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CARACTERÍSTICAS DEL

HOMBRE Y LA MUJER

Objetivo

Identificar las diferencias fundamentales y


complementarias del hombre y de la mujer,
para el crecimiento integral del matrimonio.
CARACTERÍSTICAS DEL HOMBRE Y LA MUJER

Preguntas iniciales

¿Crees tú que el hombre y la mujer tengan las mismas características en


general, o consideras que cada uno tiene su propia psicología?
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¿Con qué palabra definirías a un hombre?


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¿Cuál palabra utilizarías entonces para definir a una mujer?


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¿En qué punto se complementarían estas dos características de hombre


y mujer, para vivir en armonía?
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En su carta a los Efesios (5, 22-23), San Pablo nos dice: "La mujer esté
sometida al varón, porque éste es la cabeza, como Cristo es cabeza de
la Iglesia..." Reflexiona si esto tiene algo que ver con determinadas
cualidades inherentes a cada sexo.
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CARACTERÍSTICAS DEL HOMBRE Y LA MUJER

Introducción

Hay un libro que se llama "Los hombres son de Marte y las mujeres son
de Venus" y, aunque el nombre suena muy extraño, y hasta de risa,
cuando uno se adentra en esa deliciosa aventura del matrimonio, se
empieza a dar cuenta de cuánta razón tenía John Gray de ponerle ese
nombre a su libro para significar así, cuán diferentes resultan el hombre
de la mujer; pero cuando logramos entender esas diferencias y el por
qué de ellas, cuando en esta relación logramos comprender que de por
sí todas las personas somos diferentes unas de otras, con sobrada razón
el hombre de la mujer.

En un principio, convivir con tu pareja a veces resulta mucho más difícil


de lo que parece; es necesario que el amor que existe entre ambos esté
armado con una gran generosidad, que resista el paso del tiempo y
aferrarse a ella; además, lo más importante, es hacer uso de la
inteligencia para poder captar la psicología del cónyuge. Aristóteles
tenía razón al afirmar que "el amor sigue al conocimiento", y todos los
que estamos aquí lo tenemos más que confirmado, pues no se puede
amar a nada ni a nadie que no se conozca.

Una misma situación, un mismo caso, pueden ser vistos de una manera
diametralmente opuesta por un hombre y por una mujer. Sí, somos
diferentes, no sólo físicamente sino que también las almas masculina y
femenina son distintas por su manera de ver las cosas y de vivirlas. A
continuación vamos a detallar algunas de estas características.

Características del Hombre

Hablaremos en este punto en una forma muy general, pues en el


terreno psicológico nada está claramente definido, como lo está en lo
físico. Aquí todo está lleno de matices, por lo tanto, no podemos
etiquetar a todos los hombres con todas las características que aquí
expondremos. Solamente podríamos decir que hay unas constantes
psicológicas que estructuran el alma masculina.

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El hombre: responsable del hogar. Vamos a analizar al hombre en
primer lugar con respecto al papel providencial que le corresponde en el
hogar, tratando de comprender principalmente la manera de cómo Dios
le ha creado. Dentro del hogar la función esencial del hombre es el ser
el jefe. San Pablo ha escrito palabras que no dejan lugar a dudas con
respecto a esta función: “Sed sumisos los unos a los otros en el temor
de Cristo. Las mujeres a sus maridos, como al Señor, porque el marido
es cabeza de la mujer, como Cristo es Cabeza de la Iglesia, el salvador
del cuerpo. Así como la iglesia está sumisa a Cristo, así también las
mujeres deben estarlo a sus maridos en todo" (Ef 5,21-24).

Bien, no por esto las mujeres se vayan a sentir agredidas y los hombres
inmediatamente vayan a codear a sus esposas diciéndoles "¿ves, cómo
tengo yo razón?" Antes de que esto suceda, permítannos decirles la
segunda parte. En primer lugar, ese someterse de las mujeres no está
del todo mal, pues es someterse por amor y, en segundo lugar, esta
sumisión también conlleva en sí grandes obligaciones por parte del
esposo, puesto que San Pablo continúa diciendo: "Maridos, amad a
vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo
por ella" (Ef 5,25).

Aquí es donde viene lo bueno, con esto nos damos cuenta de que el
hombre es jefe del hogar, es el responsable del mismo, no sólo
económicamente, sino que se extiende también hasta el terreno
espiritual. Dios le dio al hombre esa estructura interior para responder
a las necesidades que imponían al esposo las cargas que estaba llamado
a llevar, o sea, ser esposo y padre: él debe ser la providencia de los
suyos, es decir, debe ante todo velar por su bienestar y asegurarles su
subsistencia.

