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REPRESENTACIÓN GRAFICA DEL CONOCIMIENTO Y COMPETENCIAS PARA EL MANEJO DE LA

INFORMACIÓN DEL PROGRAMA DE ALFABETIZACIÓN INFORMACIONAL EN SALUD DE CUBA:


PUNTOS DE ENCUENTRO

María Rosa Vásquez Pérez


Lambayeque – Perú

Fecha: 27 de marzo de 2011

Determinar los puntos en común entre la Representación gráfica del


conocimiento y las Competencias para el manejo de la información que se
plantean en el Programa de Alfabetización Informacional (AI) en Salud de
Cuba, es una tarea que obliga a realizar una revisión sobre lo que se entiende
por información y conocimiento, entre otros términos, que nos permita
determinar la necesidad del dominio de ciertas técnicas o herramientas de su
representación gráfica para su gestión; así como develar los propósitos que
persigue el Programa de AI mencionado.

Partimos de la reflexión de que el desarrollo tecnológico al que asistimos en el


siglo XXI, ha hecho posible que hoy las personas tengamos acceso a grandes
volúmenes de información; sin embargo, ello no nos garantiza un mayor
conocimiento o una mejor educación.

Si bien, el conocimiento se basa en la información, ésta por sí sola no es ni


genera conocimiento, ni su acceso a ella desarrolla procesos originales de
pensamiento, puesto que conocer y pensar no es simplemente almacenar,
tratar y comunicar datos. De acuerdo con Trujillo P. (2008), serán procesos de
generalización de distinto tipo y sus resultados, los que determinarán el saber
cómo actuar sobre algo en una situación dada y desarrollar procesos de
pensamiento alternativos, creativos e idiosincrásicos. Por lo tanto, para que la
información se convierta en conocimiento es necesaria la puesta en marcha,
desarrollo y mantenimiento de una serie de estrategias. En primer lugar,
tendremos que discriminar aquella información relevante para nuestro interés;
luego, debemos analizarla desde una postura reflexiva, intentando profundizar
en cada uno de los elementos, de-construyendo el mensaje, para co-construirlo
desde nuestra propia realidad personal, social, histórica, cultural y vital.

El conocimiento, entonces, y concordando con Mayor, Suengas y Gonzales


(1995), citado por Hassan, Y. & Ortega, S. (2009), puede ser entendido como el
"conjunto de representaciones de la realidad almacenadas en la memoria", las
cuales están basadas en una codificación de aquello que resulta significativo,
para evitar que la mente procese caóticamente toda esa realidad. En un primer
momento, el almacenamiento de la información está lleno de detalles, tanto
visuales como verbales, y poco a poco, todos esos detalles van perdiéndose
para mantener sólo la información que ha resultado especialmente significativa
y representativa. Esta información se convierte en conocimiento en la medida
en que nos permite realizar inferencias lógicas; sin embargo, para que
podamos realizar un razonamiento adecuado, la organización de dicho
conocimiento debe producirse en nuestra mente siguiendo una estructura
reticular, con conexiones entre conceptos en forma de relaciones semánticas.
A diferencia de lo que se llama aprendizaje mecánico o memorístico, es decir,
aquel en el que la nueva información se incorpora en la estructura cognoscitiva
del que aprende de forma arbitraria, el aprendizaje significativo es aquel que,
sobre la base de los conocimientos, actitudes, motivaciones, intereses y
experiencia previa del estudiante, hace que el nuevo contenido cobre para él,
un determinado sentido mediante la potenciación de las relaciones entre lo
nuevo y lo que se conoce.

Existe consenso entre la comunidad pedagógica sobre el hecho de que la


representación gráfica del conocimiento con la utilización de múltiples técnicas
potencia el aprendizaje significativo; y es que representar gráficamente el
conocimiento, implica resumir la información utilizando diferentes técnicas o
diagramas visuales u organizadores gráficos, posibilitando hacer explícito y
consiente lo implícito, permitiendo alcanzar el punto de abstracción necesario
para, a partir de la linealidad, generar conexiones complejas, redes
densamente interconectadas de gran eficacia para el almacenamiento,
procesamiento y recuperación de la información.

Es decir, las técnicas de representación gráfica del conocimiento facilitan la


organización de los pensamientos y las capacidades mentales de cada
persona, por lo que son de gran utilidad para gestionar la información que fluye
entre cada cerebro y el mundo exterior o planificar nuestros pensamientos; por
ello se le llaman también herramientas de aprendizaje cognitivo, herramientas
capaces de representar y expresar aquello que estemos pensando y plasmarlo
en un papel.

Las redes conceptuales, los mapas mentales o los mapas conceptuales son un
ejemplo de ello, ya que son técnicas que no sólo nos orientan y nos ayudan a
regular nuestros procesos cognitivos, sino que además nos facilitan una
estimación del conocimiento que estamos adquiriendo y cómo lo estamos
representando en la memoria. El mapeo de conceptos ayudará pues a los
estudiantes, acostumbrados a aprender de memoria o superficialmente, a
convertirse en estudiantes con un conocimiento más profundo sobre la base de
la búsqueda del significado. Este promueve a que los individuos aprendan
cómo aprender.

