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Citar las ideas constitutivas de lo que Lyotard llama la postmodernidad y criticar

la version de acuerdo a Eagleton.

La condición postmoderna para Lyotard, es aquella condición del saber de las


sociedades desarrolladas. Ese saber se legitima de diferente modo que el moderno y su
fin no está en sí mismo sino que es condicionado por las leyes del mercado. Es por ello,
que el postmodernismo consiste en un estado alterado del conocimiento y la
desubjetivación del mismo. Siendo este saber un conjunto serial de información, cuya
circulación se efectúa y se facilita a través de las nuevas tecnologías de la información.
“Se puede, por consiguiente, esperar una potente exteriorización del saber con respecto
al “sabiente”, en cualquier punto en el que este se encuentre en el proceso de
conocimiento. El antiguo principio de que la adquisición del saber es indisociable de la
formación del espíritu, e incluso de la persona, cae y caerá todavía más en desuso. Esa
relación de proveedores y los usuarios del conocimiento con el saber tiende y tenderá
cada vez más a revestir la forma que los productores y los consumidores de mercancías
mantienen con estas últimas, es decir, la forma valor.”1

El sujeto ya no posee del saber por el hecho de conocer y el conocimiento se ha


mercantilizado. Sin embargo, este conocimiento, debe ser legitimado para ser
reconocido. En la modernidad, las ciencias deben legitimar sus reglas del juego, y por
eso acuden al metalenguaje de la filosofía, a los grandes relatos del idealismo alemán y
la política de la ilustración. A su vez, esta legitimación es doble, por un lado, las
afirmaciones tienen que ser verdaderas, y por otro lado justas. Esto es así desde la
filosofía griega. La ética, la política y la ciencia están indisolublemente ligadas. La
sociedad occidental acude a estos grandes relatos porque estos abarcan la totalidad,
disponen un sistema que opera para llegar a grandes fines, con un sentido teleológico.

El saber postmoderno, encuentra una legitimación de otro tipo. Puesto que las grandes
narrativas han perdido su sentido, por su pretensión de abarcar todo el conocimiento y
finalmente no poder lograrlo. Esto se predica tanto del relato especulativo y del relato
de la emancipación. Los fines se han dejado de lado y se privilegian los medios de
acción. El disfrute individual ha desplazado a las grandes utopías de una civilización
ideal.

1
Jean-François Lyotard, La condición postmoderna, trad. Mariano Antolín Rato, Cátedra, Madrid, 1991,
p.6. (edición virtual).

1
La deslegitimación del saber moderno, es inherente a su sustento legitimador, puesto
que la filosofía especulativa cuestiona y busca incesantemente aquello que deslegitime a
la ciencia. Es por ello que “la crisis del saber científico, cuyos signos se multiplican
desde fines del siglo XIX, no proviene de una proliferación fortuita de las ciencias que
en sí mismo sería el efecto del progreso de las técnicas y de la expansión del
capitalismo. Procede de la erosión interna del principio de legitimidad del saber.”

En la actualidad no hay una unidad en las ciencias, cada una posee sus propias reglas.
Ya no existe un metalenguaje que las regule, sino que todo es un juego del lenguaje.
Los límites pueden ser desplazados a partir de “una jugada”, es decir un nuevo
enunciado. Las instituciones que establecen límites en la modernidad, a través de las
estrategias del lenguaje pueden desdibujar esos límites y transformarlos. La legitimidad
de las ciencias en la postmodernidad está dada a través de los juegos del lenguaje, de la
aceptabilidad de la comunidad científica que sigue las mismas reglas, dentro de una
pluralidad de sistemas. No existe un metalenguaje consistente para todas las ciencias, es
que decir que algunas operan con un lenguaje consensuado y sus reglas no pueden ser
demostradas. Esto permite la presencia de paradojas por la inexistencia de un
metalenguaje que reflexione sobre ellas.

Los enunciados de la ciencia se deben probar, y para ello se utiliza la técnica más
adecuada para llegar a esa demostración, está debe ser eficiente, es decir que llegue a
óptimos resultados gastando la menor cantidad de energía posible. Pero no puede existir
la verificación de enunciados, ni la prueba, si no se dispone de dinero. “Los juegos del
lenguaje científico se convierten en juegos ricos, donde el más rico tiene más
oportunidades de tener razón.”2. A partir de la primera revolución industrial, se descubre
que no hay técnica sin riqueza pero tampoco hay riqueza sin técnica. Esto es lo que
produce que la ciencia haya un deseo más poderoso de enriquecimiento que de saber. Y
este se convierte de esa manera en poder. La legitimación del saber científico estaría
dada de hecho, cuando toma el “control del contexto” por medio de la técnica.

Cómo se ha dicho anteriormente, el postmodernismo deja de creer en las metanarrativas


que hablan de la emancipación del sujeto. Estas corresponden a la emancipación
progresiva a través de la razón y la libertad, la emancipación por medio del trabajo, el
enriquecimiento a través del progreso de la ciencia y de la técnica y la emancipación por
la salvación lograda a través de la conversión a la narrativa cristiana del amor
2
Ibidem, p. 37.

2
martirizado. Estas metanarrativas, según Lyotard, son abolidas por hechos históricos
particulares. El autor no logra sostener lo dicho con argumentos sólidos, pero la
discusión de los mismos desbordan los límites de este trabajo.

