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¿Evangelio Falso para la Estrategia del Poder Aéreo?

Un Nuevo Análisis de la Teoría "Comando del Aire" de Giulio Douhet

Michael D. Pixley

DESPUÉS DE ochenta años, ¿es aún relevante la teoría del


poder aéreo del General italiano Giulio Douhet? Además,
¿consideró Douhet que su teoría sería relevante más allá de la
Italia fascista durante el periodo después de la Gran Guerra? Al
igual que con la mayoría de los teóricos de guerra, a Douhet se
le nombra mucho más a menudo de lo que se estudia. Por lo
tanto, el contexto de su teoría y sus pensamientos puede que
sea algo sorprendente para aquellos que invocan el nombre de
Douhet para fines polémicos en un contexto norteamericano
Giulio Douhet totalmente ajeno a sus propias suposiciones. De hecho, según
sus limitaciones auto impuestas, Estados Unidos era el ejemplo
preferido de Douhet de una nación en la que su teoría no era
pertinente. Al igual que con cualquier teoría, la suya a duras
penas fue aislada del tiempo y las circunstancias de su
formulación. El pensamiento de Douhet fue influenciado tan
poderosa y deliberadamente por las condiciones peculiares de
Italia entre la guerra, que no analizar su contexto sólo puede
crear un entendimiento excesivamente distorsionado de su
teoría y legado del poderío aéreo.

A lo largo del camino, resulta esclarecedor tomar en cuenta el


trato popular del contexto de Douhet por algunos de sus
intérpretes. Esto no significa negar cualquier relevancia más allá
de una Italia entre guerras, sino solamente colocar el peso de la
prueba donde pertenece. No es correcto dar por sentado a priori
un nivel de pertinencia para cualquier teoría mucho más allá de
la que el mismo autor afirma.

En cambio, primero uno debe dar por sentada la pertinencia local atribuida por
Douhet y luego buscar una justificación válida para una interpretación más amplia.
Con respecto a ello, es curioso que los publicistas de una edición reciente de
Command of the Air (Comando del aire) de Douhet prefirieron ilustrar un F-15 Eagle
norteamericano en la portada, quizás como una sugerencia sutil de la pertinencia del
contenido del libro con el poderío aéreo estadounidense del siglo XXI.1
Esperanzadamente, esta reevaluación contextual de la teoría de poder aéreo de
Douhet aportará algunas nuevas perspectivas no solamente sobre un teórico italiano
fallecido, sino sobre opiniones contemporáneas de poderío aéreo como parte de una
polémica norteamericana que aún está viva.

El elemento más básico del contexto teórico de Douhet fue su criterio filosófico del
mundo. El pensamiento de Douhet estaba impregnado con un racionalismo
tecnológico penetrante. Su criterio de la guerra, inclusive sus elementos humanos,
los expresaba en términos puramente mecánicos. Pensando sobre la masacre de
1914–1918, él opinaba que la guerra "hacía que pueblos enteros se abalanzaran
entre sí, olvidándose que todos llevan el aspecto de seres humanos".2 La teoría de
Douhet correspondía a esta opinión "inhumana" de la guerra.3 Para Douhet, la
voluntad humana fue consumida en la totalidad de la guerra y el hombre se convirtió
indistinguible de la máquina. El poderío aéreo fue el símbolo fundamental de esta
nueva imagen de la guerra, midiendo "poblaciones directamente en contra de
poblaciones, naciones directamente en contra de naciones"4 ocasionando que "se
fueran a las manos y se agarraran por el cuello".5 Este concepto inhumano de la
guerra le otorgó rienda suelta al racionalismo de Douhet en su teoría mecánica. En
seis ocasiones en su libro Command of the Air, Douhet hizo referencia a la "certeza
matemática" de sus conclusiones, 6 llamándolas "axiomáticas" en cuatros ocasiones.7
Empleando una "lógica estricta"8 como guía, Douhet aseveró que "llegar a cualquier
otra conclusión sería negarse la mismísima razón".9 "El problema", insistió Douhet,
"no admite soluciones parciales. O está bien o no lo está".10 Clausewitz le advirtió en
una ocasión "una pedantería de cifras aburridas lo abandonarán".11 Evidentemente,
Douhet pensaba lo contrario.
El racionalismo de Douhet fue completamente antitético a Clausewitz, para quien
"dentro de la gama completa de actividades humanas, la guerra era lo que más se
asemejaba a un juego de naipes".12 En los naipes, la probabilidad, y no el álgebra,
es la clave. Incertidumbre y psicología son el enfoque doble de apostar a los naipes.
Sin embargo, ninguno de éstos tiene cabida en la teoría de Douhet; según Barry
Watts observó, "hay muy poca, o ninguna, probabilidad que Douhet pensara en el
enemigo como un agente activo cuyos planes o acciones deben tomarse en
cuenta".13 De hecho, gran parte de la crítica de Clausewitz está dirigida en contra del
tipo de racionalismo matemático que Douhet adoptó. Clausewitz advirtió que si bien
la teoría puede ser "una guía" y "un punto de referencia", uno nunca debe "construir
una fórmula algebraica para emplearla en el campo de batalla".14 Sin embargo,
Douhet desafiantemente atribuyó a su teoría la certeza algebraica que "dos y dos
son cuatro . . . Esto no es teorético o extremista, es aritmética, pura y sencilla".15 Sin
embargo, si se compara con Clausewitz, la filosofía de Douhet era teorética y
extremista, permitiéndole hacer afirmaciones que eran un anatema para Clausewitz;
por ejemplo, "este es el principio inflexible que defiendo, sin permitir excepciones".16
Mientras que Clausewitz opinaba que la guerra era inconcebiblemente compleja,
Douhet era de la opinión que "la guerra era sencilla, como el buen sentido".17

