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CAPÍTULO I

ANATOMÍA / FISIOLOGÍA

“Magma existencial, caos permanente,


la realidad es irreducible al lenguaje,
indiferente al logos”

Michèle Lalonde

Cabe señalar que el dimorfismo


REPASO ANATÓMICO
sexual es claro para la cintura pélvica.
Esta diferencia está relacionada con la
función de la gestación y sobre todo
Arquitectura de la cintura del parto.
pélvica Esquemáticamente, la cintura pél-
vica transmite los esfuerzos entre la
Base del tronco, es un verdadero columna y los miembros inferiores, el
anillo osteoarticular cerrado, consti- conjunto de las líneas de fuerza cons-
tuido por tres piezas óseas y tres arti- tituyen todo un sistema trabecular pa-
culaciones. ra conducir las tensiones a través del
anillo púbico.
Piezas óseas Debido a su mayor longitud en la
Los dos huesos ilíacos, pares y si- parte alta que en la baja en su porción
métricos. articular, el sacro puede ser considera-
El sacro, impar y simétrico. do como una moneda que se engasta
verticalmente entre las dos alas ilíacas.
Suspendido de ellas mediante liga-
Articulaciones (poco móviles) mentos, la sujeción del sacro entre las
Sacroilíacas (dos), que reúnen el alas ilíacas es mayor cuanto mayor es
sacro y cada hueso ilíaco. el peso que se le aplique: se trata de
La sínfisis púbica reúne los dos un sistema de autobloqueo (Kapand-
huesos ilíacos hacia delante y consti- ji). Además, el sacro se encuentra en-
tuye una anfiartrosis de poca movili- gastado entre las alas ilíacas en el pla-
dad. no transversal. Cuando se produce un
20 La pubalgia

choque en la sínfisis púbica, el movi- El sacro, al no estar sujeto, puede


miento de los dos pubis permite la se- desplazarse...
paración de las superficies ilíacas arti- El fenómeno explica la completa y
culares de las articulaciones sacroilía- lógica interdependencia de los dife-
cas. rentes elementos del anillo pélvico...

Figura 1: Transmisión de las fuerzas ascendentes y descendentes a nivel de la pelvis


(según Kapandji).

Los músculos – El aductor menor


– El aductor mayor
Los aductores
Nota: se encuentran vinculados otros
Situados en la cara interna del dos músculos, situados en la misma cara
muslo, son tres y están dispuestos interna y con la misma fisiología: el pec-
desde el más superficial al más pro- tíneo, en el plano superficial, por encima
fundo: del aductor mediano, y el recto interno.
– El aductor mediano
CAPÍTULO II
EL DIAGNÓSTICO: “LAS TRAMPAS”

PROBLEMÁTICA • ¿Origen visceral?


• ¿Hiperlordosis?
En este capítulo, vamos a tratar las • ¿Discopatías lumbosacras?
diferentes etiologías posibles. Hemos • ¿Síndrome del agujero invertebral
constatado que tras la diversidad de (conjunción)?
causas se dejan entrever unos ejes teó- • ¿Conducto vertebral estrecho?
ricos que parecen favorecer el desen- • ¿Artropatías vertebrales posteriores?
cadenamiento de la pubalgia; no obs- • ¿Síndrome miofascial crónico o agu-
tante ¿qué factor domina sobre otro? do?
¿Cuál es el origen exacto del dese- • ¿Síndromes ligamentosos iliolumba-
quilibrio? res y sacroilíacos?
• ¿Abdominales muy débiles? • ¿Desarreglo intervertebral menor
• ¿Abdominales que trabajan en una (D.I.M)?
ramificación energética incorrecta? • ¿Protrusiones discales?
• ¿Aductores demasiado potentes? • ¿Espondilólisis?
• ¿Cadenas rectas o cruzadas acorta- • ¿Anomalías de las articulaciones sacroi-
das? ¿Retracciones del plano poste- líacas y de la columna lumbo-sacra?
rior? • ¿Sobrecarga sacroilíaca?
• ¿Relación incorrecta entre extenso- • ¿Anteversión de la pelvis con hori-
res y flexores del tronco? zontalización del sacro?
• ¿Debilidad inguinal? • ¿Recubrimiento femoral incorrecto?
• ¿Tensiones excesivas? • ¿Trastornos del crecimiento? ¿Desi-
• ¿Factores fisiológicos y genéticos fa- gualdad de longitud de los miem-
vorecedores? bros inferiores?
CAPÍTULO III
EL PUNTO DE VISTA DEL PODÓLOGO

