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LOS CELTAS

Llegados desde la cuenca del Danubio, este pueblo (aunque carente de unidad
política y diseminado en distintas tribus) de origen Indoeuropeo, cuya cultura se
desarrollo y floreció durante la Edad de Hierro, hasta prácticamente desaparecer bajo el
Imperio de Roma, constituye en toda su amplitud un enigma que tras milenios sigue
fascinándonos.

La ausencia de fuentes escritas directas es uno de los motivos por los que esta
cultura asentada en la vieja Europa, sea una gran desconocida. El hecho de que la forma
de transmisión de conocimientos se hiciera de forma oral y estuviera en manos de un
reducido número de personas, que eran los druidas, es la mayor causa de este
desconocimiento, así como la llegada de culturas posteriores que procuraron sustituirla
y por lo tanto anularla.

De esta forma nos encontramos con unas fuentes indirectas, en este caso los
escritos de culturas posteriores que sustituyeron a la celta, pero que sin embargo la
describieron, y como no podía ser de otra manera, lo hicieron desde el punto de vista de
una cultura diferente (con valores propios) y/o en posición de vencedora (el ejemplo
mas claro: Julio Cesar narrando la conquista de las Galias).

Como fuente directa de conocimiento de esta cultura, nos encontramos con el


trabajo de los investigadores de los distintos yacimientos arqueológicos, quienes
progresivamente van desenterrando e intentando desvelarnos la realidad de este enigma
que constituye la cultura celta.

La romanización y las posteriores invasiones germánicas hicieron desaparecer


paulatinamente los restos de esta civilización, manteniéndose tan solo en el extremo
occidental de Europa, fundamentalmente en las llamadas naciones celtas, (siendo
Irlanda y Escocia las únicas no romanizadas).

Periodos históricos

La cultura Celta suele establecerse en dos periodos correlativos y diferenciados


el primer periodo y mas antiguo llamado de Hallstatt y otro posterior llamado de La
Téne.

Hallstatt
El periodo llamado de Hallstatt (ciudad austriaca cercana a Salzburgo, donde se
encontró una gran necrópolis). Se estableció en la primera edad de hierro, aunque sus
orígenes se remontan al final de la edad de Bronce. Su periodo de esplendor se establece
entre los siglos VIII y mediados del siglo V ac. y se extendió por toda Europa central en
un primer momento llegando también hasta la Península Ibérica. Esta cultura tuvo su
base sobre la explotación de las minas de sal de Hallstatt lo que propició el comercio y
el esplendor de los mismos (al tratarse de la sal como un bien preciado en la antigüedad)
comerciando con los pueblos del norte y del sur de su territorio, desarrollaron el trabajo
en hierro y con el declive comercial comenzó a decaer este periodo. Continuaron con la
cremación de los muertos y también practicaron la inhumación en fastuosas tumbas
como la de Hochdorf.

La Téne

El siguiente periodo es el llamado de la cultura de La Téne (yacimiento


arqueológico a orillas del lago Neuchâtel en Suiza) y esta situado en la segunda edad de
hierro, comprendiendo desde mediados del siglo V hasta mediados del siglo I ac.
cuando Roma conquista la Galia. "El desplazamiento del eje económico hacia el norte"
podría ser uno de los principales factores de transición del Hallstatt final hacia La Téne
primero. Esta cultura tuvo su núcleo central en la zona norte de los Alpes y se extendió
desde la Península Ibérica hasta las llanuras de Alemania - Polonia y hasta los Carpatos,
norte de Italia y zona del Danubio.

Tuvo un carácter mas guerrero y menos comercial que la cultura de Hallstatt, lo


que también se refleja en la sobriedad de su arte. De su belicosidad dan cuenta los
autores clásicos cuando narran hechos históricos como el ataque a la ciudad de Roma en
el 390 ac. y el ataque de la ciudad de Delfos (Grecia) en el año 279 ac. por los Gálatas
(dirigidos por Brennus o Breno) tribu celta que se asentó en la actual Turquía.

De este periodo histórico se tiene mas noticias, por cuanto su contacto con las
culturas clásicas mediterráneas, dan mayor cuenta de ellos, además de que el imperio
romano termino ocupando prácticamente la totalidad de los territorios habitados por los
celtas.

