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PR.

EMtO CASA DE LAS,{IvIEI{ICAS


- 5¿ 'oq5
K

Lisandro
Otero

LA
$TUACIONI P¡DUIO DE ¡QYILA 1CO9
OItAlrO OOnCÚr6o L¡TEB AIO C^ÉA Dt I/13 aMIC^a GgEl

qrffi-
!IEJ
Inscripción Nq 32133
Pó¡tada y diagramación:
José Messina - Francisco Moreno
EDITORA SANTIAGO
AL DECIIIO ANIVERSARIO
DEL 26 DE JULIO

Lt(tqq9g
)t ta Q88
cido...
Hemingway

"El país avanza, señores, ésa e¡ la


situación".

De un discu¡so deJ senador Gabriel


Cedrón.

I
DOMTNGO, P6 DE AGOSTO DE l95r
El horizonle estó enrojecldo y no lengo conclencla del tlcm-
po. Esloy aqul en Varadero, frenle a esle largo muelle de
Kawama y ax¡slo. Mi nombre es Luis Dascal, son diez le-
lras, un s¡gno conyenclonal, uña marca de fábrlca para dis-
linguir un produclo elaborádo; no dlce, no quiere decir ab-
solutamenle nada: Luls Dascal. Eslo es el qulnlo o ssrdo
¿scoch, no recuerdo. Ahora lermina la larde, el sol va a
ocullarse. Sólo en Cuba se ye asl. Es una larlela poslal de
mal guslo. El lmar eslá lranqu¡lo y el sol es lmporlanle. Se
hace angusliosamenle necesarla esla plenilud del sol. No
hay que apegarse a las cosas. El escoch debe lomarse con
agua porque coñ sda llena más, bloquea el eslómago. Es
una buena beblda escocesa que hace olvidar la insoporlable
y conslanle disyunliva. No hay que eleg¡r con el ulskl (nl
con el ron ni cl coñac), porqug abre un solo camlno al quo
puede el hombre abandonarse; que nos lleva a aceplar co-
mo inmejorables lodas las sltuaciones. Esla es la hora del
cóclel y aparocen el ruido y las luces del bar de Kawama..
Todos eslán ahí. Se habla: Yonl l¡ene un tan lremendo, le
conlrasla con los oJos azules <omenlarlo femenino, La chl-
quila Cárdenas liene una lendencia a dorarse el pelo con el
sol, Ie queda bien de largo <omenlario mascullno. Ahora
los del Kawama hacen combinaciones para pasar agradable-
menle la noche. Debe ser una gran noche porqüe es la ú¡iiilá
,l de la temporada. Mañana es Iunes y todos vuelven a L¡l
Habana y en los primeros días de sepl¡embre comlenza el
colegio, la unlversidad, la oficina, la compra de ropa ln-
vernal, la lemporada de lnvierno con los conc¡erlos de Pro
Arle, la Filarmónlca, la ópera en el Audllorium y las fieslas
de diciembre en los clubes organizadas por los Arellano,
cuando Broadway se
Yachl o al Billmore.
ga fila de aulos. Los
los f¡nes de semana

coch corre un inslanle anles de ser absorbldo; el hllo, anlei Mc aiénlo bien. Los lragos me han dado un sopor tran'
transparenle, oscurece el polvo fino con el que se mezcla. ,quilo y esloy en medio de una campana al vacío que me
lnsensibiliza y me prolegei a Prueba de balas puedo lart'
zarme a las mayores audacias sin lemor a represalSas. Ha
oscurecido comptelamenlc y sigo aquf en la arena, sólo co'
mo un Idlola; además, se me acabó el uiskl. Vuelvo al bar.
Ei bar de Kawama es dl mejor de Varadero. Posee u4a almós'
fera discrela muy dislanle de la prelenslón barroca de olro¡
'lugares de su rango. Las lardes de invierno, cuando ya ha
lerminado la lemporada, son las mejores para beber en Ka-
wama. Se escucha el gemido de los pino¡ de la Playa y el
'suave sllbldo del vienlo al deslizarse por la ranura de lor
crislales que dan a la lerr¡za. El bar eslá solo enloncr¡.
',Kawama reluce en la noche desde esla arena cn penumbra-
'€sos arcos de piedra de canlcría poseen la inmutabilidad
fellz de una clase que 3e sabe segura en su posiclón. En
Kawama se respira dinero.
Camlno. Los mocasines se hunden en la arena. Llevo aún
'el vaso en la mano. Lo lanzo al mar. Enconlraré al grupq
de siempre: Yoni, Anita, Francisco Javier, Tina, Margarlla
y los olros. Se ríen mecánlcamenle, produclendo son¡do3 vl'
tales, profundos; es una risa deslinada a agradar, no I ex'
ínlima salisfacclón que es como un calor apagado denlro y presar agrado. Es necesario reír con discreclón empleando
1os lonos que sen de buen guslo. El que rie en si soslenido
casi siempre es un arriblsla. Los muslos de Anlta son un ca-
polavoro (una ondulación ¡iempre es ef principio de la gra'
cia): la plel tersa surgiendo de las ingles sobre la vigorosa
-solidez de la carne y los músculot, lraza una curva suavo
que lerm¡na en las rodillas, redondas, pulldas; las líneas se
ábren de nuevo para crear las piernas, la dulce plenilud de
'las panlorrillas, y coinciden de nuevo con los lobillos eslre-
chos. Los muslos loslados de sol con sus breves vellos ru-
-bios contraslan con el blanco del chort y el pelo rubio, lacio,
cae ordenadamenle sobre la blusa rola.
enleros son la elegancia de Kawama. Los
la nola de folklore, la reminiscencia y la
a, pero el color sin alenuanles, el color
2 I
Sar¡ía Santos: Alejanüo y Cristina' Carlos llega a Ka- :,
¿qué dice la'brn¡a ge¡tc?
-Jecyy, andabas petdidtr.
wafna.
de le
-€arlitos,
Era una buena oportunid¿d de estar junto a Char-
Dascal siente ta necegid¿d de iaforurar e Ga¡fos
ves a ese tipo, es caPaz de eonven- Iic-old-boy porque a su al¡ededor se esparoía una aureo-
oul-ao-"a¿"t
-TúEl evolueionisno reformi*t¡ es cl oe..
;;;; .ús.iera. la de prestigio que hacía rcsplandec.er a quien s€ acer-
cara. Luis Dascal resplandocía abora a ¡rsar de ser el
i"t Je ro. iaminos. "D¡€rdla en un Biuti'Res, glorifique tipo cse que anda con Carlitos, lo conozco de vista,
;r ;tñ;. en la magia acok da de un"H¿y ' mient¡as
o$o
el:
eo-
mundo ayarr.* h¿cii un futuro ñ€ior"' ¿quién es ese neurótico?
mercial aún: "Los hombres son buenos, Este es eI m* Temas vatios, tónos coffiast{ntes: 'Oye, Charlie, es-
ior de los mundos' Dadles un poco de t¡emPo q ry-
y lábamos discuüendo el plan de mañana. No, el de hoy.
iurarez¡ hatá mllagros: Este ea un mensaie cortesía dc Quipi, mañana podemos it en tu barco hasta la punta de
The Panghss Company y \a Pink Glasses lncarpor6e!" Hicacos. El problema eg hoy, ¿a dónde vamos hoy? A
-Hevia c¡sE de las Sánchee. No puede ser, Ia abuela está en-
Cuando sea Presidente leeremos sin inqub'taraoe
en la edición dominical del N¿nr York Ti- ferma y la han traÍdo a descansar a la playa. ¡Que re-
m¿s: "Sea feliz. Vaya a Cuba y no piense"' Gran anuo-
".t.-"o"""io vlente la vieja! (Risas.) Me voy a jugar a la bolera,
cio, ¿verdad? H grán sueño de la clase media' sin con- cuando se decidan me avisan. Llámame tú, Yoni. ¿Y
mociónes, oi boleheviques hirsutos,. ni sangre' El por qué no vamos al Kastillito? iAy, a ti siempre te
sena-
¿"i ó"áiO" recogerá todas las cédulas que desee sic gucta la chusma! Marni dice que las muchachas no po-
pi"o"np"t* por lós cañ, arrerales en llamas' Lo más gr&- demos ir ahí. A mí se me ocurre que podemos ir a ca-
ve es que puede tener razón. r!, como si fuéramos a jugat Monopoly o algo y po-
con el gruPo Ca¡los' ncmos el tocadiscos y cuando mami se entere ya tenemos
-VamoJ
Dascal sie¡te la -dice
necésidad de seguir informsndo de cl guateque formado. Chévere, eso mismo. Te la comiste.
lo que sucede: -Espérate, ahora lo r¡eo todo claro- Cualquier cosa menos ir a casa de las Sánchez, esas ni-
Esta es una tierra wlgar y no vale la pena hacer ¡ad¡ ñ¡¡ son atacantes. Atacantfsimas, sl. El otro día saca-
el clima es insoPortable. ron una tn¡sa... Como marrboletas. ¿A qué hora fue?
'Dorque
jv"tttos con el grupo Carlos. Me perdí eso. Anita, ¿ya ti€nen entradas para la inau-
Dascal siente la necesidad -dice
de seguir informando de guración del Payret? Creo que mami compró. Van a
lo que sucede: aho¡a lo veo-tods claro' Es- lrae¡ a Aurora Bautista. A mí me gustó mucho en Lo-
ta es una tierra -Espérate,
vulgar y no vale la pena hacer nada pol- cura de Amor. Tienes gustos de gallega, htja. A ese ci-
que el clima es insoPortable. no nada más van las socias de Hijas de Galicia. Pero
con el gruPo Carlos' vicne en persoDa, es ñuy bonita. ¿Quien aprendió a
-Vamos
Dascal
-dice
se deió llevar y se acercaron a las mesas usr- beilar el Baile del Pingüino? Eso es muy bobo, Francis-
das, del otro ládo de la areada interior, donde el gnrpo' co Javier. Se diviene uno. (Demostración. Saltos bre-
se divertía' vc¡ ugando los pies como resortes. Brazos junto al cuer-
Diversos instn¡mentos en eI grupo que incluye des<la po y manos salientes, cómo ale¡ones). 1Ay, qué mal lo
ta voz de falsete del oboe basti el contrabaio que afir- h¡ccsl (Risas.) Tinita" mañana ior vemos en tu casa para
ma la rnasculinidad' bañarnos. Bueno. Voy a hacer como Pepe Angulo. (Ri-
{barli, ol-boY, ¿cómo andas? me).
Canción: Yo me llamo PePe Angulo Carlos te puso una mano en el hombro: "¿Te abu-
Y cuando me mclo en el mar rriste?" Dascal dejó su vaso sobre una mesa: "Si es al-
á agua me da en la rodilla canzar la condición del burro, Eí". "Ahl vienen los vie-
cuando ma melo en el mar' jos", dljo Carlos.
No, no, no, eso no Pega' Alejandro Sarrla y Cri¡tina Santo¡. Señores en Du-
No, no, no, cso no Pega' pont. Propletarios de Landaluze y de la plsclna. Anfitrio-
Deia que suba la marea"' nes de Da¡cal. Se acercan sonrientet, toetados, sólido¡'
También por la teftaza, la aguda vlsión que Daecal
siente como un fino estllete sobre el pccho abriendo la
vla a una briosa ansiedad que pnonto se ve ¡eforzada por
nombre
le aviva
nítido, Y
sombra
complementaria de la masa oscura del cabello' Carlos lo
dice'ahoral "María del Carmen Cedrón"' "La hija del
convinscnte senador Cedrón"' "La hija"'

niza gris clara. Elencuenro. Preguntas y r€s1u€stas'


"¿Se áivierten?" "Está casi todo el mundo ahí"'
La entrada de los Sarrla en Kawama siempre prodt'L-
ce expectación y la dorada presencia hace resplande-
ccr todos los rostros. Dascal se siente poderoso ahora'

saludó. Cedrón se acercó con un vaso en la mano.


pasa, Gabrie'ito? Alejandro'
-¿Qué -dijo
Cedrón extendió su mano a Cristina.
andas, Cristina?
mar lemPesluoso. -¿Cómo
a 2.- La Situaotón
y tres. Era buena gente pero siempre fue un desquiciado.
Ya te vio rni abogado? Ultirnamente llegó a extremos intolerables.
allá, pero no pude ¿itenderlo con los
-iOYe, ¡o-
-i'-uá-il.
que tenemos ahora' todas maneras se suicidó porque quiso. Yo no
tloi
""-iEtt"t"is, -Dea Aureliano
culpo Aleiandro.
qué?
-preguntó
Alejandro'
-;tt*t""t"t' sa- -dijo
semanu qrrc ni"'í" eso' Déiame un demagogo sin escrúpulos, un loco, un Per-
-Era
lir-La
de unas cuantas cosas'
-iambién turbador Cedrór-, y perdónenme por hablar
mejor así. Vó estoy medio enredado así de un-dijo
muerto.
-Es
estos
-" días. usted ra2ón, senado¡ Cristina-. Pero
J.l periódico es importarite y' hay que .dedicarle -Tiene
estas
-dijo
cosas las resuelven ustedes solos que están capacita-
-it dos para la ley 'del'más fuerte. ¿Me acompañas, Luls?
Salieron a le terraza y- ,otra vez el vaho caliente asal'
tó la piel y la drenó hasta extraer unas g¡ue.s?s y relu-
cientes perlas que marcaron como balizas las aperturas
de cada poro.
calor Cristina.
opinión pública.
la semana. próxima'
-dijoa Varadero, porque hace calor
-Haceeso se viene
nos vemos seguro -
-gss¡s, a.i utü d* hoy en el Teatro orlen- -Por
dijo Dascal.
-;.ü-iú--"i""" Cristina no es bella. No es bella por su bocio des-
arrollado y sus arrugas pr€maturas. Pero el halo tira ha-
cia ella. El halo está compuesto por la frivolidad como
una joya iridiscente, ; el ca-
bello'lacio, terso, oo laquea-
da donde es dificíl todo, el
cabello color de miel, de inadera recién cortada.
es sólo por eso.
-No la excusa Dascal.
-dijoexcusa para actividades
-Es una agradable agrada-
-Es
bles.
donde puedan ser llevadas.
-Hasta debe irse hasta el final.
-Siempre
se tiene el valor. Si el aburrimiento proporcio-
ta-Si
la fierza necesaria.
El aburrimiento no. Es una fea palabra. La nostal-
gia, .. otras cosas.

do, movía el Panorama El trío de guarachero.s con sus mangas de vuelos y la


acuerdo andábamos iuntos en el treinta expresión mecánica de la alegría prefabricada entró al
-Me "tuJo
11
10
:d vsss5 hay que huir del aire acondicionado
-di-
bar: dos guitarras y un par de maracas' Las voces lle- jo Cristina.
;;;r; ioi¿io", venclerido lq resistencia de las puefas Para casa. Recuerda que esta noche tene-
de crlatql, -Vamos
mos una comlda en casa de los Selgas'
tú quieras.
-Cuando
ustedes? Aleiandro.
La múcura cslá cn el su;lo, -¿Y sé, deja-preguntó
momá, no Puodo con Qlla"' ver qué quiere hacer Carlos -tijo
-No Comeremos por ahí. Esta noche hay varios
Dascal-.
tengo un gato qu9 -se llama Dickeoi
y me €n- partis.
-Yo
tretiene muóho cristina. Luis Dascal volvió al bar pero el barman no lo aten-
-diio
es suflciente. Con é1 no puedes ir
hasta el fi- dió porque estaba muy ocupado. Dascal hizo cbocar dos
-No
nal.
vasos con fuerza. El barman lo miró con detenimiento,
i pero no se atrevió. El núevo whisky con agua ya no te-
-4ontigo Podría llegar, ¿no?
ll
póiuie. Habría que Prob-ar'
-
nía sabor. Carlos conversaba con Francisco Javier. El
- elegante' Todo
i

-ns es una gran coripañía' Es grupo se había evaporado. María del Carmen también.
-Dickens y Óe¿ión abandonó su tribuna alcohólica. Se acercaba la
tri

ii blanco salvo la cara unos mitones negros'


ii
hora de la comida y las mesas estaban vacías. Las ni-
tj
ñas dorada" se retiraron para cambiar el color deporti-
... Y es que no Puedo con ella vo de la hora del cóctel por la sobriedad apropiada para
ii
me la tlevo a la cabeza' la noche. La nueva oleada comenzaía a afluir alrededor
I mamá, no Puedo con ella"' de las nueve. Los guaracheros continuaron creando la
tl
atmósfera.
I

raza? La playa estaba vacía ahora. Dascal


ili
-LDe Le he puesto un brazalete en toI:no al cue- muelle y se detuvo junto al mar. Era
I'o-Siamés'
v luce bien. Uno de TiffanY' oscuridad anónima. El whisky lo hab
' "-1nlL-ül"tló.ute:
i1

li
de Tiffanv'
Dickins, Siamés Por las venas le rodaban perdigones que entrechocaban
quieres sustituirlo. con un ruido endeble, de pequeña audacia. Se acostó
I -Si quedan bien los brazaletes en el cuello' sobre la arena y colocó el vaso iunto a sí.
I
-Ño--"
--Sin brazaletes.
I
libre?
-¿Totalmente Ahora reposo y dlsmlnuye el caos. Me llamo Lult Dercal,
Por el Placer' csloy aqul, en Varadero, y no sé por qué. Llega eslc Alc-
El-Sólo
trío se ocuPaba en otro tema:
Jendro Sarría con su Alfa y su Omega, su plano para olrt.
vesar el laberinlo, lodas lac calegorlas en su lugar, su l¡n'
ra de San Jorge, su pledra folosofal, llevando con llgerorl
Ya los majases no lienen cueva la pesada carga del Sanlo Grlal y demueslra que pucdc
FeliPe Blanco se las laPó"' alravesar lodos lo¡ mares cln lemgr lempe3lades. ¿Gúmo
dlsfrular ese oclo de dudas? La arislocracla azucor€ra, lol
cuslodíos de la tradlclón. ¡illerda la lradlclónl Segqro y
Alejandro salió del bar' lranquilo lobre su larro, con 3u¡ cualro ldeac blen sabld¡¡
sé cómo aguantan el calor de aquí afuera'
-Ño
12
y la buena hembra de su mujer gue se aburre a su lado
éomo una pula en un coleglo de monjas,
Hablan db política que es el arle de la supervivencia. Ghar-
lalanes comó lodos los artesanos. En otra época ha sldo
ciencla de dirección. Por enclma de la hiioputada máximá,

Blanco es un idiola.

Minlslro.

15
L4
ORO BLANCO

noche|.
-"¿Y la guefta?", preguntó mientras ¿' Duque de To-
ledo londeaba en
pués de la última
paña liene el Pie
tierra en una chal
otros pasaieros, bultos de ro
hospedó en el Hote'l Telég
inlorntarse de la salida de
'éLto
¿t Armona le respondieron que al üa siguíente
saldría el vapor a Cdrdenas' Pagó cuatro pesos oro con
veínticinco Pot su boleto
lla y un vaso de tinto.
Ia c-ama, No quería ver UN PADRE DE LA PATRIA
tencias impropias en un ho
El vapo)cito de línea golpeó él muelle de pasaieros -de Al saberse que Españe había rendido sus drmas, todas
U iiuiáa de Cdrdenas y iobre eI tablado, hombre entre rollos
las puertas volcaron un gentío en algazara y los volun-
i, "irrio y caias vacíis, Cayetano vio un a losgot- pa-. tarios se encerraron iunto a la tropa en Cl cuartel. Los
ilo, con un 6raie de pana, que miraba .ansioso somerciqn'tes españoles temían los saqueos y la viola-
ioirro". Át suuir po, io ,o*io se dirigió 9 é!' su tío abrló
ción de sus hijas. Las horas posaron y en las calles se-
lo's brazos ma:,íiicamente y lo estrechó
sin entusiasmo'
sintió el bigote espeso que le guía el balloteo y no sucedío otro cosa, Entonces los
Cayetano
comerciantes sdlieron de sus casas y lormaron unct co-
oré¡a. Camínctron en silencio por el esp
misión que marchó en busca de los mambises.
,^bn,a, en una Plaza de Pocos árboles' Los encentraron en el luerle El Vigrta donde ondea-
úe la riendc dos caballos cansados' Su tío le indicó que ba la nueva bande¡a de Ia isla. Al volver a Sagua los
Áontoro y envió al negro por dl ba'úI' AI paso, por las
comerciantes v.isitaron el cuartel y 'las tropas de España
calles. reitos de Cdrdenas le instruyó de sus numerosqs
encoh se reliraron esa misme tarde en dirección a la capital.
ob:lígaciones y escasas recompensas' En el camino
trorén un iiiete que apretaba sus piemas a una briosa
Al dia siguiente Íue la enlrada de los mambises. Hubo
dos jornados de fiesta.
yegua crioila' Eri un vieio elegante ettr su traie de ho- El padre de Gabrielito enftó ,con eI Ejército Liberta-
toi¿o ihaleco ombiliguero y 'ca a la fran'
"on el prí "No imi- dor: vigoroso sobre su caballo de su
cesa. Con este encuentro-víno largo machete y su p,istola al cinto,
'iáÁi
tes o.ése. La
Muere.mendigando". aba 4 tres
rrero limpia ¡, sus ,patillas largas, c
ue_
," caballo f,aso
de vívo' Llei'garon al anochecer' sa
azucena,
Et tío le señaló ttna'esqtdna, ffas el mosftador'
a las
donde
cinco' Cuailro años después Íue de otra manera. Gabrielito
poiii oi^", ét catre. "Mañana te levantai
ftabaiar y aho' los vío llegar con todo aquello que los hacía inmensos
Espero'que seas agradecido' En adelante
y distantes, sus mulas gordas y los fusiles relucientes,
,iái'. ényrtono Sarría se durmió escüchsndo los gri- Eran rubios y hablaban como si tuviesen la lengua endu-
llos. recida. A'lzaron sus tiendas en el potrero.

18
En
to en
dera
daba

do el asta'
ira de las estrellitas la ban-

ORO BLANCO

El tío enviudó sin hiios y no se deió tentar otta, vez


por la coyunda, Con el tiempo, Cayetano se lue ente'
yó con una voz sollozante: "l on'
rando. El tío poseía colonias de caña, cerca de Matan-
'"iririrí¡i"'lo-v¡o iáo' cuundo la nueua bandera zas, y fincas de buenos pastos con ganado de ceba. Tam-
io" la mano y los mezcló a un bién supo que en una casa que miraba al mar tenía
deaba se'limpió los
puñado de tierra n'"
^iiit de la calle y su-po que estabd mansión una guajira joven que había concebido de su s!'
un lta
'i,;isi¿de contor cuando fuera gran-
que habia miente. Con los años y las carantoñas del veiigo, el tío
viviendo
de. Ie daría nombre. Era seguro.
tiempos para los
Con aquello comenzoron los buenos Cayetano trabajaba desde el amdnecer hasta que el sol
Cedrón. era un recuerdo. El tío peinaba los iampos cort su cd-
ballo manso, prestando a los guaiiros. Tomaba en gct-
rantía la cosecha y refaccionaba con interés. Le deia-
ba más que la bodega, que Cayetano atendía en las fre-
cuentes ausencias,de su protector.
Por la zona andaba un bandido conocido por Matagá
y el tío, que ctcostumbraba enteftor el dinero en una bo-
tija dl pie de una ceiba, abrió una cuenta en eI Banco
de Cárd.enas y compró un Winchester 44 que portaba en
una lunda de cuero iunto d la montura..

m
por'la mañana picoteado
ba de la nuc(t. Lo encontraton
por las auras. \
' En cárdenas se oruró "rr?"y,,r¡t:fuiirrJsir!,"Ti'i;

yetano tra
los pocos
I ceo andab
il ;;p;;i¿ tropas aI Departamento oriental'
rl
Cayetano, que no en'tendía
la pofr-tica de la síempre COMIENZA EL INVIERNO
eoi et dinero que el rto
:

I
Íiel ísla. compró ooi'iá'ltio
'¿iióen' el Banco de Cárdenos' Lacorbata no oe pliega elegantemente eir ei nudo
y
1

i
I
Dascal la deshace por segunda vez. Nuevo intento,
1l
La corbata es nueva y se resiste, su forma intacta
il
surge triunfante de la estrecha prisión entre las puntas
del cuello; otra vuelta, cierra el nudo y une las patas;
un suave tirón y la corbata queda domada por una
noche.
En el ascensor enciende un cigarro. Sopla el primer
ri norté en la calle. napiOa hasta el garage. Acelera varias
veces, el motor está frío. Conduce distraídament€ por
las calles del Vedado. Se detiene en una bodega por
t\
unas pastillas de menta.
i
El edificio de piedra gris comienza a aparecer entre
i\
los álarrtos. El portero, en azul de Prusia, le indica mien-
I
tras abre la verja: "Están en la terraza, junto al co-
medor de verano".
rl
Caminó por la senda bordeada de arecas hasta el
portal de mármol. Caja blanca, espejeante. Un Iabe-
1
rinto de bronce sobre la puerta abierta y al pasar al
vestíbulo, el distante murmullo, los sonidos: \oces, jazz,
Ellington. Un largo espejo de marco dorado rozaba el
techo y dos cortinas de terci.opelo vino separaban el
segundo sa!ón, rectangular con retratos al óleo. Sobre
una robusta mesa de ébano, una bandeja de plata y
ceballo y nedlo que crea la asepsla y la clvilizada congela'
ción y el almuerzo consisle en un iugo de naranja, un filele
a la plancha y un vaso de yogurl, después de una ducha he'
lada, y por la larde se deja caer Por el Vedado Tenis
y sl no liene nada mejor que hacer se entrena con el equl-
po de fútbol. Así sea por los siglos de los siglos. Amén.
Aparlarse, rebelarse, consenlir. Todos somos responsables.
No hay inocenles. Se es culpable, lamblén, por lolerancla.
Un rebelde no éntiende su absurdo. Como lampoco enllende
lá hormiga que quiere lrasladar la pledra. Allas no me lrae
nada. Que olros lleven a su espalda el peso del mundo. Siem'
pre nos queda el consenlimlenlo para segulr viviendo, la pa'
sividad cónscienle. Uno es cobarde y la sumlsión es cómoda
y los ascos pasan y para los lres monos de iade la vida es
excelenle: no oigo, no veo, no hablo. Y con la amable lole-
rancla uno se casa y liene hijos y cobra un cheque a fin de
do la siesla al mediodía. El rlnlco
onces, es la digeslión, porque el ca-
hígado. También está ahi ese que
ambién ese que quiere vivir con el
sudor de su porlañuela: un braguelazo efeclivo y sólo lraba-
Jará de noche conslruyendo sensaclones en la hetedéra.
Salvando los casos de excepción, que llenen su misler¡o, los
L

demás son de una chalura que espanla. He ahl nueslra cla-


I
se dirlgente del fuluro. Todo un grupo humano con.menlall-
dad de Danublo A2ul. Es morlificanle esla energfa que
emerge, que pugna por salir. En el esfuerzo por laponarla
queda uno como asfixiado. Enlonces llegamos a Crislina.
Crislina es diferenle. Conoce bien los lres lomos de la His-
loria del Arle y siempre liene en su mesa de noche el últl-
mo ejemplar de Realitó. También conoce de memoria el
Emlly Posl's que pone en prácllca en esla caserón de pledra
grls. La casa de Don Cayelano que fue conslrulda con una
solldez que desafiara los siglos y ampllada por Aleiandro
en el mismo eslilo indefinido y prelencioso y rodeada de
un parque lnglés para los garden parlis. La casa debe ser
abandonada cada verano por Cannes, París, San Sebaslián o
Varadero y siempre Niu York. Todo reposa sobre un grucso
paquele de bonos, acciones, tílulos y las humeantes chime-
neas de los cenlrales. Por eso eslas hermosas adolescenles
siem
enu
dep
sudo
derá
obliga a permanecer en é1. Cristina es olra cosa. Puede ser

3.- La Situación

24
frccuenfada y oblener de ella el mismo poderlo sin hacer Varadero. Simples diseños para coctel de Melly y co-
una conccslón fundar enlal. pia de Balenciaga en chiffon y rasmir. Cada frase es
comenzada en un tono agudo y termina €n grave:
PancheteRosales,consumacrocefaliaysusojossalto.
cuan- "Aquí los partis siempre quedan bien, pero la casa es
sus ¿ientes ennegrecidos-.de nlcotina espantosa. No tanto, es que Cristina ha cargado la ma-
"d;;;i;; mastica un taUaó que lleva a un lado
de
¿"'t*f" I humean' no. ¿Viste esas cortinas de la entrada? Eso es del año
tu Uo"" y ,n g" de la comlsura como un cañón
cortado de la nanita. Es que esta casa era de sus suegros y todo
;.;üád;"Sarrla .t p"tiao v suave el
1 como
presentar ^t1aie esbelta estaba ahí. Yo lo habría quitado ¿Qué tal Francisco
en Oscar, de buen puío, togiu favier? Tú sabes que es muy agradable, el que es poss-
grasa en
una figura humana que comienza a elmacenar dlsimo es Carlos. Yoni si €s muy chévere. Prefiero a
los lugares convencionales, Francisco favier, hace unos martinis teffibles, el año
me has comprendido, no .habl9 fe un
partido
pasado tumbó a todo el mundo en casa de las Sánchez,
-No
o.o-"iño ei euténtico o el Liberal, 19 su9 .qufro
én Varadero. ¿Te enteraste de su flert tremendo con
"r
., ü de ciertos elementos -dic'e Alejandro' Silvia? ¡Ay, no, cuéntamel Nada. que estuviero¡ salien-
"tg".ltación
eso mejor' do y él estaba de los más embullado y la cosa por po-
-ExPlícame gobierno es más demagó-
co termina en boda y todo. No me extraña, Silvia es
ni"o qu;el anterior. A Prío ie quedan aún resabi'os de
-Desgraciadamente-'cada
una interesada tremenda, ella sabe lo de F¡ancisco Ja-
i"-ir"l'"lt"ioo J.t ttti"to y tres' Claro que si lo dejan
una garantía mayor' vier. No. hija, el problema fue más gordo".
toUui toao va bien, pero hace falta
Alejandro Sarría se mira las Punteras de sus zapatos
ttg"ti¿ud cierta y palpable para el desarrollo eco- y queda satisfecho con el brillo. Sobre eso ha dado ins-
"nl
nómico.
--ianchete Rosales larga un salivazo carmelitoso y trucciones específicas a su valet: ni espejeantes, ni ma-
te. Panchete Rosales sigue atento.
Alejandro arquea las cejas al observar la mancha so-'
que en Cuba no hay un programa para nada.
bre el mármol.
impredictible Alejandro- actúa por El-Esotro día lel en Ortega y Gasset. . .
-Es
capricho o 't"trnitt"r -continuó y Panchete.
por politiquería. !9I .lo sabemos nunca
úna conciliación obrero-patronal'
-Ortega
Gasset.
¿qué?
-pregunta
nu u -Y
"J'-o ies verdad. Siempre anda lúno c¡uzando
la
-¿Aleman?
-Bso
-":i
cuerda floja. -No, español.
lástima! Los alemanes son organizados. Nos
f"éeo .r" Chibás que se Puso a soliviantar
a
-¡Qué
hacen falta unos miles de alemanes.
todo el mundo. del gobierno español de la segunda ¡e-
alborotador. Suerte que ya muno' -Hablando
pública, decía que su actuación se reducía a escaparse
-Un le siguen son igualitos d" uí::tl1tl-,-^
yu te entiendo, es la anarquía por ese camlno
-i"l"t-q"" dc los problemas de cada momento, que no resolvían
-Sí,Rosales' ¡lno se escapaban del problema a costa de lo que fuera
-dice y con eso acumulaban mayores problemas para la hora
y próxima.
tr.n la oérsola. al oeste del jardín' Ana Mendoza
Vu-rgotít"'Ño-uol,' aún bronceadas de la
temporada en -¿Aquí?
26
el Papa. La cuestión es que la dirección del
del gobierno ese que hablaba' ' ' en España' -Sí, quede en las manos más capacitadas: las nues-
Estado
-No,
Pero es lo mismo que no$ sucede a nosotros' tras.
qué Podemos hacer, Alejandro?
-¿Y
Esiaban bóiendo un Pi k Gin Collins -y "J :qo'
roo áet üquido era el complemento &l farol chino
distrutaba'
sobre el bombillo de la pérg-ola' Margarita
el chlsme ]
Srr"ontru, a alguien qo" "útt-to conociera dime' Pa-
tener endo a la
rece está acos-
madr dijo a la
tumb con Fran- senatorial.
que se le escaPara Y Dascal. Blandenguería, pero no quie-
así Y Silvia emPezó re-Hola -dice
desfallecer, continúa-. No te había visto desde Va-
ja se hizo de la vista
radero.
Parece que se estaban Ella no quiere decir su palabra. Arin no sabe si se
osos". trata de la rutina, el anzuelo, el puente, la frase de
el gobierno de Prío- está lleno de
Panchete, siempre para ocasiones habltuales. IJna intiloducción,
-Mira,Si no es po. -"t Machadato' Roosevelt y la
chusma. la vinguaidia toma contacto con el objetivo.
ó;;;" Mundial nuñca habrían subido a Palacio' No- tarde.., en Kawama.
s-otros tenemos el poder real, lo tenemos -Una
de verdad' Kawama abre el opérculo de entrada a una imagen
E.u .. la causa de nuestra altura de miras' y se desatan las asociaciones.
¡q, Yo no. A mí me interesa lo mío' Kawama? María del Carmen.
-Js erés'como nosotros, Panchete' No eres igual -¿Enfines de agosto.
-pregunta
-Tú
a esa gente. -A yo estuve por allá.
¿Y qué hacemos? -Sí, domingo, el tiltimo domingo.
-Bueno
el *u"áo de hoy el liberalismo está muriendo' -El me acuerdo bien.
-En Partido Liberal? -No sí me acuerdo Dascal.
-¿El el liberalismo. Convivlr son el enemigo es -Yo qué? -insiste
-Ño,
una demostración de debilidad. Por eso te hablaba de -¿Por me vino a la memoria un cuento.
'una organización que vaya facilitando nuestra tarea' -Porque
cuento?
tarea? -¿Uncuento.
-¿Quépoder, Panchete, el poder político' Nosotros -Un
-É,i lo mejor para todos' ponerlo en Ana propuso ir al ladie's y Margarita aceptó. Era
qn"r"*o. -V^t-no.l .a necesario airearse. Media hora en la pérgola y nadie
plia.ti.". Tambiéi ei necesaria la justicia social por- se había acercado. Demasiado retirada.
ü"e "t pueblo acorralado es venenoso' El Papa kón Donde terminan de narrarse las desventuras senti-
Trece habló de eso muY claramente' mentales y sociales de Silvia y se comentan las conse-
PaPa también?
-¿El
oo
cuencias morales de actos descab,ellados: "Estoy azo- tantg, Panchete. Es importante un periódico.
rada con todos esos cuentos, No, y era ahí mismo, en -No reuhirnos y conversar sobre esto.
Debemos
el carro de Francisco Javier. No me explico cómo hay nos cuesta?
-¿Cuántoes gran cosa, tú puedes.
-Unono conoces mi situación.
-Tú conozco muy bien, por €so te he hablado del
-La Hay otros amigos interesados.
proyecto.
-¿Quiénes? Mendoza, Noval, Bermúdez, Sánchez-
-Ihzarra,
Morris.
es un buen respaldo.
-Ese otros muchos perp ése es el núcleo principal,
-Hay
incluyéndonos tú y yo, desde luego.
saben que me has hablado?
creo nada de eso. Lo que pasa es que lo mejor de La
-¿Ellos
designaron para €so.
Habana se confiesa con él y le tienen envidia. Yo no
-Me cuánto...?
me confieso con él porque el
-¿Y te preocupes, no te vas a arruinar. Es que tú
casa, pero el mío es tan bueno no-No
estás al día. Además de la industria y el comercio
¿Y qué pasó con Silvia? Nada, existen la prensa, la radio, la televisión, la propaganda
dio un atracón tan grande que I y además la política. No te va a costar más de lo que
No me digas, ¿él fue el que cortó? El mismo. Por eso das en limosnas.,
yo trato de evitar los mates; aparte del problema moral es otra cosa, el temor a Dios €s otra cosa.
los muchachos se cansan de una. No, y la fama que te El-Eso
hombre que no teme a Dios está perdido.
dan. Después que una se casa eso se va olvidando. -Claro, la religión debe estar €n primer lugar.
Depende de lo que se haya hablado. Mira a Zita Be' También hay que atraerse a la clase rnedia que está
renguer, va por el segundo hijo y todavía se recuerda con la Ortodoxia. Mucha gente que no €ncuentra otro
lo suyo. Peto Zita se pasó, acuérdate cómo la sorpren- camino puede estar con nosotros. Para empezar hay
dieron debajo del muelle del Yat. Eso depende mucho que ofrecer una orientación y para eso, el periódico...
de la educación. Y de lo que veas en tu casa, tú cono- es importante presentar una plataforma
I¡t

ces lo de la madre de Zita. Quién no conoce eso eo -T'ambién


política.
it
Cuba". Cuba nadie vota por los programas sino por
los-En
rir
hombres. Cuando nos ocupemos del partido ya en-
contraremos figuras atractivas.
I Sarría va acercando la presa al lazn ! yo estoy con ustedes Panchete y
lr

l,
-Alejandro
aguarda tenso a que coloque una extremidad en el área busca en su bolsillo su Ronson para -dice
-Bueno, encender el tabaso
;' de aprehensión. apagado.
¡oto lo más importante es tener un periódico. te arrepentirás, Panchete. Vamos a acabsr de
il -psr eso cu€sta mUcho. -No
una vez en Cuba con la violencia y la demagogia.
i -Pero
l
BO 31
I
Maria del Carmen sonrie. He aouí una nueva téc. hecho lo que el monje.
nica, fresca, efectiva. // -Yo ha!¡ía
s'ugura?
un cuento? -¿Estásque sí .
-¿Cómo cuento Dascal.
-{reo me gusta.
-Un -repitió -Eso qué te gusta?
-Dímelo.
así. Había una vez un monje que vivía en un -¿Porgusta la gente que puede llegar
donde yo no
-Es situado en un valle muy rico, lleno de ani-
monasterio -Me
puedo.
males y árboles. El monje meditaba cada mañana en
el jardín sobre el Paraíso, no pensaba en otra cosa.
Un día vio posado en una rama a un hermoso pájaro Margarita y Ana, sentadas ante el espejo del ladie's,
con plumas doradas y un cantar muy dulce. El páiaro te¡minaban de retocar el maquillaje. pícolos haciendo
voló al bosque y el monje lo siguió, El pájaro continuó escalas: "¿No tienes una aspirina ahí? No, no traje. ¿ya
probaste este color de creyón? No, ¿cuál? Oranch blo-
allí su canto y el monje lo escuchó durante un largo
rato. El pájaro voló de nuevo y el monje volvió alege María Luisa lo usa y
al monasterio. Mientras se acercaba vio que la porta- ¿A qué colegio va? Al
da y el claustro habían cambiado mucho. Cuando en- una hija la mando al
tró no conocía a ninguno de los monjes, que tampoco los mandaría a Belén.
lo conocían a é1. Dijo su nombre y buscaron en los li- Belén no me gusta, los
bros y descubrieron que había vivido trescientos años los míos irán a La Salle.
antes. Eso es lo que había durado el canto del páiaro. Merici, lo mejor va ahí.
Creyeron que se trataba de una trampa del Diablo y
jor
está en el Sagr,ado C
la Inquisición lo sometió al martirio de la rueda y fi-
nalmente lo quemaron vivo. Mientras comenzaba a ari
der la pira el monje moribundo dijo: "Este es el precio
que he pagado por ver el Paraíso".
es todo?
-¿Esoes todo. tu madre no es muy rigurosa. ¿Qué tú quieres decir? No
-Esoun cuento triste. te ofendas, es que ella no s€ preocupa por los detalles.
-Es acaba mal? Piensa en la alegría que tuvo Mi madre me supervisa en todo, desde la ropa hasta las
en-¿Porque
el bosque. horas que voy al club. Es una perseguidora insoportable,
no pudo conservarla. mami no s€ preocupa tanto. ¿Ves lo que te digo? Mira
-Pe¡oes la cuestión. La primera vez que sintió in- este vestido que me puse hoy, me lo escogió ella. Es bo-
-Ea
tensamente, esa breve sensación lo destruyó. nito ¿quién te lo hizo? Meli. Es un poco carera. Mami
dice que €n ropa €s poco todo lo que se gaste',.
--Si uno no siente ¿es indestructible? Jazz en el tocadiscos de la terraza: variante cool. El
es.
-Así no da gusto nada. viento norte es débil al cruzar el jardín porque la caso-
-f,nfs¡¡s€s
importa. El pájaro era falso, el pájaro no va- na de piedra gris protege de las ráfagas moderadas, eue-
lía-No
la pena. da un frío seco, extranjero. La noche es morada, de nu-

3g
Los leo todas las noches antes de aeostarme, En vez
blazón. Los criados con guantes blancos, lerminan de de rczar hago eso. 'fodo el mundo debía haser lo mis-
la plata y la porcelana sobre la ,)árga mesa de
"ii"t"t
cristal.
mo.
qué estabas aquí? Dascal'
-¿Por -pregunta
-¿Dónde? En la mesa de cristal sobre el césped, dos fuentes de
detrás del seto, aPartada'- plata contenían el pudín de pescado y la gelatina de
-Aquí, fatigada María del Carmen' pavo, con la simétrica decoración de la cocina france-
-Esiaba ¿de qué? -dice sa. En el centro, un gran bowl de cristal tallado brilla-
-Fatigada
voces, la gente. . . ba con la dulce masa de la ensalada de frutas cubierta
-Las supone que €so no debe fatigarte' Se supone
de nueces y crema. Junto a ella, el aüoz a la milanesa.
-Se
que debes estar acostumbrada' Más allá, el mousse de chocolate y el baba al roh. En
'-Y sin embargo me fatiga. una mesa auxiliar, los platos de porcelana Minton y
veces esto puede ser desagradable Dascal'
-dice los cubiertos de plata Gorham, modelo Renaissance, y
-A Ysgs5, Pero no siemPre ' las servilletas de hilo y encaje de Bruselas con el mo-
-d que Dertenecer. . . nograma S S bordado en un óvalo barroco.
-Hav ah?, oyéndolos a todos y de pronto sentí Margarita, Francisco Javier, Anita y Carlos comían
otr-ltt'"U"'
gt* como si estuviera haciendo lo mis- en torno a una de las mesas de hierro blanco, junto
mo desde""otuttlio,
hace mil años' a la rosaleda: "A mí me gustó mucho é1, es un tiro
tú Perteneces. ese tipo. Es verdad que Marlon Brando está muy bien
-Peroqué? pero Vivien Lig es insuperable. El que escribió la pe-
-¿A eso, a ellos. Yo no. . . lícula tiene que ser tremendo loco. Se llama Winches-
-A no...? ter, algo... Tenesi Williams. Ese mismo, no se en-
-¿Tú tto. . . No voy a Varadero durante las regatas
tiende bien lo que pasa pero es impresionaute. ¿Y qué
ni-Ío
el domingo al Contri Clob. No tengo un convertibie me dices de la escena en que la vieja viene a veider
ni hago remos; ningírn deporte. No compro mipuedoropa
flores para los muertos? Yo me ericé. No sé de dónde
en Miéres. No conozco los teatros de Broduei ni han sacado a ese Marlon Brando, pero es un tipazo.
conversar sobre los últimos pleis. Mi padre no juega Lo que es muy bueno (Carlos), es la forma €n que
golf y mi madre no juega bridch. No tengo aire acondi- anuncian la película: ella quería ser buena pero una
iionado en mi cuarto ni cuenta abierta en ningún res- hora de pasión cambió su destino. (Pausa dilatada.)
taurante: no firmo en El Carmelo. Eso es cierto (Margarita), ella querla ser bueoa.., Pe-
te he preguntado nada de eso' Eres muy acom-
-No ro una hora de pasión... (Carlos). I¿ verdad es que
plejado.
' él debió tratar mejor a la pobre loca, por eso se vol-
eres socia del Bilmor, estudias filosofía en Ia vió loca, digo era loca pero él la puso peor".
-f.i
Universidad de Villanueva y perteDeces al equipo de
sof-bol.
sabes eso? crees que el monje estaba satisfecho con el
-¿Cómo el Liblo de Oro de Alvarez de Cañas y las -¿Tú
precio del paraíso? María del Carmen.
-i.o de fin de curso. Son mis lecturas favoritas'
memorias -pregunta
34
sé. Nadie puede saber. ¿Por qué viniste esta
de que esta noche habrá fotos para la propaganda del
-No cigarro-, a la luz tenue de los globos blancos y en-
drogados por el cool que aporta languideces. Pero el
jazz no es digestivo y se cambia el disco. Danzón con
piano, ahora. Romeu. Los furnadorcs exquisitos alte-
ran sus movimientos y son terráqueos: se dirigen hacia
tengan razón. la mesa servida.
cre€s que el monje hizo bien? Margarita, Francisco Javier, Anita y Carlos sitúan
-¿Tú sé. A veces pienso que sí, pero no estoy se-
leves cargas de pavo o pescado en la punta de sus te-
-No
guro Dascal. nedores y apenas mueven las mandíbulas. El diálogo
-dice como él? puede fluir libre de estorbos materiales: "Esta semana
-¿Harías
monje tenía varios caminos. Primero' Pudo no estrenan una buena, Ambiciones que Matan. Esa la
-El a pett.ar en el Paraíso y seguir la rutina de la
darse anunciarl como "besos inolvidables". (Carlos). Pero es
orden como todos los demás. Eso le habría evitado pro- de Elizabet Teilor y esa niña es atacante. Bueno, lo im-
blemas. portante ahora es la Navidad, hay que hacer planes.
no habría exPerimentado. . . Yo voy a Niu Yor. No te pierdas Col mi Madam, Ezel
-Pero Pudo haber rechazado al pájaro cuan- Merman está estupenda. Acaban de estrenar, además,
do-Segundo.
lo vio, pudo encerrars€ en su celda hasta que la una película muy agradable de Yin Keli y una france-
tentación hubiese Pasado' sita nueva que baila, Lesli Caron. Tiene un balet bas-
sería una cobardía. tante bueno al final. Lo que voy a hacer es comprar-
-Eso Pudo entregarse a la experiencia cons-
me todos los libros de Miqui Espilein. El otro día ter-
-Terc€ro.
ciente de que era una extraña aventura y un gran pla- miné Ai di Yuri; es un tiro. ¿Uno solo?, preguntó Car-
cer que le traería su condenación. los. ¿Cómo uno? Entonces no es un buen policiaco.
aceptar el suPlicio Y la muerte' ¡Qué gracioso! Te digo que es muy bueno. Hay un de-
-Y aceptarlos a sabiendas. tective que se llama Maik Jamer que siempre anda con
-Sí, que conocer si el instante en el bosque unas rubias estupendas y las patea una tras otra. ¿Pe-
-Habría-
valía la pena. ro no es la justicia? ¡Qué iusticia! Es un detective.
ie gusta el riesgo. ¿Por qué viniste hoy? También están poniendo Quo Vadis, no te la pierdas,
-No invitaron. Acuérdate que yo Pertenezco,.. con Rober Teilor y Debora Kar. Por cierto que allá se
-MeMaría del Carmen sonriendo. hacía un chiste muy bueno. Le preguntan a uno: ¿Juear
-dice es suficiente. ar yu goin? Y uno respondía: Tu di muvis. Te pre-
-No es; no tenía nada mejor que hacer. guntaban otra vez: ¿Juat ar yu goin tu sii? Tú contes-
-Sí comer? Dascal. tabas: Quo Vadis y te decían: Tu di muvis tuu. (Pau-
-¿Quieres -pregunta
sa). ¿No entienden? Quo Vadis quiere decir '¿a dónde
vas?' Yo pasaré las Navidades con la familia (Marga-
La niña del estrecho y sencillo vestido negro y el rita). Papi no me dejará hacer otra cosa".
ioven arquitecto con un traje gris de corte italiano María del Carmen se despide. Está cansada y quie-
i.rm"n Chesterfields con gestos estudiados re acostarse temprano. Cuando ella se ha marchado
-advertidos
36 37
:.'

