Sei sulla pagina 1di 14

Instituto Milton H.

Erickson de Santiago

Una Perspectiva Batesoniana1

G. Combs and J. Freedman

Si Milton Erickson es nuestro símbolo de qué hacer en psicoterapia, Gregory Bateson


representa cómo pensar en psicoterapia. Realmente, a medida que comenzamos a comprender
sus pautas de pensamiento, vemos que Bateson aporta un modelo de cómo pensar acerca del
pensamiento. Ninguna revisión de su obra puede realmente hacer justicia a su trabajo, de modo
que recomendamos que usted lea sus libros si aun no los ha estudiado. Nos hemos inspirado
especialmente en las ideas de Espíritu y Naturaleza.2
Lo que ofrecemos en este capítulo es una introducción a la forma batesoniana de pensar y
sus relaciones con el uso de metáforas en psicoterapia. Al hacer esa selección, no podemos ayudar
[a una comprensión cabal de Bateson] puesto que cometemos distorsiones y supresiones, de modo
que advertimos que estas ideas sólo son nuestras comprensiones de una pequeña porción del
trabajo de Bateson.

Estilo de enseñanza de Bateson

Al leer a Bateson creíamos que Bateson había enunciado explícitamente un aserto u otro. Al
buscar en sus libros para encontrar exactamente dónde lo afirmó, hemos decubierto que no lo
afirmó. A veces encontramos un lugar donde parecía que era así, quizá en el siguiente párrafo, pero
no era así.
Al intentar enseñar a otros su forma de mirar el mundo, es raro que Bateson intentara dar
una descripción exacta; en lugar de eso presentaba ideas interrelacionadas en la forma de
historias, observaciones aparentemente dispersas, chistes y símbolos como las conchas marinas o los
cangrejos cocidos, confiando en que su audiencia hiciera sus propias conexiones.
Fritjof Capra (1988, p. 176)3 ha descrito cómo en sus conversaciones con Bateson, «Bateson
trazaba su hilado de ideas y yo comprobaba ciertos nudos en esta red haciendo comentarios
breves y preguntas rápidas. Se mostraba especialmente agradado cuando yo era capaz de ir por
delante de él y moverme en esa red. » La siguiente conversación, reconstruida por Capra, ilustra el
estilo interaccional preferido de Bateson. Los participantes son Capra y Bateson, que están sentados
afuera de la portería en Esalen. Incluímos una porción aquí para que usted pueda sentir el estilo de
comunicación de Bateson.

1 "A Batesonian Perspective"; in G. Combs and J. Freedman, Symbol, Story and Ceremony. Using Metaphor in
Individual and Family Therapy. New York: Norton, 1990, p. 27-41 (Traducción de Mario Pacheco)
2 G. Bateson, Espíritu y naturaleza. Amorrortu Editores, Bu enos Aires, 1993

1
Instituto Milton H. Erickson de Santiago

«La lógica es una herramienta elegante,» dijo [Bateson], «y hemos recorrido mucho en los últimos mil
o dos mil años. El problema es, usted sabe, cuando la aplica a los cangrejos y propósitos, mariposas y
formación de hábitos» —su voz se desvaneció de a poco, y añadió después de una pausa, mirando
hacia el océano— «usted sabe, todas esas cosas bellas» —y ahora, mirándome directamente [Capra]—
«la lógica no funcionará bien.»
«¿No? »
«No funcionará bien», continuó diciendo animadamente, «porque la fábrica de las cosas vivas no
las juntó en base a la lógica. Vea, cuando usted encuentra series de causas circulares, que siempre
obtiene en el mundo viviente, el uso de la lógica lo hará entrar en paradojas. Considere el termostato,
un órgano de los sentido simple, ¿sí? »
Me miraba, preguntando si lo seguía, y al ver que era así, continuó.
«Si está encendido, está apagado; si está apagado, está encendido. Si es sí, es no; si es no, es sí.»
Se detuvo ahí, para dejarme perplejo con lo que había dicho. Su última frase me recordaba la
paradoja clásica de la lógica aristotélica, lo cual, desde luego, me tuvo absorto. De modo que me
arriesgué a decir.
«¿Quiere decir que los termostatos mienten?» *
Los ojos de de Bateson se abrieron: «Si- no-sí-no-sí-no. Vea, la cibernética equivalente a la lógica es la
oscilación.»
Se detuvo nuevamente, y en ese momento tuve súbitamente un insight, haciendo una conexión
con algo que me había interesado por largo tiempo. Estaba muy excitado y le dije con una sonrisa
provocativa:
«¡Heráclito lo sabía!»
«Heráclito lo sabía» repitió Bateson, respondiendo a mi sonrisa con una sonrisa.
«Y también Lao Tzu», expresé.
«Sí, desde luego, y respecto a los árboles allí. La lógica no funcionará con ellos.»
«Entonces, ¿qué usa usted en su lugar?»
«La metáfora.»
«¿La metáfora?»
«Sí, la metáfora. Así es cómo la fábrica de conexiones mentales junta las cosas. La metáfora es el
fondo de los seres vivos.»