Costumbres
Habitaban en pequeñas comunidades de carácter principalmente rural, que en el
periodo de La Téne se fueron fortificando ampliamente debido a los distintos
movimientos que realizaron otros pueblos tanto del Este de Europa, como la expansión
del Imperio de Roma, estas ciudades fortaleza que surgen se denominaran
"oppidum"(descritos por César en la conquista de la Galia) donde además se trabajaba
el hierro (una de las principales características de esta época y fuente de su poder).

Junto a la belicosidad de estos pueblos también nos encontramos con la


tremenda hospitalidad que practicaban, que quedo reflejada en las tesseras de
hospitalidad (tablillas principalmente de bronce, donde figuraban los nombres de los
pueblos o tribus y las personas o pueblos quien practicaban este tratado de
hospitalidad), uno de las pocas fuentes escritas directamente de los pueblos célticos (en
la Península Ibérica estarán escritos en lenguas celtas pero con caracteres latinos o
iberos), estas tesseras eran verdaderos tratados y se dividían en dos, uno para cada parte
(se colocaban en algunos casos en la entrada de las ciudades o en edificio principal ,
para que todos pudieran conocerlo (los firmantes de estos tratados estaban en pie de
igualdad).

Junto a esta hospitalidad son famosos los banquetes (referidos por autores
clásicos) y distintas celebraciones festivas, con motivo de los mas diversos
acontecimientos.

El computo de tiempo para los celtas estaba organizado en periodos de cinco


años (según interpretación de autores clásicos) por lo tanto el calendario celta cubría
este espacio de tiempo (calendario de coligny). Se establecían las fiestas en periodos
lunares y comenzaba el año celta en el Samain (víspera del primero de Noviembre,
fiesta cristiana de "todos los Santos") que simbolizaba la comunión entre el mundo de
los vivos con el de los muertos, a partir de esta fecha comenzaba el periodo de
recogimiento (debido al invierno). La siguiente fecha de importancia seria el Imbolc
(primero de febrero, fiesta cristiana de la Candelaria) en mitad del invierno, donde los
días comienzan a alargarse sobre la noche. La siguiente fecha y de similar importancia
al Samain, seria el Beltain (coincidente con el primero de Mayo), donde se festeja la
primavera (tiene gran importancia para la mitología), entre el Beltain y el Samain el
pueblo celta tenia mayor actividad bélica. La ultima festividad importante era Lugnasad
(festividad en honor del dios Lug) que se realizaba el primero de Agosto.
Existen muchas leyendas de los pueblos celtas, en las que el principal elemento
no es otro que el agua. A partir del Neolítico, y hasta el término de la Edad del Bronce,
Europa occidental se fue llenando de pobladores que provenían del centro de Europa y
de las estepas del este. Se trataba de mineros y de agricultores que se asentaban en los
lugares desiertos o en regiones poco pobladas. Con el cambio climático que sobrevino,
se produjo un brusco descenso de las temperaturas, así como un aumento del frío y de la
humedad. Las aldeas se inundaron, aparecieron marismas, y los habitantes tuvieron que
irse, dando lugar a una nueva emigración. Estas inundaciones supusieron una catástrofe
para los individuos, poblados enteros fueron anegados por el agua y causaron
numerosas muertes, más incluso que las producidas por las guerras entre tribus. Ante
estas fuerzas de la naturaleza, los celtas consideraron que resultaba inútil tratar de
evitarlas, y esperaron a que el mar se los llevara, seguros de que eso suponía un tránsito
para reanudar la vida en Otro Mundo, dado que ellos creían en que la vida continúa tras
la muerte, y el agua no es otra cosa que la frontera entre dos mundos y una vía de acceso
al más allá.

Una de las principales características de los celtas es que no distinguían entre el


mundo de lo mágico y los acontecimientos históricos, para ellos lo real y lo mágico
estaban vinculados. Esas mismas inundaciones que les hicieron emigrar fueron
incorporadas a sus leyendas, y así es como surgió el mito de la ciudad sumergida, que es
el símbolo del Otro Mundo.

La organización social de los celtas tiene como base la tribu, nunca llegaron a
organizarse y a formar un reino o una especie de Estado que los unificara. Todos ellos
descienden de un antepasado común, de un héroe mítico, de ahí que los lazos de unión
entre ellos sean fuertes, puesto que forman parte de la naturaleza, se encuentran por
encima de la solidaridad del clan. Para un celta una de las cosas más terribles es el ser
expulsado de su tribu, dado que el individuo pierde así su honor.

