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LOS ARCHIVOS FAMILIARES Y PATRIMONIALES.

PROBLEMÁTICA, CARACTERIZACIÓN Y
METODOLOGÍA. Josep Fernández Trabal

Es un hecho que los archivos familiares y patrimoniales cada vez suscitan más
interés ente los historiadores. El descubrimiento y uso de estos fondos se ve
motivado por diversos factores, pero es indudable que va ligado a la
revalorización que en los últimos tiempos han experimentado los estudios de
linajes y familias como método de profundizar aspectos de la historia
demográfica, socioeconomica, política y cultural. Así lo constataba
recientemente Antoni Riera Melis1, basándose en los últimos estudios y
trabajos que han tenido como base documental este tipo de archivos. Han sido
precisamente los historiadores quienes más han contribuido a subrayar la
importancia de los archivos familiares y patrimoniales. En este sentido se
puede afirmar que en los medios universitarios se ha ido superando el
desprestigio adquirido por cierta historiografía genealogico-familiar que
contribuyó con fuerza al olvido de aquellos archivos y a su total
desconocimiento.
Esta claro que en este desconocimiento han intervenido otros elementos. En
primer lugar, la inaccesibilidad de la mayor parte de los archivos familiares y
patrimoniales, muchos de ellos, por no decir la mayoría, en manos de sus
titulares privados. Pero también han contribuido la insuficiencia de los
instrumentos de descripción de aquellos fondos que están depositados en un
centro publico. Muchos de ellos aun figuran en la sección de “Varios”, sin
inventario o con inventarios incompletos, que obligan al historiador a hacer un
trabajo de ordenación previa que no les corresponde.
Ahora bien, a pesar de estas dificultades, los archivos familiares y
patrimoniales ofrecen a aquellos que se introducen no pocos incentivos. Por
una parte, la extraordinaria homogeneidad y coherencia interna de los fondos,
que se va descubriendo a medida que se trabajan, y que acaba proporcionando
importantes ahorros de tiempo y energía. Pensemos en un archivo nobiliario
mínimamente ordenado, para dar un ejemplo, reúne en unos pocos legajos
documentación que, si se busca en los manuales notariales o en los registros
de chancillería, exige un mayor esfuerzo de búsqueda y el riesgo de no ser
encontrada. Además, el hecho de que este tipo de archivos constituyen aun un

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campo de investigación prácticamente virgen, añade un nuevo estimulo a los
investigadores que van a la búsqueda de documentación inédita.
Otra consideración a tener en cuenta es que el contenido de estos archivos
llena, a menudo, importantes vacíos documentales de los archivos públicos.
Charles Braibant, antiguo director de los Archivos Franceses, afirmaba en el
año 1957 que los documentos de la mayor parte de los hombres de estado de
la Francia de los siglos XVII-XVIII se encontraban en archivos privados2. La
búsqueda y recuperación para la investigación de estos fondos documentales
se convirtió en un objetivo fundamental de la política archivística francesa, y
esto explica la precocidad con que los archiveros del país vecino emprendieron
como una de sus tareas primordiales el control de los archivos probados. El
año 1891 se realizó la primera encuesta sistemática de estos archivos3, y en
1949 los Archivos Nacionales crearon cuatro sub-series dedicadas a acoger la
documentación entrada por vía extraordinaria. El año 1971, la subserie AP
(Archivos familiares y personales) tenia 315 fondos que ocupaban unos 6.000
metros lineales de estantería4. Paralelamente, la Societé des Amis des
archives de la france, en colaboración con el estado había continuado y
revisado la encuesta de 1891 con el registro de más de 4.000 archivos privados
dispersos por el territorio francés. Con motivo del bicentenario de la Revolución
Francesa, se han efectuado trabajos de investigación sistemática para localizar
e inventariar documentos fundamentales de la época revolucionaria que se
encuentran en archivos no públicos5.
El panorama de Cataluña y del resto del estado es muy diferente, a pesar de
que la importancia de los archivos privados es tan grande o más que en
Francia. Recientemente, dos normas jurídicas han llenado un vacío legal que
existía en este campo. La Ley catalana de archivos6 y la Ley del Patrimonio
Histórico Español7, ambas del año 1985, declaran que los archivos y fondos
documentales de titularidad privada forman parte del patrimonio documental del
mismo modo que lo son los archivos públicos. Ahora, es necesario que las
administraciones con competencia en la materia desarrollen y lleven a la
practica los principios contenidos en las leyes. Los profesionales de la
archivística tienen que hacer un esfuerzo de clasificación y descripción de los
archivos familiares y patrimoniales parecido al que se lleva a cabo en otros
campos de la profesión.

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El presente trabajo pretende ser una revisión del estado de la cuestión y una
aportación metodológica a la tarea de clasificar los archivos familiares y
patrimoniales. Esta aportación no quiere ser dogmática, y parte de la
experiencia de trabajo en fondos de este tipo depositados en el Archivo
nacional de Cataluña. Contará de cuatro apartados: 1) Problemas de definición
y terminología; 2) marco jurídico y legal; 3) características y contenido de los
archivos familiares y patrimoniales; 4) criterios de clasificación y de redacción
de los instrumentos de descripción de archivos familiares y patrimoniales a
partir de una experiencia concreta (clasificación del archivo de los marqueses
de Castelldosrius).

1. Archivos familiares y patrimoniales: definición y concepto

Por archivo familiar y patrimonial entendemos el conjunto de documentos, sea


cual sea su soporte material, producidos y conservados por una familia o linaje,
y que son el resultado de su vida de relación, de la actuación de sus miembros
en los diferentes momentos históricos y de las actividades relacionadas con la
formación y gestión del patrimonio. Ambos elementos, familia y patrimonio, son
inseparables y no tienen existencia histórica por separado. La familia no se
puede mantener ni reproducir sin la existencia del patrimonio, el cual, a su vez,
va necesariamente ligado a la existencia de la familia.
La definición anterior esta hecha teniendo en cuenta la institución que ha
generado el archivo: la institución familiar. A partir de aquí se pueden clasificar
los diferentes tipos de archivos familiares y personales según el estamento o
clase social, oficio, profesión o categoría política de las familias que los han
generado. Así podemos hablar de archivos de masías o rurales (generados por
familias de la payesia), de archivos nobiliarios o aristocráticos, de archivos de
familias burguesas, etcétera. Además, esta definición permite distinguir los
archivos familiares y patrimoniales de los otros tipos de archivos privados: los
archivos personales, los archivos económicos (de empresas del comercio, la
industria y las finanzas) y los archivos de entidades y asociaciones de derecho

