Sei sulla pagina 1di 28

tr,¿t tccnificación narrativa

ANCEL RAMA ./
La pulsión internaciona!: las técnicas
,.ti

Nunca se afirmará suficientemente que la nucva narrativa


latinoamericana es un movimiento, más que una estética, por Io cual ad-
mite pluralcs orientaciones dentro de un rico abanico artfstico c
ideológico que se estructura sobre los dos ejes que ordenan la producción
literaria del continente: uno horizontal que registra la acción de las diver-
sas áreas culturales regionales en que está dividid¿ América Latina y otro
vertical que permite visualizar las estratificaciones socio-culturales que se
producen en cada una de las áreas. Esa nueva narrativa tiene su periodo
germinal desde el vanguardismo de los veinte cuando se formula cn
oposición a los patrones de la novela regionalista, se consolida en los
treinta y los cuarenta amparada por Ia fuerte urbanización que presencia
la implantación de las editoriales-culturales que diseñan un primer cir-
cuito global de comunicación interna y alcanza su eclosión en los cin-
cucnta y los sesenta al contar con el apoyo de un acrecido nuevo público
que procura respuestas a los conflictos que vive el continente en la cir-
cunstancia de su mayor integración al mercado tócuico,
social, ideológico- del mundo. Esa nueva narrativa -econórr^ico,
sigue la curva cle
dcsarrollo de la nueva sociedad y testimonia su acrecentada complejiclacl,
sus variadas proposiciones y sus tensiones y conflictos. Su signo, por lo
fanto, es esa misma complejidad y esa variedad de soluciones, Io qLrc sc
lraduce en una pluralidad de estéticas que compiten entre sí y qrrc scr.árr
defendidas de manera exclusivista, como las únicas aceptablcs, por.
quicnes las cjcrcitan y los críticos que las apoyan, al]nquc cuando cllas
sc¿in, para una vision totalizadora dcl fen{rnrcno, sr,rlo segnrentos, corr
nl¿ryor o Írenor incidcncia, dcntro clcl conjunto.
La cosrnovisión r.eali.stt y la fantástica, ln atcrrción rcf r:rr:rrr:iirl :r l;r
lristttlia y su ncpación, cl nranc.irl clt: ltr lcn¡',rur t:rrll;r y llr rccrr¡rcr irt.i/ll rlt.
lrabl:r ¡to¡tulitr, l;t cx¡trcsivirtlrtl t:xislcrrtirrl v l:r irrr¡rlrsilrilirl:rrl olrjt,tivlrrrtr,
cs()s ()[)ucslos t:oltvivir irrr tk:ltlrr rlt.l rnovilr¡icnlo t.lt vll i:rtll:,i¡r:¡l

I'l trtirrlt llrUtrr.ryrlt lr,),rl¡ ll;r l¡r¡lrll,,rlolr.r rrllrr¡rt¡lr. l¡r,.rttilr.t¡lr,l¡lrrr,, N¡,¡,/irr¡rr¡r


tttltttttl())t\ /ltt¡,t¡r¡¡,1¡¡¡¡1¡¡ttuI(t\ t,tl /¿/(r¡ltrl (Nl('.\¡(o, l¡)lll) I tt Lttt,,t tItÚtlttt tlt ltttt¡t,il
I rtltrttt (l t:t¡rklrll, iir¡rl,lr;ul¡r, l,/X.r) V I,r ,rpirrrrrl.r ,rllr ¡i,l rrr¡lrrr ll,¡rlrr ¡lr t,,,,
titttt.lttlqtlili,t¡¡ tit¡ltl¡t!<¡lrr'r (lltrcrrr¡r Atr,.\, ( llltAl, l,rli.)) lri rllltrlrrr lrlr|¡rlrr,lr- l,¡
l¡illliotte¿t Aylrt:rrtlr0 (( iilt(;t\) y irrtt¡,tlt¡t( rrlc ¡rrrrlr.,;rrr rlr lr¡ I llilvr lrtrl;r,l ,1,, l\l tr vl,r¡lrl
30 I-A TECNIFICACION NARRATIVA ANCI]I, RAMA 3t

dosificaciones, por lo cual singularizan parcialidades. Algutras clc ellas clisciplinas intelectr-ralcs. Fuc una incidcncia básica y general que tocó a
son más capaces que otras para expresar los ptlntos rnás agudos de la todas las parcialidadcs dc lu ttucva narrativa y cltrc por lo tanto puede
nuevasituación,peroaunenesecasodeberánscrvistasdentrodel[un- verse como uno de los marcos tlofiniclorcs dcl mttvirnicltto y rto
.ioru-i"nt. general de una estructura extraordinariamente dinámica, simplemente como un rasgo de algunas de las cstótica,s cn quc sc sutr-
relacionadas dialécticamente con otras parcialidades' divide. En el horizonte de los narradores, las tócnicas aparccieron conro
Toda la estructura funciona entre dos polos opuestos
que desde los" una eventualidad de renovación y de mejor adecuación a los mcnsajcs
de América Latina han fijado su campo de fuerzas' los que han que pretendian trasmitir y, (desde la entrega alborozada a la utilización
origenes
ido* evolucionando según las circunstancias histÓricas: e[ interna- cautelosa) dispusimos de variadas respuestas a una misma pulsión, tan
cionalista, que registra las sucesivas pulsiones externas que se distinguen admirada como codiciada. Lo importante del nuevo elemento fue la
por variabilidad, ya autÓctonas,
su ya acriolladas de larga data' Son' amplitud de su acción que permite revisar en conjunto el movimiento a [a
y conYencionales de energlas búsqueda de su significación profunda, aunque habrá que verlo sobre
Ltur, ¿"trotninaciones modernizadas
todo en el sector que le concedió primacia, operando una auténtica
que han sido denominad
sacralización de las tócnicas. Concomitantemente, fue ese el aspecto que
que no cesamos de enco
llamó con más fuerza la atención del lector y sobre el cual rotó la
sularismo, civilización
definición del boom, tanto para quienes lo aceptaron como para quienes
catolicismo Y Positivismo' cosmo
variada, a veces finge un isóc¡ono ritmo pen- lo rechazaro¡. El modo extremado en que fueron absorbidas las técnicas
historia de tal dicotomla es
narrativas nuevas hizo que adquirieran un relieve estentóreo dentro de
dular,avecesentreveraSuSrasgos,yenelúltimosiglosigueundesarro-.
ai expansionismo planetario de las las obras literarias y que por €so tuvieran mayor impacto sobre los lec-
llo acelerado que
"oi..rpoti"
metrópolis cultuiales externas, lo que ha reforzado la acción del polo in- tores.
impacto sobre Nuestra América ha sido brusco en Un escritor que a fines del XIX, en la primera pulsión internacional
ternacionalista cuyo
partii de cuando se reestructuran los estados profunda, hizo su singularidad del manejo de un instrumental aprcndido
dos ocasiones: a 1870,
Llnidos se ha unificado bajo en la poesía francesa, hablo de Rubén Dario, muy pronto descubrió que
europeos, pocos años después que Estados
ese recurso que provocaba indignaciones, rechazos, vilipendios, era
la llnea éctnOmica del n-orte, y a partir de 1945, al iniciarsc la- larga justamente el que le abria las puertas de la popularidad porque tenia una
posguerraquehageneradounaredistribucióndelosimpcriosdeoc-
incidencia acentuada sobre el imaginario de las gentes comunes, constitu-
concediéndole la primacía a Estados Unidos'
"i¿át. yéndose en la vla merced a la cual un poeta de minorlas se transformaba
La pulsión externa adquiere mayor fuerza en cste segundo tnomento
en un poeta de mayorías. En el próloga a Cantos de vida y esperqnza qre
po, oü.u de la revolución técnológica que recmplaza en térnrinos incom-
-parablemente inclustrial que alimentó la
a la revolución publica en el apogeo de su fama, dice apaciblemente algo que no ha sido
superiores
suficientemente atendido: <<La forma es lo que primeramente toca a las
pulsiOn del prirner momento a fines del XIX' Para tlsar url cjemplo
del
el cf'ccto quc la invcnción muchedumbres>. Iniciaba entonces lo que él llamaria su período
.o-po infoimativo, no hay compa ación cntrc <sincerista>, donde sus recursos formales habrían de adquirir una ter-
dc agen-
de la linotipo, el tcndido de cables submarinos y la constitttción
tuvo sobre el periodismo latinoarncricano de I'irrcs cle sura y adecuación armoniosa mayores sin que por eso desaparecieran,
cia.s intcrnácionales
por la telcvisión, Ia trasrnisiÓn por satélitcs y la pero habian sido ellos los que en su manifestación rabiosa le abrieran, a
siglo y el conquistado
través de un clamoroso escándalo, las puertas del imaginario de las
¿ñecta de.evistas gráficas clcspuós cle 1945' La inciclencia itr-
"*punriór, rnuchcdumbres.
ternacional, que tiene su principal campo de acciÓn cn l¿t cconolttía' sc
y La atención por Ias tócnicas significó desde el comienzo, en la segun-
vio favorecidá por las conquistas de la revolución tccncllÓgica, trrnqtlc
da pulsión interndcional de este siglo, el interós por las obras vanguar-
tuvo diferentes grados de pcnetración cn las disliiltas t ítrcas
cttro- clistas europcas de cntre ambas gucrras, dondc aparecieron como la
latinoamcricanas, no dejó ninguna sin tocar, provocanclo in¡¡entcs
original cstructtrración dc urta tarnbién original cosmovisión. El conoci-
ciones,
global cn cl nlicnto dc ese nratcrial se inícia entrc los pocos cscritores que ttrattejaban
Tal potencia abarcadora tiene un equivalente igualmer.rte
tecnilicaciÓn lcnguas cxtranjeras (dc Oswald de Andrade a Viccnle Huidobro) y sc
campo liierario donde se constituyó .tt rrt .eq,t.timiento de
acrecienta cntre quicnes conviven a modo dc <lost gencration>
de üs letras, paraielo al que comenzÓ a cumplirsc en las rcstantes hispanoamericana el movimiento curopeo: Miguel Angcl Asturias, Alejo
32 LA TECNIFICACION NARRATIVA
ANCELRAMA 33

reunir una muestra de sus ya cntonces importantes aportaciones'anOté


Carpentier, Jorge Luis Borges. Su acciÓn se amplia a partir de lo.s años,
como rasgo principal la prcocupación tócnica que las distingula dentro
cuar€nta en que las recién fundadas editoriales argentinas, Losada,
del cauce del vanguardismo internacional en curso:
sudamericana, Emecé, comienzan la serie sistemática de traducciones:
Aldous Huxley, Virginia Woolf, André Gide, Franz Kafka y Ia primera
Et periOdo se inicia con una actitud netamente experitnentalistir,
edicion en español del U/ysses de Joyce, junto a William Faulkner, recogiendo por primera vez en América Latina la influcnci¿r
Ernest Hemingway, y muy pronto Thomas Wolfe, Carson McCullers.'
vanguardista europea y norteamericana (.'.) lo que explica las téc-
Truman Capote, etc. Desarraigadas de las obras europeas originarias, las
nicas de composicion de las cosss y el de[irio, primer libro de Enri-
técnicas fueron manejadas como simples sistemas de composición,
que Molina, o Pedro Pdrumo, la única novela de Juan Rulfo, o
de un uso general e indiscriminado. Lejos del
Tierrq de nadie de Juan Carlos Onetti, o la creación del grupo
:" lTffi"x Jii"?':'-""' -X?':: *Ja'::"#?: :li <Mandrágora>> chileno, en especial Braulio Arenas.'

Ese experimentalismo coexistia entonces o procuraba un pacto con


una tendencia que llamarlamos <latinoamericanistaD, respondiendo
I
todavia a la proposición hecha por los mayores del continente (Pablo
i:;
Neruda, Cesar Valtejo) de conjugar la vanguardia artística con la
t- vanguardia polltica, propuesta que ya habla registrado una escisión con-
elementos neutrales, sin forzosos vínculos con la materia, una suerte de :"
siderable en la narrativa con la opción únicamente experimental y
campo paralelo de universal aplicabilidad Y, Por lo tanto, un bien
l;

fantástica que
mostrenco que aunque tenfa padres reconocibles carecía de registro de:
L conjunto que
patente. j Alejo Carpent
No se trata de un comportamiento propio de fos latinoamericanos, 'a
en el clima de
sino que tiene largos antecedentes en el pensamiento europeo si los nuevos narradores surgidos hacia 1955, entre los que cuentan Rosario
atendemos a los razonamientos de Arnold Toynbee acerca del inicial I
Costellanos, Carlos Fuentes, Garcla Márquez, Cepeda Zamudio,
fracaso de la predicación jesuita en China cuando introdujeron el cañÓn :
Salvador Garmendia, Martinez Moreno, José Donoso, Adriano
asociado a la necesidad de un cambio religioso, en oposiciÓn al sistema ::
González Leon, Mario Benedetti, Mario Vargas Llosa, Augusto Roa
aplicado desde el XIX que se limita a la introducción del cañón y de los
Bastos, David viñas. sus obras iniciales justificaban ia conjunción de
festantes implementos técnicos desgajándolos de toda aparencial doc' 1.
vanguardias, e¡r mayor o menor grado, que no se percibían como
trina pero urpnAolos al se¡vicio de una reestructuraciÓn de la sociedad ,l: .

opuestas. De aht que en ese ensayo yo dijera:


colonizada qüe se suelda marginalmente a los poderes rectores centrales i
::l
de las metrópolis. El éxito de la tecnica en todo el universo desde el XIX I, Señalamos ya la nueva influencia norteamericana, que se inten-
obedece a esta aparencial neutralizaciÓn que no dejó de estatuif conflic- .i
sifica en toda América a partir de 1939, y que corresponde al in-
tivos desequilibrlos en las lejanas regiones sobre las que actuaba y que a
:i:

greso de los grandes escritores vanguardistas, conjuntamente con el


.11;

.i
su yez fue confirmada pOr la conducta de las poblaciones colonizadas
vanguardismo europeo que en América comienza a funcionar
?:.
.:
que aceptaron esta situacion de hecho y procuraron invertir su signo. En t
tardiamente. Simultáneamente existe una toma de conciencia de
1870 se presencia en el Uruguay una revolución rural que lue 'I
responsabilidades humanas y sociales' que se hereda del perlodo
denominada <<revolución de las lanzas>> porque en la misma fecha en que I
rosado del antifascismo de los treinta, pero sin la desbordada e in-
lOs cañOnes alemanes bombardeaban ParÍs seguia manejando un instru-
{
{
mento anterior a la conquista española; el gobierno le puso fin con la in-
troducción de los fusiles remington, los cuales ya iueron usados por los I
t l. Marcha, Ailo XXVI, No. 1217, 2a. secci6n, Montevideo, 7 de agosto de 1964-
sectores rurales en su próxima insurrección. 1
2. al-a gcneración hispanoatnericana de nte<.lio siglo; una generación creadora>>, Morcha,
En el prólogo que en 1964 escribi para una sumaria antologla de la l número citado, p. 2, en.sayo ahora recogido en Aurora Ocampo, comp., I'a crflica de la
t novela iberoanericano contemporónea, MtxiCo, Univcrsidad NaCional Autónoma dc Mé-
nueva literatura (narrativa y poesía de América Latina) que publiqué en i xico, 1971, pp. 11-2).
el semanario Marchq de Montevideo y que creo es el primer intento de l
,i.i rJ
t
34 LA TECNIFICACION NARRATIVA ANCiEL RAMA 35