dos vasos no llegan a... "Perdón, señora", dice el


camarero.
no es nada --dice Cristina.
es n&da,
-No
Dascal toma los vasos y le extiende uno a Cristina.
El camarero se ¡eti¡a confuso,
señora Dascal.
Cristina lo invade-dice
-Perdón, con intimidad.
Dascat.
-Perdón -repite
sé qué hacer.
-No he pedido perdón.
-Te puede continuar. No quiero que me bagan
-Eso
daño. Todo lo que se refiere al dolor me mortifica mu.
cho.
-No habrá dolor.
es como tiene que ser. Eso debe estaf claro.
anda Dickens? -Así claro.
-¿Cómo
siemPre es elegante' -Está bebe y apoya su índice en el compacto fon-
Dascal
-El no es suficiente' do de cristal del vaso de Cristina.
-Peroeso te lo había dicho' Te lo he dicho muchas
también.
-Ya
veces.
'-
-Tú
Cristina bebe.
esto ¿tampoco es suficiente?
-Todo Arturo Méndez Sarría, masa de corpulencia y tor-
-¿Qué? La casa, el jardín, la gente'
la frente, jaibol en la
peza, guayabe.rra sudada, pelo en
-Esto.es suficiente. 3i tto exisiiera también !o ne-
mano; ante ellos.
-No
cesitaría. creo que hay alguna gente que quiere irse a
no lo
necesitas ahora' -Tía,
Tropicana.
-Pero necesito un trago'
-No séa si Alejandro
de maderas querrá.
Dascal chasquea los dedós: un sonido
-Ahora tío que no sea aguafiestas.
Ür, acude, escucha la voz pre- -Dile. vienes, Luis?
"ntru"tto"u¿ur' "u-utero
cisa, suave Y se retira' -¿Tútengo compañera.-pregunta Cristina.
también lo estaba necesitando -dijo
Dascal' -No conseguirte una.
-Yo -Puedo
que €stoy un poco cansado.
-¿Esto?
trago. Todo' -Es
Cristina se marcha cuidando de no enterrar sus afi-
-El ¿estás de acuerdo? ludos tacones en el césped.
-Entoncles
sé, creo que sí'
-No que aPurars€, el tiemPo Pasa' -Esta
noche tenemos una timba de madre en el
-HaY mí Pasa menos' yate. Dale el esquinazo a lo de Tropicana.
pensaba ir.
-Para
Cristinagiraconvelocidadparamarcharseytropie- -No ven con nosotros.
pero los
za con el cama¡ero. La bandija se balancea -Entonces
38
I

ORO BLANCO
Cayetano Sarría no conocía la guerra. Su abuélo tue
sodado en Fernando Séptimo y su p4'
el eiército de
dre marchó con los requetés en la segunda guerra carl'ls-
li ta. Escuchó en su cctsd historias terribles iunto al tue'
go queoiolrrttaba en invíerno.
Y ahora había guerra en Cuba. De una porte estt'
It ban los mambíses con los que no tenía nada que ver,
eran cubanos y que/tan 'líbertar la isla. De otrt parte
andaban los españoles, Ios suyos, queríendo conservar
la colonia.
Cayetano o el mar Para hacer di-
nero en esta fierra. La muerte de su
i
tío le traio lo esPerado. Ahora de'
bía awnentarlo. Nada más. Y procurar que la guerta
no le aportase rnengud de sus capitales.
i
Para-no andarse con roñerías se inscríbió en el Cuer'
ii po de Voluntarios, dando te de fidelída'd a su bandera,
pero habló con el coronel del batallón de Matanzas pa'
ra que lo eximiera de las obligaciones nlilitares.
il P:or ta noches comenciaba con los mambíses, ofre-
ir

40
Corúan los üos de la In
sus candeladas de haciendas
Gómez volvla bcos a los e
aco
nías
de
a marchas forzadas. AcamP ganado pd'
;;;-ror.;rí Alvarez dio oiden de conliscar
- alimentar la troPa,
ra
o'unyoírf#"of2,,iíir":f'í;
u;"avanzadilla
"""0
CaYen'
que lle' UN PADRE DE LA PATRIA
seguida
Todo estaba preparado para las fiestas del oníver'
umbre'
ronél Alvarez aJ que ofre'
sario del Veinte de Mayo en Sagua, Por la noche tcn'
clrían baile de ponerse moños, guante y 'corbata blanca
coronel sonrió. Los 84tu'
en el Liceo. Por la tarde, el tarneo de cínta a caballo.
deros confiscados Por Gablielito entró apresurado en la farmacia del doc'
negociaciones' AcePtó tor Sendajo, en la calle Sant¿ Ta. Compró el pachuVt
coronel salió con ven para su madre y volvíó por h calle Reína Isabel para
pl4Tarse Y'las reses eran un' cruzur lrente a le casa de Terc.
í';;;út'lirupn* printopor debaio de -su .precio'
en iodas -Ias -bocas y Ia gentc A las cuatro de 'Ia tarde los jinetes haitan mdrcar
Aquello estuvo el paso a los caballos en la CentrdJ. Les tiraban de las
ti habítiitait det Oieda'
igyey sartta para
de los Vo' riendas para que retlocedierún en caracoleo y 6rr4n'
"'i"Zi';;" """;;áá"í
los asuntos ddt comelcia' El coronel
rle aYisadoz caban de pronto €orr €l suave, acomposado ffote de los
Iuntarios, sangre Y Íuegot potros crkillos.
(Jn mulato gritó y se golpeó los muslos con un som-
-iLas
Coyetan habrla Perdido Ia mí-
hrero de yarey y todos los caballos salieron a la vez.
tad de los animdles' Qq/6 jinete llevaba snt'largd puya baio el brazo. Al
llnal de la calle, d¿ una soga tendida, colgabcn las ar'
¡¡ollas con cintas de colores,
Los ilnetes gritaban y 'la gente los animaba y sal-
lahs entusiasta. Casi iunto 4 la soga picaron aún más
I
y Íostuvieron con firmeza las vards, ^puntando al aro
rcÍlalqdo de color que se balanceaba ante ellos. Cruza'
ron balo la soga ensartando el aire con gran rugido de
Haügsntas. Cascos, puyas y bros se conlundieron en una

10
{¿
lo fuerte, habia vino de btrica y aguardiente. Las sc'
ñoras propensas a los vahídos soportaban meior los azu'
carillos y pannles y el agua del tiempo. Al linalizar el
baile d.e cuadrilla se sirvieron licores en copas de Bohe'
mia.
El baile lue muy 'lwcído y cortesano y duró hnsta que
se consumieron las cien bujías protegidas por fanalcs
de cristal azul zafiro, que ardían en la lómpara dcl cen'
tro.
Esa lue la noche del incidente, tan comentado, cuan'
do 'la señorita Antúnez se negó o bailu con el Direc'
tor de Impuestos y éste llamó al Vocal de Recreo para
que revisara el carnet de batle.
La pesqílsa demostró que el Director de Impuestos
estaba ircuito paro el vals del país. Se aplicó Cl regla-
mento y la señorita Antúnez no pudo, como aspiraba,
drón sobresaliendo de la enorme tina y su rnadre 'Io es' bailar piezas seguidas con el Teniente Querejeta, que
la estaba,corteiando. Tanto lue su disgusto que se mor'
chó del baile agitando sus mangqs de etrcaie en un
desesperado aleteo.
El Director de Impuestos se excusó del incidente di'
oíendo que las reglas eran las reglas y que qué sucede-
ría en esta República si a poco de empezar ya estába'
mos burlándonos del orden e,stablecido. La gente mur'
muró después que Ia Antúnez y el Teniente 8e enten'
dían.
También dio que hablar'la nueva btoma de Rebollat
que le embarró de miel la montura a Don Críspulo.
Con eso todos recordaron que en un baile anterior re'
gó con polvos d.e pica'pica eI salón del Liceo, Eso le
costó un destierro de un mes en Santa Clqra.
los compases inicíales, las otras pareias se fueron unien' Rebollqr era así.
do a li Primera Autoridad. Eugení.a, con gran desplie'
gue de
-movía
sobrefalda buena, se
eleganteme ICedrón'
Despuéi tte la una Pol'
*a. Át turminar serv'lr el
ponche que utenuó el sofoco' Para los que gustaban de

11 46
EL DOMINGO
Arturo golpeó la puerta.
tri eitá' aquí otra vé', muchacho; tú tiene' fue-
go-Ya
en tu pipí.
La negra gorda enroscaba su mano prieta y callosa
en el pomo de la cenadura.
mi amor, ¿dónde está Angelita?
-Ñapoleona,
La Napoleona se fue balanceando sus enormes nal-
ii
I gas. Arturo se acostó en el sofá.
ll cómodo, esto es mío.
,l -Ponte
Una sucia cortina con flores separaba el pasillo de
I la sala. Angelita alú la cortina con sus dedos ensorti'
ii jados. Conseryaba una cintura de avispa que en sus
iiempos fue tema de conversación. Arturo la besó ca-
ii
il riñoso, en la mejilla. El mercado¡
i cotazón, el problema es que necesito tres
:1
L

-Mira,
mujeres para esta noche <omienza Arturo.
hablar del peluquín, hijito. Espero gente gorda.
i
-Ni a otra Parte.
-Mándalos
hablar.
I

-Ni soy cliente aqul ¿no?


-Yo yónis. Los yonis traen el dólar sato.
-Son capaz de no venir más Por aquí.
-Soy verás a la Berta.
-No
Éerta rne importa ün carajo. No efes la únlc¡ Arturo se rie con espashos y una flema espesa le
en-La
La Habana. interrumpe la alegría.
se le
va a hacer! Busca por otro lado. venir con nosotros ¿no?
-iQué vieja, si m€ rompes esto de hoy te echo a la -Para
Francisco Javier camina hasta el sofá donde está
-Oye,Palabra.
policía. Carlos, Hay una pausa quemante, moros&. Francisco
Javier dice que quiere hablar con Carlos. Van hacia la
-Trata.
hago. calle. Se detienen bajo el farol de la esquina. Del bar
-Lo La Victoria llega un bolero siruposo: "Por quée te fuis-
-Trata.
Dascal interrumpió: teee, mi amor de siempreee...?" Nadie sabe por qué.
Arturo. Nadie responde.
-Vámonos,
me voy. a ir con esta gente? Francisco Ja-
-No -¿Vas
vier. -preguntó
y pagando un precio extra ¿no serla po-
-Angelita, Dascal. {ijo Carlos.
sible?
-dijo -Sí lo que estás haciendo?
que ese niño es un acelerado. No la deja hablar -¿Sabes
-Es
a una. -st. sabes nada. No sabes lo que haces,
con que ése era el problema. Yo sabía... -No yo sé.
-Ah,
¿Cuánto? -Sí, es más grave.
Angela guardó los bilietes en uD bolsillo de la bata -Entonces
es nada.
mientras gritaba: "¡Niñas, salóoon!" -No estás jalado.
Seis mujeres, Una trigueña, de moderada adiposidad, -Tú poquito.
saludó a Arturo. -Un en ésto: vas a pecar y tendrás que arre-
no sales a la arena, Bertica, tú bienes conmigo. -Piensa
-Tú
Dascal y Carlos asienten, seleccionan. "¿Cómo te lla-
pentirte.
m€ importa.
mas? Susi. Aquéllas son Lulú y Rosa". Bertica, sobre las -No loco! Peor, estás borracho. Te has conver-
rodillas de Arturo, recibe en el vientre la cálida palma -¡Estás
tido en un borracho. Te dejas tentar por la carne. Ofen-
de la mano que se desliza hacia la pelvis y Bertica salta des a Dios. ¡Qué dirán en la Agrupación!
de las rodillas, "me voy a vestir", desaparece; la corti- gente de la Agrupación viene por aquí también,
na se balancea, pesada por el churre y la humedad. Los-La
he visto.
El zumbido agudo piovoca a La Napoleona: "¡Vaaal" dejas que tu cu€rpo te gobierne no alcanzarás
Abre la puerta y encuentra a Francisco Javier, muy se- -Si la virtud.
jamás
rio, en el umbral. sé bien todo eso, pero no puedo cambiar las
se me están yendo para adentro, ¡feasl -Yo
cosas.
-Ustedes
Arturo-. Vístanse rápido a Francisco Ja- que no puedes cambiar? ¿Eres un hombre
vier-: ¿Tú no fuiste a Tropicana-ycon el resto de la
-dice
o -¿Cómo
una bestia? Cada sacrificio que haces, cada renuncia,
gente? es una ofrenda a Cristo. Vuelve a tu casa, ven con nos-
a Montmartre. Dejé a la gente esperándo- otros a Montmartre. Debes permanecer en la castidad.
me.-Fuimos voy porque en Montmartre bailando me doy
-No
rlB
unos calentones de madre y esas niñas no üle los qul- Cuando Carlos echó a andar hacia la casa todos 'ocu'
tan. Esas niñas no lp quitan los calentones a nadie. S9l paron sus asientos en la sala.
unas calientapoyas. Son doctoras en la ilustre ciencia de importa, por el camino nos olvidamos
ü calientapoialogfa. Además, yo no .soy ca-sto' -No
Arturo. -díjo
---ye tarnfocJto fui en un tiempó, me dejé confun- cerco de la virtud Dascal.
dir, pero ahora he vuelto a Dios. Te pido, te ruegq que -El
Y La Napoleona: -dijo
pienses tú también. mi hijo, esto un velorio ¿o qué?
es
-Bu€no,
El San Ignacio se deslizó suavemenüe por las aguas
en calma del río Almendares. Pasó con facilidad baio
el puente de Pote: la obra muerta no era elevada. En-
tró en la ancha ría de la desembocadura acompañado
del runrún de los motor€s y del agua alborotada tras
qué? las hélioes. Frente al Castillo de La Chorrera, Juanito,
-¿Por agradas a Dios. Empieza por el sexo, des' el patrón, respondió a las señales lumínicas con el re-
-fotqrró flector de proa. Salieron al mar.
- podrásy ayunar.
pués
ojeroso. ¿Así es como agrado a Dioe? Juanito.
rumbo?
-Flucote hagas el idiota. Sabes bien de lo que hablo' -üQué a Miami -Preguntó
Arturo.
-No Francisco Javier, esta noche tengo unos tra- -Proa
El -dijo
San Ignacio aumentó su velocidad. Se desplazaba
-\4fi¡¿,
gos arriba, yo no me ialo a menudo, hoy es una exseP- la proa afilada. Das-
sólidamente cortando las aguas con
ción, déjame seguir y mañana discutimos. Y húmedo de
mañana es tarde, ya habrás pecado. ¿Qué di' Y hierro avan-
-No,
rán en la AgruPación? que emanaba
la Ágrupación nadie va a enterarse de nada si imPusieron su
-En
tú no lo dices. ritmo y la una. Sólo era
necesario un r la imPresión
y Dascal se donde no ba-
tía el viento
La Habana era una línea luminosa en el horizonte'
y le entregó un jaibol.
Arturo se acercó
--Dice tu mujer que no la atiendes, que si tú eres
bre la mejilla de Carlos' maricón o qué.
a Dios, coño! .-¿Cómo. . . qué?
-fu
pu"tta, Arturo, Marcos, D-asca], .La Napoleo'
-¡R€sP€ta
no --Que si no tienes ganas de pasar el rato.
r"fri, mirán hacia el cono de luz bajo el farol de --Sí, sí. Es que me quedé medio adormecido aquí.
"ü esquina.
la Carlos?
-¿Y
-¡Le
metió! --dijo Lulú. -Míralo allá.
es lo de ése? La Napoleona' Carlos había permanecido en la popa mirando el
-iQuC -preguntó
60
egua oscura y aremolinada que surgla del casco y for' -Susi. Susi, para que veas el mar desde aquí arri-
maba una larga huella sobre el mar. ',
-Ven,
ba.
Una de hJ muchachas abrió la puerta de la cabina 'l
Susi terminó de subir los escalones y se situó en el
y se sentó cuidadosamente sobre una de las sillas do puente de mando. Devolvió el saludo de Juanito y mi-
óubierta, temiendo romperla. Vestía un short rojo y un ró en derredor.
ajustado pullover de dibujos geométricos., La ropa, com-
prada heiha, le abultaba donde no debía y mostraba
es esa nube blanca tan grande?
-¿Quées La Habana Dascal.
iierta tirantez en los sitios más rotundos. Vulgar, tle -Esa LaHabana?-dijo
una vulgaridad ofensiva que ella llevaba con buen aire -¿Cómo.
y reflejo de ella en el cielo.
hasta agresividad, -El eso! Nunca lo habla visto. Es la primera vez
Carlos vino -llam
-¡Carlos! en seg To- -¡Mira
que estoy asl, tan lejos. . .
mó a la del short roio y la sentó en sus piernas. Co- EI San Ignacio comenzaba a cortar la corriente del
menzaron a jugar de rnanos de una forma mecánica 'y Golfo y su oscilación aumentaba cada instante. Dascal
afectada: oprmiAo un botón que marcaba el movi- vio a Bertica y a Arturo desnudos, abrazados dentro del
miento deseádo. Catlos bebió su jaibol rápidamente Y bote amarrado a la cubierta de proa y bañados por el
carg6 a la mujer, abrió la puerta de la cabina de una agua de mar que se deshacía con fuerza sobre ellos.
oatada v Arturo la cerró riendo. locos Dascal.
' tú? a Dascal. -Están ss ¿si -dijo Juanito.
-¿Y -preguntó
ahora... -Arturodivertido!-s6mentó
exclamó Susi.
-Ahora,
Bertica había subido por laescotilla de proa y esta- -¡Qué
Susi tenía los labios pintados de un rojo sombrío y
ba sentada junto al bote salvavidas mientras el viento le unos aretes de argollas. Dascal le tomó la cabeza entre
agitaba violentame sentarso sus manos y la miró fijamente. Era miserable y vulgar
junto a ella. Juan rco, au- y escuálida y vulnerable.
sente de lo que s Practica ahora? Susi.
un oficio bien sab Estaban -¿Vamos -preguntó
me voy a dormir.
rodeados de una inmensa oscuridad. En el horizonte las -No, yo?
.tnte. tttas bajas reflejaban el resplandor de la ciudad -¿Y conversar con Juanito para que no se duer-
distante.La Éabana ie ocultaba tras de un bloque de -Puedes
fna.
aire denso, frío, masticable y una masa negra de agua Dascal abrió la puerta de la cabina. La cama grande
batida. del primer camarote estaba ocupada por Carlos y una
La tercera salió de la cabina. de las mujeres. En la semioscuridad vio un movimiento
pasa confuso de sábanas y piernas y brazos, había olor a car-
-Qué -saludó'Dascal'
ne, a sudor. Abrió la puerta del segundo camarote. Era
-Hola está
-resPondió
ocuPado todo el mundo? más pequeño y tenía una litera de dos pisos. Se acostó
-¿Ya Yo. vestido.
-Falto venir Ya? Al amanecer tocaron a la puerta. Dascal abrió soño-
-¿Quieres te llamas?
-¿Cómo
62
Fiden las Fuerzas Vivas a la Cáma¡a
liento aún. Era Arturo con unas galletas preparadas con ' que se opongan a la Agencia de Comercio
jamón y queso.
comer? MANTENDRAN LOS ALIADOS TODAS SUS FUERZAS
o""tüf tomó las galletas y se sentó en el borde de la
-¿Quieres EN ASIA AUN CUANDO SE FIRME EL ARMISTICIO
litera. Arturo se alejó entonando vigorosamente un
arra EN COREA
áe Verdi con letra de su invención' Dascal abrió la bo-
; i A-""" mordida arrancó la mitad' Masticó lenta- El fashion show
-.ít"; los ojos entornados por el sueño' Por la clara- del Country Club
boya entraba una luz Pálid El Día del Médico en Fin de Siglo. Diciembre 3
bu"rrdo terminó de come entró al
baño. Se lavó la cara Y se
bien la La gratitud a su médico irá expresada muy
dentro del
-;;¡ll;;taba
carrrisa pantilón abina' finamente en obsequios como éstos
ai timón Bertica'
a ¿1, ouserva
Ñ- "p*,"á^ popa Carlos y la tercera brúiula' EXCURSION AL CONGRESO
üi'rut"iiluu de muier conver- EUCARISTICO
üban. Susi, sená¿a en la borda' metía una mano en
autorizada por su Eminencia
Carder.al Manuel Arteaga
orro. A babor' el Palacio de
La Chorrera' El San
Fantasía de Nieve
dares disminuYendo la en el Tarará Yacht Club
nte de Pote, comenzaban a
-;;áprimeros autos' Arturo entregó
cruzar los
el timón a EFREM KURTZ EN LA FILARMOMCA
;;;;. ilmaniobra de atraque' El San Ignacio
chocó pesadamente contra €l muelle y todos se apretu-
Cine América / Mañana
iaron en la PoPa -Ve¿a¿o
Para desembarcar' AMBICIONES QUE MATAN
'--I-u" .uif"t ¿^A estaban desiertas al amane-
domingo. Dascal trató de no hacer ruido al en- con Elizazeth Taylor
""iáet
trar en su casa y cerró las ventanas de su cuarto antes y Montgomery Clifü
de
--Á.il-iot
acostarse.
ojos después del mediodla' Ent¡ó al baño Hoy / LOS CUENTOS DE HOFFMAN
u * áio una ducha ]ría. Se sintió fresco y despejado' . Con L. Tcherina
É" i"-;;.i;; teimin"¡an dt hacer el almuerzo' Dascal YA ESTAN SANTA CLAUS Y LOS REYES
pilg""t" poi tot padres' El viejo estaba -en suacuarto EN EL ENCATITO
á"1-r¿" la pelota pór radio. La madre había ido misa'
"'ó"l""itárió ; t tenaza y tomó el Diario de la Ma- Lectura de Domingo por Eladio Secades
ti;-;;
's'" -"ü1""áo;
ástaba abierto sobre un revistero de mimbre'
;; sillón y comenzó a hojear el periG Salvador Salazar fue ün maestro grande, feeundo,
profundamente humano, afirmó Blanca Dopico.
dico.

54 st
Boilas Y comPromisos de HoY Desde que perdí el amor por él sólo he tenido experien-
cia amorosa. Ya terminó. Asunto archivado. Abora le
Editorial: LA EXPLOTACION Dl LA-MENDICIDAD guardo un gran respeto y una gran amistad. Es decir,
-V-I.A FALSA INDIGENCIA
tú eres el único ser vivo en medlo de muchos fantasmas
De la Sociedad de Conciertos para los que guardo un afectuoso recuerdo. Es preciso
que nos veamos con frecuencia. ¿Por qué no vienes es-
Vea en nuestro supJemento SIETE DIAS: ta noche a casa? Te beso muy tiernamente".
No tenía firma.
*:"9?l;,Tif; 3á'Jo""*ítica' Dascal fue al cine América a ver Los Cuentos de
-+ff il,fl%i;"d:","t::rffsf EI Tío Remus Hoffman. Al terminar la película exhibieron un cartón
MUÑEQUITOS / El Ratón {ieue]ito' de Pluto y el notic;ero Paramount con vistas de las con_
el Pato Donald
Y
vsrsaciones de armisticio en Corea. Cuando salió, co_
La Boda González del Valle-Llansó
menzaba a oscurecer y !a temperatura había bajado cua-
MANUEL ASPURU Y FAMILIA EN EGIPTO tro o cinco grados. Decidió caminar un poco por La
Habana. Al pasar junto a las vidrieras de Almacenes
Inclán una gorda señalaba al marido unos modelos ce-
Dascalcerróelperiódicoylodejócaeralpiso. ñidos a maniquíes de pasta muy esbeltos. El cojo de la
bocina vociferaba pidiendo dinero. Una familia en su
paseo dominical llevaba a la niña con una gigantesca
ma,riposa rosada sobre la cabeza.
Dascal entró a un café, descolgó el auricular del te-
léfono público, introdujo un medio en la ranura y mar-
sobre azul' có un número. Cristina le respondió con una voz pas-
se me había olvidado darl€ esto
que
tosa (¿ha dormido una siesta?). Dascal dijo que había
-Caballero,
ll"nóiliu-uttéd cuando se estaba bañando'-
recibido la carta y que iría esa noche. Cristina respon-
ro¡r". La letra era apretada pero
""ñurt"?itu'ü¿ sen-
"i ¿ió que Alejandro y Carios no estarían en la casa: "Ha-
ré unos hordevres".
Había oscurecido completamente y comenzaba a caet
una lluvia menuda. Dascal caminó en dirección a Agui_
la, donde había parqueado. Encendió un cigarro mien-
tras marcaba el paso con energía sintiendo el sólido ce-
mento bajo sus suelas.

La Situación
¡0
ii
t!

ORO BLANCO
La guerra había terminado y la República se instau-
ró con grandes Ílestas. Capilán General y Presi'dente
eran lo mismo para Cayetano. Su u,ída seguía igual: vi-
vía sobre el caballo; vivía es correcto: vivía.
Ctrn ,cinco bodegas esparcidas por el norte de Matan-
zas se desplazaba íncesanlemente para atenderlas, La
noche lo encontraba adormecido sobre el cuadrúpedo
mientras atravesaba montes y cañaveroles, cruTaba arro-
y,¡s y escalaba lomas. Esa Íue'la época en que Manolo
Estrada entró a su servicio. Manolo lo acompañaba en
las'largas caminatas siguiéndolo armado a cincuents pa'
Jo,t.
A Córdenas íba una vez pot semana para deposltar
en el Banco y correr tránlites. Cayetano sóIo se quedaba
en la ciudad él tiempo necesorio pdra ponq las cosas
en negro sobre blanco, No quelta deiarse tentar por las
mundanidades, Tenía un obietivo preciso: crear un
imper,lo, multiplicar su dinero, hacerlo trabaiar para que
engendrara cosas que a Eu vez engendraran nuettas co-
sas. En el centro de este universo estaría él ordenándo-
Io todo. Era sólo un agente de un mundo que estaba
Manollo Estrada estaba casado con unct buena mujer
de caderas anchas y moño en la nuca que nunca le dío
59
un hijo por ciertos trastornos en la menstruación. Estra' crecer a A'lejandrito y le compraba polvos de arroz d
da llevaba dos años al servicio de Cayetano cuando s¿ Lola para que se montuviera hermosa y por las noches
hizo necesaíia una operación a su muier. Le pidió cien contaba sus onzas y doblones, centenes, luises y escu-
pesos para la atendión médica y Cayetano se las negó
dos.
porque no tenía "nada de valor que olrecer en garan'
Una mañana salió para La Habana con un maletín re-
tía". Ahí se separaron y Manolo se fue a trabaiar con pleto de títulos y e;ccrlturas. En la estación de Vilta-
Mister Ken dl Cental Unión, nueva tomó un coche hasta el Banco d.el Comercio. El
Coyetuno Sarría sóIo se permitía dos distraccionest adminlstrador, viejo sonocido,"lo recibió en seguida. Dis-
una guajiru que visltaba und vez por semana cutieron hasta enfiada la noche. Cayetono se hospedó
-prerto
arreglo con el padre-, y el tdbaco, Fumaba unas tagarní- en el Hotdl Inglnterra. Al dÍa sigalente volvie,ron a con-
nas de a meclio que Mister Ken detestaba. El americano, versar delante de una mesa llena de papeles donde ano-
un día que discutían sobre un derecho de paso, le o'fre' taban cifras. Al tercer día Ia conyersa:,ión tuvo lugqr
ció un buen torcldo de Vuelta Abaio y Cayetano Io re- delante de un nolario, Esa noche tomó el ten de vueha
chazó porque "sí me acostumbro a lo bueno nunca mós a Colón. Se acostó en cuanto llegó a la casa porque eE
podré volver a mis tagarnínaf', taba fatigado sin decir a Lola en Io que andaba.
Los años le pasaron en el caballo. Cuando Menocal Una semana después volvió a la capitdl. En el Ban_
comenzaba su primer período en la Presidencia, Caye'
co del Comercio le esperabqn tres señores
tano reunió sus ahorros y abrió un almacén en CoIón.
6!¿
ellos el conocido General -y\s y
Osorio-, junto al notarb el
Allí conoció a Dolores Mena, una costurera que le sur- administrador. Firmaron ¿l endoso de varias escrituras
cia los pantalones gastados por 'la montura, Lola Mena y un contrato, Cayetano hipotecaba el almacén, las bo-
era mujer de ambiciones; siempre deseó abandorwr la degas y algunas lincas al Banco. Con ese dinero pagaba
costura y vívir en la capital. Cayenato la h'lzo su querida
una opción de compra al Centrdl Curujey. El General
y cuando les nació un hijo comprÓ L,na casita cerca del Osorio quería deshacerse de él porque le dejaba pérdi-
dlmacén. Al muchacho lo bautizaron en la catedral de das.
San Carlos de Matanzas con los nombres de Aleiandro AI retornar a Colón se lo
Cayetano de lesús. La boda se celebró un üa antes en
Al
asustó de ta:nto albotroto.
una palroquia de Cdlón. lió para Curujey, cerca de C
azúcar estaba en alza y deiaba buen dinero- Caye-
El el pellejo sobre la tie'rra, si
tano había dividido sus fincos en cuartones pdro la s:em- aquello adelante.
bra de tabaco, caña de azúcar, ,café y lrutos menores'
Cuando los precios dél azúcar comenzaron a subír, or-
denó arrasar todos los sembrados: la tala y la quema de
los montes y arbolados de sus tierras. Había que abrír
espacio a'la caña.
Vino Io de Saraievo y comenzó la guerra y los precíos
tlel azúcar subieron ntás aún. En Colón todo el mundo
discutía que si el Kaiser, que si el Mariscal Foch, pero
Cayetano no perdía el tiempo en conversaciones, Veía
60
61
UN PADRE DE LA PATRIA
Ese año Gabrielito dio un gran estitón. Su cuerpo ga-
nó en solidez y enronqueció lígeramente. Tere se lue
una larga temporada a Santa Clara con sus abu¿los.
Cunndo volvió, apents pudo reconocerla. Era otra cosa'
estnba más algo, un no sé qué. Gabrielito no supo decirlo
hasta que encontró la palabra: Tere era femenina.
Entonces sucedió aqudllo que nunca pudo disolver-
se en su memoria que persistió durante afios como una
llaga ulceros:a abriéndose ante cada estímulo y dejón-
dole un recuerdo agridulce que lo ensombreúa en sus
horas de pena, No pudo cancelar esta visión recurrente
hasta que deió atrás Ia adolescencia.
Era un cciluroso sábado de iulio y Gabrielito hasliado
de moscas y sudores, decidió relrescarse en el río Sa'
gua, Caminó hacia las afueras, donde un meandro, pro-
nunciado, el agua clara y la fronda, hacen grata Ia co-
rriente. Se quitó la ropa deiándola iunto a un gran ia'
güey y se lanzó desnudo aI agua. Cuando mayor era su
entusiasmo, pateandot, zambtllléndose pclf,a desenlprcar
guijarros del lecho fangoso, haciéndose el muerto para
flotar; vio venir a Tere que se qAito los zapatos y hun-
dió los pies en el agua y chapoteó a Eu gusto. Gabrie-
lito se mantuvo inmóvil tras unas ramas qtte se inclinaban
sofue Cl río, Tere se arrimó al iagüey, se quitó Ia saya

63
y Gabrielito vio sas rnuslos tarsos y alargados; se quitó la te, incontenibh, y tanscunía muchas horas rezando en
blusa y de'jó aI aire dos pa:kitos duros y redondos co¡rc la iglesia.
naranjas. '., Todo llegó conaterse después que reposaba Pora
o
Gabrielíto observó algo, en ese iwtante, de cuya exís- siempre iunto Cementerio Vieio, porque
a un laurel del
tencía no tenía ideu entre las piernas de Tere crecía Teri compartía sus temores con su amiga Clotilde, que
un en:respado y negro follaie muy similar al que éI pa no era de lengua quieta.
seía. Gabrlelito nunca había oído decir que las muie-
res femeninas teníen ¿se ¡ambién. Tere salió del círcu-
lo de sombra en torno aI jagüey paro acercarse al agua.
Gabliellto vio mejor; era Ltn vello lino y oscuro que
le cubría el pubis contrastando con Ia piel blanca de su
vientre, pero no había otra cosa alh, Esa era la diferen'
cia entre 'las mujeres femeninas y é1. Gabrielito suspi-
ró.
Tere se miró desnuda en el agua reposadd del mean-
dro y se vio relleiada y se acaricíó los muslos, el vien'
tre, los senos y descendló de nuevo las manos hasta que
el vello se le enroscó en los dedos. Entro lentamente al
río.
Ahí vio a Gabrielito con los ojos muy abiertos y dlo
un grito y salió a toda correra. Gabrielito le vio las nal-
gas firmes, dos semicírculos y'lenos asomados como un
balcón sobre el dorso de 'los muslos, mlentras ella se
lía ¿IeI agua gritando que se lo iba a decir a su mamó.
Las setnanas siguientes Gabriélito no pado verla pero
habló en el parque con su amiga Clotilde y supo que
Tere amdaba muy preocupa.da porque ahora podía tener
un kljo de Gabrielito, que la había visto desnuda. Cosas
de las monjas, que le enseñaron que todo lo relerente
dl sexo era pecado y que cl Díablo ponía eso entre las
piernas para condenar a los humanos.
Tres meses después Tere se suicidó rociándose con
alcohol y acencando und vela encendida e su vestdo.
Desapareció sin quejarse en medio de una antorcha que
despedÍa un gran hedor a sebo deruetido.
Se supo que al comenzarle la mewtruacíón descubríé
con horror sus ropcts manchadas de sangre y sintió asco
de la impurezc de su cuerpo, una tePugnoncia crecien-
04 05
NAYIDADES DE 195I
En el bar del Hotel Presidente la luz apenas dejar ver
€l paso entre las mesas. Dascal troPieza, escucha un
cristal roto y un endeblo murmullo de protesta. Nadie
alzaría una voz airada, nadie insultaría aquí; hay mu-
chos compromisos secretos y citas junto a la esfinge,
bajo siete llaves: un substratum de laberintos pecamino-
sos; ningún miembro de Ia secta osaría descorrer el ve-
lo. Además, es muy temprano y no hay borrachos.
Un camarero le toma del brazo y lo conduce a una
mesa vacía mientras se siente en la blandura irresponsa-
ble de los ciegos. Sus ojos se habithan a la oscuridad.
El bar solitario. Es temprano para empezar a beber. Sou
exactamente tres parejas, tres mesas. A las cuatro de la
tarde su presencia indica con exactitud a dónde van, lo
que hacen. Ninguno de ellos se imagina estar desnudo en
un escenario y disfruta su falso incógnito.
deseo nada, gracias. Espero a alguien'
-No
Quiere mantenerse lúcido y con plenas energías esta
tarde. Hasta ahora toda la maniobra se reducía a jue-
gos de salón: una caricia en la tercaza mientras Alejan-
dro busca un trago, cosas así, Esto de ahora es defini-
tivo.
El cantinero limpia los vasos a la luz de un tubo
fluorescente, semioculto en una canal de made¡a. Se
está bien aquí: el aire acondicionado es intenso y el
frío obra como estimulante. Enciende un cigarro. In-
0?
hala el humc profundamente mientras juega con el fós- dedos palparon la depresión de las axilas y sus dedos
foro apagado entre el índice y el pulgar. El estómago se s3 enroscaron en los vellos de la pubertad y de allí se
le contrae y es en ese instante cuando advierte que está orientaron, en movimientos convergentes, hasta rozar la
excitado, ligeramente excitado, no llega al torbellino, ni ligera insinuación en la base de los senos pequeños y du-
siquiera a la ince¡tidumbre: es una pequeña alteración ros, y tímidamente continuó escalando hasta hacer triun-
de la mediocre normalidad. Por ahora se ha olvidado de far su expedición sobre los pezones. Maruja se estreme-
la insatisfacción que siempre se le clava a un costado y ció mientras fingía leer la revista. El sonido del llavín
le lleva a paso doblq. Piensa algo exótico: los musulmal orientándose hacia la cerradura lo alertó y fue a sentarse
nes. Entre los musulmanes esto no debe existir. Este lí- con rapidez en un sillón de la sala tomando al paso un
mite a una mujer, la acción vedada, la agradable im- periódico con el que disimuló su erección. Cuando su
presión de acometer lo prohibido, un reto a la socie- hermano cruzó hacia su cuarto lo saludó aparentando
dad, la rebeldía. indifereneia,
Sea Maruja. Maruja fue la primera sensación. Le ayu_ Nuevos encuentros, en !a azotea y en el lavadero y en
dó a salir del mundo protegido de su familia donde a el cuarto de criados. Maruja siempre temiendo y nr¡Dca
veces habitaba en el vi€ntre de una caguama. Maruja es fue consumado. Entonces la madre dijo: "hay que des-
la experiencia adolescente. Maruja hacía las camas, ba- pedir a esa muchachita que es muy sata" y él sintió que
rría. Trece años. El, t¡Ece años. Las amigas de la ma- enrojecía, en la mssa, delante de toda la familia y no
dre aconsejaron: "Cuidado con esas virulillas que só_ supo si sabían.
lo quieren enganchar un muchacho bien, sabes". El día que hizo las maletas no quiso verla. Se fu€
Maruja era distante y digna; por el día llevaba el de la casa por la mañana y no torné hasta la noche. La
cabelio en una trenza única sobre la espalda y al atar- famiiia, al fondo, en el comedor, revolvía las migajas
decer, después del baño, cuando se ponía su vestido de del mantel mientras conversaba. Sentado un largo rato
grandes soltaba el pelo que le llegaba en el portal a oscuras. No quiso ver a nadie. Luego se
hasta la Tenía la piel muy blanca y al- fue a su cuarto y se acostó en la cama y vestido aún
gunas p z. Bl la veía moverse ágilmen- se durmió pensando en Maruja.
te por I su sensualidad. Con ella inau- Ahora el frío no es tan intenso. Al entrar era una
guró las primeras masturbacion€s y cigarros clandesti- opresión gélida que, claro, la luz dura de afuera, el vaho
nos. del asfalto en las horas que siguen al mediodía. . .
Sea Maru Toma cuerpo Las tres y media. No se produce el quebranto de la
de nuevo y nte recuerdlo, epístola de San Pablo. El que hizo la ley hizo la tram-
vive en la f En la tarde, pa, pero ella no se decide a romper la aparente asepsia
una tarde si terraza. I¡n_ de su medio, su visión ideal de sí misma; esto de un
tamente acercó sus manos a los hombros desnudos, len- bar, una cita así, como todo el mundo,. pero ella lo
tamente. Cuando su piel entró en contacto con la otra quiso porque quería detener el tiempo.
piel la excitasión saltó al delirio y al temblor. Maruja La ve cuando abre la puerta y vacila en la oscuridad.
tenía una revista de modas en las manos y pasó un p7- Dascal se acerca y la toma del brazo y siente la piel
gina. Las manos descendieron sintiendo la tantas vec€s pegajosa de sudor y un músculo distendido que se ba-
intuida suavidad de aquella p,iel. Las yemas de sus lancea como una hamaca entre el codo y la axila.

tr 09
mucho que esp€ras? Cristina no contesta durante unos segundos y dice:
-¿Hace
---:Treinta minutos, exactamente. a beber por nuestro eneuentro,
-Vamos
ss por coquetería, es que Alejandro no ter' --Salud Dascal.
-dijoque eso es lo que quiso
-|rfs de irse.
minaba crees decirme?
Las mismas cosas siempre, todo se repite. Al cama' -¿Tú posible.
fero: -Es
martinis secos, por favor' Es evidenle, un fo pa. Siernpre me suceden eslas cosas y
-Dos
Permanecen en silencio durante unos instantes. Am' enlonces querría eslar muy lejos del lugar. Se le olvidará,
bos se precipitan a destruir este indicio de mutua in- pero e_s lo clerlo, El liempo la deslruye y ella se resisle, An-
comodidid, ias primeras sílabas chocan y se deshacen dará en la lreinlena, comienza a perder la frescura de los
antes de ser palabras. Y de inmediato: velnle, las palas de gallo se insinúan en la cornisura de los
dime tú Cristina. oJos y sln embargo manliene su cuerpo con elaslicidad Ju-
-No, no, habla, venil y lleva el pelo oro Tiziano recogido en una lrenza que
-dice
habla. se enrosca sobre la sulura enlre el parielal y el fronlal, en
-No, saber algo palpa el lóbulo de una el centro mismo del cráneo, como una corona. No praclica
-Quería
oreja -se¿Ha cambiado Carlos rllti-
antes de continuar-. deporle alguno, pero es acliva: subir y bajar escaleras es
mamente? bueno para las pantorrillas, abrir y cerrar la porlezuefa
del aulo manliene los dedos flexibles. La masajisla y los ba-
de verdad, no creo... ¿Por qué? ños {s v¿p6¡ conlribuyen, naluralmenle. En un diálogo con-
-No... rne dijo una cosa muy rara. Quizás se esté vencibnal de salón la calificarían de interesante. Es intere-
-Hoy
dando cuenta de algo. sanle. Tamblén podría decirse que es de una ágil y discrela
qué? rnadurez. Desnuda en una cama ha de lucir muy bien. Lo
-¿De siempre ha sido. extraño. sabré, La definición de Flober: obscenidad: loda palabra
-Carlos cienlífica dé oriEen griego o lalino esconde una obscenidad.
muy sensible, es inteligente'.
' El novelisla morsa se burlaba del horror de la burguesía
-Es es extraño. Itroy estaba desayunando en mi francesa del diecinueve hacia el malerlalismo; la maleria
-Sí; Abrió la puerta, me miró fijamente y me dijo:
cuarto. es deleznable, el sexo es maleria, por tanto... nuestra clase
"Tú sabes, mamá, que cuando el tiempo pasa y no se media aún no se ha despojado de sus prejuicios heredados.
Nunca lo hará porque enionces dejaría de ser clase media
le conoce al pasar, uno se pone en ridículo y le hace y harían su ingreso lriunfal en la inleligencia, la inteligen-
la vida miserable al prójimo". Dijo eso, más o menos. cia de la clase media, con olro lipo de prejuiclos heredados.
Y se fue, y conversaciones de buen lono sobre lemas prohibidos en
El camarero trae los martinis, la clase media, como el adullerio, por ejernplo. Soy un pe-
queñro burgués, el más pequeño de los pequeños burgueses:
tú eres una mujer 'inteligente. soy un enano burgués; ni siquiera del burgo, que es villa
-Cristina,
que sí. Siempre he vivido con sensatez y sen' de irnporlancia, sino e[ caserío, de la aldea. Reclifico: soy
-Creo
tido comúrr y creo que ésa es la base de la inteligencia' hn enano aldeano. Crislina es una dama que pgrlenece a le
Mi marido y mi hijo tienen una casa bien atendida' rnonde, el nueslro, un poco primilivo, que comienza a pulir-
se y fijar tradiciones, pero que ya es le monde y lo saben
Claro que t€nemos los medios, pero. . . y.aclúan con conciencia de su membresía. Entre ellos hay
me refería a otra cosa. algunos cerebros, Cerebros como quesos. Blandos y
-No;yo sé, Carlos siempre ha sido un poco filósofo. suculen-
los como el Camamber. Lujosos, envuellos en papel platea-
-Si, Quizás no sea muy cort(s al decirlo pero tú do y malolienles como el Roqfor. Ahueéados y siempre en
-No.- menos años de los que tienes.
aparentas compañía como el Gruyer. Redondos y discrelos Or" ." Oat-
o,,
%d
r70 7tá
no todos son iguales. Los hay brillantes, mus-
-No,
tics, elegantes, aburridos; hay muchas clases.
son iguales. Siempre es más o menos agr&
-Todos
dable no pensar y aturdirse {ijo Dascal.
no la pasó muy bien.
-Agustín es un neurótico.
-Agustín a los neurótipos, son gente deliciosa.
-Adoroel mal de la época.
-Es ser neurético es elegante. La normalidad es abu-
-Sí,¿Viste a los Blázquez? Son normales y muy abu-
rrida.
rridos. Ella lo domina enteramente.
Dascal terminó su martini y ordenó dos más al ca-
marero. El bar del Presidente estaba vacío ahora.
es nada taro, en Cuba la mujer siempre do-
-No
mina ella.
-dijo
gran Matriarcado de América.
-El hombre es de una apar€nte agresividad, des-
-Elcon la mirada a cada muier que pasa pero si
viste
una de ellas se le ofreciera correría a su casa iunto al
calcr de su mujer legítima.
tú, no apostaría por eso.
-Yo que a la mujer le
pasa igual. Es provoca-
-Claro
tiva, usa ropa ajustada. Dadas las condiciones entrará
en un retozo agradable, pero si se ve presionada a ir
hasta el final, huirá como quien ve al Diablo'
Las cuatro y diez. Gentileza del cantinero: de una
escondida bocina emerge una versión s,ruposa y dul-
zona de "That Old Black Magic".
tú, no estaría tan seguro de eso él'
-Yo -insistióde los
sí, sl, positiva. Los cubanos son maestros
preliminares pero aprendices de los fundamentos..
€s un reto o una teoría? Dascal'
estoy preguntando Cristina' -¿Eso rió: té del domingo en el -preguntó
Country Club.
-Te' ' ¿Qué? -dijo Cristina
-' pregunto qué te pareció el parti de la otra noche ,-Una teoría. Enteramente cierta. La muier no es
-Te sólo narcisista, de ella dependen en Cuba muchas cosas'
en casa. Aquí un hombre sale eleóto alcalde ftorque es buen ti-
sé, como todos los partis de tu casa' Todos
po, un Presidente llega al poder porque otorga el voto
-No
son iguales.
6.- La Situació4 ?8
72
a la mujer. Dentro de la familia cubana es la mujer la Ayanza hasta Tercera, dobla a la derecha y al lle.
que dirige. gar a Cero, a la izquierda, Distingue la casa semiocul-
' -una
tradición. Desde que Isabel de Bobadilla ta entre las hojas del platanillo que rozan las tejas ana-
-Es sola gobernando este país...
quectó ranjadas del portalón del costado. Disminuye la veloci-
--Es unfenómeno cubano ella. dad y hace girar el timón para entrar al garage.
americano: la Malinche,-dijo
la Perricholi; o europeo: dónde vamos? Cristina.
la -O
Maintenon, la DubarrY. -¿A A esta casa. -pregunta
orías.
-Aquí. no puedo entrar ahl.
es ser consis- -Yo
Dascal frena, hace retroceder el auto y continúa por
te Cero.
probó el suYo. qué no? ¿Qué te pasa?
-¿Porme ..
es menos fuerte que el otro. -No
gusta.
-Esteseco, igual. Una vuelta para dilatar la decisión.
-Es -Déjate
de boberías. Tú no er€s un niña. . .
Cristina no responde. Luego su rebeldía se debilita,
murmura confusamente. El prejuicio es endeble y me.
rece la derrota que le sobreviene en seguida. Dascal se
ac€rca nuevamente a la casa y hace ent¡ar el auto en
salir y mantiene su presión hasta que el auto se airea el garage. Avanza por una estrecha calle hasta el pa-
en la marcha, tio, donde parquea junto a otros autos.
dónde vamos? Dascal. El cuarto es desagradable. Dascal cierra la puerta
-¿A sé Y se hunde en su asiento,
-Pregunta
Cristina. y corre las cortinas de la ventana creando una íntima
perdida -dice de la brillante anfitriona, adolescen'
-Ño la lucidcz penumbra. Mueve el regulador del aire acondicionado
te ternerosa.
a Dyna-Cool. Se acerca a Cristina y la besa en el cue-
llo. Ella lo separa con una suave presión de sus brazos
y se sienta en la butaca.
es que no estoy acostumbrada. . .
encontré otro lugar.
-Perdóname,
-No hay amigos. La próxima vez trata de con-
-Siempre
seguir un apartamiento.
Vacas Gord
Menocal, Y próxima vez será otra vez.
ascenso de
-La
Dascal se echa sobre el colchón y enciende un ci-
s políticos e garro. Inhala profundamente el humo y lo exhala con
fuerza. Cristina, de pie ante el espejo, deshace su larga
está allí.
El túnel.arbolado de Miramar es un sedante a
El trenza.
verde ama-
la opresión del mediodía: el verde oscuro'pinos, es un país agradable Dascal-. Sfi!ñüb" ¡;ro.
los y los alivia -Este
con facilidad. -dice
tin.íO u".de cluto de laureles
cierto que la vida aquí es agradable. $rüoop¡¡ 1i
la sc¡focante Presencia del sol. -Es
74
8¿',d
vlvir a la ihternperle y desñud$ todo el dño alimeri- sabes, Luis, que úo es mi costumbre hacer esto.
tándonos con frutas y agua de coco. El clima es lo. que -Tri antes. . .
Nunca
haoe fácil este pals. bien, está bien, yo lo sé Dascal.
la Riviera también es agradable -dijo Cris- -susurró
-Estáquiero esto solamente, necesito algo más.
-En
tina. -No
Dascal la besa en un hombro y desliza sus labios so-
debe ser tanto como aquí' En ningún país bre la piel hasta alcanzar el cuello y la oreja.
el -No
clima es tan bueno como aquí. más... más importante... que esto.
Cristina sonríe y entra al baño' Dascal habla: -Algosí é1.
los inventores del sol y el ron añejo, la -Sí, -dice
-Somos
brisa, el arroz con frijoles, el azul del mar, el petice-
tro del Vuelta Abajo, el abanico de guano, el café ne- Había oscurecido cuando salieron. Dascal abrió el
gro, el sillón con balances, la cintura estrecha en la radio del auto y movió pl dial hasta encontrar una me'
mujer, el zapato de puntera en dos tonos y la guayabera.
lodía adecuada. La ducha lo había refrescado y se sen'
La presión cede. Las rajaduras del techo y- las -mar- tía ligero, vivo, con todos los poros abiertos al mundo
que ló rodeaba. Cristina iba adormecida con la cabeza
cas dá lápiz en la puerta comienzan a ser familiares.
lo que deberíamos hacer? --dice Dascal' apoyada
^
en el asiento.
-¿Sabes cosa?
'Tlabanaaa, sirena bonita dormida a la orilla del
-No, ¿qué a Varadero y vivir desnudos alimentándo- maaar...", cantaba en el radio una voz grave.
-Irnos
nos de cangreios. -¿Te Y añadió-:
Sí,-Gro
delirando.
-Estásqué no? muy He Perdido
-¿Porel- verano es la temporada y todo el mundo diez años esta tarde.
Dascal fue a "El Carmelo", después de dejar a Cris'
me-En
conoce. En invierno Alejandro va a menudo'
tina en la modista. Mientras estudiaba la carta, Jimmy
buena gente Alejandro Dascal'
-Es -dice Buigasle dio un manotazo en la espalda deseándole
Cristina sale del baño envuelta en una toalla. El pe- "Merri Crismas". Dascal notó entonces las bolas de
lo, suavemente dorado, le cubre un hombro. Los mus- colores y los trineos blancos y los Santiclós diminutos
los sólidos, largos, de contorno preciso, tostados de sol, y la nieve de celulosa y recordó el calor que había su-
se mueYen hacia la cama. irido durante todo el día. Pidió una langosta Thermi-
tiempo que Alejandro y yo no hacemos nada. dor y un helado de fresas. Llamó a su casa para decir
-Hacedifícil que pueda resistir.
-Es qu€ no iba a comer y compró el último número de Life
muy alejados. El matrimonio acaba con que hojeó, de vuelta a la mesa, mientras esperaba ser
-Estamos
todo. servido.
Dascal aprieta el cigarro contra el cenicero y se vuel- Era temprano cuando terminó y fue al Trianón por-
ve hacia ella acariciándole el cabello. que exhibían algo de Humphrey Bogart sobre el asalto
un pelo muY fino. a un Banco.
-Tienes
difícil áe peinar. Mi peluquera siempre se está
-Es
quejando.
Dascal la besa en la mejilla.

