La autora Sandra Carli en su texto "De la familia a la escuela",cap 1 "La
infancia como costrucción social" intenta ubicar las cuestíones de la infancia desde una mirada histórica nacional resaltando una profunda discontinuidad en las estrategias políticas, cuyos efectos inciden directamente en las manera de concebir al niño. El período inicial es el que corresponde a las primeras décadas del siglo,en el cual tanto la divulgación de las ideas y propuestas pedagógicas del Movimiento de la Escuela Nueva como del psicoanálisis dan lugar a un reconocimiento del niño y a un conjunto de críticas a los adultos por oprimir su espontaneidad y sus intereses. El niño comenzó a ser objeto de miradas disciplinarias que toman como objeto de análisis la naturaleza propia del niño y discuten el fenómeno de la autoridad escolar,postulando la importancia del estudio del niño y de la renovación de metodologías,planes de estudio y normas escolares. El segundo período es el que corresponde a las décadas del '60 y del '70,durante las cuales se configura un nuevo imaginario sobre la infancia a partir de la divulgación de distintas corrientes psicológicas y psicoanalíticas,de la pedagogía de la autogestión, la psicología genética,la pedagogía antiautoritaria,la literatura infantil. La infancia es analizada por un conjunto de disciplinas frente a una sociedad que comienza a transformarse en forma acelerada desde el punto de vista social,cultural y político. Los niños se tornan objeto del mercado, de los medios masivos, de la publicidad, pero también de nuevas políticas.Si bien el mercado u otro fenómeno modifican las identidades de niños y adultos,no eliminan las posiciones diferenciales que unos y otros ocupan en todo proceso de transmisión. Tal como señalo Freud, la brecha entre nuestra memoria de infancia, siempre atravesada por la represión y por la amnesia, y el presente de los niños debería dejar de ser motivo de repetición y de una nostalgia conservadora para convertirse en argumento para restituir a niños y educadores una nueva condición de sujetos. Algunos autores sostienen que los medios masivos de comunicación barrieron con el concepto de infancia construído por la escuela. El borramiento de las diferencias entre niños y adultos es un fenómeno cultural provocado por el impacto del universo audiovisual y también puede explorarse en el terreno social. La vida cotidiana de amplios sectores de niños no se distingue de las de los adultos en la medida en que comparten cuerpo a cuerpo la lucha por la supervivencia. El trabajo infantil,los chicos de la calle, son fenómenos que indican experiencia de autonomía temprana, una adultización notoria y una ausencia de infancia. Las infancias se configuran con nuevos rasgos en sociedades caracterizadas,entre otros fenómenos,por la incertidumbre frente al futuro,por la caducidad de nuestras representaciones sobre ellas y por el desentendimiento de los adultos, pero también por las dificultades de dar forma a un nuevo imaginario sobre la infancia. Esta infancia resulta ser ignota,compleja,por momentos incomprensible e incontenible desde las instituciones.Para revertir dicha situación es necesario volver a construir una mirada de los cuerpos y las almas de los niños y, a su vez, por parte de los adultos se debería redefinir su propia ubicación en una sociedad compleja.El tiempo de infancia es posible si hay prolongación de vida en el imaginario de una sociedad. Pensar la infancia supone previamente la posibilidad de que el niño devenga un sujeto social que permanezca vivo, que pueda imaginarse en el futuro, que llegue a tener historia. El niño debería ser la prolongación de la familia,un brazo o propiedad de ella, o un sujeto de un nuevo orden social público. La posibilidad de ese tiempo de infancia requiere pensar un tiempo de vínculos entre adultos y niños en el que la erosión de las diferencias y de las distancias no devenga obstáculo epistemológico o material para la configuración de una nueva mirada pedagógica que permita la construcción de otra posición del adulto educador. Educar en la sociedad contemporánea requiere en buena medida volver a considerar al niño como un sujeto en crecimiento,como un sujeto que se está constituyendo que vive,juega,sufre y ama en condiciones más complejas,diversas y desiguales. La escuela favoreció la constitución de una cultura pública que incidió generacionalmente en el quiebre de la sociedad patriarcal, en la lucha por un