La metáfora como la lógica de la naturaleza

Puede que usted haya escuchado la siguiente historia. Era la favorita de Bateson:

Un hombre quería quería saber algo acerca del espíritu, averiguándolo no en la naturaleza, sino en su
gran computadora privada. Preguntó a ésta (sin duda en su mejor lenguaje Fortran): «¿Calculas que
alguna vez llegarás a pensar como un ser humano?» La máquina se puso entonces a trabajar para
analizar sus propios hábitos de computación. Por último imprimió su respuesta en trozo de papel, como

3F. Capra, Uncommon wisdom: Conversations with remarkable people. New York: Batman
*
(G.C. y J.F.) Capra está refiriéndose aquí a la paradoja de Epiménides, el cretense, que dijo, "todos los cretenses son
mentirosos." Si la afirmación es verdadera, entonces el hablante es un mentiroso, de modo que la frase es una mentira.
Si la afirmación es falsa, entonces Epiménides no es un mentiroso, de modo que su afirmación es verdadera.

2
Instituto Milton H. Erickson de Santiago

suelen hacerlo las máquinas. El hombre corrió hacia la respuesta y halló, nítidamente impresas, estas
palabras: ESTO ME RECUERDA UNA HISTORIA. (Bateson, 1979, p. 14)4

En esta anécdota, Bateson está detallando su noción que la metáfora es la lógica de la


naturaleza. Creía que la metáfora era inludible en los sistemas vivos, y que todo pensamiento que
tenemos es respecto a algo. En las palabras de Bateson, «Cuando pensamos en los cocos o en los
cerdos, no hay cocos ni cerdos en el cerebro» (1979, p. 32)
Se inicia con un cerdo real 5 "ahí afuera" en el mundo. Para que percibamos el cerdo,
algunos indicios del cerdo deben afectar nuestros órganos de los sentidos. En el caso de visión,
primero la luz debe rebotar en el cerdo, donde es reflejada diferencialmente, refractada, y
absorbida, y después rebotar en los bastones y conos de nuestra retina. Lo que rebota en nuestra
retina no es el cerdo, sino que la luz que proviene del cerdo, de modo que no es el cerdo, sino que
es una metáfora del cerdo, esa es la primera información del cerdo que llega a nuestros cuerpos.
La luz es transformada después en una reacción electroquímica que viaja a través de los
nervios, de modo tenemos una metáfora (cambios en la actividad electroquímica de las células
nerviosas) para una metáfora (cambios de la luz que golpea a la retina) para el cerdo. En cada
sinapsis de nuestro sistema nervioso a través de las cuales viaja la información del cerdo, ésta es
transfomada —de una pauta de impulsos eléctricos a pautas químicas (neurotransmisores) que
fuyen a través de la sinapsis y nuevamente a una metáfora eléctrica. A través de ese proceso que
no comprendemos muy bien aun, la información neuroquímica es transformada en "consciencia"
con la idea de un cerdo.
Pero no es un cerdo. Es una pauta de símbolos neuroquímicos que hemos aprendido a
asociar con la cosa en el mundo externo que los símbolos fonéticos «c», «e», «r», «d» y «o»
representan. Usted puede advertir, además, que las letras deben ser combinadas en una cierta
secuencia, una cierta historia si usted quiere, antes que representen a un cerdo.
En esta forma, Bateson argumentaba persuasivamente que en la mente todo es una
metáfora. Desde luego, es increíblemente engorroso llevar a nuesto percatarnos consciente todas
las transformaciones que ocurren momento a momento en la percepción, pero no es un ejercicio
trivial recordarnos ocasionalmente aquello que está ocurriendo fuera de nuestra consciencia.
Nunca podremos saberlo todo respecto a la realidad externa. Lo mejor que podemos hacer
es buscar más y más metáforas funcionales para ella —que funcionen en más contextos y en la
comunicación con más personas. Ya que todo es una metáfora, la habilidad para trabajar con
metáforas es esencial para la comunicación efectiva.

4 G. Bateson, Espíritu y naturaleza. Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1993 (p. 23)
5 (N.T.) Sin duda aquí se ha deslizado un error de los autores al usar la palabra "real", puesto que entra en
contradicción con lo que se afirma más abajo respecto «a esa cosa en el mundo externo que los símbolos
fonéticos "c", "e", "r", "d", y "o" representan.»

3
Instituto Milton H. Erickson de Santiago

El nombre no es la cosa nombrada

Bateson estaba encariñado con la afirmación de Korzybski: «el mapa no es territorio.» Lo


encontraba muy útil para sortear toda clase de confusiones mentales. Como en la metáfora de los
cocos y los cerdos, nunca podemos conocer ningún territorio en forma directa. Todo lo que
podemos conocer son los diversos «mapas» de ellos o nuestras metáforas de aquellos.
Todo mapa (o cualquier tipo de descripción) existe en un nivel lógico diferente a lo que está
describiendo. Es «meta» a lo que describe, y puede ocurrir una confusión si la descripción es tratada
como un miembro de la clase que describe. En otras palabras, la palabra «cerdo» no es un cerdo.
Usted no podrá nutrirse con la palabra [«cerdo»], a no ser que usted cocine uno.
Bateson encontró útil la teoría de los tipos lógicos de Whitehead y Russel para comprender y
trabajar con esas confusiones potenciales. Esta teoría fue desarrollada para tratar con la ocurrencia
de paradojas en la lógica clásica. Afirma que ninguna clase puede ser un miembro de si misma. En
otras palabras, un nombre está en un tipo lógico diferente que la cosa a la cual denomina. Aunque
esta afirmación puede parecer trivial e incluso obvia, Bateson encontró que no era del todo inusual
que en las ciencias de la conducta se cometan errores de tipo lógico.
Si queremos evitar esos errores cuando usamos metáforas, es importante que recordemos
que la metáfora no está en el mismo tipo lógico que la idea que representa. Una metáfora puede
señalar una idea, pero nunca SER la idea. Los significados múltiples son posibles en el espacio entre
la idea y la metáfora.

