Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
17 de Agosto de 2009
Y es que la Alemania nazi es un claro ejemplo de cómo una ideología totalitaria logra alcanzar el
poder utilizando las fisuras legales de una democracia parlamentaria con un Estado de Derecho
deficientemente desarrollado. Adolf Hitler fue elegido Führer del Partido Nacionalsocialista Alemán
del Trabajo (NSDAP) en el año 1921 y el radicalismo de la ideología nazi se reflejaba en sus
discursos demagógicos, en su estrategia de desacreditación de la moral judeocristiana para imponer
su escala de valores nihilista y contraria al arraigo de la sociedad civilizada, en el adoctrinamiento de
la juventud y, en una organización paramilitar (camisas pardas) que aterrorizaba a sus enemigos
políticos y a la población contraria al movimiento nacional-socialista. Ante la inacción del sistema
judicial y del Gobierno democrático, dos años más tarde Hitler lideró un intento de golpe de Estado
fallido denominado el Putsch de la Cervecería. Fue sentenciado a cuatro años de cárcel, pero
permaneció sólo ocho meses en su celda, ya que fue indultado.
Tras la profunda crisis económica de 1929, la demagogia y la propaganda del partido nazi lograron
incrementar su presencia en el Reichstag. En 1933 ganaron las elecciones y, con Hitler ya instalado
en el poder, se impusieron continuos cambios legislativos que permitieron transferir el control del
poder judicial al partido nazi, reemplazar los sindicatos por el Frente de Trabajo nazi, cerrar los
medios de comunicación opuestos al régimen y, finalmente, prohibir otras formaciones políticas.
Las democracias occidentales debieron haber estado más vigilantes y debieron actuar ante tan
serias amenazas a las instituciones morales que permiten la sociedad civilizada, como el respeto por
la vida, la libertad, la igualdad ante la ley y las propiedades de los judíos, de los gitanos, de los
opositores políticos o de los ciudadanos de las naciones que fueron invadidas por el ejército nazi.
La Venezuela chavista
Algo similar ha sucedido en Venezuela. Hugo Chávez también protagonizó un golpe de Estado fallido
en el año 1992, por el que fue procesado y encarcelado durante dos años. Pero, inexplicablemente,
fue indultado por el presidente Rafael Caldera, quien actuó de modo irresponsable, de espaldas a la
Al modo paramilitar nazi, se crearon los círculos bolivarianos, que se dedican a la propaganda,
controlan trabajadores, barrios y ciudades enteras con el propósito de amañar los procesos
electorales y amedrentar a los opositores del régimen.
Ya vimos el camino de servidumbre por el que transitan las democracias parlamentarias con fisuras
normativas y con dirigentes que no afrontan decididamente los desafíos que plantean las
organizaciones terroristas y los partidos políticos totalitarios. De hecho, en Venezuela, primero se
cerró la cadena de televisión RCTV, para después revocar licencias de 240 emisoras de radio y de 44
televisiones. Se amedrenta se modo sistemático a los editores de los periódicos y ahora incluso se
legisla para penalizar la libertad de expresión de modo que "toda persona que divulgue a través de
un medio de comunicación social noticias falsas que ocasionen grave alteración a la tranquilidad
pública (...) será castigada con una pena de prisión de dos a cuatro años".
Caracas ya no es ni la sombra de lo que era hace unos años. Coches muy antiguos. Negocios medio
arruinados y sin mantenimiento. Hoteles de cuatro estrellas que no llegan a dos. Pobreza y más
pobreza, debido al intervencionismo revolucionario que aleja el desarrollo al destrozar las libertades,
la propiedad privada, el tejido productivo y, en general, la libre interacción entre personas.
La magnifica obra de teatro El Aguila y la Niebla, de Narciso Ibáñez Serrador, representa la historia
de un demente que se cree la reencarnación de Napoleón e intenta constituir los Estados Unidos de
Sudamérica. Parece una locura, algo incongruente y absurdo, un tremendo caso clínico de desorden
mental pero, lamentablemente, la realidad supera a la ficción. La diferencia es que el megalómano
está utilizando la figura de Simón Bolívar para promover la colectivización de una sociedad.
© AIPE