76 17
IIN PADRE DE LA PATRIA
El abuelo paterno fue pescador de La Isabela y su
mujer enronquecía pregonando pescado con una gran
cesta de mimbre a Ia cabeza' El abuelo murió man-
samente una tarde, después que regresó con los an'
Tuelos limpios de un viaie de diez días a los cayos;
sólo pudo decir que algo se le partía en el pecho, in'
clinó la cabeza y quedó como dormido en Ia stlla, míen'
tras la vieja le colaba el ,café en una med'iq lavada. Des'
pués Ie tocó el turno o 'la abuela que siempre fue del-
gada y padecía de unas fiebres lánguidas. Murió escu'
piendo los pulmones en una palangana.
El padre de Gabrie:lito comenzó siendo pescador co-
mo eI abuelo y el padre del abuelo y eI abuelo del abue'
lo pero no quiso seguir en el mar que traía rñiseria; bus-
có oficio y entró de aprendiT en una talabartería; era
poco pero seguro a fin de mes y no dependía de los ca-
prichos del mar.
Cuando empezó Ia guerra se Íue al monte "porque
sí": ahí estaba el Íuturo; era algo contra los españo-
les que I.o poseían todo en Sagua. Pronto andaba deca'
-conxo soldados de'la Corona
pitaido y se precipítaba furioso
un centauro formando un cuerpo eon su cabal-
gadura cuando eI clarln ínc,ltaba el degüello.
Entró en Sagua de noche en varias ocasiones mien-
tras estuvo alzado para visitar a Eugenia, la hiia del ie-
7S
fe de estación del Íenocarril de Caguagua, y se alegró I
mucho cuando ella le díjo que estabo encinta.
Al terminar la guerra lue nombrado ionceial por los
ameicanos y en las prlmerars élecciones, ratiliccido por \
votación. Se casó con Eugenia que ya tenía tu emba- i

razo adelantado. A'lquiló un solar a censo por cinco pesos


al año, y construyó sobrc él una caso con dinero que
le prestó el gallego de lq fundición. Cercó veinte cabdlle-
rías y 'las inscrtbió a su nombre. Por aquel entonces se
dejó crecer la barba y se afeitó hs patillas. Usaba botas
muy lltstradas para paseqrse por los portales. Los do-
mingos alquilaba un coche para p$ear con Eugenia y
Gabriélito. ORO BLANCO
Sagua era el centro de una 4o'na próspera. Tenía en
su jurisdicción q los centrales San Rafael, San Pedro, EI mosquíto volaba en círculos en torno a su cobe-
Panchita, Ramona, Caridad, San Vicente y Reyes. Por xa. Ascendió trozd.ndo una esp'iral y ge'lanzó hacia aba-
las t,ierras de pasto andaba un ganado traído de Colom- io en una limpia vertical para posarse en su pórpado.
bia que era de buen rendimiento. Cayetano se dio un manotazo que slntió desde Ia frente
Es cierto que un empleado municipa! gctnabo cuu a Ia mejilla. Al retirar Ia. mano vio aI mosquito con sus
delicados lilamentos y patas enroscados en me'dio de
tenta pesos al mes y eI Alcalde, cien, pero no es menos
una pequeña mancha de sangre.
cierto que una botella de aguardiente,costaba dos cuqr-
Lola Mena dormía a su lado. Estaba atractiva con su
tillos y un doblón daba paru vivir muchos üas. refajo rosado. Quiso despertarla, pero pensó que al día
Los obreros de la fund,ición y de'la talabartería no go- siguiente tenía mu:ho que trabajar y se decidió por el
naban tanto y pasaban sus estrecheces, pero no eran tabaco que arüa en el cenicero. i
personc¿s de condición. Entre los miembros dél Liceo, La casa t,lvienda de Curujey era cómoda. El centrdl
donde estaba todo lo que vale y brilla, no había quien
marchaba bien: ls caña daba buen rendimiento y los
sultiera quebrantos y en el juego de teslllo'relumbraban precios del azúcar eran altos. Con el dinero de esta za-
sobre el tapete verde las onzas,'los centenes y los lu,ises.
Esa lue la época en que su vída se divldió, o más
lra Cayetano tenía planeado redimir de la hipoteca al
almacén y las bodegas. Había liberado primero'las fin-
bien, terminó una vlda y comenzó otra, porque Gabrieli-
cas porque nece'sitaba espacio para sembror má.s caña.
to, en los años que vínieron, nunca cesó de añorar el Sintió que una sabrosa placidez lo ínvadía. A veces
buen tíempo viejo de los bailes de la soaledad, las bro-
soñaba con un campo enorme en que só16 veía cañas,
mas de Rebollar, el sortWo alegre del órgano de cilin-
un rufi de cañas, una selva de cañas, un cielo de cañas,
dro, el cabello castaño de Tere que se atormentaba, con
cañas hqsta eI infinito surgiendo de la tierra robustas y
la visión del pecado, eI paso grócil del caballo de su pa-
verdes, cañas nuevas cada rminuto, cada hora, cada mes.
drei un cuadro difuso de memorias que le ornoban
Apretó il tabaco contra el cenicero, apagó la lu7 y
melancólico en las horas lentas.
descolgó el mosquitero,
A las cinco de la mafianq estaba en el baño lavándo-
80
se la caray Loto te llev6 el caté. Termlnando de vwltr' miñó rápido las cilras de producción en socos del üa
se le aviswon que eI iele de campo lo csperabn. Erq anterior.
de noche aún cuando Cayetano saludó a Ermidio' Sa- anda lo dc los comuneros de Nueva Paz?
l,leron del batey al paso de los caballos y el amanecer
-¿Cómo
los sorprendió-en la colonia Gumó. Ctletano conversó
-Regular. Guardidla.
con el mayoral y siguió hacia La Paslora. -Explícate,
señor, algunos han aceptado h compensa-
-Bueno,
Durante toda lq mañana avanzó a ttv¿s de un ho' ción, pero hay un grupito que dice que no,
rizonte de cañas. A las diez y media tenía vísitdas más?
-¿Quieren
cuatro colonias y sabía cómo iba el corte. En eI batey quieren quedarse en su tierra.
de La Lulsa se detuvieron para almorzar. -No, su tierraT Es mi tierra. La he comprado.
Ermidio iba a pagar su slmuerzo en Ia bodega de -¿Cómoperdone. Es una manera de hablat.
la colonia cuando ell mayorql lo invitó a un buen arroz -Sí, doy doscientos pesos pot cada caballerla quc
con pollo que tenía. Buscó a Caye,tano para invitarlo -Les y los empleo a mi servício. Les ofrexco un
desalojen
también. Lo encontraron lras la bodega, sentado en lc buen trato. ¿Qué más pueden pedirT
en la cil- que si trabaian por su cuentct ganaríon más.
un peda- -Dicen que ganen más, es cierto, y puede que se
na botella -Puede
arruinen en un año. Uno nunca sabe. Conñlgo están
e La Luü seguros.
sa repitió su invitación que como el azúcar estd en dlza,..
no; déieme, déieme Cayetano. Y le dio -Es eso no va a durar toda la vlda. ¡Qué eslúpi-
-Ño, -diio
una mordida al pan con sardinas, -Pero
dos!
AI medioüa emprendieron el regreso al central, Al en- Cayetano Sanía mojó la pluma en el tintero y tomó
una hoja en blanco,
sí esa gente no se va, voy a tener que
ser-Guardiola,
duro. ¿Hay otra cosa?
sargento quiere verlo.
-El que ahora no. Pot ahora no,
-Dile

foto amarillenta dCl Central Curuie:y tomnda poco des'


pués de su fundación y una foto del general Osorio
Ln un marco dorado, que Cayetano no quería retirar
hasta haberle pagado eI último centa'vo.
Guardíola, el iele de administración, entró lenta'
rnente, sin hacer ruido, temieüo mdlestarlo.
adelante! Cayetano,
-¡Adelante, -diio
Guardiola puso unt hoia sobre el buró. Cayetano exa'

92 83
EN ENERO COMIENZA EL AÑO 195P
El viernes se dijo que la gente del Comité Estudian-
til Democrático acumuló palos y cabillas en el sótano
de la B.b'ioteca. Alguno llegó a decir, alarmado, que vio
pistolas. El C.E.D. imprimió un manifiesto para repar-
tir en el mitin. Un fin de semana de'intensa preparación.
El Comité Estudiantil Democrático había convocado
el mitin para el lunes al mediodía en la Plaza Cadenas.
La Agrupación Nacionalista Universitaria había amena'
zado con impedirlo. Todos los estudiantes que se lla-
maban a sí mismos progresistas estaban en el C.B.D.,
quc se proclamaba continuador de la revolución antima-
chadista. Los de la A.N.U. eran acusados de sumisos, ca-
toliqueros, hijos de su casa. En el C.E.D. eran reos de
pandillismo y politiquería.
Luis Dascal subía la escalinata de la Universidad mi-
rando el Alma Mater que abría sus brazos en lo alto de
la colina. Había terminado de desa¡rnar y el café con
leche le bailaba en el estómago. Saltaba los escalones
de dos en dos y los descansos los obviaba en pasos lar-
gos. Al atravesar el portal del Rectorado miró el reloj:
las nueve: perdida la prirnera clase. Apresuró el paso y
una carrera final le permitió escuchar las últimas frases
del profesor de Derecho Romano.
En el receso le entregaron e1 grandilocuente manifies-

It
Primero habló Nené
dc
vi.¡n premaiuro, *oii.o 1".
:"'ó 1 rc" liiiui'Á'?ri"l ,
los-mártires del 71, de Mella y de Trejo.
'l;
Mientras ha_
bl*": u3_ grupo de estudiantes iba distribuyendo el ma-
nifiesto ideológico del C.E.D.
__
El segundo en turno fue Titico Llanos que declaró
llcgado el momento de comenzar
lra
rru los
ros-rasclstas """ ;;;;¿-;:
fascistas que pretendían ofrecer
ofrecei misa
--i"i-.tir"io-..-
diariamen_
tc en la Escalinata. Ao¡lelb
Aquella imaop- captó t^
imagen ¡an+Á la :-^-:-^
imagina-
d.,lo. efudiante-s v ;lrió;derosJ"dil_
:ió,1
de .la plaza. Nené Mirón""era"r"moi;;
; dado a la hi-storia y a la
retórica. Titico Llanos iba lirecto at tema-usando
ejem-
plos. muy vivos y exageran lo la situación
I de dramatismo.
para rodearla
Un estudiante con espejuelos de aro dorado y mejillas
chupadas ----el aire de un
leros!" IJn- deportista, con _semina.ista_,-gritóí {e'isto:
la U del equipi universitario
lo. empujó por un hombio y en seguida le
^"1,_ty ;rnotaa,
cruzo. ta cara golpeándole con el puño cnerrado sobre el
menlón y con el codo en un pómulo. El áe espejuelos
cay6 al suelo con la boca sangrante.
Titico Llanos intemrmpió
.. -Ju discurso
r.nueva nadie, compañeros,
para gritar:
es una piouocaciórrl,,
_iN9
El deportista_lo ayudó a lelantarse; otio insistía en
tantear el suelo buscando sus "i
.espejuelos rotos. El depor-
tista se los alcanzó. Dos estudiairtés lo cargaron ¡etirán-
dolo hacia el portal de --'-o--
¿?jfi ;,ltf,ii1t la Bibioteca.
:,#
16 T::fl,:
Íñ _--"u.ro
Ma¡cos 1*r" a
a a:,i,:
Dascal mi¡ó a Ma¡cos:
cs una oorouería! No hay raz6n para pegarle.
V"r*"r" -¡Esto
_ _Marcos movió la . Dascal'atan¿ot-el mitin y
"áb"r al Bodegdn á. -iáo¿oro.
Marcos lo siguió. Fueron
I
o no estás con el Comité? -preguntó Mar-
-¿Estás
--lyo
cos.
sí, firmo todos los papeles que.me dan y ayudo
en lo que puedo, pero está oiol"nci" innecesaria no la
Daso.
^ Pidieron dos Coca-Colas.
jsr ru política' A lo mejor tienes razón' pero er8
"-:;¡
necesario callar a ése.
tú con qué moral hablas? -dijo Dascal'
Marcos Malgor no respondió y Dascal supo que
se

había excedido.
pero es que los abusos me llonen al pa-
- -Perdona,
rir.
Mareos decidió que ahora se ofrecla una buena opor-
toii¿uo puiu t t*inar la antipatía que Dascal le de-
mostraba.
^-
quisiera explicarte, Luis, mis razones' Hay mg'
-t;g.n1" que me ira enten¿i¿o mal en la Universidad:
cha
_-jÑoi¿
amigós qu€ Ya no me saludan'
y abando-
pot qué. Fuiste líder en Derecho
naste la lucha en un momento duro, eso es todo'
Cada
No puedes evitar que eso repug-
uno escoge su camino.
ne a los qu€ no tienen el
así, a la liger
mal -Contado
parado. En este País I
sí.
-sar v nada le gusta tanto -Yo
mc irás a decir
-No Luis, el problema aquí es qu€ uno bobea Y
..o-tt¿itn,
V u"á por ahí en la Univeriidad
y tiene su novieci-
ta y'se da su mate en 'el Parque Lídice y arma sus ter-
iofut-." la Plaza Cadenas y asl se te pasa el tiempo' Vas
Porque tienes que
as Por qué. Un día
Problema. ¿Qué es
idad? ¿Qué camino

Marcos subrayó el alll extendiendo el brazo hacia el


muro gris.
7.- La Situación
80
gado de curso' y me €ligieron' A-1 añ3 siguiente fui pre-
ii¿.rt" ¿" esóuótu. ¿Qué tn quieres? Es agradable esa vas a hacer?
oooulari¿a¿ ¡,no? Un día la vieja se me enfermó y la -¿Quésé, cualquier cosa. A lo mejor me pongo a ha-
Í.iá ttotpiitut calixto García y me la atendieron muy cer-No
poemas hasta que tenga huevos para niezclirme en
"r
bien porque yo era quien era' Cuando entré en el ter- todo esto.
.", u^ño áe la carrera empecé a abrir los ojos' Aquello qué?
-¿En esto, en lo que pasa aquí.
*-*r u."tuba cuando saliera de la Universidad' Y des-
padre es empleado público' trabaja en el
pués ,',quét Mi-clrn"rcio. -En que endurecerse, Luis.
"üt"tr;#; ¿" La vieia cose para afuera' Ahí' -Hay es lo que hago.
I

en tercer año, comprendl oue no todo ira el relumbrón -Eso


Silvia Lejarza y sus amigas salieron saludando a Mar-
li iba a hacer'cuando me gra-
;;" ;. tenía cegadt. ¿Qr¡é cos.
áuá."i En los bútetes grandes"no p-odía trabajar' Un día
Esa es otra solución Marcos, devolviendo el
i"l ru"" y Cubas piáiendo trabáio y po-r Poco se ríen saludo. -dijo
"
de mí. Para ellos era un agitador.de la Universidad' un
atolondrado: las clases vivas le teme.n'a la gente como -¿Cuál?
\
braguetazo.
I
iólo me quedaba abrir una oficirrita en la calle
de
Rei-
galli-
-El que trato de meterme hay algo que Íre
"o.
;; ;;;; ul""á.t divorcios, fianzas v-ladrones -Siempre
empuja de rechazo. Por ejemplo, ese muchacho golpea-
.r".. frra dura la cosa, fue dura' Me pasé un tiempo do. . . No había por qué pegarle.
pensando y renuncié en la
es la política, Luis, la política es dura.
siva ¿e la AgruPación. Yo -Perohabía por qué pegarle.
cha gente cree que me le a -No los mítines siempre pasa algo así.
^.n la comida,
Me fui por Por -En era un provocador,
no nadie y estaba de mingo allí' no tenían por qué haberle
"..o sé; quizás tienes razón Dascal-' Me -No
pegado. Tenía derecho a €xpresarse. Fue un golpe su-
-No que e.s inútil
imagino
-dijo " Lo tuYo cio, con el codo. El tipo ni siquiera se defendió. ño .ru
lució mu5' feo desde un provocador.
es diferente, ngo relacio- I.uis, aquí todo el mundo esperaba que hoy
-Ahoia a le va a ha- s€-Mira,
armara la de San Quintín. No ha pasado nada. Un
."".. ff" pertlido algunos
lo comemierda con la boca rota. No ha pasado nada. Eso
cer, todó tiene su precio Por. que

;;i*;.-Trabajo coñ el s Puedo subir cs bueno.


no sé si es bueno pero no debieron pegarle.
mucho. -Yo o no estás con el Comité?
--¿Mucho? ¿Cuánto es mucho? -¿',Estás
CaPitolio, Palacio. estoy. Estoy de acuerdo con todo lo que dicen
-El es mucho? rlc-Sí
la reforma agraria y la república española y todo eso,
-r.,Eso
1o que a mí me interesa, Luis' pcro no estoy de acuerdo con que le peguen a la gente.
-ii,s sé. . . tienes raz6¡" ' a tu manera tienes ra- -¿Tú
sabes lo que pasaría si la Agrupación se-apo-
-No
zón. No puedo decirte nada porque yo mismo no sé' tlern de la F.E.U.?
Vü deiar la carrera' no me interesa. el Derecho'
" -Los
jesuitas se meterían aquí con sus niños biton-
lot.
rioo
9l
montaña pero no quieres romperte la ropa haciéndolo'
pipl No, mi hijo. Cualquier cosa que hagas exige que uno
mismo, los jesuitas
y los muchachones
'le se ensuc'e, en política o en eualquier otra parte, porque
en-Eso
alfombra.
"'^-]No-_-" todo está'sució. Si te interesarJ de Yerdad mejoraf el
gusta eso _-dij mundo en que vives, a mí no me interesa, te lo con-
con el Comité, Pero lo fieso; no te' importaría mezclarte en todo, sudar, en-
oegando a la gente' rt fangarte, romperte' al final tendrías algo útil y precioso
^tañ los de ia.AgruPa
a que siempre te mantendría limpio.
quleres saber cÓmo v'v no meterme en nada.
al campo. . . -Prefiero
es la típica man€ra de hablar de un bebé bien
-Esa No quieres abandonar tu tibieza, la seguri-
del Comité' Pero no
que protegido.
debe Pegar a nadie ui en áad de mamá y papá. Yo he tenido que fajarrne más
duro que tú y me he ensuciado porque no me quedaba
otro camino.
al final has renunciado a la pelea: te dedicas
-Pero un futuro ¿ves cómo tengo razón? Esta re-
a construirte
batiña de todos los días acaba a la gente, no imPorta en
nombre de qué te mezcles a la mierda.
El sol atenuaba el frío ligero que trajo el primer vien-
to norte de enero. El Bodegón de Teodoro comenzó a lle-
narse con los que venían del mitin. Marcos preguntó- a
una idea general de uno que pasabi y le respondió que ya estaba terminado'
v en la humanidad Y tú quierés. .. cómenzó a decir Marcos cuando
I

ii meior de lo que vr
-Si
escucharon los disparos.
Primero fueron áishdos, uno, otro, y otro más. En se-
I guida se sintieron en bloque, una masa de sonido, man-

n en la Universidad Por la
El ti¡oteo era en la Plaza
al Aula Magna caminaron
I

una gamuza. -.. no


Dascal-
".'"'i""p"irti"a -diio
un militante de
ouiero hacer carrera t;;;'ni 'iquiero
;;;. ñ PreocuPa la vida' es también mo.
' re intere- En la escalinata de Ciencias unos Yeinte estudiantes se

";fffi,1ilt?.1""i3"*'
san los fines Pero no
lo escalar una gt

92
movían cotlio un enjanibre, tensos, unidos' Los {rltimos Ma{1 y después se acostaba cón üna puta de a pÉso
disoaros se escucharon en Das-
gg Paiarito y leía a Martí y a Lenin, a Ingenieros y a
cal'abandonó la Biblioteca Pla-
Mariátegui; con unos padres que vivían ¿eI retiro iivil
I-ou de Ciencias gritaban ido!"
y ahora vendrían a La HabanJpara velar el cadáver sin
"u.
Una estudiante sollozaba t no"
entender por qué había muerto su hijo y todo eso pa-
tenía amoratados.
ybu. y se olvidaba- porque la capacidad de percepc^ión
Titico Llanos estaba sobre un charco de sangre en el disminuye con el tiempo I las sensaciones d-ismiiuyen
portal de Ciencias. La sa mo me-
y mañana todos sentirían menos esta urgencia de acclón
lado, se había coagulado suave Y
y pasado mañana menos aún y en unas semanas nadie
humedad sobre el mármol. cerrados
se acordaría.de esto y Titico Llanos sería un vago re-
y no daba la impresión de sentir dolor alguno: en la ca- cuerdo mencionado como una cosa vacía en los discur-
ioi*, .rou gran mancha de púrpura oscura sobre el sos de Ia Escalinata.
vientre.
(Jna voz: "Ya viene la ambulancia". Otra voz: "¡Es- Quería tener un arma en la mano para buscar al sar-
gento Rivero. Había que ensuciarse en la sangre y en la
tá mal herido, hay que lleva¡lo rápido al Calixto Gar- mierda y en el pus y en el vómito y destruir, boriar, ex-
cíal" Los del C.E.D. formaban una muralla de protec- terminar a todos los sargentos Rivero y en ese momen-
ción en torno a Titico. "¡Déjenlo respirar, compañeros, to habría dedicado su vida a golpear, acuchillar, dispa-
abran campo!" Los estudiantes corrían por la Plaz'a Ca- rar. Le quemaba la cólera y sintió que los ojos se le ile-
Alma Mater, a la calle; hacia la Facul- naban de lágrimas y tenía algo en el estómago que le
s. Las voces: "¡Fue €l sargento Rivero' subía hasta los labios y hubiera querido gritar pero no
es que no respira. No, fueron los de la pudo porque siempre algo lo contenía.
sargento Rivero estaba de civil con otros Atravesó el Recto¡ado y descendió por la Escalinata.
I
esbirros". El sol se había ocultado por unas rápidas nubes grises.
I
La ambulancia se anunció con el quejido agudo de la El aire perdió así su cálido contacto. tUn suave viento
sirena. El médico, de blanco, se arrodilló junto a Titico
I I

I frío soplaba ahora sobre la colina universitaria, Abajo,


cuidando no €nsuciars€ los pantalones con la sangre pe- los viejos autobuses anaranjados pasaban cargados de
I
gajosa. Le alz6 un párpado cofl el pul8al. "¿Cómo es- pasajeros dejando una estela de bumo negro.
i6, do"tor?", pteg.tttió Ñené Mirón' "Está muerto", di-
jo el médico y subió a la ambulancia junto al chofer'
Ñadie habló. Uno del Cor é comenzó a llorar y se
sentó en la escalera. Dascal se alejó del grupo caminan-
do hacia el Rectorado.
¿Por qué este resorte que ahorl oprime ha
de perder
su"fueá? La justicia eslaba allí, junto al cadáver de
un orador de mitin improvisado, de un muchacho de
Jovellanos que vivía en La Habana en un cuarto con
ventana al iatio de tender la ropa en una pensión de
sesenta peso^s al mes y visiiaba a una novia en la calle

94
95
I

ii

ii

ii

lii

li

,'i
i IIN PADRE DE LA PATRIA
El Coronel Cedrón andaba muy metido en política y
li el General losé MiguCl Gómex, que era gobernador de
Santa Clara, le distinguía y contaba con su apoyo' Io-
illi
11
sé Miguel organizaba entonces eI Partido Liberal para
oponerse al Partido Moderado de Esffada Palma.
, Los ntoderados querlan una prórroga en el poder y
trataron de acdllar las protestas con tnano fuerte. Vi'
I

lluendas lue asesinado en Cienfuegos y Estrada Palma


nombró un Gabinete de Combate con mlnislros de ace'
ro que destituyeron a los alcaldes y conceiales desafectos
en toda la isla. El coronel Cedrón estaba entre los de-
puestos.
Iosé Miguel estaba convencido de que el Partido Li'
beral ganaría las elecélones y no quería torzar las cosas'
EI Corone'l Cedrón opínaba que si eI gobierno lalseaba
los escrutiníos habrla que alTarse otrt vez.
El día de las clecciones el Cotonel permaneció con'
linado en su casct. Gabrielito vio a través de las persia'
nas Teniente Quereietct que se paseaba por Ia calle,
al
ante su cgsa, con un grdn revób¡er a la cintura, seguido
de cuatro números con Qrmas latgas.
AI día síguíente Gabrielito vio salir a su padre muy
de mañana y regresar abatido dl mediodía. Los libera-
Gabrielito tuvo miedo. Sintió lisicantente que el piso
les habian sido deruotaáos por ilrnas címañadas cok Apo' de la cssa se balanceabq y pensó que el mar revuelto se
yo de fusiles. tragaría un día su casa, todas las casas, Saguo, la hla;
EI Coronél Cedrón cercó treinta caballerías más, co' y su abuelo y é1, co¡ns su padre ahora, desaparecerían sin
mo desahogo por el lracaso y las inscribió a su nom- deiar hüello de su paso por este mundo.
bre. El Alcalde, que ero de Estrada Palma, no se o,tre' Mós
vió a oponerse. En la nueva finca Gabrielito disponía en La
de un potrlco y unc¿ fina montura con incrustaciones de escribía
plato. alzado
Un día de junio, medíado el verano de 19O6, Gabrie- que se llamó "Le Guerrita de Agosto',, y que Íue sor-
lito fue llamado por su padre. Era el hombrón preciso prendido por los rurdles cerca de San pedro de Maya-
y decidido de siempre con todos los atributos de lu so' bón y muerto de un balazo que le vació los sesos.
Iidez: el revóIver, las botas, la fusta en la mano. Le ha' Los americanos se lueron y hubo otas elecciones y
bló, le habló al hijo: se iba lejos porque hacía lalta y a el General losé Miguel subió a la Presidencia. Cuidó
lo peor nunsa volvía a verlo. Quería que supiera que m.ucho la provincia de Santa Clara que era su base po-
cuanto hizo era por el bien de'la familia, nvestfa Ílmi' frtica y se ocupó de ellos, 'los Cedrones. Sandalio, su
lia, y de la patria. abuelo, lue ascendido de jele de estación a administra-
yo muero, te deio uno grun propiedad y el amor dor de los lerrocarriles dél norte. Porque losé Miguet
de-Si
tu madre. Tu abuelo yd está hnblado y cuidará de lo se preocupó de aumentar los ramales del camino de hie-
mío hasie que puedas hacerte corgo. Si me ves con vida rro. EI tren de Caguagua, por ejemplo, abrió su reco-
otro vez, estaremos mejor que nunca, rrido hasta Quemado de Güines pasando por Rancho
A Gabrielito le asomaron unas lágrimas y su padre VeloT y Corralillo. Las sucesivas a:propiaciones de te-
díjo que no había que preaeuparse. rreno realizadas por su padre lueron legaliTadas desde
pronto a darte otro beso grande. La Habana. Las fíncas eran procluctivas y los campos
-Voilveré
Y se fue. de caña dorados al sol junto a los humeantes centrdles
Dos meses más tarde, al rctornar Gabrielito de la es' eran el paisaie obliga:do de Sagua, de la isla toda. Los
cuela, vio al abuelo Sandalio en la casa. Estaba muy se' compañeros de su difunto padre en la manigua daban
rio y su voz era un murmullo mientras'hablabe con su las órdenes ahora. "Es el progreso", dacíq el abuelo San-
hija Eugenia acariciúndole und mano. Callaron al vet a dalio.
Gabrielíto y Eugenia entró en su cuorto. Sqndalío lo lla' Una tarde de domingo, con un luerle olor a garde-
mó y le habló muy suave. nias que veníq del jardín, Gabrielito descubrió que aún
sabes, muchacho, este país ha nacido al rcvés. exislía el dolor. Escuchó a Chachq, la cocinera, lloran-
-Tú fuero¡¡, los españoles y luego 'los americanos y
Primero clo en el patio del fondo. La vieja negra le contó que
después los moderados y parece que ahora volverdn los Don Críspulo, el bodeguero, le habío suprimido él prés-
americanos y quién sabe lo que vendró después' Yo creo lamo a, Pancho, su marido. No podría hacer la próxi-
que siempre habrá alguien ieringueando, por eso es que tna zafra y perdería su tierrita. No había otÍs persona
han matado a tu padre, por la ambición de lo bueno. que pudiera refaccionarlo porque sólo los bodegueros lo
Aquí hay que hacer como 'la caña, que se dobla cusndo lrucían. Gabrielito le habló aI abuelo Sandalio para quc
el viento sopla.
9B
dyudara a la Chacha, pero el abuelo se negó porque "el
que suelta lo que tíene, a pedir se queda".
Poco después de subir Menocal d la Ptesidencia. Eu'
genia y Sandallio decidieron enviar al machacho al pu'
pilaje de "La Gran Antilla", el mejor colegio de Lg Ha'
bana; donde lo harían bachiller.
Así fue como cambió su vida, comenzando de nue'
vo como si el instante en que lue puiado hacia la'luz
entre babas y gelatinas no hubiese ocurrido.
Ahora era Gabriel Cedrón, llana y simplemente, y se
vio, extranlero en la gran cludad, en rnedio de aquella
abundancia a 'la que llamaron Las Vacas Gordas,
ORO BLAI{CO

Le tliio que le tenía une noticia y Cqyel^no no respon'


dió.
te pasa? Lola.
-iQué -Preguntó
los problemas del central-
-Nada, yo tambíén quiero saber.
-Qalnlaa¿,
Cayetano Ie diio que Io había visitado el inspector de
impuestos y que esta vez le exigió más dinero que la
anterior por ocultar que de los cuarenta y nueve tr$s'
bordadores del ingenio s6lo pagaba al Fisco por chrco.
Eso le había costado nxucho, pero siempre era
que pagar el impuesto por Ia totalidad'
¿de qué te queias? diio Lola.
-Entonces -lemuier.
que el dinero es eI dinero,
-Es
También tuvo problemas con unos precarístas y el sar'
gento los sacó de la Íínca a plan de tnachete y hubo al'
gunos heridos.
suvg¿nto es muy bruto. No sabe actuar con dis'
-[s¿ ---eomentó
cra:ión CaYetano.
Pero eso no era grave. Peor era el problemL que le-
nía con los colonos que lmenazaban con declararse en
100
rl i

rl
t
I

voy a abrir una olicina en La Habana.


l huelga. Les estaba sítuando cinco y
media libras de azú- -No, qué bueno, viejo, qué alegría!
-i-Ay-,
I

i car por cada cien de caña que Ie entregaban, Además, Lola Ie dío un beso.
les descontaba eI envase: cincue'nta centdvoE por saco y que comprat una cc$a allá. En el Ve-
les cobraba el dace por ciento de ínterés por el dinero .-Tendremos
dado Ldla.
i
que les daba para la refacción. -diioquieres...
qué les pasa? Lola. -Si ttúchalet?
i

-¿Y que ganan-preguntó


mucho dinero y quieren ganar -¿Un qué no?
i
-Nada,
más, Son así. Es verdad que esas condiciones estón un -¿Por
Lola volvió a besarlo.
poco duras. Si insisten en la protesta estoy dispuesto a seas empalagosa Cayetano_. (Jna cosa
rebajarles el interés al díe7 y ponerles los sacos o cuq- es-No
una ínversi6n. Siempre-dijo
puede alquilarse si viene:n
lr I
renla y síete.
no habrá problema.
Iiempos malos.
Se durmieron gada vino a des-
-Entonces
sé, los colonos están descontentos. pertarlo Ermidio
-No que sucede es que 'les tíenen envídia a ca Tres'Herman
candela en la fin-
-Lo los ha- to y no se podía
cendados. controrar.
Lola quiso darle su noticia paia alegrarto. Visitó aI
médico del pueblo porque tenía una sospecha y era cíer-
la: dos meses de embarazo, Cayetano quedó en silencio
un momento y luego dijo..
A alguien hay que dejarle todo esto. ¿Có-
mo-Bueno.
anda eI niño? hatemos? Ermidio_. podemos in_
dormido Lola, molesta. -¿Qué
tentar de nuevo -preguntó
la contacandela,
-Estó aunque con este bri-
La cocinera avis6-respondió
que la comida estaba servída. sote. . .
Por la noche Cayetano ,rev'ísó los reportes de rendi- _dijo Cayetano erguido en su ca_
miento en el laboratorio. A las diez vo'lvió a la casa y r_. Deia que arda todo, así habrá
se metió en la cama. caña.
una cosa? dijo a Lola-. Me voy a la gente?
meter en el Manuelita, -le
-¿Sabes -¿Y caballos y
. todos los prob'lemas que tienes? -Buscaseguir con lasácalosyde ahí.
-¿Conque ser audaz. Ese ingenio es bueno, Io he es- tala Ia quema, Don Cayetano,
-Para
vamos ct tener que esperar que
-Hay se calme este viento de
tado estudiando. Con estd zaÍra termino de pagarle al Cuaresma.
General Osorio y liquido todas las hipotecas. esperes nada. Si esperamos no nos dará tiem_
a quitar su de la oficina? po-No
pora poner en rendimiento esa tierra en 'la próxima
-¿Vasvoy a quitarla.fotograÍía zalra. Sigue quemando.
-Sí, qué vas a poner en su lugar? El in
-¿Y días y dieT noches. El reporte
-¿En
su'lugar? Nada. ¡Qué cos(N se te ocurren! ¿Por del jele reve: treinta kilómetros cuadra-
qué hay que poner algo en su lugar? dos de idos,
mudamos para el Manuelita?
-¿Nos
7M
Tres días después Cgyetano salió hncia La llabana
Almorzó con Mister Morris, gerente de Iq Caribbean
Sugar Company, que le prestó él dinero para Ic ope-
rolión drt ManueTita. Durante el almuerTs el ameri-
eano le diioz
el Manuelíta y dl Curuiey y las colonias us-
-Con
ted controla un sector importante de ln industria azu'
carera. Nosotros queremos compr*rle su azúcar.
usted quiera hablatnos, Mister Morrls;
-Cuandosabe que el Íuturo del azúcar depende del
-Ustedamericano,
mercado
lo sé CaYetdno,
-Sl,vuelta a -d'iio
De Curuley le anunció a Lóla que habla ce- JUEVES, P4 DE ENERO DE 1952
rrado la operaclón del Manuelita,
¿ttl sabcs que soy mlllonario? Varias veces Cristina Santos enroscó sus dedos largos en el cabe-
-Lola,
millonario. llo untado d,e grasa perfumada.
tiempo que me lo imagiruba. ¿Por qué? debías usar grasa. Es vulgar
-f!6s¿sé. Nunca se me ocurrió antes pensar que po- -No
Tengo el pelo rebelde -dijo.
Luis Dascal.
úa-No
llamarme millonario. Qué cosa' Me parece que fue -respondió
nattual, es mejor. Tú tienes algo de mula-
6yer que desembarqué ett La Habana. to.-Déjate
fiass tiemPo. posib'.e. Todo el mundo en Cuba tiene de ne-
-f6 mucho tiempo. He trabaiado mucho' -Es
gto.
-Hacetrabaias mucho, Yo siempre te lo digo. Cristina fue a Ia cocina a buscar más hieilo. Dascal
-Tú ¿s bueno Cayetano-. El '¡rabaio es se estiró en el sofá y encendió un cigarro. Fue a la ven-
-fls6
bueno. -diio i tana y mi¡ó los tejados del Vedado.
agradable este apartamiento, Cristina. ¿Quién
te -Es
lo prestó?
té preocupes ---contestó ella desde la cocina-
si -No
fuera por ti aún estaríamos yendo a esos horrendos
lugares.
tengo tantos fecursos como tú.
-No
Cristina volvió con un bowl con cubos de hielo.
el trago. Es Vat 69.
-Tómate
gusta ese Vat.
-Me otros mejores, pero vine rápido y ése fuc el
-Hay
único que pude conseguir.
Habrá otros mejores, pero éste me gusta.
Dascal volvió a acostarse en el sofá colocando su
cabeza en las piernas de Cristina.
104 8.- La Situacidn
Jijo ella.
Deló el vaso sobre el mármol de la cémoda y fue ha-
Está oscureciendo cln el baño. Cristina escuchó el percutir de las gotas de
la hora más agradable. Me siento bien conti- la ducha sobre los azulejos. Se preparó un trago y re-
go,-Es
Cristina. Nunca me he atrevido a decirle nada a cogló la escudilla con restos de maníes, el bowl con hie'
áinguna mujer. Soy un tímido sexual. lo y el vaso vacío. Los dejó en el fregadero de la coci-
no lo eres. nn. Entró al cuarto y se sentó ante la coqueta. Extra-
-Conmigo
Contigo yo me siento muy bien. Hoy me siento ca-
paz de óuaiquier audacia. Te haría el amor en la mis- fo dc la cartera
cn y comenzó a
ma cama en que duermes con tu marido. formeg el Beauty
duerme en otra habitación. rr¡ cutis en champagne". Cuando terminó bebió un sor-
-El
Cristina s de la saya Y tomó su
bo de whisky y iomenzó a aplicar sobre sus labiqs el
cartera par
^en Encendió un Parliament'
oóliclo naranja del l6piz Revlon nrlmero cinco'
Dascal, inó su vaso de un golPe.
Dascal entró al cuarto anudándose la corbata.
a vestirte. lista?
-Ve señora. En seguida, señora- Mi dulce y buena -¿EstásAcuérdate de ir esta noche a casa.
-Sí,
y' suspírante y sabrosa señora del éxtasis 1ápid9'. -Casi.
-seas a
soportar esos camajanes? No, gracias.
fuera a un siquiatra te haría un diagnóstico rá- -¿A majadero. Es una excelente oportunidad'
-SiLo tienes a flor de Piel'
pido. -No La posición que te ofre-
Vun a invertir mucho dinero.
-¿Cuál? y un ccn es elegante.
estaclo agudo de inseguridad profundo
he ofrecen? Ninguno de ellos sabe siquie-
-IJn de inferioridad.
sentimiento rr -¿Qué
cuál es mi nombre,
bien. Yo puedo andar con los dos, mis bue- mi consejo.
-Está
nos amigos, Puedo andar con cualquier complejo' Mi -Sigue a tus intrigas de salón.
amigo inferioridad y mi amigo inseguridad' ' . con to- -Gracias te conozcan sabrán apreciarte igual quo
dos los amigos complejos. No, rnejor con los comple- yo.-Cuando
jos amigos.
-No vezel grosero.. . Es una gran oportunidad
en mismo sentido.
el tono muY fuerte. que
-Tieneslo querías, ¿no? Trajiste a Vat para estimular-
--Túglándulas. se-Otra
te presenta.
me las Yo no necesito que nadie me estimu- me presentas tú.
le mis glándulas. Funcionan solas. Muy bien. Tú lo -Que hables con ellos reconocerán tu inteligencia.
sabes. -Cuando
pequeño genio desconocido va a uncirse al po-
empieces con tus groserías. -El carro de los mogoles.
-No soy grosero. Pero cuando soy grosero en la
ctcroso
a ir? ¿De veras?
-Ahora
cama no dices nada. -¿Vassé.
sería que dejaras el escoch. -No que saber ahora paia ponerüe
-MejorSt señoi Vat 69 también es un buen amigo' -Tengo Iré por los tragos.
-t,lo. él llega se van el amigo inseguridad y el amigo
Cuando -Bueno.
las ocho.
infrerioridaC. No me siento solo Porque Vat es una gran -A ya.
compañía: sabe conversar. -Vámonos
106
Cristina bajó en cuanto le informaron que Dascal es-
taba en el vestíbulo. _:Parl aspirar ul éo]o lay plmilia.
tables: Honor, Dios, patria,
que tener escudos f€spé-
puntual. Todavía no han llegado.
-Eres un trago. e trabajar. Alejandro dice que
-Dame seguido tomando? la ta sería ,.¡eue vivas en Cuba
-¿Has un trago. y
-Dame
Pasaron a la letaz.a de invierno. Butacas y sofás rea
-En
Azar, Sensual rr#""]";t:
mullidos, tapizados en calistrón blanco' Mesas de alu-
minio con bordes niquelados. Cigarreras, ceniceros y veza Hatuey. de Sísifo:
fosforeras de plata. Buscar siempre la ausencia del co-
la piedra arri
lor. Decoración de un film de Jean Harlow, 1936' Cris- - -Siempre queda la respetabilidad
Cristina_.
tina sirvió dos whiskies con agua. Vestía un traje negro La familia nos da respetabilidad. La -dijo
famiia Santos es
de cocktail. Dascal vio el escote entreabierto y el na- respetable.
cimiento de los senos blancos y firmes. Se acercó a spetables,es sencillo, si tenemos
etla y la besó en la piel entre los senos' Familia. En esta isla las palabras
suicidarte? C¡istina mientras eué quiere decir Honor, Dios, pa_
-lquieres
daba un paso atrás. -preguntó
tengo una glan confesión que hacerte. Soy -_No sé, ¡tú no lees los periódicos?
-Sí.
cobarde. Estoy en una caja de c¡istal. Si no fuera co- el Diario de la Marina dan una explicación so-
barde me zambulliría en medio de la vida y me daba un -En
bre eso, y en el Colegio de Belén. pero no saben l,o
gran
- baño de excremento. ¿Dónde está Alejandro? que quiere decir. Nadie lo sabe. Sin embargo todo el
su cuarto, terminando de vestirse. mundo sabe lo que es colgar el bicho. La charada es
-En haría yo si Alejandro hubiese entrado con real.
un-¿lQué
pistola en la mano mientras te besaba?
nunca juego Cristina.
sé. -Yo -dijo
-No violencia por todas partes. Es necesario violen- qué vas a jugar. y te dicen:
Se cuelga el bicho
-Launo mismo, quebrar el cascarón. ¿Alejandro es un-Para
papalote que se empina $olo, la paloma, el 24; la
tarse silla que camina, el caballo, el 1; rpsá que ioAo pe'rtu_
violento? nta, el muerto, el 8.
es tranquilo, es un hombre de hábitos r€gulares.
-No, que glorificar los hábitos regulares en un mun- -¿Quién
se murió?
-Preguntó
Alejandro Sarría mien-
trns
do-Hay
de violencia. Es una lástima que yo no crea en entraba con Gabriel Cedrón. Cristina se puso de
Dios, siempre envidio a los que van todos los domin- ¡rie para saludarlo.
gos a misa. ¡qué gusto! ¿Usted conoce a Luis Dascal?
-Senador,
tengo el placer.
hábitos regulares no se hicieron Para gpnte
-No
-Los -Yo conozco a su hija; de Varadero
como nosotros.
hábitos regulares dan respetabilidad. ¿No te . -Ah, -dijo Dascal.
sí, Varadero. Es una playa agradable, Todos
-Los ser respetable, Cristina?
gustaría Ios extranjeros nos envidian Varadero.
Alejandro Sarúr saludó a Dascal y preguntó al senador
soy respetable.
-Yo e¡uó deseaba tomar: pidió whisky. Alejandro se situó tras
108
109
el Alejandro.
-El será
<Iirecqor
el bar de aluminio y prqnré los tragos' Mientras de¡n -dijo
me lo dijo. Es una experiencia Dueva para
una botella Oi íohnny Walker preguntó: él .-Ya
Está como muchacho con zapalos nuevos.
"ot"no¡ude qué muerto hablaban? tienen nu€stra fuerza Dascal.
-¿Y Alejandro; hablaba de supersticiones -Ahí -dijo
Alejandro.
-il "tdtno, -¿Dónde? -preguntó
querían una palanca para mover a Cub,a? La
-¿No
tenemos: la trompetilla.
trompetilla? Cedrón.
-¿Lareconoce su fuerza
-indagó
cuando se escucha una bue-
na-Se
trompetilla, cargada de sonoridad, sabrosamente de-
dicada a un blanco merecido, regurgitando en ondu-
laciones irónicas. Hemos eliminado mitos a fuerza de
trompetillas.
qué tiene que ver la trompetilla con Panchete?
-¿Y el senador.
-preguntó
trompetilla se inspira en la mediocridad con-
-La ---concluyó Dascal.
ragrada
Cristina se levantó apresuradamente.
tragos están aguados. Hay que preparar tra-
-Los
gos fresoos. ¿Puedes ayudarme, Luis?
Mient¡as alineaba los vasos sobre la plancha de éba-
no C,ristina murmuró:
sigas así. Lo estás €stropeando todo.
no hay nada así.
----go..tu, -No qué no pones música? Es mejor que este diá-
noches con timidez Carlos Sa- -¿Por
logo idiota. Tú conoces la fórmula: sof laits an suit
¡ria-. Perdonen -saludó
que llegue tarde pero me demoré en miusic.
las prácticas ¡!e remos.
- j¿Y
no tienes que dormir en la casa de botes? -pr€' -¡Noo!
Dascal dcjó caer un cubo de hielo en cada vaso.
un beso.
-Dame lqse! Cristina.
-¡Estás -susr¡rró
Alejandro Sarría hablaba de las elecciones con el se.
rra<ilor p€drón. Del otro lado de la tetraz,a CarloE
hojeaba The New Yorker.
estoy loco porque pienso. Si piensn no es-
toy-No
loco.
como Clavelito Cristina sonriendo
-Piensas
mientras -dijo
venía en los vasos el Johnny Walker.
vaso de agua sobre el radio.
mo. -Con
110
../
//
//

