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ENTRENAMIENTO ASERTIVO
Capítulo escrito con la colaboración de la Licenciada Gina Oquendo, Psicóloga Clínica, egresada del
postgrado de Psiquiatría y Psicología Clínica del Hospital Universitario de la Universidad Central de
Venezuela.
Vamos a describir los posibles esquemas condicionantes, creencias o supuestos disfuncionales que
están en la base de estas conductas extremas -la pasiva y la agresiva-, las cuales impiden, de una manera
u otra, satisfacer en forma sana nuestras necesidades. Luego describiremos la conducta asertiva. Al final
del capítulo nos referiremos a algunas formas de tratamiento: “Entrenamiento Asertivo” para la conducta
pasiva y para la agresiva.
LA CONDUCTA PASIVA
La persona que muestra una conducta pasiva tiene generalmente una imagen negativa de sí misma
y, en consecuencia, una baja autoestima.
Características:
Esquema condicionante: "Si expreso mis sentimientos y pensamientos, los demás no van a
comprenderlos porque se van a dar cuenta de que son ridículos o inapropiados".
2. Tiende a valorar las necesidades, expectativas y derechos de los otros por encima de las propias.
Por lo tanto, atiende más a los "debería" que a los "quiero".
Esquema condicionante: "Si no satisfago las expectativas y derechos de los otros, me van a rechazar o a
abandonar". "Es más justo satisfacer a los demás que a mí mismo. Si no lo hago, voy a sentirme culpable".
3. Tiende a ser dependiente y clama por consejos. Generalmente sus opiniones, ideología y creencias
son impuestas por los demás.
Esquema condicionante: Las opiniones, decisiones y habilidades de los demás son mejores que las mías.
Por lo tanto,”si me dejo llevar por mis propias opiniones y decido por mí misma, me voy a equivocar".
5. Tiende a sentir más tristeza que rabia, pues cuando es objeto de agresiones- por atribución interna-
no las evalúa como injustas sino como castigos merecidos, por lo que se siente culpable. En caso
de evaluarlas como injustas y sentir rabia, es incapaz de expresarlo porque siente miedo. Esquema
condicionante en caso de evaluar la agresión como castigo merecido: "Si me agreden es porque yo
he hecho algo malo".
Esquema condicionante (en caso de evaluar la agresión como injusta): "Si expreso mi rabia, me van a
rechazar o a abandonar". "Puedo excederme en la expresión de mi rabia y hacer daño. Si lo hago, seré
culpable".
7. Tiende a presentar disculpas con frecuencia, aun en casos en los que es obvio que no es
responsable.
DE LA PASIVIDAD A LA AGRESIVIDAD
Como ya hemos señalado, la persona pasiva puede evaluar las conductas de otras como injustas
pero, por temor a ser rechazada o por temor a excederse en su agresividad, suele no expresar su rabia. En
consecuencia, algunas personas pasivas van "acumulando" esa rabia. En ocasiones, por estrés, o ingesta
alcohólica o alguna otra situación que le haga perder el control, éstas actúan como "disparador" y la
persona puede tornarse muy agresiva. Por lo general, luego, se siente culpable.
LA CONDUCTA AGRESIVA
Características
1. La persona agresiva tiende a expresar lo que piensa y lo que siente sin tomar en cuenta que pueda
atropellar los derechos o herir innecesariamente los sentimientos de los demás. Suele usar la
primera persona del singular, pero en forma impositiva -"yo lo quiero así, porque sí"- o a hacerles
exigencias a los demás de manera tajante -"tú tienes que hacer tal o cual cosa"-.
Esquema condicionante: "Si no digo lo que pienso y lo que siento, no importa cómo, me van a considerar
un tonto". "Si descalifico a los demás, yo sobresalgo".
2. Tiende a satisfacer sus propias necesidades y expectativas aun cuando, como dijimos, atropelle los
derechos y sentimientos ajenos. Por otra parte, tiende a no considerar los derechos de los demás,
por lo que suele ser injusta e invasiva.
