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C.W.Fushan
I
CRITERIOS DE INTERPRETACION
Introducción:
A casi dos milenios de su concepción, APOCALIPSIS, el último libro de la Biblia, se yergue como el más
polémico e incomprendido. A pesar de ser una revelación (1:1) continúa sellado para la mayoría de sus
lectores; siendo una bienaventuranza (1:3), no parece haber alcanzado aún la plenitud de su propósito; y sus
pretendidas "llaves" de interpretación han sido, bien manipuladas con propósitos hostiles, o utilizadas con
laxitud por manos devotas.
APOCALIPSIS, como un juez silente y expectante del propio juicio que emana, ha observado (¿o
soportado?) a través del tiempo, no solo la insana exégesis de adversarios, sino también interpretaciones
superficiales, subjetivas y fantásticas de sus amigos.
No es por voluntad humana que se conocen las cosas divinas, y aunque APOCALIPSIS se declare a sí
mismo como una revelación, la secuela de fórmulas de interpretación tan distintas y conflictivas, hechas a
través del tiempo por creyentes igualmentes doctos y sinceros, arrojan dudas sobre cuál sería el tiempo
oportuno de tal revelación, mostrando que la interpretación justa de APOCALIPSIS, de alguna manera, se
halla confrontada con elementos que trasciende n al conocimiento y capacidad del hombre.
Sin embargo, por otra parte, cuando observamos algunos positivos resultados de interpretación logrados al
final de este sexto milenio bíblico, el APOCALIPSIS permite percibir una revelación progresiva intrínseca
a su Texto que depende de, y se manifiesta por la madurez de los tiempos. Tal como el ángel dícele al
apostol Juan: "No selles las palabras de la profecía de este libro porque el tiempo está cerca" (22:10).
Y es verdad que el conocimiento del postrer Libro se ha visto acrecentado en este último tiempo, pues se
puede observar cómo los cuasi obscuros enfoques con que los Reformadores veían la profecía apocalíptica
(Calvino mismo reconoció no entenderla), se han visto progresivamente modificados hasta convergir en
varias luminosas interpretaciones contemporáneas, y estamos seguros que en los albores de este séptimo
milenio, en el tiempo previo al Advenimiento, la Revelación que Dios le dio a Jesucristo se mostrará para
beneficio de sus destinatarios claramente y sin ambages. Nuestro tarea ahora es hacerlo conocer a sus
depositarios.
Pautas.
Los criterios de interpretación aplicados en esta obra están basados unicamente en la perspicuidad y
exactitud infalibles de las Santas Escrituras. Es decir, la propuesta de una estricta disciplina para dejar que
el Texto Sagrado sea el primer y único intérprete del Apocalipsis. Esto, en última instancia, no es una
solución novedosa al problema exegético, simplemente pretendemos seguir aquí la enseñanza de la Palabra
de Dios cuando declara que "ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada" (2P.1:20).
Siendo pues que la Escritura se halla conformada por muchas profecías, lo que el apóstol intenta decir es
que cada una de ellas se ha de interpretar a la luz de la bendita suma (comp.Sal.119:160) quien será el mas
autorizado intérprete de la parte que se trata de dilucidar.
A fin de amplificar este concepto, se incluyen ahora algunas valiosas opiniones al respecto:
"La valoración literal de la Biblia fué un fundamento firme ya en la Iglesia Primitiva. Ireneo nos dá el
sentimiento general cuando dice que "... lo que el entendimiento puede usar diariamente, lo que se puede
saber fácilmente, es aquello que se halla delante de nuestros ojos, sin ambiguedad, literal y claramente en
la Santa Escritura". Aunque este sano principio de interpretación fué subvertido posteriormente, la
Reforma lo recobró y lo expresa en la voz de Lutero cuando declara: "... Yo he fundado mi predicación
sobre el sentido literal de la Palabra; el que quiera puede seguirme, el que no, puede quedarse".
Posteriormente, respecto a este mismo tema, Hooker expresa: "... Sostengo como una regla infalible en
las exposiciones de las Sagradas Escrituras, que donde una construcción literal se sostiene, lo mas remoto
de la letra generalmente es lo peor. No hay cosa mas peligrosa que el arte disoluto y engañoso que cambia
el significado de las palabras, como lo hace la alquimia, o pretende hacer, con las substancias metálicas,
haciendo de cualquier cosa lo que le place, y al final, reduciendo a la nada toda verdad".
Si Dios verdaderamente tenía el plan de hacer conocer al hombre Su voluntad, El tiene que adaptarse a
nuestra manera de comunicar pensamientos e ideas. Si Dios dió Sus palabras para ser entendidas, es
natural que l tenga que emplear el lenguaje para transmitir el sentido designado, de acuerdo con las reglas
gramaticales establecidas que controlan el lenguaje; y que, en vez de buscar un sentido que las palabras
mismas no contienen, nosotros debemos obtener principalmente el sentido que las palabras obviamente
abarcan, dejando campo necesario para la existencia del lenguaje figurado cuando así lo indica el contexto,
según el fin o la construcción del pasaje. Por "literal" damos a entender la interpretación gramatical de la
Escritura.
Si la literalidad, en la jota y la tilde, se acepta entonces como un axioma para interpretar APOCALIPSIS,
todo intento por subjetivizar o espiritualizar inoportunamente el Texto Sagrado, debería ser considerado
como un diluyente del propósito por conocer sus verdades. Se tratará entonces de mantener tales
inclinaciones tán alejadas como sea posible. "Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite".
Algunos ejemplos
Dentro de este órden de ideas, a continuación se resaltan sucintamente algunos ejemplos que serán
tomados en consideración mas adelante para interpretar APOCALIPIS y que ponen de manifiesto los
esfuerzos del idioma por establecer y fortalecer distintas doctrinas de la Biblia.
Muestra de lo que se asevera es observado en el caso (casi imperceptible) de las traslaciones
verbales. Sobre estas fórmulas gramaticales, que generalmente pasan desapercibidas al lector corriente,
recaen enormes responsabilidades doctrinales, pues muchas veces son aplicadas con el propósito de
establecer nada menos que... Jesús es Dios! (p.ej.: quise en Mt.23:37; me deshonrais, en Jn.8:49; viene en
Jn. 14:6; etc.).
Otro tanto sucede en el caso de los tiempos verbales. Ellos exhiben detalles que fijan doctrinas de
importancia tál, que se hacen imposibles de subestimar. La Escritura señala la importancia de los tiempos
verbales utilizados por el Señor Jesús para enseñar y demostrar distintas doctrinas. Ello se encuentra
plenamente ejemplarizado en el pasaje de Mt.22:31-32:
"Pero respecto a la resurreción de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fué dicho por Dios, cuando dijo:
Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de
vivos".
Ya de entrada, este pasaje muestra la intención de Jesús para dirigir la atención de sus interlocutores hacia
la Palabra escrita (¿no habéis leído?). Sin embargo, las palabras que cita (Ex.3:6), son un tanto enigmáticas.
¿Porqué utilizó, y cómo pretendía el Señor demostrar la resurrección de los muertos con tal pasaje? La
única inferencia que nos permite la Escritura es pensar que lo hizo al enfatizar el tiempo presente del verbo,
ya que para el momento en que Dios habló a Moisés en la zarza ardiente, tiempo hacía que Abraham, Isaac
y Jacob habían muerto. No obstante, Dios no le dijo "Yo fuí "... sino "Yo soy", quedando demostrado todo
el asombroso poder de la resurrección de los muertos por medio de un sencillo, pero ¡cuán importante!
Detalle: la aplicación del tiempo de un verbo. Además de todo esto, dicha construcción gramatical es
resaltada en su contexto como un ejemplo para "no errar ignorando las Escrituras". (v.29).
Modos verbales.
En la interpretación del Apocalipsis, hemos adjudicado especial interés a los modos de los verbos. Uno de
ellos, quizá el más conflictivo que se presentará, es el participio condicional del verbo nikao (= vencer),
cuya traducción castellana "venciere" ', repetidamente utilizada en los capítulos iniciales de APOCALIPSIS,
será suficientemente expuesto en relación a las disimilitudes que plantea cuando se compara su aplicación
en EPISTOLAS.
Términos de expresión.
Prosiguiendo con los ejemplos se citan los "términos de expresión". Bien sean estos conclusivos o
condicionales, no pueden ser aplicados ni deben ser valorados por igual en la interpretación bíblica. Es
posible observar así, cómo los términos expresivos utilizados por el apóstol Pablo en Ro.5:1-2 respecto al
"gloriarse en la esperanza" son definitivamente conclusivos ; en tanto que una similar declaración es
registrada por el autor de Hebreos pero en términos condicionales (3:6,14).
Es enteramente obvio que en ambos casos, el "gloriarse en la esperanza" no es propuesto ni requerido en la
misma forma a romanos y hebreos, pues lo que para el primer grupo se manifiesta como un hecho
concluído , para el segundo se halla condicionado a requisitos de cierta actitud y comportamiento.
Estilo.
Finalmente, y de no menos importancia, será digno de resaltar en las características de estilo de
APOCALIPSIS, unas esencialmente distintas de aquellas que se expresan en el trazo de EPISTOLAS.
APOCALIPSIS manifiesta tales distinciones, entre otras, en (a ) el retorno al uso del discurso clásico en
primera persona singular utilizado en el A.T.; (b ) en expresiones con un marcado colorido judaico respecto
a los juicios divinos y a los méritos humanos; (c ) en lo que las EPISTOLAS no expresan; y otros
importantes detalles que serán expuestos con el propósito de conferir a las características de estilo su justa
cuota de responsabilidad en la interpretación de APOCALIPSIS.
II
LIMITACIONES DEL
DISPENSACIONALISMO
Anticipando resultados.
A fin de orientar al lector en el propósito de esta obra, se adelanta su intención con la formulación de dos
preguntas. Ellas son: ¿Para quienes fué revelado APOCALIPSIS? y ... ¿Cuándo su mensaje constituirá una
bienaventuranza?
Ya desde su inicio, se anticipan los resultados de esta tesis en el sentido que, APOCALIPSIS, si bien
registra un pasaje descriptivo (19:7-8) y uno tipológico (21:2-23) de la Iglesia, su mensaje y propósito no
representa intimación para, ni está dirigido en manera alguna a, la Iglesia de Cristo.
¿Objeciones? ... Bueno, posiblemente habrán muchas!, aún entre aquellos que siguen la interpretación de
APOCALIPSIS dentro de un enfoque futurista-dispensacional -premilenial pero desde su capítulo IV en
adelante. Es de confiar, sin embargo, que tales objeciones cesarán cuando se demuestren las dramáticas
diferencias posicionales existentes entre los destinatarios de APOCALIPSIS y los miembros de la Iglesia.