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privado de cualquier tipo y clase (asociaciones políticas, sindicales, religiosas,
culturales, etcétera).
Este sistema de definiciones y divisiones puede ser, y de hecho lo es,
discutible. Puede ser útil para establecer el organigrama interno de los fondos
de un centro de archivo, pero es excesivamente rígido y no se adapta del todo
a la complejidad y diversidad que integra un archivo familiar y patrimonial. Un
archivo familiar, muy a menudo, incluye documentación de tipo personal,
claramente separable dentro del conjunto, de diferentes miembros de la familia.
El archivo de los marqueses de Castelldosrius, por ejemplo, contiene diarios y
memorias del miembro más sobresaliente de la familia, el primer marques de
Castelldosrius. Un archivo personal, por el contrario, también puede contener
con frecuencia documentación de la familia o del patrimonio de la personalidad
que lo ha generado. Esta inconcreción de los limites entre ambos tipos de
archivos es lo que llevo a los archiveros franceses a englobarlos en una única
subserie, la AP8. Los archivos empresariales también pueden incluir
documentos de la familia propietaria o fundadora de la empresa, además de la
propiamente mercantil o empresarial, como sucede a menudo con los archivos
de empresas catalanas de los siglos XVIII y XIX. La separación en este caso es
más nítida, y por eso los archivos franceses crearon la subserie AQ para los
archivos denominados económicos9.
Según el criterio de la titularidad jurídica, la gran mayoría de los archivos
familiares y patrimoniales entran dentro de la esfera de los llamados “archivos
privados”. Siguen siendo propiedad legal de las familias que los han generado,
e, independientemente de su estado de conservación y de la mayor o menor
negligencia con que los guardan, estas familias los consideran tan suyos como
los otros bienes del patrimonio arquitectónico y artístico que han recibido en
herencia. El hecho de que un numero menor de archivos familiares y
patrimoniales estén conservados en centros públicos, por venta, donación,
legado o deposito revocable, no desmerece la anterior afirmación. Es más,
desacertadamente se tiende a equiparar el archivo familiar y patrimonial con
archivo privado, cuando hemos visto que aquellos - a pesar de su importancia
– no son los únicos archivos privados. Esta confusión es muy habitual sobre
todo entre investigadores y eruditos de las épocas medieval y moderna.

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M. Angels Adroer y Pere Gifre afirman que los archivos familiares y
patrimoniales son una especificidad de los archivos privados10. Ahora la
cuestión es definir que se entiende por archivo privado. El profesor R. Filangeri,
en las sesiones del III Congreso Internacional de Archivos dedicadas a debatir
la situación de los archivos privados (Florencia, 1956), creía que intentar definir
el concepto de archivo privado es tan banal como inútil11. En una comunicación
presentada en las Primeras Jornadas de la Asociación de Archiveros de
Cataluña (Ribes de Fresser, 1987), los mencionados M. Angels Adroer y Pere
Gifre insistían en la dificultad de delimitar este concepto12. La definición “en
negativo” que se deduce de la legislación sobre la materia (son privados todos
los archivos que no pertenecen a la administración publica) no tiene sentido,
porque no precisa lo que verdaderamente interesa, el limite entre documento
publico y documento privado. Esta definición solo tiene en cuenta la titularidad
jurídica del archivo o fondo documental y olvida otros factores, como son el del
contenido del archivo y el del origen de la documentación en él conservada.
Veremos como dentro de los archivos privados existen documentos que la
jurisprudencia y la tradición archivística considera públicos.
Charles Braibant distinguía tres categorías documentales en un archivo
privado13:
a) Los papeles o documentos públicos, es decir, aquellos que han sido
producidos por la administración publica , y que han pasado de un archivo
de titularidad publica a manos privadas, con independencia de la situación
que haya motivado este traspaso14.
b) Los papeles o documentos públicos que siempre han estado en manos de
particulares, ya sean personas físicas o jurídicas. En esta categoría
documental, el autor incluía la documentación relativa a personas físicas
que ha sido producida durante el ejercicio de un cargo público
administrativo, gubernativo, diplomático, militar o religioso. El origen de esta
distorsión está, en parte, en la mala costumbre de los ministros y otros altos
cargos de apropiarse de la documentación más o menos comprometida al
cesar en sus funciones. Charles Braibent pensaba, fundamentalmente, al
delimitar esta categoría, en los archivos familiares y patrimoniales.

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c) Los papeles o documentos totalmente privados, es decir, la masa
documental que se refiere a los asuntos privados de la persona, familia,
entidad económica o asociación que ha generado el archivo.

Respecto a la primera categoría documental, Ch. Braibant proponía su


reivindicación por parte de la administración publica correspondiente, siguiendo
los preceptos legales. Pero, de hecho, incluso esta situación no deja de
presentar dudas y problemas. ¿Qué administración tiene que reivindicar estos
documentos? ¿Y qué administración del conjunto de administraciones publicas
actuales es la heredera o depositaria legal de las instituciones históricas
desaparecidas que produjeron el documento?
Respecto a la segunda categoría documental, la jurisprudencia es fluctuante y
también plantea interrogantes. Suponiendo que la posesión de estos
documentos por su propietario sea legal, su reivindicación es difícil de efectuar
si no se quiere desmembrar el archivo que los contiene. Y la reivindicación de
la totalidad del archivo es prácticamente imposible, si no concurren
circunstancias extraordinarias, al entrar dentro del ámbito de la propiedad
privada. Llegamos, pues, a un aspecto central de la problemática, que es el de
la situación legal de los archivos privados (y entre ellos, de los archivos
familiares y patrimoniales) y que legislación le da respuesta. Antes de entrar en
este terreno, es necesario darse cuenta de la dificultad de dar definiciones
precisas. Hemos efectuado, en cambio, una serie de reflexiones que pueden
ayudar y dar pautas en el momento de fijar los criterios de clasificación.

2. Marco jurídico y legal de los archivos privados


La legislación catalana distingue entre archivos públicos y privados. El capitulo
III de la Llei Catalana d’arxius está dedicado íntegramente a los archivos
privados, y en sus artículos 11, 12 y 13 encontramos la definición de los
conceptos de archivo privado y de documento privado que tienen el carácter de
históricos:
“Articulo 11. A los efectos de esta ley, son privados o de propiedad privada los
archivos y los documentos sueltos, no comprendidos en los capítulos I y II,
pertenecientes a personas físicas o jurídicas de derecho privado que ejercen

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principalmente sus funciones en Cataluña, y que se encuentran dentro de su
ámbito territorial.
Articulo 12. Los documentos privados o de propiedad privada mencionados en
el articulo 11 que tienen el carácter de históricos son:
a) los que tienen mas de cien años de antigüedad
b) los de menor antigüedad producidos o coleccionados por personas físicas o
jurídicas de derecho privado que han destacado en cualquier esfera de
actividad y que pueden ser útiles para estudiar su personalidad o el campo
de su actividad
c) la documentación oficial que se encuentra legalmente en poder de
particulares o de estos entre ellos

Articulo 13. Son archivos privados de carácter histórico los reunidos por
personas físicas o jurídicas de derecho privado que contienen principalmente
los documentos considerados históricos en el articulo 12”

La Ley del Patrimonio Histórico Español, supletoria a la legislación catalana, no


distingue ente archivos públicos o privados, y por eso, al definir la
documentación que forma parte del Patrimonio Documental (art. 49.1), incluye,
además de los documentos mencionados en la Ley Catalana, los de cualquier
época generados por las administraciones publicas y entidades publicas o por
personas físicas o jurídicas gestoras de servicios públicos. En el articulo 49.3
precisa que también forman parte del Patrimonio Documental los documentos
producidos y conservados por las asociaciones y entidades de carácter privado
con una antigüedad superior a los cuarenta años.
Este esfuerzo de definición no se encamina tanto a efectuar una clarificación
terminológica, sino que tiende a fijar la actuación de las administraciones en
cada campo. Así, en cuanto al patrimonio documental que tiene carácter
histórico, conservado legalmente en manos privadas, las dos legislaciones –
salvando las diferencias de matiz – establecen el principio de vigilancia y tutela
de la administración publica.
La Ley de Archivos, después de fijar los deberes y obligaciones de los
propietarios de archivos y documentos históricos (art.15), establece que el
incumplimiento de estas obligaciones da lugar al requerimiento por parte del

