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DE LA AUDICIÓN Y EL LENGUAJE
Prof. Rubén Iduriaga
Evaluación Logopédica.
Según Ana María Gotzens (2000), "La evaluación del lenguaje de un sujeto puede
realizarse en diferentes momentos y con el fin de cubrir diferentes objetivos".
Para realizar una correcta evaluación del lenguaje es básico un buen nivel profesional y
capacidad de comunicación. Aunque aquí interesa el conocimiento en profundidad del
lenguaje, esta evaluación debe hacerse en el marco de una visión global del niño
(sujeto), teniendo en cuenta los aspectos psicopedagógicos y sociofamiliares de éste,
pues el lenguaje, por importante que sea, es un componente más entre otros muchos, y
sería un error analizarlo en forma aislada.
Por todo esto se puede afirmar que es indispensable dentro de la evaluación logopédica,
contemplar al niño (a) y el lenguaje en su totalidad; para tomar las decisiones más
ajustadas a las necesidades del mismo.
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Sea cual sea el objetivo, la evaluación del lenguaje es un proceso dinámico que exige
una continua formulación de hipótesis y su posterior verificación. Según, Gotzens
(2000), para llevar a cabo con éxito esta misión se requieren diversas habilidades y
conocimientos, entre los que cita:
Evaluar además, tanto la expresión como la comprensión. Lo cual no es una tarea fácil.
Entrevista familiar: la cual nos permitirá conocer la historia personal del niño (sujeto) y
debe ser complementada con la entrevista al propio niño. Debe contemplar áreas
medicobiológicas y de salud, aspectos psicológicos y de tipo educativo.
Lo anterior lo refuerzan Acosta y Moreno (1999), cuando citan: "Durante los últimos
años, la discusión principal sobre el contenido de la evaluación fonológica se ha
polarizado en dos aproximaciones: la fonética y la fonológica. Sin embargo, esta
dualidad debe quedar hoy superada, integrando en el proceso de evaluación tanto el
análisis fonético como el fonológico".
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Evaluación de la sintaxis: se pueden utilizar producciones verbales del propio niño
(sujeto).
Evaluación de la semántica: para tal comprobación se pueden realizar frases dichas por
el logopeda, en las que el niño descubra y analice el error.
Otros aspectos que deben observarse son el lenguaje corporal, la expresión facial y la
corporal. Conceptos de espacio y tiempo, lenguaje escrito, sistemas alternativos o
aumentativos de la comunicación.
La meta global de la evaluación será, descubrir tanto las competencias como las
dificultades más importantes que tiene el niño para expresar y entender el contenido de
su lengua.
Existen nuevos enfoques filosóficos y teóricos que sustentan la evaluación del lenguaje,
desde otra perspectiva, especialmente se destaca:
Nuevos modelos teóricos en relación con la adquisición del lenguaje (en el niño) y
nuevos modelos en relación con la evaluación del lenguaje en niños y adultos.
Importancia del medio físico, social, cultural e histórico en relación con el lenguaje del
individuo.
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La evaluación no depende tanto, como en épocas anteriores, de la valoración subjetiva
del clínico, sino de todo un proceso en el que se combina la entrevista, la observación,
la administración de pruebas, la evaluación continuada, el pronóstico y la necesidad de
que todo ello sirva para elaborar un plan de intervención adaptado a la persona.
2) El concepto de evaluación
La evaluación es un medio mediante el cual se pretende investigar acerca de una
actividad, y que sirve para conocer cómo se está realizando, cuánto de efectiva es o si es
comprendida.
La evaluación no supone un fin en sí misma, pues se realiza con un propósito
específico, para encontrar una información. Debemos considerarla como una
herramienta de trabajo, y si los resultados adquiridos no se emplean, la actividad carece
de sentido. Debe ser efectuada por distintas personas, dependiendo de los objetivos que
nos planteemos. Podemos hablar de evaluaciones a pequeña o a gran escala. A la hora
de realizarla hay una gran variedad de técnicas que podemos aplicar, tales como diarios,
observaciones de clases, exámenes, experimentos, estudio de casos, entrevistas, etc.
La técnica escogida dependerá del proyecto y del contexto que queramos evaluar. Para
ello, debemos preguntarnos ¿quién va a realizar la evaluación? ¿Quién usará los
resultados obtenidos? o ¿Cuál es el fin de la propia evaluación? La respuesta a estas
preguntas nos indicará quién y para qué evaluamos y cómo aplicar y usar los datos
obtenidos.
