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BELMEZ 2011.
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Aquí estoy, como un (aprendiz) de cristiano que quiere aunque
de forma simbólica, abrir de par en par las puertas de éste, nuestro
querido pueblo, como si de una Jerusalén se tratara, para que Jesús
de Nazaret entre triunfante en los corazones de sus fieles.
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Iniciándose con el Miércoles de Ceniza, en el que estamos
convocados para su imposición en el Templo Parroquial.
Días en que tienen lugar la realización de Vía Crucis, tanto en
la Parroquia como en la calle, con los niños, que son cantera de
futuros cofrades, en definitiva, durante estos días, se nos invita a
fortalecer en la Fe, a quienes pretendemos seguir a Cristo y a María.-
Casi sin darnos cuenta, y de no haber sido por los actos
religiosos y aquellos que como “sacrificio
sacrificio”
sacrificio previo a la Pasión vivimos
durante estos cuarenta días, nos adentramos de lleno en la semana
propia que celebramos.
Nos dice el Evangelista San Mateo:
“Que cuando se dirigían Jerusalén, les dijo Jesús, a dos de sus
discípulos; que fueran al pueblo más cercano donde encontrarían un
borrico, el cual, habrían de llevárselo, y si alguien dijera algo, le
responderían que “Jesús le necesitaba”, y así sucedió; pusieron sus
mantas y se subió encima.
Jesús entró con honores de Rey en Jerusalén, al tiempo que las
gentes le aclamaban diciendo:
¡Hosanna al Hijo de David¡
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor¡
¡Hosanna en las Alturas¡”
Este día, DOMINGO DE RAMOS, Belmez se convierte por
unas horas en la Jerusalén que como decía al principio, deja entrar a
Jesús al igual que sucediera en aquellos días; con palmas y olivo, en
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este caso, simbolizando el acontecimiento, con la imagen portada por
pequeños, que alegres van vestidos de hebreos, y acompañados por
mayores, con cantos de alabanza se dirigen al Templo, donde
solemnemente se celebra la Eucaristía, proclamando la Pasión según
San Mateo, la cual no necesita de preámbulos, ni siquiera de
Homilía, ya que habla por sí misma, en realidad debe causar en
nosotros una profunda impresión.-
Ha dado comienzo, la Semana Santa, en la calle, y con alegría,
la cual, debe caracterizar al cristiano.-
Si me permitís, quisiera hacer mías las palabras que el Sr.
Obispo, en su todavía no muy lejana visita pastoral nos dirigía en el
encuentro con las cofradías, al decir que hay que participar en la
Semana Santa, en sus celebraciones litúrgicas, pero también en las
procesiones, que no son, sino expresiones devocionales que
prolongan en las calles, lo que celebramos en la Iglesia.
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de hacerlo en el IIº Salón Cofrade, donde, por cierto, hubo poca
asistencia, pero estaba mi gente.-
gente.-
Por eso quiero compartir ahora algo de lo que allí se expuso,
porque en realidad, vosotros sois mi gente.
La bellísima Imagen de Cristo Crucificado, está realizada en
madera de cedro, policromada al óleo y cuyo rostro expresa la
divinidad, relajación, serenidad y dulzura, características propias del
autor, quien evitó el dramatismo y exceso de sangre.
De estilo Barroco, tiene la cabeza inclinada hacia el lado
derecho, ojos casi cerrados, con pupilas dilatadas y boca entreabierta;
mostrándose al detalle la magnífica y minuciosa talla de sus dientes
superiores; siendo dignas de mención sus manos abiertas, con los
dedos semiflexionados, en posición de Paz.
El Paño de Pureza está inspirado en los cánones barrocos, de
gran ampulosidad en sus veladuras y aspecto mojado, sujeto por una
soga anudada en el costado derecho.-
Reposa sobre su cabeza una corona de espinas resaltada por
tres potencias de plata.
¡¡SÍ, es Miércoles Santo¡¡
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Señor……. Lo hacemos fervorosamente, como si de la misma Vía
Dolorosa se tratara.-
El silencio se hace notar, interrumpido tan solo por el rezo de
los fieles en cada Estación que nos ayuda al recuerdo del martirio y
sufrimiento de Jesús ante el sacrificio en la Cruz.-
Los cristianos debemos ser conscientes de que el Vía Crucis de
Jesús, como Hijo de Dios vivo, no es solamente camino de suplicio,
sino que cada paso, cada caída, cada palabra, nos comunica de forma
continua la verdad sobre Dios y sobre el hombre.
