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PREGÓN DE SEMANA SANTA

BELMEZ 2011.

JUAN JOSE MUÑOZ RUIZ


A mi familia.
A mis hermanos y hermanas cofrades.
A quienes me acompañáis esta noche.
A todas las personas que llevan a Cristo en su corazón.
Os digo:
Iba Jesús caminando a Jerusalén y les dijo a sus
discípulos:

“Mirad, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será


entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le
condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles para
burlarse de Él, azotarle y crucificarle, pero al tercer día
Resucitará”.
Permitidme que rompa las normas “protocolarias” del saludo
en estos casos, y no haga distinción alguna entre autoridades
eclesiásticas, civiles o militares, entre directivos y cofrades, entre
Hermandades y Cofradías.-
Esta noche, nos reunimos para hablar sobre la Pasión, Muerte y
Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.-
Esta noche, todos nos sentimos verdaderos hijos de Dios,
porque en todo caso, al estar bautizados, lo somos, y por tanto,
hermanos en el Señor, y los hermanos se tutean.
Así pues, buenas noches, hermanos y hermanas:
Quiero ante todo, dar las gracias a cuantas personas han
confiado en mí para comparecer ante el pueblo de BELMEZ, mi
pueblo, para pregonar la Semana Santa; pues aunque no me creo
cualificado para disertar sobre la Pasión de Jesucristo y carezco de
conocimientos suficientes para hablar de ello en público, ya que
pienso que existen personas muy autorizadas para esta digna
empresa.-
No obstante, me siento en este momento, privilegiado y
enormemente orgulloso de ser pregonero, pues aunque ciertamente
no estoy aquí para decir o descubrir algo nuevo sobre los
acontecimientos que conmemoramos; sino que me encuentro ante
vosotros, simplemente, pero por otra parte, nada más y nada menos
que para anunciar el inicio de nuestra Semana Santa.-

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Aquí estoy, como un (aprendiz) de cristiano que quiere aunque
de forma simbólica, abrir de par en par las puertas de éste, nuestro
querido pueblo, como si de una Jerusalén se tratara, para que Jesús
de Nazaret entre triunfante en los corazones de sus fieles.

Vivamos una Semana de Pasión, APASIONANTE,


APASIONANTE con alegría
extrema, esperando la Resurrección, aunque para ello, sea
obligadamente necesaria la conmemoración de los acontecimientos
que ocurrieron hace ya, más de dos mil años.-
Tengo que confesaros que he leído infinidad de textos y
pregones, que he navegado por internet, pero finalmente, decidí que
para pregonar la Semana Santa, aunque sea torpemente, como en
este caso, tenía que hacerlo con los conocimientos básicos del
cristiano, Biblia en mano y dejándome llevar por el corazón.-
Así me puse en marcha, e inicié el camino, para en lo posible,
ver cumplido el reto que me han marcado mis hermanos cofrades,
con el apoyo de las Hermandades, la conformidad del Consiliario y
Ayuntamiento, que en definitiva es el consentimiento de Belmezanos
y Belmezanas, o lo que es lo mismo, con vuestra autorización.-
Gracias por estar aquí para iniciar juntos, una vez más, los
caminos Belmezanos de la Pasión.-
Creo sinceramente que para vivir como un verdadero cristiano
la Semana Santa, hay que vivir plenamente el preludio de la misma,
LA CUARESMA:

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Iniciándose con el Miércoles de Ceniza, en el que estamos
convocados para su imposición en el Templo Parroquial.
Días en que tienen lugar la realización de Vía Crucis, tanto en
la Parroquia como en la calle, con los niños, que son cantera de
futuros cofrades, en definitiva, durante estos días, se nos invita a
fortalecer en la Fe, a quienes pretendemos seguir a Cristo y a María.-
Casi sin darnos cuenta, y de no haber sido por los actos
religiosos y aquellos que como “sacrificio
sacrificio”
sacrificio previo a la Pasión vivimos
durante estos cuarenta días, nos adentramos de lleno en la semana
propia que celebramos.
Nos dice el Evangelista San Mateo:
“Que cuando se dirigían Jerusalén, les dijo Jesús, a dos de sus
discípulos; que fueran al pueblo más cercano donde encontrarían un
borrico, el cual, habrían de llevárselo, y si alguien dijera algo, le
responderían que “Jesús le necesitaba”, y así sucedió; pusieron sus
mantas y se subió encima.
Jesús entró con honores de Rey en Jerusalén, al tiempo que las
gentes le aclamaban diciendo:
¡Hosanna al Hijo de David¡
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor¡
¡Hosanna en las Alturas¡”
Este día, DOMINGO DE RAMOS, Belmez se convierte por
unas horas en la Jerusalén que como decía al principio, deja entrar a
Jesús al igual que sucediera en aquellos días; con palmas y olivo, en

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este caso, simbolizando el acontecimiento, con la imagen portada por
pequeños, que alegres van vestidos de hebreos, y acompañados por
mayores, con cantos de alabanza se dirigen al Templo, donde
solemnemente se celebra la Eucaristía, proclamando la Pasión según
San Mateo, la cual no necesita de preámbulos, ni siquiera de
Homilía, ya que habla por sí misma, en realidad debe causar en
nosotros una profunda impresión.-
Ha dado comienzo, la Semana Santa, en la calle, y con alegría,
la cual, debe caracterizar al cristiano.-
Si me permitís, quisiera hacer mías las palabras que el Sr.
Obispo, en su todavía no muy lejana visita pastoral nos dirigía en el
encuentro con las cofradías, al decir que hay que participar en la
Semana Santa, en sus celebraciones litúrgicas, pero también en las
procesiones, que no son, sino expresiones devocionales que
prolongan en las calles, lo que celebramos en la Iglesia.

La Imagen de Cristo Crucificado se encuentra depositada en


andas de forja, dispuesta para ser portada por sus devotos cofrades
en Vía Crucis, por las calles de Belmez.-
Pero antes de proseguir, os solicito me permitáis que al tratarse
de la Imagen que venero desde el día uno de marzo de Mil
Novecientos Sesenta y Tres, cuando contaba tan solo cinco años de
edad, hace ya, 47; haga de ella mi descripción particular, con la
pasión que me embarga desde entonces, y que si bien tuve ocasión

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de hacerlo en el IIº Salón Cofrade, donde, por cierto, hubo poca
asistencia, pero estaba mi gente.-
gente.-
Por eso quiero compartir ahora algo de lo que allí se expuso,
porque en realidad, vosotros sois mi gente.
La bellísima Imagen de Cristo Crucificado, está realizada en
madera de cedro, policromada al óleo y cuyo rostro expresa la
divinidad, relajación, serenidad y dulzura, características propias del
autor, quien evitó el dramatismo y exceso de sangre.
De estilo Barroco, tiene la cabeza inclinada hacia el lado
derecho, ojos casi cerrados, con pupilas dilatadas y boca entreabierta;
mostrándose al detalle la magnífica y minuciosa talla de sus dientes
superiores; siendo dignas de mención sus manos abiertas, con los
dedos semiflexionados, en posición de Paz.
El Paño de Pureza está inspirado en los cánones barrocos, de
gran ampulosidad en sus veladuras y aspecto mojado, sujeto por una
soga anudada en el costado derecho.-
Reposa sobre su cabeza una corona de espinas resaltada por
tres potencias de plata.
¡¡SÍ, es Miércoles Santo¡¡

Desde 1998 la Imagen de Cristo Crucificado recorre las calles


Belmezanas en Vía Crucis, como queriendo abrir paso a los días
“fuertes” de la Semana Santa; Belmezanos, Belmezanas y visitantes
nos motivamos espiritualmente para vivir la Pasión de Nuestro

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Señor……. Lo hacemos fervorosamente, como si de la misma Vía
Dolorosa se tratara.-
El silencio se hace notar, interrumpido tan solo por el rezo de
los fieles en cada Estación que nos ayuda al recuerdo del martirio y
sufrimiento de Jesús ante el sacrificio en la Cruz.-
Los cristianos debemos ser conscientes de que el Vía Crucis de
Jesús, como Hijo de Dios vivo, no es solamente camino de suplicio,
sino que cada paso, cada caída, cada palabra, nos comunica de forma
continua la verdad sobre Dios y sobre el hombre.