Aprendizaje a través de la abducción

Bateson usó una multiciplidad de metáforas para ilustrar la utilidad de las descripciones
múltiples. Un ejemplo simple es la visión binocular. Cada ojos nos da una descripción del mundo.
Cuando las imágnes de cada ojo son combinadas en nuestra mente, emerge una nueva
descripción, una mucho más vívida, el sentido de profundidad.

Es correcto (y mucho mejor) comenzar a pensar en las dos partes de la interacción de nuestros dos ojos,
cada uno dando una visión monocular de lo que ocurre, y entregándonos juntos la visión binocular. Esta
doble visión es la relación. (Bateson, 1979, p. 147, itálicas en el original)

Bateson acuñó el término abducción para describir el tipo de razonamiento (del mismo tipo
lógico que deducción e inducción) en el cual usted junta dos o más sistemas, modelos o metáforas
y busca las pautas que los conectan.
Al trazar una distinción, usted distingue algún tipo de diferencia. Si esta página fuera
uniformemente blanca, sin variaciones en el color, no contendría información. El negro debe
distinguirse del blanco para que puedan advertirse las letras y las palabras. La posibilidad de leer
emerge de las múltiples distinciones trazadas —una letra de otra, una palabra de otra, un

4
Instituto Milton H. Erickson de Santiago

significado de una palabra de otro significado posible, etc. — y cada una de esas distinciones es
una relación. El negro tiene significado en relación con el blanco; la «a» tiene significado en relación
con la «e», la «i», la «o», y la «u». Incluso en el nivel más simple, dos o más cosas deben estar en
alguna relación antes que alguna de ella tenga significado.
Bateson aprendió del mundo natural al distinguir pautas de relación en un sistema complejo,
y al examinar otros sistemas complejos buscando la presencia o ausencia de esas mismas pautas. Al
construir un mapa a lo largo de los sistemas, pudo refinar su comprensión de las relaciones dentro de
cada sistema. Al mismo tiempo, comenzó a distinguir pautas de relación entre dos sistemas
complejos, pautas que describen una conexión más amplia. A veces describió el trabajo de toda su
vida como una búsqueda de «las pautas que conectan todo el universo biológico.»
En psicoterapia, la metáfora es una herramienta maravillosa para la descripción doble.
Permite que el cliente aprenda a través de la abducción. Si un terapeuta, por ejemplo, les relata a
los miembro de una familia una historia respecto a personas en una situación similar a la de ellos,
tienen la posibilidad de observar su situación en relación a las personas en la historia. Podrían ver
pautas en su situación que nunca han visto antes. Una vez que han percibido esa pauta nueva,
pueden aplicarla, y en la aplicación distinguirán más pautas.
Una sóla metáfora es una versión particular de una parte particular del mundo. Cuando las
personas tienen solamente una metáfora para una situación, su creatividad está limitada. Mientras
más metáforas tengan para elegir en una situación dada, tendrán más opciones y mayor
flexibilidad para manejarla. El hallazgo de metáforas múltiples expande la esfera de la creatividad.

Una definición diferente de la mente

Bateson nos brindó una forma nueva de pensar lo que constituye una mente. Muchas
personas en la cultura occidental piensan que la mente es algo que ocupa un cerebro individual. El
concepto de Bateson era más amplio.
Para ilustrar su definición de la mente, Bateson (1972, pp. 458-459)6 le pidió a las personas
considerar el conjunto de eventos que la mayoría de las personas describirían como «un hombre
derribando un árbol con un hacha.» Describió al árbol, el corte en el árbol, la cabeza del hacha, el
mango del hacha, y el hombre manejando el hacha.
A medida que el hacha vuela a través del aire, modifica progresivamente la forma del
corte en el tronco del árbol, y el cambio en la forma del corte modifica las decisiones del hombre
respecto a cómo hacer oscilar el hacha la vez siguiente. Bateson afirmó que cualquiera que
explicara este conjunto de fenómenos, necesitaría prestar atención para captar «las noticias de la
diferencia» que estaban siendo comunicadas en cada paso, una y otra vez, a lo largo del circuito.
El cambio en la forma del corte en el árbol es recibida por la retina del hombre como noticias de la
diferencia, los cambios en la retina dan noticias de la diferencia al sistema nervioso central, el

6G. Bateson. Pasos hacia una ecología de la mente. Una aproximación revolucionaria a la autocomprensión del
hombre. Planeta-Carlos Lohlé, Buenos Aires, 1991

5
Instituto Milton H. Erickson de Santiago

sistema nervioso central pasa las noticias a los músculos, los músculos envían información al mango
del hacha, el mango del hacha "le dice" cómo moverse a la cabeza del hacha, y la cabeza del
hacha continúa cambiando la forma y el tamaño del corte.
Cualquier explicación de los procesos mentales implicados necesita incluir todas las partes
del circuito y las transformaciones del mensaje en cada interfase. Por consiguiente, la mente
implicada en el corte de un árbol no se detiene en las fronteras del cuerpo del hombre.
Para Bateson, la mente era más un proceso que una cosa, y las fronteras de una mente
estaban definidas funcional y pragmáticamente. Cada elemento implicado en la diseminación de
noticias de una diferencia particular era parte de la mente que estaba distinguiendo la diferencia.

