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CC-0103
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INDICE
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UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR
Ciclo de Iniciación Universitaria
Desarrollo de Destrezas Intelectuales III
Datos Generales
Asignatura. Código:
Desarrollo de Destrezas Intelectuales III CC 0103
Departamento Unidades crédito:
Ciencia y Tecnología del Comportamiento 3
Horas Semanales: 3 Trimestre. Abril-Julio 2010
Autores: Orquídea Castilla, Hécmy García, Lila Goncalves, Yetzabé González, Alfredo
Gorrochotegui, Melba Hernández, Angela Victoria Lucci, Sofía Peinado y Alejandra
Salas.
Última actualización: Profesores Sandra Leal, Febrero 2011
Yetzabé González y Carlos Zerpa
Profesores que dictan la materia trimestre Abril – Julio 2011: Angela Lucci, Sandra
Leal, Yetzabé González y Carlos Zerpa
Introducción y justificación
El propósito del CIU, es ofrecer un programa de formación para el ingreso a las carreras
universitarias que se dictan en la Universidad Simón Bolívar, con el fin de facilitar,
enriquecer y consolidar los conocimientos y la formación integral de los aspirantes a estas
carreras.
El curso Desarrollo de Destrezas Intelectuales III forma parte del Ciclo de Iniciación
Universitaria. Es de carácter teórico-vivencial y es la continuación de Desarrollo de
Destrezas Intelectuales I y II, complementando así la formación del eje de Destrezas
Intelectuales.
Objetivo General
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Objetivos Específicos
Contenido Programático
Estrategias de Evaluación
Evaluaciones Puntuación
Evaluación continua 40%
Exámenes 30%
Exposiciones 30%
Total 100%
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Cronograma de ejecución
Bibliografía
Ríos C., P. (1999). La Aventura de Aprender. Caracas: Cognitus.
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Unidad 1
Resolución de Problemas
• Definición de problemas
• Pasos en la resolución de problemas
• Resolución de problemas y metacognición
• Estrategias de resolución de problemas
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Unidad 2
Gestión de conflictos
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Gestión de conflictos
El conflicto puede ser positivo siempre que tenga una base real y se mantenga dentro de ciertos
cauces. No es positivo el conflicto gratuito e innecesario. Las discrepancias pueden ser
enriquecedoras, pero hay que evitar que desemboquen en confrontación o en conformidad. El
conflicto es una realidad, pero no es una realidad estática, sino dinámica. Pasa por diferentes
fases. Según cómo gestionemos el conflicto, se derivarán efectos positivos o negativos. Si la
situación se des controla, los efectos negativos del conflicto tendrán mucho más peso que los
positivos, si es que éstos llegan a aflorar.
Siendo el conflicto una realidad dinámica, es importante comprender cómo funciona tal
dinámica. Para empezar, habría que distinguir dos dimensiones en el conflicto: la racional y la
emocional. El conflicto racional se basa en el desacuerdo sobre algún tema objetivo y suele ser
explícito. En cambio, el conflicto emocional se caracteriza por afectar al plano personal. Las
partes implicadas, al sentirse heridas en su fuero interno, rompen su relación (aunque sigan
viéndose). La interacción de los dos planos, racional y emocional, nos da las siguientes
posibilidades2:
Racional
Desacuerdo Acuerdo
Emocional
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La unidad, esto es, el acuerdo racional y emocional, no plantea problemas en principio. Parece
lógico buscar la unidad en todos los equipos de trabajo. Ahora bien, la discrepancia; esto es, el
desacuerdo racional sobre un tema concreto que mantiene la sintonía emocional entre las partes,
es deseable, porque suele ser productiva y enriquecedora. Las discrepancias pueden favorecer la
capacidad para resolver problemas, la creatividad, la motivación y el esfuerzo integrador. Pero
la discrepancia sólo es efectiva si nos lleva a generar nuevos puntos de unidad. Así pues, la
dinámica unidad-discrepancia-unidad es positiva y no debe bloquearse.
En suma, el conflicto es una realidad dinámica que se mueve entre dos planos: racional y
emocional. La búsqueda del acuerdo sigue también, por tanto, una dinámica. Debido a ello, para
dar con las claves de la gestión del conflicto nos ha parecido importante seguir la siguiente
estructura: en primer lugar, ahondar en las causas potenciales de la aparición de conflictos y
prevenir, en la medida de lo posible, la aparición de conflictos inútiles; en segundo lugar,
ofrecer algunas sugerencias de resolución constructiva del conflicto racional y, en tercer lugar,
detenemos en la resolución constructiva del conflicto emocional.