genua confianza en los buenos sentimientos que también signó a ese expresaotente plantca cl problcma de la incorporaciÓn técnica, en tér-
movimie nto.' minos que definen la conccpciÓn que tcnla dcl punto, los ctrales han sido
homologados posteriormente por los dcmás tltlrra<lorcs de su gcncritciÓn
En los quince años transcurridos el experimentalismo ha seguido y por los integrantes de las siguientcs, con cl agrcgado dc c¡trc clr las
una evolución acelerada y ha contribuido a Ia escisiÓn del movimiento mismas fechas lo están poniendo en práctica los narradot'cs mayorcs
narrativo, sobre todo en aquellos casos que, dentro del linaje borgiano, (Asturias, Carpentier, Borges) que estaban en comunicaciÓn cstrecha con
acometieron la ruptura con la histOria y se prevalieron de una/apresurada las fuentes europ€as.
y algo simplis gia del estructuralismo para sus
ejercicios de c ha sido visto con escepticismo y
aun con sarca es que se encuentran en el inicio Un largo monodiáIogo con Etrropa
de la renovación técnica de la narrativa. Ya en l9?3 se dieron a conocer
Antes de examinar las propuestas de los escritores acerca de Ia téc-
nica es oportuno recordar que toda modificnciÓn de la sociedad se
traduce en una paralela modificación de los órdenes literarios que se
ajustan a una cosmovisiÓn ¡enovada que forzosarnente trgnsita por
mecanismos expresivos adecuados. Salvo en los regímenes autoritarios
que intponen cánones estéticos de la Unión Soviética- las muta-
con los -caso
Es muy curioso lo que sucede ahora escritores ,l
ciones estilísticas son lo propio de la historia de la cultura, siendo
latinoamericanos. El noventa por ciento de los que interesan son de habitualmente las que detectan anticipadamente los cambios €n curso
izquierda y hay que suponer que abogan por una mayor comunica- dentro de la sociedad. Por lo tanto, la congelaciÓn de cualquie¡ <<forma
ción entre esc¡itor y lector; sin embargo, con ese absurdo abuso de literaria>> resulta a la postre en un arcaismo o una mera manifestación
peligro de que hagan- una epigonal, pero además, en cualquier perlodo de la historia, conviven en
las técnicas están haciendo
literatura de incomunicación.
-o hay pugna diversas soluciones que testimonian las proposiciones contrarias
Por el camino de la exageraciÓn técnica se llega a una in. . que operan dentro de la sociedad, con mayor aspereza en el siglo actual
comunicación y pienso que el escritor debe fnndamentalmente merced a la futuridad incesante que propone el vanguardismo'
comunicarse con el resto de los hombres. De 1o contrario su obra De ahi que sea evidente que €n los centros urbanos desarrollados de
pierde el verdadero interés.r América Latina no se pueda escribir ya como lo hicieron Gallegos o
Azuela, y quizás ni siquiera como Asturias o CarPentier, sin que esta
Es posible que, si aun viviera, un crltico como Manuel Pedro comprobaciÓn reste nada a la excelencia de las obras de esos narradores
González, que ya arremetiera contra los tectricisnros de Pedro Púrqmo, pues ellas no son meras ilustraciones de estéticas pasadas' El arte no se
adujera que esos polvos trajeron estos lodos y atrte las crlticas de quienes mide por su ubicación en la cronologÍa. Pero en la instancia renovadora,
abrieron el camino rcnovador-evocara la historia del imprudente criado los escritores que pretendían expresar las nuevas circunstancias de la exis-
con la escoba mágica. Más aún si sc considera que en las inicialcs pro- tencia latinoamericana, encontraron en las técnicas europeas una ayuda
puestas a favor de una renovaciÓn técnica a fines de los años treinta, el eficaz y en los modelos regionalistas un enemigo a vencer' por lo cual se
mismo Onetti polemizaba con los comisarios de la izquierda que <.lefinieron contra estos y a favor de aquellas, viéndolas como neutrales
defendian el contenidismo social ignorando todos los restantes aspectos instrumentos de trabajo.
dc Ia escritura artística. Probablemente haya sido Onetti e[ primero que Sobre las <<curiosas imitaciones y los curiosos desencuentros entre
Ios escritorcs latinoamericanos quc se esfuerzan pot recoger la lecciÓn ex-
tranjera> me expresé con dctallc cn un largo ensayo de 1964 cuyos tér-
3,
Op. cll., p.21.
Fueron incluidos en et libro de Joaquin Neyra, Erneslo S¿Íbalo, Bucnos Aircs,
4. ¡ninos podria repetir porque creo quc hun sido confirmados en el periodo
Ministerio de Cultura y Educación, i973'
5. Opiniones recogidas por Jorge Ruffinelli, en Juan Carlos Onetti, Requiem paro
Faulkner y otros artículos, Montevideo, Arca-Calicanto, 1975, p. 199'
36 I,A'I'IJ( ;NI[ICAC]ION N AI{I(A'I'IVA ANCDL RAMA 37

transcurrido. o Partiendo de que laS técnicas ll() soll ncutrales, tti La lrción clc Unir actitUd acltrlta Por parte del noveliSta
irsu

me ntcnitlosi> dc los obras, latino¿rmcricano, raclicar'í¿r cn l¿t distinciÓn stltil cntre los valores
desglosables
oncn los escritores para propios, indepenclientes, clc las tÓcnica,s o sistcmas, comQ exlrrcsiÓn
sinJ que son los y pof cndc
áe determinadas situaci'nes histórico-culttlr¿tlcs
elaboiar esa uni arte, no dejaba sin ern-
ciÓn dc los clcmcutos
económico-soc
de esas técnica tuaciones pro¡rias, lo
que no quiere de una inserción del
escritor en un

la lecturade las soluCiones encontradas pol un escritOr extranjero,


podría decirse que la pasión de esa lectura por parte del escritor
iatinoamericano obedecía a su deslumbrado reencuentro, gracias a ella,
con una $Luación propia, la cual adquirla un modo de expresarse
cabalmente en la renovada técnica que el extranjero habia desarrollado.
No de otro modo cuenta carpentier que los ritmos de Stravinsky lo
la música negra de Regla
Y no de otro modo una
escubrieron en William
una realidad extraor-
dinariamente similar a la de la sociedad sureña norteamericana que no
en balde tiene puntos de contacto basales con las sociedades
latinoamericanas. Va en 1956 habia descubierto James Irby la presencia
de Faulkner en Lino Novás Calvo, Juan Carlos Onetti, José Revueltas y

la Tierra de nadie (1941) de Onetti hasla La región mds lransparenle


(1958) cle Fuentes, en los narradores que pretendlan abarcar la totalidad
urbana de sus recientes capitales macrocéfalas.
Fuera de esa eventualidad, en la cual las técnicas aparecian como
buenos conductores de circunstancias propias, Se encontraba la vasta
zona de peligro donde la atracción de las formas conduce a mimetismos
hueros, escasamente significativos por carencia de auténticas vivencias
que las justifiquen. De ahi una exhortaciÓn cautelosa, que €n el citado
ensayo formulaba asl:

6. <<Diezproblemas para el novelista lalinoamericano¡l en revista Casa de las Américos


No.26, octubre-noviembre 1964, pp.3-43. Hasido reproducido como libro independicnte
por Editorial Sintesis 2.000, Caracas, 1972'
7 . James lrby, La influencio de Williqm Faulkner en cualro narrodores 8. Enstyo citado, P. 2[l'
hispanoamerica¡os, México, UNAM, I 956.

:: ''¡I
38 LA T[,CNII?ICA.CION NARRATIVA AN(;EL RAMA 39

primer contraste entre cultura rutal y cultura urbalra: micntras Ia Lir lralaLrrrr ¡rlno bastu pilra mostrAl'ncls cl pino; Lt palabra ¡talrneru
primera se pertrecha en la herencia combinada de naturalisn.ro y rnodcr- [rasia par.zr clcfi.ir, rtrostlar', la ¡talrne'it. pero la palal>ra ceiba
nismo, la segunda maneja el ultraismo y cl futurismo, pcro ambas cn- de urr árbol ¿rrrrcricarrt¡ ul quc los tlctlr()s ctlll¡ttrtls Ilitllt¿tn
-nornbrc
<la madre de IOS árbOles))- no bastit ¡rala c¡trc llts gt'rttcs tlc tllt':ts
caran el mismo proyecto historizador representándolo en diversos
ral de esc ltrbol gigitrrtcsctr,
niveles. Esa unidad es la que facilitÓ el tránsito de Alejo Carpentier, en-
tre Ecué-Yqmba-O (1931)y El reino de esle mundo (1949), porque conti-
as cdadcs, sagratlo Por cl
nuando en el campo histórico se desplazó de lo que podriamos llamar la aralelas, ofrecen a[ viento
s para el hombre como in-
intrahistoria, como se definió en Macunaíma de Mario de Andrade o in-
cluso en Los siete iocos dostoiewskianos de Robert Arlt, a los aconteci- capaces de todo mecimiento'>r'¿
mientos históricos universales en los cuales habria cabido participación a
Latinoamerica, edificando su na¡rativa como un puente cultural entre Ante esta minusvalia de una cultura que es solo regional y no universal
América Latina y Europa gracias a la progresiva comunicacion in- como la europea en que se habla de pino o palmeta, el narrador debe
tegradora que acarreó la expansion europea. Aquí ya no son ex- acometer una tarea técnica esmerada para que el lector ajeno pueda
blusivamente los temas de la cultura milenaria europea como en Darlo, paipar, valorar y sopesar las cosas propias:
sino los hechos histÓricos que de ella procedieron pero que contaron con
una participación, generalmente involuntaria, por parte de América Esto solo n certera de varios ad-
Latina, los que maneja el narrador. Y lo curioso radica en que esta ins- jetivos, o, adjetivación de ciertos
talación, que aunque siendo histórica y refiriéndose a América Latina substantiv oceso metafÓrico' Si se
exige tener en cuenta la cultura europea de donde procede la pulsión, se anda con en este caso- el Pro-
traslada del campo temático al campo estilistico e incide sobre las opera-
ciones centrales que construyen técnicamente el texto, haciendo que tam-
bién Carpentier vuelva por los fueros del barroco.
En su ensayo <Problemática de la actual novela latinoamericana¡>o
Carpentier afirma que <el legítimo estilo del novelista latinoamericano
actual es el barroco>. Más curioso que la afirmaciÓn, solo cierta para un
scctor de la narrativa presente, no para toda, es la fundamentación, pues
ella deriva de que presupone un lector extranjero que no conoce los
elementos componentes de la realidad americana. La necesidad de incor- lo que era un pino nevado cuando aquel latinoamericano jamás
porar a europeos, norteamericanos y el mund<¡ todo como lectores de la habia visto un pino ni tenía noción de cÓmo era la nieve que lo
novela latinoamet'icana, evitando al mismo tiernpo el régimen de nevara. tt
<glosarios> con que concluian las novelas regionalistas, lleva a Carpen-
tier a proponcr una escritura barroca (aunque más bien quiere decir
p<;rmenorizada) que proporcione <la sensación del color, la densidad, el
peso, el tamaflo, la textura, el aspecto del objeto> desconocido por los
extranjeros. Quizás pocos textos ilustren mejor esa minoridad en que se
ha sentido el escritor latinoamericano respecto al modo desetrvuelto de
operar que ha tenido una cultura dominante como la europea, que se for-
mulaba para si misma soberanamente y abandonaba a los marginales del
mundo el trabajo de comprenderla con su propio esfuerzo. Los ejemplos
que utiliza son transparentes:

10. Op. c¡1., Montevidco, Arca, 1970 (2a edición ampliada), p 35'

9, Tientos y diferencias, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1964, ll, Op. cit. pp.36y 31 .

,. ::
40 LA TECNIFICACION NARRATIVA ANCEL RAMA

la recepción de las obras literarias, partiendo de una cultura marginal a se conjugan.


las grandes metrópolis, explica la fundamentación que hace Carpentier
de [a escritura barroca, (la cual podria hallatse con más precisiÓn en
otras causas) y nos revela cuán agudamente incide el polo internacional El ¡nodelo operativo.
en las especlficas técnicas de la escritura narrativa.
Dentro del segundo momento correspondiente al perÍodo Creo que fue Juan Carlos Onetti quien formuló inicialmcrrtc" cst¿t
ista y dentro dei mismo esfuerzo para coordinar concepción y lo hizo dentro de la polémica que en la década rosacla del
propio y lo ajeno' que es su nota distintiva, se antifascismo opuso a los propugnadores de la nueva escritura artistica
que elude esta vla de la hisÍorizaciÓn que practica con los partidarios def arte social. La observación de Onetti es de 1939 y
Carpentier y encuentra [a armonía apelando al concepto de arquetipos. no casualmente contemporánea de su descubrimiento de los frios
sistemas de prestación de las urbes latinoamericanas (Buenos Aires)
En vez de apropiarse de los materiales concretos de la cultura europea a
la manera modernista dariana y en vez de buscar el ligamen con Europa a donde surgirJan los <hombres sin fe>> a quienes consagró su novela Tierra
lravés de los puntos históricos comunes, reconoce la existencia de ar- de nadie.
quetipos, presuntamente universales según lo proponian la antropología
y la psicologia europeas, los que tendrian su encarnación propia en importar de alli (de Europa) lo que no t€nemos oficio,
-técnica,
América Latina, tan legítima como la europea y tan dignificada como seriedad* pero nada más que eso, Aplicar estas cualidades a
ella, Este manejo de los arquetipos tuvo una versiÓn altamente enraizada nuestra realidad y confiar en que el resto nos sera dado por
en las circunstancias americanas en la obra de Miguel Angel Asturias. Su
añadidura. Claro que de toda esta descuidada crítica nada se rela-
ciona con los escritores de izquierda que imperio de su
apoyo teórico se encuentra en la concepcion antropolÓgica de Lévy- -por
nobleza, desinterés y modestia- han desdeflado los bizantinismos
Bruhl y sobre todo en el psicoanálisis junguiano que continuarían abaste-
ciendo a diversos narradores hasta Julio Cortázar y aun Carlos Fuentes, de estilo y técnica. Ninguna culpa les cabe. Es cierto que podrian
habernos dado algún Salambó, uno que otro Hsmlet, tres o cuatro
los que operan <Ientro de sus premisas a despecho de las correcciones in-
tloclucidas por l-óvi Strauss, aunque parcialmente traten de asumir Crimen y casligo. Pero supieron preferir el poner su pluma, Under-
algunas cle sus propuestas estmcturales. Con todo, quien alcanza la ver- wood y cerebros al servicio de la raza, las clases y los pueblos
sión paroxlstica de los arquetipos será Jorge Luis Borges, para lo cual se oprimidos.'r
clcscnrbarazará radicalmentc de la historia y operará con toda libertad en
el campo de los universales. Abandonando un perlodo que alguna vez Resulta indicial de la problemática general en la cual se inscribe la
proposición onettiana, la terminología económica con la cual se expresa,
adjetivó como <folklórico>, elaborará las imágenes abastecidas por el in-
consciente sin cuidarse de cual es su encarnaciÓn local, razonando que refiriéndose a <<importaciones> estrictamente reducidas a las indispen-
sables que no se poseen internamente para aplicarlas a una realidad pro-
ésta surgirá por añadidura como fatalidad igualmente preconsciente y
cntrcgándose a un irrestricto y gozoso manejo de las técnicas desarrolla-
pia, confiando con optimismo en los resultados positivos de este cruza-
clas en Europa y a una reinvenciÓn sobre ellas. La nota de libertad que
miento. Equivale a la muy pregonada doctrina de sustituciÓn de importa-
clistingue a sus textos, colindante con el ámbito lúdico en que los diseña, ciones que se diseñó en varios puntos del contiente a la sombra de la
evoca la solución dariana que habla logrado la armonla de los elementos segunda guerra mundial, cuando las metrÓpolis encontraron dificultades
discordes, aunque ya no supeditada a la admiración por la cultura en abastecer como antes las necesidades latinoamericanas y se invirtiÓ
milenaria sino a su manejo dentro de una totalidad indiscriminada: el temporariamente el saldo favorable de la balanza de cambios, situación
que duró hasta el boom económico de la guerra de Corea. El optimismo
compadrito y la lotería Ce Babilonia.
Pero el tercer momento de esta svolución presenciará la escisión en de este período que presenció un desarrollo acelerado, que permitió la
que la técnica asume plenamente su carácter neutral, de uso indistinto,
con la simultánea preservación de un ámbito temático propio, exclusivo
del latinoamericano. Tendremos dos planos nitidamente diferenciados, 12. <Cultura uruguayaD, artlculo publica<iocu Morcha clc Morrtcvldr:o, cl 4 dc agosto dc
1939, recogido actualmentc er Requícrrt ¡tora Fuulknu .y olros artículos.
uno de tipo universal y otro regional, y el narrador se moverá
ll. Op. cit., P.24.
simultaneamente en los dos, siendo ta obra de arte la resultante en la cual
¡j

