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DERECHO ROMANO

Resumen libro Juan Iglesias


PROGRAMA
INTRODUCCIÓN
Tema 1: Conceptos fundamentales
1. Concepto del Derecho: el Derecho; Derecho objetivo y Derecho subjetivo
2. La interpretación del Derecho

Tema 2: Historia de la constitución política romana


1. Política y Derecho en Roma 4. El Principado: Constitución política;
2. La Roma primitiva Italia y las provincias
3. La República romana: Constitución 5. Imperio absoluto: Constitución
política; Italia y las provincias política; provincias y ciudades

Tema 3: Historia del Derecho romano


1. El Derecho romano y su estudio 8. Edictos de los magistrados
2. Fases de desarrollo del Derecho 9. La ciencia jurídica
romano 10. Las codificaciones:
3. Costumbre - Compilaciones prejustinianeas
4. Ley - Compilación de Justiniano
5. Plebiscito - Compilaciones posjustinianeas
6. Senadoconsultos 11. Supervivencia del Derecho romano:
7. Constituciones imperiales Historia de los estudios de DR

Tema 4: Ideas del Derecho


1. Ius 7. Ius publicum y ius privatum
2. Ius y fas 8. Ius scriptum y ius non escriptum
3. Aequitas 9. Ius commune y ius singulare
4. Iustitia 10. Ius civile, ius gentium, ius naturale
5. Jurisprudentia 11. Ius civile y ius honorarium
6. Tria iuris praecepta
LIBRO I: PARTE GENERAL
Tema 1: El sujeto de Derecho
1. Persona y capacidad 6. Cap. jca y de obrar. Causas modificativas
2. Persona física. Existencia del hombre 7. Capitis deminutio: Concepto y
3. Status libertatis. Libres y esclavos clases. Efectos
- Esclavitud. Situación jca del esclavo 8. Muerte
- Causas y extinción de la esclavitud 9. Personas jurídicas

- Restricción a la libertad de manumitir - Ntza de la personalidad jurídica

- Los libertos y el patrono - Personalidad jurídica en el DR

- Situaciones afines a la esclavitud 10. Asociaciones

4. Status civitatis - Definición. Nombres y especies

- Ciudadanos. Latinos. Peregrinos - Requisitos

- Adquisición de la ciudadanía - Capacidad jurídica

5. Status familiae - Organización interna


11. Fundaciones
Tema 2: Negocios jurídicos
1. Concepto y clases 5. Voluntad y manifestación. Vicios de
2. Formas de manifestar la voluntad la voluntad
3. Manifestación de la voluntad por 6. Ineficacia de los negocios
medio de otro y representación 7. Convalidación y conversión
4. Elementos accidentales: Condición,
término y modo
Tema 3: Procedimiento civil
1. Introducción - El procedimiento civil romano.
- Ejercicio y protección de derechos Épocas que comprende
- Actio 2. Procedimiento de las legis actiones

- Clases de acciones 3. El procedimiento formulario

- Acumulación de acciones - Origen y carácter

- Prescripción de acciones - La fórmula. Estructura y partes

- Iudicium. Iudicium legitimum y - Varias especies de fórmulas

iudicium, quod imperio continerur 4. La marcha del procedimiento

- Procedimiento in iure y apud - Magistrados y jueces


iudicem - El fuero
- El tiempo - Missiones in possessionem
- Las partes y sus representantes - Stipulationes praetoriae
- Procedimiento in iure. Iniciación del - Restitutiones in integrum
proceso 6. La cognitio extra ordinem y el
- La litis contestatio proceso postclásico
- Procedimiento apud iudicem. - Tramitación del proceso
Tramitación hasta la sentencia - Citación. Comparecencia. Defensa
- La sentencia - La sentencia
- Ejecución de la sentencia - Costas
5. Protección jurídica extraprocesal
- Procesos especiales
- Interdicta
LIBRO 2: DERECHOS REALES
Tema 1: Las cosas
1. Concepto y clases de cosas
- Cosas - Cosas fungibles y no fungibles
- Res in patrimonium y res extra - Cosas divisibles e indivisibles
patrimonium. Res in commercio y - Cosas simples, cosas compuestas y
res extra commercium universalidad de cosas
- Res mancipi y res nec mancipi - Cosas accesorias y partes de cosas
- Res mobiles e inmobiles - Frutos
- Cosas consumibles y no
consumibles
Tema 2: Los derechos reales en general
1. Concepto y diferencias con los derechos personales. Especies de derechos reales
- Derechos reales y personales - Especies de derechos reales
- Actio in rem y actio in personam
Tema 3: La propiedad
1. Concepto e historia de la propiedad
2. Formas de la propiedad
- Dominium ex iure Quiritium - Propiedad provincial
- In bonis habere - Propiedad peregrina
3. Limitaciones legales de la propiedad
- Relaciones de vecindad - Limitaciones de Derecho público
4. Formas de adquirir la propiedad. Clasificaciones
5. Modos originarios de adquisición: Ocupación. Adquisición del tesoro. Accesión.
Especificación. Confusión y conmixtión. Adquisición de frutos. Adiudicatio. Litis
aestimatio
6. Modos derivativos: Mancipatio. In iure cessio. Traditio. Usucapio
7. Protección de la propiedad
- Rei vindicatio - Cautio damni infecti
- Actio negatoria - Operis novi nunciato
- Interdictum quod vi aut clam
8. El condominio

Tema 4: La posesión
1. Posesión y propiedad 5. Adquisición de la propiedad
2. Usus y possessio 6. Conservación de la propiedad
3. Especies de posesión 7. Pérdida de la propiedad
4. La posesión del precarista, acreedor 8. Defensa de la propiedad
pigniraticio y secuestratario 9. Quasi- posesión de los derechos

Tema 5: Servidumbres y usufructo


1. Servidumbres: concepto y 5. Prortección de las servidumbres
distinciones. Servidumbres prediales 6. Usufructo y derechos análogos
2. Principios generales relativos a las - Usufructo
servidumbres - Usus
3. Tipos de servidumbres - Habitatio
4. Constitución de las servidumbres
- Operae servorum

Tema 6: Enfiteusis y superficie

Tema 7: Derechos reales de garantía: prenda e hipoteca


1. Introducción 7. Contenido del derecho de prenda
2. Fiducia 8. Pluralidad de derechos de prenda
3. Pignus sobre la misma cosa
4. Hypotheca 9. Acciones
5. Constitución del pignus 10. Extinción del derecho de prenda
6. Objeto del pignus

LIBRO 3: DERECHO DE OBLIGACIONES


Tema 1: Concepto y evolución histórica de la obligación
Tema 2: El objeto de las obligaciones
1. La prestación: clases. Especies de obligaciones atendiendo a su objeto
- La prestación
- Obligaciones divisibles e indivisibles
- Obligaciones genéricas y específicas
- Obligaciones alternativas
- Obligaciones de dinero
Tema 3: Sujetos de las obligaciones
1. Obligaciones ambulatorias
2. Obligaciones parciarias, cumulativas y solidarias
3. Elementos personales de la obligación. Ppio de vinculación exclusiva de los contratantes
- Estipulaciones a favor de tercero - Créditos y deudas por intermedio de
- Estipulaciones a cargo de terceros personas en potestad
- Deudas contraídas por intermedio
de extraneae personae

Tema 4: Eficacia de las obligaciones


- Obligaciones naturales
Tema 5: Fuentes de las obligaciones
- Clasificación de las Instituciones de Gayo
- Clasificaciones de los libri rerum cottidiarum sive aureorum
- Clasificación justinianea

Tema 6: Obligaciones nacidas de contrato


1. El sistema contractual romano
2. Contratos reales
- Nociones generales - Depósito
- Mutuo - Prenda
- Comodato - Fiducia
3. Contratos consensuales
- Nociones generales - Sociedad
- Compraventa - Mandato
- Arrendamiento
4. Contratos formales
- Nociones generales - Stipulatio
- Dotis dictio - El contrato literal
- Promissio iurata liberti - Los archirografa y los syngrapha
- Vadiatura - Promesas abstractas del Derecho

- Praediatura pretorio

5. Contratos innominados: Concepto. Principales contratos innominados


6. Los pactos
Tema 7: Obligaciones derivadas de actos lícitos no contractuales
1. Promesa unilateral
2. Negotiorum gestio y figuras afines
3. Enriquecimiento injusto
4. Communio incidens

Tema 8: Obligaciones derivadas de acto ilícito


1. Delitos. Nociones generales
2. Furtum
3. Rapina
4. Damnum iniuria datum
5. Iniura
6. Los actos ilícitos del Derecho pretorio (cuasi- delitos)

Tema 9: Cumplimiento de las obligaciones


1. Lugar y tiempo de la prestación
2. El incumplimiento de las obligaciones y sus presupuestos
3. Efectos del incumplimiento imputable al deudor
4. Mora

Tema 10: Garantía y refuerzo de las obligaciones


1. Garantía de las obligaciones
- Fianza - Mandatum pecuniae credendae
2. Refuerzo de las obligaciones
- Arrha - Juramento
- Cláusula penal
Tema 11: Extinción de las obligaciones
1. Los modos de extinción
- Causas de extinción ipso iure
- Causas de extinción ope excepcionis
Tema 12: Transmisión de los créditos y de las deudas
1. Transmisión de los créditos
2. Transmisión de las deudas
INTRODUCCIÓN

Tema 1: Conceptos fundamentales


Concepto del Derecho: el Derecho; Derecho objetivo y Derecho subjetivo
En su acepción objetiva, la palabra Derecho se traduce por “ordenamiento jurídico”, y
se define como el conjunto de normas que regulan la convivencia social (norma
agendi).
La fuente principal del Dcho es el Estado, y tiene las siguientes características:
a) Coactividad. Es susceptible de ser impuesto por la fuerza
b) Bilateralidad. Enfrenta a un sujeto con otro, ordenando que éste observe respecto
de aquél un determinado comportamiento. El vínculo que uno al sujeto activo y al
sujeto pasivo es la relación jurídica.
c) Abstracción. Regula una serie hipotética e indefinida de casos
d) Generalidad. Contempla una categoría genérica de casos

En sentido subjetivo, la palabra "derecho" significa facultad, poder o autorización


reconocida a los particulares por el ordenamiento jurídico (facultas agendi). Sin
embargo, lo que actualmente se conoce como derecho subjetivo en Roma sólo puede
definirse como poder; como poder personal y no como facultad. Se trata del poder apto
para proyectarse legítimamente sobre las cosas o las personas.

La interpretación del Derecho


Dado el carácter abstracto y general de las normas jurídicas, se hace necesaria su
interpretación, la cual tiende a establecer una certera adecuación entre una determinada
norma y el caso concreto al que ha de aplicarse.

La interpretación puede ser de distintas clases por razón del sujeto que la realiza:
a) Interpretación judicial: la interpretación es realizada por el juez
b) Interpretación doctrinal: es realizada por un jurista o experto del Derecho

De la interpretación propiamente dicha (la realizada por el juez o por el jurista o


profesional del Derecho) se distingue la interpretación auténtica, que se lleva a cabo
por los órganos legislativos del Estado. Aunque más que de interpretación hablaríamos
de una norma nueva que se sobrepone a la anterior.

Actualmente, son intérpretes de la ley el juez, de modo principal, y el jurisconsulto, de


manera subsidiaria.
La actual tarea interpretativa se distingue de la romana en que en Roma lo
jurídico tiene carácter consuetudinario, y logra su expansión gracias a la interpretación
de los juristas, y no de los jueces.
La ley nueva que importa la interpretación auténtica regula hechos o situaciones
pasadas, cuando la nota común de toda norma jurídica es la de proyectarse hacia el
futuro (irretroactividad de las leyes).

Además, se distingue entre:


a) Interpretación gramatical: se intenta descubrir el significado literal del texto de la
ley (vox iuris).
b) Interpretación lógica: atiende al sentido de la norma (ratio legis), deduciéndolo de
su origen, sus fines y de su encaje armónico dentro del ordenamiento jurídico
c) Interpretación extensiva: La letra de la ley no se acerque a su propio espíritu
d) Interpretación restrictiva: La letra de la ley sobrepasa su espíritu
e) Interpretación analógica: Se produce cuando no hay ninguna norma que regule un
caso concreto, de forma que se proyecta sobre él los elementos de una norma amplia
reguladora de un caso sustantivamente idéntico o semejante (analogía legis) o el
principio que informa a un conjunto de normas o al ordenamiento jurídico en
conjunto (analogía legis).

