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américaine : regards et pratiques en mutation, n°205, IPEALT, Université Toulouse – Le Mirail (France), 2006, pp. 153-173,
ISBN : 0997-0584. (devrigmolles@yahoo.fr)
“El mundo de Roberto Arlt es apocalíptico: la ciudad refleja la selva en una escala
mayor y más inhumana. Y esta ciudad es sobre todo Buenos Aires, un Buenos Aires
que había frustrado los sueños de El Dorado que traían los inmigrantes y que les
había reducido a autómatas indefensos. La mutilación de un hombre por la vida
urbana debe tener como consecuencia la rebelión ciega y violenta de este despojo de
humanidad” (Jean Franco)
1 INTRODUCCIÓN .................................................................................................................................. 4
1- UN PROPÓSITO CIENTÍFICO-LITERARIO....................................................................................... 6
La función del arte .............................................................................................................................................. 7
Socio-psicología de la modernidad urbana .................................................................................................... 7
El anti-héroe picaresco ...................................................................................................................................... 8
4 CONCLUSIÓN .................................................................................................................................... 20
Balance de la modernidad urbana argentina ............................................................................................... 20
Nueva generación cultural .............................................................................................................................. 21
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Dévrig Mollès, "Roberto Arlt, sociólogo de la gran ciudad americana (1920-1930)", L'Ordinaire latino-américain, La ville latino-
américaine : regards et pratiques en mutation, n°205, IPEALT, Université Toulouse – Le Mirail (France), 2006, pp. 153-173,
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américaine : regards et pratiques en mutation, n°205, IPEALT, Université Toulouse – Le Mirail (France), 2006, pp. 153-173,
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Dévrig Mollès, "Roberto Arlt, sociólogo de la gran ciudad americana (1920-1930)", L'Ordinaire latino-américain, La ville latino-
américaine : regards et pratiques en mutation, n°205, IPEALT, Université Toulouse – Le Mirail (France), 2006, pp. 153-173,
ISBN : 0997-0584. (devrigmolles@yahoo.fr)
1 Introducción
Evocar el Río de la Plata despierta el eco lejano de su filiación con Europa. A partir
de 1852-1862, nuevas minorías dirigentes procuraron organizar una Argentina moderna,
heredera de las grandes revoluciones del siglo XIX (francesa, europeas y americanas). Los
preceptos de la “ideología del Progreso” y los modelos europeos indicaban la vía. Es conocida
a este respecto la formula de Domingo F. Sarmiento (1811-1888) –uno de los principales
intelectuales de Estado de la burguesía progresista latinoamericana e importante dirigente
masónico- quien concebía la historia como una lucha entre Civilización y Barbarie1.
Las nuevas élites políticas y culturales argentinas (y uruguayas) impulsaron un proceso
de modernización social y cultural, cuyo objetivo fundamental era la integración nacional en
las redes sociales, culturales y económicas occidentales (europeas y norte-americanas)2.
La inmigración europea fue la punta de lanza del proyecto modernizador. “En
América, gobernar es poblar” había enunciado otro de los ideólogos de la Joven Argentina,
Juan Bautista Alberdi (1810-1884)3. Fuerza de trabajo destinada a desarrollar la industria y la
agricultura, debía también aportar en un país “vacío” pero inmenso (4 a 5 veces la superficie
de Francia) la herencia cultural europea. El Europeo era una "levadura étnica", un agente de
“la renovación y la transformación de las razas originales”, una herramienta de la
incorporación en “esta corriente de energía que es la Civilización”, según Joaquín V.
González (1863-1923), un discípulo de Sarmiento, también intelectual de Estado y dirigente
masónico4.
Bajo el amparo de la Constitución de 1853, un periodo de libertad de la inmigración
europea se abrió hasta 19235. Entre 1870 y 1930, unos siete millones de Europeos habrían
1. La fórmula que opone « Civilización » y « Barbarie » es del intelectual de Estado y dirigente masónico Domingo Faustino Sarmiento, Facundo (1e éd. 1845).
Buenos Aires, Emecé – Planeta, 1999. Sobre el tema, véase Georges Lomné, Frédéric Martinez, Denis Rolland et Annick Lempérière (coords), L’Amérique
latine et les modèles européens, XIXe-XXe siècles. Paris : Maison des Pays Ibériques - L’Harmattan, 1998.