Hacia las 9 de la mañana del Jueves Santo, me dirijo hacia la


Parroquia y pienso… será hoy un día grande, el trabajo de todo un
año será compensado cuando vea a mi Cristo radiante en la calle;
bajo el cubre-rostro elevaré mis plegarias y oraciones por cuantas
personas necesitamos su misericordia, por los enfermos, por los
ancianos por quienes se fueron y ya no pueden estar, por quienes no
le conocen, o aún conociéndolo, le ignoran.-
De vez en cuando, volveré la vista atrás y veré a Jesús que me
devuelve la mirada, tendré la seguridad de que escucha mis súplicas;
esa será mi experiencia, esa será mi gratitud, esa será mi Estación de
Penitencia,
Penitencia como cada Semana Santa.-
En este caminar acuden a mi mente recuerdos que me hacen
sentir aquella disciplina inculcada en la niñez, cuando en los minutos
previos a la salida procesional, nuestros dirigentes nos reunían en la

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Sacristía donde recibíamos las últimas instrucciones, en las que se
nos decía:
No olvidéis que el cíngulo tiene que ir en la parte derecha de la
túnica; los faroles hacía la parte interna de la calle; caminar siempre
en la parte baja del bordillo; tenéis que guardar un metro de distancia
entre cofrades; los más pequeños se colocarán entre dos mayores
etc. etc.
Me quedaban tan claros aquellos consejos, que aún trato de
cumplirlos porque creo que si todos lo hiciéramos, esta uniformidad,
daría aún más esplendor a nuestra Procesión.-
Llego en fin, a la Iglesia ensimismado en mis pensamientos,
para colaborar con mis queridos hermanos cofrades que ya se
preparan para engalanar el Paso, qué digo Paso, el Trono que habrá
de ocupar el Rey de Reyes.-
Es una mañana, porque no decirlo; divertida, en la que
compartimos opiniones, hacemos comentarios sobre la historia de la
cofradía, recordamos anécdotas producidas en determinados
momentos de nuestra vida cofrade; mientras tanto, se trabaja de
forma continua e incansable, escuchándose decir:
“Antonio, acércame el taladro, Roberto, ayuda a limpiar los
faroles, con cuidado que se pueden romper los cristales, hay que ir
bajando más velas; las andas llevarlas a la tarazana, ¿han traído ya la
flores? ¡ qué pasa con Garri que no viene”¡ pasados unos minutos

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llega Juanma justificando el breve retraso… y ¿cómo no?……
regañando primero para que no le regañen.
Transcurre una mañana de hermandad, convivencia y unidad
entre cofrades, entre todos quienes compartimos esas horas tan
especiales, las cofradías Belmezanas se unen para un mismo fin.-
Aproximándose las 2 de la tarde, los Pasos se pueden
contemplar en su máximo esplendor, con una belleza sin igual,
desprendiendo olor a rosas, claveles, brezo y romero; flores todas
que han sido colocadas en el lugar justo y adecuado, por las manos
primorosas de la mujer cofrade belmezana.

Ya atardeciendo, tiene lugar la celebración de los Santos


Oficios conmemorativos de la Cena del Señor e Institución de la
Eucaristía, representada por el Pan y el Vino, teniendo especial
relevancia durante los mismos, el Lavatorio de pies, que realiza el
sacerdote a imagen de Jesucristo en el Cenáculo, como signo de
Amor, sumisión y hermandad; de ahí que este día sea del AMOR
FRATERNO.-
Nos dice el Evangelista Mateo:
“Que los soldados llevaron a Jesús al Pretorio, le desnudaron y
le echaron encima un manto, trenzando una corona de espinas se la
pusieron sobre su cabeza y se burlaban de Él, le quitaron el manto, le
pusieron sus ropas y se lo llevaron”.-

