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M.C.

María Hortensia Cepeda Elizalde

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA AGRARIA


ANTONIO NARRO
Unidad Laguna
División Regional de Ciencia Animal
Departamento de Ciencia Médico Veterinarias

CIRCULACIÓN FETAL

M.C. MARÍA HORTENSIA CEPEDA ELIZALDE


Profesora de las materias de Patología, perteneciente al
Departamento de Ciencias Médico-Veterinarias, de la Universidad
Autónoma Agraria Antonio Narro Unidad Laguna
Certificada en Anatomopatología
Certificada en Patología Veterinaria
Miembro de la Sociedad Mexicana de Patólogos Veterinarios A.C.
Delegada Estatal de Coahuila de la Sociedad Mexicana de Patólogos
Veterinarios A. C.

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Circulación fetal

Durante el periodo de gestación, el feto depende de la madre


para recibir sus materias nutritivas, agua oxígeno, imprescindibles
para el crecimiento y la eliminación del anhídrido carbónico y otros
productos desintegrados en el metabolismo fetal. Esos intercambios
ocurren en su mayor parte entre la sangre fetal de la placenta que
corresponde al feto y la sangre materna del útero, aunque sin
verdadera mezcla de los dos líquidos. La cantidad y variedad de
materiales que pueden atravezar la barrera de la placenta depende
del tipo de la misma, en las diferentes especies.

La circulación fetal ejerce funciones que en el adulto están a


cargo de los aparatos digestivos, respiratorio y urinario.

La circulación fetal difiere de la del adulto en varios aspectos.


El mayor caudal de la porción terminal de la aorta (arterias iliacas
internas y externas) llega a la placenta por la vía de las arterias
umbilicales. Después de transcurrir por los capilares placentarios, la
sangre regresa al corazón fetal por la vena umbilical.

En el adulto, la misma cantidad de sangre de la circulación


pulmonar pasa por la circulación general en un tiempo dado. Sin
embargo, como los pulmones no son activos en el feto, las
cantidades de sangre que transcurren por el campo pulmonar en un
tiempo determinado son muy reducidas. Se descubren en el feto
dos comunicaciones o desviaciones del lado derecho del corazón
(lado de la arteria pulmonar) al lado izquierdo (lado de la arteria
aorta); esos dos enlaces son el agujero oval, que conecta los dos
atrios, y el ducto arterioso, que conecta la arteria pulmonar con la
aorta.

La sangre fetal que pasó por los capilares placentarios entra


en contacto relativamente íntimo con la sangre materna que circula
por el útero. El espesor de tejido interpuesto entre las sangres fetal

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y materna varían con las especies, pero no hay verdadera mezcla,


por lo menos en los mamíferos. La circulación de la sangre fetal a
través de la placenta, permite que se elimine de ella el anhídrido
carbónico y los productos de desecho, a la vez que recibe oxígeno y
materias nutritivas proporcionadas por la madre.

Debido a que los pulmones fetales están colapsados, o mejor


dicho, no se dilatan hasta que el animal recién nacido respira, la
corriente experimenta más resistencia ante el resto del árbol
circulatorio. Las conexiones antes dichas dejan que pase más
sangre a la circulación general, que a la pulmonar.

El trayecto de la sangre por el interior del corazón fetal y


vasos anexos ha sido estudiado detalladamente en el feto ovino vivo
por medio de la radiografía cinematográfica; Barcroft y Barclay,
Franklin y Pritchard han expuesto sus observaciones
minuciosamente, después de haber inyectado materiales opacos a
los rayos X en varios vasos fetales, lo que hizo posible seguir la
corriente circulatoria. Con la película obtenida, junto con
disecciones cuidadosas y otras técnicas experimentales, se han
revelado imágenes precisas, anatómicas y fisiológicas, de la
circulación fetal, sin duda similares, aunque no exactas a las de
otros animales.

La vena umbilical prosigue desde el ombligo sostenido por un


repliegue peritoneal, el ligamento falciforme, para entrar en el
hígado por su borde ventral. La sangre que retorna al corazón fetal
desde la placenta por la vía de la vena umbilical tiene el contenido
más elevado de oxígeno de toda la sangre del feto.

Varias ramas de la vena umbilical penetran el parénquima


hepático antes de que comunique con la vena porta en el seno,
desde éste, el conducto venoso forma un trayecto directo a la vena
caudal. El conducto venoso permanece durante toda la vida fetal en
los rumiantes y carnívoros, pero solo dura tiempo breve en los fetos
del cerdo y caballo. La sangre entra en el hígado fetal por el tronco
de la vena porta y la arteria hepática y abandona esta glándula por
el conducto venoso y las venas hepáticas, en comunicación directa
con la vena cava caudal.

