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De JUSTICIA DE LA NACION ort en la declaracién jurada que presents un locatario (arts. 5° y 9° de la Jey de normalizacién de locaciones urbanas N 21.342), al que se atribuye haber cometido el delilto que prevé y reprime el art. 20 de dicha ley. Ello surge del earicter comin de la ley de locaciones urbanas y de que esa declaracién jurada no constituye un “documento nacional” en el sentido del art, 32, ine. 38, de la ley 48, ya que la funcién esta- distica del gobiemo federal importa el reflejo de innumerables a dacles reguladas por et derecho comin, al cual pertenece Ia fe piiblica ue el delito investigado habria ofendido (*) RODOLFO JORGE AMOROSINO RECURSO EXTRAORDINARIO: Requisitos propios. Cuestiones no federales. Interpretaciin de normas y actos comunes. Lo atinente a ta calificacién de los delites y a la determinacién de los lementos que los integran es materia de derecho comin, propia de los jueces de la causa, mixime si ha sido resuelto en el caso con icientes fundamentos de igual naturaleza que descartan Ja tacha de arbitrariedad. RECURSO EXTRAORDINARIO: Requisitos propios. Cuestiones no federales. Sentencias arbitrarias. Principios generales. La doctrina de la arbitrariedad no autoriza a sustituir el criterio de los magistrados de las instane ordinarias por el de la Corte Suprema para resolver enestiones no federales. CONSTITUCION NACIONAL: Derechos y garantias. Defensa en juicio. Pro- cedimiento y_sentencia Cuando no media recurso acusatorio, cabe atribuir jerarquia constitu- cional a la prohibicidn de la “reformatio in pejus”, dado que Ia agra- vacién de Ja pena cuando aquél falta, afecta de manera ilegitima la situacién obtenida por el procesado merced al fallo anterior de la alzada —posteriormente anulado— lesionando, de ese modo, la garantia consti- tucional de la defensa en j ©) 29 de junio, 672, FALLOS DE LA CORTE SUPREMA DicraMEN DEL PRocunapor GENERAL Suprema Corte: Entendié el a quo que ¢l, delito deseripto en el art. 256 del Cédigo Penal se consuma con la sola “recepcién” de la didiva y, ademds, que no es preciso que el funcionario haga u omita algo relativo a sus fun- ciones sino que basta Ja entrega de Ia didiva con ese fin, EI apelante afirma que, tales conclusiones son arbitrarias, toda vez que, en su opinién, la intervencién de un “agente provocador”, recono- cida por el sentenciante, excluye Ia posibilidad de que el delito s consume, pues lo que en realidad hizo el denunciante fue aparentar una “entrega” a fin de que la autoridad policial comprobara el ilicito, pero no “entregar” verdaderamente el dinero. Siguiendo la misma Tinea de razonamiento, sostiene que si Ja “entrega” hubiere sido real, el particular habria incurrido en el tipo del art. 258 del Codigo citado, desde que el cohecho pasivo requiere, ineludiblemente, el activo, Al no haberse procesado a Laurfa por tal delito, concluye, debe admitirse que Ja “entrega” fue fingida Por otra parte, sigue diciendo el recurrente, habria un elemento del delito que no se encontrarfa probado, cual es, el realizar un “acto propio de sus funciones”, desde que en la propia sentencia se reconoce que el procesado no podia dejar sin efecto la inspeccién ordenada por sus superiores. I A mi modo de ver, de lo resefiado se desprende que el recurso sdlo plantea una, interpretacién del derecho de fondo distinta a la efectuada por el a quo. En efecto, el diferendo estriba en punto a si la presencia policial impide no la consumacién del delito, cuestién ésta que se suscita a raiz de un punto de vista divergente acerca del correlato que debe asig- narse al verbo tipico “recibir”, DE JUSTICIA DE TA NacION 673 El a quo estima que dicho vocablo alude a la sola percepeién de la didiva; el apelante, en cambio, opina que esto no basta, resultando necesaria la intencién efectiva de entregar por parte del particular. Sin abrir juicio alguno acerca del acierto de ambas posiciones, dado que el tema es ajeno, por su naturaleza, al ambito que demarca el art. 14 de la Jey 