Tema 2: Historia de la constitución política romana


Política y Derecho en Roma
Los gérmenes de la organización política y jurídica pueden encontrarse en la familia y
en la gens. Preámbulo del Estado pueden ser la gentes, o agrupaciones de gentes, o
incluso formaciones sociales de otro tipo.
Política y Derecho se conciertan en la tarea constructora de los grupos menores,
para dar después vida al Estado. Desde la época primitiva hasta el Imperio, nos
encontramos en Roma con un Derecho encaminado a reforzar los lazos de asociación, a
sofocar las tendencias disgregadoras, a procurar el bien común en la ley común. Nos
encontramos con un pueblo que hace de la experiencia su máxima regla de oro. Lo
mejor de lo político descansa en la intuición, la lógica y el buen sentido.
Roma crea; el Derecho romano es un producto de la fuerte virtualidad creadora
del genio político. Política y Derecho laboran al unísono para cumplir una misión de
dimensión universal.

La Roma primitiva
De acuerdo con la tradición, se señala como fecha fundacional de Roma la de los años
754 ó 753 a. C. La verdad es que la civitas quiritaria (a los antiguos ciudadanos
romanos – los patricii- se les conoce como Quirites) surge tras un largo proceso de
integración política.
Desde su nacimiento hasta el s. III D.C. Roma es una ciudad- Estado; esto es, un
agrupamiento de hombres libres, establecidos sobre un pequeño territorio, y dispuestos
a defenderlo contra cualquier injerencia extraña y conjuntamente partícipes de las
decisiones que importan al interés común.

La célula primaria es la familia. Al jefe de ésta (paterfamilias) se someten por igual


personas y cosas, y el agregado de unas y otras es lo que se llama familia. El vínculo
que uno a los individuos con el jefe no tiene su fundamento en la sangre, sino en el
sometimiento a la misma autoridad.
De la familia se va a la gens. Ésta es un agrupamiento, mayor o menor, de
comunidades familiares. El lazo que une a los miembros gentilicios bajo la común
autoridad del pater gentis es el de la razón política.
De la agregación de varias gentes nace Roma. Al surgir el Estado (civitas) como
grupo político unitario y supremo, no desaparecen los grupos políticos menores
(familiae, gentes); aunque la gens queda reducida a una lejana memoria de lo que fue en
la época republicana, pero la familia conserva siempre los rasgos de su antigua
estructura.

La civitas de los 4 primeros siglos se emparienta con la gens: se es civis en cuanto se es


gentilis, y la gentilidad originaria tiene cuño patricio, de forma que las gentes plebeyas
se suman a las tareas del gobierno de la civitas y adquieren rango respecto al goce de los
derechos privados sólo tardíamente.

El régimen político de la Roma primitiva descansa en 3 órganos: rey, senado y


comicios.

Rey. Es el sumo sacerdote, jefe del ejército, juez supremo y cabeza rectora. Está asistido
por el senado, que nace como órgano asesor del rey. Es soberano vitalicio.

Senado. A él pertenecen, en principio, los patres de las gentes fundadoras de la civitas.


A parte de asistir y aconsejar al rey, el senado decide (con su autoritas) sobre la validez
de los acuerdos tomados por las asambleas populares (comitia). Además, asume las
riendas del poder regio al quedar vacante la más alta magistratura (interregnum).
Muerto el rey, los patres ejercen el poder durante 5 días cada uno, hasta que el pueblo
aclama al nuevo monarca (lex curiata de imperio), designado por el predecesor (lo más
habitual) o por el interrex de turno, si el anterior rey no previó la sucesión.

Comicios. El antiguo pueblo romano se halla distribuido en 3 tribus, cada una de las
cuales se divide en 10 curias. Las 30 curias constituyen la asamblea general de los
patricios, cuyas funciones no son bien conocidas; lo que sí sabemos es que carecen de
poder para elegir magistrados y poder legislativo. Además de su intervención en la lex
curiata de imperio y de su asistencia a las declaraciones de guerra, las curias sólo
cuentan en asuntos religiosos, así como en actos que afectan a la vida de los grupos
familiares o gentilicios. Por último, las curias contribuyen a la defensa de la civitas.

La República romana
Constitución política
En el año 510 a. C. Una revolución pone fin al poder despótico del último rey. Servio
Tulio procede a una nueva ordenación de la civitas, de forma que el territorio queda
dividido en tribus de nuevo cuño. Las nuevas tribus son 4 y constituyen distritos
político- administrativos.
La población es dividida en clases y centurias. Se crean 5 clases, integradas por
propietarios en función del valor de la tierra. La pertenencia a cada clase determina la
contribución que ha de pagarse al Estado.
Las clases se dividen en centurias, que suman en total 193 integradas por todos
aquellos que están obligado al servicio de las armas, incluidos los que no son
propietarios de tierras. Las 193 centurias se dividen de la siguiente manera:
a) A la cabeza de este ordenamiento militar está la caballería, reservada a los patricios
y cuyos miembros gozan de una situación privilegiada. Cuenta con 18 centurias.
b) Tras la caballería se encuentra la infantería, dividida en 5 clases:
- La primera clase consta de 80 centurias
- La 2ª, 3ª y 4ª tienen 20 centurias cada una
- La 5ª clase tiene 30 centurias
c) Soldados que no son propietarios fundiarios, que cuentan con 5 centurias
d) Los que no tienen nada y que por tanto no pueden procurarse armamento sólo
contribuyen al Estado con su prole y quedan agrupados en una centuria infra
classem.

El ordenamiento centuriado sirve de base, no sólo al ejército, sino también a una nueva
asamblea: los comitia centuriata. Esta asamblea, dado su carácter militar, se reúne fuera
de la ciudad y es convocada por un magistrado con imperium, y decide sobre las
propuestas del convocante.
Se caracteriza por su tendencia timocrática, plutocrática y conservadora. La
unidad de voto es la centuria, y la votación comienza por las 18 centurias de los
caballeros (en la que impera el elemento patricio) y las 80 de infantes de primera clase
(en la que impera la riqueza cuantiosa). La unión de ambos significa la mayoría, sin que
haya que proseguir la votación.
Además de la riqueza, en esta asamblea prevalece la edad. Los ancianos son
menos pero la existencia de igual número de centurias determina un rango privilegiado
para la ancianidad.

La instauración de la República no supuso una ruptura violenta con la constitución


regia. Pasará mucho tiempo hasta que el rey se vea convertido en simple jefe de los
asuntos religiosos para llegar un momento en que tal jefatura es asumida por el máximo
pontífice. Sólo a mediados del s. IV a. C. se dibuja claramente la efectiva organización
republicana.
La República presenta una forma de solidaridad entre la vieja y tradicional casta
patricia y la plebe. El ordenamiento centuriado favorece a la plebe con concesiones
puramente formales. El voto de los plebeyos es tan teórico que los poderosos
constituyen la mayoría. La plebe, que ha aumentado, aspira a una participación efectiva
en el mando; consciente de su alto papel social y dado que el patriciado no accede a las
demandadas reivindicaciones, recurre a la secesión, a la huelga integral. Se llega a un
pacto y en el año 494 se instaura el tribunado de la plebe, defensor de ésta mediante la
intercessio, contra los abusos del patriciado. Facultades del tribuno de la plebe:

- Intercessio: defensa de la plebe contra los abusos del patriciado


- Intercedere: derecho de paralizar cualquier decisión de un magistrado
- Sacrosanctitas: es declarado sacer quien atente contra sus personas, pudiendo ser
matado por cualquier ciudadano

La plebe, con sus atributos y sus propias asambleas (concilia plebis) se dedica a la
realización de un programa de reivindicaciones en busca de la integración de las dos
clases.
En lo político reivindican la validez general de los plebiscitos, y el acceso al
consulado y demás magistraturas y al senado.
En lo jurídico, buscan la redacción de un código común a las dos clases, y que se
acabe con la prohibición de los matrimonios mixtos. Ambas pretensiones van a lograrse,
la primera con la redacción de las Ley de las XII Tablas y la segunda por la Lex
Canuleia.
En lo social, los plebeyos consiguen la prohibición de intereses usurarios, la
condonación y moratoria de las deudas, y la participación en la división del ager
publicus.

El Estado patricio- plebeyo se caracteriza por la armonía existente entre los 3 órganos
de la comunidad: la magistratura, los comicios y el Senado.

Magistratura
No constituye un cuerpo jerarquizado con funciones bien deslindadas. Se distingue por
obrar de acuerdo con una mentalidad elemental y práctica, acorde con el real sentido
político de la sociedad romana.
El magistrado está investido de una potestad de mando que cuando es suprema
(en el caso de los cónsules, el pretor y el dictador) se llama imperium, y constituye un
poder originario y soberano al que ningún ciudadano puede sustraerse. Entre los
atributos del imperium figuran los siguientes:
- Suprema dirección del gobierno del Estado
- Mando militar
- Ius edicendi: derecho de dirigirse al pueblo y dictar ordenanzas
- Iurisdictio: facultad de administrar justicia civil y criminal
- Ius agendi cum patribus: derecho de convocar y presidir al senado
- Ius agendi cum populo: derecho de convocar y presidir a los comicios
- Coercitio: poder disciplinario
- Ius auspiciorum: facultad de consultar la voluntad de los dioses antes de la
celebración de ciertos actos

El poder de los magistrados sufre varias limitaciones:


- Temporalidad. Normalmente, el magistrado ejerce el cargo por el tiempo de 1 año.
Suponen una excepción a esta regla general el dictador (6 meses) y los censores (18
meses).
- Colegialidad. Dentro de cada categoría hay 2 ó más magistrados, que desempeñan
la función en régimen de colegialidad, lo cual significa que, siendo pleno e íntegro
el poder de cada magistrado, éste puede limitarse por el veto o intercessio de
cualquiera de ellos.
- Intercessio de los tribunos de la plebe. Compete a los tribunos de la plebe la
facultad de oponerse a las decisiones de los magistrados que consideren
perjudiciales para los derechos o intereses de la plebe.
- Provocatio ad populum. Todo ciudadano puede apelar ante los comicios contra la
pena o castigo disciplinario impuestos por un magistrado.
- Responsabilidad. Los magistrados mayores (elegidos en los comicios centuriados)
responden de los actos contrarios a la ley que hayan cometidos al final del ejercicio
del cargo; los magistrados menores (designados por los comitia tribuna) responden
de los mismos antes de dejar la función.

Los magistrados son elegidos por las asambleas populares y entran en el ejercicio de su
cargo por razón del propio nombramiento sin requerirse un acto especial de aceptación.

Aún faltando la idea de jerarquía hay diferentes categorías de magistrados que afectan
principalmente a la eficacia del veto y a los auspicios.
Entre los principales magistrados figuran:
- Los 2 cónsules, jefes anuales del Estado y del ejército
- Los praetores, encargados de administrar justicia
- Los 2 censores, encargados de administrar el ager publicus, la lectio senatus y la
formación del censo de los ciudadanos (utilizado en el sufragio, la tributación,
servicio militar y la tutela de las costumbres)
- Los 2 aediles curules, con funciones de policía ciudadana
- Quaestores, magistrados auxiliares de los cónsules y censores, que intervienen en la
administración de la justicia criminal, en la percepción de multas y confiscaciones y
en el gobierno de la tesorería estatal.
- Dictator: magistrado único, supremo y extraordinario, que sustituye a los cónsules
en momentos de grave peligro para la República.

A veces, los magistrados ordinarios son prorrogados por un año en el ejercicio de su


cargo por decisión de los comicios. Los cónsules y pretores prorrogados reciben los
nombres de proconsul y propraetor.
Comicios
Las asambleas populares son tres: la Comitia curiata, la Comitia centuriata y la
Comitia tribuna. A estas hay que añadir una cuarta: concilia plebis (asamblea de la
plebe).
a) Comitia curiata. En la época republicana pierden eficacia estos comicios.
b) Comitia centuriata. Intervienen en la elección de los magistrados con imperium
(cónsules, dictador y pretores) y de los censores, así como en la votación de las
leyes propuestas por tales magistrados. Las preside un magistrado con imperio o un
cuestor o un tribuno, y también, en juicios por multas, un censor o un edil.
c) Comitia tribuna. Los concilia plebis o asamblea de los plebeyos, eligen los tribuni
plebis y los ediles plebeyos, votan los plebiscitos propuestos por éstos y acogen la
provocatio contra determinadas penas impuestas por los tribunos. Los comitia
tribuna son los concilia plebis convocados por los magistrados con imperio para
elegir los magistrados menores o para la votación de las leyes.

