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Raymond Smullyan Alicia en el país de las adivinianzas —¿Y tú?

—rugió el Rey al
Sombrerero, que temblaba
como una hoja—. ¿Por
CAPÍTULO 2 casualidad eres tú el culpable?
El Sombrerero fue incapaz
¿Quién robó los pasteles? de articular una sola palabra;
s ó l o r e s p i r a b a
La Reina de Corazones hizo unos pasteles un día de verano; entrecortadamente y daba
La Sota de Corazones robó los pasteles y se los llevó lejos. sorbitos al té.
(Antiguo poema infantil) —Si no tiene nada que
1. EL PRIMER CUENTO decir, eso demuestra su culpa-
bilidad —dijo la Reina—, ¡así
—¿Por qué no me haces unos pastelitos? —preguntó el Rey de Corazones a la Reina que a dejarle sin cabeza
de Corazones un fresco día de verano. inmediatamente!
—¿Qué sentido tiene hacer pasteles sin mermelada? —dijo la Reina furiosa—. ¡La —¡No, no, —suplicó el
mermelada es lo mejor! Sombrerero—. ¡Uno de noso-
—Pues pon mermelada —dijo el Rey. tros la robó, pero no fui yo!
—¡No puedo! —gritó la Reina— ¡Me la han robado! —¡Tomad nota de eso!
—¡Pero bueno! —dijo el Rey—. ¡Esto es bastante grave! ¿Quién la ha robado? —dijo el Rey al jurado—. ¡Esta
—¿Cómo quieres que sepa quién la ha robado? Si lo supiera la habría recuperado prueba puede resultar de suma
hace mucho, ¡y con ella la cabeza del sinvergüenza! importancia!
El Rey hizo que sus soldados emprendieran la búsqueda de la mermelada —Y ¿qué pasa contigo?
desaparecida, y fue encontrada en la casa de la Liebre de Marzo, el Sombrerero Loco y —prosiguió el Rey con el Li-
el Lirón. Los tres fueron inmediatamente detenidos y juzgados. rón—. ¿Qué tienes tú que decir
—¡Vamos a ver! —exclamó el Rey en el juicio. ¡Quiero llegar al fondo de todo esto! a todo esto? ¿Han dicho la
¡No me gusta que la gente entre en mi cocina y me robe la mermelada! Liebre de Marzo y el
—¿Por qué no? —preguntó uno de los conejillos de Indias. Sombrerero la verdad?
—¡Suprimid a ese conejillo! —gritó la Reina. El conejillo de Indias fue suprimido al —Al menos uno sí —replicó el Lirón, quien se quedó dormido para el resto del juicio.
instante. (Los que han leído Alicia en el País de las Maravillas recordarán el sig- Como reveló la subsiguiente investigación, la Liebre de Marzo y el Lirón, no decían
nificado de la palabra suprimir: Los oficiales de la corte meten al conejillo en una bolsa ambos la verdad.
de lona, la cierran con cuerdas y se sientan encima.) ¿Quién robó la mermelada?
—Y ahora —dijo el Rey cuando se hubo pasado la conmoción ante la supresión del
conejillo de Indias—, ¡quiero llegar al fondo de todo esto! 2. EL SEGUNDO CUENTO
—Eso ya lo habéis dicho —apuntó un segundo conejillo de Indias. (Este conejillo
fue igualmente suprimido al instante.) —Ahora que hemos recuperado la mermelada —dijo el Rey—, ya puedes hacer los
—¡Por casualidad robaste tú la mermelada? —preguntó el Rey a la Liebre de Marzo. pasteles.
—¡Yo no robé la mermelada! —declaró la Liebre de Marzo. (En ese momento todos —¿Cómo voy a hacer pasteles sin harina? —preguntó la Reina.
los conejillos de Indias que quedaban la aclamaron, siendo suprimidos de inmediato.) —¿Quieres decir que han robado la harina? —gritó el Rey.

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—¡Sí! —dijo la Reina. —¿De verdad? —dije burlonamente sorprendido.
¡Coge al bellaco y déjale —¡Claro que no! Y lo que es más, no creo que ninguna otra
sin cabezal persona lo haya oído. ¿Lo había oído antes alguno de vosotros?
—Bueno, bueno Todos los niños negaron con la cabeza.
—dijo el Rey—, no nos —Bueno —dije—, para los fines de esta historia su-
precipitemos. pongamos que los que roban pimienta nunca dicen la verdad.
Pero la harina había de —De acuerdo —dijo Alicia un tanto dudosa.
s e r b u s c a d a . Siguiendo con el cuento, el principal sospechoso era la
Naturalmente la cocinera de la Duquesa. En el juicio sólo hizo una declaración:
encontraron en casa de la «¡Yo sé quién robó la pimienta!»