La fuerza, principal característica del hombre. Esto salta a la vista,


para todos es sabido que el hombre posee una fuerza física claramente
superior a la de la mujer; gracias a ella, la esposa se siente protegida
ante la amenaza de algún peligro, una situación difícil, etc. De igual
modo, el ser menos vulnerable que ella le provoca algunas veces que su
humor sea más estable, y no tiene esos cambios súbitos que a una
mujer le hacen pasar tan repentinamente de la alegría a la tristeza, de
la calma a la impaciencia, etc. Aun cuando el hombre aparenta calma,
esto no es igual a indiferencia, pues en ocasiones adopta
inconscientemente un comportamiento violento debido tal vez a una

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vida física demasiado intensa, o puede ser producto de una exaltación
repentina, en la cual toda esa energía que contiene el cuerpo masculino
debe tener un escape, llegada la ocasión.

Esto explica también, en una parte, la necesidad de acción que sienten


ciertos hombres, cuando multiplican las obligaciones exteriores, y no lo
hacen, en la mayoría de los casos, como una mera necesidad de
evasión. Lo importante sería que el hombre siempre tuviera presente
que su fuerza le ha sido dada para amparar la debilidad de la mujer y no
para aplastarla.

El mundo interior masculino. Podríamos empezar hablando de la


misma inteligencia, pues es tan profundamente distinta en el uno y en la
otra, que no debe causar asombro que choquen de vez en cuando.

A la mujer, por lo general intuitiva, directa y cordial, le cuesta trabajo


entender el razonamiento frío, gradual y riguroso del hombre, ya que
éste deduce, encadena, argumenta, mientras que la mujer ha podido
ver diez veces la verdad en cuestión y hasta ha tenido tiempo de
exasperarse ante la lentitud de un razonamiento cuyo verdadero valor
no siempre percibe.

Él elimina un montón de detalles para llegar al nudo de una cuestión o


problema, se fija simplemente en lo esencial y se preocupa más de la
síntesis que del análisis. Se sitúa en el centro del problema y allí
elabora, con arreglo a una lógica rigurosa, los juicios oportunos, por lo
cual su tarea requiere de más laboriosidad; al contrario de la mujer,
cuya rápida intuición, aunada a su sensibilidad, le permite quemar
etapas.

Si la mujer es inteligente y sabe sacar provecho de los razonamientos


de su esposo, con el tiempo podrá adquirir una óptica objetiva y dar a
los detalles sus proporciones exactas, sin convertirlos en gigantes
cuando en realidad son enanos. Al mismo tiempo, comprenderá que
todo hombre, no sólo su marido, si no se ha corregido, es ciego para las
"pequeñas cosas", y así dejará de preocuparse tanto cuando él no note
su vestido nuevo, su corte de pelo o se olvide del día del aniversario,
pues su mente está puesta ante todo en preocupaciones inherentes a
cumplir con su papel de proveedor, y todo lo que esto conlleva.

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La sensibilidad masculina. Mientras que la mujer se adapta al ritmo
de su corazón, el hombre más bien podría decirse que sigue el ritmo de
su razón, ya que aunque él también siente pena y alegría, no se deja
fácilmente arrastrar por ellas. Inclusive, aunque esa pena o esa alegría
sea realmente profunda, la mayoría de los casos se muestra incapaz de
manifestarlo exteriormente y acaba por reabsorber sus sentimientos en
él; a esto se debe tal vez el por qué el hombre no repita mañana, tarde
y noche el esperado "te amo". Sin embargo, gracias a la calma y
mesura que posee la sensibilidad masculina, el hogar encuentra con
frecuencia el equilibrio y conserva la paz.

A su vez, la mujer a través de su sensibilidad puede transformar el


universo de su esposo, ya que en muchas ocasiones él espera de ella
que le haga compartir ese don que no posee e introducirlo en el
universo sentimental sin suprimir su propio universo, sino aportándole
una dimensión suplementaria que el hombre difícilmente podía
imaginar".

La imaginación en el hombre. Podríamos decir que de las potencias


del hombre, la imaginación es la más perezosa, con lo cual
entenderíamos también el por qué se ve imposibilitado muchas veces
cuando quiere externar sus sentimientos; por ejemplo, para él expresar
su amor, no dispone de otra palabra que no sea "amar". Esto, aunque
parezca malo, es una gran ventaja, pues al dominar su imaginación el
hombre se mantiene generalmente realista y ve las cosas como son, sin
excesos. El jefe de familia tiene que ser prudente, y para ser prudente
necesita ser realista; y sólo será realista si su imaginación interviene
con medida en los juicios que él emite.

