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(c) 2009 EDICIONES CASA DE DIOS

Montevideo, URUGUAY

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Prohibida la reproducción total o parcial
de éste material sin previa autorización
por escrito de MINISTERIOS CASA DE DIOS.

Impreso en Montevideo, URUGUAY


Marzo de 2009.-
PRESENTACIÓN

AMADOS HERMANOS,

Antes que nada queremos agradecerle al Señor por esta Palabra, realmente es
una palabra viva, necesitamos aprovecharla, disfrutándola y nutriéndonos de ella,
para permitirle al Señor que forje su reino en nosotros. Estamos delante de una gran
oportunidad, ya que la palabra del reino viene a calar profundo en nosotros y a
quebrar el gobierno que otras cosas tienen en nosotros. Necesitamos el reino en
nuestras vidas debido a que hay muchas fortalezas por ser conquistadas.
Además, en este tiempo veremos como Jesús de una manera sumamente práctica
expone cuanta necesidad tenemos del reino, al describir como debería ser el vivir de un
ciudadano del reino. Nos hemos encontrado que en esta porción de Mateo (capítulos 5,
6, 7), encontramos la dirección a seguir en un sinfín de situaciones, la dirección que
toman los que pertenecen al reino. Comprobaremos que la demanda es muy elevada,
pero por ser hijos del Padre celestial, por poseer su vida y naturaleza, participamos del
elemento que espontáneamente completa la demanda. Realmente en este tiempo ten-
dremos la dirección y el recurso para aprender a vivir una vida del reino.
Por lo tanto, nuestra oración en este tiempo es que: "venga a nosotros Tu Reino". Lo
anhelamos, lo necesitamos. El reino es parte del don de Dios para nuestra vida y no
queremos estar afuera de él. El reino es el Rey en nosotros, pero también es el Rey a través
de nosotros. Necesitamos avanzar en esta dirección, para que él lo llene todo en todos.

Muchas Bendiciones!

Apóstol Diego Rivero


AYUDA

PARA USO PERSONAL:

1. Encuéntrese con el Señor, preferentemente por la mañana.

2. Comience este tiempo con el Señor invocando Su nombre, sabemos que el que
le invoca recibe salvación y participa de las riquezas del Señor. Invocar el nombre del
Señor es sencillo y nos permite dirigir todos nuestros sentidos hacia Él. También
establece Su nombre sobre el tiempo que compartiremos de Palabra y oración.
Invocar es para el espíritu, como respirar para el cuerpo. Debemos oxigenarnos
adecuadamente con el aliento vivo del Señor, y esto debe ser algo permanente.

3. Lea atentamente los versículos propuestos para cada día a fin de tener una idea
completa del asunto comentado. La Biblia se explica con la Biblia por tanto es nece-
sario que participemos de todos los versículos citados.

4. Lea con oración el versículo del día. Esto es, enfatizando cada palabra y
proclamándola, sin prisa, como si estuviese masticando. No busque tanto el aprender
el versículo, sino el "comerlo", tomándolo por la fe como alimento espiritual.

5. Subraye y destaque las palabras y frases que más lo impresionaron en el texto.


Procure resumir el texto del día en pocas palabras, y si es posible, en una sola, anotándo-
las al lado de la Palabra Clave. Estas palabras funcionarán como una clave que le abrirá el
significado espiritual del texto. "Rúmiela" durante el día, proclamándola. De este modo el
texto leído en la mañana le servirá de alimento espiritual todo el día.

6. Comparta lo que ha conquistado con las personas que tiene relación.


Ellas necesitan la vida que usted recibió a través de la Palabra.
AYUDA

PARA USO GRUPAL:

1. La Palabra Viva es un excelente instrumento para las reuniones celulares, aquí


esta condensado el río con el cual el Señor nos esta ministrando en este tiempo y por
tanto nos insta a sumergirnos en él. Los lideres deben permitir que la corriente libera-
da en esta palabra conduzca a todos, a aquello que el Señor a preparado para la
iglesia. Con esta herramienta la Palabra va primero y los lideres segundos en la
edificación del Cuerpo.

2. La palabra que se comparta en la célula puede ser un resumen de todo lo visto


en la semana previa o se puede atender especialmente a lo que esta señalado para ese
día. Lo fundamental es que la célula sea algo viviente donde por la Palabra todos los
hermanos funcionen, es decir sean activos y activados.

3. Todos deberían compartir aquellas palabras claves que el Señor les ha dado,
para una mutua ministración. Debemos atender a que sea el Cuerpo el que este activo
y el que este ministrando.

4. También debemos participar de la oración unos por otros presentando las


necesidades particulares.

5. La reciprocidad debe ser el elemento distintivo de estas reuniones. Debemos


además, tener la responsabilidad de integrar a nuevas personas en cada reunión
a esta comunión.
Venga Tu Reino

REINO
el Reino de los cielos se ha acercado semana 1ra.
día 1
LA ADMINISTRACIÓN Y EL GOBIERNO DE DIOS

"Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos,


porque el reino de los cielos se ha acercado." Mt.4:17

Desde el inicio de su predicación el Señor comenzó anunciando la venida del


reino de los cielos y concretamente el Evangelio de Mateo es donde se revela de
forma más extensiva dicho reino. Ahora bien, el reino de los cielos es uno de los
asuntos más difíciles de entender para los creyentes. El reino de los cielos no corres-
ponde a ningún concepto natural ni religioso. Veremos que se refiere a algo muy
específico. Para comenzar podemos decir que el reino de los cielos es la esfera donde
Dios ejerce su administración, su autoridad y su gobierno. Entonces, hablar de reino
es hablar de autoridad y de gobierno. Decir que el reino de los cielos ha venido, es
destacar que el gobernar de Dios se ha acercado a nosotros para alcanzarnos.
En esta Palabra Viva estaremos conociendo acerca del reino de los cielos, pero
nos detendremos específicamente en la sección de Mateo donde se nos da a conocer
lo que algunos han dado a llamar, la constitución del reino de los cielos. Estos son,
específicamente los capítulos cinco, seis y siete. Cada nación tiene una constitución.
Indudablemente el Evangelio de Mateo, el libro donde se nos revela el reino de los
cielos, también debe tener una constitución. En los tres capítulos ya mencionados, que
consisten de las palabras que el nuevo Rey habló como constitución del reino de los
cielos, vemos una revelación del vivir espiritual y los principios celestiales del reino de
los cielos. Hay una sola naturaleza, pero los principios son muchos. La constitución
del reino de los cielos se compone de siete secciones: la naturaleza del pueblo del
reino (5:1-12); la influencia que el pueblo del reino de los cielos ejerce sobre el mundo
(5:13-16); la ley del pueblo del reino (5:17-48); las obras justas del pueblo del reino
(6:1-18); la actitud que el pueblo del reino tiene para con las riquezas (6:19-34); los
principios del pueblo del reino en su manera de tratar a otros (7:1-12); y la base de la
vida y obra del pueblo del reino (7:13-29). La primera sección, 5:3-12, describe la
naturaleza del reino de los cielos bajo nueve bendiciones. Revela la clase de personas
que viven en el reino de los cielos. El pueblo del reino también debe afectar al mundo.
La naturaleza del pueblo del reino, siendo la misma naturaleza del reino, ejerce cierta
influencia sobre el mundo. El pueblo del reino también tiene una ley. Esta ley no es la
vieja ley de Moisés, es decir, los diez mandamientos, sino la nueva ley del reino de los
cielos. El pueblo del reino son aquellos que hacen obras justas y que mantienen una
actitud apropiada con respecto a las riquezas materiales. Debido a que las personas
del reino todavía están en la tierra y son parte de la sociedad, la constitución del reino
de los cielos revela principios según los cuales nos relacionamos con otros.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 7


Palabra Viva|para el alimento diario
Finalmente, en la última sección de esta constitución vemos la base sobre la cual
el pueblo del reino vive y obra diariamente. Todos estos aspectos referentes al pueblo
del reino son tratados en las siete secciones de la constitución del reino de los cielos.

Mi pan partido
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8. MINISTERIOS CASA DE DIOS


el Reino de los cielos se ha acercado semana 1ra.
día 2
EL ARREPENTIMIENTO PARA EL REINO

"Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos,


porque el reino de los cielos se ha acercado." Mt. 4:17

"Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para
testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin." Mt. 24:14

Antes de proseguir necesitamos asentarnos bien en el mensaje del Rey celestial,


quien desde el comienzo de Su ministerio, proclamó el evangelio del reino. Como
hemos dicho, en este libro el énfasis de lo impartido es el reino de los cielos. Entonces
tenemos que la buena noticia incluye no sólo el perdón de pecados (Lc. 24:47) y la
impartición de vida (Jn. 20:31), sino también el reino de los cielos (Mt. 24:14) con el
poder de la era venidera (He. 6:5), o sea el poder de echar fuera demonios y sanar
enfermedades (Is. 35:5-6; Mt. 10:1). Ahora bien, tanto el perdón de pecados como la
impartición de vida tienen como fin el reino.
El Evangelio de Mateo es completamente diferente al Evangelio de Juan. En Juan
vemos la vida, mientras que Mateo es un libro acerca del reino. En el Evangelio de Juan
Jesús es la vida, pero en Mateo El es el Rey. Según el libro de Mateo, el Jesús a quien
debemos recibir es el Rey. Al considerar el Evangelio de Mateo, debemos quedarnos
impresionados completa y cabalmente de que nosotros estamos ahora en el reino.
Todo lo escrito en el libro de Mateo se relaciona con el reino. Por lo tanto, si profun-
dizamos en este libro debemos hacerlo bajo la perspectiva del reino.
El llamado al reino inicia con una demanda de arrepentimiento. Este arrepenti-
miento exigido es para el reino. Nosotros debemos arrepentirnos por no estar en el
reino, lo cual significa estar fuera de la autoridad de Dios. Todos los hombres están
naturalmente fuera del gobierno de Dios. Aunque usted no se sienta pecador, mientras
no esté en el reino, es rebelde. Mientras no tengamos nada que ver con el reinado de
Cristo, somos rebeldes y debemos arrepentirnos. Muchos cristianos genuinos de hoy
son salvos, sin embargo, ellos todavía no están en el reino. Por eso, incluso éstos
deben arrepentirse. Mientras uno no está bajo el reinado de Cristo, debe arrepentir-
se. Si no estamos de manera práctica bajo la administración y el gobierno celestial
debemos arrepentirnos. No importa cuán espiritual, santo o bueno seamos. Todo
depende de que estemos bajo el gobierno celestial o no. Esta el caso de algunos
hermanos que se creen cristianos fundamentalistas y santos, y que se basan en la
Biblia, pero en realidad son rebeldes. Aun la espiritualidad que poseemos puede
convertirse en una forma de rebelión contra el reinado de Cristo.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 9


Palabra Viva|para el alimento diario
Si nos ocupamos de nuestra espiritualidad y no del reinado de Cristo. Una vez
más decimos que debemos arrepentirnos de no estar en el reino y de no estar some-
tidos al reinado de Cristo ni a Su autoridad. Este es el pensamiento básico del Evange-
lio de Mateo.
No debemos considerar que el libro de Mateo sea para los incrédulos, los de
afuera, los gentiles. Muchos de nosotros nunca oímos el evangelio presentado en
Mateo. No sé qué tipo de evangelio usted haya oído, pero es cierto que necesita
escuchar el evangelio presentado en Mateo, el evangelio del reino, el cual exige que
usted se arrepienta de no estar bajo el reinado de Cristo. Todos debemos arrepentir-
nos ante el Señor y decir: "Señor, perdóname. Incluso hoy sigo en la rebelión. No estoy
bajo Tu señorío, Tu autoridad, ni Tú gobierno celestial. Confieso que he sido goberna-
do sólo por mí mismo. Señor, concédeme un verdadero arrepentimiento por mi
rebelión, por no estar bajo Tu autoridad". Todos necesitamos arrepentirnos. Este es el
Evangelio de Mateo.

Mi pan partido
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10. MINISTERIOS CASA DE DIOS


el Reino de los cielos se ha acercado semana 1ra.
día 3
VENGA TU REINO

"Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en
el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a
nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal;
porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos.
Amén." Mt. 6:9-13

Como hemos visto el evangelio de Mateo trata sobre el establecimiento del


reino de los cielos, y el Señor Jesús nos mostró un modelo de oración en dónde el
énfasis es el reino. Desde el principio de la creación Dios ha buscado un grupo de
colaboradores para que juntamente con Él puedan traer su reino a la tierra. En la
medida que invoquemos su nombre santificándolo, traeremos el reino de Dios a
nuestra vida y luego a la tierra, haciéndose manifiesta la voluntad de Dios. En este
modelo de oración hay una frase que dice: "venga tu reino". A través de ella podemos
ver la importancia que Dios le da al asunto del reino. La expresión "venga tu reino" nos
habla con respecto al reino de los cielos, que es el reino de Dios viniendo a la tierra.
La segunda parte del versículo 10 dice: "hágase tu voluntad, como en el cielo, así
también en la tierra", esto nos muestra que cuando el reino de Dios llega, la voluntad
de Dios es hecha en la tierra. Por lo tanto esta oración satisface a Dios y es la manera
como Él nos enseño a orar.
El reino de Dios existió desde la eternidad, y en él, Dios es autoridad. En este
reino esta el universo, el cual en consecuencia es administrado por Él. La tierra, no
obstante, esta bajo el control de Satanás, el enemigo de Dios, es por ello que Dios
necesita recuperarla (1 Jn 5:19). De este modo, existe la necesidad de que un grupo de
personas coopere con Él. Con tales cooperadores, Dios puede venir a la tierra y una
vez que el Rey esté en la tierra, Su reino también estará aquí.
Entendemos entonces, que Dios tiene un reino y el desea que ese reino alcance la
tierra para gobernarla, según su perfecta voluntad. Para esto Él necesita un grupo de
personas constituidas con su vida misma, a fin de que cooperen con Él. Debemos
establecer la verdad de que el reino llega a nosotros y se desarrolla a través de la vida
divina en nosotros, por lo tanto, el avance del reino en nosotros es una cuestión
orgánica y no jurídica. Solo de este modo, su voluntad puede ser hecha, tanto en los
cielos como en la tierra.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 11


Palabra Viva|para el alimento diario
Dios buscó en Adán a un cooperador, y continuó buscando cooperadores hasta
obtener la iglesia, que está compuesta por sus redimidos que fueron engendrados
mediante su vida misma. Con respecto a Adán, Dios lo puso en Edén y le ordenó que
cuidase del huerto. Por lo tanto, este huerto era la esfera del reino de Dios que fue
entregada al hombre para que lo cuidara y lo gobernara. Así, Adán tendría la autori-
dad para impedir que entrase allí todo lo que pudiese dañarlo (Gn2:15). Sabemos que
Adán transgredió la orden divina de no comer del árbol del conocimiento del bien y
del mal. Así también, la historia de la humanidad es la historia de la transgresión del
hombre y de su alejamiento del gobierno de Dios.
A partir de allí se conocen en la administración del hombre dos tipos de gobier-
no. El gobierno divino que sigue la línea de la vida, y el gobierno humano, que sigue la
línea del árbol del conocimiento del bien y del mal, que no es otra cosa que la imita-
ción hecha por Satanás del gobierno de Dios. El hombre fue creado con la delegación
de someter ese gobierno antagónico a Dios, sin embargo sucumbió ante el mismo.
Pero el postrer Adán venció y ha establecido genuinamente el reino de Dios en la
tierra. Para nosotros permanecer en Cristo es permanecer en el reino de Dios y ser
librados del poder ejercido por el gobierno que tiene como base el árbol de la
muerte. Por tanto no dejemos de orar al Señor de que venga su reino.

Mi pan partido
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12. MINISTERIOS CASA DE DIOS


el Reino de los cielos se ha acercado semana 1ra.
día 4
EL REINO Y LA VIDA

"Tu reino es un reino eterno, y Tu dominio permanece por todas


las generaciones." Sal. 145:13

"...El que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios." Jn. 3:3

El primer aspecto del reino es el reino de Dios. El reino de Dios es el reinado que
Dios ejerce sobre el universo de una manera general. Dios ejerce esta manera general
de reinar por medio de Su autoridad y poder. Dios, de una manera general y objetiva,
rige sobre los cielos, la tierra, todo lo creado y la humanidad entera.
El reino de Dios, en el cual Dios reina de una manera general, abarca desde la
eternidad pasada hasta la eternidad futura (He. 1:8; Sal. 145:13; Dn. 4:3b). Puesto
que el reino de Dios es el reinado que ejerce Dios mismo, tal reinado se ejecuta
durante toda la existencia de Dios. La existencia de Dios va desde la eternidad hasta
la eternidad y no tiene principio ni fin; por tanto, el reinado que Dios ejerce, el reino
de Dios, también va desde la eternidad hasta la eternidad, sin principio ni fin.
La Biblia revela que el reino de Dios abarca un amplio espectro y comprende
siete épocas: la eternidad que no tiene comienzo y que es desde antes de la fundación
del mundo; la época del paraíso adánico; la época de los patriarcas; la época de la
nación de Israel en el Antiguo Testamento (Mt. 21:43); la época de la iglesia en el
Nuevo Testamento (Ro. 14:17); la época del reino milenario (Ap. 20:4, 6); y la época
que se inicia con el advenimiento de los nuevos cielos y la nueva tierra, la cual no tiene
fin y se prolonga por la eternidad.
Ahora bien, en su dimensión particular vemos que el primer capítulo del libro de
Génesis relata que Dios creó al hombre a Su propia imagen y le dio autoridad para
que señorease sobre todo lo creado (v. 26). Si hemos de poseer la imagen de Dios
para expresarlo y ejercer Su autoridad para representarlo, someter a Su enemigo y
sojuzgar la creación, Dios mismo tiene que ser nuestra vida. Por tanto, el reino de
Dios también requiere que Dios reine de una manera particular, lo cual se relaciona
con la vida divina. Las palabras dichas por Jesús a Nicodemo en el capítulo tres del
Evangelio de Juan nos revelan en qué consiste este reino de Dios desde la perspectiva
de la vida divina. En el versículo 3, el Señor Jesús dice: "De cierto, de cierto te digo: El
que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios". Al nacer de nuevo, es decir, al
ser regenerados, experimentamos un nuevo nacimiento que trae consigo una nueva
vida. Todo reino tiene su propia clase particular de vida. Por ejemplo, las plantas, que
pertenecen al reino vegetal, poseen la vida propia de dicho reino, es decir, la vida
vegetal; así también, los animales poseen la vida animal que es propia del reino animal.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 13


Palabra Viva|para el alimento diario
Por las palabras que el Señor le dirigió a Nicodemo entendemos que si nosotros
los seres humanos hemos de conocer los asuntos relativos al reino divino, necesita-
mos otra vida, la vida divina, la vida de Dios.
Por tanto, el reino de Dios, en el cual Dios reina, es una esfera divina a la cual se
debe entrar, una esfera que requiere de la vida divina. Únicamente la vida divina puede
hacer reales para nosotros las cosas de Dios. A ello se debe que Jesús le dijera a
Nicodemo: "De cierto, de cierto te digo: El que no nace de agua y del Espíritu, no
puede entrar en el reino de Dios" (v. 5). Así pues, para ver el reino de Dios y entrar en
él, es imprescindible que seamos regenerados con la vida divina.
En relación con la vida divina, el reino de Dios es el propio Cristo (Lc. 17:21)
como la semilla de vida que ha sido sembrada en Sus creyentes, el pueblo escogido de
Dios (Mr. 4:3, 26); dicha semilla, al crecer y desarrollarse, produce una esfera en la
cual Dios puede reinar en virtud de Su vida divina. La entrada a este reino es la
regeneración (Jn. 3:5) y el desarrollo de dicho reino es el crecimiento de la vida divina
en los creyentes (2 P. 1:3-11). El reino hoy es la vida de iglesia que viven los creyentes
fieles (Ro. 14:17) y se desarrollará hasta llegar a ser el reino venidero, el cual será una
herencia y una recompensa (Gá. 5:21; Ef. 5:5) en el milenio para los creyentes que
hayan vencido (Ap. 20:4, 6). Tal entidad colectiva finalmente alcanzará su consuma-
ción como la Nueva Jerusalén, que es el reino eterno de Dios: un ámbito eterno en el
que todos los redimidos de Dios disfrutarán de la eterna bendición de la vida eterna
de Dios, en los cielos nuevos y la tierra nueva, por toda la eternidad (21:1-4; 22:1-5, 14).

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14. MINISTERIOS CASA DE DIOS


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día 5
EL SERMÓN DEL MONTE

"Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus


discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo..." Mt. 5:1-2

Ahora necesitamos introducirnos en los tres capítulos de los cuales participare-


mos en este tiempo. Estos capítulos componen el llamado sermón del Monte. El
nuevo Rey llamó a Sus seguidores junto al mar, pero El subió al monte para darles la
constitución del reino de los cielos. Esto indica que necesitamos subir con El para
poder comprender el reino de los cielos.
Es muy significativo que la constitución del reino de los cielos fue promulgada en
un monte. En el capítulo cuatro vemos que el Señor había iniciado su labor evangelística,
habiendo atraído a si a muchas personas. Estas labores de proclamar la buena noti-
cia, sanar los enfermos e inclusive de llamar a los primeros discípulos fueron realiza-
das en las márgenes del mar de Galilea. El mar representa el mundo corrompido por
Satanás. Cuando el Señor nos cautivó, estábamos en el mundo corrompido por Sata-
nás esforzándonos en ganarnos la vida. Pero después de que el Señor nos cautivó, nos
condujo a un monte elevado, el cual representa el reino de los cielos. Esto indica que
el reino de los cielos no se estableció junto al mar, sino en el monte. En la Biblia un
monte a veces representa el reino. Por ejemplo, según Daniel 2:34-35, la piedra
cortada sin manos despedazó la imagen y llegó a ser un gran monte que llenó toda la
tierra. Este monte representa el reino. Por esto, en la Biblia un monte representa el
reino, especialmente el reino de los cielos.
Además, ser llevado al monte significa que si deseamos ganar el reino, no debe-
mos quedarnos en una llanura baja, sino subir a un monte elevado. Debemos estar en
un nivel muy alto para que este reino sea revelado a nuestra vida. En la orilla del mar,
el Señor simplemente dijo: "Venid en pos de Mí". Pero cuando iba a promulgar la
constitución del reino de los cielos, los llevó a la cumbre de un monte. Tal vez sea fácil
seguir al Señor, pero escuchar la constitución con miras al establecimiento del reino
de los cielos requiere que subamos a la cumbre de un monte elevado.
El versículo 1 dice: "Y cuando se hubo sentado, se le acercaron Sus discípulos".
Cuando el nuevo Rey se había sentado en el monte, Sus discípulos, y no las multitudes, se
le acercaron para ser Su auditorio. Con el tiempo, no sólo los judíos creyentes llegaron a
ser Sus discípulos, sino también las naciones que habían sido hechas discípulos (los genti-
les, 28:19). Más tarde, empezaron a llamar a los discípulos "cristianos" (Hch. 11:26).

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 15


Palabra Viva|para el alimento diario
Por consiguiente, las palabras del nuevo Rey, halladas en los capítulos cinco, seis y
siete, las cuales El habló en el monte con respecto a la constitución del reino de los
cielos, fueron dirigidas a los creyentes del Nuevo Testamento y no a los judíos del
Antiguo Testamento. No queda duda que los discípulos eran los creyentes judíos cuando
la constitución fue promulgada. Sin embargo, cuando estuvieron en el monte escuchan-
do la promulgación de la constitución del reino, no representaban al pueblo judío, sino
a los creyentes neotestamentarios. En 28:19 el Señor dijo a Sus discípulos que fuesen e
hicieran discípulos a las naciones, es decir, a los gentiles. Esto significa que las naciones
iban a convertirse en discípulos. Por consiguiente, los creyentes gentiles eran discípulos,
así como los creyentes judíos. Los destinatarios de esta proclamación impartida por el
Señor somos nosotros y debemos recibirla y caminar en ella.
Por ultimo debemos destacar dos aspectos de esta porción. Primero observe-
mos que dice que Jesús se sentó antes de hablar. En la antigüedad un rabí constante-
mente enseñaba, pero cuando se sentaba estaba declarando que su enseñanza era
oficial. Este detalle de que Jesús se sentó declara por tanto que lo que vendría sería un
establecimiento. Además se nos dice: "abriendo la boca…", esta es otra pequeña frase
que describe mucho. Esta cláusula se utilizaba cuando el discurso que proseguiría
sería prominente. Pero sobretodo, se usaba, de una persona que genuinamente abre
su corazón para impartir todo lo que posee. Era un acto que se realizaba cuando no
había barrera entre maestro y discípulo. Entonces, Mateo en la introducción del
sermón del monte quiere hacernos comprender que se trata de la enseñanza oficial de
Jesús, en la cual Él abrió su mente y su corazón para con todos nosotros.

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16. MINISTERIOS CASA DE DIOS


naturaleza del pueblo del Reino I semana 2da.
día 1
UNA NATURALEZA DIFERENTE
Mateo 5:1-12 (Leer completo)

Cómo hemos visto anteriormente esta porción de la Palabra es conocida tam-


bién como la constitución del reino de los cielos. Probablemente al confrontarnos con
lo descrito allí nos sorprenderemos del elevado nivel moral de las demandas que se
nos plantean. A algunos podría parecerles que definitivamente es imposible cumplir
con esa pauta. Otros quizás caigan en la tentación de pensar que podrán con su fuerza
lograr todo lo que allí se nos exhorta que alcancemos. Pero necesitamos ver esta
porción adecuadamente, por un lado tomando en serio la exigencia que tenemos por
delante, por otro lado entendiendo que Dios se permite esta demanda, porque tene-
mos una nueva naturaleza corriendo en nosotros. Esta naturaleza esta a la medida de
la demanda. Esta naturaleza espontáneamente logra la medida. Nosotros entonces no
podemos ser descuidados con la demanda, pero sabemos que Cristo como el Rey en
nosotros es el recurso para que vivamos la vida adecuada del reino. Especialmente en
las bienaventuranzas del capítulo cinco veremos nueve características, que son ele-
mentos que debemos poseer los hijos de Dios, pero debemos ser impresionados con
el hecho de que estas características forman parte de la naturaleza del pueblo de
Dios, no son cosas que debamos "conquistar" en un sentido humano.
Estos versículos describen nueve aspectos de la naturaleza del pueblo del reino:
son pobres en espíritu, lloran por la situación actual, son mansos al sufrir oposición,
tienen hambre y sed de justicia, son misericordiosos para con otros, tienen un cora-
zón puro, procuran la paz con todos los hombres, padecen persecución por causa de
la justicia, y sufren el vituperio y la calumnia. Cada aspecto empieza con la palabra
"bienaventurados". Por ejemplo, el versículo 3 dice: "Bienaventurados los pobres en
espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos". La palabra griega conlleva los
significados de ser benditos y también dichosos. Aquí lo bendito y lo dichoso no es
asunto ligero: es algo que tiene peso. Cuando oímos las palabras: "Dichosos son los
pobres en espíritu" no debemos gritar ni saltar. De hecho, esto es un gran choque
para nuestra mentalidad natural, ya que no podríamos considerar que alguien que
llora o sufre, pueda considerarse bendecido y menos aún supremamente bendecido.
Sin embargo el Señor así nos lo dice, sin duda esto contiene un amplio recurso y
debemos participar en él.
Las nueve bienaventuranzas halladas en Mateo 5:3-12 están relacionadas con la
naturaleza del pueblo del reino. La clase de personas que somos depende de nuestra
naturaleza. Todos los aspectos de estas bendiciones tienen que ver principalmente
con nuestro ser interior y no con las cosas externas y físicas. Pero además de nuestro
ser interior, estos versículos también tocan algo de la expresión externa.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 17


Palabra Viva|para el alimento diario
Tomemos por ejemplo la justicia. Al leer cuidadosamente los versículos, vemos
que la justicia mencionada aquí no es simplemente un asunto de la conducta exterior.
Más bien, es lo que fluye de nuestro ser interior; es la expresión de lo que somos por
dentro. Por eso, la primera sección de la constitución (5:1-12) trata del ser interior
del pueblo del reino.
Al considerar la naturaleza del pueblo del reino según se revela en estos versículos,
es necesario recordar las nueve expresiones cruciales, una para cada bienaventuranza:
"pobre en espíritu", "llorar", "manso", "tener hambre y sed de justicia", "misericordioso",
"puro", "pacífico", "persecución" y "vituperio". Estas palabras revelan cómo deben ser
las personas del reino. Siempre deben ser pobres en espíritu, deben llorar por la situa-
ción actual, deben ser mansos para con la oposición, justos para consigo mismos,
misericordiosos para con los demás, puros para con Dios, pacíficos para con todos los
hombres, perseguidos por causa de la justicia, y vituperados por causa de Cristo. La
totalidad de las nueve expresiones muestra la naturaleza del pueblo del reino.
Por ultimo, cada una de las nueve bienaventuranzas tiene una recompensa. La
recompensa de la primera bendición es el reino de los cielos; de la segunda, consola-
ción; de la tercera, la tierra; de la cuarta, satisfacción; de la quinta, misericordia; de la
sexta, ver a Dios; de la séptima, ser llamado hijo de Dios; de la octava, el reino de los
cielos; de la novena, Cristo. Si tenemos a Cristo, tenemos el reino de los cielos. Pero
si no lo tenemos a El, tampoco tenemos el reino de los cielos. Así que, la verdadera
bienaventuranza es Cristo con Su reino. Para compartir esta bendición, es necesario
que seamos pobres en espíritu, afligidos hasta llorar por la situación negativa, mansos
al enfrentar la oposición, justos con nosotros mismos, misericordiosos para con otros,
de corazón puro para con Dios, y que mantengamos la paz con todos, padezcamos
persecución por causa de la justicia y suframos el vituperio por causa de Cristo. Esta
es la naturaleza del pueblo del reino. Finalmente, el pueblo del reino será la misma
realidad del reino. Este es el reino, el cual es la vida de iglesia hoy en día. La iglesia hoy
es la realidad del reino.

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18. MINISTERIOS CASA DE DIOS


naturaleza del pueblo del Reino I semana 2da.
día 2
POBRES EN ESPÍRITU PARA RECIBIR EL REINO DE LOS CIELOS

"Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino


de los cielos." Mt. 5:3

Antes de que entráramos en la iglesia, muchos no habíamos visto la diferencia


entre el corazón y el espíritu. El reino de los cielos se relaciona primeramente con
nuestro espíritu. El espíritu mencionado en el versículo 3 no se refiere al Espíritu de
Dios, sino a nuestro espíritu humano, la parte más profunda de nuestro ser, o sea, el
órgano con el cual tenemos contacto con Dios y comprendemos y experimentamos
las cosas espirituales. Ser pobre en espíritu no significa tener un espíritu pobre. Nues-
tro espíritu nunca debe ser pobre. Sería una lástima tener un espíritu pobre. Pero si
somos pobres en espíritu, somos benditos. Ser pobre en espíritu no sólo significa que
somos humildes, sino también que estamos vacíos en espíritu, o sea, en lo profundo de
nuestro ser, y que no nos aferramos a las cosas viejas de la antigua dispensación, sino
que nos desprendemos para recibir las cosas nuevas, las cosas del reino de los cielos.
Necesitamos ser pobres en espíritu, necesitamos despojarnos, desprendernos, en
esta parte de nuestro ser, para poder experimentar y poseer el reino de los cielos.
Esto da a entender que el reino de los cielos es un asunto espiritual, y no material.
Necesitamos vaciar nuestra vasija, vaciar nuestro corazón y nuestro espíritu,
desprendiéndolo de todo lo viejo que contiene. Por ejemplo, los musulmanes son
aquellos cuyos espíritus son los más llenos de todos. En su espíritu no hay ningún
espacio libre. Es por esto que es muy difícil hablar con ellos acerca del evangelio. El
diablo ha llenado por completo el espíritu de ellos. Por estar su espíritu tan lleno, les
es difícil a ellos creer en el Señor Jesús. Los judíos también están llenos en su espíritu.
Su espíritu está lleno de lo relacionado con su religión. Además, en nuestra experien-
cia hemos visto que todas las personas en general están llenas en su espíritu, llenos de
filosofía, religiosidad, humanismo o ateísmo. Pero aunque la mente y el espíritu de
todas las personas están llenas por completo, según lo que hemos experimentado,
encontraremos muchas personas que se llegan a desprender de sus conceptos. Esto
depende en muchos casos de la labor de aquel que ministra, quien debe discernir
delante de que tipo de persona se encuentra, para realizar así la labor de forma
adecuada. Por ejemplo, a algunas personas hay que sembrarlas, pero a otras hay que
removerles las piedras del corazón antes de depositar la semilla. Pero lo que mas
lamentamos acerca de este asunto es que hoy lamentablemente un gran número de
cristianos también están llenos en el espíritu. Es mas, casi todos los cristianos están
llenos en su espíritu con algo aparte de Dios.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 19


Palabra Viva|para el alimento diario
Cuando el Señor Jesús vino para predicar: "Arrepentíos, porque el reino de los
cielos se ha acercado" (4:17), muy pocos podían recibir Sus palabras porque el
espíritu de ellos estaba lleno de otras cosas. La mejor bebida era ofrecida, pero su
vaso ya estaba lleno. Por eso, no tenían sed. Cuando nuestro espíritu está lleno,
nuestro vaso no puede recibir ni siquiera la mejor bebida. Por consiguiente, cuando el
Señor habló a los discípulos en el monte, las primeras palabras de Su promulgación
consistían en que debemos ser pobres en espíritu, es decir, que nuestro espíritu debe
ser despojado de toda otra cosa. Todos necesitamos atender las palabras del Señor
cuando nos dice que debemos ser pobres en espíritu. Debemos decir: "Señor,
despréndeme. Vacía mi espíritu. No quiero guardar nada en mi espíritu. Señor, quiero
que toda la capacidad que tenga mi espíritu te esté disponible".
El versículo 3 dice que los que son pobres en espíritu son bienaventurados por-
que de ellos es el reino de los cielos. Muchos cristianos con ansia desean ir a los cielos,
pero casi no tienen deseo de estar en el reino de los cielos. Es un error estar ansioso
por ir a los cielos. El corazón de Dios no está en los cielos, sino en el reino de los
cielos. Los que son pobres en espíritu son bienaventurados porque el reino de los
cielos les pertenece a ellos. (Se debe notar que el Señor no dijo: "De ellos es el reino
de Dios".) Cuando nos volvemos pobres en nuestro espíritu, estamos preparados
para recibir al Rey celestial. Cuando El entra, trae consigo el reino de los cielos.
Inmediatamente después de recibir al Rey celestial, estamos en la iglesia, donde se
halla la realidad del reino de los cielos.