Por Karine Biaudet

PREÁMBULO anterioridad, pero me gustaría insistir


sobre las preguntas relacionadas con
la antigüedad del dolor, su cronicidad
Desde hace varios años y sistemá- y las posibles simetrías o asimetrías.
ticamente, todos los pacientes de El examen se continuará con la
nuestro centro que presentan una inspección de los tegumentos de la
sintomatología de tipo pubalgia son planta de los pies, ya que todo hipera-
examinados por un podólogo. poyo repetido revelará una hiperque-
La podología debe ser integrada ratosis o flictenas en los deportistas.
tanto en el diagnóstico como en el tra-
tamiento de las pubalgias. En efecto, En decúbito supino
el podólogo no sólo examina los pies
– El paciente se sitúa en decúbito su-
de los pacientes, sino casi todo el
pino, con los brazos paralelos al
cuerpo con el fin de comprender me-
cuerpo y las dos E.I.A.S. al mismo
jor las disfunciones que desencadenan
nivel.
un dolor púbico y así aplicar un trata-
– Es necesario medir y comparar los
miento adaptado.
dos miembros inferiores (distancia
entre E.I.A.S. y el maléolo interno
del mismo lado) para localizar una
posible dismetría.
EL EXAMEN CLÍNICO – Todas las articulaciones del pie y los
tobillos deben ser movilizadas y
Se inicia con la anamnesis del pa- comparadas.
ciente, ampliamente desarrollada con – Todos los músculos de la pierna y el
92 La pubalgia

del dedo gordo del mismo lado, en Así, la posición en varo del pie
ocasiones, ayudado por un pequeño puede, por sí misma, causar la pubal-
elemento externo del lado opuesto gia o amplificar la rotación externa y
(por detrás de la cabeza del V meta- la hiperextensión del miembro infe-
tarsiano). rior y, por tanto, la tracción excéntrica
– Un ilíaco anterior se trata con un de los aductores.
elemento de estimulación a nivel del
cuello del I metatarsiano.
– Finalmente, una desigualdad de Conclusión
longitud se compensará mediante
una talonera elevadora del lado cor-
El protocolo del examen clínico y
to.
el tratamiento descritos previamente
En todos los casos, es conveniente deben ser realizados con rigor y sobre
observar los resultados en el podocos- todo adaptados a cada paciente, sien-
pio, con la plomada y las diferentes do la colaboración con el equipo mé-
pruebas. dico y paramédico de una importan-
En resumen, de manera general, la cia primordial. En efecto, nuestro tra-
abducción del miembro inferior pro- bajo es complementario y nuestro ob-
voca la pubalgia: es decir, de abajo a jetivo común: profundizar día a día
arriba, el varo del pie, el varo de la ro- un poco más en nuestros conocimien-
dilla y la abducción de la cadera pro- tos sobre la pubalgia con la única in-
vocan un exceso de tracción a nivel tención de conseguir aliviar y mejorar
del pubis. al paciente.
CAPÍTULO IV
EL TRATAMIENTO CONSERVADOR

“Un progreso es el reconocimiento de un error. Los progresos de la ciencia


son inmensos, es decir, sus errores han sido enormes. El progreso es
continuo: es la prueba de que un error es sustituido por otro error
que, a su vez, cederá el turno a otro error; nuestra única esperanza es
que los errores... sean cada vez menos numerosos y que se
acerquen cada vez más a la verdad”

