sino porque no logramos entender un ápice tralistas, autócratas, falsos y cínicos, etc.).
de lo que nos dicen los textos. No es pues que
hayamos olvidado nuestra historia. Es, sim- Y recién a partir de entonces compren-
ple y llamanente, que nunca hemos logrado derá también que, para alcanzar el desarrollo,
conocerla (porque es ininteligible e irrecono- es insustituible –además de revertir y/o des-
cible la que habitualmente se nos presenta). terrar, según corresponda, esas nefastas ten-
dencias, y superar otros muchos obstáculos–,
Pero muy difícilmente habrá de ser con la desatar una enorme proclividad a la inver-
historiografía tradicional como la conozca- sión, y que todos participemos del esfuerzo,
mos. Podemos y tenemos la obligación de, y que todos participemos de las decisiones, y
con criterios científicos, reconstruirla ínte- no sólo uno.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 307


Notas bibliográficas y aclaratorias
1 Del Busto, Perú preincaico, p. 51.
2 Este fechaje proporcionado por Richard S. Macneish en 1970 está sin embargo en revisión (en Kauffmann,
Manual..., p. 116) / La confiabilidad del testimonio que probaría la ocupación de la cueva con esa
antigüedad no es compartida por algunos especialistas./ Véase Augusto Cardich. Civilización andina: su
formación. CONCYTEC, Lima 1988.
Sin embargo, como está dicho, la ciencia debe definir con exactitud si los restos encontrados en Yauca
–costa norte de Arequipa– son o no más antiguos.
3 En Kauffmann, Manual..., p. 116.
4 Véase por ejemplo Del Busto, Perú Preincaico, pp. 271–281.
5 Del Busto, Perú Preincaico, p. 271 y p. 279.
6 Del Busto, Perú Preincaico, p. 249.
7 Del Busto, Perú Preincaico, p. 277.
8 Inca Garcilaso de la Vega. Comentarios reales de los incas, UNMSM, Lima, 1960, Tomo II, p. 127.
9 Del Busto, Perú Preincaico, p. 329.
10 Del Busto, Perú Preincaico, p. 330.
11 Del Busto, Perú Preincaico, p. 330 y p. 279.
12 Torero, El quechua..., pp. 128 129. Torero, como Del Busto y otros autores, escribe “chanca”. Murra,
entre otros, escribe “chanka” (John Murra. Formaciones económicas y políticas del mundo andino, IEP,
Lima 1985, p. 158).
13 Tan grande como Israel.
14 Tan grande como Costa Rica.
15 En Rostworowski, Historia..., p. 46.
16 Lumbreras, Los orígenes..., p. 64.
17 Del Busto, Perú preincaico, p. 249.
18 Del Busto, Perú preincaico, p. 249.
19 Cáceres, Las culturas..., 38.
20 Cáceres, Las culturas..., 50.
21 Del Busto, Peru preincaico, p. 249.
22 Lumbreras, Origen... (manuscrito citado).
23 Lumbreras, Origen... (manuscrito citado).
24 Alternativamente, Torero (El quechua..., p.. 122) se pregunta “no habría sido llevado el culto (el dios)
Huari desde Chavín hasta el Collao, no por acción de los ‘sacerdotes–mercaderes’ (...) sino, más lenta-
mente, paso a paso, por los pastores de la puna, quienes, llegada su hora, lo hicieron florecer con renova-
do vigor en Tiahuanaco varios siglos después, y luego, desde Tiahuanaco (...) tornaron a difundirlo, esta
vez hacia el norte...”. Según Torero, Huari, Inti, etc., es el dios Sol (El quechua..., p. 117).
25 Lumbreras, Los orígenes..., p. 89.
26 Collins, Mitos..., documental citado.
27 Lumbreras, Los orígenes..., p. 89.
28 Lumbreras. En Del Busto, Perú preincaico, p. 271.
29 Lumbreras, Origen... (manuscrito citado).
30 Del Busto, Perú preincaico, p. 277.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 308


