INTRODUCCIÓN
El periodismo es todavía una disciplina demasiado joven. La escuela de periodismo más antigua del
mundo no ha cumplido un siglo de existencia, pese a que los primeros periódicos se hicieron poco
después de la invención de la imprenta por Gutemberg, en el siglo XV, los famosos Zeitung
alemanes.
Cuando no existía la nota informativa tal como la sacralizó la agencia estadounidense de noticias
Associated Press, a partir del asesinato de Abraham Lincoln, y aún no se había inventado la
entrevista hasta que a un tal James Gordon Benneth se le ocurrió publicar tal cual las preguntas y
respuestas de su conversación con la regenta de un burdel ¿qué contenían los periódicos?
La mayoría de ellos llenaban buena parte de sus páginas con literatura. Si bien es cierto que
publicaban algunos asuntos de lo que más tarde denominaríamos interés público, como edictos y
avisos gubernamentales, llegadas y salidas de barcos y más tarde, de trenes, precios de mercaderías,
etc. también lo es que se escribían apasionadas diatribas a favor o en contra de temas diversos, que a
veces rayaban en la filosofía, se publicaban cientos de poemas y eran los propios periódicos los que
promovían los llamados “Juegos florales”, que no eran sino certámenes de literatura. Así, no
debería asustar hoy a los editores de la prensa que se publiquen algunos textos con vuelos literarios,
un tanto alejados del gastado corsé de la pirámide invertida: el periodismo literario es –cuando
mucho– una vuelta a los orígenes. Pero en la época en que fue creada, la pirámide invertida
respondía a las necesidades de la agencia Associated Press, a saber:
2
• Que todos sus asociados, de muy diversos enfoques editoriales, recibieran noticias que
pudieran ser publicadas en todos ellos. Por eso la necesidad de ajustarse únicamente a los
hechos.
• En esa época los periodistas no tenían formación académica, por lo que se creó un formato
a partir de seis preguntas, que podía ser llenado por cualquiera.
• Los problemas técnicos de la transmisión de noticias por telégrafo, que imponían el orden
jerarquizado, de modo que se interrumpía la transmisión, quedara siempre lo primordial. 1
Es así que desde 1865, los periodistas hemos padecido la dictadura de la pirámide invertida. Útil en
el momento de crear las estructuras del oficio, su función inicial era facilitar la vida a los editores al
estandarizar criterios y asegurar mínimos de calidad. Tras el lead compuesto por la respuesta a las
W´s, lo único que cabía era escribir el resto de los hechos de mayor a menor importancia.
Por eso la mayor parte de los periodistas son malos escritores de remates aunque la mayoría cuida
mucho la entrada. La pirámide invertida implicaba darle al lector cucharadas cada vez más
aburridas de información y la noticia, en vez de terminar en un remate, moría de inanición. 2 Si lo
que se escribe está jerarquizado de mayor a menor importancia, es tanto como decirle al lector,
entre más lea, peor para usted: cada vez será más intrascendente y aburrido.
En ese sentido, el avance más significativo del periodismo en nuestra lengua lo han conseguido los
periodistas españoles, al sustituir la nota informativa por el género seco. Contra la clasificación de
los géneros informativos que aprendimos los periodistas mayores de 25 años, Miguel Ángel
Bastenier, director de la escuela de periodismo del periódico El País, propone ésta:
• Reportaje 3
1
Sánchez, José Francisco. “La pirámide invertida: la caída de un mito”. Cuadernos de Información, no. 8.
Facultad de Comunicaciones, Pontificia Universidad Católica de Chile. Consultado el 20 de sept. De 2008.
en http://fcom.altavoz.net/prontus_fcom/site/artic/20050529/pags/20050529184942.html.
2
Sánchez, José Francisco. “La narración periodística” en Cantavella, Juan y Serrano, José Francisco.
Redacción para periodistas: informar e interpretar. Ed. Ariel, Barcelona, 2004. pp. 225-230.
3
Bastenier, Miguel Ángel. El Blanco Móvil, Curso de Periodismo. Ed. Aguilar-El País. Madrid, 2000. p. 33
3
Como puede notarse no existe aquí la entrevista, a la que Bastenier asigna apenas el estatus de
herramienta para recabar información pero no la acepta como un género –ni siquiera como uno
obsoleto– a falta de reglas de redacción propias como sí las tuvo la nota informativa. La crónica y el
reportaje que muchos autores clasificaron por años dentro del periodismo interpretativo se unen
aquí al nuevo género base de los informativos, pues se parte de que todo el periodismo es una
interpretación de la realidad, una traducción de los hechos para los lectores.
