Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
A finales del 2010, el panorama político egipcio era también muy diferente
del existente a principios de la década. Los partidos de oposición
tradicionales seguían siendo muy débiles, sin capacidad para encarnar el
cambio o articular una plataforma política clara que fuera más allá de decir
no al presidente Mubarak y su sucesión hereditaria. Sin embargo, la relativa
apertura del sistema político iniciada en el 2005 había tenido consecuencias
en la sociedad egipcia, como la creación de varios periódicos y televisiones
privados y el interés de la opinión pública por ellos. Aunque casi siempre
sufrieron una fuerte represión por las fuerzas de seguridad y su repercusión
sobre la población fue muy escasa, algunos movimientos, como Kefaya,
contribuyeron a ensanchar el ámbito de la libertad de expresión de los
ciudadanos en cuestiones políticas.
Resultó entonces cada vez más evidente que al menos una parte de la
sociedad tomaba conciencia de que no podía y no debía permanecer
apartada de la política y dejar que el régimen decidiera en su nombre. La
mayoría eran jóvenes; sólo habían vivido bajo el presidente Mubarak, no
estaban registrados para votar y perderían la oportunidad de decidir sobre
su destino si no actuaban. Hasta la manifestación del 25 de enero, el modo
de expresión elegido despertó dudas de su capacidad para conseguir algo
políticamente significativo. Aunque los jóvenes egipcios intercambiaban
consignas, ideas y vídeos con sus ordenadores, eso no bastaba para que las
personas salieran a la calle y actuaran de modo colectivo. Lo sucedido en
Túnez, junto con la aguda degradación de las condiciones económicas y
sociales y la creciente percepción de que los ciudadanos carecían de voz en
la inminente sucesión presidencial, crearon el contexto propicio para una
movilización sin precedentes en Egipto. De ahí que muchos de los
ocupantes de la plaza Tahrir sean recién llegados al paisaje político. Más
que emanar de posiciones ideológicas específicas, su compromiso procede
sobre todo de la voluntad de tomar parte en la decisión política: no quieren
ya que otros decidan por ellos, quieren participar.
LIBIA