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Departamento de Cultura (art.18). La expropiación se contempla en la Ley
como un recurso extremo y sujeto a la normativa constitucional del Estado
(art.19). La Ley del Patrimonio Histórico Español, en sus artículos 36 y 37,
contempla con un poco más de detalle la intervención de las administraciones,
y establece que el incumplimiento de las obligaciones por parte del propietario
podrá ser causa de declaración del interés social para la expropiación forzosa
(art.52.2).
A nadie de les escapa que la expropiación es una posibilidad legal in extremis.
Su aplicación puede funcionar en el caso de bienes inmuebles, pero en lo
referente a documentación es un proceso lento e inseguro y, por tanto, poco
adecuado a la urgencia de riesgo grave e inmediato de desaparición o deterioro
que motiva la incoación del expediente expropiatorio. Cualquier intervención de
la administración en el campo de los archivos privados tiene que
fundamentarse en el acuerdo con el propietario. Sin su colaboración los
resultados suelen ser prácticamente nulos.
Es por esto que una de las soluciones posibles a esta problemática sea la del
deposito revocable de la documentación en un centro publico, a la cual se
refieren tanto la Ley de archivos como la Ley del Patrimonio Histórico Español.
El depósito puede ser ordenado excepcionalmente por la administración (art.
36.3 de la ley estatal), pero generalmente se efectúa de mutuo acuerdo con el
propietario. De hecho, es una solución optima en el caso que el propietario del
archivo muestre su voluntad de no desmembrarlo ni enajenarlo. La Ley
catalana, concretamente, lo contempla en dos supuestos: cuando el propietario
no puede garantizar la consulta en los locales donde conserva el archivo (art.
15.c) o cuando por razones diversas opta por retractarse de las obligaciones de
conservación y las confía a la administración (art. 16). La solución del deposito
ofrece satisfacción a ambas partes y compatibiliza el derecho de la propiedad
privada con el del interés de investigación y difusión. Es una de las formas
utilizadas por los archivos catalanes para incorporar fondos documentales
privados.
Para que esta política de unos resultados amplios y satisfactorios, es necesario
que las administraciones públicas, o los centros archivisticos que dependen de
ellas, abandonen la actitud mayoritariamente pasiva que han mantenido hasta
el momento. No es suficiente, solo, con ingresar aquellos fondos cedidos

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espontáneamente por sus propietarios y, entre tanto, no hacer nada. Hay que
llevar a la practica los principios básicos que inspiran el capitulo III de la ley de
archivos que, a mi parecer, son dos:
a) Integrar los archivos privados, mediante las medidas que sean necesarias,
en el sistema archivistico del país, con las mismas condiciones de
accesibilidad y consulta, por parte de los investigadores, que tienen los
otros archivos públicos y semipublicos.
b) Evitar la tentación de confiarlo todo a la administración, dejar paso y
estimular la libre iniciativa de los propietarios que muestren una voluntad
real de conservar y abrir sus archivos y, en definitiva, olvidar toda política
que conduzca a una “nacionalización” de los archivos privados. A la
administración le corresponderían, pues, tareas de estimulo, vigilancia,
tutela y actuación supletoria en caso de incumplimiento de las obligaciones
de los propietarios.

En esta línea, las actuaciones a emprender podrían seguir tres direcciones:


a) Confeccionar, a través de encuestas, el censo general de los archivos
privados de Cataluña, el cual tendría que dar una información primaria
sobre la entidad i el contenido del fondo, localización, estado de
conservación general de los documentos y de los locales, datos de los
propietarios, instrumentos de descripción existentes y condiciones de
acceso y consulta. Esta primera actuación parece imprescindible para llevar
a cabo las tareas de estimulo, vigilancia, tutela y actuación supletoria de la
administración.
Concretando en el campo de los archivos familiares y patrimoniales, se han
llevado a cabo ya dos experiencias “piloto”, realizadas por historiadores del
Grupo de Historia del Ambito de Investigación del Berguedà y por dos
archiveros del Archivo Provincial de Gerona15. El primero de estos trabajos
de encuesta, efectuado con el apoyo del Servei d’Arxius de la Generalitat de
Catalunya, ha dado como resultado la inventariación del archivos de diez
masías berguedanas. El segundo de ellos, realizado por profesionales con
el apoyo de la Diputación Provincial, consistió en la confección del
inventario de catorce masías (masos) del Girones. Las conclusiones de
ambos trabajos son en gran parte parecidas. Los archivos se guardan

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principalmente en la biblioteca o en la buhardilla de las masías y, salvo
algún caso extremo, su estado de conservación es aceptable. Es
interesante observar que el contenido de los veinticuatro archivos es
prácticamente idéntico, y esta repetición de las mismas series
documentales ha hecho que los dos equipos hayan diseñado dos cuadros
de clasificación similares, a pesar de la diversidad de criterios con que
fueron elaborados. Estas dos experiencias abren el camino a un trabajo
mucho mas amplio y sistemático que no hay que delimitar sólo a los
archivos agrarios, sino que tiene que incluir los archivos nobiliarios y todos
los archivos privados.
Un aspecto que parece importante es el de la colaboracion de la
administración, de los centros de archivo y de los profesionales de la
archivística con los investigadores. Si son en gran parte estos quines han
dado a conocer la riqueza de los archivos privados, mediante la publicación
de sus trabajos, resulta evidente que una estrecha colaboración entre el
mundo de los archivos y el mundo universitario y de los centros de estudios
seria altamente provechosa.
b) Publicar instrumentos de descripción (guias, inventarios, catalogos) de los
archivos privados, empezando por aquellos fondos conservados en centros
publicos.
c) Llevar a cabo campañas de sensibilización de los propietarios y de
promoción de las cesiones en deposito. La sensibilización tiene que ir
acompañada de una política de concesión de ayudas (subvenciones
económicas, prestación de medios técnicos y humanos) a los propietarios
que muestren su voluntad de conservar los archivos o abrirlos al publico. La
firma de convenios de colaboración entre la administración y los
particulares y el establecimiento de canales oficiales de negociación con
organismos representativos, como pueden ser el Real Cuerpo de Nobleza
de Cataluña, son medios adecuados a esta política.
La dispersión de los archivos rurales exigiría, quizás, un esfuerzo de
racionalización y de concentración de fondos de menor entidad, ya sea en
centros públicos comarcales i locales o en edificios privados tutelados por la
administración para abaratar costes y mejorar las condiciones de
accesibilidad.

