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Empresa y TV
Introducción
Otro punto que he descubierto mientras realizaba este trabajo ha sido la interconexión
empresarial que existe entre los distintos medios audiovisuales y el por que de una
vinculación tan estrecha, hasta el punto que he preferido referirme a las empresas de
televisión como empresas audiovisuales, por que el término de empresa televisiva se ha
revelado como muy limitado para definir las corporaciones que manejan la televisión en
España, puesto que en su mayoría no solo se limitan al ámbito de la televisión, sino que
abarcan todos los medios de comunicación, bien como titular o accionista.
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cambios que se producen en el ámbito de las empresas audiovisuales. Es en cierto modo
estremecedor saber que compañías aparentemente muy fuertes pueden caer ante los
movimientos impredecibles del mercado, pero de alguna manera ello conlleva el reto
del aprendizaje continuo y la rápida adaptación a las nuevas situaciones, conociendo tu
empresa y la de tus competidores, para poder mantenerte siempre a flote. Aunque
evidentemente no puedo ni aspiró a encontrar un puesto directivo cuando acabe mi
formación, pienso que será de bastante ayuda el saber cuales son las distintas
estrategias que llevan a cabo las empresas para conseguir sus objetivos y organizarse,
puesto que ahora quizás pueda distinguirlas, lo que me sirve tanto para protegerme
individualmente contra sus ataques consumistas como para saber por donde piso.
Por último explicar por que he decidido eliminar ciertos epígrafes de los capítulos
propuestos en el índice (los que debería corresponder al punto 4.3 “tipología de costes”
y el 6.3.”Integración vertical y horizontal”), en primer lugar por la amplitud que ha
adquirido el trabajo, y en segundo por que, o no conseguí el material idóneo para
cumplimentar el epígrafe como me hubiera gustado o lo que se debería haber dicho en
él ya se explica a lo largo de otras partes del trabajo
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2. Dirección y Organización de la empresa audiovisual
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parte de sus productos pierden vigencia al poco tiempo de emitirse. Por estas razones,
independientemente de las características particulares de cada compañía, las empresas
necesitan unas estructuras flexibles y versátiles.
-.Sistema de organización mixto (staff and line type): Este sistema pretende recoger las
ventajas de los anteriores y minimizar sus inconvenientes. Existe una dependencia
jerarquizada de un órgano de gobierno superior, pero cada sección de la empresa tiene
responsabilidades concretas y delimitadas, al igual que su capacidad de decisión y
autonomía, cumpliendo funciones de asesoramiento.
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responsabilidades y derechos de decisión, que sirven para transferir la información más
relevante, unir esfuerzos, coordinar tareas y facilitar el entendimiento. Para clarificar
todas estas cuestiones, algunas empresas incluyen en sus estructuras unos documentos
denominados “Manuales de funciones” o “Guías de posición”, donde se describen las
responsabilidades de cada unidad de trabajo, las tareas que le corresponden y la
vinculación con otras unidades, pero, a pesar de todo lo dicho anteriormente, la calidad
organizativa de una institución no depende de que tenga un organigrama adecuado o
que cuente con un manual de funciones detallado; una empresa está bien organizada
cuando los miembros que la integran configuran un grupo compuesto de unidades
autónomas, que comparten valores y objetivos, analizan con una visión amplia, tienen
predisposición a entenderse y apuestan por la innovación. Estas son las características
de las “organizaciones versátiles”, que pueden responder con rapidez e iniciativa a los
cambios cada vez más veloces impuesto por el dinamismo de los mercados, la compañía
debe ser un “equipo de equipos” que actúa como una red de grupos interconectados al
que se le pueden añadir nuevos equipos o desprenderse de los que no necesita, dentro de
una flexibilidad organizativa que comporta grandes ventajas frente a la rigidez y
lentitud de las corporaciones jerárquicas, potenciando cauces formales e informales de
comunicación, promueve el trabajo en equipo, percibe y trata de responder con rapidez
las demandas del público y se orientan a la innovación, donde la dirección central no es
concebida como un elemento de guía y de control, estableciendo los límites de
actuación, sino que resuelve los conflictos, promueve la cultura interna y refuerza el
sentido de comunidad.
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2.2. Dirección empresarial
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necesarias siempre sin perder la unidad de dirección, manteniendo el grado de
producción necesario para alcanzar los objetivos fijados. La delegación da lugar a la
llamada “pirámide directiva”, en la que pueden destacarse tres niveles funcionales: alta
dirección, mando profesional o intermedio y mando directo. Cada un de ellos a su vez
pueden subdividirse, de acuerdo con las necesidades y características de la empresa,
pero también hay que tener en cuenta que su aumento innecesario impide una
comunicación fluida y entorpecerían las relaciones directivas.
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verifica los resultados. Se orienta básicamente a la consecución de objetivos, y todo
cuanto comporta en el campo de la previsión, de la contabilidad presupuestaria, del
control de gestión y de la definición de funciones. Unido a este último se presenta
últimamente la gestión científica como un término suplementario, al usar conocimientos
y métodos de disciplinas como las matemáticas o las ciencias humanas, aspirando a
racionalizar en mayor medida las decisiones y tratando la organización de manera
unificada, como un sistema, considerando todos los elementos como interdependientes
y manteniendo entre ellos una coherencia global.
