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Pensar teológico

Y abonando a este respecto parece que no se trata de una mera


actualización como quien desempolva algo viejo, le da un retoque y listo. La
teología tendrá que seguir los pasos marcados por su método hermenéutico
que la vuelva genuinamente hacia la realidad y al contexto concreto y que a
su vez la refiera completamente y sin dudar hacia la tradición como fuente
ineludible de horizonte. A este respecto veamos cómo lo expresa Torres
Queiruga: “De ahí que la primera urgencia sea la de romper la rutina y,
<<volviendo a las cosas mismas>>, tratar de rehacer la experiencia de la
revelación en sí misma.”1
Y continuando con la idea habrá que decir que la tradición, así como una
responsable referencia a ella completan el cuadro interpretativo que la
Iglesia expresada en su labor teológica tendrá que articular constantemente
para no dejar de producir un sentido fresco y contextualizado de la
Revelación del Dios humanado, a este respecto recordemos la diáfana
síntesis que nos regala el P. Parra en su texto: “Los elementos en juego, es
decir, el mundo de la tradición, el mundo del intérprete y el mundo de la
práctica operativa del sentido percibido no operan a distancia de ellos
mismos, sino en circularidad recíproca; tampoco en desigualdad de valor
entre ellos mismos, sino como elementos cada uno integrantes y cada uno
integradores del todo de la comprensión histórica.”2

Hermenéutica en teología

Difícil es la tarea de pretender conservar aquello que se considera como


valioso, en este sentido los ‘dogmas’ no pueden ser meros reductos
abstractos que sean sólo para mostrarse y que se constituyan así mismos
como un mundo aparte que se hace presente como un juez cada vez que
alguien osa lanzar una pregunta aunque sea pertinente a lo ya dicho. En
este sentido, los escritos neotestamentarios no podrán ser sino un
<<depósito>> de verdades que si habrá que conservar y transmitir
fielmente, sin embargo afirma Torres Queiruga: “[…] que ninguna profecía
de la Escritura es objeto de interpretación privada.” 3 De manera, que en
cuanto depósito común tendrá que estar sometido al riesgo de un ejercicio
interpretativo que no pretenda volver a cero, echando por tierra “aquel
precioso depósito” sino que en diálogo circular sea un ‘instrumental

1
Torres Queiruga, Andrés. “La revelación de Dios en la realización del hombre” en:
http://books.google.com.co/books?id=ZMYJRxVWm88C&pg=PA43&dq=revelaci
%C3%B3n+en+el+Antiguo+Testamento&cd=2#v=onepage&q=&f=false Pág. 28.
2
Parra Alberto, Textos, Contextos y Pretextos: Teología Fundamental,
Universidad Javeriana, Bogotá 2005, 162.

3
Torres Queiruga, Andrés. “La revelación de Dios en la realización del hombre” en:
http://books.google.com.co/books?id=ZMYJRxVWm88C&pg=PA43&dq=revelaci
%C3%B3n+en+el+Antiguo+Testamento&cd=2#v=onepage&q=&f=false Pág. 45, 46.
interpretativo’ eficaz en orden a comprender hoy lo que Dios ha revelado
como verdad y vida para los hombres.

Y ante la disyuntiva, innovación y tradición habrá que decir, sí; sólo si por
ello comprendemos lo que ya afirma Geffré: “La teología como
hermenéutica es siempre un fenómeno de reescritura a partir de escritos
anteriores. Se pude definir como un nuevo acto de interpretación del
acontecimiento Cristo basado en una nueva correlación crítica entre la
experiencia cristiana fundamental de que da testimonio la tradición y la
experiencia humana actual.”4

Del mito al logos

Este movimiento del mito a la experiencia y no del mito al logos es lo que a


fin de cuentas caracteriza la relación genealógica entre el pasado y el
presente, que no se deja engañar por un conocimiento metafísico de la
verdad que desconoce la historicidad radical de toda verdad para iniciar una
relación madura en la cual se acepta una relación bajo el signo de la
discontinuidad, diferencia y alteridad que apunta indudablemente a una
producción que sin renunciar al sentido no lo fije en las coordenadas de un
contexto pasado. A este respecto afirmamos junto con Geffré que: “[…] hay
que establecer una relación genealógica entre el pasado y el presente. No
se puede afirmar la significación del origen más que ne la voluntad presnete
de hacerse cargo del pasado como origen.”5

Recobrara la niñez

Este volver a un estado pasado podría contener la semilla de la comodidad,


es decir, que anhelando lo que ya fue y en cuanto realidad primigenia se
quiere volver a ella como negación de un futuro que se tendrá que asumir si
es que se pretende avanzar en un itinerario de madurez en la fe. Ese volver
no tendrá que ser un desentenderse del presente que mira al pasado con
melancolía sino que ha de ser un constante esfuerzo por construir hoy un
sentido nuevo, no en contenidos porque las significaciones del misterio
cristiano se han revelado en Cristo Jesús, el asunto es ponerlas en función
de la Iglesia presente y de la sociedad, en un camino que continua y que
como dice Geffré, que al: “[…] trascender los primeros significantes del
lenguaje de la revelación gracias a los nuevos significantes que le ofrece un
determinado estado de la cultura filosófica y científica […] La teología se
puede definir como el esfuerzo por hacer más inteligible y más significativo
para hoy el lenguaje ya constituido de la revelación.”6

4
Geffré Claude, El Cristianismo ante el riesgo de la interpretación,
Ediciones Cristiandad, Madrid 1984, p. 74.

5
Geffré Claude, El Cristianismo ante el riesgo de la interpretación, Ediciones
Cristiandad, Madrid 1984, p. 74.
6
Geffré Claude, El Cristianismo ante el riesgo de la interpretación, Ediciones
Cristiandad, Madrid 1984, p. 85.

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