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Así, finalizados los Santos Oficios, van entrando en la Parroquia
los cofrades de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que a la voz del
capataz se ubican en silencio bajo el Paso, orgullosos de ser los
cirineos de Jesús hacia el Calvario.-
Con la noche ya cerrada, nuestras calles se convierten en
camino de Pasión envuelto en olor penetrante a incienso a flor recién
cortada, a primavera a SEMANA SANTA.
SANTA
En determinados lugares de su recorrido, se calla la música, se
rompe el silencio, uno de nuestros saeteros (y donde digo saeteros
quiero decir también saeteras) dice:
Silencio, por Dios ¡Silencio¡
Que pasa el Nazareno que lleva
La Cruz a cuestas
Pidiendo clemencia al Cielo.
Que se detenga la noche
que las estrellas se apaguen,
Que todo el mundo le rece
Cuando el Nazareno pase
Y una saeta se oye
Que rasgue nuestro silencio,
Es porque Dios llora sangre
Por boca del saetero.

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“Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestiduras, que
echaron a suertes, se quedaron allí para custodiarle, sobre su cabeza
pusieron un cartel que decía:
“Este es JESÚS, el Rey de los Judíos”
Al mismo tiempo que a Él, crucificaron a dos salteadores, uno
a la derecha y otro a la izquierda, los que pasaban por allí, le
insultaban.-
A la hora sexta se oscureció toda la tierra, hasta la hora nona
que con un fuerte grito entregó el espíritu”.-
En las tres horas que nuestro Señor permaneció clavado en la
Cruz, aún padeciendo una inmensa agonía intentando mantener su
cuerpo erguido para no morir asfixiado tuvo fuerzas para dirigirse a
su madre, a Juan, a sus verdugos, así como a los ladrones crucificados
a su lado, pronunciando en cada momento las (siete) palabras que
han quedado gravadas como mensaje Divino:

- “Padre Perdónalos, porque no saben lo que hacen”.


- “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”.-
- “Mujer he ahí a tu Hijo”.-
- “¡Dios mío¡ ¡Dios mío¡ ¿Por qué me has abandonado?”
- “Tengo sed”.-
- “Todo se ha consumado”.-
- “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”.-

Cristo muere, y redime a los hombres.-

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Es medianoche, Jueves Santo de un año cualquiera, entre 2000
y 2010.
Cofrades con túnicas negras, están ya formado filas a ambos
lados de la calle, la Plaza de la Iglesia repleta de público
expectante….. silencio…… se abren las puertas del Templo y muy
lentamente en las cervicales doloridas pero resistentes de sus
costaleras aparece la Imagen de Cristo Crucificado, encontrándose
con su madre afligida y con los ojos llenos de lágrimas, pero con el
corazón de ESPERANZA.-
Llevan sus costaleras a Jesús clavado de pies y manos; manos
orantes que devolvieron la vista a los ciegos, que limpiaron las
heridas a leprosos, que multiplicaron panes y peces, manos que
resucitaron a muertos. Y pies que le llevaron de un lugar a otro
anunciando el mensaje Divino para hacer un mundo de Paz y Amor,
pies con los que recorrió caminos en busca de ovejas descarriadas.-
Pasa Jesús Crucificado por las calles de BELMEZ, ante el
silencio de quienes le contemplan ¡cuántas palabras en esos silencios¡
en esos silencios, ¡cuántas súplicas¡ ante una muerte redentora.-
Todos le pedimos misericordia, mirando su rostro, que aunque
muerto, nos habla de Paz, de serenidad y de Amor entre los
hombres, porque Cristo Crucificado socorre a su pueblo, perdona a
su pueblo, sabiendo que nos concederá la Gracia con su
Resurrección.-

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Entra Jesús Crucificado en el Templo con el orgullo de sus
costaleras y demás cofrades, llantos de alegría, abrazos de amigos y
familiares, ha dado su fruto el trabajo realizado con sacrificio, pero
sobre todo, ofrecido al AMOR DE NUESTROS AMORES.-