Liebre de Marzo, el Dando por sentado que las personas que roban pimienta
Sombrerero Loco y el siempre mienten, ¿es la cocinera culpable o inocente?
Lirón, y por consiguiente
fueron de inmediato 4. ASÍ QUE, ¿QUIÉN ROBÓ LA PIMIENTA?
detenidos y juzgados.
En el juicio la Liebre Los siguientes sospechosos del Rey eran la Liebre de
de Marzo declaró que la había robado el Sombrerero. El Sombrerero y el Lirón también Marzo, el Sombrerero Loco y el Lirón. Se enviaron soldados a su casa, pero no pudieron
declararon, pero por alguna razón sus declaraciones no fueron recogidas y no puedo encontrar pimienta alguna. Como podían haberla escondido en algún sitio, fueron
decir cuáles fueron. Pero, como al final salió a la luz, sólo uno de los tres había robado detenidos por principio.
la harina, y fue el único que dijo la verdad. En el juicio la Liebre declaró que el Sombrerero era inocente y el Sombrerero declaró
¿Quién robó la harina? que el Lirón era inocente. El Lirón murmuró algo en sueños, pero no fue recogido.
Corno al final resultó, ningún inocente hizo una declaración falsa y (recordamos) los
3. EL TERCER CUENTO que roban pimienta nunca hacen declaraciones verdaderas. Además, sólo uno robó la
pimienta. ¿Cuál de los tres, si es que es alguno de ellos, es el culpable?
—Bueno, aquí tienes la harina —dijo el Rey alegremente—, ya puedes hacer los
pasteles. 5. ENTONCES, ¿QUIÉN ROBÓ LA PIMIENTA?
—¿Hacer los pasteles sin pimienta? —preguntó la Reina.
—¿Pimienta? —dijo el Rey con incredulidad—. ¿Quieres decir que pones pimienta —Vaya, ¡este es un caso verdaderamente difícil! —dijo el Rey.
en los pasteles? Los siguientes sospechosos, mira por donde, fueron el Grifo, la Falsa Tortuga y el
—No mucha —respondió la Reina. Bogavante. En el juicio, el Grifo dijo que la Tortuga era inocente y la Tortuga dijo que
—Y supongo que la han robado. el Bogavante era culpable. De nuevo ningún inocente mintió y ningún culpable dijo la
—¡Pues claro! —dijo la Reina—. Busca la pimienta, y cuando hayas descubierto verdad.
quién la robó, déjale sin... ¿Quién robó la pimienta?
—Vamos, vamos —dijo el Rey.
Desde luego la pimienta debía buscarse. Pero, como todos sabéis, las personas que 6. UN METAACERTIJO
roban pimienta nunca dicen la verdad.
—¿Qué? —dijo Alicia (no la Alicia del País de las Maravillas sino la de esta fiesta)—. Alicia (mi amiga) interrumpió aquí mi relato y dijo:
Nunca había oído eso. —¿Sabes una cosa, Raymond? los personajes que elegiste para el último acertijo no

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eran de lo más apropiado. ¿mentía o decía la verdad?
Pensé esto durante breves momentos y de repente me di cuenta de lo
extraordinariamente inteligente que es Alicia. 8. EL QUINTO CUENTO
Los que hayáis leído Alicia en el País de las Maravillas, ¿podéis comprender por
qué? —Bueno —dijo el Rey—, aquí tienes el azúcar, ya puedes hacer los pasteles.
—¿Sin sal? —pregunto la Reina.
7. EL CUARTO CUENTO ¡La sal también había sido robada! Esta vez se descubrió que el culpable era la
Oruga, Bill el Lagarto o el Gato de Cheshire. (Uno de ellos había entrado en la cocina y
—Hay que ver lo que me ha costado encontrar la pimienta —dijo el Rey con se había tomado toda la sal; el recipiente seguía allí.) Los tres fueron juzgados e hicieron
enfado—, ¡y dudo que los pasteles salgan mucho mejor con ella! ¡Pimienta! —continuó las siguientes declaraciones:
el Rey—. ¿Por qué no usas papel secante mientras los haces? —añadió con sarcasmo. ORUGA: Bill el Lagarto se tomó la sal.
—Ya lo hago —repuso la Reina—, aunque no mucho. BILL EL LAGARTO: Eso es verdad.
—¡Muy graciosa! —dijo el Rey—. Y ahora que has recuperado la pimienta, ¿me GATO DE CHESHIRE: ¡Yo no me tomé la sal!
harás por favor los pasteles? Al menos uno de ellos mentía y al menos uno decía la verdad.
—¿Sin azúcar? —dijo la Reina. ¿Quién robó la sal?