Un justo reconocimiento.
Primeramente, se ha de reconocer -pues es justo- la constante lucha de los teólogos dispensacionalistas por
la vindicación de la interpretación gramatical de la Palabra de Dios.
Ellos exhibieron con maestría y paciencia, no sólo las desemejanzas entre el Antiguo y Nuevo Testamentos,
sino también las diferencias teológicas existentes entre EVANGELIOS y EPISTOLAS, mostrando así las
características del Plan de Dios para Israel, como uno distinto de aquel de la Iglesia, cada uno con su
respectivo sistema de mérito y gracia. Así mismo fijaron, con la autoridad que surge de la Escritura misma,
las distintas economías divinas junto con otras importantísimas doctrinas que han arrojado luz -y en
consecuencia paz- en el corazón del creyente.
Inconsecuencia.
Sin embargo, los expositores que ostentan esta incomparable forma de interpretación bíblica, evidencian
haber detenido allí , ante APOCALIPSIS, sus esfuerzos comparativos, pues al llegar a la parte inicial del
Libro, no son consecuentes con la metodología exegética y dogmática que ellos mismos aplican en otros
temas bíblicos y, al confrontarse con el estilo textual de sus tres primeros capítulos, las otrora
comparaciones firmes e incisivas, lúcidas e inteligentes cesan y la interpretación, aunque en oportunidades
es extensa y con visos de erudicción, al fin produce resultados laxos, superficiales, y en ocasiones, extra-
bíblicos.
Las grandes obras de teología dispensacionalista del presente siglo han integrado, por ejemplo, con
pasmosa liberalidad a los tres primeros capítulos de APOCALIPSIS dentro de la presente dispensación de
Gracia. Las palabras "pasmosa liberalidad" pretenden expresar que los argumentos expuestos para tal
inclusión no cuentan con el respaldo sólido e inobjetable que caracteriza planteamientos de sus autores en
otras partes de la Escritura.
En forma repetida, las interpretaciones de APOCALIPSIS se han limitado, vez tras vez, al tradicional
enfoque futurista conocido como "4-20", haciendo al mismo tiempo enormes esfuerzos por armonizar lo
que es una compleja proclama profetica para Israel con la enseñanza doctrinal de la Iglesia. Esto ha
resultado en inevitable violencia a doctrinas tán vitales como la de la seguridad de salvación además de los
innumerables y preocupantes problemas que plantea el hecho de asumir y enseñar el mensaje apocalíptico
de las siete iglesias, como si este fuera dirigido a la Iglesia... de Cristo.
Nociones equívocas.
Algunos principios de interpretación que han motivado esta errada noción, son, entre otros: (a ) el asumir
de antemano que, en APOCALIPSIS, los creyentes son llamados siervos ; 3 (b ) el hecho de que, por cuanto
APOCALIPSIS se declara a sí mismo como una "revelación" y una "bienaventuranza" para el que lo lea y
oiga (1:1,3), el Libro debe ser íntegramente aceptado por el creyente docto y paciente, a fin de que él
mismo pueda apropiarse de sus bendiciones. (Esto, si bien es cierto en parte, no debería conducir al extremo
de subjetivizar su Texto en aspectos que aún no se entienden en todos sus detalles, solamente con el
propósito de probar que el Libro "es" una revelación).
El error de (c ) asumir la consabida división ternaria de APOCALIPSIS (1:19) definiendo "las cosas que
son" como la presente Dispensación de Gracia, y adjudicando a la etimología de los nombres de las siete
iglesias juntamente con el tracto histórico de los últimos dos milenios, una supuesta "llave" 4 que abre el
misterio que las encierra.
La desmedida importancia que se ha otorgado a esta teoría, se ha de decir en primer lugar y con toda
firmeza, que es extra-bíblica. Esto es, tales experiencias históricas no están, ni pueden ser refrendadas por
la Palabra de Dios; y en segundo término, estos acontecimientos que pretenden ser únicos, muestran sin
embargo su similitud y paralelo en decenas de ocasiones en la historia de la humanidad; (d ) el asumir la
existencia de una Iglesia meramente profesante , compuesta por creyentes "tibios" (Ap.3:16) los cuales
reciben las admoniciones de APOCALIPSIS con el propósito de ser "despertados" espiritualmente 5. (La
idea germinal de este concepto posiblemente se halle en lo que pudiera denominarse como el "complejo
pastoral anglo-sajón" que presupone a todo con-nacional como miembro de la Iglesia de Cristo, aún
cuando en verdad sabemos que en este planeta no existe tal cosa como una nación cristiana); (e ) la falla en
reconocer la mediación angélica en APOCALIPSIS como una acción divina exclusiva para Israel y las
naciones, en continuación con el ministerio mediador de los ángeles en el A.T. y en EVANGELIOS, pero
definitiva y totalmente distinta de la relación personal e íntima entre Cristo y su Esposa; (f ) la inhabilidad
de ver en la "asamblea" del A.T. y especialmente en Mt.18:17 a la iglesia israelita , y (g ) la suposición
inexacta de que la palabra "iglesia" es atribuible unicamente a la Esposa, el Cuerpo de Cristo .6
Secuelas.
El uso y la defensa a ultranza de estas definiciones, muchas de ellas establecidas por meritorios maestros
bíblicos, han ocasionado lamentables demoras en el esclarecimiento del Texto apocalíptico.
La presuposición en la exactitud de sus formulaciones actuó siempre en los esfuerzos de otros intérpretes
como una especie de trampa "caza-bobos", pues vez tras vez, los expositores dando por buenas de
antemano tales teorías que armonizan superficialmente a los tres primeros capítulos de APOCALIPSIS,
pasaron con celeridad a enfrascarse en análisis posteriores, sin imaginar las consecuencias que pudiera
arrojar sobre sus propias interpretaciones la simple variante de, por ejemplo, quiénes pudieran ser los
verdaderos destinatarios de APOCALIPSIS.
Una aclaratoria oportuna.
A esta altura, es necesario aclarar enfáticamente que este trabajo no constituye un esfuerzo crítico contra el
dispensacionalismo. Antes al contrario, quien escribe está profundamente convencido de los enormes
beneficios que se derivan de estudiar y comprender las Escrituras en forma tal. Las observaciones hechas se
dirigen hacia ese sistema de teología precisamente por creer que es el único suceptible de asimilar nuevos
encauces que arrojan mas luz en la comprensión del Divino Propósito; y en última instancia, no hacia el
sistema mismo, sino hacia quienes utilizan sus formulaciones.
Personajes clave.
Uno de los versículos finales de APOCALIPSIS (22:17a), presenta a tres personajes que, para el propósito
que a continuación sigue, merece un detenido análisis. Estos personajes, que son el Espíritu, la Esposa y "el
que oye" conforman según el Texto a dos grupos que se distinguen entre sí por el modo de llamar a
Jesucristo.
Para el primero de los grupos -formado por el Espíritu y la Esposa - el Texto Griego utiliza el indicativo
levgousin (= dicen). Para el segundo grupo -formado por "el que oye"- el Texto Griego registra el
imperativo eijpavtw (= diga).
De esta forma se observa con claridad cómo el Espíritu y la Esposa, de motu-proprio , dicen "Ven"; en tanto
que "el que oye" recibe el mandato imperativo para que diga "Ven".
Todo lo anterior denota el importante hecho de que la Esposa, además de ser exhaltada hasta el mismo
glorioso estrado del Espíritu, no es exhortada , sino que natural, voluntaria y amorosamente (¿porqué no
habría de ser así?), llama a su Esposo (comp. Cnt.5:8).
Pero, ¿quién es entonces "el que oye"?... Bien, al proseguir adelante en la investigación teológica del
pensamiento dispensacional -futurista-premilenial y al exhibir las notables disimilitudes que surgen al
comparar APOCALIPSIS con todo el Cuerpo de Epístolas de S.Pablo y S.Juan, esta obra se propone
demostrar que "el que oye" no forma parte, en manera alguna, de la Esposa.
III
CARACTERISTICAS DE ESTILO
Estilo expresivo.
El lenguaje apocalíptico es esencialmente distinto de aquel que utilizan los apóstoles en sus mensajes a la
Iglesia. Sus extremos son en verdad impactantes cuando uno considera, por ejemplo, que el creyente en
Cristo Jesús ya lo ha alcanzado todo por la fe (1Co.3:21-23), mientras que, como se podrá observar mas
adelante, cualquiera de los miembros de las siete iglesias de APOCALIPSIS no parece haber alcanzado aún
bendición alguna.
En APOCALIPSIS los pensamientos están investidos de fuertes términos y conceptos judaicos. Allí, la idea
de juicio es la forma escatológica dominante y es evidente que su Texto literario se aleja definitivamente de
la doctrina de "misericordia -gracia-fe" para retomar el esquema vetero-testamentario de "juicio-virtud-
recompensa" que es también notable en EVANGELIOS.
El mensaje a las siete iglesias de APOCALIPSIS exhibe unas características de estilo que orientan hacia
una salvación por méritos. Es la exhortación a un esfuerzo personal a fin de llegar a alcanzar las
promesas. En APOCALIPSIS ninguna bendición es para el presente, mucho menos asegurada en el pasado;
todas ellas son futuras y su estilo expresivo presenta una restauración aún por efectuarse y esto en gran
parte por medio de las virtudes y méritos de sus receptores.
El arquetipo de esta "puerta angosta" se halla expresado en el Sermón del Monte, en donde toda bendición
prometida está condicionada a las obras humanas (Mt.5:1-48). Contrapuesto a lo anterior,
el cristiano ha sido informado por las Santas Escrituras que, en la presente Dispensación en la cual vive, la
Gracia somete sus obras a las condiciones de ... las bendiciones divinas! y que la excelsa posición que el
creyente tiene asegurada en Cristo, lo hace completo (Col.2:10); no puede ser condenado (Ro.8:1) y, cosa
digna de notar, en ninguna parte de las Escrituras se le exhorta a vencer sino a confiar en la consumada
victoria de su Salvador (Jn.16:33).
Colorido judaico.
El colorido judaico es otra característica de estilo notable dentro del Texto literario de APOCALIPSIS.
Cuando se le compara con EPISTOLAS, resaltan expresiones y palabras que muy poco o nunca fueron
utilizadas por el apóstol Pablo.
APOCALIPSIS habla, por ejemplo, del "reino sacerdotal" que Jesucristo hizo para su Padre (1:6a). Esto es,
el Padre de Jesús, no de los sacerdotes , lo cual crea un conflicto si se considera al creyente como uno de
los personajes mencionados (comp.Jn.20:17).