Jomo ehvelito. ' ./"' , -Y-S estanlos terminándolo todo. óomo hacendarib
tu pelsamiento en mí y hqrás que gfi.este mo' iesultó, vqmos a ver qué tal me va en csto.
-Ponmi fuerza de pensamiento ejCrza el tlien sobre ti
mento No te'preocupes,
. -l.y rE prcusupes, no rendras hacer nada _di_
tendrás que hac€r
----canturreó Dascal. ¡o Alejandrd-. Es tu nombre lo que cuenta; el trabajo
ti no te sirvo, has tomado demasiado hoy. lo harán un equipo €n torno a ti.
-A la tarde anduve en compañía ds Vat 69 y aho- Un criado de chaqueta blanca se acercó a Cristina
ra-Por
de Mister Yoni Woker. Miste,r Woke¡ uos acompaña que le instruyó sobre la mesa.
esta noche. Dame un beso.
-Como
sub a Gustavo Duarte
está mirando hacia aquí Cristina. que ya ha sido ima Hora" y de ,.La
-Alejandro
armado?
-dijo Nación" con nosotros de ca_
-¿Estátiene armas. beza y -dijo
corazón. hace dos días a ulti-
-No mal.
-Hace quieto.
-Estatepuede destruir.
-No
--Tú sl puedes d'estruir -dijo Cristina '
es mi culpa si te destruyes.
-No mañana y destrúYerne.
-Ven voy a destruile más. Hay cosas que no ne-
I -No ser dest¡uidas y han sido destruidas.
cesitaban
te necesito. Tú sabes todas las razones
-Yo
quedamente -dijoy
mientras servía dos whiskies colr agua
dos con soda. Salieron del bar y Dascal la ayudó a re
partir los tragos frescos. Cristina y Dascal se retiraron a un sofá al otro extre-
Panchete Rosales entró detrás de una larga y hu' mo de la tetaza.
I

i meante fuma que sostenía firmemente entre sus dien-


tes. Cedrón le dio un enérgico apretón de mano y Ale-
janüo Sarría le palmeó, afectuoso, en el hombro.
tal va la zafta? Alejandro.
-¿Qué -preguntó
Panchete saludó a Cristina, que le presentó a Das-
cal.
bien, va bien Panchete mientras
-Va una mano en dirección
agitaba -respondió
a Carlos.
tan bien. ¿kíste las cotizaciones de hoy en qué hablas? Crisrina.
-No
Londres? Alejandro. -óDe los fetiches. -preguntó
Míralos. Ahí tienes a tres feti_
-preguntó
leo esas cosas. Son muy complicadas. De -De
ches conversando y ellos tienen a sus fetiches.
-Nunca
eso se ocupa mi y€rno. cosa €s un fetiche?
Cristina apretó un botón junto al bar. -¿Qué son fetiches para mucha gente __{ijo
-Ellos el grupo con un dedo. Dascal
del periódico Cedrón. scñalando
-Hablábamos -dijo
tt2
oon Maltina, el fetiche del nelajo, el feticbs rlel puesto
público, el fetiohe del azúcar, el fetiche de las nalgas
gordas.
ellos?
-¿Y sé... el fetiche de la zafra, el fetiche de las
-No
$ecciones....
El mismo sirviente de chaqueta blanca apareció con
la quietud de la vez ante¡ior y dijo con una voz imper-
sonal, neutra: "La mÉsa está a su disposición, s€ñora".
Cristina invitó a pasar al comedor.
la normalidad feliz' Mientras atravesaban el gran salón C¡istina le susu-
pero ant€s realizan un €sfuerzo para obtener- rró a Dascal: 'fifrata de impresiorrarlos pero no ssas
la.-Sí, amargo".
Cristina que se acercó al Cristina y Alejandro pcuparon las cabeceras de la me-
algo Y Cristina desaPareció sa. El senador Cedrón y Panchete Rosales se sentaron a
una bandeja de anchoas Y ambos lados del centro y Carlos y Dascal llenaron eI
tó en la mesa de aluminio vacío. Las paredes del comedor estaban revestidas de
Dascal. cnoba clara en paneles lisos y orlados con tallas. Las
las anchoas son un fetiche? -preguntó boiseries se alternaban con vitrinas empotradas con fi-
-¿También guras de jade.
Cristina.
talismán, no tienen tanta categoría' de qué hablaban ustedes? Alejan-
-Un -¿Y
dro. -preguató
talismán ¿Para qué? 1

-Un que las comidás íntimas salgan bien' Obser- la suerte, del juego Cristina.
-De -dijoque €s parecido, pero
de los fetiches;
va-Para
a Cedrón que hoY sust n<¡-Hablábamos
es lo mismo.
oor el casimir de invier tiene una teoría sobre los fetiches Cris-
'como que los
el fetiche -Luis
tina. -dijo
cos han usado varios fetic
Sirvieron la vichysoisse.
de la RePública <ilePositaba
tón de cocomacaco como la beata en su rosario' Aho- de los fetiches, Luis Alejandro.
cuáles? ¿Los vegetales, los -dijo
-Háblanos minerales, los hu-
ra los fetiches son más costosos: el Cadillac cola de -¿DeEl fetiche humano es interesante.
manos?
pato está sustituyendo al dril c'ien' este país todo el mundo cree en brujerías
el -En
senador Cedrón. -dijo
los humanos.
ejem- -De muy simple: el caudillo es el fetiche hurnano
he del -EsDascal-. José Miguel Gómez y Mario Menocal
el fe- -dijo
lrnn sido fetiches. El gallo y el. arado del Partido Libe-
etiche de la Yema de huevo ri¡l son fetiches también, pero de otra clase. En un tiem-
114
\

su esc y
Ia gen m-
pre se Y
hasta al
relajo.
choteo es antijerárquico --dijo Alejandro-' Al
-El
Cristina. El sirviente aguardaba con
la -¡Luis! -llamó
bandeja extendida.

retirar los platos. Dos sirvientes que flotaban sobre el


piso ofrecieion cangrejos rellenos en.su co¡cha'
' el dolor dura poco -dijo Alejandro-' El
-Aquí
cubano es suPerficial
qs utt l.tgat común en el que no creo
-Bse Es cierto que existe una intensa vida por
Dascal-.
-dijo los

116 tt7
no se tra-
ya sabmos que en la administración pública del pre- -_Tampoco
eucontró la felicidad sin el poder oolonlal
estar fuera
t"¡".-Áqui todo es moral excepto -dijo Carlos.
supuesto.
estoy de acuerdo Dascal-' Todos aspi-
-No
ran
-diio
a ha[ar un sueldo donde lo encuentren'
rn a ganar un sueldo con el
-No
mínimo Car-
-El -dijo Hay
lor-l-po, eso la botella es stinción'
e tienen Por-
¿No cree usted, senador?
misma raZón que no creo
derecho a llamarse hacen-
llamen te¡ratenientes' Lo
que todo el mundo es muy
go.

ó de este País
eto "El Juegb'
niéndole un Peso fijo a la
dice Aleiandro Cris-
-afirmó
Ño cutpo a nadie' el
tina- todo es ocio, '"n'uuiidud'
-'-Bi es resPonsable.
calor
i"t"t"iene en nuestra sensualidad -diio
Pero eso no el
Dascal-"fioñu -Las
son.
revoluciones
--dijo
más.que la explosión
Alejandro enérgico_ no
acción. Li guitarra arrulla de los ámargu¿ár, to, descon_
lcntos y los frustrados.
la maraca, la clave Y la
-Nosotros y tres una bonita re-
hicimos en el treinta
volución el senador.
-dijo
cr€e en las revoluciones, Luis? _preguntó
-¿Usted
Alcjandro.
C¡istina miró a Dascal mientras qontraía tos
labios
nguardando tensa su respu€sta.
problema es que yo no creo en casi nada _dijo
.- -Mi
l)¡rscal.
o se endureció Para quitarse es la base do la madurez _dijo Alejandro_.
vocasión de felicidad' -Esa yo
Cuurdo tenía su edad también m" ioiáitátán los
ra_

llE 110
Es que "sin azicar no hay país" ----comentó
dicalismos, pero los años lo. aclaran a uno'
agrada-
-Recuerden
Cedrón.
ble ver a un ioven asentado.
Cristina' calderas rugientes de los centrales, las cañas
que Carlos
-Iguala 'Ca.lot no le-dijo
inieresan estas cosas; le ha dado
-Las con el vieuto.
cimbreandt¡ ¡J qué más? Das-
-Ño, cal. -preguntó
más?... Nada más Cristina.
-¿Qué -dijo
diversificación industrial, la eliminación del mo-
-La ¿de eso hablas, Luis?
nocultivo, Alejandro.
Panchete Rosales dormitaba en-dijo el sofá.
sé. Hay quien dice que jamás podremos ser un
-No
país industrial porque no tenemos acero ni carbón
jc Dascal. -di-
es cierto Cedrón.
-EsoCuba no pu€de-afirmó
ser poderosa por su economla
-Si serlo por su espíritu. Aquí tenemos una riqueza
puede
que sólo necesita ser definida y organizada.
subproductos de la caña? Ale-
-¿Los
iandro. -preguntó
Dascal-. Los tranvías, el sombre-
ro-No -continuó
de jipi, el embrujo de la ceiba, el poder de Changó,
lcs patios de las quintas del Cerro, el dulce de guayaba,
las mamparas del zaguán, las calles adoquinadas, la pal-
mera en el paisaje, la guayabera, el zun-zún, la cadena
de oro al cuello, el danzón, el zapato de puntera estre-
cha, los baños de mar, el arroz con pollo. . .
cómo podemos envasar eso? Ale-
-¿Y
jand'o. -preguntó
hemos regalado al mundo a Brindis de Sa-
-BuenrJ,
Ias, Alfredo de Oro, Kid Chocolate, Capablanca, Gavi-
ián. Podemos dar mucho más. Ellos son la resultante de
€so que no s€ envasa.
y haná un buen libro de poemas. Nada
-Escríbalo
más puede sacarse de esas fantasías Alejandro.
-dijoimponderable.
cultura no es sólo una esencia
que yo
La-La
decía.
co- cultura francesa fue
ése no es el camino de nuestra realización
-ps¡e Napoleón, la cultura
rno ,t*ión. El camino está en los campos de caña' en por los altos hornos de
nuestra industria azucar€ra Alejandro'
-dijo
9.- La Situación
t20
gran pintura en el mo¡n€nto en que sus barcos c,onocían
-Es temprano.
todos los mar€s.
coñac, Gabriel? Alejandro' -¿Y Alejandro?
importa, está acostumbrado.
El senador negó con un -preguntó
-¿Más gesto de la cabeza. -No trasnochar o a los tarros?
señores, redoble de tambores para mar- -¿A m'¿ humilles, no tienes necesidad de hu-
car-f,¡f6¡sss,
el paso haci ijo Dascal' -No Tengo que Luis,
nlillarme. mendigar, pero no me humilles,
hojarasc los años aPren- 'l'ú también necesitas tus fetiches. Necesitas tu Vat 69
-La
derá a distinguir iatres, de los cas- y me n,ecesitas a mí para no ser demasiado pequeño.
tillos en el aire Cristina, gue lo No necesito a nadie. Ni siquiera a esos amables me-
conoce bien, nos ha asegurado que sería usted un exce- Soterios que se acaban de alimentar.
lente secretario de direCción para el nuevo periódico' Cristina tomó la copa abandonada y bebió de un sor-
Carlos dice 1o mismo. Después de lo que hemos habla- ho el sobrante de coñac.
do creo que no tiene usted nada que el tiempo no pue- otro trago?
da arreglar. Por eso le pregunto si accptaría usted' -¿Quieres
gracias Dascal.
Dascil dejó su copa sobre una mesa y buscó los ci- -No, -dijo
andas destruyendo cosas.
garros en sus bolsillos. Cristina lo observó atenta' -Siempre
con mucho gusto... p€ro no sé si serviría' -En el
Smtiago
siglo dieciséis podía irse de La Habana a
por el centro de la isfa sin ver el sol una sole
-Yo... con Panchete' Duarte hará el trabajo vcz. Lo cuenta el Padre Las Casas. Así era nuestra
-Trabajaría
pesado. frondosidad. Eso ha sido destruido.
sí. . . le agradezco mucho. . . en un
leíste almanaque?
-Pues
Dascal encendió un cigarro. Inhaló el humo profun-' -¿Lo en Selecciones. Edición cubana.
damente. -No, me conforme contigo Cristina.
se [¿!ls más
-dijo
Alejandro mientras abría -Yo todo esto? -dijoel salón con un am-
-No
una caja de Corona -¿Y señaló
To- plio movimiento de-Dascal
su brazo.
--Sí,'gracias
mó un tabaco y-di
lo a' hacer por la mañana.
hay que
-Algopor la tarde?
Alejandro sacudió des-
-¿Y
_Tú.
pertó balbuceando incoh€rencias.
tenemos todavía algunas cosas que hablar es soy un
qu€ paréntesis.
-Nosotros
Alejandro mientras señalaba al senador y a -Así es así, no es así. Siempre me cambias lo gue
-dijo -No
rligo,
Panchete. i
quería acostarme temprano. Dawal' Dascal se acercó a un candelabro de bronce y alabas-
-Yo aiompaño a la puerta -9iio.
Cristina. lnr sn cuya base un león rampante sosienía un escudo
-Te -dijo
Dascal dio la mano a los tres y salió de la biblioteca' rlc rrmas en policromía.
Al cruza¡ el salón dejó su copa sobre la mesa de már- *Esto es lo fundamental para ti, Cristina se-
mol . Cristina cerró sus dedos sobre el brazo de Luis: el candelabro.
ñul¡rndo -dijo
te vaYas. ahora no.
-No que irme, Ya me he desPedido.
-Antes,
si está bien, está bien. No te lo critico. Tú tie-
-Tengo -No,
r2¡l
nes €sto negros tienen su palma
y los ! su ceiba' Todo
el mundo debe tener algo'
te tengo a ti'
-Yo una-caja de música y un reloj luis XV'
-+"t* de Pe¡rin
Dascal alz6 la tapa de "tt pibuttto {e. Joza adentro
nui"ro entrándo en puerto y dejó caer
"oo "" humeante.
-- tabaco
su
Este es mi paisaje Cristina'
cada uno -dijo
tenga e[ suyo' Paisaje palillero
.concon Iro-
de-Que
par-Áas' Paisaje ls de ceiba' Ceitras
ká y palmeras co reY del mundo que se
i'irt" ¿" punzó, el bonito que come can- ORO BLANCO
á.lu'. pu'." Ciistina Santos parafernalia es su ma-
ptctica¡ la licantr el totemismo' la magia Ahora que esos muchachos andaban alborotando era
y""i"'¿"
la hechicería' ilttu¡mcnto de víajar, Lo'la insistió en ir a París, pero él
a la tertaza Cristina' queúa volver a España para visitu la aldea de Esque-
-Vamos al vestíbulo' -dijo rrol, donde naci6.
-\,r¿6e3
no se €stá cómodo' Dn Cuba las cosas andaban revuehas. Durante un
-Allí más cerca de la calle' ulmuerzo en eI Yacht, Céspedes le diio confidencial-
-EstoYquieres Puedes irte. ,nente que el hombrv no duraría, Ferrara le habíe ose-
-Si estoy tratando de hacer'
d- ¡¡urado lo contrario. Ndie sabía en realidad cómo ter-
.ltávesato" el salón. tascal apartó las cortinas
-Eso ntinaría el General Machado su perlodo presidencial.
Cristina y cruz5
Abordaron el "Mauretanid' en Nueva York. En El
terciopelo vino para permitir -et P"io. ,"
;;;;-ái"- bajo ei agoüiante plisado del material'
----Recuerda llo,re lomaron el expreso a París, que vieron fugaz-
Dascal- que Orula enloque y que ,nctrle a través de la ventanilla de un taxi mientras iban
Ová cástiga -dijo
los genitales' No dejes que te artastren' ilt la Gare du Nord a la de Austerlitz pwa tomar eI ní-
l.legaban a la Puerta' pltlo o Madríd.
castigo que no . perdonarías' Luis'
.. el único I:n Esquerrdl le hicieron grandes Í:estas y reibió la
-É.. hay que perdonarlos' Son dioses' son omnlpo- ulnúración debida al indiano. La última noche lue de
-No
tentes Dascal lnilc con goita y voladores y se consumieron treinta ba'
los -Britódel Portal.
esca'lones rrlt'as de tinto que Cayetano pagó. Fue lanta la excita-
:¡rrancando al Paso ut jaz tkin que Lola insistió en descansar' en la Riviera fran-
peraba al Portero. La Pes t'(ttfl antes de ir a París y Lorüres.
iriar ae goanes Y Dascat
álamos del Vedado. Ilehito Suárez estuvo contando chismes toda la tarde
en t:l har del Carlton, en Cannes, a los Quesada, Ios
Sutircz y los Sarría. Curruca Sánchez lo interrumpia con

t25
lrecuencia para a,ñadir detqlles que Bebito olvidaba. Ca'
y'la emoción la mató un año después,
nla sesenta años
¡Qué curioso! -4ijo Curruca Sánche,z-. Actuó co.
n o uru marldo burlodo sín serlo.
está la cosa Bebito.
-Ahí -dijoa Andresito
El otro cuento se refería Mederos, cono-
<'ido homosexual que se pibciaba de haber tenido rel¿-
muJer cow un vaporoso vestido, que se'cubñd con unt ciones solamente con hombres muy masculinos, Un lin
parnelo curvadd, sobre su Írente. de semana llevó a la finca de su madre, en pinar'del
(Jn vecino de mesa lela "Paris Soi/', con un¿ Íolo en Río, a un robusto empleado del central.
Lotd Baden Powell en traie de Boy Scout De,spués de dos ltas de excesos, al emprender el re-
prímera
'l de
un cintillo "Mussolini abre conversaciones con el Quai por la le exigió
D'Orsoy". ito dijo gado y no
despido por un rato 4iio Coyelano. ahora. y Andre-
-Me este hombre estó \Ioco, deiarnos osí! ito siguló negóndose. Entonces el hombre arrastó a
mé-¡Pero
Bebito.
-excla- Ándtlesito hasta el gran espejo de la sa.la y lo instó por
eso, Cayetono 4iio Pepe Quesada-, aquí úl4ima vez a que b pagdra. Andresito siguió firme. El
no-Deje
se viene a trabainr. empledo hundió una nano o un
Lola' <:reyón de labios y se pilúó los
Cayetano recibió la mirada suplicante de Re' bido,
alra pediría re'facción al Banco thl mismo, delante de Andresi
el padre de Bebito. Escuchó me gustan esos cuentos pepe
el
-No muy sutil Bebito-.-dijo
euesocla.
¡euién iba a esperar
Quesada lque era General
-Es -diio
del cenlral La Dalia, vecino a tn¡ de un empleado-de batey? ¡Vengarse 6i..,1
Quesadal, propietario
Curujey. Desistió de su retirada. Entonces hablaron de jugar bridge. Cayetano se des-
pidió de nuevo y es:a vez le permitieron marcharse. Lo-
Bebito contó dos anécdotos, frescos de La Habqna.
Maúas' Acevedo, dueño de la Tabacalera La Inesita, h .dijo que subilta en un instante.
era conoció mu- Cayetano contempló La Croisette a lrbvés de las per-
sianas del cuarto. Los bañistas iugaban con las olas en-
ier licinas de la
call con una se' lundadas en sus trwsas de peÍnerct hasta la rodilla. El
cre da Y de her- 'yil no era tan íntenso como el de Cuba.
mosas plernas aunqu de caderas, Cayetano cotttempló La Croisette a través de la mesa
Matíos supo que rade estaba vivíendo u)n sus papeles. Abrió las cartas que le habían remitido
corc st¿ secretaría, " como es Charli An- ¡le sus olicinas en La Habana. Las noticias eran malas:
drade", comentó Bebito con utut-sonrisa. Matíos abrió rn Cuba atravesabon una depresíón. Hasta ohotV no le
ulrctaba gravemente porque estaba muy abierto en sus
ltvcrsiones.
Oayetano Sarría siemptre tuvo un olfato espa:ial que
Ir odvertía a tiempo de las tempestades. La quiebra del
le puso una case. Fue su plimera aventura. Tc- t'cintinueve no le produjo grandes quebrantos porque
joyas I
t26
t
I
I

I
tenía su dinero en bancos extranjeros: el del Canadá y t¡ttttulo sigue inspirdnlose en el odio e lo esroblecido,
I el Cityz nunca confió en esa prolusión de pequeños
I

I
bancos cubano's que surgieron cuando las Vacas Gordas.
I Después del desplome de New York el mercado se re-
I
cuperaba lento y seguro. No era probúle que se repí-
I
liese un nuevo pánico.
En una carta le informaban de hs últimas acciones
l

adquiridas de acuerdo con sus instrucciones: once ac-


I ciones cle mil libras esterlinas cada una lcon cargo a la
cuenta especiall, de los Ferrocarriles Unidos; ciento diez Dscribió Ia dire
acciones de 'la Heneqr,tenera Yumurí; cínco acclones de ('ullton. Apretó el escudo del
quinientos pesos de la Compañía Agrícola luragua; Lola desde el bañ
b voz de
e,scribía.
rl
trescientos treintay ocho rcciones nbeneficiarias'1, de la algo, Cayetano?
i
Atlantic Sugar Company y diez de a mil fttreferidas'1, de -¿,Necesitos
'- un-a.carla que quiero que salga rdpida.
I
la Ramona Sugar Co'mpany. Lola-Es
salió del baño envuetlta ino bata de anchas
,i
Cayetano tomó papel y pluma y com,enzó o contestar ,,rqng(N COn ribete,s de e,trcaies "n
y se deió
i

la carta recibida el úa anterior del Coronel Angel Cer- ,n


l solá. "or,
vera, que se encontraba en el Savory de Londres. agotada.
I
-Estoy
Cayetano
,l "Querido Angel: Contesto tu carta del día 7 de julio.
-¿Qué
t ?
: Mucho celebro el nacimiento de tu nueva sobrina. Lo de -preguntó.
Roosevelt ,ne preocupa. tanto cgmo a ti, Espero la reac- -iCómo ¿tú crees que eslán bien?
I

-Sí, Digo... bien. Es una


i1
ción del azúcar. Cuba'no sólo depende económicamente prcgunta,
sino poÉticamente de los Estados Unidos y no sé hasta estd terminando su colech y
qué punto las ventajas que tenentas en Cuba con el pt Y la niña no puede estar
azúca,r pueden ser contrawestadas eon una serie de leyes ,tt ón.
económicas y sociales que se le ocurran a Roosevelt pa- no es eso, Pensaba
ra su país y que casi iwnediatamente se rellejarían en -No,,
t,(tt o tener. Van a heledar
Cuba. Tú sabes que no creo en la social-democracia co-
I

Ytt no le he dedicado mucho


mo sistema pofrtico, no porque no sea justa sino porque r,¡ la verdad. Polta haberle e
Ios extremistw del mundo entero la ven sólo como un lrcocupo por el mundo en que van a vivir.
medio para logrer un fin: eI poder. No dudo que Roo- mundo siempre seró mundo, vie.jo.
sevelt triunle y tiemblo cada vez eue I.o píenso. Más -El pero hay que saber arreglárselasi.
miedo tengo a su sucesor. Cuatro años se pasan pronto -Sí,
y entonces tendúamos a lohn L. Lewis que sería terri-
ble. En ltaúia Mussolini hace expelimentos interesantes
que quizíu seam una so,lución. Habrd que esperar y ver.
La poÉtica de Rusia, y de los comunistas de todo el
t28
LN
MIENTRAS EL INYIERNO CONTINIIA
no vuelvo más allá.
-Yo
Ernesto Dascal
miró a su hijo con la severidad acos-
tumbrada. Hundió el tenedor en la loma de picad,illo y
arroz blanco y lo extrajo colmado; se 1o llevó a la boca
,y masticó cou lentitud con los ojos fijos en el sudoroso
vaso de agrra mientras sus sienes se movían al ritmo de
la mandítr¡la.
no val€ la pena, papá Luis y vio
-Aquello
cómo
_
engordaba una vena que atravesaba-dijo
la frente de su
padre y supo que ya no estaba disfrutando de la comida.
El viejo calculaba su próxima explosión. Luis temía que
un día una embolia lo abatiese por aquella costumbre
rjc discutir du¡ante las comidas. Ernesto Dascal üró
violentamente el tenedor sobre el plato.
. lo que te dé la gana con tu vida, siempre has
-Haa
¡ido un anormal.
anormal
no, es que no aguanto aquello.
papá,
-Un un anormal, un anormal. Un hombre que no
-Sí,
liene capacidad para ganarse la vida, que no sabe en-
frcntarsea nada. ¿Tú sabes lo que yo he tenido que
p[sar para llegar aquí?
Dascal temió que su padre comenzas€ de nuevo la
cxt€nsa na¡ración de sus privaciones y sacrificios.
mí no me importa lo que seas. óyelo bien, no
-A

I
me importa; lo único que exijo es que seas el primero. flrncsto Dascal se cambió su pijama por un traje
Si quieres ser zapat€ro, allá tú, pero tienes que ser el colrlr lubaco. Colocó su pluma Parker en el bolsillo
mejor zapatero del mundo. Por lo menos, el mejor rtt¡rerior del saco, se ajustó al cinturón la argolla con
zapatero de Cuba. el nt¡rzo de llaves, tomó la presilla plateada con los bi-
a mí no me interesa ser el primero. En este llelcn y salió dando un portazo.
-Pero
país es muy fácil ser el primero. Cualquier analfabeto l,tris terminó su almuerzo con desgano y se acostó
anda encaramado por ahí con un poco de audacia y en su cama escuchando la GMBF basta adormecerse
falta de escrúpulos. co¡r la música sedante. Cuando abrió los ojos eran ca-
que tu llamas "analfabetos" han peleado muy ¡l lns cuatro. Llamó a Cristina para demorar Ia cita
-Esos
duro para establecerse en una posición social. lr¡r¡¡tn las cuatro y media. Se dio una ducha y descol-
de todo, papá, el periódico €s una po- gtl cl traje de franela gris. A las cuatro y treinta y
-Después
sición social. clnco estaba esperándola.
que abandonar la carrera! ¡Dejar la Uni- Cristina le dijo que seguramente le iba a agradar.
-¡MiraEso sí, te lo advierto, no cuentes conmigo
versidad! Vivfu en medio de sus objetos que le traían imágenes
para nada. rlel pasado. El prestigio familiar había comenzado con
Ernesto Dascal se puso de pie reti¡ando con violen- el bisabuelo, médico santaclareño que elaboró una fór-
cia la silla por un golpe de corvas. rrrulr de zarzaparrilla muy gustada, que alivió a Isabel II
s¿¡¡s¡¿ de Derecho es el camino sano de un rlc un herpe y le ganó el nombramiento de gentilhom-
-l¿ de bien. Esa gente con la que te has mez-
hombre lrrc de Cámara de Su Majestad. Años más tarde desa-
clado no son como tú. ¡rrllló una tesis sobre las úlceras del cuello del útero
en Cuba todo el mundo cojea de una Pata err mujeres vírgenes que fue muy discutida en la Uni-
o -Papá,
de la otra. vcrsidad de París y le valió un papel de reconocimien-
¿estás oyendo? l() que llegó de Francia con sellos de lacre y cintas de
-Encarnación,
Encarnación Seguí se escurrió por el pasillo en di' retla. Ahí co[lenzaron los Santos a ser gente bien y
rección al cuarto para evitar la ira de su marido. En llcvaban siéndolo más de un siglo.
nesto Dasc ¿l fue a su cuarto. Al oírlo acercándose I-a casa de los Santos, en Ia Calzada del Cerro, era
Encarnaciór r entró al baño y salió por la otra pu€rta rrrr viejo cascarón que atravesó indemne la ruina de la
al pasillo. En el comedor encont¡ó a Luis que bacía llrnilia. Fue residencia de esplendor en el siglo die-
bolitas con las migajas de pan. cinueve y abora permanecía empolvada, con sus per-
que hacerle caso a tu padre, él sabe lo que Niirnas entornadas todo el día y ciega al tráfico de la
-Tienes
dice. ('llzada. Dascal golpeó la aldaba de bronce en el por-
sabe nada, mamá, es un imbécil. Irin de madera con grandes clavos de hierro oxidado,
-No tiene sus prontos y €so, pero en el fondo es Abrió una mulata uniformada con un traje azul de
-El ¿Por qué no sigues en la Universidad?
bueno. rlyas finas que saludó con cariño a la señora Cristi-
muchos abogados en Cuba. La carrera no rrir. Atravesaron el zaguán y un portal interior cercado
me-Hay
gusta. c()n cante¡os de rosas blancas y rojas y pasaron al re-
haz la que te parr,zo^. A Roma se llega t:,bidor. Doña Luisa Hernández, vestida de negro, abrió
-!us¡e,
por más de un camino. krs brazos a su hija. Extendió con elegante languidez
t32 130
su brazo a Dascal que le estrechó la mano con suaü- *No lengo el gusto.
dad. Cristina hizo las presentaciones y doña Luisa los Doñn Luiea se acercó a una de las vitrinas.
invitó a pasar a la sala. .. Ml r¡buelo era marino de la corona. Mandaba un
Cuatro grandes espejos de marco dorado y azogue ¡IHn htrqtre con dieciséis cañones: "La Bjzar¡a". El
desvaído alternaban el espacio con vitrinas atestadas de Papa lo condecoró. Garibaldi fue un hombre trastor-
miniaturas de porcelana. Doña Luisa al crurl;r frente a nnrlo quc hizo un gran alboroto en Italia y le quitó el
un espejo se miró sus flacas canillas y se bajó el ves- poder tenrporal al Papa. Te voy a enseñar la condeco-
tido para que cubriese el refajo qu€ sobresalía. fEc{ón.
a la familia de tu madre doña Ahrió ln puerta de cristnl grabado al ácido con una
Luisa-. Sobre todo a tu tío Enrique Seguí -dijo
-Conozco y a su mu- r.rilnltco¡rir de flores y frutas. Extrajo una medalla os-
jer, Pupucha Castell, la hija de don Remigio, el de ctllcckln por el tiempo.
Holguín. Gente de mucho valer. Tu tío era tan buen . linlonces Francia y España enviaron dos naves a
mozo qu,e una pestañeaba si lo mi¡aba seguido. ¡Y Rrtrrr¡¡ ,r,,r" proteger al Papa. Este era un hombre bue-
qué bailarín! lrrr¡ n() rccuerdo su nombre. Después lo hicieron san-
tío Enrique está. . . decir Dascal . io, nrc lo dijo el párroco. Así es que puedo decir que
-Sí, a tu abuelo también lo -intentó
conocí doña ntl nhuclo fr¡e condecorado por un santo.
-Y de cuando él iba a lo del Marqués
Luisa- -prosiguió
de Villa-
pando, yo era niña entonces. El le llevaba los bienes lllr l¡r medalla estaba grabada la corona papal con
rlrrn lltvcs cruzadas bajo ella.
al Marqués. . l,)l I'apa no hizo la guerra para no derramar san-
me ha contado. . .
gtc, Visitó los barcos y cuando subió al de mi abue-
-Mamá eran los tiempos. Ahora, en cambio...
-Aquellos
Siempre cierro las ventanas para que no se me em-
lo rt¡ .trd.n ' que disparasen ciento un cañonazos, como
polven los muebles. Hace calor, ¿verdad?
¡e lr¡rcíl con los monarcas. Contaba que los barcos
Its¡rirlrrron y hubo cristales rotos. Su Santidad en per-
Doña Luisa llamó a la mulata eue abrió las ven- rrritu prcndió esta medalla en el pecho de mi abuelo.
tanas de un costado de la casona. El jardín silvestre
rodeaba una fuente sin agua de agrietada pied,ra gris. l)oñr Luisa devolvió la medalla a la vitrina y los
casa fue €n otro tigmpo algo de valer. lllvltrl a sentarse con un leve movimiento de la mano.
-Esta
Para doña Luisa "de valer" era la máxima condición. ' .¿,IXnde está papá? Cristina.
nos queda p@o, se ha vendido mucho. "-lin el baño. Ahora -preguntó
viene. Ya le avisaron que lle-
-Ahora
Aunque Cristina nos ayuda hacen falta grandes recur- gnlle Luisa continuó-: Esos eran los buenos
sos para mantener en forma este cas€rón.
-doña
llorrr¡ros en que vivían personas de mucho valer cuando
a Luis no le interesan €sas cosas. lrrr primeros ahor¡os se gastaban en un piano o en un
-Mamá,lámpara es de los tiempos buenos. Los cane- qrrltrln. Nosotros teníamos una carretela muy hermosa
-Lason de baccarat, fíjate. Nosot¡os lo perdimos to-
lones tlue guardábamos en el zagtán, era de lanzas largas y
do con la República, sólo nos quedó el cafetal que ad- ¡torlfir llcvar cuatro caballos. Nosotros le poníamos
ministraba mi hijo Aurelio y eso se lo llevaron las Va- rftr¡ , l-os caballos los teníamos en el establo, al fondo.
cas Gordas. Mi hijo Aurelio trabaja en la oficina de l,ircgo le €ns€ñaré la casa.
Alejandro. ¿No lo conoces? l)oñ¿r Luisa llamó a la mulata para qu€ hiciera café

134
lrruncisco Santos abrió su boca macilenta dejando ver
y preguntó a Luis si prefería otra cosa, una copita de
;uB ensías rojizas.
licor quiás. Dascal dijo que el café estaba bien'
muebles donde estás sentado son una réplica cree en el futuro, joven?
-¿Usted
l)nscal no contestó y buscó a Cristina en demanda
de-Esos
los que tenía el Capitán General en el Palacio de
Gobierno. De palisandro; no los ataca el comején, igual de orieritación.
que Ia caoba. El Capitán General ordenaba los domin- --Nosotros los viejos doña Luisa- estamos
gos por la noche una retr€ta en la Plaza de Armas con lnn cerca del gran viaje que-dijo
creemos que todo el mun-
música militar. A veces íb,amos, si no, los del Cerro nos rftr nndu igual. F;rancisco piensa que todo va a acabar-
paseábamos por el Parque de Tulipán. id con la bomba atómica.
Francisco Santos se acercó arrastrando los pies ' lrruncisco no respondió y su boca, con las comisuras
está mi esposo doña Luisa-. Te lo lrrrcin abajo, indicaba su desagrado ante el extraño. Do-
voy-Ahí -dijoéste es Luis Dascal Se-
a presentar... Francisco, firr l-uisa no permitió que el pequeño rapto de amargu-
guí, el hijo de Encarnación Seguí. tn lc nrrebatase las delicias de su baedeker casero.
gente buena? - -Ahí, en €sa pared, tenemos a todo el que era al-
-¿Es si no cómo iba a venir con tu hija. grricn a señalar-: Conde de Peñalver, Mar-
-Claro,
Cristina besó a su padre en la rnejilla. Dascal asis. r¡rrús -comenz6
tlc Bejucal, Marqués de Pinar del Río, Conde de
tía a un rito elaborado por la costumbre; la emoción Sunlovenia, Marqués de la Real Proclamación, Marqués
estaba ausente. Francisco Santos se dejó caer en un rlc ln Gratitud, Conde de Villanueva, Conde de Fer-
sillón y permaneció en silencio observando fijamente l¡utrlina. Vivían en el Cerro, eran de valer, Todos es-
a Dascal que dejó €rrar sus ojos sobre los detalles acu- l¡rhnn en el muelle cuando llegó la Infanta Eulalia. Muy
mulados, rirtrpática. Vivió en el Palacio del Capitán General, pe-
que se interesa usted en los platos ' Son l'o visitó mucho el Cerro y cuando su quitrín pasaba
ili
las-Veo
viejas familias del Cerro. Cada una tenía su ¡ror la Calzada iba tirando onzas a los negritos que co-
i pia vajilla en la que servían los días de solemnidades. lrfnn tras el coche. Le dimos un gran baile. En aquel
Costaba una fortuna hacerlas en Francia, Inglaterra lrromcnto el Parque Central se llamaba Plaza de Isabel
Sogunda y la calle Reina, calle de San Luis Gonzaga y
I

España.
Los platos fijados a la pared tenían escudos eD ver-
cl Paseo del Prado, Alarneda de Extramuros. Ot¡a
licsta grande fue la que dio el Conde de Santovenia al
I

des deiicados o en azules que nunca alcanzaban el vi- f'rfncipe Alejo de Rusia, hijo del Zar.
i gor de Wedgwood y el fondo blanco poseía casi siemprg'
una calidad opaca que no llegaba a la porcelana de' Cristina el alud-, (recibis-
tr; -Mamá
ll canasta-interrumpió
I

leche. de frutas que t€ mandé?