—¿Qué pasa? ¿Es que la mermelada no es bastante dulce? —preguntó el Rey con
impaciencia. 9. EL SEXTO CUENTO
—Necesito azúcar para la masa, ¡y
me la han robado! —Aquí tienes más sal, ya puedes hacer los pasteles —dijo el Rey.
—Oh, otra vez no —dijo el Rey —No puedo —dijo la Reina—. Me han robado los moldes.
agotado—. ¡Nunca veré esos pasteles —¡Los moldes! —grito el Rey—. ¡Eso sí que tendremos que encontrarlo!
hechos! Esta vez la investigación se limitó al Lacayo-Rana, el Lacayo-Pez y la Sota de
La recuperación del azúcar resultó Corazones. Hicieron las siguientes declaraciones en el juicio:
ser un asunto relativamente simple. Fue LACAYO-RANA: Los robó el lacayo-pez.
encontrada en casa de la Duquesa, y LACAYO-PEZ: Majestad, yo no los robé.
como demostraron los hechos, la había SOTA DE CORAZONES: Los robé yo.
robado —Menuda ayuda eres tú —grito el Rey a la Sota—. ¡Si mientes más que hablas!
o la Duquesa o la Cocinera, pero no Como mucho uno de ellos mentía.
ambas. En el juicio hicieron las ¿Quién robó los moldes?
siguientes declaraciones:
DUQUESA: La cocinera no robó el 10. EL SÉPTIMO CUENTO
azúcar.
COCINERA: La Duquesa robó el —Aquí están los moldes —dijo el Rey—, ya puedes hacerme los pasteles.
azúcar. —¿Sin la receta? —preguntó la Reina.
La que robó el azúcar estaba —Hazlos como siempre —gritó el Rey con impaciencia—, la última vez estaban
mintiendo. (No sabemos si la otra mentía riquísimos.
o decía la verdad.) —No puedo —dijo la Reina—. La receta está en mi libro de cocina y me lo acaban
¿Quién robó el azúcar? Y la otra de robar.

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El principal sospechoso era la Cocinera de la Duquesa, y el libro fue encontrado en
efecto en la cocina de la Duquesa. Los únicos posibles sospechosos eran la Cocinera, —Bueno, aquí tienes la mantequilla, los huevos y la leche otra vez —dij o el Rey—,
la Duquesa y el Gato de Cheshire. y ya veo que tienes la mermelada, la harina, el azúcar, la sal, los moldes y el libro de
—¡Lo robó el Gato de Cheshire! —dijo la Duquesa en el juicio. cocina, hasta la pimienta. ¡Seguro que ahora ya puedes hacerme los pasteles!
—Si, yo lo robé —dijo el Gato con una sonrisa. La Reina hizo una maravillosa hornada.
—¡Yo no lo robé! —dijo la Cocinera. —Estos son aún mejor que los de la última vez —dijo la Reina para sí—. Seguro que
El ladrón había mentido y al menos uno de los otros dos había dicho la verdad. el Rey quedará encantado.
¿Quién robó el libro de cocina? La Reina subió a la Cámara Real a anunciar al Rey que los pasteles estaban listos.
Bajaron a la cocina cogidos del brazo, pero cuando llegaron allí encontraron la mesa
11. EL SÉPTIMO CUENTO (continuación) vacía, ¡la bandeja de pasteles había desaparecido!
—¡Esto ha llegado demasiado lejos! —gritó el Rey, palideciendo de rabia—. ¿Quién
Poco después de que el libro de cocina le fuera devuelto a la Reina fue robado una se cuela en mi casa de esta manera? ¡Estoy medio decidido a ejecutar de verdad al
segunda vez, de nuevo por la Duquesa, la Cocinera o el Gato de Cheshire. culpable!
En el juicio hicieron exactamente las mismas declaraciones que en el juicio anterior. Huelga decir que el culpable no fue ejecutado, pero se le cogió, y todos los pasteles
Pero esta vez el ladrón mintió y los otros dos, o bien ambos mintieron o bien ambos fueron recuperados. Y aquí termina la historia.
dijeron la verdad. —¿Qué quieres decir con que aquí termina la
¿Quién robó el libro de cocina esta vez? historia? —preguntó (la auténtica) Alicia con
excitación—. No nos has dicho quién robo los
12. EL OCTAVO CUENTO pasteles, ni si hubo juicio, y si lo hubo, qué pasó en él,
¡no nos ha dicho nada!
—Aquí tienes de nuevo tu libro de cocina —dijo el Rey—, ahora ya puedes mirar la —Hubo juicio —añadí—, pero fue muy
receta. ¡Así que hazme los pasteles! complicado, y para poder descubrir al culpable hay
—¿Sin leche, mantequilla ni huevos? que resolver un complicado acertijo lógico, así que
—¡Ay de mí! —gritó el Rey—. ¡Esto es demasiado! esperaré unos años hasta que hayáis crecido, y
—Y esta vez sé que han sido la Liebre de Marzo, el Sombrerero Loco y el Lirón entonces os diré lo que pasó.
