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REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 22: 135-151 JUN.

2004

¿POPULISMOS RECICLADOS O
NEOLIBERALISMO A SECAS?
EL MITO DEL “NEOPOPULISMO” LATINOAMERICANO1

Carlos M. Vilas

RESUMO
Nos anos recentes difundiu-se a expressão “neopopulismo” para referir-se a alguns governos que
implementaram as políticas recomendadas pelo chamado “Consenso de Washington”. O artigo discute a
pertinência dessa caracterização, que reduz a análise a determinados aspectos instrumentais ou parciais
dos respectivos governos em detrimento de seus objetivos e, em geral, o projeto político que implementaram
ou procuraram implementar. Argumenta-se que falar nesses casos de “neopopulismo” implica uma caracte-
rização ruim das experiências a que se refere, confundindo a natureza, os objetivos e as estratégias políticas
e sócio-econômicas do populismo latino-americano. Assim, inicialmente se resumem os traços principais do
populismo latino-americano. Em seguida, analisa-se a hipótese neopopulista em suas principais dimensões
e por fim realiza-se a discussão da hipótese neopopulista.
PALAVRAS-CHAVE: Populismo; neopopulismo; neoliberalismo; clientelismo; Argentina; México; Peru;
Menem; Salinas de Gortari; Fujimori.

I. INTRODUCCIÓN socioeconómico y político como a su opuesto –


fue bien recibida por unas ciencias sociales que
El término neopopulismo fue empleado por
salían de la etapa de las “transiciones demo-
algunos autores para caracterizar a los regímenes
cráticas” bastante vapuleadas por el empecina-
políticos con liderazgos fuertemente personali-
miento de la vida real de comportarse de manera
zados y apoyo electoral de los sectores de mayor
distinta a lo que planteaban los análisis “tran-
pobreza que en la década de 1990 ejecutaron en
sitológicos”. Más recientemente este modo de ver
varios países latinoamericanos reformas
las cosas desarrolló su propia versión vulgar, en
macroeconómicas y sociales de tipo neoliberal.
una serie de artículos que descubrieron neopo-
Generalizando a partir de una interpretación pe-
pulismo en cuanto dirigente o partido político más
culiar de la experiencia de Alberto Fujimori en
o menos nuevo, de retórica medianamente anti-
Perú, y en oposición a un amplio y rico cuerpo de
política y estilo mediático trasgresor, que apareció
literatura, esos autores afirman la existencia de
en la escena política.
afinidades entre el populismo y el neoliberalismo.
La partícula neo antepuesta a populismo destacaría Otros académicos de la región, en cambio –
esa dimensión inesperada de un concepto tra- entre los que me incluyo –, hemos cuestionado
dicionalmente asociado a diseños macroeco- este estiramiento conceptual como producto de
nómicos y sociales de características más bien una mala caracterización del populismo, carente
opuestas. La novedad del resultado – el populismo de rigor metodológico y revelador de cierta confu-
quedaba asociado tanto a un determinado diseño sión analítica respecto del fenómeno a considerar
y de los escenarios más amplios que lo enmarcan.
Planteamos que el populismo, como cualquier otro
régimen político, es mucho más que algún ingre-
1 El autor agradece los comentarios de dos evaluadores
diente aislado. Sobre todo, afirmamos que la iden-
anónimos. La versión original de este artículo fue presentada tidad de un régimen político deriva, en definitiva,
en el Foro “La región andina: Entre el neopopulismo y la
de los objetivos que se plantea y de los intereses
protesta social”, ocurrido en la Universidad Javeriana y
Fundación Konrad Adenauer, en Bogotá (Colombia), el 29 en juego. Aquéllos y éstos condicionan las moda-
de abril 2003. lidades de desempeño, el tipo de conducción polí-

Recebido em 12 de junho de 2003 Rev. Sociol. Polít., Curitiba, 22, p. 135-151, jun. 2004
Aprovado em 16 de outubro de 2003
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¿POPULISMOS RECICLADOS O NEOLIBERALISMO A SECAS?

tica y el entramado institucional, entre otras dova), el populismo tuvo como rasgos constitu-
cuestiones. tivos principales una amplia movilización social;
la integración de las clases populares principal-
Desde una perspectiva teórico-metodológica,
mente pero no exclusivamente urbanas en un es-
la cuestión del supuesto neopopulismo va mucho
quema de articulación política multiclasista; la pro-
más allá del caso particular del populismo y de la
moción de una mayor diferenciación económica
mayor o menor proximidad de algunos regímenes
capitalista con énfasis industrializador, impulsada
políticos recientes a las experiencias históricas
desde un estado intervensionista dentro de una
consideradas hasta ahora como populistas. Alude
estrategia de economía mixta y no alineamiento
a la pertinencia, rigor y alcances de la llamada
internacional; de resonancias ideológicas nacio-
“elasticidad conceptual” (“conceptual stretching”)
nalistas; con una conducción fuertemente perso-
y a la relevancia de la transposición de un concepto
nalizada. El carácter policlasista constitutivo de
históricamente situado, con características cons-
los regímenes populistas no les impidió impulsar
titutivas bien definidas, a fenómenos enmarcados
políticas de fuerte sesgo popular, tanto por su
en escenarios que poco tienen que ver con aquéllos
contenido y alcances como por contraste con los
y cuyos rasgos constitutivos son presentados con
regímenes que les precedieron; políticas que con-
una llamativa ambigüedad. La hipótesis de un
tribuyeron a dotar de particular activismo el apoyo
neopopulismo latinoamericano también está direc-
proveniente de estos sectores, con el Estado actu-
tamente emparentada con la caracterización de los
ando como árbitro de las relaciones entre clases y
procesos llamados de transición a la democracia
grupos sociales.
por gran parte de la literatura respectiva, y a sus
dificultades para conceptuar adecuadamente la El populismo latinoamericano correspondió a
relación entre organización socioeconómica, un momento determinado del desarrollo capitalis-
procesos políticos y matrices institucionales. ta – predominio de la producción orientada hacia
el consumo final, industrialización sustitutiva de
De innegable relevancia, estas cuestiones
importaciones, mercados regulados, distribución
quedan fuera de los alcances del presente trabajo,
progresiva de ingresos, gestión estatal de variables
que se centrará en la discusión de la hipótesis
macroeconómicas consideradas estratégicas – que
neopopulista como pretensión de descripción y
poco tiene que ver con el capitalismo actual y en
conceptualización de los fenómenos referidos.
general con el de los últimos treinta o cuarenta
Lynch (2000) y Franco (1998) han llevado a cabo
años. Como todo fenómeno complejo – y no hay
certeras críticas al “estiramiento conceptual” y a
régimen social o político que no lo sea – el populis-
las limitaciones de los enfoques “transitológicos”,
mo tuvo dimensiones e ingredientes políticos, ide-
respectivamente; la calidad de estos trabajos me
ológicos, discursivos, estructurales, estilos de lide-
releva de mayores desarrollos sobre esos asuntos.
razgo, etc. que posiblemente no fueron originales
El artículo enfoca a los regímenes populistas en sí mismos o aisladamente considerados, pero
y a los pretendidamente neopopulistas como pro- cuya peculiar combinación dio origen a nuevos
yectos de poder y de conducción política. Presta rasgos y definió la caracterización específica del
atención a las características, instrumentos y conjunto.
procedimientos de gestión y al tipo de políticas
La lealtad popular al Estado estuvo alimentada
públicas implementadas por determinados gobier-
por políticas que promovieron la redistribución de
nos, pero lo hace prestando particular atención a
los ingresos y una disminución (y metamorfosis)
los objetivos perseguidos en materia de desarrollo,
de las disparidades sociales. La redistribución
bienestar y dominación social.
obedeció tanto a las demandas sociales (muchas
II. EL POPULISMO LATINOAMERICANO2 de ellas preexistentes al populismo y sistemá-
De acuerdo a su caracterización predominan- ticamente reprimidas o ignoradas hasta entonces)
como a las necesidades de acumulación del capi-
te en la sociología y la ciencia política latinoame-
ricanas (Germani, di Tella, Weffort, Quijano, Cór- talismo local. La distribución del ingreso y el estí-
mulo al consumo popular y a la producción para
alimentar ese consumo – en síntesis, la promoción
2 Lo que sigue es una síntesis apretada de Vilas (1988;
del mercado interno – correspondieron a una eta-
1994).