Trajeron el café en tacitas y Cristina se adelantó --Sí, a tu padre le gustaron mucho los mameyes.
servirlo para eximir a su madre de hacerlo. Mientr ¿Vcrdad, Francisco?
revolvía el azúcar del f,ondo con la cucharita de plata; ---Sí, muy buenos. Yo me voy a mi cuarto. Mucho
Dascal comentó por hacer conversación: ¡¿rrsto,joven y se alejó arrastrando los pies.
-dijo cree que pronto va a estallar la
Francisco,
cuidar bien esos platos. Alguna vez, ert -Pobre
-Deben
futuro, podrían donarlos a un museo. ltucrra. Las pasiones del mundo son ahora más inten-
f,a Situación 13?
136
sas. En nrrestro tiempo todo era mrís tranquilo¡ nos ffirupurlor do Carvajal. Pasaron los años. Los mu-
comprendíamos m€jor. Ehehe¡ otocl.ron y sucede un día que el hijo de los
se odiaba? ¿No había muertes?
-¿Nadie
Dascal. -preguntó
las buenas familias eso no estaba permitidol
-En cosas desagradables, pero eran la excepción.
Sucedían
Por ejemplo, cuando la guerra de España, Juan Bru-
no Zayas estaba alzado en la manigua y su familia vi-
vía aquí cerca, en la Calzada. Juan Bruno venía disfra-
zado de lechero a visitar a su madre y los celadores lo :¿Y quó pasó, después? Dascal.
reconocían y lo saludaban por su nombre y nunca fue :Nedn. -preguntó
denunciado. La guerra no era en serio, , =:¿No rc casaron?
la gu€rra no era €n serio habla cosas que eran -No.
en-Si
serio. país se hab¡ían fugad,o o é1, desesperado
el honor, la famiüa, la religión, la se habría dejado caer sob¡e una espada,
-Naturalmente:
moral , envenenado en un pacio suicida. En Cu-
creían en eso. s nada.
-Todos ésa era nuestra ley, - l,rl¡ hijos de la gente de valer siempre son obe-
-J6d6s, ser agradable vivir tan protegido ,
dlenlr'¡,
-Debe
Dascal. -dijo ===lX lotlas maneras, la historia termina mal. No hay
contaré algo para que vea doña Luisa-. drElnn r¡l final .
La-Le -dijo de piedra fren-
nobleza de Castilla podía usar leones --'l¡,n l¡r Calzada del Cerro, joven, sl drama es de
te a su casa. Aún en la Repútrlica,.podían v€r$e los ffinl grrslo.
leones frente a las casas de la Calzada. Los Carvajal
vivían frente a los Fernandina. Don Leopoldo Gonzár
lez de Carvajal tenía una fábrica de tabacos con la que
se enriqueció, pero la vieja nobleza del Cerro le llama-
ba despectivamente El Tabaquero. El Conde de Fernan- :,

dina era otra cosa, un gran señor de vieja alcurnia, po- I


Ínllle.
seía una hacienda de ciento dieciséis caballerías con una, Alrrrvcsaron el comed,or donde la larga mesa ova-
numerosa dotación de esclavos. Carvajal fue a España
I

hrln ertuba cubierta por un gastado tapete de peluche


y dio dinero en botijas, es un decir, para obras piado- fcln y adornada con una salvilla de loza bhnta. A
sas de la Corona. Entonces le dieron el título de Mar- It¡v& de una puerta de persianas salieron a la bóveda
qués de Pinar del Río. Cuando volvió de su viaje do cnredaderas.
mandó colocar frente a su casa dos leones de mármol. :-Disculpa el jardín que está muy mal cuidado
La Condesa de Fernandina, indignada por la audacia fe dollu Luisa. -di-
del Tabaquero, ordenó retirar los suyos para que no su- l,ar plantas crecían sin orden. El jardín estaba ocul-
friesen la afrenta de contemplar día tras día a los les- lO dc lu calzada por una cerca de lanzas de hierro a la

ll8 139
que habían áñadido planchas de zinc. Cerca de allí
cluzaba la Zania Real. Doña Luisa llamó la atención ={dlmalo, mamd.
:A veco¡ por la noche la acuesta en nuestra carrlá-
sobre dos bancos de mármol que fueron regalo del Mar- tongo que ir a otro cuqrto. ¡Es asqueroso, as-
qué de la Real Froclámación. La -senda les llevó a un Por favor, no le digas nada a Aurelio. Se
cinador de madera con entablamiento de arabescos. Do- f¡r cn la cocina con esa rnujer.
ña Luisa quiso reposar allí un instante para disfrutar de pldclal
la brisa que turbaba los tallos silvestres. Desde allí ve- :=tlr lguul . Lc hace regalos, le da dine¡o.
ían la galiría del fondo de la casa, de un azul desvaído lluñe l,t¡is¿r ll¡oraba con un quejido agudo y extra-
por las lluvias. ñu qrc fucsc emitido por un instrumento' Los pasos
Una risa sofocada. La mulata retrocedió por Ia lc nielnrrtrr h¿rcia las habitaciones. Cristina volvió al
puerta de la cocina y salió a la galería. Don Francis- €g¡rlo do hora.
óo Santos la abrazí de nuevo por la cintura y le intro-
dujo una mano por el La mulata - Mcnr6 te ruega que la perdones, has visto el dra-
stratabade ,nil,
sonreíayforcejeabac Fnrcul no quiso hacer comentarios. El reloj con los
arreglarse su unifo.rme. no haberlos q$ruhlner clc la saleta indicaba las seis. Salieron. La
visto. €elrnrln del Ccrro estaba ahogada en el tráfico del atar-
tenemos muchas matas: iazmín de cinco ho- á$et, l,on nutobuses cruzaban con grandes ruidos me-
-Aquí
jas, estefanote, pétrea, galán de noche, madreselva, cun- llllgo¡, F,l hurno negro del petróleo quemado formaba
diamor. ¿Quieres llevarle a tu madre iazmtn de cinco ñUbÉr ¡obre las fachadas descascaradas. Era muy di-
hojas? Hace un buen cocimiento. ferentc rlc los grabados de Mialhe que describlan la
Volvieron a la casa bajo la misma bóveda vegetal . €¡lc$rln n mediados del siglo diecinueve como una vía
Cristina se detuvo en el comedor con su madre y rogó lñ€huto¡u y screna, con negras gordas de sayón amplio
a Luis que las €xcusara un instante. Dascal fue a sen- y €x.llavos cnrgados de maloja, algunas auras €n el cie-
tarse a la sala, en ún sillón de palisandro, y se entre- fu y lrn c¿rsonas reventando de ostentación, coronadas
tuvo en observar su imagen oscilante en los espejos. A lñ le¡ uzolcns con grandes copas de loza.
través de las mamparas con los vitrales geométricos le Clll¡llnu lo dejó en el periódico. Dascal oprimió en
llegaron las voces.
decrépito, mamá ' Es inconcebible eso que
ll n¡eo¡rsor cl botón del quinto piso. AIlí estaba la
-Está dlreeslón. Todo el edificio tenía aire acondicionado y
hace. tñ sqtln ¡rusillo había un bebedero. Entró en la oficina
lo has visto bién Yo no puedo hacer na-
claro ' I rnlrrrlti n Dorita y a Carmen. El señor Rosales no
-Tú
da. ¡Ay, mi hija, qué amargura! Se pasa el día eri la
el barrio. No recuerda ó¡t¡n*r, tll señor Duarte no estaba. Dascal dijo: "El
bodega'tomando ron con todo
l€ñ+rr l)uscnl está". Se sentó en la butaca giratoria ta-
lo que hemos sido. plHdn en cu€to carmelita y revisó los papeles que te-
que evitarlo. Enciérralo.
-Hay se- puede. Recuerda que está muy enfermo, se ñh err el buró. No sentía ganas de trabajar y se en-
F¡luvn en pintar barquitos y casas y palmeras €n un
va-No
a morir pronto, déjalo hacer. Y con esa mujer" ' ll€el c,'n un buen lápiz de punta suave. A ratos ob'
¡Ay, mi hija! llfYnhe ¡t l)orita y a Carmen €n sus movimientos. Eran
Doña Luisa sollozaba ' ¡ftllHr y llevaban impecables blusas almidonadas que
140 141
combinaban coü sayas oscuras de sólido tejldo. Las s¿- ffi* nentelidad matemática". Duarte creía que Dascal
yas se ajustaban sobre las caderas señalando una gra- tlFhlbe A una mención reiterada en las crónicas so-
ciosa curva. Dascal no sabría por cuál decidirse en mil lith¡, al blcnestar, a una posición. Entre ellos exis-
años de pasiva cont€mplación. dE un nexo de maestro a discípulo. Dascal lo dejó
Carmen era poseída por un vital inter6 en el mundo lE ru error porque nunca comprendería de qué $e tra-
de los negocios: era seria y eficienüe y su principal vir- 6b¡,
tud consistía en Ieer la correspondencia de una manera Dn¡cnl nbrió alguno$ sobres y comenzÁ a leer car-
inteligente y llevar las respuestas hechas a la firma del
señor Duarte. Dascal Ia había visto en varios conciértos
h¡ nhurridos. A las siete Duarte llamó para decir que
ÉF volvetlu hoy porque tenía una comida esa noche.
de la Filarmínica y en las funciones del patronato del
Gilrcnl nprovechó para irse. Se despidió de Carmen
Teatro. Aspiraba, con el tiempo y la experiencia, a una é€ñ ttn ñnludo neutro y conv€ncional y le dedicó una
posición ejecutiva, Dorita era graduada de la Havana
l€hfl¡n dc complicidad a Dorita qu€ se retocaba con un
Business Academy, se interesaba por las revistas de mo- 'llplr de ccjas ante el diminuto espejo de su vanity.
das, usaba un complicado maquillaje y gastaba una bue-
na parte de su cheque en peluquerías; atendía muchas Itl rrpurtamiento de Bracho Sánchez, en el Vedado,
llamadas telefónicas y no se perdía una verbena del Cu- Ff6 pequcño y barroco. Bracho lo había llenado de plan-
baneleco ni un domingo bailable del Casino Deportivo. llr ltepudoras porque eran "obsesivas y sofocantes".
Durante el verano vivía todo su tiempo libre en el Club Btneho crtl obsesivo y sofocante tambien. Dascal había
Náutico. Dascal prefería la natural vitalidad de Dorita thllnrlo r¡na de sus exposiciones y reconoció a Pisasso
al calculado arribismo de Car¡nen. É[ qqucllos lienzos satu¡ados de óleo espeso aplicado
El trabajo en el periódico no era tan desagradable Cott cs¡lfrtula; pero no pudo determinar qué período co-
como había .supuesto. Panchete Rosales iba una vez por plnltn.
semana, conversaba una hora con Duarüe y se marcha- ('urrrrtlo Dascal entró, la pequeña sala estaba llena
ba. Gustavo Duarte llegaba a la oficina alrededor de de N¡rtc y todo el mundo hablaba a la vez, A¡lguienl
las diez de la mañana y perman€cía hasta la una. Ca- h prrro un vaso con ron en la mano. bascál cruzó jun-
si siempre su almuerzo era una cita política o de ne¡. lo s un grupo que discutía sobre la revista Raíces. Los
gocios. Volvía sobre las cuatro y Jrabajaba hasta las Qlte hnbíun podido publicar en ella la defendían y los
ocho. A veces retornaba en algún momento entre las Qlto l'ucron rechazados la atacaban. Todos aspiraban a
diez y la medianoche para revisar las pruebas de pla- pttlrllcnr en Raíces. Bracbo iba a editar, con otros pin-
na. Duarte cultivaba dos tipos de relaciones: políticos lrlrts y con el grupo de escritores apolíneos, una nu€va
y anunciantes. En su oficina tenía dos diplomas: uno fevlxln. Bracho, que era tosco y gtueso, sxplicaba sus
de Ia Asociación de Industriales y otro de la Asocia- plopéritos en el centro de una densa concentración hu-
ción de Anunciantes d.e Cuba; y un retrato de pan¡ mntt¡t, junto al balcón. "La cuestión es tener algo pa-
chete Rosales. Era socio del Biltmore y pasaba allí los fh exprcsarse. Vamos a hacer esto sin ideologías, sin
domingos, "Los negocios,, hoy en día, acostumbraba lrnxrn; que cada cual haga lo que qui€ra". El poeta
decir, se hacen en el campo de golf o €n trusa, en un Etnrítrlcz era escéptico: "Después de todo nadie va a
yato". También decía con frecuencia que "un hígado lecrlr¡; nosotros mismos no vamos a leerla". Bracho con-
eD buen estado es más importante para hacer dinero quo lfnnlrc(r: "¡No hay lugar en mi revista para los incrá
142 14¡
dulos! Solo Con una fe telú¡ica se mueven las monta- ¡llf e¡ouchaban el bullició y la música"y partici-
ñas". th la elcgrla sin aturdirse en ella.
Dascal continuó hacia la cocina. Carlos Sarría es- o ful¡to nl cam-faier de la otra noche- dijo Ma-
taba apoyado en el fregadero escuchando un diálogo Hr de' Ca¡men.
entre dos compositores sobre Eric Satie. Carlos le ha- :No pudc ¡r por el trabajo.
bía dicho ¡ecientemente que pensaba aprender a tocar
la guitarra. Lo saludó con la mano, pero no pudo lle- -Mg dljinte por teléfono que no tenías nada que
há€er, qrrc lrfas.
gar hasta allí. Las conversaciones continuaban entr€mez- =. l,uegrt se me presentó eso otro...
clándose, confundiendo el aire lleno de humo con = Slgue$ ncomplejado, por €so no fuiste.
sonido de voc€s: Sindogaraydadaísmomussolinimarine- lln¡trnl vio a su voluntad alejándose con precipita-
ttihegelantonio guiterasmate¡ialismodialécticosondelalomaju- €lón y crcyó estar al borde de la entrega total, desnudo
díosenalemaniatom ásmoroalarrivierafrancesalamuertedetiti- I Elarlo nntc una mirada burlonamente benévola. Un
coXl anoslaseleccionesagramo4telaconvenciónconstituyentes - ¡fnn erf'uerzo le permitió rehacer la fachada. Preten
hostakovichlazafrajeanpaulsartre. . . tlló l¡rl h¡rber oído.
Escuchó al poeta Ermúdez que decía: "A mí me conta- -'..Yn te conté que comí con tu padre Dascal.
ron una cosa el otro día que es muy sintomática de la . -dijo lo im-
Yn mc lo contaste. Pe¡o no te dije entonces
reacción social a la creación. Está un pintor dibujando prerlonutla que estaba con tu importancia.
en el Parque Central y se acerca un joven y le pregunta [1ta dlrccto y fuerte y doloroso.
qué está haciendo. El pintor responde que está captan- -=¿Quicres burlarte de mí? Ahí dentro hay mucha
do una manifestación concreta en la medida que la in- lenle quc sirve para eso --{ijo Dascal.
tuye subjetivament€ y fijándola en la materia a través de No, quiero que s€as menos almidonado cuairdo
líneas, volúmenes y planos. Y el joven le responde : Sí, sí, €rlf r conmigo.
ya sé, cosas de maricones". Algunos rieron c"on la histo- = ¿,Almidonado? ¿Yo?
ria y otros permanecieron en un des,olado silencio. Sf, tú. Como el día que me contaste lo del monje.
Alguien puso un disco que cqmenzaba con Mamá Inés ¡Ahl ¿Te acuerdas del parti ese?
y continuaba con Danzonete y Las Perlas de tu Boca. El Mo acuerdo.
.¿Y fc has decidido a ver el Paraíso?
ruido era insoportable ahora. Dascal trató de abrirse pa-
.¿,No me ves aquí?
so hacia la puerta cuando vio entrar a María del Carmen
Cedrón. Estaba muy atractiva esta noche con un vestido lt¡¡ru mí está en otra parte.
rojo muy simple y ajustado y el cabello negro más negro *- ¿lXnde?
aún por el contraste con el rojo. --l1s muy complicado. Yo mismo no lo sé bien.
imposible estar aquí Dascal.
- llúscalo.
-Es -gritó :- lln eso ando.
yo vine para quedarme María del Suclta las neuras.
-Pero -respondió
Carmen. = llno es más difícil. Eso es lo que me mantieno
ves como está. Vamos a sentaxnos afuera. Ylvo, Con eso me siento latir, aunque rnolestan.
-Ya
Salieron al pasillo y ocuparon un €scalón, no lejos de -=¿l)or qué no vas por el Yacht? Podíamos conver-
la puerta de Bracho, en la escalera prineipal del edificio. Fl rtllÍ.

t41
/
Un tibio y €sp€so jarabe le inunda el torso y le co. cdades en un minuto de tiempo tr)otque
rre hacia el vient¡e y los muslos: un afecto tierno y entregaba una gigantesca síntesis en que
sosegado que brota con fluidez. Hay que reaccionar por el hombre gravitaba en un espacio
en contra.
rEso está fuera de mis límites. h¡manccló un largo rato con los ojos abiertos en
ves? Sigues acomplejado.
- y
-¿Lo h crsu¡ldad se durmió temprano.
qué no aprendes la guitarra, como Carlos?
-¿Por qué?
-¿Para darle salida al esnobismq al amateurismo in-
-Para Así me dejas tranquilo.
telectual.
Maúa del Carmen se ¡ió mostrando los dientes per-
fectamente alineados por dos mil pesos de tratamientos
de ortodoncia en Giquel. Sabía que esa risa específica
la había ensayado otras veces ---€ra mortalmente atrac-
tiva. Dascal estaba siendo apaleado con brutalidad. Bus-
có una salida.
a otra parte!
-¡Vámonos
puedo. Margarita y Cristy me están esperan-
do-Noallá adentro. Además luce agradable este parti.
No estaremos muoho rato, a las nueve tenemos una
comidita.
Dascal la acompañó a la puerta y descendió la es-
calera con rapidez, apoyando el peso de su cuerpo so-
bre los brazos, en el pasamanos, y tocando con los za-
patos cada tercer o cuarto escalón.
Al llegar a su casa fue directamente a su cuarto y se
acostó vestido en la cama y se sintió solitario y enclaus-
trado. I¿ llegaban hasta allí los sonidos y los olores
de la jungla social allá afuera y deseó estar en ella y se
sintió importante por no estar en ella, por no s€r como
los otros y la ansiedad aguda y mortificante, insacia-
ble, insatisfecha, inagotable le invadió de nuevo y todas
las imágenes mórbidas, brillantes, esbeltas, frescas, ele-
gantes, perfumadas desfi,laron oscilantes y detestó la
carrera de obstáculos a que estaba condenado. Enton-
ces vio un cosmos revuelto y cruel, poéticamente desor-
denado, hermoso en su brutalidad, donde el hombre
era metódicamente aplastado. En ese instante podía re-
146 t41
IIÍ\I I'AI)ITE DE LA PATRIA
l'n¿nltt Curuso debutó en el Teotlo Nacio¡ul, a ocho
pen+ hr luneto, Gúb/iel Cedrón estuvo toda Ia no-
¡ha ltr¡tte al teaho imaginando lo que estarla pdsando
¡¡ lt¡ rsct'na. No le intercsdba la ópera como (tte sino
¡tttutt t;íntbolo d.e un estdo socidl. La posibilidad de
6*lttlr ptreclale' el colmo de las vcnturds humanas.
,4 ht salida obseryó el brillo de las botonaduras de
hillhntrs en las pecheras almidonados de los fracs y las
bnlrhtrlus y el lamé dorado y las tfutas y el talle largo
ale l,'t troies de noche con el que las mujeres pasaban
Fut ¡,t,t(ctos magnílicdos por un grch lente. EI tem-
blh ,1,, los senos con el pdso breve de las criollas le
Ítan ltttl,u un íntranquilo deseo de posesión que sublim*
bn untr los suaves reflelos del nácar y la. temblorosa
Fet ihn'ión de las plumas de ave del pardso de los aba-
ñll rr,r'.

lin u¡ches claras de La Habdna había vagado por el


Fni,lnr Central cruzando ftente a la estrción de VilI*
Ntt'vt lmsta el Campo de Marte y la luente de La In-
dht, tttut le pdrecía algo muy bello, y deseó poseer al-
pttn dítt unct cctsa llena de estdtucts y cosos hern2e^sgt;*
;rtttt,, uquéIld.
t,|vt lie la época en que ocurrió el incidente áú" Ír" -^. .t,
ttttttrntwlo en los periódícos con grdn
nutnca habrla,eyridg
-que sa .odr, ,"
y
e*vw"v si titi
üt tera iÁ.i.],u¿¡"^
os oeriódicos "o_!
¿"
- seguramente su mdre los le?a; con de
atrqtso,, pero ",2:,,:::^::!eyto
los leía. algún
_ Gabriel estaba reci
bien administrados Ie
cuclrto en Ia casa de
!.:^!"ot!* y
_35 "o^A en una fonc
í*'j,;::í #,;;:Í:,1,:;:x*":_?'::c,o se te
iba en
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ilir :a .ta
la Unívers---i.
fJnivcr, ) p"ri
o^-^
e:I! todo, decír todo es todo,"
lfu¿s,

ditjgmente et
f::!:!! p
. Ilattnln Gómez poseía un alamüque en la calle
-Gómez. de
ld Ittnl,t londc labrícqba el Ron Estaba en
Hlenilnt il¿ nds, cuando
h t'l¡ltó fu dedicar La
Euleiltt¡l e ¡ a cambio
tpelbtuh
lüry
ntllhtrc,s ,:;::;:
Rtm (it
io ¡,,,,,
firr t, ,rr,¿r de anís cada semana.
,ífT;
l\tr nqucllos
Ehen'htt supo q
rlnltt Luis que
Etüttitt. Iiue a
l','tt lu cubierta Marinita les presentó a la señora B.

leilil con el primer oficial).


El prirnet plesidente de
Lq Soctedd fuc lqcntta lllulnita usaba ligas rojas y, por la evidencía, la se_
fltttit l). no Ord todo lo respetable que parecía. pachencho
150

151
las llevó a trabaiar a Gloria Tres que era la casa'má¡ lcllat ¡te ron y ocho de anís. Las Ííestas de La Sociedad
elegante de o4uellos tiempos. ¡Qué clíentelat Ninguno hleleron época. Gabriel Cedrón lantentó que su madre
de los asiduos tenía menos de cuafenta y dos de cintura eiln{lelese de todo esto pues le escribió u'na larga cdrta
y cubrlan sus protuberancías con chalecos de buen paño hahldrukile de las malos compañías.
quzados de leontinas de oro. T'unlit sc divlrtíeron en aquellos tiempos que Gobtiel
"
Pachencho y Gabriel conocieron oú a las otras mú- umtpró dos pa.tcntes pa,ra fortalecetse: el licor de Berro
chachas y pronto toda la Sociedad compwrta con las v el lillxtr de Kola', Coca, Quina y Glicero'fosfatos del
cortesonas mds bellas de La Habana.'Decidieron que doclor Bastlda. Lo's domíntgos tomaba el tranvíd para eI
era necesario aumtentar ld cuota de Ramón Gómez. Pa- lurpl,t vktje hasta "El Progreso", en eI Vedado, donde se
ra ello era necesartb un golpe sensacional. Aú. se acor- t'lltvluha con los baños de agua sctlob,'e. Iuanito -ile Dídz
dó lo del teatrb. ttulttró pronto y pudo aco'mpañorlc>s en las liestas La
Acudleron ternpra:no a la función del Nacíonol y es- !iln'l¿lwl donde hizo aludes de ingeníosa alegtía.
peraron en el Parque Central la saltde del público. (inhricl ,'ecordaba siem)pre ¿l 6snse:io de su pa:dre; éste
briel Cedrón ocupó un banco futnando nervioso sus 'rl'il ,t,t país de generd'les y doctores, y nunca dcscuidó
garros Susini y recordó que había leído en "La Luc hn eiluclios. En las noches de verano iba con Pachencho
que la noche ambrtor hubo un gran tiroteo en el t ht Accra del Louvre d tornal helados de frutos y olft
fé "Los Mosqultod' con el resultado de dos hombres i, t,el.I' fi Ia juventud dorada de la República'. Bebito Echar-
un caballo heridos. Qulzás esta noche polta suceder alnt le, Icnarito de la Vega, Iorge Bombalier, Pepito lzquler-
go similar. Nunca sabe uno cwíndo va a tener un út, Arluro Taquechel, Bequico Pehíez: la flor y nata'
dente con un coro,nel de Ia manigua armado de un pa- 'l'ttnthiún admiró en slts poseos domín'icales por eI Prado
voroso revólver vizcdno. It "l,t¡ Muerta Víva", que trawcurría en su coche sin con'
Al oumentar de intensidad las luces dcl vestíbulo It'iler un músculo, con el rosto cubierto de cascarilla que
dos se pusieron en atención y atravesaron la calle. tr'(nluaha la blancura cle su piel: su vetsíón de la o'fern
cieron como que leían las carteleras y pronto v lo clemanda. En su cama habían dormldo los apellidos
aay'pn a dpdtecer los trajes de lamé y los fracs bien núl ilustres.
planchados. Como el que no quiere la cosa los l,as luces d.e La Habana, que lo deslumbraron a sa lle-
chos comenzcron a pegar sus anuncios del Ron ¡¡nlo, ya le eran habituales. Ni síquleru frecuentaba lc
en las espaldas de lo's caballeros, en los quitrines y ¡ttnil¡rerería de Enrique para ver eI aietreo de las he"-
ckards espeieantes que aguardabaa' en las paredes, t¡uxas. Estudió con méto'do' Leía diariamente los períó-
las clfilsterds. ilicos y un aumento en su mesada Ie permitíó ver a Ta,-
Fue un gran eséándalo, como todos espera,ban. S nmki Miura en "Madame Butlerfly" y a Eugenid Zúffoli
hubo que lamentar que el senador Ponce le fracturé t, a Enrique Borrás; arte sefio.
brazo a luaníto Díaz de un bastonazo. Eran iempos de esplendor y eI dinero corrtd. Por eso,
AI día síguiente el eminente cronista Ricardo Dolz ttl morir el abuelo Sandallo, se negó a respondet d lla-
dicó su "Nota del Día" a la groma. Aquetlo coincüíó tnado de su madre para que administrara lds fín:cas' G+
con la aparición masiva en todos los muros de la hriel le eso'ibió aconseiándole que contratara un mayo'
de los papel,itos engomados del Ron Gómez. Las ral. La gran ciudad se olrecía al alcance de su mano y
aumentaron y Don Ramón les subió la cuota a doce cstaba decidido a conquistarla.
t<a La Situación
ONO BLANCO
El Génesk

Venlón de 1932 según fue impuesta a Cayetano Sanla


por la obstinación de Lola Mena

lin eI principio creó ldort,


Y tu FiÍth Avenue vrcía, Y lds
llnleblus estaban sobre I Espíritu de
Ilktt se movía sobre HYde Park.
Y dtjo Dios: Sea Tiffany: y fue un Pagaré.
Y vio Dios que el Hors d'Oeuvre era bueno y separó
Nltu de Montec@Io.
Y llamó Dios al Mertinl Very Nice y al Globe trotler
lltun,l Cause'ur: y lue la tarde y Ia mañana un üa'
Y dijo Dios: Haya expawión en medio de los Trusts,
v separó el Deba del Haber.
Ii hizo Dios la expansión, y aPdrtó los Intereses que e8'
lnfutn debajo de la expansión, de lu Obligociones que es'
lulnn sobre la expansión: Y fue o'1.
Y Uamó Dios a la expansión Stack Exchange: y fue
ht lurde y la mañana el úa segundo.
Y dijo Dios: Júntewe los Menús que están sobre la
l'luec Vendome en un lugar, y descúbranse A la Catto '
Y luc osí.

155
Y llamó Dios a Wall Stret Solo para Caballerot y a
reunión de Huelgas llamó Bolcheviques: y vio Dio,r
era bueno.
Y diio Díos: Produzca eI Cocktail Hour, Daiquirí
Iado, y él Five O'Clock de simiente de Asistirés; la
quera de fruto qae dé lruto según su 7,afra, que su
miante esté en é1, sobre el Habana Ydcht Club: y fue fftll¡ lllr¿¿sv l-ox Trot lo's qeó.
Y produjeron los Macheteros al Colono, Colono f l rr hcncliio Dios; y üioles Dios: Fructilicad y mul-
da simiente g¿:gún su natura.Ieza, y Tacho que da
cuya simlente eslá en é1, según su Clearing House: y
Dios que erd bueno.
Y fue'la tarde y la mañana del día tercero.
Y dijo Dios: Sean Tips en la expansión de las Bolte
Nuits para dpartat el lta y la noche; y sean por dru
y pdrct las Seasons, y pdra dÍos y años; y Say ít with Y e dado este For he is a
wers en h expawión de las floreríos para alumbra.r irltl ts OÍt a" Pesar del On
R..S.V.P.: y fue así. 'Uli¡ de Luxe que os he en'
E hizo Díos las dos grandes calles: la calle mayor lftptxh rcros ln Para comer Y beber.
que señorease en h noche, y la calle nTenor para que Y 6 l1clos los ll/elcome de la tierra y a todos los Ett
ñotease ¿n el lta; hizo tdmbién las Vedettes. lo que fuma Corona de la
Y púsolos Dios en Ia expawión Continental parú todo lo que dice I like nry
No hay suficientes fondos. st la vie, anarquistas, mami
Y a la calle mayor llamóla Broadway y a la calle me- el Yacatiotts Abroad: Y lue
nor Ia llamó Rue de lo Paíx: y vio Dios que era buerw. ¡t,,
Y lue la tarde y Ia mañatu eI [ta cuarto. Y vlt¡ Dios todo lo que había hecho y quedó muy tver'
Y dijo Dios: Produzcqn los Ingeníos Relacciones y pÍtttiluht por ello. Y fue en la tarde y la mañand del úa
tras Protestdas que vuelen sobre las Notarlas en la ,ttltt'
ia expa,nsiSn de los Códígos. Y lucron acabados los cielos y la tierra, y todo su ort
Y creó Dios a kts grandes Morgan y Rockeleller y nailrcnto.
tia cosa viva que anda arrustrando tras ellos, que el A Y tcabó Dios en el [ta séptímo su obra que hizo, y r*
cat protlujo según su género y todo Ledger según su e pwó el üa séptímo de toda su obta que había hecho.
pecie: y vio Dios que era bueno.
Y Dios los bendijo diciendo: Fructillcad y
y henchid los Bonos de la República y que las
trotas se multipliquen en Ia tierra.
Y fue la tarde y la mnñana el día quinto.
Y dijo Dios: Produzca la ZnÍra según s u especie
Dunhill y Sulka y Chanel según su género: y fue así.
156 15?
FN I.'IEI}NDRO DEL 5P
l'l st't¡u(lor Cabriel Cedrón besó a Ritica' Estaba jun-
iu ¡r l¡r pucrta y se despedía. Fue un húmedo beso de
vte¡,t, ttdrón íotaba que decaía co¡- Ritica'- I¡ reco-
lleirrlnron un concentrado chino del que debía beber
tl¡ttttttr gotas con agua después de. las comidas' Y siem-
pr-e t¡rrctlnba el viejo remedio: glándulas de carey, os-
i1,,,,**, ccrcbro de mono. No era grave la situación; co-
lller¡r,rrllrt un proceso.
lloy irse temprano; en el Capitolio se reunía
<Ieb?a
el Se¡l¡rúo. Cedrón siempre encontraba tiempo para vi-
r¡lrrr r Ritica y fumarse un tabaco mientras conversaba
¡Jrrrr l¡r muchacha. Ritica fue mecanógrafa en las ofici-
llnq (lcl Capitolio. Cedrón la conoció cuando estaba pre-
r¡rr¡¡rrrtlo la lev de p¡otección a la flota mercante que tan-
in ¡r.rpularidad le ¿io. Los periódicos no -hablaron do
llrrr cosa mientras se discutii la ley: "Comienza a cum-
pllrsc nuestro destino marítimo. Cuba, isla aislada, tien-
rlu rrn puente sobre el mar". No faltó uno que comparó
n (lcdrón con el Almirante Nelson. Ritica se conmovió
clrr lu importancia de aquel hombre que le dictaba lar-
gos pár'rafos mientras mascaba un Corona nílmero uno.
tlrrhíi que el senador tenía sueldo, gastos de representa-
r'lón, cólecturías en la Renta de Lotería, botellas y nó-
rnirurs fantasmas, que le producían unos cinco mil pesos
159
tltensuales. Utilizó,
en ios dias de La Ley Maritima, urr& tliÉa, ayudaba a la intervención esotérica, habtándo-
blusa negra que le dejaba los hombros al aire. Natural-
mente el senador la invitó un día a tomar un trago en
Í tgnador de lo bien que estarían casados. Cedrón ya
El Palacio de Cristal, ahí mismq cerca del Cap'itolio, lOnln por su mujer siquiera un afecto distante. Fara
€fnemlna Guiral era algo tan ajeno como el billetero
casi una prolongación de las horas de trabajo. y se vie- Uno cncu€ntra €n la esquina. Claro que el Epellido
ron otra vez un sábado por la noche 9ue él le dio cita :lcmprc ayudaba. No es lo mismo estar casado
en la Terraza de Cojímar para comer un arroz con ma- &iñ Etncntlnn Guiral que con Ritic¿ Silva, pensaba el
riscos. De ahí fueron a una posada en Guanabo. Cedrón
r ftñ¡dor y niempre lo detenía su hija María del Carmen
€Ul tlUnc¡r Ie perdonaría el divorcio. La otra batalla de
lllle¡ er¡r por el convertible. Primero pidió un cola de
plln y (lctlrón se rió: "Ni siquiera mi mujer tiene uno,
l€ tlte mtlevo en un Biuik Roudmaster". Ritica puso €n
fÉ nrlrn cl Chevrolet, un Chevrolet convertible amarillo.
F¡hfn qrre cso lo conseguiría con el tiempo. Cedrón ba-
l¡neeabn lt cabeza, los ojos se le ponían chinos con la
cuarto en que vivían (Nemesia había ido a entregar un ¡tlnll¡n, pcro no decía que no cuando Ritica insistía. Por
vestido), a causa de Próspero Trosto que tenía un año ¡f,otn cogía mucha máquina de alquiler por{ue Cedrón
m€nos. As.stió a clases en la Escuela Normal, pero no k nhrf¡¡ e I bolsillo todo lo que ella quería. Así las cosas,
terminó. A los dieciocho comenzé a trabajar en el Ten
E€n cl licnrpo y un palito, pensaba Ritica.
Cent de Galiano; lucía bien y el americano que le dio Ctuntlo el senador se fu€, Ritica entró a su cuarto.
trabajo la llevó a la posada de Rayo. Ritica decía: ,.Dios
me lo puso en el medio, pa' mi remedio". En el depar-
& qultó cl ceñido slack negro y la marinera italiana, la
fnlu tle lustex y los ajustadores maid€n form. Desnuda
tamento de flores artificiales la conoció el Representan-
¡É rcnló al borde de la cama y se descalzó las ballerinas.
te Alderete que la hizo su querida y al abandonarla la & tr¡lró cn el espejo. Estaba bien, muy bien. "Después
llevó a trabajar al Capitolio. Nunca Ritica disfrutó tan- S lotlo con 23 años se engancha lo que se quiera".
to como ahora. Gabriel Cedrón era viejo, casi viejo, y Abrló cl closet y se puso un viejo refajo, metió los pies
Ia mimaba. No era muy exigente. Venía diariamenté, lñ trnrrs chancletas de madera, s€ €chó un par de chicles
pero trabajar, realmente trabajar, sólo tenía que hacerlo
€ñ ll hoc¿ y encendió un Carnel. Se fue a la cocina, y sa-
una vez cada diez días más o menos. Lo otro era con- iil tlel refrigerador una Materva que sirvió en un vaso
ion hiclo. En la te¡raza puso el vaso sobre la mesita de
lflrlrrl y el cigarro en el cenicero de Murano que com-
Ffó cn Fin de Siglo. Tomó una "Bohemia" d:l revistero y
h lrojcó sin atender lo que hacía.
za, sangre de gallo, reales de plata, ceniza, caña brava, l,n sesión comenzó en calma porque todo el mundo
aguardiente con pimienta y un bejuco. Todo esto meti- d¡hu lt ley por hecha. A Gabriel Cedrón le habían pro-
do en una jícara grande que Ritica ponía debajo de la I helllo su parte en la nueva compañía y había calcula-
cama cuando Cedrón se acostaba. Ritica, con los pies,i do qrrc la tajada no se le apeaba de veinte mil pesos. I-e
160
161
mortificaba tener que oponerse, pero era cosa de Jorlimosl
za mayot. El propio P¡esidente Prío le contó la entfe-
=¡Nor
vista que tuvo en Palacio con el Embajador.
Cuando Cedrón insinuó que Cuba no estaba en con-
diciones de tener una marina mercante y que aquella
Ley era plematura los otros senadores lo mi¡aron asom- hublar. Desde el momento que situemos la pri-
brados, temiendo que hubiese perdido la raz6n. Luego,
-Nlrtrrlcn a un astillero, nos quitan el servicio de la
fffn pnnnrncña,
los senadores Veitía, Sánchez Herring, Toledo y Már- fuln griega y
la la americana. Nos queda-
quez apoyaron lo que decía Cedrón. La situación co- almacenes cargados de az'úcat,
ñttr urrrr los
menzÁ a esclarecerse. Esa oposición sólo podía signifi- :-¿Quó clase de torped,o nos han colado! ¡Y pensar
car una de dos cosas: o Palacio babía matado la Ley o b que truhnjamos en esta percha!
':
los senadores querían más por aprobar la percha. En un l'ue¡ ya sabes.
rec€so se le acercó a Cedrón el senador Mario Cabrera, . ¿Y nlrora qué?que
del Partido Liberal. - Nrdu, hay votar en contra alegando que nues-
viejo, cómo es la cosa, porque yo no estoy bs deurrrollo insuficiente impide la ¡ealización de un
-Oye, de nada.
enúerado Ff{ly€clo tan ambicioso.
Ley no Ya. :Oye, Gabriel, pero ¿ni un barquito?
-La que no va? *Nl uno, viejo.
-¿Córno
No va Cedrón. Ln ¡n¡ión comenzó con tres cuartos de hora de atra-
-repitió
ponme en el insai. lg y hr l¡y de la Marina Mercante fue rechaz¿da. Ce-
-Bueno, mucho manten€r una flota mercante en dtón y Sónchez Herring telefonearon a la Secretaría de
-Costaría
condiciones. It ilresidencia para informar. Cedrón fue después a la
. de rodeos. ¿Qué pasa? Tú sabes que tene- Plerilcncia del Senado y conversó un rato, firmó dos o
-Déjate
mos uD compromiso. ¿No es bastante lo que se ha ofre- lh¡ tr¡untos pendientes y se fue a los Aires Libres.
cido? Tienes el dos por ciento. Se ha trabajad,o mucho lhr lll Dorado s€ €ncontró con Márquez, pidieron
en esto para tirarlo así. Hmrr juiboles y se dirigieron al quiosquito de ostiones.
Macuto, tú eres mi amigo y no puedo enga- * ,¿Qué, tú también necesitas refuerzo?
-ffii¡¿,
ñarte. Olvídate de esto, piensa en otra cosa. lrlárqucz. -preguntó
no, yo le meto dos tiros al que me desbarate. *=-l.t edad, la edad Cedrón sonrienüe.
-Asl
este pasodoble Macuto Cabrera y atrajo la aten- -respondió
(jetlrón paladeó la resbalosa masa con el gusto a mar,
-gritó
ción de los otros senadores, ¡l punto ácido del limón y la declarada sabrosura del
Míster Big dice que no va. Me lo lrtchup. Volvieron al ancho mostrado¡ de caoba a gus-
-Cálmate,
ayer el mismo Presidente en Palacio. Yo no estoy h¡ tl,¡t ron añejo. Dos sargentos políticos del barrio de
beando. Esto me int€r€sa tanto como a ti. Ya oíste a Alrrén se les unieron.
Toledo, a Yeitia, a Márquez y a Sánchez Herring; esta- *¿Y qué dicen los señores?
mos de acuerdo. --¿Qué pasa, caballería?
Mister, el Embajador? - ---¡Coño, Felipito! ¿Tú por aquí? Tómate algo
-¿Qué
mismo. f,lárquez. -dijo
-El
presentarle a mi correligionario Ulpiano Es- S€1" En es€ instante sonaron los disparos. El ca-
-Déjeme
tévez. j quo volvía con las gaseosas, las tiró al frega-
El mulato gordo, con un sombrero de jipi que movía y $ echó al piso. El limpiabotas se ocultó tras la
nervioso €ntre sus manos, saludó a los senadores res- fala, Hubo gran ruido de mesas y sillas caídas y
petuosamente. , l1l senador Márquez, al tirarse al suelo, s€ \'olcó
Estévez, para servirle. Ulpiano Estévez, pa- rurrn cscupidera. El billetero se agarraba un bra-
ra-Ulpiano
servirle. y ¡fllilbn; "¡Mamá, carajo, mamá, carajo, ay, mam6,
Felipito y Ulpiano ordenaron dos cervezas. Habla- {BáFáb, cnrnjo, carajo, mamá, carajo, ay, mamita, cara-
ron de las pr'óximas elecciones y del tumbón que le lgl" l)el llrazo le manaba abundante sangre.
' 6nhr
dieron a la asamblea ortodoxa en Atarés. lcl Cedrón trató de sostenerse de la barra del
arrasamos. Dilo tú, Ulpiano. E€lltndor pero no pudo y se deslizó lentamente mien-
-Allí alrasamos. il lfár trqtrrhn aírn de ponerse de pie, pero siguió desli-
-Arrasamos,
Alguien dijo: "Ortiz sí es un pelotero". El ruido de , S4dore ltasta quedar horizontal con la cabeza apoyada
los autobuses que doblaban por Teniente Rey apagaba 3ñ el rotloPiés.
a intervalos la discusión de una mesa donde alguien F,l honrbre que estaba junto a la victrola disparó uná
gritó: "¡Es un cocainómano y un ladrón!" Cedrón mi- f_lfe¡a $t techo con una Star 45 y retrocedió hasta el
ró inquieto hacia la mesa. No podía permanecer inac- €ldrmobilc que los esperaba con el motor en marcl¡a.
tivo si se ofendía al Presidente en stl presencia pero €uendo cl chiquito vio caer a Cedrón retrocedió tam-
iampoco podía dejarse atrapar en una discusión de café. blén, Subieron al auto con toda calma y desaparecie-
Decidió volver al Capitolio en cuanto terminara su trago. lglt crln ttn acelerón.
Un billetero se acercó a los senadores y les most¡ó t)os hombres salieron corriendo desde las mesas don-
sus números. Márquez los examinó y luego lo despi- * ¡e hnbían parapetado y al salir pisotearon la sangre
dió con un gesto de la mano. Un mulato flaco echó qu€ rrrrrgía incontenible del vientre de Gabriel Cedrón.
un níquel en la victrola y empujó un botón. El café Hátr¡ucz se incorporó a tiempo de ver al mulato fla-
se llenó con la voz nasal y plana del cantante que hB. eo rluc trataba de quitarle a Cedrón el solitario de bri-
blaba en una guaracha de traición de amores y de mu- llenlcs que usaba en el dedo meñique. Esgrimió con
jeres pérfidas. lepldcz un Bull-dog 38 y gritó: "¡Al que lo toque lo
Junto a la victrola un limp.abotas esperaba clientes Flnlol" Del fondo del café salió una voz: "Tanta guapería
rnientras llevaba el ritmo de la guaracha golpeando su !hol'¡r". El dueño d'e El Dorado llarnaba por teléfono a
cajón con el cepillo. El billetero pidió un café y mojó ln ¡rolicía, Aún se escuchaba la guaracha con una estri-
la punta de un tabaco antes de tomárselo. &trlc lanfarria de trornpetas. A'lguien detuvo la victrola.
Un Oldsmobile azul se detuvo junto a la acera y El billctero, en una silla ahora, seguía gritando. Entonces
dos hombres se bajaron, caminaron hasta el mostrador ¡€ escucharon las sirenas de las perseguidoras.
y pidieron dos gaseosas. El más pequeño se abrió los
dos últimos botones de la guayabera y extrajo una Luger M¡rría del Carmen descendió del taxi frente al Hos-
de su cintura. Su acompañante retrocedió hasta la vic- pllrrl dc Emergencias. No quiso avisarle a su madre
trola. Desde alll dominaba todo el café. Ulpiano Es- fJUuntlo Márquez le habló por teléfono, temiendo al
tévez advirtió primero €l arma empuñada y dijo: "¡Qué soruzón débil de Ernestina Gui¡al. Subió las escaleras

164 1oti
'i

enjugándose las lágrirnas y en el vestlbulo encontró al fobh ¡nlldo del quirófano. María del Carrnen no pudo
senador Sánchez Herring que la abrazó. Varios perio- ?iflo al pesar porque estaba cubierto hasta el rostro por
distas y fotógrafos trataron de abordarla, Sánchez He- Eñr tdbnna. El médico le dijo que tenía perforaciones in-
rring accedió a las fotografías, para las que posó con l¡rllnale¡ y en el peritoneo. Había qué €sperar veinti-
una atribulada máscara, negtó las entrevistas y la acom- lUllro horas para saber si resistiría. No obstante, avan-
pañó al ascensor. Arriba le infoímaron que el senador üár mtlchos casos similares habían sobrevivido. María
Cedrón estaba aún en el salón de operaciones y no ha- Éll Carmen no lloraba ya. El vestíbulo del segundo pi-
bía noticias de su estado. En un cuarto del primer pi-
so dormía el senador Márquez al que le habían inyecta-
do un sedante. María del Carmen se sentó en un banco
de madera y lloró en silencio mientras mordisqueaba un
pañuelo de encaje.
Ritica dormfa la siesta cuando Nemesia s€ acercó I
su oama.
matado a Gab¡iell
-¡Han tú dices? soñolienta, sin compren-
-lQué
der aún. -pregrntó
te han matado a Gabriel!
-iQuecatriett lftr ¡rrbfa las escaleras del hospital pensaba en lo que
-je acabo de oír en Radio Reloj . dirln. Al ver el vestíbulo lleno de personalidades, el hu-
-Lo
Ritica saltó de la cama y comenzó a vestirse. mo (lc los tabacos de medio peso, las conversaciones
está? ¡onto rrna gran masa de sonido, pensó en retroceder,
-¿Dónde
Emergencias. Felo ¡" obligó a continuar hasta María del Carmen.
-En Le .l¡,t Ia mano y nada más.
Luis Dascal trabajaba en el periódico cuando Feli- Rlllcn llegó a Emergencias con una blusa de nylon que
pito empujó la puerta con la bandeja del café con le- le lnnrcaba los pezones y una apretada saya n€gra.
che y dijo que le acababan de hacer un atentado al Ftrc seguida de murmullos y comentarios. euiso eñtrar
senador Cedrón; Dascal sintió que la vieja angustia re- ll cr¡nrto de Cedrón, y cuando se lo impidieron dio un
nacía: había que enfrentarse y compararse a un mundo. Srnn grito y comenzó a sollozar con desesperación. Ma-
Llamó a casa de Ma¡ía del Carmen. La señorita había lfs rlcl Carmen no supo al principio quién era aquella
salido primero y más tarde la señora. Dascal preguntó ntrtjcr jove-n que lloraba por su padre, pero en seguida
golttnrcndió. Llamó a Vega,
corrrprcndió. Vesa- hombre rf. ennfio."i
homhre de .tol
si conocían lo ocurrido al senador. La criada dijo que confianza del
ya se sabía la novedad del caballero y que estaba en ¡énrrdor, y le suplicó que distrajeso a aquella muchacha
Emergencias. Dascal dijo a Carmen que s€ ausentaría t¡rro daba una nota tan fuera del orden establecido para
por una hora. c¡krs casos. Vega consiguió, no sin vencer cierta resis-
En el Hospital de Emergencias el Jefe de la Policía tencirr, apartar a Ritica del vestíbulo.
presentó sus condolencias personales y las del Presi- . l{itica bajó el primer piso y de allí llamó por te-
ldlirno a Nemesia.
dente de la Repriblica a Ma¡la del Carmen. Bl senador