Por lo tanto, antes de comenzar cualquier tipo de exploración del lenguaje, debemos
tener presente el propio proceso de la evaluación, con sus correspondientes preguntas:
¿Qué? ¿Cómo? y ¿Cuándo? Por otra parte, existen diversas metodologías de
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exploración, que van desde protocolos y baterías estándar hasta un análisis espontáneo
del lenguaje. El evaluador deberá buscar la manera más adecuada y que le proporcione
el mayor número de datos posibles en las áreas a explorar, lo que nos facilitará una
visión más completa del sujeto.
Lo primero que debemos hacer es analizar el propio lenguaje. Para ello, es necesario
establecer un primer trato con el sujeto a evaluar. En esta toma de contacto debe
procurar tener un ambiente acogedor donde se encuentre cómodo, seguro y sin tensión;
no puede sentirse evaluado ni examinado, pues eso falsificaría muchos datos de la
evaluación, aunque sí debe saber qué se espera de él y lo que va a hacer.
A la hora de evaluar, se deben tener en cuenta una serie de criterios esenciales para que
el sujeto se sienta tranquilo:
• Debemos emplear el idioma materno, para que sea capaz de emplear su vocabulario
sin pensar en traducciones de lenguas o que el uso de un idioma mal empleado o poco
practicado nos engañe en la evaluación; es decir, si es gallego parlante debemos realizar
las pruebas en gallego y no en español, así mismo deberemos establecer la
comunicación en lengua de signos, si es sordo y no está oralizado.
• Los ítems deben ser expuestos de manera que no discriminen, en caso de una
discapacidad o de diferencias raciales o culturales.
• Los especialistas que evalúan deben conocer el test de antemano para saber cómo dar
las pruebas que van a utilizar. Éstas deben darse de acuerdo a las instrucciones que
vienen en el manual, así como controlando los tiempos de respuestas si así lo exigiera.
• Los resultados de la evaluación serán empleados para saber si se presenta alguna
discapacidad, retardo, alteración, etc., y para determinar qué clase de programa
educativo necesitaría. Estas decisiones no deberían aplicarse basándose en una sola
prueba, sino en un conjunto de ellas que nos darían una información más amplia y
completa sobre el estado del paciente.
Los motivos de por qué debemos evaluar deben estar claros desde un primer momento.
Así mismo, debemos conocer qué se pretende averiguar con esta evaluación y el
objetivo que se va a plantear tras ella.
Si estamos evaluando el lenguaje en un paciente, bien sea un niño o un adulto, es
necesario que tengamos en cuenta una serie de conceptos previos que inciden de forma
directa en el lenguaje; no podemos quedarnos sólo en su habla, sino en toda su
comunicación y en su deseo de trasmitir al exterior sus vivencias.
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Se dan en el lenguaje del bebé y, generalmente, están acompañadas de otras
manifestaciones. Para poder evaluarlas hay que conocer el carácter lineal del desarrollo
del lenguaje, ya que por sí solas las regresiones no pueden considerarse como
patológicas, pues para conocer el carácter grave o leve es necesario evaluar las
circunstancias en las que se producen, la actitud del paciente, la influencia del medio y
si es de tipo transitorio o permanente.
• Retrasos:
Son más difíciles de determinar, pues en el diagnóstico se debe tener en cuenta el
proceso evolutivo de cada alumno, para poder plantearse si se da o no retraso.
Decíamos, en ocasiones anteriores, que es necesario respetar los ritmos de aprendizajes;
pues bien, si el sujeto va adquiriendo el lenguaje, evolucionando todos los aspectos del
mismo, aunque este proceso evolutivo se vaya adquiriendo por debajo de su edad
correspondiente, debemos reconocer sólo un retardo en la evolución y no una
deficiencia.
• Trastornos adquiridos:
Nos indican que existe una situación patológica de fondo que nos impide seguir
evolucionando en el lenguaje. Puede ser debido a un shock, a un traumatismo
emocional, a una situación de duelo, por celos, etc., situaciones que llegan a provocar
una parada en el desarrollo del niño y que, hasta la superación del “trauma” le impiden
avanzar en el lenguaje.
No podemos olvidarnos de las variables extralingüísticas (sociales, afectivas, culturales,
etc.) que también deben tenerse en cuenta a la hora de valorar un problema, ya que
cualquier trastorno del lenguaje no existe nunca de forma aislada, sino en relación con
el desarrollo psicológico.
i) LA FORMA:
Se encarga de la fonología, la morfología y la sintaxis. A través de ella evaluamos los
siguientes aspectos:
• La evaluación fonológica:
A través de la cual podemos ver la capacidad de articulación de los distintos
fonemas.