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Los archivos nobiliarios presentan una problemática propia. En primer lugar,
hay que señalar el éxodo que, por razones históricas, ha llevado una parte
considerable de estos archivos fuera de Cataluña. El caso más significativo
es el de los fondos catalanes conservados en el archivo Ducal de
Medinaceli (Casa de Pilatos, Sevilla). En ese archivo, denominado
acertadamente Archivo de Archivos por su actual conservador16, se
encuentran los documentos de los marquesados de Pallars, Aitona y
Camarasa, de los condados de Ampurias, Osona y Prades, de los
vizcondados de Cabrera, Bas y Vilamur, y de las baronias de Pinós,
Mataplana, Castissent, Oliola, Juneda, Arbeca, La Floresta, Miralcamp, la
Ràpita y otros. En total, se conserva en Sevilla la documentación de casas
nobiliarias que habían ejercido derechos jurisdiccionales sobre el 10 por
ciento de la población del Principado. Otros archivos de casas nobiliarias
están también fuera de Cataluña (ducados de Cardona y Sogorb,
marquesado de Cerdanyola, baronias de Martorell y Molins de Rei…). Es
necesario, pues, tomar medidas que promuevan el retorno de documentos
originales o de su reproducción. En este sentido se enmarca la firma del
convenio entre la Generalitat de Catalunya y el Duque de Medinaceli, el 15
de mayo de 1987, que prevé la microfilmacion de toda la documentación de
origen catalán y su instalación en Cataluña. Este año, el Servei d’Arxiu tiene
prevista la publicación del inventario de estos fondos.
Sobre la recepción de archivos y fondos documentales privados en
deposito, constituyen un buen punto de referencia la actuación del Archivo
de la Corona de Aragón, el Instituto Municipal de Historia y el Archivo
Nacional de Cataluña. El Archivo de la Corona de Aragón conserva, en la
sub-sección de Fondos Patrimoniales, 11 archivos nobiliarios catalanes,
aragoneses y valencianos, además de otros fondos de menor entidad17. No
todos estos archivos han ingresado mediante convenio de deposito, sino
que el centro los ha adquirido por compra, donación y legado. El Instituto
Municipal de Historia ha organizado la sección denominada “Fondos de
carácter privado”, dividida en las sub-secciones siguientes: Pergaminos;
Archivo Patrimonial (conjunto de diez fondos muy diversos); Archivo
comercial (importante fondo constituido por 1278 volúmenes pertenecientes
a más de 300 firmas comerciales entre 1440 y 1903); Archivo personal

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(colección de materiales de personalidades muy diversas); i documentación
de Ildefonso Cerdà18. La Biblioteca de Cataluñaa también conserva fondos
documentales privados – entre los cuales hay alguno nobiliario – entre sus
materiales archivísticos.
Pero el centro que ha ingresado, proporcionalmente, mayor cantidad de
documentación privada, en su corta historia, es el Archivo Nacional de
Cataluña. A le espera de recibir transferencias ordinarias de la
documentación semiactiva de la administración autonómica, el Archivo
Nacional ha llevado a cabo una tarea de búsqueda de fondos que considera
de importancia para la historia nacional. Actúa como centro de deposito de
un centenar largo de archivos y de fondos privados de muy variada
procedencia, la mayoría de los cuales están inventariados y abiertos a la
consulta publica. Destacan los fondos familiares y patrimoniales (archivos
de los condes de Güell, de los marqueses de Castelldosrius y de los
marqueses de Sant Mori); archivos personales (Eugeni d’Ors, Alexandre
Galí, Ventura Gassol, Joan Massot); archivos de empresas (la España
Industrial, la Maquinista Terrestre y Marítima, Colonia Sedó, Castanyer); i
archivos de partidos (PSUC), de asociaciones profesionales (Junta de
Corredores de Comercio) y otros de muy diverso signo19. En esta línea hay
que crear en los centros de archivo públicos secciones destinadas a acoger
la documentación ingresada por vía extraordinaria y publicar sus
instrumentos de descripción.

3. Características y contenido de los archivos familiares y patrimoniales


Los archivos familiares y patrimoniales se caracterizan por la gran riqueza y por
la variedad de tipologías documentales que contienen. Los papeles amasados
y reunidos por una o más familias a lo largo de los siglos son diversos y
variados. Lógicamente, el contenido del archivo será más rico cuanto más
elevada haya sido la posición social de la familia, cuanto mas activa haya sido
la vida de sus miembros y cuanto más considerable sea el patrimonio familiar.
Aún así, no se pueden efectuar comparaciones asimétricas entre archivos de
familias de diversa posición, clase o estamento social. Los archivos familiares y
patrimoniales, independientemente de la importancia de la familia que los ha

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generado, son esenciales para la investigación histórica y tienen tanto interés
los de las familias del patriciado urbano, como el del más humilde menestral de
una ciudad.
La tradición archivística francesa20 ha distinguido diferentes tipos documentales
en un archivo familiar y patrimonial:
a) Archivos puramente familiares, que contienen documentos referentes a
diversas generaciones de la familia (genealogias y noticias históricas, títulos
honoríficos, contabilidad domestica, etcétera) y documentos relativos a cada
individuo (papeles personales, títulos y diplomas académicos,
autobiografías y memorias, hojas de servicios, capitulaciones matrimoniales
y testamentos, etcétera).
b) Archivos señoriales, que se localizan sobre todo en los fondos
documentales de casas nobiliarias. Dentro de este grupo se distinguen los
documentos señoriales propiamente llamados (procesos de la corte
baronial, libros de derechos señoriales, banalidades, derechos de patronaje
eclesiástico) y los documentos feudales (registros de homenaje feudal,
feudos, cabrevaciones, etcétera).
c) Archivos dominicales, que incluyen los títulos de propiedad, documentos
relativos a la administración de fincas rústicas y urbanas, compraventas,
etcétera.
d) Papeles de funciones, que provienen del ejercicio de cargos por parte de los
individuos de la familia. Se distinguen las funciones privadas (cargo dentro
de una asociación privada o dentro de una empresa o consejo de
administración) y las funciones o cargos públicos. Una categoría intermedia
seria el caso de los cargos religiosos (obispados, benifets eclesiásticos,
etcétera).
e) Papeles científicos o literarios: borradores de obras, manuscritos originales,
notas de trabajo, planos de obras publicas, etcétera.

Yvonne Lanhers, en la elaboración del inventario del archivo del castillo de


Saint-Fargeau (fondo 90 de la sub-serie AP de los Archivos Nacionales
Franceses), simplifica la clasificación anterior y distingue cuatro categorías
documentales: inventarios antiguos del archivo y libros maestros; genealogias y
manuscritos sobre la historia de la familia; papeles familiares y personales

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(clasificados por familias o personajes y después por tipo documental); papeles
dominicales (clasificados según un criterio geográfico). La autora resalta la gran
importancia de la contabilidad, de la correspondencia y de la documentación de
cargos públicos21. El archivero belga Walter de Keyzer, en el inventario de los
archivos de las familias de Gaert y Derin22, distingue sólo entre papeles
familiares y personales (clasificados por familias), bienes (clasificado por
provincias) y documentos sin relación aparente con el fondo.
La practica archivística francófona, resumiendo, ha distinguido claramente
entre dos categorías documentales: documentos referidos al ámbito particular
de la familia (incluye la documentación familiar, personal y patrimonial) y
documentos que trascienden del marco puramente familiar. Esta distinción
también ha sido señalada en los últimos trabajos de inventariación que se han
hecho de fondos familiares y patrimoniales catalanes.
En el cuadro de clasificación propuesto por M. Àngels Adroer y Pere Gifre23,
integrado por siete secciones, observamos algunas de ellas que se refieren al
ámbito particular de la familia (Libros Mestros e Inventarios; Familia y
Patrimonio; Pleitos; Derechos y rentas feudales) y otras que se refieren a
documentación incorporada al archivo que trasciende a la misma familia
(Documentación municipal, Biblioteca, Documentación religiosa). En el índice
general, elaborado por el Grupo de Historiadores del ámbito de la investigación
del Berguedá, junto a los documentos familiares y patrimoniales encontramos
documentos que se refieren a “Guerras”, “Costumario”, “Documentos
parroquiales” y “Documentos municipales”.
El estudio inédito del archivo de la masía can Prat (Castellfollit del Boix,
Bages), del historiador Flocel Sabaté, muestra la importancia de la
documentación conservada en los archivos familiares y patrimoniales que no
hace referencia directa a la familia24. El archivo de can Prat contiene una larga
serie de arrendamientos de diezmos y rentas señoriales de diversas parroquias
y documentación reunida a partir del ejercicio de cargos de la administración
municipal y señorial. Destaca el fondo del Juzgado de Paz. La emigración de
miembros de la familia a América, en el siglo pasado, ha hecho que el archivo
familiar conserve, además, documentación de diversas compañías mercantiles
atlánticas. ¿Cuántos archivos de masías conservan documentación de tipo
parroquial, municipal y señorial entre sus fondos, provenientes del ejercicio de