166
ven a buscarme a Emergencias, consigue puedo llamarte?
-Vteja, Trinidad, si no, lo pierdo todo.
Estanislao -¿Dónde
Vega le entregó a María del Carmen algunos tele Ritica se encontró con Nemesia en el bar "El Va-
rnu* y l. avisó de varias llamadas telefónicas. María por" al fondo de Emergencias.
Carmen no quiso at€nder ninguna, le dijo a Vega a Estanislao?
tomase nota y diera las gracias ' Eran de amisl -¿Localizaste
espera €n su casa.
de la familia, del Biltmore, del Yacht, que no consi -Nos una máquina de alquiler y fueron a la ca-
'l'omaron
ban apropiado acudir a Emergencias' pero que más tar. lle cle la Reina. Estanislao vivía en un solar limpio.
¿e traiíari la visita cuando el ilustre paciente fuese tras' ('omcnzaba a oscurecer y aún no habían encendido las
ladado a la Clínica Miramar, al Centro Médico Quif Itlccs del patio. La ropa blanca colgaba en las tendede-
rúrgico o a la Funeraria Caballero. Ernestina Guiral mn. Trinidad abrió en seguida la puerta de su cuarto.
fue recogida por su hermano que le explicó lo llh una esquina, la cama; del otro lado un gran €sca-
Ernestina quiso ir a Emergencias pero su hermano in prr¿rte, una m€sa y dos taburetes. El área del piso es-
sistió en qu€ no debía. La llevó a su casa' donde ya lnlin reducida a la mitaC por la gran cantidad de ofren-
habían llamado al doctor Castillo que le dio un rl¡rs ante el altar de Santa Bárbara que, adosado a una
te. Ernestina Guiral dormía en el cuarto de su cuña' pnred, llegaba casi al techo.
da; frente a su ventana cruzaba el tráfico elegante de me tienes que salvar a Gabriel Ri-
Quinta Avenida de Miramar'
-Trinidad,
tlcr¡. -dijo
María del Carmen le pidió a Vega que buscase --t¡ ha pasado una gran desgracia, lo sé.
Dascal . Vega lo encontró fumando un cigarro en el Trinidad Nemesia.
sillo de los servicios sanitarios. listanislao Trinidad tomó-pidió
-Comfllácela, una cazuela nueva de ba-
quiero que me averigües por qué le han tto y la colocó ante el altar del gran Changón. Con
-h¡is,
cho esto a papá. ttnn tiza trazó en el fondo un círculo, dos flechas y cua-
pero... ¿cómo? lro cruces pequeñas. Echó adentro aguardiente y agua
-¿Yo?sa-bnás. Tienes amigos en la Universidad, hcndita, miel de abeja, albahaca, mejorana y romero,
los-tú
grupos revolucionarios, averigua porqu€ yo no un poco de agua de lluvia recogida en el patio, plumas
tiendo, no entiendo nada. rle tiñosa, "para que vuele sin miedo", y un clavo de
Lloró de nuevo y Luis Dascal encendió otro c hcrradura. I

rro, le puso una mano en el homb-ro y se marchó'. --En las yerbas está el monte y en el yerro, el fon-
Desdi el bar de la esquina telefoneó a Marcos rlo de la tierra; la miel que aplaca y el agua que emF
gor que ya sabía la noticia. puja y el agua que proteg€.
sé por dónde €mpezar, Luis, tú sabes que 'l'rinidad fue a su escaparate y sacó de una gaveta, en-
no-No
corto el bacalao con €sa g€nte. vr¡clto en un saquito, un hueso pequeño, como de una fa-
los conoces, yo ni eso. María del lnnge de dedo humano, y lo echó tamtrién a la cazuela.
-Pero
qur€re. .. sólo nos falta su sangre.
a ver qué Puedo hacer. Yo estoY -Ahora Ritica.
-Voy
tado de la A.R.D., no tengo nada que ver con ellos -¿Cómo? -preguntó
vete al hospital
a alguna gente, ¡pregunta, por favor! tiil-Nemesia,
sangre.
-Conoces
168 ll.- La Situqción
.'¿^ -.\'
\?'"¡r¿ t $/
mamá, ve! -.-¿Yn te enteraste? Dascal.
-¡Corre,
Trinidad se arrodilló ante el altar y comenzó a mu- -preguntó
lo de siempre.
-Sf, imagínate,
sitar oraciones; Ritica, exhausta, se sentó en uno de los sé cómo ha pasado. LIamé a Marcos para que
taburetes. ñl-No
nvcriguara.
Ritica, te tienes que desnudar Tri- *.¿Cómo anda María del Carmen?
-Ahora,
nidad.
-dijo **l ,rt pobre, muy mal. Estaba tumbada en un si-
Uón.
-¿Yo? quieres? llnrcul se sentó en la eama y encendió un cigarro;
-¿No llegue mamá. tttnú tlc la mesa un cenicero que acomodó en una almo-
-Cuando se te va a morir. h¡dn,
--Gabriel
¡9. _ --llute país no se va a calmar jamás -dijo Carlos.
Ritica se quitó la ropa con rapidez y quedó desnuda
-\9, Vlvlmos de una en otra.
ante Trinidad que la miró detenidamente. .*F¡ verdad.
párate ahí, frente a Changó y repite: ;,llnp6 decía la otra noche que si Cuba sigue así
-Ahora de los fuegos... It n lt ruina en diez años.
-Changó de los fuegos. . . llucno, tú sabes qu€ esas quejas no valen mucho.
--Changó
de la centella. . . - - l¡rp6 es de los que m€nos hablan y está amplián-
-dueño de la centella. . ' doro y abriendo nuevas cosas.
-dueñoti todo bien espero. . ' lnvcrtir y quejarse, siempre hacen lo mismo.
*-.
-de ti todo bien espero. . . --No, el viejo lo que dice es que este Prío es rnel-
-de camino para tu hija... dhr rlcmagogo, p€ro en el fondo sabe que hay garan-
-abre camino Para tu hija... llnr.
-abre la pólvora y la sangre. . . - l.o único quq queda es la ágitación. La agitación y la
-apártamerepetíá sus versos mecánicamente mientras
trini¿a¿ prlllicu: las guerras de pandillas, los petarditos, un aten-
observaba con cuidado el cuerpo de la muchacha. hrht casi todos los días y todo eso porque a un revolu-
Slrrtlnt'io del treinta y tres le negaron dos o tres botellas.
Dascal se apoyó con fuerza sobre el timbre de los *A lo mejor lo de Codrón es algo así. ¿T\l no crees?
Sarría hasta que el portero abrió. Carlos.
-dlJo
**Puede ser. Quiás una v€nganza... no sé, pueden
Caminó en círculo por el vestíbulo mientras una cria-
da llamaba por teléfono al piso alto. Carlos ordenó tst ntuchas cosas.
que lo dejaran subir. --'¿Por qué no llamas a esa gente?
El cuarto de Carlos Sarría Santos tenía un gran eS- ' -¿Dónde está el teléfono?
tante de libros, cuatro cartas antiguas de la Isla de Cu- l)¡¡scal estuvo unos minutos en el vestíbulo de la plan-
ba en marcos de oro desvaído, una m€sa de trabajo con ll nllt, hizo varias llamadas, hablaba con rapidez; vol-
una brillante lámpara en bronce, y la cama empotrada Yld ll cuarto.
cn un nicho de madera que se continuaba €n los closets. '*-Marcos habló con un amigo de la A.R.D. y le
Carlos estaba en una butaca leyendo poemas de E.E. dlJo qrre hicieronel atentado porque Cedrón es un trai-
Cummings. for n la ¡evolución del 33.
178 L7l
33? s€ acuerda de eso? lli prenumbras; el único n€xo con la vida eran lac lu.
-¿Del con¿Quién
otro amigo y le dijo que era una H veludoras en los pasillos y el paso silencioso de al-
-Hablóque el atentado no €ra para Cedrón. Ca
vocación,
pFl enfermera. María del Carrnen entró al cuarto de
trl ahora. E pErlrc que respiraba trabajosarnente en una cámara
sé, pero m€ luce que la última versión Ü orlgeno. Se tiró vestida en la pequeña cama de
de-No
ser la cierta. l3€mpuñunte.
verdad que descubrir a estas horas que
es -La
un traidor me parece un poco idiota. ¿Qulón cra aquella mujer que había llorado anle la puer-
A lo mejor se lo dijo uno flor lucirse, por Parecer h dr ¡u padre? ¿Era poslble? Sí, era posible. Nunca habl¡
Fnr¡do. Todo su mundo, sr¡ casa, sus amigos, su club, lodo
rado. $r len o¡lable. Ahora hacía lrrupclón un mundo suclo, vio-
ser, entre esa gente hay mucho postalita halo, ¿Por qué dispararon confra su padre? Gabriel Cedrón
En-Puede
la Universidad siempre andaban dando jamón Si un hombre bueno, bueno, bueno, de los buenos. La lla-
pistola. ñlbr Marfa y le acariciaba el pelo y le decia: "Lo que lú
hijila". Record
l0hnr, ml padre nle es-
--Seguramente fue una equivocación. ll¡chÓ ¡ ¡u comenlar "A ése
que jode es no saber qué hacer en medio hly qur malarlo para que ll' t€
-Lo
esta confusión. ñho llorar. Cómo era posib Baila-
tf[ Junlo¡ el prlmer vals el día que cumplió los quince en
l¡¡ ¡ll¡ vlstió de blanco. Algunos domingos hasla la había
hay nada que hacer Carlos-. Lo lGomprñedo a misa. La Madre Azcárale le dljo muchas ve-
co-No
sensato es ponersre -dijodel camino
a un lado para Ctt on lo3 corredores del Sagrado Corazón que su padre era
lña columna de la sociedad: los Cedróni ella era una Ge-
la procesión. llin, una familia con la que habia que conlar. ¿No eran
algo puede hacerse. ¿Nos vamos a pasar llclo¡ de todos los clubes? Ahí eslaba la evidencia: su padre
-ps¡s
vida así, con los brazos cruzados? Ír odlado por alguien hasla el extremo de lnlenlar su des-
mundo tiene su orden en medio del desorden llrrlclón; acabarlo, suprlmirlo, con fuego y plomo y san-
-Elte¡mina igual que empezó.
Todo lrt, Un hombre lan bueno. En laplel
casa, con su bala de casa,
iI¡ prnluflas de casa de suave de becerro, su vida en
eso fuera cierto estaríamos todavía en las f¡ crra; respelaba a Erneslina Guiral y era considerado
-Si
v€rnas Dascal. I h bcraba en lapadre
frenle cuando llegaba. éQué hacfa aquella
-dijo¿a ver? ¿qué harías tú aquí? lñuJ.r all¡? Su en eso. Aquella mujer como ella, de
-f,us¡s,
sé, eso es lo que me fastidia, que no sé.
lI rdad, con sus medidas, los senos desnudos bajo la blusa.
-No lu padro que besaba a aquella muJer, no con el beso ho-
María del Carmen habló con el cirujano que le i llraño en la frente sino con un beso de baba, de ansiedad
formó que su padre no había experimentado crisis lróllco; vlejo impolenle que quería prolongar el éxlasis.
guna y que las posibilidades de una recuperación Orbrlcl Cedrón, un viejo cáreludo con varlas vidas. ¡No, no
l?r o¡ol ¿En qué falló ella o su madre? ¿Qué fue lo que no
recían buenas. Llarnó a Ernestina Guiral, que h dlcron? Querían malarlo, alguien ha sufrido mucho en
entontecida por los sedantes, apenas pudo hablar. llgun¡ parle para querer malarlo. Su padre era incapaz de
za, hija mía, teza muoho", fue su consejo y volvió ilc¡r daño. ¿Era? El viejo senador revolcándose en una
dormirse. ltma con una chiquita Joven, persiguiendo algo que se le
irbla ldo: la piel lersa, fresca, invllanle de aquella mu-
A las diez una enfermera obligó a salir a todos Chrcha, Joven como ella. Su padre, el viejo aquel, desnudo,
visitantes. Cerca de la medianoche el hospital lubl¡rto de saliva, con su vienlre proluberanle, la lengua
173
172
afuera y los ojos c€rrados, Jadeando, succlonando,
mordiendo. Y sl lo malan es porque ha malado. Tony
era igual, seria igual. Ahora con su vida sana y sus
de leche y su deporle y su sol y sus mocasines con
blancas y sus ajuslados panlalones color nalural lucía
y era considerado y bueno, bueno. Todo en su medida.
inleresaba lambién en algo lan leJano y sucio y cor
como su padre? ¿Se inleresaba Tony Sllva? La querla
ella para lenerla llena de b-aba, como su padre a
muchacha de los grllos fuera de lugar. La quería pa¡a
y eso y eso. Todo el llempo eso. Lo sucio era sucio y
Lo violenlo era suclo lamblón.

Una enfermera tocó suavemente a la puerta para


sa¡le que tenía una llamada en el teléfono. Bra Das- UN PADRE DE LA PATNA
cal.
saben nada, María del Carmen. Dicen que
(luhriel leyó en los periódicos el nuevo alzamiento ile
-No
una confusión. hné Miguel Gómez y su rendición en Caicaje. Recor-
iló t¡ue su padre había muerto en una de estas aventu¡
-¿Confusión?
confusión.¿Me oyes? fitr, ltné Miguel, decían los editoríales, se rin@ó porque
-Una bien. al Mlnistlo de Eslados Unidos en Cuba hizo saber en
-Oigo que algo del treinta y tr€s. Una venganza uilil pnrclama que su país no reconocería una vlctoria
-Dicen
o algo. tet'tt'lu¡:ionaria. Eso decidíó la cosa a favor de Menocd,
ri te lo dijo? .lu.' lrudo reelegírse sin dificultades. El azúcar alcanzó
I -¿Quién amigos. No es bueno hablar de eso ahora. a,thtnces eI precio de veintidós centavos Ia libra,
-Qsnfg,
algo más; pregunta más. litt 1921 subió a la Presidencía Alfredo Tnyas
-Es puedo. Yaseguro,
pregunté a los que conocía. Irul rl precio del azúcar comenzaba -mien-
a declinar-, grt
-No a los qu€ no conoces. FhK n un ltaude ordenado pot Menocal. Gabriel sint
-Pregunta
es bue¡o ahora, la policía.. . l,.ttlz,ó con 7,oyas y no entendió muy bien aquella "Pro-
L

-No policía no hará nada; yo quiero saber por qué. lctln da los Tre'ce" en que se acusaba al Presidente de
-La hagas nada, María del Carmen; quédate ahí nufuts ntaneios en la comprkventa del Convento de
-No
quieta. liunlu Clara.
haré nada si pr€guntas. lh la Universidad conoció a Ferna.ndo Orozco ya
i -No quién?Ya vi a todos los qu€ conozco. lilrnuto Menéndgz, Orozco pe oponía dI orden esta-
-¿A otra gente. l¡lerklo y a menudo provocaba Ia irritación de Gabriel.
-f,uss¿ está tu padre? l'¡tnt Orozco todo esto,ba mal hecho: "Es necesario co-
i -¿Cómo nrnlilr a balrer en San Antonio y termlrnr en Md¡f'.
-Mejor. (itiltricl creía que cada hambre debla poseer uno eF
-¿Pien? El médico dice que se salvará. ¡uht de valores a respetar. "Pero esta gente no tiene
-Mejor.
es bueno, María. Duerme bien. lllt'u, ni valores, ni un corajo. Fernand*. Son
-Eso -decía
174
ükd partida de descaradol'. Gabriel se enturecla eñ klel n,, tra sólo palabras. Había alí una autoritaria
tas conversactone's que Io dejaban sin Nderos, {lrlsnrlu que construyó la Canetera Central, el Capito-
por dentfo, lbi rc ltucla algo.
Ernesto Menéndez era otro cosa, Gabriel se sen{ta El tneslnato de Armando Anlré lue una sacudida.
mús a gusto con él porque era hijo de un ex minis- te ¿tht quc el propio Machado ordenó su muerte di$
tro del gabinete de losé Miguel y esto creaba una ofi- Hülml¡t con la oposición que le hacía eI periodista. Esd
nidad entre dos vástagos ddl mismo clan: eI Partido }ry{'h4 conversaron hasta muy tarde en el portal de Ia
Ltberal; y porque ambos compartían una visión del mun- ffi{tu tlr Ernesto. Fernando hab6 de Emlliano Zapato,
do: nada es perfecto en esta vida y todo lo bueno ven- de l+lm'ñ, de Lenin y de la Enmienda Platt. Eriesto
drta con una reforrna de las costumbres públicas, sin Itlcnt'htntl a lasé Ingenieros y la lucha contra el hotn-
contnoclones p etiudiciales. htp tttrtliocle. Se habló de socialismo, de imperialismo.
GabrteL Fernando y Ernesto se reunían en casa de EÍlrthnn de acuerdo en ser anticonformistas.
los Menénde7, en el Vedado. En el amplio portal, c6 It'ltteskt insisúa que el mejor camíno era eI de Ia re-
modos en lo's sillones blancos, discutian durante horas lin'nm ,y no el de la:, revolución. Llegaron a un acuer
olvidando los textos. Unss semanas antes de los exóm:e- dttl f+,lttchado era eI punlo débil en una generación osi-
nes recordaban Ia Universtdod y se sumcrgían en la Teo- lhuh que le permitiría a los nuevos lanzarse a la toma
ría General del Estdo y el Derecho Cfvil. del yrler para reformar a Cuba. En la Universidad, ús
Después de la graduaclón hecho planes-, Ctrll .,t, ninguna otra pctrte se nolaban los vientos nue-
-habían
trabajartan en el Bufete Menéndez y, aparte de ganarse l'ar,i,
la vida, fiaturlan de relormar al país con discursos, psn- (it¡l¡riel pensó mucho en la discusión mientras volvía
fletos y ensayos. ñ ltt llabana en el tranvía. El nieto de pescador, níeto
Por ese liempo reclbió Gabriel una mala noticia de dp tulrcrculosa, nieto de ferroviario, híio de patriarca
Sagua. Su madre le e'scribió que durante rnucho tienf lluw, ltijo de muerto inútil, hijo de caudillo de amb$
po eI mayoral le había estado reportando eI relroceso tltln lrustrúa, hijo de terrateniente mutilado, desecho
de los lindero,s de las líncas por hombres a caballo que f,p ¡¡úlago, excrecencía de liberal campechano, víctima
venían de noche. No había querido adverúrselo para alp u¡nservador arrogante, el que quiso y no pudo, aho-
no preocuparlo. Ahora era más grave: la obligaban a Nt, linalmente, en el umbral de la madurez, en su tiem-
vender la coktnía. Si se negaba le suprimían el agua de 1il, (xacto, iba a ser alguien en Cuba. El tiro de San
regado que le venía de una finca vecina. Era un tal l'ttlnt de Mayabón no quedaría sin consecuencia.
Torres de la Cuban Land Company, que a¡tdaba com- ,\rntado en su cama consumió muchos cigarros mlen-
pran:do toda Ia tierra de por alÉ. Gabriel le respondió Itu.r pensaba y se durmló poco antes del aXba,
que vendierE y no pensara. en é1, que ya se abriría c*
mitw en Ia capila,l. Ella poúa vivir con Io que tenía en
el Banco y la pens!ón de su padre. Así perdieron sus
tíertas los Cedrón.
El General Machado lue h respuesta ct todo Io que
anhelaba Gabriel, al iniciarse en la Presidentia. EI 'le-
ma "Agucs, Ca.minos y Escuelas" de su ccúmpa,ña elec-
t76 L7?
ONO BLANOO
he contodo a usted, doctor, de la prtmera vez
-¿Le
t¡ttc lui a Niuyor? Cayetano Sarría.
no ha -preguntó
-No, me contado.
me río. Llegué a Tiffany, la ioyería, y
-Todavía
t¡nndé que me sacaran los mejores brillantes. Le cotn.
prt un cdllar a Lola que me costó cuarenta mil dólo-
n's. Me lo iban a poner en un estuc
Al¡ú un cartucho que llevaba con o
rrht dentro. Eso fue allf. por el año
ttlrte, no recuerdo bien. Lo híce para darle une lecci,ón
u lt¡dos esos lijosos. Se quedaron tan azo,rados que erct
prtr4 retratarlos.
El doctor Cardenal sonrió.
me gu.stan estos atardeceres, me ponen triste.
l,u-No
noche no me gusta tampoco
rlanto solo. -dijo Cayetano-. Me
El doctor Cardenal estiró su brazo hasta alcanzar la
Itrnte de Cayetano.
No tiene usted fiebre. Seguramente se trata de una
Itnligestión. Avísele a la coctnera que no comeró esta
ilt¡clte.
lo he dicho,
-Ya se
vasito de jugo y nada más.
-Un a soplar una brisa húmeda
Comenzó cargada de olo-

1?9
res de tierra mojada. Había llouüo dulqnte toda la tar-
de y la lluvia cesó abruptamente al llegar el crepúscr4 henns llenado eI horízonte de chimeneas y de caña,
lo. Cayetana Sanla y el doctor Cardenal se balancea- le hcmos dado vlda. A veces me veo con Cuba como
ban en dos sillones blancos en el portal de le casa vl- rl médico que le da la nalgada al recién nmido. Ese ha
il¡lt¡ n¡i papel: llenarle los pulmones de oxígeno a esta
vienda del Centrd Curuiey.
lilo.
ese milagro que Lola
-¿Y con Ia niña por LanoHabaneestá aquí?
preparándole la
---Es clerto, don Cayetano. Alguna gente ha suÍrido
-Anda
boda. No he querído molestarl.a, Alejandrito esld m+ l,(t'o usted ha hecho una gran obra.
alguno's han sufrido. se acuerda de los
tído en una de sus liestas en ¿l Yat, seguramente. Para -Sí, que mató Pasteur? ¿Quién
tillones
qué traerlos aquí por achaques de viejo.
Cayetano extraio un tabaco del bolsillo superior de que 'los ratones de este cuento. . . han sido mu'
-Es
rlns.
su guayabera y olreció otro aI doctor Cardena:l. Los
encendieron lentam¿nte, volteándolos entre los labios ha estado leyendo algo que no debe, doc'
para que ordier'an con uniformidad. Itr,-Usled
Piense lo que es crear algo donde no había nada.
le parece la Constituyente? I,legar a un campo que es marabú y m-onte nada más
-¿Quéleído pocos discursos Cayetano-. Lo y vetlo aI cabo de un tiempo sembrado y lleno de bo'
-Heque sé es que Batista saldró
único -dijoPresidente en lais hÍos y un central en el medío chacatachá, chacalachá.
elecciones. Y esfá bien. Batista es un hombre bueno. Es impresíonante. Yo lo he visto también'
autoritario y a este país le hace lalta eso. A veces se le
-Es acuerda cuando nos conocímos, doctor? Usted
.-¿Se
ha ido la mano por falta de experiencia, pero a medida rftr un nrcdiquíto recién graduado.
que posen los años setú un gobernante mejor. ñ[e gus- soy un mediquito con muchos afios de gra-
ta Batisla, ¿A usted no? -Alutra
Iuodo.
a mí. Yo creo que tiene algunos cosas usted ha venido a este Central porque yo lo
-Bueno...
malas.
-No,
lhmé y ha salvado muchas vídas. Si no lo hubiera trd-
puede ser perfecto, doctor. ilo, mucha gente aquí habría muerto.
-Nadie
Un criado de lilipina blanca abrió la puerta. Traía vísto muchas cosas...
una bandeja con dos tazns de café muy caliente. Ca,
-He y las que le laltan pol ver, Eslamos empe-
yetano Ie pasó la suya al doctor antes de tomar su calé -Claro
ittndo nada más. Algún lta veremos todos estos centra-
a pequeños sorbos. hs electrificados y el azúcar corriendo por tubefias ha-
bueno. Esto tonifica. Si dos o tres t'iu lt¡s barcos.
-Esuique hacer por aquí estaríanoentuviera
boberlas La Habana. Ahora la brisa era suave y movía delícadamenle las
trabaja mucho el doctor Cardenal, pluntas que frotaban las hojas entre sí creando un mu/-
mí responsabilidad.-dijo
-Usted Yo he hecho este país. yo tttullo en el iarún. Había oscurecido y conversaban en
soy-Es
uno de los hombres que ha ayudado a hacer este Iu penumbra del portd.
paÉs. Lo he construido con mís manos. estará metida Lola? ¿Por qué no encien-
-¿Dónde
len díjo Cayetano y deió cder su tabaco...en -'!
-Ha trabajado mucho
lo he hecho con -insistió
el doctor.
diez o doce más. Le hemos
Ia luz?
t'tndido. - ,i ¡'
'-,,., \
'
-Yocuerpo. Lo hemos attwvesado de feruocarriles, le
dado que se quema! et doctor barde-..',,, I I
-¡Cuidado, -dijo :."
..; 'J"ql i
180
'.. ' ,''
. tl.',';.'.
\

nal incorpordndose para tumar el tabaco que arlta so_


bte el pantalón de dril blanco.
Tenía la cabeza tnclínalg sobre el pecho cuando qui-
so entregarle su tabaco. El doctor Cirdenal le tomi el
pulso.
Cayetano Satríq estabq muefto.

EN PTNNE DE LA PATRIA
(tahrlel Cedrón visitaba a Fernando Orozco en su

lñ twtdre eI presupuesto habría llegado iadeante a los

k nono. Pasaban las tardes de Domingo en paseos por

t82 18¡,
"¡Este pds es tan lindo!', _dijo Laurita_ y gnf,n de tercíopelo. Gabriel salió del baño en camiseta,
te es. huena; da gusto haber nacldo
la gen_
ese instante tomó conclencía de oqu"ito
ojri;. cotrrrl Flrnando le dijo que si querít, hoy poclita ir a una reu-
"n,
un evangelio públlco. Esta era su tierra yf:rase
que era ñldn, Gabriel entró al cuarto y se vistió rápidamente.
e,ra hermosa I.n reuwión era en und casa del Vedado an
2,:.o?n con sus defectos, estaba agtbdeciáo a la casua- l6rp r,faje ¿n ¡vqnvit-, el vieio casetón -ftt¿i¿¡on
del prolesor
lidad que Ie permítió nacer aquí.-nn
que no le importaría morirse-para "ri ^o^ento .slnt Hlplnk¡ Martel VeIó. Los lle.varon a un cuarto lleno de
oyudar a eliminar llbnn at londo @ Ia casa. Fernando le presentó.a los
escoria que impeúa la alegría total.",¿ti,
isla, en el Matecón soteadá,
ai- borde de Ettlttlruñeross "Songo" TuIIar, Carlos Ríos, Ramón Bas'
fr""t, oi-liL""rí"rí"¡#,"
,_r!:-ro,t,tu"ños de.grande2a' aet vie¡o--Tldrai;n Jl lldn, SaúI Broa, "Titico!' Petrillo, René Dellón ! "To-
puela del orlgen miserable. tternandi-tr"lo , ,o ""-
"n ¡1y" Arcona. Había un obietivo inmediatoz agitar, ma-
Machado había relormado la Co^i¡tl"¡,¡n
,"iAí.'" d'unr las condiciones para la revolución' Hablaron -de
p-ara poder permdnecer en el poder
en l92g ilelmdro Sánchez Arbaqo, que les orientó sobre la tdc'
ltasi tgll . Era ü llea, poco antes de embarcot clandestinamente huyen'
!:::!::,:; nj z,o de .!it2 .aeí zg t"i- i""-i,i"";í,,;, Cu o la persecución de los cxpertosi era necesa,rio ganar
oficial. Machado recibió detegacionei ¿l i.¿Z i k
para, comp'lacer su manía lil nsociaciones de alumnos en la Universidad y llevarlas
de grandeza. La síluación
ttómlca comenzaba a delerioiarse.
ñ wr el ínstrumento dírigente de Ia lucha. Mientras
Gabriel se mudó de la casa de huéspedes de errnttcrcabdn tocaron en la puerta. El tímbre sonó una,
tuno para otra, en la calle San Lázaro,-más respe
N, ¡lttt, lres veces. Todos quedaron en silencio, atentos, es-
como conyenía a un abogado ioven. Acuüa Vetuntlo la entrada violenta de los expertos. Martel Ve-
con frt
cla a las tertulías del café ,,Vista Alegre,,, muy hl lue a abrir. Era "Sellén" Gutiérrez, que se había
das por los estudiantes. foro, iltt¡nraclo. Rieron y bromearon un rato para disipar la
En l93O se decretó una rebaja de salarios y tauúin. La reuníón termlnó a medianoche.
la policía atacó a tiros, en Artemísa, un mitinen t Gahriel se ftte integrando lentamente a la revolución.
de /,tistió a mt¿chas reuníones. Fernando pasó a los grupos
nacionalistas.
¡lt ac:c'ión. Atquiló un garage que convlrtió en centro de
tpt,raciones. Por las noches se encerraba a limar niples
l¡¡tra rcllenarlos de dinantita. Gabriel se resístía a la vio-
It'ttcia.
La persecuc!ón era mds intensa, Las córceles estaban
lfunas. Fernando salla cada noche a poner bombas' Lle-
t,ul¡a una breva de "Romeo y lulieta" entre los labios y
ron ella encenúa las mechas de lres minutos' La tensión
Trls Ir lncía masticar el tabaco y a Ia tercera bomba que plan'
.,seryanry después de aquella conversactón F, Ittba tenía una brocha deshilachada ente las dientes que
nando llegó a la casa de huéspides de San- iózaro.
briel te estaba bañando, habíá ilegado-iri lt"rc G lc hacía escupir con flecuencia' Luego, eI orgasmo del
t'slallido Io liberaba de Ia presíón en eI pecho. Gabríel
antes...-Fernando esperó en la salá, sentado en el romenzó a acompañarlo en estas caminqlas.
enrejillado bajo la imagen del Sagrado Cirozón,
iuniá En la úItima caminata de Septiembre Fernando Ie diio
184 13.- La Situación
que se había constituido el Directorio Estudiantil
que
rf,ej orea2isnto de la lucha ,Jiudiant¡t,- y
-dirtgente
el Martes 3O harían ina manilestación a clasa de
Iosé Varona.

sangte, pero con movimientos desorganízados y lángul:


dos.
Estaba orgulloso de sí mismo,, de sus arnígos, hasta de
aquellos transeúntes que asumían el papel
fasivo y co_
rrían por los portales, hasta las a:mas- di qu"
ban las puertas con celeridad provocando.un "^ocont,

iado con un luerte golpe en costillas, perdíó eI equin


librio y coyó al pavlmento. Ellas
aire entrabá con diiicultná

18?
ilAITZtI IIS EL PREAMBULO
. €nrkrs lo invitaba a la fiesta de Ana Mendoza. Das¡
iil ronrió; la voz le llegaba lejana y providencial. No
Fnln disfraz y el baile era de época. Carlos insistió:
Élo l.rs cxhibicionistas irían en dieciochesco' Bien, de
tñtok ing, entonces. Colgó.
(luslr¡vo Duarte le pidió que pasára a las cinco por
l5 (\rnrpañía de Electricidad a recoger un sobre confi-
tlcnci¡rl quc le enviaba Mister Wheeler. De vuelta en su
Efleln¡r Dascal hojeó la prensa del día. En la página cin-
0o rlcl Diario de La Marina leYó:

FRANCIA EN EL SIGLO DIECIOCHO

,lli l)c r¡na inusitada brillantez promete ser el baile "Francia en


ll lilglo Dieciocho" que se celebrará esta noche en la ¡esidencia
dc lon esposos Mendoza de la Guardia. Las invitaciones de Wins-
lutr Mcndoza, el conocido "sportman" y su esposa A¡a de la
(lrrlrdia, tan gentil, vienen circulando en nuestras mejores fa-
llllllls desde hace unas semanas.
(ir¡ndcs ¡neparativos se efectúan pa¡a asistir a esta "clou de
lB rr¡ison". El decorado cs obra del g¡an afista Mario Arellano;
quo hr lograclo reproducir un ambiente f¡ancés en la tesidencia
ds los Mendoza, en el exclusivo "faubourg" de Alturas de Mi-
Ít¡lllttr.

189
Los "Chavales de Espafia,,
serán otro importante aporr,e
Sus conocidas y susfártq( ñar^á?^- .--.-
ae , Ans rle ln Guardia tomó el auricular y habló con el
cias de los
"il.rr"-1^.1.L
"happy fss,',. as,. las
Ia! de Ekf dtt lil Carmelo: todo estaba en orden, el buffet ter-
ciaLnente para esta ocasión por dos lñinntlo etperaba los camiones. Colgo y chequeó en la
t
ñad^ l^ r:L--
[brea de los pajes de Luis Sel lfbf€|fl lr:s asuntos pendientes haciendo breves marcas con
:1,11
trstas españoles.
XV para lo. Úñ lxrlfgnrfo doraáo. Anita, en la peluquoría, colocaba
"ooo.i"¿.jl
Las seño¡itas de nuestra lH cehello cn un orden complicado que comespondiese
nes de trajes de la época i ¡il ve¡lido. Ana llarnó a la peluquería y habló con su
tros más exclusivos talle¡es
de
h[n, 'l\rtlo iba bien. Suspiró tranquila y subió a su cuar-
conocido ,.coutu¡ier", ha
cread
lÉ n rlescunsar.
Madame Maintenon, Madame [,rr¡ úllirnos días fue¡on un enloquecido ir y veni¡. Aún
Mell¡
Meltw la
lq av^,,:-:¿^
exquisita ,modista,
,.
p¡epara una María hdy ln .uro era un atareado centro. Los carpinteros ter-
se¡á un verdade¡o *succés,,. Antonieta que ftlnnlrrrn de colocar dos tapices de Beauvais, con cace-
Los esposos Mendoza de Ia Guardia flnr lenlcs, alquilados en Antigüedades Candas. En el
ofrecen esta eleg:ante re-
cepción a nuestro sraD mundo
en honor ;; ;-hü* Ana, que fatdln colocaÍon unos grandes vasos de terracota, orna-
graduó recienremenre
en ,,The sac¡ed Hr;;,;;;';chesne, se dtt¡ rle guirnaldas de rosas, préstamo de la Condesa del
New Vnllo de Rojas que los hizo traer de su finca de Matan-
lg: crpccialmente para la ocasión. En el techo de la sala
fuc nituada una araña de bronce y cristal de roca.
página, tres colu¡nnas a Anr¡ do la Guardia entró un instante al cuarto d€ su
,"r"r:#,misma la dereoha, Das-
hlll prrrn ojear por última vez el traje que la niña lleva-
fln cs¡r noche: una reproducción en seda del vestido de
i"
/

EL COMPROMISO Mrrrhrnre Berg€ret de Grandcour según la retratara Fran-


CEDRON_{SILVA grrlrr lloucher: todo en blanco excepto un gran laz.o anil
jri, pálklo en el corpiño y los pequeños lazos en las man-
3nr, Slería una gran noche.
l.itr llntaba satisfecha. Todo había salido tal como fue pla-
neutlo. Después de todo ¿para qué es el dinero sino para
ertos pequeños placeres de la vida? Winston se quejaba
de todos los cheques que había firmado, pero la niña
l+ntlría su fiesta, una gran fiesta, la mejor de la tempo.
tnrln; quizás su nombre sería conservado a través del
llenrpo en los anales sociales: El Baile de los Mendoza
rle ln Guardia junto al Baile Rojo del Country, el Baile
rle lns Piedras Preciosas y todos los demás. Era impor-
l[ntc en la edad de Anita relacionarse con la mejor gen-
lc. Después de esta fiesta sería invitada a todas las re-
c€pcioD€s, cocteles, comiditas y bailes de importancia y
rcguiría ampliando el círculo de sus amistades. Con el
190
101

ili
I
ti.empo se casaría, bien.lo sabía ella, y debía casars€ tttt lurgo camisón ¡osado. Todo salía bien, admi'
ili^::'^Í:
Dicen
jelf::ntació, y,. ¿po. qúc
que el dine¡o ,ro,lru.e'laielirihu¿; ""r,
¿" Sii tle bien. ¡Qué bendición este mundo, Dios Mío!
p"J" ¡tilo le quedaba su prolongada siesta diaria para
cho a conseguirla. Habian gastado un dine¡al ayuda mr
ña: la institutr,z francesa, el colegio, iu lopu,"o.f"ru J }l¡t clr .pic a las seis revisando los últimos detalles. Se
cf lfolnrló en seguida.
cllse¡ cre piano, de
|1 el
lia, _inglép, d. ;;";ir; uI
Sagrado Corazón- d; ilü;.;;; "i'uiuj. :.b;
encontrar un marido con medios que continuas€ Utt librea de Luis XV, recogía las invitaciones
¡rrrjc,
man
teniéndola sin carecer de nada. eii"-r;.Áfrl Carlos y Dascal'saludaron a Winston Men-
p::í:,u Anita: ., ro
padre y yo no somos inieresados,
lñ el pot't¡tl.
.tu €c*n ,irrc, con un jaibol en la mano, estrechaba la mano
ca-sarás con el hombre que elija tu uunqu"
qr: el dinero ., tun irnpórt.-üqu"luoi, ¡ lur quc llcgaban y decía frases ingeniosas. Atravesaron
l?0..::: "o.urO.r, b'eu*,, y salieron al jardin acercándose al bar que es-
rá tu atención si no está neppald'aOo t¿bn Junto a una barre¡a de arecas. Pidieron dos esco-
jóvenes muy interesantes úábían uni.1ir"u.oo.
erta¿'o }r""rr"nr¡, tsler cttn agua.
últim¿¡1t.tr1., Carlos Sa¡ría Sunto, - y -ir-u*isco
Vdlejo; correctos, formales y J lloreutino Cossío explicaba a Ismael Aguirre un ne-
rían excelentes maridos. No'había
uo sóti¿o futuro. trataba de cien
"on rmar una
;;"-f;;. a la ni
Bien claro le advirrió a Anita q""^;;dí";cidir
ones
lib artos. El mi-
mente entre los dos. Esa noche la acompaña¡ía
Francisco ñía de los uno
liy]::: lt 9"¡o cosró porqug esas cosas no pueden decirse
abiertamente, no es óuoiio' dr;;;;-;l írl¿f;;;¿_ I [¡e(lio para los enguajes. El resto les quedaba limpio
i elklr para empezar a operar. Ismael Aguirre escuchaba
l1,:,"ci.tjl:^:^FliTij.:_ Javier, ¿qui".r" á"ornpunu, a ¡lgnlo. No era cosa de decidirse en el momento, acon-
Anita a nu€srro baile?_No, ;"ii;i;i;
o"
"" camuiu'fr.i-que ftjalrrr lrlorentino, esas cosas hay que consultarlas con la
*::1"^^t"J1bla1.con Rosário "r"l"fiüill
eua h¿" llDtuhuda.
l]:-.: :*.
peter para
.Figueroa ñ'¿i ffiñ;;;'fi;l: 'l'uny Montalvo conversaba a respetuosa distancia con
:,,::: invitación. Satió bieá. Tuy
discreramente, Yuyi Cruz aunque todo el mundo sabía que vivían jun-
i:Ir_r-r".^{,L1.":.?T".nje,
riera la F;r.il;J;;;1il; sugi,
Anita para ofrecerse de compañero. Luego l€r, Cuando Bernabé Garoz se marchaba por la tarde al
hizo una
sita para arreglar los detalles. Nutu.J."-ni";;"TJf;
.
SEtruo Comercial, Tany, su amante esposa, visitaba el
acordar ¡trnrt¿rmiento de Yuyi. Los dom,ngos Yuyi y Bernabé ju-
traje al de Anita. Escogieron .i t.u:ó
_su
de de-Meulan, según D¡ouais: del C;;; ¡nlrln póker en el Vedado Tennis. Esto resultaba muy
-Z¿i"r-¡i"".;'r"
^pra", ffeeioso para todo el mundo.
3:::: n1*1tÍ" y. casaca "j".s
v Ultimamente se decía que Yuyi Cruz practicaba el
gueras"t",:"::11
de encaje,
- cuello y bordes de ju
""e'"r,
Éui*u
dos en plata: algo sobrio y brillante lu
uu.
al baño y" se abrió el ci
gris. El corset requirió
tejido adiposo de su pri:
exnaro un suspiro, se ¡ascó .:?'td.ij'lT,'"*? yJ"':¿ffi ofcciu Alvarez y organizaba orgías en su casa en las que
l9: 193
participaba Lucrecia qu€, según un extendido rumor. era
lesb.ana.
pñ rgrttlo y la a, casi grave. Aquello €ra una evidente
I
A todo ¡v €Fguelorln, el preámbulo de un flirt.
lo rlus
que se
ss luerrr¿t
cuenta EI]
en una IIr
mesasa canastera
canaster/ hay
nav
que rebajarle la, mitad, decía César palacio, aunq{re to_
dos sabían, en Ia mesa donde hablaba, que Césai que_
ría disipar las habladurías sobre la reciente fiesta en su
finca Mirador, donde se bañaron desnudas en la piscl
na todas las coristas del cabaret Bellevue.

Erhncr piso del club, Cecilia y su complaciente efebo


ie buña-ban en la piscina acariciándose a la vista de
lorlos.
F,r¡ conocida la anécdota sobre Fabio, cuando al re-
haberse casado con
que obviamente lo
Había. dos
fompadours, una Dubarry, un Con¿e Fersen y: era ella por haber
Juancito Solís se apareció e Robeipierr" p.io lál
hizo caso porque era rnuy exhibici-onista.' "u¿ü
Tany Montalvo respondió al saludo de César pa t.,u fiesta era un éxito y Ana de la Guardia estaba
lacio con un énfasis determinado. pu¿o fraUer sido u mtlsfecha. Todo el que , Bacardí, Cru-
"Hola" seco, donde la o fuese tonalmente más baja t€llrrs, Gómez Mena, , Azqueta,. En-
lrhrlgo, del Valle, Cá estaba allí esa
la a; quizág un "Ilolaa" afectuoso pero maquinal, el
qe da siempre; o un ,.Hooola,' amistoso, noclie. También había que no lleva-
demostrati hun esos apellidos Per
de simpatía sin trascender ese estado de relación. pe
Tuny Montalvo dijo .,Hoola": las oo prolongadas ft el tiempo. Para sublr
ron emitidas en una escala descendente tn que la o e rle cllos. Como decía
nctee en circulación".
194
con Florentino Cossío en la barra del yacht, mañana --1,Oómo te respetan?
podría venderle un buen seguro en su oficina, -'=No sé, se inclinan para saludarme
. y cosas así. Es
Carlos Sarría fue a sentarse en la mesa de Anita Men_ Bl¡o qtre siento.
doza y Dascal no quiso acompañarlo. Desde el bar vio gusta ser respetada?
a Cristina, del brazo de Alejandro, m,,entras caminaban -¿,'l'c
* Sl, que me r€spete la gente importante. Eso me
por el césped saludando de mesa en mesa. Cr,stina lu- lu¡fn.
cía bien hoy. Esa mujer podía lucir increíblemente bien. *¿'[e gusta que yo te respete?
Tenía sus días. Hoy podría hacer el amor con ella a -:No, tú no, tú eres igual a mí. Nosotros debemos
gusto. ¿Ella o el whisky? porque fea más un martini dlwrtlrnos.
igual ag --Tú te
diviertes bastante, Cecilia.
tiva más a veces no. Cuando a Fabio le da por
veces sí,
aun sin -A
l¡tar con sus amigos en casa es aburridísir¡o, entre to-
llamarla dot ouman siglos.
esta noche, Dascal entró a la casa y se sentó en un sofá *Bn el Tenis es r4ás divertido, ¿no?
de la sala. *-Sí, en el Tenis es más divertido.
_
La bella Cecilia Agüero entró precipitadamente y se *-¿En la piscina?
-
dejó caer en el sofá, junto a Dascal. ---E,n cualquier parte -{ecilia evadió una respues-
la que rne escapé! la n la alusión.
-¡D'e qué? Dascal. '-¿Te gustaría que nos divirtiéramos juntos?
-¿De
_-El pesado-preguntó
de Tacho Gómez que ha estado persi_ * -Si me gustaras, si.
guiéndome. Es un bofe. caigo mal?
eso dice todo el mundo. --¿Te
-Tampoco, pero €res muy estirado.
-Sí, agradable esto. Allá afuera está haciendo frío. .--¿,Cómo, estirado?
No-Está
sé como Fabio lo aguanta. ---Eso se siente. Te he visto. Andas con Ia cara seria
. -Fabio es un gran hombre -dijo pascal- una gran ! no sabes contar un chiste. ddemás, no eres mi tipo.
figura pública. Debes estar orgullosa de ser su €sposa. Cecilia abrió los ojos mientras miraba hacia el jar-
crees? sonrió. rllrr.
-¿Tú el mundo -Cecilia
lo dice. --Por ahí viene Tacho. Si te pregunta dile que no
-'Iodosé. Antes de casarnos yo creía eso, pero desde ntc viste.
-No
que le vi una v€rruga así de gorda con los de- Cccilia Agüero se dirigió a la lenaza y desapareció
dos-, que tiene en una nalga no-señaló
pu,edo tomarlo en It'¡rs la celosía de bambú que separaba el comedor de
serio. Además, usa calcetines largos con ligas. ¿Tú usas vcf itno.
calcetines largos? se inclinó y levántó urra per- No era Tacho, Johnny Díaz vino a ocupar el lu_
nera del pantalón-Cecilia
de Dascal-. ¿Ves? Tú eres moáer- gnr de Cecilia. Encand,ó un cigarro. "¿Te diviertes?",
no. prcguntó, "Como de costumbre", respondió Dascal, "Yo
lo sabías te casaste. t¡o. Esto está aburrido", dijo Johnny. Infinita y profunda
-Eso ahora la cuando
gente me respeta. Un hombre ma_ picdad. (Johnny Díaz es un rcy por estar en casa de
yor-Pero
sabe proteger. Ios ¡4.odor". Johnny finge una pose blasé para colmar
196 10?

rl
su pretendida elegancia). Carlos Sarría le había contu *-¿Y qué me imagino?
do lo de Johnny que no era tal Johnny, no tenla dere- - No sé, que es un pepillo de esos.
cho a ese título. En su casa le llamaban fuanito, era *-No imagino nada. He perdido la capacidad de
hijo de un comerciante de Muralla y quería forzar su irrrrrginar. En este país la reaiidad supera tódo lo que
paso al gran mundo. Juanito era socio del Casino Es- ¡rrrcrlc ser imaginado.
pañbl y obtenía con frecuencia invitaciones para el -*Por lo m€nos, quedas tú para salvar a Cuba.
Yacht y el Biltmore. No había podido convencer a su - -No te burles.
padre, un castellano enriquecido en el trasiego de se- .--No es una burla María del Carmen insistien-
derías, a presentar su planilla en ninguno de los clu- rlo cn la ironía-. Es -dijo
bueno saber que quedas tú, tran-
bes selectos. Era mencionado con frecuencia en la cró- qrrilo, juzgándonos a todos.
nica porque estaba en todas partes. Según Tanque Ordó-
ñez, Juanito aspiraba a dar un braguetazo. Desde que
. No juzgo a nadie. Al menos déjame el derecho a la
lr¡cirlez cuando tenga acceso a eilá. Tú también debis_
comenzó a hablarse de la fiesta de los Mendoza, inició su le conseryarte lúcida.
asedio a Carlos para que le obtuviese una invitación. Io he estado tanto.
Carlos lo hizo €sperar dos semanas antes de darle una -Nunca de mujer de Tony Silva.
respuesta. No queriendo llevar su crueldad hasta los -No
- -Hoy necesitas un buen siquiatra.
límites, lo invitó finalmente. No, Juanito estaba muy con- sea
tento de estar allí y de ser Johnny. Dascal pensó que -Quizás que cierto.
lo necesitas. ¿eué tiene de malo scr la
Johnny era una parte de sí mismo y trató de salir de -Seguro
nttrjcr de Tony Silva?
este irritante espejo, Terminó su high ball y se despidió --Nada, que has renunciado a la lucidez. No impor-
con un gesto cortante. Volvió al bar para renovar el t¡a- lu. para.firmar cheques no hay que p€nsar.
go. --Quédate para que lo conozcas. Se te van a caer to-
María del Carmen Cedrón recibía junto a Tony Silva rl¡rs tus teorías.
las felicitaciones por el compromiso y las inquisiciones gracias. Ya hoy llené mi cuota de acciones
sobre la salurl de su ilustre padre. "Muy bien, ya está -No,
rlcsngradables; aunque es bueno saber que tú misma te
en casa. No, no hemos fijado fecha todavía". Tony sc Irrrs convencido.
separó de Ma¡ía del Carmen después de hablarle al oí- l)ascal se alejó con paso rápido para alejar el ins_
do, Dascal aprovechó para acercarse. l¡urte turbador.Al cruzar junto a la fuente Tanque Or-
ese milagro? María del Carmen. rlóñcz lo saludó.
-¿Y -exclamó
milagro? Milagro uno: que esté en esta casa.
-¿Quédos: que haya venido a saludarte.
Milagro -Oye, viejo. ¡Qué clase de paquete!
que me sorprendí al verte, así de pronto.
- ¿Qué cosa? -preguntó Das€al.
parti éste. El viejo lo quiere todo en orden, no
-Es
Leí en los periódicos la noticia y quería felicitarte. kr -El
deja a uno divertirse.
--dijo contrayendo levemente la nariz en viejo?
un-Gracias
g€sto estereotipado y agradable. -¿Qué
--Winston Mendoza. Nosotros nos vamos por ahí.
Silva es nadador ¿no? ¿,1'or qué no vienes?
-Tony
na-Remero.
No es nada de lo que imaginas. Muy bue-
gent€. Es un hombre.
. l)ascal aceptó, Se reunieron en el parqueo. ya esta-
lrrrn allí Zubiarre, Johnny y Sapo. Caónarro demoró en