Hasta hace poco tiempo se entendía como una buena estrategia empresarial aquella que
orientaba a las compañías hacia el futuro previsible de sus mercados, basándose en la
predicción de los acontecimientos en sectores económicos, aunque este concepto ha
cambiado debido a que el dinamismo y la capacidad de innovación de la empresas
hacen que sea muy difícil vislumbrar el futuro unido a que el ámbito posible de
actuación de la empresa no puede reducirse a lo que se hace en el presente.
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El nivel más alto de una organización formula las “estrategias corporativas”, que
definen como será la empresa, en que sector desea actuar y en qué unidades de negocio
se va a estructurar, después las “estrategias de producto” concretan el modo de competir
en cada uno de los ámbitos que ha elegido la empresa para actuar. Cada corporación
define su propia estrategia en función de sus recursos y de sus características y las de
sus rivales. Por último, las “estrategias funcionales” traducen las decisiones de nivel
superior a la realidad operativa de la empresa, buscando el máximo rendimiento de los
recursos asignados a cada departamento. Las estrategias de producto y funcionales están
intimimamente relacionadas, ya que las pautas de actuación depende de la estrategia de
negocio y, a su vez, esta no puede prescindir de las capacidades desarrolladas en cada
área funcional. La estrategia corporativa es fijada por la alta dirección de la empresa, y
varía en función del tipo de estructura, historia y cultura de la compañía, definiendo su
ámbito de actuación y la filosofía corporativa de la empresa, en resumen, configuran el
perfil de la empresa, existiendo en la práctica tres tipos de estrategias corporativas:
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la cual se solucionan los problemas internos o se reinterpreta la evolución del mercado
antes de comenzar el crecimiento.
Las estrategia corporativas son llevadas a cabo por la alta dirección de la empresa,
pero las estrategias de producto les corresponde formularla a los directivos de cada
unidad de negocio, basándose en su campo de actividad, en sus competencias
particulares, en los cambios estratégicos y en sus objetivos concretos. Las estrategias de
producto pueden ser de tres tipos:
-.Estrategias básicas: las empresas eligen entre tres alternativas, diferenciación frente a
menor coste, innovador frente a imitador o alta cuota de mercado frente a nicho de
mercado
-.Tácticas defensivas: se usan para defender una posición ventajosa ante los ataques de
los competidores, principalmente mediante el aumento de las barreras de entrada, las
expectativas de represalias y disminuir el interés por atacar, y aunque tiende a disminuir
la rentabilidad, incrementan la seguridad de la empresa. Cuando Canal + lanzó en 1993
CanalSatéliteDigital buscaba explorar un nuevo negocio y evitar la entrada de
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competidores en la televisión por cable, por lo que la prioridad de CanalSatélite no era
conseguir una alta rentabilidad. Igualmente VíaDigital inició una campaña publicitaria
antes de comenzar sus emisiones con la idea de frenar la captación de socios de
CanalSatélite.
Una vez elaboradas las estrategias corporativas y de producto, los directivos de cada
departamento definen las estrategias funcionales, que sirven para obtener el máximo
rendimiento de los recursos asignados y realizar las funcione necesarias para poner en
práctica las decisiones de nivel superior. También se basan en análisis internos y
externos: es preciso identificar los aspectos del entorno y de la naturaleza de la empresa
para determinar el modo de realizar las funciones asignadas. Las estrategias funcionales
aseguran la coherencia la coherencia de la organización e influyen en la definición de
nuevas estrategias corporativas y de productos.
3. Marketing y Publicidad
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publicitarias no se encuentran por lo general integrados con los demás equipos, pese a
que de esta tarea depende el equilibrio económico y el margen de beneficios de la
mayor parte de las empresas audiovisuales. En este apartado se muestran las principales
ideas sobre el marketing hoy día en los medios audiovisuales y los diferentes modos que
tienen de ofertarse a si mismo y a otras empresas mediante la publicidad.
Si se toma una perspectiva histórica sobre las empresas audiovisuales, vemos como
existe un progresivos interés de sus propietarios o gerentes en el marketing de ventas.
La Segunda Guerra Mundial provocó un énfasis de la producción en masa, con el fin de
mantener el coste de la guerra, pero una vez terminado el conflicto, la recuperación
económica impulsó el consumo interno y el lento desarrollo de los países más pobres
abarataban las exportaciones; todo esto reorientó a las empresas hacia la producción en
masa, canalizado por los medios de comunicación, pero los cambios sociales
experimentados desde los sesenta, hicieron que algunos expertos empezaran a
decantarse por la necesidad de orientar las empresas más a las personas que a la
producción, aunque el paso definitivo de la producción y marketing en masa a la
producción y marketing individualizados no tuvo lugar hasta los años ochenta, con la
universalización de los ordenadores y el desarrollo de los sistemas de
telecomunicaciones. Los nuevos factores tecnológicos hicieron posible el acceso a
bancos de datos y fuentes personalizadas de información y favorecieron la aparición del
diálogo a distancia y en tiempo real entre proveedores y consumidores, pasando el
poder empresarial a los poseedores de información.