La reunión de las asambleas tiene lugar por convocatoria de un magistrado, que las
preside.
La convocatoria se hace de acuerdo con un determinado ceremonial y en
determinado lugar y tiempo.

Senado
El Senado es la asamblea de los hombres más representativos por su riqueza y autoridad
y es defensor de la tradición genuina y el eje de la vida política romana. En principio,
está integrado sólo por patricios pero posteriormente tienen acceso a él los plebeyos
aunque sin lograr la calificación de senadores.
El nombramiento de senadores recae en ex magistrados. Hasta la ley Ovinia la
designación se hace por los cónsules, pero con dicha ley son los censores los que
revisan cada lustro la composición de la asamblea senatorial.
El Senado interviene en funciones de alto rango: relaciones internacionales,
guerra, hacienda, culto, dirección del ejército, designación de gobernadores de las
provincias, distribución de funciones entre los magistrados... En caso de grave peligro
puede conferir el poder único y absoluto a los cónsules, suspendiendo todas las
garantías constitucionales. Además, decide sobre las deliberaciones de los comicios
prestándoles su auctoritas; tal prestación perdió vigor cuando se hizo preventiva
respecto de las liberaciones legislativas y electorales.
El Senado se reúne por la convocatoria de un magistrado con imperio en forma y
lugar determinados. Expuesta la cuestión por el convocante (que preside el Senado) los
senadores son interrogados de acuerdo con su categoría de ex magistrados, comenzando
por los de más autoridad o prestigio, y siempre en primer lugar por el princeps senatus,
el ex censor patricio más anciano. Lo decidido, siempre por mayoría, se denomina
senadoconsulto.

Italia y las provincias


La organización jurídica de los territorios italianos no se hace siguiendo una directriz
uniforme, sino que se establecen 3 sistemas de organización: la alianza o federación, la
incorporación a la ciudadanía y la fundación de colonias.

Alianza. Roma celebró una alianza con las antiguas ciudades del Lacio, de acuerdo con
la cual, quedaron en un plano de igualdad Roma y sus aliados; sin embargo, se produjo
una guerra entre ambas y la victoria romana llevó a la disolución de la liga; tras ella,
algunas ciudades quedaron unidas a Roma participando por completo en su vida
política, y otras quedaron sometidas en relación de vasallaje.
El vasallaje latino afecta a la mayoría de las ciudades latinas y las hace
comunidades de semiciudadanos. Entre ellas, las más favorecidas gozan de autonomía
política interna, de ius comercii, ius conubii y ius sufragi (limitado a los días en que se
encuentren en Roma y haciéndolo valer en una sola tribu sacada a suerte); además,
pueden adquirir la ciudadanía romana renunciando a la propia y trasladando su
domicilio a Roma. Como contrapartida, los latinos se supeditan a la política
internacional romana en términos de no poder ejercer el ius belli et pacis por propia
decisión; además, deben ayudar a Roma en caso de guerra con hombres y dinero.
El sistema de alianzas puesto en práctica con los latinos es extendido a las
comunidades de Italia.
Anexión de los territorios conquistados. La expansión de Roma en Italia se produce
también mediante la anexión de los territorios conquistados y la incorporación de sus
habitantes al Estado romano. El territorio queda afecto al sistema administrativo de las
tribus y los habitantes de las ciudades italianas incorporadas se equiparan a los
ciudadanos romanos o quedan en situación de subordinación (por negárseles el derecho
de voto). Las ciudades incorporadas a Roma reciben el nombre de municipio y se
caracterizan por conservar su autonomía administrativa y sus magistrados; participan de
la ciudadanía romana de pleno o limitada en el campo del Derecho público.

Fundación de colonias. Obedece, en principio, a razones militares. Las colonias


constituidas exclusivamente por ciudadanos romanos tienen igual régimen que los
municipios. Las colonias también podían ser formadas por latinos o por romanos que
renuncian a la ciudadanía romana.
La fundación de las colonias se regula por senadoconsulto.

Por vía de conquistas, Roma se adueña de la cuenca mediterránea e inaugura el sistema


provincial, que abarcará un territorio de dimensiones colosales, en el que la pauta de
organización política es por lo general el otorgado a las ciudades itálicas.
Los territorios extraitálicos quedan incorporados al Estado romano, que ejerce
sobre ellos un derecho de propiedad. El gobierno de cada territorio se confía a un
magistrado con imperio que está asistido en los asuntos financieros por un cuestor, y en
los administrativos y jurisdiccionales por varios asesores, comites o contubernales.
La esfera de competencia del gobernador se llamó provincia, la cual fue dividida
en distritos.
En los pleitos entre romanos el gobernador aplica las normas del praetor
urbanus; en los surgidos entre indígenas de la misma ciudad, el gobernador actúa
discrecionalmente teniendo en cuenta las costumbres locales; y en los litigios entre
ciudadanos de distintas ciudades el gobernador o delegados suyos tienen en cuenta las
normas que más convienen a las partes litigantes.
La reglamentación administrativa de cada provincia se hace mediante una ley
(lex provinciae). El régimen otorgado a cada provincia es distinto: las hay formalmente
independiente, con dominio sobre el propio territorio; con autonomía administrativa;
exentas del pago de tributos; afectas a tributación fija hecha efectiva por el cuestor.
De peor condición son las ciudades conquistadas por la fuerza: el suelo queda
sujeto al pago de un vectigal que importa un gravamen sobre los productos y cuyo cobro
se hace por los publicanos.

El Principado

Constitución política
La antigua constitución política se hace inadecuada para el gobierno de un territorio que
se ha sufrido una enorme expansión. La penetración de las ideas y del espíritu de Grecia
y Oriente opera fuertemente en la mentalidad romana. Surge una potente clase
capitalista (los equites), disminuye la vieja aristocracia senatorial y se produce la ruina
de las clases medias. Todo esto llevará a una crisis, de forma que en los s. II y I a. C. se
producen continuos conflictos. Los Gracio tratan de imponer una dictadura personal;
Sila impone una dictadura que tendrá una vida breve, así como el Principado de
Pompeyo. César será el único que observe como solución el casar la urbe con el orbe (la
ciudad y las provincias).
Depositada la confianza del pueblo romano en Octavio tras su victoria sobre
Marco Antonio, asume la tarea de restaurar la paz y la justicia; inaugura en el año 27 a.
C. el Principado.
La República continúa, pero de otra forma. A la República sin rey le sucede la
República con príncipe. Se trata del ajustamiento o conciliación de opuestos pareceres a
base de renuncias mutuas.

El príncipe acumula en sí una serie de títulos y facultades que le son concedidos


formalmente por los supervivientes órganos republicanos. Tras renunciar al consulado
(es temporal) recibe la tribunicia potestas con carácter vitalicio, el imperium
proconsulare infinitum no supeditado al límite del promerium y otra serie de facultades.
Augusto asume una serie de poderes que le colocan en una situación
preeminente sobre los demás órganos constitucionales. El príncipe no es un magistrado
sino que se encarna en él un nuevo órgano de vida permanente, investido con un
imperio y una tribuna potestas que contrasta con las características notas de
temporalidad, colegialidad y responsabilidad que definían la antigua magistratura
republicana.
Mantenidos formalmente por Augusto los antiguos órganos de la constitución
republicana, en situación de subordinación o de obligada colaboración, poco a poco
pierden importancia.
Las magistraturas, con el incremento del poder del príncipe, quedan sin
atribuciones efectivas, perdiendo su tinte democrático al ser los magistrados elegidos
por el Senado y entre hombres de rango senatorial.
El Senado cobra importancia al principio pero posteriormente perderá su
autoridad política, al ser absorbida por el príncipe. Aunque al principio asume la
función electoral que solía competer a las asambleas comiciales, más tarde tal función
sufre un grave quebrantamiento al introducir el príncipe nombres en las listas o
recomendando la candidatura de una determinada persona. Cuando menos, el Senado
queda sujeto a una obligada colaboración con el príncipe.
En nombramiento de senadores se hace por el príncipe y puede recaer incluso en
personas que no han sido magistrados. Adriano crea una nueva organización general
burocrática, una Administración civil vinculada al príncipe, y posteriormente se decide
plenamente en el nombramiento de magistrados.
Con el Principado surge la burocracia. El príncipe nombra y sustituye a una serie
de funcionarios a sueldo.

Italia y las provincias


Se afianza el régimen municipal, borrándose toda diferencia sustantiva entre colonias y
municipios. El modelo administrativo imperante es el municipio, cuyos habitantes
participan de la ciudadanía romana.
Al principio, Italia goza de una situación privilegiada al quedar exento su suelo
del pago de impuestos y sus habitantes del servicio militar. Con la afirmación de la idea
imperial se tiende a establecer un régimen de igualdad entre Italia y las provincias.

Las provincias se dividen en 2 clases: provincias senatoriales y provincias imperiales,


según queden, respectivamente, bajo el mando y vigilancia del Senado o del príncipe.
Los gobernadores de unas y otras son nombrados, en todo caso, por el príncipe.
Los gobernadores de las provincias senatoriales son proconsules y ejercen su
cargo durante un año; los proconsules, asistidos por los cuestores, ejercen funciones
administrativas y judiciales. Los de las provincias imperiales son propraetores, de
duración indefinida; ejercen las mismas funciones que los anteriores y además asumen
el mando de las legiones.

El régimen de las ciudades provinciales reproduce las características del sistema de


gobierno de la Roma republicana: descansa en la magistratura, comicios y Senado.
Los magistrados municipales ejercen el cargo durante un año en régimen de
colegialidad. De rango superior son los jefes y administradores de la ciudad, con
función jurisdiccional, aunque limitada en lo civil y en lo penal, y mando sobre las
tropas locales.
El Senado municipal está constituido por 100 miembros, elegidos entre ex
magistrados. El cargo de senador es vitalicio y reporta grandes honores pero está sujeto
a graves cargas que se cifran, principalmente, en responder con el propio patrimonio de
la exacción de los impuestos municipales y del Estado.
Los municipios agrupan a los municipes, que asumen hasta el s. II d. C.
funciones electorales.

Imperio absoluto
Constitución política
A la muerte de Alejandro Severo se produce una gran crisis que dura 50 años (hasta
Dioclesiano). Conflictos que tienen como centro el problema de la sucesión en la
jefatura del Estado, la equiparación a Roma de Italia y las provincias, la quiebra de la
autoridad en el interior, el conflicto entre el Imperio y el Cristianismo, la crisis
económica, la irrupción creciente de los bárbaros y la desmedida extensión de los
territorios.

Con Dioclesiano se impone el absolutismo al estilo oriental. El emperador se convierte


en jefe y señor único de la vida pública.
Dioclesiano reforma los tributos, el ejército, crea una burocracia oficial y
numerosa que reemplaza a las magistraturas, y encomienda el gobierno a 2
gobernadores ayudados por 2 Caesares, colaboradores y sucesores de aquéllos.
El poder se desplaza de la sociedad- Estado a un Estado en manos de la burocracia y de
la milicia, donde no existe adhesión a los principios del antiguo dinamismo político-
social.
El emperador es dominus et deus. Su poder arranca de una investidura divina;
aún así se distingue entre el dominus imperial (ejercido sobre las personas libres y sobre
los bienes privados) y el dominium imperial (que es una especie de propiedad privada
del emperador.
El Senado se convierte en simple corporación municipal. Las viejas
magistraturas quedan reducidas a muy poco. En realidad, el funcionario sustituye al
magistrado. Surge una burocracia civil y jerarquizada independiente de las clases que
ejercen el oficio militar. Los funcionarios civiles constituyen un gran cuerpo, con
escalafón, con título y sueldo y tienen un estatuto propio regulador de su actividad.

El gobierno de las provincias y de las ciudades


El Imperio está dividido en 4 prefecturas, que a su vez se dividen en diócesis, y éstas en
provincias. Las prefecturas están regidas por prefectos (que ahora son funcionarios
civiles); las diócesis, por vicarios dependientes del emperador; y las provincias, por
gobernadores con funciones administrativas y jurisdiccionales.
El gobierno de las ciudades se mantiene, con ciertas variantes importantes, el
régimen municipal precedente.
El Senado entra en franca decadencia.

El régimen de Roma conserva vestigios de la etapa anterior.