Como adorador nocturno, no puedo ni quiero pasar por alto, la


celebración de la Hora Santa y Vigilia de Adoración ante el
Santísimo Sacramento.-
Al finalizar la Estación de Penitencia con la Imagen de Cristo
Crucificado, la Iglesia…… se queda sola, en penumbra…. Se respira
entonces aires de recogimiento; durante las horas más oscuras de la
noche, adoramos al “original” de los titulares de nuestras
Hermandades y Cofradías que hemos acompañado y que aún nos
quedan por sacar a la calle.
Estamos con Jesús Sacramentado, en Él está su Pasión su
Muerte y su Resurrección. En silencio conmemoramos las últimas
horas de Jesús en Getsemaní; cuando lleno de tristeza y angustia,
sabiendo que estaba cerca su muerte les dijo a Pedro y los dos hijos
de Zebedeo:
“Quedaos aquí y velad conmigo”
Eso es lo que hacemos un pequeño grupo de personas, en la
noche del Jueves Santo “Velar y Orar”, hasta la llegada del alba que
con el rezo de Laudes, nos preparamos para vivir el Viernes Santo.

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Todo se ha cumplido, el Calvario se ha quedado solitario, la
tempestad ha dado lugar a la calma, la Cruz queda vacía.
José de Arimatea pide a Pilatos el cuerpo de Jesús y junto a
Nicodemo, lo envolvieron en una sábana, lo tomaron entre sus
manos, y lo depositaron en un sepulcro nuevo.-
Celebramos los Santos Oficios proclamándose nuevamente la
Pasión de Cristo, (en esta ocasión, según San Juan) descubriendo el
“Árbol de la Cruz” que ha de ser la salvación del mundo.-
Cristo Yacente, a hombros de sus portadores, de sus
“Arimateas” y “Nicodemos”, conducen el cuerpo sin vida del Hijo de
Dios por los caminos belmezanos de la Pasión, sin duda, al camino
de la Resurrección. Le acompañan mujeres ataviadas con mantilla y
rosario entre sus dedos, a cada lado de las calles, en las esquinas, en
cada rincón, miradas de reflexión y meditación.-
Detrás, su Madre, Nuestra Señora María Santísima de los
Dolores, con los ojos llenos de lágrimas……. Sí…. Como antes, como
siempre. Como pareciendo recordar la vida de su Hijo que ahora
entierra. Llena de angustia y opresión que le produce el dolor
marcado como (siete) puñales clavados en su corazón.-

- Al profetizar Simeón en la presentación de su Hijo en el


Templo, que una espada le atravesaría el corazón, en su Muerte.-
- En la huida a Egipto, para salvar a su Hijo de la muerte
decretada por el Rey Herodes.-
- Ante la pérdida de su Hijo, hasta hallarlo en el Templo.

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- El doloroso encuentro con Él en la calle de la amargura.-
- El sufrimiento padecido a los pies de la Cruz, contemplando la
amarga agonía de su Hijo
- Al bajarle de la Cruz y tenerlo en el regazo.-
- Cuando su Cuerpo inerte fue colocado en el Sepulcro.-
Compartimos en el Viernes Santo los habitantes de
Belmez, EL Dolor de Nuestra Señora, pero esperanzados en la
gloriosa Resurrección de su hijo, El SALVADOR.-

Hemos vivido la Semana de Pasión.-


Hemos contemplado nuestras Imágenes en las calles.-
Hemos orado ante el Santísimo Sacramento.-
Hemos asistido a la liturgia, en la Parroquia.
Se ha vivido emocionado el fruto del trabajo realizado por
cofrades, costaleros, costaleras y portadores.-
Pero…. ¿Para Qué? Para qué sino para vivir y experimentar la
Resurrección del Hijo de Dios.-

En la noche del Sábado Santo, asistimos después de un día de


reflexión sobre la Pasión y Muerte de Nuestro Señor, a la Vigilia
Pascual, proclamando las lecturas del Libro del “Génesis”, (Creación
del mundo) con el Templo casi a oscuras, en tinieblas.-

