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Rascafría’99

PASCUA JUVENIL VOCACIONAL


Franciscanos Menores Conventuales

Vigilia Pascual LA NOCHE MÁS SIGNIFICATIVA DEL AÑO

Después de un día de silencio, de oración y de ayuno, nos disponemos


a celebrar la Pascua, el paso, la Resurrección del Señor. La Vigilia Pascual es
la Pascua del Señor y la Pascua de la Iglesia, origen y raíz de todo el año
litúrgico.
En esta celebración de la Vigilia reciben su consagración pascual las
palabras, las oraciones, los sacramentos y los símbolos de la Iglesia, que
son prolongación e irradiaciones de la Pascua.
Estos grandes símbolos son: la asamblea santa, que siempre la Esposa
y la comunidad del Resucitado. El tiempo nuevo, que siempre, de noche y
de día, tiempo pascual insertado ya en nuestro hoy que es Cristo. El fuego
nuevo, que recuerda la columna de fuego y el fuego del Espíritu encendido
por el Resucitado en los corazones de los fieles. El agua regeneradora, signo
de la vida nueva en Cristo, fuente de vida. El crisma santo de la unción
espiritual de los bautizados. El banquete nupcial de la Iglesia: en el pan y el
vino de la Eucaristía tenemos la comida del Resucitado y con el Resucitado.
El canto nuevo del aleluya pascual, himno de los redimidos, cantar de los
peregrinos en camino hacia la patria.
Todos los otros símbolos son pascuales: la cruz, el altar, el ambón, el
libro. Sobre todo, por la importancia ritual de la Vigilia, el Cirio pascual,
signo de Cristo que ilumina con su presencia a la asamblea.

La estructura de la Vigilia Pascual es interpretada de la siguiente


manera:
Lucernario: pascua cósmica.
Liturgia de la Palabra: Pascua de la historia.
Ritos bautismales: Pascua de los neófitos.
Liturgia Eucarística: Pascua de los fieles.

El lucernario con la liturgia del fuego y de la luz. Con la


bendición del fuego nuevo para encender la nueva luz, se recuerda que
estamos en la noche donde todo se renueva en aquél que hace nuevas
todas las cosas. El cirio es bendecido y adornado porque es símbolo de
Cristo Luz. La procesión de la tinieblas a la luz, la peregrinación de la Iglesia,
nuevo Pueblo de Dios, guiada por la columna de fuego, iluminación
bautismal que cada uno recibe de Cristo para ser siempre hijo de la luz.

La liturgia de la Palabra. La proclamación de la Palabra de Dios


se hace simbólicamente a la luz de Cristo Resucitado, centro del cosmos y
de la historia. Son lecturas progresivas de la historia de la salvación; tienen
un carácter cristológico; poseen una estrecha relación con el bautismo. A
continuación, la oración de la Iglesia expresa el sentido tipológico de la
lectura.
La liturgia Bautismal. Sigue la liturgia bautismal con la invocación
de los santos, la bendición de la pila bautismal y todos los otros ritos del
bautismo y de la confirmación cuando hay adultos para bautizar. Si no hay
bautismos, se pasa en seguida a la bendición del agua, a las renuncias y
promesas del bautismo, con la aspersión del agua. Es el recuerdo memorial
de la Pascua y del bautismo. Termina con la oración universal o de los fieles.

La liturgia Eucarística. Encuentro con el Cristo resucitado en un


sacrificio pascual, en la comunión con Él. La celebración se cierra con la
invitación pascual al final de la misa para llevar a todos el anuncio del Cristo
Resucitado.

Cristo, resucitando, ha vencido a la muerte. Este es en verdad el día


del Señor. El fundamento de nuestra fe. La experiencia decisiva que la
Iglesia, como Esposa unida al Esposo, recuerda y vive cada año, renovando
su comunión con Él, en la Palabra y en los Sacramentos de esta noche. El
nacimiento de Cristo a la Vida Nueva quiere producir el renacimiento de su
comunidad, y de cada uno de nosotros, a esa misma Vida Nueva.

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