48, entiendo que la inteligencia adoptada, por el a quo se encuentra a cubierto de Ja tacha de arbitrariedad que formula el apelante, Otto tanto, ccurre, a mi juicio, con el agravio referido a Ja ausencia de prueba de que el acto al que se comprometié el procesado se hallaba dentro de sus funciones, pues aqui también lo que el recurrente en verdad propone es ua, interpretacién del tipo penal distinta a Ja del a quo, quien estimé que “no es preciso que el funcionario haga u omita algo relativo a sus funciones sino que basta Ia entrega de Ja didiva para,ese fin, y en la especie no es dudoso que Amorosino la recibié ‘con motivo del procedimiento de inspeccién dente pro- pésito de favorecer a Lauria en el curso del mismo, aunque no se haya podido establecer concretamente en qué forma.lo haria” (confr. fs. 267, liltimo parrafo, renglones 4/10 de los autos principales, cuyas constan- cias citaré en adelante), Es criterio corriente del ‘Tribunal de V.E. que la doctrina sobre la arbitrariedad no tiene por objeto corregir en tercera instancia pronun- ciamientos equivocados o que el recurrente considere como tales, segtin su divergencia con Ja interpretacién realizada por los jucces de los hechos y Jeyes comunes. Por el contrario, la misma reviste carfcter ex- cepcional y, por tanto, su procedenoia requiere un apartamiento inequi- voco de la solucién normativa prevista para el caso o una decisiva carencia de fundamentacién (conf, Fallos: 276:132; causa P.273, L. XVII, “Plotkin, Mauricio”, sentencia del 11 de agosto de 1977, entre muchos otros). site En cambio, opino que resulta apto para habilitar esta instancia extraordinaria, el agravio relativo a la reformatio in rejus en que habria incurrido la sentencia apelada. 674 FALLOS DE LA CONTE SUPREMA Asi lo pienso, puesto que la jurisdiccién del a quo no se derivaba de Jos recursos de apelacién que contra Ja sentencia de primera ins- tancia interpusieron el Ministerio Fiscal y la defensa, sino,de lo decidido por V.E. a fs, 354/356 en cuanto dispuso el dictado de un nuevo pro- nuneiamiento al declarar procedente el recurso extraordinario preser tado. por la defensa a fs, 228/233, En esas condiciones, las tmicas cuestiones que quedaron subsis- tentes en la causa, y sobre las cuales debfa expedirse el a quo, fueron las que dieron base al citado recurso extraordinario,.quedando con- sentidos por ambas partes Jos restantes puntos que se decidieran a fs, 221/222, Al clevarse el,monto de la pena impuesta sin un recurso acusatorio que lo permitiera, se ha lesionado la garantia consagrada en cl art. 18 de la Constitucién Nacional, conforme a la reiterada doctrina que ha claborado V.E. sobre cl particular (conf, Fallos: 234:270 y 367; 237: 497; 247:447, 248:195; 254:353; 268:45; 274:283; 284:459; causa F. 173, L. XVII, sentencia del 27 de julio de 1976 y P. 294, L. XVII, sentencia de! 9 de agosto de 1977, entre muchas otras). IV Opino, en suma, que corresponde hacer lugar a la queja, y esti- mando innecesaria mayor substanciacién, dejar sin efecto el fallo ape- lado, con ¢l aleance seftalado precedentemente, y remitir las actuaciones a la sede de origen a fin de que se proceda con arreglo a derecho. Bue- nos Aires, 2 de noviembre de 1977. Elias P. Guastavino. FALLO DE LA CORTE SUPREMA Buenos Aires, 22 de junio de 1978. Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por Rodolfo Jorge Amorosino en la causa Amorosino, Rodolfo Jorge s/eohecho", para de cidir sobre su procedencia. Considerando: 1°) Que, contra la sentencia de la Sala 4ta. de la Cémara Nacional de Apelaciones en Jo Criminal y Cotreccional que confirmé Ja de pri- DE JUSTICIA DE LA NACION 615 mera instancia, salvo en lo referente a la calificacién del delito, que declaré ser el de cohecho y a la extensién de la pena, que clevé a un afio de prisién, en suspenso, y tres afios de inhabilitacién absoluta (fs. 264/6 de los autos principales), el procesado dedujo recurso extraordi- nario (idem fs, 274/9), cuya denegatoria (idem fs. 283), dio origen a a presente queja. En sintesis, tres son