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pa particular del capitalismo periférico y de sus contribuirían al derrumbe de estas experiencias.


clases empresarias, con determinados sesgos
Los movimientos en la estructura social y en
tecnológicos y estilo de crecimiento extensivo más
la organización económica abonaron transfor-
que intensivo. La funcionalidad de la distribución
maciones importantes en las relaciones de poder
de ingresos para alimentar el proceso de
político y en sus articulaciones institucionales. La
acumulación vía ampliación del consumo estuvo
promoción de los sectores industriales y la inte-
ligada a la capacidad del Estado de orientar el
gración progresiva de las clases trabajadoras
proceso de inversión y garantizar la rentabilidad
aceleró la crisis del orden oligárquico y forzó a
del capital privado. A su vez la activación social
los grupos agroexportadores y comerciales que le
estimulada por la distribución, el crecimiento del
daban sustento a profundas transformaciones y
empleo y la política social, debía mantenerse den-
adaptaciones. La dimensión simbólica de la socie-
tro de los límites requeridos por la necesidad de
dad, los criterios valorativos, los patrones de pres-
preservar el interés de los grupos empresarios en
tigio, el lenguaje cotidiano, la dinámica de la vida
sumarse a la estrategia. En una etapa del desarrollo
diaria del común de la gente, expresaron rápida-
industrial en que la producción para el consumo
mente la magnitud y los alcances de aquellos cam-
final representaba una proporción importante de
bios. Sociedades hasta entonces fuertemente estra-
la oferta manufacturera, una mejor distribución
tificadas experimentaron el impacto de una am-
de los ingresos ligada a un crecimiento en el
plia y rápida plebeyización; espacios tradicional-
empleo ampliaba el mercado para la producción;
mente reservados a las clases medias y a las élites
el proteccionismo comercial permitió que esa
debieron ser compartidos con rostros, sonidos y
ampliación fuera protagonizada sobre todo por los
hábitos diversos.
industriales nacionales y en general residentes.
Varios de estos elementos preexistían al
En los aspectos hasta aquí resumidos se apre-
populismo, o figuraron en experiencias de otro
cia la dimensión estructural del populismo, en
tipo. La sustitución de importaciones tuvo lugar
cuanto la articulación por él planteada entre
de manera espontánea en la década de 1920 y
distribución de ingresos, empleo, consumo y pro-
devino política gubernamental luego de la crisis
ducción corresponde a un momento y a caracte-
de 1929 en un número amplio de países. En
rísticas particulares del desarrollo de la economía
algunos de ellos formó parte de experiencias
capitalista que hoy pertenecen al pasado. A dife-
populistas (Brasil por ejemplo), pero no en otros
rencia de lo que plantearía un enfoque de tipo teleo-
(Centroamérica en la década de 1960); en Argen-
lógico, la configuración de esa etapa de desarrollo
tina el peronismo tomó cuerpo cuando ya la
no es inevitable ni mecánica; depende en medida
sustitución de importaciones estaba muy avanzada.
importante de las decisiones adoptadas por los
Algo similar puede decirse de la distribución de
actores y de sus relaciones recíprocas de poder,
ingresos como política pública, de la ampliación
de la dotación de recursos, de las modalidades de
de los derechos de ciudadanía por la vía electoral,
inserción en la economía mundial, etcétera.
la organización de los trabajadores y campesinos,
Este desarrollo de tipo extensivo – en la medi- la extensión de la cobertura de los servicios
da en que el crecimiento del producto se basó en sociales, el caudillismo político, etcétera. Cualquier
el crecimiento del empleo formal, la ampliación lector de la historia política o social latinoamericana
de la frontera agrícola, el aumento de la masa de sabe que el populismo no los inventó, aunque
consumidores, la expansión de la cobertura de los ciertamente los dotó de nuevos significados.
servicios sociales, entre otros – demandó fuertes
El populismo fue la específica conjugación de
inversiones en educación, salud, infraestructura,
estos ingredientes en un momento estructural e
que actuaron como satisfactores no salariales de
históricamente determinado del capitalismo
las demandas sociales, como mecanismos de inte-
latinoamericano (por lo tanto del perfil de sus clases
gración social y como generadores de economías
y otros actores sociales, grado de desarrollo de
externas para la inversión capitalista. En
sus fuerzas productivas, modalidades de
condiciones de lenta evolución de la productividad
articulación externa, intereses y objetivos en juego)
global y de restricciones fuertes al endeudamiento
mucho más que cada uno de ellos tomados al
externo, la política macroeconómica se caracterizó
margen del conjunto. Algunos de esos ingredien-
por persistentes desequilibrios fiscales y una gran
tes sobrevivieron incluso a las experiencias
laxitud en materia monetaria que, a la postre,

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populistas, y eventualmente reaparecieron como tecedente de la hipótesis neopopulista que comen-


parte de regímenes de naturaleza y significados zaría a circular a partir de algunos análisis de eco-
diferentes; otros no. nomistas vinculados al Banco Mundial y al Fondo
Monetario Internacional. En aquélla, como antes
III. LA HIPÓTESIS “NEOPOPULISTA”
en los estudios seminales del populismo latinoame-
El auge del movimiento de descolonización y ricano, la caracterización del régimen derivaba de
de procesos revolucionarios de liberación nacio- una particular combinación de rasgos instituciona-
nal en Asia y África en las décadas de 1950 y les, modalidades de acumulación, estilos de
1960 dio paso a la formación – más o menos movilización social, formas de conducción y de
estable, más o menos efímera – de regímenes de dominación política, cuyo conjunto, más que cada
organización económica y política que un amplio uno en sí mismo, y la ubicación de ese conjunto
cuerpo de literatura de los llamados estudios del en momentos determinados del desarrollo históri-
desarrollo (development studies) interpretó como co de las sociedades respectivas, abonaba la
de tipo populista, o fuertemente emparentados con aplicación del fenómeno.
él. Se señalaron en este sentido los esfuerzos por
Aquí radica precisamente el inicio de la
alcanzar y consolidar la independencia nacional;
confusión básica de buena parte de la literatura
la construcción de sistemas nacionalmente inte-
referida al tema: la reducción de la complejidad
grados de administración pública; la ocupación
del fenómeno a alguna de sus “partes” constitu-
efectiva del territorio estatal y la vigencia
tivas. En realidad el reduccionismo del populismo
incontestada de las decisiones adoptadas por el
a algunos de sus muchos ingredientes no es nove-
poder central; la promoción de estrategias de
doso. El más frecuente es el que se refiere a la
desarrollo extensivo que asignaban prioridad a la
personalización del liderazgo político. El populismo
satisfacción de las necesidades básicas de los sec-
fue tempranamente criticado por sus adversarios
tores más vulnerables de la población y a la
políticos como el producto de la demagogia de
ampliación de la cobertura de los sistemas de
dirigentes carismáticos que subyugaban a las ma-
educación y salud pública; el impulso a rubros de
sas con promesas imposibles de cumplir, movili-
producción vinculados a la expansión del consu-
zándolas detrás de objetivos mezquinos e inconfe-
mo popular; el fortalecimiento de las capacidades
sables. El atractivo del dirigente se explicaba por
de negociación en los mercados de exportables;
su supuesto carisma, en una aplicación más bien
la intensa movilización popular; la nacionalización
vulgar de un concepto bastante complejo y de
de propiedades extranjeras, entre otras. Al mismo
raigambre weberiana.
tiempo se reconocieron como aspectos de
diferenciación la debilidad cuantitativa y La variante académica más elaborada de este
organizativa de la clase obrera y de grupos reduccionismo pertenece a Ernesto Laclau, para
empresarios locales; en consecuencia el mayor quien el populismo es ante todo un estilo de dis-
peso relativo del Estado en tanto actor político curso político: “la presentación de las inter-
frente a la sociedad, junto con una precariedad de pelaciones popular-democráticas como conjunto
las capacidades estatales para desempeñar con sintético antagónico respecto de la ideología do-
eficacia un número creciente de funciones y res- minante” (LACLAU, 1978, p. 201). Como este
ponsabilidades; sistemas políticos de partido úni- discurso carece, según Laclau, de referentes de
co; fragmentación étnica y cultural de la población clase o de vinculación con una configuración
con repercusiones directas en las relaciones de socioeconómica dada, cabe asignar el rótulo
poder político; etcétera. En conjunto, destacó en populista a una gama muy amplia de regímenes
el análisis de estos regímenes su impulso a políticos: “es posible calificar de populistas a la
procesos heterodoxos de modernización social y vez a Hitler, a Mao o a Perón” (idem, p. 203). El
económica junto con un ejercicio autoritario, y a de Laclau es, claramente, un reduccionismo
veces dictatorial, del poder político. Es en torno a discursivo del populismo3.
estos regímenes que se sugirió por primera vez la
Más recientemente algunos economistas – en
denominación neopopulismo (BYRES, 1979).
La literatura de los development studies practicó
un enfoque holístico de los regímenes estudiados; 3 Vid mi crítica a este reduccionismo en Vilas (1994, p.
difícilmente puede ser considerada como un an- 112-116).