Para ello podemos emplear “tarjetas” con dibujos familiares, en las que el
nombre de estos objetos suponga la articulación de los fonemas que deseamos
explorar. Se podrán pasar de dos formas:
- Que el paciente nombre de forma espontánea lo que ve.
- De manera semidirigida, diciéndole el nombre y haciendo que él repita.
De todas formas, es importante buscar el espontáneo para que los datos no estén
falseados a través de la repetición que el niño realice de las palabras que les
vamos diciendo. Los fonemas deberán aparecer en las distintas posiciones
(inicial, media y final), y deberemos ir grabando las respuestas para analizarlas
posteriormente.
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• La debilidad del soplo y la absorción motivados por una hipotonía o una
hipertonía labial.
• La rigidez muscular que nos impide una mala oclusión y apertura mandibular.
• La falta de movilidad en el velo del paladar y la dificultad de la lengua para
vibrar.
• Los problemas emocionales de adaptación.
• Dificultades en la atención y la concentración.
• Alteraciones en la memoria auditiva.
• La mala discriminación del modo y del punto de articulación.
• La dificultad en el ritmo.
• La evaluación morfológica:
• La evaluación de la sintaxis:
Se refiere a la estructura de la frase durante la comunicación. Este ámbito está
relacionado directamente con el pensamiento.
Se utilizan dos tipos de lenguaje:
• El formal:
El que se ocupa de la estructura de la frase.
• El informal:
Que se ocupa de la estructura de contraste o del habla más coloquial. Podemos
considerar válidos ambos tipos, aunque sólo el primero se considera correcto según la
normativa del lenguaje. Una evaluación correcta en el área sintáctica debe observar:
• La utilización del género y el número.
• Las secuenciaciones espacio-temporales (láminas de secuencias de orden lógico-
temporal).
• Ser capaz de clasificar según atributos (expresar las diferencias entre objetos
parecidos).
• El uso de palabras de enlace, conjunciones, preposiciones y pronombres.
• El empleo de los verbos y sus tiempos, presente, pasado y futuro.
• El empleo de determinantes, posesivos y artículos.
• La aplicación del comparativo y el superlativo.
• Alargar los argumentos o las frases incompletas.
• El uso: Nos proporciona las pautas necesarias de información sobre el habla
espontánea.
La evaluación del habla espontánea puede realizarse utilizando desde el diálogo hasta la
conversación dirigida: la descripción de dibujos, la narración de cuentos, las charlas
sobre situaciones, etc. Con ello podemos obtener una valiosa información acerca de:
- El nivel afectivo-social y personal.
- La autoestima del sujeto.
- Su nivel de maduración.
- La situación familiar.
- El empleo de la gramática en el habla.
- La fluidez verbal.
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ii) EL CONTENIDO:
• La polisemia:
Es el uso de una palabra en varios contextos. El niño aprende los distintos significados
de la misma palabra y los coloca en sus contextos, lo que le ayuda a pasar del lenguaje
de carácter figurativo a las metáforas o refranes, que guardan un mensaje implícito.
Para iniciar una evaluación, podemos llevar a cabo distintas estrategias o esquemas de
planteamientos muy diferentes. Propondré aquí un ejemplo de esquema evaluativo:
- Lo primero que debemos hacer es conocer el nivel general de desarrollo del niño a
través de la lectura de sus anteriores informes de evaluación, las pruebas de especialistas
y las observaciones directas. Ahora debemos plantearnos los interrogantes sobre la
conducta lingüística y profundizar en el problema, dirigiéndonos a los padres, los
profesores y el propio sujeto, para obtener la mayor cantidad de información posible.
- A raíz de los datos obtenidos se confeccionará un programa individual de corrección.
- Las revisiones serán periódicas y abiertas.
- Es importante realizar informes de seguimiento para ver la evolución.
- Se hará una evaluación del proceso evaluativo general.
Por último, hay dos aspectos esenciales que debemos evaluar para obtener un informe
más completo y, sobre todo, para descartar otro tipo de patología o deficiencia.
• La suficiencia respiratoria:
• De la capacidad pulmonar:
Es necesario medir y anotar el perímetro torácico del niño, antes y después de las fases
de inspiración-espiración, comparando los resultados con dos tablas:
• La tabla de Dally: Perímetro torácico normal = la mitad de la altura del niño
más dos.