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Sacristía donde recibíamos las últimas instrucciones, en las que se
nos decía:
No olvidéis que el cíngulo tiene que ir en la parte derecha de la
túnica; los faroles hacía la parte interna de la calle; caminar siempre
en la parte baja del bordillo; tenéis que guardar un metro de distancia
entre cofrades; los más pequeños se colocarán entre dos mayores
etc. etc.
Me quedaban tan claros aquellos consejos, que aún trato de
cumplirlos porque creo que si todos lo hiciéramos, esta uniformidad,
daría aún más esplendor a nuestra Procesión.-
Llego en fin, a la Iglesia ensimismado en mis pensamientos,
para colaborar con mis queridos hermanos cofrades que ya se
preparan para engalanar el Paso, qué digo Paso, el Trono que habrá
de ocupar el Rey de Reyes.-
Es una mañana, porque no decirlo; divertida, en la que
compartimos opiniones, hacemos comentarios sobre la historia de la
cofradía, recordamos anécdotas producidas en determinados
momentos de nuestra vida cofrade; mientras tanto, se trabaja de
forma continua e incansable, escuchándose decir:
“Antonio, acércame el taladro, Roberto, ayuda a limpiar los
faroles, con cuidado que se pueden romper los cristales, hay que ir
bajando más velas; las andas llevarlas a la tarazana, ¿han traído ya la
flores? ¡ qué pasa con Garri que no viene”¡ pasados unos minutos
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llega Juanma justificando el breve retraso… y ¿cómo no?……
regañando primero para que no le regañen.
Transcurre una mañana de hermandad, convivencia y unidad
entre cofrades, entre todos quienes compartimos esas horas tan
especiales, las cofradías Belmezanas se unen para un mismo fin.-
Aproximándose las 2 de la tarde, los Pasos se pueden
contemplar en su máximo esplendor, con una belleza sin igual,
desprendiendo olor a rosas, claveles, brezo y romero; flores todas
que han sido colocadas en el lugar justo y adecuado, por las manos
primorosas de la mujer cofrade belmezana.
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Así, finalizados los Santos Oficios, van entrando en la Parroquia
los cofrades de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que a la voz del
capataz se ubican en silencio bajo el Paso, orgullosos de ser los
cirineos de Jesús hacia el Calvario.-
Con la noche ya cerrada, nuestras calles se convierten en
camino de Pasión envuelto en olor penetrante a incienso a flor recién
cortada, a primavera a SEMANA SANTA.
SANTA
En determinados lugares de su recorrido, se calla la música, se
rompe el silencio, uno de nuestros saeteros (y donde digo saeteros
quiero decir también saeteras) dice:
Silencio, por Dios ¡Silencio¡
Que pasa el Nazareno que lleva
La Cruz a cuestas
Pidiendo clemencia al Cielo.
Que se detenga la noche
que las estrellas se apaguen,
Que todo el mundo le rece
Cuando el Nazareno pase
Y una saeta se oye
Que rasgue nuestro silencio,
Es porque Dios llora sangre
Por boca del saetero.
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“Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestiduras, que
echaron a suertes, se quedaron allí para custodiarle, sobre su cabeza
pusieron un cartel que decía:
“Este es JESÚS, el Rey de los Judíos”
Al mismo tiempo que a Él, crucificaron a dos salteadores, uno
a la derecha y otro a la izquierda, los que pasaban por allí, le
insultaban.-
A la hora sexta se oscureció toda la tierra, hasta la hora nona
que con un fuerte grito entregó el espíritu”.-
En las tres horas que nuestro Señor permaneció clavado en la
Cruz, aún padeciendo una inmensa agonía intentando mantener su
cuerpo erguido para no morir asfixiado tuvo fuerzas para dirigirse a
su madre, a Juan, a sus verdugos, así como a los ladrones crucificados
a su lado, pronunciando en cada momento las (siete) palabras que
han quedado gravadas como mensaje Divino:
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Es medianoche, Jueves Santo de un año cualquiera, entre 2000
y 2010.