En el Texto apocalíptico igualmente se hacen solemnes advertencias sobre falsas doctrinas que nunca
fueron mencionadas a la Iglesia tales como la de Balaam, los Nicolaítas, Jezabel... (Ap.2:14-15,20); así
mismo se atribuyen nombres al Señor Jesús que resultan extraños al creyente, tales como "el Hijo del
Hombre" o "la Estrella de la mañana", y se utilizan símbolos desconocidos y no aclarados en la enseñanza
doctrinal a los santos, como son la relación entre los ángeles y las iglesias en su misteriosa designación de
estrellas y candeleros (Ap.1:20); y finalmente, en la denominación de "judíos" otorgada a los integrantes de
las iglesias las cuales reciben a su vez mención indirecta de "sinagogas" (Ap.2:9; 3:9).
Lo que Pablo no dijo.
Habiendo entendido que el misterio de la Gracia de Dios fué revelado al apóstol Pablo en forma directa y
completa por el mismo Señor Jesús (Gá.1:11-12; Ef.3:1-12), es posible inferir entonces que, siendo éste el
receptor y transmisor de toda la doctrina para la Iglesia, sean de suma importancia para el estudio
comparativo, no solo lo que él dijo, sino aquellas expresiones y palabras que estando registradas en
APOCALIPSIS nunca fueron mencionadas por el apóstol en todo el cuerpo de su enseñanza doctrinal.
Así, Pablo nunca utilizó en sus inspiradas Epístolas, por ejemplo, la palabra "sacerdotes ". Tampoco él se
refirió al Señor Jesús como "el Hijo del Hombre " o como "la Estrella de la mañana " y nunca utilizó (él ni
ningún otro apóstol) el verbo "vencer" en su modo condicional (=venciere). (Esto último no es cosa menuda
si se recuerda que en el mensaje apocalíptico esta sola palabra condiciona toda bendición a sus
destinatarios). (Ap.2:7,11,17,26; 3:5,12,21; 21:7).
Igualmente, el apóstol nunca informó a la Iglesia que ella tendría que llegar a comer del "árbol de la vida" o
del "maná escondido" (Ap.2:7,17), o acerca de la relación que el creyente debería tener con la "llave de
David" (Ap.3:7), y mucho menos que los hijos de Dios estuvieran en peligro de sufrir el daño de la muerte
segunda (Ap.2:11; 20:10) o de que sus nombres pudieran llegar a ser borrados del libro de la vida (Ap.3:5).
Mientras que por la otra parte, al volver la mirada al Texto de APOCALIPSIS se puede observar una
significativa y total ausencia de algunas importantísimas palabras que tanto abundan en EPISTOLAS y que
son, entre otras, (a ) misericordia; (b ) perdón; (c ) propiciación; (d ) reconciliación; (e ) justificación; (f )
regeneración; y (g) santificación, las cuales ciertamente ya han sido alcanzadas por el creyente pero en
APOCALIPSIS no aparecen en ninguno de sus versículos.
A la Iglesia de Dios jamás se le dió semejante mensaje, "...antes bien, como está escrito: Cosa que ojo no
vió, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman,
pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aún lo profundo
de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en
él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el
espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha
concedido" (1Co.2:9-12).
IV
DESTINATARIOS DE APOCALIPSIS
Importancia de la identificación.
La identifica ción plena, cierta y escritural de los destinatarios de APOCALIPSIS reviste una trascendencia
tál, que es imposible de subestimar en el propósito de conocer las verdades que encierra el complejo
mensaje de su Texto.
¿A quiénes envió Dios las profecías de APOCALIPSIS? La respuesta de la Escritura es clara y enfática: "a
los siervos de Jesucristo" (Ap.1:1a).
Ahora bien, si Jesucristo dirige APOCALIPSIS a sus siervos, entonces la anterior declaración del mismo
Jesús "ya no os llamaré siervos " (Jn.15:15), plantea una disimilitud muy peculiar la cual se considera vital
para identificar a los destinatarios de APOCALIPSIS y para la subsecuente comprensión inteligible de todo
lo que sigue.
Siervos y creyentes.
Por prestas generalizaciones muchos intérpretes bíblicos han homologado la palabra siervos con la de
creyentes , afirmando así que las admoniciones y bienaventuranzas de APOCALIPSIS están dirigidas a
loshijos de Dios.
Respetuosamente disentimos de tal afirmación. La palabra griega douvloi¾, traducida "siervos" en nuestra
VRV, no tiene en APOCALIPSIS el sentido figurado que se le ha pretendido adjudicar.
Antes por el contrario, el análisis desprejuiciado de esta palabra en otras partes del Texto bíblico favorecerá
casi siempre su interpretación gramatical, poniendo en evidencia que, lejos de ser un tropo de dicción
douvloi¾ contiene un significado pleno, como la expresión directa de la idea para que se inventó tal palabra.
En APOCALIPSIS, "siervo" significa siervo. No hijo ni creyente.
La inducción de que los creyentes son llamados siervos es un error lamentable que ha demorado el mejor
esclarecimiento de APOCALIPSIS, opacando gran parte de su intensidad, propósito y grandeza y
ocasionando graves conflictos doctrinales, mientras que el estudio detenido del alcance de las infalibles -y
no alegóricas - palabras de Jesús "Ya nos os llamaré siervos " abrirán al estudiante un camino de
interpretación que ineluctablemente conducirá a comprender que todo el mensaje de APOCALIPSIS se
halla dirigido, no a los hijos, sino a los siervos de Dios.
El testimonio escritural.
Las Sagradas Escrituras exhiben un profuso testimonio de lo que se viene afirmando. En la relación entre
Dios e Israel en la futura dispensación del Reino los siguientes pasajes evidencian que los "siervos" de Dios
y de Jesucristo son hijos... pero de Israel.
Los pasajes son: "Porque mis siervos son los hijos de Israel; son siervos míos" (Lv.25:55a); "Porque Dios
salvará a Sión, y reedificará las ciudades de Judá, y habitarán allí y la poseerán. La descendenc ia de sus
siervos la heredará" (Sal.69:35 -36a); "Aparezca en tus siervos tu obra, y tu gloria sobre sus hijos"
(Sal.90:16); "Los hijos de tus siervos habitarán seguros, y su descendencia será establecida delante de tí"
(Sal.102:28);
"Si tus hijos (de David) guardaren mi pacto, y mi testimonio que yo les enseñaré, sus hijos también se
sentarán sobre tu trono para siempre" (Sal.132:12); "Y todos tus hijos (de Israel) serán enseñados por
Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos... Esta es la herencia de los siervos de Jehová" (Is.54:13,17b);
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise
juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas y no quisiste! (Mt.23:37).
Un súbito cambio.
En la intimidad de Su última cena, momentos antes de ser entregado, Jesús, el eterno Hijo de Dios, aquel
Verbo creador que durante muchos siglos los había estado llamando "siervos", adelanta ahora a sus
discípulos la sublime posición de hijos que lograría para ellos con Su muerte y resurrección.
Con la súbita introducción "ya no os llamaré siervos" Cristo dá por finalizada la antigua condición e inicia
la traslación posicional de aquella "manada pequeña" hacia el nuevo nexo familiar con Su mismo Padre.
Tal cambio de posición es sugerido también al comparar la mención respecto a los hombres que Su Padre le
había dado del mundo -y esto antes de Su muerte- para que fuesen hechos Sus hermanos -después de Su
resurrección - (comp.Jn.17:6 con Jn.20:17).
El propósito.
La repentina declaración de Jesús contiene además un profundo sentido dispensacionalista que mira hacia
Pentecostés, pues mientras "el siervo no sabe lo que hace su señor" (tal es la conexión), el hijo en cambio,
habiendo recibido el Espíritu Santo, sabe lo que su Padre celestial le ha concedido (1Co.2:12).
Así, es posible inferir con toda certeza que la condición de hijo es distinguida de la del siervo por la
presencia moradora del Espíritu. A esta altura es conveniente aclarar que las expresiones de los apóstoles,
llamándose a sí mismos siervos, muestran unicamente una auto-denominación respecto a su servicio en el
ministerio. (El caso del apóstol Juan es único; y su doble posición como miembro de la Iglesia de Cristo y
siervo receptor del APOCALIPSIS quizá arroje luz sobre ciertas enigmáticas porciones de su Evangelio;
p.ej. 13:23; 19:26; 21:20-23).
Conclusiones.
En observación de éstas y otras disimilitudes que muestra APOCALIPSIS cuando es comparado con otros
Escritos Sagrados dirigidos a la Iglesia, es nuestra firme y sincera creencia haber notado en el mensaje
apocalíptico (expresado en un lenguaje donde la grandeza de Dios se devela en toda su terrible majestad)
en primer lugar, la revelación acerca del estado espiritual en que se encontrará Israel para el tiempo previo
al regreso de su Mesías en gloria. En segundo término, las fortísimas admoniciones con las que el Hijo del
Hombre * procura despertar a sus siervos a fin de hallar fé (aceite en las lámparas) a su retorno (Mt.25:1-
13; Lc.18:8b); y por último, la descripción de los terribles y portentosos acontecimientos que tendrán lugar
en la tierra, después del arrebatamiento de la Iglesia al cielo, y que constituyen el justo juicio de Dios sobre
un kovsmo¾ que rechaza la Gracia salvadora de Cristo Jesús.
V
LA MEDIACION ANGELICA
Su importancia teológica.
El estudiante debe evaluar con detenimiento la doctrina de la mediación de los ángeles, conceptuándola
como un tema importante, capaz de arrojar cuantiosa luz en la comprensión de APOCALIPSIS.
La importancia de esta doctrina parte del hecho cierto de que casi la totalidad de los acontecimientos
descritos allí, se hallan mediados por ángeles. Comenzando por el órden jerarquico de su formulación ("... y
la declaro enviándola por medio de su ángel" 1:1), como en las exhortaciones a las distintas iglesias (2:1-
3:22) y hasta el anuncio y la ejecución de los diversos juicios (8:5-9:15; 14:15-16:12; etc.), los ángeles se
exhiben en APOCALIPSIS como contínuos mediadores de la acción divina.
La inobservanci a o laxa interpretación del registro "por medio de su ángel" (1:1b) y la relación que éste
tiene con las siete iglesias actuará siempre en detrimento de la comprensión cabal del Libro, en tanto que el
reconocimiento de la mediación angélica como un acto de Dios hacia Israel definitivamente distinto de la
relación personal, íntima y directa entre Cristo y su Iglesia, abrirá camino para luminosas interpretaciones.