La principal ventaja del marketing masivo procedía de sus sencillez, con mensajes
fáciles de elaborar y distribuir, pero se desperdiciaba mucho dinero en productos y
mensajes muy poco adecuados a los posibles clientes y audiencia, aunque el aumento de
la demanda de bienes impidió realizar análisis más precisos que mostraran como adaptar
mejor los productos al público y que recursos se podían utilizar para una política
comercial más efectiva. Posteriormente se produce un cambio de criterio en cuanto a la
valoración de productos y servicios, donde la calidad no viene determinada por los
estándares propuestos por los fabricantes sino por la percepción del público, que se sitúa
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en el eje central d las decisiones empresariales, descubriendo los directivos que las
actividades más relevantes de su compañía son aspectos o variables del marketing.
El marketing busca hoy día la lealtad de los clientes en un entorno que se caracteriza
por la saturación de la oferta y por la rápida imitación de las fórmulas que han obtenido
éxito. La lealtad del público se centra en la credibilidad y en la confianza con el medio
audiovisual, como enseña los modelos denominados de “marketing relacional”, quienes
apuntan que las empresas consiguen ese aura de fiabilidad cuando se empeñan en servir
a sus clientes, pero el problema llega con la proliferación de mensajes que dicen tener lo
que demanda el público, y todo este ruido genera escepticismo y la gente se fía cada vez
menos de los mensajes comerciales y busca otras fuentes alternativas de información
como colegas del trabajo, expertos o amigos. Este fenómeno se produce a menudo
cuando la decisión de compra se refiere a la televisión por suscripción. El marketing
pasa de ser una cuestión táctica a una cuestión de emprendedores, pues la clave ahora no
radica en conocer las técnicas de venta sino en entender el mercado, estudiando la parte
más humana, y por tanto más impredecible, del mercado, añadiendo creatividad al
proceso de decisión. El marketing moderno sitúa a los clientes en el centro de gravedad
de las compañías, cambiando a un modelo empresarial consistente en que el marketing
deja de ser el cometido de un departamento y se convierte en trabajo de todos los
empleados.
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Pero no debemos olvidar que el marketing se propone básicamente alcanzar un de
estos tres objetivos, aumentar las ventas de un producto o el consumo de un servicio,
mejorar la imagen de un producto o servicio o mejorar la imagen de la compañía. Para
conseguir un buena imagen corporativa o para reforzar el prestigio de un producto, las
compañías muestran que ganan dinero y que sus productos tienen aceptación publicando
sus “ratings” de audiencias, cuidando la calidad y coherencia de sus productos,
introduciendo secciones y programas que fortalecen la imagen que quieren dar a los
espectadores, vinculándose también con ideas y proyectos que interesan a la comunidad
(patrocinio de eventos deportivos y culturales, promueven el sector cinematográfico
español, etc.) para fortalecer su prestigio.
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3.2. La publicidad televisiva
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condiciones. Las cadenas deben contar con todos estas subcompañías para competir con
otros operadores por vender sus espacios al mejor precio posible, especialmente en la
franja del “prime time”, donde se concentra buena parte de los costes y beneficios,
aunque la saturación de esta franja esta trasladando la competencia a otras franjas de la
parrilla de televisión mediante la oferta de paquetes de espacios en diferentes horarios,
para objetivos de un público homogéneo, y otras ofertas especiales de precios, sin
olvidar la naturaleza estacional de la publicidad, que determina muy diferentes
relaciones en función de las temporadas del año.
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adecuación de los contenidos a sus objetivos comerciales, consiguiendo la máxima
expresión de esta tendencia con los programas de televenta.
4. Control financiero.
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4.1. Economía televisiva.
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televisiones a intereses políticos. El problema de ambas es que es indiferente al
consumo televisivo, por lo que se consideran fórmulas ineficaces para sostener una
economía televisiva.
El pago directo del espectador se ha visto como una posible solución para el futuro, y
muchos especialistas han visto en él la configuración de un auténtico mercado
televisivo. El cliente manda y la atención a sus preferencias permitiría evitar el
despilfarro ante el sistema actual. Pero las voces críticas contra este sistema por violar la
naturaleza de la televisión como “ente público”.
Como ha quedado patente, no hay una respuesta infalible, desde el punto de vista
económico, para una óptima asignación de recursos que obtengan la máxima
satisfacción de los usuarios, por ello, al no existir unos criterios claros de mercados, el
modo y nivel óptimo de satisfacción para la televisiones dependen exclusivamente del
orden político y cultural de cada sociedad.
Como ya se ha dicho antes, la televisión non tiene una realidad única y definida, y nos
ofrece a través de su historia una gran variedad de modelos de titularidad, financiación y
funcionamiento, a esto se le une la continua transformación que ha venido sufriendo
debido a la innovación tecnológica, agudizado en las dos últimas décadas, pero el
aparente protagonismo de la tecnología empaña a veces la capacidad para discernir la
fuerte presión que suponen las transformaciones económicas y políticas. A continuación
se hace un repaso por las principales tendencias económicas que actualmente se dan en
el sector económico de la televisión.
