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LA TIERRA DE CÓRDOBA.

El dominio jurisdiccional
de la ciudad durante la Baja Edad Media
Juan Bautista Carpio Dueñas
(Publicaciones de la Universidad de Córdoba y Obra Social y Cultural CajaSur.
Colección Mayor. Córdoba, 2000. Ilustrado, 506 pp.).

Este libro, resumen de la Tesis Doctoral defendida castellana. El fracaso de las primeras repoblaciones y las
por el autor en 1998, analiza las relaciones de poder esta- necesidades defensivas hicieron que fracasara el intento,
blecidas entre la ciudad de Córdoba y su término –la Tie- tras la conquista del Reino de Córdoba, de continuar con
rra de Córdoba– a lo largo de los siglos XIII al XV. la división administrativa de época almohade, que dividía
el territorio en tres coras: Fahs al-Ballut al norte, Córdo-
La obra se estructura en cinco capítulos y un apar- ba en el centro, y Cabra-Baena al sur. De este intento
tado de conclusiones. En el primer capítulo, el autor estu- fallido surge la primera característica del término de Cór-
dia el proceso de formación territorial del Concejo de doba: su enorme extensión. Efectivamente, éste estará com-
Córdoba, tras la conquista de la ciudad en 1236, la evo- puesto, a falta de otros concejos de realengo autónomos,
lución de su poblamiento, la distinción entre los dife- por la parte no señorializada del Reino de Córdoba, cal-
rentes núcleos de población (villas, aldeas, núcleos meno- culada a principios del siglo XVI en unos 9.000 km2.
res) y la articulación interna de estos últimos. En el
segundo se centra en el análisis de las instituciones de La ciudad de Córdoba extenderá su dominio jurisdic-
gobierno surgidas en estos centros dependientes de Cór- cional sobre este vasto espacio físico y todos los núcleos
doba: los concejos de villas y aldeas. Los dos capítulos de población integrados en él. Tras la conquista, el monar-
siguientes se dedican al estudio del papel desempeñado ca castellano en un primer momento, y más tarde el con-
por los diferentes oficiales públicos, en quienes reside la cejo de Córdoba, pretendieron mantener el sistema de
mayor parte de la capacidad de toma de decisiones en articulación del espacio existente durante la etapa almo-
sus poblaciones. Por último, en el capítulo quinto el autor hade, ya que su red de villas y fortalezas parecía garanti-
desentraña las fórmulas establecidas por el concejo de zar no sólo la defensa militar, sino también el control eco-
Córdoba para mantener de forma efectiva todo este sis- nómico y político de la población rural. En este sentido,
tema de gobierno. es significativo que a muchas de las poblaciones conquis-
tadas (Montoro, Castro del Río, etc.) se les confirmará el
La información a partir de la cual el autor realiza su término que habían dominado hasta ese momento, siem-
análisis, procede de fuentes escritas cuyas principales pre y cuando pudiera ser reconstruida su delimitación.
características, para la época tratada, son la escasez y la
dispersión. Efectivamente, en los archivos municipales de Sin embargo, pronto empezaron a hacerse evidentes
los pueblos objeto de estudio no hay apenas fondos importantes desajustes en este sistema “heredado”, sobre
documentales de época medieval, por lo que el doctor todo porque muchos de estos centros habitados, nodos
Carpio Dueñas no contaba con un volumen importante, de control de amplias zonas cordobesas, habían sido
más o menos homogéneo que pudiera servir de base a abandonados durante la etapa de guerra, dando como
su estudio. Esta primera gran dificultad se ha solventado resultado un mapa de poblamiento que no se adaptaba
con lo que el autor define como “medios técnicos de a las necesidades de explotación económica de estas
tratamiento de información” –suponemos que se refiere áreas geográficas. Los siglos XIV y XV serán testigos de
a programas informáticos de almacenamiento y clasifica- una importante reestructuración en la red de asenta-
ción de datos–, con los que las informaciones fragmen- mientos rurales, ocasionada por diversos factores, de los
tarias procedentes de series documentales dispersas y de cuales la voluntad política no es la menos importante.
origen y temática heterogéneos, se han podido clasificar
y uniformizar, permitiendo su aprovechamiento. Efectivamente, los castellanos implantarán un mode-
lo de ordenación territorial plenamente “probado” y con-
Es difícil en pocas páginas realizar una sinopsis de este solidado en otras muchas ciudades castellanas, por el cual,
estudio histórico sobre la articulación política y adminis- Córdoba, se convertirá en la cabeza de un sistema jerár-
trativa del alfoz cordobés, pero consideramos interesan- quico de poblamiento, en el que adquieren progresiva-
te intentar exponer sus líneas argumentales básicas, sobre- mente una gran importancia los núcleos rurales ubicados
todo ante la escasez existente actualmente en la en su término. Poco a poco se desarrollará un sistema
historiografía medieval española de este tipo de obras, a de articulación complejo, basado en las relaciones “pira-
pesar de la enorme importancia –económica, poblacio- midales” establecidas entre la ciudad –las villas-las alde-
nal, etc.– que tiene en los concejos castellanos el terri- as– los núcleos menores, que permitirá a Córdoba con-
torio bajo su jurisdicción. trolar su extenso alfoz.

