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   : 1 Corintios 7:10-16; Efesios 5:21-25, 28,29; 61-4

  : La familia cristiana que vive en armonía honra a Dios.

 Sumisos unos a otros, revestíos de humildad. 1 Pedro 5:5

    


Examinar las pautas bíblicas para las relaciones en el hogar y resolverse a
seguirlas.


 

. La relación entre esposo y esposa
A. La sumisión: Un mandamiento
B. El amor: Un mandamiento

. La santidad del matrimonio


A. Una institución santa y de por vida
B. Aun con un cónyuge incrédulo

. Relaciones entre padres e hijos


A. Obedecer y honrar
B. Velando por las almas de los niños

  
Más que nunca, la Iglesia debe preocuparse por el estado del hogar. Cada año
millones de parejas prometen amarse, en las buenas o en las malas. Pero sólo
en los EE.UU. la mitad de tales matrimonios terminarán en el divorcio. Al
creyente le gustarla creer que esa mitad que termina en divorcio es
representante de las parejas que no asist en a ninguna iglesia, y creer que la
otra mitad que triunfa sobre ese desastre y ataque satánico son cristianos. Pero
amentablemente no es así. Hay discordia en los hogares cristianos, discordia
que muy a menudo termina en el divorcio. En las palabras del apóstol Santiago:
"No debe ser así." El hogar cristiano debe ser un ejemplo al mundo de cómo el
amor de Cristo puede desarrollarse en nuestra vida.

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 : ¿Cuáles son los principios fundamentales de las relaciones entre
cristianos?

La humildad y sumisión deben ser la base para toda relación entre miembros
del Cuerpo de Cristo. Los conflictos y la desintegración de la familia vienen
cuando uno, ya sea hombre o mujer, no sabe cómo someterse a otros. El
creyente que está lleno del Espíritu busca la posición más humilde (servir a
otros) mas bien que la más elevada (ser servido).

Lamentablemente, partes de este pasaje en Efesios se han usado para


justificar actitudes y conductas que no son cristianas. Exigirle a la esposa o a
cualquier hermano en Cristo a que se someta como dicen las Escrituras no es
una actitud cristiana o bíblica. Cristo nos anima a someternos unos a otros,
amándonos y dándonos por otros así como El se dio por la Iglesia.

Algunas personas ponen un punto después de "El marido es cabeza de la


mujer" sin leer lo que sigue. Pero el modelo para la sumisión de la esposa es
tan importante como el mandato:'"así como Cristo es cabeza de l a iglesia" (v.
23). Cristo no es dictador o tirano. El esposo que busca demostrar el amor y la
compasión de Cristo también es el líder de su familia; no amenazará los
sentimientos que su esposa tenga de su propia autosuficiencia.

"Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén
a sus maridos en todo" (v.24). La Iglesia está compuesta de miembros
imperfectos. Sin embargo, cada verdadero creyente de la iglesia, sean cuáles
sean sus faltas, sinceramente desea estar sujeto a Cri sto. El espíritu está
dispuesto, pero muchas veces la carne es débil (Mateo 26:41). El Espíritu
Santo ayuda al creyente a reconocer y obedecer el señorío de Cristo. El
también puede ayudar a una esposa a reconocer y responder al santo
liderazgo de su esposo.

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  ¿Qué papel desempeña el marido en un matrimonio cristiano?

Los maridos deben amar a sus mujeres, "así como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó a sí mismo por ella (v.25). Los versículos 28 y 29 recalcan la unió n que
trae el matrimonio. Ya que un hombre y una mujer llegan a ser una sola carne
en un sentido espiritual y real, el marido debe cuidar de las necesidades de su
esposa como si fueran las de él. Sus planes, deseos y preocupaciones deben
ser una influencia importante en las decisiones que toma el marido.

Cristo mostró su amor por la iglesia al morir por ella. El sufrió y murió por
nosotros por su gran amor. Como resultado, El se compadece de nuestras
enfermedades y sufrimientos. El tiene un oído sensible q ue escucha y
responde con compasión a nuestras súplicas de ayuda. En cambio, El pide de
nosotros una disposición de sumisión.

Ese es el ejemplo que el marido debe desempeñar en un matrimonio cristiano.


Sin embargo, hay una diferencia importante. Cristo es perfecto, en sabiduría,
conocimiento y entendimiento. El mejor esposo reconoce sus debilidades al
mismo tiempo que reconoce las, responsabilidades de liderazgo que Dios le ha
dado.