42 LA TECNIFICACION NARRATIVA ANCEI- RAMA 43

nacionalización de importantes empresas extranjeras (de los petróleos sistcnra cconórnico univcrserl, ut'tos producían los adelantos industriales y
mexicanos a ios ferrocarriles argentinos) y que abrió fuentes de trabajo también los opcrabatt, f)ar¿r dzrr [ucgo p¿rso a utta scguncta solrrciÓn en
más tecnificado contribuyendo a la emigraciÓn rural hacla las ciudades, quc Ias metrópoli.s producían lcts adclantos i¡tdustrialc.s y las zonas
se prolongó luego de la guerra por una década larga que ayudó a paliar la marginales los operaban al servicio cle sus maletias ¡rrinras. Conlo tliría
crisis subterránea que desde 1930 se habia instalado en América Latina y Onetti, la técnica venia de Europa, la materia pritna cra lltlcstt'¿t. Cttll cl
cuya emergencia en los sesenta dio sustento a la agitaciÓn social, Desde la agregado, que debe realzarse, de que el producto qlaborado asi sc
melancólica perspectiva actual, el período se define como el de las destinaba a[ consumo de ia sociedad regional exclusivamente, autrque
grandes ilusiones. aspirando a entrar en el circuito €xportador, al menos respecto a zonas
De hecho, Ia sustituciÓn de importaciones fue un primer paso, menos avanzadas en este proceso.
aprovechando Ia coyuntura internacional, en favor de la autonomía' El Es obvio que no pueden homologarse los campos económico y
deseo de ésta y la confianza en las propias fuerzas, oscurecieron la artistico, ni postularse que el primero rige genéticamente al segundo,
percepción de las limitaciones provenientes del marco dependiente en que pero ambos enfrentan similares situaciones, marcadas por la ambición de
actuaba el continente, el retraso de la economia latinoamericana y el ver- autonomía, tan notoria en la serie de articulos que Onetti escribiÓ en
tiginoso avance que los centros imperiaies cumplirian, a partir de niveles 1939 y 1940 bajo cl seudónimo Periquillo el Aguador y bajo el revelador
ya superiores, al desencadenarse la revolución tecnológica. Esta situó en titulo (La piedra en el charco>>'r y tan visible en las expectativas de los
otros niveles el desbalance, acrecentando, en vez de disminuir, el poder pollticos latinoamericanos del perlodo. Habia que lograr la eficacia y Ia
de la estructurada economía mundial. Todavla en los años treinta el pro- plenitud de la producción extranjera, independizándose de su
blema se situaba, para el Rlo de la Plata donde escribla Onetti, en el pro- dominación, y la coyuntura parecía favorable. Ayuda a reponer la visión
cesamiento in situ de las lanas vlrgenes que constituian uno de los impor- que entonces se tenia, una sintesis de estas fallidas esperanzas que
tantes rubros productivos del pais, creando una industria ligera para Stanley y Barbara Stein han hecho en su libro:
abastecer la poblaciÓn interna. IrÓnicamente parecia reproducir una
situación tan antigua como la de Espaf,a respecto a Inglaterra hacia De 1930 a 1945, la reducción temporal en la capacidad de im-
1700, fecha en qlo ya las lanas españolas se tcjian en Inglaterra, a la cual portar bienes de consumo acabados proporcionó u¡i mercado in-
se le comprabart iúego para las nccesiclades peninsulares y las de las colo- terior para las manufacturas nacionales; factores adicionales
nias. La sustitución se llevo a cabo combinando la compra de fábricas, fueron la protección arancelaria y el crecimiento demográfico. La
produci<Ias cn Inglatcrra o crr Bstados [Jnidos, con el establecimiento de reconstrucción europea de posguerra y las exigencias de la guerra
lcycs protcccionistas c¡trc clc hccho itnplicaban cl financiamiento de la in- de Corea dieron alas a la creencia de que no era insostenible esperar
clustrializacit'ln ¡ror lit socicclrd tocla. ljl carnbio parecía muy positivo y se que las ganacias del comercio intsrnacional proporcionarían fon-
conslituyó cn t¡na banclera clel pensanricnto liberal y progresista, aunque dos para financiar proyectos durante mucho tiempo retrasados de
el rrrargcn tlc lvitncc ¡rotrto ttr<¡stró sus llrnites y el desbalance anterior se desarrollo industrial y, mediante la mecanización, elevar la produc-
r't:nlili(> u otr rl ttivcl. tividad agricola. El receso de la influencia económica inglesa
l,ls ¿rleccionunle quc lal nroclilicaci(rn rcitcrara una que habla conoci- después de 1945 llevó a algunos a concluir que la larga Iucha contra
rlo rr f incs clcl X IX la nlisma árca rioplatcnsc, cuando simultáneamente se el <imperialismo del libre comercio>> y a favor de la soberania
¡lr cscrrcirr cl ilcsu¡ rollo clc ki irlclLrstria frigorifica de carnes y la expansiÓn económica pronto terminaría. ¿De qué otra forma podían inter-
tlt:l nr(rtlcnrisrno li[crario, rcspondiendo a esta primera gran pulsiÓn in- pretarse los resultados del nacionalismo econÓmico peronista y la
lcr¡rrciorraliz.aclor'a. Sus tór'tttinos registraban todavla menor autonomía expropiación por México de las compañlas petroleras extranjeras?
Irrlinoun'rcricarra, daclo que la industria frigorifica y el comercio Resumiendo, durante los primeros años de posguerra, las cam-
rcs¡rorrrliun casi exclusivamente a inversiones extranjeras, todo el equipo y nacionales indicaban que
biantes condiciones internacionales
túcnico proccdla ctcl cxterior y el conjunto estatuia el tipico <modelo Anrérica Latina, en un futuro previsible, alcanzatla un grado
opcla(ivo>> quc rcgia el desarrollo de las zonas marginales del planeta, el apreciable de autonomia económica creando a escala nacional una
cr.r¿rl sc crn¡ralentaba, en posicion dependiente, con el <modelo produc-
tivo> quc correspondía a los centros industriales, En las primeras
muestras de una co-participación que se haria cada vez mayor dentro del f4. Reuoidos actualmente cn eL rncncionatio llequient para Faulkncr y otros arlículot

.
45
I-A ]'ECNI IIICACION NARft.ATIVA ANGELRAMA

industria de bienes de capital, desarrollando y procesando recursos literaria sea auténtica. "
Iocales de combustibles, reduciendo la inversión extranjcra y
elevando las tasas locales de ahorro e inversiones, estimulando la Yargas Llosa ha manejado un pensalnicnto tcórico quc fre-
productivídad no cuentem¿nte utiliza antltesis marcadas, percibicndo la obra litcraria
sino también en como un tenso equilibrio conquistado sobre oposicioncs que el escritor
Tomados en bloq unce, casi forzándolas, casi venciendo su tendencia centrlpeta, al servicio
la autonomia eco de la creación. El funcionamiento contrastado de ambos elementos (ra-
periferia sobre el centro industrial. " cional e intuitivo) es bien n<.¡torio en su narrativa donde convive un
remozado realista con un artifice técnico extremado, autor de esas
No es éste el lugar de seguir las frustraciones de estas esperanzas y ((trampas)), como han sido designadas las de onetti, que trabajan estruc-
solo cabrla consultar la serie de publicaciones de la cornisión Económica turando la materia. A pesar del esfuerzo cgnvergente del autor, las fuer-
medir sus efectos sociales y sus limites en zas operantes conservan su autonomia en Ls ciudad y los perros o ert Lu
mla. El último documento en fecha es el in- casqierde, aunque logran una integraciÓn más feliz en Conversación en
Enrique Iglesias en la XVIII Reuníon de la la catedral.
Comisión, en abril de 1979 en Bolivia.
/6
Má.s expllcito aún ha sido Julio cortázzr. El represcnta plenamente
A nuestros efectos importa ver cómo ha continuado esta escisión en- la actitud vanguardista, según la cual el artista es permanente con-
concepción teórica de los narradores' quistador de ló desconocido, siempre abierto a Las búsquedas y a las
oducción de técnicas extranjeras ni se ,rrr"uu, incitaciones, siempre e n disponibilidad. En un texto de 1969 afir-
enciones en el mismo cauce Ias cuales ma la total internacionalización de las técnicas literarias que habrían
'
o sin embargo sigue percibiéndose la eonstituido una suerte de gran mercado común de las letras, al que
escisión, aunque Ia técnica ya no se adscribe a un centro externo concreto concurrirlan con el mismo derecho tanto europeos como americanos,
sino que se la ve come una modalidad det trabajo intelectual, propia del tanto asiáticos como africanos, manejando las mismas fuentes y los
derccho común internacional. En oposición, la materia conserva una mismos inventos, creando sobre ellos otros nueYos que pasarían a in-
suerte de privacidacl o interioridad que incluso pafece eludir los es- tegrar el acervo común, siendo por lo tanto influidos e influyendo a la
quemas clel conocimicnto racional pasibles de colectivizaria. vlz de conformidad con la fuerza y originalidad de sus libres aporta-
tJn novclista confesaclamente flaubertiano (y no es ocioso recordar clones.
que Flaubcrt itraugura cn la novcla contemporánea la atención por las Aunque Cortázar lo da como un hecho recientemente adquirido' el
t-écnicas lil.erarias) el pcruano Mario Vargas Llosa, apela a una de esas más leve recuento de las letras latinoamericanas muestra la permanente
dicotomlas a la que es afccto, aquí la que opone la racionalidad a la in- utilización de las novedades técnicas eufopeas, a las cuales un linaje de
tuici{rn, prrra cxplicar cómo se conjugan las dos lanzaderas que constru- artistas ha sido especalmente proclive desde los orígenes de nuestra
ycn su obra: cultura, manejándoias como un bien común, sin propietario reconocido,
lo que a vecesha llevado hasta el plagio. Lo que en el texto deCortázat
cl elcmcnto racional en reatidad sl desempeña un papel aparece como nuevo y recién adquirido es la conciencia de que ese mer-
pre¡ronclerante, poro solamente al nivel de la técnica, del estilo, de cado es realmente común, que en él participan en pie de igualdad los
la escritura, pcto ct1 cl dominio de la materia no. En el dominio de escritores de las antiguas tottut marginales que asf habrlan conquistado
l¿r uratcria hay trn clemento intuitivo que es el que debe predominar autonomia. El Darió que a fines del XIX decla, y en francés!, <d qui
cntcramcntc para que la obra literaria exista, para que la obra pourrait-je imiter pour étre original>> vivió muchos años en Paris sin ser
incorporado al mercado internacional (aunque sl al español en una
15. 'l'he Colonial fteritqge oJ Latin America, New York, Oxlord University Press, 1970.
Traducción e.spañola de Alejandro Licona, México, Siglo XXl, 1970.
t6. Repotl oI the Execulit)e Secretary lo the Eighteenlá Session of the Commission, La ll. Reportaje de Elena Poniatowska, <AI fin un escritor que le apasiona escribir, no lo
Paz, Bolivia, l8-26 April 1979. Publicacion mimeográfica de United Nalions Economic que se diga de sus libros>, en Antología minima de Mario Vargas L/oso, Buer,os Aires,
Commission for Latin American, p. 81. Ticnrpo Contemporáneo, l9ó9.
46 LA'TECNIFICACTON NARRAI'IVA ANGtrI, RAMA 47

primera conquista de los hisparrlu*.ri.ur,os) y sin que sus estirnables han llcvado adclantc los irnpcrios modcrnos y les ha asegurado la
aportaciones propias, sobre las fuentes técnicas francesas, revirtieran dorninació¡ planetaria. C<;nsistc en la clifusión dc invcnciones técnicas
nacidas en el seno de determinadas socicdadcs de conforrniclad c()n su
sobre el mercado de éstas. El Cortázar que a mediados del XX vive en
pcculiar evolución cultural y sus niveles cientifjco-indus(rialcs, la.s cu¿rles
Paris siente que está incorporado ya, lo que las traducciones a lenguas
son ofrecidas a las culturas marginales del sistenra bajo la forma de l'ac-
europeas le certifican, y que invenciones como la estructura de Royuelo
pueden operar sobre los narradores franceses o alemanes. Dice él: tores neutrales que son pasibles de absorción por cualquiera de ellas y les
asegura aparentemente la conquista de una meta del desarrollo similar al
ya no hay nada fortÍneo en las lécnicas literarias porque el empe- de la sociedad productora. Esas incorporaciones reyelan sus limitaciones
queñecimiento del planeta, las traducciones que siguen casi in- si se las relaciona con la línea del progreso tecnológico: son muchas ya las
mediatamente a las ediciones originales, el contacto entre los sociedades marginales que pueden producir viejos telares; son menos
pero abundantes las que pueden producir autos; son muchas menos las
escritores, eliminan cada vez más los compartimentos estancos en
que producen centrales termonucleares, menos aún las que constfuyen
que antaño se cumplian las diversas literaturas nacionales' Esto no
aviones supersónicos y poquisimas las que consrrüt€n satélites. La cien-
significa que una novela de un autor mexicano se parezca a una
cia y la tecnologia que necesitan de una infraestructura altamente desa-
novela de un autor francés, puesto que cada una nace de [a ex-
periencia particular, de una <<realidad>> propia ('..); pero los rrollada tienden a concentrarse, cosa que podría evadir la literatura por
su carácter artesanal que la religa a arcaicos modelos productivos, aun-
mecanismos formales que vehiculan estas experiencias han cesado
que por estar situada en la contemporaneidad no puede menos de ser
de ser privilegio de ciertas culturas; el campo experimental es uno
afectada por la circulación universal de las técnicas.
solo y sus resultados individuales se propagan con una velocidad
directamentc proporcional a su importancia y eficacia. " Lo que en estos y otros juicios sobre Ia universalidad técnica no
aparece mencionado, provocando cierta perplejidad, es de dónde han
Lo interesa¡te para nuestra reflexión es que en Cortázar sigue exis- salido esas técnicas literarias que desde Flaubert hasta los vanguardistas
europeos del XX, pasando por Mallarmé y los simbolistas, depararon un
tiendo la escisión elttre uno y ol-ro orden, uno de los cuales es interna'
rico conjunto de invenciones que fueron cronológicamente anteriores a
cional y otro regional, uno es común a todos los escritores del mundo y
otro solamente a los latinoamericanos, quienes alli alcanzan su las de los latinoamericanos que de ellas arrancaron para sus propias
aportaciones, instalándose en ese mercado común internacional. Es ob-
especificidad. Las técnicas derivan su universalidad de su extraordinaria
movilidad dentro de las condiciones intercomunicantes del mundo vio que tales invenciones han sido anteriores a las latinoamericanas, es
presente, para lo cual ni siquiera hay que esperar, como él indica, a las obvio también que fueron ellas las incitadoras, y lo único nuevo que ha
inmediatas traducciones, por cuanto el acrecido conocimiento de lenguas
sido aducido, dentro de un clima de exaltación que ha dejado poco
por parte de los narradores actuales les permite a los espacio a la prueba objetiva, es que las aportaciones hechas en décadas
extranjeras
recientes por los latinoamericanos son enteramente originales respecto a
hispanoamericanos, sobre todo cuando están instalados en importantes
plazas editoriales extranjeras (como es el caso concreto de Cortázar) el los modelos extranjeros y revierten sobre la literatura universal institu-
yendo modelos a seguir.
instantáneo conocimiento de las nuevas aportaciones técnicas que traen
desafíos a la literatura. Este cambio de situaciones se ha visto en el cam- 1
Como los europeos no contaton con la pre-existencia de esos
po de la crítica académica que ha debido sustituir su rastreo de fuentes
.1
modelos incitadores, es forzoso convenir que sacaron de sí mismos las in-
1

(algo más fácil antes por los desequilibrios temporales entre la produc- venciones técnicas, como ya prueba abundantemente el epistolario de
ción foránea y las adaptaciones hispanoamericanas) por los estudios
I Flaubert en el XIX. Si procuráramos una investigación genética
posiblemente no encontráramos otra posibilidad que inquerir en la que
comparativos. La circulación universal de las técnicas literarias es
Tynianov hubiera llamado la serie social (que por ende es económica e in-
meramente un caso particular en el muy restringido sector de la
literatura, de un comportamiento generalizado de la era industrial que dustrial) cuya evolución es estrictamente paralela a la de los enriqueci-
mientos técnicos del úttimo siglo, descubriéndonos por lo tanto que
habria sido en la experiencia de su propia realidad cambiante donde los
18. En Lileratura en [a revolución y revolución en la lileralurq, México, Sielo XXI, 1970, narradores encontraron las incitaciones que los condujeron a una cre-
que recoge la polémica entre Oscar Collazos, Julio Cortáear y Mario Vargas Llosa. ciente tecnificación de la literatura, de mo.do que en eltos la materia y la
48 I,A TECNIFICACION NARRATIVA ANCEL RAMA 49

que en él se intcrccptan, la externa y [a interna, consagrando esta deman-


da de alta eficiencia tÓcnica en ull ttivcl urlivcrsal para opcrar instrumen-
tos afinados de elaboraciÓn clc 1¿r tllatcria rcgiqnal. La litcratt¡ra no estf
desgajada dc ese Sector, sino que lo acompalla, lo exprcs:t cn su cont¡llc
jidad, en sus tensiones y en sus contradicciones, y aulr ¡roclria agrcg¿trsc
que en la medida en que va a la búsqueda de un público arnplio (couro cs
reciente de la narrativa) se adecúa a las dimensiones promediales
"l "uro
del sector, inclinándose a uno u otro lado de donde vienen las pulsiones,

manuel wallerstein está et desplazamiento de las culturas como ocupa-


ciones a ias culturas corno espacios que acarrea la configuración
planetaria:

While, in an empire, the political structure tends to link culture


with occupation, in a world-economy the political structure tends
to link culture with spatial location- The reason is that in a world-
economy the first point of political pressure available to groups is
the local (national) state structure. culture homogenization tends
to serve the interests of key groups and the pressures build up to
create cultural-national identities. tt

El hecho de que la mayor complejidad de la sociedad moderna y de


la tecnología avanzada, haya relegado a la mayoria de la poblaciÓn mun-
dial al rango de operadores de artefactos que son producidos por una pe-
queña minoria, no permite sin embargo confundir Ias caracteristicas de
ambos tipos de sociedades. La existencia del modelo productivo técnico
contribuye ¿ rlación-para-sí y genera una
apreciable ca extienden a la sociedad e in-
irv:rncc (ccnolÓgico, I'ucron luego capaces de producir' en algunos
puntos fluyen en su o trabaja dentro de la Órbita
tlcl c<¡ntincntc, la.s rnáquinas nccesarias para esos procesos y desde en- cultural prop de tal manera que asegura la
tonccs h¿rt1 vivido en una doble tensiÓn a medida que tambiérr se incor- conservación de la identidad aun en los casos de saltOs bruscos, e incor-
pora a sus nuevas modalidades a amplios conjuntos de la población, sino
a todos. El modelo operat¡vo técnico en cambio, trabaja sobre una

19. [mrnanuel Wallerstein, The Modern World-System, Capitalisr Agriculture and lhe
()rigint of lhe European World Economy in lhe Sixleen(h Century, New York, Acadernic
nicas, sobre el cual se ejercen las influencias de las dos esferas secantes Prcss,1976.
LA TECNIFICACÍON NARRA'IIVA ANCJEI- I{AMA 5l

autonomia ilusoria, dispone de frágiles bases que lo exponen a in- dc.scnlaclo cl sincrctisr.no, cl aco¡tio libórrirno clc les más diversas y hasta
seguridades o a completas destrucciones y tiende a disgregar Ia evol¡ciÓn contradictorias inf'lucncias y su r¡ani¡ltrlación inrplovisada y subietiva.
armónica del cuerpo social, fraccionándola y alejando unos sectores de Es conveniente una cauta desconfiitrtza ¡rlra los rtlanificstos y ttll ox¿tlll0l)
otros. Pero sobre todo padece de una fatal crisis de identidad porque vive independiente de las obras que ellos amparan.
sobre contradicciones y opuestos, viéndose obligado el grupo dirigcnte a si lo normal es que las técnicas aparez.can como ['uncioncs y, ctt lt>s
rearticular todo el sistema cultural, local. Con ingentes dificultades, por casos de más acentuada visibilidad, como operadores, [a litcratura con
temporánea ha presenciado su lo cual puede
cuanto la mayoria social carece de bases reales sobre las cuales asentar
esas transformaciones y deriva a una extremada y enrarecida p.tiibitt. el matizsacralizado utilización en

ideologización. cliversos escritores, parte al fin mporáneo por


la <bella macchina> que aparece desgonzada de su utilidad y fun-
El modelo operqtivo técnico tiene un desarrollo casi secular en el
continente pues se remonta al period o limitamos a cionalidad y asumida como una realidad autÓnoma. Todos los narrado-
su expresión técnica y bajo
lo vemos de culturas se res latinoamericanos del cuarto de siglo transcurrido se han abastecido
remontaría a los origenes de la Amé ha permitido en el nuevo arsenal técnico pero [o han manejado de diversos modos que
una evolución, de la cual sintetizamos algunos tramos páginas atrás, que se ajgstan a su mayor o menor confianza en la capacidad referencial del
ha abierto ricas ilusiones pefo también considerables ftustraciones. discurso literario y a los momentos diversos de su producción, porque,
ción del con- como eS habitual, deslumbramientos iniciales con los recursos técnicos
Quizás dieron paso a una util da' Ha habido
tinente, una forma de
homolo ladas, Ia cual, quienes han utilizado ciente traslado
toda ve vía de ia tec- de utr lugat a otro, símbolo de la
nificación y a la vez una ruptura tambión avanzada dentro del cuerpo modernidad, cambia én quienes lo
social. sitrración quc cn la producciÓn latinoamericana remeda otra decoraron con fetratos familiares, diversas etiquetas, monitos infantiles,
gcner:rl quc lra irguclizado la conflictualidad del campo literario en el imágenes de santos, cortinas de alcoba y Iuces parpadeantes como una
(garconni¿re)) adolescente.
rur¡ncl.t irici¡strializacltt actual, clonde el sisLema productivo literario viene
enfrc¡rtanclo ipsalvablcs clifictlltadcs para iusertarse en el sistema produc- En todos los casos d.e exaltada absorciÓn de nuevas técnicas, la nor-
tivo cle Ia socicclad y ha rcfluiclo tracia enquistamientos que le parecen ma fue que la <forma>> se designara a s[ misma, presentándose osten-
apropiaclos pírra resguarclar identidad y autonomia, ciertas paroxisticas siblernente como un objeto independiente que se autonombraba y
formas dc autonomizar al texto literario respecto a todqs Sus contextos
cvadicnclo la capaciclad rcferencial de [a lengua y de Ia escritura,
¡rertenecen a csta conllictualidad asumida por la literatura europea y
rrortcamcr.iclrna (aunque cn ósta en mucho menor grado), la cual ha
t,cniclo ya inciclcncia sobre las letras latinoamericanas,?'

posiblemente inspirada en los < Lumiére que


Ilr¡siones y realidadcs de la tecnificación. a principios de siglo proyectaro la llegada del
tr"n u iu ..ta.iÓn ferroviaria, ant€ entre el
Las técnicas aparecen dentro del cuerpo iiterario de diversas recurso técnico con el cual organiza el discurso literario y la historia que
tüaneras, clc lal ¡nodo que su práctica no siempre está ajustada a la teoría a través de él cuenta. No solo el cliscurso adquiere una máxima
exptícita y llega a veces hasta a invalidarla, sobre todo en ese sector visitriliclacl, reclaman<lo sobre si la atenciÓn del lector y guiándola hacia
univcrsalizado de Ia cultura latinoamericana que practica con tanto la aprccizrciÓn clc las solucioncs particulares merced a las cuales el autor

20. La rclación de esta ((autonomla> con la cvicción polltica ha sido estudiada por Jean 2l . (iut:¡¡u ¡!t'l li<'nrpo. ln',t relttlos.v una novclu. (El ca¡nino dc Santiago, Viaje a la
Franco en un brillante enSayo, <Modernización, resistencia y revolución. La producción
scrrrilla, Scrrrcj¡rtfu n la nochc, Iil acoso), México, Contpaflia Cenel'al de Ediciones, 1958.
literaria de los aIIos sesenta> en Escritura, II, 3, Caracas, enero-junio 1977.
5l
l.A't l1( :Nll'l('A('l( lN NAI( ltA l'lVA AN(;|l,l(Atvl A
s',)

Iuictrlo li.crtit;0 tlt: llt:; t¡lrt¿ts. l'clo tlt'l lttisllt0 ttttltlo clttc' cOlnO ya apUn-
tAniOsi, ltr illll0cluct;i(rlr tlc ttrtlt tt:cttic¡t :ll)ílt('¡llL:lltotllc tlCtltral cn
las
cl ctlllticttzr) tlc t¡tt:l rcar'liCtllaCitln tle l¿r
r-Cgi<lncs nr.lrgiualcs tlcl ¡.¡lttrrclit C.s

s<_tcicdacl que [a cmpirrcnl¿l y palcialttrctrtc la ltsctttcja a la soc'i<:tl:tt[ Ptrr-


ductora de esa técnica, también podrla sospcchalsc c¡ttc las lÓcltic:ts
universalcs qüe son adaptadas a la narrativa y aplicadas tt tttra
ulatct i:r
sutihnente a una transformación de ésta den-
latinoamericana conducen
tio de patrones igualmente universales. Al menos eso se desprende de
una observación de Alejo Carpentier sobre los rasgos que tendrla la
temática latinoamericana en las obras de los renovadores contem-
poráneos de la narrativa. No solo percibe que ha habido una
modificación técnica sino también una modificacion en el tratamiento
del <personaje>r narrativo:

(irupo que se produce en un momento determinado' con obras


por-
desprovincializádas y obras que tienen una Yigencia universal,
qo"ro.tbuenasdetécnica,soninteresantesdetécnica'sonmoder-
nas de técnica, y porque tratan temas americanos casi en todos
los
casos.Temasa*.'i.u''o''conunaaperturadevisiónSobreelmun.
do de las ideas, sobre el mundo, sobr€ las cosas en general' con una
universalizaciÓn de los personajes que hace que esos
personajes
puedan ser entendidos fuera del ámbito hispanoparlante'"

Del mismo modo que, al nivel del estilo, para carpentier la escritura
nizadas. narra-
barroca seria la consecuencia del afán de internacionalizaciÓn del
ella seria el hallazgo del hom-
dor latinoamericano, al nivel de [a materia
bre universal que hay en todo latinoamericano' con lo cual la incor-
poración de loi mecanismos aparentemente neutrales de la técnica con-
y
revelando su verdadera naturaleza, a saber, universalizadora
rlan am- "loirtu y
homogenizadora, aunque dentro de una evolución gradual matizada
mación o en la superposició¡ intermedios' En ellos seguirían
que cónsentirÍa toda suerte de estados
bigua la percepción de los dat asos que
narradores, junto con su público. (de ahl la
muestra Los adíoses (1954) s e llega a iientificándose muchos
Llosa defensa de esa materia propia, interna, singularizadora) en tanto que
Para uns tumba sin nombre 1 se
de
registra un pasaje semejante, dentro de una atenciÓn siempre aguda
por otros asumirían plenamente las resultantes porveniristas de las reglas
y Con- juego adoptadas.
lailaboración técnica del discurso, pero que entre La cssa verde
tersación en [a catedral abandona recursos derivados de escamoteos o in- Pero tanto en esos primeros que asumen la situación intermedia del
formaciones erradas manejadas voluntariamente, para atender con una
pro".ro de universalización, como, paradÓjicamente, también -en los
atención sostenida el decurso de su historia. iegundos que son absorbidos por su futuro, se registran múltiples
,eJistencias- que actúan por debajo de sus confesas posiciones
doc-

22- tlfirrttución Iitcrt¡ ia unterieoni.slu, c-aracas, tldicioncs dc la lracultad de Humanidades


y Iiducnción, 1978, P 29-
54 LA TECNIFICACION NARRATIVA ANGEL RAMA

dccimonónica.
Se trata de una doble posición respccto a la lnateria literaria que
puede extenderse a los ¡rroclos dc la lcctura. lis cl caso de la <tabla> de
iectura doble que Cortázar propone para Rayucla y quc yu ¿tllanclonará

plicidad del leclor latinoamericano y reavivar sus capacidades libremente


juegos'
significantes Para asociativas sostenidas por la pervivencia infantil de los
De otro modo puede pesquisarse en la resistencta pata abandonarse
experiencias con la
a los Productos al plurisemantismo que practica tesoneramcnte la nucva escritura narra-
truían significados tiva. Juan Carlos Oñetti ha creado un enigma cn torno a su novela Zn.r
del sen- crftico Luchting,
irracionales. E incluso cuando se abordan estas desconexiones
s que ha instituido
de los narradorcs,
lector descubrir y
que daria la clave legítima
Pero quizás la más nadora resistencia, sea la
amcncanas. representadá por el rech invenciones técnicas muy
La misma coartada realista es perceptible en el uso de otro recurso caiacterísticas de las letras caso más tipico que lo ocu-
rrido con el <<nquveau rbmanD francés que ha pretextado la única
surrcalista, el <maravilloso)), por parte di Alejo Carpentier, que incluso latinoamericanos,
unanimidad que pueda percibirse entre los escritores
I¡ rebautiza como <<real-maravillosor> oponiéndolo a su formulación
esclerosada en la poesía francesa nacida de una voluntariedad en que, El análisis de las obras de los narradores del último cuarto de siglo cer-
para ó1, <los taumaturgos se hacen burócratas>r' Al margen de lo que tifica la pluralidad de vias estéticas e ideolÓgicas que siguen, incluso den-
tro del frupo reducido de los que habitualmente componen el llamado
fuccla habcr clc ccrtcro en esta crítica, fue evidente que los surrealistas
1r"¡,".r.* trutaron dc <vivir> la experiencia de to maravilloso, asumiendo
<estaclos llmites> que en algunos casos lindaron con la locura y la
ntucrte. llls otro el cclmportamiento de carpentier quien lto asume esta
vivc¡rcia sino que se limita a describir a quienes la poseen integralmente o
sea a las poblaciones supersticiosas de América Latina que conceden an-
cho mrrgcn ¿r clementos irracionales, mágicos o maraüllosos, los que
autótrtic¿rnrente creen que operan en el mundo. La simpatla que mue.stra
para estas invéstigaciones de la realidad que evaden los parámetros ra-
tto, que por vlas muy diferentes ha coincidido con los narradores
cionalistas dc la sociedad industrial y que son la rica herencia de las
sociedadcs marginales, nada retacea a las articulaciones narrativas franceses en el uso de algunas técnicas objetivistas.
rcalistas que pone en funcionamiento en su escritura, las cuales lo religan Esta unanimidad ha provocado la sorpresa dcl critico alcmán
-realista Günter W. Lorenz que iilterrogÓ a nlt¡cltos narraclorcs latinOamcricanos
al linaje crítico de la novela europea y aún a la tradición
t
i
#
t

56 LA TECNIFICACION NARRATIVA ANCEI, RAMA 5'1

caracterizados por su decidida investigación de las técnicas literarias, en- jctiva, casi fotográfica. Lo curioso cstá en qire por esa vía de un
contrando en todos la misma franca oposición al ((nouveau roman)):'r supuesto objctivismo tan sólo hatr llcgado a un casi com¡rleto sub-
jetivismo. Han hccho de la tócnica Io mlts irn¡rortante y cs ncccsitrio
De ahi, talvez, el menosprecio, el enojo, que siempre les provoca tener claro que la técnica es tan solo ull instrutnctlto dcl ct¡¿tl tlcbc
hablar del <<nouveau roman), ese (<silogismo de la decadencia hacerse el mejor uso, sin llegar a convertit'lo en el astt¡rto cctltr¿tl clc
europeaD (Sábato), <<lo único que Europa aún está en condiciones la creación."
de dar¡r (Vargas Llosa), <<la ridicula manipulación del idioma>
(Guimaraes Rosa), <<esa literatura que desampara al hombre, que lo Es ese término aún a pensar de su ambigüedad, el
-objetivismo-
que mueve la oposición y es lo que él trasunta de peligro parala libre ex-
traiciona>> (Roa Bastos). Esta posición crítica frente al <nouveau
romanD produce una impresiÓn extraña, sobre todo cuando se con- pansión de la subjetiüdad, io que parece desencadenar la emotiva
sidera que en Latinoamérica han surgido algunas obras que son resistencia de los narradores latinoamericanos. Coartarfa una de las
precisamente ejemplo esclarecedor de la búsqueda de <nuevas>> for- tendencias más visibles y raigales de Ia nueva narrativa: Ia hedónica
mas narrativas. '?/ eclosión de un subjetivismo que se posesiona del mundo, traduciéndolo
en términos fuertemente impregnados por la vivencia personal, y el con-
La encuesta de Lorenz podría extenderse, con los mismos tesultados, a comitante emocionalismo o sensuatismo que irriga los asuntos, persona-
casi todos los narradores contemporáneos. Algunos de ellos, como jes, situaciones, proporcionándolos al lector dentro de un erizado clima
Ernesto Sábato, han dedicado largos ensayos a refutar las proposiciones existencial. La influencia que algunos poetas de acento personalisimo
de Robbe Grillet'r en quien ha visto un camino peligroso para la han tenido sobre los jóvenes narradores que a partir de ellos han
literatura latinoamericana; otros, como Carlos Fuentes, han adscripto el elaborado linajes (es en Cuba la herencia deLezama Lima en Cabrera In-
((nouveau roman)) a una prolongaciÓn del realismo burgués y de sus pro- fante, Pablo Armando Fernández, Reinaldo Arenas y aun Severo Sar-
cedimientos, caracterlsticos de la etapa neocapitalista. Onetti ya en 1966 duy; en Chile Ia herencia de Pablo de Rokha en Carlos Droguett, cn
tomaba pie cn mis crlticas a la literatura uruguaya por su escaso afán ex- Alfonso Alcalde, en Enrique Lafourcade y aun en José Donoso) apunta
perirnentalista, a difcrcncia dc lo quc estaba ocurriendo en las artes a este reinado del subjetivismo lírico que ha absorbido a la narrativa,
visuales, para <dar una voz de alerta> contra <<la tozuda voluntad de plegándola a sus meandros expresivos. El hedonismo que rige ese (placer
complicar las cosas, de complicar la novela mediante fáciles recursos a del texto> que circula por Fuentes, por Cortázar, por Garcia Ponce, por
confusiones cronológicas, a innecesarios entreversos de diálogos y p€nsa- Donoso o que de un modo visceral y casi doloroso irrumpc en Revueltas,
mientos>>26y en una entrevista se oponía frontalmente a la escuela del en Vargas Llosa, en Viñas, en Sábato, o alimenta la <nueva ola> mexica-
<(nouveau roman)): na, de Sáinz y Agustln, revela una tendencia ampliamente cultivada por
la nueva narrativa latinoamericana y se extiende por encima de las diver-
No me interesan (los novelistas como Robbe-Grillet). Creo que sas generaciones, vinculándolas a todas. Ya estaba en los maestros in-
ellos trabajan la literatura como una disciplina de laboratorio y en I iciales: en el Asturias entregado a la sensualidad sonora de Ia lengua, en
un sentido totalmente intelectual tratando de hacer una novela ob- f el Carpentier entregado a la sensualidad concupiscente de los sabores del
1
mundo, en el Mar€chal que respira el gozo de una aprehensión de
realidad rec¡én descubierta y aún en el intelectual Borges que edifica
1

i
23. Cünter Lorenz, Dialoe mit Lsteinamenko, Tübingen und Basel. Horst Erdman construcciones a su capricho en que por fugaces instantes el universo
Verlag, 1970,
todo se pliega a su voluntad. Está hoy en la escritura ardiente de los más
1