2. Sobre la teoría del cambio social: Gino Germani, Autoritarismo, fascismo y populismo nacional (1978), Buenos Aires, Academia Nacional de Historia –
Instituto T. di Tella, 2003. Sobre los grupos de mentalidades en la Argentina, José Luis Romero, “Cambio social, corrientes de opinión y formas de mentalidad
(1852-1930)”, en El caso argentino y otros ensayos, Buenos Aires, Hyspamérica, 1987, pp. 167-205.
3. Juan Bautista Alberdi, Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina (1852), Buenos Aires, ed. Plus Ultra, 2000.
4. Joaquín V. González, Obras Completas, Buenos Aires, Universidad Nacional de la Plata, 1935-1937, pp. 415-416.
5. Voir Pilar González Bernaldo & Fernando Devoto (coords.), Les Politiques publiques face au problème migratoire en France et en Argentine. Exils et
migrations ibériques au XXe siècle, n°7, Paris, Université Paris VII- Denis Diderot, 1999.
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Dévrig Mollès, "Roberto Arlt, sociólogo de la gran ciudad americana (1920-1930)", L'Ordinaire latino-américain, La ville latino-
américaine : regards et pratiques en mutation, n°205, IPEALT, Université Toulouse – Le Mirail (France), 2006, pp. 153-173,
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6 Alain Rouquié, América latina, Introducción al Extremo Occidente, 3ª ed., México D.F., Siglo XXI, 1996, 431 p.
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1- Un propósito científico-literario
Durante mucho tiempo, Roberto Arlt fue despreciado en la Argentina e ignorado en
Europa. Fue un innovador, un rabioso de la pluma, decidido a forjar una “gramática [del]
boxeo”9 para dar cuenta de una realidad brutal.
7 Franck Lafage, L’Argentine des dictatures (1930-1983), Pouvoir militaire et idéologie contre-révolutionnaire, Préface de Emile Poulat, Paris, L’Harmattan,
1991.
8 Enrique Santos Discépolo, Cambalache, Tango, Buenos Aires, 1934 (El texto completo está disponible en www.todotango.com.ar)
9 Ibid.
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¿“Chusma”, “grasa”, el lenguaje de Roberto Arlt? ¿Le puso una gorra roja al
diccionario? Detrás del estilo se esconde un propósito científico-literario y psico-sociológico.
Tal vez por referencia a sus orígenes sociales, Roberto Arlt se definía como un
“obrero de carácter intelectual”10. Consecuentemente, el escritor-boxeador fue despreciado
por su estilo poco académico. Doctores en gramática, fieles defensores de la cultura
“legítima” de la época, le reprocharon su falta de respeto por el orden lingüístico establecido.
En realidad, se trataba de forjar una literatura nueva y violenta, adaptada a tiempos nuevos y
violentos:
“Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino
escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un “cross” a la
mandíbula”11.
Ideas nuevas necesitaban palabras nuevas. A sus detractores, defensores de la
gramática tradicional, contestaba que “los pueblos bestias se perpetúan en su idioma, como
que, no teniendo ideas nuevas que expresar, no necesitan palabras nuevas o giros extraños;
pero en cambio, los pueblos que, como el nuestro, están en una continua evolución, sacan
palabras de todos los ángulos, palabras que indignan a los profesores [...]”12
10 Léase Roberto Arlt, “Si la gente no fuera tan falsa”, en Aguafuertes porteñas, Buenos Aires, Vida cotidiana, Prólogo y selección de Silvia Saitta. Buenos Aires,
Losada, 2000, p. 176.
11 Roberto Arlt, “El idioma de los argentinos”, citado en No quiero ser tu beto. Página […] de divulgación literaria, Año IV, n°56, Buenos Aires, septiembre
2001.
