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ARQUITECTURA HOLISTICA

Holistico viene del Griego Holos, que quiere decir “todo”, percibir, sentir, ver las
cosas, al hombre a la naturaleza, e inclusive al cosmos como “un todo”.
Hoy en día se habla de Medicina Holística para ver al cuerpo humano en su
constitución integral: cuerpo, alma, emoción, espiritu; y de Arquitectura
Holistica como una visión integral en cuanto a espacios y como vitalizarlos para
mejorar nuestras vidas. Para poder comprender mejor lo que vendría a
constituir una verdadera Arquitectura Holistica necesitamos “conocer” el
entorno donde se desarrolla la Arquitectura: la naturaleza, el espacio vital;
estudiar milenarias enseñanzas de la Ciencia de la Armonía denominada Feng
Shui; y también escudriñar las obras Arquitectónicas de nuestros antepasados
en civilizaciones grandiosas como el Egipto, Grecia, China, Maya, Inca, etc.
Empecemos por visualizar y entender a nuestra tierra(integrante de un
ordenamiento Cósmico maravilloso e infinito), masa planetaria aparentemente
constituida solo por materia inerte como tierra y rocas; sino como un ente vivo
del cual todos los seres vivos extraemos el alimento para nuestra supervivencia
desde tiempos inmemoriales, ente vivo que se regenera y vitaliza para
nuevamente hacer brotar las plantas con un valor nutriente llamado por la
sabiduría antigua como Shakty, energía que vitaliza y nutre nuestro cuerpo
vital; entendido así veremos que la tierra se constituye en nuestra Gran Madre
porque además de darnos cobijo, sostenimiento y alimentos, nos nutre de una
energía vital que no percibimos los hombres, por haber perdido esa
sensibilidad hacia ella, por haber perdido el lenguaje para comunicarnos con
ella; esas energías maravillosas de la tierra se nutren a su vez de las energías
del sol, la luna y de todo el cosmos y fluyen naturalmente en la Madre Tierra a
través de sus propios elementales y los elementales del fuego, el agua y el
aire; y constituyen el alimento integral de todo ser vivo y que de saberlo utilizar
y derivar a nuestras moradas podríamos vivir mas armoniosamente con
nosotros mismos, con nuestros semejantes y con la naturaleza.
En estos tiempos gracias al “Conocimiento” invicto de todos los tiempos,
sabiduría milenaria de las grandes civilizaciones que nos han antecedido;
integrado a la Ciencia–arte milenaria del Feng Shui, y que están al alcance del
hombre investigador; es posible contar con un conocimiento pragmático
tangible que permitiría no solo entender, sino comprender el lenguaje de la
naturaleza para saberlo derivar sabiamente a nuestras moradas; crear y
moldear espacios armoniosos para que esa energía denominada Chi, Ki,
Neuma, Kausay, etc, que deriva del Gran Aliento Divino, fluya armoniosamente
nutriendo todos los rincones de la vivienda, del cual a su vez sea el mejor
beneficiario el hombre que lo habita. Para que esa “segunda piel” sea un
vórtice de energía, en el cual el hombre encuentre armonía, bienestar, salud,
prosperidad en todo orden de cosas; ¿porqué no? Si la Madre Tierra, así como
nuestra Madre biológica, nos brinda todo. El problema es que nosotros los
hombres, no hemos sido, ni somos buenos hijos para con ella, nuestra
inconciencia nos ha llevado a depredarla, contaminarla, envenenarla, y aún así
seguimos recibiendo sus beneficios, pero indudablemente en menor grado,
pues ese “Shakty” energético ya no es el mismo, y obviamente los perjudicados
somos nosotros mismos.
Hoy en día gracias a la sensibilización de algunos buenos hijos, o quizás como
una salida de emergencia ante lo grotesco que resulta nuestro comportamiento
con nuestra Madre Tierra, todos los campos del quehacer del hombre se han
volcado a lo natural, a la ecología, conservación del medio ambiente, etc.
queremos salvar nuestro espacio vital al cual lo hemos degradado en extremo
es necesario cuidar lo que nos queda, si queremos recibir lo que naturalmente
nuestra madre quiere darnos.
Sin lugar a dudas la profesión del Arquitecto, como lo han sostenido maestros
de la Arquitectura, viene a ser la profesión mas antigua, por tanto es menester
conocer como en aquellos tiempos nuestros antecesores moldeaban y creaban
los espacios. No debe extrañarnos que todas sus realizaciones estaban en
correcta relación con el entorno, expresaban un lenguaje figurado, como las
grandes catedrales y es indudable que conocían las leyes de la naturaleza.
Sabían que cualquier realización del hombre debiera estar conectado con un
todo existente, la naturaleza, el cosmos, las Energías Divinales.
La Arquitectura empieza a existir cuando el hombre moldea formas y
aprehende espacios en su natural búsqueda de cobijo y protección; las
primeras formas de aprehender esos Espacios, fue a través de su instinto
natural, acorde a sus necesidades básicas y en armonía con su entorno. Las
edificaciones que hasta ahora son testimonio de las Grandes civilizaciones
como Egipto, Grecia, China, Incas, Mayas, Aztecas, veremos que sus
construcciones tenían mucho que ver con las energías de la naturaleza y el
Cosmos.