En comparación, el racionalismo de Douhet se comparaba, aunque sobrepasaba, el


del Varón de Jomini. Mientras que Clausewitz opinaba que la guerra era un juego al
azar, para Douhet y Jomini era una ciencia. De hecho, este sigue siendo un criterio
de la guerra bastante popular en Estados Unidos. Jomini escribió, "no hay duda que
la guerra es una ciencia por sí sola".18 Asimismo, Douhet escribía con frecuencia
acerca de "la ciencia de hacer la guerra".19 No obstante, la filosofía radical de Douhet
dejó un gran abismo entre su modo de pensar y el de Jomini. Jomini, quien tenía
tendencias a ser más práctico, reconoció que "la guerra, muy lejos de ser una
ciencia exacta, es un drama terrible y apasionado . . . que para sus resultados
depende de varias complicaciones morales y físicas".20 Sin embargo, Douhet a
menudo demostraba sus ideas utilizando ecuaciones simplistas.21 Hasta se aventuró
a comparar directamente su teoría con la de físicos como Maxwell, Hertz y
Marconi.22 Inclusive su humilde concesión que "el verdadero poder de una fuerza
aérea depende . . . de esa gran variedad de coeficientes que ninguno puede
reducirse a cero"23 revela un criterio algebraico del mundo confinado por lo que el
describe como "la camisa de fuerza de la razón".24 Sin embargo, ¿era esa camisa de
fuerza verdaderamente tan razonable, o realista, como él creía? Según observó
Michael Sherry, "como historiador (Douhet) apreciaba la complejidad sicológica de la
guerra, pero como profeta la descartó".25

Con respecto a la tecnología y la historia, sin embargo, Douhet difería radicalmente


de Jomini. Un tema central de la teoría de Jomini fue la consistencia histórica de los
"principios inmutables de la estrategia"26 logrados mediante un indeterminismo
tecnológico. Para Jomini, los principios de guerra esenciales dependían de leyes de
lógica y geometría inalterables mientras que los efectos de los cambios tecnológicos
fueron, a la larga, superficiales para su teoría. Si bien la tecnología había surtido
cambios radicales en las tácticas y la organización en la historia, la estrategia
"permanecerá inalterable, y sus principios los mismos que bajo los Cipios y los
Césares, Federico y Napoleón, ya que son independientes de las armas y la
organización de las tropas".27 Para Jomini, la certidumbre teorética exigía
independencia de la tecnología, lo que le permitió aseverar que "los principios de
guerra inmutables no se pueden violar con la impunidad".28 En cuanto a este
aspecto, la teoría de Jomini estaba rigurosamente en contraste con el énfasis de
Clausewitz en la incertidumbre, casualidad y fricción que provocaron que el general
prusiano proclamara que "el talento y el genio operan independientemente de las
reglas".29

Con Clausewitz y Jomini ilustrando los extremos opuestos del espectro de la certeza
en la guerra, Douhet adoptó una postura inconsistentemente curiosa. Él recalcó el
cambio y rechazó los preceptos inmutables basados en la historia aún más que
Clausewitz a la vez que, de alguna manera, afirmó una certeza racionalista aún
mayor que la de Jomini. Ese mismo determinismo tecnológico que Jomini rechazó
como antitético a su teoría, Douhet lo declaró como absolutamente esencial.
Conforme a su fascinación de toda la vida por la ciencia y la tecnología, Douhet
comenzó su carrera militar como oficial de artillería30, egresando con el primer
puesto en su clase de la Academia de Artillería e Ingeniería Militar, egresando más
tarde con honores del Instituto Politécnico de Turín.31 En 1902, antes de cualquier
participación con la aviación, Douhet dio muestras de sus opiniones progresivas al
defender la mecanización total del ejército.32 Característicamente, en la edición de
1921 de su libro Command of the Air, él consideraba la tecnología era el factor más
determinante en la guerra: "la forma de cualquier guerra . . . depende de los medios
técnicos de guerra disponibles".33 No obstante, tal como concluyera el renombrado
ingeniero aeronáutico Edward Warner, "a pesar de que Douhet había sido un técnico
y un científico, mostró muy pocos conocimientos de los problemas de la ingeniería
aeronáutica".34 Douhet veneraba la tecnología con un interés superficial que de una
vez alababa y exageraba su influencia más sin embargo, no captaba sus
complejidades.

Por consiguiente, para Douhet, los principios estratégicos eran tan inconstantemente
volátiles como la tecnología en sí. Tal como resumiera Bernard Brodie, "la
contribución esencial, correcta y duradera de Douhet radicaba en alterar
completamente el antiguo y desgastado axioma militar, derivado de Jomini que ‘los
métodos cambian pero los principios no’".35 Para Douhet, "un axioma de esa índole
era un simple disparate".36 Compartiendo el racionalismo de Jomini pero rechazando
su filosofía básica de consistencia histórica, Douhet "afirmó la certeza y, por
consiguiente, negó la fricción clausewitziana, mucho más de lo que Jomini lo
hiciera".37 Dentro de su propio contexto filosófico de inconstancia elemental basada
en un adelanto científico continuo, Douhet afirmó paradójicamente con completa
confianza que la tecnología del futuro "no puede sino añadirle importancia a la
conclusión a la que se ha llegado aquí".38 Una afirmación de este tipo, viniendo de
un hombre que vive en un universo de cambios fundamentales revela una falta de
rigor teorético conspicua unida a una opinión de la tecnología radicalmente
simplista . Esta contradicción invadió cada aspecto de su teoría, desde su rechazo
de la historia hasta su negación de la fricción en la guerra.

A pesar de ser un analista históricamente muy sagaz y talentoso, Douhet opinaba


que la historia era "una cadena . . . a la cual está atada la vida y se arrastra en
dirección contraria".39 Él concluyó que la historia del arte de la guerra "no puede
enseñarnos nada".40 El racionalismo de Douhet, en contradicción al de Jomini,
carecía de historia en su naturaleza. En septiembre de 1914, en un artículo titulado
"Futurismo", Douhet escribió que "la puerta del pasado está cerrada mientras que la
del futuro está completamente abierta enfrente de nosotros".41 Su experiencia de la
guerra solamente intensificaba esta filosofía. Él describió el periodo entre guerras en
términos característicamente matemáticos, como uno que estaba tendido en un
"punto en particular en la curva de la evolución de la guerra" después del cual "la
curva se desvía repentinamente en una dirección nueva, rompiendo con toda la
continuidad del pasado".42 Por lo tanto, el mismo puente que Jomini cruzó para
lograr una certeza racionalista, Douhet lo incendió. El determinismo tecnológico de
Douhet destruyó cualquier fundamento histórico para aseverar que sus
declaraciones eran solamente una especulación indolente. Esta inconsistencia
caracterizó el pensamiento de Douhet hasta su obra final, The War of 19- (La guerra
de 19- ), publicada poco después de su muerte en 1930. Tal parece que hasta el
final Douhet nunca consideró su racionalismo y determinismo tecnológico como
mutuamente destructivos. Clausewitz había recalcado la inconstancia y la
incertidumbre en la guerra, Jomini recalcó la constancia y la certidumbre, mientras
que Douhet, careciendo el rigor intelectual de ambos, no vio ninguna contradicción
en afirmar simultáneamente tanto la inconstancia como la certeza fundamental en la
guerra.