¿Cuál es la técnica y la aportación del género seco a un periodismo narrativo? La forma de redactar
de El País implica estructurar al producto comunicativo no desde la inalcanzable objetividad
periodística preconizada por el periodismo estadounidense, sino desde la apropiación del material
informativo por parte del reportero. Nada más alejado de la propiedad intelectual de éste, que el
famoso refrito del boletín de prensa. La idea es que cada pieza periodística pugne por ser un trabajo
de creación, de intervención personal sobre el texto y entre más lo logre estará más cerca de la
narración y del periodismo literario. Y más lejos de la camisa de fuerza denominada pirámide
invertida.
I. LA NARRACIÓN PERIODÍSTICA
En un mundo invadido por las pantallas, la narración periodística es la vía de supervivencia de los
medios escritos. Competir contra las imágenes coloridas y veloces de la televisión o el atractivo de
la hipertextualidad de la Internet es posible sólo a través de una capacidad narrativa extraordinaria.
Cabe aquí recordar que el lector de hoy tiene poco tiempo, por lo que sólo leerá aquello que le sea
útil o gratificante. En el terreno de “lo útil” se halla todo lo que se lee de manera obligada como
instructivos, manuales y textos académicos; en el ámbito de lo gratificante puede haber dos tipos de
lectura. La que coincide de antemano con los intereses personalísimos e individuales de cada lector
y lo que se sea tan atrayente que lo atrape. Y esto último sólo puede ser la narrativa.
No es fácil romper los viejos moldes del periodismo. El modo de contar historias definió por años a
los géneros periodísticos e incluso se convirtió en criterio ético: un adjetivo era tachado
automáticamente como editorialización o subjetividad, sesgo, y hasta dolo del periodista. Al
respecto, señala el periodista argentino Tomás Eloy Martínez:
Cuando el periodismo trató de enfrentar el embate de las pantallas, quiso hacerlo con el lenguaje de
la TV y la Internet bajo el pretexto de la falta de tiempo de los lectores. Es decir, en vez de competir
con sus propias armas imitó las de otros medios. El resultado: notas cortas plagadas de infografía,
atadas a la dictadura del diseño. Sin embargo, cuando la lectura es realmente gratificante el lector
buscará el tiempo para acceder a ella. El periodista argentino recomienda por tanto competir con las
armas propias de la prensa escrita y no las de la TV o la Internet.
Tuve una discusión muy amplia sobre este tema con algunos
editores grandes, especialmente recuerdo a uno de la Argentina, y a
él le parecía que mi punto de vista era razonable, pero que cambiar
el periodismo escrito en otra dirección a la actual entraña una
inversión muy amplia, me dijeron. El tema es que yo estoy
convencido, tal como lo ha demostrado el caso emblemático del New
York Times: que esa inversión se recupera con creces. Aunque, tras
el cambio, perdió lectores al principio, hoy tiene más y mejor
público, un público fiel, y tiene más y mejores anunciantes. Esto
gracias a que publica las noticias con la fórmula del periodismo
narrativo.
4
Martínez, Tomás Eloy. “Periodismo y narración: desafíos para el siglo XXI”. Conferencia pronunciada
ante la asamblea de la SIP el 26 octubre 1997, Guadalajara, México.
5
Según el académico José Francisco Sánchez, esa actitud no era una mera cerrazón de sus colegas o
de las empresas periodísticas, fue la manera de asegurar cierto nivel de calidad en los textos. El
estilo estandarizado frenaba las ansias poéticas de los redactores y ponía la finalidad política del
oficio por encima de la estética. Y de paso se libraban de problemas de interpretación que podían
llegar hasta los tribunales, y de textos llenos de “lentejuelas, aparentemente bonitos, pero carentes
de la información que busca el lector”. 6
Dar sentido a la realidad a través de la redacción implica una claridad de pensamiento, en aspectos
sintácticos y gramaticales, y una comprensión absoluta del tema a tratar. Un texto confuso será
siempre producto de una mente confundida, ya por falta de herramientas lingüísticas, ya por falta de
entendimiento del asunto, y a veces por ambas cosas. Y para ello es necesario conocer y
comprender a cabalidad los elementos de una narración.
A. El tema central. Ni la redacción más preciosista y elaborada del mundo puede salvar un texto
carente de tema. Las preguntas guía que debe hacerse el periodista al iniciar una narración son ¿cuál
es mi tema? ¿Tengo o no tengo un tema? En caso afirmativo, ¿es de interés para los lectores?, ¿vale
la pena de ser leído y por tanto de ser escrito o publicado?
Existen por supuesto una buena cantidad de asuntos que un medio de comunicación no puede omitir
pero que generalmente no dan para escribir más de una cuartilla, como el estado del tiempo o la
5
Ibid.
