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Georg Lukacs - Introducción a los escritos estéticos de Marx y Engels

La ideología marxista establece que ni las diferentes ramas científicas, ni el arte tienen una Historia
inmanente (interna), exclusivamente alimentada por su dialéctica interior. La evolución de todas ellas está
determinada por la marcha de la Historia total de la producción social. Las relaciones inmanentes existen, pero
únicamente como momentos del conjunto histórico, dentro de la cual el factor económico desempeña el papel
principal. De esta manera, la formación y el desarrollo de la Literatura son una parte del proceso histórico
conjunto de la sociedad. La esencia estética y el valor estético de las obras literarias, constituyen una parte de
aquel proceso social por el cual el hombre se apropia del mundo mediante su conciencia. Engels afirma que:
“El desarrollo político, jurídico, filosófico, religioso, literario, artístico, etc. descansa sobre el desarrollo
económico. Pero todos reaccionan entre sí y también ante la base económica”.
Además, para Marx y Engels no constituye ninguna necesidad que todo auge económico y social origine
necesariamente un auge en la Literatura o el arte. Aún así, no hay dudas de que en el desarrollo de las
sociedades de clase el método productivo capitalista constituye el máximo nivel económico. Pero a la vez, este
método productivo es desfavorable para el desarrollo de la Literatura y el arte.
La humanidad, esto es, el estudio apasionado de la constitución humana del hombre, pertenece a la
esencia de toda Literatura y de todo arte; en estrecha relación con ello, todo arte bueno y toda buena Literatura
también es humanista en cuanto que no sólo estudia apasionadamente al hombre, sino que al mismo tiempo
defiende la integridad humana. Y dado que estas tendencias, que son la opresión y explotación del hombre por
el hombre, no adquieren en ninguna sociedad una forma tan inhumana como en la sociedad capitalista, todo
verdadero artista es un enemigo instintivo de cualquier deformación del principio humanista. A Marx le irrita
que un escritor se amolde cobardemente a la superficie de la sociedad capitalista, que desfigura y falsea la
realidad por oportunismo, y en cada lustro aparecen escritores de moda en consonancia con el espíritu burgués
del siglo.
La Estética del marxismo combate con aquella concepción de atribuir a las formas artísticas una
independencia absoluta, de considerar la perfección de las formas o bien su perfeccionamiento como un fin en
sí mismo. El marxismo desarrolla la opinión de los verdaderos grandes de la Literatura universal, según la cual
la misión del arte es la representación fiel y verdadera de la totalidad de la realidad.
La esencia del arte así concebida, plantea una cuestión básica de la teoría del conocimiento del
materialismo dialéctico: la cuestión de la aparición y de la esencia. La Estética de la burguesía no logró nunca
dominar dicho problema ya que ven a veces la contradicción entre esencia y apariencia, pero como
consecuencia de la falta de dialéctica ven únicamente la contradicción, no reconociendo dentro de ella la unidad
dialéctica.
El verdadero arte tiende a la profundidad y a la extensión. Intenta abarcar la vida en su totalidad
polifacética. Esto significa que investiga, ahondando todo lo posible en profundidad, aquellos momentos
esenciales que se hallan escondidos tras las apariencias, pero no las representa de manera abstracta y
abstrayéndolas de las apariencias, sino que configura aquel proceso dialéctico vivo en el cual la esencia se
transforma en apariencia.
Una de las categorías más importantes de esta síntesis artística es el tipo. El tipo se caracteriza por el
hecho de que en él concurren todos los rasgos predominantes de aquella unidad dinámica en la cual la auténtica
Literatura refleja la vida. En la presentación del tipo se unen lo concreto y lo legal, lo eternamente humano y lo
históricamente determinado, lo individual y lo socialmente general.
La concepción marxista del realismo no tiene ninguna relación con la reproducción fotográfica de la
vida cotidiana. La estética marxista desea que la esencia escogida por el escritor no sea representada de forma
abstracta, sino como la esencia de apariencias. La concepción marxista del realismo es el realismo de la esencia
artísticamente simbolizada.
El marxismo no acepta la contraposición exclusiva de apariencia y esencia, sino que busca la esencia en
la apariencia, y la apariencia en su relación orgánica con la esencia. Por otra parte la comprensión estética de la
esencia, de la idea, no significa para el marxismo un acto simple y a la vez definitivo, sino que es un proceso: es
un movimiento, un paulatino acercamiento a la realidad esencial.

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