El criterio filosófico del mundo de Douhet, ilumina las perspectivas norteamericanas


sobre el poderío aéreo. De hecho, sus presuposiciones implícitas parecen tener
muchos más paralelos en el criterio norteamericano que su teoría en sí; es un
legado dudoso. La interpretación tradicional de Douhet, ilustrada por Brodie, es que
él solamente se equivocó en ser demasiado progresista para su época: "la filosofía
de Douhet, por muy perspicaz que haya sido, resultó ser críticamente deficiente . . .
Entonces vino la bomba atómica y todo cambió".43 La creencia común que la
tecnología ha justificado a Douhet esconde sus limitaciones y fallas teoréticas
implícitas. Sin embargo, su creencia se ha propagado, según se resume en la
opinión de un oficial de Fuerza Aérea de que "cada adelanto tecnológico, desde las
primeras alzas para lanzabombas hasta los aviones más poderosos y la bomba
atómica, acercó más el poderío aéreo al ideal de Douhet".44 Esa fe en la tecnología
como el salvador de un "ideal douhetiano" (si es que alguien puede hablar de dicho
ideal) sigue ciegamente sus creencias técnico-mecánicas. El Coronel Phillip
Meilinger también ilustró un prejuicio histórico douhetiano: "En vista de la novedad
de su armamento, los soldados de aviación no fueron tan afortunados de poder
contar con un caudal de experiencia que pudiesen acumular, y por consiguiente
tuvieron que inventar—en gran medida y literalmente de la nada—una nueva teoría
de guerra que incluía estrategias nuevas al igual que métodos nuevos de guerra".45
Aunque era un consuelo para el ego institucional colectivo, ese escepticismo
histórico emana en gran medida de las precarias presuposiciones douhetianas.

Parece, entonces, que la contribución principal de Douhet al criterio de Estados


Unidos podría ser más profunda y sutil que sus conclusiones actuales sobre la teoría
del poderío aéreo estratégico. David MacIsaac lamentó correctamente que "los
efectos de la tecnología y las acciones de los practicantes desde el inicio han
desempeñado papeles más importantes que las ideas . . . Uno podría concluir, con
zozobra, que la tecnología en sí podría ser el teórico principal del poder aéreo de
hoy; que la invención podría ser, por el momento, la fuente de la aplicación".46 Con la
misma zozobra, el Coronel Barry Watts observó que las incursiones de la filosofía de
Douhet en "la incansable búsqueda de la Fuerza Aérea de Estados Unidos de una
tecnología cada vez más avanzada" que emana de su característica poco histórica".
Por lo tanto, "la inclinación de muchos en el cuerpo de oficiales de la Fuerza Aérea
de rechazar la relevancia de la historia sirve de mucho para explicar la fijación del
Servicio ‘en la tecnología como la clave hacia el futuro’. Si el pasado es considerado
poco digno de analizarse seriamente", se preguntó Watts, "entonces ¿qué más hay
para que una institución de ‘alta tecnología’ que ir en busca de más tecnología?".47
Desde este punto de vista, la observación de Brodie que "hoy en día la filosofía de
Douhet se ve menos desafiada que nunca"48 transmite irónicamente una verdad
totalmente diferente de su significado intencional. Rara vez se discute la filosofía de
Douhet, mucho menos se analiza o desafía. Ha reemplazado silenciosamente las
filosofías más auto-consistentes de Clausewitz y Jomini sobre la teoría del poderío
aéreo norteamericano.

El contexto histórico de Douhet a raíz de la Primera Guerra Mundial también


influenció su criterio de manera muy poderosa. Él dio por sentado que la tecnología
de la guerra terrestre solamente intensificaría las condiciones estáticas de la guerra
de trincheras, a pesar del advenimiento de los tanques y en contradicción a su
propia defensa de guerra mecanizada antes de la guerra.

La "verdad" con respecto al combate terrestre, recalcó Douhet en su libro Command


of the Air, "es que cada desarrollo o mejora en las armas de fuego favorece a la
defensiva".49 Inclusive aunque estaba comprometido con rechazar la influencia de la
historia en la teoría militar, él mismo está esclavizado a una percepción histórica
obsoleta y estancada de la guerra terrestre. Desde el punto de vista de su
contradicción filosófica con respecto al cambio y la certeza, su confianza absoluta en
esta suposición es, una vez más, totalmente asombrosa. Según Douhet, era
inevitable que la guerra terrestre conservaría su "carácter estático" porque "las
causas de ese carácter aún existen y en el futuro serán más importantes de lo que lo
son ahora".50 Tan tarde como 1929, justo cuando los alemanes (bajo la sombra de
von Seeckt) estaban promoviendo la guerra relámpago, Douhet declaró en The War
of 19- que "en tierra la guerra presentará muchas de las mismas características de la
Guerra Mundial, porque ni en armamento ni en la organización de las fuerzas
terrestres había habido cambios sustanciales".51 En su mente, la dialéc-tica ofensiva-
defensiva de Clausewitz estaba muerta. Cuán rápido y completamente la
Wehrmacht de Hitler comprobaría lo equivocado que estaba.