Características de la Mujer

Desde el principio de los tiempos (pensando en Adán), el hombre


siempre ha proferido la queja de que no logra comprender a la mujer.
Para la gran mayoría de los hombres, la mujer (aun su propia esposa)
sigue siendo un enigma, y vale la pena decir que no están tan
equivocados, ya que lo constante en ella es su inconstancia; es siempre
la misma: es decir, no es nunca la misma. Fácil, ¿verdad?

Pero tranquilos, por compleja que sea la mujer (lo bastante compleja
como para que a veces ella misma no se entienda), sería exagerado

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decir que es incomprensible hasta el punto de resultar impenetrable
para su marido.

La mujer y su fundamento: ser madre. Así como la estructura del


alma masculina corresponde a su función de jefe del hogar, la estructura
del alma femenina corresponde a la función que el Creador ha querido
asignarle, y no es difícil ver que en la personalidad femenina todo va
dirigido a la maternidad, ya que ésta la absorbe enteramente y pone su
marca en los menores detalles de su vida física, intelectual y
sentimental.

No se entienda con esto que la mujer sólo sirva para ser madre, ya que
como ser humano puede llegar a ser filósofo, mecánico, boxeador, etc.,
pero definitivamente no estará esto ligado a su feminidad como tal. Y
quizá sea este contacto tan cercano con el ser humano desde su
concepción, lo que explique el sorprendente modo de conocimiento que
es la "intuición femenina".

La intuición de la mujer. Concepto imposible de describir,


simplemente podríamos decir que gracias a su intuición, la mujer llega
directamente al corazón de las cosas, las percibe, más bien las "siente".
Y es que ella piensa, reflexiona, razona con el corazón. En este punto
es donde al hombre le cuesta más trabajo entender a la mujer, tal vez
porque para él la "razón" es muchas veces más importante que el
"corazón", y cuántas veces no pueden entender por qué a su esposa "no
le late" tal o cual situación o persona, siendo que para él todo resultaba
magnífico.

Cuando el hombre logra acoplar la fuerza de su razonamiento con la


agudeza de la intuición de su mujer, logrará enriquecer con su
estabilidad la movilidad de ella y, a cambio, ella le aportará cierto
sentido de adaptación para no ser tan definitivo en sus razonamientos.

La sensibilidad femenina. "Te preocupas siempre por nada";


¿cuántas veces las mujeres oyen esa frase del hombre a quien aman?
Pues probablemente muy a menudo, y es que en la mujer su nota
predominante, como ya dijimos anteriormente, es el corazón; por lo
tanto, su sensibilidad es una parte muy natural en ella, que hay que
cuidar, claro, pues puede llegar a ser enfermiza, pero que mientras sea
natural será un maravilloso instrumento que le permitirá evolucionar en

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medio de los seres a quienes ama, consagrándose totalmente a ellos.
Esa sensibilidad es, por tanto, una riqueza que beneficia a todo el hogar
y en la cual cada uno, desde el esposo hasta el más pequeño de los
hijos, irá a recoger la parte de ternura que necesita de modo
apremiante, aunque muchas veces inconfesado.

Lo más sorprendente es que la mujer, en la mayoría de los casos, no


espera en este aspecto grandes cosas; ella lo único que pide es algo
muy sencillo, ella quiere ser amada, moral e intelectualmente, quiere
ser comprendida en algunas ocasiones, consolada en otras, en fin, con
sólo demostrarle un gesto, un elogio, una palabra, una flor, son motivos
suficientes para inundarla de una inmensa alegría.

La mujer y el "detalle". Para la mujer no hay detalles, todo es


importante. El olvidar un aniversario, recoger algo que te pidió,
inclusive hasta el olvidar el beso al despedirte, para ella pueden estas
situaciones llegar a adquirir proporciones alarmantes, sobre todo cuando
las ve a través de la lente de aumento de su imaginación, y dolorosas
cuando pasan a través de la balanza de su corazón.

Ante esto, el hombre sentirá a menudo la tentación de catalogar los


detalles como una tontería y es capaz de podar estas "pequeñas cosas"
en el mundo de su esposa. Antes de hacerlo, piensa que si la mujer no
estuviera al pendiente de los detalles sería como renegar de su propia
feminidad; por ejemplo, ¿has entrado a una casa o departamento en
donde no exista presencia femenina alguna?