12 Ibid.
13 Léase Roberto Arlt, “Si la gente no fuera tan falsa”, en Roberto Arlt, Aguafuertes porteñas, op. cit., 2000 , p. 176.
14 Ibid.
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Dévrig Mollès, "Roberto Arlt, sociólogo de la gran ciudad americana (1920-1930)", L'Ordinaire latino-américain, La ville latino-
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El anti-héroe picaresco
15 José Ingenieros, Sociología argentina (1910), Buenos Aires, TOR, reed. 1956, p. 5.
16 Léase Roberto Arlt, “Elogio de la vagancia” en Aguafuertes porteñas [...],. Op. Citado, p. 39.
17 Léase Roberto Arlt, “Si la gente no fuera tan falsa”, en Aguafuertes porteñas [...],. Op. cit., pp. 177-178.
18 Véase la selección publicada por Néstor Ponce, Aguasfuertes negras, Término editorial, 2001.
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Dévrig Mollès, "Roberto Arlt, sociólogo de la gran ciudad americana (1920-1930)", L'Ordinaire latino-américain, La ville latino-
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Tormes y de sus fortunas y adversidades (1554)19. Así por ejemplo, El Juguete Rabioso -
primera novela de Roberto Arlt (1926)- fue construida sobre la genealogía existencial de su
personaje principal, Silvio Astier. Este método de la “seudo-autobiografía confesional” (A.
Gómez Moriana) es típico de la literatura picaresca.
Como el personaje picaresco, el protagonista central de El Juguete Rabioso era de muy
baja extracción, y por lo tanto desprovisto de honra. Tras una un periodo de formación más o
menos protegido, conoció la mezquina materialidad de su miserable condición social. En la
segunda parte, titulada “Los trabajos y los días”, su deriva sin rumbo lo llevó a recorrer varios
senderos. Este viaje le sirvió de experiencia iniciática. Como el personaje picaresco, Silvio
Astier se arrimó a varios dueños y, a través de ello, experimentó los distintos aspectos de una
cruda realidad: esta “deriva” constituye el pretexto para una descripción sociológica.
Como en la novela picaresca, la condición humana parece subordinada a una “ley de
repetición”, una ley cósmica indescifrable. El Juguete Rabioso se abre así con la imagen de un
viejo zapatero andaluz, pobre y enfermo, herido de “amarguras de fracasado”. Se cierra con
la misma imagen de fracaso, con una diferencia: Silvio Astier ha remplazado al zapatero
andaluz.
Roberto Arlt registró el sordo ruido de las promesas irrealizadas, de los cambios
brutales, de la ciega rebelión, de la confusión y del resentimiento de las masas urbanas. El
protagonista de las novelas de Arlt era convertido en un autómata indefenso e impotente,
totalmente enajenado, de acuerdo con las pautas del género picaresco. Detrás de la tumultuosa
superficie de imágenes, sin embargo, afloraban las estructuras sociales y culturales.
2 Un caos creador
La Argentina es un país “enfermo de su memoria”20. A la hora de evaluar su
experiencia histórica colectiva, los Argentinos no pueden prescindir de la obra de Roberto
Arlt, quien dejó un análisis agudo y un balance de la modernización y de la urbanización
impulsada desde el Río de la Plata a partir de la segunda mitad del siglo XIX.
19 La Vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades fue publicada en 1554 al alumbramiento casi simultáneo de tres imprentas distintas (Ámbares,
Alcalá de Henares y Burgos), sin que autor algunos hubiera revindicado su paternidad. Es el clásico de la literatura picaresca española.
20 Diana Quattrocchi-Woisson, Un nationalisme de déracinés, L’Argentine, pays malade de sa mémoire, Préface de K. Pomian, Toulouse, CNRS, 1992.
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Dévrig Mollès, "Roberto Arlt, sociólogo de la gran ciudad americana (1920-1930)", L'Ordinaire latino-américain, La ville latino-
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Buenos Aires fue el escenario de la mayor parte de los relatos de Roberto Arlt. Dos
tendencias en apariencia contradictorias dominaban la ciudad de Arlt: tumulto y estructuras,
superficie u oscuras profundidades.
21 Léase Roberto Arlt, “Elogio de la vagancia” en Aguafuertes porteñas [...],. Op. Citado, p. 39.
22 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926), 3e ed., Buenos Aires, Losada, 1975, p. 105.