Sorprendentemente, sus opiniones sobre el poderío aéreo y la tecnología de


aviación estaban casi estancadas al igual que sus criterios sobre la guerra terrestre.
De la misma manera que negó que la tecnología favoreciera la ofensiva en tierra,
Douhet rehusó favorecer cualquier adelanto aeronáutico de defensiva. En cambio,
opinaba que condiciones tecnológicas particulares de su contexto histórico eran
absolutas, concluyendo que "el aeroplano es el arma de ofensiva por excelencia".52
Su crítica perspicaz de las actitudes predominantes de 1914 aplican perfectamente a
su propia opinión sobre el poderío aéreo: "La idea que la defensiva, aunque nunca
es decisiva, podría ser de ayuda en ganar tiempo y tomar fuerzas, fue
completamente ignorada, y esto llegó al punto de que algunos ejércitos ni siquiera
mencionaron la palabra defensa en sus manuales de instrucción tácticas".53 Quizás
se pueda comprender que tecnologías emergentes tales como el radar y los aviones
caza de alto rendimiento socavaron las suposiciones de Douhet.54 Que su teoría
carente de historia cometió los mismos errores de estancamiento histórico, que él
consideró tan repulsivos en el mando francés de 1914, no lo es. Que su obra
imaginaria War of 19- tenía una semejanza misteriosa en las suposiciones de
defensiva que produjeron la mentalidad de la Línea de Maginot es aún menos.
Douhet, al igual que los generales franceses de 1914 y 1940, tenía fijación con la
última guerra.
Un aspecto final de su contexto histórico, a la luz de la Gran Guerra, fue su
fascinación con su premura y totalidad. "Lo que más nos interesa", escribió Douhet
en The War of 19-, "es que la guerra estalló repentinamente, sin ningún periodo de
incubación considerable".55 De hecho, su abrupto inicio fue tan solo una exageración
de agosto de 1914. En contraste, la Segunda Guerra Mundial se aproximó tan
paulatinamente y, para algunos, de manera tan predecible que Churchill quiso
llamarla "la Guerra Innecesaria".56 Tal como predijo Douhet, la Segunda Guerra
Mundial fue, en gran medida, "total en carácter y alcance" a tal extremo que "toda la
población y todo los recursos de una nación" fueron "sumidos en el abismo de la
guerra". Sin embargo, aún esto fracasó en ilustrar la totalidad de las suposiciones de
Douhet. Tal como destacó MacIsaac, "la suposición principal de Douhet de gas
venenoso sin restricción nunca ocurrió, absolviendo así a Douhet de alguna crítica
por el fracaso de la guerra de justificar sus conclusiones".57 No obstante, también
destaca su fracaso de no predecir con precisión el carácter de la guerra.

El contexto polémico de la atmósfera impetuosa de Italia entre las guerras también


influenció a Douhet.58 Su perspectiva fue en gran medida una extensión de la
"intensa fascinación modernista" con la tecnología que invadía la "cultura
vanguardista" de sus años formativos.59 En 1919, atraído en parte por sus criterios
modernistas en cuanto a la tecnología, Douhet se convirtió en un ardiente fascista.60
En Italia, al igual que en otras partes, fue un periodo de debate dinámico sobre cómo
evitar otra matanza continental. Douhet se auto sumergió en este "clima retórico
enardecido . . . en el que consignas superficiales muy a menudo reemplazaban las
acciones".61 Con su mente inteligentemente profunda y cautivadora, Douhet
permaneció "estrechamente en armonía con los temas dominantes de su mundo
intelectual".62 La imagen de Douhet como profeta es, si algo tiene de precisa,
verdaderamente incompleta; también fue poeta, pintor, dramaturgo, novelista y
satírico.63 Claudio Segre, un experto en Douhet, lo describió como "un polemista más
que un pensador sistemático y letrado".64 En este ambiente, había poco espacio para
una objetividad imparcial y Douhet "a menudo titubeaba en cuanto a entregar su
imaginación y su preferencia por la retórica y sus ‘cálculos al azar’".65

Si bien muchos intérpretes han dudado de la "originalidad"66 de Douhet o hasta qué


punto fue un "pionero teórico"67 en un sentido universal, la mera pregunta obscurece
el contenido de la teoría de Douhet, la original u otra, como parte integral de una
conversación nacional precisa. A pesar de sus similitudes con los pioneros de
poderío aéreo de otros países, las ideas de Douhet fueron al momento una
contribución original y producto de una polémica singular, que reflexionaba y
reaccionaba ante el discurso turbulento de la reforma militar italiana de la década de
los años 1920. Interpretar a Douhet aislado de este contexto polémico es parecido a
escuchar solamente un lado de la conversación mientras se ignoran la identidad y
las ideas de los demás participantes. Por ejemplo, en 1927, Douhet admitió en el
prólogo a su segunda edición de Command of the Air que él había abreviado
cuidadosamente muchas de las ideas en su edición de 1921 con el interés de lograr
algo "práctico y útil para mí país".68 Por lo tanto, públicamente acomodó sus
escrituras a sus lectores de una manera que las apartó de los escritos más
ampliamente pertinentes de Clausewitz y Jomini.

A causa de esos orígenes polémicos, la teoría de Douhet no era ni completa ni


universal, ni él tampoco declaró que lo fuera.69 De su primera edición Command of
the Air, él escribió que su "propósito en aquel momento fue sencillamente abrir
camino para la aceptación y ejecución de un programa mínimo que hubiese sido un
punto de partida para más progreso".70 Por lo tanto, muchas de las inconsistencias
de Douhet, con el tiempo, tienen sentido desde el punto de vista de las
circunstancias. Sobre la aviación auxiliar, por ejemplo, anteriormente él había
"admitido su derecho a existir con el fin de no perturbar muy violentamente a
aquellos cuyas mentes pensaron que eliminar la fuerza aérea auxiliar sería un
cambio demasiado brusco".71 Estas polémicas tenían la tendencia a tergiversar el
debate en ciertas direcciones, tal como se puede comprobar en su Recapitulation,
publicada originalmente en Revista Aeronautica en 1929, en cuyo artículo él hace un
resumen de sus respuestas a varias críticas específicas de sus opositores.

La atención desigual de Douhet a algunos problemas y su notable insuficiencia de


rigor en otros se debe en gran medida a las características singulares del terreno
polémico de Italia. Por ejemplo, muchas de sus suposiciones sangrientas sobre la
capacidad destructiva de las bombas sobre los blancos en zonas urbanas parecen
no haber sido retadas mientras que su postura en cuanto a los portaaviones, un
problema de preocupación más inmediata para sus contrincantes, generó una
presión considerable en las revistas profesionales.72 En este aspecto, los
argumentos de Douhet curiosamente estaban en paralelo con aquellos elementos
conservadores de los defensores de la flota de superficie de la Armada de Italia,
tales como el Ministro de la Armada, el Almirante Sechi, quien se opuso a los
portaaviones porque iban más allá de los límites financieros de Italia.73 En otro
momento revelador, un defensor de los portaaviones, el Almirante Giuseppe
Fioravanzo, atacó sarcásticamente a Douhet por su falta de fricción en su teoría,
argumentando que "a medida que transcurre el tiempo, las fuerzas aéreas que
habían sido tan fuertes y numerosas al inicio de la guerra, podrían poco a poco
debilitarse a causa del desgaste natural ocasionado por la guerra, hasta que llegaran
a un estado de inferioridad".74 Si bien en la mayoría de los casos Douhet respondía
con refutaciones convincentes, en este caso Fioravanzo había atacado una de las
debilidades teoréticas vitales de Douhet. Douhet descartó el acertado argumento de
Fioravanzo con algún movimiento de mano poco convincente y poco característico
de Douhet.75 En vista de que las fuerzas polémicas nunca estuvieron distribuidas
equitativamente, Douhet nunca fue obligado a que fuese rigurosamente uniforme en
sus respuestas.

