Sei sulla pagina 1di 26

Mujeres Agresoras Sexuales en Niños

SANTIAGO DE CHILE

2007
INTRODUCCIÓN

La imagen común y mitificada del abusador sexual es la de un desconocido


amenazador, sin embargo lo más frecuente es que sea una persona conocida para el niño
o la niña, comúnmente un niño mayor o un hombre. El abusador podría ser cualquier
persona que convive con el menor, ya sea el padre, el padrastro, la pareja de la madre, el
cuidador, el hermano e incluso la madre, la tía del jardín, etc., afectando de sobremanera
la integridad física, psicológica y social del menor, incubándose en ellos la rabia, la
furia y la tristeza, impidiendo que tenga en un futuro buenas relaciones sociales e
interpersonales, ya que los menores se aíslan y se avergüenzan creyendo que ellos son
culpables de todo lo ocurrido.

Según la Guía de Sugerencias para Apoyar a Menores que han Sufrido Abuso
Sexual (2004), algunas mujeres abusan sexualmente de menores, aunque esto no es
común, e incluso pueden actuar forzadas por hombres o por el conjunto familiar donde
se daría el llamado círculo pedófilo. En el presente informe se tratará de dilucidar
aquellos aspectos más relevantes de mujeres abusadoras sexuales de menores,
impartidos por pequeños capítulos en los cuales encontraremos investigaciones
realizadas sobre el tema en cuestión, el perfil psicológico de la agresora sexual y
finalmente, se mencionan dos casos de jurisprudencia referidos al tema.
ÍNDICE

• Capítulo I
Investigaciones sobre agresoras sexuales en niños.

• Capítulo II
Perfil psicológico de la agresora sexual.

• Capítulo III
Primer caso de Jurisprudencia.
Segundo caso Jurisprudencia (reportaje).
CAPÍTULO I

INVESTIGACIONES SOBRE AGRESORAS SEXUALES EN NIÑOS

Según la Guía De Sugerencias Para Apoyar A Menores Que Han Sufrido Abuso
Sexual (2004), algunas mujeres abusan sexualmente de menores, aunque esto no es
común, pero otros estudios como los de Finkelhor y Russell, el 5% de las niñas y el
20% de los niños son abusados por mujeres, por lo tanto las mujeres son igualmente
responsables que los hombres en lo que respecta a golpes, malos tratos u otros tipos de
violencia contra niños y niñas. Hasta muy recientemente, no habían sido consideradas
como abusadoras sexuales excepto en circunstancias muy inusuales y considerándolas
seriamente perturbadas (González & Cols., 2004). Otros estudios realizados en
Alemania, aluden que los abusos sexuales a niños, según los resultados de las últimas
estadísticas, los llevan a cabo mayoritariamente, hombres. Hace pocos años que se
conocen casos de mujeres agresoras. Según estadísticas de la Policía Criminalista de
Alemania, en el año 1997, de 9.166 agresores el 93,3% eran hombres y el 3,7% mujeres
(http://forogam.loeda.net/forogam.html).

Actualmente, las investigaciones sugieren que los abusos sexuales e incluso el


incesto cometido por mujeres suelen ser más comunes de lo que se cree (González &
Cols., 2004).

En Estados Unidos se realizó un estudio sobre mujeres abusadoras sexuales en


menores, redactado en The Atlanta Journal-Constitution (2005), estudio realizado por
Susan Strickland, el cual, se cree que es el mayor estudio realizado hasta la fecha sobre
abusadoras sexuales femeninas en los Estados Unidos. Compara los casos de 60 mujeres
que cumplen sentencias en la prisión de Georgia por haber abusado sexualmente de
niños, con otras 70 mujeres de la prisión de Georgia condenadas por delitos no
sexuales. Este estudio busca en el pasado de las mujeres, factores que
puedan haber contribuido al delito. Esa información pudiera ayudar a los
jueces y funcionarios correccionales a decidir cuanto necesitan estar en
prisión estas mujeres, y que clase de terapia deberían recibir, antes de que
sean liberadas con una posibilidad razonable de no cometer actos similares. Strickland
encontró que, comparadas con un tercio de todas las mujeres, las
mujeres abusadoras sexuales generalmente padecieron traumas infantiles en su
infancia con mayor frecuencia y con mayor gravedad, que otras reclusas; la
mitad de las cuales, otros estudios han encontrado que fueron agredidas
sexual o físicamente. La investigación de Strickland fue realizada con reclusas donde la
mayoría de éstas son las madres biológicas o cuidadoras de sus víctimas, aunque
algunas mujeres maestras han producido titulares de
la prensa nacional después de ser inculpadas por haber tenido sexo con un
alumno. Las mujeres abusadoras de niños es un problema creciente. En el periodo de
cinco años, desde el 1998 al 2002, el FBI informó que el número de mujeres
detenidas por delitos contra la familia y los niños, incluyendo delitos
sexuales, aumentó un 5,5% desde los cinco años previos (Hill, 2005).

La Correccional de Mujeres Agresoras en Florida ha recibido a jóvenes


agresoras sexuales todos los días según el reporte anual de estadísticas desde el año
1998 hasta 1999. El 59% de agresoras femeninas, fueron menores de 34 años e incluso
menores de 14 años. Estas últimas, fueron consideradas bajo la categoría de adultas
(DeBell, 2001).

Algunos estudios realizados en Florida, sostienen que las principales razones por
las cuales una mujer llega a convertirse en agresora sexual, se debe en gran medida a la
presencia de hogares mal constituidos, madres solteras y ausencia de padre y/o madre
(DeBell, 2001).

El reporte evidencia que un 64% de las agresoras sexuales, cometieron tales


abusos, bajo la influencia de droga y alcohol, lo que da origen a cometer crímenes de
variada índole en contra de los menores (DeBell, 2001).