6
Cantavella, Juan y Serrano, José Francisco. Redacción para periodistas: informar e interpretar. Ed. Ariel,
Barcelona, 2004. pp. 228
6
cotización de las divisas, a menos que caiga una nevada en una selva o se dispare una moneda de
modo imprevisto.
Una manera de asegurarse de que se tiene un tema es acudir a los seis criterios de identificación de
lo noticioso:
1. Impacto. La magnitud de un hecho se mide en función del número de personas a las que
afecta, sea positiva o negativamente.
2. Proximidad. El acontecimiento más cercano siempre es más interesante. Esto vale no sólo
para la proximidad geográfica, sino para otros modos de proximidad: emocional, racial,
cultural, etc.
3. Oportunidad. Las noticias son útiles para la toma de decisiones; si la información llega
tarde, más valdría que no hubiese llegado.
4. Prominencia. Los personajes más famosos, conocidos o influyentes, son más noticiosos que
el hombre de la calle.
5. Novedad. El viejo axioma de Lord Northcliffe sobre que si un perro muerde a un hombre no
es noticia, pero si un hombre muerde a un perro, esa sí es una noticia, sigue siendo válido.
Es noticioso lo inusual, lo raro, lo que no tiene precedente.
6. Conflicto. Guerras, desastres, confrontaciones políticas, crímenes son noticiosos. Cualquier
perturbación de la paz, como estado si no natural, al menos deseable, entra en el terreno de
lo anómalo y por eso, es noticia.
La información sobre el Tsunami descrita mediante la historia de una sola familia, la tragedia de
todos los tabasqueños afectados por la inundación, a través del hombre que sólo porta un pantalón
de mezclilla cortado hasta las rodillas, que le prestaron en lo que se seca la muda de ropa, única
propiedad que le dejó la catástrofe, pueden ser mucho más atractivas e igual de noticiosas –o tal vez
más- que la nota informativa convencional.
Un recurso más que nos regala Martínez es el de buscar un punto de vista distinto al que
evidentemente elegirá la mayoría de los medios:
El propio relator del taller en el que Martínez hacía tal planteamiento, Juan Pablo Meneses,
señalaba en alguna ocasión haber hecho la cobertura de una carrera de automovilismo a partir de la
entrevista menos pensada: la del piloto que llegó en último lugar. 9
C. Arquitectura del texto: Otro aspecto importante es que antes de redactar se tenga ya una idea
general de cómo se organizará el material, esto es, una estructura para trabajar la noticia, o dicho en
términos más literarios, el modo de narrar. Un punto clave es aquí determinar alrededor de qué o
quién se estructurará la historia, es decir, cuál será el eje narrativo a seguir. Si en vez de hablar de
7
Ibid.
8
Martínez, Tomás Eloy, tallerista. Meneses, Juan Pablo Meneses, relator. Taller de Periodismo Narrativo
Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) Corporación Andina de Fomento (CAF) 10 al 13 de
agosto de 2004, Santiago de Chile.
9
Meneses, Juan Pablo. Un día con Juan Pablo Meneses. Asociación de la Prensa de Aragón. Congreso
Nacional de la Prensa Digital, 2006. p. 15
8
El académico peruano Mario Castillo señala lo inútil de analizar las diferencias, en vez de estudiar
las similitudes entre ambas escrituras.
Aunque algunos autores vean todavía como un sacrilegio ya no equiparar al periodismo con la
literatura, sino sólo el pretender que puede hacerse un periodismo con vuelos literarios, hay otros
que afirman de modo contundente que el periodismo es uno más de los géneros literarios, junto con
la novela o la poesía. Uno de esos desmentidos es el siguiente, que pertenece a Gabriel García
Márquez:
La respuesta inicial puede sorprender por su simpleza: todos ellos eran voraces consumidores de
literatura y redactores compulsivos. Es decir, el primer paso para realizar periodismo literario es
leer mucha y buena literatura, preferentemente en la propia lengua, y escribir como a destajo, sin
descuidar la calidad pero sin bajar la cantidad. Muchas de las estructuras lingüísticas complejas que
nos permiten redactar no sólo bien o apegados a la gramática española, sino de modo creativo y
estético, las adquirimos del mismo modo en que aprendimos a hablar: por imitación –muchas veces
inconsciente– del lenguaje ajeno.