198
r99
llegar, escuchaba a Los Chavales en Feuilles Mortes. Bn los cafés de la playa la estridente música de las
Subieron al Mercury convertible de Cacharro. "¿A dón- vlctrolaslo invadía todo con voces nasales y flautas
de vamos? A casa de La Prieta. No, eso está muy le- lnnzadas en escalas ondulantes. Por la .acera se despla-
jos. Vamos a Sans Soucí. Algo mejor que eso. La Prie- uub¿r una corriente hurnana excitada en busca de un ob-
ta, chico, La Prieta. Ahí hay un buen elem€nto". Jcto que la despersonalizara. El ruido de los disparos en
Decidieron ir donde La
Prieta. Encontraron la casa el tiro al blanco. Los mostradores llenos de botellas de
a oscuras. Un día sin clientes. La Prieta envió a dor- cerveza. Las mulatas de nalgas protuberantes y vestidos
mir temprano a sus muchachas. Golpearon la puerta njustndos iban acompañadas por mulatos que hacían
hasta que Amarilis les abrió: un mulatico delgado que restallar sus labios al ritmo de la música mecánica (con
usaba camisas estampadas. Lo empujaron al entrar y puntalones de tubo y sombreros de ala corta y plumi-
Amarilis protestó: "Todas están durnliendo. ¡Niñoss! lln cn la cinta de fantasía).
¿Qué cossa es essto?" ffanque gritó: "¡Prieetaaaaal" 'l'anque tenía en las manos un viejo rifle calibre 22
Johnny abrió el radio a todo volumen. Cacharro comen- y rr¡runtaba a la vela. "No le das", dijo Sapo. Tanque
zó a hacer pr€ss y clean and jerk con una pesada lám- oprimió el gatillo y apag6 la vela. Todos lo felicitaron:
para de pie; el Sapo le corregía el estilo: "No vale, do- (lncharro, Johnny, Zubiarre, emltiendo sonidos de he-
blaste la rodilla en el klin. Ahora jorobas la espada en roicas resonancias. Tanque s€ volvió hacia la calle con
el pres", cl herrumbroso Winchester en sus manos. El del tiro al
La Prieta salió envolviéndose en una bata de casa. Tan- hlnnco lo sacudió por un hombro: "Oiga; aquí, aquí".
que le pidió que despertara a las niñas y La Prieta dijo Tnnque hacía girar el cañón en círculos concéntricos
que se largaran, mlentras hacía un nudo enérgico al tnlcntras buscaba un blanco movible.
cordón de la bata. Zubiarre abrió el refrigerador de la IJna guagua se acercaba. Tanque miró el bulto tem-
cocina y se sirvió un vaso de leche. La Prieta le gritó a hroroso de hojalata craqueante y desintegrable y fijó la
través del patio que saliera de allí y ZLlbiarre dijo que nritilla en la rueda. El blanco giraba, giraba y el Win-
los tragos le daban acidez. chcster se movía imperceptiblemente coordinado por una
Cacharro seguía en su levantamiento de pesos y Ama- Itnnginaria línea de puntos suspensivos con la unidad
rilis se sentó para ver con detenimiento el vigor en des- Btnorosam€nte producida por Mister Firestone. La bala
pliegue de los muchachos. Entonces, un grito. Una de rnlió.
Ias muchachas entró en la sala con el pelo en desorden. lll ruido del disparo se confundió con otros ruidos
Zubiarre se había metido en su cama despertándola con rlc disparos de otros tiradores y con las guarachas y el
brusquedad. "Amarilis, ¡llama a la policía!", dijo La trompeteo de los mambos y las risas de las mulatas ale-
Prieta. Amarilis no se movió y La Prieta tomó ella mis- grcs y la goma de la guagua se desinfló con gran exhala-
ma el teléfono. Amarilis dijo: "¡Ay, que ssalassión!" Cai ci(rn de aire. Los pasajeros comenzaron a descender
charro sugirió que era mejor irse porque la cosa iba nlicntras el chofer inspeccionaba la goma. El grupo ob-
ponerse fea. En la puerta La Prieta les gritó: "il-léva; tervaba la pequeña hazaia en un expectante silencio.
telos, viento de agua!". 'l'nnque estaba decidido a arrancarles el coro de alaban-
Subieron al Mercury y decidieron ir a los cafés de I zns. Apretó el gatillo de nuevo. La bala se hundió co-
playa. "Estamos muy borrachos", dijo Johnny y Tan nro un cuchillo en blanda mantequilla en la carrocería
que respond'ió: "Bueno ¿y qné?" dc naranja ahumado. "¡Coño, están tirando!", gritó el
200 14.- La, Sitqación W
chofer. Un negro vestido de blanco, qud descendía, per-
dió el equilibrio en su apuro por llegar a tierra y cayó
'sob¡e un bache lleno de fango aguado y quedó allí re-
signado y lastimero sin saber cómo salir dé aquella pes-
tilente depresión del asfalto como el que ha sufrido una
gran desgracia y vacila entre llamar a la funeraria o
echarse a llorar. ñÉrlco y comenzó a golpearla frenéticamente. Cuqui se
"¡Vámonos de aquí, rápido!", dijo Sapo. Vb obligada a exageradas contorsiones para seguir el
Corrieron a través del gentío arremolinado ante los ñlrcvo rllmo desbocado. Ramón no encajaba allí con su
cafés en zigzagueantes trayectorias. Doblaron en tres Hlllo rlo rumba fina. Tanque entró a la pista de baile
esquinas antes de detenerse junto al Pennsylvania. Das_ f h hizo pareja a Cuqui, que usaba unos pantalones
cal sentía que el corazón le batía violentamente, ridículo ñtlll cortos. El anunciador mi¡aba aquello consterna-
en la absurda situación: corriendo por una maldad de d6, per., los músicos de la orquesta se reían y disfru-
niño grande, evitando a la policía. Se contagió con la l¡han con los espontáneos como si siempre hubiesen dc-
alegría elemental de los otros. El portero los invitó a l€rlntftr a Ramón. Sapo siguió batiendo el parche y Tan-
entrar trazando líneas sinuosas con sus manos como si qu€ dcscoyuntándose con Cuqui, y Johnny, Zubiarte,
describiese la superficie de un objeto curvo mientras c'tchnrro y Dascal siguiendo el ritmo a palmadas desde
guiñaba un ojo y terminó besándose golosanxente todos tl borde del tabloncillo hasta que Tanque se cansó y
los dedos unidos. Volvló al bar secándose el sudor mientras escuchaba los
Entraron. Estaba muy oscuro. Fueron a la barra y lplauroe.
todos pidieron whisky con agua. Un redoble seguido de l)r¡ncal se sintió fuera de órbita, falso en cada gesto
un platillazo anunció que el espectáculo com€nzaba. I en cacla palabra, gravitando en una atmósfera en-
"¡Muy buenas noches, damas y caballeros! La gerencia f¡lecldfl que le era extraña. Todo aquello era idiota,
del cabaret Pensilvania tiene sumo gusto en presentar su irelulto.
primer chou de esta noche.. ." El anunciador tenía un "A dónde vamos? No sé, ¿qué tú dices, Tanque? No
poblado bigote negro y una gorda papada. Repitió: len¡o idea, pregúntale a Luis. ¿Tú sabes de algún buen
"Good evening, ladies and gentlernen! Pennsylvania's lugar, Luis? Yo vuelvo a la fiesta. ¿Cómo, a la fiesta?".
night club management proudly presents the first eve- =-No oeas aguafiestas. ¡vamos!
ning show.. ." **No, no; es que me han caído mal los tragos.
El primer número fue una canción: el propio anuncia- "*llntonces ¿para qué vuelves?
dor cantaba Valencia con grandes sostenidos, empeña- cerca de los Mendoza, ¿Alguien puede
-Bstamos
dnrmc botella hasta allí?
do en demostrar que su calidad musical residía en un
maratón de ejercicios respiratorios. EI segundo fue anun-
*-Déjalo, Johnny. El sabe lo que quiere, no varnos
ciado como "Doris and Luigi, bailes internacionales". ¡ obligarlo.
Bebieron hasta el final del espectáculo con miradas oca- =:Nosotros te dejamos.
sionales hacia la pista ilum,inada por un reflector vio-
**No se molesten, yo tomo un taxi.
leta. El último número era "Cuqui y Ramón, rumberos
que han recorrido los mejores esceqariog del r¡g¡1ds"r: l,rr sala estaba desierta, el bullicio distante se origi-
nálll on el jardín. Luis se desplomó €n una butaca. En
ZM
20a
la mesa adjunta, bien emplazado para subrayarle la lfenlto lustroso usando su malsana curiosidad de cortt-
nidad: el Libro de Oro de la Sociedad Habanera. buttlblc.
zó a hojearlo y se detuvo en una página: Cecilia Agüero lo dejó hacer: estaba agradablemente
Sinhrirgnba por el alcohol añejo y aromatizado, por la
SARRIA MENA, Alejandro Cristina Santos de ñttlrlc¡, las luces, los trajes elegantes y los perfumes.
dado.
- llmrrry Buigas aprovechó este abandono: la besó en el
Oficina: Mercaderes 217. Tel.: M-1313 euollo, en la boca, la atrajo suavemente estrechándola por
Calle 13 entre A y B, Vedado. Tel.: 8-3246. lF eitttura. Cecilia sintió que la cremallera de su espalda
HIJOS tlg¡condla y el broche de presión cedía con un tenue clic
Carlos y lt presión del ajustador disminuyó y vio que tenía los
¡Fnon desnudos. Con un gran suspiro Jimmy comenzó
s herurla, apartando con una mano los molestos encajes
do ru traje de Luis XV que pe interponían.
Los Chavales tocaron In the Mood, a petición. Bl ^:Luis. . . Luis.
baile fue diversión al iniciarse la fiesta con l,u voz demoró en llegar a su conciencia concentra-
y pasodobles. Después de la medianoche comenzaron los dn, Cristina le sopló en una oreja y Dascal se golpeó
b,luesy los boleros y el baile no era diversión sino un es: el lóhulo con un dedo mientras se volvía.
timulante a la sensualidad. Las parejas bailaban sin mo-; *--No te he visto en toda la noche Cristina.
verse mucho, con las mejillas unidas y mirándose a in- -dijomortificante,
Ahora surgía como la vieja pegajosa,
tervalos a los ojos. clrlclc masticado, chinche succionante y obsedida, esta
María del Carmen y Tony bailaban muy unidos. Al fulnu obstinada en no r€conocerse.
terminar Blue Moon. Tony pidió un whisky Y un Ale- *¿Y por qué teníamos que vernos?
xander en la barra, Bebieron mientras caminaban por -.-Porque tú sabes que a mí me gusta verte.
el césped. Tony dijo que la canoa dos era la que tenía --¿Y desde cuándo tienes un opción.de compra? En
más chance. Casi al terminar el entrenamiento el coach lorkl caso ya me ves. ¿Qué quieres?
haría un equipo con los mejores de las dos canoas. La --'lb advertí bien claro, desde un principio, Luis,
semana próxima los internaban en la casa de botes. El quc no quería que me hicieras daño: no puedo soportar
Tennis hacía años que no ganaba y Don Pepe había pro-
ol tlolor.
metido levantar el techo del V.T.C., con una gran fies- l,n imagen vulgar y despreciable se desvanece y de
ta si ganaban. El V.T.C. tuvo a los mejores mttchos años
nttcvo hay una persona en su lugar. Después, está lo del
seguidos. Luego vinieron años que sí y años que no. Rs-
periódico y todo lo demás. Hay que aprender a embri-
te año haclan un gran esfuerzo. María del Carmen eg- tlnl lus emociones, en eso consiste la madurez.
cucbaba aburrida. .*lls que tengo cierto malestar. Parece que los tra-
Dascal los vio desde la Iefiaza adonde había salido
para refr€scarse. Mientras obseryaba a la pareja f(rfl me han hecho daño -dijo Dascal.
a dormir. Vine a despedirme, Alejandro me
de una sólida respetabilidad, escuchó una risa -Vcte
en la puerta.
Gtpcr¿r
en el jardín del costado de la casa, separado del Ahora quiere reparar los destrozos, oprimir hasta qu€
de la fiesta por una doble muralla de arecas La te
ln cruedad con el semejante se desvanezca ante la nue-
se extendía hacia allí y Dascal avanzó sus pies por
va ternura. Se acetca a Cristina y la besa en la meji-
lla. En ella se opera la voluptuosidad alcohólica y pus
labios se desplazan succionantes siguiendo la llnea de la
mandíbula hasta que en su boca busca la lengua con
la lengua y la saliva se torna en un caldo amoroso, ti-
bia y dulce miel que comienza a desesperarla y €n 8s-
censo el leve martirio es cortado por la voz.

Alejandro está en la terraz.a y sostiene la estola que de-


be envolver a Cristina en su r€torno a casa. Alejandro
trata de escapar de la ridícula sorpresa con ademaner
seguros, ovbiamente teatrales, que no lo conrrcncen doi
haber mantenido su elegante dominio de la eircunstan-, UN PADRE DE LA PATRIA
cia. Para escuchar su voz:
auto nos está esperando. tttpresiones diversas en Gabri¿l Cedrón
-El
Cristina se acerca a él con torpeza y se ecba la es-
I

tola sobre los hombros. Mirada discreta a Dascal quo


trata de detener el tiempo y la acción, no mover el aire f,n porfecta Lorelei apenas peina sus cabellos de oro y los
dispone en inocentes or¡das en torno a su rostro
que lo circunda hasta que su fijeza disperse la posible
irritación. Alejandro toma a Cristina del brazo y la con- Mendieta hecho prisionero en Río Verde
duce por la terraza de vuelta a la sala. No ha sabido Desembarco en Gibara
mantener el aire de la hidalguía ofendida que tanto le
cuadraba. Es un hombrecito de todos los días infeliz y KARIKATO, nuevo semanario polltico
conmovido. La situación, que ha sido congelada y es-
tática, comienza a devolver al tiemFo su fluir. Dascal l,)l capitán Carlos García Sierramurió ayer en cumplimiento
se vuelve hacia el jardín. Cecilia y Jimmy han desapa.: dcl deber. Al abrir la gaveta de un armario, en una casa
recido. Hay de nuevo un ritmo de las cosas. El aire se que le fue notificada como sospechosa, se produjo
una violenta explosión
Dascal busca en las mesas a Carlos Sarría. Lo en- CUBA ES I'N JARDIN DE FLO&ES
cuentra en una amable conversación y le pide la llavE,
del carro porque siente un leve malestar por los tragos., El ABC está por... "si te sobra comlda dásela
Veloz por la Quinta Avenida; las fachadas a un perro; pero no ct un negro. . ." la Mediacíón
de las residencias que custodian la tradición son
sas imágenes en la ventanilla. Llegando a La Copa IIAY CINCO MIL MARINES EN KEY WEST LISTOS
a Johnny, Zabiarre, Cacharro, el Sapo y Tanque PARA EMBARCAR HACIA CUBA
tados en el parque cantando Adelita.
I
Están borrachos, piensa Dascal, todos erfumos l,)1, doctor Clemenüe Vásquez Bello, Presidente d,el Senado
chos.
y rlcl Partido Liberal, iba en su auto del Habana Yacht
(llr¡b a su casa, todavía en traje de marinero, se le aparejó
rl
206
otro auto y los estudiantes le hicieron una deseargá WELLES OFRECE MEDIAR EN LA CRISIS POLITICA
le destrozó la columna vertebral, Murié en el acto.
Ih las lúgubres y hediondas mazmorras de La Cobaña
¡Viva la O.C.R.C.! perecierbr¿ torturados, previamente por sus
En tanto hiere, déspota, arrebata
esbirros, cientos de obreros y estudiantes
la honra, la fe, la libertad, la vida,
tu misión es matar, sáciate, mata, LA LEY DE FUGA NO HA SIDO APROBADA
mata y báñate en sangre fratricida. EN EL CONGRESO

EXISTE UNA COMPLICIDAD ENTRE éQué Congreso?


MACHADO Y GUGGENHEIM
"Con Zayas tuvimos libertad sin orden. Con Machado,
Mary Duncan, una de las más temibles y celebradas orden sin liberta"d. Con Menocal
vantpiresas de 'la pantalla. Ahora pueden verlq ninguna de las dos cosas".
en el cine Prado
¡Estudiantes camagüeyanos! No olvidemos jamás que
cuando se es asesinado como lo han sido nuestros -
Los hermanos Freyre de Andrade han sido compañeros que sonreían al caer.,.
asesinados por l\{achado
Cuando en la playa, rni bella Lola,
"A la ingeren:ia exffaña, la virtud doméstlca" Tu esbelto talle luciendo vas
Los marineros se vuelven locos
...y en el cuartel, tambores y cornetas Y hasta el piloto pierde el compás
estaaan, tocaan, doadianaaa,..
lrr revista de avance, EN LOS PUÑOS DE KID
EL PLAN CHADBOURNE PERJUDICA A cl afro-cubanismo, CHOKOLATE ESTA LA
LOS COLONOS CUBANOS cl vanguardismo, MADERA DE LOS
cl grupo minorista... CAMPEOI{ES
El astuto Ferrara
EL AVION DE MACHADO YA
EI Partido Comunista llama a las masas oprimidas ATERRIZO EN NASSAU
a la lucha contra la explotación
SE ALQUILA EL PALACIO PRESIDENCIAL
La falda larga, muy ldrga en este invierno
No muy sanitaria pero sí muy chic Hevía, Céspedes, ¿qué más da! con tal, que sea
una persona decente, un caballero
Ceci c'est La Havane... El capitán Calvo, Jefe de los
port de mer. Expertos, recibió una descar- REPUDIAMOS LA ENMIENDA PLATT
Mer toujours bleu ga cerrada que le dejó muerto
sous un ciel con tres de sus acompañantes. Grau, Carbó, Irisarri, Portela y Franca
encore plus bleu Penta quiere decir cinco
208 N
EL SARGENIO TAQUIGRAFO FULGENCIO BATISTA'
QUE DESDE AHORA ES CORONE¡,

La Compoñía Cubana de Electricidai no *'o


4 Antonio Guiteras
el Hotel Nacional! ¡lVIe- ametrallan
'¡Bombardeen
á toOo el que resista en el Castillo de Atares!
Pedraza ha puesto a los cubanos a acostarse
a-las nueve de la noche

El Isotta IO DE I,.ARZO DE 1952


italiano, h
Farlna y Ios conjurados -capitanes y tenientes de la guarnición
De venta de Columbia- recibieron con muestras de entusiismo a su

EL GENERAL MEI{DIETA LE ARRA\ICO-LA CABEZA


A UN GALLO, DE UNA MORDIDA
PORQUE NO PELEABA BIEN

Si a tu ventana llega
Una paloma,
Trátala con cariño El timbre de la puerta sonó incesante, agudo, irri-
Que es mi Persona... lante.
a ver quién es, Ritica el senador Ce-
-MiraAbre con cuidado.
drón-. -dijo
se aproxima!
iVerdugos, vuestra hora Cedrón se paseaba por la sala, llegaba hasta !a terra-
za y la luz intensa reflejada en las blancas,baldosas de
lu terraza lo ¡echazaba. Retrocedía a grandes pasos has-
ta la puerta del cuarto y giraba allí. Mascaba un largo
Corona número uno sin encender. En el sofá, los sena_
dores Veitía y Sánchez Herring miraban en silencio el ir
y venir.
Márquez Ritica.
-Es -dijoentró con el mismo aspecto
El senador Márquez atri-
bulado de sus colegas,
que todo se ha consumado. No hay nada
-Parece
que hacer.

27t
210
-¿Y el Presidente? ¿eué se sabe del presidente? importa, con unos cuaritos basta. Es una pro-
-preguntó
Veitía. -No
lestn simbólica.
y me dijeron que se fue a las pro_ encendió el tabaco-, antes
fuerte con los regimientos leales hablar
dc-Nisalir de casa-Cedrón
€sta mañana llamé allá: el Capitolio
es absurdó! ---+omentó Sánchez Herring-. e¡tó rodeado por la policía. Además yo m€ siento mal
_-¡Eso
la guerra civil, la sangre! totluvía, no estoy para acrobacias.
¡Es verdad es que yo no sé cómo has podido mo-
-Este
tod-g,
es un momento en que se juega el todo por el -La
vertc con tu operación reciente Veitía.
O_ se es digno hoy o pe deja de sJrlo para siimpre -dijo
querías, que me quedara en casa y me pren-
-dijo Márquez. -¿Qué
tllcran?
-No hables boberías -dijo Cedrón- hay que ser
realistas. lo peor ya andan cazándonos por ahí
rgalid3_d es que Batista ha tomado el poder _
-A
¡rccutó Sánchez Herring.
-es-
-..-\lSánchez
dijo creo Márquez-, la forma en que Batis-
ln-No
Herring. -dijo el golpe indica que no
ha desarrollado quiere san-
no se sabe. parece que Margolles en Orien-
te -Todavía
y Martín Elena en Matanzas siguen fieles a la lega- gre,
lidad Si se le sele saldrá la bestia
-di-el
-dijo Veitía. a. La legalidad es el poder. lo Sánche eso me Pr€ocuPa que
ella el poder. De ahoia en itrcsidcnte a encabezar los regimien-
santificado por la krs leales. señores, aquí hay sólo dos
legalidad
cuminos: el exilio o el pacto. El poder ha cambiado de
Ritica preguntó si querían café y todos respondie- nlnnos y no hay marcha atrás.
ron afirmativamente. Hubo un largo silencio en el que si Prío se levanta en el interior? ¿No crees que
-¿Y
llutista se asuste y retroceda? Márquez.
todos meditaban. Sánchez Herring encendió un cigarro. -preguntó
y chupó con ansiedad. ve que no conoces a Batista Sán-
-Se
chcz.
-respondió
existe un pueblo. ¿Qué le decimos a ese pasa con el café? Veitía'
-Señores,
pueblo? Márquez-. ¿Cómo vamos a en_ -¿Qué -preguntó
-preguntó *Voy a ver Cedrón.
con la opinión pública si hoy no actuamos
Ritica, en la-dijo
f¡entarnos
de acuerdo con nuestra historia? cocina, terminaba de colar.
a preparar las tazas a Cedrón que
-Ayúdame -dijo
-iQué historia? -contestó
a no exaltarnos
Sánchez Herring. enlraba.
-Vamos -dijo Cedrón-, la ver- El senador abrió un anaquel de madera y tomó una
dad es que ante los tanques no hay pueblo ni opinión pequeña bandeja dorada colocando sobre ella cuatro
pública que importe
lrtz,us pequeñas.
¿Qué sugieres, Márquez? Veitía. acabo de hablar con mi primo Mayito, el
-preguntó
al Capitolio y con,stituyámonos allí eri. -Gabriel,
-Vámonos
sesión para desaprobar el golpe de Estado. aqul?
habrá quórum esta vez. Hoy menos que -¿,Estuvo
por teléfono.
-Tampoco Sánchez Herring.
nunca -No,
-dijo --¿Le dijiste que yo estaba aquí?
212
Dice que Columbia está llena de gent€. Todo el están levantados los viejos?
-No.
mundo está allí, todo el mundo está
-¿Ya no.
habl-ando con Ba- -Todavía
tista y uniéndose a é1, ¿por qué no vas trl también? Dascal tocó en Ia puefa del cuarto. La voz enra-
loca? yo me debo a un partido. Además tr'cida de su padre Ie contestó "¿Qué hay, qué pasa?".
Ia -¿Estás
situación no está clara todavía, aún puede
piede haber cam_ yo, papá. Dicen que Batista dio un golpe de
bios.
cam- -Soy
llrlr¡do.
. -Oye mi consejo. Manda a todos ésos para el cara- Ilscuchó el ruido del bastidor y su padre salió en-
jo y vete para Columbia. vuclto en una bata de casa.
no, las cosas no son así, Además ¿tú no te ---¿Cómo? ¿Eso es cierto?
das-No,
cuenta que ellos están ansiosos como yo de buscar --No sé, pero las estaciones no dan noticias.
una salida a su situación! l)ascal llamó a María del Carmen:
'-María ¿es verdad lo que se dice?
--Sí. A papá, le avisaron de madrugada y se fue.
-¿Y ahora qué va a pasar?
--No sé. Nadie sabe nada. Aquí el teléfono se cae
trhirjo ds gente que pregunta lo mismo.
l)lscal llamó a Marcos Malgor. La madre respondió
tullo¿o-.n," que Marcos se había ido temprano a la
I l rr iversidad.
mi¡ó su reloj que descansaba l)ascal colgó el teléfono y salió.
dio una ducha y se puso una --¿A dónde vas, Luis? Hoy no es bueno andar por
vez este año que usaba gua- ¡rl rl.
necesaria. --Voy un momento a la Universidad.
No había periódicos porque era lunes y Dascal se en-
tretuvo en mirar las fotos de una viejá revista mien_,.
tras le preparaban el desayuno.
Fina salió de la cocina con la humeante taza de café
con leche,
-Caballero, ¿se ha enterado? Dicen que Batista so
metió en Columbia.
. -No hagas caso, Fina. Son bolas. Siempre bay bo.
las.
.la -No caballero, es verdad. Mientras venía para acá
guagua vi las estaciones de policía con müchos mJ
dias afuera. Hay movimiento. todo el mundo dice- ¡trrrlujo un saldo de dos muertos y varios heridos.
Batista dio un golpe.
Dascal encendió el radio y recorrió varias estaciones. Sc movían como hormigas, zigzagueando, disparán-
Sólo música. En lugar de los noticieros maünales se esi du¡c decididamente hacia una dirección para retroce-
cuchaban guarachas y danzoneg. l:
tlfr cn seguida y buscar dg nuevo, dudando, tentando

at4 210
qué quieren las armas?
-¿Parattádu, pnra tenerlas, para hacer algo.
-Para ¿qué cosa es algo? Se intenta un contra-
-Algo,
golpe o nada. ¿Quién dirige esto?
- dirige nada. Los muchachos estÉn excita'
-Nadió
¡los. Eso es todo.
te entiendo, Marcos. Primero no entiendo qué
-Noaquí. No hace mucho me diiiste
hnces que ya habías
luperado todo esto.
tú que haces aquí?
-¿Y por curiosidad, a enterarme de cosas'
-Viñe vas a Pelear?
-¿Qué
sabes de nuevo? Marcos al verlo. -¿No
Da"scal dudó un instante antes de responder'
-preguntó
todo. -No sé siquiera lo viejo. Vengo a enterarme de ¡s voy a
-|r[e, qué no vasPelear.
a Pelear?
-¿Por creo que es inútil. Lo mismo da una cosa
-Porque
que otra, Prío quó Batista, es la misma mierda'
será otra ru26n2
-¿Noqué tePorrefieres?
sé. nadie sabe nada. Hay que esperar. Batis_
-¿A nada.
ta-No
ha avanzado demasiado para que'lo qu" ," intente
-A he tenido un arma en mi mano'
-Nunca
es fácil.
ahora pueda resultar. -Eso es potque sea poco cobarde' ¿Es eso lo que
qué intentarlo, entonces? _preguntó Dascal. -Quizás ^quj yo soy cobarde..
-¿Para
No sé, hay que hacer algo, quería-s decir? lued3 ser cierto'
Caminaron hacia la plaza -Cadenas y Marcos Mal-
-_ jnor qué negarló? Ño me gusta la violencia' A lo me-
gor dio la noticia a un grupo de esiudiantes. Hubo for toy un cobarde. ¿Tú no eres cobarde?
aplauso y gritos y un poco de-entusiasmo. Marcos.
A nadie le gusta morir -No -dijo
ser bueno saberlo, haberlo demostrado' En
--
tendrán la oportunidad. -dijo l\,f¿¡sqs- p"ro oo .l -Debe
realidad no me interesa esta lucha.
_.Marcos y Dascal fueron a la cantina de Derecho. siempre estás apartado de todo' Es tu manera
Pidieron dos Coca-Colas. de-Tú
sentirte séguro: estar por encima de las cosas' no
trae las armas? Luis. mezclarte.
-¿Quién
senador Tejera. prío -preguntó
mismó se lo ordenó. lo que s€a, es más contradictorio que tú estés
-El qué van a hacer con las armas? -Sea
aquí. Eso nolo entiendo.
-¿Y sé, hacernos fuertes aquí. Armar un alboroto. que hay gente que está yendo hacia Co-
-No podrán con los tanque,s ni con las perseguidoras. -¿Sabes
lumbia a sumarse al golPe?
-_No
-Nadie
va a intentar fajarse con ellos. lo sabía. Me lo imagino.
I2l6
-No
16.- La Situación 2t7
unos bandidos. En un día como
-Sondebía dejar a un lado los egoísmos. hoy todo e1
mundo- I lGnleruc en la escalinata de Ciencias. Masferrer, El
tú por qué estás aquí, Mar-cos? €rmpollno y sus hombres avanzaron hacia el portal del
-¿Y aquí porque Cuba rne necesita, hoy me ne_ fleelorndo.
-Estoy
cesila. :Mq voy Dascal.
:¿Por qué-dijo
te vas? Probablemente ni siquiera ven-
-Es una mierda. todo esto es una mierda.
me entiendes. !|n lár nrmas que prometió Prío.
-No liquidado Luis- todos son unos
-¿Y si muere algún estudiante? Ahí hay gente que
cree.
-Torlo está -dijo el único en Cuba que
ctrmcnricrdas. En este mom€nto
va a morir nadie. luhc lo que está haciendo es Batista.
-No tJn estudiante cruzó corriendo y Marcos lo detuvo
prtt ttn brazo.
*lQué pasa? ¿Por qué corres?
. -*,Dicen que los regimientos de Matanzas y Oriente
' eaycron ya. Batista lo controla todo.

dijo que no las daba gordito_ pero


-Yo me voy
-*Quédate, aquí-dijo
Dascal.
por lo menos se entera uno de co-
-dijo el por la fuérza:
hay.alglnos que hablan de quitárselas lEt,
¿Qué tú crees? --No; me voy.
sé, vamos a ver eso de cerca.
-No
Pcrmaneció algunos minutos en el garage, en la misma
actltud vacilante, hasta que resolvió tomar un automóvil de
ehnpa particular. A su lado ocuparon asientos su hermano
Antonio y los legisladores Tej,era y Megías. Detrás marchó
el nutomóvil con chapa oficial número 49, con miembros
rlt' lu cscolta personal del Presidente.
Uno de los altos oficiales, junto al ascensor preguntó si
el Presidenle depuesto dejaba algunas instrucciones sobre
Marcos Malgor los reconoció y se detuvo. el, Palacio.
-V:q9r a el contraalmirante-. Dijo que no se re-
quedarnos_aquí. ¡Lagarto, lagarto! _dijo. --Sf
-respondió
Dascal. ¡lellcra ninguna agresión.
-¿:,Qué?
El gordito-preguntó
continuó y se mezcló al grupo que rodea-
ba a los recién lleg,ados.
Ese es Masferrer. El otro es El Campesino. debías arrepentirte de no haber aceptado
de la guerra de España? cl -Ahora
pacto con el P.A.U. cuando te lo propuso García
-¿El sé no fuera hoy.
Montes
-dijo
Ritica.
-No
sería muy no es nada el senador Cedrón-
eso no m€
enemigos. Ei' -Eso
Itrira a Castellanos... -respondió
alcalde?
Una parte I grupo y -¿El..
fue tenía un pacto con Batista y lo rompió hace
-Sí,
218
ale
pocos días. Ese sí esbá chivado porque el mulato es r€n- Bc rlctuvo en ün café y llamó por teléfono a Óarlos'
coroso y su veneno no perdona. He qttellt ir a casa de los Sarría por temor.a €ncontrar'
tú cómo andas con él?
-¿Y bien ni mal. Nos conocemos. Siempre me ¡3 a Alcjtndro o a Cristina. Desde el incidente, si se
-Ni con afecto. Nunca me he enfrentado a é1. ha b prrdlu llamar así, en casa de los Mendoza, no había
saludado lla¡irndo n Cristina y ella tampoco daba evidencia de
tienes chance. lntcr€rarsc cn é1. Carlos le dijo que se encontrarían en
-B¡f6¡gqs
que sí. El Carmclo.
-Creo cafeeee! Márquez. fle ¡lrescntó con un grueso yolumen bajo el brazo y
-¡El
Cedrón volvió a-gritó
la sala. Darcnl lcyó el título furtivamente al ponerlo sobre la
66¡6: "l)el New Deal a Pearl llarbor". Hablaron de
I,o cierto y evidente es que como resultado de todo ello, golpo y Carlos le informó que se sintió mal cuando se
se ha derogado una Constitución que nos costó mucho tra- lRteré dc la noticia, pero que habló con su padre duran-
bajo hacer y a cuya adopción concurrimos los mandatarios le ol tlcsayuno y tenía razón: el relajo era demasiado
de todo el pueblo cubano. Lo cierto es que se ha frustrado
una gran ilusión de la voluntad popular. Me siento por den- ¡f6n(lc cn Cuba y ya era hora de que alguien terminase
tro una gran desolación de ciudadano. Les hablo en nombre cfrR erc estado de cosas: el ganstelismo, el robo del te-
de todos los cubanos que no tienen esa facr.lidad de que yo Nro público, la demagogia obrera; todo eso estaba ha-
dispongo para decir su anhelo donde todos lo oigan, €ienrlo imposible el desarrollo del país. Batista traía la
püu y lil tranquilidad para tista res-
Luis Dascal caminó por la calle L en dirección a 23. ¡relnht las tradiciones. B defecto:
Nada sucedía en la calle. Los autobuses se cruzaban ,l ;l lendencia a gobernar c dada la
cargados de pasajeros y la gente los esperaba en las es- rlluución del país ese defe,cto se convertía en virtud.
quinas y los billeteros exhibían sus billetes y vendían l)rwcll dijo que a él le daba lo mismo uno que otro y
a veces y las cafeterías estaban abiertas y la gente be- que cl golpe de Estado venía por lo menos a sacudir la
bía refrescos; el sol no estaba muy alto y aún no había Iullnu diaria. Decidieron dar una vuelta en el auto de
comenzado a arder sobre la piel y era muy temprano en
(lurlos para ver cómo lucía La Habana.
el año para que lo hiciera, de todas maneras. Todo es_ lll tráfico era desviado frente a las estaciones de
taba tranquilo y las cosas transcurrían normalmente, policía. Los guardias llevaban la chaqueta desabrocha-
como todos los días y Dascal subió a una Ruta 26 en dr¡ como señal de adhesión al golpe. Cruzaron por Pra-
la esquina de L y 23. Nadie hablaba: los pasajeros iban do cn dirección al Parque Central y vieron los carros
en silencio y aún el chofer y el conductor no intercam- rlc nsalto frente al Palacio Presidencial. Varias perse-
biaban sus comentarios habituales, un esfuerzo notable ¡uitloras bloqueaban el acceso al Capitolio. Para retor-
dada la circunstancia. ttur al Vedado tomaron por Reina hasta Infanta y do-
Dascal se entretuvo en l€er los anuncios en el techo: ,
hlnrcln por San Lázaro. Frente a la Universidad aguar'
Optica El Anteojo, Foto Núñez, Tome Kresto. Aban un grupo de perseguidoras con sus hocicos de lata
rlrrb¡r
donó el texto y se entretuvo con los colores y las líneas [puntando amenazantes hacia la colina, arrullados por
de los anuncios hasta que el autobús se detuvo en Pa- cÍ murmullo de los radios en los autos policíacos que
seo y Línea. Echó a andar con el calor del incipiente enrilían órdenes y cifras para los mensajes en clave.
verano que le exprimía las costillas. Junto al Alma Mater un altavoz gritaba consignas con

?2Q
221
tra el golpe de Estado que ¿penas eran escuchadas pot
la gente que pasaba apresurada por la calle San Lázaro. Éldur de la República, tengo una investiduta pública,
Los policías rieron cuando el altavoz escupió enérgico: U¡teUel también. ¿Qué hacemos aquí? Vamos a pensar.
Hg¡te nhora no hemos recibido ni una noticia, pero ni
"¡Batista, asesino de Guiteras!"
Bññ role* de que un senador haya sido detenido. Existe
Carlos lo invitó a su casa para tratar de enterarse de
nuevas noticias. Dascal mintió diciendo que iría al pe-
9ñ nuevo poder Por encima del deber partidista tene-
mo¡ un deber con el oficio público: ¡somos senadores!
riódico para tratar de informarse. Hacía varios días que :E¡u nueva modalidad del estado Márquez-
no iba por allí pretextando una enfermedad y hacía que -dijo
lnoluyo la supresión del Poder kgislativo.
su madre enviara recados al señor Duarté informin-
-Mtry bien, entonces al lugar
dole del progreso de "un fuerte ataque gripal',. Mientras
qug nos indiquen.
conducía por el Malecón, Carlos le dijo que pensaba Entl¡ln formará otra cosa, una Cámara de Consejeros,
irse a New York para aprender pintura. Iba a ingresar Uñ L-'uerpo de Asesores, algo, Ahí debemos estar noso-
en una academia de artes plásticas y salir de todo este tfo¡ pnra ayudar a ori€ntar a la República.
ambiente, Su padre no le demosiraba confianza, lo mira-
' -*l,Qué sugieres? Cedrón.
-preguntó
ba extrañamente por su vocación artística. No se sen- '*Nada, ir a Columbia, ver cómo está la situación.
tía bien aquí. Ultimamente su madre y su padre anda- --No, eso no, por lo menos ahora no Cedrón.
ban embrollados, no se hablaban. La situación en la *Pr¡es ir entonces a la casa y esperar-dijo
a que nos
ra colmo, el mu_ llenton.
Dascal dijo seca- :Bntlsta no nos llamará. En este momento sólo va a
a a New York y Oonlnr con los suyos Veitía.
de María del Car
-dijohacer! No podemos quedar-
algo hay que
men. -¡Pero
not nquí todo el día.
''=-Vamos a esp€rar
a ver qué hace Prío Márquez'
*Prfo es un idiota -dijoHerring'
Sánchez
*-Un hombre que no -respondió
ha sabido defender el poder.
8o lo han quitado como se le quita un caram€lo a un
Irlflo ¿No nos dijeron que estaba ,endrogado en La Cha-
le cuando le dieron la noticia?
*No sabemos si eso es verdad Veitía.
El "Journal of Comrnerce", la conocida publicación mer.- lo que quieran. Yo me-dijo
voy Sánchez
cantil neoyorquilq, ha expresado su optimismo de que el -Hagan
llcrrlng poniéndose su jipi y -dijo
ajustándose los espejue-
esllblecimiento del régimen de Batista ón Cuba puedá sig-
nificar la adecuada coyuntura para la revisión de las tañ_ lol calobares.
fas arancelarias negociadas en la Conferencia de Torquay JVamos a esperar un poco más Cedrón.
que garantizaron la existencia de la industria textil cr¡biná. no, ¡me voy! -dijo
-No,
Sdnchez Herring abrió la puerta y se marchó sin ce-
qué hago yo aquí? Sánchez He- flnrlo.
-¿Yperplejo-.
rfing Porquel yo -preguntó
no soy un delincuente,
¿qué hago aquí como un perseguido? yo soy un s€:
'/
-¿Y ahora qué?
nada -preguntó
Veitía.
Cedrón.
-Ahora... -dijo
me voy también Veitía-. Estaré en ca- Ce dodo una posición de fuerza: el golpe de Bstado lo
sa.-Yo
Me llaman para -dijo
lo que quieran. €Fñlagl¡ba todo, se extendía o los palacios del gobierno,
Márquez registró sus bolsillos hasta encontrar un
y lo encendió con la larga llama de una fos-
t l¡ culle, a la conciencia. Permitiéndose satisfacer esta
tabaco éUllotl*J¡d se convertía €n un secuaz de Batista. Si en
forera mientras lo hacía girar para que ardiera con 6ltnr ocasiones no se habría permitido este espontáneo
uniformidad. prt€o ¿por qué hoy? ¿Por qué precisamente hoy? ce-
-Vamos
a esperar, Gabriel. Algo saldrá de todo lló ln puerta y volvió al pasillo y por él a la terraza del
€sto. tondo como otras veces. Se apresuró temiendo s€r sor-
-¿Algo
saldr'á Cedrón-. De aquí lo ptcnd¡do en su profanación de la intimidad.
único -pleguntó
que saldr,á somos nosotros. ¡Rita, dame un uiskit Bncendió un cigarro. Carlos no había querido acom.
Rita salió del cuarto protestando: pnñnrlo. Ca¡los quiso volver a su casa y esperar la
no puedes.
.. llcgn¡l¡ de pu padre para escuchar noticias. Carlos vive
-Tú el trago, coño, y no me discutasl Oon el cordón umbilical intacto, pensó Dascal, y el cor-
-¡Damepara mí
-Otro -pidió
Márquez. rlón umbilical lo une no sólo a la madre sino al padre
lnmblén y a la casa del Vedado y a los recuerdos en ca-
da rincón de la casa y a los primos y tíos y a la casa
quo construyó el abuelo en el Central Manuelita. Tam-
blén lo une la inseguridad del que nunca ha construido
nndo con sus manos. En este momento en que se ha
vlol¡¡do el orden establecido, Carlos acude al criterio
del orden establecido para encontrars€, para saber dón-
do cstá pisando; no puede, no quiere pensar.
Si la serenidad María del Carmen entró con unos slacks ajustados
mfnimo de alarde y una blusa.
que a reserva de has sabido nada nuevo? María
lograr la cordura
de Ia balanza la t
dcl-¿No
Carmen. -pr€guntó
lo mismo tú creo. . .
que lo que se dice.
-No,terrible esto.
María del Carmen hablaba por teléfono cuando Das- -Es falta de noticias?
cal entró. Aún vestía un pijama de nylon y una bata
,,
-¿Lagolpe, lo
-El veinte años. ha hecho Batista. Ha
que retrasado a
de casa. Dijo que hablaba con su padre y que no habl¿ ' Cuba
noticias claras de la situación. pidió permisó para cam- ; crees?
biarse. Dascal recorrió la casa mientras esperaba. No ,
-¿Tú no crees?
se sentía intimidado, como otras veces, por la preten- -¿Tú sé.
ciosa decoración; el golpe de Estado había rebajado el es- -No te das cuenta? Con Batista desapareco la li-
plendor de los Cedrón. Dascal abnió la puefa de la -¿No
bcrtad. Batista es el asesinato, la violencia. Ahora vol-
biblioteca. Sobqe un estante de libros dos bustos: Ma_ veremos a estar como cuando Machado. Había costado
quiavelo y Napoleón. Se sorprendió a sí mismo actuan- mucho tiempo el rescaüe del poder civil.

