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Es de manejo público lo que los antiguos griegos han heredado a nuestra cultura

occidental y particularmente a la europea. La civilización Helénica alcanzó un desarrollo


prodigioso para su tiempo, fundamentó las bases para la sociedad en la que hoy día vivimos
y que tras veintitantos siglos no ha podido conquistar la cima que lograron los griegos en
cultura y economía.
Si bien Edith Hamilton se centra principalmente en su esplendorosa Literatura
debemos ampliar este enfoque a toda la condición humana griega, puesto que además de
los géneros literarios debemos la poética, el arte que distinguimos como clásico, los juegos
atléticos en los nos inspiramos para desarrollar los modernos, la ciencia (episteme) y la
filosofía, sumado a esto la teoría política y la praxis democrática.
Pero me parece preciso destacar el caso de las Poleis griegas en las que se
desarrollan un original concepto de vida y una reflexión crítica sobre la condición humana en
el cosmos, en esa nueva forma de vida griega se manifiesta como nunca antes, la
concepción del ser humano como medida de todas las cosas, es ahí donde el hombre griego
toma conciencia y asume el papel activo en la convivencia política (téchne politiké). Este
sujeto procura crear su propia comunidad social cimentada básicamente en la libertad
limitada por la ley y el orden valores que también compartimos con ellos.
Sin embargo no debemos olvidarnos que el mundo helénico floreció dentro de un
marco histórico preciso y definido, es por esto que me parece indispensable destacar la
diferencia de esta nueva forma de razonar griega con el mundo que entonces los rodeaba,
en este sentido consta una radical diferencia entre el espíritu y el pensamiento de oriente y
occidente, a forma de explicar, occidente representaba el territorio de la razón, del
pensamiento lógico y la libertad, por el contrario oriente era un imperio de súbditos llenos de
supersticiones, es decir, lleno de esclavos, puesto que la religión desempañaba un rol
decisivo y los dispositivos de la institución religiosa asfixian cualquier posibilidad de creación
individual y busca del conocimiento.
Concluyendo con esta idea podemos decir entonces que, no es sorprendente que
una civilización como la helénica que alcanzó su esplendor 300 años antes de cristo tuviera
la genialidad de repensar el mundo en el que vivían hasta ese minuto y haya trascendido
hasta nuestros tiempos.
A pesar de esto, hoy en día poseemos un desvalor que entra en directa contradicción
con los valores fundamentales del mundo griego, según la autora Edith Hamilton, “Diferimos
de los griegos, más que nada, en la manera en la que contemplamos al individuo, aislado en
sí mismo y por sí mismo”1 Respecto a la comparación con el teatro moderno se refiere

1
Hamilton, Edith. El Camino de Los Griegos, pág. 286.
“Nuestro teatro, todo nuestro arte, es lo reverso de la simplificación. Es una obra de la más
sutil individualización”2.
El individualismo, concepto que ha nacido desde la ciencia sociológica es uno de los
elementos constitutivos de la modernidad y puede tener varias acepciones desde, por
ejemplo: el conjunto de valores centrados en la defensa humana, sus derechos y libertades,
asimismo se observa como la valoración de la subjetividad, la interioridad y el derecho a la
intimidad de las personas, sin embargo también es considerado muy habitualmente y no
solo en sociología, en un sentido peyorativo como una patología propia de la sociedad
moderna, que simboliza principalmente al egoísmo u egocentrismo, que ha llevado a
catalogarlo como un cáncer o la consecuencia indeseable de los procesos de
racionalización, pluralismo social y el progreso.
Por el contrario, los antiguos griegos creían firmemente en que el bien común debe
ser superior antes que el propio o el de la familia, así lo podemos apreciar en “La Política”
de Aristóteles, donde nos enseña que el hombre es básicamente un ser sociable, “el hombre
es un ser sociable, y aquel que permanece salvaje por organización y no por acaso es, o un
ser superior a la especie humana, o un monstruo…”3. Aristóteles nos quiere decir que el
hombre a diferencia de los animales posee la capacidad natural de relacionarse
políticamente, organizar su vida en ciudades y crear sociedades ya que posee la necesidad
imperiosa de vivir con otras personas y por ello consideraba que el individuo solo se puede
realizar plenamente en sociedad, “con lo que la prioridad absoluta del objetivo político del
Estado se eleva sobre el objetivo político de la familia”4.
A mi manera de pensar esta es la discrepancia fundamental entra la ideología griega
y la de las sociedad moderna en donde las personas están inmersas en una sociedad
autónoma, egoísta e indiferente del otro y por ello, según lo que pensaría Aristóteles artificial
por ir en contra de la naturaleza humana.
Según algunos filósofos modernos este individualismo podría ser la causa de que los
sentidos de solidaridad y responsabilidad se han denigrado a pesar de que estás son las
fuentes de la ética, en este sentido se hace evidente que en el mundo actual el gran
desarrollo que tiene el individualismo aunque posee tintes de responsabilidad personal incita
a la degradación de todas las comunidades.

2
Hamilton, Edith. El Camino de Los Griegos, pág. 286.
3
Aristóteles. La Política, pág. 39
4
Bengtson, Hermann. Historia de Grecia, pág. 104.

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