Esquema condicionante: "Si no satisfago mis necesidades, no importa cómo, voy a parecer un tonto".
3. Suele ser dominante en sus relaciones amorosas, familiares, amistosas y laborales. Algunas
personas suelen ser más agresivas en un tipo de relaciones -amorosas, más frecuentemente- que
en otras. Suelen dar órdenes, dictar normas y dar consejos aun cuando no se les pida. No respetan
diferentes opiniones, ideologías y creencias.
Esquema condicionante: "Si los demás no actúan y piensan igual que yo, significa que no me respetan o
no me quieren".
4. Tiende a plantearse proyectos de vida ambiciosos, no importando, una vez más, el atropello a los
derechos de los otros.
Esquema condicionante: "Si no logro mis metas, no importa cómo, seré un fracasado".
5. Tiende a sentir más rabia que tristeza. Esto sucede porque la persona agresiva suele evaluar
muchas situaciones como injustas hacia ella, suele interpretar los errores y negativas ajenas como
irrespeto y desamor. Hace atribuciones externas; es decir, considera que los eventos negativos o
supuestamente negativos se deben a debilidades y errores de los demás, del sistema, etc.
Pensamos, que la persona agresiva tiene una autoestima más baja que la persona pasiva; debido
en primer lugar, al hecho de que la persona agresiva suele tener mucha menor tolerancia a las
frustraciones que la persona pasiva. Por otra parte, le resulta sumamente difícil o no tolera auto criticarse y
aceptar responsabilidades por sus pérdidas o problemas.
Hay otro tipo de agresión, típica en los pacientes pasivo-agresivos. Estas personas son agresivas a
través de “olvidos”, “impuntualidad”, desorganización”.
LA CONDUCTA ASERTIVA
• Es saber defender sus derechos al mismo tiempo que respetar los derechos ajenos, sin ser
agresivos y ofensivos, elevándose como persona. (M.J. Smith)
• Es el equilibrio adecuado entre los procesos excitativos e inhibidores de una persona. (Salte)
• Es, una vez reconocidas nuestras genuinas necesidades, decidir satisfacerlas en el reconocimiento
sartriano de “mi libertad termina donde comienza la libertad de otros” al mismo tiempo que lograr
una relación armónica entre la forma de pensar, de sentir y de conducirnos. (Luzmaya Colina H.
1990)
La persona asertiva tiene un conocimiento bastante claro acerca de sus necesidades, derechos y
deberes. Para ello, es necesario que tenga una imagen objetiva de sí misma y del mundo, y que acepte esa
imagen. Por aceptación de la propia imagen entendemos la aceptación de aquellas características o
condiciones que de ninguna manera pueden ser modificables, como la raza, estatura, edad, etc.; o que no
quieran modificar, por ejemplo la condición de homosexualidad.
La persona asertiva vive en armonía consigo misma y con su entorno, pero no se trata, ni mucho
menos, de una persona conformista. La conformista parece aceptar pasivamente condiciones - algunas de
ellas modificables - que posiblemente no le agraden, pero que no hace ningún esfuerzo para cambiarlas. La
persona asertiva se propone y emprende proyectos de vida viables.
Características:
1. Expresa sus pensamientos y sentimientos en el momento y lugar oportuno, a las personas indicadas, en
el tono y con las palabras adecuadas. De este modo, no siente culpa por agredir a los demás, o rabia por
no haber exteriorizado lo que piensa o siente.
2. Valora sus propias necesidades y expectativas por encima de las de otras personas; mas para
satisfacerlas, no atropella ni invade a los demás. También es capaz de negociar, haciendo concesiones
sanas -aquellas que no afectan su propia salud-, porque es capaz de sentir empatía: "Ponerse en los
zapatos de otros."
4. Se propone proyectos de vida realizables; es decir, factibles; tomando en cuenta sus conocimientos,
aptitudes, habilidades y condiciones ambientales y, sobre todo, el respeto debido a los demás.