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general vinculados a los organismos financieros Al contrario, parte central de sus textos se refiere
multilaterales que desde la década de 1980 tuvieron a las “insospechadas afinidades” (WEYLAND,
gravitación en las políticas de ajuste macroeco- 1996) entre populismo y neoliberalismo. A partir
nómico en varios países de la región – redujeron de esto resulta posible extender el nuevo concepto
el populismo a un conjunto de políticas monetarias a cualquier tipo de escenarios (WEYLAND,
y de gasto público. De acuerdo a este reduccio- 1999)4.
nismo fiscalista el populismo sería un régimen
Dresser (1991) fue posiblemente la primera en
económico que, al enfatizar el crecimiento y la
denominar como neopopulistas a algunos ingre-
distribución del ingreso, descuida los peligros de
dientes políticos de las reformas neoliberales im-
inflación y déficit fiscal, las restricciones exter-
pulsadas en México durante la presidencia de Car-
nas y las reacciones de algunos actores del mer-
los Salinas de Gortari. Dresser puso la mira en el
cado a la regulación estatal (por ejemplo, SACHS,
Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL)
1989; DORNBUSCH & EDWARDS, 1990; 1991).
– un conjunto de políticas y acciones de contención
El populismo sería, de acuerdo a esto, una mala
y promoción social de fuerte focalización en los
política macroeconómica. El parcelamiento
grupos más vulnerables ejecutadas directamente
conceptual de un “populismo económico” dife-
por el Presidente de la República – y a su relevancia
rente y de hecho sin relación necesaria con un
para fortalecer la legitimidad de un gobierno cues-
“populismo político” refleja la separación entre
tionado por denuncias generalizadas y verosímiles
política y economía típico de la teoría neoclásica
de fraude electoral. El alto perfil de Salinas en este
que también fue adoptada por los estudios
programa, que dependía directamente de la Presi-
“transitológicos”. Este reduccionismo desconoce
dencia de la República, y el sistema de toma y
que la política de flexibilidad fiscal y “presupuesto
daca entre las agencias gubernamentales y los
blando” (en el sentido de Kornai) ni es exclusiva
destinatarios de las políticas, fueron interpretados
del populismo, ni fue implementada por todos los
por Dresser como una reedición de prácticas popu-
regímenes populistas. El manejo de la economía
listas que, además de aquel objetivo, buscaban me-
pública fue equilibrado durante el populismo
jorar la gobernabilidad del proceso de reformas
varguista, mientras que sí incurrió en fuertes
neoliberales. Posteriormente a Dresser, otros au-
desequilibrios el gobierno de la Unidad Popular
tores recurrirían a similar caracterización (por
chilena (1970-1973), erróneamente tildado de
ejemplo, GIBSON, 1997; KNIGHT, 1998).
populista por el reduccionismo de Dornbusch y
Edwards (PEREIRA, 1991, p. 7-9). Es posible La sorpresa que produjo en algunos autores
agregar, en este último caso, que el descalabro vinculados a los estudios sobre “transiciones a la
fiscal no se debió tanto a un mal manejo de las democracia” la victoria electoral de Alberto
variables respectivas sino al clima de intensa Fujimori en Perú en 1990 condujo a un nuevo
confrontación política que signó a esa experiencia. estiramiento conceptual para dar cuenta de lo ines-
La crisis fiscal y económica fue simplemente un perado. Con su marginalidad respecto del sistema
capítulo de una estrategia política impulsada o al político partidario, las manipulaciones
menos avalada por el gobierno de Estados Unidos institucionales a partir del autogolpe de abril 1992,
y que culminaría con un golpe de Estado y la el importante apoyo recibido de manera sostenida
instauración de una dictadura militar. desde prácticamente todos los segmentos de la
sociedad peruana, y la promoción de un drástico
Las concepciones sesgadas o reduccionistas
esquema neoliberal, Fujimori se convirtió en todo
del populismo abonaron el camino para la formu-
un desafío para gran parte de la Sociología Políti-
lación de la hipótesis neopopulista. Los autores
ca. Los rasgos individuales más aparentes de la
que se ubican en esta posición comparten la reduc-
personalidad del dirigente fueron el punto de par-
ción del populismo a su ingrediente de liderazgo
tida para un pastiche conceptual que, curiosamen-
fuertemente personalizado, al que agregan la pro-
te, hizo carrera. La parecida combinación en tres
moción de prácticas clientelistas para abonar el
apoyo que el dirigente reclama, y obtiene, de las
masas populares. El hecho de que los dirigentes a
los que se refieren hayan impulsado estrategias 4 Quince años antes Jessop et alii (1984) habían extendido
macroeconómicas y ejecutado políticas de signo el concepto de populismo al gobierno neoliberal de Margaret
opuesto a las del populismo les resulta irrelevante. Thatcher.

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países de la región (México-Salinas, Perú-Fujimori movilización; 3) aunque el líder construya nuevas