24, Traducción española, Dirilogo con América Latíns, Valparalso, Ediciones Unive¡-
sitarias, 1972.
I jovenes, sc considcrcn hijos de Revueltas, de Arlt o de Cortázar o
25, En El escritor y sus fontasmas, Buenos Aires, Aguilar, 1963 y en Tres oproximaciones vuelvan por Ia lección de los poetas. El hallazgo quc mediado el periodo
a [a lilerqtura de nueslro liempo: Robbe-Gtillet, Borges, Sartre, Santiago, Editorial Univer- se hizo dc los tcnras cróticos francamente expuestos es simple aplicación
sitaria, 1968. Sobre el tema el trabajo de Ana María de Rodríguez, La creación corregida: de esta raigal tcnclcrtcia hedonista que arrasa con todos los diques y
estudio comparalivo de Ia obra de Ernesto Sáboto y Alain Robbe-Grillet, Caracas, Univer- i

sidad Católica Andres Bello, 1976.


26, <(Reflexiones literariasr> (Acción, Montevideo, l3 de noviembre de 19ó6) reproducido
en Requiem para Fsulkner y otros artícutos,
1
21 . Op. .¡t., tt. 2(N.
I
-l
58 LA'IICNI III(]ACION NA ITRATIVA ANCTif ,ITAMA

naccr cr) csas inlinricladcs clolc¡rr'rsas y sabrosas de la sociedad


latinoartrel'icana. Y cuirrttlo un escritor rltrt: licltc tartta y Ir¡r lcrvorosa au-
diencia como Cortázar, intellta e¡t 62 tnt¡rtclo ¡ruru arn¡ar ttn:. in-
vestigación emparcntada con csas vlas <¡bjctivistrts, cs iture<lirt:rtut:ttlc
abandonado por sus lectores, <¡uienes se sienten pcrclitlos crt csc l'r frt
universo.
A modo de compensación, el narrador latinoamericano apcla con-
fiadamente a Ia fantasla. Una imaginación ardiente quc corustruye
tit
universos no desvinculados de la realidad pero cargados de ilusorias o
soñadas eventualidades, enciende el fervor de los lectores. Este placer de
la imaginación ha tenido un campo propicio en el fantástico que, inicial-
mente desarrollado por una verdadera escuela bonaerense (Borges,
Martfnez Estrada, Bianco, Wilcock, Cortázat, Bioy Casares, Sábato y su
larga descendencia), prendió en términos similares dentro de la narrativa
mexicana pero en todas partes puso su marca, según diversas dosifica-
ciones. Las más exitosas fueron las que combinaron un verosímil manejo
de los datos cotidianos con una verosimil y sobrecogedora ruptura de
ellos, estatuyendo esa repentina inseguridad que resquebraja el firme
piso sobre el que caminamos rutinariamente. Pero el placer dc la imagi-
nación también contó con otro territorio fecundo, el del maravilloso, que
manejaron los narrado¡es del area antillana y los colindantes, desde
Carpentier y Asturias hasta Carcla Márquez, pasando por Cardoza y
Aragón, Jorge Zalamea, Jacques Stephan Alexis y prolongándose en
jóvenes bien distintos como Reinaldo Arenas, Luis Britto Garcla y
Germán Espinosa. Es la libertad de Ia imaginación, que se despliega sin
trabas, la que aqui seduce a los lectores. Ei atronador éxito de Cien qños
de soledqd, con el excitado regocijo de Remedios la Bella ascendiendo
repentinamente al cielo mientras trataba de tender a secff las sábanas,
marca el punto óptimo de esta pasión por la libre fantasia, incluso en esa
IOS niveles pro-
¡rrcslut:ioncs, rlcicr-minan las nrutuas concesiones, busCan peculiar articulación que fue la clave del éxito de la novela, conjugando
¡rici<rs tlc lit cl'icic[cia y sc articulan sobre un
proyecto realista parala la trivial anotacioú realista (Fernanda protestando por la pérdida de sus
r:orrrrnitlatl. l)csclc el clcsaprcnsivo y personalista manejo de la ad- sábanas) con la irrupción repentina o inexplicada de lo maravilloso que
riliilislrut:i(rrr clel ¡:stado por Ios potiticos hasta el voluntarismo idealista arrasa con todo y sostiene el júbilo del Iector, que es júbilo de
sr
ttl: el comPor- recuperación de su total e irrestricta libertad por encima de cualquier im-
(:utti de modos posición de la realidad. 'tal cultivo hiperbólico de la imaginación, tal
¡rrivr ntextura de reencuentto con el universo pleno de la fantasia, trasunta agudamente la
Itltit n las t-radi- composición especílica de la sociedad lalinoamericana y la fuerza que en
cigncs rlc la socicdad sgreña norteamericana, donde el honor, la pasión, ella alcanzan las tendcncias subjetivas que la irrigan.
cl ¡rccittlo, la hurnillaciÓn, el resentimiento, el deseo y el odio juegan Es aleccionantc r'cvisar un comentario privado que esta singularidad
vitirln-rcnte, está infiltrada aun en aquellos sectores que, rozados por la habría nrof ivado cn Elio Vittorini, quien la habría descartado como
inrluslrialización y las estructuras tecnificadas, parecerlan escapar a su <basura telirrica>, scgrin cl teslimonio quc ha <Iado Josó Maria Castellet
devor¿rntc impcrio. El rechazo que aun los más audaces pesquisadores de cfl str cns¿ryo interpretativo dc l¿r narrativa latinclamcricana, dondc
tócnicas literarias oponen a las formas del <nouveau roman> parece dcstaca, conlo uno dc sLrs rasgos ostcnsiblcs, <la fantasia corno
i

I
LA TECNIFICACION NARRATTVA ANGEL RAIlIA 6t
60

Entendámonos. Dccir que el Lnodelo letcnico operettivo se intensificó


en la narrativa desdc los años trcinta y cuarcnt¿t, nc'¡ conllcv¿r nrinusvalía
respecto a las obras producidas en ó1. Cornrt cn cl f arnoso <lcb:rte
praguense sobre decadencia y literatura, se trata dc situaL co¡'rccliilD()nte
a la creación artistica: ni las obras de Picasso, Musil o Kalka, l)or nlrls
que elaboren la problemática de una sociedad con signos dc decadcncia
pueden ser asimiladas a esa decadencia, ni las obras de la rrarrat-iva
Iatinoamericana reciente, cuyo esplendor artistico está fuera de
discusión, pueden equipararse a meras operaciones imitativas. Trabajan
dentro del mode[o técnico operolivo, como la sociedad toda, juegan sus
rie.sgos, virtudes y desfallecimientos como una imposición de las cir-
cunstancias de la hora, pero no son ejemplos de pasividad y entrega.
Sobre todo porque, conviene no olvidarlo, el escritor no es un operador,
sino un productor y todas Ias notas artesanales que puedan distinguirlo
no reducen en nada esta cualidad esencial de su trabajo. Tal productor
puede poner a funcionar instrumentos tecnificados qus ha descubierto,
pero dentro de un proyecto productivo: acomete construcciones
diferentes y originales, obedece a fuerzas internas (personales y
culturales) que son más poderosas que los mismos tecnicismos, por lo
cual puede ocurrir que desvle de su funcionalidad propia a esos instru-
mentos, sometiéndolos a insólitas adecuaciones. Esos automóviles
transformados en alcobas rodantes para escándalo de los moder-
nizadores a ultranza, dicen mejor la circunstancia y la voluntariedad
creativa, que quienes pasiva y burguesamente sacralizan su impecable
manejo del último modelo sin percibir que están en otro tipo de desenfo-
que.
La comparación puede no gustar, pero las operaciones que Lévi
Strauss ha detectado en el <(bricolage>> de las sociedades primitivas,
pueden reencontrarse, transpuestas a otro nivel, en la composición
literaria de los narradores latinoamericanos. Quizás ninguno lo
ejemplifique mejor que Jorge Luis Borges por la desaprensiva libertad
con que se mueve dentro de la selva de la cultura internacional, solo com-
parable a la que ha testimoniado Lezama Lima. Borges se ha abalanzado
sobre los afinados recursos de la ensayistica y de la erudición cont€m-
poránea como un salvaje, forzándolos a inveroslmiles y burlescas
piruetas, sacándolos de quicio y transformándolos en recursos narrati-
vos. Ha equiparado [a investigación histórico-literaria a las pesquisas
policiales, la ha desviado de su funcionalidad específica, incluso la ha
ridiculizado introduciénclole elemcntos nrunclanos y con la irrespon-
sabilidad (y libcrtad) dc un salvajc, la ha puesto al servicio de una pro-
ducción quc la contradicc. ['irrticndo clc la convicción dc sus insulicicn-
cias narrativas, ha construiclo cnsayos, llotas bibliográficas o invesliga-
zS'JoséMariaCastellet,ertPanoramadelaaclualliteraturalatinoamericana,Madrid'
Fundamentos, 19?1. cioncs dc fucrrtcs quc se transforrnaron cn cuentos. Simult¿lncarncntc,
62 LA TECNIFICACION NARRATIVA ANCEÍ. RAMA 63

tanto él como Lezama Lima, han operado el más alegre confr.rsioni.smo sus asuntos y de sus modos opcrativos. El reproche dirigido a la uás exi-
en el campo de los objetos culturales gracias a un libérrimo modo de tosa novela del movimiento, los Cien uñtt's da solcdad, y trits elln a otra
aplicar las analogías asociativas, lo que les ha permitido encontrar el capital cOmO ¿C caSA Verde, por e vidcnciar aI cals ln 1.¡ rc.spce lo ¿ llts tll icr t -
<aleph> en el sótano de la casa de un ridículo poeta provinciano o el taciones de la narrativa que en esa fecha estaria¡ lnarcad¿ts p6r lilrrtls
misterio de los <vasos griegos> en las prácticas culinarias cubanas. como cambio de piel de Fuentes o 62 modelo pord orntaf tlc (lortilz.l¡'
No está en discusión la in¡nensa lectura de ambos ni su inclinación (son ellos dos los jefes en vista de /a tendencia mode¡nizadola univcr-
por la erudición disfrutable, sino la particularidad de su uso de los salista), responde a una ingenua deificaciÓn del modelo técnico operativo
mecanismos europeos y su entreveramiento de los materiales, pues en cuyas insuficiencias no percibe y equivoca el punto de mira de la obra
uno y otro caso es su realidad concrela la que queda dibujada' No es una literaria. ro
exclusiva novedad. Vqlviendo algunos pasos atrás, a los años en que se
soldó el pacto colonial del cual vivimos hoy [a intensificación bajo la
cobertura tecnificada, puede recordarse el júbilo de <artifice> que em- Las ilusiones perdidas
briagó a Rubén Darío y en general a los modernistas. Los llevó a una
arriscada adaptación de la métrica francesa del XIX pero paradÓ- La década del setenta viene apareciendo cDmo la de las ilusiones per-
jicamente, más que ajustar nuestra poesia al régimen estrictamente didas, con una sucesión de fracasos políticos y econÓmicos que no
métrico a que había liegado la lirica francesa, procedieron a liberar Ia pareclan previsibles en la aurora esperanzada de los años treinta. Los
escamoteada rítmica de la lengua española. Y en el campo temático los tímites del modelo técnico operotivo se han puesto a las claras, cues-
condujo a poetizar la propia incongruencia colonial: pues lo que tenla tionando todo el proyecto de industrialización. En el citado libro, los
delante Darío no era el grácil efebo de la estatuaria de Giambologna, Stein hablan del <<actual atolladero de Ia industrializaciÓn en la mayor
sino un mlsero producto de la pacotilla industrial que a [a delicada mano parte de la región, una situaciÓn que algunos observadores han descrito
alz.ada del dios habfa agregado un artefacto induslrial para iluminar in- como 'el fin de la industrialización mediante la sustituciÓn de importa-
tcriores: ((con un candelabro prcndido en Ia diestra/ volaba el Mercurio ciones'))r'y aunque ha habido evaluaciones menos pesimistas y todavia
dc Juan dc Roloni¿r>. esperanzadas,rr la intervcnción de Raul Prebisch en el plenario de la
Sc lta ltcgaclo a justificur cl éxito de la novela latinoamericana en el Conferencia de la CEPAL en la Paz (abrill1979) tuvo algo de redoble
cxterior pol .su asccrrso a patroncs técnicos universales en el mismo funeral. El cuello de botella a que ha conducido, generando un más
luonlctr(o cn (lue se produciria un prcsunto decaimiento de [a novellstica amplio desequilibrio social con la implantación de pequeños núcleos de
dc otrts tcgiottcs curopcas, cn particular Francia, cuando quizás este sociedades consumidoras en el centro de vastas poblaciones retrasadas,
razorranricnlo c¡uc ha propucsto Vargas Llosa y ha aceptado Garcia Már- la imposibilidad de abastecer sus demandas, el encarecimiento de los pro-
<¡rrcz" ¡'rrrc<ln darse vuella y dccirsc quc ha triunfado gracias a que, a ductos terminados quc no pueden ser exportados competitivamente y el
¡rt:srrt' clc su nrr)tlerniz¿tción, sigue estando vinculada a operaciones tradi- progresivo trasiego a las multinacionales de las mismas fábricas
eiorurlcs, incluso ¿r contanlinaciones folklóricas, que todavfa puede operadoras de materias primas, han creado un estado de escepticismo,
tcs¡ronclcr a las apclcltcias dcl lcctor común que €n cambio no se satisface han robustecido los argumentos de los estructuralistas que proponen
crr los prr'¡rlrrclos v¿lnguar'distas de una narrativa de punta que se adecúa modificaciones ingenbes del orden económico-social y han establecido
¿rl nr/rs r[gido proccso clc l-ccnificación seguido por las sociedades desarro- una revisión generalizada de las vlas t¡ansitadas durante estos cuarenta
lhdas. Podrla cntonccs dccirse que el rclativo éxito de la
narrativa años.
latinoanrericana no cstá solo en su modernizaciÓn evidente, sino tam- La evidente y exitosa expansiÓn de la narrativa, que apareciÓ en el
biún, paradójicamcntc, cn el presuntivo arcaísmo de su cosmovisioi, de plano superior de la cultura como su mejor expresión, ha surgido como