Marcel Pagnol

LOS GRANDES PRINCIPIOS – Modificaciones de la textura del teji-


do muscular, conjuntivo y epitelial.
Las articulaciones y sus tejidos de – Modificaciones de la circulación lo-
sostén están sujetos a alteraciones ana- cal y los intercambios entre la sangre
tómicas y funcionales. y los tejidos.
Estas alteraciones provocan dis- – Modificaciones de las funciones vis-
funciones directas locales y tienen re- cerales y otras funciones vegetativas.
percusiones inducidas a distancia. Estos fenómenos pueden ser con-
Por otra parte, están en relación trolados e incluso inhibidos mediante
directa o indirecta con otros factores una reeducación basada en gestos ma-
patológicos. nuales simples y precisos, una fisiote-
Estas alteraciones se pueden de- rapia apropiada y una balneoterapia
tectar y con ello remediar sus repercu- adaptada que respeten los principios
siones locales y sistémicas mediante habituales de la ausencia de dolor.
una fisioterapia adaptada. En este capítulo, nuestra intención
Las alteraciones anatómicas y fun- es presentar los medios y las técnicas
cionales se manifiestan, en gran medida, posibles para el tratamiento adecuado
a través de los siguientes fenónemos: de:
– Una hiperestesia, en particular mus- – (S.I.P.), sobrecarga inguinopúbica
cular. – (O.P.), osteoartropatía púbica
– Una hiperirritabilidad que se mani- – (P.P.) patología parietal púbica y
fiesta a través de modificaciones del precisar, en caso de que existan las
comportamiento muscular. técnicas –sin describirlas– para:
110 La pubalgia

Foto 19: Técnica de la puesta en tensión unilateral.

Técnica de la puesta en La parte baja de la palma de la ma-


tensión de los aductores de no derecha contacta la cara interna de
la rodilla derecha.
los muslos
La parte baja de la palma de la ma-
(fotos 20 y 21)
no izquierda, la de la rodilla izquierda.
Objetivo: Favorecer la restauración Movimiento: El fisioterapeuta deja caer
de las funciones elásticas y contrácti- progresivamente el peso de su cuerpo
les de los aductores. sobre sus brazos (sin realizar ningún es-
Posición del paciente: Decúbito su- fuerzo). Las rodillas, por debajo del
pino, piernas flexionadas, cabeza sos- umbral del dolor, se llevan lentamente
tenida. hacia el exterior, hasta obtener la sepa-
Posición del fisioterapeuta: De pie ración máxima. Después de mantener
frente al paciente, con los antebrazos esta posición durante un tiempo, la pre-
cruzados. sión se relajará ligeramente.

Foto 20: Técnica de la puesta en tensión de los aductores de los muslos.


CAPÍTULO V
LAS TÉCNICAS QUIRÚRGICAS
con la colaboración de A. Mandrino

“Ad augusta per augusta” Víctor Hugo, Hernani (acto IV)


En la vida no hay que temer nada, hay que comprenderlo todo.

Tras la patología de la rodilla, la gicas en el marco de una sintomatolo-


pubalgia sigue siendo una patología gía de tipo pubálgico.
frecuente incluida en el ámbito qui- Su objetivo es tratar un cierto nú-
rúrgico a pesar de los esfuerzos de mero de lesiones:
prevención realizados desde hace va-
• Las aberturas del orificio externo del
rios años. La aplicación sistemática de
conducto inguinal.
estas medidas de prevención debería
permitir la disminución del número – Las distensiones de las paredes
de indicaciones quirúrgicas. que forman el conducto inguinal.
– Las dehiscencias musculoaponeu-
róticas del oblicuo mayor por en-
cima de la arcada crural.
LOS GRANDES PRINCIPIOS • En ocasiones una verdadera hernia
inguinal, crural e intraabdominal.
• Un hidrocele.
El tratamiento quirúrgico está re- • Una tendinitis de los aductores.
servado a los fracasos del tratamiento
médico conservador bien llevado y, en
la mayoría de los casos, está destinado
a las lesiones parietoabdominales ba-
Las intervenciones
jas (85% de éxitos del tratamiento mé- estabilizadoras
dico conservador, 15% de cirugía, Le
Gall F.). Actualmente se utilizan diversos
En este capítulo, vamos a desarro- tipos de intervención, haciendo todos
llar las diferentes posibilidades quirúr- ellos referencia a la técnica de Neso-
CAPÍTULO VI
LA REEDUCACIÓN POSTOPERATORIA