Tema 3: Historia del Derecho romano

El Derecho romano y su estudio


El Derecho romano está integrado por una serie de instituciones. Su nacimiento
responde a las exigencias y necesidades reclamadas por la vida social.
En el curso histórico del Derecho romano está presente una serie de fuentes:
costumbre, ley, plebiscito, senadoconsultos, constituciones imperiales, edictos de los
magistrados y la actividad jurisprudencial.
Estas fuentes, ni aparecen al mismo tiempo ni están sujetas a un régimen
jerárquico. El ius civile se erige en sistema jurídico único.
La modificación del derecho civil sin cambiarlo en uno de los grandes logros
romanos: hacer que se mantenga la recia arquitectura del ius civile y que al mismo
tiempo lo “jurídico”, que requiere marchar hacia delante en servicio de las nuevas
necesidades, esté dotado de un nuevo frescor.

Fases de desarrollo del Derecho romano


Desde el s. VIII a. C. hasta el s. VI d. C. hay una sucesión histórica de normas y
principio de varios tipos. Esto no significa contraposición, de hecho, la obra de la
jurisprudencia se explica por el engarce que dio a todos los órdenes para hacer de ellos
el régimen jurídico romano.
En la evolución del Derecho romano se distinguen 3 fases:
- el ius civile
- el ius gentium
- el Derecho heleno- romano
Ius civile (754 a. C. – 201 a. C.) Es la época del Estado- ciudad, integrado por una
reducida comunidad de hombres dedicados a la labranza y pastoreo. El Estado se erige
en grupo político supremo, comenzando la obra demoledora de los grupos menores. Las
gentes llegarán a desaparecer en la época de la República y la acción estatal
menoscabará la autonomía del consorcio familiar, que pierde funciones originarias
aunque logre mantener su antigua estructura en ciertos aspectos.
El ius civile es un conjunto de normas consuetudinarias de carácter rígido,
formalista y simple. Sobre estas normas y sobre la Ley de las XII Tablas labora la
jurisprudencia, la actividad de ésta llega a un extremo que se identifica el ius civile con
la interpretación: el derecho civil consiste en la interpretación de los juristas.

Ius gentium (201 a. C.- 235 d. C.). Es la época de la expansión de dominación mundial.
El Imperio es uno y uno también es el ius gentium. Se trata de un Derecho exento de
formalidades, regulador del comercio, aplicable entre romanos y frente a extranjeros. La
jurisprudencia, el Edicto del pretor y la legislación imperial contribuyen a la formación
del Derecho cosmopolita.
Junto al ius civile y al ius gentium aparece el ius honorarium, proveniente de la
actividad del Pretor. Aunque nuevo y más libre, se produce en torno al sistema
tradicional del derecho civil.
La jurisprudencia alcanza en este período su máximo apogeo.
La familia se configura de forma distinta. Al viejo sistema del parentesco
agnaticio le sucede el de la cognación (vínculos de sangre).

Derecho heleno- romano (235 - s. VI). Como consecuencia de la crisis política del año
235, quiebran las fronteras del Estado y los bárbaros invaden el Imperio romano. Sólo
más tarde se superará esta crisis, restaurándose el Imperio; pero el centro del mismo
estará ahora en Constantinopla. La constitución Antoniana había extendido el Derecho
romano a todos los habitantes del Imperio. El Derecho romano se transporta a tierras
extrañas y tiene que luchar con los derechos locales, asumiendo un especial significado
en Oriente. Las costumbres y prácticas orientales penetran en el Derecho romano. El
Derecho helénico es más ágil pero menos equilibrado y práctico para los romanos.
La familia acaba por perder su vieja estructura por influencia de las nuevas
corriente y especialmente de la cristiana.
Costumbre
El viejo ius civile descansa en preceptos de moralidad, de una moralidad hecha
tradición. Los mores dan vida al primitivo ordenamiento que la interpretación
jurisprudencial adapta a las nuevas exigencias. Los clásicos no contraponen
interpretación y ley, integradoras ambas del ius civile. En la última época es clara la
antítesis entre costumbre y constitución imperial. Todo el Derecho tiene fuerza en la
ley, respecto de la cual la costumbre cumple una función correctora o subsidiaria, sin
que pueda derogarla.

Ley
La Ley es una declaración normativa que descansa en un acuerdo. La ley puede ser
pública y privada. La ley pública es la ley por antonomasia; nace por un convenio; es
precepto común, convención de la república.
Propuesta la ley por el magistrado que preside la asamblea comicial, el pueblo
en ésta representado la acepta. Tras la aprobación de la ley por los comicios viene el
refrendo del Senado.
Igual nota de bilateralidad se da en la ley privada, nacida por convenio de los
particulares.

El texto de la ley pública o rogata consta de varias partes:


- Praescriptio o prefacio: en él figura el nombre del magistrado proponente, lugar y
fecha en que tuvo lugar la asamblea, el nombre de la tribu que abrió la votación y
del ciudadano que en ella fue el primero en votar.
- Rogatio o parte dispositiva
- Sanctio, que fija los términos precisos para asegurar su eficacia.

Las leyes se citan con el nombre del magistrado proponente y suelen llevar una
indicación sumaria de su contenido.
La actividad legislativa en Roma no es abundante; pocas veces la ley penetra en la
esfera del Derecho privado. La actividad legislativa, por otro lado, atañe
fundamentalmente a materias de Derecho público.
Las legis regia son normas muy antiguas enraizadas con preceptos de moralidad
tradicional y relativas a cuestiones religiosas o sagradas. No es probable que se deban a
deliberaciones de los comicios curiados bajo propuesta del rey, sino que seguramente
sean leyes dictadas por los reyes en cuanto sumos sacerdotes de la civitas e interpretes
de la voluntad divina.
La ley afecta escasamente a la esfera del Derecho privado, con excepción de la
Ley de las XII Tablas, ésta tiene su origen, según la tradición, en las reivindicaciones
jurídicas de los plebeyos.

Con la decadendia de los comicios y la afirmación del poder del príncipe la ley cede
paso a las constituciones imperiales; la ley desaparece casi por completo en el S. I d. C.

Plebiscito
Se trata de la deliberación de la plebe en su asamblea. Al principio es un mandato de la
plebe para la plebe, pero tras la Lex Hortensia se equipara a la ley, obligando también a
los patricios. A partir de entonces ley y plebiscito no se diferencian.

Senadoconsultos
El Senado no ejerció función legislativa durante mucho tiempo, aunque influyese en la
formación de las leyes comiciales. La función legislativa se origina en el Principado,
aunque, en rigor, sólo sirve a las directrices del príncipe y, por otra parte, sólo se
pronuncia en cuestiones de Derecho privado, cuando así lo aconsejan razones
superiores. La propuesta del príncipe da vida al senadoconsulto.
En el Imperio absoluto, las decisiones del Senado desaparecen por completo.

El senadoconsulto tiene una estructura similar a la de la ley: prefacio (con el nombre del
magistrado convocante, senadores que intervienen en la redacción, lugar y fecha, relatio
(con motivos y propuestas) y sentencia o resolución aprobada.
Constituciones imperiales
Durante el Principado y, sobre todo, en el Imperio absoluto, la constitución imperial es
fuente primaria y casi única del Derecho.
Justiniano afirma que sólo el emperador está justamente reconocido como único
legislador e intérprete de la ley. Hay que advertir que sólo en época muy adelantada
(desde el s. III) afecta a la órbita privada en términos de cierta importancia.
Gayo define la constitución imperial como aquello que el emperador establece
por decreto, edicto o epístola. Nunca se ha dudado que alcance fuerza de ley desde el
momento en que el emperador adquiere por ley el poder imperial.

Hay 4 tipos de constituciones imperiales:


a) Edicta. Son normas dictadas por el príncipe en uso del ius edicendi, anejo a su
imperio proconsulare, y que se asemejan a las de los antiguos magistrados de la
República
b) Decreta. Son resoluciones extraordinarias en procesos civiles o criminales de los
que conoce el príncipe en primera instancia o en apelación.
c) Rescripta. Son respuestas a consultas planteadas por magistrados, funcionarios o
particulares
d) Mandata. Son instrucciones dadas por el príncipe, singularmente en materia
administrativa, a los funcionarios de la administración provincial.

Entre las formas enumeradas tienen especial relevancia los decreta y rescripta, en
cuanto sirven fundamentalmente a una obra de reforma o corrección del derecho
vigente.
La constitución imperial da lugar a la formación de un ius nuevo, extraordinario.

Edictos de los magistrados


El ius edicendi es la facultad que tiene todo magistrado de dirigirse al pueblo, de
palabra o por escrito. Esta facultad se expresa en el edicto, que es un programa de
actuación.
El pretor, los ediles curules y, en las provincias, los gobernadores y cuestores,
fijan en el edicto las normas a las que se han de atener en el ejercicio de su función. El
edicto vigente por el año del cargo es el edicto perpetuum; mientras que el que se
mantiene vigente de un año para otro es el edicto tralaticium. De todas formas, el
magistrado no tiene que ajustarse férreamente al programa anual por él fijado, sino que
puede proveer según lo requieran las especiales circunstancias, en el conocimiento y
providencia sobre casos concretos.
De especial importancia es el edicto del pretor, que asume la tarea de ayudar,
suplir o corregir al ius civile. El pretor administra justicia civil y, por vía procesal, da
actuación a una nueva formación jurídica que nutre y vigoriza al sistema tradicional.

El Derecho honorario o pretorio alcanza su auge en los 2 últimos siglos de la República.


Durante el Principado, el príncipe pone límites a la actividad pretoria. Adriano encarga
dar una redacción definitiva a las reglas y procedimientos edictales de los tiempos
anteriores; esta obra compiladora se conoce como Edicto perpetuo y pone fin a la labor
secular del pretor.

La ciencia jurídica
El prudens (el perito en materia jurídica) interpreta el ius, revela el Derecho, el ius
civile, acomodándolo a las exigencias vitales de cada momento. Ius civile e
interpretatio llegan a ser una misma cosa.
El jurista ayuda y aconseja al particular, instruyéndolo sobre las fórmulas de los
negocios o contratos y de los pleitos y facilitándole respuestas a sus consultas. Al jurista
acuden en busca de asesoramiento el pretor y el juez.

La jurisprudencia, o ciencia del Derecho, es ejercida en los primeros tiempos por los
pontífices. A fines del s. IV y comienzos del s. III a. C., la jurisprudencia deja de ser
pontifical y se convierte en oficio libre, y ornado con la máxima dignidad.
Tras Apio Claudio (censor en el 312) hay que citar entre los antiguos juristas a
Sesto Elio Peto Cato (cónsul), autor de unos Tripertita sobre la Ley de las XII Tablas, la
interpretatio y las legis actiones.
Del s. II a. C son:
- Marco Poncio Catón (censor)
- Catón Liciano (hijo del anterior), autor de la regla Catoniana
- Manilio (cónsul)
- Publio Mucio Scevola (cónsul)
- Bruto

En el último siglo de la República están los más famosos juristas de esta época:
- Quinto Mucio Scevola (cónsul), autor del primer ensayo sistemático del Derecho
civil
- Servio Sulpicio Rufo (cónsul), autor de la stipulatio Aquiliana y de la fórmula de la
actio doli. Escribió numerosas obras y es maestro de otros insignes juristas. Cicerón
lo considera el iniciador de la verdadera ciencia jurídica

La época áurea de la jurisprudencia comprende un período que va, aproximadamente


desde Augusto a los Severos (27 a. C. – 235 d. C.); en estos 2 siglos y medio la
jurisprudencia alcanza su máximo esplendor. No desentendidos de la tradición
heredada, los juristas clásicos se afanan por proveer a las necesidades del Derecho de su
tiempo. Su oficio se basa en la búsqueda de lo que es bueno y justo; al amparo de este
oficio los juristas han posible la pervivencia, con notas de elasticidad, de los viejos
principios, reglas, módulos o esquemas.
El príncipe no logra domeñar la actividad libre de los juristas, aunque lo intenta
por varios métodos. De esta forma, Augusto concede a algunos de los más célebres el
ius respondendi, que es una especie de consagración pero sin tener la fuerza vinculante
del responsum para el juez, aunque influya en la sentencia del mismo. Por otro lado,
Adriano nombra miembros del concilio del príncipe (organismo oficial) a los juristas de
gran prestigio.
Los juristas clásicos son siempre privatistas, otros se encargas de las cuestiones
relativas a los negocios jurídicos.

La jurisprudencia clásica se inicia con 2 famosas escuelas fundadas por Labeón y


Capitón pero que son conocidas por sus respectivos sucesores: Próculo y Sabino:
- Escuela proculeyana; dentro de ella, además de Próculo, destacan los Celso y los
Nerva
- Escuela sabiniana: dentro de ella destaca, además de Sabino, sobre todo, Salvio
Juliano.
De los fundadores de estas escuelas sólo tiene relieve como jurista Labeón.
Sabino es autor de libros de repuestas, de un comentario al Edicto y de tres
libros de iris civilis que sirven de modelo a juristas posteriores.
Salvio Juliano, el jurista más excelso de Roma, es autor de la ordenación del Edicto
(Edicto perpetuum) y de un Digesta en 90 libros.