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batllies de sac, regidurias y otras funciones oficiales?¿Cuánta documentación
relativa a la evolución de explotaciones agrarias, al cultivo de la viña, a la
filoxera, al desarrollo de la agricultura especulativa se conserva en las grandes
masías desperdigadas por el territorio catalan?¿Cuántas noticias de episodios
bélicos, de la guerra del Francés, de las revueltas de la edad moderna y
contemporánea esperan en estos archivos que los investigadores las trabajen?
Si hablamos de los archivos de las clases sociales elevadas (nobleza y alta
burguesía), la riqueza del contenido se multiplica. La posesión de derechos
jurisdiccionales por parte de los barones ha motivado la conservación, en los
archivos de la nobleza, de documentación inestimable para la historia de
pueblos y comarcas. Libros de cortes, registros de pregones, mandamientos y
correspondencia, legajos de procesos, nombramientos de oficiales, concesión
de privilegios a las comunidades, derechos de aguas, pastos, monopolios
señoriales…, constituyen series documentales que sólo se encuentran en estos
archivos. El monopolio del ejercicio de ciertos cargos públicos que los
estamentos privilegiados conservaron hasta el final del Antiguo Régimen
(virreinatos, embajadas, capitanías generales, dignidades eclesiásticas…), y la
costumbre que ya hemos mencionado de apropiarse de la documentación
generada durante el ejercicio de las funciones oficiales, explican la existencia
en los archivos familiares de la nobleza de registros de correspondencia oficial,
manuales de instrucciones, ordenes reales, deliberaciones secretas, etcétera.
Aspectos oscuros de la historia política pueden recibir nueva luz a partir de la
documentación conservada por los herederos de sus protagonistas. Este es el
caso del archivo de los marqueses de Castelldosrius, donde se encuentra la
documentación del primer marques, que fue virrey de Mallorca y de Perú y
embajador de Francia en el momento crucial de la entronización borbónica.
Otras familias de la burguesía urbana destacaron en la carrera judicial,
ejerciendo de magistrados de la Real Audiencia, de la Gobernación de
Cataluña, de la Bailía General o de los numerosos tribunales laicos y
eclesiásticos. Los enlaces matrimoniales y la acumulación de títulos,
patrimonios y cargos, ha hecho que un numero relativamente reducido de
familias ostente en la actualidad la titularidad de un patrimonio documental de
primer orden.

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Intentamos efectuar una caracterización de los archivos familiares y
patrimoniales atendiendo, más que a su contenido documental, a su
organización interna.
a) El pergamino es el principal soporte material de los documentos, al menos
hasta mediados del siglo XVII25. Después, el papel lo suplanta totalmente,
excepto en algunos documentos solemnes (títulos y privilegios nobiliarios,
bulas eclesiásticas…). Es usual, sin embargo, encontrar documentación en
papel a partir del siglo XIV, especialmente en las series de procesos y
correspondencia. Hacia el siglo XVI, se efectúan copias notariales sobre
papel de documentos más antiguos en pergamino, que responden a un
interés de reordenación de los archivos y a un intento de agilizar y facilitar
las tareas administrativas. Muchas de estas copias notariales, las de los
documentos más importantes, se encuadernan para formar los Libros de
Especulos, muchos de los cuales, además, contienen también el documento
original en pergamino. No existe, pues, una total separación física entre la
documentación en pergamino y en papel. La primera de ellas, pero, tiende a
ser desplazada dentro del conjunto del archivo.
b) La instalación de los documentos de un archivo familiar y patrimonial
presenta, generalmente, las formas siguientes:
- Agrupaciones de pergaminos en carpetas, si están planchados y
aplanados, o bien enrollados formando pliegos.
- Libros o registros de archivo, formados por un conjunto de documentos,
en pergamino o papel, cosidos y encuadernados. Esta es la forma de los
Especulos, de los procesos más importantes, de las cabrevaciones, de
los libros mayores de contabilidad, etcétera.
- Legajos, constituidos por agrupaciones más o menos heterogéneas de
documentación en carpetas, cajas u otras unidades de instalación. La
documentación más importante del linaje (privilegios de nobleza, títulos
de propiedad…) suele guardarse en cajas decoradas con los escudos
heráldicos. El resto de documentación formada por pergaminos
doblados, libretas, cuadernos de diferentes medidas y el papeleo ingente
de hojas sueltas, notas, borradores y otra documentación dispersa, se
amontona dentro de los legajos sin ninguna ordenación aparente.

16
c) La organización interna de los archivos familiares y patrimoniales no
responde a los criterios de la archivística moderna, sino a las necesidades
de uso que los propietarios y administradores tienen de una documentación
con plena vigencia jurídica y administrativa. Esta organización ha ido
variando a lo largo de la historia familiar, al compás de las exigencias
administrativas nuevas, pero la mayoría de las veces deja rastro
documental. Desde las signaturas del dorso de los pergaminos a los
abecedarios e índices elaborados por los notarios de la época moderna,
estos restos de organización testimonian la vigencia pretérita del archivo y
de su documentación. Esta organización preexistente, a grandes rasgos, es
la siguiente:
- Los archivos de masías, que disponen de organización, están
mayoritariamente ordenados según los patrimonios que han confluido en
la familia. El instrumento para localizar la documentación son los libros
maestros, que datan de los siglos XVIII y XIX, época en que se produjo
la consolidación de muchos patrimonios rurales con la adquisición del
dominio directo de las tierras que hasta entonces eran tenidas en
anfiteusis26.
- La organización de los archivos nobiliarios es más compleja. Las
grandes casas aristocráticas castellanas (Osuna, Medina Sidonia,
Medinaceli, Alba) basan la ordenación de sus archivos familiares en el
respeto escrupuloso del principio de procedencia de los fondos
documentales de cada mayorazgo que lo integran. El archivo de la casa
de Alba esta dividido en treinta y dos secciones, que corresponden a los
diferentes mayorazgos27. El archivo ducal de Medinaceli tiene una
estructura similar. Los fondos catalanes de esta casa, antes de la
segregación del archivo del ducado de Cardona, que en la actualidad
está en Madrid, estaban organizados en tres grandes unidades, que
correspondían a los tres patrimonios incorporados en épocas sucesivas:
casa ducal de Сardona-Sogorb, casa de Aitona y marquesado de
Camarasa28. Cada una de estas unidades tenia una organización propia,
que fue respetada en el momento de la incorporación del archivo al de la
casa ducal. La ordenación del archivo de los Cardona, por ejemplo, fue
obra del notario Bernat Josep Llobet en el siglo XVII, y es la que a

17
grandes rasgos se ha mantenido hasta la actualidad. Este notario
efectuó una agrupación de los documentos por estados (Cardona,
Ampurias, Vilamur, Pallars), y dentro de cada estado abrió diversas
series (Descendencia, sucesión y cosas domesticas; “Cosas comunes”;
Feudos y dominios; Administración y contabilidad). Toda la
documentación de la casa ducal de Cardona que salía de la
competencia directa de cada estado fue ordenada en una sección
llamada “Miscelánea o Armario General”. Después redactó un inventario
que aún hoy día constituye el principal instrumento de acceso al fondo.