31 Del Busto, Perú preincaico, p. 278. La cursiva es nuestra.
32 Larousse..., p. 71.
33 Lumbreras, Origen... (manuscrito citado).
34 Lumbreras, Origen... (manuscrito citado).
35 Kauffmann, Manual..., p. 451.
36 Lumbreras, Los orígenes..., p. 97.
37 Kauffmann, Manual..., p. 451.
38 Tan grande como España o Suecia / Benavides (Carácter..., p. 115), habla, sin embargo, de aproximada-
mente un millón de kilómetros cuadrados.
39 Lumbreras, Los orígenes..., p. 99.
40 Kauffmann, Manual..., p. 445.
41 Wari, según Pablo Macera, habría sido “más ciudad” que la que llegaron a ser posteriormente Chan Chan
y el Cusco.
42 Del Busto, Perú preincaico, pp. 272–275.
43 Benavides, Carácter..., p. 19.
44 Por si fueran útiles, recordamos al lector estas dos conocidas e importantes referencias:
La población capitalina de Alemania, hoy, es apenas el 4% de la población total de ese desarrollado país
europeo, y;
– La población capitalina de Nigeria, hoy, es apenas el 1,5 % de la población total de ese subdesarrollado
país de África.
En todo caso, a nadie escapará que la realidad demográfica de los Andes, en la época del Imperio Wari,
debió ser comparativamente mucho más próxima, cualitativa y cuantitativamente, a la de la Nigeria sub-
desarrollada de hoy que a la Alemania superdesarrollada que se conoce.
45 Kauffmann, Manual..., p. 452.
46 Lumbreras, Orígenes..., p. 97.
47 Lumbreras, El Perú..., p. 28.
48 Del Busto, Perú preincaico, p. 278.
49 Según aparece en el Museo Arqueológio de El Cardo, Camaná.
50 Lumbreras, Origen... (manuscrito citado).
51 Lumbreras, Origen... (manuscrito citado).
52 Kauffmann, Manual..., p. 457.
53 Lumbreras, Los orígenes..., p. 99.
54 Lumbreras, Origen... (manuscrito citado).
55 Del Busto, Perú preincaico, p. 277.
56 Lumbreras, El Perú..., p. 27.
57 Del Busto, Perú Preincaico, p. 277 y p. 279.
58 Lumbreras, El Perú..., pp. 27 28.
59 Lumbreras, El Perú..., p. 28.
60 Lumbreras, El Perú..., p. 28.
61 Lumbreras, El Perú..., p. 28.
62 Lumbreras, Los orígenes..., p. 102. Seiscientos años más tarde, agudizados los signos de destrucción y
abandono, los conquistadores españoles sólo encontrarían “grandes y muy antiquísimos edificios (...), gas-