VI
ECLESIOLOGIA
Ahora bien, por cuanto la "mujer" del capítulo 12 es Israel sin lugar a dudas (comp. Ap.12:1 con Gn.37:9-
10 y Ap.12:5 con Ro.9:4-5) y por cuanto la detenida cuádruple comparación entre Ap.3:10 con 12:14 y
Ap.17:12 con 13:5 arroja suficiente luz como para relacionar tal hora con la duración de la gran
tribulación, es posible entonces inferir que es la iglesia de Filadelfia la que será guardada de la hora de la
prueba cuando vaya al refugio que Dios le ha preparado.
Esa hora es la misma hora en que los reyes de la tierra recibirán autoridad y poder junto con el anticristo.
Será en ese tiempo cuando los israelitas que supieron aguardar a su Mesías recibirán las "dos alas de la gran
águila" las cuales son símbolo de la misma protección y providencia divinas que guardaron a Israel en el
desierto (comp. Ap.12:14 con Ex.19:4).
Entonces, como en los días del Éxodo, la iglesia de Filadelfia irá nuevamente al desierto a fin de "ser
guardada de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero".
VII
TIPOLOGIA
De la disciplina tipológica.
En las tareas de interpretación de las Sagradas Escrituras, la Tipología ha sido motivo de innumerables
conflictos a través del tiempo. Esta parte de la revelación bíblica no solo ha sufrido excesos a manos de
amigos , sino que también ha sido lamentablemente descuidada por aquellos que, en respuesta a sus
conocimientos, hubieran podido ejercer alguna defensa en la utilidad de su aplicación.
La importante verdad que el Texto Sagrado muestra en los tipos, puede ser, y efectivamente ha sido
edificante en muchas ocasiones (¿Qué mente regenerada podrá dejar de sentir embeleso al comprender -
como se ha visto en el capítulo anterior- que la suave negativa de Rebeca a permanecer diez días en casa de
sus padres (Gn.24:55 -58) constituye un tipo que garantiza la partida de la Iglesia antes del comienzo del
período de la gran tribulación?... Y así se complació Dios de anunciarlo por medio de un tipo cuatro
milenios antes de su cumplimiento!).
Otro extenso y precioso modelo tipológico lo encontramos en el "Tabernáculo de Reunión". En él se hallan
tipos que, por la autoridad del N.T. (He.9:1-24) permiten ver anticipadamente a Cristo y Su obra con
riqueza de fuerza y sentido, en tanto que Su obra misma otorga al Tabernáculo toda su maravillosa
significación y lo eleva al superior estrato de lo que es inmarcesible y eterno.
La Tipología siempre será edificante; es el propósito de Dios que así sea. Pero esto será toda vez que los
esfuerzos interpretativos se hallen sujetos a la autoridad latente en la Palabra de Dios y no sueltos en los
tumultuosos mares de la vanidad y especulación humana.
Los conflictos en esta importante disciplina se suceden cuando los exponentes pretenden aplicar
autoritariamente sus enseñanzas según pseudo-revelaciones o a causa de opiniones tomadas de fuentes
tradicionalistas o apócrifas, según su personal parecer, y que en la mayoría de los casos prueban ser extra-
bíblicas. Esto pareciera obedecer a alguna recóndita y torcida inclinación del corazón del hombre (Jer.17:9)
que lo lleva a amar más el ser oído en su propia opinión, que el hacer oír la opinión misma de la Palabra de
Dios.
¡Permita Dios que podamos ser consecuentes con la intención del principio!
Se procurará, pues, con Su ayuda, enlazar en el último capítulo de esta tesis las verdades que unen algunos
tipos de APOCALIPSIS con sus respectivos anti-tipos, recurriendo para ello unicamente al trazado de las
Santas Escrituras.
A esta altura, es necesario fijar la atención sobre un detalle escritural de significativa importancia que no
debe pasar por alto cualquier estudiante que pretenda conocer las verdades que encierra APOCALIPSIS. A
saber, la ausencia absoluta del título "Hijo del Hombre" en EPISTOLAS.
.Su prolífera mención en EVANGELIOS contrasta notablemente con su omisión total en el mensaje
Epistolario. ¿Porqué el Espíritu Santo omitió la expresión "el Hijo del Hombre" en esta parte de las
Escrituras? En ésto, pensamos que el Texto Sagrado se esfuerza por indicar algunas importantes verdades
doctrinales
Para ello, y a fin de ilustrar lo que venimos tratando, se cita el ejemplo paralelo que presentan las palabras
"Jehová" y "Jesús". La primera aparece registrada no menos de seis mil veces en el A.T. mientras que en el
N.T. no se la menciona ni una sóla vez. Ocurre lo contrario en el caso de la palabra "Jesús", la cual, siendo
citada en más de ochocientas oportunidades en el N.T., no se nombra en absoluto en el Antiguo.
Este contraste es útil para amplificar la comprensión del estudiante bíblico acerca de un importante
propósito en el Plan de Salvación. Considerémoslo.
La etimología del nombre "Jehová" se desprende como "El que existe en Sí mismo y se revela en Sí mismo"
pero la palabra hebrea es activa, va más allá, y expresa también la idea de "llegar a ser conocido por Sus
obras".
Por otra parte, "Jesús" significa "Salvador" o más especificamente "Jehová salva".
Ahora bien, siendo que "fuera de Jehová no hay quien salve" (Is.43:11) se puede inferir con toda certeza (y
no nos detendremos aquí para una larga comprobación escritural) que el "Jesús" del N.T. es, ni mas ni
menos que el "Jehová" del Antiguo y vice-versa.
De esta forma, Jesús, siendo la salvación de Jehová aún por manifestarse , no podía registrarse en el A.T.,
en tanto que "Jehová" habiéndose ya manifestado plenamente en Jesús (Jn.14:9), no debe de ser citado en el
N.T.
Similares circunstancias que relacionan al "Hijo del Hombre" con el juicio universal en cierne, impiden que
éste título pueda hallarse registrado en los mensajes dirigidos a aquellos santos de la Iglesia de Cristo, cuyas
obras pecaminosas ya fueron juzgadas y pagadas por "la sangre de Su cruz" (Col.1:20).
Una vez como ha sido aclarado el valor doctrinal de éste conflictivo título, conviene regresar la atención a
los primeros capítulos de APOCALIPSIS (1:12-13a; 2:1b) en donde se observa al "Hijo del Hombre" andar
en medio de las iglesias... Siendo pues consecuentes con la relación que guarda tal Personaje con un juicio
inexorable y sin misericordia veámoslo pasearse detenidamente entre las iglesias apocalípticas. Son pies de
bronce los que andan entre ellas... y son ojos con llamas de fuego los que las observan!
¿Será acaso ésta la relación que los inspirados Apóstoles describen en sus Epístolas acerca de la infinita
ternura de Cristo para con Su Esposa? (2Co.10:1; Ef.5:25-27) Ciertamente no.
¡Gracias a Dios que como a Pedro, Él reveló a Jesucristo Su Hijo en nuestro corazón!
"Debería haber muy poca discusión sobre la identificación de estos ancianos coronados. Ellos constituyen
la unidad del sacerdocio real profetizado así de Israel como de la Iglesia. Aquí son vistos en una compañía
redimida y glorificada . El profeta Daniel tiene una visión del tiempo cuando el Hijo del Hombre viene para
tomar su reino, y en esa visión tronos son colocados, pero sin quienes los ocupen. La verdad es, que en los
días de Daniel, aunque esos tronos estaban establecidos, estaban vacantes. Ahora hemos llegado al tiempo
del cumplimiento de la profecía de Daniel, y los tronos están ocupados" 13.
"Esta, realmente, es la identificación que se hace de estos ancianos por la mayoría de los expositores
dignos. Por tanto, se llega a la conclusión de que los veinticuatro ancianos representan a los santos de la
tierra que están en el cielo. Su alabanza los identifica y los revela cuando ellos cantan: "... y cantaban un
nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con
tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para
nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra" (Ap.5:9-10).
Su propia declaración indica que ellos representan una inmensa multitud y que están en el cielo unicamente
por la virtud de la sangre redentora de Cristo. La presencia de esta compañía en el cielo antes de la
tribulación señala claramente la verdad de que ellos han sido arrebatados al cielo antes del principio de la
hora de la prueba. "14
Bien, es oportuno decir que quizá sí debería haber alguna discusión sobre el tema. En primer lugar,
discrepamos del esfuerzo que trata de unir al sacerdocio israelita con la Iglesia de Cristo, o la combinación
del viejo y nuevo Pacto a fin de dar coherencia interpretativa al número veinticuatro.
En esta tesis se afirma enfáticamente que tal pensamiento fué siempre extraño a la Iglesia Primitiva y que la
unión de la Ley con la Gracia, las dádivas con los méritos continuarán diferenciados entre sí, aún en el cielo
(He.12:22 -24).
Por otra parte, los tronos puestos vistos por Daniel no parecen estar relacionados en forma alguna con los
de los veinticuatro ancianos, sino mas bien con aquellos que refiere la parte final de APOCALIPSIS 20
cuya réplica anticipada está expresada por el profeta en la descripción del uso judicial de los tronos
(comp.Dn.7:9,10,22 con Ap.20:4a).
En el caso que nos ocupa, los veinticuatro tronos se hallan ocupados por veinticuatro ancianos vestidos de
ropas blancas y adornados con arpas, coronas y copas de oro. Sus atavíos son reales antes que judiciales, y
sus funciones son de adoración antes que de intercesión.
Con respecto a que su alabanza es lo que los identifica , es preferible adoptar una actitud cautelosa vista la
importante variante textual que exhiben los mejores Manuscritos Griegos. Ellos registran:
"... y cantan un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos;
porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre has redimido para Dios,
gente de toda tribu y lengua y pueblo y nación; y les has hecho un reino,
sacerdotes para nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra"
Otro importante detalle que reafirma lo antes expuesto, es el uso que la Escritura hace de la palabra norte.
Tal como se citó anteriormente, el profeta Isaías refiere la intención de Satanás de ser semejante al Altísimo
y sentarse "a los lados del norte" (Is.14:13b).
En la Biblia, el norte es mencionado indirectamente como punto de oposición a Dios tanto en el cielo como
en la tierra (comp. Ez.38:3,6+Is.14:13b). Es importante notar que el oriente -y no el norte- se define como
el principal punto cardinal divino. En el hebreo bíblico, "adelante" significa el Oriente; "atras" significa el
Occidente; "derecha" es el Sur e "izquierda" el Norte. De esta manera, los mapas bíblicos más antiguos
muestran siempre a Tierra Santa ubicada hacia el Oriente. El norte es el punto cardinal por donde -
espiritualmente hablando- Satanás orienta a su kovsmo¾.
