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Gabriel Arnaiz
gabriel.arnaiz@gmail.com
Un taller de filosofía es una nueva forma de enseñar filosofía en la que se acentúa más
el proceso de construcción del pensamiento que el resultado del mismo, haciéndose más
hincapié en el propio acto de filosofar –lo verdaderamente importante- que en la memorización
de una serie de conceptos y de autores –lo accidental-. A un taller filosófico se acude
fundamentalmente para hacer filosofía, no para aprender aquello que los grandes filósofos
dijeron sobre tal o cuál tema (que es, por otra parte, casi la única forma que concebimos de
“aprender filosofía”), es decir, para poner en práctica mediante el debate con otras personas
nuestra capacidad de reflexión y de crítica. Y de eso trata esencialmente la filosofía. El objetivo
de un taller de filosofía consiste en “aprende a filosofar”, en desarrollar nuestra capacidad
innata de pensamiento y perfeccionarla, y no tanto en “aprender filosofía”. Se pretende
convertir en realidad esa célebre máxima kantiana que afirmaba que “no se puede aprender
filosofía, sino sólo aprender a filosofar”. Brenifier ha desarrollado una serie de técnicas y
estrategias que aplica con indudable maestría en diversos contextos (cafés filosóficos, talleres
filosóficos, consulta individual, cursos de formación, etc.) y con diferentes tipos de personas[1].
Nuestra respuesta será negativa si entendemos por filosofía únicamente aquello que
tradicionalmente se viene considerando en nuestro país como tal; es decir, la disciplina que
estudia la historia de los distintos sistemas filosóficos y de los autores que los concibieron y que
únicamente se debe y puede estudiar durante los años de bachillerato. El diálogo en clase no
enseña filosofía, sino que pretende ayudar a los profesores que lo lean a desarrollar y
perfeccionar unas técnicas y estrategias para filosofar con sus alumnos, tengan éstos la edad
que tengan, ya sean éstos alumnos de educación infantil, de primaria o de bachillerato.
La utilización del debate con niños con intenciones filosóficas no es una idea que se le
haya ocurrido al autor de este libro. Inicialmente, fueron Mathew Lipman y Ann Sharp quienes
en los años ochenta diseñaron un completo programa educativo para enseñar a filosofar a los
niños a través de una serie de “novelas filosóficas” que escribieron para cada franja de edad [5].
Estas novelas eran el estímulo para provocar unos debates de naturaleza filosófica entre los
propios alumnos. El movimiento se ha extendido por todo el mundo, y es aplicado en cientos de
escuelas en más de treinta países. En España, este enfoque ha sido introducido por Félix
García Moriyón[6] y se ha desarrollado de diversas formas y por diversos autores, siendo el
grupo de Barcelona uno de los más activos e innovadores[7]. En otros países con una mayor
tradición filosófica, como en Inglaterra, el grupo liderado por Karin Murris y Joanna Haynes [8] ha
adoptado la innovadora propuesta que implica este enfoque, su concepción práctica y grupal de
la filosofía, pero introduciendo ciertos cambios importantes y prescindiendo de las novelas
iniciales escritas por Lipman. Los franceses[9], por su parte, siempre reacios a aceptar cualquier
innovación foránea, han adaptado este metodología según su peculiar idiosincrasia,
extendiendo este enfoque a otros públicos (adultos, personas mayores, amas de casa, etc., es
decir: a todos los ciudadanos) y a otros contextos (cafeterías, bibliotecas, asociaciones, medios
de comunicación, etc., es decir: a todos los lugares públicos), creando y popularizando los
cafés filosóficos y los talleres de filosofía, y ampliando así esta nueva concepción de práctica
de la filosofía del estrecho marco de las aulas a la generalidad de la población.
Exactamente igual que los adultos, a través del debate formalizado, y con mucha
paciencia y mucho tacto. ¿Puede efectivamente conseguirse? Por supuesto, siempre y cuando
el enseñante esté suficientemente formado en esta modalidad de enseñanza. Brenifier imparte
cursos de formación por todo el mundo donde muestra practicando sus distintos talleres y cómo
aplicar de forma exitosa los consejos y técnicas que desarrolla en este libro con diversos tipos
de público, ya sean niños, adolescentes o adultos[10].
¿No es acaso la filosofía una materia exclusivamente para adultos? ¿Cómo conseguir
esa especie de “cuadratura del círculo”: el que los niños filosofen entre ellos? A través de una
formalización y depuración de la técnica del debate. Todas las personas pueden practicar la
filosofía de forma natural, es decir, todos somos en cierta medida filósofos por naturaleza.
Todos nos planteamos preguntas -y particularmente los niños- cuya respuesta anhelamos
saber, y buscamos el por qué de “las cosas que nos suceden”. Todos, y muy especialmente los
niños, nos sorprendemos alguna vez y tenemos curiosidad por saber la razón por la que
“suceden las cosas”. En principio, todo el mundo es capaz de pensar (de forma más o menos
tosca), pues todas las personas manejamos en nuestra vida cotidiana ideas, nociones y
pensamientos de todo tipo. Todos tenemos múltiples opiniones sobre las cosas que nos rodean
y que nos suceden. Y los niños también. Estas opiniones provienen del ambiente que nos
rodea, de nuestro entorno familiar y cultural, y a veces, también incluso de nosotros mismos. E
ingenuamente consideramos que estas opiniones en las que estamos son absolutamente
ciertas, son la auténtica realidad. O como diría Ortega y Gasset: “las ideas se tienen, en las
opiniones se está”. Con esta frase, el filósofo madrileño quería acentuar este rasgo que
nosotros estamos mencionando, el hecho de que no solemos ser conscientes de que ciertas
“certezas” que consideramos indiscutibles no son más que opiniones -doxa, en griego-, es
decir, “opinión común”.
¿En qué consiste eso de filosofar?
Filosofar consiste en confrontar esta opinión común con lo extraño, con la paradoja
(para-doxa), con la opinión que nos inquieta, que nos sacude, que tambalea nuestras certezas.