5. Evalúa las situaciones en forma objetiva; de manera que sus sentimientos de tristeza, miedo y rabia
están fundamentados en apreciaciones objetivas de pérdida, de amenaza y de injusticia. Ante los errores
cometidos - propios o ajenos- utiliza la palabra "responsabilidad" en vez de "culpa". Esto hace que vea sus
errores en forma objetiva, para así admitirlos y repararlos, y no percibe siempre los errores ajenos como
amenazantes o irrespetuosos.
6. Puede recordar los bienes perdidos con gratitud por haberlos tenido y no con pesar, porque ha elaborado
sus duelos. Por otra parte, como es capaz de repartir responsabilidades y de tolerar sus propios errores,
tiende a tolerar los errores ajenos y así a no guardar rencor.
7. Suele presentar disculpas cuando reconoce sus errores. Sabe pedir, dar y aceptar excusas.
Manuel Smith propone una serie de derechos asertivos que constituyen una estructura básica para
la sana participación de cada individuo en toda relación humana:
2. Tenemos derecho a no siempre dar excusas ni razones para justificar nuestro comportamiento.
3. Tenemos derecho de juzgar, evaluar y encontrar soluciones para los problemas de otras personas, si
tales problemas nos incumben.
7. Tenemos derecho a ser independientes de los deseos, preferencias y necesidades de otras personas.
Un ejemplo o ilustración de cómo ni la conducta pasiva ni la agresiva nos sirven para la satisfacción
de nuestras necesidades, es el siguiente:
Una señora tiene un huerto con diversos árboles frutales: Mangos, naranjas, limones, etc. Este
huerto con los árboles va a representar su dominio; es decir, sus pertenencias, sus creencias y sus
derechos. Pero un día, se da cuenta de que algunos de sus vecinos han estado invadiendo su huerto y
llevándose las frutas.
Caso A: Si la señora es pasiva, se queda callada. No toma medida alguna y en el vecindario se corre la voz
de que hay un huerto que se puede invadir impunemente. Vienen más personas y terminan destrozando el
huerto de la señora. Esta pierde todas las frutas y prácticamente los árboles. Pierde posiblemente la
amistad con sus vecinos, porque termina odiándolos secretamente.
Caso B: Si la señora es agresiva, agrede con un arma a sus vecinos, hiriendo a algunos de ellos. La
señora pierde su huerto pues va presa y no podrá cuidarlo. Pierde la amistad de todos sus vecinos.
Caso C: Si la señora es asertiva, adopta varios métodos de persuasión para evitar que invadan su huerto:
Método de persuasión 1: Conversa amablemente con los vecinos invasores y les dice: "Por favor, yo no
quiero que entren a mi huerto sin mi permiso, y mucho menos a llevarse mis frutas. Si ustedes quieren,
toquen a mi puerta, y si yo quiero y estoy en condiciones de hacerlo, podré obsequiarles u ofrecerles como
regalo o en venta algunas de mis frutas." Si los vecinos son suficientemente inteligentes y educados
acatarán la petición de la señora. Ésta conserva su huerto, sus frutas y la amistad de los vecinos.
Si los vecinos no son tan inteligentes ni educados, y continúan con la invasión, entonces la señora adopta
el método de persuasión 2.
Método de persuasión 2: En tono más enérgico les dice: "Señores, ¡ya les dije que no quiero que entren
en mi huerto! Si vuelvo a verlos allí, voy a tomar medidas drásticas”: Suelta a su perro bravo, para que le
cuide el jardín.
Si los vecinos son muy maleducados, entonces la señora acude al método de persuasión 3.
Método de persuasión 3: Los denuncia a las autoridades. De esta manera, es bastante probable que los
vecinos no vuelvan a invadirla y así la señora conservará sus árboles, sus frutas y algunos de sus vecinos.
Entrenamiento asertivo
El entrenamiento asertivo ha sido desarrollado como técnica para aquellas personas que tienen
dificultades para hacer valer sus derechos y expresar sus sentimientos negativos o positivos hacia otras
personas.