En la actualidad, las organizaciones requieren que la información existente se


convierta en conocimiento aplicable a la solución de problemas que les permita
cumplir con sus objetivos, por lo tanto se genera la necesidad de contar con un
sistema que incluya un conjunto de estrategias o actividades que permita dirigir
y administrar los flujos de conocimiento en la organización; es, decir, gestionar
el conocimiento. Para Muñoz, J. (1999) La gestión del conocimiento, consiste
en obtener el conocimiento adecuado para las personas adecuadas en el
tiempo adecuado (cuando se necesita) y proveer de medios también
adecuados para compartir ese conocimiento, de forma que se transforme en
acción para mejorar los resultados de las empresas

En este sentido, la gestión del conocimiento implica la presencia de tres


agentes o factores claves: las personas, los procesos y la tecnología. Las
personas, son las que gestionan el conocimiento, por lo tanto el sistema debe
incluir la cultura, la estrategia, etc. adecuadas para crear un entorno que
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favorezca la formación y motivación de las personas para desarrollar y
compartir el conocimiento necesario para el desempeño de su trabajo. Los
procesos: adquisición, presentación, transferencia, utilización y eliminación del
conocimiento, son potenciados por métodos como la evaluación, revisión,
mejora continua, auditorías, etc. que pueden ayudar a las personas a captar y
difundir la información y el conocimiento necesario para su trabajo. La
tecnología, representa un elemento facilitador para el soporte de la eficacia y la
eficiencia de la organización.

En este acápite sería necesario destacar el papel fundamental que tiene la


tecnología al hacer posible el flujo de información entre los diferentes agentes
que componen un equipo de trabajo e inclusive la construcción de modelos
dinámicos de gestión; por ello, la selección e implementación de herramientas
tecnológicas para la Gestión del Conocimiento es de suma importancia. Sin
embargo, concordando con Muñoz, J (1999), no debemos olvidar que sólo el
ser humano es capaz de transformar los datos en información y ésta en
conocimiento. La tecnología, no transforma los mensajes en conocimiento
porque carece de la capacidad de interpretación ni tampoco es capaz de
producir decisiones correctas ante los problemas complejos asociados a las
situaciones de incertidumbre que crean los entornos cambiantes. La tecnología
tampoco puede en ningún caso sustituir a la intuición, en su calidad de
conocimiento inconsciente inducido por la experiencia, ni ofrecer por sí misma
perspectivas sobre acontecimientos presentes y futuros. Pero no cabe duda de
su extraordinario papel como elemento facilitador (además de beneficiario) en
la generación de conocimiento, existiendo además un sin número de
herramientas que nos permiten la optimización de su gestión.

En relación a la Alfabetización Informacional (AI), durante mucho tiempo se le


identificó con la necesidad de aprender el uso de las tecnologías de la
información y por lo tanto se volcaba más hacia lo informático, lo digital. Sin
embargo, actualmente se ha establecido con claridad que la misma se refiere a
la obtención de las habilidades y destrezas que le permiten a un individuo ser
competente en su relación con la información (selección, evaluación, acceso,
creación, difusión). La revalorización de la capacitación del usuario en el
manejo de los recursos de información a través de programas de formación o
educación de usuarios, se produce a partir del uso masivo de las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación y la necesidad de capacitar en
su uso. Pero, no es suficiente con brindarle al usuario la posibilidad de
aprender destrezas o habilidades que le faciliten el manejo de la información,
tanto en soporte manual o electrónico. Es indispensable, lograr que el individuo
internalice, desde la más temprana edad, que la información es indispensable
para la vida diaria en la sociedad y no es únicamente necesaria para usos
académicos o educativos. En este sentido el concepto de Alfabetización
Informacional está muy ligado a los conceptos de aprender a aprender, la
formación continua a lo largo de toda la vida del individuo y el estar formado
para enfrentarse a lo desconocido (Cereta, M. &. Canzani, J., 2009)

En su concepción sobre AI, la American Library Asociation (ALA), publicada en


el Boletín de Asociación Andaluza de Bibliotecarios (2000), establece que una
persona debe ser capaz de reconocer cuándo necesita información, así como
tener la capacidad para localizarla, evaluarla y utilizarla con efectividad.
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También afirma que los individuos alfabetizados informacionalmente son
aquellos que han aprendido cómo aprender. Ellos saben cómo aprender
porque saben cómo está organizado el conocimiento, cómo encontrar
información y cómo emplear la información de manera que otros puedan
aprender de ellos.

En su interpretación, Doyle, citado por Valdés, L. (2008) define a la persona


competente en información como alguien que reconoce que la información
precisa y detallada es la base para una toma de decisiones inteligente; que
reconoce la necesidad de información y formula preguntas basadas en esa
necesidad de información; una persona capaz de identificar fuentes potenciales
de información; que desarrolla con éxito estrategias de búsqueda; organiza la
información y utiliza la información en el pensamiento crítico y la solución de los
problemas.