La filosofía consiste en dialogar con los ciudadanos corrientes, confrontando sus opiniones, sus
certezas individuales, con otras opiniones diferentes. Filosofar consiste, según Óscar, en
“trabajar la opinión, en moldearla como si se tratase de arcilla, para convertirla en algo
problemático y que así salga de su estatus de evidencia petrificada; es decir, para tambalear
por un momento la certeza de su indiscutible verdad”[11].
La filosofía deja de ser una materia específica y elitista que debe ser exclusivamente
impartida a los alumnos de bachillerato, centrada principalmente en transmitir una serie de
conocimientos a través del monólogo del profesor, y se convierte más bien en un arte: el arte
de formular buenas preguntas, el arte de escuchar verdaderamente al otro; en una técnica, la
de la atención; en una disciplina y una ascesis, en una lucha, en una gimnasia, en unos
ejercicios que pueden aplicarse a todo tipo de públicos por cualquier tipo de enseñante. La
filosofía entendida eminentemente como el perfeccionamiento de una práctica (de una actitud
determinada y unas competencias específicas: identificar nuestro discurso, realizar un análisis
crítico y distinguir los conceptos en juego), como una forma de vida, como una propedéutica.
El diálogo con los otros nos sirve para poner a prueba nuestro propio discurso,
nuestras opiniones y certezas individuales y para poner de manifiesto nuestros presupuestos
teóricos, nuestras “patologías filosóficas” individuales. Para Óscar, cada opinión es un reflejo
de una perspectiva diferente sobre la realidad, de una forma específica de concepción del
mundo, y por lo tanto, un reflejo de una patología filosófica singular.
Ése es el objetivo que pretende alcanzar su autor con este libro, El diálogo en clase
Brenifier nos explica cuáles son los pasos para llevar a cabo una discusión filosófica con un
grupo de personas, normalmente alumnos de secundaria, y algunas de las técnicas que él
utiliza para dinamizar una clase, prescindiendo del enfoque tradicional que se sustenta
principalmente en la “clase magistral” y en el monólogo del profesor. Los ejercicios que nos
plantea incluyen innovadoras propuestas para trabajar grupalmente un texto, o para corregir
colectivamente un trabajo o para cuestionar todos juntos una hipótesis de partida o para crear
conjuntamente una historia. Propuestas todas ellas que Brenifier nos propone desde la
seguridad que otorga el saber que han sido puestas en práctica durante muchos años y que
efectivamente funcionan, a pesar de lo extrañas o estrambóticas que nos puedan parecen,
acostumbrados como estamos por estas tierras al libro de texto y a la lectio al más puro estilo
medieval.
La primera parte del libro está dedicada a establecer los fundamentos teóricos de las
propuestas anteriormente mencionadas; es aquí donde el autor despeja los posibles reparos,
reticencias y prevenciones que los profesores más ortodoxos puedan albergar con respecto a
esta dinámica eminentemente dialógica. Brenifier nos recuerda que este enfoque metodológico
subraya más el proceso de investigación en común que el resultado producido, por lo que el
“trabajo en sucio” es más importante que el producto final -el “trabajo en limpio”-; así que el
profesor deberá arriesgarse a “perder el tiempo”, reproduciendo los procesos de aprendizaje
que han dado lugar a las ideas y conceptos fundamentales del pensamiento, en lugar de
explicar el resultado del problema. O como diría nuestro Ortega, antes de enseñar una
determinada disciplina deberíamos provocar en el alumno la curiosidad por aprender ese
materia que se va a aprender. Oscar nos recuerda, igual que Popper, con una singular
pedagogía del error, la enorme importancia de que los alumnos aprendan de la práctica de los
“errores de pensamiento” que se van cometiendo a lo largo de la discusión, pues sólo así serán
capaces verdaderamente de aprender. En conclusión, la primera parte de Enseñar mediante el
debate pretende ser una justificación teórica de la metodología a utilizar, de la necesidad de
ejercitar de forma continuada la práctica del pensamiento, de incitar a filosofar colectivamente,
de aprender de la confrontación con los otros y con nosotros mismos, en suma, de aprender
esencialmente desde la práctica y no únicamente desde la teoría.
En la segunda parte del libro, Óscar nos propone cinco grandes tipos de ejercicios
filosóficos (con numerosas variantes en cada uno de ellos y adaptaciones a diversas
circunstancias) con los que conseguir que nuestros alumnos profundicen en su pensamiento,
cinco modalidades para ejercitarnos filosóficamente y con los que ponerlos a prueba: 1) El arte
de preguntarse mutuamente, 2) Aprendemos a leer un texto, 3) Preguntémosle a quien
pregunta, 4) Cuéntanos una historia y 5) La corrección mutua.
Y todo ello sin mencionar ningún autor consagrado, ningún concepto filosófico expreso,
ninguna corriente filosófica abstrusa.
El libro está pensado para ser utilizado tanto en las clases de ética y filosofía de
secundaria y bachillerato, aunque puede ser aplicado en otras asignaturas (Lengua, Ciencias
Sociales, Religión y “Alternativa”[12], Matemáticas y Ciencias Naturales, Lenguas Extranjeras,
etc.), en diversos niveles (primaria, infantil, etc.) y en contextos diferentes (educación de
adultos, tutorías de la ESO, aulas de la experiencia, niños con dificultades, etc.); es decir, en
todos aquellas situaciones en las que estemos interesados en la adquisición de unos
determinados procedimientos y actitudes –por ejemplo, potenciar la capacidad de reflexión y
crítica-, o cuando deseemos obtener un auténtico aprendizaje significativo. El autor nos
recuerda una y otra vez que esta modalidad de enseñanza es un proceso lento, que requiere
de mucho tiempo y paciencia para que los mecanismos intelectuales que pretende conseguir
se implanten efectivamente en los alumnos, y en donde el resultado es menos importante que
el propio proceso de aprendizaje. Platón se refería a este tipo de enseñanza como “el método
largo”, imprescindible para que el aprendizaje se interiorice de forma vivenciada, frente al
“método corto”, más centrado en la mera asimilación de datos y nociones, sin ninguna
implicación personal del alumno. Este procedimiento largo se refleja claramente en los primeros
diálogos socráticos –por ejemplo, en El Menón- en los que el viejo Sócrates pacientemente
dialoga con su interlocutor, interpelándolo, confrontándolo con sus contradicciones y
ayudándole a descubrir sus “falsas creencias”. El autor privilegia con este innovador enfoque
eso que en el currículum oficial se denominan contenidos procedimientales y actitudinales,
frente a los tradicionales contenidos conceptuales, basados en la mera transmisión de unos
determinados conocimientos.