29 l)cclaracioncs recogidas en Mario Vargas Llosa, D[a domingo, Buenos Aries,


30. Vid Rodrlquez Monegal, <Novedad y anacronismo en Cien años de soledad>> Revísla
Nacional de Cultura, Caracas, 1968.
Anradís, 197 l. Las de Ciarcia Márquez aparecen en la conversación que sostiene con Vargas
I-losa cn Lo novela en Améríca Latina, Lima, C. Milla Batres, 1968. Curiosamente lulio
ll- Op. cit., p. l9O.
Cortázat , cn su r$puesta a Oscar Collazos (Lileralura en Ia revolucíón , . .) no parece creer
32. Albcrr O, Hirschman, (The Political Economy of lmport-Substituting Industrializa-
tion in [.atí¡r Anrerica> en A Biasfor Hope, Essays on Development and Lalin America,
que nadie haya afirmado tal cosa.
New Havcn and London, Yale University Press, 1971.
ANCEI, RAMA 65
NARRATIVA
LA TECNIFICACION
64 I Un la prirnera etapa clc aquel tiernpo adoplamos una posición, un

nor exótica v, sobre ,od-o,-


ui^'11*-:.:#X1';:,""',:"'ffiÍfi'"".L1
una
iII :'"',1*:';"#'1:,:i"".'il::l'!llr:l¿J:.il1Jilf;"Li:'::::ll:
-oue
-que
f al vez pueda
tal nueda ilamar.sc dcr:adcttcia- nos
llamarsc tlccaclcttcia- rlos obllgó ntorlif icar
clblir¿ó ¿t utorlif ic¿¡r

I lu fe, el lema, que sintetiza: aquel quc no logrc hircersc clttcnclct cs


.li un idiota. r'
t
I

I Et texto es det 66 y corresponde a una alarma que hicieron suya


I varios narradores adultos. en particular los enclavado$ en procesos de
. I e e considerar en detalle (Rulfo,
Gulfo.
se hiciero constrrc- I u irrupción pretendidamente ex-
doscien- J
doscren- l jó
ió reiultaban impulsados por el
^ e resultaban
'rrirpáou-crici no .i.*plo que daban los maestros del vanguardismo, sobré todo Cortázar
ll|l1 [
<plus ultra> incesante. Se estaba presencian-
e un <<olus oresencian-
da enaj enación del comportamiento vanguardista.
sus operaciones comportan tanto la superación de
ridos como la propia e interna cancelación. Por
como articulaciones perecederas, aunque Ia obra
méríto a otros sistemas de valoración
mérito valoración
impulso vanguardista, corrcurren a
da temporal ha girado y ha desechado
a. Tal sistema autodestructivo es más
xpectativa mayor en las técnicas, pues
lazo confiere una nota nihiiista a .sus
p.o¿.,..?n",q;;";;;i.¿,.;;r;t"*íffi ffi"Hr1tilJH'iH:""i""1;
el básico sistema de comunicación de cualquier obra h'teraria.
El punto culminante de la irrupción vanguardista correspondió al
hienio 1967-68 oue al mismo tiempo registró un aparte de aguas rotundo.
invesfioneiones que
serie de investigaciones romnían
nrre nitidamente rompían
onocidos de los autores e incursionaban en tierras
orientadas por dos obras de Fuentes (Cambio de
y una de Cortázar (62, modelo para armar) y se

rl
t'\ es en el mismo bienio que, capitaneada por
oños de soledad), se señalá la presencia de una
ri
ilI 9uc apunta a otro derrotero obviando la
¡srvü I desmecrrrr vrrrr¡rrrrdiqtr ¡nnnrre sin deier d Crabajardentrodelamoder-
desmesuravanguardistaaunquesindejard rrrh¡iar dentro rle Ia moder-
que nay olrus
edacl adUlta reconoce
a tenderse, trav p
FJt";il {--,':, :Tl:li i"lil:',",:',; ¿"J" I i ,,
rob I enq;; I

p
Rcqu un ,d^r ,:durknpr ,85
-"q= ü¡i'.i:i*l**la::.;+:*""t:'fl-*::,:H:::':3';;:ü;:i'
cación. Ya que tomam(
I
-.-^-.^ -i+,.ani^n,
o"*;¡*ir
I
esta nueva situaciÓn:
:l;'"'il,i."J
:J
LA TECNIFICACION NARRAI'I VA ANCIIL RAMA 61

nización: David Viñas (Los hombres de a caballo), Carlos Martínez revivisccncia dcl popr.rlisrno quc ticne su lrrc.jol cxl)on(:nle cn la tetralogía
Moreno (Con las prímeras [uces), Vicente Leñero (El garabato), Carlos de terna indlgena dc Scorza, silvi(r a robusteccr csl¿l sucrlc rlc c:ault:losa
Droguett (El compadre), Héctor Rojas Herazo (En noviernbre llega el ar- rcvisión del estado de la narrativa latinr¡arr)cric:rnu.
zobispo), Salvador Garmendia (La mala vida), Adriano Gonzalez León :j
(País porttitil), Germán Garcia (Nanino), Manuel Puig (I,a traición de ,¡
Rita Hayworth). .,
'.j

Dos vanguardias modernizadoras
Asistimos a un desdoblamiento en el mismo momento en que el .1
¡
,.J
vanguardismo cumple una drástica penetración de avanzada. Pero esta .,.1 En un ensayo escrito a comienzos de los setenta r/ llamé la atención
penetración desemboca en la refluencia a la literatura de élites que el sobre los perjuicios que para la recta apreciación de la cultura
:.i
boom habia superado, la reconstitución del laboratorio experimental que ...,, latinoamericana comportaba la simplificación del concepto de vanguar-
ya habia tenido su hogar décadas atrás. Es un resultado previsible, pero dia que venia manejando la crítica, la cual Io establecía exclusivamente
sirve para detectar en qué medida la modernización técnica que extrema en oposición a las corrientes tradicionales o regionalistas. Si así con-
'1
sus búsquedas encuentra como sostén un círculo estrecho de la sociedad . t7 seguía conferirle claridad y rotundidad fijan<lo una oposición tajante
consumidora, representado por el equipo de cuadros que acompañan el ':i
7
blanco/negro, pagaba estas ventajas con un empobrecimiento de la
proceso. La apertura que en esas fechas configuran los Cien años de visión del vanguardismo, cuya pluralidad de caminos era borrada,
'
soledad es estrictamente contemporánea de un estrechamiento del campo 'ri
.'.)
unificándolos todos bajo su común denominador: Modernizqción.
que de facto abandona las perspectivas del público ampliado en beneficio ..i
Señalaba entonces que, aunque comparten el mismo signo moder-
de un avance sobre la llnea tecnificadora, siendo ella la que comienza a ,,l niza<Ior, no pueden homologarse vías tan categóricamente diferentes
pareccr exhausta en el panorama latinoar.nericano. como las que siguieron dos estrictos coetáneos que fueron los iniciales
' Ma.s aún; quienes dotan al continentc de este rico abanico de bús- :) renovadores de la poesía posmodernista: Vicente Huidobro (1S93) y
qucdas, no continuan todos el mismo camino. Mientras algunos siguen 2
César Vallejo (1892): por lo cual propuse que aceptáramos el funciona-
lesoncrarneutc la nrisnr¿r vía, corno lo cjcmplifica mejor que nadie Carlos miento de dos vanguardias paralelas dentro de Hispanoamérica.
lrl
lftrcntcs, en la ¡rroclrrcción dc Curnpleaños (1969) a 'ferua noslra (1975), il Entendia que esta hipótesis nos permitiria una más precisa visualización
<rtr<rs sc rlcticncn. lll f'rt:no parccc quedar seiralado por 62 modelo para 'li
i de las diferencias existentes entre las áreas culturales latinoamericanas
tuttttur (l()(>B) a ¡rarlir tlr:l c:ual srrs ¿rutc¡r sc repliega sobre sus anteriores pero sobre todo patentizaria la existencia de dos diálogos culturales
sistcrnts cx¡rrc.sivos, ¡>rrblicarrdo varios libros en que los reelabora l simultáneos que se tramaban ent¡e términos distintos: uno, interno,
lrL:uc¡osiln)cnlc, yir clcn(r'o clc la órbita lantástica como en Ia 'de la religaba zonas desequilibradas de la cultura del continente buscando
litclalr¡nr cr f licu (/,i/,rrt¡ dc Manuel), razonando el fracaso de público alcanzar su modernización sin pérdida de los factores constitutivos tradi-
r¡rrc lrrv<r sr¡ rrovclrr crr un irrtcligcntc artlculo de UIlimo round dondeop- cionales, por lo cual procuraba enlazar términos tan dispares como
lirtriz:¡ solrrc l;rs vt:rrla.jls qrrc la investigación cumplida en dicha novela Trujitlo-Lima-el mundo, y otro, externo, establecía una comunicación
lcrrtlll¡r solrrc sus ¡lostcliolcs cleaciollcs. directa con los centros exteriores de donde manaban las pulsiones
lisc rt:¡llir:grrc cs lurrrbién pcrceptiblc en Mario Vargas Llosa. La transformadoras a partir de puntos latinoamericanos ya modernizados,
('t),tv(r.\tt(¡.itt att lu <:ulcdrel (1969) lo muestra cquilibrando certeramente lo que se traducia en el enlace Santiago de Chile-Paris-el mundo.
l;rs llurzrrrlcr:ts corrtl¿rstrtcl¿I¡j co¡r ias que habia compuesto sus novelas Ambos son diálogos auténticamente americanos, con un desarrollo
;urlcriorcs y, lrrcg,o tlc uua excursión crítica que le hace retornar a las varias veces secular y aunque sus operaciones pueden €mparentarse den-
lut:rrlcs l'larrlrcrti¡rnas, agrcga dos titulos Pqntaleón 1t las visiladoras tro de la clara opclón modernizadora que las rige, sus productos son
( l97l) y l,u l[u .lLtlin y el e.scribidor (1977) que señalan un claro distancia- distinguibles por los materiales diferentes y las circunstancias diferentes
n¡it:rrlo con los expcrimcnLos tócnicos y un perlodo de sedimentación de en que trabajan, por la cosrnovisión que reflejan, por la lengua que
sus ir¡lor'laciorres signado por la voz de alarma onettiana: comunicación. eligcn y los rccursos artísticos que ponen en funciotramiento. Pero desde
[,a inc<-rrporación o el desarrollo de na¡radores que vuelven sobre los
mecAnismos def realismo crítico, sobre todo en un tiempo de conmo-
cioncs politicas como las de los setenta, (Antonio Skármeta, Luis Rafael 74, En <Mczr-o sccol. di narr¡tiva latinoamcricana>, prólogo a liranco Mo¿¡ni (cclit ),
Sánchcz, Criselda Gambaro, Plinio Apuleyo Mendoza), asi como la Lalinr¡antt'ricono 75 Narrutori, Fircnzc, Vallccchi, I9?3,2 vo)s., tonro I, p¡r, 1 _72.
"tt

68 I,A TECNIFICACTON NARRA'|IVA


69
ANCNI. RAMA
el momento que ambos parten de [a constancia de un desequilibrio que
debe ser resuelto, en ambos la obra de arte aparece como una dinámica E¡r la cvolucióll clc la rrucvil nurrntiva ltis¡rlrtloatnct'icanir que surge
combinación de fuerzas opuestas a las que se le impone la convivencia. dcscle los años treinta, o scir cou postcliclad ¡ lr clcl'illici(rn clc llts cltls viirs
Sus apuestas son las que varian: el diálogo interno es integrador, recono- vanguardistas que frazan cn la pocsia valle.io y Iltritl¡lrr(), r(:(:llt,()rr
ciendo el peso del pasado; cl externo es futurista, abriéndose a la perspec- tramos la misma polarización quc se va rc¡liticndg ctt l¿ts sttccsiv:ts
tiva universal. generaciones literarias, Y aunque las solucioncs apctrtztclas irr-
Si nos retrotraemos al comienzo de este ciclo de la vida áiuidualmente diseñan un abanico variado, con diferentes dosificacioncs
latinoamericana que se cumple bajo los términos del pacto neocolonial de Ias pulsiones derivadas cle los polos rectores, es posible tipificar con
celebrado en el último tercio del siglo XIX, el cual correctamente se algunoi nombres las posiciones óptimas, extremas y rotundas. Aceptan-
denominó <modernismo)) porque presenció la violenta entrada de la dJta clasificación por generaciones cada quince años que aplica Fnrique
modernización occidental, siendo por lo tanto ese tiempo prístino y Anderson Imbert en su lllslorja, trasladándola de las proposiciones de
originario en que las opciones se manifiestan con toda frescura y Julián Marias, podemos trazar un esquema de oposicionos en cada una
claridad, encontraremos formuladas coherentemente ambas vanguardias de ellas: en Ia primera generación el polo cosmopolita viene representado
en la obra de Rubén Darlo y de José Marti. No hay duda de que los dos por Jorge Luii Borges (1899) y el transculturado; por su estricto contem-
proponen la modernización pero son diferentes las circunstancias y los po.aoro Miguel Angel Asturias (i899); en la siguiente, uno lo ocupa
términos entre los que se trama el dialogado, porque tambien son bien iulio Cortázar (1914) y el otro podrla estar representado por Juan Rulfo
diferentes las situaciones históricas en que ambos escritores viven y for- (1918), como también por Arguedas (1913); en la tercera el

mulan sus programas. Entre ellos hay notorios vínculos y también cosmápolitismo ha tenido su defensor en Carlos Fuentes (1929) v el polo
flagrantes disc<¡rdancias, las cuales quedaron registradas no sólo en los transculturador es asllmido por Gabriel García Márquez (1928). Es
asuntos de sus obras sino conjuntanlellte en los rccursos técnicos con que evidente que esta clasificación, obcdeciendo a líneas cultulales tenden-
los sirvieron. Illlos lo sabfan, cosa quc en trada empatió la mutua ciales, interseca las más variadas posiciones politicas, religiosas o doc-
cstinración. I,a liuga y cstéril ¡rolémica quc han cumplido sus seguidores trinales de los autores en su vida pública, pero en cambio fija campos
coherentes de ias cosmovisiones de las obras concretas y permite inter-
¡rara oponerlos, podría rcsolversc con cl recottocimiento de la diversidad
y clc l:r ¿rutcnticiclad dc las dos vunguarclias modernizadoras que pretar las opciones técnicas y artisticas que ellas formulan de una manera
rutruvit:sun Ll ltislori¿r lrasla Ilucstr'o.s dias dctectando las plurales situa- conjunta y orgánica.
ciont's crrll rrralcs rlc l:rs lt'cas lutirtoaurcricartas. La llnea cosrriopolita responde a una expectiva intensamente
l4s:rs <los v:rrr¡irrrr<lilts sc cleterr¡linatl pot su ubicación respecto a los añorada por Rubén Dario cuando establece su diálogo con la cultura
europea (francesa) y avizoraba en el porveni¡ la eventualidad de que el
¡rolos rt'etolcs (llrc rlonlirtatr cl canrpo de fuerzas en una época
t:¡u'lrclcriz.:rtlrr ¡lor'<¡rrc ll tltorlcrttiz¿rción cs impulsada desde el exterior y centro urbanQ más desarrollado con que contaba América Latina
r:orrsii(rryc llr corrrlicióu no rcchazablc dc toda operación cultural. El ex- pudiera equipararse a los inte¡nacionales: (¡Buenos Aires!
It:nro lr¿r sitlo lfirnratlr> <cosmopolita>> rctomando la denominaciÓn que lCosmópolislr concluye exclamando en el prólogo de Prosas profsnas.
rrsrrrr¡i(r ¡r;rr';r sf l¿r soeicrl:rd i¡rtclcclt¡al europea de fines del XIX y que usó No contaba con ta fatalidad americana de esta percepciÓn que muy pron-
(:()rff() hiur(l(:r':rlit l'arnosl rcvista inglesa CosmópoIis; al interno he to se le haria visible desde su instalación en Europa, develándole [a ínsita
rr Exactamente
¡l cl'cr i<lo rlcrronliniu'lo <transcultr¡rador> porque aunque los dos condiciÓn latinoamericana de su proyecto cosmopolita.
rcs¡rtrrrrlcrr al onrnimoilo ¡rodcr rnodcrnizador de [a hora y en ambos ]a en la misma fecha en que aparece Azul.'., José Martí tazoÍa como un
lr¿rst: rlcl corrrpor-tanticnl-o cs la capacidad de adaptación, en este último <<dolor> la extraña situación del escritor latinoamericano que él ve,
t:lll sc curn¡rlc dcsde el nivcl clc las culturas profundamente enraizadas en certeramente, como un componente doble que puede regularse
l:r vitla histórica de contincnte tratando de conseguir el máximo de simultáneamente sobre dos ejes, uno externo y otro interlo, porque de
hecho participa de ambos. Del mismo modo que tiene una cabeza y un
¡rrcscrvirción dc sus valores en el proceso transformador. De las
dificultatlcs y aspcrczas de esta tarea la mejor ilustración es el grito de cuerpo, ctc igual modo actúa Sobre dos campos culturales desemejantes.
Arguedas, <Yo no soy un acultutado)), pronunciado por quien cumplió
trna auténtica, sutil y delicada tarea de transculturación y murió a causa dt
de los desgarramientos que causaba.
15. He cxaminadq cl tcnra cn cl prÓlogo ¿r Rutrén Darío, 1il tnundo /¿r.ss¡¡crÍos, San
Juan, F-ditorial [Jnivcrsitaria, l9?1.
]0 LATECNIFICACIONNARRATIVA ANCiF]I, RAMA 7I