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-.Desregulación: Este concepto permite comprender las transformaciones más decisivas
que han tenido lugar en la televisión de nuestro tiempo. Por lo general significa la
retirada paulatina del Estado y la creación de una dinámica económica y de mercado,
pero a la vez significa el debilitamiento de las televisiones públicas y sus sistemas
nacionales. Implica una menor soberanía de los Estados sobre el conjunto del
audiovisual y un gran impulso a la economía de mercado.
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inverosímil, pero algunas de las estrategias de los grandes grupos muestran rasgos de
esta tendencia por su capacidad de mezclar mercados tan diversos, pero su eficacia y
rentabilidad están por demostrar.
5. Contenidos y Servicios.
Los criterios que baraja una cadena para seleccionar sus programas se basan en el
conocimiento de los comportamientos sociales y de consumo del público, el análisis
previo de las compañías competidoras, el presupuesto del que se dispone y la no
desfiguración del concepto de imagen corporativa. los programas se distribuyen en
franjas horarias que cubren todas las horas del día, y cada una tiene sus propias
características, por la mañana se suele dar más fidelidad, y cada vez atrae más el interés
de los directivos, antes centrados mayormente en los horarios nocturnos, que son los
que tienen mayor audiencia y donde se insertan los productos más caros, con las tarifas
publicitarias más altas, por ello se considera que una televisión tiene el liderazgo de este
mercado cuando domina esta franja horaria, aumentando así sus tarifas, no solo en la
franja nocturna, sino en todas, al crearse un efecto de arrastre por prestigio que en ese
momento alcanza la cadena. Los contenidos que ofrecen las televisiones son de variada
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naturaleza y en los epígrafes siguientes he intentado clasificarlos para clarificar la
situación, dedicando un apartado a las nuevas posibilidades que ofrece el medio al
amparo de las nuevas tecnologías.
Las funciones tradicionales de los contenidos han sido tres: Atraer audiencias masivas
y relativamente fieles para intercambiarlas por ingresos publicitarios, aportar prestigio a
la cadena, todo ello para contribuir a la legitimación del emisor y del público, que con
frecuencia tiene mala conciencia del tiempo que dedica al medio. Estas características
hacen que en la televisión se de una extraña combinación entre tradición e innovación,
en el caso de la televisión abierta, se busca una progresión constante en la capacidad de
fascinar a una audiencia necesitada de nuevos estímulos, pero, esta misma audiencia
también tiene tintes conservadores y prefieren rutinas, como demuestran los
informativos, que apenas han variado su formato y horario de emisión desde el principio
de la televisión. Además la televisión, por los límites estructurales del proceso de
creación, apenas permite el paso de innovaciones y se limita a reformular una y otra vez
el mismo lenguaje y forma, y aunque es cierto que se producen alteraciones en el valor
de los géneros televisivos a lo largo del tiempo, los recursos narrativos de la televisión
son limitados, lo que contradice la naturaleza del medio, que exige una renovación
constante de su capacidad de seducción. A la televisión le gusta presentarse como un
discurso continuamente renovado, pero sus recursos de expresión básicos son muy
limitados. La solución más frecuente frente a este problema ha sido la mezcolanza de
géneros, permitiendo dar una apariencia de novedad, pero las posibilidades también se
agotan con esta salida.
Existen productos con alto poder de persuasión, demostrado por las audiencias desde
el origen de la televisión, como son los deportes, el cine y los informativos, y las
variantes que se pueden encontrar a lo largo del tiempo son básicamente de tipo técnico,
pero hay también otros géneros que mantienen el interés del público aunque se
transforme siguiendo patrones sociales y culturales del momento, como es la ficción.
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-.Cine: es el producto audiovisual de mayor valor, tanto en su forma de exhibición
original como en las emisiones televisivas. Desde el principio de la telvisión, su
vinculación con el cine ha sido muy estrecha, y su peso en las parrillas de programación
es muy amplio, aunque haya decrecido en los últimos años, pero supone un inagotable
fuente de productos que se puede reutilizar sin que tengan necesariamente el valor de lo
inmediato. En el ámbito de la programación multicanal, el cine es uno de los
componentes básicos de la oferta y principal elemento de atracción de muchos usuarios,
por ello muchas empresas de televisión han entrado en la producción cinematográfica,
siguiendo la lógica de la integración vertical, ya sea para producir películas o telefilmes,
aunque también hay que decir que se encuentran obligados a ello por alguna normativa
europea. En la televisión digital, la oferta de cine se basa en un repertorio cada vez más
amplio y diversificado, se combinan los últimos estrenos con catálogos históricos de
todo tipo de películas, y la vez muestran la ineficiencia del concepto tradicional de
emisión, dando la posibilidad de elegir lo que se desea ver, aunque es difícil que llegue
a reemplazar del todo a este concepto tradicional de la emisión, capaz de suscitar
demandas espontáneas.
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es básicamente nacional (con excepción de mundiales y juegos olímpicos), pero se
repiten con frecuencia y esta misma repetición le añade valor al contenido. Las
tendencias de los contenidos deportivos no parecen que vayan más allá de posibles
modificaciones de los reglamentos de juego para hacerlos más televisivos, lo que sí
puede sufrir modificaciones son las técnicas de transmisión y realización de los eventos.