¿Quién es Óscar Brenifier?
Hoy en día, el autor de El diálogo en clase es uno de los filósofos más destacados –
tanto en el ámbito teórico como en el práctico- en el campo de la didáctica de la filosofía y en
concreto en el recurso del debate como método pedagógico. Desde 1999, es el responsable de
L´Àgora, la revista internacional sobre didáctica de la Filosofía más importante del momento y
punto de referencia ineludible para toda persona interesada por estos temas[13].
Pero Brenifier no sólo imparte talleres y cursos a diversos colectivos y escribe artículos
en revistas especializadas, su labor como filósofo práctico[25] abarca otras muchas actividades.
A mediados de los noventa fundó un “periódico filosófico” para todos los públicos: una
revista mensual muy similar a otras que se pueden encontrar en los quioscos de otros países
(por ejemplo, la Filosofie Magazine[26] en Holanda, o The Philosopher´s Magazine[27], en
Inglaterra). Su Vilain Petit Canard -El Patito Feo, en homenaje a ese célebre cuento de
Andersen- es un referente indispensable para todo filósofo práctico. Esta revista que el autor
dirigió, con la colaboración silenciosa e inestimable de su mujer, Isabelle Millon, se concibió con
el objetivo de otorgar “la palabra al pueblo”; de que todas aquellas personas que no disponen
de la oportunidad de expresarse en los medios de comunicación de masas pudiesen comunicar
su pensamiento, sus ideas y sus reflexiones. Un periódico de contenido filosófico para todos los
públicos y elaborado por su propio público, compuesto de poemas, dibujos, reseñas de libros,
de películas y de obras de teatro, de artículos de opinión, de narraciones filosóficas, y
fundamentalmente de pequeños artículos ensayísticos, que más bien tenían las características
de una columna. Él y su mujer, responsables de la selección de los textos y de la edición,
cuidadosamente seleccionaban cada mes, entre los cientos de colaboraciones que recibían por
correo, aquellos artículos que les enviaban sus lectores para componer esa pequeña gran
“obra de arte” que fue El Patito Feo. La revista, después de siete años de ininterrumpida
presencia en los quioscos franceses, desapareció hace tan solo un par de años. Los autores,
exhaustos de tanto trabajo, decidieron poner fin al proyecto.
Junto con El patito Feo, y Singulier/Pluriel (una revista de ensayo filosófico para un
público más especializado, de edición trimestral, precedente en cierta medida de lo que luego
sería Diotime L´Agora), Brenifier organizó también durante varios años un concurso de
“narraciones filosóficas” para jóvenes y adultos en diversos formatos (diálogo, narración,
cuento, ensayo propiamente dicho, etc.).
¿Un programa filosófico de radio?
Durante esas fechas, también dirigió varios programas filosóficos en emisoras de radio
locales[28]. Por ejemplo, el programa de radio que condujo con Maître Colette en la emisora local
Radio Alpha, en Sarthe, de 9.30 a 11 de la noche, cada quince días, en el que invitaba a
personas de distintas profesiones (médicos, deportistas, coleccionistas, actores, pintores,...) a
debatir filosóficamente sobre un tema determinado de antemano[29].
Asimismo, desde hace más de cinco años, Brenifier practica también una peculiar
forma de orientación filosófica individual[30]. Con el término de “orientación filosófica” –y
siguiendo las coordenadas del Grupo ETOR[31] de Sevilla-, denominamos el proceso mediante el
cual un filósofo utiliza estrategias y herramientas filosóficas para ayudar a una persona a
“resolver” sus problemas personales, aunque nosotros diríamos más bien a “disolver” sus
problemas, a contemplarlos desde una nueva perspectiva.
Empezaremos por los ocho libros de la colección L´Apprenti Philosophe (El aprendiz de
filósofo). Esta colección, publicada por la editorial Nathan, abarca ocho temas o “bloques de
contenido” diferentes[33]. La estructura de estos ocho libros es esencialmente la misma; el núcleo
está compuesto por la recreación de un diálogo entre un joven, Víctor, y una amiga filósofa,
Eloísa, que, a modo de partera socrática, le va ayudando a pensar por sí mismo, a aclarar sus
ideas y a detectar sus errores de pensamiento (eso que en lógica informal se conoce como
falacias) mediante una sutil mayéutica. Como dice el autor en el prefacio: “Proponemos este
diálogo como un instrumento con el que podrás entrenarte en filosofía, al mismo tiempo que el
protagonista. Víctor debe aprender a plantearse algunos interrogantes y a pensar por sí mismo;
debe adquirir el hábito de cuestionar sus creencias y nociones adquiridas, y a partir de sus
propias ideas, aprender a formular preguntas, a aprovechar sus intuiciones y también a sacarle
partido a sus errores. […] Nuestro objetivo reside en que el aprendiz de filósofo se entrene
elaborando su propio pensamiento filosófico, confrontándose consigo mismo y con los demás”.
Cada libro –que comprende un “bloque temático” diferente- , está dividido a su vez en ocho
breves diálogos, de unas seis páginas cada uno, que funcionan a modo de capítulos donde se
desarrolla socráticamente un aspecto o problema del tema que están abordando, y en los que
Eloísa va ayudando a Víctor a salir poco a poco del laberinto de su caverna de opiniones
embrolladas. Estos mini-diálogos van acompañados de anotaciones en los márgenes para
asegurar un mejor aprovechamiento de la lectura del diálogo y para ubicar ésta dentro de un
contexto filosófico.