Las tribus se consolidan en un territorio en el que ha de haber las tierras


necesarias para que el cultivo asegure las necesidades para el mantenimiento del grupo,
y que sea un territorio fácil de defender. La tribu estaba formada por clanes (familias
descendientes de un antepasado común), y el sistema de parentesco celta tenía como
referencia fundamental a la mujer. El matrimonio se llevaba a cabo por medio de un
contrato, a través del cual la mujer era la que aportaba una dote en plata, mientras que el
marido tenía que duplicar la aportación que ella hubiera hecho. De todos modos, los
compromisos, a excepción de la lealtad a la tribu, siempre se supeditaban a la libertad
del individuo y a su propia voluntad de mantenerlos.

Los jefes de los clanes y los jefes guerreros eran los que conformaban la nobleza
militar, y la cantidad de guerreros que tuviera un jefe era la que le proporcionaba el
prestigio y el poder en su tribu. Luego se elegía de entre ellos al que, por su sabiduría y
valor, fuera más adecuado para poder conducir a la tribu hacia el bienestar y hacia la
riqueza. Así recibía el título de rey, pero sólo se mantenía en el poder mientras las cosas
marcharan bien para la tribu, de lo contrario era eliminado por el asesinato o el
sacrificio ritual. Este jefe de la tribu era elegido por el Consejo, que era una especie de
asamblea de los hombres libres y mujeres libres de la tribu, aunque finalmente la
jefatura se convirtió en algo hereditario. En el caso de que se produjera alguna situación
excepcional el Consejo podía estar formado por una asamblea de diversas tribus. En ese
caso había un jefe común al que se daba el nombre de “rey supremo”. Cabe apuntar que,
en algunas tribus, había verdaderos reyes, con poderes judiciales, militares y religiosos,
que eran elegidos por los dioses.

La expansión del pueblo celta se produjo a raíz del desarrollo del comercio que
llevaron a cabo los príncipes de Hallstatt. Los vínculos comerciales fueron el detonante
para la apertura del mundo celta a las influencias que provenían del Mediterráneo.
Nunca llegaron a crear un reino o un imperio, sino que se mantuvieron organizados en
tribus independientes, cada una de ellas con su propio nombre, con sus jefes, con su
nobleza, y con sus druidas, aunque en ocasiones hacían alianzas y confederaciones, todo
ello para asegurar la estabilidad del grupo. Formaron verdaderas colonias, y su gran
expansión se convirtió en leyenda dentro de la historia de los celtas, los autores
escribieron sobre ella a modo de epopeya en la que hay numerosos elementos mágicos.

Los celtas, aunque guerreros, también obtenían buenas cosechas, criaban al


ganado, y conocían las técnicas de la artesanía. Era de estas actividades de donde
provenía su riqueza, además de mejorar todas sus actividades económicas debido a su
conocimiento de la fundición y del forjado, y fabricar armas, carros de combate y de
transporte, construir casas y barcos, y mejorar las técnicas de cultivo. Los utensilios
agrícolas de hierro permitieron cultivar las tierras y cavar a mayor profundidad, lo que
permitió incrementar la producción de alimentos y a su vez aumentar la población. Así,
la cultura celta sustituyó a la cultura de Campos de Urnas, aunque los celtas de Hallstatt
gozaban de algo más que la posesión y dominio del hierro, sus tierras y aldeas se
encontraban sobre un enorme depósito de sal, lo que hacía posible conservar los
alimentos, almacenarlos, disponer de ellos cuando fuera necesario…, en definitiva, la
sal fue considerada un verdadero tesoro. Todo el comercio y la minería que se
desarrolló alrededor de la sal en Hallstatt dio lugar a un cambio social, la población
aumentó y empezó la diversidad del trabajo dentro de la tribu: unos cultivaban las
tierras, otros se dedicaban a la artesanía, había un pequeño grupo que se controlaba el
comercio…, en muy poco tiempo la minería del hierro y de la sal, así como el comercio,
pasaron a ser la riqueza de la región. Los grandes ríos se convirtieron en las vías de
comunicación con el área del mediterráneo, aunque las relaciones eran meramente de
intercambio comercial.

