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Muchas personas creen que aceptar a Jesús es una forma de calmar la ira de Dios y que
le están haciendo un favor a Dios al aceptarlo, cuando en realidad no entienden que si
se acercaron a Jesús fue sólo porque el Padre en su infinita misericordia se los permitió.
El propósito de TODOS los cristianos es ser como Jesús; para esto fuimos
predestinados, llamados, justificados y glorificados.
Nótese que el v. 29 NO dice “y los conoció a TODOS antes para que TODOS fuesen
predestinados...” ¡¡¡NO!!! La palabra no dice esto sino que “a los que antes”. La
palabra es clara al decir que sólo algunos fueron conocidos y predestinados por Dios
para ser como Jesús. Por esto mismo Jesús dice: “Porque muchos son llamados, y pocos
escogidos” (Mateo 22:14).
Si fuimos llamados es porque fuimos predestinados y, por ende, conocidos por Dios
“antes de la fundación del mundo”, ¡QUE PRIVILEGIO, DIOS TE CONOCIÓ DESDE
ANTES DE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO!.
Por eso es necesario ser discípulos, pues siguiendo sus pasos seremos como él. Ahora,
para andar como él anduvo hay una condición: CONOCERLE.
“Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de
qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la
tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo,
perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero
cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de
Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo
por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que
es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin
de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos,
llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la
resurrección de entre los muertos.” Filipenses 3:4-11
Pablo entendió excelentemente bien este principio, él estima TODO como basura
para:
- Conocer a Jesús.
- Ser hallado en él (o sea, ser como él).
- Conocer el poder de la resurrección.
- PARTICIPAR DE SUS PADECIMIENTOS.
- Ser semejante a Cristo incluso en su muerte.
Que tremendo, él no sólo quería las cosas aparentemente buenas sino también lo que
(a nuestros ojos) es doloroso: sufrir por el Maestro, sólo por amarle. ¡Qué privilegio!
Debemos entender que Jesús acá en la tierra fue un “varón de dolores, experimentado
en quebrantos” (Isaías 53).
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que
hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” Mateo 7:21
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro. Romanos 6:23; nótese que la palabra dice EN Cristo, no con Cristo.
Sólo Dios puede santificarnos: Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y
todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de
nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 5:23.
El propósito de Dios está sumamente ligado a su voluntad, pues sólo al ser como Jesús
podemos lograr la santidad en nuestra vida.
Dedícate, esfuérzate, niégate; para llegar a ser como Jesús, para ser un discípulo de él,
para aprender su vida a través de una relación de intimidad con él en oración, ayuno,
lectura de la palabra y congregación; porque sólo siendo como él serás ese nuevo
hombre y lograrás la santidad de Dios en tu vida.
"y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad."
Efesios 4:24.