Hay que decir que estos ocho libros de Óscar presentan una solidez solo comparables
a las obras de Lipman, puesto que su propuesta combina perfectamente la seducción literaria
(al recurrir al artificio de la narración dialogada) y el rigor filosófico, al vincular la discusión con
el instrumental lógico necesario para ir desbrozando los conceptos, explicados al final del
capítulo y con los textos de los grandes filósofos. En resumen, una propuesta didáctica mucho
más interesante y recomendable para los alumnos de secundaria que las obras más conocidas
de otros autores con más renombre –autóctonos y foráneos- que carecen de las virtudes de los
libros de Oscar y que demuestran que, en el fondo, no son el resultado de la praxis docente ni
de una cuidada reflexión sobre ella. Una colección ideal para utilizar como material de trabajo
en las clases de Filosofía de 1º de Bachillerato, o como libro de lectura voluntaria, o inclusive
en las clases de los primeros cursos de la Facultad, si es que éstas alguna vez pierden su
carácter de clase magistral y se abren a otros enfoques más enriquecedores. A través de todas
sus páginas, unas setecientas en total, se percibe claramente el gran dominio adquirido como
consecuencia de las muchas horas de clases, de cafés filosóficos y de talleres (no hace falta
más que verle dirigir uno) que el autor ha animado a lo largo de su dilatada trayectoria
profesional, pues sus libros rezuman la sabiduría de los grandes maestros, de los grandes
docentes.
Nos encontramos, como con la colección anterior, ante unos libros muy sólidos, donde
se palpa el peso de la vigorosa praxis docente que los sostiene, de ahí la fertilidad de su
propuesta y la riqueza de las preguntas planteadas. A pesar de su sencilla apariencia, les diré
que, para los docentes que llevamos bastantes años embarcados en este enfoque, buscando la
formulación adecuada de las preguntas que inciten la reflexión, nos encontramos ante unos
libros nada fáciles de escribir, muy al contrario. Reitero, detrás de Oscar, a diferencia de otros
autores, hay mucho trabajo con los verdaderos destinatarios de sus libros: en este caso, los
niños.
Ojalá encontremos algún editor en España que se arriesgue a traducir este tipo de
obras filosóficas para los más pequeños, pues aunque en nuestra lengua no existan todavía
muchos títulos, pensamos que todavía está por publicar el libro que verdaderamente conecte
con el público infantil, y esos libros pueden ser los de Brenifier, pues están basados en su
contacto frecuente con niños de todos los rincones del mundo[35].
A mi juicio, los libros de iniciación filosófica de Brenifier son superiores a otros libros
similares publicados en lengua española, puesto que los libros de Óscar están pensados
-especialmente los destinados a los niños- para propiciar el diálogo, ya sea entre padres e
hijos, entre compañeros, dentro del aula o fuera de ella; son libros para leer con otra persona y
que el pensamiento “despegue”; son libros para desencader la reflexión en grupo. Los otros,
suelen ser libros donde se ofrecen respuestas; en cambio, Óscar, nos plantea preguntas y nos
pide que pensemos por nuestra cuenta. Eso es verdadera filosofía.
¿Filosofía práctica?
El propósito que ha impulsado la traducción de este libro, así como el de otros artículos
de temática similar que hemos publicado[38], pretendemos que el público español e
hispanoamericano conozca una forma nueva de concebir la filosofía, eso que
internacionalmente ya empieza a conocerse aquí también como Filosofía Práctica[39] y, más en
concreto, el modelo francés de esta nueva disciplina y de este movimiento de la mano de quien
nos parece su mejor representante. Esperamos haberlo conseguido.
¿Y el futuro?
Me gustaría terminar esta introducción con un párrafo de Óscar donde se nos recuerda
la labor sin fin de una tarea -la de ayudar a pensar- que él tiene el don de convertir en
apasionante: “Las últimas preguntas puede que queden sin respuesta. Mucho mejor. No es
indispensable que sean respondidas. Una pregunta puede ser apreciada por ella misma,
simplemente porque es una hermosa pregunta, o porque plantea un bonito problema, lleno de
sentido y de valor. […] Porque el pensamiento es un camino que nunca termina”.
Este artículo constituye el prólogo introductorio que escribí al libro de Óscar Brenifier El
[1]
diálogo en clase (Ediciones Idea, Tenerife, 2005) como presentación al público español de la
excelente labor desarrollada por uno de los mejores exponentes teóricos y prácticos de la
vertiente francesa de la Filosofía Práctica.
Como hemos podido comprobar de forma fehaciente quienes hemos tenido la suerte de verle
[1]
“en acción”, ya fuese en el café filosófico que animó en Sevilla –dentro de las actividades que
se organizaron durante el I Congreso Iberoamericano de Orientación Filosófica que se celebro
a mediados de abril del 2004-, en Copenhague –en la 7ª Conferencia Internacional de Filosofía
Práctica en agosto del 2004-, en Madrid –en I Curso de Formación de Asesores Filosóficos- o
en París.
[2]
Para más información sobre los cafés filosóficos, puede consultarse el artículo de Brenifier
titulado “Los cafés filosóficos”, traducido al español por Gabriel Arnaiz, y publicado en el
número tres de la Revista ETOR que edita la Asociación X-XI, vinculada a la Facultad de
Filosofía de Sevilla. (De libre consulta también en Internet, en <www.grupoetor.org>). En
español, los únicos libros traducidos por ahora son los dos de Christopher Phillips: Sócrates
Café. Un soplo fresco de filosofía (Temas de Hoy, 2002) y Seis pregunas preguntas de
Sócrates. Un viaje por la filosofía del mundo (Taurus, 2005). Para más información, puede
también consultarse la página web de su Society for Philosophical Inquiry, en
<www.philosophers.org>. En francés, el libro imprescindible es Comprendre le phénomène
café-philo -Comprender el fenómeno del café filosófico- (La Gouttière, 2000), obra colectiva
dirigida por Yannis Youlountas, presidente de Àgora 81, con prefacio de Edgar Morin, y
compuesta por treinta artículos de los animadores de cafés filosóficos más prestigiosos a nivel
internacional, como Óscar Brenifier, Michel Tozzi, J. F. Chazerans, Daniel Ramírez, Gunter
Gorhan o Bernard Roy.