En estos tiempos se ha llegado a Filosofar tanto sobre Arquitectura, y al
parecer nos hemos metido en un intrincado laberinto de ideas y abstracciones
que quizás nos estamos alejando del verdadero sentido de lo que son nuestras
legitimas preocupaciones, responder mejor a las exigencias de un hábitat
apropiado para el hombre. El Arquitecto simplemente y con naturalidad, con
ese don de crear formas y con esa sensibilidad que debe cultivar para percibir
la energía subyacente de la madre tierra, debería dirigir sus dones y sus manos
a crear espacios vitales por donde fluya armoniosamente las energías del
Logos Creador, potenciando los espacios y haciéndolo una verdadera segunda
piel, donde el hombre pueda sentir y nutrirse de esa energía.
En la producción arquitectónica del hombre encontramos por ejm. la
monumentalidad de construcciones, que NO eran para mostrar arrogancia y
grandeza, sino para simular la pequeñez del hombre ante lo Divino, y el fluir de
las energías, que podían potenciarse gracias a las formas que obedecían a
intenciones claramente definidas, y entonces se convertían en espacios
energéticos para nutrir a sus hijos, los hombres. En los últimos tiempos, vemos
que la edificaciones han adquirido tamaños y formas no precisamente con la
mejor intención de correlación con el entorno circundante, sino mas bien para
satisfacer las exigencias y exquisiteces del hombre moderno. Con el correr el
tiempo se han formado grandes ciudades atestadas de gigantescos edificios,
dejando su espacio natural, ha dejado el verde, el aire natural, las fuentes de
agua naturales, y se ha ido adecuando a las formas cada vez mas agrestes de
las ciudades, deshumanizándose, producto de ese entorno en el que se ve
forzado a vivir. Son tiempos de lucha diaria que mantienen al hombre en las
ciudades en busca de su subsistencia y realización. Lucha en la que se abate
en interminables calles asfaltadas, rascacielos, constreñidos horarios y
castradas imágenes. Esta situación suscita gran preocupación dado que los
caminos de la humanidad que hoy se dirigen de manera desconsiderada y
peligrosa hacia la degradación de su espacio vital. La causa de este grave
error se debe en gran parte a la ofuscación de sus sentidos que se encierran
en una prisión de deberes mecanicistas, haciéndonos cada vez mas ajenos a la
naturaleza, hemos dejado de ver a la naturaleza como algo “vivo”. La vida
mecanicista familiar y social dentro una sociedad de consumo, hacen estéril la
búsqueda por su autenticidad cada vez con mayor desánimo, pues tanto las
actividades citadinas, como las definiciones urbanas a través de planeaciones
mortíferas, han hecho que el hombre se identifique con estructuras falsas que
impiden su identidad con el “TODO”.
El Feng Shui, Ciencia-arte de la China Milenaria, gracias a algo positivo de la
Globalización, ha rebasado sus fronteras y desde ya un buen tiempo ha
invadido occidente, con provechosos resultados en grandes urbes como Hong
Kong, Tokio, New York, China, etc. Pero como todo conocimiento nuevo en
occidente, ha sido sometido a esa proclividad occidental, mercantilizarlo,
desvirtuando su verdadero contenido y esencia, alterando sus principios y
obviamente llevando a confusiones que degradan su verdadera importancia
para ser aprovechada en aras de la armonía del hombre con su entorno, la
naturaleza y la sabia utilización de la energía subyacente de la tierra el Chi.
Existe una conexión invisible y sutil entre la naturaleza y nosotros, por lo tanto
debemos de encontrar la manera de vivir en armonía con ella y respetarla.
Si el Arquitecto es el profesional por excelencia para moldear espacios, es
imprescindible que adquiera la sensibilidad para percibir esa energía
subyacente de la Madre Tierra, conocerla, comprenderla y crearle los espacios
adecuados para que esta fluya armoniosamente, nutra y haga sentir a su
usuario el agrado de estar bien en esa segunda piel que es su morada.
Sintetizando, podríamos decir que la Arquitectura Holistica es aquella que
conoce el espacio vital, lo entiende y lo moldea de acuerdo a las leyes de la
naturaleza, utilizando el “conocimiento” trascendental y la Ciencia del Feng
Shui, que ya ha estudiado y desarrollado en miles de años un basto
conocimiento, manejar adecuadamente las energías de la madre tierra en
todas sus variables, aparentemente complejos a los esquemas intelectivos del
hombre occidental, pero simples a quienes se acercan a comprender el
lenguaje de la naturaleza, basta con sensibilizarnos y entender al espacio vivo,
la naturaleza viva, el agua y el aire vivos; con emoción superlativa sustraer lo
mejor de esas energías y canalizarlos a esos espacios creados para el hábitat
del hombre.

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