Por ello está escrito que "Judá acamparía al oriente del Tabernáculo" (Nm.2:1-3) pero... "la bandera del
campamento de Dan estaría al norte por sus ejércitos" (Nm.2:25). Así la Escritura identifica al anti-cristo
como un descendiente de la tribu de Dan tipificado como el "cachorro de león que salta desde Basán"
(Dt.33:22) y... Basán se halla al norte de Israel.
Satanás infundirá el abominable anhelo de ser adorado, en su hijo, "la Bestia que sube del abismo", cuyo
número natural de hombre (Ap.13:18) es el seis (Gn.1:27,31b), pero que por causa de su nefando y
desnaturalizado propósito de llegar a ser divino, (1) "se opone contra Dios", (2) "sentándose en el templo de
Dios"(3) "haciéndose pasar por Dios" (2Ts.2:4 TOG), y por ello llega a convertirse en "la abominación
desoladora" (Mt.24:15) o sea el seiscientos sesenta y seis !
Teniendo como buena base la exposición anterior, en esta obra se desea enfatizar que el Tabernáculo no
presenta solamente una serie de símbolos aislados sino que éste representa el modelo de Cristo y Su obra.
Como fuera expuesto, el Tabernáculo comienza por el arca y se mueve en dirección excéntrica, hacia las
tablas y ... hacia el atrio.
Un detalle interesante es notar que el arca hacía contacto directo con la tierra. No así las tablas, que aunque
hechas de los mismos materiales que el arca (oro y madera), se asentaban sobre basas de plata.
Se discrepa por lo tanto de la opinión insertada en el sentido que las tablas simbolizan a Cristo. El arca sí lo
es, pero las tablas son un claro símbolo de los creyentes, los cuales, teniendo la misma esencia que su
Salvador (1Co.6:17; Fil.3:21) han sido salvados (salvación representada por las basas de plata) . Dichas
tablas se hallan unidas en torno por las barras exteriores y la barra interor del medio (Éx.26:26 -28) como
un maravilloso tipo que expresa la unión indisoluble del Espíritu Santo con y en el creyente (Jn.14:17b;
1Co.12:13).
Dificilmente las tablas pudieran representar a Cristo, ya que el Autor y Dador de la salvación no necesita
ser salvo Él mismo. De allí la ausencia de la plata entre los materiales utilizados para construír el arca.
De esta forma, es posible ver a la Obra de Dios comenzar por el arca -Cristo Jesús- para luego seguir hacia
las tablas -tipo de los creyentes que forman la Iglesia- todo cubierto por las pieles teñidas de rojo -símbolo
de la sangre derramada en la cruz-.
Pero el Tabernáculo no termina allí. Continúa hacia el "atrio" el cual se hallaba formado por cortinas de
lino retorcido sustentadas por columnas y basas de bronce (Éx.27:10) aunque las "varas conexivas" (V.M.)
que unían las cortinas eran ... de plata.
Si en el arca vemos a Cristo y en las tablas a Su Iglesia, es casi imposible para la disciplinada mente del
teólogo dispensacionalista dejar de ver en el "atrio" al pueblo de Israel.
El atrio del Tabernáculo constituye un símbolo de Israel y de su divina propuesta de salvación en donde
"una justicia mayor que la de los escribas y fariseos" (Mt.5:20) es requerida para entrar al reino.
Dicha justicia se tipifica sin duda en el material de las cortinas (Ap.19:8) y su requerimiento por parte de
Dios está simbolizado por el bronce de las columnas que las sostienen. Sin embargo, aún esta justicia
personal ha de ser perfeccionada por la Obra redentora de Jesucristo. Así, ambas propuestas están
expresadas extraordinariamente por la mezcla del bronce y la plata que unían las cortinas del atrio (
comp.He.12:23b).
Una vez identificado el aujlhvn del templo como el pueblo de Israel, es posible una comprensión completa
de la porción textual que se ha planteado:
La interpretación que se ofrece a continuación es relativamente sencilla por ser el resultado de una simple
adjudicación de valores: "El templo y los que adoran en él" son los creyentes que conforman la Iglesia de
Cristo. Ellos "fueron junto con el altar "medidos" (es decir protegidos divinamente); pero el "atrio" - que
simboliza a la nación israelita- fué "dejado aparte, sin medir" por cuanto ha sido entregado a los gentiles
holladores de Jerusalén (comp.Lc.21:24).
Una vez más, es revelado el destino de la Iglesia e Israel para el tiempo del fin. Aquella, "librada de la ira
venidera" (1Ts.1:10) irá al encuentro de su Esposo (1Ts.4:16 -17), éste, habrá de esperar a su Mesías
glorioso. pasando necesariamente por "el tiempo de su angustia" (Jer.30:7; Mt.24:20-22).
La identificación de los "dos testigos" descritos en APOCALIPSIS se mueve dentro dentro de las siguientes
líneas interpretativas: (1) La mayoría de los expositores dispensacionalistas está de acuerdo en que uno de
éstos testigos es el profeta Elías. Acerca de él está escrito tanto en el Antiguo como en el N.T. así:
Respecto a la confusión que pudiera crear la declaración de Jesús que Elías ya había venido en la persona
de Juan el Bautista (Lc.1:17; Mt.17:13) es necesario aclarar que el Señor obviamente está tratando de
establecer la verdad profética relacionada con Su doble manifestación y la de Sus precursores.
La aclaratoria " os digo que Elías ya vino" no abroga en manera alguna Su declaración inicial de que " Elías
viene y restaurará todas las cosas". Es necesario que cada una de las dos manifestaciones de Cristo sea
anunciada por un precursor. Juan el Bautista lo fué del Mesías sufriente, Elías lo será del Rey de reyes y
Señor de señores.
(2) Respecto al segundo de los testigos, un grupo creciente de meritorios expositores han estado
relacionando a Moisés con este personaje. Es posible que tal apreciación esté fundamentada en el hecho de
que fué Moisés quien apareció juntamente con Elías en el momento de la transfiguración (Mt.17:3) de
donde se concluye que debería ser aquel quien debe acompañar a éste durante el período de la tribulación.
Sin embargo, esta interpretación plantea algunas contradicciones escriturales que son, hasta donde el autor
conoce, imposibles de conciliar. Ante la presunta identificación de Moisés como uno de los dos testigos
descritos en APOCALIPSIS, en esta tesis se opone lo siguiente: Moisés murió. (Dt.32:49 -50; 34:5), y este
factor -la experiencia de la muerte- es determinante para identificar a los personajes. Los dos testigos han
de ser muertos por el anti-cristo (Ap11:7), por lo tanto la elección de Moisés como uno de ellos lo pondría
en la situación de morir dos veces, posición ésta evidentemente anti-escritural pues "está establecido que
los hombres mueran una sóla vez, y después de esto el juicio" (He.9:27).
En esta base, no sólo se confirma la elección de Elías como uno de los testigos, sino que Enoc surge como
la única e indiscutible opción para identificar al "olivo" restante, pues en primer lugar, lo que
inspiradamente se halla escrito de él, se refiere precisamente a parousiva apocalíptica de Cristo (Jd.14-
15), y en segundo término y más importante aún, si bien es cierto que Moisés no puede morir dos veces es
igualmente bíblico que tanto Elías como Enoc tienen que morir para cumplimiento de la Palabra de Dios.
Después de todo, ¿cuál es la gran relación que Elías guarda con Enoc sino que ninguno de los dos
experimentó la muerte? y en consecuencia... ¿cuál es su dramático vínculo escatológico sino que ambos
deben morir? (Gn.5:24; He.11:5; 2R.2:1,11).
Continuando con esta relación tipológica se pueden dar mejores y más seguros pasos de interpretación en el
pasaje que venimos tratando, cuando el estudiante nuevamente se percata de este Trio de gloria : Templo -
ciudad - muro (Ap. 21:10-22) lo cual corresponde a Jesucristo - Iglesia - Israel respectivamente.
A fin de inferir con propiedad que el "muro alto y fuerte" es Israel es oportuno citar inicialmente el libro
del Génesis donde profeticamente se declara que Israel tendrá hijos que se extenderán por el " muro"
(49:22) y luego la aclaratoria definitiva que recibió el profeta Amós (7:7-8) por parte del mismo
Constructor :
Existe además una relación tipológica muy cercana entre el "tabernáculo de reunión" del A.T. y la "nueva
Jerusalén" del N.T. (comp. Ap. 21:2-3), de manera tal que todas las interpretaciones que se derivan de
aquel son posibles de aplicar a ésta. Por ejemplo, la "plomada" con la cual Dios construye el "muro" guarda
un nexo extraordinario con las columnas y bases de bronce que sostenían las cortinas del atrio del
tabernáculo (Ex.27:9-15) ambos símbolo del requerimiento divino de "una justicia mayor que la de los
escribas y fariseos" para entrar en el Reino glorioso (Mt.5:20).
Como un minero que haya la veta, el estudiante de la Biblia hallará una preciosa senda de interpretación si
detiene su atención y compara detallada y exhaustivamente la tipología registrada en Exodo 25-27 con
Apocalipsis capt. 21-22:1-5 y He.12:22-24. Y para abundar en el tema Cantares 8:8-9 arroja ilumina
particularmente lo que se viene tratando.
No obstante la terminología condicional utilizada en en esta porción de Cantares, ésta se habrá de tornar
conclusiva en APOCALIPSIS. Es decir, Israel será hecho muro y puerta; sobre aquel ciertamente se
edificará una "torrecilla de salvación" (comp.Ex.30:12 -16; Is.60:18; Ro.11:25-27); y por medio de aquella,
entrarán las naciones en alabanza a Dios (Is.60:18b; Zac.8:23).
Respecto a la interpretación de la expresión no tiene pechos es útil insertar a esta altura la luminosa
declaración de C.I. Scofield acerca de la etimología de El Shadai:
El significado etimológico del título Dios Todopoderoso (El Shadai) es tan interesante como conmovedor.
Dios (El) significa "el que es fuerte o poderoso". El calificativo Shadai se compone de la palabra hebrea
"shad" el pecho, que en las Escrituras se usa de manera invariable con referencia al pecho femenino; por ej.
Gn.49:25; Job 3:12; Sal.22:9; Cnt.1:13; 4:5; 7:3, 7, 8; 8:1, 8, 10; Is. 28:9; Ez.16:7. Por lo tanto, el
significado primario de Shadai es "el pecho". Dios es Shadai porque El es el que nutre y da poder, y de
este modo El es también, en un sentido secundario, el que satisface y se derrama a Sí mismo en la vida de
los creyentes. El niño impaciente e insatisfecho encuentra no solamente alimento y fortaleza sino también
quietud, satisfacción y descanso en el pecho de su madre; así El Shadai es el nombre que presenta a Dios
como el Sustentador y Fortalecedor de su pueblo...