[3]
Los franceses prefieren utilizar el término“animateur” para designar a la persona que
dinamiza un café filosófico o un taller de filosofía y el verbo “animer” para la acción de
dinamizar el debate, que nosotros hemos traducimos en general por animadores y por animar,
aunque en español el término tenga ecos cuanto menos extraños: las animadoras de los
equipos de fútbol americanos, los animadores socioculturales,…Brenifier, en relación a los
talleres filosóficos, rechaza el término de “moderador”, por considerarlo excesivamente neutro,
pues el moderador no desempeña un rol activo en el debate. En nuestra lengua todavía no
disponemos de un término apropiado que designe de forma satisfactoria este tipo de
actividades (ya sean cafés filosóficos, talleres de filosofía o diálogos socráticos) que el “filósofo
práctico” (el practitioner, según los anglosajones) desarrolla con diversos grupos, sean estos
formales o informales. En inglés, está acuñada y totalmente extendida el uso de la palabra
“facilitator”, que algunos traducen por facilitadores (por ejemplo, Christopher Phillips -o mejor
dicho, su mujer, Cecilia Chapa, la traductora- en su página web, en la sección titulada “Cómo
facilitar un Café Sócrates”). Óscar Brenifier nos lo explicó de forma muy pedagógica en su casa
de París, cuando le pregunté cuál era su opinión al respecto: “Indudablemente, yo prefiero el
término de animador al de facilitador o al de moderador. Cada uno implica una concepción
diferente de la función que debe tener la persona que organiza el café filosófico. Un moderador
fundamentalmente distribuye la palabra, y eso lo puede hacer cualquiera, eso no es la tarea
primordial del filósofo. El concepto de “facilitador” implica que uno “facilita” el debate, y a veces,
la función del filósofo, porque yo considero que debe ser un filósofo quién anime un debate, no
consiste en “facilitar” las cosas, sino en dificultarlas, en conseguir que se sea más preciso, que
el pensamiento transcurra de forma más lenta, en plantearle preguntas a la persona que ha
dado su “opinión” para problematizar su discurso, para que pase del estadio de la opinión, de la
doxa, a un nivel más crítico. Y las preguntas del animador, suelen plantear dificultades y a
veces hasta incomprensión o rechazo. Pero eso es lo que hacía Sócrates en su Atenas natal.
El “animador” es el que “insufla” vida a un debate, el que le da vida, “animar” viene de ánima,
en latín, lo animado, lo que tiene vida, en sentido aristotélico; el que regula el fuego en función
de las circunstancias para que la “comida que se está cocinando” salga bien. El animador debe
preguntar al participante para que este elabore su discurso, para que lo desarrolle y pase,
como digo del estadio de la mera opinión a un nivel crítico más filosófico. […] Cuando yo animo
los debates, suelo hacerle a veces hasta dos preguntas a la persona que interviene.”
(entrevista concedida a Gabriel Arnaiz, todavía por publicar). En resumen, necesitamos en
nuestra lengua un término que designe las diversas actividades y funciones que desempeña el
filósofo práctico con los grupos y que traduzca el término de animateur y de facilitator. ¿Cuál de
ellos será el que predomine? ¿facilitador? ¿animador? Por nuestra parte, reiteramos, cada vez
nos convence más la segunda opción.
Actualmente, hay diseminados por Francia más de 250 cafés filosóficos, según los datos que
[4]
Otros autores desde los años ochenta han considerado también la posibilidad de que los
[5]
[6]
Todas las novelas de Lipman (Harry, Lisa, Mark, Pixie, Kío y Gus, Elfie y muy recientemente,
Nous) y sus correspondientes manuales del profesor –pues cada novela se acompaña de un
voluminoso libro con actividades y ejercicios con sugerencias para trabajar las cuestiones
filosóficas que plantean las novelas- han sido publicados por Ediciones de la Torre, incluido la
adaptación canadiense que Gilbert Talbot escribió de la novela Harry, titulada Félix y Sofía. El
propio Moriyón, junto con Magdalena García e Ignacio Pedrero, publicó un libro, Luces y
Sombras, y un manual para el profesor, en el que proponían un planteamiento muy sugerente
de la asignatura de la Historia de la Filosofía de 2º de Bachillerato: concebir la historia de la
filosofía como una historia de las ideas. Otras obras de factura similar para la asignatura de
ética son El libro de Manuel y Camila. Diálogos sobre ética (Gedisa, 2001) de Ernst Tugendhat
-en colaboración con Celso López y Ana Mª Vicuña- y Cartas a Waldo. Un encuentro
sentimental: Hacia una ética para jóvenes (Port Royal ediciones, 1996) de Gabriel García y
Antonio Regalón. Asimismo, la editorial Diálogo ha publicado en su colección Tábano una serie
de libros titulados “Lecturas para estrenarse en…” sobre ética, filosofía, antropología,
psicología o filosofía de la ciencia con un formato muy parecido al de Lipman y un enfoque
pedagógico similar.
Vicente Traver, María Olivares, Alberto Ortega y Severino Pérez, entre otros) recientemente
han publicado una serie de novelas adaptadas a nuestro entorno cultural con el título genérico
de IES nº 8 (Doce Calles, 2005) y el subtítulo de Bajo Sospecha (para la asignatura de Ética en
4º de la ESO), Las reglas del juego y Expertos y ciudadanos (para la asignatura de filosofía en
1º de Bachillerato). Esperan sacar muy pronto una cuarta novela para 1º de Bachillerato. Desde
el grupo de Valencia, Chema Sánchez Alcón, publicó hace unos años una novela excelente
sobre la historia de la filosofía titulada El radiofonista pirado que desenterraba filósofos para
explicarse el mundo (Anaya, 2001), el libro Siento, luego existo (Octaedro, 2002) y
recientemente ha terminado otra novela fantástica titulada Las aventuras filosóficas de Toni
Tonel. Un extraño viaje a la isla de los pensamientos perdidos (Ediciones Aljibe, 2005). En
Barcelona, el grupo IREF (Grupo de Investigación e Innovación para la Enseñanza de la
Filosofía) que coordina Irene Puig ha desarrollado el Proyecto 3/18 y el Proyecto Noria (a cargo
de Ángela Sátiro, que ha editado los libros, La mariquita juanita y el manual del profesor titulado
Jugar a pensar con cuentos (Octaedro, 2000), en colaboración con Irene). Ambos programas
tienen por finalidad reforzar las habilidades de pensamiento en la escuela, desde la educación
infantil hasta la educación secundaria con el objetivo de formar ciudadanos que piensen y
hablen razonablemente. Esta misma autora ha publicado diversos materiales para ser
utilizados en educación primaria -El cartero simpático, Cuentos para pensar- e infantil -Jugar a
pensar. Recursos para pensar en educación infantil (Octaedro, 2000), en colaboración con
Angélica Sátiro, y Persensar. Percibir, sentir, Pensar (Octaedro, 2003)- en los que adaptan y
profundizan la metodología de Lipman. Puede ampliarse más información en la página web de
la Asociación de Madrid, <www.filosofiaparaninos.com>, en la del grupo IREF,
<www.grupoiref.org/esp> y en la de la Asociación de la Comunidad Valenciana,
<www.fpncomval.com>.