El comercio también se extendió a la madera, los cereales, el vidrio, y más


adelante a la venta de esclavos, y al control de las rutas del estaño que provenía de
Britania y al ámbar (importante objeto de intercambio desde la Edad del Bronce)
procedente del mar Báltico. Pero todo este poder y prestigio había de ser manifestado
externamente, de manera que comenzaron a construirse residencias y fortalezas desde
las que se divisaba el territorio circundante para así controlar las vías de comunicación y
el comercio. Alrededor de estas construcciones se agrupaban el resto de casas dando
lugar al poblado. Estos núcleos de población eran centros de producción y desarrollaban
actividades vinculadas con la minería, la agricultura, la artesanía y el comercio en
general. Eran como ciudades en las que vivía el príncipe y el grupo de guerreros, los
artesanos ricos y los artistas, y un número elevado de hombres libres. Cerca de estos
núcleos se encontraban los túmulos funerarios de los príncipes junto con bellos sus
bellos ajuares.

Los cambios sufridos por el mundo celta también se vieron reflejados en las
construcciones funerarias, en un primer momento, cuando aún carecían del comercio,
no se habían enriquecido con la sal, las tumbas eran una fosa con un interior forrado de
lajas de piedra, eran pobres enterramientos, algunas tumbas eran planas, otras
recubiertas por un túmulo, y se practicaba la incineración. Eran tumbas que
manifestaban una cierta igualdad social. Pero, pasado el tiempo, con las
transformaciones sociales y el enriquecimiento empezaron a realizarse complicados
ritos funerarios en las tumbas de los príncipes, y se construyeron cámaras en madera de
roble recubiertas por un túmulo.

Los celtas eran el pueblo dominante en Europa poco antes de que fueran
desplazados por los romanos y germánicos. Practicaban una religión de la que se sabe
poco, aunque su mundo de héroes, druidas y magos ha inspirado leyendas posteriores,
como los mitos artúricos.

Es obligado recurrir a los autores griegos (Posidonio) y romanos (Julio César,


Lucano) para conocer los mitos célticos. Estas crónicas rara vez son imparciales y en
ellas se presentaba interesadamente a los celtas como unos salvajes, amantes de los
sacrificios humanos. Otra fuente son los mitos conservados en forma de texto (el
Mabinogion o el Toro de Quelgny, por ejemplo) que se recogieron en época cristana:
los monjes, aun adaptando algunas historias para cristianizarlas, conservaron una
tradición que de otro modo se hubiera perdido.

Los celtas no construyeron templos hasta la romanización. Los druidas,


sacerdotes de esta cultura, consagraban para el culto elementos de la naturaleza,
especialmente árboles centenarios, bosques, cuevas o manantiales. El culto se basaba en
la interrelación del shi, o elemento divino, con el mundo humano. El shi era fiel reflejo
de este mundo, pero mejorado y mucho más agradable. Entre las plantas, eran
consideradas sagradas el roble, el tejo, la encina, el avellano y el muérdago, además de
todos los árboles que daban nombre a las letras del alfabeto ogham, que también es
llamado el "alfabeto del bosque". De los manantiales, los restos arqueológicos indican
que los que brotaban en el interior de las cuevas o que parecían surgir "de la nada" (las
bocas exteriores de ríos subterráneos, por ejemplo) gozaban de una especial reverencia,
y en ellos se celebraban los ritos más solemnes.

Animales sagrados o de especial significado para el mundo céltico eran el


ciervo, símbolo del bosque; el oso, que representaba la fuerza, el poder y la realeza; el
jabalí, que suele aparecer asociado a los guerreros y el combate; y el salmón, que
representaba el tiempo y la sabiduría que conlleva; en las leyendas fianna se cuenta que
el animal más viejo de Irlanda es un salmón que, cocinado, dará a quien lo coma el
conocimiento de todas las cosas pasadas y futuras.
Asimismo, los celtas también tenían en gran estima la palabra; es el caso de las
geise (tabú que de no ser respetado acarreaba terribles consecuencias).

