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La lógica estudia el orden que en la ciencia introduce nuestro entendimiento. Orden que
no tiene nada de arbitrario, sino que se ajusta a leyes muy precisas y rigurosas. Este orden
y leyes se manifiestan especialmente en los razonamientos o argumentaciones, que tienen
en la ciencia el importantísimo papel de proporcionarnos conocimientos mediatos. La
verdad de algunos de nuestros conocimientos es captada inmediatamente, verbigracia
cuando afirmamos que hoy llueve. Por el contrario, tenemos conocimientos cuya verdad no
puede captarse inmediatamente por medio de la experiencia, sino que proceden
mediatamente de otros anteriormente admitidos. Por ejemplo, cuando decimos que somos
mortales, cosa que afirmamos por saber que todo hombre es mortal y que nosotros somos
hombres, no porque hayamos tenido experiencia directa de tan desagradable
característica.
1.Todo hombre es mortal, todo chino es hombre, luego todo chino es mortal.
2.Todo hombre es plumífero, todo simio es hombre, luego todo simio es plumífero.
3.Todo hombre es mortal, todo chino es mortal, luego todo chino es hombre.
Estos razonamientos nos hablan -en cada una de sus proposiciones- acerca de la realidad,
es decir, tienen un contenido o materia (la mortalidad del hombre, la humanidad del chino,
etc.) que es diferente para cada uno de ellos.
Pero esta diferencia no impide que entre estas argumentaciones haya una gran semejanza
en cuanto a su forma o estructura. Es más, el ejemplo primero y el segundo tienen una
forma perfectamente idéntica, que puede esquematizarse de la manera siguiente:
Todo A es B,
todo C es A,
luego todo C es B.
Pues bien, la lógica que aquí vamos a estudiar se ocupa de la forma o estructura de los
razonamientos, dejando de lado el contenido o materia de los mismos. Por esta razón
recibe la lógica el apelativo de formal.
Volvamos de nuevo nuestra mirada hacia los ejemplos antes expuestos. A nadie se le
habrá escapado la observación siguiente: en los ejemplos 1 y 3 se extrae una conclusión
verdadera de premisas verdaderas, mientras que en el ejemplo 2 tanto el antecedente
como el consecuente son falsos con toda evidencia. Y, sin embargo, la lógica formal
rechazaría el ejemplo 3 y aceptaría el 2; de modo que alguno quedará sumido en la
perplejidad ante proceder tan arbitrario: ¿No es acaso más aceptable decir "todo chino es
hombre" que afirmar "todo simio es plumífero"?
Pero el lógico tiene sus razones, que pueden reducirse a la distinción entre verdad formal y
Filosofía y educación
Lecciones sobre las falacias lógicas.
Felipe Giménez. Profesor de filosofía de IES.
En el fondo, podríamos decir que las falacias por parte de la dicción son las falacias
formales. Según Juan de Santo Tomás: "Todas las falacias que resultan por parte
de la dicción, las reducimos a la equivocación. Y nos dan seis modos de falacias,
tres de los cuales se encuentran en los términos simples, a saber, la
equivocación, la diversidad del acento y la figura de la dicción".
Las otras falacias son las falacias materiales o falacias por parte de la cosa
significada. Según Juan de Santo Tomás "son siete las falacias de este género, a
saber, falacia de accidente, falacia de pasar de lo que es según algún respecto a
lo que es de modo simple, falacia de ignorancia del elenco, falacia de petición
de principio, falacia del consecuente, falacia de tomar como causa lo que no lo
es, falacia de tomar muchas preguntas como si fueran una sola."
Dentro de las falacias materiales nosotros distinguimos entre las falacias de datos
insuficientes y las falacias de pertinencia.