[8]
Recientemente ha sido traducido a nuestra lengua un libro de Joanna Haynes -Los niños
como filósofos. El aprendizaje como indagación y en diálogo en la escuela primaria (Paidós,
2004)-. Karin Murris ha sido quien ha introducido en Gran Bretaña, después de haber estado
trabajando con Lipman, esta nueva forma de filosofar con niños, publicando a su vez los libros
Teaching philosophy with picture books (Infonet, 1992) y Storywise: Thinking through stories
(Dialogueworks, 2002), en los que la autora nos muestra cómo utilizar las obras de arte, las
fotografías y los cuentos infantiles para generar reflexiones filosóficas. También Roger Stucliffe
y Steve Williams, vinculados también con el grupo de Karin y Joanna, han publicado en Internet
material didáctico para ser utilizado en el aula usando las noticias: Newwise: Thinking through
the news. No podemos tampoco olvidarnos de las aportaciones de un autor como Robert
Fisher, quien ha publicado varios libros sobre este novedoso enfoque: Teaching children to
think (S&Schuster, 1990), Teaching children to learn (Stanley Thornes, 1995), Stories for
thinking (Nash Pollock, 1996), Games for thinking (Nash Pollock, 1997), traducido al español
como Juegos para pensar (Obelisco, 2002), Poems for thinking (Nash Pollock, 1997). Para más
información, pueden consultarse las siguientes páginas webs: <www.dialogueworks.co.uk>,
<www.sapere.net> y <www.teachingthinking.net>.
Brenifier se muestra crítico con algunos aspectos de la metodología Lipman, por considerla
[9]
un protocolo de actuación bastante superficial, a pesar de ser la modalidad de debate con niños
más conocida y extendida internacionalmente. Para más información, pueden consultarse en
Internet su artículo en inglés “A quick glance at the Lipman method” (en
<www.buf.no/e_resources/e_resources_c_6.html>), que también puede leerse en francés, con
el título de “Regard critique sur la méthode Lipman”, en el número 21 de la revista L`Àgora (en
<www.crdp-montpellier.fr/ressources/agora/D021048A.HTM>). Otros autores que plantean
algunas reservas y formulan ciertas críticas al programa lipmaniano son Walter Kohan y Vera
Waksman en su libro Filosofía con Niños. Aportes para el trabajo en clase (Ed. Novedades
Educativas, 2000) y O. Olsholt y A. Schjelderup en su artículo “Philosophy for Children. A
Norwegian Approach” (págs. 123-132) publicado en el libro Philosophy in Society. Papers
presented in the 6th Internacional Conference on Philosophy in Practice (Unipubforlag, 2002).
Próximamente, tendremos la suerte de disfrutar del savoir faire de Óscar en unos cursos de
[10]
formación para el profesorado de secundaria que he coordinado para febrero del 2005 en el
CEP de Sevilla y en la Universidad de Sevilla.
[11]
Puede encontrarse más información sobre la forma peculiar que tiene Óscar Brenifier de
concebir y aplicar sus prácticas filosóficas en Internet, en su web personal, (<www.brenifier-
philosopher.fr.st>) en la que el autor incluye numerosos artículos en francés sobre su modo
peculiar de concebir la práctica filosófica en sus diversas vertientes: sobre sus talleres
filosóficos, su modo de aplicar la filosofía con niños, sobre orientación filosófica, sobre los
fundamentos teóricos que sustentan su prácica, algunos cuentos filosóficos, etc.
Lalanne es una de las primeras personas que ha practicado la filosofía con niños en Francia.
[14]
Durante cinco años ha dirigido un taller semanal de filosofía con el mismo grupo de alumnos,
que hoy por hoy constituyen la primera hornada de estudiantes que ha salido del sistema
educativo francés con una formación continua en el perfeccionamiento de su capacidad de
reflexión. La autora ha relatado esta experiencia y su particular enfoque metodológico
(conocido como el “modelo Lalanne”, según M. Tozzi) en el libro Faire de la philosophie à l
´école primaire (ESF, 2002).
provocar el debate filosófico en clase y en el que las diversas funciones que normalmente
asume el profesor al dirigir un debate se distribuyen entre distintos alumnos. Ha explicado su
metodología en varios artículos de la revista Diotime L´Agora.
Connac está escribiendo una tesis doctoral sobre La discusión philosophique comme
[16]
nouvelle institution dans les pédagogies coopératives, dirigida por Michel Tozzi, en la
Universidad Montpellier III.
Pettier introdujo en Francia en el año 1997 el uso del debate filosófico con alumnos con
[18]
[20]
Encargado del taller de Filosofía en la hierba: http://perso.wanadoo.fr/philoherb/caen.htm.
[21]
Michel Tozzi ha sido el principal introductor de este nuevo tipo de prácticas filosóficas en el
ámbito universitario y en las distintas instituciones educativas a través de múltiples actividades.