y Argentina-Menem) de reformas macroeco- organizaciones o reviva organizaciones populistas
nómicos neoliberales, la similar focalización de anteriores, ellas son instrumentos personales con
políticas sociales para dotar de apoyo político al bajos niveles de institucionalización. “Esta defini-
régimen y la fuerte personalización de la con- ción enfoca el núcleo político del populismo”
ducción política del proceso, otorgaron plausi- (idem), compatible por tanto con cualquier tipo
bilidad a la hipótesis neo-populista. de diseño socioeconómico y cualquier matriz es-
Es este último elemento – liderazgo de alto perfil tructural de poder. La reaparición de estos lideraz-
gos sería una respuesta a la pérdida de represen-
personal con una relación no mediada o de débil
tación de los actores y mediaciones institucionales
mediación institucional con las masas – el que sir-
preexistentes como producto de masivos cuestio-
vió de argumento para mezclar populismo con neo-
namientos de la sociedad civil, como efecto de
liberalismo: el reduccionismo personalista. Roberts,
por ejemplo, en uno de los esfuerzos mejor orga- profundos desajustes en la organización de la eco-
nomía u otras causas.
nizados para dotar de sustento al argumento, in-
siste en el tipo de liderazgo como elemento definidor Este simplismo conceptual permite a los auto-
del populismo, y aunque incluye algunos rasgos res presentar al populismo como una opción per-
complementarios, es indudable la primacía que manente en la política latinoamericana con
asigna al estilo personalizado de conducción (RO- independencia de las configuraciones cambiantes
BERTS, 1995)5. Roberts señala la “descomposi- de los escenarios históricos – vale decir, de la
ción de las formas institucionalizadas de represen- configuración de las clases y otros actores sociales,
tación política” que crean el marco de posibilidad del desarrollo y orientaciones de la organización
para el surgimiento de estos dirigentes y del tipo económica y de los procesos de acumulación, de
de relación líder-masas poco institucionalizado, y la estructura internacional de poder, etcétera. Para
concluye que el populismo “es una tendencia per- poner en acto lo que sería una potencialidad
petua donde las instituciones políticas son cróni- avasalladora, sólo haría falta una crisis de
camente débiles”. La inserción de este estilo de representación del sistema político institucional –
conducción política en la estructura de poder, el partidos, elecciones, separación de funciones de
contenido y los alcances de las políticas ejecutadas, gobierno... –, que se demostraría así ineficaz para
el sesgo global de la gestión del Estado – es decir, procesar las demandas planteadas por sectores-
varias de las dimensiones que contribuyeron a iden- clave de la sociedad. Del mismo modo que para
tificar a determinadas experiencias como populis- Poulantzas el bonapartismo sería la forma normal
tas quedan fuera de la preocupación del autor. De de dominación política en el capitalismo
manera coincidente, Weyland (1996) construye (POULANTZAS, 1970), el populismo reducido a
su versión del populismo de acuerdo a tres ele- clientelismo o caudillismo sería para estos auto-
mentos: 1) un líder personal que apela a 2) una res el modo normal de hacer política. La confusión
masa heterogénea de seguidores, muchos de ellos se agrava cuando este reduccionismo personalista
excluidos del desarrollo pero disponibles para la se cruza con el reduccionismo fiscalista. Mientras
que para los sostenedores de éste el desman-
telamiento del populismo es condición inexcusable
para el éxito de las reformas macroeconómicas
5 Roberts menciona cinco características del populismo:
neoliberales (BURKI & EDWARDS, 1996), para
1) “un patrón personalista y paternalista, aunque no ne- quienes participan de la simplificación personalista
cesario carismático, de liderazgo político”; 2) “una coalición
política policlasista heterogénea, concentrada en los secto-
no hay tal, y el populismo es perfectamente
res subalternos”; 3) movilización política de arriba hacia compatible con esas reformas. Más aún: sería un
abajo que pasa por alto las formas institucionalizadas de instrumento extraordinariamente eficaz para
mediación o las subordina a la relación directa líder-masas; llevarlas a cabo. Como ambas hipótesis no pueden
4) ideología anti-establishment que exalta a los sectores ser verdaderas, dejo la resolución del galimatías a
subalternos; 5) proyecto económico que utiliza métodos sus respectivos responsables.
redistributivos o clientelistas para crear una base material
de apoyo popular al líder. Varios autores peruanos optaron IV. EL TODO Y LAS PARTES
por la caracterización del régimen presidido por Alberto
Fujimori como neopopulista: por ejemplo Sanborn y La hipótesis neopopulista ha sido sometida a
Panfichi (1996), Grompone (1998) y Crabtree (2000). críticas por un número importante de autores

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latinoamericanos (por ejemplo, VILAS 1988; como neopopulistas. En el caso de Salinas de Gor-
NUN, 1995; NOVARO, 1996; QUIJANO, 1998; tari hubo, de ser ciertas las alegaciones, un fraude
LYNCH, 2000). Aunque desde perspectivas vari- electoral que inhibió la victoria de la oposición de
adas y poniendo énfasis en diferentes cuestiones, centro-izquierda que poco después devendría en
estos trabajos coinciden en señalar la deficiente Partido de la Revolución Democrática (PRD). Ni
comprensión del fenómeno de base – el populismo Salinas renegó de su condición de candidato del
– en la formulación de la hipótesis neopopulista. PRI, ni ésta fue cuestionada por nadie. El recurso
En lo que sigue argumentamos que también está al PRONASOL le permitió recuperar legitimidad
presente una mala caracterización de los regímenes frente a los sectores más empobrecidos que
a los que se considera neopopulistas. No sólo los posiblemente votaron en 1988 por la oposición;
populismos históricamente situados, sino también este programa fue parte de un conjunto más am-
los pretendidos neopopulismos, son mucho más plio de decisiones heterodoxas desde la perspecti-
que un estilo de conducción política personalista, va de la tradición priísta que incluyeron ampliación
un estilo discursivo o una política fiscal del espacio institucional de acción de la Iglesia
sistemáticamente deficitaria. Planteamos asimismo Católica, redefinición de las relaciones con Esta-
que la hipótesis neopopulista practica una dos Unidos, acotamiento del margen de maniobra
generalización excesiva de sus premisas en cuanto de las organizaciones sociales priístas, sanciones
pretende abarcar un número de experiencias que penales iniciales a algunos miembros del
tienen muy poco de sustantivo en común. establishment financiero incursos en maniobras
especulativas fraudulentas.
IV.1. El argumento de la crisis institucional
Tampoco hubo crisis institucional, aunque sí
En el origen de estos regímenes se encuentra,
un tensionamiento de la gobernabilidad, en el caso
según los autores que sustentan la hipótesis, una
de Carlos Menem en 1989. La pérdida de control
crisis de representación, entendiendo por tal la
sobre el comportamiento de las variables macro-
pérdida de caudal electoral de los partidos políti-
económicas y la derrota electoral cuestionaron la
cos tradicionales y el desplazamiento de las
capacidad del gobierno de Raúl Alfonsín de
adhesiones políticas hacia nuevos referentes. Se
conducir el país hasta el momento constitucional-
trata de una simplificación de un tema complejo
mente fijado para la sucesión presidencial; por tal
sobre el cual existe un cuerpo amplio de literatura
motivo, se convino entre las representaciones
(por ejemplo, PITKIN, 1967; COTTA, 1982;
parlamentarias de los partidos políticos reformar
MANIN, 1992; 1995; LEFFORT, 1992; PORRAS
el calendario respectivo y adelantar la iniciación
NADALES, 1996; etc.) y que en sus términos
del mandato del doctor Menem, quien había tri-
modernos se remonta posiblemente a Edmund
unfado encabezando la fórmula presidencial del
Burke y sus debates con algunos contemporáneos.
Partido Justicialista. La crisis financiera e
Referida al Estado en tanto estructura de poder,
hiperinflacionaria que enmarcó esta coyuntura fue
tiene que ver con una pluralidad de cuestiones que
procesada por los actores políticos y partidarios
incluyen los criterios de legitimación del poder
convencionales de acuerdo al funcionamiento
político, sus modalidades de organización, los
institucional previsto en la constitución.
objetivos que se persiguen y el modo en que éstos
se definen, la forma de elegir y renovar a quienes También fue decisiva en el ascenso político
desempeñan determinadas funciones de poder. La inicial de Fujimori la operación de los mecanis-
volatilidad del comportamiento electoral, aún en mos institucionales, y puede incluso afirmarse que
sistemas de democracia representativa, no siempre la relación entre el triunfo de Fujimori y la crisis
es el mejor indicador de la existencia de una crisis del sistema político peruano es inversa a la que
institucional. Una crisis de representatividad plantea la hipótesis neopopulista, bien que con el
partidaria tampoco se proyecta necesariamente telón de fondo de la enorme frustración democrá-
como crisis de la representación política, aunque tica que arrojó como saldo la gestión presidencial
ciertamente pone en cuestión una forma particu- de Alan García. La deslegitimación del sistema
lar de ella. político partidario hizo eclosión después y como
consecuencia de la victoria electoral de Fujimori,
No queda claro que tal cosa haya estado pre-
y no al revés. Varios estudios encontraron niveles
sente en la gestación de los regímenes definidos

141
¿POPULISMOS RECICLADOS O NEOLIBERALISMO A SECAS?