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Dévrig Mollès, "Roberto Arlt, sociólogo de la gran ciudad americana (1920-1930)", L'Ordinaire latino-américain, La ville latino-
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La modernidad técnica
El rasgo más llamativo de este universo caótico es la irrupción brusca, casi violenta,
de la modernidad técnica. Buenos Aires se convierte bajo la pluma de Roberto Arlt en una
extraña selva mecánica, con árboles de cemento, acero y vidrio, poblado de “grandes edificios
cúbicos”, de “armazones de cemento armado”. La vegetación urbana es prolífica:
“caños de desagüe negros suspendidos entre jaulones de vigas y maderos […] arcos
voltaicos reverberando sótanos de tierra amarilla, mientras cruje la cadena de la
grúa eléctrica”26.
La modernidad técnica es omnipresente. Conforma el imaginario colectivo de la
juventud porteña. En Los Siete Locos como en El Juguete Rabioso, por ejemplo, los “pibes”
se dedican a la estabilidad espontánea de los aviones (de bambú), a la fabricación de
bombardas o, tras haber creado una sociedad secreta, a la constitución de :
“Una biblioteca de obras científicas para que sus cofrades puedan robar y matar de
acuerdo a los más modernos procedimientos industriales”27.
La modernidad técnica genera velocidad y perturba a las percepciones habituales.
Agitación, confusión, velocidad, fugacidad y nuevos peligros acompañan a los “camiones de
cien toneladas” que circulan por calles repletas de “ómnibus que despachurran criaturas y
23 Léase Roberto Arlt, “Encantos de las calles del centro”, en Aguafuertes porteñas [...],. Op. Citado, pp. 82-85.
24 Léase Roberto Arlt, “Corrientes por la noche”, en Aguafuertes porteñas [...], Op. Citado, pp. 43-47.
25 La Mujer más gorda del mundo, poema de uno de los principales poetas argentinos, Raúl González Tuñon (1905-1974), citado en Roberto Arlt, “Las cuatro
recovas”, en Aguafuertes porteñas [...], Op. Citado, pp. 17-22.
26 Léase Roberto Arlt, “Corrientes por la noche”, en Aguafuertes porteñas [...],. Op. Citado, p. 43-47.
27 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926), 3e ed., Buenos Aires, Losada, 1975, p. 20.
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automóviles brillantes como espejos”. Pero ¿para qué sirve el progreso? La vida llega a ser
absurda, el hombre enajenado y desposeído de su propio tiempo:
“Ahora nos levantamos a la mañana, nos metemos en un coche que corre en un
subterráneo; salimos después de viajar entre luz eléctrica; respiramos dos minutos el
aire de la calle en la superficie, nos metemos en el subsuelo o en una oficina a
trabajar con luz artificial. A mediodía salimos, prensados entre luces eléctricas,
comemos con menos tiempo que un soldado en época de maniobras, nos enfrentamos
nuevamente con el subterráneo, entramos a la oficina a trabajar con luz artificial,
salimos y es de noche, viajamos entre luz eléctrica, entramos a un departamento, o
sea la pieza de un departamentito a respirar aire cúbicamente calculado por un
arquitecto, respiramos a medida, dormimos con metro, nos despertamos
automáticamente”28.
Definitivamente, Roberto Arlt critica a la ciudad moderna y a su tiempo acelerado. En
Buenos Aires, dice, “a la gente le crece la barba en muchos menos tiempo que en las rúas de
las pacíficas y adormiladas parroquias”29. Valoriza la antigua sociedad rural, más igualitaria y
más libre, como lo comenta a propósito de una visita en el barrio de Mataderos, barrio de
gauchos venidos a la ciudad para vender carne y pieles:
“Es la única que, a pesar de sus quimeras extranjeras y esa atmósfera de sebo que
pesa en el aire, conserva un aspecto genuinamente criollo, argentinizante, rural; éste
es el término. Rural; de un campo que se ha ido, de unos hombres que existen a pesar
de que, por momentos, creemos que ya han desaparecido. [...] Hombres grandes, casi
enormes, con cuchillos atravesados al cinto, con mirada de distancia, manos rojas,
gestos rapidísimos. Hombres de otra civilización. De una civilización que nosotros,
desdichadamente, no podemos asimilar. Porque digo que estos hombres sólo pueden
dar envidia. Tan grandes, tan sanos, tan recios son.”30
A medida que Arlt progresa en sus relatos, evidencia la jerarquía caótica que
estructura la gran ciudad.