Entender cuáles son las fuentes potenciales de la aparición de conflictos es importante a la hora
de gestionar conflictos. Hemos diferenciado tres grandes bloques de causas de aparición de
conflictos: diferencias personales, tendencias humanas conflictivas y causas contextuales. Tras
el diagnóstico, propondremos unas sugerencias para el tratamiento o prevención de conflictos
inútiles y algunas sugerencias de actitud interna hacia cualquier tipo de conflicto.
A) Diferencias personales
Los conflictos interpersonales hunden frecuentemente su raíz en las diferencias entre individuos,
diferencias de todo tipo que hemos englobado en cuatro grandes grupos y que vamos a analizar
con un mínimo detalle.
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1) Variedad de género, creencias, valores, culturas y gustos
En segundo lugar, las creencias, los valores y la cultura condicionan fuertemente nuestra
percepción de la realidad al ser esenciales en la formación de la personalidad. Suelen anclarse
en la educación y experiencias de los primeros años de vida. Precisamente porque están
anclados en nuestra personalidad, nos puede ser muy difícil el entendimiento con otras personas
de diferentes creencias, valores y culturas.
Por último, los gustos no son tan determinantes como el género, las creencias, los valores o la
cultura, pero la diferencia de gustos puede originar gran irritabilidad entre las personas al hacer
referencia normalmente a alguna práctica cotidiana y, por cotidiana, repetidamente fastidiosa
para las partes implicadas.
2) Diferente personalidad
Hay cuatro grandes tendencias humanas que afectan al enfoque de la realidad y de las relaciones
interpersonales, señaladas por la psicología social: racional, conceptual, sensitiva y emocional.
El siguiente gráfico nos ayudará a visualizarlo:
Sentidos Intuición
Pensamiento Racional Conceptual
Sentimiento Sensitivo Emocional
El hombre «racional}} tiende a fijarse en los datos, en el qué, en la información objetiva que le
llega procedente de los sentidos. Para tomar una decisión sigue un proceso estrictamente lógico
basado en dicha información objetiva. El hombre «conceptual}} se guía por la intuición y el
pensamiento. Se preocupa por el por qué de las cosas, por la razón última, para tomar
determinada decisión o acción. Necesita ver el cuadro general, adónde va. El hombre
«sensitivo» se fija en la información que le llega procedente de los sentidos y toma sus
decisiones en relación a sentimientos o emociones relacionadas con el entorno. Le preocupa el
cómo de las cosas, los detalles y la organización. Su sensibilidad le permite apreciar incluso
sentimientos ocultos que los demás no ven. El hombre «emocional}} intuye y siente, se
centra en las personas, en el quién. Es muy comunicativo y político.
Estas cuatro tendencias no han de llevamos a la simplificación: nadie se identifica por completo
con una sola tendencia, sino que generalmente todos tenemos algo de cada una de ellas y una
predominante. No obstante, es fácil deducir que estas diferentes tendencias pueden ser fuente de
conflicto. A modo de ejemplo, una persona «sensitiva» puede llegar a sentirse herida y-no
soportar a otra «raciona}} porque sus enfoques de la realidad y su modo de relacionarse con el
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entorno divergen mucho.
Todos tenemos unos determinados objetivos y tareas que cumplir y unas presiones de tiempo,
presupuesto y rango. Nuestras necesidades son grandes y nuestros recursos limitados, y en
ocasiones tales necesidades y recursos pueden chocar con los de los demás. Siguiendo con el
ejemplo anterior, el departamento comercial tiene unas prioridades muy diferentes de las del
departamento de producción, necesitándose mutuamente ambos departamentos, por lo que
resulta relativamente fácil que se produzcan algunos enfrentamientos entre ellos.
Con este titulo queremos hacer referencia a una serie de importantes limitaciones, comunes
entre seres humanos, que entorpecen enormemente la buena comunicación interpersonal,
elemento esencial a la hora de gestionar bien los conflictos y evitar que degeneren en
confrontación. Pasamos a enunciarlos:
1) El orgullo. Es el exceso de estimación de los propios méritos, que conduce a que uno se crea
superior a los demás. Esta limitación conlleva que, en ocasiones, nos cerremos a entender los
puntos de vista de otra persona, al pensar que tenemos la razón. Además, el orgullo nos puede
impedir ser capaces de ceder, al no estar dispuestos a perder.
2) La envidia. Es la tendencia a sentir tristeza por lo bien que le va a otra persona en contraste con
cómo nos va a nosotros. La envidia tiene una inmediata repercusión en las percepciones de
justicia/injusticia que podamos tener en nuestras relaciones interpersonales.