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industrias en todos los países, que incrementan progresivamente sus ambiciones de
calidad y presupuesto y se diversifica cada vez más en cuanto a las referencias temáticas
y formatos. Es uno de los contenidos más importantes para las cadenas, en parte por que
les permite cierta capacidad de control sobre el producto, tanto en el aspecto industrial
como en el creativo. Algunas series tienen la capacidad de prolongar su interés en le
tiempo, por lo que en la televisión digital encuentran un lugar ideal para su difusión en
forma de canales temáticos especializados. La investigación y desarrollo de la ficción,
en su modalidad interactiva, es uno de los nuevos espacios creativos que se abren a la
televisión.
-. Telerealidad: el éxito en varios países de “Gran Hermano”y sus secuelas, han hecho
de la telerealidad un contenido pujante en las parrillas de programación, y un producto
muy complejo que combina varios géneros, mostrando el valor potencial de la
reorganización de elementos conocidos, que muta constantemente en los nuevos
programas que van apareciendo. Supuestamente su gran aceptación viene al
conformarse como una representación metafórica del funcionamiento del mundo,
aunque sea de una manera parcial y simple. Aprovechan varias características de los
informativos como la extensión temporal en función de las necesidades del espectáculo
y el único problema que plantea es su temporalidad, pero permite presentarse a los
espectadores como un evento único e irrepetible, pero con voluntad de permanencia al
reiterarse e integrar a sus protagonistas en otros contenidos del medio.
-.Entretenimiento: Este género es muy amplio e incluye en su seno desde los shows de
gran formato hasta los más humildes concursos, espectáculos musicales nocturnos,
programas de humor, debates, etc. Su peso viene debido a su gran diversidad y son tan
flexibles que pueden usarse en cualquier momento como recurso de programación,
dependen en gran medida de las modas, los cambios de interés de los espectadores y la
mezcla de formatos. Los programas de entretenimiento de gran formato, aunque cuentan
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con un público objetivo muy amplio, tienden a perder peso en las parrillas debido a que
su alto coste no siempre se amortiza. Los concursos y otros programas de variedades
(zapping, humoristas, imágenes impactantes, etc.) son uno de los principales recursos de
los canales generalistas en su lucha por las franjas horarias. Los magazines y otros
programas de entretenimiento basados en el diálogo, se caracterizan por la fidelidad de
su audiencia y por su capacidad de acumulación de “share” en franjas horarias
secundarias, y algunos son capaces de dar lugar a productos extratelevisivos que supone
una fuente económica a tener en cuenta, además su bajo coste permite crear programas
con una eficacia y calidad razonables.
Uno de los temas más frecuentes al hablar de la nueva televisión son los servicios de
valor añadido (también denominados servicios interactivos, servicios avanzados de
televisión digital, etc.), como son la telebanca, publicidad interactiva, juegos, Internet,
entre otros. Estos servicios aún no se han concretado lo suficiente en modelos de
negocio rentables, pero se intuye su importancia y su relevancia económica de cara al
futuro, aunque hoy día no deja de ser un repertorio lleno de posibilidades teóricas que
resulta muy difícil de clarificar. Su primera característica importante esta relacionada
con los recursos tecnológicos necesarios para su implantación, que no están al alcance
de todos los espectadores, la segunda es su función en las plataformas digitales, que aún
carece de estrategia definida y por último, su utilidad para el usuario, aun desconcertado
ante las posibilidades interactivas de la televisión. A continuación presento una
clasificación de los principales modelos de servicios añadidos para televisión:
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-.Publicidad interactiva: En muchos espacios de la televisión digital la televisión ya no
es el centro del negocio, sino un servicio más integrado en una amplia oferta con la que
comparte la interactividad y la personalización, pudiendo generar ingresos directos para
las plataformas y para la industria especializada, que ya ha puestos sus ojos en ella al
descubrir ventajas tales como la selección voluntaria del espectador, eliminando la
saturación y la pérdida de efecto de los mensajes con un planteamiento menos agresivo
de la comunicación publicitaria, la posibilidad de segmentar y personalizar los mensajes
tanto como se desee, según perfiles de consumo o sociodemográficos, la posibilidad de
compra directa del producto o servicio, la diversidad de recursos de comunicación con
el espectador (e-mail, móvil, encuestas). Aunque se asimila en algunos de sus
palnteamientos al marketing directo, abre una línea directa y casi permanenete entre el
anunciante y el hogar, lo que modifica las formas de comunicación comercial e
institucional. En España todavía no ha despegado con el ímpetu esperado, señalándose
como causas las limitaciones técnicas de la interactividad si se compara con Internet, el
conservadurismo de los anunciantes y el reducido volumen comparativo de los usuarios
digitales, los únicos que hasta el momento tienen acceso a este tipo de servicios.
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-.Servicios avanzados de telecomunicaciones: El uso del terminal permite enlazar
funciones con otros sistemas digitales como Internet, e-mail y mensajes a móviles. Por
lo general exigen el uso de un teclado inalámbrico que facilite la comunicación escrita,
aunque no es estrictamente necesario. Por lo general la plataforma y el operador de
telecomunicaciones compartirán los ingresos generados, más los típicos patrocinios que
pueden asociarse a las pantallas de interrelación.