• La tabla de Baratoux: Diferencias entre inspiración-espiración, mínima de 1 a 3
cm.; máxima de 6 a 9 cm.
Pasaremos la prueba Rosenthal, basada en al suficiencia nasal. Consiste en hacer
inspirar al niño 20 veces por las dos fosas nasales de forma individual; primero sólo por
la fosa izquierda, y luego por la derecha. Cualquier fallo sin justificación previa
(resfriado, etc.) aconseja remitirlo al otorrino.
Utilizaremos la prueba del hinchado del globo para detectar la suficiencia bucal, el
paciente muerde la boquilla, y se va anotando el número de soplidos, para
posteriormente comparar con el cuadro:
Niños de 3-4 años: 5-8 soplidos.
Niños de 5 años: 4-7 soplidos.
Niños de 6 años: 3-5 soplidos.
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Niños de 7 años: 2-4 soplidos.
Mediante esta prueba se intenta detectar algún tipo de rinolalia; esto es, pérdida de aire
por la nariz, que puede ser lateral, frontal, etc.
• La evaluación de la audición:
- Distinguir sonidos sin ver los objetos que los producen.
- Distinguir la intensidad, los más fuertes de los más débiles o flojos.
- Imitación de sonidos: animales, coche, moto, reloj, etc.
- Asociación de significados y significantes sonoros: palmadas, risas, tos, llanto,
martillazo, etc.
- Discriminación de fonemas.
Es importante tener en cuenta las variables que pueden afectar a los resultados dentro de
cualquier sistema de evaluación:
- El lugar de la prueba.
- La tarea en sí misma.
- El propio sujeto a evaluar
En los resultados finales de la evaluación, sería conveniente añadir cómo han podido
influir las variables anteriormente nombradas. Además, podemos añadir la familiaridad
y el sentirse cómodo ante la situación de evaluación, pues toda esta información facilita
el proceso. Por ello, es importante intentar conocer al sujeto antes de la evaluación, los
datos sobre la conducta, las relaciones, el lenguaje, el juego, etc., que anteriormente
hemos preguntado en la entrevista a la familia, la información facilitada por el centro
escolar, si lo hubiera, y cualquier otra persona que le conozca, serán determinantes.
Finalmente, otra variable importante a añadir tiene que ver con el momento del día en el
que realizamos la evaluación. Debemos procurar no interrumpir las tareas que le están
resultando agradables, pues sólo conseguiremos que disminuya su colaboración en el
proceso evaluador.
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- El PLON: prueba del lenguaje de Navarra.
Las pruebas no verbales:
- La escala de madurez mental de Columbia (CMMS) (desde los 3,6 hasta los 9,11
años).
- El test de matrices progresivas de Raven: especial - color (desde los 5 a los 11 años),
en forma de tablero (para personas con necesidades especiales: paralíticos cerebrales,
deficientes mentales, etc.) y general (de 12 a 65 años).
- El protocolo de ritmo de Mira Stamback y la prueba de C. Bruno /M. Brusi, para
evaluar la recepción del lenguaje.
Los materiales empleados por el especialista van desde la normalidad del papel y el
lápiz hasta la tecnología avanzada del ordenador, en el que podemos hacer una
grabación completa de audio y video de la exploración, sin necesidad de ser tan
rebuscados.
Lo que sí es básico para poder evaluar el lenguaje es la presencia de una grabadora para,
a posteriori, realizar un trabajo de “escucha fina” donde poder transcribir la sesión.
El empleo de láminas de lenguaje, puzzles, cuentos, etc. irá en función del profesional y
de sus recursos.
Es importante la necesidad de recalcar aquí la colaboración y la desviación a otros
profesionales como pueden ser el otorrino, el oftalmólogo, el psicólogo, el neurólogo,
etc., en caso de necesidad, ya que es el médico el que, muchas veces, nos puede dar la
causa de unos resultados que a priori son patológicos y de los cuales, en observación, no
logramos deducir esa patología.
El proceso evaluativo debe ser de carácter dinámico y multidimensional y debe tener
como objetivo conocer la capacidad de adquisición de las habilidades lingüísticas, así
como el nivel de comprensión y de expresión del lenguaje de un individuo, a fin de
establecer unas estrategias de intervención lo más reales y ajustadas posibles a las
necesidades.