Otros estudios han estimado que las mujeres cometen el 4% de los


abusos sexuales contra niños, de los que son declarados por las autoridades.
Incluyendo actos no informados a la policía pero compartidos con los investigadores, la
estimación aumenta hasta el 13 por ciento. Según Strickland, los niños son víctimas de
un delito que pocos quieren conocer, porque choca con el punto de vista de la sociedad
sobre las mujeres como pasivas y criadoras. Las agresoras sexuales femeninas del
estudio de Strickland se sienten más social y sexualmente inadaptadas, y estaban más
confusas sobre su orientación sexual que otras mujeres prisioneras. Ellas también
abusaban del alcohol con más probabilidad, sin embargo, pocas eran psicóticas en el
momento de la agresión (Hill, 2005).

En nuestro país los casos han aumentado, según una noticia en el diario la
tercera redactada por la periodista Isabel Guzmán el 28 de julio del este año, señala que
las investigaciones, arrojan resultados, donde la mayor parte de las víctimas que han
sido abusados por sus madres biológicas, tiene entre 6 y 15 años de edad. En el año
2000 se detectaron 11 casos en que el niño fue violentado sexualmente por un atacante
femenino.

En Chile muchos jóvenes señalan que su iniciación sexual fue con la nana de la
casa y a pesar de ser historias conocidas, este fenómeno oculta el abuso y corrupción de
menores por parte de mujeres, ya que no siempre los iniciados son mayores de 12 años.
Organismos dedicados a la defensa de los derechos infantiles manifiestan preocupación
por el aumento de mujeres acusadas por este tipo de delitos definidos como pedofilia
femenina, donde, la mayoría de los casos denunciados, corresponden a agresiones
sexuales. Según el Servicio Nacional de Menores (Sename) en el 2001, la relación de
abusos intrafamiliar y extrafamiliar es en Chile de 55% y 45%, respectivamente. Esto
potencia el fenómeno señalado, cuando los principales agresores infantiles son el padre,
el conviviente de la madre, un conocido y luego un desconocido. En la misma línea, las
cifras que maneja Carabineros indican que, de las 58 denuncias recibidas este mes de
julio, el atacante fue una persona conocida en 45 de ellos. Pero lo más alarmante es el
aumento de las madres agresoras, como señala un informe entregado por la ONG Alerta
y Respuesta contra el Abuso Infantil (Arasi), que cita como fuente al organismo
gubernamental. El documento muestra, además, el grupo etáreo que maneja el Servicio
Médico Legal (SML). Los agresores hombres y mujeres tienen entre 25 y 44 años de
edad. Según las pesquisas siquiátricas realizadas en el 2000, incidieron en abusos a
menores 11 mujeres (dos violaciones, ocho abusos sexuales y un incesto). Según
explicó Elías Escaff, director del Centro de Atención a Víctimas de Abusos Sexuales
(CAVAS), muchos niños han sido abusados por mujeres. "Lo típico es una mujer en
edad adulta, como una nana, cuidadora o asesora del hogar que pervierte, corrompe y
abusa sexualmente de un niño de entre 10 y 12 años. También hay mujeres que abusan
de niños que tienen tres años y que incluso son de su propio sexo. Es decir, es un abuso
sexual homosexual, pero es lo más extraño". En el caso de madres agresoras sexuales,
el experto indicó que "implica una patología severa, hay un trastorno a nivel de la
estructura de la personalidad de la mamá, algunos de carácter sicótico, es decir,
trastornos mentales profundos (esquizofrenia, personalidades bipolares, trastornos
orgánicos profundos), pero no es frecuente encontrar estos casos porque, en general, las
madres tienen el factor protector de no agredir a sus hijos, lo que no tiene el papá",
aclaró Escaff. (Isabel Guzmán, 2007).

Cabe señalar que la menor frecuencia de identificación de las abusadoras


sexuales puede deberse ha distintas razones tales como enmascarar los contactos
sexualmente inapropiados a través de actividades como bañar, vestir o dormir con el
hijo/a. Las ofensas sexuales de las mujeres son incestuosas en su naturaleza y los niños
son más reacios a comunicar el abuso cuando el ofensor es alguien de quien dependen
física y emocionalmente. Además, en el caso de los varones que han sido víctimas son
más retraídos a informarlo, ya que, se encuentran influidos por sus estereotipos de
masculinidad (González & Cols., 2004).

Cuando un niño refiere que ha sido víctima de abuso sexual por parte de una
mujer, lo primero que se tiende a pensar es en una mala interpretación de los cuidados
suministrados o, en el caso de un adulto que fue víctima en su infancia, creer que sus
recuerdos corresponden a fantasías incestuosas. En el caso de incesto cometido por
mujeres, se ha postulado como base una relación simbiótica con el hijo, dificultando su
diferenciación (González & Cols., 2004).

Algunos estudios han encontrado que las mujeres abusadoras han sido o están
siendo víctimas de maltrato, incluyendo el abuso sexual. Se las ha descrito como solas,
con problemas emocionales, con baja tolerancia a la frustración. Ellas suelen conocer a
las víctimas, tienden a utilizar con menos frecuencia la violencia y a amenazar menos
para que se mantenga el secreto a diferencia de los hombres (González & Cols., 2004).
CAPÍTULO II

PERFIL PSICOLÓGICO DE DE LA AGRESORA SEXUAL

Cabe señalar que el abuso sexual es casi siempre realizado por algún adulto en el
cual el niño confía, por lo tanto este se ve obligado a mantener el silencio, ya que si
quien abusa es una figura protectora y de confianza el pequeño se ve prácticamente
hechizado por la sutileza de la abusadora, donde la mejor seductora para cometer el
abuso sexual hacia un niño es la madre, ya que es quien protege y otorga la confianza al
menor con caricias y regalos para llevar a cabo su plan, es decir el abuso sexual y saciar
las propias necesidades pedófilas.