los agravios del recurrente: a) al considerar probado el tribunal Ja actuacién de un “agente provocador” no ha podi- do consumarse el delito del art. 256 del Cédigo Penal —cohecho pasivo pues éste supone la existencia del previsto en el art, 258 —cohecho acti- vo~; en conseenencia, se condend al procesado por “cohecho inducido”, figura delictiva no tipificada en nuestro derecho (fs. 12 vta, y 13, puntos b yc); b) un elemento del delito, “el acto propio de sus funciones”, no ha sido probado en antos (fs. 13 vta. punto d); ¢) al elevar el a quo sin jurisdiccién Ia extensién de la condena se ha vulnerado la garantia de la defensa en juicio (fs. 14 vta. punto IL) 2°) Que, tal como lo sefiala el sefior Procurador General en su dictamen, las cuestiones comprendidas en Jos puntos a y b resultan extrafias a la via extraordinaria, Ello asi, por cuanto Jo atinente a la calificacién de los delitos y a la determinacién de los elementos que lo integran es materia de derecho comin, propia de los jueces de la causa (Fallos: 257:188; 258:120; 259:388; 262:543 y otros) y ha sido resuelto, en el caso, con suficientes fundamentos de igual naturaleza que, inde- pendientemente de su acierto.o error, descartan la tacha de arbitrariedad (Fallos: 274:462; 278:135; 290:95 y muchos otros). Ademés, tal doc- trina no autoriza a sustituir el criterio de los magistrados de las instan- cias ordinarias por el de este Tribunal para resolver cuestiones no fede- rales como las planteadas en el caso (Fallos: 270:176; 275:45; 276:132; 295:618 yy otros). 3°) Que, en cambio, asiste razén a la recurrente en su tercer agra- vio. Tal como lo determina el sefior Procurador General, la jurisdiccién de la Cémara para dictar la sentencia aqut impugnada nacié del pro- nunciamiento de esta Corte que descalificé In anterior (fs. 254/5 de los autos principales) y esta tiltima fue oportunamente consentida por el Ministerio Puiblico, De esta manera, resulta aplicable al sub lite la doctrina del Tribunal que reconoce jerarquia constitucional a la prohi- bicién de la “reformatio in pejus” cuando no media recurso acusatorio 676 FALLOS DE LA CORTE SUPREMIA (Fallos: 247-447; 258:73, 274:284, entre otros), dado que Ja agravacién de Ja pena cuando aquél falta, afecta de mancra ilegitima la situacién obtenida por el procesado merced al fallo anterior de Ja alzada —poste- riormente anulado— lesionando, de ese modo, la garantia contemplada por el art. 18 de la Constitucién Nacional (Fallos: 247:447 y Ios alli citados) 4°) Que, por consiguiente, comesponde admitir la queja y declarar procedente el recurso extraordinario denegado en lo que a tal agravio sc reficre, Y, por no: ser necesaria mas sustanciacién, dejar sin efecto Ja sentencia apelada en cuanto dispone aumentar la condena. Por ello, de conformidad con Jo dictaminado por el sefior Procu- rador General, se deja sin efecto Ja sentencia de fs, 264/268 con el alcance sefalado en los considerandos tercero y cuarto, debiendo volver Jos autos al tribunal de procedencia a fin de que, por quien corresponda, se dicte nuevo pronunciamiento. Apotro R. GAaBRiFLLI — ABELARDO F, Rosst — Pepro J. Frias — Emiiio M, Dameaux. DOMINGO VALENTIN BIZZI ¥ Omos v. S.A. FIAT CONCORD 1. RECURSO EXTRAORDINARIO: Requisitos propios. Cuestiones no federales. Interpretacion de normas locales de procedimientos. Casos varios. bien las discusiones en toro a problemas de derecho comin y_pro- cesal son propias de los jueces de la causa y ajenas a la compe ia extraordinaria de Ia Corte Suprema, ello reconoce excepeién cuando lo resuelto pnede afectar principios y garantias constitucionales. Asi ocurre en el caso, si los jueces asignan a Ja causal de despido un alcance re~ ido con Ja literalidad de i$ términos y la clara intencién de la demar dada, dejando de lado un extremo que pudo ser esencial para valorar la responsabilidad por el distracto, ya que su apreciacién se vineula con hechos cuyo carécter injurioso la demandada asi invocd (1) (@) 22 de junio,

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