Otro factor importante en el ámbito polémico fue el General Amedeo Mecozzi. Él


defendió el concepto de armas combinadas de la guerra aérea en la que la doctrina
aérea táctica y operacional se empleara para apoyar las fuerzas terrestres y
navales.76 Italo Balbo incorporó pragmáticamente los aspectos más prácticos de las
conclusiones de Douhet y Mecozzi en la joven Fuerza Aérea de Italia, la Regia
Aeronautica.77 "Ninguna de esas teorías se puede descartar del todo", declaró Balbo
una vez a un periódico inglés, "Creo que hay algo de virtud en ambas".78
Curiosamente, Balbo entendió claramente que las teorías de Douhet estaban
limitadas en alcance y por lo tanto "no se podían aplicar en todas las circunstancias",
inclusive dentro del contexto de poderío aéreo italiano: "Naturalmente, no todas las
afirmaciones de Douhet se deben tomar literalmente".79 En un final, el debate
Mecozzi-Douhet aún está por resolverse.80 El debate sobre la aviación
aeorembarcada , sin embargo, terminó a favor de Douhet; no obstante, fue por
motivos de política de poder y no la teoría de poderío aéreo que Mussolini amputó el
brazo aéreo de la armada.81 Posiblemente la evaluación más clara del contexto
polémico de Douhet es sencillamente que Italia moldeó a Douhet mucho más de lo
que Douhet moldeó a Italia.

La limitación más evidente del contexto de Douhet fue su enfoque en la "situación


geográfica singular"82 de Italia. Warner destacó que "Douhet escribía como un
italiano y probaba sus teorías aplicándolas a Italia", percatándose de la barrera
protectora de los Alpinos de Italia y las cortas distancias de vuelo desde los posibles
enemigos.83 Segre también concluyó que Italia "era el centro de los pensamientos de
Douhet. Sus problemas económicos y estratégicos, especialmente durante la
Primera Guerra Mundial, influenciaron profundamente su criterio".84 Por
consiguiente, los escritos de Douhet no eran "teorías generales" sino "soluciones
específicas a los problemas militares de su país".85 En un final, Douhet "tenía
específicamente la salvación de Italia en mente".86 Esta opinión es sustentada por el
propio "deseo" de Douhet que "la gente pudiese comprender lo que estoy pensando
principalmente sobre nuestra situación. Cuando digo que el campo de acción aéreo
será decisivo, me refiero a Italia".87

Este problema de contexto ha generado algo de controversia. Bernard Brodie,


refiriéndose excesivamente a Douhet en su teoría de la guerra termonuclear, evadió
la "leyenda que su interés principal, si no el exclusivo, en defender sus ideas fue la
defensa de Italia":88 Brodie concluyó que "la mente y las ideas de Douhet eran
demasiado grandes para ser confinadas solamente a los problemas militares de un
solo país, particularmente los de una potencia de segunda clase como Italia".89 Sin
embargo, las pruebas de los escritos del propio Douhet indican que sobre este
punto, Brodie estaba excesivamente equivocado. La afirmación que Douhet veía a
Italia como "una potencia de segunda clase" representa la imposición al por mayor
de una perspectiva norteamericana después de la guerra, quizás hasta con un toque
de condescendencia, que no podía estar más lejos del proceso de reflexión de
Douhet. Muy por el contrario, Douhet el fascista adoptó enérgicamente el criterio de
Mussolini de que Italia era una reencarnación moderna de la antigua Roma.90 De
hecho, "la mente y las ideas de Douhet" eran demasiado grandiosas y patrióticas
para pensar que Italia era todo menos una potencia mundial en retoño con un
"destino imperial" que empleaba la aviación como una herramienta "con la cual tallar
su propio futuro".91
Es evidente que Douhet estaba preocupado principalmente con las "condiciones
peculiares" de Italia.92 Por ejemplo, su opinión mencionada anteriormente de una
guerra terrestre estática y defensiva no sólo se vio influenciada por la Gran Guerra,
sino también por la característica más predominante en la guerra terrestre italiana:
esa "barrera de los Alpinos" que "nos da el poder de obstaculizar la puerta de
nuestra casa".93 Desde este punto de vista, no fue irrazonable concluir que
"quienquiera que fuera nuestro enemigo, lo enfrentaremos en las montañas altas
cerca de la frontera y nuestro ejército tendrá que librar en las montañas una lucha
larga y amarga".94 Por lo tanto, si bien el aislamiento geográfico de Italia se
asemejaba en gran medida al de las Islas Británicas, era totalmente diferente a las
posiciones alemana y rusa. Se asemejaba aún menos al contexto geográfico de la
proyección de poder global norteamericano.

La geografía peninsular de Italia también fue importante como un "puente a lo largo


del Mediterráneo".95 Para Douhet, la cuenca Mediterránea, y no Europa continental,
fue la región de crecimiento natural de Italia, al igual que lo fue para el Imperio
Romano. Sin embargo, él también se percató que Italia estaba "aprisionada en el
Mar Mediterráneo" y por lo tanto aconsejó "en cuanto a ninguna aspiración hacia
apoderarnos del océano, olvidémoslo".96 La teoría de Douhet no aplica en el
contexto expansivo del Atlántico.97 Sin embargo, en vista del tamaño pequeño del
Mediterráneo, todos los buques navales estarían dentro del alcance de ataque de los
aviones basados en tierra. Por lo tanto, "siempre que la Fuerza Aérea enemiga esté
intacta, la flota que opera en el Mediterráneo podría ser siempre atacada por ella . . .
Una Fuerza Aérea independiente puede volar en cualquier dirección sobre este
vasto mar, en contra de bases navales, flotas viajeras, puertos comerciales y líneas
de comunicación".98 Sus ideas estaban evidentemente limitadas a "evitar que nadie
navegara el Mediterráneo sin nuestro consentimiento".99 Una armada tan limitada no
necesitaría portaaviones ya que "si estamos en condición de dominar nuestros
cielos, automáticamente estaremos en condición de dominar el cielo mediterráneo
también".100 Manteniendo "en perspectiva nuestra propia situación en particular,
radicando al otro extremo del Mar Mediterráneo",101 Douhet rechazó abiertamente la
aplicación de su teoría "a una fuerza naval inglesa, norteamericana o japonesa
funcionando en el Océano Atlántico o Pacífico".102 Un pasaje convincente de la
pluma de Douhet despedaza el argumento de Brodie de una teoría universal:
Naturalmente, mi primer pensamiento es el de nuestra propia situación y la
eventualidad de un posible conflicto entre Italia y alguno de sus posibles
enemigos. Admito que las teorías que expongo tienen eso de trasfondo y, por
lo tanto, no se deben considerar que sean pertinentes a todos los países. En
toda probabilidad, si estuviese específicamente analizando un conflicto entre
Japón y Estados Unidos, no llegaría a las mismas conclusiones. Ofrecer una
receta general para la victoria, que aplique a todas las naciones, sería una
completa suposición de mi parte. Mi intención es destacar la mejor manera y
la más eficaz para que nuestro país se prepare para una posible guerra en el
futuro".103