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 309


tados y ruinados” según atestiguó Cieza de León a mediados del siglo XVI (Cieza de León, La Cró-
nica..., p. 207).
63 Del Busto, Perú Preincaico, p. 275 y p. 279.
64 Del Busto, Perú Preincaico, p. 279. Los textos en cursiva son nuestros.
65 El desarrollo de nueva tecnología agrícola, la relación con lejanos mercados, etc., permitieron, sólo en los
últimos siglos, que valles como el Chira y Piura, con gran disponibilidad de agua, pero muy calurosos,
sean convertidos en generosos aunque tardíos grandes productores agrícolas.
66 Del Busto (en Perú Preincaico, p. 155) presenta dos fechaciones entre las que discrepan los especialistas:
1000 aC – 300 dC y 500 aC – 600 dC.
67 En Macharé & Ortlieb, Registros del Fenómeno..., p. 41.
68 Véase Del Busto, Perú Preincaico, “La Cultura Vicús”, pp. 149–155.
69 Véase Del Busto, Perú Preincaico, “La Cultura Chimú”, pp. 285–310.
70 Del Busto Perú Incaico, p. 58. El reconocimiento de que en Piura y Tumbes los inkas conquistaron a los
tallanes recién lo hace Del Busto en La Conquista del Perú (Edit. Studium, Lima, 1984, 3ª edic., p. 252).
Textos especializados hablan de un estilo cerámico “tallán” para el Intermedio Tardío (poco antes de la
conquista inka, y quizá poco antes de la dominación chimú de los tallanes).
71 Del Busto, La conquista..., p. 46 y p. 49.
72 Del Busto, La conquista..., p. 71.
73 Del Busto, La conquista..., p. 54. Debemos suponer que Del Busto cree que su condición de historiador
le da licencia para reiteradamente utilizar términos despectivos en referencia a muchos antiguos peruanos.
74 Del Busto, La conquista..., p. 112, p. 142 y p. 150.
75 John Hemming, La conquista de los incas, FCE, México, 1982, pp. 90–91.
76 Leonor Cisneros, en Del Busto, Perú Preincaico, p. 155.
77 Hernán Buse, en Del Busto, Perú Incaico, p. 264.
78 Del Busto, Perú preincaico, pp. 58–61 / Rostworowski, Historia..., p 113. Las pruebas más contundentes
de un presunto viaje del Inka Túpac Yupanqui, y de posibles posteriores expediciones inkas llevadas por
navegantes de la costa norte al lejano y extenso Pacífico Surecuatorial, han sido difundidas recientemente
por Del Busto en Conversando con A. Cisneros, Cable Canal de Noticias, Lima, Enero del 2000.
El patético e inadmisible error de Del Busto, es endosar al Inka Túpac Yupanqui un mérito que en verdad
corresponde a los anónimos navegantes que lo habrían llevado: conocían a la perfección la ruta desde
muchísimo tiempo atrás (de lo contrario el emperador no se habría embarcado, si en verdad lo hizo).
79 Del Busto, Perú Incaico, p. 264.
80 Hernán Buse, en Del Busto, Perú Incaico, p. 264.
81 Del Busto, Perú Preincaico, p. 286.
82 Del Busto, Perú Preincaico, p. 286.
83 Kauffmann, Manual..., p. 470. Véase también el mapa que ofrece Del Busto en Perú Preincaico, p. 291.
84 Del Busto, Perú Preincaico, p. 289.
85 Del Busto, Perú Preincaico, p. 285.
86 Kauffmann, Manual..., p. 469.
87 Del Busto, Perú preincaico, p. 289.
88 Lumbreras, Los orígenes..., p. 108.
89 Kauffmann, Manual..., p 469. / Del Busto, Perú preincaico, p. 289. / Lumbreras, Los orígenes..., p. 108.
90 Raúl Porras Barrenechea. Fuentes históricas peruanas, Mejía Baca y Villanueva, Lima, 1954, p. 66.
91 Lumbreras, El Perú..., p. 31.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 310


