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Mi vida está constituida por esa llamada. Mi vida continúa porque Él continúa
llamándome impidiendo que vuelva a caer en el silencio de la nada del que fui sacado.
Mi existencia es fruto del amor creador de Dios, de su palabra creadora. Vengo a la vida
porque soy amado, pensado y querido por una Voluntad que nos ha preferido a la no-
existencia, que nos ha amado antes de que fuésemos.
Mi vida es una Voz que me llama, la Voz potente de Aquél a quien se debe todo lo que
existe; mi vida es una respuesta obligatoria a esa Voz que me está llamando.
Indica las dificultades más importantes que crees que puedes encontrarte
para responder a tu vocación de seguidor
Además de ser un acto personal, fruto de una elección de Dios y de una respuesta de la
persona, la vocación tiene una dimensión comunitaria, en cuanto a la comunidad
eclesial es formadora, beneficiaria y juez de las vocaciones de sus miembros. Como
formadora, la comunidad condiciona la respuesta de la persona, en cuanto la puede
favorecer o estorbar. Esta comunidad se refiere a la familia que vió nacer al sujeto de
una vocación, a la escuela que lo educó, a la sociedad dentro de la cual actúa, a nuestra
parroquia..
¿Qué nos pide Dios como comunidad parroquial?¿A qué nos llama?
“¿Por qué resultará tan complicado vivir la unidad? Me da mucha tristeza ver como
gente que estuvo codo con codo trabajando, rezando, construyendo... gente que nos
precedió en estas sendas del evangelio y el compromiso, hablen mal unos de otros,
dejando entrever sus cicatrices de desencuentro, de ruptura, de distancias. Parece que
en algún momento de su camino encontraron más razones para estar separados que
para seguir compartiendo. Es verdad que la vida nos va haciendo cada vez más
difíciles, que al mismo tiempo que las arrugas se nos van marcando también las
rarezas, las cabezonerías. Pero Dios no se contradice, así que la edad no puede
hacernos menos comunitarios.
¿Cómo hacer entonces para que los años no vayan dinamitando el proyecto
comunitario?
La unidad no es un conocimiento que se adquiere un día, una pared que se construye,
una razón que se comprende, una verdad que se escribe... La unidad es más bien una
planta delicada a la que hay que mimar, transplantar, regar, abonar. Y eso, dejando lo
poético a un lado, son cosas muy concretas, muy tangibles, muy de andar por casa. La
unidad no puede ser comprendida y aceptada si no es de forma dinámica, permanente.
Es una vocación que hay que renovar constantemente. La vocación comunitaria, si no
es universal, no es ni vocación ni comunitaria.
No somos iguales, gracias a Dios. Unos somos más cabezones, otros menos; unos más
amables, otros más secos; unos más radicales, otros más moderados; unos más
intransigentes, otros más flexibles; unos bajos, otros altos; unos inteligentes, otros más
torpes; unos comprensivos, otros más ceporros; huraños, geniales, aburridos, poetas,
cantores, manitas, escritores, cocineros... entre todos juntamos un montón de
habilidades, de cualidades, y un montón (¡más vistosos, que le vamos a hacer!) de
defectillos.
Pero ¿acaso nuestra humanidad, nuestra diferencia, puede hacernos menos
comunitario?
Quiero tener una comunidad grande, donde quepan todos sin apreturas, con sitio para
bailar, para abrazarnos. Eso de la vocación comunitaria, la opción por la unidad, es
bastante complicado, si se mira bien. Obliga a des-centrarse permanentemente, para
re-conocer al hermano que llega (desde el mundo de los pobres, desde otras
comunidades, desde el trabajo...) y darle la mejor de las bienvenidas, y sentarlo en el
mejor de los sitios, y darle el mejor de los tratos. Y también para descubrir al hermano
que se aleja, y decirle adiós (mejor hasta luego), y que no se aleje mucho (¿o me alejo
yo?), y escribirle una carta cada minuto, y recordar (y recordarle) el sueño
compartido, y seguir soñándolo.
No quiero que la unidad envejezca conmigo. Y quiero envejecer en unidad. “
Y Pasionistas..Tenemos un color..
VIDA DE FAMILIA..Al puro estilo de las primeras comunidades
cristianas..OPTAMOS por ser hombres de Dios..EXPERIMENTAMOS la alegría de
la convivencia..COMPARTIMOS desde una actitud evangélica..ACEPTAMOS
nuestras diferencias..HOGAR donde se escucha el entusiasmo de los jóvenes y se
respeta la sabiduría de los mayores, en un clima de confianza y afecto..
No somos ni los mejores, ni los únicos pero aquí estamos creyendo en un por
qué y en un para qué..Cada congregación en la Iglesia es un fruto del Espíritu..
Pablo de la Cruz dio el nombre de pasionistas al movimiento caracterizado por
la “memoria de la pasión”, el “grato recuerdo” de su pasión y muerte..Mirar a
la cruz..
En la vivencia de la memoria de la pasión no se excluye ningún modo de vida:
todos tenemos nuestro espacio para caminar..
PARA la REFLEXION