El Dios Omnipotente (El Shadai) no solamente enriquece sino también hace que el creyente sea fructífero .
En ninguna otra parte se ilustra mejor esta verdad que en el pasaje donde este nombre ocurre por vez
primera (Gn.17:1-8). A un hombre que tenía noventa y nueve años de edad y quien estaba "ya casi muerto"
(He.11:12, V.R.), el Señor le dijo: "Yo soy el Dios Todopoderoso (El Shadai)... yo te multiplicaré en gran
manera". Con este mismo significado se usa el nombre El Shadai en Gn.28:3,4.
Como el Dador de la capacidad de llevar fruto, el Dios Todopoderoso (El Shadai) castiga a su pueblo... De
ahí que el Todopoderoso o el Omnipotente sea el nombre característico de Dios en el libro de Job, donde
ocurre treinta y una veces. La mano de El Shadai cae sobre Job, quien era el mejor hombre de su tiempo,
no para juicio, sino para purificarle y hacerle más fructífero (Job 5:17-25).
Ahora bien, "shad " también expresa la idea respecto a la capacidad del creyente para dar consolación por
el consuelo recibido por parte de Dios. De manera que, si bien la "hermana pequeña" aún no tiene pechos
(y la interpretación a esto es que Israel, como nación, habiendo pasado en la deportación babilónica el
tiempo de "la verguenza de su juventud" (Is.54:4; Hch.7:43), ahora, desde su rechazo a Jesucristo, su "casa
ha sido dejada desierta" (Mt.23:38 -39) y hasta hoy se encuentra viviendo en "la afrenta de su viudéz"
(Is.54:4); pero la nación será al fin "recogida con grandes misericordias" (Is.54:7)...) entonces tendrá
pechos, para "saciar de consuelo a todos sus hijos" (Is.66:11). Mientras tanto, y en contraposición con
Israel, la Iglesia "tiene pechos como torres desde que fué en sus ojos como la que halla paz" (Cnt.8:10); en
clara significación de que ha recibido de Dios -y en consecuencia tiene para dar- abundante consolación
desde que recibió la gracia de su Esposo (comp. 2Co.1:3-7).
También la descripción de Israel como "muro" es rica en detalles que iluminan el Texto apocalíptico como
si se tratara de una compleja central de computadoras, donde concurren miles de terminales que al ser
apropiadamente conectados, dan lugar al resplandor de la luz gloriosa del propósito divino.
Comenzaremos por puntualizar que las siete delineaciones (puertas; ángeles; tribus; cimientos; apóstoles;
piedras preciosas; perlas) en sus doce efectos sugieren la perfección -7- de Israel -12- manteniendo al
mismo tiempo una coordinación entre el muro y los cimientos. Lo explicamos: Las puertas del muro se
hallan relacionadas con los ángeles, los nombres de las tribus de Israel (v.12) y las perlas (v.21a); en tanto
que los cimientos están en concomitancia con los nombres de los apóstoles (v.14) y con las piedras
preciosas (v.19-20).
La interpretación para esto es tanto hermosa como edificante. La primera delineación del "muro" son sus
doce puertas . Como se ha citado anteriormente, las puertas establecen una conexión tipológica con el
ministerio sacerdotal de Israel. Así como por las puertas se entra a la ciudad y al Templo, el tipo se
esfuerza por expresar la vocación de esta porción del pueblo israelita (Ap.1:6; 5:10; 20:6; 22:3b-4) quien
intercederá por, y llevará con alabanza a, "las naciones que hubieren sido salvas" delante de Dios
(Is.60:18 > Zac.8:23 > 14:16-21) . Israel será entonces llamado "Ciudad Deseada" y "Ciudad de Jehová"
(Is.62:12; 60:14).
APOCALIPSIS describe a continuación a los doce ángeles que se encuentran en las puertas. A esta altura
es oportuno insertar el enfoque ilativo que con la visión apocalíptica mantiene la Epístola a los Hebreos
cuando se "acerca a la ciudad del Dios vivo... y a la compañía de muchos millares de ángeles" (12:22-24).
El tamaño del "muro" (144 codos) así como la expresión de que sus medidas son de "hombre" y de "ángel"
(v.17) sirven para expresar, primeramente la excelsa posición que la nación israelita alcanzará durante la
regeneración; pues así como los "siete" "doce" sugieren la perfección de Israel, los "ciento cuarenta y
cuatro codos" (122) expresan la plenitud del poder de Israel ; y en segundo término explica que, no
obstante que los ángeles mantuvieron una posición de primacía sobre Israel en el A.T., la declaración de
APOCALIPSIS respecto a que las "medidas" del muro son tanto de hombre como de ángel, parece
concordar con la relación de "consiervos" que ellos mantendrán en el futuro con el pueblo terrenal de Dios
(comp. Ap.19:10; 22:9-10; Mt.22.29-30). Así, la expresión "en las puertas, doce ángeles" (v.12a) fortalece
la inferencia de la igualdad que existirá entre estos seres supernaturales e Israel.
En cada una de las puertas y junto con los doce ángeles. APOCALIPSIS reseña los nombres de las doce
tribus de Israel , detalle descriptivo que sirve para reafirmar la propuesta interpretativa de que el "muro" es
Israel.
Finalmente se nos dice que las puertas son doce perlas, indicando por tipo una obra terminada, no por un
acto de creación instantáneo sino por un proceso de crecimiento vital, realizado por medio de un Ser vivo,
hasta llegar a formar una unidad perfecta y preciosa. 18 (comp. Is.46.3-4; He.1.1-2; Dt.30; etc.).
La descripción continúa con los doce cimientos del muro los cuales son adornados por doce piedras
preciosas. Estos santos atavíos que se notan en los cimientos del muro de la Ciudad Celestial son expresión
metafórica de las virtudes, tanto divinas como aquellas humanas que Dios logra que resplandezcan en los
hombres que El ha elegido.
Indirectamente, para los santos de la ekklesiva , la gradación de los doce cimientos del muro y sus adornos
también llegan a conjugar un simbolismo maravilloso con sus experiencias espirituales.
Por ejemplo, al tiempo que APOCALIPSIS refiere que los qemevlioi (cimientos) del muro de la ciudad
están adornados de toda livqw timivw (piedra preciosa), Pablo, al instruír a los hermanos de Corintio que
los santos son el " templo de Dios" (3:16), les exhorta a construír sobre el qemevlion que es Jesucristo,
oro, plata y ... livqou¾ timivou¾ (VOG3:12) .
En su referencia directa a Israel, las bases del muro de la ciudad se hallan adornadas con las esenciales
virtudes de su Constructor como son la verdad (Zac.8:3) y sabiduría (Job 28:18b); justicia (Is.54:14 ) y
juicio (Sal.97:2b). Reflejo perfecto de Su fidelidad (Is.1:26b), misericordia (Zac.1:16) y santidad
(Is.52:1) para paz (Sal.122) y gozo (Is.60:15), consuelo (Is.66:10-11) y alabanza (Is.60:18) de su pueblo,
por la salvación (Is.26:1) recibida.
En último término el comentario se dirige a la referencia de los doce nombres de los doce apóstoles del
Cordero los cuales se hallan inscritos sobre los cimientos, y debajo del muro, como tipo del cumplimiento
de dos profecías que se encuentran en ambos Pactos:
De esta forma, es posible ver a los "doce apóstoles del Cordero" como los jueces restaurados de la
regeneración, y este es el motivo por el cual sus nombres se hallan inscritos entre los cimientos -Dios- y el
muro - Israel-.
Ahora, finalmente hemos llegado ante la Ciudad Deseada (Is.62:12), la ciudad buscada por Abraham, Isaac
y Jacob, que tiene fundamentos y cuyo arquitecto y constructor es el mismo Dios (He.11:9-10). Esta ciudad
celeste es "la señora elegida" (2Jn.1a, 13; 1P.5:13) que desciende del cielo de Dios "ataviada como una
esposa para su marido" no otra que aquel "verdadero Tabernáculo de Dios" (He.8:2) cuyo modelo le fué
mostrado a Moisés (Ex.25:40; 26:30) y que ahora, en nuevos cielo y tierra se encuentra con los hombres
(Ap.21:2-3).
Usando la metáfora, se afirma que el material de la ciudad es de "oro puro", y que esto es figurado es
evidente ya que dificilmente Dios podría llegar a construír una ciudad eterna con un material perecedero . (
Se refiere aquí la mención que hace el Apostol Pedro respecto al oro 1P.1:7). Esto puede parecer débil para
sostener la espiritualización total del texto, pero en este caso la perspicuidad de la Biblia otorga al
estudiante un indicio para sacar provechosas conclusiones.
Además, el metal precioso descrito como material de la Santa Ciudad observa una rara cualidad que el oro
común no posee. El es "transparente como el cristal " (21:11b; 18b) y nuevamente aquí la alegoría es
utilizada, a fin de mostrar la virtud más apreciada por Dios: la fe (He.11:6). Se trata de una construcción
realizada con algo "mucho más precioso que el oro" (1P.1:7). Es una "ciudad" construída enteramente por
la fe, por el Autor y Consumador de la fe (He.12:2); teniendo por piedra angular a su Constructor mismo,
sobre la cual sobreedificaron los Apóstoles y Profetas y que ahora refleja el fulgor de las obras de Sus
santos, quienes, por amarle sin haberle visto (1P.1:8), sufrieron "por amor de Su Nombre" (3Jn.7a).
La forma de la Ciudad es cúbica pues se "halla establecida en cuadro" y "su longitud, altura y anchura son
iguales" (21:16). La explicación para este tipo es al mismo tiempo sencilla y hermosa. En el Antiguo Pacto,
Dios dió la Ley por "medio de ángeles en manos de un mediador" (Gá.3:19); y si imaginamos un cuerpo
geométrico para aplicar a esta declaración, este sería piramidal por cuanto la ley fué dada a todo el pueblo
(su base) por medio de un mediador (su vértice).
En la presente dispensación en cambio, la figura geométrica que representa a la Iglesia es distinta. Su forma
perfectamente cúbica y sus lados exactamente iguales parecen haber sido delineados con la verdad de que
los creyentes "todos son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús" (Gá.3:25-28). Así, "siendo ellos muchos,
son un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros" (Ro.12:5) desde que "fueron bautizados
por un sólo Espíritu en un cuerpo " (1Co.12:13a) para que "siguiendo la verdad en amor... todos puedan
llegar a la unidad de la fe" (Ef.4:15a, 13a).