92 Lumbreras, El Perú..., p. 31.
93 Porras, Fuentes..., p. 45.
94 Porras, Fuentes..., p. 45.
95 Bonilla Amado, Perú colonial, Edic. Kúntur, Lima, 1988, p. 117.
96 Del Busto, Perú Preincaico, p. 194.
97 Tan grande como Nicaragua.
98 Del Busto, Perú Preincaico, p. 310.
99 Kauffmann, Manual..., p. 470.
100 Del Busto, Perú Preincaico, p. 309.
101 Lumbreras, Los orígenes..., p. 108.
102 Kauffmann, Manual..., p. 472.
103 Véase Kauffmann, Manual..., pp. 523–533.
104 El explorador norteamericano Gene Savoy reportó recientemente el descubrimiento de ese “importante
hallazgo arqueológico [que] sería mucho más trascendental que el del Gran Pajatén”. “El Comercio”,
Lima, 23–09–99.
105 Véase Kauffmann, Manual..., p. 504 516.
106 Kauffmann (Manual..., p. 411), afirma “acaso fue abandonada en el Intermedio Tardío, luego de su esplen-
dor alcanzado durante el período Horizonte Medio (Tiahuanaco Huari)”.
107 Kauffmann, Manual..., p. 511.
108 En Del Busto, La conquista..., p. 104.
109 En Del Busto, La conquista..., p. 104.
110 Ya se verá en En las garras del imperio cómo se llega a esa equivalencia.
111 En Del Busto, La conquista..., p. 105.
112 Del Busto, La conquista..., p. 102.
113 Torero (en El quechua..., p. 130) refiere que Cañete habría tenido en el siglo XIII una población de entre
100 000 y 150 000 habitantes. Y como tal recogimos el dato en nuestra primera edición de este texto.
Ahora parece claro sin embargo que dicha población habría sido, en todo caso, la del conjunto de cañetes,
lunahuanás, malas y yauyos. Considerando que la población actual del Perú es tanto como 2,5 veces la de
entonces, y que la actual es de dicho grupo de pueblos es de 180 000 habitantes, deducimos pues que a lo
sumo habría sido en el siglo XIII de 72 000 personas.
114 Rostworowski, Historia..., p. 106.
115 Rostworowski, Historia..., p. 107.
116 Rostworowski, Historia..., p. 107.
117 Rostworowski, Historia..., p. 106.
118 Rostworowski, Historia..., p. 106.
119 Rostworowski, Historia..., p. 107.
120 Rostworowski, Historia..., p. 107.
121 Larrabure y Unanue. En Rostworowski, Historia..., p. 107.
122 Rostworowski, Historia..., p. 105 y p. 106.
123 Rostworowski, Historia..., p. 107.
124 “Cañete” devendría del título de Andrés Hurtado de Mendoza, marqués (del valle) de Cañete (en Cuenca,
España), tercer virrey del Perú. Éste, en 1555, destacó a su hijo, García Hurtado de Mendoza, como go-
bernador de Chile. De allí que, muy probablemente, hay hasta dos ciudades de nombre “Cañete” en Chile.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 311


125 Cieza de León, en Carrillo, Cronistas..., p. 41.
126 Rostworowski, Historia..., pp. 99 100.
127 Ortega y Castro, en Carrillo, Cronistas..., p. 187.
128 María Rostworowski. Guarco y Lunahuaná, dos señoríos prehispánicos de la costa sur del Perú,
Separata del tomo XLIV (1978–1980), Revista del Museo Nacional, Lima, s/f., p. 190.
129 Podría considerarse una población infantil femenina significativamente menor que la de niños. Porque la
ciencia ha demostrado que, tras catástrofes demográficas como las de las guerras, se incrementa sensible-
mente la población masculina.
130 Rostworowski, Historia..., p. 104.
131 Doris Bayly, El último bastión jacaru, “El Comercio”, Lima, Revista Somos, N° 689, 19–02–2000, pp. 44
–47.
132 Martha Hardmann, en Jaqaru, compendio de estructura, fonología y morfología, citada en Bayly, El
último...
133 Garcilaso, Comentarios..., T. II, p. 189.
134 Tan grande como Dinamarca o Suiza.
135 Véase Torero, El quechua..., pp. 140–141.
136 Kauffmann, Manual..., p. 519.
137 Rostworowski, Historia..., p. 103.
138 Del Busto, Perú preincaico, p. 317.
139 María Rostworowski, Mercaderes del valle de Chincha en la época prehispánica, en Murra,
Formaciones..., p. 263. / También en Torero, El quechua..., p. 85.
140 En Torero, El quechua..., p. 100.
141 En Torero, El quechua..., p. 82 y p. 101.
142 En Kauffmann, Manual..., p. 519.
143 En Murra, Formaciones..., p. 133. /La fanega (o fanegada) equivale a 55 litros, es decir, a algo más que
el quintal de 46 kilos.
144 Cieza de León, en Torero, El quechua..., p. 86.
145 Garcilaso, Comentarios..., Tomo I, p. 260.
146 En Carrillo, Cronistas..., p. 173.
147 Extraídos de la Monografía de Camaná de J. M. Morante, ob. cit.
148 En Carrillo, Cronistas..., p. 190.
149 Garcilaso, Comentarios..., Tomo I, p. 260.
150 Frederic Andre Engel, España, del Oriente hacie el Occidente, Edit. El Virrey, Lima, 1987, p. 36.
151 En Carrillo, Cronistas..., ob. cit.; y en Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de la destrucción de
las Indias, SARPE, Madrid, 1985.
152 Cieza, La crónica..., p. 156.
153 Gran atlas del mundo, The Times – El Comercio, Lima, 1996, p. 57.
154 Gran atlas..., p. 58.
155 Véase, Gran atlas..., p. 59.
156 Rostworowski, Historia..., p. 173.
157 Garcilaso, Comentarios..., p. 192.
158 Véase Rostworowski, Historia..., p. 103.
159 Cieza, en Carrillo, Cronistas..., p. 41.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 312


