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(Traducción en castellano de la carta original)

Soy estudiante de la licenciatura de prótesis y ortesis en la Universidad de Salford (Machester,


UK). Éste es mi segundo año en Inglaterra y estoy muy al caso de las noticias que surgen en
Cataluña. He leído en primera página de todos los periódicos la notica que los alumnos
disléxicos dispondrían de 20 minutos más en cada uno de los exámenes de selectividad.
Profundizando un poco más en la noticia, mi sorpresa ha sido cuando he visto que estos 20
minutos corresponden a los descansos del resto de alumnos. Este hecho contrasta
espectacularmente con la situación con la que me encuentro en la actualidad.

En mi universidad y en cualquier otra universidad de Inglaterra, yo, como disléxico, dispongo


de unos determinados derechos. Los disléxicos tenemos cierta dificultad en el aprendizaje de
otros idiomas. El hecho que yo pueda estar cursando estos estudios universitarios ha sido
gracias al esfuerzo económico de mis padres que han podido pagarme el aprendizaje del inglés
en el extranjero durante algunos veranos.

Quiero destacar a diferencia entre los recursos de que dispongo en la actualidad en referencia
a mi trastorno respecto a los que NUNCA he tenido ni a primaria ni a secundaria en Cataluña.
Al matricularme en la carrera que estoy cursando se me pidió si tenía alguna dificultad a
destacar (sordera, ceguera, discapacidad física, dislexia,...); yo, sin esperar nada a cambio, puse
que era disléxico. Mi sorpresa fue cuando me dirigieron al servicio de atención al estudiante.
Allí, después de acreditar la dislexia, me dieron un listado donde se recogían mis derechos. En
estos momentos dispongo, entre otras facilidades, de unas etiquetas que engancho a los
trabajos y exámenes, que informan al corrector de mi trastorno. Me permite disfrutar de un
20 % más de tiempo en los exámenes (que se realizan en aulas reducidas) y las faltas de
ortografía no me penalizan la nota. Por la entrega de trabajos dispongo de un plazo más largo.

Estas dos cosas tan simples me permiten seguir mis estudios sin ninguna dificultad añadida
respecto de mis compañeros.
Me gusta mucho lo que estoy haciendo en Inglaterra, donde se considera mi trastorno, todo y
la dificultad añadida del idioma.

Me indigno cada vez que comparo las atenciones y las ayudas que estoy recibiendo a nivel
universitario en Inglaterra con las que recibí en la enseñanza primaria y secundaria en
Cataluña. Principalmente porque cuando más necesarias son estas ayudas es en los primeros
años de enseñanza, en los cuales todavía no entiendes lo que te está pasando y no dispones de
estrategias para superar las dificultades en que te encuentras. A los ocho años el maestro no
entendía que hiciera más faltas de la cuenta y que no hubiese memorizado las tablas de
multiplicar y me penalizaban por eso. Ahora, a los 22 años, con muchos más recursos, en un
nivel universitario, es cuando me encuentro con un entorno educativo que tiene en cuenta mis
dificultades. Una gran paradoja.

Me lamento de las dificultades que he tenido yo en todos los niveles educativos de mi


aprendizaje por el no reconocimiento de mi trastorno, así como las que tienen mis
compañeros en Cataluña.
Por esta razón me gustaría saber qué medidas hay previstas en la nueva ley de educación
referentes a la dislexia que garanticen la igualdad de oportunidades respecto del resto de
alumnos.

Atentamente,

Aristarc Claramunt

http://www.library.salford.ac.uk/help/userguides/general/disabserv12.pdf

http://www.equality.salford.ac.uk/disability/dyslexia_test.php#content

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