Psicopatología y características de la personalidad:

Los abusadores sexuales son heterogéneos en las características de personalidad


y psicopatológicas. Pueden o no tener trastorno de personalidad y cuando lo hay, es
principalmente del tipo limítrofe, con dificultad en el control de impulsos y en lograr
relaciones de intimidad. En el caso de violadores es más frecuente el trastorno de
personalidad antisocial. En general, presentan distorsiones cognitivas, dificultades en el
desarrollo de conductas empáticas y en la habilidad de entender y atribuir estados
mentales a otros, lo que en la literatura se ha denominado la teoría de la mente. Tienen
especial habilidad para identificar niños vulnerables. Si bien el consumo de alcohol y
drogas es parte del debate abierto en torno a las características de los abusadores/as y
no se puede negar el efecto deshinibitorio de algunas drogas, considerándose importante
tener en cuenta que muchas veces el abusador/a justifica su comportamiento inadecuado
por el uso de las mismas, en un intento de no responsabilizarse del hecho (González &
Cols., 2004).

Mathews propone la siguiente clasificación de mujeres agresoras sexuales en


niños/as (González, 2004):
1. Abusadora maestra/amante: No considera abusivo su comportamiento y
considera al adolescente como una pareja adecuada.

2. Abusadora predispuesta/intergeneracional: Suele actuar sola y abusar de niños


de su propia familia. La mayoría ha sido víctima de abuso sexual en la infancia.

3. Abusadora coercionada por un varón Acepta participar en el abuso de niños


propuesto por un hombre del que se siente amenazada.

Perfil psicológico de las mujeres agresoras sexuales:

• Historia de malos tratos, abandono o abuso sexual.


• Carencia de vinculación afectiva en la infancia. y/o institucionalización.
• Ignorancia sobre las características del desarrollo evolutivo y/o sexual del
niño/a y sus necesidades.
• Historia de ruptura familiar.
• Baja autoestima y sentimientos de infelicidad.
• Pobre habilidades sociales.
• Impulsividad.
• Baja comprensión de la conducta infantil.
• Baja tolerancia al estrés o aislamiento.
• Depresión en madres.
• Madres con insuficiente apoyo conyugal, familiar y social.

Cabe señalar que al igual que Mathews, Baruddy propone una clasificación, pero
bastante más acuciosa, con respecto al perfil de los abusadores, destacando que el perfil
es heterogéneo, es decir mujeres y hombres entran en la misma clasificación:

• Los abusadores subindividuados no diferenciados: Este tipo de abusadores


presenta una ausencia de frontera psicológica ente el si mismo y el otro; el otro
es percibido como una prolongación de su “seudo yo”. Su yo se confunde con el
yo colectivo indiferenciado de su familia de origen. Un seudo yo psicótico les
lleva al abuso sexual, que generalmente es de tipo intrafamiliar, que tiene por
objetivo dominar la angustia de desintegración y despersonalización generada
por la creciente autonomía de sus hijos (Condemarín & Macuran, 2005).

• Los abusadores subindividuados con bajo nivel de diferenciación: Estos sujetos


presentan ya sea un abandonismo pasivo o un abandonismo activo. Los
abandonismos activos presentan a su vez un grado mínimo de diferenciación; a
través de su pseudo yo expresan las consecuencias de sus experiencias en sus
familias de origen, caracterizadas por la negligencia grave, las separaciones
precoces y repetidas y el abandono. El abusador busca a través del contacto
sexual con el niño un contacto afectivo sin posibilidad de sentirse fracasado o
rechazado. Habitualmente este tipo de sujetos no violenta a sus víctimas
presentándose como abusadores gentiles. A veces también corresponden a
abusadores extra familiares y en algunos casos han sido adoptados por la familia
de la víctima. Los abandónicos agresivos que no sólo fueron víctimas de
carencias graves, sino que además sufrieron maltrato físico y generalmente
presentan conductas violentas con los niños. El tipo de abuso cometido por este
tipo de sujetos también puede se intra o extra familiar y puede ir acompañado
por conductas sádicas (Op. cit, 2005).

• Los abusadores subindividuados con una diferenciación moderada: Estos sujetos


muestran un grado moderado de diferenciación, lo que les permite funcionar
normalmente en ambientes relacionales equilibrados, pero no lo suficiente para
afrontar momentos de crisis que los enfrentan al riesgo de perder sus fuentes de
afecto y de consideración. En esos momentos de crisis regresan a una posición
de subindividuación, abusando de sus hijos ya sea para dominar su angustia de
abandono o para compensarla en el caso de separación, divorcio o muerte de su
madre, etc. Este tipo de abusador presenta una tendencia regresiva y abusa de
sus hijos en un momento de desinhibición ligado al consumo de alcohol (Op. cit,
2005).

• Los abusadores sobreindividuados no diferenciados: Los abusadores adoptan


una posición de aislamiento social, acompañado de una desconfianza paranoica.
Son adultos que han quedado atrapados, en su infancia, en relaciones
privilegiadas y exclusivas con la figura materna, y que estuvieron además
confrontados a una figura paterna maltratadora y autoritaria. El abuso sexual
producido por este abusador es mayoritariamente intrafamiliar, homo y
heterosexual. Desde el punto de vista de la estructura de la personalidad, estos
sujetos funcionan preferentemente sobre un modo paranoico (Op. cit, 2005).

• Abusadores sobreindividuados, con escaza diferenciación: La


sobreindividuación es la consecuencia de una relación fusional y gratificante con
la madre, pero a diferencia del grupo precedente, esta estableció con su hijo una
relación emocional y a menudo sexualmente incestuosa. Aquí, el padre es un
sujeto pasivo, dependiente de su mujer, por lo que el hijo toma el lugar del
hombre de la madre y el marido es como un hijo para su esposa. Este tipo de
abusador corresponde al obsesivo descrito anteriormente. El abuso sexual es casi
siempre extrafamiliar homo o heterosexual. A través de la seducción de un niño
y/o de un adolescente y de su abuso sexual, el sujeto trata, por una parte, de
realizar su proyecto de perfección narcisista y, por otra, de reencontrar el placer
sexual de la relación con su madre. Estos pedófilos corresponden a estructuras
de personalidad perversa (Op. cit, 2005).