A mediados del s. II no persisten ya las 2 escuelas, salvo por la afiliación de Gayo a la


escuela sabiniana. De este siglo, además de Gayo, son Pomponio, Marcelo y Q.
Cervidio Scevola.
Gayo es autor de un compendio de Derecho romano que ha perdurado hasta
nuestros tiempos y de las famosas Institutiones que Justiniano toma como modelo para
las suyas. El libro de Gayo, acogido con gran fervor en tiempos posteriores, fue objeto
de alteraciones (interpolaciones y glosemas); sin embargo, ofrece un valioso testimonio
del Derecho de la época clásica.

Del s. III son 4 grandes juristas: Papiniano, Paulo, Ulpiano y Modestino.


Papiniano comparte con Salvio Juliano la fama de ser el más insigne entre los
juristas romanos. Es autor, entre otros, de 37 libros de cuestiones, 19 de responsas y 2
de definiciones. Destaca entre sus escritos su sentido práctico.
Paulo es discípulo de Scevola. Es autor de numerosos escritos: 80 libros de
comentarios al ad edictum, 16 de comentarios al ad Sabinum, 26 de cuestiones, 23 de
responsa, 3 de Institutiones, 6 de regulae...
Ulpiano es asesor de Papiniano junto con Paulo. Autor fecundo, es más conocido
por su conocimiento de la literatura jurídica más que por su obra creadora. Buen
compilador, sus escritos son acogidos con especial favor en los Digesta de Justiniano,
hasta el punto de constituir el núcleo fundamental de éstos.
Modestino, discípulo de Ulpiano, no es de gran relieve es autor de, entre otros,
10 libros de regulae, 10 de responsa y 12 de pandectae.

Las codificaciones

Compilaciones prejustinianeas
Decaída la jurisprudencia, en el Imperio absoluto se realiza la tarea de extractar, ordenar
y compilar, con miras a la práctica, las obras de la jurisprudencia (iura) y las
constituciones imperiales (leges). Las compilaciones son de varios tipos:

Ordenación del ius. Compilaciones de iura. Con la finalidad de facilitar la consulta de


los iura clásicos, y a la hora de ser invocados en los tribunales, se establece por una
constitución imperial de Teodosio II del año 426 que tiene eficacia legal, en términos de
obligar al juez, las opiniones de Papiano, Ulpiano, Paulo, Gayo y Modestino. Es la
llamada ley de citas, que también regula el modo según el cual han de tenerse en cuenta
las opiniones de los mismos: opuestos los pareceres, prevalecen los de la mayoría;
prevalece el de Papiniano en caso de empate, y, si no es posible aplicar ninguno de estos
2 criterios, el juez el libre de adoptar el que estime oportuno.
Acogida dicha constitución en el Código Teodosiano, Teodosio otorga también
eficacia vinculante a los autores citados en sus obras por los 5 juristas mencionados.
Los juristas posclásicos prestan especial atención al aspecto didáctico. En sus
reelaboraciones utilizan, principalmente, las Instituciones de Gayo: resumido y
simplificado está el Epítome de éste, que los visigodos también resumen y reforman,
insertándolo en la Lex Romana Wisigothorum.
Entre las reelaboraciones de materiales clásicos figuran los Tituli de Ulpiano y
las Sentencias de Paulo. El liber singularis regularum de Ulpiano es obra fundamental
del s. IV d. C.

Compilaciones de leges. Con la doble finalidad de poder utilizar ante los tribunales y la
enseñanza de las muchas y dispersas leges, se procede en Oriente a su compilación.
Aparecen compiladas en 2 obras de iniciativa privada: Código Gregoriano y Código
Hermogeniano, y en una de carácter oficial: Código Teodosino.
El Código Gregoriano recoge constituciones dictadas entre los años 196 y 295;
costa de 15 libros divididos en títulos. Sigue una ordenación sistemática.
El Código Hermogeniano está hecha a finales del s. III o comienzos del s. IV y
consta de un solo libro dividido en títulos, recoge constituciones promulgadas entre los
años 291 y 324. Es a manera de apéndice del Código Gregoriano.
El Código Teodosiano fue ordenado por Teodosio II. Consta de 16 libros
divididos en títulos y recoge las constituciones dictadas desde Constantino a Teodosio
II.
La comisión compiladora, integrada por 16 funcionarios, recibió autorización
para hacer variantes o alteraciones en los textos, según lo aconsejaran las exigencias de
la práctica.
Con posterioridad a la promulgación del Código Teodosiano fueron dictadas
nuevas constituciones imperiales, que se conocen como Novelas posteodosianas. De
ellas se hicieron varias compilaciones en Oriente y Occidente. Dentro de las
occidentales destaca la Lex Romana Wisigothorum.

Compilaciones de iura y leges. Entre las varias compilaciones mixtas destacan los
Fragmenta Vaticana, que son fragmentos de una compilación privada. Es una obra
amplia dividida en títulos, en los cuales se recogen pasajes de Papiano, Ulpiano, Paulo y
del autor (desconocido), junto con constituciones imperiales, especialmente de
Dioclesiano.
El libro siro- romano es un manual de Derecho romano, de ius civile, sin
mención del ius honorarium, con las modificaciones provenientes de constituciones
imperiales a partir de Constantino.
En el Occidente anegado por los bárbaros los reyes promulgaron una serie de
leyes destinadas a los vencidos, donde se recogen, con singular simplicidad, preceptos
mixtos de iura y leges, como es la Lex Romana Wisigothorum y el Edicto Teodorico.
De primer rango es la Lex Romana Wisigothorum o Brevario de Alarico, que fue
promulgada por Alarico II y que estuvo en vigor entre los hispanorromanos. Tuvo una
enorme difusión en la Alta Edad Media. Estuvo vigente en España, hasta la publicación
del Liber Iudiciorum (s. VII) y fue fuente general en Francia, Alemania e Inglaterra
hasta los s. XI y XII.
El Código contiene un epítome de las Instituciones de Gayo, textos de las Sentencias de
Paulo, un pasaje de Papiano y extractos de los Códigos Gregoriano y Hermogeniano y,
sobre todo, del Código Teodosiano y de las Novelas posteodosianas. Los fragmentos y
extractos, salvo el epitome de Gayo, llevan una interpretación, índice y glosa que se cree
que es anterior a los compiladores del Código de Alarico.

Compilación de Justiniano
Justiniano hace realidad la aspiración de Teodosio II de reunir en un solo cuerpo general
y sin mezclarlos ni confundirlos, los iura y las leges.
La obra compiladora de Justiniano, llevada a cano en un corto período de tiempo
(528- 533), trata de servir a las demandas de su tiempo. Justiniano imprime a obra un
sello de unidad, trayendo a concierto el cúmulo legislativo y jurisprudencial formado en
ambientes distintos y en distintos siglos.
A la hora de compilar, y siempre que las circunstancias lo permiten, se guarda
respeto por la tradición clásica. En todo caso, las discordancias o contradicciones de los
viejos textos o la imposibilidad de su llana aplicación a las nuevas necesidades,
recomienda su modificación.
Los compiladores están expresamente autorizados por Justiniano para alterar los
textos, en términos formales o sustantivos. Las alteraciones se traducen en adiciones,
omisiones, cambios o sustracciones al contenido de los textos y se denominan
interpolaciones. La búsqueda de tales interpolaciones no es sencilla debido a que no
aparecen expresamente declaradas como tales en los textos, por lo que hay que recurrir
a distintos métodos para hacerlo, como la búsqueda de anacronismos.

La obra codificadora comienza con una constitución del año 528, por la que se encarga
a una comisión de 10 miembros la tarea de redactar un Código sobre la base de los
precedentes (Códigos Gregoriano, Hermogeniano y Teodosiano) y de las constituciones
imperiales posteriores a ellos. La comisión encargada de elaborarlo fue presidida por
Juan (ex cuestor) y forman parte de ella Triboniano y Teófilo. Cumplida la tarea en
poco tiempo, se promulga el Codex, que será sustituido luego por otro.
Por una constitución del año 530 se ordena a Triboniano que forme una
comisión para agrupar en una obra el material jurisprudencial, que se llamará Digesta.
La comisión, integrada por 16 miembros (los profesores Constantino, Teófilo, Cratino,
Isidoro y Doroteo, y 11 abogados) cumple el encargo en 3 años, otorgándose a la obra
fuerza de ley.
No acabada la compilación del Digesto, Justiniano encarga a Triboniano y a los
profesores Teófilo y Doroteo la labor de redactar un libro para uso de los escolares El
libro se llamará Institutiones y entra en vigor junto al Digesto.
Debido a las innovaciones legislativas posteriores al Código, Justiniano ordena
su revisión, enriqueciéndolo con las nuevas constituciones, a Triboniano, Doroteo y 3
de los abogados redactores del Digesto.
Continuada por Justiniano su actividad legislativa, da a las nuevas constituciones
el nombre de Novellae constitutiones post Codicem y promete realizar su compilación,
aunque no llegará a hacerse nunca por vía oficial.
Terminada la tarea compiladora, Justiniano prohibe la confrontación de los
textos codificados con los originales, así como todo comentario a la obra por él
realizada, a lo sumo permite hacer traducciones al griego, índices y cortas
dilucidaciones.

La obra de Justiniano, integrada por las Instituciones, el Digesto, el Código y las


Novelas, se conoce como el Corpus iuris civilis.

Instituciones. Son una obra elemental destinada a los estudiantes, redactada sobre la
base principal de las Instituciones de Gayo y de la obra del pseudo Gayo. Además, se
incorporan extractos de las obras de las instituciones de Paulo, Ulpiano, Marciano y
Florentino, junto con fragmentos de constituciones imperiales y de textos acogidos en el
Digesto.
Las Instituciones tienen carácter compilatorio, pero no se hace mención sobre la
procedencia de los fragmentos o extractos que constituyen su contenido.
Consta de 4 libros, divididos en títulos, cada uno de los cuales lleva una rúbrica
especial. Los títulos se dividen, a su vez, en párrafos.
La obra está ordenada según el sistema de Gayo: el libro I está dedicado a las
personas, los Libros II, III y los 5 primeros títulos del Libro IV a la res y el resto del
Libro IV a las acciones.
Los manuscritos más antiguos de las Instituciones se remontan a s. IX, entre los que
destaca la Glosa turinense.

Digesto. Los Digesta o Pandectae es una compilación del material jurisprudencial. Los
compiladores utilizan un enorme cúmulo de textos clásicos: cerca de 2000 libros. Los
fragmentos más abundantes son los de Ulpiano (la tercera parte del Digesto), Paulo,
Papiniano y Juliano; se utilizan los textos de 39 juristas (3 de la República). Contra lo
dispuesto por Justiniano, se incluyen fragmentos de juristas que no tuvieron el ius
respondendi.
Consta de 50 libros, cada uno de los cuales (salvo los libros 30, 31 y 32) se
divide en títulos. Los títulos llevan sus correspondientes rúbricas, contienen fragmentos
de los juristas clásicos y se encabezan con una inscripción en la que consta el nombre
del autor, la obra y libro de donde proceden. A partir de los juristas medievales, los
fragmentos más extensos se dividen un principio y en uno o varios párrafos. El Digesto
va precedido de un Índice en el que constan las obras seleccionadas en su redacción.
Los 50 libros del Digesto están repartidos según el orden del Edicto Perpetuo. El
Digesto se divide en 7 partes para servir a los fines didácticos, según el esquema del
Edicto.
El manuscrito más antiguo del Digesto es el florentino, que difunde el Digesto a
través de la Europa medieval y moderna.