GENERALIDADES Puntos esenciales de un


enfoque fisiológico del
– Actitud postoperatoria tras una ciru- tratamiento
gía de tipo Nesovic bilateral.
– Las cicatrices se sitúan a nivel del
• Las hemorragia lesional y el edema
pliegue inguinal, el ano y sobre la
perilesional provocan una isquemia
pared inferior de los abdominales,
local, aumentan la solución de con-
con una longitud de 4 a 10 cm se-
tinuidad, alteran el paralelismo de
gún el cirujano y las maniobras téc-
las fibras y desorganizan la arquitec-
nicas asociadas.
tura muscular y tendinosa.
– El paciente puede presentar trastor-
• La inflamación permite la detersión
nos del esfínter que necesiten una
del foco necrótico especialmente
sonda urinaria (raro).
mediante los macrófagos.
– Pueden ser necesarios (redones),
(tubos para drenaje) para facilitar la Sabemos que una fagocitosis eficaz
circulación sanguínea (según aprecie condiciona la regeneración tendinosa
el cirujano). y muscular (fase vasculoexudativa). La
– El cierre cutáneo puede efectuarse inflamación, al menos en su fase pre-
mediante puntos separados (simple coz, debe ser respetada.
o Blair Donati), efectuados con hilo En contrapartida, en la fase de re-
o grapas o bien mediante técnicas de paración, una limitación de la produc-
rebatidos (simple, intradérmica o ción de colágeno sería lo más conve-
pasado). niente.
CAPÍTULO VII
EL PUNTO DE VISTA DEL SOFRÓLOGO
Con la colaboración de Bruno Mignante

A veces, en el postoperatorio utilizamos la sofrología para ayudar al deportista


a vivir mejor su readaptación deportiva, nunca impuesta, siempre propuesta.
Esta técnica, descuidada con demasiada frecuencia, es de gran interés cuando es el
paciente el demandante.

¿QUÉ ES LA SOFROLOGÍA?

La sofrología es el estudio de los estados modificados de la conciencia en el


hombre. Se propone estudiar y experimentar estos estados de la conciencia a par-
tir de la vivencia corporal para alcanzar la armonía y el desarrollo a través del
cuerpo.

Foto 51: El sofrólogo y su paciente, trabajo de relajación y de escucha respiratoria.


CAPÍTULO VIII
PUBALGIA Y PREVENCIÓN
(para su utilización por el entrenador y el deportista)

LA PREVENCIÓN te seis años, con grupos de control,


para definir un programa preventivo
adaptable a los deportistas.
Al término de esta obra se plantea
En un primer momento, se han
una pregunta: ¿cómo combatir eficaz-
evidenciado las causas de las pubal-
mente la pubalgia?
gias en el deportista de alto nivel, apa-
Para erradicar este mal, primero es reciendo como los parámetros más
necesario conocerlo bien con el fin de deficientes la falta de preparación y la
curarlo, y esto es lo que hemos inten- falta de información: tenemos que col-
tado en los capítulos anteriores. La mar estas lagunas de múltiples conse-
profesionalización creciente del de- cuencias, puesto que generan:
porte hace que un número cada vez – un descenso de la actividad y los re-
mayor de deportistas sufra esta enfer- sultados del deportista o trabajador
medad. La población implicada cons- manual,
tituye un grupo significativo, de ma- – abandono del ejercicio de la activi-
nera que en el ámbito de la Asociación dad deportiva y baja por enferme-
de Investigación en Neurocirugía y dad laboral en todas las profesiones,
Ortopedia (Association de recherche en – a largo plazo, posibilidad de dismi-
Neurochirugie et Orhopedie, A.R..N.O.) nución física (ver triángulo de Bird,
hemos desarrollado un estudio duran- figura 38).
CONCLUSIÓN

“La competencia es lo contrario de un saber eterno:


un bien eminentemente perecedero”
Yves Cannac, La batalla de la competencia

Escribir para demostrar es aburrido, escribir para mostrarse es irrisorio, habría


que escribir sólo para decir.
Decir, NO, la pubalgia no es y no debería ser un síndrome “cajón de sastre”.
NO, la pubalgia ya no representa el “talón de Aquiles” del futbolista.
NO, la pubalgia no debe estar caracterizada por “una etiología variada,
una patogenia oscura y un tratamiento incierto”.
Desde hace más de sesenta años (Spinelli, 1932), los progresos de la medicina
han permitido que esta última fórmula se torne obsoleta.
Con la ayuda del examen programado, clarificar la clínica mediante un enfo-
que simple, preciso y eficaz es ahora posible. Ello nos permite, en nuestros trata-
mientos, ser rápidos, resolutivos, precisos, dejar de trabajar a ciegas, de forma va-
ga.
De manera sintética, ¿cuál es el perfil del individuo aquejado de pubalgia?
En nuestra serie aparecen dos grandes grupos, los perfiles estándar (60% de
nuestros casos) y los perfiles atípicos (40% de nuestros casos).
a) Los perfiles estándar
Corresponden a la definición generalmente admitida por todos y descrita por F.
Le Gall. Se trata de un hombre de 25 años aproximadamente, futbolista y juga-
dor de campo. Presenta desde hace unos 3 meses un dolor de aparición progre-
siva (3 veces de cada 4), que afecta al pliegue inguinal (1 vez de cada 4), los
aductores (1 vez de cada 4) o los dos al mismo tiempo (1 vez de cada 2). No
presenta ningún antecedente en particular.
208 La pubalgia