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Algunas de las funciones que no se pueden integrar dentro de las anteriores, aunque si
se desarrollan adecuadamente pueden llegar a constituirse en categorías propias, son los
juegos, que pueden ser gratuitos o de pago, apuestas, situadas entre el comercio
electrónico y la actividad lúdica, u otras poco investigadas como la descarga de
software.
Las batallas por la calidad protagonizadas por las distintas empresas se basa en la
creencia de que la rentabilidad económica de las compañías y sus posibilidades de
supervivencia en mercados competitivos como el audiovisual, se fundamentan en su
capacidad de elaborar productos y servicios de calidad, palabra que implica “satisfacer
las expectativas”, “tener cero defectos”, “que el producto se comporte del modo
esperado y sea duradero”, “ajustarse al modelo predeterminado”, etc.
Pero si bien es fácil determinar si un coche, por ejemplo, tiene más calidad que otro,
no tenemos la misma nitidez cuando nos referimos a los productos y servicios
televisivos, pues no se puede asegurar si van a cumplir la función para la que han sido
diseñados o si serán apropiados para el uso que se les pretende dar, ni siquiera es fácil
de comprobar si las empresas satisfacen a los usuarios. La dificultad de encontrar
respuesta a esta disyuntiva explica la necesidad de aclarar que es la calidad en los
productos y servicios de información y entretenimiento, para lo cual debemos
acercarnos al carácter comparativo que tiene el término, así, un producto tiene “calidad”
cuando supera a sus competidores, lo que lleva unido el concepto de innovación
permanente, además, por lo general, una empresa no puede ser mejor que sus
competidores en todo, por lo que deberá elegir el campo de acción para su excelencia, el
sector donde sus competidores no puedan alcanzar un nivel tan alto como el que la
compañía ostenta. Apostar por la calidad puede significar renunciar en parte a lograr la
máxima rentabilidad a corto plazo, pero es la renuncia a esto y la inversión en calidad,
lo que hace fuerte un medio, al proporcionarle prestigio, lo que les hace fuerte respecto
a sus competidores.
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Tratemos ahora un tema espinoso en referencia a la calidad, ¿guarda relación directa
con la aceptación del producto por parte del espectador?, en la mayoría de mercados
parece ser así, pero en el mercado audiovisual hay hechos que contradicen esta hipótesis
y su contraria, que plantea que la televisión de calidad siempre será minoritaria,
basándose en pesimistas supuestos antropológicos. Esta contradicción entre calidad del
producto y satisfacción del cliente puede resolverse si no confundimos la cantidad de
satisfacción de los usuarios con la cantidad de usuarios satisfechos, por ello, calidad
implica un alto nivel de adecuación a demandas específicas, independientemente del
carácter mayoritario o minoritario de esa demanda, como ocurre en algunas cadenas de
televisión, donde algunos programas pueden gustar mucho a determinados espectadores
pero no alcanzan el nivel de audiencia necesario para mantenerse en la parrilla, por que
sus contenidos son minoritarios.
Otro malentendido habitual es pensar que las empresas adecuan sus mensajes
informativos y de ficción a las demandas del público, si esto fuera así, deberíamos
concluir que el público no tiene “buen gusto” y que, por lo tanto, calidad y aceptación
no siempre van unidas. Las empresas no buscan la máxima aceptación sino la más
rentable, es decir, la mejor relación entre inversión en calidad e ingresos previsibles. En
televisión con frecuencia el incremento de la calidad supone un aumento de gastos
superior al de los ingresos que proporcionara, como sucede de ordinario con los
programas de ficción para televisión, donde emitir un telefilme o un capítulo de una
serie de producción ajena cuesta menos de la mitad que una película de estreno, por eso
la cadena puede preferir el primer tipo de programas, aunque su audiencia e ingresos
publicitarios sean un 20% inferior que si se programase la película.
Los canales generalistas están tan poco especializados que es muy difícil atraer la
atención de un público tan heterogéneo y disperso geográficamente, a la vez que se
consigue un alto nivel de adecuación a las demandas del público. La programación en
horario de máxima audiencia debe adecuarse a las preferencias de un público con
menores pretensiones culturales, aunque esos contenidos no sean atractivos para parte
de la audiencia, pero poseen la capacidad de no disuadir del consumo a casi nadie, por
que la disponibilidad de canales especializados es muy limitada. En cambio, programas
con más pretensiones intelectuales provoca un rechazo en el público más iletrado. En
gran parte, la falta de adecuación entre mensajes emitidos y demandas de los clientes
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corresponden a situaciones de escasez de ofertas, por ello uno de los efectos de las
nuevas tecnologías consiste precisamente la posibilidad de aumentar la capacidad de
elección del público, predominando los productos especializados, que gustan mucho a
pocos, frente a los generalistas, que gustan poco a muchos. Si la tecnología permite
mayores cotas de adecuación a las preferencias del público, las empresas deben
determinar si pretenden adaptarse de modo absoluto a las demandas de los clientes o no
renunciar a sus señas de identidad que se puedan anteponer a lo que el público demanda
en un momento dado, encontrándonos ante una doble salida: excesivo inmovilismo o
excesiva adaptación. El inconveniente del primero es que las empresas que no
modifican su oferta están abocadas al declive porque los competidores mejoran la
calidad de sus productos y servicios y por los cambios que experimentan los mercados.