Estructura interna de las casas


aristocráticas castellanas29

Casa

Mayorazgos

Estados

Señoríos

Las familias nobles catalanas también tienen sus archivos ordenados según los
patrimonios. La instalación de algunos archivos se fundamentaba en la
separación física de los diversos fondos documentales. No es extraño, al entrar
en la biblioteca de una residencia nobiliaria, encontrarnos la documentación
distribuida en armarios diferentes, con el nombre y el escudo de la familia
originaria en el frontal. Esta, por ejemplo, era la ordenación aparente del
archivo de los marqueses de Sant Mori antes de que fuera depositado en el
Archivo Nacional de Cataluña. Decimos ordenación aparente porque la
experiencia demuestra que, en la práctica, la organización de un número
considerable de los archivos familiares y patrimoniales admite un considerable
grado de desorden. Las razones que explican este desorden son:

18
- El encabalgamiento de diversas ordenaciones efectuadas en épocas
sucesivas. La última clasificación de los archivos data, generalmente, del
siglo pasado, y tiene relación directa con las leyes desvinculadoras y
desamortizadoras de la primera mitad del siglo y con la creación de los
registros de la propiedad (Ley Hipotecaria de 1861). La necesidad de
justificar documentalmente la posesión de derechos señoriales y de mostrar
los títulos de propiedad para inscribir fincas y censos en el registro, en un
contexto caracterizado por una extraordinaria litigiosidad, llevo a una nueva
sistematización de los archivos familiares que deshacía en parte la
organización anterior. La reordenación del archivo de los marqueses de
Castelldosrius del año 1880 es un ejemplo claro de esta afirmación. Se
efectuó con un doble objetivo: ordenar los títulos de propiedad de las fincas
de Barcelona que estaban afectadas por la urbanización del Ensanche (pla
Cerdà) y proceder al inventario del patrimonio familiar con vistas a futuras
enajenaciones. El resultado fue la clasificación de treinta y siete series
documentales de muy diverso contenido. Algunas de ellas incluían la
documentación histórica inactiva de diferentes familias (Oms de Santapau,
Orís-Vallgornera, Puiggener, Lanuza, etcétera), otras estaban formadas por
la documentación activa del patrimonio (fincas de Barcelona y otros lugares
de Cataluña, censales…) i, finalmente, unas cuantas series agrupaban las
enajenaciones patrimoniales, los censos y censales extinguidos y la
documentación calificada de extraña. El inventario era un libro manuscrito
donde el archivero fue relacionando uno por uno los documentos de cada
serie, sin ningún orden cronológico o alfabético. Estos tipos de inventarios
constituyen los instrumentos de descripción de la mayor parte de los
archivos familiares y patrimoniales.
- La existencia de una parte más o menos considerable de documentación
sin clasificar ni inventariar. Esta documentación, generalmente, es la
generada con posterioridad al ultimo inventario (coincide, por tanto, con la
de los siglos XIX y XX), y la masa de papeles que la familia no consideró útil
clasificar. Los legajos que la contienen son precisamente los que más
entretienen y dificultan el trabajo del archivero encargado del fondo.

19
Esquema organizativo del archivo ducal de Medinaceli
(antes de la desmembración del archivo de los Cardona)

Archivo de la casa ducal

Fondos de procedencia catalana

Archivo Aitona Archivo Cardona-Sogorb Archivo Camarasa

Cardona Pallars Ampurias Vilamur Oliola Miscelánea

a) Descendencia, sucesión y cosas domésticas


b) “Cosas comunes”
c) Feudos y dominios
d) Documentación administrativa y contable

20
4. Metodología para la clasificación de los archivos familiares y
patrimoniales
El tratamiento archivistico de los fondos documentales de familias plantea una
problemática especifica. Tradicionalmente, los manuales de archivística han
destacado la heterogeneidad de los archivos familiares y patrimoniales y sus
dificultades de clasificación. Cada archivo es diferente y plantea un problema
nuevo. De aquí la ausencia de normas de clasificación que vayan más allá de
formulaciones vagas y generales (necesidad de un conocimiento previo de la
familia y del fondo documental, respeto a la organización preexistente,
etcétera). El resultado de esta inconcreción de los archiveros, motivada en
parte por la ausencia de un debate a fondo sobre el tema, es la diversidad de
criterios de clasificación. Ante esta tendencia, tenemos que insistir en la
necesidad de elaborar cuadros de clasificación que puedan ser aplicados a los
archivos familiares, salvando las diferencias particulares de cada uno, que se
basen en la ordenación sistemática y racional de sus fondos documentales y
que sean al mismo tiempo instrumentos aptos de descripción y recuperación.
Los criterios de elaboración de los cuadros de clasificación son los siguientes:
a) Creemos que el cuadro de clasificación tiene que respetar la organización
preexistente del archivo, en aquellos casos en que se conserve
suficientemente integra, el archivero la considere de utilidad o no crea
necesario destruir su lógica interna que responde a una serie de razones
históricas. En este supuesto de conservación, el cuadro de clasificación es
un instrumento de descripción paralelo al archivo30, que tiene que ir
acompañado de las correspondientes signaturas topográficas. Puede que,
sin embargo, circunstancias diversas (cambios de emplazamiento,
desmembración o enajenación de fondos documentales, accidentes,
etcétera) hayan deshecho la organicidad interna del archivo. Incluso,
existen archivos que nunca han sido objeto de una organización general, y
solo disponen de una ordenación parcial inadecuada. En estos últimos,
creemos que el archivero puede proceder a una organización totalmente
nueve tomando como base el cuadro de clasificación. En cualquier caso,
tienen que ser el estado de conservación y el criterio de los profesionales

21
los que marquen la conveniencia o no de emprender una nueva
organización.
b) El cuadro de clasificación tiene que incluir la totalidad de la documentación
del archivo, sea cual sea su soporte material, con independencia de su
instalación física. Los documentos en pergamino, pues, tendrán su lugar en
el cuadro de clasificación según su contenido, pero una ubicación física
concreta que atienda a sus necesidades de instalación especiales.
Independientemente, y dada la importancia y casi-exclusividad que el
pergamino tiene hasta el siglo XVII, se puede acometer la tarea de elaborar
un inventario o un catalogo suplementario de los pergaminos, en el cual
cada pieza tendrá un numero correlativo de orden siguiendo un criterio
cronológico. La elaboración de un cuadro sistemático de clasificación
admite que la documentación de un archivo tenga diferentes signaturas
correspondientes a diferentes instrumentos de descripción.
c) La elaboración del cuadro de clasificación tiene que respetar el principio de
procedencia de los documentos. Cada archivo familiar y patrimonial es el
resultado de la suma de los archivos de las familias y patrimonios que lo
integran.
Ejemplo:
El archivo de los marqueses de Castelldosrius es el resultado de la fusión,
el año 1842, de dos grandes unidades: el archivo de los Sentmenat, rama
de Castelldosrius, que incorporó el de la familia Oms de Santapau el 1730;
y el archivo de los Puiggener, que incorporó el de la familia Orís-Vallgornera
a finales del siglo XVII. La fusión del año 1842 originó un archivo nobiliario
integrado por cuatro archivos: Sentmenat, Oms de Santapau, Orís-
Vallgornera i Puiggener.
La documentación de cada familia o linaje tiene que clasificarse por
separado.

d) El cuadro de clasificación tiene que ir acompañado de la codificación


sistemática de la documentación. El código o signatura sistemático tiene
que ser equilibrado (con correspondencia a nivel de cada dígito),
jerarquizado y con numeración abierta.