En el caso de Córdoba, esta importancia es particu- La red de poblamiento se verá también fuertemen-
larmente acusada, dada la vastedad de sus dominios terri- te condicionada por las diferencias económicas y geográficas
toriales, ya desde los primeros momentos tras la conquista existentes en esta vasta extensión territorial, en la cual
se distinguen, fundamentalmente, dos áreas: la comarca Por su parte, en el “organigrama” de transmisión de
que se extiende al norte del Guadalquivir, montañosa y la autoridad ciudadana sobre el territorio, los concejos
de economía fundamentalmente ganadera, y la que se que gobiernan en su nombre las villas y demás lugares
extiende al sur de esta importante vía fluvial, de alta pro- dependientes jurisdiccionalmente de ella, adquieren un
ductividad agrícola. Entre ambas, los fértiles márgenes del papel fundamental. Y, al igual que ocurre con la distribu-
río constituyen una franja de “transición” con caracterís- ción del poblamiento, el desarrollo del sistema político
ticas propias. durante los siglos bajomedievales, dio lugar a una estruc-
tura jerarquizada de las instituciones políticas, ya que a
Al norte de Córdoba, en el área ocupada por la Sie- su vez, algunos de los concejos de las villas cordobesas
rra y Los Pedroches, el poblamiento se caracteriza, posi- tuvieron bajo su dominio otras instituciones similares, sur-
blemente ya desde el siglo XIII, por su dispersión, citan- gidas en las aldeas y poblaciones menores.
do la documentación escrita lo que el autor cataloga como
formas menores de poblamiento: torres y castillos, casas, Desde el siglo XIII hasta finales del XV, los conce-
villares y ventas. Los primeros intentos de repoblación jos de las villas pasan de ser meros transmisores del
no tuvieron éxito, debido a la falta de atractivo de una poder de la ciudad a convertirse, según el autor, en los
comarca montañosa, en comparación a las ricas tierras verdaderos centros de dominio directo del territorio,
del Valle del Guadalquivir, y a su menor interés estra- con amplias competencias judiciales, políticas y de regu-
tégico motivado por la lejanía de la nueva frontera. lación de la actividad económica. Los cargos de oficiales
Durante el siglo XIV, y con más intensidad en el XV, públicos, en todos los concejos de las villas serán aca-
debido al incremento demográfico general que se pro- parados por los miembros de los grupos social y eco-
duce en esta centuria, el poblamiento de la zona sufre nómicamente más destacados, que tienden a formar un
una evolución en la que el autor detecta dos fases. Una grupo de poder elitista y diferenciado: Una verdadera
inicial, desordenada, en la que algunas personas se asien- oligarquía local. En el seno de este grupo, destacan unos
tan y comienzan a explotar tierras hasta entonces aban- oficiales que experimentan un desarrollo especialmente
donadas, y una segunda fase de agrupación del nuevo importante durante la Baja Edad Media: los jurados. Naci-
contingente de pobladores en centros rurales de nueva dos como oficiales meramente representativos, con un
creación. Esta evolución general la ejemplifica Carpio poder secundario en el seno de los concejos, los jura-
Dueñas con los casos de Los Pedroches, Gahete y el dos se convirtieron, ya en el siglo XV, en los persona-
Valle del Guadiato. Así, en Los Pedroches, existía un jes más poderosos de las villas integradas en la jurisdic-
único núcleo importante de población, la villa de Pedro- ción cordobesa.
che, del que fueron surgiendo durante los siglos bajo-
medievales las aldeas de Torremilano, Torrecampo, Pozo- En cuanto a las aldeas y centros menores depen-
blanco (que acabaron convirtiéndose en villas), y otros dientes políticamente de las villas, en ellas aparecerán
centros más pequeños como Fuente Álamo, Villa Nueva, estructuras de autogobierno cuando su desarrollo eco-
Nava Grande, etc. nómico y demográfico haga necesaria la existencia en
ellas de un órgano local de toma de decisiones, y unos
En las tierras más cercanas al Guadalquivir, la ausen- oficiales diferenciados de los de las villas. Al igual que
cia detectada en todo el período estudiado de núcleos ocurre en estas últimas, las elites económicas de estos cen-
de población de importancia, si exceptuamos los cen- tros menores buscarán consolidar su poder entrando a
tros situados junto al curso propio del río, la interpreta formar parte del concejo de su población como oficia-
el autor como consecuencia del interés especial del con- les, siguiendo el modelo marcado por los personajes más
cejo de la ciudad y de las elites que lo controlan por poderosos de las villas.
dominar de forma directa estas tierras más productivas,
en las que se concentran sus propiedades. Sus pobla- De esta forma, a finales del siglo XV, en la Tierra de
dores viven en pequeños núcleos (cortijos y villares) sin Córdoba aparece plenamente instaurado un esquema pira-
ningún tipo de autonomía municipal, o directamente en midal del poder, en cuya cúspide estaría el concejo de Cór-
las caserías y centros de explotación de los dueños de doba, y en su base los concejos de aldea, controlando
la tierra. de forma muy efectiva todo el territorio.