No obstante, Douhet ocasionalmente sí aplicaba su teoría a otros países que, al


menos superficialmente, parecía contradecir sus limitaciones geográficas auto
impuestas. Bernard Brodie apoyó su versión douhetsiana universalista con la
observación que los beligerantes del The War of 19- fueron Francia, Bélgica y
Alemania, "sin que Italia participase para nada".104 En otras partes, Douhet aplicó su
teoría al especular sobre el carácter de una guerra aérea entre París y Londres.
Después de un análisis minucioso, sin embargo, esos ejemplos en realidad
confirman su punto de vista claramente italiano. Conscientemente o no, estos
ejemplos extranjeros reflejan consistentemente un prejuicio geoestratégico italiano
notable. En la guerra Anglo—Francesa, el Canal Inglés llevó a cabo la misma
función de aislar a los beligerantes de la misma manera que los Alpes hicieron para
Italia. Además, su mención de que el Primer Ministro Británico Baldwin había
declarado en 1924 que "la historia de nuestra insularidad ha terminado, porque con
el advenimiento del aeroplano ya no somos una isla"105 aplica a Italia al igual que a
Gran Bretaña. En The War of 19-, Douhet hizo que los alemanes fortificaran la
región del Rin y la estrecha frontera belga,106 creando "una forma de guerra
estática".107 Dentro de esos confines estáticos, escribió Douhet, las "fronteras de las
grandes potencias ya no son lo suficientemente extensas como para permitir un
despliegue completo de enormes ejércitos modernos", creando así un "frente
continuo". Este aislamiento geográfico artificial reflejó nuevamente la situación de
Italia. Es significativo que estos escenarios fueron inaplicables en una guerra de
maniobra alemana en contra de Rusia o Polonia, o en realidad en contra de Francia,
tal como comprobaron los alemanes en 1940. Además, inclusive en este marco
franco-alemán, Douhet convenientemente ignoró la aflicción de la estrategia
alemana: la amenaza de una guerra de dos frentes. Para ello, su teoría no ofreció
respuestas, pero entonces, como su mensaje estaba dirigido a los italianos y no a
los alemanes, franceses, rusos o polacos, no había necesidad de permitir que las
realidades estratégicas interrumpieran el punto principal. Por lo tanto, inclusive sus
ejemplos extranjeros ilustraron cómo el contexto geográfico de Italia prevaleció en
sus escritos teoréticos.

De manera intrigante, intérpretes subsiguientes generalmente han prestado poca


atención a los contextos teoréticos, históricos, polémicos y geográficos completos de
Douhet. Con pocas excepciones, la tendencia general ha sido dar por sentado la
validez cada vez mayor de su teoría con el transcurso del tiempo y su aplicabilidad
universal más allá de Italia; siendo esto último una distorsión en la que el mismo
Douhet se hubiese atorado. Inclusive en 1943, antes de la era atómica, Warner
escribió que el caso por la validez de Douhet era más fuerte de lo que había sido
una o dos décadas antes y "era muy probable que el paso de otra década lo
fortalecería aún más."108 "En principio general", continuó Warner, "el tiempo trabaja a
favor de Douhet".109 Después de 1945, la gran mayoría de los defensores del
poderío aéreo en Estados Unidos argumentaron que la bomba atómica había
rejuvenecido la teoría de Douhet.110 El advenimiento de las armas termonucleares y
de los misiles balísticos fortalecieron aún más esta sensación que "Douhet hizo valer
sus méritos".111

La mayoría de las analistas de poderío aéreo han ignorado los prejuicios y


presuposiciones de Douhet. La mayoría abrumadora está de acuerdo con Brodie
que "el marco del pensamiento estratégico que creó es peculiarmente pertinente a
cualquier guerra general en la era nuclear".112 Más recientemente, el General de
Fuerza Aérea, Charles Link, destacó que la teoría de Douhet no "estaba errada sino
que tan sólo se había pospuesto" y había sido justificada por Tormenta en el
Desierto.113 Tal como observara muy acertadamente Earl Tilford, el "tema general"
repetido por "oficiales superiores de la USAF . . . junto con entusiastas civiles del
poderío aéreo" fue que el rendimiento del poderío aéreo estadounidense durante
Tormenta en el Desierto, especialmente el de la Fuerza Aérea, "había hecho
realidad las profecías del teórico italiano Giulio Douhet".114 La sombra de Douhet
sobre Tormenta en el Desierto se tornó en una plataforma improvisada para muchos,
tales como Edward Luttwak quien expresó que el poderío aéreo de Estados Unidos
había "recuperado finalmente las cualidades perdidas" de la teoría de poderío aéreo
de Douhet y había restaurado "la promesa de ‘victoria a través del poderío aéreo’ . . .
después de un desvío de 70 años de duración".115 Si bien popular, este
entendimiento de la teoría de Douhet es simplista, inexacta y profundamente
anacrónica. El peso de la prueba radica en aquellos que invocaron el nombre de
Douhet para demostrar cómo su teoría e ideas trascendieron su propio contexto. Si
bien esto es posible, muy pocos han reconocido la necesidad de hacerlo.116