160 Torero, El quechua..., p. 98.
161 De entre lo más reciente, véase, por ejemplo, Mi Tierra, Perú, p. 126.
162 Véase, por ejemplo, Gran Historia del Perú, Libris – El Comercio, Lima, 1995, p. 44
163 Del Busto, La conquista..., p. 263.
164 Torero, El quechua..., p. 102.
165 Del Busto, Perú preincaico, p. 314.
166 Del Busto, Perú preincaico, p. 314.
167 En Del Busto, Perú preincaico, p. 314.
168 Del Busto, Perú preincaico, p. 314.
169 Véase Del Busto, Perú preincaico, p. 311.
170 Pero si es así, podría con todo derecho preguntarse un lector: ¿por qué entonces recurrir a fuentes como la
de Garcilaso, que propala la primera, directa y más extensa versión de la élite inka de la historia andina?
Pues porque ésa y otras fuentes proveen muchas veces datos que –como los que utilizamos en este texto–,
contrastados con otros, o ubicados en un contexto adecuado, permiten finalmente apreciaciones consis-
tentes y coherentes, y en consecuencia útiles para la Historia. Si se quiere, metodológicamente de lo que
se trata es de acometer las fuentes premunidos de hipótesis que permitan seleccionar y discriminar ade-
cuada y objetivamente los datos, vengan de donde vengan.
171 Del Busto, Perú preincaico, p. 317.
172 Del Busto, Perú preincaico, p. 317. Habría sido más adecuado decir “teocrático”, en lugar de “teológi-
co”.
173 Garcilaso, Comentarios..., p. 192.
174 Del Busto, La conquista..., p. 106.
175 En Kauffmann, Manual..., p. 519.
176 Torero, El quechua..., p. 130.
177 Del Busto, Perú preincaico, p. 317.
178 Del Busto, Perú preincaico, p. 311.
179 Kauffmann, Manual..., p. 522.
180 Del Busto, Perú preincaico, p. 317 / Diego de Ortega y Morejón y Fray Cristóval de Castro, en Carrillo,
Crónicas..., p. 183.
181 Cifras en millones de K. Bennett, en Flórez, La Europa feudal..., en Calderón y otros, Sociedad y cam-
bio..., p. 47.
182 Véase, por ejemplo, Del Busto, Perú preincaico, ob. cit.
183 En Morante, Monografía..., ob. cit.
184 Anello Oliva, en Carrillo, Cronistas..., p. 173.
185 Linares, Pre–Historia..., T. II, p. 155.
186 Oliva, en Carrillo, Cronistas..., p. 173. Las cursivas son nuestras.
187 Linares, Pre–Historia..., T. II, p. 236.
188 Morante, Monografía..., p. 67. Morante indica que una migración de origen desconocido habría dado ori-
gen a las culturas Chimú y Chincha. Eso es hoy insostenible. Bastantes evidencias hay de que habría ocu-
rrido en un tiempo mucho más remoto.
189 Cumaná fue la célebre colonización agrícola de fray Bartolomé de las Casas en Guatemala. Véase
Cristóbal Colón y otros, Cronistas de Indias, antología, El Áncora Edit., Bogotá, 1982, p. 136.
190 Cieza, en Carrillo, Cronistas..., p. 54.
191 Linares, Pre–Historia, T. II, p. 150.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 313