22
e) La clasificación de la documentación de cada una de las familias o linajes
que componen el archivo familiar y patrimonial sigue los criterios siguientes:
- El respeto a las series documentales generadas por el funcionamiento
de la familia o por la actuación de sus miembros en todos los campos de
su actividad (ej.: testamentos, cabrevaciones, arrendamientos…), que
tienen que ser ordenados a partir de criterios cronológicos o alfabéticos.
- Agrupaciones facticias de documentación suelta a partir de criterios
temáticos (ej.: documentación sobre enfermedades, “necrológica”,
“viajes”).

Criterios de clasificación de fondos familiares-patrimoniales

Codificación:
. .

Dígito 1: Linaje o Familia


Dígito 2: Rama del linaje o familia (es opcional)
Dígito 3: Agrupación de documentos siguiendo un criterio de homogeneidad

0 Libros de Especulos
1 Genealogía y Heráldica
2 Documentación de tipo personal y familiar
3 Documentación patrimonial
4 Documentación administrativa y contable
5 Correspondencia
6 Documentación judicial
7 Cargos públicos y asociaciones
8 Documentación eclesiástica
9 Otros tipos de documentación (según el contenido de cada fondo)

Dígito 4: Tipo de documento


Dígito 5: Ordenación de los documentos siguiendo un orden cronológico o
alfabético

Cuadro de clasificación de archivos familiares-patrimoniales

Grupo de archivos nobiliarios

0. LIBROS DE ESPECULOS

23
(Clasificados siguiendo un orden cronológico y con transcripción del titulo
original de cada libro)

1. GENEALOGIA Y HERALDICA

1.1 Relatos genealógicos


1.2 Certificaciones genealógicas
1.3 Arboles genealógicos ascendentes y descendentes
1.4 Escudos heráldicos
1.5 Arboles genealógicos de familias emparentadas
1.6 Escudos de armas de familias emparentadas
1.7 Notas y otra documentación suelta

2. DOCUMENTACIÓN FAMILIAR Y PERSONAL


(Reúne los documentos que hacen referencia a la familia en su conjunto y a
la biografía de cada miembro)

2.1 Narraciones autobiográficas y memorias


2.2 Certificaciones de bautismo
2.3 Certificaciones de confirmación
2.4 Certificaciones de matrimonio
2.5 Certificaciones de entierro y/o defunción
2.6 Capitulaciones y pactos matrimoniales
2.7 Dotalicios
2.8 Testamentos, codicilos y traslados de cláusulas testamentarias
2.9 Testamentarias y ejecución de legados testamentarios
2.10 Heredamientos y donaciones universales de bienes y de derechos
hereditarios
2.11 Documentación sobre enfermedades
2.12 Necrológica
2.13 Empadronamientos y pasaportes
2.14 Títulos y privilegios de la nobleza (clasificada siguiendo un criterio
jerárquico y cronológico)
2.15 Condecoraciones, hábitos de Ordenes Militares, ceremonias, cargos
palatinos y documentación diversa nobiliaria
2.16 Peticiones al rey y memoriales
2.17 Licencias y autorizaciones reales
2.18 Títulos y certificaciones académicas
2.19 Documentación suelta sobre la familia

3. DOCUMENTACIÓN PATRIMONIAL
(Reúne los documentos que constituyen títulos de propiedad d cualquier
tipo de bien mueble e inmueble y rentas, así como las listas e inventarios
patrimoniales)
3.1 Documentación general del patrimonio
(Reúne los documentos que hacen referencia al conjunto del patrimonio
de un linaje o familia)
3.1.1 Memoriales e informes sobre el estado del patrimonio

24
3.1.2 Inventarios post mortem
3.1.3 Listas de bienes muebles
3.1.4 Cargas y “males”
3.1.5 Inspecciones de las diferentes haciendas
3.1.6 Adquisiciones
3.1.7 Enajenaciones
3.1.8 Cabrevaciones generales
3.1.9 Acciones, títulos de deuda publica, depósitos bancarios y
documentos similares

3.2 Documentación de las diferentes haciendas


3.2.1 Indices y listas de documentos conservados en el archivo
3.2.2 Documentación de tipo feudal y/o señorial
3.2.3 Inventarios de fincas y rentas
3.2.4 Inscripciones y certificaciones de los registros de la propiedad y
de hipotecas
3.2.5 Adquisiciones patrimoniales
3.2.6 Enajenaciones patrimoniales
3.2.7 Establecimientos y cartas precarias
3.2.8 Arrendamientos de fincas
3.2.9 Contratos de rabassa morta
3.2.10 Traspasos de bienes anfiteuticos
3.2.11 Documentación sobre censos
3.2.12 Cabrevaciones
3.2.13 Laudemios
3.2.14 Documentación sobre diezmos
3.2.15 Documentación sobre molinos y otros distritos señoriales
3.2.16 Explotación de aguas, pastos, minas y otros recursos naturales
3.2.17 Notarios y escribanías particulares
3.2.18 Documentos sobre masías
3.2.19 Planos y mapas
3.2.20 Documentación diversa sobre diferentes haciendas

3.3 Documentación de censales y violarios


3.3.1 Censales y violarios activos
3.3.2 Censales y violarios pasivos

4. DOCUMENTACIÓN ADMINISTRATIVA Y CONTABLE


(Reúne todos los documentos relacionados con la gestión cotidiana del
patrimonio)
4.1 Administración central del patrimonio
4.1.1 Nombramiento de procuradores y administradores generales
4.1.2 Cuadros y estadillos de rentas
4.1.3 Levadores de rentas
4.1.4 Libros de arrendamientos y arrendatarios
4.1.5 Contabilidad
- Libros mayores
- Libros de cuentas de los administradores
- Libros diarios de caja
- Definiciones de cuentas de los administradores

25
- Justificantes de las cuentas de los administradores
- Cuentas fragmentarias
4.1.6 Recibos y apoques
4.1.7 Contrarecibos de pensiones de censos
4.1.8 Arrendamiento de rentas
4.1.9 Depósitos bancarios y partidas en mesa de cambio
4.1.10 Letras de cambio
4.1.11 Prestamos y debitorios
4.1.12 Libros y libretas de administración doméstica
4.1.13 Contribuciones e impuestos
4.1.14 Obras y reformas
4.1.15 Libros de administración de tutorías
4.1.16 Libros de administración de cargos públicos
4.1.17 Libros de administración de patrimonios secuestrados
4.1.18 Libros de administración de albaceas
4.1.19 Libros de administración de bancos y mesas de cambio
4.1.20 Documentación administrativa diversa

4.2 Administración de las diferentes haciendas


( La misma clasificación del apartado anterior adaptada al volumen
documental de cada una)

5. CORRRESPONDENCIA
(Reúne la correspondencia enviada y recibida por los miembros de la familia
o linaje y por sus cónyuges)