Una exploración debe tener en cuenta los factores directos e indirectos que influyen
durante el proceso, el clima de la estancia, la disponibilidad del sujeto, su estado de
ánimo y la hora de pase de la prueba.
Para llevar a cabo esta exploración, debemos realizar dos partes esenciales:
• La entrevista:
Es una técnica de evaluación donde se habla tranquilamente con el niño o adulto que va
a ser explorado preguntándole su datos personales en los diferentes aspectos de su vida,
familia, historia prenatal, perinatal, desarrollo evolutivo, salud, alimentación, desarrollo
motor, desarrollo del lenguaje, historia psicosocial, sueño, juegos, hábitos, escolaridad,
etc.
Posteriormente, se mantendrá una conversación trascendental para ver cómo se expresa
el paciente y así romper el hielo. Esta conversación se recogerá en la grabación para ser
analizada a posteriori. Durante la entrevista se le puede explicar en qué consiste la
evaluación, para que sepa lo que va hacer.
Según la técnica que empleemos la entrevista puede ser: dirigida o semidirigida si el
paciente es de pocas palabras, tímido, nervioso, etc.; y libre o abierta dependiendo de si
es capaz de mantener por sí mismo una conversación cualquiera o debemos dejar
preguntas abiertas para que pueda hablar; también dependerá del contexto en dónde se
desarrolle y que puede ser escolar, del ámbito de la salud o un gabinete.
Si estamos ante un niño pequeño la entrevista inicial de datos nos la darán sus padres.
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Iremos manteniendo la conversación con el niño según su nivel de lenguaje y su
capacidad de diálogo. Para ello nos podemos ayudar del juego, ya que en este medio el
niño se siente cómodo y dejará “volar” su lenguaje libremente. El juego nos aporta
mucha información; así, debemos observar: la elección de los juegos y los juguetes que
utiliza, cómo se acerca a ellos, la instrumentación que realiza, la modalidad del juego, si
personifica o adjudica roles, cómo es la motricidad fina y gruesa, su capacidad
simbólica y el lenguaje expresivo.
La observación es otra de las mejores técnicas para poder detectar los problemas
comunicativos y lingüísticos, pues nos permite evaluar dentro de un contexto natural,
prescindiendo de crear situaciones artificiales. A la hora del registro de la observación
será preferible un modelo de tipo descriptivo frente al numérico.
No podemos olvidar la aplicación de otras técnicas, como pueden ser:
- Los registros anecdóticos.
- Las muestras de lenguaje espontáneo.
- Las escalas de desarrollo.
- Los tests de lenguaje.
BIBLIOGRAFÍA
Barzote, A. y Retana, C. (s.f.) ¿Qué aprenden los niños cuando aprenden a hablar?
Desarrollo lingüístico y cognitivo en los primeros años. Editorial: AIQUE.
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Dockrell, J. y Mc. Shine J. (1997). Dificultades de aprendizaje en la infancia. Un
enfoque cognitivo. Barcelona, España. Editorial Paidós.
1. Datos identificativos.
2. Motivo de consulta.
- Visión del problema.
- Posibles causas
- Momentos temporales
3. Datos del desarrollo general.
- Embarazo, parto
- Problemas de alimentación y/o sueño
- Inicio de anda
- Control de esfínteres.
4. Datos del desarrollo del lenguaje.
- Balbuceo
- Primeras palabras al año, año y medio, dos años.
- Circunstancias de uso del habla (en casa, con qué personas,..)
- Intención comunicativa
- Uso de frases (complejidad)
- Comprensión de órdenes
- Errores de articulación
- Audición
5. Datos médicos relevantes.
6. Información de la familia.
- Edades y cursos de hermanos
- Tipo de lengua utilizada
- Otros personas que interactúen con el niño (abuelos, cuidadores (idioma), …)
- Aspectos socio-culturales
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7. Historia educativa.
- Edad inicio escolarización (Infantil o primaria)
- Cursos repetidos
- Mejores y peores áreas
- Apoyo escolar. De que tipo. Antes y actual
- Opinión de tutores, psicólogos, psicopedagogos, profesores de apoyo,…
8. Aspectos relevantes de conducta.
- Conducta general actual (hiperactiva, retraída, llamadas de atención,
agresiones, orden de actuación, …)
- Contextos de conducta distorsionada (si hubiera)
9. Cierre.
- Primera aproximación al problema
- Indicaciones para la intervención
- Pruebas de evaluación posterior
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