192 Debemos reconocer que, por simplificación aunque no por ello muy alejados de la verdad–, hemos con-
siderado “costeñas” a las provincias de Chepén, Pacasmayo, Ascope, Trujillo y Virú, en La Libertad; y
Caravelí, Camaná e Islay, en Arequipa.
193 Casi tan grande como Austria.
194 Atlas universal..., Bruño, p. 86.
195 Linares Málaga insiste en que “Juli” es el nombre correcto.
196 Lumbreras, Los orígenes..., p. 15.
197 Lumbreras, Los orígenes..., p. 116.
198 Juan Augusto Benavides Estrada, Compedio de la Geografía del Perú, Edit. Escuela Nueva, Lima, 1988,
p. 73.
199 Simone Waisbard. Tiahuanaco, Edit. Diana, México, 1987, p. 24. / Benavides, Compendio..., p. 73.
200 Excepción hecha de las frígidas punas cordilleranas, sólo la ciudad andina de Cerro de Pasco, a 4 400
m.s.n.m., ofrece condiciones de habitabilidad más hostiles.
201 Hoy se considera que las tierras que rodean el lago, por su capacidad de uso, son “moderadamente buenas
para cultivos intensivos y otros usos”. En Atlas histórico, geográfico y de paisajes peruanos, INP, Lima,
1970, p. 187.
202 En Murra, Formaciones..., p. 214.
203 Murra, Formaciones..., p. 46.
204 Murra, Formaciones..., p. 79.
205 En Valcárcel, Historia..., T. 2, p. 13.
206 Murra, Formaciones..., p. 203.
207 Zárate. En Murra, Formaciones..., p. 140.
208 Burga, Los abismos..., artículo citado.
209 Murra, Formaciones..., pp. 59 115.
210 Lumbreras, Los orígenes..., pp. 119–120.
211 Murra, Formaciones..., p. 73.
212 Lumbreras, Los orígenes..., p. 119.
213 Murra, Formaciones..., p. 76.
214 Murra, Formaciones..., p. 79.
215 Murra, Formaciones..., pp. 71 80.
216 En Morante, Monografía..., p. 676.
217 Véase Lumbreras, Los orígenes..., p. 119.
218 En Murra, Formaciones..., p. 134.
219 Kauffmann, Manual..., p. 535.
220 Véase Torero, El quechua..., p. 115.
221 Torero, El quechua..., p. 129.
222 Torero, El quechua..., p. 85.
223 Kauffmann, Manual..., p. 563.
224 Macera, Las furias..., p. 29.
225 Citado por Franklin Pease G.Y., en La historia y sus fuentes, Gran Historia..., p. 4.
226 Silva Santisteban, Fernando. Me preocupa el desconocimiento de nuestro pasado, entrevista de Manuel
Cisneros Milla. En “El Dominical”, suplemento de “El Comercio”, Lima, 27–7–1997.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 314


227 Macera, Las furias..., p. 35.
228 En “La Revista Dominical”, programa político dominical ya desaparecido de América Televisión, 28 de
julio de 1996.
229 Alfredo Kato. El ombligo del mundo: la historia es entretenida. “El Comercio”, Lima, 11 de febrero del
2000, p. C7. Escribimos esta observación el mismo día de publicación del elogioso comentario de A. Kato.
230 Véase, por ejemplo, María Luisa Laviana Cuetos, La América española, 1492–1898. De las indias a
nuestra América, Edic. Temas de Hoy, Madrid, 1996, Tomo 16.
231 Cusco: ombligo del mundo (producido por el periodista peruano Alejandro Guerrero), es un costoso do-
cumental que en estos días (febrero 2000) acaba de empezar a difundir Panamericana Televisión, uno de
los dos más importantes canales de la televisión peruana
232 Kauffmann, Manual..., pp. 565– 567.
233 Mi tierra, Perú, p. 184.
234 Alejandro Miro Quesada Garland. Lo nuestro tal cual es, Introducción de Mi tierra, Perú, p. 3.
235 Bryce, Un agudo repaso..., p. 15.
236 Mi tierra, Perú, p. 184. La cursiva es nuestra.
237 Atlas universal..., Bruño, p. 33. La cursiva es nuestra.
238 Gran Historia..., p. 41. La cursiva es nuestra.
239 Gran Historia..., p. 44.
240 Gran Historia..., p. 44. La cursiva es nuestra.
241 Gran Historia..., p. 41.
242 Francisco Miro Quesada Cantuarias, El Perú en su historia, Prólogo de Gran Historia..., p. 3.
243 Gonzalo Portocarrero, investigador de la Universidad Católica de Lima. En Flores Galindo, Alberto.
Buscando un inca..., pp. 20–21.
244 En el contexto de las absolutamente antidemocráticas elecciones generales del 2000 –grotesca y abusiva-
mente manipuladas por el gobierno del presidente Fujimori–, diversos intelectuales y políticos, entre los
que puede destacarse al ex canciller Francisco Tudela, han exteriorizado su admiración por el “gran impe-
rio inka”.
245 Barraclough, Atlas de la historia..., p. 172.
246 Miro Quesada, Gran Historia..., p. 3.
247 En Gran Historia..., p. 3. Las cursivas son nuestras.