Código. Es una compilación de leges que comprende 12 libros, divididos en títulos,


cada uno de los cuales contiene un determinado número de constituciones imperiales
ordenadas cronológicamente. Cada constitución tiene una inscriptio con el nombre del
emperador y del destinatario de la ley, y una subscriptio, relativa a la fecha.
Está integrado por constituciones que van desde Adriano hasta Justiniano y fue
objeto de interpolaciones.
Las materias del Codex están distribuidas del siguiente modo:
- Libro I: Derecho eclesiástico, fuentes del Derecho y funcionarios públicos
- Libro II- VIII: Derecho privado
- Libro IX: Derecho penal
- Libro X- XII: Derecho administrativo

Novelas. De las Novelas o constituciones imperiales posteriores al Código han llegado a


nuestros tiempos 3 colecciones privadas:
- Epítome Juliani. Es una colección de 124 novelas, dispuestas por orden cronológico.
Es de tiempos de Justiniano
- Auténtica. Es una colección de 134 novelas, que van desde el año 535 al 556,
ordenadas cronológicamente hasta el número 124. Es del s. XI y ha llegado a
nosotros en manuscritos de este siglo, a los que se fueron incorporando otras
constituciones (extravagantes).
- Colección de 168 novelas realizada bajo Tiberio II. Las novelas pertenecen
mayoritariamente a Justiniano pero también hay de Justino II y Tiberio II. De esta
colección ha llegado a nosotros un manuscrito de Venecia del s. XIII y otro de
Florencia del s. XIV.

Compilaciones posjustinianeas
Las necesidades didácticas y de la práctica obligan a incumplir la prohibición de
Justiniano de hacer comentarios a su obra y, concretamente, al Digesto. Se hacen glosas
y obras monográficas. (...)

Supervivencia del Derecho romano


- Panorámica general
- Historia de los estudios de Derecho romano

Tema 4: Ideas romanas del Derecho


El ius es el arte de lo bueno y de lo justo. La aequitas, impregnada de sentido moral-
social, domina el territorio del ius.
El Derecho romano tiene su base en unos principios enraizados en un mundo de
creencias, impulsos, necesidades políticas, económicas y de otra índole que no se
vierten del todo en lo jurídico positivo; sin embargo, actúan difusa e impalpablemente
en el conjunto de la vida colectiva como complementos que aseguran la razón de ser, la
vitalidad y la validez misma del Derecho.
Los rasgos del Derecho romano son los siguientes:
- La conexión con la realidad de las cosas; esto es, la naturalidad
- El concierto entre tradición y progreso
- La concreción, al prestar atención a cada caso real
- La simplicidad, reflejada en la no proliferación de figuras dentro de cada campo del
Derecho privado. Una figura puede servir a varios fines. Se procura que cada figura
tenga claros y definidos linderos, evitando las mezcolanzas o interferencias
- Abundancia jurídica frente a la escasez legislativa. Las leyes de Derecho privado
son escasas; salvo excepciones, la ley pública no se entromete en el ámbito del ius
- Posición privilegiada del derecho de familia frente a los restantes órdenes. El
paterfamilias se erige como el gran protagonista del Derecho privado
- Potenciación de los actualmente llamados derechos subjetivos, troncados en
verdaderos poderes, como se pone de manifiesto en el dominium, la obligatio, la
patria potestas, en la más antigua herencia
- Consagración de la libertas del hombre individual y la de la República: tanto se
ampara la libertad del hombre como que la cosa pública no se vea atenazada por el
poder despótico
- Persecución del bonum et aequum
- Casticismo. Lo nacional romano está patente en el conjunto del ordenamiento
jurídico, imprimiendo su sello a las instituciones foráneas recibidas

Ius
Este término es utilizado por los romanos para designar tanto el Derecho objetivo (ius
civile, ius gentium, ius Romanum)como el subjetivo.
En sentido objetivo se define como el arte de lo bueno y lo justo. El ius civile
antiguo es un cuerpo de normas que surge con la propia estirpe y con la fuerza de razón
que está en la razón misma de las cosas; pero esta razón es sometida a la forma y de ella
queda prisionera.

Los significados del sustantivo ius pueden reducirse a 4 categorías o grupos:


a) Principio objetivo y supremo de determinación del modo de ser o de funcionar de
una comunidad social
b) Situación, poder, facultad de un individuo o de un ente
c) Determinación concreta de un acontecimiento por parte de quien tenga el poder de
hacerla
d) Lugar en el que el magistrado ius dicit
Ius y fas
El nexo cordial entre Derecho y religión se manifiesta en todas las normas primitivas; se
produce una contraposición entre el ius y el fas, entre la ley humana y la divina.
En un primer momento ius y fas expresan la licitud de un determinado acto o
comportamiento; es decir, su conformidad con la voluntad de los dioses. De concebir la
licitud en concreto, se pasa a considerarla en abstracto, y uno y otro término designan
entonces lo lícito.
Los pontífices, los primeros juristas de Romano, comienzan entre derecho divino
y derecho humano, entre normas que, naciendo todas de la voluntad divina, tienen por
objeto relaciones distintas: el derecho divino atañe a las relaciones entre el hombre y los
dioses; el derecho romano, a las relaciones de los hombres entre sí. La sucesiva
afirmación del poder político llevará a sentar una noción de ius como Derecho creado
por los hombres y puesto bajo el amparo de órganos magistratuales.

Aequitas
El ius debe adaptarse a las singularidades de cada hecho, negocio o relación, habida
cuenta de la mudanza cotidiana a que es llevada la vida social.
Hay cuestiones que la ley deja sin responder, sea por defectuosa dicción, por su
angostura formal, o porque el espíritu de los nuevos tiempos la ha agotado y envejecido.
En este caso, interviene la aequitas, restableciendo la justa proporción entre Derecho y
vida.
La acomodación del ius a las nuevas exigencias fue realizada por el Pretor y los
emperadores, bajo la guía prudente de los juristas. La aequitas triunfa en el ius gentium,
abriendo camino al Derecho universal.
El Derecho justinianeo asigna a la aequitas el significado que albergan los
términos piedad, caridad, humanidad, benevolencia. La aequitas clásica trae a concierto
Derecho y justicia. Sustancia del Derecho es la aequitas, si por aequitas se entiende las
justa adhesión de la norma positiva a la mudable vida social que regula.

Iustitia
El Derecho romano no es ciencia anclada en el mundo de los valores ideales, sino
justicia, y la justicia se cierne sobre la realidad viva del suceso humano. Ulpiano define
la iustitia como “la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho”. La
justicia no es la justicia pura, la más alta justicia, sino la justicia terrena que,
estableciendo una cierta igualdad entre los hombres, propende a la consecución del bien
común. La justicia se concreta en ordenar las acciones exteriores de conformidad con
los mandatos del Derecho positivo.
Lo que falta en la definición romana es una determinación de la regla que sirva
para descubrir “el derecho de cada cual” en los distintos momentos y en las diferentes
situaciones, en las contingencias de hecho a que está sometida la vida social. Sin
embargo, no carece el jurista de criterio preciso para distinguir lo justo de lo injusto, lo
lícito de lo ilícito.

Iurisprudentia
Ulpiano la define como “el conocimiento de las cosas divinas y humanas, la ciencia de
lo justo y de lo injusto”.
Si el Derecho se refiere a la vida, la ciencia jurídica ha de ser, ante todo y sobre
todo, un quehacer vital, un ocuparse de lo necesario; el jurista debe descubrir el brote
espontáneo de esa regla que está en la naturaleza de las cosas.
En cualquier caso, el conocimiento de las cosas divinas y humanas no es de
orden especulativo, sino práctico: la prudentia no es conocimiento en sí y por sí, sino
que consiste en el arte que nos lleva a alcanzar algunas cosas y huir de otras. Puesta la
mirada siempre en lo que es bueno y justo, ha de encontrar solución a problemas vitales.
El jurista romano no coloca los fríos y rígidos esquemas doctrinales por encima
de los fines y de las necesidades de la vida. Antes de meter el Derecho en un cuadro de
rigor lógico, lo que interesa es acomodar el razonamiento jurídico a las exigencias
prácticas.
El jurista romano es un intérprete de lo humano eterno, de la tradición
inderogable que es sustancia de la historia.

Tria iuris praecepta


Según Ulpiano, 3 son los preceptos jurídicos fundamentales: vivir honestamente, no
dañar a otro y dar a cada uno lo suyo.

Ius publicum y ius privatum


Por publicum entendemos aquello que pertenece a la comunidad ciudadana, a la civitas
o Estado; por privatum, lo que pertenece al particular.

La expresión ius publicum (que entra en uso hacia fines de la República) tiene 2
significados:
a) Derecho emanado de los órganos estatales, integrado por las normas que derivan de
las XII Tablas o de otras leges publicae como los senadoconsultos y, en época
republicana, las constituciones imperiales, aun refiriéndose a materias que
actualmente consideramos de Derecho privado. No pertenecen al ius publicum las
normas fijadas por la jurisprudencia.
b) Derecho referente a la estructura, a la actividad, organización y funcionamiento del
status rei Romanae; así lo define Ulpiano: Derecho público es el que atañe al
gobierno de la república; y Cicerón lo define de la misma forma: lo que es propio de
la ciudad y del imperio.

En un principio, se contraponen la lex (norma emanada de la civitas) y el ius -civile-


(emanado de los órganos infraestatales). La civitas y los grupos familiares tienen
ordenamientos diferentes. La diferencia, sin embargo, es sólo de extensión, y no de
esencia. No es de esencia porque las relaciones intrafamiliares coinciden con las
internas de un Estado, y las interfamiliares con las interestatales. En esta primera etapa
la lex no se inmiscuye en el ámbito del ius.
Con el desarrollo de las nuevas fuentes, se pasa de la contraposición entre el ius y la
lex, a la contraposición entre ius (civile) y ius publicum. Ius publicum es el Derecho
emanado de los órganos de la civitas, en cuanto expresan la voluntad de ésta. Tal
Derecho se diferencia por la diversidad de fuente de que dimana, del complejo de
principios conservados, elaborados y revelados por la jurisprudencia.
Según Ulpiano, dos son los aspectos de este estudio: el público y el privado.
Derecho público es el que atañe al gobierno de la república; privado, el que vela por los
intereses de los particulares, pues hay cosas de utilidad pública y otras de interés
privado. El Derecho público consiste en el ordenamiento referente a la religión, al
sacerdocio y a las magistraturas. El Derecho privado es tripartito, está recogido en
preceptos naturales, de derecho de gentes y civiles.
Ulpiano no divide el Derecho en 2 campos opuestos; simplemente señala 2
posiciones. Existe de un lado, la comunidad y, de otro, el individuo. La norma jurídica
considera, en primer lugar, a la comunidad como ser colectivo, como sujeto primario
del ordenamiento; también considera al individuo, atribuyéndole una órbita de poder.
Sin embargo, los derechos privados no interesan exclusivamente al individuo en una
actividad independiente, sino en una actividad encaminada a la consecución del bien
común. Individualidad y comunidad se unen en cada norma, si bien una y otra pueden
presentarse en planos de mayor o menor prevalencia. El derecho público no puede ser
alterado por los pactos de los particulares.

Ius scriptum y ius non scriptum


En las Instituciones de Justiniano se dice “Nuestro Derecho es escrito y no escrito,
como entre los griegos... Pertenecen al derecho escrito la ley, los plebiscitos, los
senadoconsultos, los edictos de los magistrados, las constituciones imperiales y las
respuestas de los jurisconsultos... Derecho no escrito es el que confirmó el uso. Pues las
costumbres de larga duración y refrendadas por el consentimiento unánime de los que
las usan, son semejas a la ley”.
Tal distinción, inspirada en la que hacían los griegos entre leyes escritas y no
escritas no responde a la concepción propia de la época clásica. No conoce ésta la
antítesis entre interpretatio y lex, sino que, al contrario, comprende ambas entidades en
la misma categoría del ius civile. Además, el derecho no escrito no se identifica con lo
que actualmente llamamos costumbre. Cuando se habla de mores no debe pensarse en
un Derecho que nace espontáneamente del tácito consenso popular; para los romanos,
los principios nuevos derivan de los antiguos, y son traídos a la luz por los juristas,
únicos capaces de revelar el Derecho.
La contraposición entre ley y costumbre es expresiva de la realidad que ofrece la
nueva época. Justiniano encierra todo el Derecho en la ley, que emana de la voluntad
del príncipe, y la costumbre es sólo un correctivo de aquélla.
Ius commune y ius singulare
Es derecho común el integrado por normas vigentes con carácter general, esto es, con
referencia a una serie limitada de casos, prefijados genéricamente. Es derecho singular
el que, por motivos morales, útiles o de bien público, excluye para determinadas
situaciones las reglas comunes.
Según Paulo, derecho singular es el que, contra el tenor de la razón del derecho,
ha sido introducido por la autoridad de quienes lo constituyen a causa de alguna
utilidad. El derecho singular no niega la razón del derecho común, sino que reconoce,
bajo ciertos aspectos, una razón distinta, una razón específica, aplicable a particulares
relaciones o categorías especiales de personas o cosas.
La norma del derecho singular se da para atender a una utilidad concreta, y su
esfera de acción no debe sobrepasar los linderos de la misma. El derecho singular no
debe ser llevado a consecuencias que acarreen una alteración del sistema jurídico
ordinario.