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20. MINISTERIOS CASA DE DIOS


naturaleza del pueblo del Reino I semana 2da.
día 3
NUESTRO ESPÍRITU Y EL REINO

"El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región
de sombra de muerte, Luz les resplandeció. Desde entonces comenzó
Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha
acercado. Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos,
Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el
mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré
pescadores de hombres." Mt. 4:16-19

"...ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está
entre vosotros." Lc. 17:21

Debemos ser enfáticos en esto, el reino de los cielos está estrechamente relacio-
nado con nuestro espíritu. La primera bienaventuranza del capítulo cinco, es una
bendición en nuestro espíritu: "Bienaventurados los pobres en espíritu" (5:3). Por
tanto, el primer aspecto del reino de los cielos abarcado en este capítulo tiene que ver
con nuestro espíritu humano.
Hay algunas traducciones muy pobres del versículo 3, tales como "Dichosos son
los de mente humilde" y "Benditos son los humildes de corazón". La mayoría de los
cristianos no entiende lo que el Señor Jesús quería decir cuando habló de ser pobre en
espíritu. Además, no saben que el reino de los cielos es un asunto completamente de
nuestro espíritu. Si no conocemos nuestro espíritu, no podemos participar del reino
de los cielos, porque éste está relacionado con nuestro espíritu.
El Señor Jesús vino como el nuevo Rey para comenzar una nueva dispensación.
Con la venida del nuevo Rey, Dios empezó una economía nueva. La dispensación
nueva de Dios tiene que ver con una Persona maravillosa. En lenguaje figurativo, la
economía nueva es simplemente esta Persona. No consideremos el reino de los cielos
como algo aparte de Cristo. No, es Cristo mismo. Sin el Rey, no tendríamos el reino.
No existe el reino de los cielos sin Cristo. Cuando los fariseos preguntaron al Señor
Jesús acerca de cuándo vendría el reino de Dios, El respondió: "He aquí el reino de
Dios está entre vosotros". Lo que el Señor dijo a los fariseos indica que El mismo era
el reino. Donde está Jesús, allí está el reino también, el cual es simplemente la Persona
del Rey. Por consiguiente, cuando tenemos al Rey, tenemos también al reino.
Cuando Pedro, Andrés, Jacobo y Juan subieron a Jerusalén para asistir a las fiestas,
Juan el Bautista estaba ministrando en el desierto fuera de Jerusalén. Estos cuatro
hombres fueron atraídos a Juan. Finalmente, conocieron al Señor Jesús y fueron salvos
junto al río Jordán.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 21


Palabra Viva|para el alimento diario
El Señor Jesús fue bautizado en el Jordán, así como estos cuatro discípulos, y también
fue ungido allí. Después de que el Señor fue ungido, hubo un período de cuarenta días
durante el cual El fue probado. Los cuarenta días también sirvieron como prueba para los
cuatro discípulos recién salvos. El Señor Jesús pasó la prueba, pero los discípulos no. Se
olvidaron de su experiencia de salvación junto al río Jordán y regresaron al mar de Galilea
para ganarse la vida. Dos de ellos regresaron a pescar y los otros dos a remendar las
redes. El hecho de que regresaran al mar de Galilea para pescar y remendar las redes
demuestra que habían sido derrotados. Fueron salvos, pero regresaron a su vieja condi-
ción. Por lo tanto, se convirtieron en un fracaso.
El nuevo Rey fue conducido al desierto donde El ganó la victoria sobre el enemi-
go. Después de ganar en la batalla contra Satanás, fue al mar de Galilea, lo cual fue un
gran asombro para Pedro, Andrés, Jacobo y Juan. Allí, junto al mar de Galilea, el Señor
Jesús tuvo contacto con ellos por segunda vez. Cuando los cuatro discípulos fueron
conducidos al Señor por primera vez, lo vieron como el Cordero de Dios (Jn 1:35-37,
40-42). Luego, la segunda vez, el Señor los visitó en Su gracia como la gran luz (Mt
4:16). La Biblia es muy económica en su manera de describir el llamamiento de los
cuatro discípulos. Pedro y Andrés estaban pescando, y Jacobo y Juan estaban remen-
dando sus redes. De repente, Aquel que los había conocido hacía cuarenta días se les
apareció como una gran luz. Se habían dado cuenta de que El era el Cordero de Dios
y habían sido atraídos a El, pero esta vez el Cordero de Dios resplandecía como una
gran luz sobre ellos. Después de resplandecer sobre ellos, el nuevo Rey dijo: "Venid en
pos de Mí", y los cuatro discípulos lo siguieron. Finalmente, los cuatro influyeron en
otros para que éstos le siguieran a El, y las multitudes fueron atraídas a El.

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22. MINISTERIOS CASA DE DIOS


naturaleza del pueblo del Reino I semana 2da.
día 4
ARREPENTIMIENTO ES VACIARSE EN EL ESPÍRITU

"Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos,


porque el reino de los cielos se ha acercado." Mt. 4:17

"El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros.
Amén." 2 Ti. 4:22

Cuando el Señor Jesús subió a la cumbre del monte, Sus discípulos se le acercaron
y llegaron a ser el grupo íntimo que sirvió como la primera audiencia que escuchó los
edictos del nuevo Rey. Lo primero que El dijo fue: "Bienaventurados los pobres en
espíritu". Esto fue la continuación de Su predicación en 4:17, donde dijo: "Arrepentíos,
porque el reino de los cielos se ha acercado". El Señor, en Su predicación, habló de la
mente, de los pensamientos. Es como si estuviera diciendo: "Vosotros tenéis que
arrepentiros. Debéis experimentar un cambio en vuestro modo de pensar, en vuestra
mentalidad. Vuestra mente necesita un cambio". Indudablemente, Pedro, Andrés, Jacobo
y Juan habían experimentado un cambio genuino en su entendimiento. Cuando por fin
eran parte del grupo íntimo, los que oyeron la promulgación dada por el nuevo Rey,
no tenían problemas referentes a su mente. Su modo de pensar ya había cambiado.
Tener un cambio en nuestra mente nos provee la puerta por la cual entramos en el
reino y éste en nosotros. La mente no es el receptor ni la cámara interior, sino la
puerta. Nuestro espíritu es el receptor, o sea la cámara interior. Así que, nuestra
mente es la puerta, y nuestro espíritu la cámara interior. Es necesario poner juntos lo
que el Señor dijo en 4:17: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado",
y en 5:3: "Bienaventurados los pobres en espíritu". La mente que se ha vuelto es la
puerta por la cual el reino de los cielos entra en nosotros. Cuando el reino entra, es
implantado en nuestro espíritu. Entra por la puerta de nuestra mente y llega a nuestro
espíritu. Nuestro espíritu, y no la mente, recibe el reino y lo retiene. Por lo tanto,
nuestro espíritu es el receptor y el envase del reino de los cielos.
Cuando predicamos debemos conocer el secreto del evangelio, primero tocamos
la mentalidad de la persona. Luego seguimos adelante para tocar el espíritu. La predica-
ción del evangelio tiene que tocar la mente de las personas, tiene que tocar su modo de
pensar. Así, son conducidos a arrepentirse, a experimentar un cambio en su modo de
pensar y de vivir. Inmediatamente después de que alguien se arrepienta, el que sabe bien
cómo predicar el evangelio pedirá que ore e invoque el nombre del Señor. Con esto no
se toca la mente sino el espíritu. Después de que la persona ejercite su espíritu para orar
e invocar el nombre del Señor, inmediatamente el Señor entrará en su espíritu, pasando
primero por la puerta de su mente hasta llegar a su espíritu.
MINISTERIOS CASA DE DIOS. 23
Palabra Viva|para el alimento diario
En 2 Timoteo 4:22 Pablo nos dice: "El Señor esté con tu espíritu". Esto no solo
debemos aplicarlo a hemos aplicado con relación a la vida divina. Sin embargo, ahora
debemos ver también que cuando decimos que el Señor Jesús está con nuestro espíri-
tu, estamos hablando del reino que está con nuestro espíritu. El Señor Jesús no sólo es
el Salvador y la vida, sino también el Rey que trae el reino. Ahora podemos declarar:
"¡En mi espíritu tengo al Salvador, la vida, al Rey y el reino!" Cuando nos arrepentimos
y creímos en el Señor Jesús como Salvador, vida, Rey y reino, El entró en nuestro
espíritu y fue implantado allí. Por consiguiente, ahora en nuestro espíritu tenemos al
Salvador, la vida, al Rey y el reino. Recibimos esta Persona maravillosa cuando nos
arrepentimos en nuestra mente y por ser pobres en nuestro espíritu.
Cuando oímos la predicación del evangelio, experimentamos un cambio en nues-
tra mente. Sin embargo, todavía estamos llenos de muchos conceptos filosóficos y
religiosos. Debido a eso, no sólo necesitamos un cambio en la mente, sino que tam-
bién necesitamos ser pobres en espíritu. Ser pobre en nuestro espíritu significa vaciar
nuestro espíritu. Significa que nos abrimos en lo profundo de nuestro ser y nos des-
prendemos de cualquier otra cosa para que el Señor Jesús pueda entrar en nuestro
espíritu. Si somos pobres en espíritu, de nosotros es el reino de los cielos.
Por favor, ponga mucha atención al tiempo del verbo en el versículo 3. No es el
tiempo futuro, sino el presente. Este versículo no dice: "De ellos será el reino de los
cielos", sino "De ellos es el reino de los cielos". Cuando usted se abra en lo más
profundo de su ser, es decir, en su espíritu, y se desprenda y vacíe su espíritu, el Rey
como Espíritu vivificante entrará por la puerta de su mente arrepentida y llegará a su
espíritu para ser su Rey con el reino. De allí en adelante, el reino estará en usted, y el
reino de los cielos le pertenece. Esta es la salvación del Nuevo Testamento.

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24. MINISTERIOS CASA DE DIOS


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día 5
LOS QUE LLORAN SERÁN CONSOLADOS

"Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados." Mt. 5:4

"Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán." Sal. 126:5

"Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran
clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de
su temor reverente." He. 5:7

Aunque debemos estar muy contentos al oír que estamos en el reino de los cielos
hoy mismo, en el versículo siguiente el Señor Jesús dijo que llorásemos, como lo expresa
el versículo 5:4 de Mateo. No parece lógico decir que los que lloran son benditos y
dichosos. No obstante, si oramos por cierto tiempo, usando nuestro espíritu que está
lleno del Rey y del reino, empezaremos a llorar por la situación negativa actual. La
situación por todo el mundo es negativa con relación a la economía de Dios. Satanás, el
pecado, el yo, las tinieblas y la mundanalidad predominan entre todos los hombres de
la tierra. La gloria de Dios ha sido ofendida, Cristo ha sido rechazado, el Espíritu Santo
ha sido estorbado, la iglesia está desolada, el yo está corrupto y el mundo entero es
maligno. Por lo tanto, Dios quiere que nosotros nos lamentemos por esta situación.
Debido a que el reino está en nosotros, hemos sido subyugados por el Rey que mora en
nosotros, y El nos controla y nos rige. Bajo este reinado, cuando miramos el medio
ambiente y la condición del mundo de hoy, gemimos y lloramos.
Sin embargo, este lamento es una bendición, porque el Señor dijo que los que
lloran "serán consolados". Si lloramos conforme a Dios y a Su economía, seremos
consolados con el galardón del reino de los cielos. Veremos el gobierno celestial de
Dios rigiendo toda la situación negativa. No nos desanimemos. Debemos llorar, pero
estamos llenos de esperanza. El Rey viene, el enemigo será derrotado y Cristo volverá
a poseer la tierra. Tarde o temprano, seremos consolados. Un hecho que en la prác-
tica nos consuela es ver cada vez más hermanos en todo el mundo, que se ocupan del
reino de Dios. Esto es realmente un gran consuelo.
La secuencia de los versículos reviste mucha importancia. Primero, debemos ser
pobres en espíritu, y luego podemos llorar. Si no somos pobres en espíritu, no somos
receptores aptos para que el Señor entre y establezca Su reino en nuestro ser. Si no
tenemos el reino celestial establecido dentro de nosotros, no podremos darnos cuen-
ta de cuán negativa y lamentable es la situación del mundo.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 25


Palabra Viva|para el alimento diario
No obstante, cuando el Señor Jesús tenga la manera de establecer Su reino en
nosotros y cuando toda la capacidad de nuestro ser, aun lo más recóndito de nuestro
ser, es decir, nuestro espíritu, esté a la disposición del Señor, comprenderemos que la
tierra es corrupta y está llena de tinieblas y pecado. Espontáneamente lloraremos por
causa de una situación tan triste. Es por esto que el Señor Jesús no habló primero del
llanto y luego de ser pobre en espíritu. El mencionó primero lo de ser pobre en
espíritu. Sólo cuando somos pobres en espíritu podemos llorar.
Este lamento como hemos señalado no es un llanto de resignación, de frustración,
ni de vergüenza, sino que es un gemir y un clamor que intercede a favor de la creación
entera (Ro 8:22-27), conforme a la economía de Dios. Muchos debemos confesar que
no hemos derramado muchas lágrimas desde este lugar, seguramente si las hemos
derramado por nuestros asuntos. Pero debemos pedirle a Dios que nos conceda la
bendición de derramar lágrimas de intercesión, esas lágrimas son semillas que no
quedarán sin fruto y que a su tiempo nos llenarán de gozo. Además este llanto no es
algo que debamos producir nosotros de forma religiosa, sino que será una expresión
del crecimiento del reino en nosotros.

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26. MINISTERIOS CASA DE DIOS


naturaleza del pueblo del Reino II semana 3ra.
día 1
LOS MANSOS HEREDARÁN LA TIERRA

"Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por


heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados." Mt. 5:5-6

"Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde
de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas..." Mt. 11:29

"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,
fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley." Gá. 5:22-23

La secuencia de estos versículos es muy significativa. Primero, somos pobres en


espíritu y así recibimos al Rey con el reino y El llega a ser nuestro contenido. Luego
lloramos por la situación lamentable y somos consolados. Ahora tenemos una pala-
bra acerca de los mansos. El versículo 5 dice: "Bienaventurados los mansos, porque
ellos recibirán la tierra por heredad". La palabra "tierra" significa el mundo venidero
que será subyugado. Hoy la tierra es un reino mundano regido por Satanás. Pero el día
viene cuando el Señor, el Rey, volverá a poseer este mundo. Apocalipsis 11:15 dice:
"El reinado sobre el mundo ha pasado a nuestro Señor y a Su Cristo; y El reinará por
los siglos de los siglos". El mundo mencionado en este versículo de Apocalipsis es la
tierra de Mateo 5:5.
En el versículo 5 el Señor dice que los mansos recibirán la tierra por heredad. Los
que son pobres en espíritu, del versículo 3, y que lloran, del versículo 4, ahora son los
mansos del versículo 5. Esta palabra no es sencilla de comprender. No significa sim-
plemente ser tierno, humilde y sumiso. Ser manso consiste en no resistir la oposición
del mundo, sino estar dispuesto a sufrirla. Ser manso significa no pelear ni resistir. Si
somos mansos y estamos dispuestos a sufrir la oposición del mundo en esta edad,
recibiremos la tierra por heredad en la era venidera, como se revela en Hebreos 2:5-8 y
Lucas 19:17 y 19.
En la actualidad, los que pelean ganan la tierra. Si uno no pelea, no recibirá
territorio. Esta es la razón por la cual hay tantas guerras. Las naciones y las personas
hacen guerra las unas con las otras para obtener más "territorio" para sí. La manera
de los seres humanos es obtener la tierra peleando por ella, pero los que están en el
reino de los cielos obtienen la tierra al ser mansos. La pelea es innecesaria, pero el ser
manso es indispensable. Algunas veces hemos gritado lemas acerca de ganar la tierra.
La manera de hacerlo no es con lemas, gritos o peleas, sino con mansedumbre.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 27


Palabra Viva|para el alimento diario
La mansedumbre es perseverante y vence y permanece. Bienaventurados son los
mansos, porque recibirán la tierra por heredad. ¿Es usted uno que pelea o es usted
manso? Si quiere heredar la tierra, usted tiene que ser manso. Cuando el Señor Jesús
regrese, volverá a poseer la tierra. Sin embargo, El fue manso cuando fue arrestado,
juzgado y crucificado en el Gólgota. Cuando lo clavaron en la cruz, El no los resistió.
En todos los aspectos fue manso hasta el final. Finalmente, la tierra será poseída no
por los que pelean, sino por los mansos. Los peleadores cesarán, pero los mansos no.
Al contrario, éstos recibirán la tierra por heredad. Satanás siempre pelea, pero el
Señor Jesús nunca pelea, siempre es manso. Con esto vemos que la economía de Dios
está opuesta a la economía del hombre. Si usted quiere obtener la tierra, debe ser
manso. Si usted no ha recibido algún territorio, puede ser indicio de que usted no es
suficientemente manso. Éste es un lenguaje celestial. El Señor Jesús no dijo: "Bienaven-
turados los peleadores, porque heredarán la tierra. ¡Los peleadores se apoderarán
de la tierra!" No digamos: "Vamos a apoderarnos de la tierra luchando". No. Al
contrario debemos decir: "Vamos a obtener la tierra al ser mansos". Tal vez usted
crea que la mansedumbre está relacionada con las cosas materiales. Pero si usted
considera el asunto cuidadosamente, verá que la mansedumbre no está relacionada
con las cosas externas y materiales, sino con algo interior, con lo que somos en
nuestro ser. Por tanto manso, no quiere decir necesariamente ser inactivo, pero defi-
nitivamente nuestra expresión no será como aquellos que con violencia hacia su
ambiente consiguen todo lo que "son" y "tienen". Necesitamos ser tan mansos que, si
un perseguidor nos abofetea en la mejilla derecha, podamos volverle la otra. Ser
manso significa no resistir ni luchar. Sin embargo, al volverle la otra mejilla al persegui-
dor, debemos orar: "Señor, ¡ata las potestades de las tinieblas!" Mientras somos man-
sos para con otros, debemos luchar contra las potestades de las tinieblas. Las perso-
nas no son el enemigo; el enemigo es Satanás y sus ángeles, las potestades malignas del aire.
Quisiera trasladar esto a nuestras experiencias prácticas. Continuamente esta-
mos en situaciones que nos amenazan o que nos presionan, ante este tipo de circuns-
tancias nosotros debemos elevar nuestra perspectiva y no pelearnos "contra carne y
sangre", sino en muchos casos "soportar" la violencia o el error del otro. Nuestra
experiencia nos dice que ese tipo de andar rescata a muchas personas y nos forja a
nosotros en Cristo. Pero el defendernos a nosotros mismos y tratar de que nuestras
"verdades" prevalezcan, causa mucho daño. Ser manso, tener longanimidad no pare-
ce algo apreciable para las personas del mundo, quizás parezcamos los más tontos y
necios, pero debemos saber que estamos en Cristo y que el universo entero gira a
favor nuestro, aunque no lo parezcan algunas situaciones puntuales, el que conoce a
Dios, conocerá esto también.

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28. MINISTERIOS CASA DE DIOS


naturaleza del pueblo del Reino II semana 3ra.
día 2
HAMBRE Y SED DE JUSTICIA

"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos


serán saciados." Mt. 5:6

Aquí la justicia se refiere al hecho de ser justos en nuestra conducta. Dicha justicia
tiene que ver con lo que somos en nuestro ser interior. Sabemos esto porque en este
versículo nos dice que debemos tener hambre y sed de justicia para poder ser saciados.
Para entender el versículo 6, necesitamos considerar el versículo 20, donde dice:
"Porque os digo que si vuestra justicia no supera a la de los escribas y fariseos, no
entraréis en el reino de los cielos". En los versículos 3 y 20 vemos dos aspectos del
reino de los cielos. El verbo del versículo 3 está en el tiempo presente, y el que se
presenta en el versículo 20 está en el tiempo futuro. Por un lado, el reino de los cielos
nos pertenece a nosotros; por otro, entraremos en él. Si somos pobres en nuestro
espíritu, la realidad del reino de los cielos es nuestra hoy en día. Pero todavía necesi-
tamos entrar en la manifestación del reino de los cielos. Recordemos los dos aspectos
del reino de los cielos: la realidad que se encuentra en la iglesia hoy y la manifestación
que es una promesa para el futuro. Si verdaderamente somos pobres en nuestro
espíritu, buscando a Cristo, la realidad del reino de los cielos es nuestra. Luego, en el
milenio entraremos en la manifestación del reino de los cielos. Sin embargo, para
poder entrar en la manifestación necesitamos la justicia insuperable, la justicia que
supera a la de los escribas y fariseos. Debemos tener hambre y sed de esta justicia, o
sea, buscarla, para poder entrar en el reino de los cielos (vs. 6, 10, 20). Si tenemos
hambre y sed de justicia, Dios nos concederá el ser saciados con la misma justicia que
buscamos. Si buscamos esta justicia insuperable, se nos dará.
La justicia es ser recto no sólo para con Dios, sino también para con el hombre.
La justicia de los escribas y fariseos es bastante baja porque era la justicia según la ley.
Nuestra justicia no se debe conformar a la vieja ley, sino a la nueva ley. Veremos que
la nueva ley es mucho más alta que la vieja: La vieja ley dice: "No matarás", pero la
nueva dice: "Todo el que se enoje con su hermano será reo de juicio" (v. 22). Con este
único ejemplo vemos que nuestra justicia debe estar en un nivel más elevado que la de
los fariseos. No sólo no debemos asesinar a nuestro hermano, ni siquiera debemos
enojarnos con él. Esta justicia está en el nivel más elevado.
Nuestra vida natural no tiene la capacidad para alcanzar esta justicia. La justicia
interior y subjetiva tiene que ser Cristo. Sólo Cristo puede satisfacer los requisitos de
la nueva ley. Algunos, sino comprenden esto, al leer Mateo 5 podrían desilusionarse.
Quizás digan: "De ningún modo puedo hacerlo. Simplemente tengo que renunciar a todo".

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 29


Palabra Viva|para el alimento diario
Pero necesitamos la impresión de que si podemos hacerlo porque tenemos den-
tro nuestro una vida que sí puede. El Rey que mora en mí con Su reino sí puede
hacerlo. No obstante, El necesita nuestra cooperación. Nosotros cooperamos al
tener hambre y sed, diciendo: "Oh, Señor Jesús, tengo hambre y sed de Ti. Señor,
quiero ser lleno de Ti". Si usted tiene semejante hambre y sed, será saciado.
Mientras somos mansos para con otros, debemos tener hambre y sed de justicia.
Nosotros debemos ser irreprensibles en nuestras relaciones con otros. Debemos
estar bien con nuestros padres, nuestro marido o nuestra esposa, nuestros hijos,
nuestros suegros, y con nuestros familiares y vecinos. De esta manera, los que perte-
necen al reino son justos. No debemos pensar que, si lloramos y somos mansos,
podemos permitirnos ser descuidados. No. Debemos tener hambre y sed de la justi-
cia más elevada.

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30. MINISTERIOS CASA DE DIOS


naturaleza del pueblo del Reino II semana 3ra.
día 3
LOS MISERICORDIOSOS

"Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán


misericordia." Mt. 5:7

"Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere


misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio." Stg. 2:13

Mateo 5:7 dice: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos recibirán miseri-
cordia". Ser justo es darle a uno lo que merece, mientras que ser misericordioso es
darle más de lo que merece. Por causa del reino de los cielos, no sólo debemos ser
justos, sino también misericordiosos. Recibir misericordia es recibir más de lo que
merecemos. Si tenemos misericordia de otros, el Señor tendrá misericordia de noso-
tros (2 Ti. 1:16, 18), especialmente en Su tribunal (Stg 2:12-13).
Ser justo es ser estricto para con uno mismo. Debemos ser justos para con nosotros
mismos. No debemos excusarnos. Pero debemos ser misericordiosos para con otros.
Si somos diligentes y buscamos la justicia insuperable, con el tiempo seremos
misericordiosos para con otros. En nuestra búsqueda hallaremos que nuestro hombre
natural es débil y que somos propensos a fracasar. Si usted no se da cuenta de la
condición lamentable de su hombre natural, nunca tendrá misericordia de otros. En vez
de mostrarse misericordioso para con otros, los condenará cuando fracasen o caigan.
La razón por la cual los condena es que usted no se conoce a sí mismo. Si se conoce, dirá
cuando alguien fracase: "Señor, ten misericordia de mí y de mi hermano. Todos somos
vasos débiles y no podemos satisfacer Tus requisitos. Señor, aunque mi hermano me ha
ofendido, quiero ser misericordioso para con él". Si usted nunca ha fallado en algo,
nunca tendrá misericordia. Si siempre tiene éxito al buscar la santidad y la perfección, no
se compadecerá de otros cuando fallen. Siempre los condenará. Pero si usted sabe cuán
débil es y cuántos errores ha cometido, tendrá misericordia de otros.
Hay una promesa para nosotros en el versículo 7, la cual es que los
misericordiosos recibirán misericordia. Si usted juzga a su hermano sin misericordia
hoy, no recibirá misericordia ante el tribunal de Cristo. Debido a que usted juzga a
otros sin misericordia, del mismo modo Cristo juzgará a usted. Pero si tiene miseri-
cordia de su hermano, asimismo el Señor tendrá misericordia de usted ante Su tribu-
nal. Así que, los que pertenecen al reino son muy estrictos para consigo mismos, pero
muy misericordiosos para con otros. Una vez más, esto no trata de lo externo, sino de
nuestro ser interior.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 31


Palabra Viva|para el alimento diario
Es fácil ser estricto o ser descuidado. Pero es necesario que aprendamos a ser
estrictos por un lado y misericordiosos por otro. Si tratamos a otros de manera
exigente, inmediatamente debemos ser misericordiosos para con ellos. Esta es una
lección importante para los líderes. El pueblo del reino es justo y misericordioso.
Cuando usted sea justo, debe ser perfectamente justo; y cuando sea misericordioso,
debe mostrarse muy misericordioso. Aunque la justicia y la misericordia son polos
opuestos, éstos tienen que unirse en nuestra experiencia. Su justicia tiene que unirse a
su misericordia.

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32. MINISTERIOS CASA DE DIOS


naturaleza del pueblo del Reino II semana 3ra.
día 4
LOS DE CORAZÓN PURO Y LOS PACIFICADORES

"Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.


Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos
de Dios." Mt. 5:8-9

Ser justos es la manera en que nos tratamos a nosotros mismos; ser misericordiosos
se relaciona con la manera en que tratamos a otros; y ser puros de corazón es nuestra
actitud para con Dios. Para con nosotros mismos, debemos ser estrictos y no buscar
pretextos. En nuestras relaciones con otros, debemos ser misericordiosos, dándoles
más de lo que merecen. Pero, para con Dios, debemos tener un corazón puro, sólo
buscándolo a El. La recompensa que recibimos por ser puros de corazón es que vere-
mos a Dios. No existe un galardón mayor que Dios mismo. Podemos obtener este
galardón siendo estrictos, o sea justos, para con nosotros mismos, teniendo misericor-
dia de otros, y guardando un corazón puro para con Dios.
Tener un corazón puro significa tener un solo propósito, una sola meta, que es
cumplir la voluntad de Dios para Su gloria (1 Co. 10:31). Esto es por causa del reino
de los cielos. Nuestro espíritu es el órgano con el cual recibimos a Cristo (Jn. 1:12;
3:6), mientras que nuestro corazón es la tierra en la cual crece la semilla de vida,
Cristo (13:19). Por causa del reino de los cielos necesitamos ser pobres en espíritu, es
decir, tenemos que vaciar nuestro espíritu, para recibir a Cristo. También necesita-
mos ser puros de corazón, sencillos en nuestro corazón, para que Cristo crezca en
nosotros sin estorbos. Si somos de corazón puro en nuestra búsqueda de Dios, lo
veremos a El. Ver a Dios es una recompensa para los de corazón puro. Esta bendición
es tanto para hoy como para la era venidera.
Mateo 5:9 dice: "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados
hijos de Dios". Satanás, el rebelde, es el instigador de toda rebelión. Para estar en el
reino de los cielos bajo el gobierno celestial del mismo, debemos procurar la paz
entre los hombres (He. 12:14).
En cada una de las primeras siete bendiciones vemos que no debemos ser pelea-
dores ni perturbadores, sino pacificadores, los que siempre hacen las paces con
otros. Si somos pacificadores, seremos llamados hijos de Dios. Los hijos del diablo
causan problemas, pero los hijos de Dios hacen las paces. El Señor Jesús, como Hijo
de Dios, hizo las paces con Dios y con el hombre. Ahora, como hijos de Dios, le
debemos seguir a El y hacer las paces. Entonces, seremos llamados hijos de Dios.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 33


Palabra Viva|para el alimento diario
Nuestro Padre es el Dios de paz (Ro. 15:33; 16:20), y tiene una vida pacífica con
una naturaleza pacífica. Si nosotros, los que hemos nacido de El, queremos ser paci-
ficadores, debemos andar en Su vida divina y conforme a Su naturaleza divina. De esta
manera expresaremos Su vida y naturaleza y seremos llamados hijos de Dios. Los
pacificadores serán llamados hijos de Dios. Esto significa que los que nos rodean
dirán: "Estos no sólo son hijos de hombre, sino hijos de Dios". Todos los hijos de
hombre pelean entre sí, pero los hijos de Dios, tal como su Padre celestial, son
pacificadores y siempre hacen la paz con otros. Romanos 12:18 dice: "Si es posible,
en cuanto dependa de vosotros, vivid en paz con todos los hombres". Sin embargo,
mantener la paz no debe ser un simple comportamiento externo, el cual es político.
Nuestra paz proviene de nuestra naturaleza. Tenemos una naturaleza que nos hace
ser estrictos para con nosotros mismos, misericordiosos para con otros y puros para
con Dios. Debido a esta naturaleza, espontáneamente mantenemos la paz con otros.
Esto no es una pacificación política, sino lo que proviene espontáneamente de nuestra
naturaleza, la cual motivará a otros a decir: "De verdad éstos son hijos de Dios".

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34. MINISTERIOS CASA DE DIOS


naturaleza del pueblo del Reino II semana 3ra.
día 5
LOS QUE PADECEN PERSECUCIÓN Y LOS QUE SUFREN VITUPERIO

"Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia,


porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por
mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra
vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grade
en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes
de vosotros." Mt. 5:10-12

Al observar el mundo entero comprobamos que este yace en el maligno (1 Jn.


5:19, gr.) y está lleno de injusticia. Todos los aspectos del mundo son injustos. Si
tenemos hambre y sed de justicia, seremos perseguidos por causa de ella. Por causa
del reino de los cielos, necesitamos pagar cierto precio por la justicia que buscamos.
Si somos justos, otros nos condenarán, se nos opondrán y nos perseguirán. Por ende,
sufriremos la persecución. Muchos veces al procurar ser justos sufriremos la persecu-
ción. En su medio ambiente, en su negocio o en su ocupación hallan muchas cosas
injustas. Debido a que ellos desean ser justos en esas situaciones, sufren la persecu-
ción de los demás.
Este versículo dice que los que padecen persecución por causa de la justicia son
bienaventurados, benditos, "porque de ellos es el reino de los cielos". Si buscamos la
justicia a toda costa, el reino de los cielos llegará a ser nuestro; hoy estamos en su
realidad, y en la era venidera seremos recompensados con su manifestación. Hemos
dicho, basándonos en el versículo 20, que necesitamos la justicia insuperable, o sea, la
justicia que esté en el nivel más elevado, para poder estar en el reino de los cielos.
Para entrar en la manifestación del reino de los cielos, necesitamos esta clase de
justicia. Por lo tanto, debemos tener hambre y sed de dicha justicia y padecer perse-
cución por causa de ella.
En Mateo 5:11 el nuevo Rey declaró: "Bienaventurados sois cuando por Mi causa
os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo". La
persecución mencionada en el versículo 10 es por causa de la justicia, por haber
buscado nosotros la justicia, mientras que la persecución del versículo 11 es directa-
mente por causa de Cristo, el nuevo Rey, por haberlo seguido nosotros.
Cuando vivimos por causa del reino de los cielos en la naturaleza espiritual del
mismo y según sus principios celestiales, sufrimos el vituperio, la persecución y la calum-
nia mayormente a manos de los religiosos, quienes se aferran a sus conceptos religiosos
y tradicionales. Los religiosos judíos hicieron todas estas cosas a los apóstoles en los
primeros días del reino de los cielos (Hch. 5:41; 13:45, 50; 2 Co. 6:8; Ro. 3:8).