Más que proceder a censuras, Marti testimonia una auténtjca congoja, equivalcncia corl trnfvocas posicioncs polfticas o sociitlc.s, cotro alguna
vista una discordante situación que en su tiempo se mostraba vez se ha aducido: cu cl cosmopolitis¡no han podido coirtcidir tanto los
como
mucho más contradictoria que actualmente y que colocaba desarrollistas partidarios del libre juego cle las nlttltinaciotlalcs ctllno
ar escritor en
una situación de impotencia para poder expandir plenamente sus grupos revolucionarios contestatarios que l-anltrión ptocttt rbatt ltr
capacidades. Es un texto admirabre que transparenta
el padecimiento del modernización violenta; en la transculturación han ¡rodiclo coirlciclir scc-
g-roli9 Martl pero que él trae a colación para definii ra situación de tores conservadores retardatarios con nacionalismos revolucionarios.
Heredia:
La evolución que ha seguido ese diagrama que representamos
gráficamente por los dos circulos secantes, ha sido la de una inten-
Porque es dolor de los cubanos y de todos los hispanoamericanos,
sificación constante en cada una de sus tres partes componentes, a lo
que aunque hereden por el estudio y aquilaten con su talento largo de etap4s de creciente desarrollo. Si ha sido cada vez mayor Ia
natural las esperanzas ideas del universo, como es muy otro el que
e pulsión externa y cada vez más altamente tecnificada, ha sido también
se mueve bajo sus pies que el que llevan en la cabeza,
ná denen am_ acelerado el progreso del clrculo interno que ha demostrado amplia
biente ni raices ni derecho propio para opinar sobre las cosas que plasticidad cultural. Pero lo más notorio ha sido la ampliación del sector
más les conmueven e interesan, y parecen ridiculos e intrusos medio en que se superponen ambos círculos, el cual ha crecido propor-
si, de
un paÍs rudimentario, pretenden entrarse con gran voz por ros cionalmente de modo más rápido. Es allí donde están mayoritariamente
asuntos de la humanidad, que son los del día eriaquellos pueblos las ciudades latinoamericanas, es alll donde están los centros in-
donde no están en ras primeras retras como nosotros, sino dustriales, es alli donde están los institutos educativos y los complejos
en toda
su animación y fuerza. Es como ir coronado de rayoí y aparatos administrativos y es alli donde está el público de los nuevos na-
carzado de
borcegules. Este es de veras un doror mo¡tal y un motivo rradores que ha asegurado el boom de ventas, aunque es indicial de sus
de tristeza
infinita.," tendencias básicas el éxito arrollador que ha prestado recientemente a las
obras de Garcia Márquez resp€cto al éxito solo estimable que ha con-
Martl no extrae más consicleraciones y .se limita a reconocer la cedido a las de Carlos Fuentes, pues ello apunta a cuales son sus pro-
clolorosa siluación. podrra rrabcr rccorociclo que csos
dos vastos mundos blemas mayores y a quienes afectan.
culturalcs uo son clrtcra'ente ajenos ciescre er rno¡nento que
coinciden en Esta ampliación del sector intermedio puede proporcionar una ima-
cletcrninudos incrividLr..s, p.r obra clc quicncs ras <<esperinzas gen engañosa. De hecho disimula que el desequilibrio originario cntre
e ideas del
rr.ivcrso>> sc haccn lcgf tirnarncrrt" o,r,".iaun", como
abundantemente ha ambos polos del campo de fuerza, lejos de atemperarse y disolverse, se
probado ln historia c.n la incorporción de los <corpus>r
doctrinares que ha venido ampliando con los años y eso constituye el nudo de todos los
acilrrearou ingcnfcs rnodificaciones dc las sociedaáes
del continente y conflictos latinoamericanqs. La distancia entre los puntos extremos de
tarnhié'con lu irc.rporació., en ere momento intensa, de las amtios círculos es mucho mayor actualmente, por [o cual las opciones
aporta-
r:i..cs dc ln cicrciu y ra f.écnica €uropeas y norteamericana que que venia haciendo la modernización litera¡ia en cualesquiera de sus
rlvoru-
t'i'rrurfu¡r l¿rs c,rrclicio'es tre vida. Los cscritores, y no
sólo ellos sino orientaciones y que básicamente tendian a equilibrar las partes dentro de
rrr¡l.id.s grur)oli intclcctualcs y profcsionales, se sitúin
en la intersección los márgenes que consentla el sector secante, han entrado en una tensión
rlc l.s tl.s ca.rp()s crrrturulcs q*c, ¿tu'que comportan vastas
extensiones extremada que pone en peligro el sistema mismo. Su efecto es impulsar
c:rrlcrarr¡cnre di.sfruilcs, tambión cuentan con
un espacio en que se super- hacia un lado u otro las tendencias vanguardistas para que se plieguen
r)()rrcrr. t)n iliagr:rnra ro representarfa como dos grandes círculos;i;",. más estrictarnente a las pulsiones discordantes de los polos o, lo que
rrtc'sccall, perrnitiénclclrcs a los hombres q'e ocupan puede sef más pernicioso, reemplazarlas por otras fuerzas: el
ese sector común ra
cl.blc o incli^arse al centro externo cumpliendo una moder- cosmopolitismo podrfa dejar paso a la presencia foránea directa; la
'¡roción:
ttizaciór¡ c.snroporita o inclinarse hacia el centro inteino cumpliendo una transculturación al rigorismo conservador tradicional. Todo el sistema
ttt.clcrn ización transculturadora. Movimientos,
ambos, q,r. oo i mplican ha adquirido una cualidad chirriante que no hace sino trasuntar las con-
tradicciones operativas. Por lo mismo, los escritorcs, e.sas plitcas
l(r. Artlculo publicado en E! Ec.on.omista Americano, New york, giratorias quc sc ajustan sobrc las partes dcl sistcm¿, cttcucntran mcnores
cn Nuestra América, Caracas, BibliotecaAyacucho, iulio de lggg, recogido márgenes dc maniobra y mayores dificultadcs para crrnrplir los proccsos
íill,p.zos. de transición.
.i

]2 LATECNIFICACIONNARR,dTIVA ANC]I.]I, RAMA 73

El polo cosmopolita ha tenido su maestro cn Jorge Luis Borges, tal


como lo celebró provocativamente Etiembe en su artículo <Un homme a
tuer: Jorge Luis Borges cosmopolite> desde 1952:" <Je ne vois personne
qui se hasarde a considerer dans Borges, ce qui m'en parait I'un des plus
séduisants aspects: la perfection de l'esprit cosmopolite>."
Los efectos de esta asunción pueden investigarse cn las dos caras que las coordenadas intelectuales del país:
presenta, derivadas de su peculiar instalación: la que mira hacia el in-
terior, o sea hacia los problemas que ello puede generar en la elaboraciÓn
de la obra literaria y la que mira hacia el exterior, hacia la recepción que
le puede caber en el mundo. La primera situación Ia ha examinado
lúcidamente el mismo Borges en un brillante texto, <El escritor argentino
y la tradición)) en que contestó a la artillerla de los nacionalistas. Dada la
orientación de estos ataques, donde se argumentaba sobre el color local, surtout avec la littérature frangaise'"
como en la época romántica, o sobre el compromiso social, como en la
época regionalista, Borges pudo fácilmente reivindicar el derecho del
escritor a la cultura toda del universo y a los más variados dioramas, in-
cluyendo los exóticos qu€ en él han convivido no solo con algunos na-
cionales sino también folklóricos. Pero más importante y más llamativo,
es el resultado de su análisis de un ejemplo concreto, su cuento <La
mucrte y la brújula)), porque si de él se desprencliera una norma' ella
aptrntaria a qr¡c sll plena asunción de la realidad circundante se pro-
ducirla cn tórulinos simbólico.s u onlricos y en todo caso enmascarados.
Vistr la frecuencia con quc sc rcgistra esta solución en los escritores de su
linajc, rrrás quo un cjcmplo particular liliable en la estética nietzscheana
cle la uláscaru, est:triarnos antc una ttpcración de la que es elemento cons-
tilutivo la :rsunció¡r de I cosnropolitismo que caracteristicamente
clcs¡llicga una rcd dc cntr¿rmadr)s valores, mas soñados que reales. Pues
luunca sc lcpitirá srrficicntcrnente que el cosmpolitismo no es una
lrunsposición a lo forálreo sino cl cstablecimiento de un orden universal
dcrrlr<r dcl cual sc irju.stan los factores extraídos de las más diversas
crrltrrt'¡rs 1)att servir a un proyccto que se desprende de aada una de ellas y
clc los cnluccs quc clcntro dc cllas fija, proyecto que, por lo demás, está
l.nlulnrcrtlc sigttaclo por Ia re.stricta cultura dentro de Ia cual es urdido."
l,a ot¡a situación es la quc aticnde a la recepción de la obra en el

3'7 - I'ublicatlo cn 'lbntps Modernes [ParlsJ, No. 83, setiembre 1952, recogido en Hygidne
d^' l(llrer;. Litt¿ralure dégogée, Paris, Callimard, 1955.
3ll. A parlir dc csta fiasc, usada como eplgrafe, Michel Berveiller procedió a una
sistcnrá(ica investigación sobre Borges que condujo a su libro Le cosmopo[ilisme de Jorge
I.uis llorges, Paris, Didie¡, 1973. 40.SiIviaMolloy'I',otti.ffusiondelalilléruturehisponoomérituineenFrclnceouXXesié.
39. escritor argentino y la tradición> en Obras complelas, Buenos Aires, Emecé,
<<El r'l¿,, l)arls, Prcsscs [Jnivctsitaircs dc Irratrcc, [972'
1974, pp.267-74. Borges concluye asl su explicación: <(porque rne habia abandonado al 41. O¡'. cit., p.216.
sucño, pude lograr. al cabo de tantos años, Io que antes busqué en vano>. 42. <lfara urtit ¡roélicrl cn I o l'orrt:, ll, irrlio-scticnrbrc l9-54'
14 LA TECNIFICACION NARRATIVA ANC]EL I{¡\IVIA 75