Las fuentes hablan de beneficios, esto es, de ventajas concedidas a persona o personas
determinadas. Sin embargo, ni los beneficios suelen designarse por los romanos como
constitutivos de derecho singular, ni implican necesariamente una excepción a norma de
alcance más general. Dentro del Derecho justinieaneo, por beneficio se entiende la
ventaja de que pueden aprovecharse, siempre que lo pidan expresamente, todos aquellos
que se encuentren en una determinada situación.

En relación con el derecho singular se encuentra el privilegio. En los tiempos antiguos,


era algo perjudicial, introducido en detrimento de una determinada persona; sin
embargo, en época más avanzada significa una excepción de la regla común y se
interpreta en sentido favorable. En muchos casos, resultó difícil diferenciar el terreno
justo del privilegio y del derecho singular.

Ius civile, ius gentium, ius naturale


Ius civile es el derecho propio y privativo de los cives. De acuerdo con el principio de
personalidad de las leyes, los extranjeros se mueven en sus relaciones privadas fuera de
la órbita del ius civile Romanorum. Tal situación no podía ser definitiva; las nuevas
necesidades comerciales y el desarrollo de la vida social y civil abren puertas a un
Derecho romano universal: el ius gentium.
El ius gentium es derecho positivo romano, pero no exclusivista o personalista,
sino llamado a regir entre romanos y extranjeros. Fruto, de una parte, de la vigorización
del sistema tradicional, representa, de otra parte, la acogida de principios jurídicos
extraños. El ius gentium es un ius civile abierto y progresivo, atemperado a nuevos
modos, en los que triunfa el principio de la libre forma contractual, frente a la angostura
y rigidez de los viejos moldes. Su nervio está constituido por los negocios. En Roma no
fue necesario un Derecho mercantil especial, bastó con adaptar el viejo Derecho civil a
las nuevas exigencias.
Según Gayo, el derecho de gentes es el que la razón natural establece entre todos
los hombres. Para los romanos, natura es la realidad, que es concreción. Sólo en la
época posclásica se concibe como lógica natural de orden trascendente. En la época
justinianea, una precisa visión teológica sitúa el reino ideal de los valores puros, no
sujeto a mudanza o variación, sobre el reino natural del ser. El ius naturae, que no se
identifica ya con el ius gentium, es un Derecho de origen divino. Según Paulo, el
Derecho natural es aquello que siempre es bueno y justo; y, según Ulpiano, es aquel que
la naturaleza enseñó a todos los animales, pues este derecho no es exclusivo de hombre;
sin embargo, tal definición no corresponde al pensamiento justinianeo.

Ius civile y ius honorarium


Para un romano, hablar de Derecho es hablar de ius civile, que es el único sistema
jurídico entregado de unos a otros por fuerza de grave y constante razón. El jurista
revela el ius; pero la capacidad del jurista tiene límites y no sólo propios, sino también
marcados desde fuera; ha de desenvolver el sistema sin salirse de una línea lógica. El
jurista puede deducir de una norma lo que lógicamente derive de ella, pero no otra cosa;
además, se exige que lo nueve descanse en lo antiguo y conocido.
La interpretación entra en crisis en el momento en que el jurista no puede hacer
revoluciones; de forma que se llega a un punto en que el desarrollo de la sociedad es tal
que el Derecho no puede ser sólo interpretación de los juristas, desenvolvimiento lógico
de principios y preceptos tradicionales. Si ningún arte del jurista puede subvenir a la
imperiosa necesidad de una regulación jurídica, lo único que procede es un acto de
imposición, pero tal acto de imposición sólo puede provenir de una persona investida de
imperium.
El Pretor actúa el ius, pero sólo cuando lo considera conforme a lo bueno y lo
justo; en otro caso, una orden suya lo pone fuera de vigencia. Si el jurista no puede ir
más allá del sistema, ni contra el sistema mismo, al Pretor no le es permitido crear ius.
Mas el Pretor puede ordenar a los particulares, de forma que, dejando intacto el ius, lo
deja fuera de vida.
La actividad pretoria crea un nuevo edificio jurídico, cuyos pilares son lo bueno
y lo justo. Por medio del Pretor llega la jurisprudencia a donde no puede llegar ella
misma.

En lo formal, el ius queda ileso. El Derecho honorario sólo vive y se impone en el


terreno procesal. Superadas las instituciones fundamentales del viejo Derecho civil, se
da justa contestación a las nuevas demandas de la vida social y comercial, al
extraordinario desarrollo de la vida.
Cada uno de estos Derechos –Derecho civil y Derecho honorario- rige tanto en
cuanto no rige el otro. El Derecho honorario rige en la medida en que determinadas
instituciones civiles no tienen vida en concreto, convirtiéndose en sobrevivencias
históricas, es decir, en algo qie está más allá de las realidades actuales. De todas formas,
el Derecho honorario no nace como entidad orgánica indiferente al ius civile. El
Derecho honorario se apoya en el ius civile, y lo supone, aunque sea de forma tácita.

LIBRO I: PARTE GENERAL

Tema 1: El sujeto de Derecho

Persona y capacidad
Causa de la constitución de todo derecho es el hombre; sin embargo, en Roma, sujeto de
derecho no es todo hombre, sino sólo el hombre. Sujeto de derecho es aquel en quien,
sobre la condición humana, concurren otras 3:
- Ser libre
- Ser ciudadano
- Ser sui iuris

Lo es también el ente distinto del hombre al que la ley reconoce capacidad jurídica.
Actualmente se dice que el hombre es sujeto de derechos o que es capaz de
derechos; sin embargo, en Roma, falta un término para designar la capacidad jurídica (la
aptitud del hombre para ser sujeto de relaciones jurídicas, para tener derechos y contraer
obligaciones.

La personalidad o capacidad jurídica del hombre, así como la de las personas jurídicas
sólo fue reconocida en épocas avanzadas; en los primeros tiempos, la cualidad del
hombre no es bastante, por sí sola, para otorgar la capacidad. Sujeto de derecho sólo es
el paterfamilias, por lo que la plenitud de la capacidad jurídica implica la concurrencia
de 3 condiciones:
- Libertad
- Ciudadanía
- No sometimiento a una autoridad familiar

A lo largo de los tiempos permaneció firme la idea de vincular la capacidad al hombre


libre; no ocurrió así con las otras condiciones: primero se reconoció capacidad limitada
al no ciudadano, si bien con referencia al ius gentium; después, la constitución
Antoniana sancionó el principio de la igualdad jurídica entre todos los hombres libres
del Imperio.
Centrada originariamente la capacidad jurídica en el paterfamilias, poco a poco
fue afirmándose una tendencia favorable a hacer coincidir aquélla con la simple
cualidad de hombre; y aunque tal tendencia no llegó a triunfar definitivamente, la
capacidad patrimonial de los alieni iuris terminó por consagrarse frente a la regla
general que la negaba.

La teoría de las personas físicas o naturales implica el examen del status personarum; es
decir, de la condición en que se encuentra una persona respeto de una determinada
situación (status). La situación (status) puede afectar decisivamente a la capacidad
jurídica, en cuanto que no goza de ésta quien no tiene libertad (status libertatis) o la
ciudadanía (status civitatis). De otra parte, sólo la distinta situación en la familia influye
en la capacidad jurídica: tanto el sui iuris como el alieni iuris tienen status familiae pero
sólo el primero es capaz de pleno.

Persona física. Existencia del hombre


Nacimiento y muerte señalan el comienzo y el fin de la persona física. Respecto al
nacimiento, se exigen por la ley los siguientes requisitos:
a) Nacimiento efectivo. Se requiere el total desprendimiento del claustro materno
puesto que el que todavía no ha sido dado a luz se considera porción de la mujer.
Este requisito se mantiene actualmente
b) Forma humana del nacido. Si una mujer hubiese dado a luz algo monstruoso o
prodigioso, nada es provechoso; porque no son hijos los que son procreados con
forma contraria a la del género humano. Este requisito no se exige actualmente; se
consideran hijos los siameses, los nacidos con malformaciones...
c) Nacimiento con vida. Los nacidos muertos no se consideran nacidos ni procreados.
Este requisito se mantiene actualmente.

El que ha de nacer (nasciturus) no es considerado hombre; sin embargo, no siendo el


concebido sujeto de derecho, la ley tiene en cuenta su futura humanidad, dispensando
anticipada protección en su propio y exclusivo beneficio, a derechos que le
corresponderán una vez que acaezca el nacimiento. Se admitió, en efecto, que el
magistrado nombrase, a petición de la madre, un curator con la finalidad especial de
salvaguardar los intereses del nasciturus. El status personal se resuelve para el nacido
con referencia al momento en que sólo era concebido.
De tales principios, entroncados en el Derecho clásico, hace la regla general la
legislación justinianea.
Nacido un hombre, el Derecho romano no le confiere, sin más, la capacidad
jurídica; se exige que el nacido sea libre (status libertatis) y ciudadano (status civitatis).

Status libertatis. Libres y esclavos


Esclavitud. Situación jca del esclavo
Según la ley romana, los hombres se dividen en libres y esclavos.
Esclavo es al que la ley positiva priva de libertad; su destino es el de servir al
hombre libre, y tal destino define su estado personal.
Por esclavo no se entiende como aquel que está en propiedad de otro, ya que,
aunque existen esclavos condueño, los hay que carecen de él (servi sine dominio). El
esclavo está destinado a servir permanentemente y, sirviendo o no, sólo cesa su status
cuando se realiza una declaración de libertad.

La institución de la esclavitud tuvo en los primeros tiempos de Roma un carácter


distinto; su posición no debió ser diferente de la miembros familiares sometidos a la
manus del pater. Fue más tarde, a principios de la República, cuando tal comunidad
cedió paso ante las grandes explotaciones agrícolas e industriales, convirtiéndose el
esclavo el mero instrumento de trabajo, entrando en la categoría de las res.
Reducida a cortos límites en los orígenes, la esclavitud alcanzó gran auge tras las
conquistas de los últimos tiempos republicanos y primeros del Imperio con la afluencia
de gran número de prisioneros.

Aún aplicándose al estado de esclavitud normas del derecho de cosas, no se le negó la


personalidad natural. En el régimen de las XII Tablas, las lesiones inferidas al esclavo
son consideradas como corporales y sólo por razón de la medida de la pena se
distinguen de las causadas al hombre libre. Fue más tarde cuando la lex Aquilia de
damno dato contempló las heridas hechas a esclavos como daño en las cosas.
En tiempos de la República se produce, aunque sólo sea de hecho y no
legislativa, una corriente humanitaria encaminada a mejorar la situación de los servi y a
favorecer las declaraciones de libertad. En el Imperio esta corriente humanitaria penetra
con firmeza.
Claudio declaró la libertad del esclavo abandonado por su dueño ob gravem
infirmitatem; Antonio Pío dispuso que si alguien mataba al propio esclavo, se le hacía
responsable de la misma manera que si se tratase de la muerte del esclavo ajeno;
Constantino llegó a calificar de homicidio la muerte intencionada del esclavo;
Justiniano, bajo la influencia del cristianismo, considera iguales a todos los hombres y
deja sin fuerza ciertas antiguas causas de esclavitud, introduce nuevas de liberación y
prohibe que el esclavo sea objeto de cualquier clase de crueldad.
La situación del esclavo puede resumirse en los siguientes términos:
a) El esclavo carece de capacidad jurídica, ya sea personal o patrimonial. No es sujeto
de derecho sino cosa.
b) Tiene capacidad de obrar, esto es, capacidad para negociar y capacidad penal;
aunque todo lo que adquiere con la realización de negocios jurídicos pasa al
patrimonio del dueño, sobre el cual, por lo demás, cabe que recaiga la
responsabilidad dimanante de ciertas normas pretorias. No sólo ingresa en el
patrimonio del dueño lo que adquiera el esclavo por negocio jurídico, sino también
lo proveniente de cualquier otro acto; el esclavo puede ser instituido heredero,
aceptando la herencia con la autorización del dueño; y la herencia se pierde para éste
si muere aquél antes de la aceptación. El esclavo puede cometer delitos; por los
delitos privados es responsable civil el dueño, si bien cabe a éste la posibilidad de
librarse de la correspondiente condena pecuniaria entregando el esclavo a la persona
perjudicada.
c) Goza de personalidad natural. Puede constituir relaciones familiares de naturaleza y
fines semejantes a las propias de los hombres libres. La unión entre esclavos no
difiere, en esencia, del matrimonio entre libres y carece de sanción legal, aunque los
vínculos de sangre fueron reconocidos jurídicamente en materia de impedimentos
matrimoniales y de sucesión legítima, con relación a aquellos que hubieran
alcanzado la libertad. Se prohibió en ciertos casos que las familias de esclavos se
separaran y se consideró impío separar a los padres de los hijos.
El esclavo puede tener una pequeña cantidad de bienes o dinero (peculio)
que el dueño le confiere en disfrute y administración, si bien la posesión y propiedad
quedan vinculadas al último.
d) El esclavo tiene personalidad en el orden religioso

