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E
n esta ocasión el viaje no habrá de
comenzar en la Plataforma 9¾ de la
estación King’s Cross. No empezará ahí,
al menos, para un mago adolescente
y su tutor de barbas plateadas. Harry
Potter llegará a su destino envuelto en con techos de teja de dos aguas. La villa es dimi-
una nube de polvo verde. No tendrá nuta. La atraviesan sólo tres calles –la Principal, la
que abordar el Hogwarts Express ni re- Este y la Oeste– y es posible recorrerla totalmente
correr las vías de la estación. Tampoco a pie en menos de 30 minutos.
tendrá que hacer su equipaje o cargar la La cabina telefónica y la posada que describe
capa que lo vuelve invisible. Para llegar a Budleigh Rowling en su libro están a unos cuantos pasos de la
Babberton sólo tendrá que sujetar sus lentes, tomar parada del camión. Un poco más lejos está la iglesia,
el brazo izquierdo de su maestro Albus Dumbledore cuya torre se asoma pálida para revelar la hora.
y cerrar los ojos. Por un instante sentirá una presión
en el pecho y le costará trabajo respirar. Después la De cabeza
brisa de una noche fría refrescará su rostro, abrirá los En el mundo de Harry Potter y el misterio del prín-
ojos y así, por arte de magia, aparecerá en las calle cipe es media noche. El mago y su aprendiz caminan
solitarias de un pequeño poblado. rumbo a la casa de Horace Slughorn, un viejo maes-
Nosotros, los Muggles, los que no somos magos tro retirado al que desean convencer de que regrese
ni hechiceros, los que no sabemos de elíxires y pala- a enseñar Pócimas y Brebajes al Colegio Hogwarts.
bras mágicas, sí tendremos que abordar un tren para De alguna forma nosotros también estamos en bus-
llegar a Lacock, el poblado medieval elegido por el ca de Slughorn. Aunque no habremos de hallarlo conver-
director David Yates para filmar varias escenas de la tido en mecedora, es posible que alguien en el pueblo lo
última aventura del joven mago. Dejaremos el centro haya visto pasar con su gigantesca panza, su cabeza calva
de Londres al amanecer y en menos de dos horas y su piyama de seda en color lila. Quizá alguno de los
estaremos en Chippenham. Más tarde tomaremos el vecinos visitó su hogar, comió de sus chocolates y hojeó
fotos: myriam audiffred / cortesía warner bros pictures
camión que nos llevará a Lacock o, en términos de sus libros. Tal vez alguien lo vio columpiando sus cortas
J. K. Rowling, a Budleigh Babberton. piernas en su sillón predilecto. Sarah, la encargada de la
Ubicado en el suroeste de Inglaterra, el poblado oficina postal, nos asegura que la casa del maestro mago
data del siglo xiii y está pleno de casas de piedra está en la Calle Oeste. Ningún búho mensajero le dio