Lyotard se opone a determinadas ideas modernas, entre ellas, a la idea de emancipación,


como ya se ha dicho anteriormente, a la idea de humanidad liberal y a la idea de una
historia universal como idea a una historia hacia la libertad. También rechaza la idea de
sujeto y la idea de razón, puesto que oscurece la pluralidad de las razones. Y la idea de
progreso debe ser abandonada porque facilitó la creación de totalitarismos.

En la obra “Las ilusiones del postmodernismo” de Terry Eagleton, se discuten algunas


afirmaciones del postmodernismo predicado por Lyotard y otros intelectuales. Por un
lado, Eeagleton sostiene que las ideas postmodernas han tenido gran aceptación porque
no requieren que el lector establezca un compromiso con ninguna postura que requiera
un análisis profundo del conocimiento. Por otro lado, el rechazo de las totalidades es
también cuestionado, ya que este rechazo, de manera facilista, asume que no existe un
sistema, que no hay universales y que todo forma parte de la esfera individual. No se
puede decir que los sistemas o las totalidades no existen porque no se tiene prueba de
ello, sería como argumentar que no se puede hablar del inconsciente porque este no
puede ser visto.

El concepto de totalidad está ligado con el de un sujeto que opere activamente en ella,
pero si el sujeto desaparece como componente activo de una sociedad, difícilmente la
totalidad tenga sentido. Para Eagleton, no creer en ideales universales impide que el
sujeto se sitúe en una perspectiva política clara, y promueve que se embarque en
proyectos modestos y que no pretenda ningún cambio en la sociedad. Mientras que se
soslaye la existencia de una totalidad, el capitalismo no será cuestionado. La postura
postmoderna se convertiría en una actitud cómoda y ambigua. “Aferrarse al filo de la
totalidad requiere cierto pensamiento incansable y riguroso, que es una de las razones
por la que quienes no necesitan hacerlo pueden gozar de la ambigüedad y la
indeterminación.”3. El postmodernismo genera el desplazo de una política de clase por
una política de identidad.

En cuanto a los juegos del lenguaje, Eagleton sostiene que si todo se reduce a ello, se
estaría olvidando la relación que existe entre el lenguaje y el mundo. Si no se puede

3
Terry Eagleton, “Las ilusiones del posmodernismo”, trad. Marcos Mayer, Paidós, Buenos Aires, 1997,
p. 31.

3
hablar de un mundo material, vivenciable, tampoco se puede operar sobre él, hablar
sobre la historia, que consiste en hechos significativos que no sólo existen en el ámbito
del lenguaje.

El postmodernismo viene a acabar con los grandes relatos y a ocuparse de los pequeños.
Postula que la historia nunca tuvo una dinámica interna. Eagleton se pregunta si este
final de la historia se ha dado porque se han resuelto los problemas o porque se los ha
dejado de lado y concluye que hay una negación de dichos problemas.

Si la idea de emancipación se margina, porque pertenece a los grandes relatos de la


modernidad, se olvidan los oprimidos o peor aun, se estaría negando la existencia de los
mismos. Si se supone que ya no hay más políticas con un proyecto viable hacia la
eliminación de las desigualdades, se cae en un enmascaramiento de los problemas
actuales. Eagleton señala, al principio del libro, que este pensamiento postmoderno se
inaugura o se despliega en una época en donde la izquierda política se encuentra en
decadencia, derrotada por esta negación de las totalidades, pero luego se pregunta si en
verdad ha sufrido una derrota o simplemente ha sido ignorada y enmudecida.

El postmodernismo también rechaza todo sentido teleológico de la historia, así también


objeta la existencia de una propiedad definitoria de la humanidad. Eagleton sostiene que
el marxismo ha caído bajo el rótulo de teleológico, sin embargo, Marx no hace
referencias a propósitos y leyes transhistóricas. Es por ello que señala que los
postmodernistas malinterpretan a muchos pensadores modernos y terminan
caricaturizándolos.

Eagleton indica que la idea de progreso no debe ser abandonada alegando que facilita
los totalitarismos, las guerras y aumenta la brecha entre ricos y pobres, porque se
olvidaría la otra cara de esta idea, porque el progreso tecnológico también contribuye al
crecimiento demográfico, la extensión de la esperanza de vida, a mejorar la calidad de la
misma, entre otras cosas.

Para finalizar, si los ideales de la modernidad no pudieron materializarse, no se puede


concluir que se los grandes relatos han fracasado. El socialismo, crítica las
contradicciones que son inmanentes a la teoría liberal, porque esta predica una
universalidad que llevada a la práctica crea desigualdades. Pero no postula, como el
postmodernismo, que la universalidad es una farsa. Si se niega este concepto sería
imposible predicar nada de cualquier entidad y se caería en un relativismo que lejos de

4
resolver los problemas o abordar la realidad de modo comprensivo, sería funcional al
sistema capitalista enmascarando sus conflictos.

Bibliografía

Jean-François Lyotard, La condición postmoderna, trad. Mariano Antolín Rato,


Cátedra, Madrid, 1991.

Terry Eagleton, “Las ilusiones del posmodernismo”, trad. Marcos Mayer, Paidós,
Buenos Aires, 1997.

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