—gritó la Reina, dando una patada de rabia—. Los vi salir a hurtadillas por la ventana —No, ¡queremos saber lo que pasó! —dijo Tony.
cuando entraba en la cocina. Cada uno llevaba una cosa, pero no sé quién llevaba qué. —Os diré lo que pasó —respondí—, pero dentro de unos años, cuando seáis
—¡Eso vamos a aclararlo pronto! —rugió el Rey. mayores.
Todos los ingredientes fueron encontrados en casa de la Liebre de Marzo, el —No, no, ¡queremos saberlo ahora! —gritaron todos.
Sombrerero Loco y el Lirón. Los tres fueron juzgados e hicieron las siguientes decla- —Está bien —contesté—, pero no me echéis la culpa si os digo un acertijo muy
raciones: complicado.
LIEBRE: El Sombrerero robó la mantequilla. —No te echaremos la culpa, de verdad, pero deja de tenernos en vilo y cuéntanos
SOMBRERERO: El Lirón robó los huevos. lo que pasó.
LIRÓN: Yo robé la leche. Así que continué.
El que robó la mantequilla dijo la verdad y el que robó los huevos mintió. Como dije, el juicio fue muy complicado. El primer sospechoso era la Sota de
¿Quién robó qué? Corazones, pero se presentó una prueba circunstancial que estableció sin la menor duda
que la Sota de Corazones no pudo haber robado
13. EL ÚLTIMO CUENTO los pasteles. El siguiente sospechoso era el Lirón. Pero varios testigos de confianza

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declararon que el Lirón estaba profundamente dormido a la hora del robo, por lo tanto Todos los ojos se volvieron ansiosos hacia Alicia. Todo el mundo sabía que Alicia
no pudo haber sido él. Aquí el juicio quedó paralizado. sólo hace declaraciones ciertas, y una investigación posterior demostró que esta
De repente se abrió de golpe la puerta de la sala y entró con orgullo el Conejo Blanco declaración no era una excepción. Más aún, esta declaración resolvió todo el misterio.
llevando la bandeja de los pasteles. Tras él entraron los soldados con el Grifo y la Falsa ¿Quién robó los pasteles?
Tortuga encadenados.
—Los pasteles estaban en la playa —explicó el Conejo Blanco—. El Grifo y la
Tortuga estaban a punto de comérselos cuando los soldados pasaron por allí, y los
detuvieron al instante.
—Eso demuestra su culpabilidad sin la menor duda —gritó la Reina—, así que ¡a
dejarles sin cabeza inmediatamente!
—Bueno, bueno —dijo el Rey—, hay que hacerles un juicio justo.
Sucedieron cosas que demostraron que el Grifo y la Tortuga no eran ambos
culpables, lo que quedaba por aclarar era si lo era uno de los dos, y en ese caso, cuál;
o si algún otro era culpable: ¿Fue una mera coincidencia el que los pasteles fueran
encontrados por el Grifo y la Tortuga? No; pronto se presentaron pruebas que demos-
traron de manera concluyente que o bien el Grifo o bien la Falsa Tortuga era el culpable
(pero no ambos), pero el tribunal no encontró la manera de decidir quién lo era.
Cuando parecía que no podía avanzarse más, apareció una mezcolanza de testigos
que hicieron diversas declaraciones.
—El Grifo no robó los pasteles —dijo la Duquesa.
—Pero ha robado otras cosas con anterioridad —dijo la Cocinera.
—La Tortuga ha robado cosas antes —dijo el Gato de Cheshire.
—El Gato de Cheshire ha robado cosas alguna vez —dijo la Oruga.
—La Cocinera y el Gato de Cheshire tienen ambos razón —dijo la Liebre de Marzo.
—La Cocinera y la Oruga tienen ambas razón —dijo el Lirón.
—O bien tiene razón el Gato de Cheshire o la tiene la Oruga, o puede que ambos
—dijo el Sombrerero.
—O bien tiene razón la Liebre o la tiene el Lirón, o puede que ambos —dijo Bill el
Lagarto.
—La Cocinera y el Sombrerero tienen ambos razón —dijo la Sota de Corazones.
—Bill el Lagarto tiene razón y la Sota de Corazones no la tiene —dijo el Conejo
Blanco.
Se produjo un gran silencio.
—¡Todo esto no demuestra nada! —rugió el Rey—. Sólo palabras, palabras,
palabras inútiles.
—No tan inútiles, Majestad —dijo Alicia desde el jurado, poniéndose en pie—.
Resulta que el Conejo Blanco y la Duquesa hicieron declaraciones que o bien ambas son
ciertas o bien ambas son falsas.

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