El año celta, basado en meses lunares (de los cuales, la primera quincena era de
buen augurio y la segunda, funesta), se dividía a su vez en dos grandes períodos que se
iniciaban con dos festividades principales: Beltine (en mayo), la fiesta de los fuegos, de
Belenos y propicia para la guerra, la caza, el matrimonio y el ganado; y la noche de
Samhain (origen del actual Halloween y Noche de Difuntos), que marcaba el fin del
verano y estaba consagrada a Cernunnos, dios cazador de los bosques, que también era
el dios de la muerte y señor del otro mundo. Habitualmente se le considera emparentado
con el griego Caronte y el etrusco Charun. A su vez, estas estaciones se dividían en dos
períodos iguales, marcados por dos fiestas intermedias: la de la cosecha (Lughnasadh,
en verano), consagrada a Lugh, y el Imbolc (primavera), la fiesta de la fertilidad,
dedicada a Brigid.

Los celtas no construyeron templos hasta la romanización. Los druidas,


sacerdotes de esta cultura, consagraban para el culto elementos de la naturaleza,
especialmente árboles centenarios, bosques, cuevas o manantiales. El culto se basaba en
la interrelación del shi, o elemento divino, con el mundo humano. El shi era fiel reflejo
de este mundo, pero mejorado y mucho más agradable. Entre las plantas, eran
consideradas sagradas el roble, el tejo, la encina, el avellano y el muérdago, además de
todos los árboles que daban nombre a las letras del alfabeto ogham, que también es
llamado el "alfabeto del bosque". De los manantiales, los restos arqueológicos indican
que los que brotaban en el interior de las cuevas o que parecían surgir "de la nada" (las
bocas exteriores de ríos subterráneos, por ejemplo) gozaban de una especial reverencia,
y en ellos se celebraban los ritos más solemnes.

Animales sagrados o de especial significado para el mundo céltico eran el


ciervo, símbolo del bosque; el oso, que representaba la fuerza, el poder y la realeza; el
jabalí, que suele aparecer asociado a los guerreros y el combate; y el salmón, que
representaba el tiempo y la sabiduría que conlleva; en las leyendas fianna se cuenta que
el animal más viejo de Irlanda es un salmón que, cocinado, dará a quien lo coma el
conocimiento de todas las cosas pasadas y futuras.

Asimismo, los celtas también tenían en gran estima la palabra; es el caso de las
geise (tabú que de no ser respetado acarreaba terribles consecuencias).
El año celta, basado en meses lunares (de los cuales, la primera quincena era de
buen augurio y la segunda, funesta), se dividía a su vez en dos grandes períodos que se
iniciaban con dos festividades principales: Beltine (en mayo), la fiesta de los fuegos, de
Belenos y propicia para la guerra, la caza, el matrimonio y el ganado; y la noche de
Samhain (origen del actual Halloween y Noche de Difuntos), que marcaba el fin del
verano y estaba consagrada a Cernunnos, dios cazador de los bosques, que también era
el dios de la muerte y señor del otro mundo. Habitualmente se le considera emparentado
con el griego Caronte y el etrusco Charun. A su vez, estas estaciones se dividían en dos
períodos iguales, marcados por dos fiestas intermedias: la de la cosecha (Lughnasadh,
en verano), consagrada a Lugh, y el Imbolc (primavera), la fiesta de la fertilidad,
dedicada a Brigid.

Religión

Su religión y creencias estaban dominadas y dirigidas por la casta sacerdotal de


los Druidas, en sus creencias asimilaron la de otras culturas que los precedieron, como
es el caso de la Cultura Megalítica. Los celtas tenían veneración por distintos elementos
naturales como : bosques, ríos, lagos, etc., también los ciclos solares tenían una gran
influencia en sus actos.

Asimismo existe abundancia de seres mitológicos y mágicos, estudiados


ampliamente y que por su densidad incluiremos en el apartado de mitología, sobre todo
en la tradición irlandesa.

Puede considerarse (según algunos autores) que existió una verdadera religión
celta, a pesar de su diseminación geográfica, aunque no pueda considerarse como un
sistema religioso estructurado.

El final de la religión y creencias de los celtas comienza con la romanización y


concluye con la posterior cristianización, aunque muchos ritos y costumbres religiosas
se solapan y hunden sus raíces hasta la noche de los tiempos.

Lugares con vinculación sagrada para los celtas:

Los Druidas
Descritos por autores clásicos como guías intelectuales de cada tribu o pueblo,
los druidas se encargaban de todo aquello relativo a la religión, a las leyes (en profunda
concordancia con la religión) y los demás saberes naturales.