De acuerdo con Wolpe, el entrenamiento asertivo se requiere para las personas que, en contextos
interpersonales, tienen respuestas desadaptativas – ansiedad, miedo o rabia - que les impiden hacer o
decir lo correcto y apropiado. Estas personas suelen adoptar una actitud pasiva o agresiva.
En general, el entrenamiento asertivo consiste en una serie de técnicas que tienen como objetivo
facilitar la expresión espontánea y adecuada de sentimientos y opiniones, de una manera socialmente
aceptable y ajustada a las circunstancias.
1. Lo que una persona hace determina, en parte, la concepción que tiene de sí misma. Esto quiere decir
que en la medida en que una persona defienda mejor sus derechos y actúe con respeto a sí misma, mayor
será su autoestima. Una persona asertiva actúa en beneficio de sus intereses por sí misma, sin temores ni
rabia, y ejerce sus derechos sin negar los derechos de los demás.
Los terapeutas cognitivos pensamos que al desactivar los esquemas cognitivos disfuncionales,
sustituyéndolos por esquemas funcionales, los afectos irracionales de miedo, de tristeza y de rabia,
desaparecen y la conducta se hace más funcional.
En lo que respecta a las modalidades terapéuticas, para el entrenamiento asertivo se han utilizado
diferentes tipos de procedimientos. Éstos incluyen una variedad de técnicas, entre las cuales se
encuentran:
Modificación dar prueba de validez a las cogniciones, desactivar los esquemas: El terapeuta
cognitivo centra su atención en las cogniciones y esquemas disfuncionales. Las cogniciones son sometidas
a las pruebas de validez. Los esquemas disfuncionales deben ser desactivados. Esto se hace de la misma
forma que en el tratamiento de la depresión y de trastornos por ansiedad.
Ensayo Conductual. Se ha considerado como la piedra angular del entrenamiento asertivo. Consiste en
que el terapeuta y el paciente representan situaciones de la vida real que el paciente ha confrontado o está
confrontando como dificultades para relacionarse interpersonal mente. El ensayo conductual se puede
realizarse a través del juego de roles y del modelaje.
Juego de Roles: Esta técnica es muy útil para el terapeuta cognitivo porque le permite conocer las
cogniciones y esquemas de los pacientes. El terapeuta participa activamente, representando el rol de la
persona o personas ante las cuales el paciente presenta dificultades. El paciente actúa representando la
conducta que él asume en la vida real ante dicha persona o personas.
El paciente pasivo suele interpretar las situaciones o conductas de los demás como amenazantes, lo cual le
hace sentir miedo. La persona agresiva suele interpretar las situaciones o conductas de los demás como
injustas. Estos sentimientos le impiden responder o hablar en forma asertiva. Estas cogniciones
“amenazantes” o “injustas” se trabajan usando la mayéutica, corrigiendo las distorsiones y llegando a
respuestas racionales.
Ejemplo:
Ysabel una paciente que fue a consulta "para que me den un empujoncito, porque quiero divorciarme".
Relató que tenía problemas muy graves con su esposo. Este era drogadicto. Todos los días llegaba de
madrugada a su casa y muchas veces se mostraba agresivo. Por inasistencias al trabajo había perdido su
empleo.
Paciente: Yo he hecho todo lo posible por ayudarlo: Le he pedido varias citas con psiquiatras. Le he dicho
que si quiere hagamos terapia de pareja... pero él se resiste en buscar ayuda. Dice que no está loco y que
puede dejar la droga cuando él quiera. Ya son varios años en la misma situación. Le hablo, le ofrezco
ayuda, lo amenazo con separarme... Ya no quiero vivir con él. Mis hijos están afectados. Ellos mismos me
han pedido que me separe.
Terapeuta: ¿Por qué no lo has hecho?
Paciente: Mi esposo me manipula cada vez que le planteo la separación: Me hace sentir culpable.