horizonte de ciudadanía democrática y en la posibilidad de construir una sociedad integrada desde el punto de vista cultural. Los niños se inscribieron, a través de la escuela, en un orden público. A partir de allí el niño quedó capturado en buena medida por la escuela; la infancia se convirtió en el punto de partida y el punto de llegada de la pedagogía. En fin, la población infantil ha dejado de ser concebida como una pomesa para el futuro;los procesos de globalización económica y las políticas neoliberales han generado un cambio sustantivo, que dio lugar a complejas combinaciones entre reconocimiento de los derechos del niño y políticas represivas, entre discursos universalistas y convalidación de la exclusión social de amplios segmentos de la población infantil. Podemos sostener que durante el siglo xx se ha producido un pasaje de la búsqueda de sujeción de los niños a las instituciones a su desujeción por la crisis de éstas. La escuela pública, entre otras instituciones, se ha resignificado en estas últimas décadas como un espacio privilegiado para la población infantil en un contexto de desintegración social,diversidad cultural y fuertes cambios respecto del sentido de lo público. Ya no es la escuela la que produce "las" definiciones acerca de la infancia o discute críticamente las definiciones heredadas, sino que son los niños los que desafían a redefinir las escuelas.Los adultos tendrían que comenzar a ser una mirada contructora de futuros que potencie tanto las demandas como las autocríticas, la imaginación pedagógica y la toma de decisiones relacionadas con el cuidado y la orientación de las trayectorias escolares de los niños. Mariana Karol, en el Cap.3 "La constitución subjetiva del niño" plantea la importancia de la escuela como una institución fundamental en la vida de los niños que da cuenta del pasaje del mundo de lo privado a lo público. En ese pasaje se pone en juego aspecto de la constitución psíquica del niño y de la continuidad de lo social. Para ello debemos tener en cuenta, que el sujeto pasa por un proceso de transición de un mundo endogámico a un mundo exogámico;en otras palabras el pasaje que transita el sujeto desde el núcleo familiar a la sociedad. Al situar al ser humano en un campo social,conocido como contexto de crianza, inicia una socialización primaria que se da a través de la función materna, es aquí donde interviene otro que lo nutre de significado y lo acompaña en el cuidado de sus necesidades básicas;esto es lo que se conoce como metonimia del todo.Los primeros tiempo en la vida de un niño dependen del contacto con su madre o con quién ejerza esa función,y transcurre a partir de ellos. El mundo se presenta por contacto. Este hace referencia a la instauración de la sexualidad que se define como cantidades, como tensiones que se instauran. Se trata del placer, de la pulsión de la exigencia de trabajo que esta produce. Por otra parte la función paterna, es la encargada de efectivizar la separación entre la madre y el bebé. Allí el padre es el representante de la ley que cumplirá una función de corte y propiciara la salida al campo social introduciendo objetos que anticipan al mundo exogámico. De modo que al hablar de una socialización secundaria el lenguaje es una herramienta primordial porque le permite al sujeto comenzar hacer su propio interprete, y su propio anunciante y a socializar con otros. Aquí entra en juego la función de la escuela;que por ser portadora de una legalidad distinta de la del cerco familiar y por ser una institución que posee sus propias reglas y normativas, muchas veces opera en los niños como la función ordenadora y de ley. Para finalizar la autora menciona que la institución educativa sigue operando como lugar de pasaje fundamental en la vida de un niño. Su ingreso a la escuela,la confronta de entrada con una legalidad diferente de la del grupo primario;el maestro es una figura de investimiento y el depositario de un acervo cultural e institucional para el niño y su familia. La escuela sigue siendo el lugar de oferta de objetos sustantivos por excelencia. Lo que se ofrece como objeto no puede ser ni totalmente idéntico a lo inscripto, ni absolutamente ajeno a lo que trae, ya que el sujeto carecería de recursos para aprehenderlo. En este difícil equilibrio se inscribe la institución escolar, entre la recuperación de la singularidad y la transmisión de lo universal, entre lo viejo y lo nuevo, entre lo conocido y lo desconocido.