• Los abusadores sobreindividuados con una diferenciación moderada: Estos


abusadores se han diferenciado en el marco de un proceso familiar caracterizado
por interacciones afectivas de seducción y rechazo. Este modelo relacional es
predominante en la diada madre-hijo y la experiencia de rechazo esta reforzada
por la presencia de un padre mucho más presente que en otros casos, pero
autoritario, cruel y violento. Estos sujetos, libres de angustia y de culpabilidad,
son manipuladores, seductores, responsables de abusos sexuales intra y extra
familiares; a menudo usan la fuerza y la amenaza para abusar de sus víctimas.
En el caso de abusos extra familiares, estos sujetos suelen ser responsables de
violación con asesinato de sus víctimas. En el nivel de la estructura de
personalidad, funcionan en un registro psicopático (Op. cit, 2005).
Lo anteriormente expuesto, como se señalo previamente, es un perfil
heterogéneo de los abusadores, sin embargo, Intervi (1989), plantea las siguientes
características en el caso de una mujer abusadora (Op. Cit, 2005):

• Edad promedio: 26 (oscila entre 16 y 36).


• Suelen conocer a las víctimas.
• El tipo de actividad sexual es variada.
• Alto porcentaje de antecedentes de abuso sexual en la infancia.
• Utilizan menos violencia que el varón en el acto.
• No suelen tener cómplices.

Bumby & Bumby (1997), proporcionó una revisión de reportes comunes


encontrados en la literatura científica que avalúa a las mujeres agresoras adultas. La
agresión sexual, sucede a menudo en situaciones que enfrentan el cuidados de un niño y
éste puede desarrollarse de manera independiente o forzado por un agresor sexual
masculino.

Las agresoras sexuales femeninas, están frecuentemente caracterizadas por una


historia de consumo de alcohol y drogas desde la adolescencia, inestabilidad emocional,
desórdenes psicológicos, psiquiátricos, mentales, introversión en el periodo escolar,
aislamiento social y abuso sexual en la infancia o adolescencia y con una extensa
experiencia de agresiones físicas por parte de su pareja (Bumby & Bumby, 1997).

Un número de autores ha intentado desarrollar una tipología de agresoras


femeninas (Faller, 1987; Matthews et al., 1991; McCarty, 1986; Sarrel & Masters, 1982
citado en Bumby & Bumby, 1997). La literatura científica a menudo se refiere a la
tipología creada por Matthews et al. (1991). Ellos identificaron cinco tipos de agresoras
sexuales femeninas:

1. El tipo de explotación y exploración: Cuando una niña o adolescente toca a un


menor de edad en forma sexual.
2. El tipo predispuesto: Una mujer con una historia de abuso físico y sexual, quien
abusa de su propio hijo o de otro niño que ella conoce.
3. El tipo de maestra/amante: Una mujer adulta que se enamora de un menor de
edad.
4. El tipo intolerable psicológicamente: Una mujer inestable con un severo
desorden psiquiátrico y de consumo de alcohol y drogas que abusa de un menor.
5. El tipo coercitivo: Una mujer que participa en la agresión sexual de un menor de
edad, iniciado por su pareja.

Matravers (2002) presenta otra tipología relacionada con las mujeres agresoras
sexuales:

1. La madre: Bajo compulsión abusa de sus propios hijos.


2. La mujer criminal: Utiliza la violencia sexual para intimidar o castigar a
menores de edad.
3. La mujer explotadora: Incita a menores de edad que trabajen como prostitutas y
abusa sexualmente de ellas.
CAPÍTULO III

JURISPRUDENCIA REFERIDA AL AMBITO DE LAS AGRESIONES SEXUALES

Número Identificador LexisNexis: 32016


--------------------------------------------------------------------------------
Tribunal: Corte de Apelaciones de Talca
Fecha: 04/04/2005
Rol: 511-2005
Partes: M.J.L.B. C.J.C.P SENAME con V.D.R.V.
Ministros: Rodrigo Biel Melgarejo; Eduardo Meins Olivares; Juan Carlos Álvarez
Valderrama.
Descriptores: Abuso sexual. Sana Crítica. Declaración de menor de edad. Valor
probatorio.

Doctrina:

Las declaraciones de menores de edad presuntamente abusados sexualmente


según las reglas de la sana crítica, no son suficientes para tener por establecidos los
hechos punibles por los cuales fue acusada la inculpada en calidad de autora de los
delitos de abuso sexual previsto y sancionado en el artículo 363 Nº 2 del Código Penal,
toda vez que la prueba sobre esta materia no conduce a que se forme la convicción de
que los hechos allí descritos hayan realmente ocurrido en la forma que se señalan en la
sentencia de primera instancia
Los elementos de prueba incriminatorios descritos se reducen a las imputaciones
que hacen dos menores presuntamente ofendidos, de sólo cuatro años de edad, de cuyos
testimonios surgen los demás antecedentes probatorios que indirectamente la
inculparían, como son las declaraciones de sus madres

Áreas del Derecho: Derecho Penal; Derecho Procesal:


Legislación aplicada en el fallo: Código de Procedimiento Penal art 456 bis;
CPP_AR-456 Código de Procedimiento Penal art 456 bis; CPP_AR-456bis

RESUMEN DE LA SENTENCIA

Talca, veinticuatro de septiembre de dos mil tres

Vistos:

Se ha ordenado instruir este sumario criminal rol Nº 1.097-2001, a la que se


encuentran acumuladas la causa rol Nº 1.318-2001 del Primer Juzgado de Letras de esta
ciudad y la rol Nº 1.891-2001 de este Cuarto Juzgado, para investigar los abusos de
carácter sexual efectuados en menoscabo de los menores de edad Matías Joaquín Bravo
Loyola y Cristóbal Javier Cárcamo Poblete, ocurridos en fechas no precisadas de los
meses de marzo a junio del año 2001, y la participación y responsabilidad criminal
atribuida a Verónica del Pilar Ramírez Valdés natural de Talca, 34 años de edad,
asistente de párvulos, soltera, sin apodo, lee y escribe, C.N.I. Nº 11.134.132-K, nunca
antes procesada, domiciliada en 15 1/2 Sur 8 y 9 Oriente Nº 170 de Talca, quien a fojas
18, prestando declaración indagatoria, manifiesta que conoce el motivo de su citación,
ya que se efectuó un sumario por supuestos abusos deshonestos que habría efectuado a
menores del jardín infantil Pinocho, por lo cual fue sometida a proceso como autora del
delito de acción sexual en menoscabo de Matías Joaquín Bravo Loyola y Cristóbal
Javier Cárcamo Poblete, cometidos en fechas no precisadas entre los meses de marzo a
junio del año 2001, en esta ciudad, habiéndose agregado su extracto de filiación a fojas
226 y siendo acusada por igual ilícito a fojas 274.