Cofrades con túnicas negras, están ya formado filas a ambos
lados de la calle, la Plaza de la Iglesia repleta de público
expectante….. silencio…… se abren las puertas del Templo y muy
lentamente en las cervicales doloridas pero resistentes de sus
costaleras aparece la Imagen de Cristo Crucificado, encontrándose
con su madre afligida y con los ojos llenos de lágrimas, pero con el
corazón de ESPERANZA.-
Llevan sus costaleras a Jesús clavado de pies y manos; manos
orantes que devolvieron la vista a los ciegos, que limpiaron las
heridas a leprosos, que multiplicaron panes y peces, manos que
resucitaron a muertos. Y pies que le llevaron de un lugar a otro
anunciando el mensaje Divino para hacer un mundo de Paz y Amor,
pies con los que recorrió caminos en busca de ovejas descarriadas.-
Pasa Jesús Crucificado por las calles de BELMEZ, ante el
silencio de quienes le contemplan ¡cuántas palabras en esos silencios¡
en esos silencios, ¡cuántas súplicas¡ ante una muerte redentora.-
Todos le pedimos misericordia, mirando su rostro, que aunque
muerto, nos habla de Paz, de serenidad y de Amor entre los
hombres, porque Cristo Crucificado socorre a su pueblo, perdona a
su pueblo, sabiendo que nos concederá la Gracia con su
Resurrección.-
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Entra Jesús Crucificado en el Templo con el orgullo de sus
costaleras y demás cofrades, llantos de alegría, abrazos de amigos y
familiares, ha dado su fruto el trabajo realizado con sacrificio, pero
sobre todo, ofrecido al AMOR DE NUESTROS AMORES.-
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Todo se ha cumplido, el Calvario se ha quedado solitario, la
tempestad ha dado lugar a la calma, la Cruz queda vacía.
José de Arimatea pide a Pilatos el cuerpo de Jesús y junto a
Nicodemo, lo envolvieron en una sábana, lo tomaron entre sus
manos, y lo depositaron en un sepulcro nuevo.-
Celebramos los Santos Oficios proclamándose nuevamente la
Pasión de Cristo, (en esta ocasión, según San Juan) descubriendo el
“Árbol de la Cruz” que ha de ser la salvación del mundo.-
Cristo Yacente, a hombros de sus portadores, de sus
“Arimateas” y “Nicodemos”, conducen el cuerpo sin vida del Hijo de
Dios por los caminos belmezanos de la Pasión, sin duda, al camino
de la Resurrección. Le acompañan mujeres ataviadas con mantilla y
rosario entre sus dedos, a cada lado de las calles, en las esquinas, en
cada rincón, miradas de reflexión y meditación.-
Detrás, su Madre, Nuestra Señora María Santísima de los
Dolores, con los ojos llenos de lágrimas……. Sí…. Como antes, como
siempre. Como pareciendo recordar la vida de su Hijo que ahora
entierra. Llena de angustia y opresión que le produce el dolor
marcado como (siete) puñales clavados en su corazón.-
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- El doloroso encuentro con Él en la calle de la amargura.-
- El sufrimiento padecido a los pies de la Cruz, contemplando la
amarga agonía de su Hijo
- Al bajarle de la Cruz y tenerlo en el regazo.-
- Cuando su Cuerpo inerte fue colocado en el Sepulcro.-
Compartimos en el Viernes Santo los habitantes de
Belmez, EL Dolor de Nuestra Señora, pero esperanzados en la
gloriosa Resurrección de su hijo, El SALVADOR.-
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A las 12.00 en punto, ya en un nuevo día, repican alegremente
las campanas, se enciende el Cirio Pascual, se hace la LUZ.-
CRISTO HA RESUCITADO.-
Claramente nos sigue diciendo el Evangelista San Mateo:
“Que en las primeras horas del primer día de la semana, fueron
María Magdalena y la otra María a ver el Sepulcro, entonces un
Ángel del Señor se acercó y les dijo:
¿Por qué buscáis entre los muertos, si está entre los que viven?
Corrieron llenas de gozo a dar la noticia a sus discípulos”.-
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Pues así, con una alegría inmensa, Esperanza, Fe y sobre todo
Amor, vivamos nuestra Semana Santa, porque no dudéis ni un solo
instante que:
CRISTO VIVE.
Darán testimonio aquellos padres, quienes en la mañana del
Domingo de Resurrección pidan para sus hijos, casi recién nacidos,
el Sacramento del Bautismo, entrando con ello, a formar parte del
pueblo Cristiano e iniciarán su camino para ser TEMPLO DE
DIOS.-
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imágenes, van almas jóvenes que sienten y viven, aunque tal vez de
una forma distinta, pero con una sensibilidad especial la Semana
Santa; unidos y unidas en la oscuridad y en el silencio, rezan y
trabajan, poniendo sus profundos sentimientos cofrades, en lo que
hacen. Por esto, contad con todo mi afecto y reconocimiento por
vuestra labor, pero con mi deseo de que este afecto y cariño os
conduzca a un verdadero encuentro con Cristo para conseguir una
eficaz y gratificante vida cristiana.
¡AHÍ SE QUEDÓ¡
Ante Cristo, nadie queda indiferente: quien no está con Él, está
contra Él.
Él.
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Autor. Juan José Miguel Muñoz Ruiz.
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