– Las lesiones afectarán:


• 1 vez de cada 2 a los aductores
el 50% restante se situará:
• 1 vez de cada 5 en la sínfisis (es decir un 10% de los casos)
• 3 veces de cada 4 en la pared abdominal (aproximadamente el 40%), de las
cuales 3 veces de cada 5 con dehiscencia de los conductos inguinales (es de-
cir, el 24% de los casos).
Para el 40% correspondiente a la pared abdominal, más del 30% de nuestros
pacientes presentaban una musculatura no adaptada a su línea energética respecto
a su línea energética deportiva, con unos abdominales aptos para un trabajo aero-
bio (series largas, de carga mínima) e incapaces de mantener un trabajo anaerobio
aláctico (series cortas de resistencias máximas cortas). Corresponde a una caracte-
rística del fútbol, por ejemplo, donde los abdominales trabajan en explosión, a in-
tensidad máxima, durante un esprint, una entrada o un golpeo a la pelota.
Cabe señalar que la afección aparece aislada en más de la mitad de los casos.
El examen biológico rara vez muestra una anomalía. La radiografía es anormal
en 1 de cada 3 casos.
Según nuestras estadísticas, de 243 cuadros de pubalgia, en un período de 10
años, desde el 1 de enero de 1988 al 1 de enero de 1998, 146 pacientes, es decir,
el 60% de los casos, presentaban cuadros descritos con anterioridad (sobrecarga
inguinopúbica, patología parietal, osteoartropatía púbica...).
b. Los perfiles atípicos
Constituidos por el 40% de casos restante (naturalmente, dado que algunos
cuadros eran complejos, por el hecho de la interacción de varias causas, hemos
intentado remontar en el tiempo y averiguar la historia del paciente y tener en
cuenta sólo la primera causa), es decir, 97 pacientes, el origen de cuyo dolor
procedía:
– en el 16% de los casos, de la cadera (39 casos), en particular de una limitación
en rotación interna;
– en el 12% de los casos, de la columna (29 casos), de los cuales el 5% con pro-
blemas de desarreglo intervertebral menor (D.I.M.) (12 personas), 3% de los ca-
sos con síndrome ligamentoso iliolumbar (S.L.I.L.) (7 personas), 1,5% de los ca-
sos con conducto lumbar estrecho (4 personas) y 1,5 % de hernia desconocida
(4 personas) y 1% con síndrome de agujero de conjunción (2 personas);
– en el 12% de los casos confusos por orden decreciente:
• 2,5% de un síndrome miofascial (6 personas)
• 2,5% de trastornos del crecimiento (6 personas)
• 2% de pubalgia en la mujer (5 personas)
• 2% de un problema visceral (5 personas)
Conclusión 209

• 1,5% de bursitis (4 personas)