Causas de la esclavitud
Las causas principales por las que se incurre en esclavitud son las siguientes:

a) Nacimiento. Nace esclavo el hijo de madre esclava, aunque sea concebido por
hombre libre. Al principio se atendía a la condición de la madre en el momento del
parte, pero en el Derecho clásico se reconoció la libertad del hijo si la madre fue
libre en algún momento de la concepción.

b) Cautividad de guerra. Es la causa más importante. La cautividad se define en el


ius gentium. Son esclavos tanto los extranjeros apresados por los romanos como los
ciudadanos romanos apresados por el enemigo, aunque el ius civile Romanorum
sólo considera servi iusti a los primeros.
Los extranjeros prisioneros de Roma pasan a ser propiedad del Estado, el
cual puede destinarlos a servicios públicos, puede venderlos a particulares o, lo
menos frecuente, puede cederlos a los soldados. El ius civile les niega, en absoluto,
la personalidad jurídica.
El cautivo romano no es, desde el punto de vista de la ley romana, un
esclavo, aunque así se le llame. Un esclavo sufre una pérdida total de sus derechos;
sin embargo, la cautividad sólo acarrea la extinción de las relaciones jurídicas de
hecho, como el matrimonio y la posesión, que no pueden ser interrumpidas. Las
demás relaciones (patria potestad, tutela, propiedad, derechos y obligaciones
patrimoniales...) se mantienen en suspenso.
Si el cautivo retorna dentro de Roma o de una ciudad aliada a Roma con la
intención de quedar en la patria, readquiere la libertad y se reintegra en todos sus
derechos.
Si el cautivo muere apud hostes, lo que es suspensión temporal de derechos
se convierte en pérdida definitiva con efecto retroactivo; esto es, se considera que
muere en estado de esclavitud, lo cual acarrea graves consecuencias en materia de
sucesión hereditaria: la pérdida de libertad determina la negación del derecho a
testamentar, de forma que ni el cautivo puede testar ni se otorga validez al
testamento anteriormente hecho. Esto fue solucionado por la lex Cornelia, que
establece el principio de que la muerte del ciudadano se entendía ocurrida en el
momento de caer prisionero (cuando todavía era libre).

c) Condena penal. Caían en esclavitud los condenados a ciertas penas graves, como
los condenados a morir o a trabajos forzados en las minas o los gladiadores.

d) Disposición especial de la ley. En el Derecho clásico, incurrían en esclavitud en


hombre libre y mayor de 21 años que se hacía vender como esclavo para dividir el
precio con el fingido vendedor al recobrar la libertad; la mujer libre, romana o
latina, que mantenía relaciones concubinarias con esclavo sin atender a la triple
intimidación del dueño de éste para que cesaran las mismas; faltar el pago de los
impuestos, eludir el servicio de las armas; sustraerse al censo; desertar del Ejército;
causar ofensa al Derecho de gentes; cometer hurto en ocasión de ser sorprendido; y
no pagar a los acreedores.

Extinción de la esclavitud
La esclavitud se extingue por acto voluntario del dueño (manumisión) o por decisión
legal.

Manumisión. Consiste en un acto de disposición por virtud del cual el esclavo se hace
libre y ciudadano. No es un simple abandono o renuncia de propiedad, que sólo
convertiría al esclavo en res nullius y, como tal, susceptible de apropiación. La
declaración de voluntad del dueño se dirige a liberar al esclavo; pero también tiene
trascendencia en la esfera pública. De afectar a los intereses de la res publica deriva en
algunos casos la intervención del magistrado y la puesta en práctica de determinadas
limitaciones legales a los actos de liberación.
Los modos de manumisión del antiguo Derecho civil son los siguientes:

a) Manumissio vindicta. Consiste en un proceso fingido celebrado conforme al ritual


de la in iure cessio, sobre la condición de libertad. Se actúa frente a un magistrado y
comparece el dueño y un tercero (adsertor). Éste, previamente convenido con el
dueño, interviene en lugar del esclavo (carente de capacidad procesal) tocándole con
una varita y afirmando solemnemente que es hombre libre. Tal afirmación no es
contradicha por el dueño, y el magistrado confirma la declaración.
Tal formalidad fue sustituida más tarde por la simple declaración del
manumisor ante el magistrado. En lugar del adsertor, intervino un lictor, pero sin
carácter de forzoso, pudiendo también verificar la manumisión en cualquier lugar en
donde se hallase el magistrado, y no necesariamente ante el tribunal. En el Derecho
justinianeo fue posible la manumisión domino tacente.
b) Manumissio censu. Consiste en la inscripción del esclavo, con el consentimiento de
su dueño, en las listas del censo de ciudadanos. Esta forma de manumisión
desapareció a finales de la República.

c) Manumissio testamento. Es una declaración de libertad hecha por el dueño en


testamento, bien de modo directo o indirecto. La primera se realiza con palabras
imperativas y se otorga la libertad del esclavo cuando la herencia es aceptada
(“ordeno que tal esclavo sea libre”); el esclavo se convierte en liberto del difunto y
no de su heredero. La manumisión testamentaria indirecta implica un simple ruego
del testador a cualquier beneficiario de conceder la libertad a un esclavo
determinado; la persona a quien se dirige el ruego está obligada a manumitir al
esclavo, el cual se convierte en liberto suyo.
La manumisión testamentaria (no las otras) puede hacerse
condicionadamente. Si durante la pendencia de la condición el heredero enajena o
da en prenda al esclavo, o lo adquiere alguien por usucapión, el esclavo puede
adquirir la libertad cumplida la obligación. El heredero tiene prohibido realizar
cualquier acto que impida el cumplimiento de la condición, y en caso de hacerlo, se
decreta la libertad del esclavo.
La eficacia de la manumisión depende de que se cumpla por quien tiene
sobre el esclavo el dominium ex iure Quiritum, como de que se observe alguna de
las formas establecidas por el Derecho civil. La manumisión hecha por el
propietario bonitario no confiere la libertad, ni la realizada sin acomodarse al
dictado formal de la ley. En ambos casos, aunque el esclavo viva de hecho en
libertad, jurídicamente sigue sujeto a esclavitud.
El Pretor intervino en ambos casos, negando acción al dueño para vindicar al
esclavo, surgiendo manumisiones “menores” que no otorgan la libertad y la
ciudadanía, pero hacen que el esclavo esté con ayuda del pretor como si fuera libre.
Tales manumisiones son las siguientes:

- Manumissio inter amicos. Consiste en la declaración de libertad hecha ante testigos


- Manumissio per epistulam. Se realiza por carta de liberación dirigida al esclavo
- Manumissio per convivii adhibitionem o per mensa. Consiste en sentar al esclavo a
la propia mesa.
La situación de semejantes hombres libres de hecho pero esclavos de iure fu regulada
por la lex Iunia Norbana, que les concedió la situación jurídica de libertad pero no la
ciudadanía. Tuvieron, por tanto, el commercium, pero sólo inter vivos y sin adquirir
sobre las cosas el dominio ex iure Quiritum. Carecen de testamentifactio (capacidad de
otorgar testamento y de ser instituidos herederos o legatarios); a su muerte, el
patrimonio que tuviesen pasa al del dominus, como si fuese peculio. Su situación puede
resumirse en la siguiente máxima: viven como libres y mueren como esclavos.
Esta forma de latinidad fue en declinación, desde no ser frecuente (en época
posclásica) a desaparecer (con Justiniano).

Constantino reconoce una norma forma de manumisión: manumissio in ecclesia, que


consiste en una declaración de libertad hecha por el dueño en la iglesia ante las
autoridades eclesiásticas y el pueblo cristiano. Al igual que las antiguas manumisiones
del Derecho civil, el esclavo adquiere la ciudadanía con la libertad.

Por decisión legal. Por concesión del Estado, fueron declarados libres en tiempos de la
República los esclavos que hubieran observado una conducta benemérita. En la época
imperial, se otorga la libertad, entre otros casos, al esclavo con la condición de que el
comprador lo manumitiese dentro de cierto tiempo cuando ello no se hiciese; a la
esclava vendida con la condición de no ser prostituida cuando así sucediese; al esclavo
abandonado por su dueño ob gravem infirmitatem; al esclavo que de buena fe hubiese
vivido durante 20 años en condición de libre.
En el Derecho justinianeo, cualquier forma de manumisión implicaba la
adquisición de la libertad y de la ciudadanía. Subsisten las manumisiones vindicta,
testamento e in ecclesia, y para las hechas per epistulam e inter amicos se exige la
presencia de 5 testigos.

Restricción a la libertad de manumitir


Razones políticas, morales y raciales hicieron que Augusto pusiese coto a la libertad de
manumitir, que era ilimitada. Las manumisiones estaban a la orden del día, engrosando
el número de los ciudadanos. La no siempre recta conducta de los manumitidos, el
peligro de su predominio en lo político y su variado origen étnico obligaron a una
política protectora de la romanidad, en el más amplio sentido.

La lex Fufia Caninia ordenó que las manumisiones testamentarias se hiciesen


nominativamente, fijando para las mismas ciertos límites. El dueño de 3 esclavos sólo
podía manumitir 2; el de 3 a 10, la mitad; el de 11 a 30, el tercio; el de 31 a 100, el
cuarto; el de 101 a 500, el quinto. En cualquier caso, nadie podía manumitir más de 100
esclavos. Esta ley fue derogada por Justiniano.

La lex Aelia Sentia estableció varias cuestiones:


- El manumisor debe tener cumplidos 20 años y el esclavo no debía ser menor de 30,
ano ser que mediase una justa causa, en cuyo caso la manumisión debía hacerse en
forma de vindicta.
- Se consideran nulas las manumisiones hechas en fraude de acreedores
- Los esclavos delincuentes manumitidos no adquirían la ciudadanía ni la latinidad,
sino sólo la condición de peregrinos dediticii

Los libertos y el patrono


El esclavo manumitido se llama liberto (en contraposición del ingenuo, que nace y
permanece libre); mientras que se llamaba patrono al antes dominus. Aunque que liberto
adquiera la libertad, y participa casi siempre la ciudadanía y en la situación familiar, no
logra ni en lo público ni en lo privado equipasrarse plenamente al ingenuo. Se le
prohibe el acceso a determinados cargos y se le disminuye la eficacia del voto mediante
su agrupación en pocas tribus, junto a la masa plebeya de la ciudad. En la órbata
privada, se regula el matrimonio entre senadores y sus descendientes con libertos y el
distinto rango de la mujer liberta respecto a su ius liberorum.
A todo esto hay que añadir la relación de dependencia en que queda el liberto
respecto del patrono. El liberto debe respetar al patrono como padre. El patrono y sus
descendientes agnatacios más próximos son tutores del liberto, y uno y otros tienen
también, con relación a éste, y siempre que no deje herederos agnados, un derecho de
sucesión legítima y contra el testamento.
El derecho del patrono se trasmite a los descendientes del patrono pero no
alcanza a los hijos del liberto, que se consideran ya ingenuos.
Patrono y liberto tienen la recíproca obligación de prestarse alimentos en caso de
necesidad.
El patrono no puede ser infiel a un fundamental deber de protección y ayuda.

El liberto adquiere la ingenuidad, teniéndosele para todos los efectos como si hubiese
nacido libre, mediante decreto del príncipe con el consentimiento del patrono.

Situaciones afines a la esclavitud


Ciertas categorías de personas ocupan una posición semeja a la de los esclavos:

1. Status civitatis
2. Ciudadanos. Latinos. Peregrinos
3. Adquisición de la ciudadanía
4. Status familiae
5. Cap. jca y de obrar. Causas modificativas
6. Capitis deminutio: Concepto y clases. Efectos
7. Muerte
8. Personas jurídicas
9. Ntza de la personalidad jurídica
10. Personalidad jurídica en el DR
11. Asociaciones
12. Definición. Nombres y especies
13. Requisitos
14. Capacidad jurídica
15. Organización interna
16. Fundaciones

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