Butterworth, también citado por Valdés, expresa que la AI es un requisito previo


para que la ciudadanía participe en la sociedad, para la producción del
conocimiento; y que, a su vez, es muy importante para tratar los problemas
globales que desafían al planeta y la supervivencia de las civilizaciones.

El Programa de Alfabetización Informacional en Salud, de Cuba, se genera


como una estrategia, ante la necesidad de solucionar la situación/problema de
carencia de capacidades y habilidades básicas para usar las fuentes y recursos
de información disponibles, en los directivos, trabajadores de la salud y de la
información que les impide de manera consciente enfrentar sus problemas
individuales y colectivos. En este Programa, la alfabetización Informacional se
define como el “Proceso de enseñanza – aprendizaje continuo para desarrollar
en las personas los conocimientos, habilidades y actitudes que les permita
identificar cuándo, dónde y cómo y por qué necesitan buscar información que
satisfaga sus necesidades” (Zayas, R., 2009). En él se definen siete
competencias núcleo, que deben desarrollar los profesionales de la salud, las
cuales están íntimamente relacionadas con tres pilares de la educación:
aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a ser, y tiene un enfoque más
interdisciplinario y centrado en un contexto específico, que enfatiza el fomento
de conocimientos, habilidades y actitudes que permiten localizar información
médica relevante proveniente de distintas fuentes y en distintos formatos:

1. Determina la necesidad de información.


2. Localiza y accede adecuadamente a la información que necesita.
3. Evalúa la información por su autenticidad, corrección, valor y sesgo.
4. Organiza la información y la utiliza de forma eficaz.
5. Amplía, reestructura o crea nuevos conocimientos.
6. Reconoce la ética y responsabilidad en la utilización de la información
7. Emprende acciones apropiadas basadas en el análisis de la información.

Con estas competencias, se pretende posibilitar el desarrollo personal y


profesional de los cubanos y el fortalecimiento del capital intelectual de la
institución de salud donde presten sus servicios a fin de que conviertan los
bienes y servicios de que disponen, en soluciones concretas a los problemas
de salud de cada contexto.

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Como puede deducirse, existe un relación innegable entre la Representación
Grafica del conocimiento, las competencias para el manejo de la información
del Programa de Alfabetización Informacional en Salud y la Gestión del
Conocimiento.

El propósito del Programa de Alfabetización Informacional en Salud es


desarrollar la competencia de Gestión del Conocimiento en los cubanos, lo cual
será factible si éstos (las personas) alcanzan las competencias núcleo que se
plantean en el mismo (procesos) a través del despliegue de una serie de
actividades estratégicas con utilización de herramientas cognitivas de
aprendizaje (mapas mentales, mapas conceptuales, etc. mediadas o no por las
TIC (tecnología).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Asociación Andaluza de Bibliotecarios. (2000). Normas sobre aptitudes


para el acceso y uso de la Información en la Educación Superior. Boletín
Año 15, Número 60. Disponible en:
http://www.aab.es/pdfs/baab60/60a6.pdf [Consultado: 23 de marzo de
2011].
2. Cisneros, I., García C. & Lozano J. (2004) ¿Sociedad de la información,
sociedad del conocimiento? La educación como mediadora. Disponible en:
http://tecnologiaedu.us.es/edutec/paginas/43.html [Consultado: 22 de
marzo de 2011].
3. Hassan-Montero, Y., & Ortega-Santamaría, S. (2009) Informe APEI sobre
usabilidad, APEI, Asociación Profesional de Especialistas en Información.
(Published) [Book]. Disponible en: http://hdl.handle.net/10760/13253.
[Consultado: 20 de marzo de 2011].
4. Muñoz C., J. (1999). Sobre gestión del conocimiento, un intangible clave en
la globalización. Revista Economía Industrial N° 33 0. Disponible en:
http://www.mityc.es/Publicaciones/Publicacionesperiodicas/EconomiaIndust
rial/RevistaEconomiaIndustrial/330/10jmuo.pdf [Consultado: 25 de marzo
de 2011].
5. Trujillo, M. (2008). La sociedad de la información o sociedad del
conocimiento es la nueva era del siglo XXI. Disponible en:
http://patriciojosetrujillomanriquez.
bligoo.com/content/view/293110/DESDE-CHILE-TRUJILLO-MANRIQUEZ-
SOCIEDAD-DE-LA-INFORMACION-O-SOCIEDAD-DEL-CONOCIMIENTO.
html [Consultado: 22 de marzo de 2011].
6. Valdés P., L. (2008). Alfabetización informacional: una breve reflexión
sobre el tema. Acimed. 2008; 17(2). Disponible en:
http://bvs.sid.cu/revistas/aci/vol 17_2_08/aci06208.htm [Consultado: 23 de
marzo de 2011].
7. Zayas, R. (2009). Programa de Alfabetización Informacional en Salud.
Universidad Virtual de Salud Cubana. Disponible en:
http://www.uvs.sld.cu/Members/rzayas/plonearticlemultipage.2008-05-
18.4801589302/ [Consultado: 12 de marzo de 2011].

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