5.1 Correspondencia enviada


(Clasificada por orden alfabético de emisores y, dentro de cada emisor,
por orden alfabético de los receptores. Se indica el numero de cartas
que recibe cada receptor y las fechas extremas)

5.2 Correspondencia recibida


(Clasificada siguiendo el mismo criterio del apartado anterior)

6. DOCUMENTACIÓN JUDICIAL
6.1 Memorias de pleitos
6.2 Pleitos civiles
6.3 Procesos y encuestas criminales
6.4 Pleitos y procesos de las curias señoriales
6.5 Procesos y encuestas de la jurisdicción militar
6.6 Procesos y pleitos canónicos
6.7 Expedientes judiciales (adjudicaciones de herencia, tutorías y
albaceazgos, información ad futuram rei memoriam…)
6.8 Sentencias y provisiones judiciales
6.9 Sentencias arbitrales
6.10 Concordias de pleitos y actas de conciliación

7. CARGOS PUBLICOS Y ASOCIACIONES


7.1 Cargos administrativos, políticos y diplomáticos

26
(documentación clasificada según la especificidad de cada familia o
linaje)

7.2 Cargos de la administración militar


7.3 Asociaciones diversas

8. DOCUMENTACIÓN ECLESIASTICA
8.1 Bulas, licencias y privilegios eclesiásticos
8.2 Tonsuras, ordenaciones y realización de votos religiosos
8.3 Ordenes militares
8.4 Cofradías y asociaciones religiosas
8.5 Documentación de dignidades eclesiásticas de miembros de la familia o
linaje
8.6 “Benifets” y “personats” eclesiásticos
8.7 Rentas eclesiásticas
8.8 Aniversarios y fundaciones piadosas
8.9 Documentación parroquial

9. OTROS TIPOS DE DOCUMENTACIÓN


1
RIERA MELIS, Antoni, Prólogo en: FERNÁNDEZ I TRABAL, Josep; Inventari dels pergamins
del fons Mercader-Bell.lloc de l'’rxiu històric municipal de Cornellà de Llobregat (segles XI-
XVIII). Barcelona: Fundació Noguera, 1989, p.9
2
BRAIBANT, Charles, “Alerte aux archives privées”. En: Préface au catalogue de l’exposition
Huit siècles d’histoire de France, janvier 1957. Paris: Imprimerie Nationale, 1957, p. 3
3
LANGLOIS & STEIN. Les archives de l’histoire de France. Paris, 1981
4
GILLE, Geneviève. “Les archives privées”. Revue Historique, 1965, vol. 234, p. 43; una visión
general de los archivos privados se encuentra en la obra colectiva Archives privées. État des
fons de la série AP. Paris: Archives Nationales, 1973
5
HOLDESHEIMER, Françoise. Guide des papiers privés d’époque révolutionnaire. Paris:
Archives Nationales, 1987
6
Ley 6/1985, de 26 de abril, de Arxchivos (DOG, núm. 536, de 10-V-1985, pp. 1.263-1265)
7
Ley del Patrimonio Histórico Español. Madrid: Ministerio de Cultura, 1985
8
Archives privées. État des fons de la série AP. Paris: Archives Nationales, 1973
9
Archives privées…
10
GIFRE I RIBAS, Pere; ADROER I PELLICER, M.Àngels. “Inventari dels arxius patrimonials
de les comarques gironines”. Revista de Girona, noviembre-diciembre 1986, núm. 119, p.80
11
FILANGERI, Riccardo. “Les Archives privées”. En: Actes du IIIe Congrès International des
Archives (Florence, 25-29 septembre 1956). Archivum, Paris, 1956, vol. VI, p. 44
12
ADROER I PELLICER, M.Àngels; GIFRE I RIBAS, Pere. “Arxius privats i arxius patrimonials
a Catalunya” Lligall, Barcelona, 1988, núm. I, pp. 83-85
13
BRAIBANT, Charles. Op. cit., p. 5. Esta distinción también la encontramos en HUART,
Suzanne d’. “Les archives privées: essai de méthodologie”. La Gazette des Archives, Paris,
1980, núm. 110, pp. 167-172. Finalmente, se ha convertido en clásica de la archivística
francesa. Vease: Manuel d’Archivistique. Ouvrage élaboré par l’Association des Archivistes
Français. Paris: Direction des Archives de France, 1970, pp. 403-413
14
Otro aspecto de esta problemática es el de los fondos documentales públicos que estan en
poder de administraciones públicas que no los ha generado, como es el caso de la
documentación de la Generalitat republicana de Salamanca. Vease: SANS I TRAVÉ, Josep
Maria. “Pel retorn de la documentació catalana dipositada a Salamanca”. Revista de Catalunya,
marzo 1990, núm. 39, pp. 3-10
15
SERRA I ROTÉS, Rosa. “Els arxius de les masies del Berguedà”. En: La Història i els joves
historiadors catalans. Ponències i comunicacions de les Primeres Jornades de Joves
Historiadors Catalans. Barcelona: Edicions de la Magrana, 1985, pp. 123-132. GIFRE I RIBAS,
Pere; ADROER I PELLICER, M.Àngels. “Inventari dels arxius…”. Op. cit., pp. 80-84

27
16
SÁNCHEZ GONZÁLEZ, Antonio. “Fondos pirenaico-catalanes en el archivo ducal de
Medinaceli”. Ponencia presentada en el Curs d’Estiu d’Estudis Pirinencs. Arxius i patrimoni
documental al Pirineu. La seu d’Urgell, julio 1987, p. 4
17
UDINA MARTORELL, Federico. Guía histórica y descriptiva del Archivo de la Corona de
Aragón. Madrid: Ministerio de Cultura, 1986, pp. 392-399
18
SOBREQUÉS I CALLICÓ, Jaume. Guia-Catàleg. Institut Municipal d’Història (Casa de
l’Ardiaca). Barcelona: Ajuntament de Barcelona, 1983, pp. 65-76
19
Sobre los movimientos de fondos del Archivo Nacional de Cataluña, vease las Memòries
anuals del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya
20
Manuel d’Archivistique…op. cit., pp. 403-406
21
LANHERS, Yvonne. Archives du chateau de Saint-Fargeau. Paris: Archives Nationales,
1981, pp. 11-13
22
KEYZER, Walter de. Inventaire des archives des familles de Gaert et Derin. Brussel·les, 1971
23
ADROER I PELLICER, M.Àngels; GIFRE I RIBAS, Pere. “Arxius privats…”, Op. cit., pp. 93-94
24
SABATÉ, Flocel. L’arxiu d’una masia: can Prat [trabajo inédito]
25
GIFRE I RIBAS, Pere; ADROER I PELLICER, M.Àngels. “Inventari dels arxius…” Op. cit.,
p.81
26
GIFRE I RIBAS, Pere; ADROER I PELLICER, M.Àngels. “Inventari dels arxius…” Op. cit., p.
81
27
ALBA, Duque de. “El archivo de la casa de Alba”, Hidalguía, 1953, núm. 1, pp. 141-156
28
SÁNCHEZ GONZÁLEZ, Antonio. Op. cit.
29
ATIENZA HERNÁNDEZ, Ignacio. Aristocracia, poder y riqueza en la España Moderna. La
Casa de Osuna, siglos XV-XIX, Madrid: Siglo XXI, 1987, pp.44
30
ADROER I PELLICER, M.Àngels; GIFRE I RIBAS, Pere. “Arxius privats…” Op. cit., p. 88

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