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 315


Indice de cuadros, gráficos, ilustraciones, mapas y anexos
Cuadros Pág.

4 Población andina 600 –1 000 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203


s/n Población cañete . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 239
5 Población chincha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 263
6 Población total de la nación ica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 263
7 Población 1 000 – 1 400: Perú – Europa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 268

Gráficos
Detalle cronológico
43 Detalle cronológico ( 1 500) – 1 300 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
46 Detalle cronológico ( 1 500) – 1 400 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232
47 Detalle cronológico: Nación Ica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241

Ilustraciones geográficas
38 Puentes territorial y temporal entre Chavín – Nazca – Tiahuanaco – Wari . . . . . . . . . . . . . . . 196
39 Influencia sobre los chankas: perspectiva geográfica y perspectiva cronológica . . . . . . . . . . . 198
40 Fuerzas sociales y evolución de la correlación de fuerzas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 200
41 Imperio Wari: Flujo de excedentes a la sede imperial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206
42 Cerco final contra Wari y huida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
45 Imperio Chimú: flujo de excedentes a la sede imperial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231

Pirámides sociales
48 Intereses y objetivos en la estratificación social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 266

Otros
44 Mochicas + Moches –> Chimús . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 222
49 Diagrama básico de alternativas y opciones de consumo e inversión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267
50 Alternativas tradicionales de consumo e inversión en los Andes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 268
51 Sociedad y Estado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269
52 Diagrama desarrollado de alternativas y opciones de consumo e inversión . . . . . . . . . . . . . . 271
53 Excedente, Nación, Estado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273

Ilustraciones
22 Corte transversal de un andén . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193
23 Andenería . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193
24–25–26 Influencia Chavín en Tiahuanaco, Wari y Nazca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197
27 Fortaleza de Paramonga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 230
28 Ceramio chincha con motivo textil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 256
29 Chullpas kollas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 292

Mapas
16 Territorios ancestrales de la nación chanka . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 190
17 El Imperio Wari . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199
18 Red vial andina (siglo IX) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203
19 Los valles del territorio peruano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 212
20 Estratégica ubicación de Tumbes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 218
21 Tumbes – Galápagos – Chan Chan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219
22 Territorios Mochica y Moche / Chimú . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 220
23 El Imperio Chimú (siglo XIII) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 220
24 Cañete y Yauyos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 228
25 Territorios de la nación ica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235
26 Territorios y expansión (horizontal y vertical) de la nación kolla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 316


Anexos
8 Chavín – Perú / Egipto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213
9 Hipótesis: Presencia Sechín en Moche – Mochica y Chimú . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 226
10 Los ríos del sur peruano: grandes limitaciones para la agricultura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275
11 Arequipa – La Libertad: poblaciones modernas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281
12 Arequipa: sitios arqueológicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 282

EL MUNDO PRE-INKA: Los abismos del cóndor • Alfonso Klauer 317


Bibliografía citada

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