• 1% de una condrocalcinosis (2 personas)
• 0,5% de una fractura por fatiga a distancia (1 persona, ¡portero!)
Perfil estándar o atípico, al final de esta obra parece indispensable precisar, en
un plano estrictamente metodológico, que la solución de los problemas múltiples
encontrados durante los cuidados conservadores o postquirúrgicos, en el ámbito
de un tratamiento de una pubalgia, no puede hallarse:
– en un método basado en reglas determinadas que conducen a soluciones “están-
dar”;
– ni en un método empírico de investigación a ciegas.
La pubalgia está relacionada con un enfoque heurístico que corresponde a una
resolución de los problemas por etapas sucesivas que permitan determinar la me-
jor “trayectoria de curación” adaptada a cada paciente.
Las soluciones posibles están determinadas por las diferentes fases de los cui-
dados o de la reeducación, mediante un análisis: la evaluación de los resultados de
las fases completadas determina las orientaciones a escoger para las etapas poste-
riores (B. Bangma, F. Isch).
En efecto, en los cuidados o en la reeducación, todo se mueve; nada es estable,
nada es duradero tampoco; en consecuencia, hay que administrar los cuidados;
una reeducación es un poco como conducir sobre una superficie, a veces seca, a
veces helada.
¿Cómo podemos pretender que el buen piloto no modifique la manera en la
que pilota su avión en función de las circunstancias?
También FLEXIBILIDAD, ADAPTACIÓN deben ser nuestros principios directores.
El arte de la fisioterapia consiste en conocer no solamente las técnicas, la técni-
ca quirúrgica empleada, la fisiología del paciente, sino sobre todo saber adminis-
trar, armonizar estos diferentes factores para ganar, ganar en calidad de cuidados y
ganar tiempo (sin riesgo, a corto, medio y largo plazo para el paciente).
La práctica de un deporte de alto nivel, en el plano individual, está limitada en
el tiempo.
La duración de la carrera depende de la capacidad de la que dispone el atleta
para mantenerse y evolucionar en un ambiente de competición y de resultados
que le permitan desarrollar su potencial. Motivación, rigor, trabajo, son indispen-
sables, pero sin un buen estado físico y mental es mejor no alimentar una ambi-
ción profesional.
Ante la evidencia, uno de los objetivos de este libro es justamente la búsqueda
de una mayor calidad en las diversas fases de tratamiento de los pacientes (gene-
ralmente los deportistas).
– En primer lugar, estar más atento en el ámbito de la prevención, a través de una
proposición de programa estandarizado preventivo de flexibilización y muscula-
210 La pubalgia

ción (que reduzca los riesgos de lesión) que permita al deportista imcrementar la
potencia sin quemar etapas.
– En segundo lugar, mejorar la fiabilidad y ganar tiempo en el diagnóstico median-
te una metodología de examen rigurosa.
– En tercer lugar, ganar tiempo en el ámbito del tratamiento conservador y en el
período postoperatorio mediante el conocimiento preciso de las fases fisiológicas
de la recuperación, con el fin de llegar con rapidez, progresando diariamente, a
los campos de entrenamiento.
Todo ello, teniendo en cuenta el esquema terapéutico propuesto desde hace
varios años, a saber, 3 fases de 4 a 5 semanas aproximadamente (reposo, readapta-
ón, reanudación deportiva progresiva) con cobertura con A.I.N.E. durante 3 sema-
nas para cada una de ellas.
La responsabilidad es, en el 85% de los casos, estrictamente médica y paramé-
dica. La cirugía siempre se propone tras un tratamiento de prueba (Le Gall F).
En este contexto y bajo este ángulo, nos parece esencial aunar la profesionali-
dad y el rigor, dirigirse a la conquista de uno mismo para conseguir llegar al otro,
progresar adaptando los cuidados a las exigencias de los deportistas de alto nivel.
Progresar en profesionalidad significa conocer, a través de las manos y el espí-
ritu, todas las sutilezas del oficio, no ignorar ninguna de las técnicas planteables,
estar atento para informarse constantemente sobre los nuevos pefeccionamientos,
estar en disposición de innovar, ser capaz de concebir, de emprender, de finalizar
todas las tareas que este oficio implica, desconfiar de los “a priori” de los modelos
fijos de cuidados y adaptarse a cada caso.
A largo plazo, la única baza incontestable de la profesión de masajista fisiotera-
peuta en la competición internacional reside en la capacidad de estos hombres y
de estas mujeres para trabajar como profesionales, a través de un planteamiento
cotidiano adaptado a cada atleta, basándose en cuatro conceptos “pilares”: inocui-
dad, fiabilidad, seguridad y calidad, claves de una curación personalizada.
Finalmente, releyendo y a pesar de todos mis esfuerzos, calibro la importancia
de todos los mensajes que no he dado o que he comunicado de forma imperfec-
ta... así pues, me excuso ante los lectores.
No obstante, la experiencia no se puede escribir, sólo se puede adquirir por la
práctica cotidiana del oficio.

“Habría que dejar a aquellos que permanecen, aquellos que vendrán después, una
especie de testamento espiritual. Comunicarles lo que hemos creído percibir y compren-
der del sentido de esta realidad con la que nos hemos codeado durante algunos años...
Tengo la íntima convicción de que la relación con los demás seres –nuestros compañeros
de viaje– es el elemento más misterioso y al mismo tiempo más significativo de nuestra
vida personal...” H. Reeves.

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