Por lo que se refiere a la zona meridional del Con- El último capítulo de este interesante libro está dedi-
cejo, a pesar de la existencia de algunos pequeños núcle- cado a estudiar las fórmulas establecidas por el conce-
os aislados en dependencia directa de las grandes villas jo de Córdoba para mantener sólido todo este engra-
(Santaella, La Rambla, Bujalance), son estas últimas las naje de gobierno, tratándose los aspectos relacionados
que actúan siempre como articuladoras del espacio y de con el dominio político, jurídico y económico ejercido
la explotación económica de este último. por la ciudad sobre los concejos de las villas, y aquellos
que interesan la defensa de la integridad territorial de
A finales del siglo XV, este sistema complejo de pobla- su jurisdicción.
miento (ciudad-villas-aldeas-núcleos menores) está total-
mente consolidado, permitiendo llegar hasta el último rin- Y es en esta última parte en la que el autor entra de
cón de la Tierra de Córdoba el poder de la ciudad, detentado lleno en uno de los más interesantes debates historio-
por la institución concejil. gráficos abiertos en la actualidad entre los historiadores
que estudian el poder ejercido por las ciudades castella-

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nas sobre su jurisdicción territorial en la Baja Edad Media: El excelente trabajo que recoge esta publicación com-
La posible identificación de este poder con el ejercido pleta y enriquece la investigación que sobre el Reino de
por los titulares de señoríos nobiliarios en la Corona cas- Córdoba se lleva a cabo en el Área de Historia Medie-
tellana. A lo largo de este último apartado de su libro, val de la Universidad de Córdoba desde hace casi tres
Carpio Dueñas matiza considerablemente esta identificación décadas. Los cimientos, pues, de este análisis histórico sobre
en el caso de Córdoba. las relaciones político institucionales existentes entre Cór-
doba y su alfoz, son muy sólidos, ya que se apoyan en
En primer lugar, porque no es fácil determinar quién el trabajo de medievalistas de merecido prestigio que
o quiénes son los que ejercerían este señorío: ¿la Ciudad, han dedicado gran parte de su labor investigadora a estu-
en sentido “geográfico”? ¿los vecinos de Córdoba? ¿los diar y a dar a conocer importantes aspectos de la histo-
miembros del concejo cordobés? En el primer caso, el ria de Córdoba y su entorno rural durante la Baja Edad
autor rechaza la identificación, ya que la ciudad nunca llegó Media, una vez que esas tierras son conquistadas por los
a ejercer sobre los hombres que habitaban su territorio castellanos.
un poder tan directo como el que ejerce un noble en su
señorío jurisdiccional, ya que existían instancias interme- El autor se siente especialmente deudor de aquellos
dias en este dominio, las villas y aldeas, cuya evolución trabajos que han tenido como objeto de estudio el poder
en los siglos bajomedievales se orientó hacia la adquisi- ejercido desde el concejo de Córdoba, la estructura del
ción de niveles más altos de autonomía y control. gobierno urbano y la oligarquía de la ciudad, ya que con-
sidera, creemos que con buen criterio, que difícilmente
Aún más difícil es adjudicar la titularidad del supues- se puede acometer el análisis de un territorio sin cono-
to señorío a los cordobeses, a los vecinos de la ciudad, cer bien la ciudad que lo domina, a través del sistema
ya que, si bien las condiciones de vida de los residentes concejil. Este justo reconocimiento de sus débitos, no le
en Córdoba fueron siempre mejores que las de los veci- resta, en nuestra opinión, ni un ápice de originalidad e
nos de villas y aldeas, beneficiándose también de otros interés a esta obra, pues pensamos que, también al con-
aspectos como la cercanía del centro de poder territo- trario, ningún estudio de una ciudad castellana bajome-
rial, la existencia de mercados, etc., nunca tuvieron una dieval está completo sin tener en cuenta el término juris-
consideración jurídica diferente o superior al resto de los diccional que la sustenta y al cual domina.
habitantes de la Tierra de Córdoba.
Y es en este sentido donde el libro de Carpio Due-