Paciente: Que él no puede vivir sin mí y sin sus hijos, que no lo va a poder soportar y que se va a suicidar.
Paciente: Siento mucho miedo. La sola idea de que él se suicide por mi culpa me aterra... A pesar de todo,
él es un enfermo. Pero yo tengo que protegerme a mí y a mis hijos. Ya no quiero la separación: Quiero el
divorcio. Le dije que quería hablar con él, pero no me siento suficientemente segura.
Terapeuta: Vamos a hacer algo. Yo voy a representar el papel de tu esposo y tú me planteas el divorcio,
¿de acuerdo?
Paciente: Sí.
Terapeuta (en rol de esposo): Me dijiste que querías conversar conmigo. ¿De qué se trata?
Paciente: (No responde).
Paciente: Que, como de costumbre, él va a poner cara de víctima y me va a decir que yo lo que quiero es
hacerlo sufrir.
Terapeuta: ¿Por qué no le dices eso? Comencemos de nuevo. (En rol de esposo): ¿Qué es lo que quieres
hablar conmigo?
Paciente: Ramón, estoy convencida de que las cosas entre nosotros no van a cambiar... quiero divorciarme.
Terapeuta (En rol de esposo): Ya empiezas otra vez. Te he dicho que yo no soporto ni siquiera la idea de
vivir sin mi familia. Eres una desconsiderada. No te importa hacerme sufrir.
Paciente: Ramón, sí me importa tu sufrimiento, pero he decidido divorciarme porque la calidad de vida que
tenemos mis hijos y yo es muy mala. Nosotros no merecemos esto. Tú no has hecho absolutamente nada
por ayudarte. No puedes dejar de drogarte y ya los niños son suficientemente grandes para darse cuenta
de la situación.
Terapeuta (En rol de esposo): Tú sabes que yo no puedo vivir sin ustedes; preferiría morirme; me mataría
por culpa tuya.
Paciente: Me siento culpable... Sólo pensar que pueda suicidarse por mi culpa...
Terapeuta: Imaginemos que te divorcias y que Ramón sufre una depresión severa y se suicida.
Terapeuta: Repite eso mismo, pero sustituye la palabra "culpable" por "responsable".
Terapeuta: ¿En qué medida te sentirías responsable de su muerte? ¿Tú lo estás induciendo al suicidio?
¿Tú quieres que él se suicide?
Terapeuta: Y en caso de que él caiga en una depresión severa con alto riesgo de suicidio, ¿serías
responsable de su depresión?
Terapeuta: En caso de que se deprima, ¿quiénes son las personas indicadas para ayudarlo?
Terapeuta: ¿Por qué no le dices eso? Volvamos a nuestra pequeña representación; (En rol de esposo): Si
tú me dejas, yo me voy a suicidar. Tú serás culpable de mi muerte.
Paciente: No, Ramón. Yo me estoy protegiendo a mí y a mi familia. Si tú tienes la idea de suicidarte, busca
la ayuda de un psiquiatra o de un psicólogo, porque yo no podría ayudarte en eso.
Terapeuta (En rol de esposo): Mira, yo no tengo que pedir ayuda de psiquiatras ni de psicólogos... yo no
estoy loco.
Paciente: Yo tampoco estoy loca y estoy tratándome con un psiquiatra. Lo siento, eso era todo lo que tenía
que decirte.
Otro ejemplo:
Paciente: Mi esposo me critica constantemente y eso me da mucha rabia. Antes, ¿te acuerdas?, cuando
estaba deprimida me sentía muy triste. De verdad que creía que yo era un saco de defectos y que él tenía
razón en criticarme, pero ahora me doy cuenta de lo injusto de su actitud.
Terapeuta: Bueno, si le respondes así, agresivamente, etiquetándolo de ridículo, seguro que se va a iniciar
un pleito. Pero puedes aprender a ser asertiva.
Se le dio a la paciente información y lecturas sobre asertividad y se le dijo que trajera a consulta la hoja de
registro. Se le pidió que registrara las situaciones en las que el esposo la descalificaba.