4) La indiferencia. Es el desinterés por los demás y puede tener varias explicaciones, como el
egoísmo personal o una educación y experiencias en la infancia que conducen a la
insensibilidad.
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pensamos, con toda probabilidad lo habrá sentido.
C) Causas contextuales
Vamos a detenemos ahora en algunas causas de la aparición de conflictos que hunden su raíz en
las diferentes circunstancias con textuales:
1) La estructura del lugar de trabajo. En la empresa hay diseños estructurales que facilitan el
surgimiento de conflictos. La interdependencia entre los diferentes departamentos sería un buen
ejemplo.
2) La duración y diseño de las reuniones. Las reuniones maratonianas, sin pausas, facilitan la
aparición de fatiga e irritabilidad. Del mismo modo, no fijar un orden del día de la reunión o no
establecer un sistema claro de exposición de los asuntos a tratar son factores que favorecen la
dispersión y la confusión y, con ello, la posible emergencia de conflictos4.
3) La asignación de tareas y objetivos. Ciertamente, definir con absoluta precisión y nitidez dónde
empieza una tarea y dónde termina, y quién es el encargado, puede ser ilusorio. En una empresa,
todos los trabajos se relacionan y, en cierta medida, se superponen. Pero hay límites claros, y
cuando no se establecen, es muy difícil obviar el conflicto. La asignación de tareas y objetivos
debería seguir las condiciones MARES, esto es, medibles, asequibles, relevantes, específicas y
seguibles5.
4) Los estados de ánimo. Todos padecemos altibajos psicológicos, consecuencia del cansancio, el
estrés, de las buenas y malas noticias o de frustraciones o éxitos personales. Nuestros estados de
ánimo irradian flujos afectivos alrededor, positivos o negativos. Cuando son negativos, la mecha
del conflicto puede arder más fácilmente.
En suma, hay múltiples causas de posible aparición de conflictos. Conocerlas nos permite
prevenir, en la medida de lo posible, el surgimiento de conflictos inútiles o gratuitos. Pasaremos
ahora a analizarlo.
Las discrepancias son buenas, pero sólo si tienen su sentido, no si son gratuitas e inútiles. No
seria sensato minusvalorar el peligro de la confrontación. ¿Cuándo aparecen las discrepancias
inútiles? Cuando no se comparten uno o más elementos de la toma de decisiones:
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- Los hechos relevantes.
- El problema y/o sus causas.
- Los criterios de decisión.
- Las posibles alternativas.
Es importante poner de relieve que estas discrepancias son muy difíciles de resolver, porque las
partes implicadas no discuten sobre lo mismo, sino que cada uno discute algo distinto. En
consecuencia, es más complejo llegar a un consenso o acuerdo coherente. En orden a disminuir
las ocasiones de conflicto innecesario, vamos a proponer una serie de sugerencias:
1) Contar con las diferencias. Hay que asumir que somos diferentes y que vemos las cosas de
modo distinto.
2) Escuchar. Sólo a través de una atenta escucha podremos entender por qué los demás piensan
y reaccionan como lo hacen.
3) Preguntar. Las preguntas ayudan a la otra parte a definir con mayor precisión sus ideas, lo
que redunda asimismo en beneficio del interlocutor.
4) Parafrasear. Es importante repetir en voz alta la exposición de la otra parte, para asegurarse
de que eso es exactamente lo que ha querido comunicar.
5) Adoptar actitudes interiores constructivas. En orden a reaccionar constructivamente ante
cualquier conflicto, nos será de gran utilidad contar con determinadas actitudes interiores:
a) Humildad. La humildad te ayudará a tratar de entender a los demás y a no juzgarles tan critica
y rápidamente, a aceptar las limitaciones propias y las ajenas.
b) Interés genuino por las personas. Preocúpate realmente por ellas, por su desarrollo
profesional y humano.
c) Diligencia. Haz lo que debes hacer cuando toca y así los demás no se verán perjudicados por
lo que has dejado de hacer.
d) Búsqueda de perspectiva. En ocasiones es necesario abstraerse, estar a solas con uno mismo,
para poner en orden nuestros pensamientos y sentimientos y así recuperar la perspectiva, la
visión de conjunto.
e) Búsqueda de la mejora continua, no de la primacía. Con ello, nos desprenderemos de buena
parte del estrés laboral que, por cierto, agarrota la mente y la capacidad de reacción, y seremos
más capaces de reaccionar constructivamente ante el conflicto.
Tras examinar las causas de aparición de conflictos y ver algunas sugerencias de prevención de
conflictos inútiles, vamos a pasar ahora a conocer las claves de la resolución del conflicto.