A fojas 60 comparece María Poblete Díaz, secretaria, domiciliada en Villa Doña Ignacia
5 1/2 Poniente B, Nº 1103 de Talca, quien en representación de su hijo Cristóbal
Cárcamo Poblete, deduce querella criminal por el delito de abuso sexual en contra de
Verónica Ramírez.

A fojas 134 comparece Juan Manuel Campos Gallardo, Director Regional del Servicio
Nacional de Menores, domiciliado en calle 1 Sur Nº 246 de Talca, quien deduce
querella criminal en contra de Verónica Ramírez Valdés, por el delito de abuso sexual
en contra de los menores Cristóbal Cárcamo Poblete y Matías Bravo Loyola.

A fojas 282 la abogado de la querellante María Poblete Díaz, se adhiere a la acusación y


pide se condene a la acusada al máximo de la pena prevista por la Ley.

A fojas 283 la abogado del Sename, deduce acusación particular en contra de la


procesada Verónica del Pilar Ramírez Valdés, solicitando que sea condenada al máximo
de las penas que considera la Ley para este tipo de delitos.

A fojas 287 el apoderado de la querellante Alejandra Loyola Mercado, se adhiere a la


acusación judicial solicitando se condene a la encausada Ramírez Valdés al máximo de
la pena prevista por la ley atendida la edad del menor de autos, su indefensión y la
posición de garante que poseía la procesada frente a los hechos, provocando en
definitiva, secuelas imborrables en la vida del menor.

A fojas 293 el abogado del procesado, contestando la acusación formulada en su contra,


solicita su absolución porque no se ha acreditado del modo exigido en el artículo 456
bis del Código de Procedimiento Penal, que la procesada hubiere efectuado ni
participado de una acción sexual como la que se define en el artículo 366 del Código
Penal. En subsidio invoca la circunstancia atenuante del artículo 11 del Nº 6 del Código
Penal, esto es su irreprochable conducta pretérita, rebajada en un grado de conformidad
al artículo 68 bis del Código Penal la que debe tenerse como muy calificada y se le
conceda alguno de los beneficios contemplados en el artículo 18.216. En el tercer otrosí,
deduce tachas en contra de María Poblete Díaz (madre del menor Cristóbal) y Alejandra
Margarita Loyola Mercado (madre de Matías), conforme al artículo 460 Nº 1 del
Código de Procedimiento Penal.

A fojas 298 se recibió la causa a prueba.

A fojas 310 quedaron los autos para los efectos señalados en el artículo 499 del Código
de Procedimiento Penal.

A fojas 312 se decretó medida para mejor resolver.


A fojas 316 vuelta, se tuvo por cumplida la medida para mejor resolver y quedaron los
autos para fallo.
Cabe señalar:

- Comunicación de fojas 1, emanada de la pediatra doctora Zunilda Gambetta A., y


dirigida al Director del Hospital Regional, doctor Rafael Silva, de fecha de junio de
2001, mediante la cual aduce que el día viernes 22 del presente a las 08:00 A.M.
concurre al Servicio de Urgencia de ese Hospital, la señora María Eugenia Poblete
Díaz, quien se desempeña como secretaria en el Departamento Programas de las
Personas de la Dirección del Servicio de Salud, para solicitar orientación y eventual
tratamiento para su hijo Cristóbal Javier Cárcamo Poblete de 3 años 10 meses, quien
el día anterior le habría relatado diversas actividades con características de abuso
sexual, que han sido realizadas por parte de la tía del Jardín Infantil Pinocho,
dependiente de este Servicio, funcionaria identificada por el menor como tía Vero. El
examen físico como es característico en éstas situaciones es normal, no obstante por
sus características de lo referido por el menor amerita una mayor acuciosidad se
envía a psiquiatría infantil a la doctora Ana Concha, que lo atiende el día de ayer.
Después de esta entrevista el profesional referido confirma la sospecha de manejo
abusivo y no apropiado en el trato con el menor, dicha profesional considera
necesario realizar tratamiento psicoterapéutico por la psicóloga infantil del Hospital.
A raíz de esta revelación la señora María Poblete, comienza a relacionar situaciones
previas como intenso rechazo del niño para asistir al jardín posterior al cambio de
nivel, situación que se presentó antes.
- Denuncia de fojas 2, mediante la cual Juan García Heredia, Asesor Jurídico del
Hospital Regional, señala que por resolución N-638 de junio del presente año, el
señor Director del Hospital Regional de Talca, doctor Rafael Silva Orellana, ordenó
instruir sumario administrativo, nombrándose al infrascrito como Fiscal a fin de
esclarecer y establecer responsabilidad en torno a la denuncia formulada por la
profesional funcionaria de ese establecimiento, doctora Zunilda Gambeta A., en nota
reservada, fechada el 26 de junio pasado, en el cual alude a la situación del menor
Cristóbal Javier Cárcamo Poblete, de 3 años 10 meses, que habría sido víctima de
supuestas actividades con características de abuso sexual, por parte de una
funcionaria del Jardín Infantil Pinocho, dependiente del aludido establecimiento,
identificada como Tía Vero. Solicita en mérito a lo expuesto y disposiciones legales
que invoca, tener por denunciado estos hechos, disponer las medidas conducentes a
su esclarecimiento, asegurar la persona del o los delincuentes, y castigo de quien
corresponda.
- Orden de investigar agregada de fojas 5 a 22 mediante la cual la Policía de
Investigaciones da a conocer al tribunal las diligencias llevadas a cabo, para el
esclarecimiento de los hechos denunciados. Se hace presente que el sitio del suceso
es el Jardín Infantil Pinocho, ubicado en calle 10 Oriente esquina 2 Sur de la ciudad
de Talca, inmueble de material sólido, de dos pisos, orientado de sur a norte, con
dibujos alusivos a caricaturas en sus paredes. En el segundo piso, por un pasillo
orientada de sur a norte, se observan al costado poniente 4 habitaciones utilizadas
como salas de juegos las de los extremos y dos dormitorios, las del centro y frente a
ellas, baños y un salón de juegos. No se logró apreciar huellas, indicios o señales
útiles sobre el particular.
- Informes psicosocial de fojas 23 a 32, fechados el 22 de agosto de 2001, emanados
por la sicóloga Karina Ávila A. del Centro Unamos Las Manos, correspondientes a
Matías Joaquín Bravo Loyola, en que se consigan que es un niño de 4 años de edad,
clínicamente impresiona como un niño dócil y tímido, de conducta tranquila,
respetuoso, su nivel de lenguaje se adecua a su estadio evolutivo, respondiendo
correctamente la información básica, concluyendo que efectivamente éste sufrió
experiencias sexuales abusivas por parte de la Tía Vero, a quien el niño identifica
con claridad, así como también el relato que realiza demuestra que el niño vivenció
esta situación traumática, pues debido a su desarrollo cognitivo y nivel evolutivo se
hace imposible que pudiera haber "fantaseado" o "inventado" tal experiencia, por
otro lado se hipotetiza que el niño aún se encontraba en la fase de seducción del
Ciclo Abusivo, lo cual explica la inexistencia de conductas abiertamente rechazantes
tanto hacia el jardín como hacia su misma agresora.
- La doctora psiquiatra Ana Concha L. y la sicóloga Claudia, concluyen, señalando
que Matías presenta un trastorno adaptativo secundario a historia de abusos
deshonestos, la temática del menor es confiable y todas las profesionales que lo han
evaluado concluyen en la existencia de abuso.
- Certificado de atención médica emanado por la médico pediatra doctora Zunilda
Gambetta Alarcón, rolante a fojas 35, mediante el cual certifica atender
profesionalmente al menor Cristóbal Cárcamo Poblete, de 3 años 10 meses, quien el
viernes 22 de junio del presente año, acude en compañía de su madre al Servicio de
Urgencia del Hospital Regional de Talca, concluyen que por todos los antecedentes
anteriores no le cabe duda en plantear el diagnóstico de abuso sexual.
- Informe de sexología de fojas 48 emanado del Servicio Médico Legal de fecha 9 de
agosto de 2001, quien señala haber examinado ese día al menor Cristóbal Cárcamo
Poblete de 3 años 11 meses, concluyendo que presenta examen genital normal y con
dicho examen no es posible confirmar ni descartar abuso sexual.
- Informe de sexología de fojas 48 emanado del Servicio Médico Legal de fecha 13 de
agosto de 2001, quien señala haber examinado el día 8 de ese mes, y año al menor
Matías Joaquín Bravo Loyola de 4 años de edad, concluyendo que con dicho examen
no es posible precisar la existencia de abuso sexual, no pudiéndose tampoco
descartar dicha posibilidad.
- Querella criminal de fojas 53 interpuesta por Alejandra Loyola Mercado por el delito
de abuso sexual de su hijo Matías Bravo Loyola, en contra de Verónica Ramírez,
solicitando admitirla a tramitación, someterla a proceso, embargarle bienes en
cantidad suficiente, acusarla y en definitiva condenarla al máximo de las penas y a
las accesorias legales y el pago de los perjuicios.
- Querella criminal interpuesta por María Poblete Díaz, en contra de Verónica
Ramírez, por el delito de abuso sexual en menoscabo de su hijo Cristóbal Cárcamo
Poblete, mediante la cual pide se acoja a tramitación, se someta a proceso por el
delito especificado, embargarle bienes en cantidades suficientes, acusarla y en
definitiva condenarla al máximo de las penas y a las accesorias legales y el pago de
los perjuicios.
- Informe psicológico de avance del Centro Unamos Las Manos de fecha 27 de agosto
de 2002, de fojas 250 y siguientes correspondiente al menor Matías Joaquín Bravo
Loyola, en el que se concluye que de acuerdo a los antecedentes y posterior a
aproximadamente un año de intervención terapéutica con Matías Bravo Loyola y con
sus padres se puede concluir que el niño fue víctima de abusos sexuales al interior
del Jardín Infantil donde asistía, e identifica a su agresor, como la Tía Vero,
relacionándola con el mismo sistema escolar, mencionado. Luego de una remisión
parcial de los síntomas que Matías presentaba al inicio del proceso de intervención,
éstos se han reactivado e intensificado posterior a las gestiones judiciales realizadas,
lo cual da cuenta que el niño presenta síntomas asociados a un trastorno por estrés
postraumático.
Dictada por el señor Moisés Muñoz Concha, Juez Titular.
Autorizada por doña Darina Contreras Calderón, Secretaria Titular.
Rol Nº 1.097-2001.
Talca, diez de diciembre de dos mil cuatro.

Visto:
Se reproduce la sentencia apelada de 24 de septiembre de dos mil tres
Por estas consideraciones y lo informado por el señor Fiscal Judicial a fs. 337 y
lo dispuesto en los artículos 514, 527 del Código de Procedimiento Penal, se declara:

I. Que, complementando la sentencia apelada de fecha 24 de


septiembre de 2003 que rola de fs. 317 a fs. 330, en lo que se refiere a las tachas
opuestas a fs. 293 en contra de las testigos María Eugenia Poblete Díaz, Alejandra
Margarita Loyola Mercado y Francis Estefanía Cárcamo Díaz, declarándose que
dichas personas son inhábiles como testigos en esta causa.
II. Se absuelve a Verónica del Pilar Ramírez Valdés de la acusación
formulada, a la cual se adhirieron los querellantes Alejandra Loyola Mercado y
María Poblete Díaz y de la acusación particular del Servicio Nacional de Menores
Sename.
CASO DE ABUSO SEXUAL HACIA UN MENOR DE EDAD

Reportaje Revista Paula Noviembre 2006

LA MUJER QUE ABUSO SEXUALMENTE DE UN NIÑO

Una chilena de 43 años, fue condenada de forma irrevocable a cumplir una


condena de 10 años y un día por el delito de abuso sexual reiterado en contra de un
niño de 6 años que cuidaba durante el día. Sus padres relatan por primera vez como han
ido reparando lo aparentemente irreparable.