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En vena cava posterior también desagua la sangre de la pared


abdominal, riñones, pelvis y extremidades posteriores, lo mismo que
en el adulto.

La vena cava caudal desemboca en el atrio derecho, donde


gran parte de la sangre (todavía con elevada concentración de
oxígeno es desviada por la cresta intervenosa (tuberculum
intervenosum) hacia el agujero oval, que comunica con el atrio
izquierdo. En el atrio izquierdo desviado se une a una pequeña
cantidad de sangre que llega a los pulmones por las venas
pulmonares. Desde el atrio izquierdo, la sangre de la vena cava
caudal que circula por el agujero oval, junto con el de las venas
pulmonares, pasa por el orificio atrial izquierdo al ventrículo de este
lado, y de allí, impulsada salvando la válvula semilunar, al cayado de
la aorta. Esta sangre aún tiene el más elevado contenido de
oxígeno de todo el líquido que abandona el corazón, a pesar de que
es una mezcla de sangre procedentes de las venas umbilicales,
porta, cava y pulmonar y de la arteria hepática. El mismo corazón,
la cabeza, el cuello y los miembros delanteros reciben esta sangre
relativamente rica en elementos necesarios, antes de juntarse con la
sangre de la vena cava craneal, en la forma que en siguiente. La
sangre que retorna al corazón desde la porción craneal del feto se
introduce en la vena cava craneal; esta sangre, junto con la porción
no desviada se dirige por el orificio atrioventricular al ventrículo
derecho, y de allí, a la arteria pulmonar después de haber salvado la
válvula semilunar. El mayor volumen de sangre de la arteria
pulmonar se envía a la aorta por la derivación del conducto
arterioso, el cual entronca con ella después de haber emitido el
tronco braquiocefálico en la primera porción de su trayecto; el resto
se introduce en los pulmones y regresa al atrio izquierdo por las
venas pulmonares en la forma ya mencionada. Después de su
coyuntura con el ducto arterioso, la aorta contiene una mezcla de
toda clase de sangre que entra y sale del corazón. La aorta del feto
consta de las mismas ramas que la del adulto, pero además emite,
directa o indirectamente, por alguna de las arterias iliacas, dos
grandes arterias umbilicales, destinadas a llevar sangre a la
placenta, donde circula por los capilares de este órgano, a distancia
próxima de la sangre materna, lo bastante para permitir el
intercambio de los productos de desecho fetales por las materias
nutritivas y el oxígeno que suministra la madre.

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En resumen, la vena umbilical contiene la sangre más pura,


con la concentración más elevada de oxígeno, mas cantidad de
materias nutritivas y más bajo tenor de productos de eliminación.
Según la sangre va llegando al corazón, se diluye paulatinamente
con sangre menos pura, procedente del hígado (venas porta y
hepática, arteria hepática) y de la cava caudal. Esta mezcla de
sangre se incorpora al atrio derecho, desde donde, en buena parte,
va al atrio del otro lado por el agujero oval, donde sigue su dilución
con la sangre que aportan las venas pulmonares. Entonces esta
sangre riega cabeza, corazón y miembros anteriores antes de
nuevas diluciones en la aorta por la sangre procedente de la arteria
pulmonar y el ducto arterioso.

Barcroft ha descrito el cierre del agujero oval seguido por el


del ducto arterioso a los pocos minutos después de la ligadura del
cordón umbilical. La oclusión final del conducto arterioso es debida
a la acción de la musculatura lisa de la pared, estimulada a la
contratación al aumentar el contenido de oxígeno de la sangre que
llega a la región. Los ensayos de relacionar dicho cierre con
estímulos nerviosos no han resultado positivos.

Los movimientos respiratorios del feto parecen estar


reprimidos por un centro cerebral. La inhibición desaparece y los
movimientos comienzan por algún estimulo externo como la ligadura
o sección del cordón o manipulación del feto, o la simple exposición
del mismo a una corriente de aire. La madre al lamer a su hijo
recién nacido o el propietario que lo frota con un paño áspero puede
producir respiración artificial o estimulación.

BIBLIOGRAFÍA

1. Frandson R.D. Anatomía y Fisiología de los Animales Domésticos.


Segunda edición. Editorial Interamericana 1976.
2. http://www.rush.edu/spanish/images/si_0329.gif
3. http://grupos.emagister.com/imagen/circulacion_fetal/t201581-
0.jpg

Figura 1. Circulación Fetal. Algunos órganos pierden su función en


el momento del nacimiento o poco después, y así quedan durante el

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resto de la vida del animal. Entre ellos figuran el conducto


arterioso, el agujero oval, el conducto venoso, las venas umbilicales
y las arterias umbilicales.

Figura 2. Esquema general de circulación de un ser adulto.

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