28 Léase Roberto Arlt, “Para qué sirve el progreso”, en Aguafuertes porteñas [...],. Op. Citado, p. VIII.
29 Léase Roberto Arlt, “Encantos de las calles del centro”, en Aguafuertes porteñas [...],. Op. Citado, p. 82-85.
30 Léase Roberto Arlt, “Criollaje en Mataderos”, en Aguafuertes porteñas [...],. Op. Citado, p. 47-52.
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Dévrig Mollès, "Roberto Arlt, sociólogo de la gran ciudad americana (1920-1930)", L'Ordinaire latino-américain, La ville latino-
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En las calles del centro, la “multitud de gente bien vestida” repela a los “desdichados”,
“miserables” y a los “soñadores que llevan un mundo adentro”. En la calle Florida por
ejemplo, “la calle más despersonalizada” de Buenos Aires, se pueden observar “mujeres que
cuestan mucho dinero”, “parejas de subtenientes y de sus coroneles que salen del Círculo” o
“damiselas” que compran artículos importados de Europa31.
En el barrio Norte, típico ejemplo de barrio acomodado, el pícaro Silvio Astier
descubre con asombro “lujosas casas de departamentos”, que ofrecen un fuerte y simbólico
contraste entre una arquitectura depurada y poderosa y “la oscuridad polar de sus zaguanes
profundos y solitarios”, adonde viven invisibles seres protegidos por porteros y criadas, en
este caso gente culta, que compra libros y habla francés32.
A eso se opone una geografía de la miseria humana, que descansa en “cuatro puntos
cardinales”:
“Cuatro recovas tiene Buenos Aires, cuatro recovas que son el refugio de la
pobretería, el escaparate de la vagancia, el museo de la pobreza [...] el caldero de la
roña, el paseo de la mugre, el camino de la sordidez, el valle de los desarrapados
[...]”33.
Por “las chatas calles del arrabal, miserables y sucias, inundadas de sol, con cajones
de basura en las puertas, con mujeres ventrudas despeinadas y escuálidas”34 se aglutinan
“robustos hijos de napolitanos, toda la barbuda suciedad que se gana la vida traficando
miserablemente, toda la chusma flaca y gorda, aviesa y astuta”.
La Torre de Babel esconde sus cortes de los milagros, recorridas por milongueros
“bronceados por la desvergüenza”35, “pelafustanes de toda bandera [y] mujeres sin rumbo
[…] mujeres de los hombres que, con un baúl enjuto, vinieron a hacer la América desde
Croacia o Bulgaria”. Toda esa “piojería cosmopolita” compuesta por “inmigrantes sin
esperanzas”36, “Gallegos de mierda”37, “inmigrantes alemanes gordos y aventureros de
31 Léase Roberto Arlt, “La calle Florida”, en Aguafuertes porteñas [...],. Op. cit., p. 30-35.
32 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926), op. cit., 1975, pp. 63-64.
33 Léase Roberto Arlt, “Las cuatro recovas”, en Aguafuertes porteñas [...],. Op. cit., p . 17-22.
p
34 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926), op. cit., 1975, p. 106.
35 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926), op. cit., 1975, pp. 112-113.
36 Léase Roberto Arlt, “Las cuatro recovas”, en Aguafuertes porteñas [...],.op. cit., pp. 17-22.
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miserable traza”38 que miran desconfiadas “jóvenes mujeres avaras y biliosas, mozuelas
linfáticas y pretenciosas”39.
Cuando Arlt describe la “chusma”, lo hace en forma realista, en especial en sus
descripciones físicas, en las cuales se han de hallar los estígmatas que revelan una condición
social. Así por ejemplo, el retrato del viejo zapatero andaluz que abre El juguete rabioso
queda como algo muy simbólico al respecto. Éste desarraigado, cuyo fuerte acento rural revela
sus orígenes, lleva consigo aparejados los estígmatas de una condición muy humilde:
“cargado de espaldas” por una vida que lo hincó de rodillas, “carisumido y barbudo, y por
añadidura algo cojo, una cojera extraña, el pie redondo como el casco de una mula con talón
vuelto hacía afuera”. Es un “señalado de Dios”, cuya “sórdida sonrisa” es devorada por
“negruzcos dientes”40.