Recuerdan lo inocente que eran cuando la mujer cuidadora se sentaba en la cama


del menor (su nombre ha sido cambiado por protección al menor) entonces de 6 años, y
él se paraba sobre el cubrecamas de “demonios de Tasmania" para abrazarla por los
hombros. Otras veces ambos se ponían a jugar en el living y el también la abrazaba. Eso
veía la madre cuando llegaba de la oficina a la casa.

—Hola, ¿que están haciendo?, ¿que hicieron en la tarde?— les preguntaba. Ambos se
miraban a los ojos y se reían.

—Ya, ¿que onda? —insistía la mamá.

—Es un secreto -decía la cuidadora.

—Si, mamá, es un secreto, no te lo podemos decir—, repetía el menor.

Y la mujer y el niño se volvían a mirar y a reír.

"Esas veces ellos estaban en una complicidad total de la que yo quedaba completamente
fuera", relata hoy la madre, 39 anos, contadora auditora. "Al final me contaban que
habían ido a la plaza o que habían dado una vuelta a la manzana. Yo les decía que no
me gustaban los secretos, pero relajadamente, como sumándome al juego. Ahora me
doy cuenta de que esa complicidad nunca debería haber existido, o que me debería
haber puesto en alerta".

Como se descubre:

El niño relató su experiencia de abuso en manos de su nana, entre 2004 y 2005,


con todos los detalles que era capaz de recordar delante de seis jueces, en dos juicios
orales, en marzo y julio de este año. En ambas ocasiones se sentó en un sillón giratorio,
sin sus padres al lado. Enterraba la cabeza en el respaldo o se escondía debajo de la
mesa. Tiritaba de pies a cabeza o enrojecía violentamente cuando los abogados
pronunciaban el nombre de la nana. Su cuerpo se sacudía involuntariamente cuando
repetía lo que había vivido en la cama de sus padres, en la suya o en el sofá del living,
entre los 6 y los 7 anos, en su casa. Los fallos judiciales contienen el relato completo del
menor y las declaraciones del siquiatra y el psicólogo que lo atendieron inmediatamente
después de descubierto el abuso.

Eso, el destape de una situación que venía dándose a escondidas y en silencio


por un año, ocurrió el último fin de semana de febrero de 2005, justo antes de que la
nana regresara de sus vacaciones. El niño se había ido a dormir a la casa de su abuela.
Extrañamente, paso la tarde del sábado encerrado en la pieza, llorando, gritando que
quería ver a su mama. Ya estaba oscuro cuando se calmó. Mientras veía Jurassick Park,
le hizo una pregunta a su abuela. ¿Abuelita, es normal que una mujer adulta le chupe el
pene a un niño de 7 anos?

Yo empecé a notar esporádicamente en mi hijo una actitud como de rechazo


hacia nosotros. Si un fin de semana se portaba mal y le decíamos 'Le vamos a decir a la
nana que venga, porque a ella le haces caso', él se ponía a llorar y decía que éramos
malos padres", recuerda su mama. Y agrega: "nunca perdió el apetito no bajo las notas
ni la profesora me comento cambios de conducta. No teníamos indicios de lo que estaba
viviendo". Hoy recuerda ciertos detalles claves, que en esos momentos no la alertaron.
La mama llamaba después de almuerzo a su casa para hablar un rato con su hijo. Varias
veces tuvo que esperar un minuto entero hasta que alguien contestara. "0 me decía que
estaba jugando y cortaba al tiro" dice, en dos o tres ocasiones se extraño de que la nana
se demorara tanto en vestir al niño. "Yo les gritaba y ellos bajaban después de un rato.
Ella venía mascando chicle", recuerda. Apenas unos pocos días antes de que el niño,
hablara con su abuela, la mama tuvo un ligero estremecimiento. En un paseo a la playa,
al sacarse el traje de baño, a niño se le enredó el pene en la malla protectora y aulló de
dolor. "Un salvavidas que actuaba como paramédico cortó el traje de baño con una
tijera, porque no dejaba que nadie lo tocara. Esa noche lo bañe y le pedí que me
mostrara la herida. No quiso, pero yo me puse firme y me di cuenta de que tenía varias
marcas rojas, no solo en un punto. Se puso a llorar. Lloraba y lloraba y yo le decía que
no se preocupara, que las heridas iban a sanar, y el, con los ojitos cerrados, me decía no,
mama, no, no, no. Yo le pedí que me mirara y que me dijera si le había pasado algo más
que el asunto del traje baño. Volvió a llorar, pero se salió de la tina y se vistió, porque
un amigo lo estaba esperando para jugar. Se que en ese momento, trató de decirme lo
que le estaba pasando, pero después lo vino a buscar mi mama para que pasara el resto
de las vacaciones con ella. El fin de semana le confeso todo". Así comenzó todo.

En julio, terminado el segundo juicio, la familia del niño se traslado a otra


ciudad de Chile para poner distancia con el pasado y llevar una vida lo más parecida
posible a la de antes, a la de siempre.

En el juicio, el lunes a las 8:15 de la mañana, se presentó la nana, como


correspondía, al fin de su feriado legal. Negó todo, de punta a cabo. Y siguió haciéndolo
en los dos juicios orales que efectuaron después. Resume la mama: "Lo único que
repetía, a modo de excusa, era que tenia dos hijas, que como iba a hacer algo así si
quería tanto al menor. Nunca dijo que estábamos mintiendo. No lloró, no gritó, no nos
insultó. Mientras el padre le gritaba que la iba a meter a la cancel, yo pensaba en mi
sobrina y me imaginaba todo lo que ella iba a sufrir. Si en ese momento la nana me
hubiera dicho ‘Perdóname, perdóname, soy una mujer enferma, ayúdame', quizás lo
hubiera hecho. Yo seguía bloqueada".