Finalmente, APOCALIPSIS muestra las medidas de la ciudad. En primer lugar, es importante notar que
éstas no son medidas ni de hombre ni de ángel. A fin de expresar su diferencia con el muro. se utiliza aquí
la más grande unidad de medida: el estadio , y sus dimensiones son impresionantes -no interpretándolas
gramaticalmente - (aprox.2.600 Kms.por cada lado) sino en virtud de la diferencia que se puede observar
entre las medidas del muro y la ciudad. Si éstas se convierten a "codos" tendremos que, aunque el "muro es
grande y alto" (v.12a), sus "ciento cuarenta y cuatro codos" tienen una relación infinitamente pequeña en
proporción con las de la ciudad, la cual mide... cuatro millones ochocientos mil codos por cada uno de sus
lados!
Pero, ¿en qué consiste realmente este diferencial geométrico en su aplicación espiritual?
Creemos que tal numerología es alegórica y pretende expresar el supremo (Fil.3:14) llamamiento que han
tenido los santos de la Iglesia de Dios en Cristo Jesús en comparación con otros propósitos divinos, ya que
si uno divide estas dos medidas a fin de establecer una justa proporción entre el muro y la ciudad, hallará,
no sólo que la ciudad es... treinta y tres mil trescientas treinta y tres veces mayor, sino que su fracción
resultante es periódica. Es decir,... infinita.
Con la perfección que lo caracteriza, Jesucristo ha construído así la ciudad del Señor Dios Todopoderoso.
Ahora, en medio de ella, El es su Templo, su Luz y su Lumbrera y las naciones andarán a la luz de ella.
Como "Hijo del Hombre" edificó a Israel en forma de "aplomado muro" perfeccionando por Su sangre los
espíritus de aquellos justos que lo componen. Como el Hijo del Dios viviente, se santificó a Sí mismo para
santificar a " los miembros de Su cuerpo, de Su carne y de Sus huesos" y por Su sangre rociada poder dar a
luz el gran misterio de Su costado abierto: la Iglesia y Congregación de Primogénitos (He.12:22:24;
Jn.17:19; Ef.5:30-32) del Dios viviente, se santificó a Sí mismo para santificar a "los miembros de Su
cuerpo, de Su carne y de Sus huesos" y por medio de Su sangre rociada dió a luz el gran misterio de Su
costado abierto: la Iglesia y Congregación de los Primogénitos (He.12.22,24; Jn.17.19; Ef.5.30-32).
Epílogo.
No obstante el abundante testimonio escritural presentado a favor del propósito doctrinal de esta obra, resta
aun por clarificar, finalmente, un argumento que, en el momento de su planteamiento, pudiera ser capaz de
producir alguna incertidumbre en el corazón del creyente.
El punto, que fue omitido ex profeso en la parte dedicada a la eclesiología, tiene que ver con la realidad
histórica del envío del mensaje apocalíptico a las comunidades cristianas que a la sazón se encontraban
establecidas en Anatolia , y se presenta en este capítulo por la íntima relación que mantiene con la tipología
bíblica.
Si, como se ha afirmado en esta tesis, el mensaje de APOCALIPSIS es dirigido al pueblo de Israel ¿por qué
enviarlo entonces a iglesias cristianas? Si su propósito es para un tiempo posterior al arrebatamiento de la
Iglesia ¿por qué incluírlo dentro del contexto neo-testamentario que se dirige a los santificados en Cristo?...
Un buen comienzo para comprender todo lo que envuelve este conflictivo argumento, consiste en reconocer
inicialmente la voluntad de Dios para la Iglesia de Cristo como depositaria - y no destinataria - del mensaje
de APOCALIPSIS.
La Santa Biblia, con la insustituíble belleza de sus tipos, anticipa esta verdad para que "por la fe
entendamos" el propósito divino respecto a la Iglesia e Israel.
Habiendo procedido con la suficiente cautela como para no caer en especulaciones o espiritualizaciones
arbitrarias, se resaltarán a continuación un par de narrativas bíblicas capaces de proveer una edificante
enseñanza espiritual para "el hombre interior" al mostrar una importante fase del propósito divino en el
ministerio de la Iglesia durante el tiempo inmediatamente posterior de su arrebatamiento.
La revelación bíblica hace inobjetables las conclusiones que surgen respecto a este específico propósito que
la Iglesia -como receptora del Nuevo Testamento - cumplirá con los judíos después de su partida al cielo.
El análisis comparativo se presenta una vez más dentro de un estilo condensado, no sin antes advertir
acerca de las dificultades que plantea la interpretación del texto bíblico cuando se trata de establecer la
conjugación cronológica de tipos y anti-tipos, concepto éste que el estudiante bíblico debe analizar con
detenimiento para así poder allanar la senda interpreta tiva que le permita perfeccionar la idea propuesta.
De los ejemplos que se citan, el libro de RUT es el primero. Especial énfasis se hace sobre el hecho de que
las experiencias de sus personajes muestran ciertos propósitos que trascienden a los simples
acontecimientos históricos, y sugieren algo que va más allá del tiempo -y aún del espacio- en que
transcurrió esta corta narrativa del período de los Jueces.
Comenzando la lectura atentamente, y con la ayuda del Espíritu Santo, el creyente puede percibir así a
Cristo en Booz, "el pariente redentor"; igualmente, es posible ver a Rut como un tipo de la Iglesia, en dos
formas distintas: (a) como el pueblo gentil escogido por Dios para un llamamiento celestial y (b) como la
destinataria y receptora del Nuevo Testamento, en tanto que Noemí es vista como el tipo de Israel, también
en dos formas distintas, a saber, (a ) como el pueblo escogido por Dios para un llamamiento terrenal y (b )
como la nación a la cual le "ha sido confiada la Palabra de Dios" (Ro. 3.2), esto es, el Antiguo Testamento.
Al seguir la aplicación de éstos y otros tipos que concurren en la historia de Rut, su exposición textual se
tornará hermosa, conmovedora y ... apasionante!
(a ) La primera parte del Libro (1.1-21) describe las experiencias de sus personajes, y con la magistral
fuerza de su brevedad logra transmitir en la sensibilidad del lector cristiano, toda la tristeza producida por
la desolación y el hambre, la desgracia y la muerte como sabia ilustración de las verdades que atañen a todo
ser humano al hallarse alejado de "Bet-lehem" ( la casa del pan y alabanza), cuya etimología de éste y
otros nombres del Libro son propuestos por el texto mismo para su interpretación (1.19b-21).
Los nombres de los seis personajes del primer capítulo conjugan tipologicamente las dos líneas de la verdad
en la cual se hallan frente a Dios tanto judíos como gentiles. La primera de ellas exhibe, en los apelativos
de los hijos de Elimelec, la terrible y triste "enfermedad" (Mahalón) del hombre frente a su Creador a causa
del pecado, y su "desfallecimiento" (Quelión) por hallarse sujeto al temor a la muerte (He.2.15).
(b) En la segunda parte, los versículos 16 y 17 muestran cómo la "elección según la presciencia de Dios"
(1P.1.2) mueve la decisión de Rut, para que ésta llegue al conocimiento del Dios de Noemí -que significa
"placentera" - (comp. Ef.2.11-16) en un claro símbolo de la reconciliación que los gentiles han recibido (Rut
significa "amistad" y "hermosura"); en tanto que Orfa (significa "sierva") se habrá de quedar en la
desolación de Moab (tipo del mundo). Esta dualidad pretende adelantar así el Gólgota con sus cruces y su
dramático destino: el de los dos ladrones. La encrucijada del hombre: su respuesta a la propuesta de Dios.
(c) 2.5-6 Presentan débilmente un tipo del Espíritu Santo. Lo aclaramos de inmediato: la Santa Biblia
establece un curso para el conocimiento del creyente hacia la Deidad. Es la Tercera Persona de la bendita
Trinidad Quien conoce y a Quien conocen primeramente aquellos que forman el Cuerpo de la Segunda (ver
p.56). Esta es una verdad experimental del creyente, quien, habiendo conocido hoy al Espíritu Santo, espera
el día en que conocerá al Hijo, su Cabeza, Esposo y Salvador.
(d ) 2.10,12s.s. : La gracia de Dios para el hombre es expresada en estos versículos (comp. Ef.2.1-10).
(e ) 2.20: Con la expresión "Nuestro pariente es aquel varón , y uno (¿?) de los que pueden redimirnos", el
texto comienza a perfilar -aunque muy oscuramente - el asunto de ese "otro pariente más cercano" (3.12)
que presenta características tipológicas un tanto duras de aceptar en su aplicación. No obstante, la razón
siempre deberá estar sujeta a la revelación, que en este caso, por medio de la tipología bíblica, presenta una
verdad terrible y cruda que, aunque dibujada con trazos débiles, no deja de ser menos verdadera que la
verdad misma.
El "pariente más cercano" que el hombre tiene es, ni mas ni menos que el mismo Satanás (Ef.2.2-3). El es
anti-tipo del tal "fulano" (4.1s.s.) quien sí quería poseer la "propiedad" de Noemí (símbolo de los reinos del
mundo) pero sin el costo de restaurar el nombre del "muerto", Adán (cabeza federal de la raza humana
caída), pues ello le acarrearía abrir la cárcel a sus presos (Is.14.17), dañando así su heredad (comp.
Mt.12.25-26).
Estos acontecimientos tipifican su anti-tipo celestial. Satanás es quien tenía "el imperio de la muerte"
(He.2.14b) y "a sus presos nunca abrió la cárcel" para no "dañar su heredad" . Por tanto, así como el
"fulano" de la narrativa de Rut, el diablo quedará sin nombre, "espanto será, y para siempre dejará de ser"
(Ez.28.19). ¡Una buena razón para la ausencia del nombre de ese "pariente más cercano"!
Pero en cambio, vemos cómo la Escritura testifica que fue Booz -y no Mahalón- quien "engendró de Rut a
Obed" (Mt.1.5b). Así Booz, por su bondad y generosidad restauró el nombre del muerto, pero Dios no le
hizo perder la dignidad de su propio nombre.
Una analógia enternecedora y suprema la establece nuestro maravilloso Redentor quien "no estimó el ser
igual a Dios como cosa a que aferrarse" (Fil.2.6) para redimir a Su "Rut", restaurando el nombre del difunto
sobre su heredad para "que el nombre del muerto no se borre entre sus hermanos" ( esto es: hay un hombre
en el cielo, 1Ti.2.5), "por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo y le dió un nombre que es sobre
todo nombre " (Fil.2.9-11).