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 35


Palabra Viva|para el alimento diario
Muchas veces padeceremos el vituperio, la persecución y los rumores malignos
que hacen circular acerca de nosotros. El mundo entero, ya sea que hablemos del
mundo político, religioso, académico, comercial, o industrial, está en contra de Cris-
to. Por lo tanto, si usted vive por Cristo, para El y con El, ciertamente será vituperado
y calumniado. La gente hará circular muchos rumores acerca de usted. Tal vez usted
obre en el mundo académico, y a veces se niegue a cooperar con respecto a algunas
cosas que suceden allí, prefiriendo seguir el camino de Cristo. Algunos, quizás, estén
en el campo financiero o en la esfera de los negocios. Pero, mientras trabajan en estas
esferas, viven por y para Cristo y actúan con El. Los otros que están en el mismo
campo se levantarán para perseguirle a usted, hablando mentiras con respecto a
usted. No obstante, usted tiene que sufrirlo por causa de Cristo.
En Mateo 5:12 el Señor Jesús da una palabra a los que son perseguidos por Su
causa: "Regocijaos y exultad, porque vuestra recompensa es grande en los cielos;
porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros". Esta recompen-
sa, la de la novena bienaventuranza, indica que lo producido por las bendiciones
anteriores también es un galardón. Este galardón es grande y está en los cielos; es un
galardón celestial y no terrenal. Nuestra perspectiva tiene que ser celestial y eterna,
sino será difícil soportar ciertas cosas.
Cada una de las nueve bienaventuranzas en 5:3-12 tiene una recompensa. Por
ejemplo, si usted es pobre en espíritu, el reino de los cielos es suyo. Esto es una
recompensa. Si llora, recibirá consolación, y si es manso, recibirá la tierra por here-
dad. Así que, la consolación y la tierra también son recompensas. Según el versículo
12, la recompensa es grande para los que son perseguidos y vituperados por causa de
Cristo. Es difícil darle nombre a esta recompensa. Si somos vituperados, perseguidos
y calumniados por causa de Cristo, nuestra recompensa en los cielos es grande, tan
grande que va mas allá de nuestro entendimiento. Hebreos 13:13 y 1 Pedro 4:14
hablan de ser vituperados por causa de Cristo. Hebreos 13:13 dice: "Salgamos, pues,
a El, fuera del campamento, llevando Su vituperio". Dice en 1 Pedro 4:14: "Si sois
vituperados en el nombre de Cristo, sois bienaventurados". El vituperio también se
menciona en Romanos 15:3. Hay una gran recompensa que les espera a los que son
vituperados por causa de Cristo. Necesitamos ser los ciudadanos del reino, los que
tienen la naturaleza revelada en estos versículos. Entonces podremos llevar el vitupe-
rio por causa de Cristo.

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36. MINISTERIOS CASA DE DIOS


el Reino y su influencia sobre el mundo semana 4ta.
día 1
UN PUEBLO QUE INFLUENCIA CON LA VIDA DEL REINO

"Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué


será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollda
por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada
sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone
debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que
están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que
vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los
cielos." Mt. 5:13-16

En este mensaje llegamos a la segunda sección de la promulgación de la constitu-


ción del reino (5:13-16), la cual trata de la influencia que el pueblo del reino de los
cielos ejerce sobre el mundo, siendo sal para la tierra corrompida y luz para el mundo
entenebrecido.
Hemos visto que la enseñanza y predicación acerca del reino de los cielos co-
menzó con el arrepentimiento (3:2; 4:17). El arrepentimiento significa experimentar
un cambio en el modo de pensar. Por lo tanto, el reino comienza en nuestra mente. El
reino pasa de nuestra mente a nuestro espíritu (5:3). Necesitamos arrepentirnos en
nuestra mente y ser pobres en nuestro espíritu. Después de esto, nuestro corazón
debe ser puro para que podamos ver a Dios (5:8). La mente, el espíritu y el corazón
son los tres aspectos principales de nuestro ser interior. Si juntamos 4:17 y 5:3-12,
veremos varios puntos relacionados con el reino de los cielos. Los tres primeros,
como hemos visto, son la mente, el espíritu y el corazón. Luego necesitamos emocio-
nes normales, correctas y elevadas. Esto se ve en el lloro (5:4), que viene de nuestras
emociones equilibradas. También necesitamos ser mansos, lo cual requiere una vo-
luntad fuerte, normal y recta. Tener hambre y sed de justicia, que se menciona en 5:6,
depende de un deseo puro y recto. Debemos desear esta justicia por el bien del reino.
Ser misericordioso para con otros tiene que ver con nuestra actitud (5:7). Nuestra
actitud para con otros debe ser misericordiosa. Si nuestra parte emotiva, nuestra
voluntad, nuestros deseos y nuestra actitud son correctos, podremos hacer la paz
con otros. Así que, todo nuestro ser -mente, espíritu, corazón, parte emotiva, volun-
tad, deseo y actitud- debe ser ejercitado para la vida del reino.
Después de revelar la naturaleza del pueblo del reino, esta promulgación trata de
la influencia que ellos ejercen sobre el mundo. La secuencia aquí es significativa. Si los
ciudadanos del reino no tuvieran la naturaleza descrita en 5:3-12, no podrían ejercer
ninguna influencia sobre el mundo.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 37


Palabra Viva|para el alimento diario
La influencia que ellos tienen proviene de su naturaleza, o sea, sale de lo que son.
Si nosotros, quienes componemos el reino, la iglesia, somos pobres en espíritu, el
reino de los cielos tendrá lugar en las profundidades de nuestro ser. Entonces llorare-
mos, seremos mansos, tendremos hambre y sed de justicia, seremos misericordiosos,
tendremos corazones puros, seremos pacificadores, sufriremos persecución, y sere-
mos vituperados por causa de Cristo. Si somos tales, seguramente ejerceremos una
gran influencia sobre la gente mundana que nos rodea. Espontáneamente afectaremos
la tierra corrupta y el mundo entenebrecido. Debido a que al mundo le hace falta la
influencia de la vida adecuada de iglesia, todo el mundo se halla corrupto y en tinieblas.
En el versículo 13 el Señor dijo: "Vosotros sois la sal de la tierra", y en el versículo
14 dijo: "Vosotros sois la luz del mundo". Según el texto griego el pronombre traduci-
do "vosotros" está en el plural, refiriéndose a un pueblo corporativo. Sin embargo, la
mayoría de los lectores aplican estos versículos a individuos. Los que tienen las nueve
bienaventuranzas mencionadas en los versículos del 3 al 12 componen un pueblo
corporativo, y no individuos. Por consiguiente, lo dicho por el Señor respecto a la sal
y a la luz no trata de individuos. Ninguno de nosotros puede ser sal ni luz por su propia
cuenta. En el versículo 14 el Señor nos compara con una ciudad, no con piedras
individuales. Esto claramente revela que las palabras que el Señor habló aquí no son
dirigidas a individuos, sino a un pueblo corporativo edificado juntamente sobre un
nivel alto. El Señor no dijo: "Vosotros sois las luces del mundo", sino: "Vosotros sois la
luz del mundo". El plural "vosotros" es una sola luz.
La espiritualidad no es un asunto individualista; es absolutamente un asunto cor-
porativo. Muchos de nosotros hemos entendido estos versículos acerca de la sal y la
luz como si fuera algo individual, pensando que nosotros personalmente teníamos que
ser la sal y la luz. Pero ahora vemos que para ser la sal se requiere la entidad corpo-
rativa. Necesitamos quedar impresionados con el hecho de que el pueblo del reino es
la sal y la luz sólo como entidad corporativa. Si nos separamos de la vida de iglesia, ya
no seremos ni sal ni luz.
En el versículo 13 el Señor habla de la tierra, y en el versículo 14 habla del mundo.
Hay una diferencia entre la tierra y el mundo; las expresiones no son sinónimas. Dios
creó la tierra, pero el mundo fue producido por la corrupción de Satanás. Para la
tierra creada por Dios, el pueblo del reino es la sal. Pero para el mundo corrompido
por Satanás, ellos son la luz. Somos la sal de la tierra y la luz del mundo.

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38. MINISTERIOS CASA DE DIOS


el Reino y su influencia sobre el mundo semana 4ta.
día 2
LA SAL DE LA TIERRA

"Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué


será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollda
por los hombres." Mt. 5:13

Cuando decimos que somos la sal, esto quiere decir que ejercemos nuestra in-
fluencia sobre la tierra creada por Dios para mantenerla en su condición original. La
tierra, que fue creada por Dios, entró en una condición caída. En un sentido, se
estropeó y se corrompió. La sal mata los gérmenes y elimina la corrupción. La sal por
naturaleza es un elemento que mata y elimina los microbios de corrupción. Por lo
tanto, mediante su función aniquiladora y preservadora, la sal restaura la tierra a su
condición original o la preserva en su condición original. Así que, la función de la sal es
preservar lo que Dios creó. Toda la tierra se va estropeando más y más. Por consi-
guiente, debemos ejercer nuestra influencia sobre esta tierra corrupta. Para la tierra
corrupta, el pueblo del reino de los cielos es el elemento que preserva la tierra
impidiendo que ésta sea totalmente corrupta.
En el versículo 13 el Señor dijo: "Pero si la sal se hace insípida, ¿con qué será
salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hom-
bres". Hacerse insípido significa perder la función de salar. Si el pueblo del reino se
hace insípido, esto significa que ha venido a ser como la gente terrenal, sin nada que
lo distinga de los incrédulos. Es ser lo mismo que los del mundo. Ser igual a la gente del
mundo es lo opuesto a la naturaleza revelada en los versículos del 3 al 12. Quiere
decir que ya no somos pobres en espíritu, no lloramos por la situación negativa, no
somos mansos, no tenemos hambre y sed de justicia, no somos misericordiosos ni
puros al buscar a Dios, no hacemos la paz, ni estamos dispuestos a ser perseguidos
por causa de la justicia, ni estamos dispuestos a ser vituperados por causa de Cristo.
Quiere decir que vivimos, andamos, y nos comportamos como la gente mundana. Si
tal es nuestro caso, nos hacemos insípidos, y la sal ha perdido su función.
La esposa de Lot es un buen ejemplo de este punto (Gn. 19:26). Ella se volvió una
columna de sal, la cual simboliza la sal que ha perdido su función. Cuando la sal se
convierte en una columna, no puede funcionar, principalmente porque ha perdido su
sabor. El hecho de que la esposa de Lot se convirtió en una columna de sal nos sirve
como una fuerte advertencia, para que nosotros no perdamos la distinción que existe
entre nosotros y el mundo. Nunca debemos perder nuestro sabor; más bien, debe-
mos mantener la función de la sal, a saber, la de matar los microbios, eliminar la
corrupción, y preservar las cosas en su condición original o restaurarlas a la condi-
ción en la cual Dios las creó.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 39


Palabra Viva|para el alimento diario
Dondequiera que estén los ciudadanos del reino, deben ejercer influencia sobre
los que les rodean como si estuvieran salándolos. En nuestra casa, trabajo o en nues-
tro barrio, debemos ejercer nuestra función de matar los microbios. Pero si venimos
a ser como la gente mundana, perdemos nuestra función y sabor. Pero al expresar la
naturaleza del reino, siendo pobres en espíritu, llorando por la situación negativa,
siendo mansos, justos, misericordiosos, y puros al buscar a Dios, tendremos la fun-
ción de salar. No será necesario reprender a otros ni señalarles sus errores ni sus
malos hechos. Serán salados simplemente por nuestra presencia. A veces ciertas
personas malas se nos retirarán porque somos muy salados. Esto es lo que significa
matar los microbios de esta tierra corrupta.
La intención del Señor es restaurar la tierra a su condición original. Aunque no lo
podemos ver en la edad actual, lo veremos en la era venidera. Cuando llegue el reino
milenario, toda la tierra será salada. Todos los gérmenes en esta tierra serán total-
mente exterminados, y toda la tierra no sólo será poseída de nuevo por Cristo, sino
que también será restaurada a la condición en la cual Dios la creó. Esta obra la
realizará el pueblo del reino.
En el versículo 13 el Rey dijo que la sal que ha perdido su sabor será echada fuera
y hollada por los hombres. Ser echada fuera significa ser removida del reino de los
cielos (Lc. 14:35). Ser hollada por los hombres equivale a ser tratada como polvo inútil.

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40. MINISTERIOS CASA DE DIOS


el Reino y su influencia sobre el mundo semana 4ta.
día 3
LA LUZ DEL MUNDO

"Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no
se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud,
sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así
alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos." Mt. 5:14-16

El versículo 14 dice: "Vosotros sois la luz del mundo". La luz es el resplandor de


una lámpara que ilumina a los que se encuentran en la oscuridad. Para el mundo
entenebrecido, el pueblo del reino de los cielos es la luz que disipa las tinieblas del
mundo. En naturaleza ellos son la sal sanadora, y en conducta son la luz resplandeciente.
Como luz resplandeciente, el pueblo del reino es semejante a una ciudad asenta-
da sobre un monte, la cual no se puede esconder. Esto finalmente tendrá su consuma-
ción en la santa ciudad, la Nueva Jerusalén (Ap. 21:10-11, 23-24). Necesitamos ser
impresionados con la realidad de la vida de la iglesia y comprender que la ciudad
edificada no representa a individuos sino a la iglesia. Solo al ser edificados de forma
práctica juntamente con otros llegaremos a ser como esa ciudad asentada sobre un
monte e iluminar con la vida del reino al mundo. Esta ciudad llega a ser una luz
brillante, que no se puede ocultar. Esto nos enseña que no debemos forzar nuestra
expresión, sino simplemente edificar la ciudad sobre el monte, si hay verdadera
edificación aunque quisiéramos ocultarla no podremos. De hecho, en cada reunión
de célula en las diferentes partes de la ciudad, deberíamos experimentar la adecuada
edificación y el resplandor de esta edificación alcanzará a otros. Debemos compren-
der que en forma práctica, la comunión y edificación con otros es lo que subyuga
nuestra condición natural para que ganemos la naturaleza del reino. Algunos piensan
que con la obediencia exterior a ciertas pautas dan con la medida del reino. Pero
hemos visto, que la naturaleza del reino se manifiesta en aspectos específicos, en la
forma en la que somos y tratamos a otros. Entonces, debemos preguntarnos: ¿si
estamos en "nuestro propio mundo", cómo podemos tener la realidad de esas carac-
terísticas?
En estos tres capítulos el Señor Jesús no usó el término "iglesia". Sin embargo, el
término "reino", el cual se usa muchas veces en estos capítulos, en realidad se refiere
a la iglesia. El reino mencionado en Mateo 5, 6 y 7 es el aspecto de la iglesia relacio-
nado con la disciplina y el ejercicio. La iglesia es el aspecto de gracia y vida para el
reino, y el reino es el aspecto de disciplina y ejercicio para la iglesia. Es decir que reino
e iglesia para nosotros son dos caras de una misma moneda.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 41


Palabra Viva|para el alimento diario
Cuando miramos del lado de la iglesia, resaltaremos la gracia y la vida, pero
cuando miramos el reino resaltamos el aspecto de la disciplina y el ejercicio. Por
consiguiente, lo que el Señor dijo en estos capítulos acerca del reino, en realidad tiene
que ver con el ejercicio y la disciplina en la iglesia. Si en la práctica queremos ver el
reino manifestarse entre nosotros debemos ser disciplinados y estar ejercitados en
todos estos asuntos.
Como hemos visto muchos cristianos comprenden estos capítulos de una mane-
ra individualista. La mayoría no ha visto que esta constitución no es para individuos,
sino para un pueblo corporativo. Sabemos que esta promulgación es para un pueblo
corporativo porque la luz no es una persona individual, sino una ciudad edificada.
Esto indica que los ciudadanos del reino necesitan la edificación. Si no estamos edifi-
cados los unos en los otros, sino que estamos esparcidos, divididos y separados, no
hay ciudad allí. Y mientras no haya ciudad, no hay luz porque la luz es la ciudad; la luz
no es un creyente individual. La luz es una ciudad corporativa edificada como una sola
entidad para brillar sobre los que la rodean.
En el libro de Apocalipsis las iglesias son candeleros de oro (Ap. 1:20). El princi-
pio de la ciudad y el candelero es igual: ninguno es individual. Los dos son corporati-
vos. El candelero, como la ciudad, no es un creyente individual, sino la iglesia. Si usted
está fuera de la iglesia, no es parte del candelero. Para ser parte del candelero, usted
debe ser edificado junto con otros en la iglesia.. El Señor compara la iglesia local, la
cual es el candelero, con una ciudad asentada sobre un monte. Si estamos edificados
en nuestra iglesia, estaremos en la cima de un monte. Pero si estamos esparcidos,
separados y divididos, estaremos en un valle bajo. Cuando seamos juntamente edifi-
cados de verdad, seremos la ciudad sobre la cima de un monte e iluminaremos a
todos los que nos rodean.

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42. MINISTERIOS CASA DE DIOS


el Reino y su influencia sobre el mundo semana 4ta.
día 4
COMO UNA LUZ SOBRE EL CANDELERO

"Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el


candelero, y alumbra a todos los que están en casa." Mt. 5:15

El resplandor de la luz tiene dos aspectos. En el primer aspecto, la luz se compara


con una ciudad que alumbra a los de afuera. En el segundo aspecto, la luz se compara
con una lámpara puesta sobre un candelero, la cual alumbra a los que están en casa.
Hemos visto que la ciudad es la iglesia edificada, ¿pero qué es la casa? Es posible que
pensemos que la casa aquí también se refiere a la iglesia. Sin embargo, no es necesario
interpretar la casa de esta manera. Según el contexto, el punto principal consiste en que
el resplandor de la luz tiene dos aspectos: el aspecto exterior y el interior. La luz como
ciudad sobre un monte alumbra a los de afuera, mientras que la lámpara encendida,
puesta en el candelero, alumbra a los que están en la casa. Como la ciudad, la luz se
proyecta sobre la gente, pero como la lámpara que está en la casa, la luz resplandece en
la gente. Esto indica que la influencia que ejercemos sobre otros no sólo debe ser algo
exterior sino también interior. Necesitamos ser edificados para poder proyectar nues-
tra luz sobre otros, pero a fin de poder proyectar dicha luz en otros, necesitamos que
nada nos cubra. Como la luz que está sobre un monte, la luz no puede esconderse. Pero
como la lámpara puesta sobre el candelero, la luz no debe esconderse.
En el versículo 15 el Señor habla de poner la lámpara debajo de un almud. Una
lámpara encendida puesta debajo de un almud no puede emitir su luz. El pueblo del
reino, como la lámpara encendida, no debe estar cubierto por un almud, algo relacio-
nado con el alimento, el cual causa ansiedad (6:25). Nunca debemos estar cubiertos
por un almud; al contrario, debemos estar sobre el candelero. El Señor sabiamente
habló acerca de no dejar que un almud nos cubra. En tiempos antiguos un almud, la
unidad que se usaba para medir el grano, fue algo relacionado con el alimento y por
eso, tenía que ver con el ganarse la vida. Así que, esconder la lámpara debajo del
almud indica la ansiedad relacionada con nuestro sustento.
Los ciudadanos del reino primeramente ejercen una influencia sobre otros exte-
riormente, es decir, por fuera. Sin embargo, aún necesitamos influir en ellos interior-
mente. Cuando toda la iglesia vive como una ciudad sobre la cumbre de un monte, los
que la rodean estarán bajo el resplandor de esta iglesia edificada. Pero todavía esto es
una luz externa. La iglesia también necesita ejercer otro tipo de influencia, la de la luz
del resplandor interior que entra en otros. Así, la ciudad puesta sobre el monte
significa el resplandor que viene de afuera, y la lámpara que está en la casa significa el
resplandor que viene desde el interior.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 43


Palabra Viva|para el alimento diario
Debemos no sólo proyectar nuestra luz sobre otros, sino también hacia adentro
de ellos. Necesitamos ser edificados como una ciudad sobre un monte para poder
resplandecer sobre otros exteriormente, pero para poder proyectar dicha luz de
manera que penetre en ellos hasta su interior, necesitamos quitar todo lo que nos
cubra. Esto indica que los ciudadanos del reino viven sin ansiedad ni preocupación
por su existencia. Cuando nuestros vecinos, nuestros parientes y nuestros compañe-
ros de clase tienen contacto con nosotros, perciben poseemos otro recurso para
tratar con nuestras ansiedades y temores. No nos preocupamos igual que el mundo,
por nuestro vivir, por lo que comamos, ni por la ropa de que nos vistamos. Atender a
Cristo produce este tipo de experiencia. Por tanto, día tras día, desde la mañana
hasta el anochecer, al pueblo del reino sólo le interesan Cristo y la iglesia.
Sabemos por experiencia que el hecho de que no tenemos ansiedades toca a
otros. Si usted está contento y disfrutando al Señor, cada vez que alguien tenga contac-
to con usted, le dará una impresión profunda. Con mucha ansiedad y abrumadas por
las preocupaciones, las personas mundanas hablan del temor de perder su trabajo o
de dificultades que tienen con su jefe. Pero a los ciudadanos del reino, al pueblo de
aleluyas, los que no están cubiertos con un almud, tenemos el recurso para disfrutar
nuestro vivir, ya que estamos asentados sobre una roca mas alta que nosotros (Salmos
40). Al ser así tocamos los corazones de otros y, resplandeciendo, hacemos brillar la
luz en su interior. Este resplandor los penetra.
Pensemos en como es nuestra expresión cuando estamos delante de otros, debe-
mos confesar que muchas veces el almud ha cubierto la luz que tenemos y las perso-
nas que nos rodean no han sido iluminadas. Pero también hemos tenido la experiencia
de iluminar a muchos, cuando por ejemplo no corremos detrás de la desesperanza o
queja de algunos que viven en un estado insoportable de frustración y enojo. Necesi-
tamos impartir no solo un resplandor exterior y general que viene de afuera, sino el
resplandor particular que penetra en el interior de las personas. Si somos los ciudada-
nos verdaderos del reino, tendremos esta luz doble. Seremos una ciudad sobre la
cumbre de un monte, la cual alumbra a los que nos rodean, entre los cuales seremos
el pueblo de aleluyas, el que no tiene ansiedad ni preocupación por esta vida y que
hace resplandecer la luz dentro de las personas. Este resplandor interior penetra en
el ser interior de otros y los convence.

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44. MINISTERIOS CASA DE DIOS


el Reino y su influencia sobre el mundo semana 4ta.
día 5
GLORIFICAR AL PADRE QUE ESTÁ EN LOS CIELOS

"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos."Mt. 5:16

"En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así
mis discípulos." Jn. 15:8

Finalmente, ambos aspectos de nuestro resplandor darán gloria al Padre. El


versículo 16 dice: "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos". El título
"Padre" comprueba que los discípulos, quienes formaban el auditorio del nuevo Rey,
eran hijos regenerados de Dios (Jn. 1:12; Gá. 4:6). Las buenas obras mencionadas
aquí son el comportamiento del pueblo del reino mediante el cual los hombres pue-
den ver a Dios y pueden ser llevados a El. Nuestro resplandor glorificará al Padre
porque expresa lo que Dios es. Glorificar a Dios el Padre es darle la gloria. La gloria
es Dios expresado. Cuando los ciudadanos del reino expresan a Dios en su compor-
tamiento y en sus buenas obras, los hombres ven a Dios y le dan la gloria a Dios. Dios
escondido es Dios solo. Pero cuando Dios se expresa, eso es la gloria de Dios. Si
como ciudadanos del reino tenemos una luz tan brillante, Dios se expresará en este
resplandor, y todos los que nos rodean verán la gloria, Dios expresado. Cuando otros
ven a Dios en nuestro resplandor, eso es gloria para Dios.
Según Juan 15:8, nuestro Padre es glorificado en que llevemos mucho fruto, aun-
que en este pasaje el fruto es una referencia a las personas que alcanzamos con la vida
que contiene la vid verdadera, a la cual estamos unidos. Comprendemos que la vid y
los pámpanos son un organismo cuya función es glorificar al Padre. ¿Qué significa aquí
la palabra glorificar? Significa que la intención, el contenido, la vida interior y las
riquezas internas son liberadas desde su interior y son expresadas. La vid y los pám-
panos son un organismo cuyo propósito es glorificar al Padre, es decir, liberar desde
el interior, y así manifestar, la intención, el contenido, la vida interior y las riquezas
internas. Al ser un organismo cuya función es glorificar al Padre, la vid con sus pámpa-
nos expresa las riquezas de la vida divina. Cuando la vid produce racimos de uvas, las
riquezas de la vida divina son expresadas. Esta expresión es la glorificación del Padre
porque el Padre es la vida divina. El Padre es la fuente y la sustancia misma de la vid.
Sin el fruto, la esencia, la sustancia y la vida de la vid, permanecerían ocultas, encerra-
das y confinadas; pues las riquezas de la vida interior de la vid son expresadas median-
te los racimos de fruta. Quisiéramos recalcar que expresar la vida interior de esta
forma equivale a liberar la sustancia divina desde el interior de la vid. Ésta es la
glorificación del Padre.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 45


Palabra Viva|para el alimento diario
¿Qué es llevar fruto? Es el rebosar de las riquezas de la vida interior. Llevar fruto
depende del rebosar de la vida interior. Necesitamos constantemente disfrutar a
Cristo como nuestro todo. Sólo entonces tendremos abundancia de vida interior. De
esta abundancia brotará un fluir que alcanzará a otros y penetrará en sus vidas. Este
fluir llevará mucho fruto. No se trata simplemente de predicar o ganar almas o de
comportarnos de cierta forma "adecuada", sino de llevar fruto mediante el rebosar de
las riquezas de la vida interior.
Según lo que vemos en Juan, la influencia que llegamos a tener con los que nos
rodean es resultado de que la vida divina rebosa desde nuestro interior. Mateo vio ese
rebosar como el resplandor de la luz, que ilumina al mundo. Nosotros los ciudadanos
del reino, somos la luz del mundo. Como luz, somos como una ciudad sobre un monte
y como la lámpara que da iluminación en una casa. Por fuera y por dentro brillamos
para expresar a Dios, para dejar que El tenga la gloria ante los ojos de otros. Que
ejerzamos tal influencia sobre los que nos rodean.

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46. MINISTERIOS CASA DE DIOS


la ley del pueblo del Reino semana 5ta.
día 1
CRISTO CUMPLE LA LEY

"No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he


venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que
hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la
ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que
quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a
los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas
cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el
reino de los cielos." Mt. 5:17-19

En este mensaje llegamos a la tercera sección de la palabra proclamada por el


Rey en el monte (5:17-48), la cual está relacionada con la ley del pueblo del reino de
los cielos. La constitución del reino celestial ciertamente debe abarcar la ley. Anterior
a los tiempos del Señor Jesús, los hijos de Israel tenían la ley de Moisés. También tenían
a los profetas. La profecía siempre sirve a la ley. Cuando el pueblo es débil y no puede
cumplir la ley, es necesario que los profetas intervengan para fortalecerlos a fin de que
cumplan la ley. Así que, el cumplimiento de la ley necesita el fortalecimiento efectuado
por los profetas. Por lo tanto, en el Antiguo Testamento se hallan la ley y los profetas.
Esta es la razón por la cual el Señor habló de la ley y de los profetas en el versículo 17.
Antes de que Cristo viniera, se hallaban la ley y el fortalecimiento realizado por
los profetas. Entonces, ¿por qué se necesitaba la ley del reino de los cielos? Porque los
requisitos de la vieja ley no eran lo suficientemente elevados y no estaban completos.
Tomemos por ejemplo el asesinato. La ley antigua exigía que no matásemos (Ex.
20:13), pero no decía nada, ni siquiera una palabra, acerca del enojo. Si una persona
mataba a otra, era condenada por la ley de Moisés. Pero sin considerar cuán enojada
estuviera con otro, mientras no cometiese el asesinato, no sería condenada por la ley
de Moisés. Aquí vemos cuán deficiente e incompleta es la vieja ley. Sin embargo, el
requisito de la ley del reino de los cielos es mucho más alto que el de la ley de Moisés.
La ley antigua trataba con los hechos, la ley nueva trata con la naturaleza. Así que, el
principio básico de la ley del reino de los cielos consiste en que es más elevada que la
ley antigua. Nosotros no anulamos la vieja ley; la complementamos para hacerla más
alta. Por esta razón, el Señor Jesús dijo que El no había venido para abolir la ley, sino
para cumplirla.
Entendemos entonces que la palabra "cumplir" en el versículo 17 tiene tres aspec-
tos: Primeramente, en términos positivos significa que Cristo vino para guardar la ley.
Cuando El vivió en la tierra, guardó todos los aspectos de la vieja ley. Ninguno jamás
había guardado completamente los mandamientos; el Señor Jesús los guardó por
completo. El guardó la ley de la antigua dispensación en un sentido muy positivo.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 47


Palabra Viva|para el alimento diario
Como segundo elemento y desde un aspecto negativo. Al ser Cristo quien guardó
la ley, llegó a ser el único perfecto. Su perfección lo capacitó para morir por nosotros
en la cruz. Esto es guardar la ley en cuanto a lo negativo. También es la segunda
manera en que Cristo cumplió la ley. Todos nosotros hemos quebrantado, violado la
ley. Pero nuestras transgresiones han sido tratadas mediante la muerte substitutiva
del Señor. En la cruz El fue nuestro substituto; El murió por nosotros para cumplir el
requisito de la ley por el lado negativo.
Por ultimo, el hecho de que Cristo cumpliera la ley también significa que comple-
menta la vieja ley con Su nueva ley. Esto se expresa con las palabras: "Pero Yo os digo"
(vs. 22, 28, 32, 34, 39, 44). El hecho de que Cristo guardara la ley lo capacitó para
cumplir el requisito de la ley mediante Su muerte substitutiva en la cruz. El hecho de
que Cristo cumpliera el requisito de la ley por medio de Su muerte substitutiva en la
cruz, trajo la vida de resurrección para complementar la ley, o sea, para cumplirla en
plenitud. Se acabó la ley antigua, la ley inferior, junto con su exigencia de que el pueblo
la guarde y su requisito de que sea castigado por no hacerlo. Ahora los ciudadanos
del reino, como hijos del Padre, sólo deben cumplir la nueva ley, la ley más elevada,
por medio de la vida de resurrección, la cual es la vida eterna del Padre.

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48. MINISTERIOS CASA DE DIOS


la ley del pueblo del Reino semana 5ta.
día 2
LA VIDA DIVINA CUMPLE LA NUEVA LEY

"No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he


venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que
hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la
ley, hasta que todo se haya cumplido." Mt. 5:17-18

"De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna." Jn. 6:47

"Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más


reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia
de la gracia y del don de la justicia." Ro. 5:17

La muerte substitutiva de Cristo introdujo la vida de resurrección. Cuando ésta


entra en nosotros, es capaz de hacer la maravillosa obra de cumplir la ley. Nos capacita
para cumplir la ley más elevada. Por medio de la vida de resurrección, la cual está en
nosotros, no sólo podemos ser preservados de asesinar a otros, sino incluso no nos
enojamos con ellos ni los odiamos. La vida de resurrección es superior a la vida natural,
porque es en realidad la vida divina, la vida eterna, o sea, es la vida que está en el nivel
más elevado. Esta vida en nosotros puede cumplir los requisitos de la ley más elevada.
En el Nuevo Testamento, Mateo, el libro del reino, viene primero con los requisi-
tos. Luego Juan, el libro de la vida, viene con la vida que cumple estos requisitos. No
podemos cumplir los requisitos dados en Mateo 5 por medio de nuestra vida natural.
No obstante, en el Evangelio de Juan tenemos la vida más alta que nos capacita para
que cumplamos los requisitos más altos. Todos los cristianos aman el libro de Juan,
pero muy pocos aman el libro de Mateo. No sé si he oído alguna vez a un cristiano
decir que ama el libro de Mateo. Tal vez digamos que el Evangelio de Mateo es muy
problemático y que Juan es muy sencillo. Este dice que en el principio era el Verbo y
el Verbo era Dios y el Verbo se hizo carne, lleno de gracia y realidad (Jn. 1:1, 14). El
Evangelio de Juan tiene muchos versículos de oro, tales como Juan 3:16. En este
Evangelio se encuentran pocos requisitos y exigencias, pero sí se halla el rico suminis-
tro de vida. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, Mateo viene primero, y no Juan.
No podemos pasar por alto el libro de Mateo. Les hemos dicho a los creyentes
nuevos que comenzaran a leer el Evangelio de Juan. Luego les hemos dicho que
leyeran Romanos o algún otro libro, pero no Mateo. Pero necesitamos regresar a
Mateo. Mateo necesita a Juan y Juan es para Mateo. Mateo nos da los requisitos más
elevados del reino, los cuales sólo se pueden cumplir por la vida divina revelada en
Juan. Debemos recibir el suministro de vida que se encuentra en el Evangelio de Juan
si queremos cumplir los requisitos del reino de los cielos revelados en Mateo.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 49


Palabra Viva|para el alimento diario
Jesús, el nuevo Rey, no vino a abolir la ley de Moisés, sino a elevar el nivel de la
vieja ley. Desde que el requisito ha sido elevado tan grandemente, ya no es la ley
antigua, sino la ley del reino de los cielos. Cristo elevó el nivel de la ley antigua en dos
maneras: complementó la ley antigua y la cambió. En los versículos del 17 al 30 vemos
la ley vieja complementada. El cambio de la ley comienza con el versículo 31.
El versículo 18 dice: "Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la
tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido".
Después del reino milenario, el primer cielo y la primera tierra pasarán y vendrán el
cielo nuevo y la tierra nueva (Ap. 21:1; He. 1:11-12; 2 P. 3:10-13). Lo que la ley abarca
sólo se extiende hasta el final del reino milenario, mientras que lo que abarcan los
profetas se extiende hasta el cielo nuevo y la tierra nueva (Is. 65:17; 66:22). Esta es la
razón por la cual en el versículo 17 se habla de la ley así como de los profetas,
mientras que en el versículo 18 sólo se menciona la ley, y no los profetas.
Por medio de Su vida de resurrección podemos cumplir los requisitos de la nueva
ley elevada. Por estos tres pasos Cristo ha hecho más que cumplir la vieja ley: El la
guardó, murió por nosotros, y Su muerte nos trajo la vida de resurrección que nos
fortalece para cumplir los requisitos de la nueva ley. Ahora no estamos tratando de
guardar la ley inferior; al contrario, estamos guardando la ley elevada por medio de la
vida más elevada, que está en nosotros. Ahora estamos capacitados para guardar la
ley más elevada.