El papa llamo al Sename para pedir orientación y la mamá llevo al niño adonde
un siquiatra. "Íbamos camino a la consulta, los dos callados, y de la nada me dijo:
'sabes mamá, esa mujer hacia que le chupara la cosa café que tienen las mujeres ahí', y
me apunto los pechos. Fue lo primero que me contó". El siquiatra confirmo a los padres
que había sido abusado sexualmente y que tenia un daño grave, y así lo declaro
posteriormente en el juicio. Ese mismo día los recibió un psicólogo del centro regional
de atención a victimas y protección de testigos de la Fiscalía de Valparaíso. Poco
después, empezó a recibir atención psicológica con uno de los especialistas de la
corporación, una ONG enfocada al maltrato infantil grave y abuso sexual de niños.

Las semanas y los meses que siguieron a la revelación inicial fueron un infierno
de dolor para ambos padres. El niño, en estado de angustia, les fue relatando los
recuerdos que lo atormentaban. A veces simplemente lloraba, se golpeaba la cabeza
contra la pared y decía: "Soy malo, soy malo, me quiero morir". Llevaba a su madre a
su cama y le decía que se acostara. El se tendía al lado, tal como la nana lo hacia
ponerse. "Mama, nosotros veíamos tele desnudos en mi cama y nos vestíamos cuando
estabas a punto de llegar. Éramos como pololos", le explico.

Cuenta la madre: "Un día yo estaba haciendo su cama y el entro de repente a la


pieza. Estaba muy angustiado. Me miro y me pregunto si existían los niños gay. Y se
puso a llorar. Lloro una hora entera, probablemente mas, y no pude calmarlo. Lo
tomaba de los hombros pero todo su cuerpo tiritaba y no podía sujetarlo. Se enterraba
los puños en la cara y seguía llorando. De pronto abrió los ojos, me miro y me dijo: 'Lo
que pasa es que siento cosas como las que sentía con esa mujer cuando mi papa me
abraza'". En la terapia el niño entendió que el culpable no era el.

La ratificación de la condena de 10 años de prisión y el inminente


encarcelamiento de la nana no hace más que fortalecer la terapia de reparación que
recibió el chico. Al enterarse del fallo definitivo, se quedo callado un rato, como
calculando, y finalmente dijo: "Guando ella saiga, voy a tener 18 años y ya voy a poder
defenderme solo".

Periodistas Alejandra Carmona y Carolina Díaz


CONCLUSIÓN

En el presente informe se conceptualizó el fenómeno que tiene relación con las


mujeres agresoras sexuales en niños, orientado a brindar una claridad con respecto a los
elementos asociados al tema. Desde una postura educativa, proporcionará al lector una
comprensión con respecto al contenido y a la realidad frente a la cual se enfrentan los
niños, propiciando la visualización de aquellas temáticas vinculadas a este grave
problema, revelando la condición de oscuridad en la cual se encuentra, condición que
por sobre todas las cosas, ha contribuido al origen y mantención de esta realidad no
cuestionada en la actualidad, ya que se mantiene la creencia de que la mujer es incapaz
de cometer agresiones sexuales en contra de menores. Ser femenina significa
protección, cuidado sin agresión y sin connotación sexual. Catalogar a una mujer bajo la
terminología de agresora sexual, se estaría considerando que dichas categorías de
mujeres, actúan de forma contraria a la creencia que se mantiene respecto a su propio
género.
Testimonios tradicionales sobre sexualidad evidencian, que la sociedad percibe a
la mujer como inocente y pasiva en términos de agresiones sexuales, lo cual podría
jugar un rol importante en el bajo reconocimiento que se le brinda a la mujer agresora.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

• Bumby, K. M., & Bumby, N. H. (1997). Adolescent female sexual offenders. In


B. K. Schwartz, & H. R. Cellini (Eds.), The Sex Offender. Kingston: CRI.

• (DeBell, 2001)

• Condemarín, P.; Macuran, G. (2005). Peritajes Psicológicos Sobre Los Delitos


Sexuales. Editorial Jurídica de Chile.

• Carmona, A.; Díaz, C. (2006) La mujer que abuso sexualmente de un niño.


Reportaje Revista Paula Noviembre 2006. Disponible en: www.pediatraldia.cl,
recuperado 30 de noviembre, 2007

• Estudio Alemán, disponible en: http://forogam.loeda.net/forogam.html,


recuperado 18 de noviembre, 2007

• Faller, 1987; Matthews et al., 1991; McCarty, 1986; Sarrel & Masters, 1982
citado en Bumby & Bumby, 1997). Adolescent female sexual offenders. In B. K.
Schwartz, & H. R. Cellini (Eds.), The Sex Offender. Kingston: CRI.

• González, E.; Martz, V.; Leyton, C & Bardi, A. (2004). Características de los
Abusadores Sexuales. Revista Sogia; 11(1): 6-14

• Guzmán, I. (2007). Madres agresoras. Diario La Tercera (28 de julio, 2007).


Disponible en: http/www.latercera.cl, recuperado 18 de noviembre, 2007

• Guía de sugerencias papa apoyar a menores que han sufrido abuso sexual
(2004), disponible en: httpwww.educarenigualdad.orgUploadMat_60_BELIVE-
ME.pdf, recuperado 18 de noviembre, 2007-11-30

• Hill, K. (2005). Estudio de Abuso Sexual. The Atlanta Journal-Constitution.


Disponible en: http://es.geocities.com/mandefender/INT056.htm, recuperado 18 de
noviembre, 2005

• Matravers, A. (2002). Women Sex Offenders: the Use and Misuse of


Classification. Paper presented at the meeting of the American Society of
Criminology, Chicago.

Potrebbero piacerti anche