Paciente: Anteayer, yo estaba manejando el carro de mi esposo. El estaba sentado a mi lado y me iba
criticando duramente. Me gritaba que iba manejando muy a la izquierda, que no fuera estúpida, porque iba
a atropellar a algún motorizado.
Terapeuta: Yo voy a hacer el rol de tu esposo y vamos a repetir la situación, ¿te parece?
Terapeuta (en rol del esposo, grita): ¡Cuidado, estúpida, vas muy "pegada" a la izquierda! -Seguro que te
vas a llevar por delante a un motorizado-
Paciente (riendo): La verdad es que no se me ocurre decirle otra cosa... eso es lo que realmente se
merece.
Paciente: Nunca.
Terapeuta (en rol de esposo, grita): ¡Estás manejando muy hacia la izquierda, estúpida! ¡Te vas a llevar por
delante a un motorizado!
Terapeuta (en rol del esposo, sigue gritando): - Tú estás ciega, ¡frena, frena!
Terapeuta: ¿Qué pasa?
Terapeuta: ¿Por qué crees tú que tu esposo tiene la impresión de que manejas muy desviada hacia la
izquierda?
Paciente: Ah, porque no está acostumbrado a la perspectiva visual del acompañante, porque él es quien
maneja casi siempre.
Terapeuta: ¿Por qué no le dices todo eso? Repitamos la escena otra vez.
Terapeuta (en rol de esposo): - ¡Estas ciega! Yo veo claramente que estás completamente hacia la
izquierda.
Paciente: Oye, yo veo perfectamente, mi oftalmólogo me lo confirmo. Lo que sucede es que tú estás viendo
el carro desde otra perspectiva. Por favor, ¡déjame manejar tranquila! Y antes de criticarme, piensa primero
las cosas.
Ejemplo:
Doris era una joven psicopedagoga se había trabajado sobre la dependencia de Doris hacia la madre. Era
hija única, huérfana de padre. Vivía sólo con su madre.
Paciente: Sí.
Terapeuta (en rol de paciente): Mamá me voy al cine con unos amigos. Probablemente vayamos a comer
algo después, así que llegaré un poco tarde.
Paciente (en rol de mamá): Doris, tú sabes lo peligroso que es andar de noche en Caracas. Por favor,
quédate en casa. No hagas que me desvele y me duela la cabeza.
Terapeuta (en rol de paciente): Lo siento mamá yo necesito distraerme. Voy a ir.
Paciente (en rol de mamá): Tú si eres desconsiderada. No te importa que no duerma, que me duela la
cabeza... Parece que no te importa hacerme sufrir.
Terapeuta (en rol de paciente): Mamá, a mí sí me importa que no duermas y que te duela la cabeza, pero
yo no puedo hacer nada al respecto.
Terapeuta (en rol de paciente): Mamá no es mí salida la que te produce el desvelo y el dolor de cabeza... es
la cantidad de cosas negativas que te pones a pensar.
Paciente (en rol de mamá): Tal vez tengas razón, pero eso no lo puedo evitar. Seguro que esta noche me
voy a desvelar y me va a doler la cabeza.
Terapeuta (en rol de paciente): Bueno, mamá para el dolor de cabeza te dejo esta aspirina y en cuanto a
tus pensamientos negativos, te sugiero que veas a un terapeuta. Te quiero mucho. Chao, mamá.
Una técnica que da muy buenos resultados es la Desensibilización Sistemática. (Ver capítulo)
La agresividad, por una parte, se debe a supuestos esquemas como los que acompañan a los
trastornos narcisistas y a los trastornos Sociopáticos. Por otra parte, puede ser causada por disfunciones
neurológicas; para lo se requieren los correspondientes exámenes. Algunos elementos que pueden apuntar
hacia un problema de índole neurológica son: Antecedentes del paciente, presencia de cefalalgias (dolores
de cabeza), mareos, y el hecho de que el paciente suele arrepentirse luego de una explosión colérica,
cambios súbitos de conducta, entre otros. Estos problemas son solucionados básicamente con tratamiento
neurológico.