crecientes de participación electoral de los pobres Olfato, espíritu de supervivencia, craso oportu-
urbanos a lo largo de la década de 1980, que ponen nismo o lo que fuere, es algo que se registra
en duda la hipótesis de una deslegitimación amplia siempre que se suscitan estos cambios rápidos en
de la política representativa desde la perspectiva las preferencias de la gente y en las consiguientes
de las clases populares (TUESTA SOLDEVILLA, modificaciones de los escenarios institucionales.
1989; 1994; DURAND, 1996)6 . El triunfo de La ejecución de programas de contención social
Fujimori en el ballotage de 1990 contra la opción y de emergencia orientados hacia los segmentos
derechista de Mario Vargas Llosa fue posible por poblacionales de mayor vulnerabilidad, las altas
las contribuciones electorales del Partido Aprista tasas de crecimiento del producto y la reducción
Peruano (PAP), de Izquierda Unida y de otras de la inflación reforzaron la instalación de la figu-
denominaciones de izquierda. ra presidencial en el mundo de la pobreza.
Es recién a partir de la instalación de Fujimori IV.2. El liderazgo “neopopulista”
en la Presidencia, con la consiguiente redefinición
El tipo de teoría política que se enseña en
de alianzas, que el sistema partidario y el Parla-
muchas universidades de Estados Unidos contri-
mento comienzan el desbarranque. Fujimori se
buye poco a una comprensión adecuada de la po-
quedó con los votos prestados por el PAP y las iz-
lítica tal como ella es en realidad, y en particular a
quierdas y la capacidad de esos partidos para blo-
entender la cuestión del liderazgo. Sea que se
quear desde el Parlamento decisiones del nuevo
enfoque la política como un asunto de elecciones
Presidente sumó descrédito sobre ellos. El auto-
individuales descontextualizadas, o desde un enfo-
golpe de abril de 1992 con la disolución del Con-
que más o menos marxista de conflictos entre
greso y la destitución de la Corte Suprema de
actores colectivos, desde una perspectiva de ges-
Justicia, la autonomía acordada al Ejército en su
tión institucional, desde un paradigma pluralista
enfrentamiento contra el Sendero Luminoso y el
de competencia entre grupos, o a partir del viejo
MRTA, la captura de Abimael Guzmán en septiem-
enfoque conductista, el papel de la conducción
bre de ese mismo año, agregaron créditos a una
no aparece por ningún lado. La fuerte gravitación
gestión de mano dura con el terrorismo y la
de estos enfoques en la Sociología Política latino-
corrupción política tradicional y abonaron el tri-
americana implicó un traslado de estas limitaciones
unfo en las elecciones para un nuevo Congreso a
a un número lamentablemente grande de autores.
fines de ese mismo año7.
La reaparición de dirigentes políticos de gran ar-
El desplazamiento del electorado desde los par- raigo social, su capacidad para alterar las modali-
tidos tradicionales hacia Fujimori involucró simi- dades de desarrollo de los procesos políticos, su
lar mudanza de una cantidad grande de dirigentes habilidad para modificar correlaciones de poder,
de segunda línea, autoridades municipales, cua- fueron recibidos con una mezcla de sorpresa, preo-
dros locales, que vieron en la mutación la posibili- cupación y desconfianza que dificultó la compren-
dad de preservar sus propios espacios de poder. sión de estos personajes y sobre todo de las
condiciones que los hicieron posibles.
Las situaciones de crisis severas provocadas
6 Los estudios se refieren a la ciudad de Lima y destacan la
por causas variadas – guerras, descalabro de la
reducción tanto del ausentismo electoral como del voto en
economía, revoluciones – son proclives a la
blanco en los distritos de mayor pobreza y de trabajadores
asalariados. Cameron (1994) ofrece una perspectiva un poco concentración de la autoridad política – entendien-
más matizada. do por autoridad al poder dotado de legitimidad –
7 No siempre se destaca que las tropelías institucionales en dirigentes que agregan a las facultades y
de Fujimori no le fueron gratuitas en términos electorales. competencias del marco institucional, otras de tipo
Mientras que en la segunda vuelta de las elecciones extraordinario avaladas por el consenso que de
presidenciales de 1990 la coalición fujimorista sumó más diversas maneras obtienen de sectores amplios de
de 62% de los votos emitidos, en la elección para el la población. Es ésta una situación que se registra
“Congreso Constituyente Democrático” en noviembre en una variedad de escenarios, niveles de desarrollo
1992 esa misma coalición recogió poco más de 49%, y
e ideologías. La superación de la crisis y la
52,3% en el referéndum constitucional de diciembre 1993.
Recién en 1995 Fujimori recuperó el nivel de apoyo electoral reanudación de un camino normal está asociada
de 1990; obtuvo la reelección con 64% de los votos y una al surgimiento de un “piloto de tormentas” que se
distancia de más de cuarenta puntos respecto del segundo. haga cargo de los asuntos públicos y saque la nave

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REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 22: 135-151 JUN. 2004

adelante. En diferentes momentos del siglo veinte riormente ganó su candidatura presidencial
se desempeñaron así Churchill y Franklin D. venciendo en las elecciones internas del Partido
Roosevelt, Charles de Gaulle y Konrad Adenauer, Justicialista a quien era Presidente de ese partido
Stalin, Hitler y Mussolini, Kemal, Mao y Fidel y gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Castro... y por supuesto dirigentes populistas Salinas de Gortari debutó en la política electoral
como Perón, Velasco Ibarra o Vargas cuando devino candidato presidencial, pero en las
dos gestiones gubernamentales previas había ocu-
Algunos de estos líderes cuentan con una lar-
pado posiciones de alto nivel, así como cargos
ga trayectoria política en los marcos del sistema
partidarios.
institucional; otros en cambio son de ingreso
reciente a la escena política, en la que se instala IV.3. ¿Clientelismo?
generalmente una pérdida de confianza del públi-
Los estudios sobre el populismo pusieron de
co en los actores políticos más tradicionales. Esto
relieve lo que éste significó como transformación
último tiene lógica: si se afirma la existencia de
del “sujeto popular” desde una situación de masa
una crisis de representación de los partidos políti-
a una condición de clase. El pueblo del populismo
cos y la institución parlamentaria en el origen de
fue un conjunto organizado a partir de coordena-
la hipótesis neopopulista no debería extrañar el
das provenientes del mercado de trabajo: sindica-
surgimiento de nuevos líderes provenientes de
tos, organizaciones campesinas, partidos políti-
otros ámbitos: los medios de comunicación, el
cos de reverberaciones clasistas, u otras. El tipo
deporte, la música, las fuerzas militares o de
de relación que se registró entre esas
seguridad. Si algo es incompatible con una sociedad
organizaciones y varias agencias gubernamentales
organizada, es la ausencia de conducción. Antes
(por ejemplo las secretarías o ministerios de Salud,
o después las crisis de los mecanismos
Asistencia Social, Relaciones Laborales)
institucionales de representación son recompuestas
contribuyeron a dotar al populismo de rasgos que
por la aparición de estos nuevos liderazgos.
algunos observadores emparentaron con el
Algunos autores se han referido a estos exitosos
corporativismo, en cuanto modo de articulación
personajes como outsiders de la política: figuras
entre dinámica social, actores de la economía y
públicas que llegan a competir por el poder a par-
conducción política estatal (PICÓ, 1987; JESSOP,
tir de prestigios construidos en otros ámbitos
1992; SCHMITTER, 1992).
(LANDI, 1995). El mote tiene valor casi exclusi-
vamente metafórico, ya que la mayoría de ellos El fuerte encuadramiento organizativo de un
triunfó como culminación de una carrera política pueblo que adquiría identidad política a partir del
relativamente prolongada (VILAS, 1995). mundo del trabajo y de las políticas estatales
diferenció también al populismo de las variantes
En este punto se revela una de las mayores
tradicionales del clientelismo. La típica relación
fragilidades de la hipótesis neopopulista: preten-
individualizada patrono-cliente de la sociedad
der generar un concepto general a partir de un
oligárquica (por ejemplo, SCHMIDT et alii, 1977;
caso particular – el de Alberto Fujimori. Ni Carlos
MOUZELIS, 1985; ROBLES, 2000) fue sustituida
Salinas de Gortari, ni Carlos Saúl Menem, encajan
por una relación fuertemente mediada por esas
en el caso peruano. Ambos eran veteranos en las
organizaciones; la típica imagen populista del diri-
lides políticas de sus respectivos países cuando
gente hablando desde un balcón a una plaza
accedieron a la máxima conducción política de
saturada de simpatizantes era el instante periódi-
México y Argentina. La crisis fiscal y financiera
camente reiterado de una relación construida ante
argentina de 1989, de la que surgió Menem como
todo con las organizaciones categoriales y políti-
salvador de la patria se procesó y superó por
cas. El discurso del dirigente machacaba en el
mecanismos constitucionales diseñados para
carácter de conquistas de nuevos derechos de los
situaciones de emergencia – como volvería a
beneficios conseguidos: derecho a la organización,
ocurrir tras la crisis de fines de 2001. Carlos
al trabajo, a la educación y la salud, a un salario
Menem había adquirido notoriedad en la política
justo, a la tierra... El populismo contribuyó así a
argentina desde inicios de la década de 1970; fue
la transformación de un pueblo de clientes o de
electo gobernador de su provincia natal (La Rioja)
súbditos en pueblo de ciudadanos, a lo largo de
en 1973 y en 1976 fue encarcelado por la
un proceso de fuerte conflictividad.
dictadura militar. Al concluir ésta volvió a ser electo
gobernador de la provincia de La Rioja; poste- Al contrario, la relación líder-masas carece en