El legado de Douhet pertenece en los libros de historia en lugar de en un mercado


de pensamiento estratégico del siglo XXI. Fue un hombre de su época: creativo,
inteligente, literario, innovador, artístico, observador y, más que todo, políticamente
activo. Hay que atribuirle el crédito que nunca le dio más importancia a su teoría de
la que ésta ameritaba. Lamentablemente, generaciones posteriores de discípulos
demasiado entusiastas en un país extranjero al otro lado del Atlántico han fracasado
en gran medida de mantenerse fiel a este estándar alto. Entonces, es lamentable
que Douhet haya sido criticado tan frecuentemente por no cumplir profecías que
nunca hizo. Alabar su aplicabilidad universal cambia a Douhet el mito por Douhet el
hombre. Si esto parece una crítica severa, quizás debiéramos poner atención a las
palabras del propio Douhet: "Hanibal está muerto, Napoleón está muerto, Moltke
está muerto; mañana nosotros también estaremos muertos; respetemos el pasado,
pero establezcamos el futuro".117 Entonces, por respeto, ya es hora que lo
aceptemos por lo que fue: una mente fértil completa con sus propios pensamientos,
prejuicios, limitaciones y contradicciones. Debiéramos estudiar, respetar y
comprender el lugar importante que ocupa en la historia, pero apartarnos de su
sombra y crear nuestro propio futuro". Tal como se expresó Douhet de aquellos que
murieron antes que él, "De una vez por todas, dejemos a los muertos en paz". Un
buen comienzo sería abstenernos de izar su bandera en montañas que nunca
conoció.
Notas:

1. Giulio Douhet, The Command of the Air (El Comando del Aire), traducción, Dino
Ferrari (New York: Coward-McCann, 1942; reimpreso, Washington D.C.: Air Force
History and Museums Program, 1998), portada del libro.

2. Douhet, The Command of the Air, 145.

3. Douhet, The Command of the Air, 185.

4. Douhet, The Command of the Air, 195.

5. Douhet, The Command of the Air, 195.

6. Douhet, The Command of the Air, 11, 26, 36, 91, 92, 129.

7. Douhet, The Command of the Air, 95, 96, 103, 104.

8. Douhet, The Command of the Air, 100; para otros ejemplos del racionalismo rígido
de Douhet, ver 26, 119, 130 y 146.

9. Douhet, The Command of the Air, 25.

10. Douhet, The Command of the Air, 26.

11. Carl von Clausewitz, Principles of War, editor y traductor Hans W. Gatzke
(Harrisburg: Military Service Publishing Company, 1942; reimpreso, New York: Dover
Publications, 2003), 12.

12. Carl von Clausewitz, On War, traductor y editor Michael Howard y Peter Paret
(New York: Alfred A. Knopf, 1993), 97; ver también 707.

13. Barry D. Watts, The Foundations of U.S. Air Doctrine: The Problem of Friction in
War (Maxwell AFB: Air University Press, 1984), 7.

14. Douhet, The Command of the Air, 163.

15. Douhet, The Command of the Air, 243.


16. Douhet, The Command of the Air, 193; ver también p. 112, donde Douohet
afirma que su teoría "es fundamental y no admite excepciones, implicaciones y
observaciones".

17. Douhet, The Command of the Air, 147.

18. Antoine Henri de Jomini, The Art of War (El arte de la guerra) (London: Greenhill
Books, 1996), 56. Jomini también mencionaba con frecuencia la "ciencia militar" y la
"ciencia de la guerra", ver Jomini, The Art of War, 17, 57.

19. Douhet, The Command of the Air, 62, 196, 205.

20. Jomini, The Art of War, 360.

21. Douhet, The Command of the Air, 16-17, 243, 255.

22. Douhet, The Command of the Air, 187.

23. Douhet, The Command of the Air, 138.

24. Douhet, The Command of the Air, 294.

25. Michael S. Sherry, The Rise of American Air Power: The Creation of
Armageddon (New Haven: Yale University Press, 1987), 27-28.

26. Jomini, The Art of War, 331.

27. Jomini, The Art of War, 48.

28. Jomini, The Art of War, 127.

29.Von Clausewitz, On War, 162.

30. Claudio G. Segre, "Douhet in Italy: Prophet Without Honor?" Aerospace


Historian, vol. 26, no. 2 (Verano/Junio de 1979), 70.

31. Azar Gat, Fascist and Liberal Visions of War: Fuller, Liddell Hart, Douhet, and
Other Modernists (Oxford: Clarendon Press, 1998), 53.
32. Gat, Fascist and Liberal Visions of War, 54.

33. Douhet, The Command of the Air, 6.

34. Edward Warner, "Douhet, Mitchell, Seversky: Theories of Air Warfare" in Makers
of Modern Strategy: Military Thought from Machiavelli to Hitler, editor. Edward Mead
Earle (Princeton: Princeton University Press, 1943), 492.

35. Bernard Brodie, Strategy in the Missile Age (Princeton: Princeton University
Press, 1959), 22.

36. Brodie, Strategy in the Missile Age, 78.

37.El abandono de Douhet de la fricción es una doctrina central de Barry Watts, The
Foundations of U.S. Air Doctrine.

38. Douhet, The Command of the Air, 113.

39. Gat, Fascist and Liberal Visions of War, 58.

40. Douhet, The Command of the Air, 256; ver también págs. 26-27 donde Douhet
afirma que "aferrarse al pasado no nos enseñará nada útil para el futuro, porque ese
futuro será radicalmente diferente de cualquier cosa que haya sucedido antes. El
futuro hay que abordarlo desde un nuevo ángulo".

41. Gat, Fascist and Liberal Visions of War, 57.

42. Douhet, The Command of the Air, 29.

43. Brodie, Strategy in the Missile Age, 150.

44. Silvanus T. Gilbert III, "What Will Douhet Think of Next? An Analysis of the
Impact of Stealth Technology on the Evolution of Strategic Bombing Doctrine,"
(School of Advanced Airpower Studies thesis, Air University, 1992), 43.

45. Phillip S. Meilinger, "Air Targeting Strategies: An Overview" in Air Power


Confronts an Unstable World, editor Hallion (London: Brassey’s, 1997), 53.
46. David MacIsaac, "Voices from the Central Blue: The Air Power Theorists" in
Makers of Modern Strategy from Machiavelli to the Nuclear Age, editor Peter Paret
(Princeton: Princeton University Press, 1986), 647.

47. Barry D. Watts, "Doctrine, Technology, and Air Warfare" en Air Power Confronts
an Unstable World, editor Richard P. Hallion (Washington: Brassey’s, 1997), 22.