Sugiero que la delimitación de una mente individual siempre debe depender del fenómeno que
deseamos comprender o explicar. Obviamente hay muchas vías para los mensajes fuera de la piel, y
aquellas y los mensajes que son transportados deben ser incluidos como parte del sistema mental
dondequiera que sean relevantes. (Bateson, 1972, p. 458)

De este modo, ningún sistema que muestra características mentales puede tener una parte que tenga
el control unilatera l del todo. E n otras palabras, las características mentales del sistema son inmanentes,
no en alguna parte dada, sino que en el sistema como un todo. (Bateson, 1972, p. 316, itálicas en el
original)

Cuando Bateson estaba considerando materias como la ecología global o las razas
armadas, consiedaraba que todo el mundo natural estaba interconectado en esta forma. Creía
que había una unidad necesaria entre la mente y la naturaleza.
Cuando usamos la noción de Bateson de la mente, podríamos trazar una distinción respecto
a una parte de una persona, la persona como un todo, una pareja, un grupo de trabajadores, una
nación, o alguna otra entidad. La pregunta de dónde trazar la distinción es importante, y la
respuesta es siempre arbitraria y relativa. No conocemos una regla que determine cuál debe ser el
tamaño apropiado del mapa, pero creemos que es esencial respetar la naturaleza arbitraria de las
fronteras que hemos establecido.
Nuevamente, la forma de pensar de Bateson respecto a las cosas nos obliga a recordar que
todo pensamiento está basado en una metáfora y depende del tipo de metáfora que usemos. La
«mente» que distinguimos puede covariar con la metáfora que usemos. Si examinamos una
situación a través de la metáfora de «familia», trazaremos un conjunto de distinciones, y la noticias
de esas distinciones fluirán a través de ese conjunto de elementos —una mente. Si examinamos la
misma situación a través de de la metáfora «comunidad», trazaremos otras distinciones, y esas
noticias fluirán a través de una mente diferente.

6
Instituto Milton H. Erickson de Santiago

Coevolución

Cuando Bateson dirigió su atención al proceso de la evolución, su interés en la relación y su


predilección en encontrar nuevas pautas, lo llevaron a una descripción nueva de ese proceso.
Habló de la evolución del caballo en el contexto de las llanuras herbosas para ilustrar su
perspectiva.

La evolución del caballo a partir desde el Eohippus no fue un ajuste unilateral de la vida en la llanura. Es
seguro que las hierbas fueron evolucionando pari passu con la evolución de los dientes y las pezuñas de
los caballos y otros ungulados. El césped fue la respuesta evolutiva de la vegetación a la evolución del
caballo. Evolucionaron en el contexto. (Bateson, 1972, p. 155, itálicas en el original)

No debiéramos pensar en [la evolución] sólo como un conjunto de cambios en la adaptación animal a
la vida en las llanuras herbosas, sino como una constancia en la relación entre los animales y el
ambiente.. Es la ecología quien sobrevive y evoluciona lentamente. En esta evolución, los [organismos]
interrelacionados —los animales y la hierba— pasan por cambios que son adaptativos de un momento a
otro momento. Pero, si el proceso de adaptación fuera toda la historia, no podría haber una patología
sistémica. Los problemas surgen precisamente debido a que la «lógica» de la adaptación es una «lógica»
diferente a la de la sobrevivencia y la evolución en los sistemas ecológicos. (Bateson, 1972, p. 338, itálicas
en el original)

Bateson vio a todo el ecosistema de la llanura como una mente en la cual los diferentes
elementos (caballos, hierba, estiércol de los caballos, bacterias, pumas predadores, etc.) existen en
una relación de evolución. Toda evolución es coevolución. Cualquier cambio en un elemento es
percibido como una noticia de la di ferencia en la relación con los otros elementos. Las «noticias »
proponen cambios en los otros elementos si la relación entre ellos se mantiene.
Para Bateson, el cambio (del cual la evolución es un ejemplo) nunca fue una proposición
unlitareral. La hierba cambia en relación con las pezuñas de los caballos. Los dientes de los caballos
cambian en relación con la hierba. Y cada cambio en si mismo existe en relación con su
complemento, el cual es la estabilidad.
Esta idea de coevolución es importante en el sistema terapeuta-cliente. Los clientes no
cambian en forma unilateral. Cambian en relación con los cambios en el terapeuta y con los otros
elementos del contexto terapéutico. El terapeuta elige una metáfora particular en relación a lo que
el cliente comparte, y el cliente elige compartir en relación a la metáfira escogida por el terapeuta.
Además, es importante considerar la evolución del sistema cliente y los diversos sistemas de los
cuales el cliente es parte, así como también las noticias de las diferencias se comunicarán desde el
trabajo terapéutico a esos sistemas.

