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En las tierras altas del centro de México se fundaron dos importantes ciudades hacia el

200 a.C., Cucuilco en el sur del valle de México y Teotihuacán en el norte. Cuando
Cuicuilco fue arrasada por una erupción volcánica en el primer siglo de nuestra era,
Teotihuacán se convirtió en la civilización más poderosa del centro de México. Su
influencia se extendió hacia otras culturas de toda Mesoamérica y a civilizaciones
posteriores, como la de los aztecas.

Teotihuacán está situada en el valle de Teotihuacán, que forma parte del valle de
México, 40 km al noreste de la actual ciudad de México. El valle había sido ocupado
por una pequeña población de campesinos a lo largo de un milenio antes de que
Teotihuacán adquiriera importancia como ciudad. Estaba situada en una región
estratégica que daba acceso al sistema de lagos de la llanura interior y a otros recursos
naturales valiosos, como obsidiana, piedra volcánica, sal y arcilla para hacer cerámica.
Se podía irrigar la tierra haciendo uso del agua de distintos manantiales.

A principios del siglo I de nuestra era Teotihuacán tenía una población de unos 20.000
habitantes. En los siguientes 150 años la población creció desmesuradamente,
convirtiéndose en un poderoso centro político, económico y religioso. Su población
creció hasta los 60.000-80.000 habitantes y su extensión desde unos 8 km2 hasta unos
21 km2. Este incremento fue tan rápido que sólo puede explicarse como efecto de una
inmigración masiva. Parece que toda la población del valle de México fue realojada en
la ciudad, seguramente de manera forzosa, o mediante la influencia religiosa o los
incentivos económicos otorgados por los gobernantes de Teotihuacán. En los siglos
siguientes, la población de la ciudad creció de manera más gradual. En su apogeo, hacia
el año 500, la ciudad era una de las más grandes del mundo, con unos 125.000
habitantes.

Teotihuacán tenía un gobierno central organizado y poderoso, y una potente economía


de mercado. Su compleja sociedad estaba dividida en distintas clases de artesanos,
campesinos, obreros y comerciantes, regidos por una poderosa aristocracia. En los
talleres de la ciudad, los artistas y artesanos producían cerámica, figurillas, cuchillos de
obsidiana y otros bienes, que se distribuían comercialmente por buena parte de
Mesoamérica. Para controlar el tráfico de jade, cacao, plumas de aves tropicales, pieles
de animales y otros productos de lujo, Teotihuacán mantenía colonias tan alejadas como
Kaminaljuyú (la actual ciudad de Guatemala) y Matacapán (en las tierras altas de
Veracruz, al este de México).

Además, Teotihuacán era una sede religiosa, el centro de una elaborada religión estatal
con una clase profesional de sacerdotes. La ciudad estaba llena de murales y esculturas
religiosas, e incluso el tendido de sus calles tenían una significación religiosa. En el
centro de Teotihuacán había una vasta colección de monumentos religiosos diseñados
para dejar atónito al observador. Construida durante los siglos I y II, ésta área se
centraba alrededor de la Avenida de los Muertos (o Miccaotli), una gran calle que
formaba el eje principal norte-sur de la ciudad. A lo largo de la Avenida de los Muertos,
estaban los templos conocidos como Pirámide del Sol (una de las mayores estructuras
construidas en la América precolombina) y la Pirámide de la Luna, además de otros 75
templos. El centro administrativo de Teotihuacán era un complejo de edificios
colindante conocido como la Ciudadela. Este amplio recinto medía 400 m de lado e
incluía un templo-pirámide decorado con estatuas de criaturas mitológicas. Como señal
del poder estatal, han sido encontrados los restos de unos 200 hombres en la base de
esta pirámide, al parecer guerreros sacrificados ritualmente.

La elite de Teotihuacán vivía en un barrio amurallado de lujo cerca de la Avenida de los


Muertos. Estos palacios poseían murales pintados con vivos colores en los que se
representaban dioses, animales y figuras míticas. Para las clases inferiores había un tipo
de vivienda estándar a partir del año 200 de nuestra era, unos edificios de apartamentos
de un solo piso en los que vivían entre 60 y 100 personas. Más de 2.000 de estos
edificios se construyeron en Teotihuacán, circundando un patio y uno o más templos.
Estas edificaciones las ocupaban seguramente grandes grupos familiares o gentes con
ocupaciones similares.

A finales del siglo VI, Teotihuacán comenzó a declinar. Su población descendió hasta
los 70.000 habitantes y parece ser que hubo una crisis de gobierno que duró varias
décadas. Hacia el 650 la ciudad sufrió un colapso catastrófico. El centro de la ciudad, en
especial los templos y monumentos de la Avenida de los Muertos, fueron quemados y
saqueados en un acto de destrucción masiva. Las razones del colapso de Teotihuacán se
nos escapan, pero entre las posibles causas se han barajado una invasión, el agotamiento
de la fertilidad del suelo u otra degradación del medio ambiente que causara un daño
irreversible a la agricultura, problemas sanitarios o higiénicos o incluso la mala
administración.

El colapso de Teotihuacán como principal potencia política y económica se hizo sentir


en todo el mundo mesoamericano. En el México central, el vacío de poder fue llenado
por un grupo relacionado con los mayas, y conocido como los olmecas-xicallanca, que
fundaron centros fortificados para el comercio a larga distancia en Xochicalco, en el
valle de Morelos, y Cacaxtla, cerca de Tlaxcala. La caída de Teotihuacán contribuyó
probablemente al declive de Monte Albán y al colapso de otra gran civilización
mesoamericana: la maya.

http://www.geocities.com/eztigma/culturas/teotihuacan.html

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