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Leer Trilce: setenta años de un libro difícil.

Luis Vargas
1992 Colaboraciones en el diario El Comercio
(Sección "Crónicas"):
"Leer Trilce. Setenta años de un libro difícil"
(9 de agosto de 1992), pág. C2.

Trilce, segundo libro de César Vallejo, escrito desde 1918 hasta


el año de la salida del volumen, en 1922, suscitó la incomprensión de
su tiempo; ha ido trasluciéndose hasta cobrar la importancia capital
que hoy se le reconoce en la literatura. Un espíritu violento y
rebelde que abarca toda la cultura occidental es el horizonte que
explica, en parte, el carácter innovador del lenguaje de este libro.
Examinemos el sentido de su dificultad.
La historia llama "vanguardia" al amplio movimiento cultural que
tiene su centro en Europa y se expande por el resto del mundo. Abarca
todas las formas artísticas y una multitud de movimientos: cubismo,
futurismo, expresionismo, imaginismo, dadaísmo, ultraísmo,
surrealismo, etc. Estas escuelas comparten el rechazo a las formas
tradicionales de pensar el mundo y de crear arte. Como todas las
definiciones de periodos literarios la discusión sobre la vanguardia
permanece abierta; pero es innegables su carácter de oposición al
pensamiento del siglo pasado: el racionalismo, el cientificismo, los
sistemas políticos, la suficiencia de occidente. Esta seguridad
racional ante los fenómenos del mundo empieza a ser cuestionada por
sucesivas relativizaciones de las antiguas certezas: la insuficiencia
de la razón para explicar al hombre, la decadencia de la
religiosidad, la debacle del patrón cultural occidental, la propuesta
de nuevas formas políticas. Las palabras: bien, verdad, justicia,
realidad, belleza pierden su prestigio. La palabra "burgués" toma un
matiz despectivo, la suficiencia ignorante pasa a ser parte de su
sentido. El vanguardista busca una nueva comprensión del mundo, una
visión en que cobran sentido la intuición, el vitalismo, la
inconciencia; es decir, los impulsos humanos reprimidos por la
cultura y el orden de occidente. El periodo de entreguerra es el
espacio en el que las vanguardias llegan a su mayor desarrollo.
Trilce participa de esta reacción vivificadora del arte. Se ha
observado que Vallejo debió de conocer algunas publicaciones
vanguardistas españolas que apoyaron su evolución poética. La
historia personal de Vallejo entrega elementos que lo aproximan al
universo de la vanguardia: la injusta prisión en la cárcel durante
casi cuatro meses, una relación amorosa conflictiva y angustiante, el
desorden económico, la bohemia, su decepción de los cenáculos
literarios próximos, la visita dolorosa a su hogar casi vacío. Todo
ello entre los años de 1918 y 1920 configura lo que uno de sus
críticos ha calificado "una genuina temporada en los infiernos o
descenso a los abismos". Vallejo al modo de la vanguardia se alejará

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de las certezas y el orden occidentales; perdida la confianza en los
antiguos recursos irá en busca de una voz distinta que le permita
decir con verdadera hondura su percepción de la angustia, la muerte,
la sexualidad, el tiempo. Una nueva visión del mundo, relativa e
inestable, semejante a la que propone la ciencia y la filosofía
contemporánea se abre paso en este libro egregio. La crisis de la
antigua percepción da paso a una emoción nueva que debe comunicarse
con un propio lenguaje.
La adscripción de una obra de arte a una corriente literaria no la
explica del todo; ello sólo ocurre a la decadencia de la corriente,
se conoce como "epígono" al escritor que puede ser explicado tan
sencillamente; y, ciertamente, se trata de un nombre peyorativo. No
es este el caso de Vallejo en Trilce, libro que probablemente es el
más logrado de la vanguardia castellana.
No todo Trilce, sin embargo, es renovador y difícil; buena parte
de sus poemas muestran claramente aquello sobre lo que el poeta está
tratando; y, en verdad, sólo trece de sus 77 composiciones son
herméticas por la proliferación de vocablos oscuros. El prestigio de
poemario trabajoso comienza en el bello título "Trilce" y en los
poemas sin títulos, sólo numerados; ambas cosas primarias y externas
suelen fijar nuestra percepción del libro y nos alejan ingenuos.
Se han hecho explicaciones que recurren a precisos datos
biográficos, a referencias exactas con las que se explican los
versos; pero si tales motivaciones biográficas existen, sólo son un
punto de partida, un impulso que el poeta pule y recrea. Además de su
inseguridad memoriosa, estas interpretaciones nos limitan a
referentes concretos con lo que otras lecturas más ricas se pierden y
el sentido universal que busca el poema se frustra. El lector debe
comprender que un camino lógico y lineal no es la vía de acceso; y
que buena parte de estos poemas logran una "inmediata transferencia
intuitiva", una expresividad múltiple, compleja y honda.
Aún los poemas más oscuros pueden ser abordados dejando de lado el
exceso hermenéutico a favor de "dejar hablar lo oscuro"; es decir,
que, más allá de una comprensión racional y lógica, los poemas más
difíciles abren un espacio de comprensión intuitiva que no requiere
un sentido ni referentes. Trilce transmite fuertes sentimientos e
imágenes de un modo absolutamente poético más allá de un primer nivel
de representación del mundo por el lenguaje, saltando sobre ese
primer nivel.
Contrariamente a lo esperable no hay lecturas arbitrarias en este
percibir lo que los poemas dicen sin forzarlos ni reducirlos. No las
hay porque los más oscuros poemas de Trilce son de una mudez
elocuente, de un esforzarse en el transmitir contenidos de la manera
más rigurosa y completa, de tal modo que se logra un lenguaje
renovado que se desempeña a la medida de los requerimientos del
poeta.
La poesía moderna se aleja de los contenidos tradicionales hasta
enmudecer; Trilce, en cambio, pugna por hacerse oír. El esfuerzo es
evidente, el poeta procura transcribir su percepción y los disfuerzos

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de su lenguaje están en relación directa con la hondura o el
sentimiento que trata. La emoción humana es siempre el eje temático
en Vallejo, el lenguaje de la vanguardia no impide esto, por el
contrario, el poeta recurre al nuevo lenguaje para calar mejor en
aquello que lo ocupa. Los nuevos recursos lo liberan de los
artificios del modernismo pero no llegan a sojuzgarlo en un uso
indiscriminado.
Finalicemos recapitulando. Si bien una lectura interpretativa, una
paráfrasis, pueden proporcionarnos interesantes y placenteras
lecturas; nuestro propio asedio -sin buscar un sentido razonable ni
la musicalidad de la poesía simbolista- nos aproxima a los
significados de estos poemas. El legado de Vallejo ofrece una de las
cimas de la creación literaria que nos enriquece y humaniza y que
tenemos el deber de procurarnos.

El Comercio, pág. C2, 1992.

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