7
Instituto Milton H. Erickson de Santiago

Ecología de ideas*

Bateson usó el modelo presentado más arriba —caballos y hierba, y todos los otros seres que
al coevolucionar interdependientemente conforman algo como un clímax del ecosistema de la
pradera— como una metáfora para el flujo de ideas interrelacionadas en un sistema mental.

La relativa constancia —la sobrevivencia — de las relaciones entre los animales y las hierbas es
mantenida por los cambios en ambos [organismos] interrelacionados. Pero cualquier cambio adaptativo
en cualquiera de los [organismos] interrelacionados, si no es corregido por algún cambio en el otro,
siempre hará peligrar la relación entre ambos. Esos argumentos proponen un nuevo marco conceptual
para [diversas ideas]. Dejan de ser un asunto de la psicología individual y se hacen parte de la ecología
de ideas en los sistemas o «mentes» cuyas fronteras coinciden con la piel de los participantes individuales.
(Bateson, 1972, p. 339)

En la mente, las ideas viven a cada lado, y de tiempo en tiempo van de uno a otro lado, a
veces apoyando y otras veces entrando en conflicto. A través del tiempo, crecen y decaen en
vigor, desarrollan una colaboración protectora, se atacan, permanecen dormidas, emigran,
copulan, se extinguen, y se diferencian en nuevas especies de ideas.
Coevolucionan en un proceso de comunicación y adaptación mutua a lo largo del tiempo.
En la mente de un sistema cliente-terapeuta, las ideas que prosperan son aquellas del cliente y del
terapeuta que tienen a confirmarse y apoyarse unas a otras a lo largo del tiempo. La comunicación
del terapeuta se relaciona y es parte de una pauta que incluye las comunicaciones del cliente y
vice-versa.
Al igual que los caballos y las hierbas se gobiernan o se restringen mutuamente, facilitando
ciertas posibilidades y minimizando otras, ideas, en la mente que constituye un sistema terapeuta-
cliente, restringiéndose en forma mutua a medida que evolucionan. Las metáforas que
proponemos, como terapeutas, en la ecología terapéutica de ideas puede tener una profunda
influencia en la evolución de los ecosistemas, así como las respuestas y las ideas de nuestros clientes.
Conceptos como «esquizofrenia» pueden convertirse en metáforas organizadoras alrededor
de las cuales coevoluciona un sistema de invitaciones recíprocas a un estilo de vida esquizofrénico.
Encontrar una metáfora nueva que sea aceptable al sistema más amplio, puede invitar al
subsistema cliente a desarrollar un estilo de vida más satisfactorio. Desde luego, los clientes pueden
dar significados diferentes a los que intenta dar el terapeuta con sus metáforas. En consecuencia, es
importante dar atención a cómo el sistema más amplio recibe la invitación de uno.
En una ecología de ideas, es muy importante el proceso a trav és del cual el significado es
atribuido y construido. El significado de una noticia de la diferencia que viaja a través de una red
interrelacionada puede cambiar. Puedo intentar comunicar el significado que soy un terapeuta con
una buena reputación y un buen entrenamiento, manteniendo mi diploma colgado en la pared de

*
Gran parte de esta sección es un parafraseo y condensación del artículo de Bogdan (1984), "Family organization as an

8
Instituto Milton H. Erickson de Santiago

la consulta, pero el efecto del diploma en la ecología de ideas que emerge con un cliente dado,
dependerá del significado que encuentre éste. Si el cliente toma mi exhibición del diploma como un
signo que deseo impresionar a las personas con mi aprendizaje, puede concluir que soy un inseguro,
un idiota con exceso de educación, y abandonar la terapia.
La influencia del terapeuta sobre cualquier sistema cliente depende de la percepción que
éste tenga del terapeuta y de la situación terapéutica. En la misma forma, la influencia del sistema
cliente sobre el terapeuta depende de la percepción del terapeuta. Si el terapeuta quiere tener
alguna influencia en la evolución del sistema cliente, debe unirse lo suficiente con ese sistema para
funcionar como parte de una mente más amplia que los incluya a ambos.
Creemos que los terapeutas que son capaces de percibir, comprender y utilizar el dominio
de las metáforas de los diversos sistemas cliente, tienen una mejor oportunidad para participar en la
coevolución saludable de esos sistemas, que esas terapeutas que no poseen esas habilidades.
Esencialmente, esa habilidad es la disposición a ser cambiado por un sistema cliente, así como
también cambiarlo.

Cibernética

Bateson estuvo presente en el nacimiento de la ciencia moderna de la cibernética.


Generalmente se le da el crédito por aportar las ideas de la cibernética al campo de la terapia
familiar moderna.
La palabra «cibernética» está basada en una raíz griega que tiene relación con el timonel
de un bote. De este modo, la metáfora en la cual está basada la cibernética es una metáfora de la
dirección —de advertir y corregir los errores para moverse hacia una meta.
La noción clave en la cibernética simple es la retroalimentación. Al dirigir un bote, el piloto
envía un mensaje al timón. El bote responde entonces en la misma forma que el cambio en el timón.
Si la dirección ha sido exitosa, el piloto debe advertir entonces si la respuesta está en línea con el
destino del bote o si debe ser enviado un mensaje para corregir el mensaje previo. La detección del
piloto, su juicio, y la corrección de la respuesta del bote al primer mensaje, conforman un ejemplo
de retroalimentación.
La mayoría de las primeras investigaciones en cibernética fueron llevadas a cabo durante la
Segunda Guerra Mundial, y se relacionaban con la mejoría de la habilidad de un proyectil
antiaéreo para hacer blanco en aeroplanos en movimiento. Esto implicaba bucles [loops] de
comunicación, donde cada circuito del bucle implicaba la comunicación de la diferencia entre
donde estaba apuntando el proyectil y donde estaba el aeroplano en el bucle previo.
Si usted quiere regresar a la descripción de Bateson de un hombre talando un árbol, usted
puede ver que él estaba describiendo un circuito cibernético. La cosa que él no hizo al introducir al
hombre, el árbol y el hacha, fue la noción de propósito. A la vez que es cierto que cada elemento
en la metáfora puede ser visto como parte de un sistema mental, también es cierto que el