Más emocionante todavía es el retrato que Silvio Astier ofrece de su madre. Retrato de
mucho cariño y compasión, que cierra el periodo de iniciación y abre el duro capítulo de “Los
trabajos y los días”. La madre de Astier es quizás el personaje más noble y abnegado que se
halle en la novela: único refugio estable, que le sirve tanto después de su huida del primer
comercio en el cual trabaja de mozo como después de su baja de los cuadros de la escuela de
mecánica militar, esta madre es un alma grande encerrado en un “cuerpo mezquino” cubierto
por “míseras ropas”, de “cabellos emblanquecidos” prematuramente, de “frente amarilla
rayada de arrugas”, y de “pobre espalda encorvada” por una vida sacrificada y laboriosa41.
40 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926) , op. cit., 1975, pp. 7-8.
41 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926), op. cit., 1975, pp. 41-42.
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43 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926) , op. cit., 1975, pp. 102-105.
44 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926), , op. cit., 1975, pp. 132-135.
45 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926) , op. cit., 1975, pp. 44-49.
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Levanta los ojos al cielo, tomando a Dios de testigo de todas las iniquidades de los hombres.
Vive en el miedo y la sumisión ciega, habla “temeroso de ser escuchado”, y lleva su vida
como un autómata indefenso, obedeciendo ciegamente a los órdenes de sus crueles amos. Su
pieza es menos que la pieza de un perro, un “triángulo absurdo, empilado junto al techo”,
cuyo ventanuco roto deja pasar libremente el “frío de la noche” y cuyo balcón le sirve de
baño. Pero también es dual la actitud de Dio Fetente, quien por un lado se queja
silenciosamente y por otro exhibe “ojos lastimeros” en los que “brilla una perfecta
desesperación canina”. Su desesperación es canina, así como lo es su alegría cuando a sus
amos les agarra el capricho de invitarlo a comer en un restaurante46.
Otra vez, la historia se repite. El esclavo semi-voluntario Dio Fetente es otro reflejo
del viejo zapatero andaluz quien abre El Juguete Rabioso, cuya actitud servil hacia un
“parroquiano rumboso a quién lustraba el calzado y que le favorecía con algunas monedas”47
contradice su apología de los vengadores populares y bandidos de honor. Predadores y
víctimas, víctimas y predadores, una cadena sin fin, cuya ley única es la “bestialidad”48. Y
para los restos, siempre se puede contar con los “necrófagos” que andan por la ciudad, en
búsqueda de un festín mórbido49.
El mal es estructural, inscripto en la misma familia burguesa, convertida en un foco de
corrupción moral y ética. El casamiento es un negocio, ansiado por las madres que tienen una
“chica de 17 años, modelo Standard como las 100.000 chicas de la ciudad” que colocar en los
brazos de un “presunto damnificado”50. Tal Rebecca, “prototipo de la judía avara y sórdida”
no duda en estafarlo a su propio marido, involucrando en esa oportunidad a su hijo51. Tal
familia Irzubeta, “mundo pintoresco” descubierto por el joven Astier todavía inocente, vive de
la corrupción, del engaño y de la mala fe, une verdadera y “coja máquina económica” que
florece a expensas del propio barrio, bajo el amparo de parientes, policías y “jueces rancios y
otra gente de la misma calaña del Partido Conservador”52.
46 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926) , op. cit., 1975, pp. 46, 47, 51- 53, 55, 56, 63, 65, etc.
47 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926) , op. cit., 1975, pp. 7-9