Por último, quedaría la posibilidad de considerar a ñas adquiere su justa dimensión dentro de la historiogra-
los miembros de la institución concejil cordobesa como fía actual, ya que si bien en las últimas décadas han sido
los detentadores de un “señorío colectivo”. El concejo muchos los estudios generados sobre la articulación inter-
cordobés estuvo en manos de los linajes nobiliarios que na de los concejos de las ciudades castellanas, sin embar-
además controlaban los distintos señoríos del Reino. go, son escasos, para la Baja Edad Media, los que se enfren-
Durante estos siglos se repartirán los oficios concejiles tan al estudio de sus territorios, y de los métodos que
en la ciudad y, a través de dichos oficios, la designación utilizan el concejo urbano para ejercer su dominio sobre
de los oficiales de las villas, formando una auténtica oli- ellos, y sobre los hombres y mujeres que lo pueblan. En
garquía. Sin embargo, este grupo de poderosos no actua- este estado de cosas, y como dice el mismo autor en la
ba de una manera “homogénea”, pues, según la docu- presentación de su obra “...podemos conocer bien la insti-
mentación escrita conservada, no siempre defendían los tución concejil, pero mal su funcionamiento, ya que la mayor
mismos intereses, produciéndose enfrentamientos que parte de la población, del territorio y de la riqueza controla-
involucran a los concejos de las villas en los diferentes dos desde ella están íntimamente ligados al mundo rural”.
bandos. Los supuestos beneficios señoriales que obtení-
an de ejercer su dominio nunca fueron colectivos, siem- Ante la falta de estudios de características similares,
pre particulares. el autor acomete su análisis sin el amparo que siempre
supone la posibilidad de comparar los datos disponibles
Así pues, el autor concluye que es verdaderamen- y las conclusiones alcanzadas con los obtenidos en otras
te problemático afirmar la existencia de un Señorío de zonas geográficas. Carpio Dueñas estudia el poder local
Córdoba, ya que resulta difícil asignarle su titularidad a de las villas y aldeas dependientes de Córdoba partien-
alguien, o determinar quién o quienes son en cada do de un método de análisis previo, fundamentando en
momento los beneficiados de estos supuestos derechos el conocimiento que hoy se tiene sobre los concejos ciu-
señoriales. dadanos de Castilla: traslada el concepto de concejo urba-
no a las villas y en un tercer nivel a las aldeas, plantea-
Por supuesto que hay rasgos feudales en el domi- miento metodológico con el que obtiene un óptimo
nio de Córdoba sobre su término jurisdiccional, pero resultado a la hora de explicar el funcionamiento de tales
los vínculos de dependencia establecidos entre la ciu- instituciones como transmisoras del poder de Córdoba,
dad y sus villas y aldeas son mucho más complejos que a través de las cuales la ciudad logra extender su domi-
los existentes en el interior de un señorío nobiliario, nio hasta el último rincón de su territorio, sin excesivos
por lo que Carpio Dueñas prefiere la expresión Siste- desajustes.
ma concejil para definir las relaciones de poder que se
desarrollan en los siglos bajomedievales entre Córdoba A pesar de la penuria y dispersión de los datos dis-
y su Tierra. ponibles, comentados más arriba, el autor consigue ir más

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allá y ofrecer el organigrama interno de estas instituciones Reino de Córdoba en la Baja Edad Media, si no que por
de gobierno de villas y aldeas, subrayando el acaparamiento sus aportaciones metodológicas, e interesantes conclusiones
que se realiza de los oficios concejiles por parte de los sobre el desarrollo del sistema concejil, constituye una sóli-
vecinos más influyentes, demostrando que en estas pobla- da e innovadora aportación a la historiografia medieval
ciones de segundo orden pueden aplicarse conceptos vin- dedicada al estudio de los concejos castellanos.
culados normalmente a la ciudad, como el de oligarquías.

En conclusión, la obra del doctor Carpio Dueñas no


sólo viene a completar nuestro conocimiento sobre el Eva Mª Alcázar Hernández

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