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A las 12.00 en punto, ya en un nuevo día, repican alegremente
las campanas, se enciende el Cirio Pascual, se hace la LUZ.-
CRISTO HA RESUCITADO.-
Claramente nos sigue diciendo el Evangelista San Mateo:
“Que en las primeras horas del primer día de la semana, fueron
María Magdalena y la otra María a ver el Sepulcro, entonces un
Ángel del Señor se acercó y les dijo:

¿Por qué buscáis entre los muertos, si está entre los que viven?
Corrieron llenas de gozo a dar la noticia a sus discípulos”.-

Corramos pues, nosotros a vocear la Resurrección de


Jesucristo, porque está entre nosotros, está entre los que vivimos.-
Me gustaría, en cierto modo, resumir este pregón, y así lo hago,
haciéndoos partícipes de la oración que San Francisco de Asís dirigía
a nuestro Señor para hacernos instrumentos de su Paz, tengámosla
presente en estos días que se nos acercan:
Donde haya odio, pongamos AMOR.
Donde haya ofensa, pongamos PERDÓN.
Donde haya error, pongamos VERDAD.
Donde haya duda, pongamos FE.
Donde haya desesperación, pongamos ESPERANZA.
Donde haya tinieblas, pongamos LUZ.
Donde haya tristeza, pongamos ALEGRÍA.

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Pues así, con una alegría inmensa, Esperanza, Fe y sobre todo
Amor, vivamos nuestra Semana Santa, porque no dudéis ni un solo
instante que:
CRISTO VIVE.
Darán testimonio aquellos padres, quienes en la mañana del
Domingo de Resurrección pidan para sus hijos, casi recién nacidos,
el Sacramento del Bautismo, entrando con ello, a formar parte del
pueblo Cristiano e iniciarán su camino para ser TEMPLO DE
DIOS.-

Quiero finalizar, dejando abierto este pregón, a una posible


segunda parte, donde corresponderá, si así lo estima oportuno, a mi
sucesor o sucesora en 2012, dar cuenta de las innovaciones que se
producirán esta Semana Santa, donde las imágenes representativas
de la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo, serán las
ÚNICAS protagonistas de la Semana Santa Belmezana, y no solo
lucirán, sino que BRILLARAN CON LUZ PROPIA.-

Mi agradecimiento a cuantas personas se involucran para que la


Semana Santa en la calle sea posible, pues afortunadamente en la
Iglesia, siempre será posible.-
Especialmente a costaleros, costaleras y portadores,
incomprendidos e incomprendidas, a veces, pero que en realidad,
ignoramos que bajo la trabajadera o cuando llevan a hombros las

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imágenes, van almas jóvenes que sienten y viven, aunque tal vez de
una forma distinta, pero con una sensibilidad especial la Semana
Santa; unidos y unidas en la oscuridad y en el silencio, rezan y
trabajan, poniendo sus profundos sentimientos cofrades, en lo que
hacen. Por esto, contad con todo mi afecto y reconocimiento por
vuestra labor, pero con mi deseo de que este afecto y cariño os
conduzca a un verdadero encuentro con Cristo para conseguir una
eficaz y gratificante vida cristiana.

Belmezanos, Belmezanas, asistentes todos y todas a este acto,


anunciador de la Semana Santa.-

GRACIAS por escucharme y concluyo con un pequeño pero


sincero homenaje a los capataces de la “Semana Grande”, del
cristiano, diciendo:

¡AHÍ SE QUEDÓ¡

Ante Cristo, nadie queda indiferente: quien no está con Él, está
contra Él.
Él.

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Autor. Juan José Miguel Muñoz Ruiz.

Se inició este pregón el día 19 de Febrero de 2011 /Sábado/ (Festividad del


Beato Álvaro de Córdoba) entre otros.
Finalizó su redacción el día 25 de Marzo /Viernes/ (Solemnidad de la Anunciación
del Señor) /2ª semana del Salterio/
Fue voceado en el Teatro Principal (Casa de la Cultura) de esta Muy Leal y Noble
Villa de Belmez, día 9 de abril. /Sábado/ (4º de Cuaresma).-

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