2i2A
' ¿Qué poder civil? [¡llldad; bueno, pues detrás de todo eso hay asesins-
poder civil, el gobierno civil. Ahora rnandan kl¡ lrelclones, parricidios, incestos, conspiraciones. To-
los-El
militares, ahora viene el poder de los brutos y zo- lh hcrojfa termina siendo ortodoxia. Bl poder es la
quetes: de la casta militar. Hdn porque ennoblece lo que toca.
Cuba no hay casta militar. Hablas como si
-EnlAlemanfa. Aquí llay isargen[icos aprirvechados, :B¡o es cinismo, maquiavelismo... no sé. La mo-
fuera lll no o¡ tan relativa como todo eso.
oficiales con mentalidad de chuchero de barrio. *Desde el punto de vista de la moral absoluta la
crean un estilo de gobierno: la fusta, el pal- polítlcn es inmoral, el poder lo corrompe todo. Na-
-Pero
macristi. dle hn podido gobernar a los hombres s,in p€rder un
el fondo es lo mismo. Grau y prío daban bo pttco dc sí mismo, sin negar algo de lo que antes creyó.
-Eny mandaban a asesinar,
tellas . *lh cierto que los ideales de la Revolución del 33
había {,ibprtad, se podía hablar. Esto era no ¡c han llevado a cabo del todo, pero una parte se
-Aquí
una democracia. hn cumplido. Grau y Prío hicieron un gobierno liberal,
también será una democracia. La democra- 'do lzquierda, de servicio al pueblo.
cia-Batista
es un nombre, Cualquier nombre es bueno.
-.¿De veras crees eso, María del Carmen? ¿No tra-
-Batista
no dejará hablar. llr tle engañarte? Grau y Prío hicieron lo mismo que
dejará hablar; lo que le conviene, como Grau haró Batista, lo mismo que hioieron todos en Cuba
y -Sí
Prío. dolde Diego Yelíuquez y lo mismo que harán todos
uno de los errores de Grau fue el libertinaje, fllontras el mundo sea mundo.
el -No,
exceso de libertades. s¡ss, de veras. Tú eres muy pesimista.
en el aire, María, la legitimidad
hagas castillos -!rfs soy pesimista, pero tú tratas de justificar a
es -No
consecuencia dela audacia. Lo que empieza siendo lu-No
pudre, perdona que te diga eso, tratas de encontrar
una nota disonante termina armonizando. El cristianis_ la Revoluc;ón del 33?
tazoncs para respetarlo. ¿No es él
mo era perseguido en Roma y ya ves, dura desde hace yo creo en el Hombre.
veinte siglos co os apóstatas
-No; me hagas reír. La condición humana es inva-
del siglo quince Oe ias igte-
-No
rlcble.
siasprotestantes la democra- *¿Qué crees tú que debe hacerse ante el golpe de
cia y esto y lo ilevados al F'¡lado?
potro de tortura en el siglo dieciocho por los nobles mejor dicho: adaptarse a la nueva si-
franceses. Toda intención ilegítima termina siendo la le-
-Nada...
Ittación, Seguir viviendo igual que siempre bajo nuevas
galidad si insistes en el lnaneras. Batista impone un estilo de gobierno. Para
tras bastantes buenas r fugnr hay que aprender las reglas del juego.
que todos los reyes no no, no. Hay que resistir con todo lo
resocazadoresalos -No, SiLuis,
pOlble. no oponemos una resistencia seremos cul-
rreros y en la guerra han demostrado cualidades ex- pnbler del golpe.
cepcionales que los han llevado al reinado? piensa en no soy culpable de nada, yo no contribuyo a
la monarquía británica, santa y buena, estable, sólida, -Yo
nnda,
respetable, tradicional hasta el exceso, el colmo de la -Pero
tampoco impides.
226
que yo haga no lo impediría. Fa¡cul nlmorzó en su casa y durmió una si€sta. Se
-Lo mucha gente sí pu€de tumbarlo. d¡rperló s eso d€ las cuatro y buscó los periódicos
-Pero *l dumingo y encontró en los anuncios un buen pro'
-¿Hoy?el golpe está consumado. La lucha empieZa lf¡ma cq el Trianón. Llegó al cins cuando abrían Ia
-No,
ahora. Iequllln, compró un cartucho de bombones y se sentó
lo que empieza son las carreras para insta- 3ۖ lnn luces encendidas a observar la pantalla blanca
-Ahora
larse en el jamón. Sinceramente apruebo a toda esa flU€ lcnfa un imperceptibe desgarramienlo en una es-
gente que está corriendo hacia Columbia. Si yo fuera ¡iulna, t.os luces se apagaron y apareció el león de la
político baría lo mismo. Helro y se olvidó de todo.
es mentira; lo dices, quizás lo piensas, pero ,' A lus ocho de la noche salió del cino y vio un gru'
no-Eso
lo harías, É€ c(tnversando en la esquina de Línea y A y caminó
tú qué vas a hacer? hr:le allf. Eran periodistas. Conocfa a Antonio Telles
-¿Y no sé, pero algo habrá que hacer. Todavía no Atrrn. tle Ia redacción de "Información' y le preguntó.
. Ptlo ¡c habla asilado hacía un rato en la Embaiada
he-Yo
podido localizar a Tony María del Carmen,
que comenzaba a irritarse con-dijo
Dascal y puso un énfasis €c México y estaban esperando por si concedía alguna
apasionado et el algo. Dascal intuyó el surgimi€nto va- lñlrevista o entregaba declaraciones. El resplandor de
cilante de la llama sagrada conopida por patriotismo Un flnsh iluminó la calle. Dascal siguió caminando ha-
con la que no tenía nada que ver y deseó una excelente ¡l¡ ott casa. Detuvo a un vendedor de periódicos, com-
combustión purificadora para María y no quiso hablar pló uno y leyó los titulares bajo un farol:
más. No sabía qué decir y jugó con un cenicero de
loza. María del Carmen se excusó y salió un instante DEPUESTO CARLOS PRIO Y SU GOBIERNO
y al volver dijo que el almuerzo estaba servido, que si POR UN GOLPE MILITAR QUE ENCABEZO
quería comer con ellos. Dascal dijo que no y prometió BL GENERAL FULGENCIO BATISTA
que llamaría si se enteraba de algo y se marchó. El Presídente Carlos Púo deió
Palacío a las 9 de la mañana
Batista dijo a los reporteros de las agencias cablegráficas EL DESARROLLO
que su gobierno era "transitorio y que propiciarla unas DEL MOVIMIENTO
elecciones justas y honestas inmediatamente que la situa-
ción fuese normalizada". EN EL INTERIOR
Una de las primeras medidas adoptadas por el General Cabrera, Soca y Urla
Batista fue la de aumentar los sueldos a policías y soldados
a 150 y 1ü) pesos respectivamenüe. llegaron a Miami
Puede decirse que luego del golpe de Estado la maquina- €n un avión militar
ria administrativa se detuvo: la basura se acumu,la en mu-
chas calles, las obras públicas están paralizadas, la asis- REITERASE QUE NO VOLVERAN LOS
tencia escolar es muy pobre. COMUNISTAS A CONTROLAR LA CTC
Singular tónica acusó Ia radio hasta la una de la tarde:
ni una sola notícia ni un solo comentario, sólo música. Cada Todo indica que EE. UU. reconocerá
esüación de radio fue ocupada por policías con armas largas. en seguida al régimen de Batista
w 229
)ff.-'

se nos va.
Aquí no ha pasado nada. iIN I¡AI)RE DE LA PATRIA
Ali ttlttscurrió la hora de los verdugos, así sucedió
aqnrll,t'. confuso, vidlento, poderoso, un mar embrav,eci-
d¡ ttrntn::ando a mordidas los arrecifes: así era Ia em-
bs¡¡thltt utxo negra humareda que ascendía al cidlo de-
lñuh' lu tierra cubierta de cisco; el gran torbellino bes-
llul t¡ttr lo arrastraba todo a su vórti:e de sangre. (Jna
¡áltyt da una hora, de cinco años,
litthritl. Cedrón vívió durante'la Revolución, hizo la
Rtt',,lurkjn y ahora una masa conlusa de impresiones
ii ilit¡,rr,rrt:;, una rálaga diluida se Ie escapaba. ¿Cuándo
lhi,i tlc Sagua? ¿Ayer? ¿Hace treinta años? ¿Cuóndo
'i ¡'1t¡¡t,t'i,ia Laurita? ¿Cudndo vio morir a Trejo? ¿Quién
l
gr¡¡ t¡ttitttt a 'la hora de Ia muerte? La hora de la muer-
le, l¡¡ l¡¡¡¡a de los verdugos y los mártires, Ia hora de
hti tttios que pasdn sín sentirse, la hora de luto, de 'la
dlrgritt. de Ia vida, la hora de la Revolución.
I',)¡ltt cra una hora diferente. Comenzaba dl buen año
dr l').'1,5 y ha.bía que responsabilizarse. Cedrón se detu-
t\t rtt rl Salón H. de la Manzana de Gómez y pídió un
lyg' lr piña bien frío. Eran las once menos cuarto y
I
latt¡t, (lrtc hacer tiempo para llegar en punto a la cita
l
tnil tlon Ernesto Menéndez.
lirrtntndo Orozco habrla dicho que eso era claild{-
Fet,, l,t't'o Fernqndo no podía decir nada ahora poi
290
estaba muerto. Muerto, muerto, bien muerto. Gabriel ranwió la calles' La
b vio con el vientre lleno de aguieros perfectamenle l¡)l dla que cayó Machado
redondos y la cabeza rpposando- en urut mancha de hyel¡a gen*al revolucionaria lubía llegado a derrocar
sdngre oscura y los pórpados abiertos mostrando el el Tlrano.
'l'ttntó rcna máquina de alquílet an San Lázaro y se
hlanco del globo ocular y la pa7 en su rostro,,la paz.
Se habían citado una tarde en un calé de Ia iaile dI(ó en él Parque Znyas, Contempló un largo rato eI
Znnja, Gabriél bebía un coñac cuando vio venir a Fer- Fnltx'kt Presiden:cial y al pueblo enfurecido. Caminó
nando y supo en su gesto que lo venían siguiendo. Fer- dequés por toda La Habana donde
nando plsó rápído junto a su nTesa y le dijo: ,,¡En el lanizaba con'los soldados Y vio las
Changaí!" dw y el entusíasmo de la gente le
euúpido.
El Teatro Shanghai tenía ent cartelera, como slem, Durante ese verano conoció a Ernesiina Guiral en
pre, un pésimo
su luneta ,en la
de Fernando. E
das se contonecl
ceaba su vientre adiposo con movímientos lascivos,
cuando Fernando se sentó junto a ét y Ie puso un pa-
quete en sus manos. "Me eslíán slguiendo, Tiene dina-
mita. ¡Desaparécelo!1,' Y se fue. Gabriél deió de vet a Laurita y comenzó a frecuen'
Gabriel aguardó cinco mlnutos antes de deior el p*
tur a Erneslina, Erne'slina estaba ansiosa de escapar de
quete en los servicios, junto al inodoro, Cuando saüa lu padre y se casaron en dioiembre. Don Ernesto le
ii uuttientó eI sueldo y diez meses después, exactamente
escuchó los disparos y siguió caminondo y una cuadra
mós alla vió a Fernando muerto.
ll 15 de Octubrg de 1934, nació María del Carmen'
il Aquello to aleió aún más de'la actividad revolucionaria
ir ,v r¿husó colaborar con los grupos que preparaton la
,

ii
il
I
il
i

1i
l
i

Li Sumner Welles ayudaba a delrocar a Machado porque


eI caos islefio no agradaba en lüashington. La muerte de su sue-
habían renacído las ambiciones'
I

ll Después de la muerte de Fernando no se alrevló en gro, cuando ocurriese, le d


rl Ia casa de 'la calle Gervasio y Don Erne'sto lo recibíó
l
lloró al verlo y la madre de Siempre le gustaba drama
ii lloTan¿q "¡Mi hiio, mi hijo!" Irraciones se¡ias. Entló en
i

,i briel era un buen muchacho. Con sus más y sus menos


L

82 16.- I,4 Situa,ciórl FS


,
,i
ii
li il
I
ya tenía diel años en el bufete. Claro que hubo cnn lantllud, Estaba en el camino' Todo era
etapa de locura que más vale no hd.blor de ella, de llcm\o y lrabaio. La cíudad era suya-
somos revdlucionarios y socialistas en la juventud. ftéfrld anle 8u mesa, hoieó'la conespondencia
qcu'
males ínevitables, como el sarampión y Ia tos ¡ de I¿ tntñana, y comenzó a firmarla: Con un
Pero ya era hora de sentar cabeza: "A Ernesto, rwr¡llat, Ssbrlel Cedrón. Con un saludo cordial,
hijo, lo he asocíado al bufete. Tú eres buen amigo Eedrtln, Con un saludo cordidl, Gabriel Cedrón'
é1. Han hecho la cdrrera iuntos. Has compartido
tra me'sa. Te has casa:do con una muchacha de e
famíIia. Gente honrada y trabajadora. Tienes
relaciones, No eres tonto y eI matrimonio domestica
más cerrero", En suma, era hora de que Gabriel C
formase parte del bufete. En adelante seria
y Cedrón. El se retiraría en breve y aunque ellog
ban al tunto de mucho, aún había asuntos que les
taba por conocer.
Tocó una campanilla de plata y entró Ernesto lunior,
que le dio un gran abra7,o. Fernando estaba muerto,
Esto era el inicio. Un bulete como eI de Menénde4
daba contactos, prest,ígío. Estaba en circulación en eI
mundo de los negocíos. Haría dinero. Y no hctbía
qué estur separado cte la pdlítica. Quizás algún día
postularía pd"ra representante, para senador, o sería mi
nistro, ¿por qué no? Era posible que sus amigos
antimachadismo lueran poder, Seguían siendo sus
gos y ninguno podía reprocharle nada. Casi todos
ban haciendo lo mismo que él: preparándose un futuro;
No se puede ser comemierda toda la vida. Su suegra
tendría que morir. Con el tiempo podría comprarse un
chalet en el Vedado. Viajaría todos los veranos a New,
York con Ernestina. Alguna vez se llegaría a parís, Hay.
que ve,r París aunque sea una vez. María det Cañ
se casafia con alguien que fuese alguien.
Gabriel entró en su oficina. La ventana estaba abier-,
ta sobre el Parque Centrdl. El aslalto reverberaba con
el intenso cdlor. La cúpula darada del Capitolio brilla-
ban al sol. A'lgunos autos cruzaban frente aI Centro
Gallego y se perdían por Prado. Abajo, las figuras di-
m¡inutas de los peatones, con sus traies de dril blanco,

w4 296
IFlclto Da'I'EMPoRADA
Rancho BoYero
tlH ñooher do ene
elneo ¡rcdos sobre
Éi¡fttltaba cle diec
Itmblén, cnpecialmente en el aeropu€rto: la pista de
Ctr€?€lo re recalienta con el sol y despide un vaho
€tlelnnntc u través del cual se v€n los objetos distantes
eam¡l detrfls de un recipiente con agua. Muy raras ve-
iÉt, Gtl loc meses de verano, una brisa viene a refrescar
ál n¡oblo'
A e¡to dcbe un'i¡se el ruido de altavoces, la vocin-
lbtla dc los pasajeros y el poderoso eslruendo de los
holrlrcr, Sería un lugar desagradable si no tuviese a
¡H favor la deliciosa sensación de aventura que un
vlnlo plovoca. Además, pos€e un bar refrigerado con
¡rnrrtlcr ventanales de cr;stal teñido que permiten ver
El movimiento de los aviones. En este bar, con un dai-
qrrlrf lrelado en tlna mano y un maletín en la otra, uno
puerlc sentirse un pequeño Marco Polo en vísperas de
In prrtlda a CataY.
(lnbriel Cedrón estaba en el bar del aeropuerto do
Fnncho Boyeros con un daiquirl en una mano, Ritica
hrhfn también un daiquirí. El altavoz anunció la salida
ilul vuclo 462 de National Airlines con destino a New
?31
York. Ritica vestía un traje sastre de pequeños cuadros *Bx renador. Ahora soy consejero cÓnsultiYo' ¿Y
blancos y negros. En la blusa, un pasador de brillantes QUá hnces Por aquí, Gabrielón?
=
obviamente reales. -Despedía
a la señorita Silva.
Cedrón habló del calor porque no quería hablar de
:¿'l'o ent€raste de lo de Placetas?
lo otro. Dijo que allá afuera el calor debía ser inso- *Ho oldo algo.
portable. Su guayabera blanca de hilo, muy almidonada
:¡.'fú crees que a mí me hace falta secuestrar a los
doÉgo¿os de ia municipal? Si yo fundé el P'A'U'
allí
y recién puesta, no tenía arrugas aún. Comenzo a ju-
gu€tear con el pasaporte y lo abrió de golpe. Sobre el vloJo,
papel azul, un nombre: Rita Silva, y al lado su fotogra-
JTú controlas bien ese término.
fía, de excelente calidad para la premura con que fue . -*Claro quo no me hace falta. ¡Secuestrar! Como si
t|no fuera un delíncuenfe o algo.
hecha. Cedrón dejó caer el pasaporte sobre la mesa y eres un delincuente.
Ritica lo recogió colocándolo junto a la cartera y los -Trl noque no soy un delincuente, pero me tratan
guantes. Cedrón acarició los guantes grises de cabritilla. -Claro que el
muy elegante el esf. No te freocupes, a sombrerazos gano' Deja
senador.
de
ponerse así-dijo
-Estásque Oenoral se entere esto.
para viajar. - que ganas, ese término siempre ha sido tuyo'
-Hay mujeres se culdan mucho para los viajes. -S"guto Tú conoces bien. Tú eres perro viejo'
-Las los cuidados no son suficientes. -¿Virdatli
-Todos guantes y todo. Bl camarero sirvió los daiquirís con el hielo licuado
-Llevantratar alguna gente habría que llevar guan- dc¡bordando la coPa.
tes-Para tomas nada? Cedrón.
siempre. -¿No -invitó
tengo que irme. Mi mujer y mis hijas se van
Cedrón hizo señas al camarero para que trajera dos -Ño, y ya están en el Gueit Dos'
daiquirís frescos. ¡rnrn Míami de óomp.us
amargada. Vlna u comPrar unos tabacos nada más' Encantado, se-
-Estás no, desilusionada. florita, Tem?stocles Vargas para servirla. ¡Hasta luego'
-Amargada (Jnbrielote, viejo!
ésta es tu gran oportunidad.
-Perogran oportunidad ya pasó. buena gente est€ tipo Cedrón'
--Mi -Es -comentó y
puso bombas en el treinta tres?
-Quizás
encuentres otra. -¿También
guntó Ritica.
-pre-
-Trataré.
entiendes lo que ha pasado ¿no? Oe- también.
-Túarqueando las cejas coR una expresión-Dijo
drón de inocen-
-Sí, tus amigos pusieron bombas en el treinta y
cia muy cercana a la de un niño que se aventura por
-Todos
tres, Siempre están hablando de eso.
primera vez en el misterio de la Eucaristía. lo único decente que han hecho en su vida.
viejote! un hombre obeso -Es también? ¿Es eso lo único decente que has he-
de-¡Gabrielito, -exclamó
gruesos bigotes y espejuelos oscuros mientras le es- -¿Tú
cho?
tremecía la espalda con un sonoro manotazo. Gabriel
reputación es distinta, tú lo sabes.
Cedrón se puso de pie. -Mi un cubano cordial con una familia de la jai.
seño¡ita Silva, el senador Vargas. -Eres
-La
238
molesta mi familia.
-Te mi rival. Mi rival me ha ganado. ¿Cómo quie.
res-Es
que me sienta?
tienes una buena oportunidad.
-Ahora una carrera; eso es todo.
-Comienzo buena voz. con d€stino a Caracas, Venezuela,
-Tienes y convocó a los pa.
que ver si le gusta a los venezolanos. Me van rnjeros ante la salida uno.
-Hay como "Rita Silva, la voz at€rciopelada del
a anunciar viejo. He pasado muy buenos ratos con-
trópico". Sería menor que me llamaran ,'La tos medio -Perdóname,
ligo.
pelada del cómico". mucho esto. Lo siento mucho,
buena voz -Siento de ve¡dad
sonrió. Cedrón.
-Tienesbueno ya, chico!
-Gabriel
¿Qué quieres? ¿Que te agra-
-dijo a escribirme?
-¡Está
dezca esto: el pasador de brillantes, el contrato en Ca- -¿Vas
racas y el pasaje en avión? Me has despedido como a
una criada.
digas eso, Rita, mi amor.
Tú me gustas
mucho.
-Ni sss me embutes en un avión.
-P6¡que desde lo del hospital María del Carmen está l¡rs. Caminaron hasta la puerta número uno.
-Es
muy distinta conmigo. Me mira de otra manera, no m€ se llama el empresario amigo tuyo? _pre-
habla apenas. -¿Cómo
guntó Ritica.
de lo
que he hecho por ti. anótalo para qu€ no se te olvide: Carral.
-Después
Cedrón no respondió y trató inútilmente de recordar -Carral; yo
me acuerdo.
lo que Rita había hecho por é1. -No, te preocupes, te estará esperando en el aero-
hecho mucho por mí Cedrón. -No Le puse un telegrama.
puerto.
-dijo
-Has fui yo quien te aconsejó que te arreglaras con Los pasajeros formaron una fila y Ritica ocupó su lu-
-¿No
Batista? El mismo diez de marzo te lo dije. Ya ves. Te g0r.
arreglaste y te ha ido bien. chino, perdóname si me puse así. No seas
me he arreglado -Bueno,
-No Lo que pasa es con
gobierno.
Batista. Estoy fuera del
que tengo amigos que ahora
nrnlo, escríbeme. Acuérdate que yo eitoy bajo tu pro.
tccción y tú eres protegido de Changó. No me olvidis a
están aniba. ntnmá. Nemesia te quiere.
amigos en todas partes, hijo. Siempre te va Cedrón asintió a rodo. La fila avanzaba, Los pa-
-Tienes
bien. Nr¡jeros mostraban sus billetes a un empleado de im_
quiero que mi hija sea mi amiga. pccable camisa blanca y corbata negra. Faltándole
-También
tú mujer también? -besó
rólo un turno, Ritica salió de la fila y
-¿Y Ernestina la respeto. Tú lo sabes. a Cedrón
-A ella no, al dinero que le dejó el alpargatoso cn la boca. Gabriel sintió por última vez el contacto
de húmedo y suave de los labios de la muchacha. Ritica
su-A
padre. A ella no. lo abrazó y le susurró al oído: ,.Tú ere¡ mi macho.
te pones así me voy pa'l carajo! Cedrón. Slempre serás mi macho".
-¡Si -gritó
ALL
el emPleado en la Puerta de frío. Ernestina le dijo a Ena que pusiera hielo en una
-llamó cubeta y subiera el carrito bar al piso de arriba.
emPujó'una Cedrón se quitó la ropa y la dejó en desorden sobre
allí agitó un una butaca tapizada de satín coral. Apartó el cubrepiés y
ente con los se acostó en la cama. La aguja de control del aire acon-
ristal: "Es- tlicionado estaba al rnáximo: Dyna Cool, y el cuarto se
crí-be-me". refrescó rápidamente.
Cedrón observó detenidamente la lámpara del techo:
los brazos bronceados del candelabro se deshacían en
canelones y estrellitas de cristal; los bombillos estaban
circundados de unas pequeñas pantallas color naranja.
Nunca le gusto esa lámpara. Vio todo el cuarto como
si fuese la primera vez: el cubrecama de damasco ver-
de doblado a su pies, las cortinas de seda verde for-
dónde, senador? nrando un marco en torno a las ventanas, las dos lám-
-¿A s¿s¿, Chicho. Vamos para casa. paras veladoras: pájaros de alas abie¡tas antes de alzar
-[ vuelo, de porcelana de Meissen (eso lo recordaba bien,
lo pagó muy caro), el cuadro con motivos chinos en
la pared opuesta a la cama, el Sagrado Corazón sobre
su cab€za, el gran espejo que cubría los closets (Er-
nestina mantenía abierto el de la derecha mientras col-
gaba la ropa), el gav€tero laqueado en negro, el juegó
de cepillos con sus iniciales sobre la cómoda.
Ernestina comenzó a hablar mient¡as colgaba el sa-
co en el perchero. No se detuvo un instante y encontró
cosas que decir y habló definiendo los contornos de la
muerte que siempre le preocupaba: "Ahora es Pro-
cholón, nuqca saben ¿qué van a mandar? (Todo se su-
pone que sea 'lujo Cedrón-, es luio esa seda
más?... ¿qué más?... y esos espejos y no-pensó
entregan nada; yo he dado de mí
para eso), "El doctor Simson es más considerado por-
que Díaz Henríquez ya no m€ hacía caso, me r€cetaba
Gabriel Cedrón entró secándose cl sudor y Brnestina nsí como así, sin analizarme bien, Simson es mejor".
(Es lo único decente qu:e hemos hecho: tfuar píedras
I contra Machado). "Claro que las radiografías me sa-

242
guárdalo. Si acaso salgo llamo una máquina de
-Sf,
alquller.
¿me puedo ir?
-'Bntonces
'-Sí, Vuelve mañana temprano,
Chicho dio las gtacias y se iba a marchar cuando el
*nndor le preguntó si tenía novia. Chicho dijo que sf;
pcnsaba casarse pronto. "¿Y qué harás deqpués de la
hotla? Tratar de servir an senador lo mejor posible.
, Ernestina abrió la puerta para que Ena ent¡asc con ¡Chichoo, Chiichoooo, no seas adulón. Ctrictrol Todos
el carro bar. hrs Chichos que siwen a los Cedrones ¿son así? Son así.
está tu trago, Gabriel. ¿Te lo preparo? Yo seré la sombra fiel del senador si me ayuda a su-
-{lui el favor, hir. ¿A subir? Eso quieres entonces, Chisito, ¿subir?
-Hazme
Gabriel bebió acostado mientras el frío creciente le .¡,Subir a dónde?" Oedr,ón dijo que le agradecía su leal-
calmaba el ardor de la piel. Ernestina terminó de orde- tnd y que lo ayudaría después qu€ s€ casara. Chicho
nar el cuerto y al salir dijo: clijo que hacía tiempo quería pedirle, pero no se atre-
-De ¿Me en
ahora adelante, cuando te sientas algo irás vfn, no sabía si era un descaro suyo, la jefatura de un
a Simson. oíste? Simson es lo mejor que ha-y aquí. ncgociado en la Renta de l-otería que se había entera-
Gabriel no repondió vy Ernestina ce¡ió Ia puerta tlo por un primo segundo de su futura que trabajaba
cuidadosamente. Recordó aa Laurita cuando era-bella. allí vacante dentro de poco... si el sena-
rlor -quedaría
pudiera. No, a á no le era fácil darle ese puesto;
que ahora ya no era como antes y que él ya no e¡a s€-
nador y debía quitarse la costumbre de llamarlo sena-
clor. "¿No te interesa estudiar, Chicho? ¿Ir a la Uni-
vcrsidad? ¿Ser un doctor? Sí, ésas son las cosas que di-
ce la maestra cuando uno está en la escuela, pero des-
pués no sirven: después uno crece y anda por la vida y
csas cosas no sirven; se quedan en los libros de lectura
nl lado de la imagen en colores de José Martí. Desde
ln Iotería podía servir muy bien los intereses del sena-
tlor, perdón, del caballero. Mis intereses. ¿Cuáles son
lnis intereses? Sus interEses políticos. Ya no tengo in-
tcreses políticos. La política no es importante. lvfire,
scnador, no quiero hablar, yo Io respeto a usted. No,
habla, habla. Usted está aquí con un trago en la mano
cn este cuarto muy bueno con aire acondicionado y
cuando salga de aquí yo m€ voy para un cuarto en un
¡olar. Yo quiero vivir mejor. Eso es así, es natural, pe-
rn hay gue vivir mejor por un camino mejor. El cami-
244
UE
no-miás corto €s la política. de la potfti-
ca? De- la política. Yo no ando eia jo-
ven quise arreglar el mund ? Ni yo, ni
los otros, pudimos arreglar mundo era
más fuerte que nosotros. Entonces fuimos como él que-
ría que fuésemos. ¿Quién? El mundo, como el mundo
nos quería. El mundo, la vida, no la política. pero yo
quiero vivir mejor, quiero ser alguien, y si usted dice
que ya probó y no pudo... Si llego a jefe de ese ne-
gociado viviré atento a lo que usted quiera. Estudia, ncstina mientras se envolvía en la bata azul'
Chicho, ayuda a tu patria. ¿Qué patria? Esta; la bande- María del Carmen, sentada en la cama cubriéndose
ra... no sé la definición. A mí me gusta más el Cadi-
llac. ¿Nunca te ha preocupado Cuba? Cómo no, todos
los Veinte de Mayo agarro tremendo jalao. Desde las
once de la mañana empiezo a tomar láguer. Entonces,
la patria es cerveza. Hay que poner eso en los libros
escolares: Ia patria es cerveza; cada ciudadano debe
manejar un Cadillac; política es el arte de no vivir en puso el pijama rosa pálido de nylon que en su transpa-
un solar. Yo, en el treinta y tres, cuando el Machada- i.n.io -oÁttaba la c-oloración y turgencia de los pezo-
to. . . Pero esos eran otros tiempos, senador. Otros ncs. Tomó el auricular. Era TonY'
estos tiempos. Todos los tiempos son iguales. estás, mi amor? Tony'
!i.Tnor, -preguntó
-¿Cómobien, igual que cuando
Todos los tiempos son diferentes. Cervela en el ireinta me dejaste hace un
y tres y ceryeza ahora. ¿Puedo retirarme, senador? Sí, -iutuy
rtto.
puedes. Oye, cómo se llama el jefe de ese negociado. llamaba para confirmar la hora: a las seis paso
Mañana mismo se lo averiguo, senador. Está 6ien. Te -Te
a buscarte.
ayudaré en eso". a Va¡adero de noche.
con sus ca importa, vamos directo a casa de las
-Llegaremos Sánchez,
cortinas de -Noquelsta noche hay algo armado allí'
scguro
re fresco y --Si..pr" dan unos partis agradables cuando comien-
transcurrido za la temPorada.
muy chéveres. ¿A las seis, entonces?
-Sona esa hora estaré lista.
t -Sí,
Colocó con cuidado el auricular en el gancho para

está el almuerzo, viejito, puedes bajar,


I -Ya rne da tiempo para
-¿Note enfría la comida. yaunáestá
ducha r,ápida?
servida-. Te bañas
por-Se
la tarde.
246
I

l\
tragos. Se bañó en la piscina con A¡a y Margarita,
además de Tony, y había un sol espléndiáo. Despue,
el la taquilla, se demoró mucho ante el erpejo del ioca-
dor porque conversraron sobre las cosas dé la boda: lo
que tenía y lo que le faltaba. Tony las invitó a almorzar
a las tres, pero Maía del Carmen rompió el grupo por-
que prefería descansar en la casa antes de salir pára -Va-
radero.
La boda era en dos meses y ella no sabía bien cómo
resultaría el matrimonio. Había oído chisrnes sobre los

a Tony ybesarlo cuando llegara de Ia oficina. f¿ gus"


taba eso; y
estar los sábados y los domingos en el Bilt-
mor€ con otros matrimonios jóvenes y tomar unos coc-
teles por la noche, en días entrs g€rn¿¡¿, en casa de
los amigos y escapars€ en el verano al extranjero por-
que los viajes reposan. No tenla nada contra eso y no ,
sabía cómo alguna gente podía €star contra el matri-
monio. Sólo la gente que estaba contra todo, como ese
pobre amargado de Luis, perdido €n un laberinto que
la tentó una v€2. Ahora, recuperado su buen iuicio, de- I
testaba a los neuróticos,
Ernestina Guiral abrió la puerta: "María del Carrnen,
baja a almorzar. Tu padre te está esperando,".

La oficina estaba en orden. El rimero de sobres, ali-


neados por sus bordes r€ctos; las presillas, formando re- ,

molinos metálicos en pozuelos de cristal; los cestos de


papeles, vacíos; los lápices afilados y los sacapuntas,
limpios de virutas; las tijeras y el abrecartas, paraielos a
la escribanía de bronce; las máquinas de escribir con
sus tapacetes; las gavetas del archivo, cerfadas con lla-
ve. Dascal estaba solo. Se ¡eclinó en su butaca ob-
Qa.8 La Situación
1

¡utrdr dc los monarcas británicos. Julia repitió sus con-


@n€or Bpoyada por un clarinete y el bongó, y d€ proD-
lo, con un golpe de platillos, se lanzó a una rumba muy
mlplcada de golpes de pelvis y menear de hombros.
"llulia, quítate ei mosquitero!", gritó Gay Lussac.
lulle donrinaba el estilo exótico: no se agachó en nin-
¡ún momento, ni recogió con los dientes pañuelo al-
luno. Manejaba con habilidad el largo velo: poniendo
rl dc¡cubierto por un instante uno de sus gru€sos mus-
lor para esconderlo en seguida y repetir la operación.
Nunca podía verse a Julia en su totalidad.
Al tcrminar la rumba, con un seco golpe del bon-
ló, Julle dejó caer su velo. Estaba casi desnuda, cu-
brlcndo ¡us inmensos s€nos con un estrecho ajustador
de lcntcJuelas: la carne se desbordaba poderosa¡ y un cu-
b¡oroxo mlnimo de donde brotaban enérgicos sus vo-
lumlnogoe muslos. Gay Lussac se lanzó con un grito a
la plcta y cay6 de rodillas ante Julia abrazándola y le
mordió ferozmente el muslo en la región adiposa cerca-
nn e la ingle. Julia dejó escuchar un alarido histeroide
mlcntras le tiraba del pelo al marinero. El bongocero
rsltó de su silla y lo golpeó de un rodillazo sobre la
orcja sin poder arrancarlo de su presa. Dascal vio cla-
tamcnte que de los dientes del marinero borracho surgía
una bocanada de sangre. El bongocero le d;o una pa-
tnda dejando el cuadriculado de la suela sobre la mer
Jlllo de Gay Lussac. Las luces del Hollywood se encen-
dlcron en el momento en que el marinero abría la bo-
ce dejando escapar a Julia, sollozante, con el muslo en-
rnngrentado y el peinado deshecho y dejando sobre la
¡rlsta varios rollos de cabello artificial . Mientras se lle-
vnban a Gay Lussac, el bongocero trataba de agredirlo
nucvamente y pudo lanzarle una patada al estómago.
Dascal se alejó del Hollywood caminando hacia el tro-
to en ¡uinas de la antigua muralla de La Habana. Se
rofitó sobre la tierra del cantero junto al bastión carr
aomldo y encendió un cigarro. Un policía se acercó:
250
IiI, ULTIMO DIA
Matanzas es una ciudad noble y principal cruzada
por tlos ríos, el Yumurí y el San Juan; situada en el fon-
do de un valle rodeando una anchurosa bahía de aguas
enlmss y cercada de elevaciones, una de las cuales, lla-
nlncln La Cumbre, permite apreciar el valle del Yumurí,
que es una hermosa visión cuando una luz essasa en-
tresaca los matices de la tierra y de la vegetación: tem-
prono en la mañana o por la tarde, poco antes de po-
nerse el sol.
Ouando se viene de La Cumbre, la ciudad apar€ce
rcposade enroscándose en torno al mar. Allí funda¡on
lon siboneyes una aldea a Ia que llamaron Yucayo y los
espnñoles cercaron la zona para corral de vacas desti-
nudas al sacrificio. De ahí el nombre de Matanzas. Fue
un el año de 1693.
I¿ ciudad parec€ haber sldo construida dentro de una
proporción común, porque apenas hay edificios que quie-
brcn la unidad que se advierto en todas las calles. Ma¡
tnnzas no prosperó hasta 1¿ segunda mitad del siglo die-
clnueve al concentrar en sus tierras la mitad de la pro-
tlucción de azicar de toda la isfa. Los prósperos ciur
tlndanos comenzaron €n esos años felices, alrededor de
Itl?S, a amontonar piedra sobre piedra.
Dascal se detuvo en Madruga para tomar un café
253
El eléftrno era una vieja pieza de gancho al aire. Das-
eul pldié el trcscientos cuar€nta y seis raya dos en Va'
rnderrl.
['Llellnn dijo que estaba sorprendida de este timbra-
arr d6 Inldrugada; por suerte Alejandro se había que-
tf¡rdo en La Habana. Dascal dijo que quería verla, que
Éhhfi on Matanzas y que saldría en seguida para Vara-
detu, Sb ncgó a recibirlo y dijo que ella iría a Matan-
pilil cn nre¡lia hora estaría allí.
l)urcul sc sirvió un trago y lo bebió de un golpe.
Agtrnrrló un cuarto de hora y bajó para esPerarla. En-
cénrlló un cigarro bajo la marquesina de cristal opaco de
ln enlrr¡da. El parque estaba vacío y muy bien ilumina-
rhr. Cristina llegó en un Oldsmobile convertible, azul

del musgo,de otro tiempo. El patio se


opuesto alzaguán con un enjalbegado
a la fuente crecían ar,ecas, palmas ina-
.

r,ul ¡c echó sobr€ la cama apoyando su espalda €n la


cubeccra de hierro.
*¿Quieres un trago? Dascal.
'-A esta hora no. -preguntó
lo puedo suavizar con agua.
-'l'c gracias.
-No,
Dnscal se sirvió el coñac y bebió un pequeño sorbo.
bobería esto Cristina.
--Es una
qué? -dijo
-¿Por es un pueblo pequeño, la gente se fija.
-Este te conoce.
-Nadie se sabe.
-Nunca está lejos.
-Alejandro
comentarios van lejos.
-Los
*Antes no te preocupabas tanto por eso.
:-Alejandro no sabía... Cristina y deseando
€nllrr en materia añadió-: -dijo
¿Qué es lo que pasa?
- Laventana
La
habitación era pequeña y estaba mal iluminada.
daba sobre la casas del fondo del hotel.
-*Nada; hacía tiempo que no te veía. Tenía ganas
rle vcrte.
2U
2,t5
ya son más de las tres. Tiene más valor que tú para de-
-Pero verte ahora.
¿Cuándo nos vimos por últi_
-lla tcnido valor.
¡rflcr lo convencional.
ma-Quería
yez, Cristina? *¿Qué tal lo del periódico? Cristina'
no te acuerdas? han dejado fuera. -preguntó
-¿f,a -Me Io sé.
--Sí, claroheque me acuerdo.
-Ya qué Preguntas?
-Después
pasado un mal rato. . . una crisis.
-¿Por
mí o por Alejandro? *Forqur puáiera tener relación con este viaje' esta
-¿Por los dos. Pero ya eso pasó. llnmnda.
-Por qué? Podemos juntos. Como antes... pasión...?
-¿Por antes, no. Yaseguir
eso pasó Cristina.
-¿Mi ambición.
-Como
has olvidado pronto de todo -dijo
lo gue disfrutabas. -'I'u somos gente extraña Dascal.
-Te placer no lo es todo. -Nosotros
.-No, somos como todo el mundo.-dijo
-El una parte importante del todo. todo el mundo de nosot¡os. Hay otra gen-
-Es Hay otras cosas. Si no se tienen esas otrag l€.-Como
-No.
cosas no puede disfrutarse d€ nada. Esa es la ve¡da_ no cu€ntan. Ahora no entiendo nada. Esto
dera base. hr¡-Esos
sido muy extraño, Luis. Si me pusiera a contarlo
vajillas, tus antigüedades? todo sería una historia muy elxtraña.
-¿Tus parte del todo Jijo Cristina y sería una historia banal. Ha sucedido mu'
-Eso es también
con una risa deliberada-: Me he divertido muc,ho en -lrls,
ehos veces.
estos días porque me he enterado que Alejandro tiene te entiendo.
una mujercita. Su sec¡etaria o algo así. -No a dar una vuelta, Hace calor Das-
crl.-Vamos -invitó
de más para nosotros.
-RazónLa dejará pronto. Alejandro Me ayudará a dormir mejor.
ha tenido ot¡as -Sí.
-No. pero no le duran mucho; hace
queridas muy mat el Caminaron en silencio por las calles de la ciudad.
Fapet.
tll Parque Milanés era un agradable rincón. Estaba
volverá al hogar. malamente alumbrado por viejas farolas y rodeado de
-Alejandro
vuelve. Eso es s€guro, estable, permanente. una cerca de pieüa adornada con copas de hierro. La
-Siempre
has becho lo mismo ¿no, Cristina? Volver a lo es- luz miserable dol parque solitario perrnitía sPr€ciar el
-Tú
table y permanente. farallón cariado de la Cateüal de San Carlos. La texl-
es la base.
turadel s Y oquedades, le Pres-
-Esa el mundo en este país tubansu e de la fe. Continua¡
-Todo se clava desesperada- ron por desembocar frente al
mente a lo seguro. Sauto.
todo el mundo. Carlos ha tenido valor. tienes al Teatro Sauto Jijo Dascal- que
-No -Ahí
está?
-¿Cómorecibí una carta. Se fue, en su buena época, el segundo de la isla, después
-Ayer de ha matriculado en una dol Tacón de La Habana. Según Pezuela, en sus tiem-
academia pintura. Se pasa el día ensuciando lien- pos "era digno de cualquier capital europea"-
Zos. austero y elegante. Me agrada su elegancia.
-Es
t¿68
construyó un italiano: Daniel Delaglio.
-Lo
-No es italiano, es aust€ro.
un italiano que padecía de la vesícula.
hiz,o 'l'lenen -dijo laC¡istina-.
-No dentro belleza,
Son bellas porque son bellas.

-Lo tiempo no puede contra eso, a menos que sean


-Cristina ¡ió mientras mi¡aba fijafnente a, Das¡
se.
ca,l . Primero fue una sonrisa que fue eitendiéndose
-El
dcetruidas.
has-
tiempos cambian Jijo Cristina.
_
ta abrirse en una risa plena.
mí?
-Los uosotros también cambian.
Dascal.
-¿D€ que-preguntó
€res muy poco italiano. Te verías muy
-Parapara nosotros también.
mal-Pienso
con un traje napolitano; cintas de colores, unu gui- -Sl, has intentado permanecer en la belleza y dete-
tarra y todo lo demás. ncr-Tú
el tiempo y no has podido Dascal.
a quedarnos en el Sauto. No tengo nada imagino que -dijo
en-Vamos
la vesícula. -Me desagradable. sí.
Podíamos intentarlo de nuevo.
quieres. . -Es
-No -dijo Cristina-. Ya eso pasó. Los tiempos
.
-Si muy buenas
-Ti9ne junto al mar condiciones
construido
acústicas porque fue
y el patio de lunetas está sobre
csmbian.
Se acercaban al hotel y Dascal la acompañó al Olds.
una profunda furnia. El pisoiirve como parche de tam_ mobile.
bor. llamo otra vez? Dascal.
.Tomaron por la calle del Río y salieron a la de Nar- -¿Te me llames más. -preguntó
Somos amigos. Si algún día
váez. El río San Juan corría p.iezorame.rte junto a la -No
necesitas algo...
calle de Narváez.
necesitaré nada. Gracias.
-Fíjate
en estas casas Dascal_. Son muy pa_ -No
El cuarto estaba lleno de luz ahora. Dascal se incor-
¡ecidas a las que bordean-dijo
los canales veoecianor.-S^on poró sudoroso en la cama. Había dormido muy intran-
las casas de la ribera izquierda del San ¡uan. pescuUrl
quilo. Se inclinó ante el lavamanos y se echó agua en
::to u1 día y después lo leí en Hazard. Me agradó eso.
Ilazard lo había dicho en lg65 y yo vi lo mismo la cara y en el.cuello. Mientras se vestía pudo ver locl
anfes tcchos de Matanzas a través de la ventana. Eran los mis-
de leerlo.
mos tejad,os de toda la isla: naranjas, rojos quernados,
Algunas parejas de enamorados se escondieron
paso €n los vanos de las puertas. El antiguo puente
a su ocres. Bajó a desayunar.
Bailén, ¡ebautizado en la República con -J de El comedor tenía un artesonado de gtuesas vigas. Las
nombre de n¡amparas que daban a la calle eran azules y blancas y
9n eeleral- de la independencia, extendía su débil son_ las del corredor, de vidrio violáceo grabado al ácido,
_Dra.sob¡e las aguas del San Juan, que por la escasez de con copas desbordando flores. En las esquinas, cuatro
lluyia alcanzaba fatigado el ma¡.
estatuas de mármol oscurecido simbolizaban las estacio-
excitante la permanencia de estas cosas _dijo
Dascal.
nes. Pidió café con leche y pan con mantequilla.
te entusiasma?
k dejó una buena propina al camarero y pagó la
-¿Esoenfusiasma su obstinación, nota del hotel. El viejo le preguntó si deseaba que ba-
-Me su fuerza, jaran sus maletas. Dascal dijo que no había traído
bellas.
-Son equipaje. El viejo lo recordó, de la noclrc anterior, y
bellas por su determinación de quedarse.
-Son le preguntó si había dormido bien. Dascal dijo que sl.
258
.losLaespejuelos
luz cegante, en la. carretera, lo obligó a ponerse
y u su madre tejiendo en su habitación, junto al alto
oscuros mientras t.átuúu-á" ¡nantener
dirección con la otra mano. El camiio la €rcnparat€ de la ropa blanca y los recuerdos familiares.
áe retorno fue Dnscal entró a su cuarto y se enjabonó la cara en el
una sucesión de palmeras y bohíos y g.ruji.o.
con catauros eu la grupa llenos de'viándas. a caballo lnvnbo y encendió el calentador para darse una ducha.
Cuando
c¡uzaba ce¡ca de un central era el oloi gu,arapo
a y tas Su pndre lo llamó. En la terraza crecían en mac€tas,
cañas que crecían flexibles, batidas pá, formundo una barrera hacia la calle, las matas de palitos
que venía del mar. En los puentÁi, "f iirpi,, chlnos y de lengua de vaca.
nio.o los "i.rtá
tablo-
nes resonaban con ritmo de illá y en
los puent€s de con- --Quería saber si ya has pensado bien lo que vas s
creto las gomas siseaban al despega¡se hacer Ernesto Dascal.
dei astalto ablan_ -dijo he pensado nada.
dado por el calor.
les, con sus blandas
Oe tos plaian+ -No, novolver a la Universidad.
on la alegría de -Debes qué, papá? ¿Para qué?
los girasoles y los c
t¡ataban ¿. .úu.irti, -¿Para ¿estás oyendo? Ernesto Das"
...
do en un
¡ios caballos co¡¡ían libres por uou ,uiu"u
,Y*11, "rll,?
",;"
abanicán-
-Encarnación, -gritó
dose con el rargo plumero der rabo. EL
aire carcfnado vamos s discutir. Si quieres vuelvo a la Uni-
que entrab¿ por la ventanilla lo intoxicaba -No
versidad.
con la vi-
sión.en ráfaga que cruzaba aote sus o¡-orJ es ot¡a cosa. Me alegro que 1o hayas comf
a sol quemando cuanto c¡ece sobre ta U..í"."oo el olor - -Eso Allí te harás un hombre
prcndido. de bien.
Dascal pensó en la vida convulsa y errática da igual. Me da igual allí o en otra parte
ta ^^ r^
de 6s- -Me y volvió a su cuarto.
co en ^^'^ que la habían
la gente -dijo Luis
vayas a salir ahora dijo el padre mien-
so
v
i¿r:l,t:ffi,":"iX?l,,lil; -No
rras
Prano,
-levamos a almorzar tem-
iba por el pasillo- que hoy

cia, plenos de alegría de v


cia y fantasía, que sabían I
uD mamey y las tonalidades
en un día de s
cia de una pal
inventados por
empacho, la erisipela, los
venéreas, las ñáñaraq las
só que toda la vida e¡a una
zas y que aun la muerte no podría detener
est€
-- combate.
Era domingo y las calles I
sus Pie-
dras antiguas-v r'"r- ujto,
eran cru-
zadas poi *í ;;";;;"
encontió u ru puñr"-Ly el periódico lutllrl#l
"o
260
201
INDICE

Domlngo, 26 de Agosto de l95l


ORO BLANCO t7
I,JN PADRE DE LA PATRIA l9
ORO BLANCO 2l
(\nilenza el invierno 23
OITO BLANCO 4t
UN PADRE DE LA PATRIA 43
El domingo 47
ORO BLANCO 59
UN PADRE DE LA PATRIA 63
Navlddes de I95t 67
UN PADRE DE LA PATRIA 19
ORO BLANCO 81
Iin Enero'comienza el año 1952 85
UN PADRE DE LA PATRIA 97
OI(O BLANCO 101
lueves, 24 de Enero de 1952 105
oRO BLANCO 125
Mientras el invíerno continúa 131
UN PADRE DE LA PATRIA 149
ORO BLANCO 155
lin Febrero del 52 159
UN PADRE DE LA PATRIA 175
ORO BLANCO 179
UN PADRE DE LA PATRIA 183
Marzo es eI preámbulo 189
UN PADRE DE LA PATRIA 207
l0 de Marzo de 1952 2lt
UN PADRE DE LA PATRIA 23t
lnicio de temporada 237
Dl úItimo úa 253
En el Concurso convocado por la Casa de
las Américas, de La Habana, en J963, el ju-
rado compuesto por Alejo'Carpenlier, Julio
Corlázar, Rubén Azócar y Edmundo Des-
noes, confirió el Premio Unico de Novela a
LA SITUACION, del escrilor cubano Lisan.
dro Otero.
El aulor nació en 1932.'Residió en París du-
ranle dos .años. En esla ciudad publicó su
primer libro de cuenlos: TABACO PARA UN
JUEVES SANTO. En 19ó0 publicó el libro ti-
tulado CUÉA Z.D.A., largo reporlaje en el
que hacía un recuenlo del primer año del
nuevo gobierno. En 1962, la Casa de las Amé-
ricas le ediló un breve y penelranle ensayo
sobre Hemingway.
Acerc¡ de LA SITUACION, Alejo Carpen-
lier ha dicho lo que sígue: "Mucho se ha -
explolado, en América, el género de la no-
vela rural, regional, nalivisla. No digo con
ello que el lránsito haya sido vano: nos ayu-
dó a precisar los conlornos de cierlos pai-
sajes; universallzó cierlos arquelipos básicos
de las pampas, maniguais o alliplanos. Pero
había llegado el momenlo, para'nosolros, de
penelrar en el mundo de la novela urbana
y de p¡nlar, en ella, una burguesía cuyos
comporfamlenlos difieren lolalmenle de los
que caraclerizan las burguesías európeas".,
"Creo -agrega Carpenlier- que'
Lisandro'
Qlero ha elegido una buena lemálica y' se
ha entendido [ien con ella".

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