Un segundo paso es ser observador. Mientras muchas personas leen demasiado y no logran que se
les pegue ni siquiera la ortografía de las palabras, otras son capaces de descubrir los trucos del
autor, las sutilezas de que se vale para conmover, hacer reír o impactar. En principio es útil que
alguien nos lleve un poco de la mano, haciéndonos notar esta y aquella técnica específica: cómo un
autor abusa de las erres para crear estados de tensión dramática, cómo otro juega con frases cortas y
largas para imprimir dinamismo a sus escritos, etc. Pero más tarde será el propio periodista
interesado en alcanzar el estatus de literato, quien deba descubrir y hacer suyos los sutiles juegos
del lenguaje.
Un tercer requisito es presentar una mirada particular sobre las cosas cotidianas. En ese sentido la
académica española Montse Quesada, plantea cómo redactar entrevistas de una manera creativa, es
decir, no más como pirámides invertidas.
11
García Márquez, Gabriel. “Sofismas de distracción”. Publicado por Sala de prensa, tomado de la revista
“Cambio”. http://www.saladeprensa.org/
10
Visto así el asunto no deja lugar a muchos argumentos, pero cuando se ve una entrevista cuya
redacción sobrepasa los límites de lo informativo no queda sino reconocer que la entrevista sigue
vigente en los medios de comunicación, y más aún, goza de envidiable salud. La entrevista literaria
o de creación es un género que generalmente se ubica en las páginas de cultura, los suplementos
dominicales y las revistas. Su particularidad es que presenta una mirada particular sobre los
personajes públicos, tamizada por la sensibilidad particular del periodista. 12
Tales características las hacen más duraderas que las entrevistas publicadas por el efímero
periodismo cotidiano y convencional, con forma de pirámide invertida, aunque a largo plazo no
alcanzan la permanencia del reportaje. Se trata de un género abierto a las interpretaciones del lector.
Por eso jamás se permite opinar, porque hacerlo es cerrar al lector la posibilidad de lograr su propia
y personal lectura. 13
12
Quesada, Monserrat. “La entrevista”, en Cantavella, Juan y Serrano, José Francisco. Redacción para
periodistas: informar e interpretar. Ed. Ariel, Barcelona, 2004. pp. 385-386
13
Quesada Moserrat. La entrevista de creación. Ed. Mitre, Barcelona, 1984.
11
• Sorpresa, aunque los hechos sean conocidos. Aquí vale la sentencia de Albert Camus, quien
decía que no hay nada nuevo bajo el sol, pero sí hay nuevos modos de decir las mismas
cosas;
• Recreación. Esto significa enriquecer la realidad sin deformarla, a partir de una redacción
descriptiva pero sin opiniones ni calificativos morales;
• Autenticidad, entendida como la capacidad de narrar historias sin plagio, esto es sin recurrir
a modas o modos ajenos al autor.
Como un caso de descripción que enriquece la realidad por la personal visión que la periodista usa
para presentar al entrevistado. Y sirva este mismo ejemplo para hablar de la autenticidad: el estilo
personal de la periodista Rosa Montero.
14
Ibid.
12
Bello… ¿no? Vale la pena pues, intentar demoler la pirámide; pero para ello, hay que haber
aprendido primero a construirla, para saber de qué modo se han de desmontar todas sus piedras.
Fuentes:
Bastenier, Miguel Ángel. El Blanco Móvil, Curso de Periodismo. Ediciones Aguilar-El País.
Madrid, 2000.
Cantavella, Juan y Serrano, José Francisco. Redacción para periodistas: informar e interpretar. Ed.
Ariel, Barcelona, 2004. pp. 228
Castillo Hilario, Mario. “Literatura para periodistas”. Sala de prensa 47, Septiembre 2002, Año IV,
Vol. 2. http://www.saladeprensa.org/
García Márquez, Gabriel. “Sofismas de distracción”. Publicado por Sala de prensa, tomado de la
revista “Cambio”. http://www.saladeprensa.org/
Martínez, Tomás Eloy, tallerista. Meneses, Juan Pablo Meneses, relator. Taller de Periodismo
Narrativo. Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) Corporación Andina de
Fomento (CAF) 10 al 13 de agosto de 2004, Santiago de Chile.
_______________ “La entrevista”, en Cantavella, Juan y Serrano, José Francisco. Redacción para
periodistas: informar e interpretar. Ed. Ariel, Barcelona, 2004. pp. 385-386
Sánchez, José Francisco. “La narración periodística” en Cantavella, Juan y Serrano, José Francisco.
Redacción para periodistas: informar e interpretar. Ed. Ariel, Barcelona, 2004. pp. 225-
230.
Sánchez, José Francisco. “La pirámide invertida: la caída de un mito”. Cuadernos de Información,
no. 8. Facultad de Comunicaciones, Pontificia Universidad Católica de Chile. En
http://fcom.altavoz.net/prontus_fcom/site/artic/20050529/pags/20050529184942.html,
consultado el 20 de sept. de 2008.