Es autor de numerosos artículos sobre didáctica de la filosofía, y más en concreto, sobre la
didáctica de este nuevo tipo de prácticas (cafés filosóficos, talleres, etc.), las denominadas en
Francia como “nuevas prácticas filosóficas” (Nouvelles Pratiques Philosophiques), impulsor de
los coloquios nacionales franceses, promotor de numerosos proyectos de investigación sobre
estas nuevas prácticas filosóficas, coordinador de diversas obras colectivas sobre este tema,
iniciador de la revista de didáctica de la filosofía Diotime L´Agora, director de varias tesinas y
más de seis tesis doctorales sobre el tema, etc. Tozzi reivindica y legitima la pluralidad de
enfoques diferentes de estas “nuevas prácticas filosóficas” francesas frente a la homogeneidad
del modelo lipmaniano, en el que sólo existe una metodología y un único protocolo de
actuación que se aplica con excesiva ortodoxia. Recordemos, que Michel Tozzi es conocido,
dentro del ámbito de la didáctica de la filosofía, por haber popularizado una concepción de la
filosofía como una práctica que comprende tres capacidades o estadios: la problematización, la
conceptualización y la argumentación. En internet, puede consultarse libremente numerosos
artículos sobre didáctica de la filosofía y sobre las metodologías de estas “nuevas prácticas
filosóficas” en la web personal del autor: <www.philotozzi.com>.
[22]
Tozzi es el coordinador de las siguientes obras colectivas sobre estas “nuevas prácticas
filosóficas: L´oral argumentatif en philosophie (CRDP de Languedoc-Roussillon, 1999),
Diversifier les formes d´écriture philosophique (CRDP de Languedoc, 2001), Nouvelles
Pratiques Philosophiques en classe : enjeux et démarches (CRDP de Bretagne, 2002), L´éveil
de la pensée réflexive à l´école primaire (Hachette, 2002), La discussion philosophique à l
´école primaire : Pratiques-Formations-Recherches (CRDP de Languedoc, 2002), Les activités
à visée philosophique en classe. Emergence d´un genre ? (CRDP de Bretagne, 2003), Philo à
tous les étages (3e colloque sur les nouvelles pratiques philosophiques) (CRDP de Bretagne,
2004).
[23]
Por ejemplo, Enseigner par le débat fue editado por el CRDP de Bretagne en el año 2002.
carácter europeo. El objetivo de estos congresos anuales consiste en difundir las diferentes
prácticas que se están desarrollando tanto dentro del sistema educativo (educación infantil y
primaria, secundaria, bachillerato, formación profesional, educación de adultos, educación
compensatoria, escuelas de magisterio, universidades, aulas de la experiencia) como fuera de
él (formación de adultos, asociaciones, cafés filosóficos,…). (Más información sobre este 5ème
Colloque Européene sur les Nouvelles Pratiques Philosophiques en <www.europhilo.org>). El
primer Colloque Nacional sur les Nouvelles Pratiques Philosophiques se celebró el 25 y el 26
de abril del año 2001, en París; el segundo tuvo lugar el 22 y el 23 de mayo del 2002, en
Rennes; el tercero se celebró el 4 y el 5 de junio en Nanterre (y lo organizó Óscar Brenifier) y el
cuarto fue el 26 y 27 de mayo, en Caen, y asistieron más de 120 personas. Posteriormente, de
cada uno de los coloquios se ha publicado un libro con las mejores comunicaciones. Puede
encontrarse más información sobre los coloquios anteriores en la web de pratiques
philosophiques, en <http://pratiquesphilo.free.fr>.
Llamamos filósofo práctico a aquel filósofo que aplica sus conocimientos teóricos en la
[25]
Revista decana en su género que tiene una tirada de unos 10.000 ejemplares. Su dirección
[26]
web es <www.filosofiemagazine.nl>.
Revista de periocididad trimestral editada por Jeremy Stangroom y Julián Baggini, de libre
[27]
consulta en <www.philosophers.co.uk>.
[28]
Actualmente, podemos encontrar en Francia emisiones filosóficas de radio en el programa
“Les vendredis de la philosophie”, de France Culture, de 9 a 10 de la mañana. Es posible
consultar abundante información sobre el tema que va a tratarse, sobre la bibliografía
recomendada e incluso escuchar en la propia página web de la emisora el programa emitido,
en <http://www.radiofrance.fr/chaines/france-culture2/emissions/vendredis/archives.php>.
También se difunden por distintas emisoras de radio las conferencias que Michel Onfray lleva
impartiendo durante varios años sobre su particular visión de la historia de la filosofía en la
Universidad Popular de Caen -que el mismo ha creado en octubre del año 2002-. (Más
información en su página web: <http://perso.wanadoo.fr/michel.onfray>). En el mundo
anglosajón, el decano de los programas filosóficos de radio es Philosophy Talk dirigido por Ken
Taylor y John Perry, de la Universidad de Stanford. Más información en la web de
<www.philosophytalk.org>. Pero no sólo se han creado programas de contenido filosófico en la
radio. En Estados unidos, existe un programa filosófica de televisión en directo, titulado No
dogs or philosophers allowed, (<www.nodogs.org>), dirigido por Ken Knisely, que ha
permanecido en antena durante cinco temporadas y del que se han emitido hasta el momento
más de cien programas. Estos programas se utilizan como material didáctico en más de cien
universidades americanas. Recientemente, se han seleccionado de los programas emitidos
fragmentos de diez minutos de duración agrupados en bloques temáticos (denominados
ThinkBombs) con el objetivo de ser aprovechados pedagógicamente en las clases de filosofía.