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50. MINISTERIOS CASA DE DIOS


la ley del pueblo del Reino semana 5ta.
día 3
LA JUSTICIA Y LA MORAL DEL REINO

"De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos


muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado
en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste
será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si
vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis
en el reino de los cielos." Mt. 5:19-20

"...y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad
de la verdad." Ef. 4:24

El versículo 19 dice: "Por tanto, cualquiera que anule uno de estos mandamientos
aunque sea uno de los más pequeños, y así enseñe a los hombres, será llamado el más
pequeño en el reino de los cielos; mas cualquiera que los practique y los enseñe, éste
será llamado grande en el reino de los cielos". La palabra "mandamientos" aquí se
refiere a la ley mencionada en el versículo 18. El pueblo del reino no sólo cumple la ley,
sino que también la complementa. En realidad, no anulan ningún mandamiento de la
ley, ni siquiera uno de los más pequeños. El que seamos grandes o pequeños en el reino
de los cielos depende de si guardamos o no aun los mandamientos más pequeños de
la ley. Comprobamos que el reino es una cuestión de disciplina y ejercicio en la vida
divina. En este versículo Cristo recalcó el hecho de que si no guardamos aun los
mandamientos más pequeños, sino que los anulamos y enseñamos a otros a anularlos,
vendremos a ser los más pequeños en el reino de los cielos. La moralidad de ningún
otro pueblo es tan elevada como la del pueblo del reino. Nunca debemos pensar que
sólo nos ocupamos de la vida y no de la moralidad. La vida debe tener su propia
expresión, y la vida más elevada tiene la expresión más elevada. La moralidad es
simplemente la expresión de la vida. Así que, si usted tiene la vida más elevada,
ciertamente tendrá la moralidad más elevada como la expresión de esta vida. Nece-
sitamos orar: "Señor, concédeme la expresión más elevada de la vida. Concédeme el
nivel más alto de la moralidad. Señor, no sólo somos un pueblo de buena moralidad,
sino el pueblo del reino".
Debido a que el nivel del reino es más elevado que el nivel de la moralidad de la
ley, no podemos conformarnos con ser legalistas, debemos hacer más que simple-
mente estar acordes con guardar la ley antigua. Según la norma de la moralidad, no
debemos matar ni cometer adulterio. Si nos abstenemos de matar y de cometer
adulterio, somos personas morales. Pero éste es un nivel que es muy inferior al del
reino de los cielos.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 51


Palabra Viva|para el alimento diario
Según el nivel del reino de los cielos, no debemos enojarnos con nuestro hermano
ni tampoco mirar a una mujer para codiciarla. Esta no es la norma de la moralidad,
sino la norma del reino, la cual es mucho más elevada que la de la moralidad. La
norma de la moralidad dice: "Ojo por ojo, diente por diente" (Ex. 21:24; Lv. 24:20;
Dt. 19:21). Pero la norma del reino ordena que amemos a nuestros enemigos, que
oremos por los que nos persiguen, y que no resistamos al que es malo (Mt. 5:44, 39).
Si alguien nos abofetea en la mejilla derecha, debemos volverle también la otra (v. 39).
¡Cuán elevado es este nivel! ¡Mucho más que el de la moralidad!
El punto crucial que Cristo recalca en estos versículos es éste: el pueblo del reino
debe tener el nivel más alto de moralidad. Si vemos esto, podremos entender Mateo
5:17-48. Tenemos una ley superior, una vida superior, la norma moral más alta. Por
medio de esta vida cumplimos la ley más elevada y mantenemos la norma más elevada.
La justicia que se menciona en el versículo 20, la supera la de los fariseos y nosotros
debemos alcanzar, no se refiere a la justicia objetiva, la cual es el Cristo que recibimos
cuando creemos en El para que seamos justificados ante Dios (Fil. 3:9; 1 Co. 1:30; Ro.
3:26); se refiere más bien a la justicia subjetiva, la cual es el Cristo que mora en nosotros
expresado en nuestro vivir como nuestra justicia para que podamos vivir en la realidad
del reino hoy y entrar en su manifestación en el futuro. Esta justicia no es obtenida
simplemente al cumplir la ley antigua, sino al completar la ley antigua mediante el
cumplimiento de la nueva ley del reino de los cielos, la ley dada por el nuevo Rey en este
pasaje de la Palabra. La justicia del pueblo del reino, la cual es conforme a la nueva ley
del reino, supera a la de los escribas y fariseos, que es conforme a la ley antigua. Es
imposible que nuestra vida natural obtenga esta justicia insuperable; la cual puede ser
producida sólo por una vida superior, la vida de resurrección de Cristo. Esta justicia, la
cual es comparada al traje de boda (22:11-12), nos capacita para participar en las
bodas del Cordero (Ap. 19:7-8) y para heredar el reino de los cielos en su manifesta-
ción, es decir, para entrar en el reino de los cielos en el futuro.

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52. MINISTERIOS CASA DE DIOS


la ley del pueblo del Reino semana 5ta.
día 4
TRES ASPECTOS DE LA LEY

"Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe,


como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá." Ro. 1:17

"Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la
carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a
causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de
la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne,
sino conforme al Espíritu." Ro. 8:3-4

Cuando hablamos acerca de la ley, hay un aspecto que históricamente a sido


difícil de comprender. Por un lado, en Romanos y en Gálatas se nos dice que la ley se
ha terminado. Por ejemplo, Romanos 10:4 dice: "El fin de la ley es Cristo, para justicia
a todo aquel que cree". Basándose en este versículo, muchos cristianos creen que está
bien hacer caso omiso de la ley. Por otro lado, en Mateo 5:17 el Señor Jesús dijo: "No
penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino
para cumplir". Estas palabras han perturbado a muchos cristianos. Alabamos al Se-
ñor porque El nos ha dado la luz que nos permite entender claramente este asunto.
Para poder entender la cuestión de la ley, debemos conocer los tres aspectos de la
ley: el principio de la ley, sus mandamientos y sus ritos. Si no distinguimos entre estos
tres aspectos, nunca podremos entender la ley de manera apropiada. Según lo que
hemos visto, el principio de la ley está terminado. En la actualidad, en la dispensación de
la gracia, Dios no nos trata conforme al principio de la ley, sino según el principio de la
fe. El hecho de que seamos justificados, salvos y aceptados por Dios se basa en el
principio de la fe, y no en el principio de la ley. Si tenemos fe en Cristo, somos justificados
por Dios, aceptados por El y salvos. Con esto vemos el significado de decir que el
principio de la ley está abolido en Cristo bajo la dispensación de la gracia.
Aunque el principio de la ley se ha abolido, los mandamientos de la ley no han
sido anulados. En vez de eso, la norma de los mandamientos ha sido elevada. Así que,
los mandamientos, relacionados con las normas de la moralidad, no han sido aboli-
dos; permanecerán por toda la eternidad. Por la eternidad no debemos adorar ído-
los, matar, robar o mentir. Como hemos visto, el Rey, en Su reino celestial, elevó la
norma de la ley en dos formas: complementó y cambió las leyes inferiores, haciendo
de ellas leyes superiores. De esta manera la moralidad de los mandamientos de la ley
fue elevada a una norma superior.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 53


Palabra Viva|para el alimento diario
El Salvador real guardó todos los mandamientos de la ley cuando estuvo en la
tierra. Luego fue a la cruz a morir por nosotros. Por medio de Su muerte sustitutiva,
El cumplió la ley dando fin a todo lo negativo. Además, mediante Su muerte sustitutiva,
liberó Su vida de resurrección y la puso en nosotros, y ahora nosotros tenemos esta
vida de resurrección en nuestro espíritu. Debido a que podemos vivir por la vida de
resurrección, tenemos la fortaleza, la habilidad y la capacidad para manifestar el nivel
más alto de la moralidad. Al andar según el espíritu (Ro. 8:4), satisfacemos los justos
requisitos de la ley, cumpliendo con creces los requisitos de la ley. Por lo tanto, no
abolimos la ley, sino que la cumplimos de manera más elevada.
El tercer aspecto de la ley consiste en los ritos de la ley. Por ejemplo, ofrecer
sacrificios y guardar el sábado son ritos externos de la ley. Estos ritos también fueron
anulados porque eran parte de la dispensación antigua de sombras, figuras y tipos, los
cuales han sido completamente cumplidos por Cristo, quien es la realidad. Ya no nos
vemos obligados a observar los ritos de la ley. Por lo tanto, el principio de la ley y los
ritos de la ley han sido anulados, pero los mandamientos de la ley, los cuales requieren
un nivel alto de moralidad, no lo han sido. Más bien, los mandamientos han sido eleva-
dos. Por medio de Cristo, quien es la vida de resurrección en nuestro espíritu, podemos
cumplir con la norma de moralidad que exige la ley más elevada del reino de los cielos.
Lo compartido aquí debe darnos un entendimiento claro con respecto a la ley según sus
tres aspectos: el principio de la ley, los mandamientos de la ley y los ritos de la ley.

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54. MINISTERIOS CASA DE DIOS


la ley del pueblo del Reino semana 5ta.
día 5
LA SALVACIÓN Y EL REINO

"¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la
de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre
es justificado por fe sin las obras de la ley. ¿Es Dios solamente Dios de los
judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de
los gentiles. Porque Dios es uno, y él justificar por la fe a los de la circuncisión,
y por medio de la fe a los de la incircuncisión. ¿Luego por la fe invalidamos
la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley." Ro. 3:27-31

Según la economía del Antiguo Testamento, la relación que Dios tenía con Su
pueblo era basada en la ley, o sea, conforme al principio de la ley. Pero en la economía
del Nuevo Testamento, Dios no se relaciona hoy con Su pueblo según la ley, sino según
la fe. Así que, la ley era el principio sobre el cual Dios se relacionaba con Su pueblo en
el Antiguo Testamento, mientras que la fe es el principio sobre el cual El se relaciona
con nosotros en el Nuevo Testamento. Conforme a la economía antiguotestamentaria,
era necesario guardar la ley para ser aceptable ante Dios. Pero en la actualidad ser
aceptable a Dios tiene que ver con la fe.
El principio de la ley ha sido abolido, pero los mandamientos de la ley no. No
debemos concluir que los mandamientos de la ley, tales como honrar a los padres o
no robar, fueron abolidos solamente porque el principio sí lo fue. Los mandamientos
de la ley, en lugar de ser abolidos, fueron elevados. Aunque nuestro contacto con Dios
no se basa en el principio de la ley, es menester que nosotros observemos los manda-
mientos elevados de la ley.
El principio de la ley debe dejar una impresión profunda en nosotros. La manera en
que Dios se relaciona con Su pueblo siempre depende de cierto principio. Por ejemplo,
Dios se relacionó con Abraham basándose en Su promesa. No le dio a Abraham los
mandamientos de la ley, sino sólo le dio la promesa. Por lo tanto, Dios hizo con Abraham
conforme a Su promesa. La promesa que Dios hizo a Abraham llegó a ser el principio
según el cual Dios se relacionó con él. Más tarde, Dios dio la ley a los hijos de Israel por
medio de Moisés. La ley dada en el monte Sinaí llegó a ser el principio sobre el cual Dios
se relacionó con los hijos de Israel. De esta manera la ley vino a ser el principio sobre el
cual Dios se relacionó con Su pueblo en el Antiguo Testamento. Ahora en el Nuevo
Testamento Dios se relaciona con los creyentes según la fe, y no según la ley. Este punto
se desarrolla en los libros de Romanos y Gálatas. Si usted lee estos libros, verá que Dios
trata con los creyentes en Cristo no según la ley, sino según la fe. En los tiempos
antiguotestamentarios, Dios aceptó a la gente conforme a la ley. Si alguien quería que
Dios lo aceptara, tenía que satisfacer los requisitos de la ley. Pero ahora Dios nos
acepta, no según la ley, sino según nuestra fe en Cristo, o sea, si hemos creído en El o no.
Por lo tanto, el hecho de que Dios nos acepte se basa en la fe.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 55


Palabra Viva|para el alimento diario
Este es el punto central en la palabra de esta semana. Sí, en el Nuevo Testamento
la salvación se basa en el principio de la fe; no tiene nada que ver con la ley. Todos
fuimos salvos por la fe, y no por guardar la ley. Pero después de ser salvos, debemos
vivir según una norma más alta que la de la ley antigua. Nunca debemos pensar que
tenemos plena libertad para ser indisciplinados, descuidados, o aun inmorales sólo
porque nuestra salvación no se basa en la ley. El hecho de que Dios no se relacione
con nosotros conforme al principio de la ley, no debe servirnos como base para
pensar que no es necesario prestar atención a los mandamientos de la ley. Debemos
ser sobrios. Repetimos, después de haber sido salvos, necesitamos vivir según una
norma más elevada que la de la ley antigua. Nuestra norma tiene que ser más alta que
los requisitos de la ley. La ley requiere que no asesinemos a nadie, pero ni siquiera
debemos enojarnos con otros. Aun si decimos a nuestro hermano: "Raca", una expre-
sión de menosprecio, o: "Moreh", una palabra de condenación que significa rebelde,
estaremos en peligro de juicio. Aunque no matemos a nuestro hermano, si tan sólo le
llamamos necio o rebelde, nos encontraremos en serios problemas.
Creo que ahora tenemos un concepto claro acerca de la ley. Podemos decir a
otros que el principio de la ley ya pasó, pero los mandamientos de la ley permanecen
y han sido elevados. Aunque nosotros no somos capaces de satisfacer la norma de
estos requisitos, tenemos la vida de resurrección en nuestro espíritu. Por lo tanto, no
es necesario que guardemos la ley en el sentido de esforzarnos por hacerlo, sino que
andemos conforme al espíritu. Cuando andamos conforme al espíritu, espontánea-
mente satisfacemos todos los requisitos de la ley y tenemos la norma de moralidad
más alta. Este es el testimonio de Jesús, el testimonio de la iglesia. Esta es la vida
adecuada de iglesia y la realidad del reino de los cielos.

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56. MINISTERIOS CASA DE DIOS


oísteis... pero Yo os digo... semana 6ta.
día 1
NO MATARÁS, EL ENOJO Y EL MENOSPRECIO

"Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que


matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se
enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga:
Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le
diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego." Mt. 5:21-22

En la sección cubierta por los versículos 21 al 30 del capítulo 5, observamos en


la práctica varios ejemplos donde el Señor Jesús nos muestra la ampliación de la
demanda antigua y por tanto la profundización de la obra de Dios en nuestras vidas.
La característica fundamental de la nueva demanda es que traslada el problema desde
un aspecto exterior del vivir del hombre hacia adentro del mismo. Sabemos que toda
demanda dada por Dios tiene el propósito fundamental de exponer la condición
caída del hombre. Al profundizar la demanda, esta deja en evidencia que el problema
del ser humano no es solamente cuestión de lo que hacemos, sino, esencialmente de
lo que somos. No de acciones, sino de naturaleza. Nuestra naturaleza es inadecuada
y no meramente nuestros hechos deben ser corregidos. Si este fuera el caso con un
poco de educación se subsanaría el problema, pero al ser un problema de naturaleza,
la única salida que tenemos es ser alcanzados por la salvación que Jesús nos brinda.
Esta salvación nos imparte una vida y naturaleza nueva que transforma nuestro vivir y
espontáneamente alcanza la medida de la demanda mas elevada. Lo "que fue dicho"
en los versículos 21, 27, 33, 38, y 43 es la ley de la antigua dispensación, mientras que
lo que "Yo os digo" en los versículos 22, 28, 32, 34, 39, y 44 es la nueva ley del reino,
la cual complementa la ley de la antigua dispensación.
El versículo 21 dice: "Oísteis que fue dicho a los antiguos: 'No matarás; y cualquie-
ra que mate será reo de juicio'". La ley antigua dio el mandamiento de no matar. En el
versículo 22 el Rey dijo: "Pero Yo os digo que todo el que se enoje con su hermano
será reo de juicio; y cualquiera que diga: Racá, a su hermano, será culpable ante el
sanedrín; y cualquiera que le diga: Moreh, quedará expuesto a la Gehena de fuego". La
ley de la antigua dispensación se dirige al acto de asesinar, pero la nueva ley del reino
se dirige al enojo, el cual puede llevar a uno a asesinar. Por lo tanto, la exigencia de la
nueva ley del reino es más profunda que los requisitos de la ley de la antigua
dispensación. La palabra "hermano" del versículo 22 comprueba que lo dicho por el
Rey aquí fue dirigido a los creyentes.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 57


Palabra Viva|para el alimento diario
Para nosotros lo más difícil es controlar nuestro enojo. Algunos, aunque conside-
rados muy dóciles, tienen un genio igual que un caballo salvaje cuando se enojan.
Cuando nuestro enojo se libera, nadie puede frenarnos ni controlarnos. También es
muy difícil para nosotros evitar de menospreciar o condenar a otros. En el versículo
22 el Señor habla de dirigirnos a nuestro hermano con las palabras: "Raca" o "Moreh".
La palabra "Raca" es una expresión de menosprecio que significa estúpido, inútil.
"Moreh", o sea, insensato, es una expresión hebrea de condenación usada en referen-
cia a un rebelde (Nm. 20:10). Esta expresión es más grave que la expresión de menos-
precio, "Raca". ¡Cuán difícil es no condenar a un hermano ni menospreciarlo! Tal vez
ni siquiera por una semana podamos dejar de condenar o menospreciar a alguien.
Parece que casi todos los días condenamos o menospreciamos a alguien. Los cónyu-
ges se condenan y se menosprecian los unos a los otros. Este es un verdadero proble-
ma. Cuando usted lee esto, ¿puede seguir diciendo que es un vencedor, un ciudadano
del reino? No se desanime. Al contrario, cobre ánimos. Recordemos que tenemos una
vida vencedora. ¿Acaso el Rey no está dentro de usted? Somos el pueblo del reino y
tenemos al Rey dentro de nosotros. Este Rey es la vida regia y vencedora. No se mire
a sí mismo. Si usted lo hace, será completamente desanimado. Olvídese de sí mismo
y mire la vida regia que está en usted. Esta vida es la que nos hace el pueblo del reino.
Olvídese de su vida natural y siga esta vida real. Esta vida tiene poder para vencer
cualquier enojo.

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58. MINISTERIOS CASA DE DIOS


oísteis... pero Yo os digo... semana 6ta.
día 2
RESTAURANDO LAS RELACIONES

"Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano


tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda,
recocíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofreda.
Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él
en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al
alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de
allí, hasta que pagues el último cuadrante." Mt. 5:23-26

En la antigüedad el sacrificio, como el sacrificio por el pecado, se hacía para


expiar el pecado, mientras que la ofrenda se presentaba para tener comunión con
Dios. El altar mencionado en el versículo 23 era un mueble (Ex. 27:1-8) que estaba en
el atrio del templo (1 R. 8:64). En este altar eran ofrecidos todos los sacrificios y
ofrendas (Lv. 1:9, 12, 17). El Rey, al promulgar la nueva ley del reino, se refiere aquí a
la ofrenda y al altar de la antigua dispensación porque, durante Su ministerio en la
tierra, un período de transición, la ley ritual de la antigua dispensación todavía no se
había terminado. En los cuatro Evangelios, antes de la muerte y resurrección del
Señor, El trataba a Sus discípulos como a judíos conforme a la ley antigua en los
asuntos relacionados con las circunstancias exteriores; mientras que en asuntos refe-
rentes al espíritu y a la vida, los consideraba creyentes, quienes constituían la iglesia,
conforme a la economía neotestamentaria.
Las palabras "algo contra ti" en el versículo 23 deben referirse a una ofensa
causada por el enojo o reprimenda del versículo 22. Según el versículo 24, primero
debemos reconciliarnos con nuestro hermano para que ya no quede recuerdo de la
ofensa y nuestra conciencia esté libre de ofensa. Luego podemos acercarnos con
nuestra ofrenda al Señor y tener comunión con El, con una conciencia pura. El Rey del
reino nunca permitirá que dos hermanos que no se hayan reconciliado participen de
la realidad del reino, ni reinen en su manifestación. Debemos saber que en nuestro
andar surgirán innumerables situaciones de desencuentro con nuestros hermanos, sin
importar quien es el mayor responsable, si Dios ha permitido que estemos involucrados
en una situación como esa, necesitamos tomar esta palabra y sin excusas acercarnos
nuevamente a nuestro hermano y restablecer la comunión. Si usted, al hacer contacto
con el Señor, siente que un hermano o una hermana tienen motivo para quejarse de
usted, debe interrumpir su comunión con el Señor e ir a este individuo para reconci-
liarse con él. Luego, podrá regresar y seguir teniendo comunión con el Señor. Aunque
ésta es una cosa pequeña, no es fácil hacerla. Sin embargo, debemos hacerla.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 59


Palabra Viva|para el alimento diario
Si pensábamos que estos versículos nos estiraban, los versículos 25 y 26 nos estiran
mucho más. Estos nos indican que debemos ponernos a buenas con nuestro adversario
cuanto antes, no sea que nos muramos, nuestro adversario se muera, o el Señor regrese,
porque en tal caso no habrá oportunidad para que seamos reconciliados con nuestro
oponente. Las palabras "en el camino" significan "mientras estamos en esta vida". El
asunto de ser entregados al juez, al alguacil, y echado en la cárcel se llevará a cabo en el
tribunal de Cristo cuando El regrese (2 Co. 5:10; Ro. 14:10). El juez será el Señor, el
alguacil será el ángel, y la cárcel será el lugar de disciplina. Salir de allí, es decir, salir de
la cárcel, se refiere a ser perdonado en la edad venidera, el milenio.
Un cuadrante romano era una pequeña moneda de bronce, equivalente a la cuarta
parte de un asarion, esto era una pequeñísima cantidad, lo cual da a entender que debemos
resolver aun el asunto más insignificante. Así se ve lo estricta que es la nueva ley.
Debemos reconciliarnos con nuestro adversario antes de morirnos, antes de que
el se muera o antes de que el Señor regrese. Si no resolvemos el asunto ahora, tendre-
mos que hacerlo en la edad venidera. No esperemos la era venidera, porque en ese
entonces la solución del asunto nos costará más. Debemos resolver todos los proble-
mas ahora, antes de morirnos o antes de que nuestro adversario se muera. Mientras
que ambos están vivos, tenemos la oportunidad de reconciliarnos. Además, si espera-
mos, el Señor podría regresar antes de que nos reconciliemos. Por un lado, el regreso
del Señor será maravilloso. Por otro, será algo muy serio, porque cerrará la oportu-
nidad para resolver los problemas en esta edad y nos obligará a resolverlos en la edad
venidera. Por lo tanto, es mucho mejor solucionar todos los problemas antes de la
edad venidera. Esto significa que debemos resolver cada problema antes de morir-
nos, antes de que la otra persona se muera, o antes de que el Señor regrese. En la
práctica debemos mantenernos sensibles en nuestra conciencia para que esta nos
conduzca a ordenar cada situación. Como nos dice el apóstol Pablo, en lo que depen-
da de nosotros estemos la paz con todos los hombres. (Romanos 12:18)

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60. MINISTERIOS CASA DE DIOS


oísteis... pero Yo os digo... semana 6ta.
día 3
TRATANDO CON EL PECADO

"Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que


cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en
su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y
échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no
que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es
ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda
uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de
divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa
de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada,
comete adulterio." Mt. 5:27-32

El versículo 27 dice: "Oísteis que fue dicho: 'No cometerás adulterio'". Esta es la
vieja ley, el mandamiento acerca de no cometer adulterio (Ex. 20:14; Dt. 5:18). La
nueva ley, la cual complementa a la vieja, se encuentra en el versículo 28, donde dice
con respecto al adulterio: "Pero Yo os digo que todo el que mira a una mujer para
codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón". La ley de la antigua dispensación se
dirige al problema del acto externo de adulterio, mientras que la nueva ley del reino
se dirige a la motivación interior del corazón.
Debemos considerar la gravedad de este pecado en relación con el reino. Lo
dicho por el Señor en los versículos 29 y 30 nos muestra la seriedad de este pecado.
Estos hablan de sacar nuestro ojo y echarlo de nosotros y de cortar nuestra mano y
echarla de nosotros. En los dos versículos el Señor dijo: "Más provechoso te es que se
pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado en la Gehena". Sin
embargo, no debemos observar esto literalmente; sólo se puede llevar a cabo espiri-
tualmente, como se revela en Romanos 8:13 y Colosenses 3:5. Aunque esta palabra
no debe tomarse literalmente, revela lo serio que es este pecado.
Conforme a lo que dijo el Señor en los versículos 29 y 30, es posible que una
persona salva sea echada en la Gehena. Esto significa que es posible que aun los salvos
sean perjudicados por la segunda muerte. En Apocalipsis 2:11 el Señor Jesús dijo: "El
que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venza, no sufrirá ningún
daño de la segunda muerte". La Gehena es un símbolo del lago de fuego, el cual
constituye la segunda muerte (Ap. 20:15). Lo dicho por el Señor en Apocalipsis 2:11
indica que es posible que los creyentes sufran daño de la segunda muerte.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 61


Palabra Viva|para el alimento diario
Su palabra en Apocalipsis 2:11 corresponde a lo que dice en Mateo 5:29 y 30. Si
usted, siendo persona salva, no toma en serio esta clase de pecado y no se guarda de
ello ante el Señor, algún día sufrirá daño de la segunda muerte. Según lo que el Señor
Jesús dice en este versículo, usted será echado a la Gehena. Esto no significa que
perecerá, sino que será disciplinado. Además, la Gehena de fuego no alude al purga-
torio del catolicismo. Sin embargo, esta palabra acerca de la Gehena le advierte a uno
de que si no toma en serio este pecado y no lo resuelve hoy en día, cuando el Señor
Jesús regrese, El le juzgará.
Hay tres clases de juicio mencionadas en Mateo 5:22 se refieren al juicio que
Cristo ejecuta en Su tribunal. Este juicio no tiene nada que ver con los que no son
salvos, quienes serán juzgados en el gran trono blanco después del milenio (Ap. 20:12,
15). Ninguna persona no salva tendrá los requisitos para poder presentarse ante el
tribunal de Cristo cuando El venga. Todos los que se presenten ante este juicio serán
los que hayan sido salvos. Los creyentes serán juzgados allí, no con respecto a la
salvación y la perdición, sino a la recompensa y el castigo.
Las palabras que el Señor habló en referencia al juicio y a ser echado en la Gehena
de fuego son muy serias. Deberían provocar en nosotros una actitud muy sobria y
también deberían guardarnos de una actitud relajada con respecto a esta clase de
pecado. Nunca debemos considerar este pecado como algo insignificante. La situa-
ción actual en cuanto a la fornicación es deplorable. Nunca debemos descuidarnos en
cuanto a ésta. Las propias palabras del Señor nos muestran cuán serio es este asunto.
Debemos ser sobrios y confrontarlo de manera muy seria. No obstante, no tratamos
a los miembros de nuestro cuerpo de manera literal. Al contrario, debemos hacer
morir nuestros miembros pecaminosos por la cruz de Cristo. Según se revela en
Romanos 8:13, debemos por el Espíritu "hacer morir los hábitos del cuerpo", y como
dice Colosenses 3:5, debemos aplicar la muerte a nuestros "miembros terrenales".
Esta es la manera correcta de tratar nuestros miembros pecaminosos.

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62. MINISTERIOS CASA DE DIOS


oísteis... pero Yo os digo... semana 6ta.
día 4
LOS PROBLEMAS DEL MAL GENIO Y DE LA CONCUPISCENCIA
Mateo 5:21-30 (Leer completo)

En Mateo 5 el Señor Jesús habló del asesinato y del adulterio. El asesinato tiene
que ver con nuestro mal genio, y el adulterio con nuestra lujuria. Nuestro mal genio y
nuestra lujuria constantemente nos perjudican y perturban. Si fuéramos piedras, no
nos molestarían estas dos cosas. Por mucho que uno moleste, insulte u ofenda a una
piedra, ella nunca reaccionará, porque no tiene genio. Además, una piedra no tiene
concupiscencia. Por lo tanto, nunca es tentada por la lujuria. Pero a diario nuestro mal
genio o nuestra concupiscencia nos perturban. ¡Cuán fácil es que nos irritemos o que
seamos ofendidos! Es posible que algunos de nosotros seamos ofendidos al menos
diez veces al día. Tal vez usted sea ofendido por su cónyuge, por sus hijos, por sus
vecinos o por sus parientes políticos. Aun es posible que sus zapatos, o algún artefacto
de su casa lo ofendan. Hay personas que se ofenden muy fácilmente, parece que su
enojo nunca se podrá agotar. Otros tienen problemas con la lujuria.
Uno debe vencer su mal genio y sus concupiscencias si quiere vivir según una
norma de moralidad más elevada que la de la ley antigua. Puede ser que usted diga
que esto no es fácil de hacer. Es cierto, no es fácil. Es por eso que necesitamos a
Cristo. Es por eso que necesitamos otra vida. ¡Cuánto necesitamos permanecer con
Cristo! Tenemos que hacer contacto con El no sólo día tras día, sino hora tras hora.
Debido al mal genio y a la concupiscencia que están en nuestro interior, necesitamos
permanecer en una comunión continua con El. Debemos reconocer que no somos ni
madera ni piedra. Si fuéramos madera o piedra, no tendríamos nada por lo cual
preocuparnos en lo tocante al enojo y a los deseos carnales. Pero, puesto que somos
seres vivientes, tenemos estas dos cosas en nuestro ser. ¿Acaso no tiene usted tanto el
mal genio como la lujuria en su interior? En cualquier momento es posible tropezar
por causa del mal genio o ser tentados por la lujuria. ¡Estemos alerta! Vigilemos y
oremos con respecto a esto, nuestro mal genio y nuestra lujuria. Después de ser
salvos conforme al principio de la fe, necesitamos llevar una vida más elevada, una
vida con la norma moral más alta. Es la vida elevada de Cristo, con su norma superior,
es la que vence nuestro mal genio y nuestra concupiscencia.
La edad en que vivimos es una edad de fornicación y de adulterio. Todos los ámbi-
tos están llenos de inmoralidad. Muchísimos han sido embotados por el "ajo" y han
perdido su capacidad para sentir lo pecaminoso que es. ¡Que esto nos haga sobrios!
Tenemos que apartarnos y guardarnos de esta tendencia. Nada ofende más a Dios que
la fornicación, la cual perjudica al hombre que El creó a Su imagen. Todos debemos huir
de nuestro mal genio y de nuestra lujuria. ¡Huya de su mal genio! ¡Huya de su lujuria!

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 63


Palabra Viva|para el alimento diario
No es cosa insignificante que nos enojemos o que nos entreguemos a la lujuria.
Entregarnos a estas cosas podría hacer que seamos quemados. Así que, necesitamos
prestar atención a esta palabra de cordura, la cual nos obligará a estar cerca de
Cristo. Necesitamos orar: "Señor, tengo el mal genio y la lujuria dentro de mí. Pero,
Señor, te doy las gracias porque Tú estás en mi espíritu. Señor, no quiero permanecer
en mi lujuria física, ni en mi enojo psicológico. Quiero permanecer en mi espíritu junto
a Ti, querido Señor Jesús". Aquí tenemos nuestra salvación, nuestro rescate, nuestra
santidad: día y noche tenemos que permanecer con el Señor Jesús en nuestro espíritu,
acudiendo a El, haciendo contacto con El y confiando en El.
El mal genio, es un problema para muchos cristianos. Todos debemos estar alerta
al respecto. La lujuria también es un gran problema. Esta situación a alcanzado a
muchos en el Cuerpo de Cristo. ¡Qué vergüenza es ésta! Entre los santos nada es más
vergonzoso que la fornicación o el adulterio. Esto perjudica a las personas que Dios
creó, daña la vida de la iglesia y también el testimonio de la iglesia. El apóstol Pablo
nos advirtió una y otra vez que ningún fornicario tendrá parte en el reino de Dios (1
Co. 6:9-10; Gá. 5:19-21; Ef. 5:5). Los creyentes que cometen adulterio o fornicación
están acabados con respecto al reino de los cielos. El pueblo del reino debe tener el
nivel más alto de justicia. No se enoje ni mire a una mujer para codiciarla. ¡Tenga
cuidado! Necesita considerar estos asuntos con toda seriedad y terminar con su raíz.
Esta palabra no es una amenaza, sino una advertencia que nos obliga a permanecer
cerca de Cristo.
Gracias al Señor porque tenemos el Evangelio de Mateo así como el Evangelio de
Juan. Necesitamos confiar en la vida revelada en el Evangelio de Juan. ¡Aleluya, tene-
mos esta vida! Es la vida de resurrección, la vida vencedora. Cristo ya venció y ahora,
en resurrección, El vive en nosotros. Esta es la vida por la cual satisfacemos los
requisitos más altos del reino de los cielos.

