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fragmentario y sobre todo discursivo que especula y reflexiona sobre la
realidad y los sueños.
Reflexionar es un verbo que ha menudo se aleja del cine actual,
por la necesidad imperiosa de la acción y la rapidez para no aburrir al
espectador. Linklater revoluciona, va un paso más allá, se atreve. Mucha
gente verá esta película y querrá salir corriendo de la sala de cine o si
se topa con ella en la televisión deseará cambiarla ante la primera
conversación del soñador con los especialistas.
Posiblemente se le puede criticar de pretenciosa intelectualidad lo
que propone Despertando a la Vida, son válidas las críticas que quieran
apuntar para ese lado, al menos en ningún de los casos – ni en el peor –
podrá ser llamada una película facilista y subordinada por la industria
Hollywoodense. Creo que ya estamos en condiciones para empezar.
Un muchacho moreno de aspecto mexicano (que lo llamaremos
siempre como el soñador) mira por la ventana de un tren en
movimiento. El tren se detiene. Dos niños juegan con un papel que
muestra la frase que será clave para comprender la película: “Tu destino
está en los sueños.” Este flash-back del soñador en un principio parece
ser sólo una intención retórica y poética de Linklater, pero es más que
eso, con esa frase se responde el fin cíclico del argumento. La vida es
sueño. Este Segismundo posmoderno está viajando lucidamente en un
sueño del cual no puede despertar; ¿sueños qué son? Ilusiones de los
imposible. Presagios del futuro y si hilamos más fino ¿Qué pasaría sin la
línea que divide sueño y realidad no existe y sólo somos el sueño de
otro?
¡Wake up ¡
Aunque lo intente y una mil veces el soñador no puede despertar:
está soñando dentro de un sueño, donde sueña que está soñando que
nunca puede despertar. Irónicamente con el fin especulativo que busca
la película todas las teorías que se le presentan al soñador en este
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sueño lúcido sólo siembran más dudas y ninguna lo ayuda con su fin
último. Despertar.
Podemos imaginar que nuestra angustiosa existencia se basa en
nunca despertar, permanecer en el estado ilusorio que nos propone el
mundo. Algunas religiones buscan ese despertar, algunas drogas
consiguen conectar sueño y realidad, la ciencia propone que los sueños
son pura y llanamente expresiones cerebrales del inconsciente.
Nada es real. Todo es ilusión. Vivimos en un transito ilusorio sin
querer abrir los ojos, ya que la vida con los ojos cerrados es más fácil. El
soñador ha tenido una revelación: ha despertado, lo que para nosotros
sería caer en un sueño sin regreso.
Ante todo este descalabro que acrecienta las dudas existenciales
del soñador este se mantiene tranquilo escuchando atentamente todo lo
que el sueño lúcido le entrega: mucha teoría y poca praxis.
Desde la abstracción que propone la ilusión v/s la realidad
podemos especular incasablemente: todos tienen un poco la razón y
todos están un poco equivocados. Linklater intencionalmente al hacer
desfilar este sin fin de teorías contemporáneas se ríe de la portentosa
intención posmoderna de querer saberlo todo.
Despertando a la Vida es una cinta discursiva que permite el
ejercicio de la reflexión, como espectadores no somos simples
receptores de datos – como parece sucederle al desdichado soñador -
desde nuestras perspectivas podemos ir construyendo nuestras propias
dudas y hipótesis permitiendo que haya un dialogo entre objeto y sujeto.
En la ficción – qué tiene mucho de ilusión - el soñador no logra
nunca despertar y se aleja hacía el infinito suspendido en el cielo, en la
realidad – que a estas alturas poco y nada sabemos de ella – la puerta
queda abierta: podemos despertar a la vida o seguir plácidamente
durmiendo.
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