49 Léase Roberto Arlt, “El busca muertos”, en Aguafuertes porteñas [...],. Op. Citado, p. 35-39.
50 Léase Roberto Arlt, “Pase nomás, joven...”, en Aguafuertes porteñas [...],. Op. Citado, p. 188-192.
52 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926) , op. cit., 1975, pp. 13-16
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Dévrig Mollès, "Roberto Arlt, sociólogo de la gran ciudad americana (1920-1930)", L'Ordinaire latino-américain, La ville latino-
américaine : regards et pratiques en mutation, n°205, IPEALT, Université Toulouse – Le Mirail (France), 2006, pp. 153-173,
ISBN : 0997-0584. (devrigmolles@yahoo.fr)
¿El amor? En la selva urbana de Roberto Arlt, el amor no es sino o bien una farsa o
bien –en el caso de Silvio Astier- un sueño inaccesible. Es antes de todo una farsa:
“Actualmente –dice Arlt- como se encuentra organizada nuestra sociedad, se puede
decir que las relaciones entre hombres y mujeres son semejantes a una batalla. Una
batalla sorda, donde el más astuto, el más hipócrita, aquel que domina más sus
nervios, su voluntad y sus sentidos, triunfa y engaña al más débil e instintivo. Y una
batalla no se efectúa a base de sinceridad, sino con ardides, mentiras, frases y
palabras engañadoras”53
“Uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias”54
El movimiento, la agitación, la velocidad y la confusión llenan el aire con un
sentimiento de fugacidad. El hombre tiene cada vez menos capacidad en regir sus destinos, y
parece totalmente condicionado por su ambiente: en la selva urbana “los hombres viven a
merced de los sentidos que los arrastran como viento a nubes ligeras. Hoy en una dirección,
mañana en otra”55. Se relativizan los valores éticos, diluyéndose a raíz del contacto con la
ácida realidad urbana:
“Hoy resulta que lo mismo
Ser derecho que traidor
Ignorante, sabio o chorro,
Generoso o estafador
¡Todo es igual! ¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
Que un gran profesor!
No hay aplazaos,
Ni escalafón,
Los inmorales
53 Léase Roberto Arlt, “La comedia femenina”, en Aguafuertes porteñas [...],. Op. Citado, p. 157.
54 Enrique Santos Discépolo, Uno, Tango, Buenos Aires, 1943 (Texto en www.todotango.com.ar)
55 Léase Roberto Arlt, “Por algo somos desconfiados”, en Aguafuertes porteñas [...],. Op. Citado, p. VIII.
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américaine : regards et pratiques en mutation, n°205, IPEALT, Université Toulouse – Le Mirail (France), 2006, pp. 153-173,
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No han igualao”56
Cambalache, el tango tal vez más representativo de la Argentina de Entre-Guerras,
ilustra a la perfección la crítica hecha por Roberta Arlt a la sociedad industrial. En El Juguete
Rabioso, Silvio Astier empieza como un joven “lleno de esperanzas” pese a su extracción
humilde, seguro que su potencial intelectual, su trabajo y su mérito terminarán por vencer a
los determinismos. En un primer tiempo, tiempos de iniciación, actúa bajo la influencia de sus
lecturas y trata de imitar a los celebres bandidos de honor, quien roban a los ricos para dar a
los pobres. La Bande à Bonnot, José María –« el Rayo de Andalucía » o Rocambole son los
héroes más o menos verosímiles de esta causa romántica. Astier aspira “a ser un bandido de
la alta escuela”57 pero el proyecto abortará pronto.
Al iniciar su desdichada vida de peón, empieza a sufrir “todos los ultrajes, todas las
humillaciones, todas las angustias” y a acumular el resentimiento58. Encuentra una luz de
esperanza cuando un tal V. Timoteo Souza le promete un empleo “donde pueda progresar”.
Sin embargo, Silvio Astier sigue siendo un pícaro, dependiente de un benefactor para lograr
su ascensión social. Encuentra a uno. Sabe que “una resolución de aquel gran señor [puede]
cambiar el destino de [su] mocedad infortunada.” La gestión fracasará, a raíz de un brusco e
inexplicable cambio de actitud del todopoderoso benefactor59.
Por fin, consigue ingresar de aprendiz en la escuela de mecánica militar. En su espíritu
en formación, “más que nunca, [se afirma] la convicción del destino grandioso a cumplir en
[su] existencia.” Sigue: “Yo podría ser un ingeniero como Edisón, un general como
Napoleón, un poeta como Baudelaire, un demonio como Rocambole”.
Es “la séptima alegría”, la más perfecta. ¿Escapará a su “ínfima condición social” para
quizás convertirse “algún día en un señor, dejar de ser el muchacho que se ofrece para
cualquier trabajo”60? La repuesta a estas preguntas caerá, contundente y aplastante, desde
arriba: Silvio Astier queda dependiente de la buena voluntad de otras personas, que no vacilan
en darlo de baja a favor de un recomendado.
Rebelión y mutilación
56 Enrique Santos Discépolo, Cambalache, Tango, Buenos Aires, 1934 (Texto en www.todotango.com.ar)
58 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926), op. cit., 1975, pp..66 & ss.