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64. MINISTERIOS CASA DE DIOS


oísteis... pero Yo os digo... semana 6ta.
día 5
OBLIGADOS A PERMANECER CON CRISTO

"Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar


fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no
permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que
permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados
de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera
como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo
lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que
llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Como el Padre me ha amado,
así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis
mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado
los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor." Jn. 15:4-10

Después de escuchar todo esto, es posible que usted diga que no puede cumplir
con ello. Es bueno decir que no podemos hacerlo, porque es necesario que Cristo
entre en nosotros. Aquel que plenamente satisfizo la ley y que murió por nosotros ha
entrado en nosotros en resurrección para ser nuestra vida. La advertencia que el
Señor da en Mateo 5 debe obligarnos a permanecer con Cristo. Debemos vivir
diariamente con temor y temblor, es decir, no teniendo confianza en nosotros mis-
mos, sino dependiendo de Dios. Debemos decir: "Tengo que quedarme muy cerca al
Cristo resucitado. Debo ser uno con El. Necesito confiar en El y depender de El.
Debido a que la norma de moralidad del reino de los cielos es demasiado alta para
que yo la satisfaga, tengo que permanecer con el Señor. Tan sólo por enojarme con mi
hermano, podría quemarme en el fuego". ¡Cuán serio es esto!
Cuando algunos maestros cristianos oigan esto, tal vez dirán: "Es herético ense-
ñar que los salvos se quemarán en el fuego". Vuelva a leer Mateo 5. Las palabras de
este capítulo no fueron dirigidas a los incrédulos, sino a los discípulos, los salvos, los
hijos de Dios. Si ellos no refrenan su enojo, serán echados en la Gehena de fuego.
Quizás algunos dirían: "Esta es la Gehena de fuego y no el lago de fuego". No discuta-
mos acerca de cuál fuego es, porque aun el fuego más pequeño puede causarnos
mucho sufrimiento. Cada domingo, muchísimos cristianos se llenan de las enseñanzas
azucaradas. Nunca han oído la palabra de cordura hallada en Mateo 5. Agradecemos
al Señor por Su misericordia y Su gracia y por la fe que nos dio mediante la cual somos
salvos. ¡Cuán maravilloso es ser salvo por la fe! Pero como personas salvas, debemos
escuchar lo seria que es la palabra de advertencia. Incluso el enojo para con nuestro
hermano puede llevarnos a ser quemados en la Gehena de fuego.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 65


Palabra Viva|para el alimento diario
El pensamiento de ser quemado por fuego se halla tanto en 1 Corintios 3 como en
Hebreos 6. En 1 Corintios 3:15 dice: "Si la obra de alguno es consumida, él sufrirá
pérdida, pero él mismo será salvo, aunque así como pasado por fuego". Aunque éste
será salvo, lo será pasado por fuego. Hebreos 6:7 y 8 dicen: "Porque la tierra que bebe
la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos para
los cuales es labrada, participa de la bendición de Dios; pero la que produce espinos y
abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada". En
estos versículos los creyentes son comparados con la tierra, la cual tiene la capacidad
de producir hierba aprobada por Dios o espinos y abrojos que serán quemados. ¡Cuán
terrible sería pasar por tal fuego! Más aún, en Apocalipsis 2:11 el Señor dijo: "El que
venza, no sufrirá ningún daño de la segunda muerte". Con esta palabra se da a entender
que los cristianos derrotados sufrirán daño de la segunda muerte, el lago de fuego (Ap.
20:15). Sufrir daño de la segunda muerte equivale a ser tocado por el lago de fuego.
Ciertamente ninguno de nosotros quiere que el lago de fuego le toque. Estos no perece-
rán y alcanzarán la plena salvación, pero serán salvos por el fuego.
La ley superior, la del reino de los cielos, no sólo toca los actos externos, sino
también los motivos internos. ¡Cuán alta es la norma de esta ley! La advertencia dada
por el Señor con respecto a la norma de esta ley es seria. Incluso habla de ser echado
en la Gehena de fuego. Vuelvo a decir que esto no significa que los creyentes perece-
rán. El cristianismo tradicional sólo dice a los hombres que van a ir a los cielos o al
infierno. Pero la Biblia afirma claramente que después de haber sido salvos conforme
al principio de la fe, debemos cumplir todos los requisitos de la nueva ley. La ley ya no
es el principio según el cual somos salvos, pero sí es la norma de moralidad que
debemos satisfacer. El principio de la ley fue abolido, pero la moralidad que los
mandamientos de la ley requieren permanece y ha sido elevada. No debemos pensar
que no es necesario ocuparnos de la moralidad porque no somos salvos por la ley.
Este es un concepto completamente erróneo. El punto crítico de la promulgación del
Señor con respecto a la ley es que no necesitamos guardar la ley para poder ser
salvos, pero sí es necesario que mantengamos una norma de moralidad mucha más
elevada que la norma de la ley antigua después de ser salvos por la fe. Gloria a Dios,
que poseemos el recurso par alcanzar esa medida.

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66. MINISTERIOS CASA DE DIOS


la vida y la naturaleza del Padre semana 7ma.
día 1
CON RESPECTO AL MATRIMONIO

"También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de


divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por
causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la
repudiada, comete adulterio." Mt. 5:31-32

Mateo 19:3-9 (Leer completo)

En este mensaje llegamos a 5:31-48, el cual trata de cuatro leyes. En los versículos del
21 al 30 el Señor habló de dos leyes complementadas, la ley acerca del asesinato y la ley
acerca del adulterio. Pero las cuatro leyes halladas en esta sección, las leyes acerca del
divorcio, del juramento, de resistir el mal y de amar a nuestros enemigos, han sido cambia-
das. Lo que el Rey decretó en los versículos del 21 al 30 como nueva ley del reino,
complementa la ley de la vieja dispensación, mientras que lo que el Rey proclamó en los
versículos del 31 al 48 como nueva ley del reino, cambia la ley de la vieja dispensación.
En Su designio original con respecto al matrimonio, Dios ordenó que hubiera una
esposa para un esposo. Pero por causa de la debilidad de los hijos de Israel y de la
dureza de su corazón, cuando la ley fue dada, Moisés dio al hombre permiso para
divorciarse de su esposa con carta de divorcio. Pero ahora, con la venida del reino de
los cielos, y con el recurso que este nos imparte, esta ley ha sido cambiada, y el
matrimonio ha sido restaurado a lo que Dios dispuso originalmente. En el principio
Dios no creó dos o tres Evas para Adán a fin de que éste tuviera uno o más divorcios.
No. Sólo había un esposo y una esposa. Por esto, el Señor Jesús como Rey del reino
celestial restablece el matrimonio a como era en el principio.
Hoy vivimos una situación escandalosa cuando vemos la naturalidad con la cual
se aceptan los divorcios. Lamentablemente muchos hijos de Dios han sido alcanza-
dos por la corriente de este tiempo acerca del matrimonio y ya no ven el matrimonio
como Dios lo ve. Por lo tanto es adecuado hablarle a los que todavía no se han
casado: no se casen de manera ligera, ni se apresuren. Deben orar al Señor y esperar
hasta que El les dé una dirección clara. No se debe seguir el camino de las pasiones y
los deseos. Las pasiones y los deseos no son buenos consejeros para el matrimonio.
Muchas personas han venido con este asunto a pedirnos consejo, sin embrago
hemos aprendido que la respuesta ante la duda de que si una persona es "la persona",
no se responde con un si o un no. Todos tenemos un montón de virtudes y defectos, lo
cual nos lleva a la realidad de que aunque estemos seguros de la relación eso no
evitará que haya que recorrer el camino de forjar la relación, de sembrarse uno en el
otro y de ganarse mutuamente.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 67


Palabra Viva|para el alimento diario
Este camino no lo podremos evitar nunca, por lo tanto, a la hora de considerar
una persona para establecer una relación que pudiera terminar en el matrimonio, la
pregunta que debemos hacer no es: ¿si esta es la persona o no? Sino más bien, ¿estoy
dispuesto a abrirme a esta persona y a brindarme, para labrarnos mutuamente? Cuan-
do uno se casa con alguien debe saber que no se casa con la persona perfecta, sino con
alguien que hemos conocido, amado y con la cual estamos dispuestos a sostenernos
mutuamente en nuestras carencias, obviamente esto también implica disfrutar las
virtudes mutuamente. Este es un camino apropiado. Al ver esto comprobamos que
una participación adecuada de Cristo es indispensable para avanzar en este camino.
Debemos decir además que el matrimonio es la experiencia que mas nos capaci-
ta para vivir una vida sana, ya que nos ayuda a vencer nuestros egoísmos, nuestras
independencias. Esto afectará nuestro vivir delante de Dios y delante de los hombres.
Probablemente no haya otra decisión en la vida que nos afecte tanto como la decisión
de casarnos, debido a que el casamiento es algo que llega para ocuparnos completa-
mente. El matrimonio son dos que pasan a ser uno, dos espacios que se absorben
mutuamente y se transforman en uno. El concepto moderno es que los espacios, aún
en el matrimonio deben "respetarse", esto significa, separación asegurada para el
futuro. Una vez más decimos, que nosotros tenemos en Cristo el recurso necesario
para caminar en un matrimonio de bendición y crecimiento.

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68. MINISTERIOS CASA DE DIOS


la vida y la naturaleza del Padre semana 7ma.
día 2
CON RESPECTO A NUESTRA FORMA DE HABLAR

"Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino
cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna
manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra,
porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del
gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o
negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo
que es más de esto, de mal procede." Mt. 5:33-37

El versículo 33 dice: "Además, habéis oído que fue dicho a los antiguos: No que-
brantarás tus juramentos, sino que cumplirás al Señor tus juramentos". Esta es la ley
antigua acerca de dar juramentos. En los versículos del 34 al 36 vemos la nueva ley del
Señor con respecto a jurar: no jurar de ninguna manera. La nueva ley del reino prohíbe
que el pueblo del reino jure con respecto a cualquier asunto, por el cielo, por la tierra,
por Jerusalén ni por su cabeza, porque ni el cielo, la tierra, Jerusalén, ni nuestra cabeza
están bajo nuestro control, sino bajo el control de Dios. No debemos jurar por el cielo
o por la tierra porque no son nuestros. Del mismo modo, no debemos jurar por Jerusa-
lén porque, por ser ciudad del gran Rey, no es nuestro territorio. Incluso no debemos
jurar por nuestra cabeza, porque no podemos "hacer blanco o negro ni un solo cabello".
Todas estas cosas -el cielo, la tierra, Jerusalén, e incluso los cabellos de nuestra cabeza-
no están bajo nuestro control. No somos nadie ni controlamos nada.
En el versículo 37 el Señor dice: "Sea, pues, vuestra palabra: Sí, sí; no, no; porque
lo que va más allá de esto, procede del maligno". La palabra del pueblo del reino
necesita ser sencilla y veraz: "Sí, sí; no, no", sin tratar de convencer a otros con muchas
palabras. Nuestras palabras deben ser breves y claras. La honradez no precisa con-
vencer a nadie. Debemos guardarnos de los que hablan mucho: es posible que sean
mentirosos. Los mentirosos hablan demasiado, dando muchas razones y excusas.
Pero una persona honrada es breve, por lo general. Además, debemos darnos cuenta
de que hablar mucho en la presencia de Dios no alegra al Señor. Cuando acudimos al
Señor, debemos acercarnos en honradez, diciéndole cosas de manera breve.
El ideal es que una persona no necesite nunca un juramento para reforzar o
garantizar la verdad de lo que diga. Su carácter debería hacer el juramento innecesa-
rio. Sin embargo, no debemos ser legalistas y pensar que una expresión que incluya
una afirmación como lo es un juramento nunca deberíamos decirla, Pablo es un ejem-
plo de alguien que recurrió a expresiones tales (Gálatas 1:20). Pero la clave es que
nuestra palabra tenga plena garantía en lo que somos.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 69


Palabra Viva|para el alimento diario
Una expresión similar al juramento, que se utiliza por algunos creyentes de este
tiempo para afirmar sus palabras, y que a mí me produce mayor desconfianza, es: "te
lo digo delante de Dios" o "te lo digo en el nombre de Jesús". Me pregunto, cuando no
utilizan esta frase estos hermanos, ¿estarán mintiendo? Seguramente, esto es mas una
costumbre inadecuada que una intención de engañar, pero debemos movernos a otra
base. Lo adecuado es que nosotros seamos cabales, que nuestro hablar sea genuino
siempre, que nuestro sí, sea sí, y que nuestro no sea no y así expresaremos el carácter
adecuado de Cristo.
Además, en el versículo 37 el Señor dice que todo lo que va más allá del simple sí
o no es del maligno. Ahora llegamos a un punto crucial: el maligno puede estar presen-
te en nuestro hablar. De hecho, la necesidad de los juramentos es un testimonio de
que hay engaño en el hombre y probado esta que un juramento no garantiza nada.
Cuando hablamos más palabras de las que son necesarias, le damos espacio a nuestra
naturaleza caída para que se exprese, con su carácter negociador y codicioso. "Lo
que es más de esto del mal procede". Estas no son palabras mías, sino las del Señor. Lo
dicho por el Señor en este versículo indica enfáticamente que el maligno busca la
oportunidad para expresarse a través de nuestro hablar excesivo. No diga mucho;
simplemente diga lo necesario y no continúe más. Si usted va más allá de lo necesario,
el maligno será expresado. Si toma este consejo, usted será un esposo, una esposa, un
hermano, un compañero, feliz y que edificará a otros, pero si habla demasiado,
tendrá dificultad, pues sus palabras excesivas abrirán el pozo del abismo sin fondo y
permitirán que los "demonios" salgan. Todos hemos experimentado situaciones don-
de nuestras hablar a desbordado, sentimientos e intenciones inadecuadas, hemos
sufrido las consecuencias de esa situación y nos hemos tenido que arrepentir y pedirle
perdón a muchas personas. Ahora necesitamos avanzar, y lo hacemos al ser sobrios
y someter nuestro hablar de forma sencilla al Señor. Debemos aprender a hablar sólo
lo que es necesario. Nunca tratemos de convencer a otros con muchas palabras.
Simplemente hagamos de nuestro sí un sí y de nuestro no un no.

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70. MINISTERIOS CASA DE DIOS


la vida y la naturaleza del Padre semana 7ma.
día 3
CON RESPECTO A RESISTIR AL QUE ES MALO

"Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo:
No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla
derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y
quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue
a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que
quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses." Mt. 5:38-42

Ahora llegamos a la tercera ley que el Señor cambió, la ley acerca de resistir al
que es malo. El versículo 38 dice: "Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por
diente". Esta es la ley antigua. En el versículo 39 el Señor dice: "Pero Yo os digo: No
resistáis al que es malo; antes bien, a cualquiera que te abofetee en la mejilla derecha,
vuélvele también la otra". La nueva ley es no resistir al que es malo. En este versículo
el Señor dijo que cuando alguien nos abofetee en la mejilla derecha, debemos volverle
la otra también. Hacer esto significa que uno no resiste. El versículo 40 dice: "Y al que
quiera litigar contigo y quitarte la túnica, déjale también la capa". Si alguien le reclama
la túnica, una prenda interior, debe darle la capa también. Esto comprobará que no
hay resistencia en usted. En el versículo 41 el Señor dice: "Y a cualquiera que te
obligue a ir una milla, ve con él dos". Volver la otra mejilla a aquel que le abofetea,
dejarle también la capa a aquel que litiga con uno, ir la segunda milla con aquel que le
obliga a ir una, todo esto comprueba que el pueblo del reino tiene el poder para sufrir
y ser manso en vez de resistir y que también tiene el poder para andar no en la carne,
ni en el alma para sus propios intereses, sino en el espíritu para el reino.
Supongamos que alguien viene a usted y quiere su camisa, y usted le da su chaqueta
también. Tal vez usted tiene lo suficiente para darle diez chaquetas. La cuestión aquí no
tiene que ver con el hecho de que su condición financiera permita que usted le dé su
chaqueta, sino con el hecho de que su temperamento lo permita. Si alguien insiste en que
le dé a él su camisa, es posible que usted se enoje. Por lo tanto, no tiene que ver con una
camisa, ni con una chaqueta, sino con nuestro temperamento. Es el mismo principio con
ser abofeteado en la mejilla derecha o con verse obligado a andar una milla.
Resistir pidiendo ojo por ojo significa que usted está desahogando su cólera. En este
versículo el Señor dice que no debemos dar rienda suelta a nuestro mal genio. En vez de
desahogar nuestro mal genio, debemos matarlo. No trate con la persona que exige algo
de usted; haga algo con su propio mal genio. Su adversario no es su problema, sino su mal
genio. El Señor permite que alguien exija de usted la túnica como prueba para exponer
dónde está usted, a fin de demostrar que su mal genio todavía está oculto en usted.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 71


Palabra Viva|para el alimento diario
Somos un pueblo espiritual, el pueblo del reino, pero nuestro mal genio todavía
está oculto en nosotros y necesita ser expuesto. Los que exigen algo de nosotros viene
para exponernos. Si alguien insiste en que usted le dé la túnica, es posible que usted
diga: "¡No le debo nada! ¿Por qué viene usted a mí?" No eche la culpa a la persona
exigente, pues el Señor le envió, sino que debemos tratar nuestro mal genio. En vez de
exhibir su enojo, dígale: "Puesto que usted quiere mi camisa interior, le dará a usted mi
chaqueta también". Esto comprueba que su mal genio ha muerto. Tal es la actitud que
siempre debe mantener el pueblo del reino.
Repito, la cuestión aquí no tiene nada que ver con el dinero, sino con nuestro mal
genio. Todos los asuntos mencionados en los versículos del 39 al 41 están relaciona-
dos con nuestro mal genio. Los millonarios pueden regalar miles de dólares, pero a
menudo exhiben su ira ante una situación minúscula relativa a unos pocos pesos. El
dinero no significa nada; es una cuestión del mal genio. Nosotros los ciudadanos del
reino debemos estar por encima de nuestro mal genio.
El Señor dice en Mateo 5:42: "Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti
prestado, no le des la espalda". Dar al que pida y no volver la espalda demuestra que
los ciudadanos del reino no están ni preocupados ni poseídos por las cosas materia-
les. No obstante, la verdadera cuestión no es la riqueza material. Dar a los que pidan,
a los que quieran tomar prestado, toca nuestro propio ser. El Señor no dice que no
debemos discernir y que debemos comportarnos de manera necia con respecto a las
posesiones materiales, pero sí nos dice que debemos estar por encima de lo material
y de nuestro mal genio. Nunca debemos dejar que estas cosas inciten nuestro enojo ni
debemos ser afectados por lo material. Esta es la actitud vencedora del pueblo del
reino. Al decir esto no queremos decir que hemos de ser descuidados en el manejo
del dinero. Aunque uno puede ser muy cuidadoso al gastar el dinero, estará por
encima de las posesiones materiales y de su mal genio cuando ocurra lo descrito en el
versículo 42; ninguna demanda incitará su enojo. La ley antigua no tocó el enojo del
pueblo ni su corazón, pero la nueva ley, la ley cambiada, toca nuestro mal genio así
como nuestro corazón.

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72. MINISTERIOS CASA DE DIOS


la vida y la naturaleza del Padre semana 7ma.
día 4
CON RESPECTO A LOS ENEMIGOS

"Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.


Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os
madicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan
y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los
cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre
justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa
tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a
vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también
así los gentiles?" Mt. 5:43-47

Ahora llegamos a la última ley que el Señor cambió, la que tiene que ver con el
enemigo. Mateo 5:43: "Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu
enemigo". Hablando en términos legales, la ley antigua es recta y justa; pues un buen
vecino es digno de nuestro amor y un enemigo merece nuestro odio. Por lo tanto,
amar al vecino y aborrecer al enemigo es recto y justo.
Sin embargo, Mateo 5:44 dice: "Pero Yo os digo: Amad a vuestros enemigos y
orad por los que os persiguen". De nuevo, esto toca nuestro ser. La razón por la cual
amamos a nuestros vecinos es que nos parecen buenos. Aunque los vecinos corres-
ponden a nuestros sentimientos, los enemigos no lo hacen. Al contrario, incitan nues-
tro mal genio. Por lo tanto, lo de amar a nuestros enemigos es una prueba, nunca nace
como algo espontaneo, sino que debe surgir desde nuestra voluntad. Amar a un
enemigo no es natural. Al leer los capítulos cinco, seis y siete de Mateo, usted verá que
esta constitución celestial no da lugar a nuestro ser natural, ni siquiera un centímetro.
Por el contrario, mata todos los microbios que están en nosotros. Aborrecemos a
nuestros enemigos porque no concuerdan con nuestra preferencia natural, y amamos
a nuestros buenos vecinos porque están de acuerdo con nuestra preferencia natural.
Si el Señor dispusiera que usted tuviera solamente vecinos buenos, usted se compor-
taría como ángel y diría: "Señor, te doy gracias porque Tú me has dado vecinos muy
agradables". Mas el Señor nunca dispondrá que usted tenga solamente vecinos simpá-
ticos. Por lo menos algunos de ellos serán dificultosos, y el Señor los usará para
exponer lo que está en usted. Tal vez El le pregunte a usted si ama a estos vecinos
dificultosos. Quizás usted diga que le es muy difícil amarlos. La razón por la cual le es
difícil a usted es porque ellos van en contra de su persona y de sus sentimientos
naturales. Esta es una prueba que demuestra si usted vive por sí mismo o por Cristo.
A veces Cristo ama a los enemigos de usted más que a sus vecinos, y usted tiene que
hacer lo mismo. Pero esto no es un acto externo.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 73


Palabra Viva|para el alimento diario
La palabra original para amor aquí proviene de agapê, la cual indica una benevo-
lencia inquebrantable, una buena voluntad invencible. Si miramos a una persona con
agapê, esto quiere decir que no importa lo que una persona nos haga, o cómo nos
trate; no importa que nos insulte, injurie u ofenda: no dejaremos que nuestro corazón
sea llenado por ninguna amargura contra ella, sino que la seguiremos mirando con esa
benevolencia inquebrantable y esa buena voluntad que desea el bien.
Agapê no quiere decir un sentimiento del corazón, que no podemos evitar, y que
nos sucede sin quererlo ni buscarlo; quiere decir una decisión de la mente mediante la
cual conseguimos esta inconquistable buena voluntad para con los que nos hacen
daño. Debemos comprender que solo el Espíritu como nuestro recurso puede impar-
tirnos un amor tan extremo.
Por otro lado, este amor no quiere decir que dejaremos a la gente hacer absolu-
tamente lo que se les de la gana, sin nuestra mas mínima intervención. Nadie diría que
un padre ama de veras a un hijo si le deja hacer y vivir como se le de la gana. Amar
significa muchas veces disciplinar. Pero también querrá decir que no la castigaremos
para satisfacer nuestro deseo de venganza. Toda castigo y toda disciplina debería
proponerse, no la venganza, sino la sanidad. El castigo no debe ser nunca meramente
retributivo, sino que debe ser sanador y restaurador.
Sólo cuando Cristo vive en nuestros corazones poseemos el recurso para andar
por este camino, de hecho nadie puede ni siquiera comenzar a vivir según estos
principios, sin la gracia del Señor en su vida. Necesitamos a Cristo para que nos
capacite, para obedecer el mandamiento de Cristo. Este amor nos lleva no solo a
soportar, sino también a hacer algo por nuestros enemigos. Se nos demanda a que
oremos por ellos. La verdad es que nadie puede orar por otra persona y seguir
odiándola. Podemos decir, que la manera más efectiva de terminar con la amargura
por una persona es orar por esta persona, que estamos tentados a odiar.
Todas estas leyes tocan nuestro ser y nos ponen en la cruz. El mandamiento que
trata del divorcio basta para crucificar a todos los cónyuges. Además, la palabra
acerca de decir sí y no también nos clava en la cruz. Se puede decir lo mismo acerca
de no resistir al que es malo y especialmente acerca de no aborrecer a nuestros
enemigos. Todas estas leyes matan nuestro hombre natural, nuestro gusto natural y
nuestro mal genio.

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74. MINISTERIOS CASA DE DIOS


la vida y la naturaleza del Padre semana 7ma.
día 5
SER PERFECTOS COMO EL PADRE
Mateo 5:45-48 (Leer completo)

Los ciudadanos del reino son perfectos como su Padre celestial en el sentido de
que son perfectos en Su amor. Ellos son los hijos del Padre y poseen la vida y la
naturaleza divinas del Padre. Por lo tanto, tienen la capacidad de ser perfectos como
el Padre. El requisito de la nueva ley del reino es mucho más alto que el de la ley de la
dispensación antigua. Sólo se puede satisfacer dicho requisito por la vida divina del
Padre, y no por la vida natural. El reino de los cielos exige lo más alto, y la vida divina
del Padre constituye el suministro superior que plenamente satisface este requisito.
Los Evangelios primero presentan, en el Evangelio de Mateo, el requisito más alto del
reino de los cielos y por último nos proporcionan, en el Evangelio de Juan, el suminis-
tro superior de la vida divina del Padre celestial para que vivamos la vida del reino de
los cielos. El requisito de la nueva ley del reino en los capítulos del cinco al siete de
Mateo es en realidad la expresión que brota desde el interior de los ciudadanos del
reino, los regenerados, desde su vida nueva, la vida divina. Estos requisitos, tienen
como fin mostrarnos que podemos llegar a un nivel muy alto.
Todos los requisitos de estas leyes cambiadas revelan cuánto puede hacer por
nosotros esta vida divina que está en nosotros. Estas leyes no sólo exigen algo de
nosotros, sino que también nos revelan, nos muestran, que la vida divina incluso puede
hacernos perfectos así como nuestro Padre celestial es perfecto. Tenemos en noso-
tros esta vida que perfecciona. Tenemos una vida cuya naturaleza es divina, de modo
que nos puede hacer perfectos así como nuestro Padre celestial.
Hemos visto que de acuerdo con el versículo 45 el Padre hace salir el sol sobre
malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. Primero el Padre hace salir Su sol
sobre malos y luego sobre buenos. Si usted fuera el Padre, ¿haría salir el sol sobre los
malos primero o sobre los buenos? Ciertamente primero usted haría salir el sol sobre
los buenos. Este versículo también dice que el Padre hace llover sobre los justos y
sobre los injustos. Fíjese que la secuencia en esta porción del versículo es diferente.
Esto indica que a los ojos del Padre celestial no hay diferencia en hacer salir el sol
sobre los malos primero y luego sobre los buenos y hacer llover sobre los justos
primero y luego sobre los injustos.
Apliquemos esto a la manera en que tratamos a las personas a nuestro alrededor,
todos tenemos preferencias. Incluso al tratar a los hijos, tenemos nuestras preferencias.
Esto muestra cuán naturales somos. Supongamos que alguien tenga tres hijos. Uno de
sus hijos puede ser muy amable, otro travieso y el otro, neutral. Día a día estos tres le
exponen, revelando cuánto le disgusta el travieso. Sin embargo, el Padre celestial le ama
de igual manera que al que es amable. Pero, el travieso es el que ha sido enviado por el
Padre para exponer nuestras preferencias naturales.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 75


Palabra Viva|para el alimento diario
Así, tenemos preferencia en todos los ámbitos. De esto no escapa la iglesia, ya que
también tenemos nuestra preferencia natural en la vida de iglesia. A nosotros nos encan-
tan los hermanos que son tiernos y las hermanas que son simpáticas. Deseamos que
todos los hermanos y hermanas sean así. Pero esto es un sueño, pues siempre habrá
algunos que nos molesten.
Ahora entendemos la implicación y el significado de las palabras que el Señor
habló en los versículos del 31 al 48. No es simplemente una cuestión de amar de
manera superficial a nuestro enemigo. Al contrario, tiene que ver con que nuestro ser
natural sea expuesto. Después de haber sido expuestos nosotros, diremos: "Señor,
ten misericordia de mí. ¡Cuánto necesito que Tú me liberes! Quiero permanecer
cerca de Ti y confiar en Ti, Entonces seré perfecto así como mi Padre".
No reciba la palabra del Señor como si fuera una enseñanza acerca de cómo debe
comportarse. Esto no dará resultados. El Señor habló estas palabras con la intención
de tocar nuestro ser, nuestra preferencia natural, y para exponer lo que somos y
adonde vamos. Cuando hemos sido expuestos y sojuzgados, daremos la plena opor-
tunidad a la vida divina para que viva en nosotros. Esto nos hará perfectos así como
nuestro Padre celestial es perfecto. Este es el camino, no podemos imitar al Padre.
Tomemos como ejemplo el amar a nuestros enemigos. Aunque lo intentemos con
mucho ahínco, si somos genuinos, terminaremos frustrados en cuanto al mandamien-
to de amar a nuestros enemigos. Sin embargo, nosotros somos hijos de nuestro Padre
celestial. Por lo tanto, la vida y la naturaleza del Padre están en nosotros. Los enemi-
gos externos, los que nos ponen bajo obligación, los que se nos oponen, exponen qué
tipo de personas somos. Puesto que exponen nuestro ser natural, nosotros aprende-
mos a no confiar más en nosotros mismos, a abandonar todo esfuerzo natural. En vez
de esto, a acudir al Padre dándonos cuenta de que tenemos Su vida y Su naturaleza
dentro de nosotros. Al ser expuestos así llegamos a ver que nosotros debemos per-
manecer cerca de El y vivir por Su vida y por Su naturaleza. De este modo seremos
perfectos así como nuestro Padre celestial. Esta es la vida del reino, el vivir del reino.
Muchos cristianos, al entender mal estos versículos, los reciben como si fueran
instrucciones acerca de cómo comportarse. Esta es la razón por la cual muchos se
han desanimado y dicen: "Es demasiado para nosotros. Estamos muy lejos de la meta,
y no podemos cumplir con ella". Lo dicho aquí no es una palabra común del Señor
Jesús; más bien, es la constitución del reino celestial. Debido a que nosotros somos el
pueblo del reino, Su pueblo, no debemos dudar que podremos cumplir con estos
requisitos. Tenemos en nuestro ser la vida del reino y podemos cumplir con estas
leyes, no por nosotros mismos, sino por la vida y naturaleza del Padre. Por lo tanto,
debemos darle gracias a El, porque ha dispuesto que muchas cosas molestas se
presenten en nuestro ambiente con el fin de tocar nuestro ser y exponer la clase de
personas que somos para que seamos plenamente sojuzgados y nos volvamos a El,
permanezcamos cerca de El, confiemos en El y vivamos por El. Entonces seremos los
verdaderos ciudadanos del reino, los que poseen la vida del reino, la cual nos propor-
cionará el debido vivir en el reino. Esto es el reino de Dios en la tierra ahora.

76. MINISTERIOS CASA DE DIOS


nuestro vivir en el secreto de Dios semana 8va.
día 1
LAS OBRAS JUSTAS DELANTE DE LOS HOMBRES

"Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser


vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro
Padre que está en los cielos." Mt. 6:1

En este mensaje llegamos a la cuarta sección de la promulgación dada por el Rey en


el monte, 6:1-18, donde habla de las obras justas del pueblo del reino. En 5:17-48 vimos
la ley complementada y cambiada. En estos versículos todas las leyes nuevas del reino
de los cielos sacan a la luz y exponen nuestro mal genio, nuestra concupiscencia y
nuestro ser natural. Por lo tanto, en estos versículos no somos exhortados a resolver el
problema de nuestra conducta externa, sino de nuestro enojo, nuestra concupiscencia y
nuestro ser natural, los cuales están profundamente escondidos dentro de nosotros.
Pero, Mateo 6:1 dice: "Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hom-
bres, para ser vistos por ellos; de otra manera no tendréis recompensa ante vuestro
Padre que está en los cielos". La justicia mencionada en este versículo denota las
obras justas, como por ejemplo el dar limosnas, mencionado en los versículos del 2 al
4; la oración, hallada en los versículos del 5 al 15; y el ayuno, encontrado en los
versículos del 16 al 18. Sin lugar a dudas estos versículos hablan de las obras justas del
pueblo del reino. Sin embargo, en realidad exponen el yo y la carne. Nosotros tene-
mos algo en nuestro ser que es peor que el enojo y la lujuria. Todo el mundo sabe cuán
fea es la lujuria, pero muy pocos cristianos saben cuán feos son el yo y la carne. Por
supuesto, las palabras "yo" y "carne" no se usan en estos versículos. Aun así, tanto el yo
como la carne están expuestos aquí. En estos dieciocho versículos el Señor usa tres
ejemplos -el dar limosnas, la oración y el ayuno- para revelar en qué forma nosotros
estamos llenos del yo y de la carne.
La carne del hombre, la cual procura gloriarse, siempre quiere hacer obras justas
delante de los hombres para recibir las alabanzas de ellos. Pero a los ciudadanos del
reino, quienes viven en un espíritu desprendido y humilde y que andan con un corazón
puro y sencillo bajo el gobierno celestial del reino, no se les permite hacer nada en la
carne para ser alabados por los hombres, sino que deben hacerlo todo en el espíritu
para agradar a su Padre celestial. Para los ciudadanos del reino, Dios no sólo es su
Dios, sino también su Padre. No sólo fueron creados por Dios, sino también regene-
rados por el Padre. No sólo tienen la vida humana natural y creada, sino también la
vida divina espiritual y no creada. Por eso, la nueva ley del reino, promulgada por el
Rey en el monte, se les da con el fin de que ellos la guarden no por su vida humana
caída, sino por la vida divina y eterna del Padre, no para obtener gloria de los hom-
bres, sino para recibir la recompensa del Padre.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 77


Palabra Viva|para el alimento diario
Con respecto a cada uno de los tres ejemplos, el Señor usa la palabra "secreto"
(vs. 4, 6, 18). Debemos hacer nuestras obras justas en secreto, porque nuestro Padre
está en secreto. En el versículo 4 el Señor dice que nuestro Padre ve en secreto. Los
ciudadanos del reino, como hijos del Padre celestial, deben vivir en la presencia del
Padre y desear Su presencia. Todo lo que hacen en secreto para el reino del Padre, El
lo ve en secreto. El hecho de que el Padre celestial vea en secreto, debe servir como
incentivo para que hagan sus obras justas en secreto. En este versículo el Señor
también dijo que el Padre nos pagará. Tal vez esto ocurra en esta era (2 Co. 9:10-11)
o en la era venidera como recompensa (Lc. 14:14).
Al hacer nuestras obras justas en secreto efectivamente damos muerte al yo y a la
carne. Si a las personas de la sociedad actual no se les permite hacer gala de sus obras
justas, no las harán. Permitirnos la ostentación de esta manera es simplemente jactarse.
Por lo tanto, para nosotros los ciudadanos del reino un principio fundamental con
respecto a las obras justas consiste en nunca presumir. Tanto como sea posible, debe-
mos escondernos, mantenernos encubiertos, y actuar en secreto. Debemos mantener-
nos tan escondidos que, así como lo dice el Señor Jesús, nuestra mano izquierda no sepa
lo que hace nuestra mano derecha (v. 3). Esto significa que no debemos dejar que los
demás sepan lo que estamos haciendo. Por ejemplo, si usted ayuna por tres días, no
demude su rostro ni ponga cara triste; al contrario, dé la impresión de que no ayuna
para que el ayuno sea en secreto. No ayune en la presencia de los hombres, sino en la
presencia secreta de su Padre celestial. Hacer esto es inmolar el yo y la carne.
La constitución del reino celestial no cede un centímetro a nuestro enojo, a nues-
tra lujuria, ni a nuestro ser natural; tampoco cede terreno a nuestro yo, ni a nuestra
carne. Por la misericordia y la gracia del Señor, debemos actuar en secreto tanto
como sea posible. Siempre tratemos de hacer en secreto las cosas que agradan a
Dios y son justas para con los hombres. No presumamos con lo que hicimos, ni
busquemos reconocimientos. Si los buscamos es simplemente porque necesitamos
estimulo para hacer lo adecuado, lo cual testifica que todavía no lo somos. El secreto
trata nuestro yo y nos hace dependientes de nuestro Padre, como la única fuente para
ser y hacer lo adecuado.