habla sido restringido gradualmente por la ciencia, refloreció cn la c¡ue ejercitirn las rttislu¿rs ccrortlcrr¿rclus, ¡uolxtlrlcrtrcttlc con tlrr¿t <lescn-
literatura impulsado por el movimiento surrealista que en él vio lo propio voltura mayor que la quc tuvicrort itticillrttt:lttc los cit'rtr¡rltls t'illttlos,
de la creación artistica y está en la base de esa libertad intuicionista para pero a esta altUra de Str CvOluCiÓtr, cl cosrnOp<tlilisrrro y:r tttt ¡rrtt:tlt't'ttt't -
establecer relaciones y correspondencias que prescinde de prueba y fun- rrarse en la simple adscripción a las técnicas, cn ct¡rtlsiciótt ¿r lrt rn:tlcrirt
damentación y muy frecuentemente opera a partir de los datos que para una mayoría de narradores siguiÓ sictrdo privativu y lcgiortlrl,
primarios. Nada que facilite más el establecimiento de Ia red de vincula- porque su peculiar tendencia a Ia universalización de los valorcs of'rcciÓ
ciones del cosmopolitismo que esta libertad asociativa, pero si al mismo como una lógica consecuencia una instalaciÓn plena y adulta en u¡la
tiempo aceptamos qu€ se trata de una percepción en ia que cuenta el pun- temática universal, en una peripecia universal, en unos personajes
to focal de cual sc parte, debe tenerse en cuenta csta declaraciÓn del universales. La mencionada referencia de Carpentier sobre Ia <univer-
autor formulada agresivamente porque el tema, como allf dice, <me irri- salización de los personajes> latinoamericanos, abria el camino a mane-
ta y me exalta>¡: <Y Cortázar salió de su rincón e hizo una obra que cada jar personajes igualmente (universalizados)) pero procedentes de cual-
unL juzgará como quiera, pero que está basada, justamente, en el hecho quier punto del planeta, eventualidad que estaba impllcita en el pro-
de haber salido de su rincón, dc haberse ido a otro lado y desde allá hacer grama cosmopolita del <<modernismo> del siglo pasado (los cuentos
lo suyo.>" franceses de Darlo, la evocación de los paisajes franceses en De
En la tercera generación ha sido Carlos Fuentes quien ha argumen- sobremesa de José Asunción Silva, -El ernbruio de Sevilla de Carlos
tado sobre las ventajas del cosmopolitismo, vinculándolo expresamente Reyles) y que ahora adquiere una soberanía irrestricta en las invenciones
con las circunstancias de la hora cultural latinoamericano dentro de su de Borges, Permitirá relatos memorables como (El perseguidor>> de Cor-
percepción global de las modificaciones que vienen produciéndose en el tázar y buena parte de sus cuentos y novelas, implicará vastas reconstruc-
mundo. Su afiliación a la corriente se ha visto intcnsificada a mediados ciones históricas como el Bomarzo de Manuel Mujica l áinez, El arpa y
cle l<¡s años scscrita, cuando destruyc lo que había escrito de la trilogla la sombra dc Alejo Carpentier, la empinada construcciÓn de Terra nostra
iniciada con Lr¡.r bucnu.s conciencias y crlc¿rra la novcla quc llevará el de Carlos Fuentes, libros que en otras circunstancias y niveles repiten el
sirlhólico |itt¡lo Cantbio dc pic:l, basarncnto dc rtn nuevo ciclo de in- afán de Enrique Larreta en La gloriq de don Ramiro, y se exlenderá a los
vcsli¡r,tción rlc lirrrnas nat'rativas- lls tanrbién dc 1966 csta declaración: textos de Sarduy entre los jóvenes.
Si la asunción de las técnicas como instrumentos universales y
Yo r'rco t¡uc llr litcrulltr¿r nortcamclicarta es lo que es gracias a la neutrales constituyó el punto de partida, la evolución posterior dio
pcrspct livrr g:rrr:rcl:t llor los etnigrados, y la literatura prueba de la intima vinculación que ellas manifiestan con un perspeg-
lirti¡ro¿u¡rr:r ic:lrr¡r cr¡ ¿lcucr al larnbión. Pero sc sigue critican-
1o ser-á tivismo internacional. La utilización de los escenarios, personajes y
rlo lrl ll:u¡r:rrlo tosrtro¡rolilisrlo y sc siguc ejemplificando la critica temas de cualquier lugar del mundo, el manejo de una materia prima in-
t:orr l);tr'lr¡. Sc rros olvicla que t¿rmbién en el cosmopolitismo hay una ternacional, fue mera consecuencia lógica y legltima de la absorción de
lrs¡rirrrt'i(rrr urrry rrt¡estra, rnuy valedera, muy cierta, muy concreta, las técnicas foráneas. La legitimidad de esta libre incorporación de
rtu(: cs lir tlc rro dcbilitarnos cr.r el aislamiento, la de romper este materiales no deja sin embargo de llamar Ia atenciÓn sobre la fuerza de
irisllrrricuto (luc lr()s tlisrninuye y encontrar toda una serie de corres- atracción que cumple el polo externo en un periodo de creciente tensión
¡rorrttt:rrc:ils y rlc alirrrtacirlnes cn las relaciones abiertas de la del sistema literario, la cual no hace sino reproducir la Lensión del
t'rr[[rt¡;t. /r organismo socia[ latinoamericano.
Es una curva evolutiva que aun puede tener instancias más audaces y
l)clr'{rs rlc cstas trcs gcncraciones se encuentran jóvenes narradores arriscadas, por aplicación dc [a fterz.a atractiva que lo.s imperios cen-
trales ejercen sobre la.s zonas marginales, tanto en los campos
cconómicos como en los culturales. En los siglos pasados hubo varios
4.1- (itrstnvo Lrris C¿rrrcra, Nuevos viejos preguntos q Julio Corlózar, Caracas, Ediciones
dc li'r lfacultad dc Hunranidades y Educación, 1978. Ta¡nbién José Donoso ha considerado ejenrplos de incorporación ¡rlcna dc los c.scritorcs marginales a los cen
.su lrrslado, su <tlescmbotellamiento>r ha dícho, como clave de su nueva c¡eación fuera del
(ros metropolilanos pero en nttestra é¡roca ello se lt¿t acrcccniado: c[ nlc-
pais, scgírn explica cn su Hisloria personal del boom, tsarcclona, Anag"aña, 1972. jor cjcrnplo 1o proporciorla Vl¿rdinrir Nabokov qrtc srtstituyc su lctrgtta
44. Carlos Fuentes, <Situación del ssc¡ito¡ en América Latina>, diálogo con E. Rodríguez originaria, cl ruso, p<,rr cl inglés, cn las trovells clc stl pcríodo
Monegal, cn Mundo N¿¡evo, julio, 1966. norteantericano, (ransfQrnración profr.rtrda cle la qtlc htrsta ahora solo
ANGEL RAMA 71
76 LATECNIFICACION NARRATIVA
irrstrurnc¡rto prc.sto l)ara cl tránsito clc lcngttas, pcro la transposiciÓn
tenemos un ejemplo en la narrativa latinoamericana contemporánea, idiomática dcl cscritor, quc cs ttna clc stts cvcnltrrtlicllrclcs nrayorcs, no
representado por el narrador argentino Juan Rodolfo Wilcock que se in- desemboca en el internacionalis¡no sino clcntlo cle tltru ¡rrtvirrcia crrlltrl'ul
corporó a las letras italianas. de las muchas en que se subdivide el planeta, Por csa vía rto sc alcitltz¡t lit
La tendencia cosmopolita, que ha tenido en Buenos Aires, más que categorfa supranacional sino la desdeñada categorla tlaci<¡tral, salvtl t¡tttr
en la Argentina, uno de sus enclaves privilegiados, por obvias y cono- se sustituye una por otra. Aparte de las diferencias de sabores propios
cidas razones derivadas de la composición aluvional y muy reciente de que presentan, de sus tradiciones peculiares y de sus niveles de desarro-
su sociedad que se desarrolló en estrecho contacto con las fuentes llo, esas culturas también se distinguen por el diferente poder que ejercen
europeas, alcanzó en la obra de este excelente narrador de la generación sobre el resto del planeta, de ahl que la atracción se haya ejercido hacia
de herederos de Borges (Bioy Casares, Bianco, Cortázar) su punto las regiones centrales del planeta.
culminante. A través de ese puente transitó hacia su incorporación in- Es aqui donde adquiere su pleno significado la polémica que
tegral, no diria yo a una suerte de internacional de las letras, sino a otra sostuvieron Julio Cortázar y José Maria Arguedas, representantes claros
cultura de las plurales en que se divide el universo. Ha sido en las filas del de los dos polos que rigen los comportamientos artlsticos de la nueva
cosmopolitismo donde se hizo objeto de reparos y agravios a la lengua narrativa. Para deslindar su posición, Arguedas atudió a esa paradojal
española entablándole un verdadero juicio que difiere, por el grado de situación en que desemboca el cosmopoliiismo y que consiste en la insta-
intensidad, del que le incoaran los modernistas. Muchos de estos lación en una de las provincias culturales del mundo, ya sea la de otra
hubieran preferido escribir en francés (y torpes ejemplos nos han dejado) nación, como ocurrió en el caso de Wilcock, ya sea en la provincia de Io
pero tuvieron conciencia clara de que <mi esposa es de mi tierra>> y pro- <<supranacional> que no es menos cerrada por el hecho de que sus valores
cedieron a la renovación de la lengua, volviendo por las riquezas sean extraidos de múltiples fuentes y sean distintos a los nacionales:
acumuladas en su largo desarrollo, en espccial por las invcnciones del <<Todos somos provincianos, don Julio. Provincianos de las naciones y
período manierista a las que sumaron un número no demasiado elevado provincianos de lo supranacional, que es también una csfera, un cstrato
dc palabras y formas sintácticas galicadas. En este segundo proceso a la bien cerrado, el del <<valor en sl>> como usted con mucha felicidad
lengua quc ha siclo capitancado por Borges, el ideal lingüístico estuvo señala. >r
rr'
rcprcscntaclo por el inglós quc ya l-ra clejado su cuota de anglicismos en el Aunque ambos discrepen en la valoración de estos diversos órdenes,
cspaflol pero que sobtc todo se ejcrció cn la linea de una depuración, los dos coinciden en reconocer que tanto urlo como el otro son igualmen-
agilidacl y expresividad quc ya estaba prevista en la lengua culta y te válidos para sostener una producción artistica de alto nivel, con lo cual
clisci¡rlinada clc un grurr his¡ranista americano, Alfonso Reyes. Es este un el dilema no remite a la consecución de lo bello, que como es bien sabido
t:tt¡rlfulo cxtcr¡so y conrplejo cn que siguen resonando los argumentos puede alcanzarse plenamente dentro de los marcos de cualquier cultura
adelantados cn los años vcintc sobre los idiomas nacionales americanos, sea cual fuere su naturaleza y nivel, sino a los modos diferentes que
¡relo dontlc sc rnezclan junto a las profestas por las formas esclerosadas asume lo bello según las culturas en que nace y al radio público en que
clcl uso lil.crario dcl cspañol, visibles incapacidades para posesionarse puede ejercer su acción persuasiva. En el caso concreto que nos
lrr(ogruhnente dc la lcngua en lo que estas palabras implican: capacidad preocupa, remite a cuáles mecanismos técnicos asumen unos y otros
dc reelatroración e invención conslante de sus pautas, de acuerdo a los sistemas culturales, cuáles son y de dónde proceden.
inrugiuarios rcgionalcs. Carpentier, que pudiendo haber pasado al El polo transculturador del vanguardismo también acomete la
francés, optó por la conservación de la lengua, como la inmensa mayoria modernización, también se hace cargo de la herencia universal, también
dc los narradores, reconoció la existencia de esbozos de lenguas na. procura abastecerse en el almacén técnico externo, pero como debe
cionalcs quc sin embargo son capaces de intercomunióación continental, atender primariamente a la cultura tradicional sobreviviente o acan-
las cuales funcionan dentro de un evidente sistema hispánico. tonada en vcrdaderas regiones defensivas del continente, es a parlir de
Curiosamente, el abandono de la lengua natal, que siempre ha se¡- éstas y de sus singularidades que elabora los productos que son colocados
vido para cstablecer las fronteras dentro de las cuales se forja una
literatura especifica, permite avizorar al cosmopolitismo como el pro-
ducto de una determinada cultura, como un sueño supranacional alimen- 45- <lrrcvilirblc co¡rrcntario n unas idca-s dc Julio (lortázar> cn El C-on¡ercio, Lima, Idc
tado desde una restricta comarca nacional. Sin duda se le puede seguir .junio dc 1969.
soñando desde e[ seno de otra cultura y aun se le puede reconocer como
/ó L,\'I'ECNIFICACION NARRA'I'I VA AN(Ih,I- RAMA

en cl andarivel rnodernizador mediante operaciones transcultrrradolas-'o originalidadcs del vanguatdisuro frattsctrlttrrador quc l'ija la distancia en
Este trabajo fue condicionado por acciÓn que sc sitúa rcspecto a la narrativa tegiolral L:tly()s itstllllos sirt crtrbargo
o, dicho dL otro mod.o, por los ele n a los prolonga. También aqul clrcontra¡nos novcla tlo la ticrrlt y llutttritlczit y
escritores nacidos en elias. Mient ajaron personajes rurales y aun indios con sus iuvariablcs costtttnt:r'cs, ¡lct'o ltr
desde las más desarrolladas ciudades de América Latina que mantienen singular radica en que esos materiales no son incot'¡tclrados tnetanlc¡rtc
como asuntos que sirven a una demostraciÓn, sino percibidos a través dc
las estructuras cognosctivas que corresponden a la visión interna de esos
hombres. Se produce un desplazamiento de la simple órbita temática
fascinadora, pero vista desde fuera (en Gallegos , en Icaza, en el propio
Rivera), a la visión interior que se tiene de ella y que por lo tanto se asien-
ta en los mecanismos de la percepción de los objetos y del universo y no
en esos objetos y en ese universo. Es representativa de esta unicidad, la
reiterada afirmación del estrecho vínculo entre cécnicas y materia traba-
jada que aparece en ios narradores de la transculturación: desde la crÍtica
de Onetti a <los escritores que se limitan a utilizar nuevas técnicas sin que
estas respondan al contenido>>r'hasta la rotunda aseveración de Sábato
<Para rni la técnica debe resultar como qonsecuencia de la realidad que se
va indagando>>t', pasando por el modo en que Garcia Márquez remite las
indagaciones técnicas a su aplicabilidad al descubrimiento de la peculiar
realidad latinoameriana: <Yo creo que tenemos quc trabajar en in-
vestigaciones del lenguaje y de formas técnicas dcl relato a lin de quc
toda esta fantástica realidad latinoamericana forme parte de nucstros
libros y que [a literatura latinoamericana corresponda a la vida
latinoamericana donde suceden las cosas más extraordinarias todos los
ro
dias... >
Si una de las tendencias globales del vanguardismo consistió cn cl
abandono de la lengua escrita literaria trasladándola a los registros del
habla, operando simultáneamente la absorción de la historia por el
discurso personal, dicho o pensado, este común denominador se escinde
enr una via que lo sitúa en el nivel consciente del escritor ir'.corporando el
cultismo junto al coloquialismo, la crltica junto a la descripción, la infor-
mación histórica junto al popularismo y otra via que lo sitúa en el nivel
peculiar del personaje, dentro de su imaginario, su terminologfa y su sin-
taxis: es Ia narración oral la que rige múltiples cuentos de Rulfo o inunda
su novela Pedro Páramo hasta absorberla totalmente en el discurso de
Juan Preciado y más acuciosamentc es lo que le permite a Guimaraes
Rosa forjar la estructura narrativa que aparece como Ia articulaciÓn
literaria de los sistemas del cuento ora[. Enfrentados a situaciones

47, Rcquienr paru I urtlkner... ¡r. 201.


46. Vid mi ensayo <Los procesos de transculturación en la narrativa Iatinoamericanau,
4lJ (ii(rrilo por L<lvcluck cn ('olt.tt¡ttio,tttltrr lo ¡tove lu hispunLturtttritann, Móxico, l'czon-
tlc, 967
separata de la ReVis¡a cte L,iteratura Hisptnoamericala, No. 5, Escuela de Letras, Univer-
I

sidad del Zulia, Maracaibo, abril 1974.


49. Mrrio Vargas l,losl Ciabr icl ('irrrcla Mllrtlucz c¡ La novcla ttt Anéúcu Lulina.
RI I A lli('Nll l('A('l( )N NAI(l(,4 llvA /\N(;1,.1 lt^f\,l^ tll

:ll)<¡y:t llt l;rrt::r tlt.l t'st:lilol, t'tttit¡ut'r ii'lttl,rl;r, ttlotlt'trlizlttltlOlir, graCiaS a


r.;¡ Vitslíl crrllr¡itl lirlll(llslit:ll illlt'llt:tr:iolt¡tl ll:;tt r'rl t'vitlt'lrlt: t'll tllt rCla(O
nti-rgistral,<(ltlaclellrorreur¡(<Ic('ttrlttttlrllttiltltlo¡ttlt'lrt(':rltrtt'ltttitv('l
$al tradttcc la ilrtclcctual rllrc sirvc ¡titt-u clutrrlrttt los ttliltl:; y' sc olrt'rr'
couro el instrutucntal dc análisis dc I¿r nratcria l)l irrr:t-
En cstOs ejemptos podenlos rastrcar esa eventtlaliclad cle ¡¡ít lrlodcr
nización de las técnicas que se apoya en la indagación dc las t'orrnas que
adopta una materia interna, la latinoamericana, que no se encuentra en
la concepción internacionalizadora del cOsmopolitisrno. Es cierto que
estos transcultu¡adores recibieron esa influencia externa, que se
educaron en las aportaciones técnicas del gran empuje modernizador
europeo y norteamericano del siglo, e incluso es posible pensar que esa
lección les abrió los ojos sobre el mejor modo de indagar dentro de su
m€dio. Pero a partir de tales incitaciones, que debieron a la vanguardia
de entre ambas guerras, procuraron encontrar sistemas equivalentes
autónomos, procuraron, como los mae$tros externos' una nueva recon-
sideración de su medio cultural que los provcyera de técnicas renovadas
ajustadas a é1. Ellas, además, conservaron íntima conexión con la
mat€ria que elaboraban puesto que ambas procedían del mismo marco
cultural, lo que hizo que las técnicas no adquirieran una visibilidad ex-
tremada ni fueran designadas casi en oposiciÓn a la materia. Por eso el
linaje de estos narradores transculturadt'¡rcs no es el qlle ofrece inven-
so. Pero esas articulacioncs son las nacidas de una praxis concreta en
un ciones estentÓreas, ni aun en cl caso de los Cien allos dc solcdad,
meclio rcal, ellas son los instrumentos que organizan una determinada recibidos por los colombianos conlo Ia divertida narración de lo con-
sabido y por los latinoamericanos co(llo la acuilaciÓn justa clc experietr-
cias archiconocidas que adquirieron su exprcsión literaria. trs posible qrre
se diga en adelante <<garciamarquezco)) para designarlas'
Dentro de este esquema de ordenaciÓn de prácticas literarias ocupa
un lugar curioso Mario Vargas Llosa, sobre todo en sus primeras obras,
En ellas conyive el mayor esfuerzo de recuperación interna de la ex-
periencia latinoamericana con el mayor esfuerzo de adaptación
cosmopolita, vinculándoselos con una €xtremada tensión que det€cta su
voluntad de escritor. Parecería un propÓsito de engarzar los dos polos, a
pesar de sus chirriantes colisiones, para no perder nada de ninguno de
etlos. Es un proyecto en curso, que ha dado paso a una búsqueda más
discurso mito armónica, pero en cuyo cimiento se encuentra la
que para este peruano se han mostrado las dos co
bais inerentes
lo cual tanto cultural de su pais, de su área andina. Hablando
armónicamcn cional sobre el <Papel del escritor en América Latina>>, decia estas
palabras quc de[inen la conflictu¿rlidad sobre la cual rota su propia obra:

l,sta rnirñana trcmos Oido cxpo.siciones mrry itrtcrc.santes sobre los


50. Alfredo Bosi, Ilisfori¿ concisa de Iiteraturo brasiteira, Sao Paulo, cultriz, 1972, p.
48fl.
problcmas quc l.llantca al cscritor la cra electrÓnica. Los escl'itorcs
l.A II( I'lll'lt ¡\t l('l'l hl ,'\lili,\IlV,\

|(.rilitl|()], (:,lIiltrrt; illlty l('l()t; rIr r':.r):; lil()l)l('ilt:il, litt ticrlr¡',r ttlltlr¡,
Io,; ¡rrolrlcrrt:rii:t (lt¡( tlrlrt'¡¡¡,1:; ('lllt(:ltl:tttt(ts l)ctl(ll(:(('ll:¡ llt lirl;rtl tlr'
I'ictlrlt."

l)roblcrrr¡s clc la liclacl dc Picdra y lécnicas narr.ativas de la Er¿r lllec-


tr.órrica er)tlatl en pugna en La cas(l verde, siÍr poder equilibrarse y es eSO
lo quc de la invenciÓn de Vargas Llosa, la
original r, la asunciÓn del conflicto que se hace
al nivel el plano en que coinciden problemas y
técnicas es la lengua narratiYa (que no el lenguaje) su proyecto implica
una modernización de la óptica corr que reconoce una realidad fijada, la
que entonces aparece corno un sistema de develación. De hecho la
escritura consigna una Protesta.
Invertido sobre este caso se encuentra et de quien ha aportado la
solución narrativa técnica más original o al menos la más alejada de las
frecuentadas fuentes vanguardistas europeas: es el Macedonio Fernández
que escribió el Museo de ls Novels de Ia Eterna quc vino a aparecer'
pórtur.ram"nte, en 1967, en el centro mismo dc ta ampliaciÓn dcl p(rblico
lector, aunque sin conquistar mayor atenciÓn por partc dc lc¡s lcctores dc
la nueva novcla.

Mundo Nuevo, No. 5, novicnibre 1966.

Potrebbero piacerti anche