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Vuelta a la casilla de inicio, con algunas arrugas y heridas más. Astier no logra
desprenderse de su condición, pero si se aleja de él su romántica “virginidad moral”. La
solitud. Eso es lo que queda después de las imágenes tumultuosas, de la selva poblada de
predadores, de la fría mecánica social y de la corrupción moral generalizada. La ciudad que es
un desierto triste y extenso. Eso es lo que le queda al mutante urbano. Un desierto donde
“no cabe esperar piedad ni socorro de nadie [...] Un desierto de interminables calles
rectas, innumerables casas de puertas abiertas o cerradas [...] por donde el
angustiado pasa con la certidumbre de que nada puede domar el drama que lleva en
su corazón.”61
El cansancio, el rencor fuerte como “ímpetus de cólera” y el sentimiento de su
“absoluta inutilidad” invaden al marginado62. De poco a poco se va corrompiendo el ser
humano originalmente ingenuo. Se contamina, con “una sensación de asco [...] rodeado de
esa gente que no [vomita] más que palabras de ganancia o ferocidad” 63. Confiesa:
“Me contagiaron el odio que a ellos les crispaba las jetas [...] un rencor cóncavo,
cuya concavidad día a día hacíase más amplia y acorazado”64.
¿En estas condiciones, qué es lo que le queda a los mutantes mecánicos de Roberto
Arlt, que no fuera confusión, humillación y frío determinismo social? ¿Será cierto lo que dice
Yira, Yira, otro de los tangos esenciales del Entre-Guerras.
“Cuando la suerte qu’es grela,
fayando y fayando
te largue parao,
Cuando estés bien en la vía,
sin rumbo, desesperao,
Cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer
secándose al sol;
Cuando rajés los tamangos,
buscando ese mango
60 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926) , op. cit., 1975, pp. 79-81
61 Léase Roberto Arlt, “El desierto en la cuidad”, en Aguafuertes porteñas [...],. Op. Citado, pp. 22-26
63 Roberto Arlt, El Juguete Rabioso (1926), op. cit., 1975, pp. 66 y ss.
64 Ibid.
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4 Conclusión
La ciudad de Roberto Arlt es una selva que procura explorar, armado un lapicero. La
vagancia es para el un método sociológico. Confusión y agitación sobresalen al primer
65 Enrique Santos Discépolo, Yira…Yira…, Tango, Buenos Aires, 1934 (Texto en www.todotango.com.ar)
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68 Manuel García Morente, La Decadencia del Occidente, Madrid, 1922 (autor nacional-católico); Robert Aron & Arnaud Dandieu, La Décadence de la Nation
Française, Paris, 1931
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69 Véase Tzvi Medin, “Una paradoja aparente: eurocentrismo y nacionalismo orteguianos en Hispanoamérica”, Estudios Interdisciplinarios de América latina y el
Caribe, vol. V, n°2, Tel-Aviv, 1994, pp. 5-22. De José Ortega & Gasset, véase especialmente sobre España : Meditaciones del Quijote (1914), El Tema de
nuestro tiempo (1923), y sobre la Argentina : La Pampa…promesas (1929), El Hombre a la defensiva.
70 Voir notamment les écrits de Julio Antonio Mella et José Carlos Mariátegui (Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana), dans Michaël Löwy
(Org.), O marxismo na América latina, São Paulo, Editora Fundação Perseu Abramo, 1999, 2a reeimpressão actualizada, 2003. Véaase también Raúl
Scalabrini Ortiz, Política británica en el Río de la Plata (1935), Buenos Aires, Plus Ultra – Clarín, 2001.
71 Por ejemplo en la Argentina, R. Irazusta & J. Irazusta, La Argentina y el imperialismo británico: los eslabones de una cadena (1806-1833), Buenos Aires,
Cóndor, 1934. Manuel Gálvez, Este pueblo necesita, Buenos Aires, 1934.
72 En Brasil : Gilberto Freire ; en México : el Ateneo de la Juventud ; en la Argentina : Ezequiel Martínez Estrada, Radiografía de la Pampa, Buenos Aires, 1933.
73 Jorge Luis Borges, “Prólogo a la edición de 1954”, Historia Universal de la Infamia (1935), Buenos Aires, Alianza, 1998.
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