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nuestro vivir en el secreto de Dios semana 8va.
día 2
EL SECRETO CON NUESTRO PADRE
Mateo 6:3-6 (Leer completo)

Nuestro Padre ve en secreto. Al orar a solas en el cuarto, nadie puede verlo a


usted, pero su Padre celestial lo ve. No debemos orar en la esquina de la calle ni en las
sinagogas donde lo verán los hombres, sino en secreto para ser visto por su Padre,
quien ve en lo secreto. Luego usted también recibirá de El una respuesta en secreto.
Me preocupa el hecho de que muchos de nosotros sólo tengamos experiencias públi-
cas y no tengamos ninguna experiencia en secreto. No sólo el Padre ve nuestras
experiencias, sino que todos los demás las ven también. Esto indica que no rechaza-
mos el yo ni repudiamos la carne. Siempre debemos hacerlo todo de manera que
constantemente rechacemos el yo y repudiemos la carne. Si es posible, hágalo todo
en secreto, sin dar oportunidad al yo ni ceder ningún terreno a la carne.
Aunque el Señor habla acerca de la recompensa (vs. 1, 5), lo importante aquí no
es la recompensa, sino el crecimiento en vida. Cuando nuestro crecimiento es primor-
dialmente público, no creceremos de manera saludable. Todos necesitamos algún
crecimiento en vida que sea en secreto, algunas experiencias secretas de Cristo.
Necesitamos orar al Señor, adorarlo, tocarlo y tener comunión con El en secreto.
Quizás ni el que sea el más íntimo con nosotros sepa ni entienda lo que estamos
haciendo. Necesitamos las experiencias secretas del Señor porque éstas matan nues-
tro yo y nuestra carne. Aunque el enojo y la lujuria son feos, lo que más impide que
nosotros crezcamos en la vida es el yo. El yo se manifiesta mayormente en el hecho de
que disfrute hacerlo todo de manera pública, es decir, en la presencia de los hombres.
Al yo le gusta hacer las obras justas delante de los hombres. Todos debemos confesar
que, sin excepción, tenemos semejante yo. Los que siempre quieren actuar de tal
modo, haciendo un despliegue público, están llenos del yo, es decir, de la carne. Al yo
le encanta glorificarse, y a la carne le gusta que los demás la miren con aprecio.
Lo crucial en esta porción no es la recompensa, sino el crecimiento en vida.
Aquellos santos que sólo saben exhibir el yo y la carne no crecerán en vida. El verda-
dero crecimiento en vida corta el yo. Si el yo y la carne han sido cortados en algunas
personas, tal vez podrían hablar de sus obras. No obstante, debemos ser celosos de
esto y no confiarnos en absoluto. Mejor es decir que, no es saludable exponer nuestras
obras justas. Por el contrario, debemos orar mucho, y al mismo tiempo no dejar que
los demás sepan cuánto oramos, lo cual es sano.
Si usted ora todos los días sin decírselo a otros ni dejar que ellos lo sepan, esto
indica que usted es sano y que está creciendo. Sin embargo, supongamos que usted
siempre les habla a otros acerca de cuánto ora. Si lo hace, no sólo perderá su recom-
pensa, sino que también no logrará crecer en vida ni será sano. Todos debemos confesar
que tenemos el yo sutil, la carne sutil, dentro de nosotros. Todos tenemos esta debilidad.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 79


Palabra Viva|para el alimento diario
Cuando oramos a solas en nuestra habitación, con frecuencia deseamos que otros
nos oigan. Del mismo modo, hacemos nuestras obras justas con la intención de que los
demás las vean. Dichos deseos e intenciones no son sanos; indican que no estamos
creciendo en vida. Haciendo un despliegue público delante de los hombres nunca nos
ayudará a crecer en vida. Si quiere usted crecer y ser sano en la vida espiritual, debe
inmolar el yo con respecto a las obras justas. Sin considerar la clase de obras justas que
hacemos, si consiste en dar cosas materiales, orar, ayunar, hacer algo que agrada a
Dios, debemos hacer todo lo posible por hacerlas en secreto. Si nuestras obras justas
se hacen en secreto, podemos estar seguros de que estamos creciendo en vida y somos
sanos. Pero cuando hacemos ostentación y mostramos nuestras obras justas, no somos
sanos. Dicha exhibición estorba en gran manera el crecimiento en vida.
El universo indica que Dios está escondido, que Dios es secreto. Aunque El ha hecho
muchísimas cosas, la gente no percibe que El las ha hecho. Aunque hemos visto las cosas
que El ha hecho, ninguno de nosotros lo ha visto jamás, porque El siempre está escondido,
siempre es secreto. La vida de Dios tiene una naturaleza muy secreta y oculta. Si amamos
a otros por nuestra propia vida, esta vida procurará exhibirse delante de los hombres.
Pero si amamos a otros por el amor de Dios, este amor siempre permanecerá escondido.
A nuestra vida humana le gusta hacer una exhibición, le gusta manifestarse, pero la vida de
Dios siempre se esconde. Un hipócrita es el que manifiesta algo exteriormente sin poseer
nada interiormente. Todo lo que tiene, se manifiesta para que todos lo vean; en éste no se
puede encontrar una realidad interior. Esto es absolutamente opuesto a la naturaleza de
Dios y a Su vida escondida. Aunque Dios tiene mucho interiormente, sólo un poco de ello
se manifiesta. Si vivimos por esta vida divina, puede ser que oremos mucho sin hacer saber
a otros cuánto hayamos orado. Es posible que demos muchísimo a otros, sin que otros
sepan cuánto damos. Tal vez ayunemos con frecuencia, pero tampoco este hecho será
conocido por otros. Quizás tengamos mucho interiormente, pero muy poco se manifes-
tará. Esta es la naturaleza del pueblo del reino manifestada en sus obras justas.
Esto difiere mucho de la naturaleza de la gente mundana. Cuando las personas munda-
nas ofrendan cierta cantidad de dinero, lo anuncian, dando la impresión de que han dado una
cantidad mucho más grande. Pero cuando nosotros los cristianos demos una gran cantidad,
es mejor que no hagamos saber lo que hemos dado. Hacemos más de lo que sea visto por
otros. Nunca podremos dar así en nuestra vida natural. Es posible sólo en la vida divina, la
cual no se goza en exhibirse. Este es el punto crucial de esta porción de la Palabra.
Si tomamos en serio el hecho de que somos el pueblo del reino, tenemos que vivir
por la vida escondida de nuestro Padre. Es necesario que no vivamos por nuestra vida
natural, la cual siempre se exhibe. Si vivimos por la vida escondida del Padre, haremos
muchas cosas sin hacerlas saber a otros. Más bien, todo lo que hagamos será en
secreto, escondido de los ojos de los demás. Las biografías de muchos santos revelan
que hacían ciertas cosas en secreto, las que no se dieron a conocer sino hasta después
de su muerte. Esto es correcto. Gloria a Dios hay muchos hermanos queridos quienes
han hecho cosas para el Señor, la iglesia, y los hermanos, pero todo en secreto; nunca
desearon exhibirse o hacer saber a otros lo que habían hecho. Estas obras fueron
hechas en conformidad con la naturaleza del Padre y según Su vida secreta y escondida.

80. MINISTERIOS CASA DE DIOS


nuestro vivir en el secreto de Dios semana 8va.
día 3
EN CUANTO AL DAR

"Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti,


como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser
alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,
para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te
recompensará en público." Mt. 6:2-4

Para los judíos dar limosna era el mas sagrado de todos los deberes religiosos. A
tal punto era sagrado, que usaban la misma palabra (tsedaqá) tanto para justicia
como para limosna. El ser justo y el dar limosna eran una y la misma cosa. Además, el
dar limosna era ganar méritos delante de Dios y era hasta ganar el perdón de los
pecados. Había un dicho rabínico que decía: "Mayor es el que da limosna que el que
ofrece todos los sacrificios". La limosna, entonces estaba al frente del catálogo de
buenas obras. Por lo tanto, era natural que una persona que quisiera ser buena se
concentrara en dar limosna. Alguien que quería mostrar su justicia delante de los
hombres seguramente sería "generoso" en sus limosnas.
Sin embargo, Jesús nos enseña a dar de una manera diferente a la que el mundo y
los religiosos dan, esta es una manera que excluye toda hipocresía. En cuanto a
nuestras obras y especialmente relacionado con el dar hay tres posibilidades: actua-
mos buscando la alabanza de los hombres, o nos movemos impulsados por un senti-
do de auto gratificación, o estamos únicamente deseosos de la aprobación de nuestro
Padre celestial. El hombre normalmente y los fariseos particularmente tenían un ham-
bre voraz por el reconocimiento público. Jesús les dijo que ellos recibían "… gloria los
unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único." (Juan 5:44). En esta
porción Jesús expone y condena la ansiedad infantil y natural de ser grandemente
estimados por los hombres. Como decía Spurgeon: "Tener un centavo en una de las
manos y una trompeta en la otra es la actitud del hipócrita".
De hecho, "hipócrita" fue la palabra que Jesús utilizó para caracterizar esta exhi-
bición. Esta palabra proviene del griego hypokritês, la cual quiere decir actor. Así,
esta palabra paso a designar a toda persona que usa el mundo como un gran palco en
donde interpreta su papel, cambiando su verdadera identidad por otra falsa. En el
evangelio no hay nada más nefasto que ser hipócrita, ya que tenemos como nadie algo
genuino, sin embargo muchos insisten en interpretar cuidadosamente el papel de
"cristianos". Jesús condenó esto con toda vehemencia.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 81


Palabra Viva|para el alimento diario
Si atendemos específicamente el tema del dar, debemos comprender que la vida
divina es una vida dadivosa y no mezquina, y que nuestro dar va a depender directa-
mente de la vida que hayamos ganado. Es normal, que alguien con poca ganancia de
vida, dé poco de sus bienes materiales, es normal que tenga aprensión, temor o que
simplemente sea avaro, así es el hombre natural. Es probable inclusive que muchas
personas, hasta den mucho, pero nunca se den a sí mismos. Buscando solamente
prestigio o auto gratificación. Sin embargo el dar adecuado esta marcado por la
abnegación. No solo debemos dar escondidos de los hombres, sino de nosotros
mismos. Decía Bonhoeffer: "Con la frase, 'no sepa tu izquierda lo que hace tu dere-
cha', se proclama la muerte del viejo hombre", ya que el egocentrismo pertenece a la
vida vieja, la nueva vida que poseemos en Cristo es una de incalculable generosidad.
Nada como nuestro dar material pone de manifiesto en que lugar nos encontra-
mos. Seguramente podemos servir y "dar" muchas cosas, pero nuestro dar material
exige de nosotros un paso de entrega mayor que ninguno. Ciertamente el espíritu del
pueblo del reino, un espíritu gobernado por los cielos, los restringe y les impide la
jactancia carnal de dar con ostentación. A la vez de producir en nosotros un dar cada
vez mas sano y generoso. Como nos dijo el Señor: "Más bienaventurado es dar que
recibir." (Hechos 20:35)
Tenemos el ejemplo del perfecto dar en Jesucristo mismo. Pablo le escribió a los
Corintios, "Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a
vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis
enriquecidos." (2 Co 8:9) Nuestro dar no debe ser nunca el hosco resultado del
sentimiento del deber; menos aún debemos hacerlo para ensalzar nuestra gloria y
prestigio entre la gente. Debe ser el fluir espontáneo de un corazón vivificado, debe-
mos dar a otros como Jesucristo se nos ha dado a Sí mismo a nosotros.

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82. MINISTERIOS CASA DE DIOS


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día 4
CON RESPECTO A LA ORACIÓN Y EL AYUNO
Mateo 6:5-18 (Leer completo)

Al orar, así como al dar limosnas, los ciudadanos del reino no deben hacer un
despliegue público. Si uno ora con el fin de procurar las alabanzas de los hombres, es
posible ganar una recompensa de parte de estos, pero no recibir una respuesta del
Padre. Así que es una oración vana. Nuestra oración debe hacerse en secreto. Nece-
sitamos obtener la experiencia de orar en privado, comunicándonos con el Padre
celestial en secreto, disfrutándole en secreto y recibiendo de El alguna respuesta
secreta. Además, al orar, no debemos repetir palabras inútiles. Sin embargo, no quie-
re decir que no debemos repetir una oración. Este versículo quiere decir que no
debemos repetir palabras inútiles, no debemos usar vanas repeticiones.
En los versículos del 9 al 13 encontramos el ejemplo de oración. Esto no quiere
decir que sea la única oración o la mas importante, de hecho el énfasis aquí no es la
comunión sino el reino y por tanto esta es una oración de guerra, la cual vence a
nuestro enemigo y establece el nombre, el reino y la voluntad de nuestro Dios.
Las claves de esta oración, implican, primero santificar el nombre de nuestro
Padre, es decir apartarlo de todos los otros nombres. Aunque muchos hablan de
Dios y de Jesús, estos nombres han llegado a ser comunes y vanos para muchas
personas. Pero no es así para nosotros. Cuando invocamos a nuestro Padre, o procla-
mamos al Señor, declaramos que son únicos para nosotros y para nada comunes. La
iglesia es la única que santifica a Dios en el mundo. Además, debemos orar para que
el reino venga, ese debe ser una búsqueda constate, para que el reino se manifieste en
nuestro vivir. Orar para que la voluntad de Dios sea hecha en la tierra es orar para
que la tierra sea restaurada, lo primero que debe ser restaurado es la autoridad de
nuestro Dios y nosotros somos agentes de esa restauración, a través de la oración y
por medio de nuestro vivir.
Además, tenemos nuestras necesidades, las cuales el Señor atiende, abriéndonos
la puerta para que tomemos el pan necesario para que nuestras carencias sean supli-
das. En tercer lugar, el ejemplo de oración se ocupa de las fallas del pueblo del reino
delante de Dios y de sus relaciones con los demás. Ellos deben pedir al Padre que
perdone sus deudas, sus fallos y sus transgresiones, así como perdonan sus deudores
para mantener la paz. El versículo 12 indica que en esta oración de guerra debemos
admitir y confesar nuestras deficiencias, errores y maldades. Puesto que debemos a
otros, tenemos que pedir al Padre que El nos perdone como también nosotros perdo-
namos a otros por el bien del Padre.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 83


Palabra Viva|para el alimento diario
En cuarto lugar, el ejemplo de oración se ocupa del pueblo del reino con respecto a
cómo se enfrentan con el enemigo. "No nos metas en tentación", implica que confesamos
nuestra debilidad. Si no reconocemos nuestra debilidad, probablemente no oraremos de
este modo. De hecho, hay mucho que se consideran fuertes. Si actuamos de esta manera,
el Padre nos meterá en una prueba para mostrarnos que no somos fuertes en absoluto.
Por lo tanto, es mejor que nuestra oración indique al Padre que conocemos nuestra
debilidad. Recibiremos así el recurso para vencer al mal. Sobre nuestra debilidad rasposa
el poder de Dios. Por ultimo, conforme a este ejemplo de oración, el pueblo del reino
debe reconocer el reino de Dios, Su poder y Su gloria. El reino es la esfera en la cual Dios
ejerce Su poder para poder expresar Su gloria.
Los versículos 14 y 15 revelan que la condición necesaria para orar consiste en
que perdonemos a otros sus ofensas. Si no perdonamos las ofensas de los hombres,
tampoco nos perdonará nuestras ofensas el Padre celestial, dando por resultado que
la oración será frustrada.
Al final de esta porción vemos el tema del ayuno. Ayunar no es abstenerse de
comer; es ser incapaz de comer por sentirse desesperadamente obligado a orar por
ciertas cosas. También es una expresión de humillarse al buscar la misericordia de
Dios. Dar limosnas es entregar lo que tenemos derecho a poseer, mientras que ayu-
nar es renunciar a lo que tenemos derecho a disfrutar. Ayunamos para ganar a Dios y
no para ganar a los hombres.
Por tanto, hemos visto que el ayunar, así como el dar limosna y el orar, deben
hacerse en secreto y no para los hombres. Delante de Dios y no delante de los
hombres. Tenemos confianza que el Padre que ve en lo secreto, nos recompensará.

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84. MINISTERIOS CASA DE DIOS


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día 5
LA RECOMPENSA EN LA VIDA CRISTIANA

"Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser


vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro
Padre que está en los cielos." Mt. 6:1

"Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda


espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las
coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones
del corazón." He. 4:12

Como hemos visto, para los judíos había tres grandes obras en la vida religiosa,
tres pilares sobre los cuales se asentaba una buena vida: la limosna, la oración y el
ayuno. Jesús no discutió esto ni por un momento, sino que expuso la falsedad del
hombre que realiza lo adecuado pero con motivaciones incorrectas. Puede ser que
una persona entonces, haga buenas obras simplemente para ganarse las alabanzas de
la gente, para aumentar su propio prestigio y para mostrarle al mundo lo bueno que es.
Según lo veía Jesús esta clase de cosas reciben cierta clase de recompensa. Tres
veces el Señor utiliza la frase: "De cierto os digo que ya tienen recompensa" (Mateo
6:2, 5, 16). Sería mejor traducirla, como: "ya han recibido su paga completa". La
palabra que se utiliza en el original es un verbo, que era el término técnico comercial
y contable para recibir un pago total.
Lo que Jesús está diciendo es lo siguiente: "Si das limosna para hacer gala de tu
generosidad, recibirás la admiración de la gente; pero eso es todo y lo único que
recibirás. Eso será tu paga total. Si haces oración de tal manera que despliegues tu
piedad a la vista de la gente, ganarás una reputación de ser una persona extremada-
mente devota, pero eso será todo lo que recibirás. Si ayunas de tal manera que todo
el mundo sepa que estás ayunando, se te conocerá como una persona "espiritual",
pero eso será lo único que recibirás." Jesús nos está diciendo: "Si todo lo que te
propones es conseguir las recompensas del mundo, no cabe duda de que las consegui-
rás, pero no debes esperar las recompensas que sólo Dios puede dar".
Debemos observar que Jesús nos habló de la recompensa y no debemos temer
esperar esas recompensas. No debemos ser más "espirituales" que el Señor al hablar
de la recompensa. Jesús no dudó hablar en términos de recompensa y castigo, de
hecho desterrar las recompensas y los castigos de la vida espiritual sería decir que la
injusticia tiene la última palabra. Las recompensas y los castigos son necesarios para
darle sentido a la vida.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 85


Palabra Viva|para el alimento diario
Al hablar de recompensas debemos también comprender cual es la manera adecua-
da de acercarnos a las mismas. Si uno siempre esta buscando una recompensa, siempre
contabilizando lo que cree haberse ganado, se perderá la recompensa que busca. La
perderá porque ve a Dios y a la vida de manera equivocada. El que siempre esta calculan-
do, piensa a Dios como un juez y piensa en la vida en términos de ley. Esta pensando en
hacer tanto para ganar tanto. Esta pensando en presentarle a Dios una cuenta y decirle:
"Todo esto he hecho yo. Reclamo mi recompensa". Este tipo de personas no entienden
que cuando hacemos cuentas con Dios, siempre le quedaremos debiendo.
El error básico de este punto de vista es que concibe la vida en términos de ley en
vez de amor. Si uno tiene el punto de vista legal de la vida, puede que no haga más que
pensar en la recompensa que ha ganado, pero si uno tiene el punto de vista del amor,
la idea de la recompensa no se le pasará nunca por la cabeza. Mejor es dejarle este
asunto a Dios y nosotros caminar cuidando que nuestras motivaciones sean las ade-
cuadas, dándole siempre el lugar al Señor para que El sea el alabado.

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86. MINISTERIOS CASA DE DIOS


el pueblo del Reino y las riquezas semana 9na.
día 1
LAS RIQUEZAS MATERIALES DEL PUEBLO DEL REINO

"No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde


ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla
ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde
esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón." Mt. 6:19-21

En este mensaje llegamos a la quinta sección de la promulgación hecha por el Rey,


6:19-34, la cual trata de la relación que el pueblo del reino debe tener con las riquezas.
Entonces, tenemos aquí un tema muy necesario. La relación que debemos tener
como hijos de Dios y personas del reino con las riquezas. ¿Cuál debe ser nuestra
relación? Históricamente a predominado la visión de que un cristiano genuino debe
estar alejado de cualquier prosperidad material, lo cual es extremista e incorrecto.
Desviado sin duda del punto adecuado. Por otro lado, a esta postura se ha contra-
puesto otra perspectiva, extremista también. La cual enfatiza el hecho de que un
cristiano debe ser inapelablemente prospero materialmente, si su condición es ade-
cuada delante de Dios. Cualquiera de estas posturas oscurece la visión sana de cómo
debe ser nuestro vínculo con las riquezas materiales. La primera produce un menos-
precio insoportable por las cosas que sin duda Dios ha puesto en nuestras manos
para que las disfrutemos y administremos. La segunda es una distorsión en tanto
provoca que una persona juzgue y aún justifique su vivir a la luz de su condición material.
Jesús salto cualquiera de estas perspectivas, al situar el problema en el corazón
del hombre. La cuestión no tiene que ver con la cantidad o el valor de las posesiones,
sino con la valoración y la administración que tenemos de ellas. Es evidente que hay
muchos "pobres" con su corazón anclado en la tierra y muchos "ricos" que tienen su
tesoro no en un banco, aunque posean abundancia material, sino en el cielo.
Lo primero hacia lo cual el Señor dirige nuestra atención es la durabilidad de los
dos tesoros. Debería ser fácil decidir a cual de los dos atenderemos, ya que sencilla-
mente los tesoros en la tierra son corruptibles, y, por tanto, inseguros, mientras que
los tesoros en el cielo son incorruptibles y, por tanto, seguros y permanentes. Des-
pués de todo, si nuestra meta es reunir tesoros, presumiblemente, nos centraremos en
aquellos que durarán más y que pueden ser almacenados sin que se deterioren.
Ahora, es necesario que contestemos esta pregunta: ¿Qué estaba censurando
Jesús cuándo nos dijo que no nos hagamos para sí mismos tesoros en la tierra? Empe-
cemos respondiendo a esta pregunta, descubriendo lo que no quiere decir. En primer
lugar, no existe una maldición sobre las propiedades en sí mismas, las Escrituras no
prohíben, en ninguna parte, las propiedades privadas.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 87


Palabra Viva|para el alimento diario
En segundo lugar, "ahorrar para el futuro" tampoco está prohibido a los cristia-
nos. Por el contrario, las Escrituras elogian a la hormiga que almacena en el verano la
comida que necesitará para el invierno, y aún declara que el creyente que no provee
para su familia es peor que un incrédulo. (Proverbios 6:6, 1Timoteo 5:8). En tercer
lugar, no debemos despreciar, sino disfrutar de las cosas buenas que nuestro Creador
nos ha dado abundantemente. Por lo tanto, ni las propiedades ni la disposición para
el futuro, ni disfrutar de los dones de un Creador benévolo se incluyen en la censura de
los tesoros acumulados en la tierra.
¿Qué quiere decir entonces? Directamente lo que Jesús prohíbe a sus discípulos
es la acumulación egoísta de bienes, en cuanto podemos poseer abundancia y nos
mantenemos insensibles a aquellos que poseen necesidades a nuestro alrededor. Es
una gran ilusión, un nefasto error, asentar nuestra felicidad en la abundancia material,
esto es tener el corazón encadenado a la tierra. Nuestro corazón sigue a nuestro
tesoro. Si nuestra valoración de los elementos materiales sobrepasa a Dios mismo, y
debemos decir que pocas cosas compiten en el corazón del hombre con Dios con
tanta fuerza como esta, estaremos conduciendo nuestro corazón hacia un lugar don-
de tarde o temprano habrá ruina (la polilla, el orín y los ladrones). A la luz de esto es
sencillo comprender porque nos distraemos más de la cuenta y nuestro corazón
corre detrás de cosas terrenales, sencillamente es porque estamos haciendo tesoros
en la tierra. Necesitamos una visión celestial, que nos lleve a apreciar lo celestial y nos
conduzca a estimar el hacer tesoros en el cielo.
En resumen, "acumular tesoros en la tierra" no significa ser previsor para el futuro,
sino codicioso (como los avaros y materialistas que siempre acumulan y quieren
más). Esta es el punto contra el que Jesús nos advierte aquí. "Cuando se enseña el
Evangelio", escribió Lutero, "y la gente trata de vivir con él, surgen dos terribles
plagas: la falsa predicación, que corrompen la enseñanza y, a continuación, la Sra.
codicia, que impide una vida justa".
Pero el "tesoro en el cielo" es incorruptible. ¿Qué es este tesoro? Jesús no lo
explica. Pero podemos decir con toda certeza de que "acumular tesoros en el cielo"
es hacer algo en la tierra, cuyos efectos duran por la eternidad. Jesús no esta, por
supuesto, enseñándonos una doctrina de los méritos o hablando de un "tesoro de
méritos" (como enseñaba la Iglesia Católica medieval), como si pudiéramos acumular
en el cielo a través de buenas obras practicadas en la tierra, una especie de banco de
crédito, tal visión se contradice con el Evangelio de la gracia que Jesús y sus apóstoles
enseñaron. Parece más bien referirse a cosas tales como: el desarrollo del carácter de
Cristo en nosotros, nuestra ganancia de Él es lo único que nos llevaremos de esta
tierra. También la tarea activa, a través de la oración y el testimonio a los demás de
Cristo, por medio de la cual heredarán también la vida eterna. Y, por supuesto el uso
de nuestro dinero como instrumento del reino de los cielos, lo cual será la única
inversión financiera cuyos dividendos serán eternos. Todas estas actividades son tem-
porales pero con consecuenias eternas. Este seria, entonces, "el tesoro en el cielo".
Ningún ladrón puede robarlo, ni ninguna plaga puede destruirlo.

88. MINISTERIOS CASA DE DIOS


el pueblo del Reino y las riquezas semana 9na.
día 2
EL OJO BUENO Y EL OJO MALO

"La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo
estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en
tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las
mismas tinieblas?" Mat 6:22-23

En esta porción pasa de comparar la durabilidad de los tesoros a detenerse en el


beneficio relativo de dos condiciones. Se nos dice que los ojos son la lámpara del
cuerpo, la figura es facil de comprender en tanto que casi todo lo que nuestro cuerpo
hace depende de la capacidad que tenermos de ver (la salved la hacen las personas
con limitación en su visión, los cuales desarrollan muchas otras capacidades que les
permiten minimizar la limitación que les impone su falta de visión). Entonces tenemos
que, el ojo, por lo que es, "ilumina" lo que el cuerpo hace con las manos y los pies.
Con bastante frecuencia, el ojo en la Palabra es equivalente a nuestro corazón.
Entonces, "colocar el corazón" y "fijar nuestros ojos" en alguna cosa son sinónimos. Un
ejemplo de esto se encuentra en el Salmo 119. En el versículo 10 el salmista dice: "Con
todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos." Y en el
versículo 18: "Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley." Semejantemente, aquí
en el Sermón del Monte, Jesús pasa de la importancia de tener un corazón en el lugar
indicado (v. 21) a la importancia de tener los ojos buenos y saludables.
El punto aquí es que así como nuestros ojos afectan todo nuestro cuerpo, nuestra
ambición (aquello donde fijamos nuestros ojos y nuestro corazón), afecta toda nues-
tra vida. Exactamente como el ojo que ve, le da luz al cuerpo, una ambición noble y
sincera de servir a Dios, radiará luz sobre todo lo que hacemos. A la inversa si nuestro
ojos atienden a cosas malas, seremos conducidos a las tinieblas, sin duda la ambición
egoísta llena al hombre de tienieblas morales.
Se destaca aquí, la importancia de la visión que tenemos. El hombre es goberna-
do por la visión que tiene de la vida. Seamos concientes o no, mucho de lo que somos,
hablamos y hacemos surge directamente de la visión que tenemos acerca de la vida,
el mundo, nosotros mismos y por supuesto Dios. Es importante destacar que creer en
Dios no implica necesariamente que nuestra visión del vivir cotidiano sea la adecua-
da. Necesitamos ser alcanzados profundamente por el Señor y nuestra visión irá
siendo transformado. Todo es cuestión de visión.
Además vemos que según el original las palabras bueno y malo nos señalan cosas especí-
ficas. La palabra bueno por lo general quiere decir generosos. Así Santiago nos dice que Dios
da generosamente (Santiago 1:5). Y Pablo exhorta a los hermanos a dar con generosidad
(Romanos12:8).LoquerecomendóJesúsaquíesquetengamosunojogeneroso.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 89


Palabra Viva|para el alimento diario
A la vez la palabra del original que se traduce como malo en su sentido corriente
quiere decir tacaño o avaro. El consejo del proverbio es: "No comas pan con el avaro ni
codicies sus manjares, porque como son sus pensamientos íntimos, así es él. 'Come y
bebe', te dirá pero su corazón no esta contigo. Vomitarás el bocado que comiste, y habrás
malgastado tus suaves palabras". (Proverbios 23:6). Y otro proverbio nos dice: "el avaro
se apresura a enriquecerse, sin saber que caerá en indigencia" (Proverbios 28:22).
Así es que Jesús está diciendo: "No hay nada como la generosidad para darte una
visión clara y sin deformaciones de la vida y de las personas, y no hay nada como un
espíritu tacaño y mezquino para deformar tu visión de la vida y de las demás personas".

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el pueblo del Reino y las riquezas semana 9na.
día 3
DOS SEÑORES

"Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y


amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis
servir a Dios y a las riquezas." Mt. 6:24

En el versículo siguiente Jesús explica que además de escoger en donde haremos


tesoros, y hacia donde debemos dirigir nuestros ojos, tenemos una elección mas
fundamental que realizar. Aquella que tiene que ver con, a que señor vamos a servir. La
declaración es enfática, no podemos servir a dos señores. Las opciones son tajantes,
o servimos a Dios o servimos a las riquezas (Mammón, es la palabra aramea para
riquezas). La expresión que utilizó Jesús era mucho mas grafica para aquellos que
vivián en la antigüedad que para nosotros hoy. Servir, viene de la palabra siervo, es
decir, esclavo. De hecho, una afirmación tan rígida se sustenta en el hecho que nadie
podía ser esclavo de dos amos.
Ahora bien, algunas personas discrepan con estas palabras de Jesús. La verdad es
que estas palabras nos confrontan y quizás no consideremos que tengamos una nece-
sidad tan rígida de ubicarnos de un lado o del otro. La referencia a los esclavos es
necesaria, ya que un esclavo es aquel que todo lo que es, no le pertence a si mismo.
Jesús nos esta diciendo que las riquezas tienen el potencial de ocuparnos de tal mane-
ra que quedemos esclavizados por ellas. Debemos decir que el único que debería y
merece ocupar nuestra vida es el Señor mismo. Mammón queria decir originalmente,
confiar un depósito, pero con los años llegó a significar aquello en lo que uno confía.
Así que Mammón terminó considerandose un dios. Como dijimos, el punto aquí es
que las posesiones materiales llegan a ser nuestro fundamento de confianza para la
vida. No se puede describir mejor el dios de una persona que diciendo que es el poder
en el que confía, y cuando se pone la confianza en las cosas materiales, estas se han
convertido, no en un apoyo, sino en un dios. Esto no atañe exclusivamente a los que
tienen muchos dones materiales, sino a todo hombre. Pablo nos lo dice así: "…por-
que raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se
extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores." (1Timoteo 6:10).
Claramente nos señala que el problema tiene que ver con el amor al dinero.
A la hora de relacionarnos con los dones materiales, tendríamos que tomar en
cuenta estos aspectos. Primero, todas las cosas pertenecen a Dios. "De Jehová es la
tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan." (Salmos 24:1). En las parábolas
de Jesús, Dios es nuestro amo, quien confía sus talentos a sus siervos (Mateo 25:15),
y el propietario que le confía su viña a los labradores (Mateo 21:33). Esto nos enseña
que podemos vender y comprar cosas, podemos cambiarlas y organizarlas, pero no
podemos crearlas. El propietario indiscutible de todas las cosas es Dios.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 91


Palabra Viva|para el alimento diario
El segundo aspecto a considerar es que las personas son más importantes que las
cosas. Si nuestra prosperidad es a costa del abuso y del utilizar a las personas como
cosas, definitivamente esas riquezas no son buenas. Esto debemos ampliarlo a las
relaciones que tenemos en todos los ámbitos de la vida, nunca debemos darnos el
derecho de utilizar a una persona, definitivamente lo hemos hecho, es una condición
natural del hombre caído, pero debemos levantarnos por el Espíritu y subyugar la
tentación de manipular o utilizar a las personas. Según Pablo, hemos sido llamados a
la comunión "con su Hijo Jesucristo..." (1 Corintios 1:9). En la iglesia debemos revalo-
rizar la comunión en el Hijo, que tenemos con Dios, pero que además tenemos
mutuamente entre los hermanos. Podemos decir que en Jesús hay espacio genuino,
para una genuina comunión, sin intereses particulares. Ya que todo el mérito es de
Jesús mismo. Como me decía el hermano Miguel Torochick: "la comunión provoca mi
ofrenda". El camino que debemos seguir es el de la comunión, todas las cosas y
necesidades deben conquistarse desde allí.
Por ultimo, debemos comprender que la riqueza material es siempre un bien
subordinado, un don de Dios. Es muy posible encontrar en las cosas materiales lo que
alguien dio a llamar, "una salvación rival". Una persona puede que crea que porque es
rica, puede comprarlo todo, y salir airosa de cualquier situación. La riqueza se puede
convertir en su vara para medir, puede llegara ser su único deseo, la única arma para
enfrentarse a la vida.
Una cosa surge de todo esto: el poseer riqueza, dinero, cosas materiales, no es un
pecado, pero sí una tremenda responsabilidad. Si uno posee muchas cosas materia-
les, no es algo por lo que se le deba felicitar, sino por lo cual se deba orar para que el
Señor use ese don según su propósito.