Un peligro: la imaginación femenina. Sin duda, los mayores


tormentos que acechan a la mujer, llámense celos, recriminaciones,
"crisis", etc., provienen de su imaginación. Aquí la cooperación del
esposo es sumamente importante para eliminar las sobrecargas de
imaginación que puedan surgir, y la solución es escuchando a su
esposa; este remedio no sólo es curativo, sino preventivo.

Al sentirse escuchada, la mujer extraerá del realismo masculino la calma


y ponderación que son necesarias para el apaciguamiento que ella
necesita. Al mismo tiempo, encontrará su equilibrio y calmará los
impulsos de una imaginación con frecuencia alborotada.

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La delicadeza. Mientras que la fuerza y la robustez son patrimonio del
hombre, la delicadeza hecha de gracia y fragilidad, es patrimonio de la
mujer. Por ello, en ocasiones la mujer se muestra débil y requiere
también de un trato delicado por parte de sus seres queridos.

Por supuesto que en su vida existen ciertos períodos de irritabilidad,


melancolía, indolencia, etc., en que necesitará de más comprensión,
ternura y delicadeza; tales períodos coinciden casi siempre con cambios
físicos y hormonales importantes, como son la maternidad,
menstruación, etc. Pero también se pueden dar circunstancias en que la
mujer no toma conciencia de sus límites y exagera en cuestiones de
trabajo, tanto fuera como dentro del hogar; esto puede llegar a romper
su resistencia, tanto física como nerviosa.

De la mujer podríamos seguir hablando probablemente durante un largo


rato sin llegar a definirla perfectamente, pero para consuelo de los
señores, y sobre todo para que se sientan tranquilos de saber que fue la
mejor decisión que pudieron haber tomado -el compartir su vida con la
mujer que hoy tienen a su lado-, y a su vez puedan dar un consejo a
sus hijos varones cuando se llegue el momento; podríamos concluir con
una frase algo chusca pero que tiene mucho significado:

"¡Que Dios proteja al hombre que se niega a casarse hasta que no haya
encontrado la mujer perfecta... y que Dios le ayude mucho más todavía
cuando la haya encontrado!"

Lecturas recomendadas

Consejero Matrimonial
Rafael Llanes Tovar
Ediciones Escuela de la Fe.

Tareas para la semana

Platica con tu cónyuge respecto a qué característica(s) aprecias más en


él(la) y cómo te ha enriquecido y complementado a través de tu vida
matrimonial. Por ejemplo: "Él me ha ayudado a no desesperarme ante
alguna dificultad, gracias a su prudencia y al control de su imaginación."

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Reflexión en Grupo

Objetivo: Identificar y aceptar como reales y naturales, las diferencias


entre el hombre y la mujer, a partir de la propia experiencia, y de los
miembros del grupo del mismo sexo.

Instrucciones

Dividir el grupo en dos, hombres y mujeres.


Dar solución a los casos.
Al final reunirse y comparar sus respuestas, tratando de llegar a
una conclusión. Es importante que tus respuestas sean sinceras,
apegadas a lo que tú realmente harías en cada caso.
Comentar “Tareas para la Semana” de la sesión anterior, 5 min.
Llenar evaluación.
Acción de gracias.

Desarrollo (casos)

1. Tu hijo llega a casa furioso y te dice que la maestra le jaló las


orejas. ¿Qué harías?
2. Durante una reunión, tu esposo(a) hizo un comentario muy
desagradable, con el cual te sentiste ofendido(a). ¿Cuál sería tu
reacción?
3. Tu hijo lleva tres semanas en picada en sus calificaciones de
conducta. ¿Cómo reaccionarías?
4. Tu esposo(a) te pidió que hicieras un pago urgente y se te olvidó.
¿Qué excusa le darías?
5. Tu esposo(a) y tú acaban de poner un castigo a tu hija de "no
permisos", durante dos semanas, debido a una falta grave que
cometió. En ese momento llegan sus amigas para decirte que le
tienen preparada una fiesta sorpresa para el día siguiente y que el
pretexto va a ser llevarla al cine, te preguntan que si pueden
pasar por ella. ¿Qué solución darías?
6. Tu esposo(a) pierde su cartera con todas las tarjetas de crédito e
identificaciones y se da cuenta cuatro horas después, cuando
están de camino a un compromiso en la noche. ¿Cómo
reaccionarías?

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