48. Brodie, Strategy in the Missile Age, 106.

49.Douhet, The Command of the Air, 11. [énfasis en el original]

50. Douhet, The Command of the Air, 175.

51. Douhet, The Command of the Air, 307.

52. Douhet, The Command of the Air, 15.

53. Douhet, The Command of the Air, 160.

54. John Buckley, Air Power in the Age of Total War (Bloomington: Indiana University
Press, 1999), 77.

55. Douhet, The Command of the Air, 296.

56. Douhet, The Command of the Air, 5, 6.

57. MacIsaac, "Voices from the Central Blue" en Makers of Modern Strategy, 630.

58. Segre, "Douhet in Italy" Aerospace Historian, 73.

59. Gat, Fascist and Liberal Visions of War, 52.

60. Gat, Fascist and Liberal Visions of War, 53.

61. Segre, "Douhet in Italy" Aerospace Historian, 79.

62. Gat, Fascist and Liberal Visions of War, 53.


63. Gat, Fascist and Liberal Visions of War, 53; y Segre, "Douhet in Italy" Aerospace
Historian, 71.

64. Segre, "Douhet in Italy" Aerospace Historian, 71.

65. Segre, "Douhet in Italy" Aerospace Historian, 73-74.

66. MacIsaac, "Voices from the Central Blue" en Makers of Modern Strategy, 631.

67. Buckley, Air Power in the Age of Total War, 77.

68. Douhet, The Command of the Air, xi.

69. En comparación con la afirmación de Brodie que era "una filosofía relativamente
completa"; Brodie, Strategy in the Missile Age, 72.

70. Douhet, The Command of the Air, 93.

71. Douhet, The Command of the Air, 94-95.

72. Marco Rimanelli, Italy Between Europe and the Mediterranean: Diplomacy and
Naval Strategy from Unification to NATO, 1800s-2000, Publications of the Studies in
Modern European History, editor. Frank J. Coppa, vol. 21 (New York: Peter Lang
Publishing, 1997), 502-503.

73. Rimanelli, Italy Between Europe and the Mediterranean, 505-506.

74. Douhet, The Command of the Air, 221.

75. Douhet, The Command of the Air, 221.

76. Segre, "Douhet in Italy" Aerospace Historian, 76.

77. Claudio G. Segre, Italo Balbo: A Fascist Life (Berkeley: University of California
Press, 1987), 154.

78. Segre, Italo Balbo, 154.

79. Segre, Italo Balbo, 154, 155.


80. Segre, "Douhet in Italy" Aerospace Historian, 79.

81. Rimanelli, Italy Between Europe and the Mediterranean, 514.

82. Douhet, The Command of the Air, 141.

83. Warner, "Douhet, Mitchell, Seversky: Theories of Air Warfare" en Makers of


Modern Strategy, 499.

84. Segre, "Douhet in Italy" Aerospace Historian, 70.

85. Segre, "Douhet in Italy" Aerospace Historian, 70.

86.Segre, "Douhet in Italy" Aerospace Historian, 79.

87. Douhet, The Command of the Air, 259.

88. Brodie, Strategy in the Missile Age, 81.

89. Brodie, Strategy in the Missile Age, 82.

90. Douhet, The Command of the Air, 81-82.

91. Douhet, The Command of the Air, 141.

92. Douhet, The Command of the Air, 289.

93. Douhet, The Command of the Air, 139.

94. Douhet, The Command of the Air, 135.

95. Douhet, The Command of the Air, 207.

96. Douhet, The Command of the Air, 286.

97. Douhet, The Command of the Air, 284.

98. Douhet, The Command of the Air, 219.

99. Douhet, The Command of the Air, 283. [énfasis en el original]


100. Douhet, The Command of the Air, 141.

101. Douhet, The Command of the Air, 219.

102. Douhet, The Command of the Air, 219.

103. Douhet, The Command of the Air, 252-253. [énfasis agregado]

104. Brodie, Strategy in the Missile Age, 82.

105. Douhet, The Command of the Air, 185.

106. Douhet, The Command of the Air, 307.

107. Douhet, The Command of the Air, 307-308.

108. Warner, "Douhet, Mitchell, Seversky: Theories of Air Warfare" en Makers of


Modern Strategy, 497.

109. Warner, "Douhet, Mitchell, Seversky: Theories of Air Warfare" en Makers of


Modern Strategy, 496-497.

110. Robert Frank Futrell, Ideas, Concepts, Doctrine: Basic Thinking in the United
States Air Force: 1907-1960, vol. 1 (Maxwell AFB: Air University Press, 1989), 239.

111. Brodie, Strategy in the Missile Age, 402.

112. Brodie, Strategy in the Missile Age, 106.

113. Charles D. Link, "The Role of the US Air Force in the Employment of Air Power"
in The Future of Air Power in the Aftermath of the Gulf War, Richard H. Shultz, Jr. y
Robert L. Pfaltzgraff, Jr., editores. (Maxwell AFB: Air University Press, 1992), 85.

114. Earl H. Tilford Jr., The Eagle in the Desert: Looking Back on U.S. Involvement in
the Persian Gulf War, William Head and Earl H. Tilford Jr., editores. (Westport:
Praeger, 1996), 107.

115. Edward Luttwak citado por Caroline F. Ziemke, "A New Covenant?: The
Apostles of Douhet and the Persian Gulf War" en The Eagle in the Desert: Looking
Back on U.S. Involvement in the Persian Gulf War, William Head y Earl H. Tilford Jr.,
editores. (Westport: Praeger, 1996), 291.

116. Gat, Fascist and Liberal Visions of War, 52-53.

117. Gat, Fascist and Liberal Visions of War, 58.

Colaborador

El Sr. Michael D. Pixley, (Licenciatura en Ingeniería


Aeroespacial, University of Michigan; Maestría, American
Military University) es el analista principal de operaciones de
investigación y rendimiento del misil AIM-9X Sidewinder. Su
experiencia profesional radica en el campo de conceptos de
operaciones del poderío aéreo y tecnología de sistemas de
armamento. En calidad de ingeniero de pruebas de vuelo desde
1997 al 2000, formó parte de una tripulación de vuelo en un
programa de pruebas de vuelo de defensa de misiles balísticos
a bordo de la Armada de Estados Unidos. Después efectuó el
ensamblaje y pruebas de ojivas activas a misiles en el misil SM-
3. En el 2000, se convirtió en un analista de operaciones de
investigación especializándose en el programa AIM-9X
Sidewinder. El Señor Pixley recientemente publicó un artículo
en la revista Military History (febrero del 2005) acerca de la
exitosa "Estrategia de Doble Filo" del Presidente Eisenhower de
emplear la diplomacia nuclear en los Estrechos de Taiwán para
dividir los intereses nacionales de la Unión Soviética y China
Comunista.

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