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día 4
LA ANSIEDAD DEL HOMBRE
Mateo 6:25-34 (Leer completo)

En el versículo 25, el Señor dice que no nos inquietemos por nuestra vida. La
palabra griega traducida "vida" aquí es la palabra "alma", donde se halla el deseo, el
apetito, por la comida y el vestido (Is. 29:8). Nuestra vida es más que la comida, y
nuestro cuerpo es más que el vestido. Tanto nuestra vida como nuestro cuerpo llega-
ron a existir por medio de Dios y no por nuestra ansiedad. Ya que Dios nos creó con
vida y cuerpo, ciertamente El se encargará de las necesidades de ellos. El pueblo del
reino no debe inquietarse por estas cosas.
El versículo 31 dice: "No os preocupéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos? o ¿qué
beberemos? o ¿con qué nos vestiremos?" Aquí llegamos al punto crucial en los versículos
del 19 al 34. Aparentemente, en esta sección de la constitución, el Señor habla acerca
de la relación que el pueblo del reino debe tener con las riquezas materiales. En
realidad, El aborda la cuestión de la ansiedad. El Señor es sabio. Después de tocar
nuestro mal genio, nuestra concupiscencia, nuestro ser natural, nuestro yo y nuestra
carne, sigue adelante y toca nuestra ansiedad. En estos versículos la palabra griega
que se traduce inquietarse o preocuparse se usa seis veces (vs. 25, 27, 28, 31, 34).
También parece que el Señor está tocando nuestro corazón, porque donde está
nuestro tesoro, allí también está nuestro corazón. Sin embargo, nuestro corazón no se
relaciona solamente con las riquezas, sino con muchas otras cosas.
La constitución del reino de los cielos está compuesta de la vida y la naturaleza
del Padre. Aunque estos capítulos efectivamente no usan las palabras "vida" y "natura-
leza", podemos ver por el contexto que aparte de la vida y naturaleza divinas del
Padre, estos capítulos serían en vano. Nadie podría satisfacer los requisitos del reino
de los cielos sin poseer la vida y la naturaleza del Padre. Cada constitución se basa en
cierta clase de vida. Supongamos que usted quiere hacer una constitución para los
perros. Indudablemente, esa constitución se basaría en la vida canina. Sería irrazona-
ble que esa constitución exigiera que, cada mañana, los perros deberían observar la
vigilia matutina volando en el aire. Puesto que los perros no pueden volar, no podrían
satisfacer tal requisito. Pero si la constitución les dijera a los perros que deben guar-
dar la vigilia matutina ladrando, no habría problema. De igual modo, la constitución
dada por el Señor Jesús en el monte era dirigida a los hijos de Dios, y se basaba en la
vida y naturaleza del Padre. Dos versículos del capítulo cinco indican este hecho. El
versículo 9 dice: "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados
hijos de Dios", y el versículo 48 dice: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro
Padre celestial es perfecto".

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 93


Palabra Viva|para el alimento diario
Muchos cristianos no entienden esta sección de la Palabra porque no han visto
que se basa en la vida y la naturaleza divinas. Hasta muchos incrédulos han citado
versículos de estos capítulos en sus propios escritos, pensando que lo hablado en
estos capítulos fue dirigido a todos los seres humanos. Aunque la ilustración es pobre,
podemos decir que, así como la vida canina no puede volar, tampoco la vida humana
puede cumplir con los requisitos de la constitución del reino de los cielos. Esta es una
constitución basada en la vida divina y en la naturaleza divina.
La ansiedad no se encuentra en la vida divina ni en la naturaleza divina. La ansie-
dad no pertenece a la vida divina, sino a la vida humana, así como el ladrar es parte de
la vida de los perros, y no de la vida de los pájaros. Nuestra vida humana está llena de
ansiedad, mientras que la vida de Dios es una vida de disfrute, reposo, consolación y
satisfacción. Para Dios, la ansiedad es una expresión extraña. Para El, tal cosa no
existe. ¿Piensa usted que alguna vez ha estado ansioso Dios? ¿Acaso ha sido El afligido
por la ansiedad? Aunque Dios tiene muchos deseos, no tiene ansiedad. Nuestra vida
humana, en contraste, casi está compuesta de la ansiedad, o sea ésta es su elemento
constitutivo. Si se quita la ansiedad de un ser humano, el resultado será la muerte. Un
hombre muerto no tiene ansiedad. Una figura hallada en el museo de cera, pero
mientras uno viva, no se puede escapar de la ansiedad.
Si consideramos la manera en que el Señor habla en el Nuevo Testamento, vere-
mos que es absolutamente diferente de la manera en que hablan los apóstoles. Ellos,
especialmente Pablo, escribieron muchos libros espirituales. Aunque Pablo habló de
muchas cosas divinas, espirituales y celestiales, su estilo sigue siendo humano. Lo
mismo se encuentra en los escritos de Pedro y Juan. Por mucho que hablaron de lo
espiritual y lo divino, el estilo de los escritores del Nuevo Testamento sigue siendo
humano. Pero la manera en que el Señor habla en el Nuevo Testamento es única. Es
completamente imposible describirla. Si uno lee Mateo 5, 6, 7, 13, 24 y 25 y los
capítulos 14, 15, 16 y 17 de Juan, verá que la manera en que el Señor habla es
extraordinaria. No es humana ni común; es profunda, y al mismo tiempo breve,
sencilla y pertinente. Este es el hablar divino y el estilo divino. Como dijo un gran
filósofo francés, si los cuatro evangelios fuesen mentiras, entonces la persona que los
escribió era apto para ser el Cristo.
El Señor, en lo que dice en el capítulo seis de Mateo, aparentemente aborda el
asunto de las riquezas. Sin embargo, en realidad toca la ansiedad, el problema básico
de nuestro vivir humano. Como hemos visto, en 6:1-18 El parece hablar de las obras
justas del pueblo del reino, pero en realidad toca el yo y la carne. Por nuestra expe-
riencia hemos aprendido que exhibir las obras justas es algo que ciertamente provie-
ne del yo y de la carne. Si permanecemos en la cruz, nunca podríamos hacer semejan-
te exhibición. Según el mismo principio, 6:19-34 parece tocar nuestras riquezas,
nuestra abundancia; en realidad, la intención del Señor aquí es tocar la ansiedad, la
fuente del problema de nuestro vivir diario.

94. MINISTERIOS CASA DE DIOS


semana
el pueblo del Reino y las riquezas
día
Todo el mundo está enredado en sus ansiedades, las cuales son el engranaje que
hace mover el mundo. Es el incentivo de toda la cultura humana. Si no estuviéramos
ansiosos acerca de nuestro sustento, ninguno de nosotros haría nada. Al contrario,
todos estaríamos ociosos. Así que, al tocar nuestra ansiedad, el Señor toca el engra-
naje de la vida humana.
¿Qué se propone el Señor al denunciar y exhibir la ansiedad del hombre? Querrá
Él que seamos descansados (ociosos e improductivos). Sin duda no es este el fin. El
apóstol Pablo es un buen ejemplo de esto cuando nos dice: "Pero por la gracia de Dios
soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más
que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo." (1 Corintios 15:10). El
Señor expone la ansiedad, para que nos movamos desde esa fuente de fuerza natural
y le tomemos a Él como nuestro nuevo recurso y motor en nuestro diario vivir. Pablo
lo sentencia de esta manera: "...porque Dios es el que en vosotros produce así el
querer como el hacer, por su buena voluntad." (Filipenses 2:13)

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MINISTERIOS CASA DE DIOS. 95


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96. MINISTERIOS CASA DE DIOS


el pueblo del Reino y las riquezas semana 9na.
día 5
LA ANSIEDAD Y NUESTRO DEBER
Mateo 6:25-34 (Leer completo)

Ahora vamos a considerar cuál era la intención del Señor en lo que dijo en los versículos
del 19 al 34. Atendamos a los jóvenes como ejemplo. ¿Tiene el Señor la intención de que
los jóvenes terminen sus estudios, o que los abandonen y sean como las aves que vuelan en
el aire? Es erróneo tener ansiedad, pues ésta no pertenece a la vida divina. Cada vez que
estemos ocupados por la ansiedad, comprendamos que estamos aferrados a algo inco-
rrecto. No existe la ansiedad en la vida de Dios. Sin embargo, el Señor no quiere decir que
no tenemos que hacer nuestro deber. Cuando hablamos de deber nuestra perspectiva no
debe ser legalista sino orgánica. La vida divina tiene sus deseos, así como la vida natural
tiene los suyos. Estos deseos producen una demanda espontanea en nosotros y un sentido
de deber (Dios produce el querer). Por ejemplo, cuando el Señor introdujo a los hijos de
Israel en la buena tierra, todos ellos tenían que cultivar la tierra; fue su deber. Si la buena
tierra producía una cosecha rica o no dependía de varias cosas: el clima, el sol, la debida
cantidad de lluvia y la temperatura correcta; ninguna de las cuales las controlaban los hijos
de Israel. Todos estos elementos los suministraba Dios, pero ellos tenían la responsabili-
dad de labrar la tierra, y laboraban no sólo para sí mismos, sino también a las aves. Hacer
sus deberes era correcto y necesario, pero estar ansiosos por ello era erróneo. Del mismo
modo, nosotros debemos hacer nuestro deber hoy en día, pero tenemos que hacerlo sin
estar ansiosos por nuestro sustento. Una de las raíces de la ansiedad es el temor y debe-
mos decir que el temor ha sido un gran motor para el hombre. Pero el temor como fuente
de impulso es un arma de doble filo, ya que puede volverse sumamente destructivo en
cualquier momento. Por ejemplo, la ansiedad es la razón por la cual uno no está dispuesto
a dar a otros. Si no tuviera ansiedad, no le importarían las cosas materiales. La ansiedad la
que nos causa tantos problemas.
En la economía de Dios, todos debemos laborar. Ahora bien, no podemos laborar en
la buena tierra como lo hicieron los hijos de Israel. Más bien, los jóvenes en estos días
deben estudiar y adquirir una buena educación. Estudiar equivale a cultivar la tierra, y
graduarse de la universidad equivale a segar una cosecha. Le decimos a los jóvenes,
estudiar es su deber, y tienen que hacerlo. En los tiempos antiguos, los hijos de Israel tenían
que laborar cultivando la tierra, sembrando la semilla, regando y cosechando. Esto fue su
deber. Pero si recibían la cosecha o no dependía de Dios. Ellos tenían la responsabilidad
de laborar sin ansiedad. Si hubieran estado preocupados, habrían ofendido a Dios; sim-
plemente tenían que hacer lo que Dios les pedía. Por ejemplo, según Deuteronomio, Dios
requería que conservaran un décimo para El, otro para los levitas y otro décimo para otro
propósito. A ellos no se les permitía guardar todo el producto para su propio disfrute. No
debían estar ansiosos. Sin ansiedad podían ser generosos y estar dispuestos a dar a los
demás y poner las cosas materiales en la mano del Señor.
MINISTERIOS CASA DE DIOS. 97
Palabra Viva|para el alimento diario
Necesitamos leer Mateo 6:19-34 en esta luz. Bajo la soberanía de Dios, los hijos de
Israel tenían que labrar la tierra. Bajo Su soberanía, los jóvenes hoy deben estudiar y
graduarse. Si hemos de alcanzar una edificación adecuada de la iglesia, todos nuestros
jóvenes deben terminar sus estudios universitarios. No terminarlos es como sembrar
sin cosechar. Hoy nuestros jóvenes deben labrar la tierra, sembrar la semilla y regar los
cultivos estudiando con diligencia y alcanzando una profesión. Pero deben hacerlo sin
ansiedad. Debemos distinguir la ansiedad del deber. Al andar en estos pasos nuestros
jóvenes serán forjados por Dios y llegarán a estar en posición de ser muy bendecidos. El
estudiar es una gran siembra. Pero debemos hacerlo en la confianza y de la mano de
Dios, ya que la ansiedad deforma, embrutece. Hay muchas personas que son "próspe-
ros" en sus carreras, sin embargo al haber conquistado lo que tienen de la mano de la
ansiedad, se encuentran en una condición interior lamentable. Nosotros le decimos a
nuestros jóvenes que a fin de vivir en esta tierra para Dios, uno debe completar sus
estudios. Pero al estudiar y al completar su educación, debe ser diferente de la gente
mundana. Los mundanos estudian por causa de su ansiedad; los jóvenes no deben
estudiar así, sino para cumplir su deber. Si no ven este punto, esta porción de la Palabra
será un simple asunto legal para ustedes. Y los de temperamento activo lo saltarán,
porque expone su ansiedad y los de temperamento pasivo dirán: "Amén, a vivir tranqui-
los". No dejemos que nuestro temperamento nos gobierne, dejemos que el reino entre
con su vida y naturaleza y que nos de una nueva fuente.
Después de varios años, muchos de nuestros jóvenes desarrollarán sus profesio-
nes. Sin duda, bajo la bendición soberana del Señor, muchas riquezas vendrán. En aquel
tiempo tendrán que recordar que recorrieron ese camino no por causa de la ansiedad,
sino para cumplir su deber. Por lo tanto, las riquezas que tenemos y tendremos no
deben usarse para calmar nuestra ansiedad, sino para cumplir nuestro deber. Y nuestro
deber es: dar. Esto es, acumular tesoros en los cielos. No aspiremos a acumular para
nosotros mismos. Más bien, aprendamos a repartir y a acumular tesoros en los cielos;
transfiramos nuestros tesoros de la tierra a los cielos. La vida y la naturaleza de su Padre
celestial, tienen como característica el dar, Él no escatimó ni siquiera a su propio Hijo
(Romanos 8:32). Esto es el significado de esta porción de la Palabra.
En el mensaje de hoy debemos establecer este punto básico. Todos tenemos nuestro
deber. Al cumplir con nuestro deber, no debemos hacer nada por causa de la ansiedad,
porque tenemos una vida divina que no conoce la ansiedad. Además, tenemos a un Padre
celestial, quien es todopoderoso y rico en todos aspectos y quien nos cuida por completo.
El mundo de hoy está lleno de ansiedad, pero el pueblo del reino no debe preocuparse por
nada. Con preocuparnos no podemos añadir un codo a nuestra estatura (v. 27). Con
respecto a la moralidad, tenemos en nuestro interior la vida y la naturaleza de nuestro
Padre, las cuales nos dan la capacidad para satisfacer los requisitos morales más elevados.
Con respecto a nuestro vivir, tenemos al propio Padre celestial, quien nos cuida. Sin
embargo, esto no quiere decir que no necesitamos cumplir con nuestro deber. Aunque
debemos hacer nuestro deber, no debemos preocuparnos por nada. Como los hijos de
Israel, quienes tenían lo suficiente para vivir y quienes entregaron ciertas porciones para
varios propósitos, nosotros también debemos cosechar y estar dispuestos a dar cierta
cantidad para varios propósitos. Finalmente, todo lo que damos será acumulado en el
banco celestial, y todas nuestras riquezas estarán allí.

98. MINISTERIOS CASA DE DIOS


semana
el pueblo del Reino y las riquezas
día
Esto también está relacionado con nuestro diario crecimiento en vida. Tanto el
descuido como la ansiedad retrasarán nuestro crecimiento en vida. Ninguna persona
que sea ociosa, que no cumpla con su deber, logrará crecer en vida. Todos los que
crecen en vida son diligentes y laboriosos. Por supuesto, esta diligencia y laboriosidad
traerán una recompensa, y algunas riquezas materiales vendrán a ustedes. Todas estas
riquezas deben usarse, no para calmar su ansiedad, sino para ofrecérselas al Señor. La
ansiedad tiene que irse. No permitan que la ansiedad ocupe su diario vivir. Debido a
que la vida del Padre, la cual está en ustedes, no conoce la ansiedad, ustedes no deben
inquietarse por nada. Cualquier excedente que obtengan no debe usarse para sosegar
su ansiedad. Úsenla para ahorrar algo en el banco celestial. Les aseguro que si lo
hacen, crecerán en vida. La única clase de persona que crece en vida es una que es
diligente, pero al mismo tiempo no usa el excedente para calmar su ansiedad. Ustedes
necesitan estudiar con diligencia, sacar buenas notas, y ganar el título más alto. Sin
embargo, las riquezas que vendrán a ustedes no deben usarse para sosegar su ansie-
dad. Nosotros laboramos y cumplimos con nuestro deber, pero no nos preocupa-
mos. Esta es la manera correcta de crecer en la vida del Padre.
Veamos el versículo 32, el Señor dice: "Porque los gentiles buscan con afán todas
estas cosas. Vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas".
El pueblo del reino posee la vida divina de su Padre celestial como su fortaleza para
guardar la nueva ley del reino. Ellos también tienen a su Padre celestial como Aquel
que se encarga de sus necesidades materiales, de ahí que no necesitan preocuparse
por ello. Su Padre celestial es la fuente de la fortaleza y el suministro de ellos. Por lo
tanto, no tienen por qué ser débiles y sufrir carencia.

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MINISTERIOS CASA DE DIOS. 99


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100. MINISTERIOS CASA DE DIOS


las relaciones de los hijos del Reino semana 10ma.
día 1
CUIDANDO DE LOS OTROS

"No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis,
seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido." Mt. 7:1-2

Ahora llegamos a la sexta sección de la promulgación que el Rey hizo en el monte:


7:1-12. La intención del Señor en esta sección es abarcar los principios por los cuales
el pueblo del reino trata a otros. Y el principio que establece es que al tratar a otros
nos olvidarnos de nosotros mismos y cuidemos de ellos. En los dos capítulos anterio-
res, el Señor expuso nuestro mal genio, nuestras concupiscencias, nuestro ser interior,
el yo, la carne y nuestra ansiedad. Ahora nos trae al punto en que debemos aprender
a cuidar a otros. Cuando juzguemos a otros, es necesario que lo hagamos conforme
a la manera en que quisiéramos que otros nos juzguen a nosotros. Considerar el
asunto de este modo es cuidar a otros.
El reinar celestial sobre el pueblo del reino requiere que ellos cuiden a otros.
Aunque varios puntos negativos fueron tratados en los capítulos cinco y seis, lo de
cuidar a otros se trata sólo cuando llegamos al capítulo siete. En todo lo que hagamos,
debemos pensar en los demás. Nos falta mucho en esta área, porque en nuestra vida
natural no nos preocupamos por los demás. Desde el principio hasta el fin, sólo
pensamos en nosotros mismos. Nuestro pensar y considerar están envueltos en noso-
tros. Por lo tanto, siempre nos centramos en nosotros mismos y nunca pensamos en
los demás. Yo le pediría a usted que recuerde la manera en que vivía anteriormente.
¿Siempre pensaba en los demás? Si tuviéramos en cuenta a los demás cuando estamos
a punto de criticarlos o juzgarlos, no lo haríamos. La razón por la cual juzgamos a
otros y los criticamos es que no nos interesamos por ellos. Si tuviéramos afecto por
ellos, nos compadeceríamos de ellos.
En 7:1 el Señor dijo: "No juzguéis, para que no seáis juzgados". Las personas del reino,
que viven en un espíritu humilde bajo el gobierno celestial del reino, siempre se juzgan a sí
mismas, y no a los demás. Parece que lo dicho por el Señor acerca de no juzgar a otros
para que no seamos juzgados, no tiene nada que ver con cuidar a otros. Sin embargo,
cuando profundizamos en esta palabra, vemos que en realidad significa cuidar a otros.
Cuando estemos a punto de juzgar a otros, en vez de hacer esto debemos cuidarlos.
Vamos a procurar descubrir el secreto, o sea, lo que quiere decir esta palabra
acerca de juzgar. ¿Cómo podemos deducir que el verdadero significado de este
versículo es cuidar a otros? ¿Tiene usted miedo de ser juzgado? Si lo tiene, entonces
debe entender que otros también tienen miedo de ser juzgados. ¿Se aflige usted cuan-
do otros le juzgan? Si éste es el caso, entonces debe de saber que los demás también
se afligen al ser juzgados por usted.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 101


Palabra Viva|para el alimento diario
A nadie le gusta ser juzgado. Si a usted no le gusta, entonces ¿qué diremos de los
demás? Tenemos que cuidarlos. Si a nosotros no nos gusta ser juzgado por otros, ¿por
qué juzgamos a los demás? Si tenemos miedo de ser juzgado, entonces debemos
considerar a otros, quienes también tienen miedo de ser juzgados. Debemos levan-
tarnos de nosotros mismos y cuidar de otros.
El versículo 2 dice: "Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la
medida con que medís, os será medido". Bajo el gobierno celestial del reino, los
ciudadanos del reino serán juzgados con el juicio con que ellos juzgan. Si ellos juzgan
a otros con justicia, el Señor los juzgará a ellos con justicia; si juzgan a otros con
misericordia, serán juzgados por el Señor con misericordia, y la misericordia triunfa
sobre el juicio (Santiago 2:13). No juzgue mucho a otros, porque usted será juzgado
de la misma manera. Si los cuida, usted no será juzgado por ellos.
El versículo 2 dice que con la medida con que medimos, nos será medido. El
principio aquí es igual que con el juicio. Aparentemente, en estos versículos el Señor
no nos manda a cuidar a los demás; sin embargo, estos versículos, en realidad, signi-
fican que debemos cuidar a otros. ¿Tiene usted miedo de ser medido por otros? Si
éste es el caso, entonces usted debe cuidar a otros, porque ellos también tienen miedo
de ser medidos por usted. Si los cuida, no los juzgará ni criticará ni medirá. Quisiera
tomar esta oportunidad para exhortar a usted a no medir a otros. No trate de deter-
minar cuán espirituales son los demás, cuánto crecimiento tienen o cuál es su condi-
ción en la vida. Si usted se abstiene de medir a los demás, no los criticará ni los juzgará.
Esto se basa en el principio de cuidar a otros.
La misericordia no mide. Esto quiere decir que la misericordia no impone requisitos.
Todo lo que exige una medida no es misericordia. La misericordia no sabe matemáticas;
no sabe sumar o restar. La misericordia es absolutamente ciega. ¿Por qué me tratan bien
cuando estoy en un estado lastimoso? Se debe a que usted tiene misericordia de mí.
Si queremos ser misericordiosos, debemos ser como Isaac, quien bendijo a Jacob
ciegamente. Del mismo modo, nosotros los ciudadanos del reino debemos ser ciegos
al tratar con otros. Si somos así, tendremos misericordia de ellos y siempre los
cuidaremos. Este es el principio del pueblo del reino en su manera de tratar a otros.
En nuestras relaciones con otros, debemos tenerles consideración, compadecernos
de ellos y tener misericordia de ellos. Las personas del reino, en sus relaciones con
otros, tienen que cuidarlos.

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102. MINISTERIOS CASA DE DIOS


las relaciones de los hijos del Reino semana 10ma.
día 2
LA VIGA DE NUESTRO OJO

"¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de
ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano:
Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita!
Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar
la paja del ojo de tu hermano." Mateo 7:3-5

Nosotros, los que pertenecemos al reino y vivimos en un espíritu humilde bajo el


gobierno celestial del reino, debemos tener en cuenta la viga que está en nuestro propio
ojo cada vez que miremos la paja que está en el ojo de nuestro hermano. La paja que está
en el ojo de nuestro hermano debe recordarnos la viga que está en nuestro propio ojo.
El versículo 4 nos dice: "¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he
aquí la viga en el ojo tuyo?" Lo dicho por el Señor en los versículos 3 y 4 es muy profundo. Su
intención aquí no es exhortarnos a cuidarnos a nosotros mismos, sino a cuidar a los demás.
El versículo 5 dice: "¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces
verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano". Mientras permanezca la viga en
nuestro ojo, veremos borrosamente sin ninguna claridad. Al señalar el defecto de un
hermano, debemos darnos cuenta de que nosotros tenemos un defecto más grande.
El defecto del hermano se compara con una paja y el nuestro con una viga. Por lo
tanto, una vez más vemos que el Señor desea que cuidemos a los demás. Cuando
usted trata de señalarle un defecto a alguien, es posible que considere el defecto, más
no a la persona. Cuando hacemos que el defecto de alguien parezca tan grande como
una viga, es evidente que sólo nos ocupamos de su defecto y no de él. Si le interesa el
bienestar del hermano, no le importará su defecto. Antes bien, usted dirá: "Su defecto
es sólo una paja al compararse con el mío, el cual es una gran viga. Por lo tanto, me
alegro de pasar por alto su defecto".
La intención del Señor en 7:1-12 consiste en que cuidemos a los demás. El princi-
pio del pueblo del reino en su manera de tratar a otros consiste en que tomemos a
otros en consideración. Debemos observar este principio en todos nuestros tratos
con otros. No actuemos simplemente según nuestro sentir, sino tomemos en cuenta a
la otra persona. Este es el principio fundamental.
Primero el Señor había denunciado nuestra hipocresía para con Dios, esto es,
nuestra práctica de piedad delante de los hombres para ser vistos por ellos. Ahora,
él denuncia nuestra hipocresía para con otros, esto es, exponer sus "pecadillos", en
tanto dejamos de resolver nuestras faltas mas serias. Este es otro motivo por el cual
no podemos ser jueces. Por tanto no estamos en posición de juzgar a otros pecadores
iguales a nosotros, estamos descalificados para la cátedra de juez.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 103


Palabra Viva|para el alimento diario
La escena que nos muestra a una persona en la delicada operación de remover la
paja en el ojo de su compañero, mientras su propio ojo esta impedido de ver por una
viga mayor, es jocosa. Pero cuando la aplicamos a nuestra vida, entendemos que
muchas veces hemos caído en el error de "ayudar" a otros, sobredimensionando sus
faltas, mientras nos excusamos y aun esquivamos las nuestros, es decir estamos
enceguecidos en cuanto a nuestras propias faltas. Participamos así del "placer" de la
justicia propia, y esquivamos el dolor del arrepentimiento. Por tanto, hipócrita (v. 5)
aqui es una expresión llave. Esta especie de hipocresía es la mas desagradable, por-
que teniendo hasta la apariencia de bondad (sacar una paja del ojo del hermano), se
transforma en medio de inflar nuestro propio ego. Como escribió A. B. Bruce: "la
condenación es el vício farísaico de exaltarnos menospreciando a otros, un modo
muy bajo de obtener superioridad moral". Acordémonos de aquel fariseo, que realizó
una comparación infame, al exaltar su virtud a costa de menospreciar al publicano.
Ante todo el consejo de Pablo es que nos examienemos a nosotros mismos para
no ser juzgados (1 Corintios 11:31). En este caso no solo seríamos librados del
juzgamiento divino, sino que podríamos ayudar con amabilidad y humildad a otros.
Ya que la Palabra también nos exhorta a ayudar al hermano cuando esta en un error,
pero debemos hacerlo con la base de haber removido la viga de nuestro ojo.

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104. MINISTERIOS CASA DE DIOS


las relaciones de los hijos del Reino semana 10ma.
día 3
LO SANTO Y LAS PERLAS, LOS PERROS Y LOS CERDOS

"No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los
cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen." Mt. 7:6

"Lo santo" debe de referirse a la verdad objetiva, la cual pertenece a Dios; y


"vuestras perlas" debe de referirse a las experiencias subjetivas, las cuales son nues-
tras. Los perros no tienen pezuña ni tampoco rumian; los cerdos tienen pezuña hendi-
da pero no rumian. Así que, ambos animales son inmundos (Lv. 11:4, 7). Conforme a
lo revelado en 2 Pedro 2:12, 19-22, y Filipenses 3:2, los perros y los cerdos aquí se
refieren a las personas que son religiosas, pero no limpias.
Mateo 7:6 también está relacionado al asunto de considerar a otros. Muchas
veces cuando usted ha visto cierta verdad, doctrina o luz, se lo dice a otros sin
importarle si son "perros", "ovejas" o "lobos". A usted sólo le interesa su entusiasmo al
respecto. Tal vez diga: "¡Oh, he visto la luz respecto a la vida de iglesia! ¡La iglesia es
gloriosa y maravillosa!" En su entusiasmo, quizá le comparta esto a la persona equivo-
cada. Esto es lo que significa dar lo santo a los perros. Cuando le vaya a dar algo santo
a otros, debe tener en cuenta a quienes está hablando. No debe dar lo santo a los
perros, ni echar sus perlas delante de los cerdos. Cuando hable con otros de las cosas
santas, o sea las verdades, y las perlas, o sea las experiencias, tiene que observar el
principio fundamental de tomar a otros en cuenta. Debe determinar si ellos pueden
recibir o no lo que usted quiere compartir. También es importante percibir cuánto
pueden recibir. En otras palabras, al hablar a otros con respecto a las cosas espiritua-
les, no hable conforme a sus sentimientos ni a sus deseos; más bien, hábleles conforme
a la capacidad que ellos tienen para recibir lo que usted quiere decir.
Muchas veces hemos ido a hablarles a otros acerca de la iglesia o acerca de ciertas
cosas espirituales que hemos experimentado. Pero nuestro interés ha estado en cómo
nos se sentíamos nosotros, y no nos ocupamos por lo que sentían los demás. Desgracia-
damente, varias veces los demás eran perros o cerdos, los que son incapaces de recibir lo
que les dijimos. En vez de recibirlo, se vuelven en contra nuestra, pisotearon las perlas y
trataron de mordernos. Por eso, cuando hayamos visto la luz con respecto a ciertas
verdades o hayamos experimentado ciertas cosas preciosas del Señor y deseemos com-
partirlas con otros, debemos cuidar a aquellos con quienes estamos compartiendo. De-
bemos hacernos esta pregunta: "¿Podrán ellos recibir mi testimonio? ¿Podrán aceptar lo
que quiero compartir con ellos?" Si cuidamos a otros, no compartiremos todo lo que
tenemos con todos, y habrá algunos a quienes no daremos nuestro testimonio. Este es el
principio del pueblo del reino en su manera de tratar a otros. No todos pueden recibir
aquello que nosotros hemos experimentado, por lo tanto es mejor administrarlo e
impartir todo para edificación, pensando siempre en quien tenemos adelante.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 105


Palabra Viva|para el alimento diario
Una persona puede entender solo aquellos que está preparada para entender. Siem-
pre hay personas a las cuales sería una necedad exponer el evangelio, ya que sus mentes
están completamente cerradas y aún son hostiles a la verdad. Por tanto, si expresamos la
verdad con palabras, probablemente nos encontremos con una barrera infranqueable.
¿Qué se puede hacer con estas personas? ¿Las tenemos que ubicar en la categoría
de imposibles? ¿Hay que excluirlas sin más de la palabra de vida? Necesitamos experi-
mentar que lo que no pueden hacer las palabras lo puede hacer a menudo nuestro vivir.
Una persona puede ser completamente ciega e impermeable al mensaje en palabras,
pero no tendría nada que oponer a un vivir adecuado. Muchas veces es imposible
hablar de Jesucristo con ciertas personas. Su insensibilidad, su ceguera moral, su orgullo
intelectual, se tornan un velo que impide que la luz los ilumine. Pero siempre es posible
mostrarles a Cristo a las personas, y la debilidad de la iglesia no esta en la debilidad de
argumentos doctrinales, sino en la falta de un vivir normal, santo y justo.