ecology of ideas: An alternative to reification of family systems. Family Process, 23: 375-388

9
Instituto Milton H. Erickson de Santiago

subsistema denominado «el hombre» está dirigido hacia una meta. Si no se une adecuadamente a
los otros subsistemas implicados, no puede alcanzar la meta. Debe advertir las respuestas del árbol a
cada oscilación del hacha. Debe ser receptivo a cómo responde el hacha a los mensajes que le
envían los músculos. Si no cierra el círculo de retroalimentación, no será capaz de alcanzar su meta.
Los terapeutas y los clientes se unen para alcanzar un propósito. Cremos que el trabajo del
terapeuta es ser un guía experimentado para los clientes, siguiendo de cerca la retroalimentación
de ellos y del contexto más amplio, sugiriendo una ruta segura para el alcance de la meta y
ofreciendo nuevas sugerencias basadas en la retroalimentación del curso [de la terapia]. Ser
realmente un buen guía es una tarea engañosa. Si nos esclavizamos a lo que creemos que es una
dirección correcta, sin desviarnos en lo absoluto de ella, y guiamos a los clientes de modo
autoritario, ellos pueden alcanzar su destino, pero pueden no ser capaces de continuar su viaje sin
el uso continuo de un guía. El sistema terapeuta y cliente pueden unirse en una ecología de ideas,
de modo que ninguno prospere sin el otro. Pueden, de hecho, convertirse en adictos mutuos. Si
asumimos poca responsabilidad al disponer una dirección, preferentemente co-derivando con
nuestros clientes, podemos tener un viaje interesante en el cual todas las partes aprendan mucho,
pero no llegar a ningún destino en particular.
Las preguntas de cuán agresivamente se debe actuar en la retroalimentación, cuán
estrecho debe ser el curso de acción, y cuánta responsabilidad delegar como un buen guía, están
interrelacionadas, y es importante que sean respondidas. La noción de Bateson acerca de los
procesos estocásticos es útil a este respecto.

Procesos estocásticos

Bateson (1979, p. 165) habló de la evolución y el aprendizaje como los «dos grandes sistemas
estocáticos». La palabra «estocástico» proviene de la raíz griega «óô ïãáóôé÷üò [hábil en conjeturar]»
que se relaciona con el tiro al blanco usando un arco. Bateson lo usó para referirse a los procesos en
los cuales los eventos son dispersados en una forma azarosa, de modo que alguno de ellos alcanza
un resultado preferido. Cualquier secuencia de eventos que combina componentes al azar (como
la puntería imperfecta de un arquero) con un proceso selectivo (como el acto de tirar al blanco),
de modo que solamente ciertos resultados perduran al azar, son estocásticos (Bateson, 1979).
Debido a que la metáfora es indirecta, multidimensional y tiene significados múltiples, es una
comunicación que incorpora algo de azar. Cuando nosotros como terapeutas tenemos una idea
particular y usamos una metáfora para expresarla, puede pensarse que la comunicación es
dispersada en una forma parcialmente azarosa. Después podemos advertir las ideas y metáforas
que nuestros clientes nos ofrecen de vuelta. Podemos ofrecer otras metáforas respondiendo a las
comunicaciones de los clientes y manteniendo en mente nuestros propósitos (los cuales cambian a
medida que el sistema cambia a través de la comunicación). A través del tiempo podemos advertir
cuáles aspectos de nuestras ideas, que han coevolucionado con las ideas de los clientes,
sobreviven en la ecología de las ideas. El uso de la metáfora para unirse a los clientes en el espíritu

10
Instituto Milton H. Erickson de Santiago

más amplio del sistema terapéutico nos permite crear experiencias que tienen algún propósito, a la
vez que permite a todas las partes aprender por ensayo y error.
Cuando expresamos nuestras sugerencias a los clientes en la metáfora, ofrecemos un
espectro de posibilidades, que el cliente y el terapeuta pueden explorar juntos. Podemos tener un
propósito claro en nuestra mente y permitir a los clientes, además, un rango de alternativas para
que respondan, incluida la oportunidad para que comprendan nuestra metáfora en una forma muy
distinta a los fines para los cuales fue construida. Basados en la retroalimentación que percibimos y
en nuestro propósito en un momento dado, podemos ofrecer una metáfora diferente, y permitir
nuevamente una amplitud de alternativas.