Son diversas las técnicas que se pueden utilizar para el tratamiento de la agresividad.
Para ayudar al paciente a modificar su conducta, tenemos que modificar el aparato cognitivo
responsable de esa conducta. Esto es:
a) Modificación del aparato cognitivo disfuncional (Ver técnicas usadas para el tratamiento de la
depresión, trastornos por ansiedad y trastornos de la personalidad).
c) Modificar su conducta.
Ejemplo:
Marina: Mi esposo llega tarde todas las noches. Eso me molesta mucho y constantemente peleo con él. Me
parece tan injusto y desconsiderado...
Marina: Antes, me decía que estaba trabajando sobre tiempo. Pero ahora, ¡imagínate!, me dice que llega
tarde porque yo soy muy peleona.
Terapeuta: De manera que el mensaje que él recibe es "tú eres malo, vete". ¿Él te ha dicho que no te
quiere?
Marina: No. Él, lo que me dice es que no quiere oír mis insultos.
Marina (pensativa): No... Pero él sabe que yo paso el día sola, que me hace falta su compañía... Yo lo amo,
me esmero haciendo su cena y la mayoría de las veces no viene a cenar.
Terapeuta: Por lo que me estás diciendo, te hace falta su compañía porque lo amas y te gustaría cenar
tranquilamente con él.
Marina: Sí.
Otras técnicas
Asersión negativa
Técnica que nos enseña a reconocer y aceptar nuestros errores- sin tener que disculparnos todo el tiempo-
mediante un reconocimiento decidido y comprensivo de las críticas constructivas u hostiles que se formulan
por ellos.
Ejemplo:
Pablo: ¡Qué embarque! Estoy muy molesto contigo. No me trajiste los libros que me prometiste.
Otro ejemplo:
María: ¡Oye, eres un imprudente! Delante de todos revelaste que rompí con mi novio. Me sentí muy
disgustada.
Hacer mutis.
Ante una persona agresiva que no responde a ninguna de las técnicas anteriores y persiste en su
comportamiento, tenemos derecho - si las circunstancias lo permiten - a simplemente retirarnos del sitio; o
bien a retirar a la persona de nuestro dominio, si ése es el caso (si se halla presente en nuestra casa u
oficina, por ejemplo).
Apaciguamiento.
Ante una persona agresiva que se encuentra fuera de control o a punto de estarlo, es posible que no valgan
las técnicas anteriores. Si no se desea que el conflicto se agrave, lo mejor es tratar de apaciguarla, dándole
la razón y manifestándole nuestra comprensión, hasta que se calme y retome el control de sí misma; o bien
nos permita hacer mutis.
Banco de Niebla.
Esta técnica consiste en prestarle "oídos sordos" a las críticas agresivas, evitando así que nos hagan sentir
rabia, miedo o tristeza. Es importante que la persona que está siendo objeto de la crítica se autoinstruya
pensando que “quien descalifica, lo hace porque de alguna manera, se siente descalificado”.
Ejemplo:
Durante una reunión social, la suegra de Pedro comienza a insinuar delante de otras personas que su hija
no tiene las comodidades que merece, dando a entender que Pedro es un fracasado, un incapaz... Pedro la
"oye como quien oye llover". Imperturbable, toma su trago tranquilamente, mira por la ventana, saluda con
un gesto a un conocido que pasa... Después de varios minutos, la señora no tiene más remedio que
cambiar de tema, pues no ha encontrado refuerzo a su conducta agresiva.
Ante cualquier intento de manipulación, la persona expresa su deseo una y otra vez, repitiendo
serenamente las palabras que lo manifiestan.
Esta técnica enseña la virtud de la persistencia ante las manipulaciones, sin tener que argumentar y sin
apartarnos del punto de vista en el que deseamos insistir.
Marta: Oye, ¡no seas egoísta! Tengo muchas cosas que hacer y necesito llegar pronto a mi casa.