En Francia, el Centro Nacional de Documentación Pedagógica, el CNDP, posee varias
colecciones de filosofía para ser usadas en clase, entre las que destacamos dos: Les Mots de
la Philo, compuesta de siete vídeos, en la que se analizan en total más de 22 conceptos
filosóficos, unos tres o cuatro por cinta, y Chercheurs de notre temps, donde se expone la
filosofía de algún autor contemporáneo de relieve, como Cornelius Castoriadis, Pierre Bordieu,
Paul Ricouer o Gilles Deleuze. A su vez, en Canadá, la Universidad de Laval de Québec ha
producido trece vídeos de 27 minutos de duración en donde muestran como desarrollar paso a
paso un debate filosófico con un grupo de niños. (Más información en
<www.fp.ulaval.ca/philoenfant>). Por su parte, en Gran Bretaña, Alain de Botton, autor del libro
Las consolaciones de la filosofía (Taurus, 2001), presentó en el 2000, en el canal británico de
televisión Channel Tour, seis programas de vídeo de treinta minutos de duración titulados
Philosophy: A Guide to Hapiness en los que, de forma desenfadada y muy entretenida,
acercaba el pensamiento de algunos de los más grandes autores de la historia de la filosofía,
como Schopenhauer, Nietzsche, o Montaigne, al público en general, mostrando en qué medida
la filosofía de estos autores puede ayudarnos a encarar nuestros problemas cotidianos. Puede
consultarse más información en su página web, <www.alaindebotton.com> y en la de la
productora que ha creado, <www.senecaproductions.com>, donde leemos que están
proyectando realizar más vídeos de contenido filosófico relacionados con la temática de sus
últimos libros (El arte de viajar, y Ansiedad por el estatus).
Para más información, se puede consultar en Internet algunos fragmentos del proyecto, que
[29]
Oscar Brenifier ha publicado dos artículos en los que explica la metodología que aplica en su
[30]
práctica individual, traducidos también por Gabriel Arnaiz, y publicados en el número dos de la
Revista ETOR: “La consulta filosófica. Los principios” y “La consulta filosófica. Las
dificultades”. Para más información, pueden consultarse la siguiente web en Internet
<www.grupoetor.org>.
[31]
El Grupo ETOR (Educación, Tratamiento y Orientación Racional) está compuesto por un
grupo de filósofos (José Ordoñez, José Barrientos -<www.josebarrientos.net>-, Francisco
Macera, Diego Curiel, Francisco Barrera -<www.orientadorfilosofico.es.vg>-, Francisco
Pacheco, Miguel Valero, Jesús Baroni y Gabriel Arnaiz) vinculados con la Asociación X-XI y
con la Facultad de Filosofía de la Universidad de Sevilla. ETOR Ha sido pionero en la
introducción en España de lo que internacionalmente se conoce como Filosofía Práctica, y
llevan trabajando sobre este nuevo campo de la filosofía (orientación filosófica individual, cafés
filosóficos, talleres de filosofía, etc) desde el año 2000. Entre las numerosas actividades en las
que el grupo se encuentra embarcado podemos destacar: 1) La edición de la Revista ETOR,
que es actualmente, la única revista en lengua española sobre filosofía práctica, su periodicidad
es semestral y llevan publicados ya cinco números; 2) La organización de las Jornadas de
Medicina y Filosofía (<www.medicinayfilosofia.org>); 3) La organización y docencia de varios
seminarios, como el de “Metodología para la interpretación e integración de la vida cotidiana”, y
cursos de libre disposición en la Universidad de Sevilla: sobre la “Filosofía aplicada a la vida
cotidiana”, “La Filosofía y su aplicación en la sociedad” y “Método racional de autointerpretación
e integración”; 4) La edición del libro de José Barrientos Rastrojo Introducción al asesoramiento
y a la orientación filosófica; 5) La creación de una página web sobre las actividades del grupo:
<www.grupoetor.org>; 5) La creación y mantenimiento de un foro electrónico hispanoamericano
de intercambio de información: FIACOF (Foro internacional para el Asesoramiento, la
Consultoría y la Orientación filosófica) en <http://es.groups.yahoo.com/group/FIACOF>; 6) El
mantenimiento de una bitácora sobre filosofía práctica, <www.blogia.com/filosofiapractica>; 7)
La organización del I Congreso Iberoamericano sobre Orientación Filosófica; 8) La
organización del I International Retreat on Contemplative Philosophy: Sophia; 9) La preparación
de la 8th Internacional Conference on Philosophical Practice, 10) La preparación del I Máster
de Filosofía Práctica; además de 11) La organización de diversos cafés filosóficos, talleres de
filosofía, cursos, diálogos socráticos y orientación filosófica.
Es posible que en breve sean traducidas alguna de las dos colecciones de Brenifier en
[32]
nuestra lengua. Puede que podamos disfrutar de su savoir faire incluso este mismo curso
escolar.
Hasta ahora han aparecido en el mercado cinco títulos: “¿Qué son los sentimientos?”, “¿Qué
[34]
es la vida?”,“¿Qué está bien y que está mal?”, “¿Qué es el conocimiento?” y “¿Quién soy yo?”.
Recordemos que, aparte de las novelas de Lipman dedicadas a los más pequeños (como
[35]
Kío y Gus, Pixie, Elfie, etc.), indicadas más bien para el trabajo en el aula, únicamente
disponemos en español de la reciente colección de Piruletas de Filosofía (SM, 2002).
Nuevamente, son una pareja de autores franceses -Brigitte Labbé y Michel Puech- quienes se
encargan de incitar a la reflexión a niños a partir de ocho años (aunque yo, personalmente,
considero que los libritos, de unas cuarenta páginas, están más bien destinados a chavales
más mayores, entre los 10 y los 12 años) con ocho títulos sobre cuestiones tan atrayentes
como el tiempo, el trabajo y el dinero, la guerra y la paz, la vida y la muerte, los chicos y las
chicas, la verdad y la mentira, el bien y el mal, o la justicia.
El éxito del producto es tal, que Mobi-Clic actualmente lleva publicados 68 números (en
[36]
El mundo de Sofía (Anaya Interactiva, 1998), Viaje por el pensamiento (Digital Dreams
[37]
[38]
Gabriel Arnaiz también ha traducido varios artículos de Óscar Brenifier (“La consulta
filosófica. Los principios”, “La consulta filosófica. Las dificultades”, “Los cafés filosóficos” y
“Sobre el Diálogo Socrático”) y ha pubicado otros artículos de temática similar (una reseña de
las obras de Brenifier titulada “Oscar Brenifier: El mago de los cafés filosóficos”, un artículo
sobre “La introducción a los Cafés filosóficos. Relato de una experiencia”, etc.) en diferentes
números de la Revista ETOR. Pueden consultarse libremente en <www.grupoetor.org>.
bitácora, <www.blogia.com/filosofiapractica>.