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MAYO 2009
Abstract
Historia de la Conciliación
La relación entre el trabajo y la familia se ha llevado a cabo de diferentes formas
a lo largo de la historia. Son cinco, históricamente hablando, los modelos de
conciliación. El primero tuvo lugar en la época agrícola. Las mujeres cargaban el
niño a la espalda y hacían el trabajo del campo, y también cuidaban de los otros
hijos y de la casa mientras el padre cazaba, estaba en la guerra o con los
amigos. Trabajo y familia estaban más que conciliados, todo el peso recaía
sobre ellas. El segundo momento apareció con la llegada de la época industrial.
Fue entonces cuando los hombres empezaron a salir a trabajar fuera de la casa,
y surgió la especialización de tareas: la madre en el hogar y el padre lejos de él.
Un tercer modelo de conciliación es el que se está imponiendo cada vez más: el
padre y la madre salen ambos a trabajar fuera y el hogar queda “vacío” por la
necesidad de traer dos sueldos a la casa y porque la mujer quiere desarrollar
también su profesión. Frente a este peligro, aparece un cuarto modelo que
propugna que el padre se involucre en el hogar y que haga el 50% de las tareas
domésticas. Esta es la alternativa propuesta por la administración pública, pero
no la han dotado de medios para su aplicación. Se propone un nuevo modelo: el
de la libertad de elección. Esta alternativa tiene en cuenta que cada familia
posee un perfil y unas preferencias, y pasa por momentos, necesidades y
posibilidades de trabajo diferentes en distintas etapas de su vida. El contexto
legal, social y empresarial deberían facilitar que cada familia pudiera solucionarlo
como sus miembros decidieran: tele-trabajo, “ahora me quedo yo en casa, ahora
te quedas tú”, trabajos a tiempo parcial, etc. Esto es re-conciliar.
Cada miembro de la pareja tiene que tener equilibrada su propia balanza en la
que sopesa el trabajo y a la familia, lo cual no depende sólo de trabajar dentro o
fuera de la casa. El reto está en tener tiempo y energía para cuidar, relacionar y
hablar con los otros miembros de la familia.
Vemos como las tareas domésticas y de atención familiar son una fuente de
desarrollo constante.
Esta relación entre lo que se aprende en la familia y como repercute en el ámbito
laboral:
Esto fue captado por los empresarios que vieron la necesidad de fortalecer las
relaciones familiares a fin de encontrar en sus empleados mayor desarrollo de
estas competencias.
¿Avanzamos en la conciliación?
El significado de la palabra “conciliar” comporta ajustar dos términos
antagónicos, aunque, en apariencia, resulten incompatibles. Sin embargo,
trabajo y familia son dos escenarios diferentes, complementarios, de la propia
vida individual: uno enriquece al otro, ya que lo que aprendemos en uno de ellos
lo aplicamos al otro. Son diferentes esferas que tienen grandes sinergias y
valores específicos que se proyectan de forma recíproca y que, unidos
correctamente, ayudan a integrar la propia vida.
En la actualidad, las fronteras entre las dos áreas, el trabajo y la familia, se están
difuminando cada vez más. Los matrimonios jóvenes encuentran muchas
complicaciones para poder trabajar y cuidar al mismo tiempo de su familia de la
forma en que a ellos les gustaría. Lo que empezó considerándose como algo
que afectaba tan sólo a las mujeres, en las nuevas generaciones, también es
una demanda de los hombres, dadas las importantes consecuencias que para
ambos tiene su falta de armonización.
Promover el equilibrio trabajo-familia y su convivencia armónica es primordial, ya
que la actual tirantez entre los dos tiene grandes repercusiones en el ámbito
personal, familiar, profesional y social.
En el 80% de las ocasiones, es el trabajo el que invade a la familia y solo el 20%
de las ocasiones es la familia la que impacta sobre el trabajo.
Cuando hay conflictos de estrés, los problemas que se originan en el trabajo nos
llevan a un desbordamiento de la tensión que pasa a la familia y se traduce en
menos cantidad y calidad de tiempo en casa. Esto, a su vez, tiene dos
consecuencias:
Reducimos el apoyo y el colchón “anti-estrés” que nos proporcionan los
miembros de la familia.
Generamos más conflictos y tensiones familiares y personales, por lo que se
reaviva el estrés y vuelve de nuevo al trabajo multiplicado.
El reto es: ¿Dónde romper este círculo vicioso? Lo ideal es poder desconectar al
salir del trabajo y antes de llegar a casa, pero para lograrlo es necesario
conectarse a otra cosa: gimnasia, deporte, etc., y al entrar en la portería,
mientras subimos el ascensor, empezar a pensar en nuestro rol como padres,
esposos e hijos y en acciones concretas que realizar. El mismo ejercicio hay que
hacer cuando se sale de casa.
Tenemos que conciliar el trabajo fuera de casa con el cuidado de niños y
mayores; éste es el verdadero sentido y causa de la conciliación. Es conveniente
para la sociedad y, por lo tanto, para todos nosotros. Hoy en día todos se
adhieren a la conciliación, cuando muchos de ellos no tienen a nadie
dependiente del que son responsables, y lo que desean es más tiempo libre
para ellos, sus necesidades o sus hobbies. También éstos tienen sus retos de
conciliación con los distintos ámbitos de la vida.
Causas de la no conciliación
La incompatibilidad de horarios entre el trabajo y la escuela, se percibe como la
primera causa del conflicto entre trabajo y familia. Sin embargo, esta percepción
no se corresponde con la realidad, ya que el mismo hecho es vivido de distintas
formas por las diferentes personas. La primera causa del conflicto es
precisamente el modo personal en que cada individuo afronta esa realidad.
Conciliar trabajo y familia implica mucho más que ajustar horarios: supone
conciliar la propia vida. Para ello se requiere un plan que abarque todos sus
aspectos apostando por el éxito total: personal, familiar, profesional y social.
Todo dependerá, en último término, de la importancia que nosotros le demos a
la familia y al trabajo, y hasta donde vamos a ceder y a luchar por cada uno de
esos ámbitos en caso de fricciones. Conciliar trabajo y familia requiere un
proyecto familiar consecuencia de dos proyectos personales previos.
La puesta en práctica del proyecto familiar tiene dos ámbitos de actuación: uno
es el trabajo dentro de casa, y otro es la labor fuera de ella. El reto es cómo
integrar los proyectos personales en el proyecto familiar.
Creemos que la conciliación de la vida familiar y laboral debe ser siempre una
iniciativa personal, nace de la conciencia y la responsabilidad de cada persona
por sus distintos aspectos en que se desarrolla su vida. Sin embargo, también es
responsabilidad del Estado facilitar políticas en las cuáles se promueva la
conciencia de la importancia de la conciliación a nivel personal, pero también a
nivel de rendimiento laboral y éxito en la implementación de las políticas
públicas.
Dada la consideración del caso presentado en este artículo, es probable que una
política de conciliación destinada a las personas contratadas no resulte el mejor
campo de implementación. Sin embargo, sin querer desalentar la consideración
de este tipo particular de empleados públicos, sería de suma relevancia estudiar
la posibilidad de elaborar políticas de conciliación para los empleados de planta
permanente.
A lo largo del trabajo hemos esbozados los diferentes beneficios de la
conciliación de la familia y el trabajo, asimismo hemos tratado de exponer las
consecuencias negativas de la no-conciliación. Sin embargo, queremos resaltar
la importancia de la familia como la institución natural donde las personas crecen
y desarrollan distintas virtudes y compotencias necesarias para la vida laboral y
social.
BIBLIOGRAFÍA