143
¿POPULISMOS RECICLADOS O NEOLIBERALISMO A SECAS?

la hipótesis neopopulista de mediación institucional. bate a la pobreza tipo PRONASOL en el México


Esto fue facilitado por la profunda desestruturación de Salinas o el FONCODES en el Perú de Fujimori.
de las clases populares – como resultado de la Programas de contención social mucho más que
crisis económica y de su impacto en el empleo y de promoción, fueron la variante más sofisticada
los ingresos – y reforzado por acciones guberna- y de más alcance de un amplio número de progra-
mentales concretas, tanto de represión directa de mas similares diseñados para compensar el im-
algunas organizaciones laborales o políticas y pacto negativo de los programas de ajuste macro-
sociales en sentido amplio, como por las propias económico en las clases populares y en segmen-
reformas neoliberales. Un manejo hábil de los tos empobrecidos de las clases medias. La políti-
medios masivos de comunicación, sobre todo de ca social del populismo, de aspiraciones univer-
la televisión y la radio, permitió “llegar” a la gente salistas y de efecto promocional, fuertemente ar-
sorteando mediaciones institucionales u organi- ticulada al mercado de trabajo y a la gestión públi-
zativas. El pueblo organizado del populismo fue ca, devino conjunto no siempre orgánico de acci-
transformado en un público de individuos sin otro ones focalizadas en los grupos y áreas de mayor
referente real o simbólico que el discurso del gober- vulnerabilidad y de mayor interés político para el
nante8. Al éxito de este tipo de interpelación contri- gobierno, con decisivo financiamiento externo y
buyeron tanto la habilidad o la personalidad del activa participación de organizaciones no
líder, o el desarrollo y difusión de la tecnología gubernamentales y empresas privadas (FLEURY,
comunicacional, como la propia fragmentación del 1997; VILAS, 1998; FLIER, 2000). Estos pro-
tejido social. Esto último – la fractura social en las gramas se convirtieron en el canal privilegiado de
clases populares y en el mercado de trabajo produ- relacionamiento entre los más altos niveles de la
cida por la crisis de la década de 1980 y la restruc- decisión política y los segmentos más vulnerables
turación neoliberal – pone de relieve la dimensión de la sociedad, al tiempo que un conjunto de polí-
histórico-estructural del populismo latinoamerica- ticas de desregulación del mercado de trabajo,
no a la que se hizo referencia en la primera sección: privatización de empresas estatales, desregulación
la estrecha articulación del régimen político y de del comercio exterior, subsidio cambiario a
la organización social característica del populismo importaciones de bienes industriales, reformas a
con un tipo particular de organización de la la legislación laboral, y otras, acotaron severamente
producción y nivel de desarrollo capitalista. Las la gravitación de las organizaciones sindicales.
transformaciones en esta dimensión generaron
Algo equivalente ocurrió con las organizaciones
modificaciones profundas en la matriz social y en
políticas en el caso peruano, no así en los de Mé-
el perfil de sus actores; en tales condiciones la
xico y Argentina. Fujimori nunca se preocupó por
relación política de liderazgo no podía sino ser
construir un partido político que le sirviera de ins-
diferente. También los dirigentes populistas re-
trumento estable en su relación con el electorado.
currieron a momentos de relación directa con sus
Las siglas partidarias que utilizó durante los diez
seguidores – caso típico el de la plaza llena – o a
años de gobierno funcionaron únicamente en
través de medios de comunicación. Pero éstos
tiempo de elecciones, retornando a la pasividad o
fueron recursos complementarios de un vínculo
desapareciendo entre elección y elección (ARCE,
que presentó como ingrediente permanente la
1996; COTLER & GROMPONE, 2001). Un con-
mediación de un conjunto de organizaciones po-
traste marcado con las situaciones en los otros
pulares con referente de clase: sindicatos, federa-
dos países, donde los aparatos partidarios del PRI
ciones de trabajadores, organizaciones campesinas,
y el Partido Justicialista fueron instrumentos es-
cámaras patronales u otras.
tratégicos tanto de captación de votos como de
Caso paradigmático de esta relación con pú- disciplinamiento parlamentario.
blicos fragmentados son los programas de com-
Ahora bien: lo llamativo del amplio apoyo
electoral recibido por estos dirigentes no es tanto
8 Pese a aceptar para el régimen de Fujimori la definición
el que proviene de los sectores más empobreci-
dos – cuya propia vulnerabilidad usualmente los
de neopopulismo, Grompone (1998) destaca el carácter no
mediado de la relación líder-masas y, en este sentido, su
convierte en masa de maniobra del poder
diferenciación respecto de los regímenes propiamente gubernamental o de “coroneles”, “punteros” o
populistas. “caciques” locales o regionales – como el que fue

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REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 22: 135-151 JUN. 2004

brindado por los grupos sociales de mayores mínimo de estabilidad y seguridad, y la fantasía
ingresos, y en particular por los vinculados al gran de un futuro menos perverso. Y es también el
poder económico. El voto populista nunca fue precio que entregan gustosos los poderosos del
exclusivamente obrero o popular (en sentido so- mercado, como condición política para el
ciológico amplio), pero lo fue en un sentido clara- restablecimiento de la normalidad de los negocios,
mente mayoritario que se agregó a otras mani- la previsión en las transacciones o la ampliación
festaciones de incuestionable y coincidente senti- de los espacios de acumulación. Como el Leviatán
do9. Las clases medias y altas siempre oscilaron de Hobbes, el Estado es total y todopoderoso, y
entre la desconfianza y la oposición, tomando los no existen defensas respecto de él, ni hay más
beneficios que les reportaba la expansión de la derecho que los designios de quien ejerce el
producción orientada al mercado interno, la polí- poder10.
tica crediticia, el crecimiento del consumo y
En la construcción de ese sistema de poder
agraviándose de las incursiones autoritarias del
algunas organizaciones políticas y sindicales que
régimen, del sistema de precios relativos, de la
habían tenido gravitación importante en las
nueva presencia institucional y social de los de
experiencias populistas del pasado desempeñaron
abajo, del mayor poder negociador de los sindica-
papel estratégico. Tanto en México con Salinas
tos, de la irreverencia de los recién llegados. Lo
de Gortari, como en Argentina con Menem, el PRI
novedoso del pluralismo electoral de los pretensos
y el Partido Justicialista funcionaron como eficien-
neopopulismos fue, al contrario, la entusiasta
tes máquinas electorales que aportaron caudales
adhesión de los sectores más acomodados de la
de votos de decisiva importancia en la aritmética
sociedad, empezando por los que habían cons-
de los respectivos comicios. Las grandes orga-
tituido los encuadramientos electorales de las
nizaciones sindicales (la CGT argentina, la CTM
opciones conservadoras y liberales. Las coalicio-
mexicana) resultaron instrumentos vitales para la
nes electorales de estos regímenes agruparon a
consolidación en el poder y la gestión guberna-
los más pobres junto con los más ricos, algo que
mental subsiguiente de ambas experiencias –
tiene poco que ver con las constelaciones
aunque en ambos casos el impacto de las accio-
electorales del populismo.
nes de gobierno en sus bases sociales incidiría en
Con mayor fuerza en unos casos que en otros, el debilitamiento posterior de estas organizaciones
la falta de mediación institucional o corporativa y en el rápido retroceso de su capacidad tradicio-
en la relación líder-masas – a la que también nal para ejercer influencia en la elaboración de
contribuyó el manejo de los medios masivos de políticas públicas más equilibradas. La burocra-
comunicación – dotó a la experiencia de un cierto tización de estas organizaciones – en el sentido
perfil leviatanesco. Los escenarios emergentes de weberiano del término – y su creciente subordi-
la crisis y del ajuste neoliberal se parecen mucho nación como aparatos del Estado no fue repenti-
al estado de naturaleza descrito por Thomas na. En lo que toca a Argentina, así se comportó la
Hobbes. No tanto por esa especie de “sálvese quien CGT en las postrimerías del primer gobierno
pueda” y “guerra de todos contra todos” que se peronista y durante su regreso de 1970-1973; en
lleva a cabo en situaciones de hiperinflación, crac general, las organizaciones sindicales del
financiero, violencia terrorista y competencia peronismo sólo excepcionalmente desplegaron
despiadada por la captación de recursos básicos enfrentamientos abiertos con los gobiernos,
insuficientes y por el aprovechamiento de oportu- incluyendo a los gobiernos militares del periodo
nidades escasas, sino por la vinculación directa, 1966-1973. En lo que respecta a México, el viraje
carente de mediación institucional que se establece impreso por Salinas de Gortari tiene claros prece-
entre los desposeídos y los poderosos. En estos dentes durante el sexenio de Miguel de la Madrid
escenarios el poder deviene absoluto; es el precio (1982-1988), durante el cual el disciplinamiento
que los de abajo deben pagar a fin de alcanzar un tradicional de las organizaciones sociales respecto