Pero el incremento progresivo de la competencia y el afán por alcanzar mayores
audiencias también pueden ser contraproducentes, ya que acaba supeditando cualquier
decisión al incremento del número de espectadores, haciéndoles perder sus señas de
identidad. Estos ejemplos demuestran que la calidad requiere un alto grado de
adecuación a las demandas del público, haciendo que sea compatible con el
mantenimiento de la imagen corporativa de la empresa.
Ha quedado claro a lo largo de todo este trabajo, que el medio audiovisual está en
constante crecimiento, por lo tanto las empresas que quieran seguir en la puja deben
crecer con el sector y conseguir una mayor dimensión para afrontar el futuro, pero esta
posibilidad no esta exenta de inconvenientes, por que al crecer las empresas tienden a
convertirse en organizaciones burocráticas, con más costes de coordinación entre los
departamentos y menor flexibilidad ante los cambios del entorno, arriesgándose a
perder su grado de especialización y, por tanto, pierdan eficacia en sus cometidos. El
incremento del tamaño suele producir autocomplacencia y perdida del afán innovador,
además, algunos directivos saben dirigir pequeñas empresas, pero no grandes
corporaciones, dando pie a situaciones de incompetencia para el cargo. Estas
dificultades ilustran la trayectoria de muchas compañías que en una primera fase de
ímpetu de sus promotores y su plantilla se atreven a competir con empresas mayores,
después, cuando se consigue mejorar la rentabilidad, a continuación se produce una
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expansión hacia nuevos mercados o se incrementa la oferta en el propio mercado. En
este momento pueden surgir los problemas del crecimiento, significando el final para
algunas empresas, pero otras consiguen rehacerse y continuar progresando.
Cuando una organización crece sume nuevos desafíos y realizan nuevas tareas que
exigen capacidad de adaptación y rapidez de aprendizaje, ya que todo cambio implica
un riesgo y sin embargo casi todas las compañías saben que sus opciones en un mercado
tan turbulento pasan por el cambio. En primer lugar se exponen las ventajas del
crecimiento para la empresa para después estudiar los procedimientos habituales para
aumentar la presencia en el mercado. Por último se especula con las posibilidades de
expansión que podría tener una empresa del sector audiovisual.
Las empresas del sector audiovisual llevan a cabo estrategias de crecimiento por
varios motivos, como el hacer frente a la concentración de la industria, para aprovechar
las ventajes inherentes a las economías de escala, diversificar el riesgo empresarial,
buscar oportunidades en nuevos mercados y negocios, mantener la cuota de mercado o
por motivos que se escapan del ámbito económico.
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La búsqueda de tamaño, credibilidad y economías de escala son otro factor
determinante. Al aumentar su tamaño, las empresas adquieren ciertas ventajas ajenas a
la actividad comercial que realizan, con una mayor capacidad de influencia en el poder
político o condicionar decisiones referidas al marco laboral, adjudicación de nuevos
canales, concesión de ayudas directas indirectas, etc. Además, las agencias reguladoras
dependientes de los gobiernos suelen ser sensibles con los grandes grupos de
comunicación, por la capacidad de estos de influenciar en la opinión del ciudadano.
Otra ventaja del tamaño es la posibilidad de alianzas con socios privilegiados. Muchos
acuerdos de cooperación entre empresas de dos o más países corresponden a un modelo
en el que una compañía proporciona su conocimiento del negocio y la otra aporta el
conocimiento del mercado y la capacidad para influir el gobierno de ese país, caso de
que la actividad comercial a desarrollar requiera autorización administrativa (este es el
caso de Canal+, en la televisión de pago, o de Fininvest, en la televisión en abierto). En
cada país las compañías suelen asociarse con grupos de comunicación líderes en sus
respectivos mercados, que se benefician de la marca, la manera de trabajar y la
capacidad financiera de las multinacionales.
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empresas. También pueden introducirse en otros mercados por que aprovechan
oportunidades de inversión, pero esta clase de situaciones no se da en demasía, puesto
que los mejores mercados están saturados por la competencia, excepto los denominados
“mercados en estado de maduración”, que pueden ser atractivos en un corto plazo.
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vigilado por las comisiones antimonopolio. Hay ciertos elementos que favorecen que las
empresas audiovisuales adquieran otras compañías, entre ellos el disponer de más
recursos y conseguir un volumen de ventas superior al de sus rivales, por que carecen de
conocimientos referidos a un tipo de negocio o mercado, o ante el rápido crecimiento de
los rivales que pueden hacer que la empresa pierda parte de su cuota de mercado si no
realiza una adquisición, cuando los directivos ofrecen un alto precio por el medio en
previsión de un aumento de su rentabilidad, también cuando existen buenas expectativas
en el mercado o en la industria. Las adquisiciones, si se realizan hacia arriba, permiten
controlar el suministro de los programas más populares, y si se dirigen hacia abajo, se
busca controlar los mejores canales de distribución.