(f ) 3.1-4 : Ahora, las palabras de Noemí comienzan a tipificar a la Palabra de Dios. Ella instruye a Rut
acerca del "pariente" redentor con palabras un tanto enigmáticas.
Rut no podría darse a conocer hasta tanto Booz no hubiese acabado de "comer y beber" . Tan extraño
mandato guarda una relación directa con la verdad de que Cristo, durante su ministerio terrenal, fue
"enviado primeramente a las ovejas perdidas de la casa de Israel" (Mt.15.24). Luego que "el Grano de trigo
cayese en tierra y muriese" entonces podría "recibir a los griegos" (Jn.12.26) O en palabras más directas,
los gentiles no podrían "ver" a Jesús hasta que El hubiese muerto y resucitado (Hch.10).
(g ) La forma de la muerte de Cristo Jesús está tipificada en Booz por la acción de comer y beber (comp.
Jn.4.31-34 y 18.11) Este acto debe ser cuidadosamente separado y distinguido del "dormir" de Booz (lo
cual sí representa la muerte de Cristo), pero el "comer y beber" habla especificamente de "hacerse pecado",
sufrir el maldito "oprobio de la cruz" o llegar a hacerse "maldición" por las culpas del hombre. Tal es la
comida que los discípulos de Jesús no sabían. Tal es la bebida que en Getsemaní, rogó que, de ser posible,
pasase.
Hasta aquí, la cronología tipológica ha sido presentada desde la visual del "anticipado conocimiento de
Dios" hasta el momento en que el péndulo divino entra en los aijwn ' a" para centrarse en el "cumplimiento
de los tiempos" o sea, la muerte de Cristo en la cruz. De aquí en adelante se establecerán los anti-tipos tal
como son conocidos en el desarrollo del plan divino de la salvación.
(a ) v.4 : Rut debía notar el lugar en donde Booz habíase acostado y descubrir así sus pies, lo cual, aparte
de su significación histórica y tradicional, expresa una hermosa relación del creyente con los dos pilares de
su salvación : (a) El lugar: la cruz ; y (b) El descubrimiento de los pies: el conocimiento del evangelio.
(b ) v.5 La obediencia de Rut es tipo de la verdad declarada por Pablo en Ro.1.5; 15.18; y 2Co.9.13 y 10.5.
(c ) v.7 : El contentamiento de Booz luego de "haber comido y bebido" expresan en forma patética y
enternecedora el sentir de Jesucristo, "el cual por el gozo puesto delante de él, sufrió la cruz
menospreciando el oprobio..." (He. 12.2).
(d ) Booz "se retiró a dormir al lado del montón" (de la cebada). Aquí el tipo debe ser visto conjuntamente
con el modelo que registra Gn.2.21-22. El "sueño profundo" de Adán, tipifica la muerte de Cristo. Su
costado abierto, expresa el derramamiento de la sangre por medio del cual fue posible el nacimiento de la
Iglesia. La "costilla" que salió de Adán es símbolo de los miembros que salieron de la carne y de los
huesos del postrer Adán (Ef.5.29-32). De manera que, así como Adán, cuando despertó de su "sueño
profundo" se encontró con su compañera, es posible establecer un comparativo con Cristo y su "despertar"
que, como nos explica el libro de Rut, "a la media noche se estremeció aquel hombre y ¡he aquí! ... una
mujer estaba acostada a sus pies!
(e ) Los versículos 12 y 13 no pueden establecerse dentro de un órdencronológico . No obstante, las
palabras finales del v.13 "Descansa, pues, hasta la mañana" parecen tener relación con el actual período de
la dispensación de Gracia.
(f ) v.14: ¡Rut se levanta! . Esto manifiesta el arrebatamiento de la Iglesia, que parte de esta tierra al cielo
"en un abrir y cerrar de ojos" (1Co.15.52) o sea, "antes que los hombres puedan reconocerse unos a otros;
porque el dijo: No se sepa que vino mujer a la era" (comp. Mt.13.44; Jn.14.1722 -23; Col.3.3).
(g ) Ahora bien, los v.15-17 tocan el punto principal de lo que venimos tratando, y es el alimento que Booz
da a Rut para Noemí. He aquí tipificado el ministerio la Iglesia cumplirá en los días posteriores a su
arrebatamiento. Que este ministerio sea el legado del Nuevo Testamento al pueblo de Israel que, como
veremos más adelante, describe "la belleza de Cristo"; o si se trate de algo que quizás personalmente la
Iglesia tendrá que hacer a favor de Israel es improbable precisar con exactitud para quien escribe. Quizá el
trazo de Mt.10.23 > Ap. 7.2-8 pueda arrojar alguna luz respecto a quienes serán los que finalicen la
predicación del Evangelio del Reino.
De esta forma, las "seis medidas de cebada" que Booz entrega a Rut para su suegra Noemí pueden muy
bien estar relacionadas con las "doce cestas del pan de cebada " que sobraron de la primera multiplicación
de los panes, las cuales "fueron meticulosamente recogidas por órden del Señor a fin de que "no se perdiera
nada" (Jn.6.12-13) Este acontecimiento, unido con el de las siete canastas que sobraron por efecto del
milagro posterior (Mr.8.8) pudiera expresar que Israel -12- tiene aún un alimento que recibir de Dios -7-.
Y por así decirlo, una de esas cestas sobrantes muy bien podría ser APOCALIPSIS. De esta forma, es
posible ver en la Iglesia de Cristo el ministerio como depositaria de un mensaje que, luego de guardar por
"setecientos mil días" (¿?), lo entregue a sus destinatarios israelitas. Después de todo... ¿No guardó también
Israel para la Iglesia una gran parte del Divino Mensaje?
Desde este último punto, el Cantar de los Cantares, amplifica escrituralmente la posible forma en que se
llevará a efecto la entrega de esos "panes de cebada".
Los ejemplos que se citan del Libro de Cantares son solamente aquellos indispensables como para terminar
de clarificar el punto que nos ocupa en esta parte final del tema. Sería casi imposible aquí, de hacer un
estudio avanzado, concienzudo y extenso de este dificilísimo texto bíblico, sin el peligro de debilitar el
propósito en el paréntesis.
Basta decir que para la mente regenerada es posible identificar con certeza en el texto de Cantares los anti-
tipos de los personajes que sostienen el poético diálogo. Un poco más dificil quizá sea establecer a cuál de
los personajes pertenece cada porción respectiva.
En este caso, se cree como sigue:
EL SEÑOR JESUCRISTO: 1.1, 9-11, 15, 17, 2.2, 10b-15, 4.1-16a, 5.1, 2b, 6.4-9, 11-12, 8.5b-7, 9.
LA IGLESIA: 1.2-7, 12-14, 16, 2.1, 3-10a, 16-3.5, 7-11, 4.16b, 5.2a, 3-8, 10-16, 6.2-3, 13b, 7.10-8.4, 8,
10-14.
ISRAEL: 1.8, 3.6, 5.9, 6.1, 10, 13a, 13c-7.9, 8.5.
La cronología tipológica sería mas o menos así: (a ) Los versículos iniciales de CANTARES (1.2-4) como
una expresión del deseo sub-conciente de la Iglesia gentil (1.5-6) por alcanzar el conocimiento de la
salvación. La Esposa anhela saber dónde está Aquel que ama su alma (1.7a).
Esto tiene una comparación cuádruple en la Escritura. A saber: (a) La declarac ión de Adán en Gn.3.20 al
llamar a su mujer "Eva" luego de oír la divina declaración del "proto-evangelio" (Gn.3.15). En Adán se
operó una experiencia inversa a la que el creyente experimenta en el nuevo nacimiento (Tit.3.5b), y estando
él en esa triste y terrible condición, expresó su fe al nombrar a su compañera "madre de todos los vivientes"
como un clamor de esperanza por volver a su estado anterior de vida; (b ) en el reclamo divino de las
entrañas de los animales del sacrificio. Dios no requería ni el corazón ni el cerebro de ellos, sino sus
entrañas (riñones y su grosura) anticipando en tipos el requerimiento divino. Esto es, no sus intenciones
engañosas o sus pensamientos vanos, sino aquella parte instintiva que, más allá de la conciencia, se sabe
responsable directa de su propia caída (Ro.5.12).
CANTARES 1.2-4 expresa el deseo ignoto por alcanzar la vida eterna en los "besos de Dios" para ser, más
que "alma viviente" (Gn.2.7), un "espíritu vivificante" (Jn.20.22; 1Co.15.45). Este remoto deseo del sub-
conciente, se expresa igualmente en (c ) la decisión anticipada de Rut para seguir a Noemí ("tu Dios será
mi Dios); y finalmente (d ) en las palabras del Apóstol cuando afirma que habiendo hecho Dios el linaje de
los hombres de una sangre , deberán buscarle palpando (Hch.17.26 -27).
1.7b expresa el deseo cumplido de la Iglesia. Ella no quiere permanecer como una que está velada (comp.
2Co.3.12-16).
En la respuesta del versículo 8, Israel, como depositario de la Palabra de Dios (Ro.3.2) muestra a la esposa
el camino en el cual hallará al "Pastor". Su paralelo está expresado en Rut 1.18-19a.
(b ) El anticipado propósito de Jesucristo para realizar Su obra en la cruz está registrado en 4.6 y halla
similitud en el Salmo 40.6-8 y Hebreos 13.20.
(c ) El Poema registra la consumación de la Obra de la cruz en 5.1. Al igual que en Rut, nuevamente aquí el
texto bíblico expresa en forma maravillosa la "comida y la "bebida" que tuvo que apurar el Cristo de Dios.
El "regoger la mirra y sus aromas" habla del intenso sufrimiento de Jesús al hacerse pecado y maldición en
la cruz. Estas palabras refieren directamente Getsemaní y el "sudor de Sus gruesas gotas de sangre"
El "comer el panal con su miel", y el beber "el vino y la leche", son el cumplimiento de la voluntad que el
Padre había encomendado a su Unigénito (Jn.431-34; 18.11).
(d ) Los beneficios de la Obra consumada de Jesucristo se hallan registrados en la parte final de 5.1: ¡
Comed, amigos; bebed, sí, bebed en abundancia, oh bien amados! De la roca de la eternidad, abierta por
amor de Su Iglesia, surge incontenible el verdadero Maná y fluye abundante el Agua que quita para
siempre la sed! Si se considera la traducción literal de 5.4: "Mi amado envió Su mano desde la apertura, y
mis entrañas se conmovier on por El" es posible intuir allí Pentecostés.
(e ) El registro de 5.5.-7 muestra el presente período de gracia. Los sufrimientos de la Iglesia por la
separación del Esposo y sus tribulaciones en el mundo (Hch.14.22b).
"Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas
porque... el tiempo está cerca".
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