9 Vid Schoultz (1983) y Mora y Araujo y Llorente (1980)


para las bases electorales del peronismo entre 1946 y 1973. 10 Fue también un Leviatán muy corrupto: vid por ejemplo
Sobre Perú, vid Tuesta Soldevilla (1994); sobre el ibarrismo Diez Canseco (2002) y Pease García (2003) sobre los
ecuatoriano Burbano y de la Torre (1989): en general Vilas extraordinarios niveles de corrupción y arbitrariedad del
(1994, p. 80-93). régimen de Fujimori.

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¿POPULISMOS RECICLADOS O NEOLIBERALISMO A SECAS?

del Estado no ofreció fisuras relevantes. del Partido Justicialista en México y Argentina,
hasta la derrota de Sendero Luminoso en Perú,
Este conjunto de elementos indica que, además
pasando por el perfil transgresor de algunos de
de los elementos de ruptura y confrontación que
estos dirigentes y su promoción mediática. Se ha
en materia de proyectos políticos, macro-
señalado ya que la estabilidad monetaria o al me-
económicos y macrosociales distinguen al
nos la superación de los episodios hiper-
populismo del llamado neopopulismo, existieron
inflacionarios, así como los programas de com-
algunos ingredientes de continuidad. En particu-
bate a la pobreza, tuvieron impacto electoral posi-
lar el apoyo electoral inicial a este último debe
tivo. Pero es poco más que especulaciones lo que
mucho a la subordinación de aparatos organi-
se puede agregar dada la ausencia de información
zativos y máquinas electorales, y de la simbología
sistemática o de estudios específicos. No puede
tradicional, a una estrategia de acumulación y de
afirmarse sin más que el voto popular estuviera
ejercicio del poder político de claro contraste con
motivado por las reformas – como aseguró con
los referentes históricos del populismo. Al mismo
mucho entusiasmo y pocos datos la literatura vin-
tiempo esta continuidad por encima de contenidos
culada al Banco Mundial (por ejemplo, HAGGARD
ideológicos o doctrinarios permitió sortear las
& WEBB, 1994) – pero es evidente que las refor-
tensiones institucionales provocadas por la crisis
mas y su impacto negativo en materia de distri-
económica y política que enmarcó al surgimiento
bución de ingresos y calidad de vida no fueron
de estas experiencias. Lo mismo que el PAP y las
obstáculo para que los más pobres votaran en el
organizaciones de izquierda en el Perú de 1990,
mismo sentido que los más ricos.
que apoyaron a Fujimori en la segunda vuelta
electoral para prevenir el triunfo de Mario Vargas IV.5. El diseño global del régimen
Llosa, los sindicatos devenidos desde mucho an-
De la mano del reduccionismo, la hipótesis
tes en aparatos de Estado, y las máquinas
neopopulista revela su incapacidad para entender
electorales del PJ y el PRI, fueron el puente
los fenómenos complejos; practica un enfoque
institucional que permitió transitar de un tipo de
descriptivo pero también parcial – una simple
capitalismo en crisis a otro que se prometía más
agregación de aspectos aislados del contexto del
exitoso.
que forman parte y al que el propio régimen
IV.4. Apoyo electoral y reformas neoliberales contribuye a conformar. La jibarización del
populismo a discurso, manipulación y control de
La hipótesis neopopulista esgrime como otro
masas a través de los medios, “deja fuera exacta-
de sus argumentos el voto de los más pobres en
mente lo que debe ser estudiado y debatido: los
apoyo de gobiernos o líderes que ejecutaban drás-
intereses sociales en juego, las relaciones de fuerzas
ticas reformas neoliberales. Mientras que en el
políticas entre tales intereses” (QUIJANO, 1998).
pasado este tipo de reformas había estado
De otro modo carece de sentido llamar neo-
enmarcado por regímenes militares, fraude
populistas a regímenes o liderazgos políticos
electoral, u otras medidas de acotamiento de la
neoliberales que tratan de destruir sistemáticamente
democracia representativa, y unos cuantos
todo aquello que fue conseguido por las luchas
regímenes populistas fueron violentamente
populares y bajo regímenes nacional-populares.
derrocados para dar paso a la ejecución de políti-
En lo que el populismo significó de desarrollo de
cas que hoy llamamos neoliberales, esas políticas
un capitalismo con distribución de ingresos y
son promovidas ahora por regímenes de demo-
amplia organización popular, estos regímenes
cracia representativa.
promueven la concentración del capital, el
La calidad efectiva de estas democracias ha desmantelamiento de servicios públicos estatales,
sido discutida en otros lugares (por ejemplo FRAN- la desmovilización popular y el debilitamiento de
CO, 1998; VILAS, 1999). Simplemente debe las condiciones sociales para el ejercicio de la
señalarse aquí que no existen estudios que avalen ciudadanía. En lo que el populismo fue parti-
con datos que ese apoyo electoral fuera suscitado cipativo, estos regímenes son autoritarios; el efecto
por una intelección ciudadana acerca de las social y políticamente integrador y movilizador del
ventajas y beneficios de una reorganización populismo es en estos regímenes desmovilización,
neoliberal de la economía y de la sociedad, y no marginación y fragmentación; la promoción de
por otros motivos: desde la existencia de un im- grandes organizaciones de clase es ahora
portante núcleo de “voto duro” a favor del PRI y individuación forzosa de las relaciones sociales;

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REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 22: 135-151 JUN. 2004