Técnica de distracción:
Se le pide al paciente que cuando se sienta impelido a agredir, salga y dé un paseo, por ejemplo.
Se le indica al paciente que si piensa que está siendo irrespetado y siente la necesidad de agredir, no
responda en el momento, sino que deje pasar un tiempo y reexamine sus atribuciones de irrespeto. En el
caso de que la atribución sea correcta, se le indica que reclame el asunto de manera asertiva. En este
paso se puede usar el modelaje.
Subrogar la conducta agresiva:
Esto se recomienda en el caso de que fallen las técnicas anteriores. Se le pide al paciente que dirija la
conducta agresiva hacia un objeto distinto que no le represente peligro (almohadas, cojines...).
Cuando trabajamos sobre la propensión del deprimido, del dependiente, y en general de la persona
pasiva (a atender más al "yo debería" que al "yo quiero"); y se les dice que la persona asertiva considera
sus propias necesidades por encima de las de los demás; generalmente, se sorprenden y manifiestan que
eso les parece una muestra de egoísmo. De hecho, cuando los pacientes inician su proceso de cambio, los
familiares y amigos, acostumbrados a su actitud pasiva y "sacrificada", suelen tildarlos de egoístas.
Para explicar que esa propensión a obedecer al "yo debería" en vez de al "yo quiero" suele ser muy
dañina para la salud del paciente, el terapeuta puede usar la siguiente metáfora:
Imagínate que eres una planta y que necesitas agua para vivir. Sin embargo, por tu propensión a
atender las necesidades de otros antes que las tuyas, riegas las plantas que hay a tu alrededor, pero te
olvidas de regarte a ti misma. Riegas por todas partes, quizás invirtiendo mucha energía, y con frecuencia
te sientes frustrada, porque te das cuenta de que, a pesar de todos tus esfuerzos, nada a tu alrededor
queda bien regado, nadie queda totalmente satisfecho y, encima, tú estás sedienta.
Si te decides a atender más al "yo quiero", es como si cambiaras la dirección de tu regadera hacia ti
misma. Obtendrás toda el agua que necesites y todo lo que sobre se desbordará naturalmente, regándose
las plantas que están a tu alrededor.
Cuando trabajamos con pacientes muy agresivos, que atropellan los derechos de los demás para
satisfacer sus necesidades de admiración, adoración, sumisión; o bien para satisfacer sus ambiciosos
proyectos, podemos también usar la misma metáfora de la planta: Tus necesidades hipertrofiadas te hacen
ser como una planta que requiere demasiada agua. Eso hace que tu propia regadera no te baste. Por eso,
acostumbras a apoderarte de las regaderas asignadas a las demás plantas. Esas plantas simbolizan el
dominio de las personas que te rodean. Tu conducta abusiva trae como consecuencia que las personas
asertivas que están a tu lado, se retiren y, finalmente, te quedarás con las personas más sumisas y más
fáciles de manipular. Éstas terminarán resentidas contigo y tú llegarás a aburrirte de ellas y a
menospreciarlas.
Esta es la forma típica en que muestran rabia o desconfianza las personas que sufren de trastornos
de la personalidad pasivo-agresiva. Las personas que sufren de este trastorno suelen mostrar su
agresividad "saboteando" el trabajo o las actividades de los demás, especialmente el de las figuras de
autoridad. Este sabotaje adopta la forma de "olvidos, retardos, pérdidas de materiales importantes”, etc.
(Ver trastorno pasivo-agresivo de la personalidad).
Agresión indirecta
En estos casos, la persona muestra su agresión- no necesariamente ante la persona hacia quien
siente rabia- sino ante otro u otros, en forma de crítica descalificadora con intención destructiva.
Estas personas también pueden evaluar como injustas, en forma objetiva o en forma distorsionada, las
conductas de los demás, pero no se atreven a mostrar su rabia ante ellas. (Ver trastorno pasivo-agresivo
de la personalidad).