Había establecido una variedad de druidas, dependiendo del tipo labor o función
a desempeñar. Los Druidas como tales (encargados de las funciones genéricas de
carácter religioso, filosofía, derecho y ciencias de la naturaleza), Bardos (con función en
canto y poesía), y los adivinos o Vates (entre cuyas funciones estaba la adivinación tras
la realización de sacrificios).

Las reuniones se realizaban fundamentalmente en los claros de los bosques,


principalmente de robles (árbol sagrado de la cultura celta), aunque se supone que los
druidas actuaban en el seno del pueblo o tribu, si se conoce según los autores clásicos,
la existencia de lugares de reunión comunes a todos los druidas de una determinada
zona, en la Galía (bosque de los Carnutos, donde se ubica actualmente la famosa
catedral de Notre Dame de Chartres).

Dioses Celtas

Según los autores clásicos (Cuando Brennus o Breno ataca Delfos, se sorprende
y ríe, por como estaban representados los dioses en su templo, con figuras humanas), la
mentalidad de los celtas difería de los griegos en cuanto a la representación de sus
divinidades, mientras los griegos los representaban a sus dioses con figuras humanas,
los celtas entendían que los dioses podían adquirir las formas mas variadas. Solamente
cuando la cultura clásica impregna la celta, es cuando se empieza a representar las
divinidades con este tipo de figuras.

Se combinaban dioses tribales y divinidades locales lo que hace abundante la


variedad de dioses celtas.

Tras revisar ampliamente diversa bibliografía, nos encontramos con la dificultad


de hacer una clasificación general de dioses y divinidades. en el capitulo de mitología
esperamos adentrarnos en las historias de los distintos dioses celtas. Las agrupaciones
de dioses y divinidades se hacen en elementos de tres, es decir en tríadas ( en la Galía:
Tutatis, Esus y Taranis).

Algunos dioses celtas


DAGDA: Dios supremo, era un dios de la tierra. Cuando los irlandeses se
enfrentaron con los dioses fue el quien hizo una alianza con los irlandeses para que los
cultivos de estos fueran productivos. El cristianismo lo transformo en un rey que había
gobernado Irlanda antes de la llegada de los Irlandeses.

MORRIGAN: Divinidad femenina se aparecía con una forma terrible a aquellos


guerreros que iban a morir en el combate.

CERNUNOS: Dios ampliamente conocido en la mitología, está dotado de una


enorme cornamenta de ciervo e iba acompañado por una serpiente con cuernos de
carnero. Era el dios de la fertilidad y la prosperidad de los hombres.

Imagen característica del Dios Cernunos, en una replica del caldero de


Gundestrup

LUG: Era un dios guerrero al que los galos llamaban de muchas maneras
distintas. Era el inventor de las artes y el protector de los viajeros. Era un dios bueno
con un rostro tan resplandeciente que ningún mortal podía soportar el mirarle a la cara.
A esta divinidad se le atribuyen los nombres de diversas ciudades europeas como Lyon
(Lugdunum), Lugo, etc.

TEUTATES: Era el dios común de todos los galos y estos se consideraban


descendientes de él. Tenia el poder de proteger al amenazado de muerte, pero para ello
necesitaba del sacrificio de un cautivo.

Ritos

La aplicación de la religión de los pueblos celtas, se desarrolla en sus distintos


ritos, algunos de ellos referidos por los autores clásicos.

La dimensión que los celtas tenían de la muerte, se refleja en los rituales, la


incineración y enterramiento de los restos introducidos en vasijas, los ha hecho
denominadores del concepto de "cultura de los campos de urnas". Asimismo enterraban
con sus pertenencias puesto que estimaban que les serian necesarias en la otra vida,
puesto que creían en la inmortalidad del alma.

Otros ritos que destacan de la religión de estos pueblos son los sacrificios,
algunos de seres humanos y obedecían a las distintas formas de las divinidades y sus
elementos (sacrificios por incineración, ahogamiento o inmersión). De la observancia de
las vísceras de los animales sacrificados los adivinos hacían asimismo sus presagios de
cara a cualquier acontecimiento de importancia que fuera a suceder.

La realización de los ritos era realizada fundamentalmente en los claros de los


bosques, junto al roble (árbol sagrado en la mitología celta), otra planta vinculada a sus
ritos es el muérdago (que según la tradición era cortado con una hoz de oro por parte de
los druidas).

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