Primero nos detendremos en la resolución del conflicto racional, y a continuación veremos la
resolución del conflicto emocional.
Hay discrepancias que tienen base real y deben aceptarse como oportunidades para encontrar
mejores soluciones a los problemas. Cuando nos encontremos en dicha situación, habremos de
buscar una vía de acuerdo de forma constructiva, de manera que la discrepancia pueda
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resolverse en el plano racional y no se dañe el plano emocional. Ofrecemos aquí una pequeña
guía.
1) Comunicar constructivamente las diferencias y, en su caso, los sentimientos. Las diferencias
deben exponerse a partir de información y datos objetivos y para buscar finalmente el
entendimiento, no la confrontación. Los sentimientos han de expresarse con serenidad, en lugar
de dar que éstos afloren en forma de actitud hostil. Puede que contemos con una serie de
barreras interiores que nos impidan comunicar constructivamente diferencias y sentimientos: la
excesiva rigidez, indecisión, intrusión o frialdad. Es conveniente analizar las posibles barreras
dominantes para procurar corregirlas.
2) Abrir un espacio entre deseable y aceptable. Nuestra tendencia natural es pensar en términos de
«deseable». Sin embargo, ante cualquier discrepancia, deberíamos analizar qué nos podría
resultar aceptable, aunque no fuese para nosotros lo óptimo o deseable. Es importante saber
explicar tanto nuestra opción deseable como qué nos resultaría aceptable y qué no, y por qué no.
Si la otra parte hace lo mismo, posiblemente pueda encontrarse un terreno común de
aceptabilidad. Si tras hacer dicho esfuerzo no se encuentra tal terreno, deberá pasarse a la
negociación. La Figura 1 nos ayudará a visualizar lo comentado:
a) Ganar/ganar. Esta combinación trata de encontrar una manera creativa de resolver el problema en
el que ambas partes salen beneficiadas. Por ello, es la tendencia nata hacia la que se dirige la
negociación. No obstante, no siempre es fácil o posible encontrar esta solución creativa.
b) Ganar/perder. Esta combinación tiene sentido cuando tu posición de autoridad te obliga a asumir
la responsabilidad de una decisión, pensando incluso en el bien de la otra parte. La combinación
ganar-perder es propia de las relaciones jefe-subordinado, ya que, en ocasiones, la opinión
del jefe debe prevalecer. .
c) Perder/ganar. Esta combinación lleva a considerar el sacrificio como una ganancia a largo plazo
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que refuerza la relación. En el fondo, es un síntoma de madurez y calidad en la relación.
d) Perder/perder. Esta combinación es claramente la opción a evitar. Si en la negociación no se
vislumbran caminos de salida, es conveniente acordar una mediación o un arbitraje, tema que
más adelante abordaremos. .
No puede sacarse la conclusión de que sólo una o dos de estas combinaciones son las óptimas.
En la negociación, no siempre ganar es ganar y no siempre perder es perder.
Negativo Positivo
Proactivo No es mi culpa Te la guardo
Reactivo Eres un @ *!! Ya era hora
Resulta fácil adivinar las consecuencias negativas de entrar en una dinámica de «feedback»
emocionalmente destructivo. ¿Cómo tratar entonces constructivamente una confrontación?
Negativo Positivo
Proactivo Lo siento No importa
Reactivo Estoy dolido Gracias
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Una aceptación del error en que puedes haber incurrido.
Una reflexión sobre sus causas.
Una disposición interior real hacia el cambio para no volver a herir a la otra persona.
El decir propiamente «lo siento».
Reparar el daño si fuera posible.
Reforzar la relación que se había dañado con algún gesto.
Siguiendo con la dinámica, la otra parte ha de ser capaz de decir «no importa». Puede costar
mucho este «no importa», sobre todo cuando no se perciben algunos de los elementos de una
disculpa realmente sincera. En ese caso, puede pedirse, sin perder la serenidad, mayor
sinceridad a la otra parte. Finalmente, la reconciliación debe llegar al «no importa». En caso
contrario el conflicto puede estancarse, cristalizarse, lo cual es garantía de herida emocional
constante para las dos partes. Por último, tras el «no importa» ha de venir el «gracias» de
corazón. ¿Qué ocurre si se interrumpe en algún momento esta secuencia de «feedback»
emocionalmente constructivo y se produce el silencio?