el capitalismo productivo con distribución de escenarios de crisis, fragmentación del tejido so-
ingresos y crecimiento del empleo fue remplazado cial y desmovilización popular, configuran esos
por la desindustralización, el deterioro de los mer- regímenes políticos que por recurrir periódica-
cados de trabajo y la especulación financiera; el mente a elecciones siguen siendo considerados
Estado regulador fue transformado en Estado democracias, pero por su manipulación de las
privatizador. instituciones y por su infrecuente concentración
de poder son adjetivadas como delegativas –
Podría uno decir: mucho neo y poco popu-
aunque muy a menudo se esté en presencia de
lismo. Pero tampoco mucho de neo, porque los
usurpaciones consentidas más que de delega-
contenidos centrales de las políticas ejecutadas por
ciones.
estos regímenes forman parte desde hace más de
medio siglo del repertorio de preferencias de buena Tampoco hay un sesgo ideológico ineluctable
parte de las élites económicas latinoamericanas y en estas democracias delegativas. Los casos que
de las recomendaciones de los organismos finan- sirvieron de referencia a la elaboración del concepto
cieros multilaterales. Lo interesante del caso es (Salinas, Menem, Fujimori) son claramente de
que esas propuestas hayan podido ser insertadas derechas, pero la política latinoamericana brinda
en los procesos electorales e implementadas por también ejemplos de otro perfil. Tenemos el caso
gobiernos surgidos de ellos, para dar cuerpo a lo de Hugo Chávez en Venezuela, y más reciente-
que ha venido en denominarse democracias de mente, e hipotéticamente, de Lucio Gutiérrez en
mercado. Más allá de lo que indica de sorpresa, el Ecuador. En ambos están presentes los elementos
prefijo neo no refiere a algún rasgo novedoso y formales que definen a este tipo de régimen: res-
diferencial de los regímenes supuestamente neopo- puesta a crisis institucionales prolongadas;
pulistas respecto del populismo “tradicional”. Lo vulnerabilidad y pérdida de representatividad de
novedoso en todo caso correría por cuenta de la los partidos políticos tradicionales; conducción
promoción de un diseño macroeconómico y social política fuertemente personalizada; relación líder-
opuesto al diseño propio del populismo. Es decir: sectores populares no mediada o débilmente me-
de todo lo que es contrario al populismo. El neopo- diada por estructuras organizativas. Pero a dife-
pulismo sería en realidad antipopulismo – como rencia de sus homólogos de derecha, estos otros
plantea, sin eufemismos, la literatura difundida por muestran en las intenciones, ya que no siempre
el Banco Mundial y otras agencias financieras en los resultados, un mayor compromiso con la
multilaterales (por ejemplo, BURKI & EDWARDS, redistribución de ingresos, la movilización y el
1996) – sin perjuicio de algunos ingredientes de potenciamiento de las clases populares, y una po-
continuidad instrumental señalados en páginas lítica exterior de mayor autonomía respecto de
anteriores. las configuraciones predominantes de poder12.
El supuesto neopopulismo de estos regímenes V. CONSIDERACIONES FINALES
resulta una forma diferente de designar a lo que
Ni los escenarios socioeconómicos, ni su arti-
O’Donnell llamó en su momento “democracias
culación en la matriz institucional del Estado, ni el
delegativas”: modalidades de ejercicio de la domi-
tipo de relación dirigentes-seguidores, ni el diseño
nación política que ocuparon, sin poder explicar
global del régimen delegativo o supuestamente
muy bien por qué, el lugar que en el esquema de
neopopulista y los intereses que él promueve,
las transiciones a la democracia debía haber
guardan una relación significativa con el popu-
correspondido a un régimen democrático repre-
lismo. Un régimen político es mucho más que un
sentativo consolidado11. El liderazgo fuertemente
conjunto de elementos determinados susceptibles
personalizado, las transgresiones simbólicas, la
de combinaciones contingentes. Es una estructura
relevancia acordada a la dimensión mediática de
de poder orientada hacia objetivos definidos en
la relación con el público – la política como es-
función de intereses. La política tiene que ver, ante
pectáculo –, el acotamiento o supresión de la auto-
todo, con la organización y la conducción de una
nomía de las organizaciones sociales, todo ello en
sociedad en función de determinados objetivos e
intereses, y por lo tanto con la configuración de
11 Vid O’Donnell (1992; 1993; 1996) y las críticas de
Weffort (1992) y Franco (1998). La identificación entre
ambas cosas es explícita en McClintock (1996). 12 Sobre el caso de Chávez en Venezuela vid Vilas (2001).

147
¿POPULISMOS RECICLADOS O NEOLIBERALISMO A SECAS?

las relaciones de poder. En el fondo, la debilidad amistosas al mercado – como es evidente cuando
de la hipótesis neopopulista deriva de ignorar este se compara la benevolente reacción ante el
tipo de cuestiones. “autogolpe” de Alberto Fujimori con el apoyo al
frustrado golpe de Estado contra Hugo Chávez. A
El surgimiento de regímenes políticos de fuerte
la inversa, la legitimación popular de esos mismos
concentración del poder en liderazgos de alto per-
regímenes está en relación directa a su capacidad
fil personal está relacionado con un conjunto va-
para diseñar vías diferentes de desarrollo que
riado de factores, de desigual peso de acuerdo a
aseguren un cierto bienestar, o al menos para
las cambiantes circunstancias. Elemento común
amortiguar el impacto desintegrador de las refor-
a todos los países a los que la hipótesis neopopulista
mas en curso.
se refiere, es la serie de tensiones, conflictos,
acuerdos y enfrentamientos en torno a la En ambos tipos de casos parece claro que el
implementación de la restructuración económica funcionamiento previo del sistema político
y social en clave neoliberal, sea para impulsarla o presentó limitaciones para hacerse cargo de las
para revertirla o para instalar estilos diferentes de demandas e intereses cruzados que le formuló la
desarrollo. Hay, en este sentido, un encuadramiento sociedad. En escenarios de fuerte tensionamiento
histórico y estructural bastante preciso. La y de abierta conflictividad social, de pérdida de
promoción de esas transformaciones o la lucha gravitación institucional de algunos actores – por
contra ellas han sido, en las dos décadas recientes, ejemplo el movimiento obrero, los sectores
el eje central de la política latinoamericana y el empresariales orientados hacia el mercado inter-
marco en que esos regímenes han cobrado vuelo. no o beneficiarios de subsidios y estímulos
gubernamentales, fracciones de las clases medias
En su origen, estos regímenes expresan la
– y surgimiento de actores nuevos que compiten
frustración de amplios sectores de población ante
por posiciones de poder o por lo menos por un
el resultado de algunas experiencias democráticas
lugar bajo el sol – nuevos pobres, sector informal
previas. Las expectativas generadas por los
urbano, empresarios ligados al poder económico
gobiernos de Alan García en Perú, Raúl Alfonsín
externo, a la expansión y la especulación financiera,
en Argentina, o el segundo Carlos Andrés Pérez
nuevos segmentos del sector servicios o de
se desvanecieron ante el deterioro de las
tecnologías de punta... – la preservación de un
condiciones de vida de buena parte de los secto-
mínimo de unidad y de conducción del conjunto
res populares, su incapacidad para enfrentar a los
social incluye normalmente la concentración de
grupos de poder económico, el incumplimiento
los instrumentos y recursos del poder estatal.
de compromisos electorales, e incluso sus
incursiones en hechos de corrupción. Es decir, En conjunto, estos regímenes políticos son
las mismas razones que fundamentaron las masivas respuestas que las sociedades se dan cuando las
movilizaciones y protestas populares en Ecuador instituciones convencionales de la democracia re-
contra los gobiernos de Abdalá Bucaram y de Jorge presentativa se muestran ineficaces para procesar
Jamil Mahuad, que llevaron a la renuncia de el conflicto generado en torno a los embates del
Fernando de la Rúa en Argentina, que pusieron en capitalismo globalizado. Sobre todo, para respon-
jaque la segunda presidencia de Sánchez de Losada der, en esas coyunturas, a las demandas de las
en Bolivia, y forzaron la huída del propio Alberto clases populares. Porque lo que está en el fondo
Fujimori y el fin de su aventura. de la cuestión es la insoslayable participación de
las clases populares en cualquier régimen político
Estos regímenes también dan testimonio de la
que hoy por hoy aspire a un mínimo de estabilidad.
tensión entre las demandas populares de bienestar
Esa participación puede ser como actor protagó-
e integración por un lado, el impacto marginador
nico o como masa de maniobra; puede expresarse
del ajuste por el otro, y la necesidad de mantener
como cuerpo electoral o como clientela de pro-
algunas formas democráticas por razones de po-
gramas de contención social. Pero no puede ser
lítica internacional. Desde la perspectiva de los
ignorada, y las modalidades que en definitiva ella
grupos de poder económico y de los gobiernos de
asume, sus alcances y contenidos, gravitan en el
los países en los que las grandes corporaciones
diseño institucional del Estado, en la configuración
tienen sus matrices, el criterio que legitimó o
de los escenarios políticos y en los modos de
deslegitimó a esos regímenes fue su eficacia para
desenvolvimiento de las relaciones de poder.
impulsar reformas económicas e institucionales

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REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA Nº 22: 135-151 JUN. 2004

Carlos M. Vilas (cvilas@ciudad.com.ar) é investigador do Instituto Nacional de la Administración Públi-


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