Cuando sea posible, las decisiones en el hogar deben hacerse en conjunto,


con ambos compañeros de acuerdo (para el bien del otro) con un plan de
acción. En la vida de cada pareja hay momentos en que suceden desacuerdos.
Cuando la pareja no puede llegar a un acuerdo con respecto a una decisión,
Dios ha ordenado que el marido sea el que tome la decisión y que la esposa se
someta al honrar y respetar esa decisión.

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El matrimonio no es sólo para tener compañerismo, para disfrutar del placer


físico, o para la procreación de los hijos. El matrimonio es una institución
divinamente ordenada en que "dejará el hombre a su padre y a su madre, y se
unirá a su mujer, y serán una sola carne" (Génesis 2:24). "Una sola carne"
implica una relación o comunió n en que el cuerpo sirve como vínculo físico en
la unión total.

El matrimonio es una relación exclusiva entre el hombre y la mujer: física,


emocional, intelectual y espiritual. Tal relación no es posible con más de una
persona a la vez. El matrimonio tien e la finalidad de durar mientras ambos
cónyuges vivan.

La promiscuidad no refleja la dedicación total de un matrimonio, y por lo tanto,


se denuncia como pecado, ya sea el pecado de fornicación o adulterio. La
unión conyugal simboliza la unión de Cristo a la Iglesia, así como la relación
entre Cristo y la Iglesia es el ejemplo para un matrimonio ideal.

.
  ¿Qué puede hacer la Iglesia para combatir la actitud irresponsable
que el mundo tiene hacia el matrimonio?

Un matrimonio cristiano requiere una d edicación total. Los votos tomados en


una ceremonia matrimonial cristiana, "hasta que la muerte nos separe", tienen
un sentido de permanencia. Las Escrituras, en las palabras de Jesús, están de
acuerdo: "Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre " (Marcos 10:9).

El mundo ha adoptado normas diferentes para el matrimonio. El mundo dice:


"La dedicación total del uno hacia el otro está bien, pero no es necesaria. Si
uno desea vivir con un cónyuge por toda su vida, está bien; pero ¿qué hay de
malo en divorciarse y casarse con otro u otra si es lo que quiere?"
Lamentablemente, muy a menudo las normas del mundo llegan a ser las
normas adoptadas por la iglesia.

.
 : ¿Existen circunstancias en que Dios se complace del divorcio?

Podemos discutir mucho de si las Escrituras le permiten al cristiano divorciarse.


Pero uno siempre debe recordar que el divorcio en sí nunca ha agradado a
Dios. Pueden existir situaciones (tales como las que Cristo menciona) en que
un creyente resulte víctima del pecado de su cónyuge, que luego terminan en
divorcio. Pero la Biblia siempre .ve esto como una tragedia. Lo cierto es que
Dios estableció el matrimonio para ser una unión permanente. Pablo nunca
vacila en su presentación del matrimonio cuando se trata de la importancia de
preservar esa unión.

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La mente humana puede buscar toda forma de justificación para el divorcio.


Podría parecer que una de las mejores justificaciones desde un punto de vista
bíblico podría ser: "No es un cónyuge crist iano." Después de todo, la Palabra
de Dios dice: "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos" (2 Corintios
6:14).

.
  ¿Es correcto usar este pasaje de esta manera?

La verdad que se presenta aquí se relaciona con la decisión de casarse o no


con una persona inconversa. En 1 Corintios 7:10 -16 vemos que una vez que se
establece el matrimonio, no se encuentra nada en la Biblia para apoyar la
decisión de terminar con ese matrimonio.

El matrimonio es tan sagrado ante los ojos de Dios, y las consecuen cias
sociales del divorcio tan devastadoras, que Pablo, bajo la inspiración del
Espíritu Santo, exhortó a los creyentes a esforzarse para mantener el
matrimonio intacto. La esposa o el marido de un cónyuge inconverso debe vivir
en completa armonía con ese cónyuge. Como se expresa en el versículo 16,
seguir en unión con esa persona puede resultar en la salvación de la misma.

Si la Biblia muestra tanto interés en que permanezca esa relación con un


cónyuge inconverso, es obvio que el mensaje será aun más fuer te para una
pareja en que los dos son cristianos. Deben trabajar con la misma diligencia en
cuanto al entendimiento y la reconciliación. Además, en un matrimonio
cristiano, ambos cónyuges pueden acudir al Señor y recibir su ayuda.