Silencio emocional
Causas Consecuencias
Orgullo Desconfianza
Insensibilidad Venganza/insensibilidad
Evitar conflicto Se agrava el conflicto
Venganza Insensibilidad/venganza
En consecuencia, hay que evitar el silencio emocional si se quiere reconducir una situación de
conflicto. En caso contrario, es posible que nunca lleguemos al final del proceso de «feedback»
emocionalmente constructivo, que no lleguemos al «gracias» y al «no importa». Si se consigue
llegar al final del proceso, se habrán puesto las bases para reconducir la confrontación a
discrepancia. No obstante, no siempre es posible lograrlo. Si este proceso fracasa, hay que
buscar ayuda externa para reconducir el conflicto.
2) Ayuda externa. Si las partes no han conseguido llegar a una reconciliación entre ellas, hay
que buscar ayuda externa. La herida provocada por el conflicto no cicatriza, por lo que hay que
tomar medidas para controlar el daño emocional que causa el conflicto. Podemos diferenciar los
siguientes tipos de ayuda externa:
a) Mediación. La mediación consiste en buscar el consenso a través de un tercero. Ese tercero debe
ser alguien de autoridad y prestigio para ambas partes. El mediador puede transmitir mensajes
de una parte a otra y finalmente facilitar un encuentro cara a cara (una confrontación) entre
ambas. En cualquier caso, el tercero que interviene como mediador no debe olvidar estas reglas
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básicas:
-Recoger información sobre el inicio del conflicto: los asuntos clave y las fuentes de
desacuerdo.
-Oír a las dos partes.
-Comprender con claridad las percepciones y sentimientos de cada una de las partes7.
-Examinar cuáles son las condiciones y circunstancias que rodean el conflicto y facilitan su
enquistamiento.
-No tomar partido.
b) Arbitraje. El arbitraje podría definirse como una mediación técnica. Las partes se
comprometen a decidir de acuerdo al reglamento, de acuerdo a reglas de juego objetivas
aplicadas por un tercero neutral: el árbitro. De ahí la diferencia con la mediación, en la que el
mediador puede ser un amigo común.
c) Consejo. El consejo al que aquí nos referimos sería el diagnóstico y tratamiento de las
repercusiones interiores del conflicto por un especialista. Cada vez hay más parejas que acuden
a un especialista para que les aconseje sobre el modo de comportarse en relación al otro. Se
puede asimismo acudir a un especialista para aprender a vivir con conflictos interpersonales en
el trabajo.
d) Alejamiento. Alejamiento entendido como separación física. En ocasiones puede ser conveniente
tratar de evitar en lo posible el contacto físico con la persona con la que se mantiene el conflicto
y, en su lugar, hacer uso por ejemplo del correo interno. Si se es el superior de las dos partes en
conflicto, se las puede separar físicamente o separar sus funciones, de manera que no se vean
obligadas a relacionarse con tanta frecuencia. En más de una ocasión, el alejamiento se revela
como el mal menor necesario para volver a conseguir cierto sosiego y libertad interior.
e) Tribunales. Acudir al juzgado es el caso extremo que hay que evitar, pero que puede llegar como
única forma de solventar el conflicto cuando todas las demás alternativas han fallado.
3) Terminación. Con la terminación se da por finalizada y se evita toda relación con la otra parte. En
ocasiones, esto no resulta sencillo: si no se deja la empresa, es difícil dejar de ver a alguien que
trabaja en ella.
En resumen, hemos analizado distintas formas de reaccionar cuando nos encontramos ante un
conflicto emocional. Si se busca una reconciliación emocional mente madura, deben seguirse
algunas de las reglas básicas de un proceso de «feedback» emocionalmente constructivo. Si este
proceso falla, se hará necesario buscar ayuda externa. En último término, puede que demos
por finalizada nuestra relación. En cualquiera de estos casos, siempre deberíamos mantener
el respeto hacia la otra parte y la justicia en nuestras relaciones con ella.
Definitivamente, los conflictos formarán siempre parte de la vida. Los seres humanos somos
complejos y tendemos al conflicto. La clave radica, entonces, en cómo gestionar conflictos.
Hemos pretendido esbozar en estas líneas algunas ideas sobre las causas del conflicto, su
posible prevención y algunas formas de reacción constructiva ante el conflicto en los planos
racional y emocional. La realidad siempre desbordará cualquier intento de análisis y disección.
Pero creemos que los análisis pueden servir de guía de bolsillo ante la realidad.
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Bibliografía recomendada
Kindler, Herbert S., «Cómo gestionar los conflictos», Editorial Centro de Estudios Ramón
Areces, 1998.
Perlow, Leslie A., «When You Say Yes But Mean No», Crown Business, 2003.
Ware, James y Louis B. Bames, «Managing Interpersonal Conflict», nota técnica, Harvard
Business School, 1978.
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Unidad 3
Reflexión Moral
• Dilemas morales
• Niveles de reflexión moral
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Unidad 4
Autorregulación Académica
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