Las fusiones aumentan en los mercados con largos periodos de crisis y cuando
ninguna compañía ha logrado la posición de líder destacado, como ha pasado en el
sector de la televisión por satélite en los años noventa, cuando los nuevos operadores
encontraron más resistencia de la prevista para desbancar a las empresas tradicionales,
por lo que no cumplieron sus planes de negocio por la inflación del precio de los
programas debido al aumento del numero de canales (lo que llevo a la fusión de los
operadores británicos Sky y BSB, al que han seguido procesos similares en toda
Europa), las fusiones se plantean entonces como un medio de reducir costes, reducción
de plantilla o venta de activos.
Las alianzas permiten beneficiarse de buena parte de las ventajas propias de las
corporaciones de gran tamaño y a la vez evitan sus problemas más habituales, además
de escapar de las normas referidas al abuso de posición dominante. Su punto débil viene
debido a la situación que generan ya que, aunque se establezcan la manera de romper el
compromiso, la voluntad de los socios es lo que la mantiene, por eso, empresas que
desean asegurar el control de los mercados no suelen poseer una cultura de orientación a
los acuerdos y alianzas. La eficacia de las alianzas se basa en el tipo de relación que se
establece entre las empresas, la estrategia a tomar en cuenta, por que los medios o los
mercados en los que una esta presente complementan los de la otra, además, las
compañías deben hablar el mismo lenguaje, compartir sus valores básicos y plantear los
acuerdos no por motivos coyunturales, sino con el propósito de que se alargue en el
tiempo.
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Para finalizar decir que las adquisiciones, fusiones o alianzas obedecen tanto a
movimientos tácticos (según la evolución del mercado) como a decisiones
estratégicas(dependen de los objetivos y la cultura interna de la empresa) y no existen
modelos de crecimiento ideales ni se pueden dar normas o reglamentos aplicables a
cualquier circunstancia, por lo que estrategias que han servido para el desarrollo y el
aumento de la rentabilidad de una compañía puede generar fracaso en otra compañía
diferente.
Hasta los años noventa, las corporaciones privada centraban su actividad en un tipo de
medio, pero a partir de esa década se aceleraron los procesos de diversificación del
medio audiovisual, movido por las innovaciones tecnológicas y la liberalización de la
industria, permitieron que los grupos más fuertes adquirieran o pusieran en marcha
canales de televisión, canales vía satélite, sistemas de cable y otros medios y soportes
de información y entretenimiento, pero para que esto fuera posible ha sido necesario
debilitar las barreras legales y recibir el impulso de la tecnología para que las empresas
diversificaran sus negocios en el sector de la comunicación, pero una vez superados
estos obstáculos, las corporaciones han seguido casi de modo unánime esas estrategias
de crecimiento. Esta diversificación genera una serie de ventajas para las empresas
audiovisuales:
-. Permite diversificar el riesgo empresarial: cuando una compañía sólo posee en mismo
tipo de medios, cualquier circunstancia externa que afecte gravemente a la rentabilidad
de ese sector compromete el futuro de toda la empresa.
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-.Genera sinergias: Al integrar un grupo distintos medios audiovisuales, unos pueden
apoyar a otros, hasta el punto de que la supervivencia de un medio puede depender de
que cuente con el respaldo de una compañía de gran tamaño y muy diversificada, por
eso los medios pertenecientes a grupos multimedia se benefician mutuamente al
compartir fuentes de información y documentales, aumentan la eficiencia del trabajo, se
transmite el prestigio de los medios más consolidados y en algunos casos varios medios
pueden los mismos inmuebles y sistemas de producción, aprovechando las innovaciones
tecnológicas que aparezcan.
Pese a las ventajas señaladas, la mayor parte de las empresas que han seguido
estrategias de diversificación en distintos medios audiovisuales se han encontrado más
problemas y dificultades de los que habían pensado en un principio y con frecuencia no
han sido capaces de cumplir los plazos previstos para asimilar las nuevas adquisiciones
y recuperar la inversión, debido en gran parte al alto coste de adquisición de los medios,
que superan la ventaja de acumular soportes. Otro problema derivado de la
diversificación de los medios audiovisuales es que no limita el riesgo empresarial tanto
como se había pensado en un principio, debido a que la mayoría de ellos tiene como
fuente primordial de ingresos a la publicidad, por lo que una situación desfavorable en
ese sector puede afectar gravemente a todos los medios que componen la corporación.
Para minimizar esta tendencia se tiende a la concentración de medios que utilicen
distintos soportes, proporcionen distintos contenidos, estén presentes en mercados
distintos y utilicen distintas fuentes de ingresos. Una dificultad final de la
diversificación consiste en que causa un descenso en la especialización de las
organizaciones, lo que afecta a los puestos directivos pero también al modo de competir
de las empresas, ya que una estrategia corporativa puede ser eficaz en unas unidades de
negocio pero perjudicial en otras, para las que la pertenencia a un grupo de
comunicación podría generar más inconvenientes que ventajas.
Por último, hay algunas compañías que han sido capaces de llevar a cabo una
completa diversificación multisectorial, tratando de amortizar sus distintos negocios de
encontrar una lógica que agrupe a las empresas, de modo que las económicas a escala
compensen su pérdida de especialización y los costes de coordinación de actividades
poco relacionadas
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Índice
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Bibliografía p. 39
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Bibliografía
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