Lo que dice Pablo de per manecer con un cónyuge inconverso también se


aplica a los cónyuges cristianos que observan entre sí actitudes o acciones que
no son cristianas. El esposo no siempre es tan cariñoso y la esposa no siempre
tan sumisa como las Escrituras instruyen. Y por supu esto, cada cónyuge puede
tener actitudes no cristianas en muchas otras áreas. Dios espera que las
parejas sigan procurando la armonía en el matrimonio. A medida que los
esposos y las esposas sometan sus vidas y matrimonios a Dios, se puede
restaurar esa armonía. 

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La instrucción de obedecer a los padres por lo general se aplica a los niños


más pequeños. Pero ¿qué de los hijos ya crecidos? La obediencia es el
concepto más apropiado para los hijos más pequeños. La honra es el concepto
más apropiado para los hijos crecidos.

Vemos ambos términos en Efesios 6:1,2. El concepto de la honra incluye


obedecer cuando la obediencia se pide en forma correcta. Puede ser difícil
para un niño pequeño e ntender el concepto de honrar; a él le resultará más
fácil comprender la obediencia. Aprender a obedecer es el primer paso hacia el
principio de honrar a los padres.

La referencia de Pablo acerca de los Diez Mandamientos (Éxodo 20) muestra


que fue Dios quien estableció la autoridad de los padres. Como Pablo les
recordó a los efesios en el versículo 3, el mandamiento de obedecer va junto
con la promesa de las bendiciones de la obediencia. Si uno aprende y obedece
el mandamiento de honrar al padre y a la mad re, tendrá relaciones correctas en
el hogar y en la sociedad. Obedecer la autoridad de los padres prepara a los
hijos para obedecer otras formas de autoridad, ya sean terrenales o divinas.

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No todos los adultos son padres, pero cada adulto debe preocuparse de esta
generación de niños que pronto serán los líderes morales y espirituales de
nuestra sociedad.

Se dice con frecuencia que los padres deben pasar tiempo con sus hijos, pero
a la vez, uno debe, como padre, estar atento a lo que sus hijos dicen. Cuando
los hijos reciben corrección y disciplina de sus padres, este es un momento en
que los padres les prestan atención. Pero si este es el único tiempo en que los
padres les prestan atención a sus hijos, es probable que los hijos identifiquen
este tiempo con sus padres como un tiempo de disciplina y corrección. En tales
casos carecerán de la atención positiva que es tan esencial para el desarrollo
completo.

Efesios 6:4 da un resumen de verdades que sirven para criar una familia. La
primera parte del versículo, en términos generales, les dice a los padres que no
exijan demasiado de sus hijos. Los niños son sensibles y tiernos de espíritu.
Los padres deben tratarlos con consideración, sin esperar que respondan como
si fueran adultos.

Esto no es una apelación a que los padres no disciplinen a sus hijos o de que
tomen la posición de "no tocarlos". La segunda parte de Efesios 6:4 exige
pasos muy positivos y activos para influenciar a los hijos para Dios. Es una
tarea que dura todos los años de la niñez de los hijos, y que abarca cada
aspecto de la interacción entre padres e hijos.

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La mayoría de los alumnos en la clase de adultos tienen un papel qué


desempeñar en el hogar. Puede ser un hijo que cuida de un padre an ciano;
puede ser un padre y una madre que están criando a sus hijos en el temor
Dios; puede ser un padre o una madre que vive solo criando a sus hijos para
que sirvan al Señor; puede ser una pareja anciana que tienen hijos que tienen
sus propias familias. En cada caso, Cristo desea que exista armonía entre sus
miembros. Las tensiones en una relación -entre padre e hijo, entre cónyuges,
entre hermanos- pueden causar que otras amistades y relaciones se
desintegren.

Tener paz con Dios es el primer requisito p ara cada individuo en el hogar.
Cuando la dedicación espiritual de un miembro empieza a menguar, pronto
habrá conflictos. Cada miembro debe guardar su relación personal con Cristo y
a la vez permitir que el Espíritu Santo cultive en él el fruto del Espírit u. El amor,
gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza... todo
este fruto es esencial para que uno se lleve bien con los demás.

Sin excepción, no existe un hogar donde no haya conflictos y tensiones. Aún


somos humanos y sujetos a los fracasos. Pero el Espíritu está presente para
ayudar a los miembros del hogar que desean tener esa armonía sobrenatural.

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