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106. MINISTERIOS CASA DE DIOS


las relaciones de los hijos del Reino semana 10ma.
día 4
PEDIR, BUSCAR Y LLAMAR

"Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque


todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará
una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si
vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto
más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que
le pidan?" Mt. 7:7-11

Los versículos del 7 al 11 presentan una dificultad porque parece que estos
versículos no deberían estar aquí. El versículo 12, parece ser la continuación y conclu-
sión de los primeros seis versículos. Sin embargo, entre los versículos 6 y 12, tenemos
los versículos del 7 al 11 como una inserción. ¿Qué quiere decir esto? Como ya hemos
señalado, 7:1-12 trata de los principios del pueblo del reino en su manera de tratar a
otros. Hemos visto que el pueblo del reino tiene que observar primordialmente el
principio de cuidar a otros. Al juzgar a otros o al hablar acerca de lo santo, debemos
tener en cuenta a los demás. Consideremos ahora cómo los versículos del 7 al 11
encajan en este asunto.
Los versículos 7 y 8 dicen: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os
abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá". Se requiere experiencia para entender estos versículos. Al leer estos versículos
una y otra vez a la luz de nuestra experiencia, podemos comprender lo que significa el
hecho de que debamos acudir al Padre celestial cuando estamos tratando con otros.
Tenemos que pedirle, buscarle y llamarle. Muchas veces no lo hemos hecho. Pero
estos versículos indican que en el mismo momento en que estamos relacionándonos
con las personas y tratando con ellas, debemos acudir al Señor y decir: "Señor, dime
cómo relacionarme con estas personas. Señor, muéstrame cómo tratar con ellas".
Algunas veces, no es adecuado simplemente pedir. Tenemos que buscar e incluso
llamar. Esto indica que tener contacto con las personas es un asunto serio; nunca
pensemos que es una cosa insignificante. Nosotros el pueblo del reino debemos to-
marlo en serio, y nunca hacerlo de una forma ligera o descuidada o meramente
conforme a lo que nos parezca. Más bien, debemos proceder teniendo cuidado con
los demás. Tenemos que pedir la manera, buscarla e incluso llamar a la puerta celestial
para conseguirla. Por lo tanto, es necesario pedir, buscar y llamar; entonces tendre-
mos la manera apropiada para ponernos en contacto con otros.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 107


Palabra Viva|para el alimento diario
En Mateo, la forma adecuada de relacionarnos con otros está en conformidad
con el principio del reino. En el versículo 11, después de usar los ejemplos de un hijo
que pide un pan y un pescado en los versículos 9 y 10, el Señor dice: "Pues si vosotros,
siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre
que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?" Debido a que Mateo es un
libro sobre el reino, las "buenas dádivas" en el versículo 11 indudablemente son las
cosas del reino. Sin embargo, Lucas 11:13, el versículo hermano de Mateo 7:11, dice:
"Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto
más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?" En Lucas
11:13 las "buenas dádivas" son cambiadas por "el Espíritu Santo". Si yuxtaponemos
estos dos versículos, vemos que la mejor manera para que el pueblo del reino tenga
contacto con otros es conforme al reino y al Espíritu Santo. Tanto el reino como el
Espíritu Santo son la forma de relacionarnos con otros. La sabiduría que necesitamos
para tener un contacto adecuado con otros concuerda con el reino y con el Espíritu.
Al tratar con otros, debemos pedir, buscar y llamar. Con el tiempo, recibiremos la
guía para tratar con otros en conformidad con el reino y el Espíritu. Por tanto, el
principio que rige el contacto que tenemos con otros es el reino y el Espíritu. Si el
contacto que tenemos con otros está basado en este principio, no cometeremos errores.
Si consideramos el pasado, tendremos que admitir que hemos cometido errores
al ponernos en contacto con otros. Algunos de esos contactos no le fueron de prove-
cho a nadie. Pero ahora estamos bajo el adiestramiento del reino. No somos creyen-
tes ligeros, sino ciudadanos del reino, serios y estrictos, y el contacto que tenemos
con otros está en conformidad con el principio del reino y con el del Espíritu Santo.
Nosotros recibimos la guía que necesitamos en el contacto que tenemos con otros al
pedir, buscar y llamar. Si pedimos, recibiremos; si buscamos, encontraremos; y si
llamamos a la puerta, se nos abrirá.
Todos debemos aprender a tener en cuenta a otros y a orar: "Señor, muéstrame la
manera". Primero usted necesita pedir. Si el camino no está abierto, entonces tiene
que buscar. Si el camino todavía no está abierto, entonces debe llamar a la puerta.
Llamar significa acercarse a Aquel a quien usted busca. Cuando usted pide, quizá
todavía haya cierta distancia, pero cuando usted llama, no hay distancia. Más bien,
usted está frente Aquel a quien busca. Por lo tanto, usted necesita dedicar tiempo para
buscar al Señor. Cuando tenemos contacto con otros, necesitamos pedir, buscar y
llamar. Entonces la puerta se nos abrirá, se nos dará un camino recto para que tenga-
mos contacto con ellos, nuestro contacto será provechoso, y seremos guardados de
cometer errores. También sabremos cómo cuidarnos de los perros y de los cerdos.
Este es el significado de la inserción de los versículos del 7 al 11 entre los versículos 6 y 12.
Además, el versículo 11 contiene una gran promesa. Esta promesa afirma que el
pueblo del reino está bajo el cuidado y el suministro del Padre quien está en los cielos.
De esta manera, ellos están bien capacitados para cumplir la nueva ley del reino y
vivir en su realidad para lograr entrar en su manifestación.

108. MINISTERIOS CASA DE DIOS


semana
las relaciones de los hijos del Reino
día
En los versículos 9 y 10, el pan y el pescado que se piden indican la necesidad del
que pide. Cuando pedimos, buscamos y llamamos, siempre tenemos una necesidad.
Nuestro Padre celestial conoce nuestra necesidad y nos dará lo que necesitemos.
Ningún padre humano les dará a sus hijos una piedra por un pan o una serpiente por
un pescado, sino que siempre les dará buenas dádivas. Cuánto más nuestro Padre
celestial nos dará las cosas que El considera buenas. Incluso al buscar nosotros una
manera de relacionarnos con otros, El nos dará la mejor manera, aquélla que necesitamos.

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MINISTERIOS CASA DE DIOS. 109


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110. MINISTERIOS CASA DE DIOS


las relaciones de los hijos del Reino semana 10ma.
día 5
NUESTRA ACTITUD PARA CON TODOS LOS HOMBRES

"Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros,
asítambiénhacedvosotrosconellos;porqueestoeslaleyylosprofetas."Mt.7:12

"Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas." Mt. 22:37

En este versículo tenemos una declaración fundamental para nuestra vida, el


Señor establece un principio de cómo debemos comportarnos para con todos los
hombres. Tenemos una responsabilidad para con todos ellos y no meramente para
con los que queremos o deseamos tratar. De hecho el segundo gran mandamiento,
con el cual se cumple toda la ley y los profetas incluye amar a nuestro prójimo, es
decir, aquel que tenemos cerca y eso incluye a todo hombre. Esta declaración que
algunos llaman la regla de oro, es un principio ético único en el mundo. Aunque quizás
no parezca muy espiritual a priori, comprobaremos que solo a través de una obra
genuina del Espíritu en nuestros corazones nos será posible, hacer con los hombres
todo aquello que consideramos debe ser hecho con nosotros.
Antes de considerar el principio en sí, necesitamos ver que de muchas formas a lo
largo de la historia y en diferentes culturas se expresó esta regla pero desde una
perspectiva diferente, ya que solo se encuentra la declaración pero de forma negativa,
es decir: "No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti". Así lo dijeron grandes
rabinos judíos en el Talmud (escritos que explican la ley), el mas famosos fue Hillel, el
cual fue desafiado por un hombre de que le expusiera toda la ley en el tiempo que él
podía mantenerse de pie. La historia dice que Hillel le dijo: "Lo que no te gustaría que
te hicieran, no se lo hagas a nadie, eso es toda la Ley, lo demás es comentario".
También Confucio (gran filosofo de la China antigua), dentro de sus principales
premisas éticas incluía este punto. En una oportunidad fue consultado por un hombre:
"¿Hay alguna palabra que pueda servir de regla de conducta para toda la vida?"
Confucio respondió: "¿No sería tal palabra reciprocidad? Lo que no quieras que te
hagan, no se lo hagas a otros." También los griegos llegaron a esta conclusión ética,
necesaria para una convivencia adecuada, Sócrates relata que el rey Nicocles aconse-
jaba a sus oficiales: "No le hagan a otros lo que les irrita cuando otros lo hacen con ustedes".

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 111


Palabra Viva|para el alimento diario
Entonces, en su perspectiva negativa, esta regla es la base de toda la enseñanza ética,
pero nadie más que Jesús la puso de forma positiva. Hasta Jesús nunca se había oído decir:
"Todo lo que quieras que hagan los demás por ustedes, háganlo ustedes por ellos".
La forma negativa de esta regla, implica nada más que no hacer ciertas cosas,
quiere decir abstenerse de ciertas acciones. Nunca es demasiado difícil no hacer
ciertas cosas. Por tanto podríamos cumplir la forma negativa de la regla mediante la
simple inacción, no haciendo nada que la quebrantara. Esta clase de actitud hacia la
personas, nos deja atados a la indiferencia, al individualismo. Se me ocurre que la frase
que muchos dicen: "yo no molesto a nadie, que nadie me moleste", tiene mucho de
equivalencia con la perspectiva negativa de esta regla.
Sin embargo, Jesús nos desafía a mucho más que a no molestar a otros, y sobre-
todo nos desafía a romper el círculo de vivir para nosotros mismos. Una cosa es
decir: "No debo hacer daño a nadie". Eso la ley puede obligarnos a hacerlo. Pero es
totalmente otra cosa decir: "Debo dejar lo que estoy haciendo para ayudar a otras
personas y ser amables con ellos". Esto último solo el amor nos puede persuadir a
hacerlo. Es ir mas allá de la ley, de la obligación y Pablo lo dijo de esta forma: "vuestra
gentileza sea conocida de todos lo hombres." (Filipenses 4:5).
Es perfectamente posible para un hombre del mundo el observar la forma nega-
tiva de esta regla. Podría disciplinar su vida sin grandes dificultades, para no hacer a
los demás lo que no querría que le hicieran a él, pero la persona que puede tan
siquiera empezar a observar la forma positiva de la regla es la que tiene a Cristo en su
corazón. Perdonar como le gustaría ser perdonado, ayudar como quisiera ser ayuda-
do. Cristo en nosotros nos provoca, para que nunca evitemos hacer lo que debemos
hacer y estaremos siempre buscando la ocasión para dar, para servir. Seguir esta
pauta planteará una lucha contra el yo y en algunas oportunidades no seremos
doblegados por el poder del mismo. Sin embargo al recurrir constantemente al Espí-
ritu para avanzaremos en esta dirección, y nuestro yo se irá secando, además de
servir a otros adecuadamente, esto es la ley y los profetas.

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112. MINISTERIOS CASA DE DIOS


consumación de la constitución del Reino semana 11ra.
día 1
LA PUERTA, EL CAMINO, LA VOLUNTAD Y LA CASA
Mateo 7:13-29 (Leer completo)

En este mensaje llegamos a la última sección de la promulgación hecha por el Rey, en


7:13-29. Pero antes de considerar esta sección, revisemos lo que ya tratamos de esta
constitución. El hecho de que la constitución del reino de los cielos se base en la vida y la
naturaleza divinas del pueblo del reino, debe dejar en nosotros una profunda impresión. Es
necesario tener en mente que la constitución de cualquier pueblo siempre concuerda con
la vida y la naturaleza del mismo. Nadie puede satisfacer los requisitos de la constitución
del reino a menos que haya sido regenerado y posea la vida y la naturaleza del Padre
celestial. Los filósofos y maestros incrédulos que han citado ciertos versículos de Mateo,
del capítulo cinco al siete, nunca han entendido las palabras que citan. Esta constitución no
fue dada a los incrédulos. Debido a que se basa en la vida espiritual, celestial y divina del
pueblo del reino, sólo los ciudadanos del reino pueden vivir en conformidad con ella.
Además, ni siquiera los ciudadanos del reino pueden satisfacer los requisitos de esta
constitución si no viven conforme a la vida y la naturaleza divinas que están en ellos. Esta
constitución no se da según la vida natural del pueblo del reino ni conforme a su naturaleza
humana. Volvemos a decirlo, se forma según la vida y la naturaleza divinas.
Esta constitución primeramente revela la naturaleza del pueblo del reino, como se
expone en las nueve bendiciones halladas en 5:3-12. Los artículos de la constitución que
describen lo que el pueblo del reino debe hacer y cómo debe actuar, corresponden a la
naturaleza del pueblo del reino. Todo lo que hacen los ciudadanos del reino expresa su
naturaleza. Sus acciones, conducta, hablar y obras son la expresión de su vida y naturaleza
divina. Su contenido se manifiesta en su conducta. Por lo tanto, la primera sección de la
constitución, la que trata de la naturaleza del pueblo del reino, es muy básica. La segunda
sección abarca la influencia que el pueblo del reino ejerce sobre el mundo, y la tercera trata
de la ley del reino de los cielos. Como hemos visto, todas las leyes que fueron complemen-
tadas y cambiadas exponen nuestro enojo y nuestra concupiscencia. A partir del capítulo
seis, la constitución del reino celestial sigue adelante y toca la manera en que el pueblo del
reino hace sus obras justas. Esta porción de la constitución expone el yo y la carne. Después,
la siguiente sección nos dice que el pueblo del reino debe vivir en la tierra sin ansiedad. No
estamos aquí para estar ansiosos, sino para cumplir nuestro deber bajo el cuidado de
nuestro Padre celestial. El nos alimentará, vestirá y suplirá todas nuestras necesidades. Sin
embargo, nosotros debemos cumplir con nuestra responsabilidad a fin de realizar el propó-
sito de Dios, pero sin ansiedad. En 7:1-12 la constitución revela la actitud que debemos tener
para con otros, cómo debemos tratarlos y cómo cuidar de ellos. Cuando llegamos a 7:12,
casi todos los aspectos de nuestro vivir y nuestra conducta han sido abarcados. Parece que
la constitución ya está completada, que es perfecta y todo-inclusiva.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 113


Palabra Viva|para el alimento diario
No obstante, queda una cosa por considerar: el hecho de que el pueblo del reino
está en la tierra llevando a cabo la voluntad de nuestro Padre Dios. Por eso, en la
última sección no se tratan el enojo, la concupiscencia, el ser natural, el yo, la carne, la
ansiedad ni la actitud que tenemos para con otros. Más bien, en esta sección leemos
acerca de entrar por la puerta estrecha y andar en el camino angosto (7:13-14).
También vemos que debemos construir una casa y hacer la voluntad del Padre (vs.
24-27, 21). Por lo tanto, la conclusión de la constitución del reino celestial nos hace
entrar por la puerta estrecha y nos conduce al camino angosto; de esta manera
podemos hacer la voluntad del Padre celestial y podemos construir una casa.
Al considerar la constitución del reino de los cielos en su totalidad, vemos que
revela por completo cómo son los ciudadanos del reino, qué deben ser y qué deben
hacer. También revela dónde están y adónde van. Revela que en el camino angosto,
debemos hacer la voluntad del Padre y debemos construir una casa según la palabra del
Padre celestial. En la última sección de la constitución no se encuentran el enojo, la
concupiscencia, el yo, la carne, la ansiedad, ni nada acerca de la actitud que debemos
tener para con otros. Al contrario, hay cuatro palabras cruciales: puerta, camino, volun-
tad y casa. Aquí tenemos la puerta estrecha, el camino angosto, la voluntad del Padre
celestial y la casa construida sobre la roca, que es la palabra del Rey celestial. Si no
somos las personas descritas en las nueve bendiciones y si no estamos cumpliendo con
las leyes complementadas y cambiadas, no podemos entrar por la puerta estrecha, ni
andar por el camino angosto, ni hacer la voluntad del Padre celestial, ni construir una
casa sobre la roca. Así que, esta última sección es la consumación de la constitución.

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114. MINISTERIOS CASA DE DIOS


consumación de la constitución del Reino semana 11ra.
día 2
LA PUERTA ESTRECHA Y EL CAMINO ANGOSTO

"Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el


camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida,
y pocos son los que la hallan." Mt. 7:13-14

¿Quién puede entrar por la puerta estrecha mencionada en el versículo 13? Sólo
los ciudadanos del reino, los que poseen la naturaleza descrita en las nueve bendicio-
nes halladas en el capítulo cinco. Los que entran por la puerta estrecha deben ser
pobres en espíritu, deben llorar, deben ser mansos, deben tener hambre y sed de
justicia, deben ser misericordiosos y de corazón puro, deben hacer la paz con todos
los hombres, y deben estar dispuestos a sufrir persecución por el bien de la justicia y
a ser vituperados por causa de Cristo. Sólo los que tienen semejante naturaleza
pueden entrar por la puerta estrecha. Además, los que entran por esta puerta deben
vivir conforme a las leyes superiores del reino, las leyes complementadas y cambia-
das, y no deben tener ninguna ansiedad con respecto a su vivir. Más bien, deben
confiar en que su Padre celestial los cuide. Más aún, no deben ser perezosos u ociosos,
sino diligentes y laboriosos. Estas son las personas que entran por la puerta estrecha
y andan por el camino angosto.
Este camino es angosto, está confinado, en cada lado. La puerta es estrecha y el
camino es angosto porque la nueva ley del reino es más estricta y porque las exigen-
cias del reino son más elevadas que la ley y las exigencias del viejo pacto. La nueva ley
no sólo tiene que ver con nuestra conducta externa, sino también con nuestros moti-
vos internos. El viejo hombre, el yo, la carne, los conceptos humanos y el mundo con
su gloria están completamente excluidos; solamente lo que corresponde a la voluntad
de Dios puede entrar. Los ciudadanos del reino necesitan primeramente entrar por
esta puerta y luego andar por este camino, y no lo contrario, es decir, andar primero
por el camino y entrar luego por la puerta. Entrar por la puerta es sencillamente
empezar a andar en el camino, un camino que abarca toda la vida. Este camino
angosto es el camino de la voluntad de Dios.
Definitivamente esta porción de la Palabra no nos es muy amable, al contrario
nos golpea profundamente. Nosotros debemos comprender que el reino tiene que
ver con el gobierno de Dios en nuestra vida, por lo tanto la restricción que nos
impone, no es una restricción religiosa, relacionada necesariamente con la santidad.
Esta restricción, producto del trato profundo que nos es necesario, tiene como pro-
pósito fundamental forjar el reino en nosotros.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 115


Palabra Viva|para el alimento diario
No debemos pensar que la batalla contra nuestra naturaleza rebelde sea cuestión
de unas pocas palabras o de unos pocos días, tenemos por delante un camino estre-
cho. Por lo tanto, andar este camino no debe ser una cuestión de tristeza para noso-
tros y mucho menos de obligación. Es la decisión concienzuda que realizamos para
ganar el reino, para que el gobernar de Dios abrace cada vez más aspectos de nuestra
vida y por sobretodo para que Dios nos incluya en la administración de su gobierno
en este universo. Hemos visto el reino y lo disfrutamos en muchos aspectos, por lo
tanto anhelamos que este reino nos alcance mucho más. Por esto es que preferimos el
camino angosto.
Por otro lado, el camino angosto es equivalente a caminar en el Espíritu. Pablo
nos lo dice así: "Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu." (Gálatas
5:25). Esta palabra es muy significativa, no solo debemos conformarnos con "vivir" en
el Espíritu, Pablo nos esta diciendo que un vivir genuino en el Espíritu, produce que
andemos (stoicheo) genuinamente en el Espíritu. La palabra griega stoicheo, significa,
marchar militarmente con un propósito. Definitivamente esta palabra nos habla de un
andar que poseen los ciudadanos del reino. Necesitamos andar este camino y aceptar
la restricción que nos impone el Espíritu.
Por ejemplo, debemos tomar el camino angosto en la comunión que tenemos con
los hermanos. ¿Tiene usted la intención de alabar a un hermano? Debe usted alabarlo
de una manera restringida. ¿Está usted a punto de reprender a un hermano? Hágalo de
manera restringida. ¿Está teniendo comunión con los hermanos? Esto es excelente,
pero debe conducirse de manera restringida en la comunión. A veces, al tener comu-
nión, nos olvidamos de que hay límites. Además, en el compartir con otros, termina-
mos por mencionar todo, desde el arcángel Miguel a cierta palabra enseñada, y
finalmente hasta se mencionan a todos los hermanos y hermanas que están en la
iglesia. Se lleva a cabo la comunión sin ninguna restricción. Alabado sea el Señor
porque somos verdaderamente libres. Sin embargo, todavía experimentamos limita-
ciones, restricciones y constricciones.
Veamos además al Señor Jesús en el capítulo siete de Juan. Cuando Sus hermanos
le propusieron que fuera a Judea para darse a conocer públicamente, el Señor dijo:
"Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto". Lo dicho por
el Señor aquí indica que El estaba limitado, es decir, El andaba por un camino angosto.
Como ciudadanos del reino, nosotros también debemos andar por un camino angos-
to. En este camino encontramos muchas limitaciones, restricciones y constricciones.
Pero no debemos pensar que una limitación sea una frustración. Al contrario, las
limitaciones nos apresurarán en el camino. Si rechazamos las constricciones, nuestro
progreso irá más despacio. Sin embargo, si estamos dispuestos a experimentar las
limitaciones y los constreñimientos, avanzaremos más rápidamente. Después de pa-
sar por las seis secciones anteriores de la constitución, en la última se nos da paso por
la puerta estrecha y andamos por el camino angosto.

116. MINISTERIOS CASA DE DIOS


consumación de la constitución del Reino semana 11ra.
día 3
DISCERNIR LOS FALSOS PROFETAS

"Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de


ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis.
¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo
buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No
puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
Así que, por sus frutos los conoceréis." Mt. 7:15-20

Jesús asoció a los falsos profetas con los lobos, esta era una imagen corriente, la cual
incluía también a los malos gobernantes. Por ejemplo, Ezequiel le dijo al pueblo de Dios:
"Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan presa, derramando
sangre, para destruir las almas, para obtener ganancias injustas." (Ezequiel 22:27). Y en
el Nuevo Testamento, vemos a Pablo que utiliza también esta figura cuando le dice a los
ancianos de Éfeso: "Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de
vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño." (Hechos 20:29). Podemos
decir entonces, que este es un peligro de todas las épocas ante el cual tenemos que velar.
El versículo 15 dice: "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con
vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces". Mientras tomamos el camino
angosto tenemos que discernir quiénes son los falsos profetas. Esto significa que en el
camino angosto debemos estar alerta a cualquier clase de falsedad. El Señor dijo con
respecto a los falsos profetas: "Por sus frutos los conoceréis" (v. 16). Conocemos al
profeta no por lo que dice, ni por su predicación u obra, sino por su fruto. En la
actualidad todos los cristianos están acostumbrados a que lo dicho por otros influya
en ellos. Un orador elocuente con palabras engañosas puede seducir a muchos. No
escuche discursos elocuentes o palabras engañosas; al contrario, espere y vea qué
clase de fruto se produce. Esta es la manera de discernir si un profeta es verdadero o falso.
La iglesia está avanzando, y el testimonio del Señor se está esparciendo por todas
partes del mundo. Como las puertas están bien abiertas, es posible que algunos
profetas nombrados por sí mismos intenten entrar, diciendo que ellos conocen ciertas
cosas y pueden hacer ciertas obras. La responsabilidad de la iglesia es discernirlos,
por lo tanto, nosotros acudiremos al Señor para probarlos por sus frutos. Tenemos
que aplicar este principio a todo caso semejante. No debemos escuchar discursos
elocuentes, sino considerar el fruto. Todo árbol bueno produce buen fruto, pero el
árbol corrupto produce mal fruto; todo árbol que no produce buen fruto será corta-
do y echado al fuego. (7:17-19).

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 117


Palabra Viva|para el alimento diario
De hecho, hay algunos aspectos significativos que debemos conocer para identi-
ficar un mensaje inadecuado. Algunos puntos son: cuando el mensaje enfatiza la obser-
vancia de cosas externas. Es fácil confundir ciertas prácticas espirituales o religiosas,
con una genuina espiritualidad. Para muchos la vida en Cristo consiste en ir a la iglesia,
leer la Biblia y cumplir las "obligaciones" económicas. Pero puede pasar que uno haga
todas estas cosas y sin embargo estar muy alejado de Cristo. Nuestro mensaje es
fundamentalmente una sola cosa, a saber: Cristo como nuestra vida para que le disfru-
temos y así él se forje en nosotros. Sin duda esto producirá muchas acciones adecua-
das, pero la mera obediencia a ciertas pautas no garantiza nada.
Por otro lado una enseñanza falsa, que produce un fruto malo, es también aquella
que consiste únicamente en prohibiciones. Si pudiéramos ser hijos de Dios y más aún
ciudadanos del reino simplemente por abstenernos de hacer ciertas cosas, nuestro
camino seria mucho más sencillo de lo que es. Muchos hermanos dicen: "yo no estoy
haciendo nada malo" y creen que ese es un bueno lugar. Nosotros tenemos bastante
capacidad para refrenarnos, la historia del hombre es una historia del ejercicio de
auto dominarse. Sin embargo, si nos proponemos lanzarnos en la carrera de hacer lo
adecuado, veremos cuanto necesitamos a Cristo como nuestro recurso. Una vida
solo en el aspecto negativo (prohibición) por nuestra parte nunca podría ser la res-
puesta al amor positivo de Dios. Por lo tanto, un mensaje que enfatice la prohibición
producirá un falso resultado, de santidad, servicio o piedad, y será falso porque
estará vaciado de Cristo. Estos elementos estarán apoyados en un "no debo hacer
esto", cuando todo lo que somos debe estar apoyado en Cristo mismo.

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118. MINISTERIOS CASA DE DIOS


consumación de la constitución del Reino semana 11ra.
día 4
LA VOLUNTAD DEL PADRE

"No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos,
sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos
me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre,
y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí,
hacedores de maldad." Mt. 7:21-23

Para muchos estos versículos son confusos, porque no se puede concebir que alguien
que haga las obras portentosas descritas allí pudiera ser descalificado para el reino. Lo
primero que tenemos que ver es que estos versículos no se refieren a la realidad del reino
de los cielos ahora, sino a la manifestación del reino por venir en el futuro. Para entrar en
el reino de los cielos necesitamos hacer dos cosas: invocar al Señor y hacer la voluntad del
Padre celestial. Invocar al Señor basta para ser salvos (Ro. 10:13), pero para entrar en el
reino de los cielos necesitamos hacer la voluntad del Padre celestial. Por lo tanto, no todo
el que dice: "Señor, Señor", entrará en el reino de los cielos; sólo entrarán aquellos que
invocan al Señor y hacen la voluntad del Padre celestial.
En la última sección de la constitución, ya no se trata de lo negativo, es decir, de
nuestro mal genio, concupiscencia, ego, carne y ansiedad. Es un asunto absolutamente
positivo: el de hacer la voluntad del Padre que está en los cielos. El pueblo del reino
no tiene la intención de hacer nada que no sea la voluntad del Padre. No estamos aquí
meramente para vencer nuestro mal genio, ni nuestra lujuria, ego o carne, ni para ser
buenos y compasivos con otros; estamos aquí para llevar a cabo la voluntad del Padre
celestial, y a fin de hacerla, tenemos que andar por el camino angosto. Tenemos
entonces que la constitución del reino de los cielos da por resultado la voluntad del
Padre celestial. Esto significa que nosotros tenemos un Padre celestial y que somos
hijos del Padre. Sin embargo, en la última sección de la constitución no sólo se trata la
vida, sino también la voluntad del Padre. Nuestro Padre tiene una voluntad que cum-
plir, y nosotros podemos llevarla a cabo solamente por medio de Su vida. Necesita-
mos vivir en la vida del Padre celestial y también por medio de esa vida con miras a
cumplir la voluntad del Padre.
En la constitución del reino de los cielos no podemos ver cuál es la verdadera
voluntad del Padre. Sin embargo, sí está claramente revelada en el capítulo dieciséis.
La voluntad del Padre es edificar a la iglesia sobre el Hijo como la roca. Esto se
desarrolla plenamente en los Hechos, en las epístolas y en el libro de Apocalipsis. El
Nuevo Testamento revela que la voluntad divina y eterna de Dios es edificar la iglesia.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 119


Palabra Viva|para el alimento diario
El versículo 22 dice: "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en
Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchas
obras poderosas?" Las palabras "aquel día" se refieren al día del tribunal de Cristo (1 Co.
3:13, 4:5; 2 Co. 5:10). En el día del tribunal, cuando todos los creyentes se presenten ante
el tribunal de Cristo, muchos le dirán al Señor que ellos han profetizado, echado fuera
demonios y hecho obras poderosas en Su nombre, mas serán rechazados por el Señor.
El versículo 23 dice: "Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de Mí,
hacedores de iniquidad". Aquí la palabra "conocer" significa "aprobar". La misma palabra
griega en Romanos 7:15 es traducida "allow" [admito] en la versión King James. En este
versículo Pablo dice: "Porque lo que hago, no lo admito". El Señor nunca aprobó a aquellos
que profetizaban, echaban fuera demonios y hacían muchas obras poderosas en Su nom-
bre, pero no en conformidad con la voluntad del Padre celestial (v. 21). El Señor no negó
que ellos hicieron esas cosas, pero El consideró esas cosas como iniquidad, como cosas
ilícitas, ya que no fueron hechas conforme a la voluntad del Padre celestial.
Vemos aquí en la palabra del Señor que ciertas obras pueden hacerse en el nombre
del Señor, pero no de acuerdo con la voluntad de Dios. ¿Estamos haciendo esta clase de
obra, o estamos haciendo la voluntad de Dios? Tenemos que estar seguros en todo lo
que hacemos, que estamos haciendo la voluntad del Padre celestial. De otro modo, el
Señor Jesús nos llamará "hacedores de iniquidad". Incluso profetizar en el nombre del
Señor, y no conforme a la voluntad del Padre, es un tipo de iniquidad. Por otro lado,
echar fuera demonios en el nombre del Señor y hacer obras poderosas en Su nombre,
y no conforme a la voluntad de Dios, son también considerados, ante los ojos del Rey
celestial, como iniquidad, como obras ilícitas.
Los corredores en cualquier carrera deben correr en los carriles apropiados. Aun-
que usted pueda correr más aprisa que los demás, su correr no será reconocido si usted
corre fuera de las líneas de su carril. Por el contrario, ese tipo de correr será considera-
do algo ilegal. Usted tiene que correr la carrera entre las dos líneas, es decir, tiene que
correr por el camino angosto. Hoy la obra de muchos obreros cristianos no está
restringida por las líneas celestiales. A sus propios ojos, ellos han hecho bastante en el
nombre del Señor y para el Señor. No obstante, a los ojos del Señor su obra es una clase
de transgresión, una violación de las líneas celestiales. Así que, su obra es ilícita. En
Mateo 7:21-23 lo dicho por el Señor es serio y sirve de advertencia para todos noso-
tros a fin de que no nos preocupemos solamente por profetizar, por echar fuera demo-
nios ni por obras poderosas; tenemos que prestar atención a las líneas celestiales. Si
traspasamos las líneas como corredor en la carrera celestial, seremos descalificados. Si
corremos entre las líneas, y no fuera de ellas, seremos aprobados por el Señor.

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120. MINISTERIOS CASA DE DIOS


consumación de la constitución del Reino semana 11ra.
día 5
EDIFICAR LA CASA

"Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a


un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia,
y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no
cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye
estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que
edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron
vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande
su ruina." Mt. 7:24-27

En el versículo 24 el Rey dijo: "Todo aquel, pues, que oye estas palabras Mías y las
pone por obra, será semejante a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la
roca". La roca no se refiere a Cristo, sino a Sus sabias palabras, las palabras que
revelan la voluntad de Su Padre que está en los cielos. El vivir y la obra del pueblo del
reino deben fundarse en la palabra del nuevo Rey para la realización de la voluntad del
Padre celestial. Esto significa entrar por la puerta estrecha y andar en el camino
angosto que lleva a la vida.
El versículo 25 dice: "Y descendió la lluvia, y vinieron los ríos, y soplaron los
vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la
roca". La lluvia es de Dios, y desciende de los cielos; los ríos son del hombre, y
proceden de la tierra; y los vientos son de Satanás, y soplan desde el aire. Todos estos
probarán el vivir y la obra del pueblo del reino. Aunque la lluvia descienda, los ríos
vengan y los vientos soplen, la casa edificada sobre la roca no caerá porqué está
edificada en conformidad con el camino angosto, en el cual se hace la voluntad del
Padre. La casa edificada sobre la roca, una casa que no se derrumba, es como la
edificación hecha con oro, plata y piedras preciosas, la cual puede resistir la prueba
de fuego (1 Co. 3:12-13).
El versículo 26 dice: "Pero todo el que oye estas palabras Mías y no las pone por
obra, será semejante a un hombre insensato, que edifica su casa sobre arena movedi-
za". La arena aquí alude a los conceptos humanos y los métodos naturales. Si vivimos
y obramos según nuestros conceptos humanos y nuestros métodos naturales, nuestro
vivir y nuestra obra estarán fundados en arena movediza. Esto equivale a entrar por la
puerta ancha y andar en el camino espacioso que lleva a la destrucción. El versículo
27 dice: "Y descendió la lluvia, y vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y golpearon
contra aquella casa; y cayó, y grande fue su caída". La casa edificada sobre la arena,
una casa que puede caerse, es semejante a la obra que se edifica con madera, heno y
hojarasca, obra que será quemada por el fuego de la prueba.

MINISTERIOS CASA DE DIOS. 121


Palabra Viva|para el alimento diario
No obstante, el edificador mismo será salvo (1 Co. 3:12-15). Edificar nuestra
casa basados en nuestra opinión y nuestros conceptos es edificar la casa sobre arena
movediza. Cuando la lluvia, los ríos y los vientos pongan a prueba una casa edificada
sobre la arena, esa casa se derrumbará, por no tener un fundamento sólido. Esta es la
conclusión que el Señor da a la constitución del reino de los cielos.
El concepto básico de la constitución del reino de los cielos consiste en que el
pueblo del reino debe ser justamente estricto para consigo mismo,
misericordiosamente bondadoso para con otros, y secretamente puro hacia Dios.
Hemos visto así que esta porción de la Palabra tiene el propósito de exponernos con
claridad cual es la vida que debemos llevar los ciudadanos del reino. No podríamos
decir después de recibir esta palabra que no sabemos que tenemos que hacer. Pero lo
importante es que termina con la edificación de una casa. Vivir en el reino y que el
reino sea forjado en nosotros es necesario para edificar la casa. Cualquier casa.
Nuestras casas, pero también la casa de Dios.

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Mi estudio personal
APUNTES
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122. MINISTERIOS CASA DE DIOS


semana
consumación de la constitución del Reino
Mi pan partido
PALABRA CLAVE
día
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Mi estudio personal
APUNTES
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MINISTERIOS CASA DE DIOS. 123


Palabra Viva|para el alimento diario

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124. MINISTERIOS CASA DE DIOS

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