Respeto por los procesos inconscientes

Bateson tenía mucho cariño por un pasaje de "Los dichos del viejo marinero" de Coleridge.
En esta parte del poema, el barco en el cual viaja el marinero está casi condenado. La mayoría de
los tripulantes han muerto de sed, y el barco es incapaz de moverse debido a la falta de viento. El
marinero ha traído este infortunio al asesinar a un albatros, el cual ahora cuelga de su cuello como
una señal del curso de la cosas que ha engendrado.

Más allá de la sombra del navío,


Yo observaba las serpientes del mar, se movían
En estelas de brillante blancura
Y cuando emergían, la luz encantada
Caía detrás de ellas en lentejuelas blanquecinas.

En la sombra del barco


Yo miraba sus rico adornos;
Azul, verde brillantes, de negros aterciopelados.
Nadaban enroscándose; cada una de sus estelas
Trazaba unrelámpago de fuego dorado sobre las olas.

¡Oh,qué alegría en esos seres vivos!


Ningún idioma podría celebrar dignamente su belleza.
Al verlos, de mi corazón brotó
Una fuente de amor; sin darme cuenta los bendije:
Sin duda mi angel de la guarda se apiadó de mí
Porque si darme cuenta los bendije.

En ese instante pude rezar;


Y mi cuello se liberó al fin de una pesada carga.
El cuerpo del Albatros cayó y se hundió

11
Instituto Milton H. Erickson de Santiago

En el mar, como si fuera plomo.7

La lluvia cae después de este evento. Bateson creía que el evento curativo aquí, fue aquel
que trajo la belleza salvaje de las serpientes marinas, y el marino pudo ser un participante en el
espítiru amplio de la naturaleza. Esto solamente podía sucedir sin «darse cuenta». Estar consciente
de lo que está sucediendo requiere una perspectiva disociada, la cual requiere una retirada de la
participación directa.
Bateson era un apasionado defensor de la conectividad. Para él, el propósito consciente
era muy útil si estaba conectado y equilibrado con un propósito no consciente. En nuestro enfoque
terapéutico, creemos que la fijación de propósitos y el planeamiento son esenciales, pero deben
estar equilibrados por un respeto a los procesos no conscientes y una disposición a perdernos por
momentos en la pauta más amplia.
El uso de la metáfora ayuda a asegurar que respetemos los procesos no conscientes.
Bateson habló respecto a este tema, en esta forma:

Lo que la consciencia nunca podrá apreciar sin ayuda (sin ayuda del arte, los sueños y cosas
parecidas) es el carácter sistémico de la mente.
Esta concepción puede ilustrarse prácticamente con una analogía: el cuerpo humano viviente es un
sistema complejo, integrado cibernéticamente. Este sistema ha sido estudiado por los hombres de
ciencia, principalmente los médicos, durante muchos años. Lo que ellos saben actualmente sobre el
cuerpo puede compararse acertadamente con lo que la conciencia, sin ayuda, sabe acerca de la
mente. Por ser médicos, tenían ciertos fines: curar esto y aquello. Sus esfuerzos de investigación estuvieron,
por lo tanto, focalizados (de la misma manera como la atención focaliza la conciencia) en aquellas
cortas cadenas causales que podían manipular, mediante drogas u otras intervenciones, para corregir
estados más o menos específicos e identificables o síntomas. Cada vez que descubrían una "cura" eficaz
para algo, dejaban de investigar en esa zona, y la atención se dirigía hacia otra. Podemos ahora evitar la
poliomelitis, pero nadier sabe mucho más que antes sobre los aspectos sistémicos de esa apasionante
enfermedad. La investigación sobre ella ha cesado, o a lo sumo se limita al mejoramiento de las vacunas
existentes.
Pero de una bolsa llena de trucos para curar o prevenir una lista de determinadas enfermedades no
podemos sacar una sabiduría general. La ecología y la dinámica poblacional de la especie han sido
dislocadas; los parásitos se han hecho inmu nes a los antibióticos; la relación entre la madre y el neonato
ha sido casi destruida, y así sucesivamente.
Característicamente, los errores se producen cuando la cadena causal alterada es parte de una
estructura grande o pequeña de un sistema. Y el resto de nuestra tecnología (de la cual la ciencia
médica es sólo una parte) hace lo posible por perturbar el resto de nuestra ecología.
De todas maneras, lo que en este trabajo me propongo no es atacar la ciencia médica sino demostrar
un hecho inevitable: que la mera racionalidad teleológica, sin la ayuda de fenómenos tales como el arte,
la religión, el sueño y otros semejentes, es necesariamente patogénica y destructora de la vida; y que su

7[N.T.] Aquí se ha transcrito la traducción de Christian Clear de ese poema; en Mary C. Bateson, Cómo nació
Algels Fear. En Y. Winkin (Dir.) Bateson. Primer inventario de una herencia. Nueva Visión, Buenos Aires, 1991, p. 23-
36

12
Instituto Milton H. Erickson de Santiago

virulencia surge específicamente de la circunstancia que la vida depende de circuitos interconectados


de contingencias, en tanto que la conciencia sólo puede ver pequeños arcos de aquellos circuitos que
interesan a la actividad humana.
En una palabra, la conciencia, huérfana de ayuda, tiene siempre que complicar al hombre en algún
tipo de estupidez, del que fue culpable la evolución cuando obligó a los dinosaurios a adoptar los valores
de sentido común de una carrera armamentista. La evolución inevitablemente reconoció su error un
millón de años después y los borró de la faz de la tierra.
La conciencia no tutelada tiende siempre necesariamente al odio; no sólo porque es de buen sentido
común exterminar a los otros tipos, sino por la razón más profunda de que, al ver sólo arcos de circuitos, el
individuo es continuamente sorprendido y se irrita necesariamente cuando su política de cabeza dura se
revierte para estragar la vida del inventor [...]
Tal es el mundo en que vivimos —un mundo de estructuras en circuito— y el amor sólo puede sobrevivir
si la sabiduría (es decir, en un sentido, el reconocimiento del hecho de la circuitidad) cobra una voz
eficaz. (Bateson, 1972[1991, p. 173-174])8

Coda

Para Bateson la forma favorita de la metáfora era aquella parecida a una historia, y que
definió como «un pequeño nudo o complejo de esa especie de conectividad que denominamos
relevancia» (Bateson, 1979, p. 14) En otras palabras, las historias son como la mente conecta los bits
individuales de datos.
El siguiente pasaje, escrito realmente por la hija de Bateson, Mary Catherine, es lo que
Bateson denominaba «metálogo» —una especie de diál ogo fabricado que usaba en la enseñanza.
Incluimos éste aquí porque nos gusta, porque ata muchos de los cabos que hemos discutido más
arriba, y porque se refiere a las historias.

Hija: De manera que los seres humanos piensan valiéndose de historias. Pero, quizá te engañes sobre
la palabra «historia». La computadora emplea una frase que se usa para introducir una clase de
historias... Y un chiste es una clase de historia...; dijiste que el mito de Kevembuangga no se refiere al
pasado sino a algo diferente. ¿Qué es, pues una historia? Y además, ¿hay otra clase de historias, como
los sermones predicados junto a los arroyos? ¿Y los árboles? ¿Piensan en historias? ¿O cuentan historias?
Padre: Ciertamente no lo hacen. Mira, alcánzame esa concha que está en la repisa. Lo que tenemos
aquí es toda una serie de diferentes historias y por cierto que muy bonitas.
Hija: ¿Por eso la pusiste en la repisa de la chimenea?
Padre: Esto que aquí ves es el producto de un millon de pasos; nadie sabe cuántos pasos de sucesivas
modulaciones en sucesivas generaciones de genotipo, de ADN, etc. Esto es pues una historia, porque la
concha debe tener la clase de forma que puede evolucionar a través de una serie de pasos. Y la
concha está hecha, como tú y como yo, de repeticiones de partes y repeticiones de repeticiones de
partes. Si consideras la columna vertebral del ser humano, que también es algo muy hermoso,
comprobarás que ninguna vértebra es como otra sino que cada una es una especie de modulación de
la anterior. Esta concha representa lo que se llama una espiral que va de izquierda a derecha, y las

8 [N.T.] Aquí se ha preferido incluir la traducción castellana, ya clásica, de Pasos hacia...

13
Instituto Milton H. Erickson de Santiago

espirales también son cosas muy bonitas; esta forma puede aumentarse en una dirección sin alterar las
proporciones básicas. De manera que la concha contiene la narración de su crecimiento individual
dentro de su forma geométrica, así como contiene la forma de su evolución.
Hija: Lo sé... una vez estuve mirando una cimofana y vi en ella la espiral, de modo que conjeturé que
procedía de algo vivo.
Padre: Y luego, como ves, aunque la concha presenta protuberancias que le impiden rodar por el
fondo del océano, así y todo está raspada y desgastada; pero ésta es otra historia.
Hija: Mencionante también la columna vertebral, de manera que las historias del desarrollo y
evolución del ser humano están también en la conversación. Pero aunque en realidad no menciones el
cuerpo humano, hay configuraciones comunes que constituyen una base de reconocimiento. Eso es lo
que quiero decir —o parte de lo que quise decir— cuando años atrás declaré que cada persona es su
propia metáfora central. Me gusta esa concha porque es como yo, pero también porque es muy
diferente.
Padre: Muy bien, lo cierto es que yo cuento historias y a veces Gregory es un personaje de la historia y
a veces no lo es. Con frecuencia el cuento sobre un caracol o sobre un árbol es también una historia
sobre mi mismo y también una historia sobre ti. La verdadera destreza está en saber lo que ocurre
cuando las historias se colocan la una junto a la otra.
Hija: ¿Parábolas paralelas?
Padre: Luego está esa clase de historias que llamamos modelos , los cuales son generalmente
esquemáticos y que, como las parábolas expuestas por los maestros de religión, existen precisamente
para facilitar que pensemos sobre alguna cuestión.
Hija: Bueno, pero antes que te ocupes de los modelos, deseo señalar que las historias sobre caracoles
y árboles son también historias sobre ti y sobre mi en combinación. Y yo siempre respondo a las historias
que no cuentas así como a las que cuentas y siempre hago lo posible para leer entre líneas. Pero ahora
puedes hablarme de modelos o hasta de Kevembuangga si así lo deseas. Ya he oído hablar antes de
esas cosas. (Bateson y Bateson, 1987[1991, p. 46-47])9

9G. Bateson y Mary C. Bateson. El temor de los ángeles. Ed. Gedisa, Buenos Aires. (Las páginas transcritas
corresponden a esa edición. N.T.)

14

Potrebbero piacerti anche